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Declaración de Nantes de los actores del clima
“Reforzar la acción concreta para reducir la brecha entre los
compromisos actuales y el objetivo del Acuerdo de París”
Traducción:
Francois Soulard para el VIII Foro Panamazónico,
Tarapoto, Perú, abril de 2017
El año 2015 habrá sido el año de la aprobación, en el marco de la ONU, del acuerdo mundial sobre los
17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, en septiembre en Nueva York, y del Acuerdo de París sobre el
clima, en diciembre. Pero el año 2015 permanecerá también el año reconocido por los científicos como
el año el más caliente desde la mitad del siglo XIX. El año 2016 sigue superando records de
temperatura, demostrando así, a través de la multiplicación de los fenómenos extremos, la rapidez de
los desarreglos climáticos en marcha.
Reunidos en Nantes para la primera Cumbre Climate Chance, nosotros, actores no estatales del mundo
entero, reconocidos como “no partes involucradas”, junto con las Partes Contratantes del Convenio
Marco de las Naciones Unidas sobre los Cambios Climáticos (CCNUCC), reafirmamos en primer lugar
la extrema gravedad de esta situación con las consecuencias desastrosas sobre la estabilidad y el futuro
de nuestras sociedades, un recalentamiento planetario incompatible con todos los objetivos de
desarrollo sustentable.
En la urgencia de actuar, acogimos el Acuerdo de París sobre el clima con esperanza. Destacamos la
importancia de una posición común de los gobiernos del mundo. El hecho es que muchos de ellos
parecen oír por fin el mensaje de los científicos sobre la absoluta necesidad de contener el
calentamiento debajo de los 2°C, esforzándose para permanecer debajo de 1.5°C, y proponiendo
mecanismos concretos de movilización, de expertise, de cooperaciones entre actores y de reevaluación
de los compromisos asumidos. A través de las iniciativas del Lima Paris Action Agenda, convertido en
Global Climate Action Agenda, observamos con satisfacción una mayor consideración de la acción
concreta y diaria llevada adelante por los distintos protagonistas no estatales, la sociedad civil, las
colectividades territoriales y el sector privado, sin la movilización de los cuales, ningún Estado estará
en condiciones de alcanzar su propios compromisos.
Pero la COP21 no era más que una etapa y, a seis semanas de la COP22 en Marrakech - Marruecos,
deseamos mediante esta declaración colectiva recordar en primer lugar nuestras exigencias y nuestro
planteamiento global, tales como fueron afirmados en nuestra declaración de la Cumbre Mundial
“Clima y Territorios “de julio de 2015 en Lyon: “Las herramientas de lucha contra los desarreglos
climáticos deben también permitir responder recíprocamente a los otros grandes retos de este siglo 21:
lucha contra la pobreza, acceso a la energía duradera, al agua y a otros recursos, desarrollo urbano
sustentable, planificación de los territorios rurales, soberanía alimentaria, salud de las poblaciones,
igualdad hombre-mujer, trabajo decente y derechos laborales, incluyendo los agricultores, respeto de
los derechos de los pueblos autóctonos, protección de los bosques y de la biodiversidad, conservación
de los recursos naturales… Afirmar y mostrar esta sinergia es necesario para la movilización del
conjunto de los actores en pos de eliminar progresivamente las emisiones de gas de efecto invernadero.
Insistimos especialmente sobre las acciones de adaptación que deben obviamente consolidar la
resiliencia y el desarrollo sustentable de los territorios, basarse en las iniciativas locales y regionales
y los conocimientos tradicionales, sobre la necesidad de garantizar una transición para los territorios,
las empresas y sus trabajadores en este período de transformación hacia una economía de bajo
carbono, sobre el refuerzo de la participación de las mujeres y de su capacidad de acción, en
particular en la gobernanza territorial. Destacamos el papel fundamental de la educación. Formar las
jóvenes generaciones, reforzar su capacidad de intervención es lo que está en juego principalmente en
un mundo en cambio. Asociarlos a las decisiones, es garantizar la transición.“
No perdemos así de vista que la agregación de los compromisos voluntarios de los Estados nos deja
aún hoy sobre una trayectoria de 3°C, un aumento catastrófico frente al cuál, como lo sabemos,
nuestras sociedades no podrán adaptarse. Por ello, a través de la dinámica comprometida, por la
reunión de diferentes actores en tantas coaliciones temáticas en el mundo, afirmamos aquí nuestra
voluntad de organizarnos para llevar propuestas constructivas y precisas, permitiendo a los Estados
proceder desde 2018, en el marco del “Diálogo de facilitación”, a una evaluación ambiciosa de sus
contribuciones voluntarias.
