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Domingo III de Pascua (A) /04.05.14
Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,14.22-28)
El día de Pentecostés, Pedro empezó a hablar y dijo:
Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús, el hombre que Dios acreditó ante
vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis.
Conforme al plan preparado y querido por Dios, os lo entregaron, y vosotros lo
matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó porque la muerte no podía vencerle,
pues David dice:
Siempre me acuerdo del Señor, con él a mi derecha no dudaré.
Por eso se me alegra el corazón, y mi alma tiene esperanza.
Porque no moriré ni dejarás que yo desaparezca.
Me has enseñado el camino de la vida, me llenarás de alegría delante de Ti.
Hermanos, dejadme que os hable con sinceridad. David murió y lo enterraron y
todavía podemos ver su sepulcro. Pero David era profeta y sabia que Dios le había
prometido que un descendiente suyo sería rey y cuando le dijo que su cuerpo no
moriría, se refería ya a la resurrección del Enviado de Dios.
Y Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos. Y ahora ha recibido del Padre al
Espíritu Santo que había prometido y que se nos ha dado. Y esto es lo que estáis
viendo y oyendo
Palabra de Dios
Salmo 15
L. Señor, me enseñarás el camino de la vida
T. Señor, me enseñarás el camino de la vida
L. Ayúdame, Dios mío, yo te llamo;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es la parte de mi herencia,
mi vida está en tu mano.
T. Señor, me enseñarás el camino de la vida
L. Bendeciré al Señor que me aconseja;
y hasta de noche me enseña.
Siempre me acuerdo del Señor,
con él a mi derecha no dudaré.
T. Señor, me enseñarás el camino de la vida
L. Por eso se me alegra el corazón,
y mi alma tiene esperanza:
Porque no moriré
ni dejarás que yo desaparezca.
T. Señor, me enseñarás el camino de la vida
L. Me enseñarás el camino de la vida,
Domingo III de Pascua (A) /04.05.14
me llenaras de alquería delante de Ti,
de alegría eterna a tu derecha.
T. Señor, me enseñarás el camino de la vida
Aleluya, Aleluya
Señor Jesús, explícanos las Escrituras y llena nuestro corazón
Aleluya
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (24,13-35)
El primer día de la semana, dos discípulos de Jesús iban andando a un
pueblo pequeño llamado Emaús y hablaban de las cosas que habían visto en
Jerusalén. Y el mismo Jesús se acercó a ellos y lea acompañó. Pero ellos no fueron
capaces de conocerlo.
Jesús les preguntó: ¿De qué habláis?
Ellos se pararon muy extrañados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le
dijo: Parece que eres la única persona que no sabe las cosas que ha habido en
Jerusalén. ¿No te has enterado?
Jesús les preguntó: ¿Qué ha pasado?
Ellos le contestaron: Lo de Jesús, que fue un profeta poderoso ante Dios y
todo el pueblo; los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo condenaron a muerte, y lo
crucificaron. Nosotros pensábamos que Jesús era el futuro liberador de Israel.
Pero ya han pasado dos días. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos
han asustado, pues fueron al sepulcro antes de amanecer, y no vieron su cuerpo; y
también nos dijeron que habían visto una aparición de ángeles, que les habían
dicho que Jesús estaba vivo. Algunos de nuestro grupo también fueron al sepulcro
y lo vieron vacio: el cuerpo de Jesús no estaba.
Entonces Jesús les dijo: ¡Sois lentos y torpes para creer las cosas que
anunciaron los profetas!. Los profetas ya dijeron que el Enviado de Dios debería
sufrir todas estas cosas para entrar en su gloria.
Y Jesús, recordando todas las cosas que había sobre Él en las Escrituras, se
las fue explicando.
Ya cerca del pueblo, Jesús se quiso marchar, pero ellos le dijeron: Quédate
con nosotros porque ya es tarde y pronto será de noche.
Y entró en el pueblo y se quedo con ellos. Estaban sentados para cenar y
Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Y entonces lo conocieron. Pero
Jesús desapareció.
Domingo III de Pascua (A) /04.05.14
Y ellos decían: Cuando Él nos explicaba las Escrituras nosotros estábamos
emocionados.
Y otra vez volvieron a Jerusalén, y encontraron a los discípulos reunidos. Y
los discípulos les dijeron: ¡Es verdad!, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a
Pedro.
Y los dos discípulos que habían encontrado a Jesús andando les contaron como lo
habían reconocido al verle partir el pan.