Download El sentido del voto militar

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
nº 175 marzo 2006
El sentido
del voto
ANDINA
40
MILITAR
Carlos Reyna
Sociólogo
>>> La introducción del voto militar y
policial ha tenido ya algunos efectos
adversos para las propuestas
de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR). Con la idea de
captar los votos de los uniformados,
varias de las principales
agrupaciones han colocado en sus
planchas presidenciales a personas
que promueven el olvido de aquello
que la CVR señaló como una política
sistemática de violación de los
derechos humanos y son partidarias
de la impunidad en los casos
emblemáticos de tales violaciones.
Se ve clarísimo en los candidatos incluidos en las tres
principales planchas presidenciales. Así, en la de Lourdes Flores aparece un empresario que expresa públicamente su más viva antipatía por las propuestas de la
CVR. En la del señor Ollanta Humala, él mismo es un
personaje adverso a estas propuestas y, más aun, tiene
algunas cuestiones pendientes por resolver respecto
de esos delitos, incluso en el ámbito judicial. Y en la
plancha del APRA aparece como candidato a la Primera
Vicepresidencia el almirante (r) Luis Giampietri.
Lo que resulta de una curiosidad casi grotesca es que
finalmente, por cuestiones técnicas de la organización
electoral, los militares y policías que votarán efectivamente serán bastante menos de la mitad del total de
militares y policías. Y en ningún caso llegarán a ser ni el 1
por ciento de todos los electores del país. Eso revela que
detrás de la gran propensión de esas fuerzas políticas
a hacer concesiones, que ni siquiera son pedidas por la
esfera militar, no solamente está el conteo de los votos,
sino también el cálculo de los otros recursos que maneja
la Fuerza Armada como un actor tan relevante y estable
en un país con partidos muy débiles e inestables.
Paradójicamente, entonces, la introducción de una
reforma democrática como el sufragio de los militares
y policías está teniendo más bien efectos adversos hacia
una expansión de los valores democráticos dentro de
las Fuerzas Armadas e incluso hacia fuera de ellas. Los
propios partidos políticos han reaccionado ante el sufragio
militar haciéndoles concesiones a las vertientes militaristas. Esto revela que las reformas políticas, inclusive aquellas
que en principio debieran tener un sentido democrático,
no necesariamente producen efectos democratizadores,
porque dependen mucho del contexto.
De manera que existe un riesgo muy grande de que esta
reforma democrática termine siendo cooptada por la corporación militar, pero más por un regalo de los partidos
que por un arrebato de las propias Fuerzas Armadas.
No es eso, sin embargo, lo más grave. Bien puede suceder
—ya hay indicios de ello— que los partidos políticos
que ahora lideran las encuestas, en lugar de expandir la
cultura democrática a partir del sufragio de militares y
policías, empiecen a ceder una serie de temas, campos y
principios a los militares. Si ya lo estamos viendo ahora
con el tema de las candidaturas y la campaña de los tres
partidos con mayor puntaje en las encuestas, no sería
nada raro que esto continuase en la política cotidiana
durante el periodo normal de gobierno. Lo previsible
es que, pensando en la siguiente elección, se continúe
cediendo en una serie de temas.
Creo que ese es un gran riesgo. El sufragio de los militares y policías es una buena norma, pero no hay que ser
tan ingenuos de pensar que las reglas democratizadoras
funcionan solitas: esas normas caen en un territorio
político y social específico, que es el que finalmente
decide el rumbo de esa reforma.