Download J Antropologia - Cuid - Universidad de Ciencias y Artes de

Document related concepts

Escuela Nacional de Antropología e Historia wikipedia , lookup

Richard Newbold Adams wikipedia , lookup

Antropólogo wikipedia , lookup

Robert Redfield wikipedia , lookup

Ricardo Pozas Arciniega wikipedia , lookup

Transcript
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA
REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Gabriel Ascencio Franco
(editor)
Red Centroamericana de Antropología
La antropología en Centroamérica. Reflexiones y perspectivas
Primera edición: 2010
D. R. ©2010. Red Centroamericana de Antropología
D. R. ©2010. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
1ª Avenida Sur Poniente número 1460
C. P. 29000, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Mexíco.
www.unicach.edu.mx
[email protected]
D. R. ©2010. Universidad Nacional Autónoma de México
Coordinación de Humanidades
Instituto de Investigaciones Antropológicas
Programa de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste
Calle Cuauhtémoc, núm. 12, colonia Centro
C.P. 29200, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
[email protected]
D. R. ©2010. Universidad Intercultural de Chiapas
Corral de Piedra, no. 2, Ciudad Universitaria Intercultural
CP. 29299, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
www.unich.edu.mx
Registro ante INDAUTOR de la compilación La antropología en Centroamérica. Reflexiones y perspectivas.Edición
de Gabriel Ascencio Franco: 03-2010-042911045600-01
ISBN:
Diseño y composición de portada: Efraín Ascencio Cedillo
Fotografía de portada: Gladys Casimir y Otto Schumann, retratados por Álvaro Brizuela Absalón
Impreso en México
ÍNDICE
Introducción ..................................................................................................................................... 11
Gabriel Ascencio Franco
PRIMERA PARTE. HOMENAJE A OTTO SCHUMANN GÁLVEZ
Palabras en ocasión del homenaje al doctor Otto Schumann Gálvez.............................23
María Eugenia Bozzoli Vargas
Otto Schumann y el saber como generosidad........................................................................25
Jorge Ramón González Ponciano
Otto Schumann Gálvez: etnógrafo y lingüista.......................................................................35
Andrés Medina Hernández
SEGUNDA PARTE. LAS DISCIPLINAS ANTROPOLÓGICAS
EN CENTROAMÉRICA
A quince años de trabajo de la Red Centroamericana de Antropología: hacia
la integración de saberes, por una Centroamérica sin pobreza, sin violencia y
culturalmente diversa ...................................................................................................................53
Margarita Bolaños Arquín
Comentario a la conferencia de Margarita Bolaños Arquín .............................................. 75
Ramón D. Rivas
Arqueología en Centroamérica. Una aproximación ............................................................83
Gregorio Bello-Suazo C.
¿Quiénes somos? ¿De dónde vinimos? ¿Hacia dónde vamos? Respuestas para
Centroamérica desde la arqueología....................................................................................... 103
Gloria Lara Pinto
Museo Nacional de las Culturas. Propuesta para un nuevo marco conceptual ..........111
Leonel Durán Solís
La antropología biológica en Centroamérica ........................................................................119
Yvonne Putzeys y Gabriela Santos
Comentario a la conferencia de Gabriela Santos y Lesslie Putzeys .............................. 129
Carlos Serrano Sánchez
Comentario a la conferencia de Gabriela Santos y Lesslie Putzeys ...............................133
Edwin Crespo Torres
Aportes y limitaciones de la antropología forense ..............................................................137
Raquel Doradea Lorenzana
La vida después de la muerte en Guatemala .........................................................................141
Ada Rubí Pinzón González
El estado de la lingüística en Chiapas y Guatemala...........................................................149
Roberto Zavala Maldonado
El modelo de formación e investigación lingüística del PLFM Y OKMA: aportes y perspectivas ......................................................................................................................... 185
Eladio Mateo Toledo
La situación de los estudios lingüísticos en Nicaragua. Integrando investigación y comunidad(es) .................................................................................................................199
Elena Benedicto
TERCERA PARTE. LOS TEMAS ACTUALES
PATRIMONIO CULTURAL
