Download Humanizando las organizaciones

Document related concepts

Consciencia colectiva wikipedia , lookup

Hubert Reeves wikipedia , lookup

Diksá wikipedia , lookup

Conciencia de clase wikipedia , lookup

Autoconciencia feminista wikipedia , lookup

Transcript
Humanizando las Organizaciones
Material preparado por : Miguel Puga Muñoz
Basado en el libro
: Hacia organizaciones más humanas, de Patricio Rivas U.
Humanizar la administración y la economía significa ponerla de nuevo al servicio del hombre –
como fue al principio- , y no como es ahora en que todos estamos al servicio de ella.
Para asegurar el éxito de una organización, se debe contar con una constante preocupación por
tres elementos principales:
Excelencia en el servicio
Bienestar de los empleados
Aporte de la empresa a la sociedad entera
Para entender este fenómeno -en una dimensión que genere cambios profundos en nuestra
sociedad, se debe conjugar el entendimiento con el corazón más que con la cabeza.
En un mundo en que los temas son “nuevas reglas”, “crisis”, “nuevas estrategias”, debemos
volver al principio, al hombre en sí mismo, a las personas en sí mismas, en su sentir, pensar y
actuar.
Debemos redefinir con fuerza la relación persona-empresa, y su necesaria armonía, debemos
reflexionar con profundidad sobre temas básicos de conciencia, que marcan los principios sobre
los cuales se determina nuestra influencia en los procesos de cambio, principios que son el
camino al futuro de la humanidad.
Una economía humanizada requiere, de una sociedad basada en principios eternos e
inmutables, compartidos y practicados por todos. A partir de ellos se construye la estructura
social, que no se ahoga en las formas ni en la burocracia.
Una sociedad donde reine la simpleza -que sólo puede provenir de la comprensión profunda de
tales principios-. Recordemos que en la simpleza reina siempre la sabiduría.
¿Cómo es posible construir una sociedad basada en principios respetados por todos? La única
respuesta posible es que tales principios viven desde siempre en el corazón de todas las
personas de buena voluntad, y siempre han estado allí para quienes deseen tomarlos,
independiente de su raza, su creencia, su época, su sexo, sus ideas, su condición o religión.
1
Visite : www.mpuga.com
Lo único que puede hacer que una organización alcance la armonía necesaria para cumplir su
misión, es algo que tenga la cualidad de ser común a todas las personas que la integran y que
además, sea imperecedero e inmutable. Ese algo único, son los principios. Ni siquiera los
objetivos de una organización tienen estos atributos, puesto que aun habiendo objetivos
comunes para todos, cada uno de los integrantes tiene objetivos y metas distintas, los que
además van cambiando periódicamente. En cambio cuando se tiene un principio, éste significa
y representa lo mismo para cualquier integrante de la organización, en cualquier tarea, rango o
momento.
Nuestra tarea entonces, es reflexionar sobre nuestros propios principios y decidir ponerlos en
práctica en la organización en que colaboramos. Es por tanto, un desafío no para el intelecto,
sino para el corazón.
Relación persona-empresa
Recordemos que los principios, son reglas por las cuales nuestra influencia actúa en los
procesos de cambio. La forma en que apliquemos nuestros principios, estarán determinados por
nuestra conciencia. Una reflexión profunda sobre temas básicos conciencia, producirán un gran
aporte a la contribución de las personas al logro de los objetivos de la organización.
Un poco de historia. Al plantearnos la pregunta de por qué los mapuches no fueron derrotados
en la Guerra de Arauco, la respuesta no está en su capacidad militar o en su organización
social, sino en la humanidad, simpleza, antigüedad y profundidad de sus principios. Su
organización social y su capacidad militar, no son sino el efecto o el reflejo de un hermoso y
coherente sistema de principios. Era una sociedad basada en la libertad, donde su principal
motivación para combatir a los españoles era mantener su libertad. Era una sociedad fraterna,
cooperativa, que no se ahogaba en las formas, ni en la burocracia. En resumen, una sociedad
donde reinaba la simpleza, la cual sólo pudo provenir de una comprensión profunda de sus
principios.
Sin embargo, este no es un texto de historia, sino de administración que plantea la hipótesis de
que lo único que puede hacer que una organización alcance la armonía necesaria para lograr su
misión, es algo que tenga la cualidad de ser común a todas las personas que la integran, y que
además sea imperecedero e inmutable. Lo único que cumple con dicha característica son los
principios.
Así como la apreciación que hagamos de una obra de arte depende de nuestra disposición
anímica interior, con las ideas sobre la relación persona-empresa, ocurre lo mismo. La mejor
