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PRIMER CONGRESO PROFESIONAL DE LOS INGENIEROS DE MONTES Sesión 5ª: El Ingeniero de Montes Administraciones Públicas y en en las Organismos Internacionales. Comunicación: Economía rural y monte en la comunidad valenciana Autor: Rafael Cal Casals RESUMEN El monte se concibe como una empresa cuya renta principal son los jornales que produce y además otras rentas secundarias, como son la madera, los pastos , el recreo, el oxígeno, etc y también el efecto protector del suelo , de la fauna y de la flora.. Lo primero es tener mano de obra junto al monte, porque el bosque mediterráneo necesita de cuidados para su supervivencia. Si se abandona a sus fuerzas acaba debilitándose , con peligro de desaparición por el fuego y las plagas. Las comarcas rurales de montaña se están despoblando por falta de incentivos y necesitan el apoyo del monte para las épocas de paro agrícola. La Administración Forestal debe invertir anualmente en todos los montes públicos, porque es su obligación como administradora y gestora y porque los Ayuntamientos tienen que proteger a sus montes y a sus parados. Las inversiones actuales son muy pobres y el estado de los montes dista mucho de su óptimo selvícola. Las inversiones deben multiplicarse por 5, como mínimo, para poner en orden las masas forestales en un decenio. Los proyectos deben ser promovidos por los Ayuntamientos, asesorados por Ingenieros de Montes y una vez aprobados por la Administración deben entregarse para su ejecución a pequeñas empresas locales, tipo cooperativas o asociaciones de trabajadores, previo compromiso con la Administración y así se emplearán a los parados de los pueblos, prioritariamente. En último caso, la Administración debe actuar “de oficio”, cuando los Ayuntamientos no quieran realizar trabajos planificados como necesarios. 1 De esta forma se conseguirá que el Ingeniero de Montes se implique en la mejora de los montes públicos y teniendo en cuenta que hay 262 pueblos que tienen montes públicos, se pueden conseguir empleos para nuestros técnicos en una cifra importante. Planteamiento La economía rural de montaña siempre ha tenido tres puntos de apoyo importantes: la agricultura, la ganadería y el monte. Y hoy se está viendo que estos tres puntos de apoyo se están desmoronando, lo cual provoca un éxodo de la población, cosa que produce un nuevo retroceso en la economía rural, de modo que se tiene un círculo vicioso de difícil solución, si la Administración no actúa de otro modo a como lo está haciendo. El deterioro de la agricultura tiene su razón de ser por el abandono del secano y de los regadíos de montaña, que ya no son rentables. La ganadería pasa también por unos malos momentos, por falta de pastores por un lado, pero sobre todo porque el monte se ha endurecido, debido al abandono de los aprovechamientos de leña y también por falta de barbechos. Y el monte sufre la falta de inversiones, la depreciación del precio de la madera y de la escasez de la mano de obra profesional, que encarece cualquier trabajo y cualquier aprovechamiento que se pretenda. Pero el monte es muy diferente que las otras dos economías, porque así como los productos agrícolas y ganaderos tienen que venderse a un precio rentable para el productor y si no es así hay que abandonar el negocio, con el monte no ocurre lo mismo El monte no necesita vender productos, pues le basta con la supervivencia, ya que los beneficios indirectos que produce tienen suficiente interés para la población, hasta punto de que el propio Estado interviene con sus fondos para su conservación, al margen del interés que tenga el propietario. Así como en la agricultura y ganadería se subvenciona el abandono de la actividad, porque hay excedentes, en los montes ocurre lo contrario. Los productos del monte nunca son excedentarios. Todas las rentas que producen tienen clientes asegurados. Por lo tanto el resultado es que el ámbito forestal es el único factor de la economía rural de montaña que debe ir en aumento, en plan extensivo, y en cambio la ganadería y la agricultura se verán reducidas a sus estrictos límites de rentabilidad y producción intensiva, en reductos altamente competitivos. 