La comunicación del significado del patrimonio cultural y su salvaguardia: ¿interpretación para quién? ............................................................................................................223
Gloria Lara Pinto
Investigación participativa aplicada en museos comunitarios. El caso de San
Vicente de Nicoya, Guanacaste, Costa Rica ........................................................................235
Giancarlo Oconitrillo Aguilar y Ronald Martínez Villarreal
El papel de un museo comunitario en la protección del patrimonio cultural ............ 251
Andrea Díaz
Identidad y cultura en las primeras expresiones teatrales de la región centroamericana: Rabinal Achi de Guatemala, El güegüense de Nicaragua y El juego de
los diablitos de Costa Rica ............................................................................................................257
Mayra Josefa Bonilla Martínez
MIGRACIÓN
Crisis mundial y transmigración centroamericana ............................................................275
Leopoldo Santos Ramírez
Etnocidio simbólico, vulnerabilidad e integración desigual gnöbe y nicaragüense en Costa Rica ..................................................................................................................291
Francisco Javier Mojica Mendieta
De migraciones forzadas, deterioro del tejido comunitario y procesos de individualización entre los ex refugiados guatemaltecos de Mayabalam, Quintana Roo .323
Eliana Cárdenas Méndez
Las migraciones. Acercamiento desde el análisis biopolítico .........................................337
Gladys Tzul Tzul
Transformaciones en comunidades maya-mam de Huehuetenango, Guatemala: flujos migratorios y discursivos ..........................................................................................347
Andrea Álvarez Díaz
Migración internacional y relaciones de género desde las comunidades de origen maya-mam: Huehuetenango, Guatemala ...................................................................... 361
Elsa Hernández Méndez
IDENTIDAD
Identidad étnica, identidades regionales e identidad por defecto en la frontera
México-Guatemala desde fin del siglo xix hasta el año 2001.......................................... 377
Carine Chavarochette
El rostro maya guatemalteco del siglo XXI Mirada hacia el movimiento indígena americano y guatemalteco ................................................................................................... 391
Carlos René García Escobar
El salvador: «gente de razón» e identidades prohibidas ...................................................399
José Antonio Aparicio Q.
Racismo y eurocentrismo en la onomástica y pintura de castas del colonialismo
hispanoamericano y su huella en el presente ...................................................................... 409
Giselle Chang Vargas
GÉNERO Y SALUD
Transgrediendo exclusiones: mujeres en un partido político de izquierda. El
caso de la unidad revolucionaria nacional guatemalteca................................................. 425
Jeannette Esmeralda Ascencio Alvarez
La educación como camino al empoderamiento: el caso de mujeres populares
en Guatemala ................................................................................................................................ 435
Walda Barrios-Klee
Vendedoras ambulantes. El reto de una «pobre» madre pobre trabajando en la
calle..................................................................................................................................................445
Ana Hasemann Lara
Servicios de salud interculturales. ¿Es posible trascender del deseo a la
realidad? ..........................................................................................................................................467
Fidel Arévalo
El dengue en Tegucigalpa: ¿malestar social psicosomático?............................................475
José Enrique Hasemann Lara
COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL
La calabaza itzá. Sobreentendidos mitológicos mayas .....................................................487
José Alejos García
Relato de lokok peek’. La palabra sagrada, motor de la vida entre los mayas de
Nunkiní, Campeche.................................................................................................................... 497
María del Carmen Orihuela Gallardo
Exotopía y juegos de perspectiva en relatos yucatecos contemporáneos .................. 505
Adriana C. Estrada Ochoa
Presencia de la cosmovisión maya en un contexto de mutación de los sistemas