SOBRE LA AGENDA INTERNACIONAL
Nueve meses después de la COP21, nos alegramos de la ratificación del Acuerdo de París por muchos
países, incluyendo China y los Estados Unidos. Consideramos primordial para la dinámica en curso que
el acuerdo pueda entrar en vigor cuanto antes y pedimos pues a los Estados que aún no lo han hecho, en
primer lugar a los de la Unión Europea y del G20 (India, Arabia Saudí, Rusia, Japón, Australia, etc),
que procedan en el plazo lo más corto posible a su ratificación.
Estas ratificaciones deben ponernos en situación de trabajar sobre la aplicación del Acuerdo de París,
en particular, sobre el refuerzo de las acciones concretas en el período pre-2020, enviando un mensaje
importante de movilización a los actores políticos y económicos a todos los niveles. Hacemos hincapié
en el hecho de que es esta rapidez de aplicación que nos permitirá crear las condiciones para
evaluaciones rápidas de las contribuciones voluntarias.
En consecuencia, reafirmamos en particular, en la continuidad de las declaraciones de las cumbres del
MedCOP Clima (Tánger – julio de 2016) y de los representantes africanos (Cotonú - septiembre de
2016), el carácter indisociable de las agendas del clima y los Objetivos de Desarrollo Sustentable
(ODS). Llamamos al acercamiento de las estrategias y de las herramientas de aplicación, en particular,
sobre la evaluación y la financiación. Recordando el mandato otorgado por el Acuerdo de París para
que los países elaboren estrategias nacionales a largo plazo para el desarrollo sobrio en carbono,
destacamos la importancia de este proceso para alcanzar los imperativos a la vez climáticos y de
desarrollo. Limitar la subida de la temperatura mundial muy por debajo de 2°C, y aún más a 1,5°C,
requerirá una planificación a largo plazo para permitir que las trayectorias de desarrollo sean
coherentes con estos objetivos. Pedimos pues a los países lanzar el proceso de elaboración lo antes
posible.
Hacemos hincapié en la importancia de la utilización de las financiaciones movilizadas para la acción
climática, tanto en término de atenuación como de adaptación, para el desarrollo sustentable de las
ciudades, de los territorios rurales, considerando que la nuevo agenda urbana que será adoptada por los
Estados miembros de la ONU en la Conferencia Hábitat III en Quito en octubre de 2016 deberá mostrar
la coherencia territorial de los distintos retos mundiales.
Destacamos de nuevo el carácter esencial de la movilización de las financiaciones internacionales,
públicos y privados, para lograr los objetivos que se fijó la comunidad internacional sobre los 17 ODS
incluidas, entre otras cosas, “ciudades y comunidades duraderas”, “Garantizar el acceso de muy al agua
y al saneamiento y garantizar una gestión sustentable de los recursos hidráulicos “, “energía propia y de
un coste accesible”, “igualdad de género”, “educación de calidad”, “conservar y explotar de manera
sustentable el océano”, “crecimiento económico duradero y trabajo decente “y “lucha contra los
cambios climáticos”.
Recordamos la necesidad de celebrar concretamente el compromiso asumido en Copenhague por los
países desarrollados de movilizar 100 mil millones de dólares de financiación adicional al año para la
acción climática. Pero hacemos hincapié también en la necesidad de una coherencia sobre el conjunto
de las financiaciones internacionales: trabajar en los criterios que permiten evitar el financiación de
proyectos e infraestructuras contrarias a esta agenda del clima y del desarrollo sustentable debe ser una
prioridad de la comunidad internacional. Es también esencial para la aplicación del Acuerdo de París y
el programa 2030 que los flujos financieros existentes en la economía local y nacional se vuelvan
compatibles con los mandatos de estos dos acuerdos y nosotros, en tanto actores no oficiales, tenemos
un papel clave para jugar en pos de garantizar eso.
Recordamos también la importancia estratégica del refuerzo de las capacidades de los actores locales y
regionales (gobernanza, ingeniería y expertise financiera, innovación, etc) para facilitar el acceso a
estas financiaciones y mejorar su capacidad para administrarlos directamente y en el marco de sus
prioridades locales.