2 No vamos a citar aquí los beneficios directos e indirectos, externalidades, etc, del monte, de sobra conocidos por los forestales, aunque poco conocidos por los beneficiarios; pero sí que haremos hincapié en un beneficio indirecto que muy pocas veces se tiene en cuenta. Y éste es la mano de obra que produce. Porque el monte, sí que es muy necesario e importante, pero sin mano de obra local desaparecerá tarde o temprano. De todo lo bueno que se hecho en los montes a lo largo de su historia forestal, desde hace 150 años, por lo menos, el trabajador del monte, el que ha vivido en su entorno, es el que se lleva todo el mérito, porque sin él no se podría haber hecho nada. Y en cambio nada han echo los que hoy claman por su conservación, desde sus puestos de trabajo asegurados en las ciudades. La estadística de la población en las comarcas de montaña de la Comunidad valenciana, nos da una idea del problema preocupante que se tiene en estos últimos 40 años. Para ello se han elegido las comarcas más forestales, como son Els Ports, L´Alt Maestrat, L´Alcalaten, El Alto Palancia y el Alto Mijares, en Castellón. Ademuz, Los Serranos, El Valle de Ayora, La Canal de Navarrés y la Plana de Utiel, en Valencia. Y L´Alcoiá, El Comtat, L´Alt Vinalopó, El Vinalopó Mitjá y el Baix Segura, en Alicante. Y estas comarcas se comparan con el resto, para demostrar que aquellas han sido las que más han sufrido la erosión del despoblamiento e indudablemente el sector forestal es el que en primer lugar ha disminuido, ya que su economía ha sido siempre la más pobre Comarcas forestales de Alicante + 56 % Comarcas no forestales de Alicante +145 % Comarcas forestales de Valencia 27 % Comarcas no forestales de Valencia + 60 % Comarcas forestales de Castellón - 38 % Comarcas no forestales de Castellón + 65 % La excepción de Alicante, donde también la población de comarcas forestales ha crecido, se debe al enorme crecimiento de la provincia entera, por efecto del turismo y la industria, que ha repercutido en las zonas rurales, pero por otro lado las cifras son suficiente demostración de la dificultad para encontrar personal de monte, porque desde luego los que allí permanecen, no es precisamente por el tema forestal. 3 De todas maneras son Valencia y Castellón las provincias que tienen un grave problema de despoblamiento. Estado de los montes públicos Por otro lado tenemos los montes, situados principalmente en estas comarcas. Y vamos a analizar su estado actual, con los datos del II Inventario Forestal del año 1994, referidos sólo a la superficie forestal de los montes de Utilidad Pública, que es donde la Administración tiene un compromiso prioritario de actuación, ya que es el tutor y el gestor de estas superficies y donde se puede actuar de inmediato. Superficie rasa 141.000 has (34%) Superficie arbolada joven 178.000 has (43%) Superficie arbolada adulta 94.000 has (23%) Existencias maderables 4.042.000 m3 Crecimientos anuales 169.000 m3 Posibilidad de corta anual potencial 138.000 m3 ( a turno de 75 años) Productividad / ha arbolada/ año 0,5 m3 Existencias / ha arbolada 14,8 m3 Crecimientos / ha arbolada 0,6 m3 Se distingue entre “joven” y “adulta” porque las superficies procedentes de incendios, de las repoblaciones y de los tramos en regeneración, son las que necesitan un tratamiento selvícola urgente, porque sino no se pueden considerar como arboladas “estables”, ya que la espesura excesiva que tienen hace que el peligro de deterioro o desaparición sea importante. Por otro lado la productividad de nuestros montes, en m3 / ha arbolada / año, según Gandullo y Serrada es de 1-2,5-4 para Alicante, Valencia y Castellón, respectivamente y aunque son cifras teóricas, bien podríamos fijar una productividad de 1,5 m3 / ha arbolada / año como posible y deseable para el conjunto de la Comunidad, que supone tres veces la de hoy. Con esto se ve la necesidad de abordar sin tardanza la puesta a punto de los montes públicos, que es una obligación de la Administración y que al mismo tiempo va a suponer una mejora considerable en la retención de la población rural. Y se puede calcular la capacidad de los montes públicos en proporcionar mano de obra, eligiendo sólo los trabajos de repoblación, selvícolas y de aprovechamiento maderable, 4 que son los que en mayor proporción emplean jornales. Así pues, tendremos para un Plan Decenal, los siguientes jornales por año Repoblación de 14.000 has /año 126.000 jornales Trabajos selvícolas en 17.800 has/año 178.000 Aprovechamientos madera de 138.000 m3 110.400 Total 414.400 Lo que suponen 2.760 jornales diarios durante 150 días/ año, ya que no hay que olvidar que se trata de jornales de apoyo a la agricultura. Y esto sin contar con los demás trabajos derivados que se tienen que desarrollar, como son cortafuegos, caminos, recreativos, industriales, etc, porque se trata de un desarrollo general de la economía rural. Rentas e inversiones en los montes públicos La estadística nos da los siguientes valores medios anuales, para los períodos siguientes, en el conjunto de los montes públicos de la Comunidad Valenciana: Período años cortas m3 repoblaciones has