simbólicos ....................................................................................................................................... 515
Julie Hermesse
ANTROPOLOGÍA CRÍTICA
Insinuaciones teóricas para una antropología débil ..........................................................527
Juan Blanco
Los dilemas de una anti-ciencia. Una crítica a la antropología
desde lo etnográfico ..................................................................................................................... 561
Denia Román Solano
El papel de la acción social en el siglo xxi en las universidades públicas latinoamericanas: el caso de la Universidad de Costa Rica y del Instituto Tecnológico
de Costa Rica .................................................................................................................................579
Vania Solano Laclé
Désirée Mora Cruz
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
INTRODUCCIÓN
Gabriel Ascencio Franco
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
L
a Red Centroamericana de Antropología celebró desde el 17 hasta el 21 de febrero de 2009 el VII Congreso Centroamericano de Antropología en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Dedicado a Otto Schumann Gálvez y organizado
por un comité interinstitucional, encabezado por el Programa de Investigaciones
Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste (PROIMMSE-IIA-UNAM),1 reunió
a más de trescientos ponentes, conferencistas y comentaristas en torno al tema «La
antropología en Centroamérica. Reflexiones y perspectivas».2
Amén de decenas de estudiantes guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses —a
quienes se les facilitó la asistencia por la cercanía relativa a Chiapas— y un puñado de
costarricenses, presentaron sus trabajos ochenta y tres colegas adscritos a instituciones de países de Centroamérica. La cifra representa menos de la tercera parte del total
dado que la celebración del Congreso en México supone el desplazamiento a través
de la frontera y eleva los gastos, en cambio favorece la llegada de mexicanos y la participación de los propios chiapanecos donde se concentra un buen número de centros
de investigación y formación en ciencias sociales, sólo basta ver la composición del
comité organizador del Congreso para entenderlo. Si restamos la avalancha mexicana
y chiapaneca la cifra es comparable a la de congresos previos.3 Además, la importancia de su participación se refleja mejor en la presencia de ponentes centroamericanos
1
2
3
Comité organizador: Gabriel Ascencio Franco, coordinador de la Red Centroamericana de Antropología; Andrés Fábregas Puig, rector de la Universidad Intercultural de Chiapas; Luis García Galiano, director del Centro
Cultural de los Altos, Instituto Nacional de Antropología e Historia; Miguel Lisbona Guillén, coordinador del
Programa de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste (IIA-UNAM); Carlos Gutiérrez
Alfonzo, director del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, Universidad de Ciencias y
Artes de Chiapas; José Luis Escalona Victoria, director del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social del Sureste; Guadalupe Rodríguez Galván; directora del Instituto de Estudios Indígenas,
Universidad Autónoma de Chiapas; Jorge Luis Fidel Torres Rojas, director de la Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad Autónoma de Chiapas.
Participaron en el Congreso veintiséis conferencistas y comentaristas invitados; con ponencia inscrita ciento sesenta y cinco académicos y ciento treinta y seis estudiantes, la mayoría de posgrado. Además doscientos veinte
asistentes sin ponencia solicitaron constancia: un total de quinientos cuarenta y siete sin contar a quienes no
solicitaron comprobante de asistencia.
La memoria del II Congreso celebrado en Guatemala en 1997 reúne treinta y un trabajos: trece de Guatemala,
once de otros países de Centroamérica, cuatro de México y tres de otros lugares (García, 1997); la memoria del
V Congreso celebrado en Managua en 2004 reúne ochenta ponencias, veintiséis de Nicaragua, treinta y una
de otros países de Centroamérica, quince de México y ocho de otros lugares (Hidalgo et al. 2006).
11
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
en catorce mesas, de las cuales fungieron como organizadores de once: siete de Guatemala, tres de El Salvador y una de Nicaragua, cifras que indica el desarrollo de la
antropología en cada país y del influjo que tiene la distancia del lugar de trabajo al de
la celebración del Congreso: el número de mesas organizadas por colegas de Centroamérica fue en disminución de Guatemala a Costa Rica y Panamá, del país más cercano
al más alejado.