predisposición es la que involucra tanto la mente como el corazón. Dicho de otro modo, los
contenidos y cambios sólo pueden ser bien recibidos desde un estado de conciencia muy
especial.
La experiencia nos muestra que por muy inteligente y bondadosa que sea una persona, no
puede actuar más allá de lo que ella puede percibir como el mundo que la rodea. Es
equivalente a decir que no se puede ir más allá de aquello que se da cuenta que existe, eso es
su conciencia. Así podemos decir, que la conciencia de una persona está formada por todo
aquello que ella percibe como existente. Por tanto, ser consciente es darse cuenta
2
Visite : www.mpuga.com
Discriminaremos en tres tipos de conciencia, la conciencia emotiva o sensible, la conciencia
racional y la conciencia de que el otro existe.
La conciencia emotiva, es la que nos hace actuar directamente desde las emociones, son los
sentimientos los que manejan totalmente nuestra voluntad. Por el contrario, la conciencia
racional es la que nos permite dominar nuestros sentimientos, su principal herramienta es la
lógica. Generalmente, los arrepentimientos provienen de la conciencia racional. Pero cuando
logramos ver a la persona que hay detrás de cada acto, aparece el más alto nivel de conciencia,
la conciencia de que el otro existe, de que en los demás existe un algo, un ser humano, una
persona digna de considerar y de tomar en cuenta.
En la historia de la humanidad, y en la vida de cualquier persona de nuestros tiempos, se
aprecian claramente estos tres tipos de conciencia. Observaremos claramente como la persona
vive estas tres conciencias a medida que crece.
Durante nuestra juventud y hasta cerca de los 25 años, se manifiesta en nosotros la conciencia
emotiva. En este período nos comprometemos con grandes ideales, estamos dispuestos a ser
activistas de nuestras causas, a participar en luchas políticas, a defender las minorías, a
dejarnos matar por lo que creemos justo. Nuestros impulsos son fundamentalmente emotivos y
sensibles, por lo que en esta etapa de la vida somos impulsados básicamente desde nuestra
conciencia emotiva.
Más adelante, o incluso antes, nos damos cuenta de que tenemos que depender de nosotros
mismos, tenemos y queremos asumir responsabilidades. Empieza a despuntar en nosotros la
razón, es decir, empezamos a medir nuestras acciones sobre la base de lo que queremos
lograr, sobre la base de lo que nos conviene. Así surge con fuerza en nosotros la conciencia
racional, la que pasa a ser el motor de nuestras acciones.
En esta etapa dejamos atrás los ideales –que siempre implican trabajar por los demás-, y
empezamos a vivir por nosotros mismos. Entramos en la competencia por la vida, lucha en la
cual tratamos de ganar a los demás. Queremos ser alguien, queremos tener algo, y es en este
período en el cual se corrompen muchos jóvenes de grandes ideales y de intachable moral
entregada por la sociedad y sus padres en años de esfuerzo. La conciencia racional es egoísta
puesto que nunca considera a los demás verdaderamente y si lo hace, es sin verdadero amor.
Lo hace desde una perspectiva lógica y nunca desde el corazón. Es una etapa natural en la vida
de las personas, que predominará en nosotros durante casi toda nuestra vida adulta, período
en que estamos inmersos en ganarle a la vida, en esta etapa vivimos sólo para nosotros
mismos.
Finalmente, y cuando la persona que ha ido madurando correctamente llega a la edad de
máximo potencial, debería tener la sanadora experiencia de que la mayoría de las cosas que
hizo en provecho de sí mismo, no tenían ningún sentido y de lo que en realidad valía la pena,
era haber considerado a los demás, es decir, haber hecho algo por los demás. Empezamos a
sentir dolor por actos que hicimos cuando primaba en nosotros la conciencia racional. Pero el
sufrimiento más fuerte es el que proviene de darnos cuenta de que ya es tarde para reparar
todo aquello.
Nace finalmente en nosotros, la conciencia de que los demás existen, y ésta es la única de las
tres conciencias que permite que aparezca el amor verdadero. En ese momento predomina en
3
Visite : www.mpuga.com
nosotros el deseo de hacer algo por los demás, hacer algo por empezar a devolver lo que la
vida nos ha dado, y ése es un momento de sanación interna. Es probable que mucho piensen
que ya es tarde para ello, pero lo cierto es que cualquier momento es bueno para empezar a
vivir por los demás.
Hemos hecho un breve recorrido por la conciencia de las personas, lo que nos permite hacer
algunas reflexiones. Primero, debería ser normal en nuestros tiempos, que un hombre llegara a
la conciencia de que los demás existen en la madurez de su vida. Lamentablemente esto
sucede cada vez menos, puesto que el hombre actual está severamente dañado, y su