selvícolas has 1974-85 12 236.798 3.136 ------ 1975-94 9 140.548 1.570 2.413 1995-01 7 11.293 2.823 3.133 Estos datos evidencian la falta de inversiones en los montes públicos y también el abandono de una economia maderera importante que hubo en otras èpocas y que hoy se renuncia a ella, en aras de un mal entendido criterio “conservacionista” , con grave perjuicio para la mano de obra local. Con esta política que se lleva, los jornales producidos son: Repoblación de 2.800 has /año 2.520 jornales Trabajos selvícolas en 3.200 has /año 3.200 Aprovechamientos de 11.300 m3 9.040 Total 14.760 Que representa el 3,5 % de la capacidad que tienen los montes valencianos para producir salarios. Causas del deterioro de la economía forestal 5 El monte sufre hoy por un criterio, tanto popular como político, de conservación a ultranza y se tiende a darle una calificación de protector, aunque esto lleve a una producción mínima o nula. Y eso es sólo producto de la ignorancia. Ningún técnico forestal opina de esta manera y en cambio se acepta a ciegas la opinión de los ajenos a la ciencia forestal. El monte “productor”, concebido así desde hace dos siglos y que ha dado pie a la ciencia forestal en todos los países, se está convirtiendo en el monte “protegido”, de rentabilidad escasa o nula. Sin embargo, todas las disposiciones y normas legales, en el mundo, han sido en favor de la protección de un monte productor. Y con este criterio se consigue proteger los espacios naturales, porque ese monte produce jornales y bienestar en la comarca. El suelo se erosiona por falta de protección y la población rural se erosiona por la misma causa. ¿Que es mas importante el hombre o el monte?. Lo que no se puede hacer es que el hombre tenga que irse de su terreno para dejar paso al bosque protegido. No se ha conseguido sujetar al habitante de las sierras; la política forestal es muy culpable de ello, porque aunque es verdad que por sí sólo lo forestal no puede sostener una economía, no hay que olvidar que estamos hablando de lo rural y el monte siempre ha sido un apoyo importante en las épocas de paro estacional. Toda economía necesita disponer de las rentas de sus capitales. Un monte no es una obra de arte en un museo, para su uso contemplativo, con criterios de conservación a ultranza y con rentas ínfimas procedentes de los visitantes. Sino que es un ente vivo que se desarrolla y tiende a crecer y sobrepasar sus posibilidades de supervivencia y por ello la Administración debe actuar en favor de su mantenimiento y de la estabilidad de su masa forestal Y si además se obtiene una renta de sus productos, mejor Hoy se busca un recurso“sostenible”, como se dice Pero antes hay que buscar “ el empleo sostenible”, pues los recursos forestales no se pueden sostener al mismo tiempo que disminuyen los recursos humanos disponibles para esa labor. . Los pueblos y los Ayuntamientos ven con total indiferencia los problemas que se plantean en los montes, porque antes los consideraban suyos, ya que participaban de sus rentas, en productos y en jornales; pero hoy consideran que los montes son del Estado y de las grandes empresas forestales, que son las únicas que andan por el monte y que llevan sus gentes y sus máquinas. Los montes privados están descapitalizados y en los públicos las inversiones en mano de obra han disminuido, aparte que el reparto de los fondos nunca es extensivo, sino que 6 se concentran en algunos puntos determinados, en municipios que tienen la suerte de tener inversiones y a los cuales deben trasladarse los obreros de los municipios cercanos, menos favorecidos por las decisiones políticas. Un nuevo concepto del tratamiento de los montes públicos Las premisas para conseguir una conservación de los montes son las de procurar que sean productores, con recursos crecientes y sostenibles. Para ello hay que partir de la base de que la mano de obra local sea también sostenible, aumentando la inversión en repoblaciones, trabajos selvícolas y cortas de madera, principalmente. De esta manera se conseguirá la conservación buscada. La protección debe quedar reducida a aquellos perímetros muy determinados, donde peligren la fauna o flora protegida. Pero de ninguna manera se deben proteger nuevos y grandes espacios forestales, como se está haciendo, excepto las reservas de Caza, que necesitan mucha extensión, o algún otro lugar que verdaderamente requiera un gran espacio para su conservación. Los que se han creado hasta ahora ya han causado bastante daño a la población rural. Pero basta ya. El suelo tiene el enemigo de la erosión y por ello hay que llevar a cabo los programas hidrológicos que todavía faltan por terminar, principalmente