Reafirmamos que estas financiaciones sólo serán eficaces si favorecen la transparencia y si se utilizan
por los actores más en condiciones de actuar a diario en los territorios que ellos conocen. Llamamos a
la instauración de mecanismos que permiten el acceso de colectividades territoriales, de las sociedades
civiles, y de los protagonistas económicos territoriales de los países en desarrollo a las nuevas
herramientas de financiaciones, el Fondo verde debiendo ser uno ejemplo; el refuerzo de la utilización
de estos fondos para proyectos de pequeña escala pero con impactos importantes, inclusivos y
replicables, mientras que estos fondos son a menudo muy monopolizados por proyectos pesados de
infraestructuras. Llamamos a introducir criterios incluyendo el respeto de los derechos humanos, la
igualdad de género, los derechos de los pueblos autóctonos e la integridad ambiental, y favoreciendo la
emergencia de los proyectos multi-niveles y multi-actores en la asignación de estas financiaciones. Se
trata también, a través de la construcción de herramientas adaptadas, de movilizar mejor y mutualizar el
ahorro y los recursos de los territorios en linea con los objetivos del clima y del desarrollo sustentable,
acompañando así los proyectos de las sociedades civiles y de las autoridades locales y regionales,
destacando, en particular, la importancia del acceso de las mujeres, de los pueblos autóctonos, de las
comunidades locales y tradicionales a estas financiaciones.
Hacemos hincapié especialmente en los retos de adaptación, que debe integrarse en todos los grandes
ámbitos de acción (lo que implica una estrecha coordinación de las iniciativas), para poner la prioridad
sobre el acceso a los servicios esenciales, y promover un diálogo reforzado con los actores de terreno.
Si no se considera esto, muchas acciones públicas quedarán ineficaces. Sin ser exhaustivos, hacemos
énfasis, en particular, en la integración del riesgo climático en la planificación territorial, y muy
especialmente en las zonas litorales, sobre los planes de continuidad y protección de las actividades y
del empleo, y obviamente sobre las cuestiones vinculadas al acceso al agua, tema destacado en la
cumbre de Rabat (julio del 2016) “Seguridad hídrica para una justicia climática”. Insistimos en la
gestión integrada de los recursos hídricos, la prevención, la preparación y la respuesta a las urgencias,
el refuerzo de los conocimientos climatológicos e hidrológicos. La adaptación a los cambios climáticos
deben financiarse a la altura de los problemas, con un acento puesto sobre las subvenciones para los
países en desarrollo (PED) y las poblaciones las más vulnerables, así como el refuerzo de capacidades
para los territorios y pequeños Estados insulares en desarrollo.
Consideramos que la valorización de los co-beneficios de las acciones de atenuación y
de adaptación debe aún más ser tomada en cuenta y orquestada, reforzando así el
apoyo a las acciones comprometidas. La movilización para la calidad del aire es un excelente
ejemplo. La eficacia energética o el desarrollo de la movilidad suave desempeña un papel
positivo a la vez para el clima y la salud, limitando los agentes contaminantes respirados. Así los
enfoques integrados, tipo aire-clima-energía, y sistémicos, tipo economía circular, son
a favorecer, y deben alimentar los procesos de elaboración de las políticas públicas para la
planificación y la aplicación de las estrategias nacionales de desarrollo resiliente y de bajo
carbono a largo plazo. Recordamos también que a través de la necesaria transición
energética y de descarbonización de la economía exigido por el cambio climático, los beneficios
serán
considerables
en
términos
de
empleo
y
desarrollo.
Llamamos
así
a
reforzar los criterios y las herramientas que permiten analizar mejor las externalidades negativas y
positivas de los proyectos, y de reflejarlas de manera exacta en la tarificación,
permitiendo favorecer a las más intensas en co-beneficios socio-económicos. Los sectores y
regiones los más emisores de carbono deben poder beneficiarse de medidas
de acompañamiento adaptadas.
Destacamos que el desarrollo del acceso a las energías renovables para todas y todos deben ser una de
las grandes prioridades de la agenda internacional de los próximos años, tanto en transferencia de
competencia que en financiación. La declaración de la Cumbre de los representantes locales para el
clima, acogido por la Ciudad de París durante la COP21, afirmó objetivos que sostenemos: “Reducir
de 3,7 giga-toneladas las emisiones anuales de gas de efecto invernadero en las zonas urbanas desde
ahora hasta el 2030, y apoyar objetivos ambiciosos a favor del clima tales como la transición hacia
una energía 100% renovable sobre nuestros territorios o una reducción de un 80% de las emisiones de
gas de efecto invernadero hasta el 2050“. Destacamos de nuevo que el enfoque descentralizado,
tomando apoyo sobre las autoridades locales y regionales, y los actores territoriales y de la sociedad
civil, solo garante de un elevado nivel de compromiso sustentable de todos y para todos, está en el
centro de una estrategia exitosa para lograr estos objetivos.