conciencia racional predomina hasta el final de sus días. Por otra parte, en nuestra primera
juventud tampoco la conciencia emotiva puede desplegarse sanamente, puesto que existen
cada vez menos ideales por los cuales un joven pueda jugarse. Esto implica que la conciencia
racional se extiende también hacia la primera parte de la vida de la mayoría de las personas,
con lo cual la existencia entera se ve oscurecida por el egoísmo propio de ella. Una segunda
reflexión, es lo nocivo que puede llegar a ser que alguien muy joven tenga una responsabilidad
directiva importante en cualquier organización. Dirigir no es un problema de estudios más o
estudios menos, es un problema de conciencia.
Cada una de las conciencias descritas corresponde a niveles evolutivos de la humanidad y cada
persona en particular. Estamos recién al principio de la era de la conciencia de que los demás
existen y por lo tanto aún son una minoría los que la han alcanzado. Analizando alguno de los
problemas de la humanidad actual, tenemos por ejemplo el aborto, que es una lucha entre dos
tipos de conciencia, la racional de aquellos que están a favor con argumentos lógicos versus la
conciencia de que los demás existen –especialmente el ser que está por nacer- de aquellos que
están en contra.
Otro ejemplo es la defensa del medio ambiente, la conciencia racional de aquellos que
destruyen la naturaleza en nombre del progreso, versus la conciencia de que los demás existen
–en este caso los animales, las plantas y las generaciones futuras- de los verdaderos
ecologistas.
Un último ejemplo es –descendiendo aún más en un nivel de conciencia- las luchas
nacionalistas de la ex Yugoslavia que son la típica expresión de lo más oscuro de la conciencia
emotiva. Esto porque lo que vive en cada uno es recuperar tierras perdidas hace siglos,
vengarse haciendo culpable a los descendientes y purificar el pueblo enemigo a toda costa.
¿Purificarlo de qué? esta guerra es la expresión de un nivel de conciencia tan bajo, que hasta la
conciencia emotiva se contrapone a ella, la racional no puede comprenderlo, y para qué hablar
de la conciencia de que los demás existen. Desde tan lejos, sólo nos queda llorar cuando vemos
por ejemplo las horrorosas e inhumanas imágenes de niños mutilados y pueblos enteros
masacrados.
Cuando una persona ha alcanzado un nivel de conciencia que le permite considerar a los
demás, es una persona preparada para el amor verdadero. Amor verdadero es la pregunta
continua de ¿qué puedo hacer por ti? y después hacerlo. Esta definición de amor verdadero
lleva implícito este último nivel de conciencia.
4
Visite : www.mpuga.com
El mundo de la administración y la economía está organizado desde la conciencia racional. La
economía de libre mercado es su hija predilecta. Es fácil ver la lógica con la que está
organizada. Por ejemplo, algunas reglas son :
Se eficiente, para ganarle a todos.
Ponte en el lugar del cliente, en tanto y en cuanto esto te convenga.
Estimula y retribuye a tus empleados, mientras te sean útiles.
En el trabajo no deben entrar los sentimientos.
Los pobres tienen que salir de la pobreza por su propio esfuerzo, etc.
Como podemos ver las reglas son extremadamente claras e iguales para todos, pero no
contienen ni una pizca de amor, pues están basadas por un lado en que cada persona trabaje
sólo para sí mismo, prescindiendo de lo que le pase a los demás, y por otro lado, en la igualdad
de oportunidades, siendo esto último una verdadera utopía.
Nuestro sistema de libre competencia, tiene el mérito de promover la libertad pero la pregunta
es ¿por qué el apellido “competencia” y no el apellido “cooperación”? Con este último concepto,
nuestra perspectiva del mundo habría cambiado inmediatamente. Desde la actual, “todos son
mis enemigos” a una nueva como “todos son mis amigos”.
Con el nivel de conciencia imperante no podremos crear nada mejor, sólo podremos cambiarlo
si actuamos desde un cierto nivel de conciencia, y ésa es sin duda, la conciencia de que los
demás existen. Si no es así, al menos debemos mirarlo desde la siguiente hipótesis de la
conciencia racional: supongamos que los demás existen, veamos entonces cómo todo cambia.
Las ideas de los profundos cambios que necesita la empresa de hoy y del mañana, no podrán
ser jamás aplicadas desde una conciencia distinta a la de que los demás existen. Desde la
conciencia racional se podrá tener una imagen conceptual, pero llevarlo a la práctica será un
desastre.
Intentar la aplicación del cambio desde la conciencia racional, es equivalente a creer que para
hacer que un producto sea ecológico basta con pintarlo de verde. Esto se debe a que la
conciencia racional está asentada en el cerebro, en cambio la conciencia de que los demás
existen vive en el corazón de las personas.
5
Visite : www.mpuga.com