los de repoblación. Y el bosque tiene tres enemigos: el incendio, las plagas y la espesura excesiva. El bosque mediterráneo no se puede abandonar, porque produce mucho combustible en forma de leñas de copa y de matorral. La selvicultura preventiva contra incendios, localizada en perímetros de defensa es imprescindible. La selvicultura extensiva, de control de las densidades y de creación de madera de calidad, es necesaria, pues mientras se le da estabilidad a las masas arboladas, se consiguen productos maderables. En España se tiene un déficit comercial anual de madera del orden de 11 millones de m3. Pero atender a esto no es menos importante que procurar la disminución del CO2 .Las masas forestales protegidas son “ reservorios temporales” del CO2, pero al final no pueden captar más carbono, porque ya están saturadas. En cambio los montes de madera de calidad son “sumideros” permanentes, pues siempre hay masa joven que acumula el gas y además su eficacia se prolonga en la transformación de la madera en mueble o tablero, que tienen una vida superior a la del bosque. Pero el monte no necesita de grandes proyectos de actuación y obras importantes. En realidad se trata de tratamientos extensivos. Todos los montes necesitan trabajos de 7 mejora y conservación. Basta con “ remendar “ los rotos. El monte ya existe, no hay que crearlo. Repoblar los incendios y las superficies erosionables, conservar los caminos, etc. ¿Qué monte está libre de estos cuidados?. Entonces ¿Porqué se concentran los trabajos en obras puntuales? Seguramente es que así les conviene a las grandes empresas para que sus proyectos les sean rentables. Pero resulta que el costo es alto, porque aparte el incremento del presupuesto, es que los obreros tienen que dejar su pueblo e irse al del vecino y viendo además que su monte se queda sin trabajarlo. Y si las distancias son largas, los obreros se quedan parados en su pueblo y la empresa trae gente de fuera sin ningún problema. El Ayuntamiento estaría muy satisfecho si todos los años hubiera dinero para su monte y para sus parados. De otra manera no hay más que descontento, porque ve que la obra es más importante que el hombre , cuando debe ser al revés. Hay que hacer obras para el hombre, antes que para el monte. La concentración de obras supone una indiferencia o un desconocimiento lamentable de la realidad del entorno rural de montaña. Los Ayuntamientos y el pueblo deben implicarse en la conservación del monte. La Administración, con todo su personal técnico, de guardería y con sus empresas no es capaz de llevar a cabo las consignas políticas que tiene para la Conservación de la Naturaleza. La iniciativa de los trabajos debe partir del Ayuntamiento, previamente asesorado por un técnico en la materia. Y debe presentar los proyectos técnicos de ejecución que considere necesarios. La Administración debe intervenir con sus criterios y Planes prioritarios que tenga y aprobar los proyectos presentados que convenga, según los presupuestos. Las empresas locales, cooperativas o asociaciones de trabajadores deben concurrir a los concursos como contratistas responsables ante la Administración. Ellos serán los encargados de la contratación de la mano de obra del pueblo y así todo el presupuesto se quedará en casa, y todos verán que los montes son de ellos y cuidarán de que ésto no se acabe. La Administración velará por el resultado de la ejecución y pagará según lo estipulado en el proyecto. Esta manera de actuación no es tan extraña, pues es lo que hace ya la Administración con los fondos europeos, al dar subvenciones a las fincas privadas y a los Ayuntamientos, tanto en trabajos forestales, como agrícolas o ganaderos. 8 El Ingeniero de Montes no es menos técnico que el de otras ramas y debe estar en todo proyecto de obra forestal. Todos los Ayuntamientos que tienen monte y que piden subvenciones, deben tener un técnico, compartido con otros o no compartido. Pero estos trabajos necesitan de la técnica mas que otros que tienen un período de vida muy inferiores al nuestro, y por ello el trabajo forestal es más arriesgado. Sólo así la inversión será verdaderamente eficaz y rentable La Administración tiene otros campos donde desarrollar su actividad, como son la investigación, el tratamiento de plagas, la planificación de incendios, etc. Campos a donde los propietarios de montes no llegan. Si acaso le puede quedar la actuación de “oficio”, cuando los Ayuntamientos no están dispuestos a proponer trabajos planificados y necesarios. Con esta política se tendrá agradecido al propietario y al obrero rural y con seguridad que saldrán beneficiados los montes y la protección de la Naturaleza. 9