La Red reúne a los representantes institucionales de las entidades académicas de
la región dedicadas al estudio de la disciplina bajo el principio «una entidad un representante, un país un voto»;4 su constitución partió de la iniciativa, el esfuerzo colectivo y la voluntad de un selecto grupo de profesionales con el propósito de configurar una antropología centroamericana con identidad propia, en concordancia con las
diferentes culturas y problemas del área. Surgida en 1994, hasta la fecha su principal
labor ha sido la organización y celebración de siete congresos con la asistencia de especialistas y estudiantes de la zona y de otros países con temas de investigación afines
al área centroamericana, a quienes la Red busca también enlazar permanentemente
convirtiéndose ésta en un canal de información, comunicación y discusión académica.
Su antecedente puede remontarse al menos a 1987, cuando la Asociación Costarricense de Antropología se propuso organizar un primer encuentro centroamericano y
explorar las posibilidades de creación de una Asociación Centroamericana de Antropología. Para eso sus representantes se reunieron con los antropólogos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, país que junto con Costa Rica contaba con carrera
de antropología. Perseguían reforzar la cooperación entre las universidades, promo4
Representantes institucionales en la Red: Gabriel Ascencio Franco, PROIMMSE-IIA-UNAM; Aníbal Pastor Núñez,
Escuela de Historia, Universidad de Panamá; Luz Graciela Joly Adame, Universidad Autónoma de Chiriquí; Rolando Quesada Sancho, Escuela de Antropología, Universidad de Costa Rica; Silvia Salgado González, Posgrado
en Antropología, Universidad de Costa Rica; Maritza Andino Picado, Departamento de Antropología, Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua; Gloria Lara Pinto, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán; Zulema Ewens Mejía, Sección de Antropología, Universidad Nacional Autónoma de Honduras; Carlos Lara Martínez,
Universidad de El Salvador; Ana Silvia Ortiz Gómez, Instituto de Estudios Históricos, Antropológicos y Arqueológicos, Universidad de El Salvador; Ramón Rivas, Escuela de Antropología, Universidad Tecnológica de El Salvador;
Georgina Hernández Rivas, Asociación Salvadoreña de Antropología; Lesbia Ortiz Martínez, Escuela de Historia,
Universidad de San Carlos de Guatemala; Hugo Rafael López Mazariegos, Maestría en Antropología Social, Centro Universitario de Occidente, Universidad de San Carlos de Guatemala; Esteban Krotz, Universidad Autónoma
de Yucatán; Álvaro Brizuela, Universidad Veracruzana; Pedro Jiménez Lara, Instituto de Investigaciones HistóricoSociales, Universidad Veracruzana; José Luis Ramos Ramírez, Escuela Nacional de Antropología e Historia; José
Alejos García, Centro de Estudios Mayas, UNAM; Andrés Medina Hernández, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM; Antonio Higuera Bonfil, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Quintana Roo; Carlos
Gutiérrez Alfonzo, Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, Universidad de Ciencias y Artes de
Chiapas; José Luis Escalona Victoria, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del
Sureste; Guadalupe Rodríguez Galván, Instituto de Estudios Indígenas, Universidad Autónoma de Chiapas; Cecilia
Alba Villalobos, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Chiapas.