ACERCA DE NUESTROS COMPROMISOS
La acción contra los desarreglos climáticos sólo puede ser eficaz si consigue federar el conjunto de los
actores capaces de actuar. Asumimos nuestra parte de responsabilidad y asumimos el compromiso de
proseguir la construcción de coaliciones reuniendo el conjunto de actores no estatales afectados por
grandes temas de acción (transporte, energía, agua, océano, agricultura, economía circular,
financiación, asociación, etc), ampliándolos para garantizar un equilibrio entre regiones del mundo y
por tipos de actores , creando espacios de diálogo entre distintos tipos de protagonistas (investigadores,
asociaciones, ciudadanos, empresas, colectividades, sindicatos, agricultores, inversores, instituciones
de financiación de desarrollo, etc), en el espíritu de una gobernanza protagonistas multi-niveles y multiactores, buscando compromisos dinámicos entre protagonistas de sensibilidades diferentes, y basándose
en una gobernanza transparente, inclusiva, debatida colectivamente. La sensibilización de los
ciudadanos sobre lo que está en juego a nivel de la adaptación y la atenuación debe formar parte de este
nuevo enfoque que queremos implementar.
En la próxima cumbre Climate Chance del otoño 2017 en Marruecos, haremos un balance de etapa
sobre los avances de las dinámicas concretas de acción. Precisaremos nuestras propuestas en la
perspectiva de la cita del 2018. Pero sin esperar, deseamos intercambiar alrededor de nuestras primeras
propuestas con los Estados, así como el proceso y las instituciones de la ONU correspondientes,
siempre con el objetivo de reforzar y acelerar la puesta en marcha de la acción. Asumimos el
compromiso de producir datos confiables, de participar en los procesos de expertise y seguimiento
construidos bajo la responsabilidad de la CCNUCC, siendo vigilantes sobre la calidad de las iniciativas
elegidas, su transparencia y el respeto de los derechos humanos, en particular, la igualdad de género.
Nuestro planteamiento se inscribe en una lógica de refuerzo de la acción territorial cuya eficacia wa
conocida. Proponemos pues a los representantes políticos y a sus redes desarrollar intercambios al
interior y con las coaliciones para reforzar sus propias acciones, federar sobre sus territorios el conjunto
de los actores no oficiales. Los compromisos asumidos en la cumbre de Lyon por muchas ciudades y de
las regiones constituían una importante contribución para la credibilidad de una situación de
estabilización del clima coherente con los objetivos del Acuerdo de París. Destacamos en particular
nuestra disponibilidad para trabajar con los científicos del GIEC sobre la preparación de su informe
especial del 2018 sobre “las consecuencias de un recalentamiento planetario superior a 1.5 °C con
relación a los niveles preindustriales y los perfiles conexos de evolución de las emisiones mundiales de
gas a efecto de invernadero“ (apartado 21 de la decisión COP que acompaña el Acuerdo de París).
Recordamos que el refuerzo de estos compromisos pasa por mayores medios de acción de las
colectividades territoriales y de la sociedad civil, el desarrollo de las gobernanzas multi-actores y multiniveles, y la cooperación entre las distintas escalas territoriales.
Nuestra movilización solo será eficaz si se apoya sobre el dialogo reforzado con los Estados y las
instancias de Naciones Unidas. Hemos considerado con interés los dispositivos de dialogo y de
colaboración con los actores non-estatales detallados en el Acuerdo de París, sobre los procesos de
expertise, de seguimiento de la Agenda de la Acción, sobre el rol de los “Campeones de alto nivel”.
Hemos manifestado nuestra disponibilidad para un trabajo estrecho en este marco y solicitamos a las
partes considerar con atención las propuestas de los actores no-estatales a propósito de la gobernanza
de la Agenda de la Acción, en la cual la sociedad civil debe ser parte involucrada, en particular a nivel
del seguimiento-evaluación y la transparencia de las iniciativas, integrando los impactos ambientales,
económicos y sociales y el conjunto de los procesos de expertise.
El 30 de septiembre de 2016, la declaración recibió el apoyo de las siguientes organizaciones:
Gobiernos locales y regionales: CGLU, ICLEI, C40, nrg4SD, FMDV, CCFLA, Energy Cities,
CCRE-CEMR, Platforma, Eurocities, Climate Alliance, CRPM, AMF, AFCCRE, CUF, France
URBANA, ESBOZO, ATMO, ACR
Empresas e Industria: ICC (Cámara de Comercio Internacional) Francia, Global Compact Francia, Orée
Niñez y juventud: CliMates, GARJAN Nepal, Acciones Vitales para el Desarrollo sostenible (AVD)
ONG; Climate Action Network (BORDE), World Wide Fund (WWF), CODATU, Green Cross, Enda
energía, FNE, FNH, ADMINISTRA, RAC-F, CLER, 4D, Comité 21, Club Francia Desarrollo
Sostenible, Coalición agua, Asociación Francesa para el Agua, Kynarou, EAST, Red Fe y Justice
Afrique Europe, Convergencias, Abierto Odyssey, Ecopole
Mujeres y género: Women and Gender constituency, WECF
Trabajadores y sindicatos: Confederación Sindical Internacional (CSI), CFDT, CFE-CGC