12
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
ver la organización de un posgrado centroamericano y la realización de investigaciones conjuntas con apoyo del Consejo Superior de Universidades de Centroamérica,
dada la imposibilidad de hacerlo por separado ante la debilidad de las licenciaturas
existentes en ambos países, inmersas en los departamentos de Historia y Sociología
respectivos y la peor situación de marginación de la antropología en las universidades
de los otros países. El resultado de ese acercamiento fue la celebración de un primer
encuentro centroamericano, el impulso guatemalteco al proceso y la celebración en
diferentes países de cinco talleres apoyados por el Consejo Superior de Universidades de Centroamérica. En aquellos últimos años de los ochenta se reiteraron asuntos
como la persecución política, la falta de apoyo a los programas de antropología, la presencia de antropologías foráneas, por tanto, la necesidad de abandonar el indigenismo
asimilacionista de la tradición mexicana y suprimir lo que se conocía como antropología cultural norteamericana: «antropología de la ocupación». Además se planteó la
inquietud de entender Centroamérica como una región, sin embargo, Panamá seguía
ausente del imaginario centroamericano —se le continuaba viendo aparte—, el Sur
de México permanecía desconectado de la región y Belice se había independizado
apenas en 1981, Guatemala lo consideraba suyo (Bolaños, 2009).5
En 1992 concluyó el ciclo de talleres y transcurrieron dos años antes del surgimiento
de condiciones favorables para reactivar la colaboración y una nueva etapa de trabajo
en la Red. Jugó en ese momento un papel muy importante el Instituto Chiapaneco de
Cultura dirigido por Andrés Fábregas quien encabezó un primer encuentro ChiapasGuatemala en 1990, y tres encuentros de intelectuales de México y Centroamérica en
los años sucesivos que propiciaron la organización del I Congreso Centroamericano
de Antropología en San José de Costa Rica —otro primer congreso— el mes de octubre de 1994, donde se creó formalmente la Red Centroamericana de Antropología.
Con la asistencia de colegas mexicanos en la fundación de la Red provenientes del
Instituto Chiapaneco de Cultura, el CIESAS y la UNAM se amplió la perspectiva geográfica, histórica y cultural. Así se expresó en el segundo Boletín Informativo del Congreso,
publicado en agosto de 1994, en que se difundió la intención de ampliar y reanimar la
Red con la participación del sur de México y Panamá (Bolaños, 2009).
A partir de entonces se viene conformando una lista de personalidades históricas
de la Red que aseguraron la continuidad, a pesar de los cambios y las discrepancias
internas en cada país y entidad académica. Estas divergencias vistas positivamente
fueron centrales para asegurar la permanencia de los adherentes y ampliar la parti5
La Red sigue buscando incorporar a colegas beliceños sin mucho éxito y la participación panameña aunque
cualitativamente muy importante, sigue siendo escasa.
13
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
cipación a otros de reconocido prestigio. Sin embargo, la divisa de un representante
por entidad académica y un voto por país —surgida en la reunión anual celebrada
en la ciudad de Guatemala durante el año 2007, en que se sancionó el reglamento
mínimo que la orienta y se precisó la naturaleza institucional no personal de la membresía— busca asegurar la equidad en la representación y el fortalecimiento de la Red
mediante su institucionalización, ya que dicha regla procura mayor transparencia en
la toma de decisiones y evitar dar al traste con la orientación centroamericana y centroamericanista de la misma ante el creciente interés de programas mexicanos por
incorporarse a los trabajos de la Red.
A quince años de su creación es palpable que la consolidación de la Red está íntimamente ligada al desarrollo de los congresos, cuya celebración fue fortaleciendo
una estructura y base de apoyo universitaria que permitió su ampliación y el apuntalamiento de los programas académicos emergentes en Panamá, Nicaragua y El Salvador, así como el de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras cuya apertura se
espera concretar muy pronto.
La enseñanza de la antropología en la Universidad de Costa Rica inició en 1960
cuando se creó la Comisión de Ciencias del Hombre, en la Facultad de Ciencias y
Letras. Esta comisión estuvo constituida por profesores y profesoras de las cátedras
de antropología, sociología y psicología. Un año más tarde se incorporó doña María
Eugenia Bozzoli quien asumió el curso de antropología cultural, luego en 1962 lo hizo
don Carlos Aguilar quien se encargó de las cátedras de arqueología de América y de
Costa Rica. Ellos se constituyeron en los pilares o padres de la antropología costarricense. En 1964 se autorizó a la sección de ciencias del hombre para ofrecer la formación
en antropología. Este programa se consolidó en 1966, año en que inició formalmente la
carrera de antropología. En 1967 la Facultad de Ciencias y Letras aprobó el proyecto
de convertir a la Sección de ciencias del hombre en departamento con las secciones de
antropología, sociología y psicología. Como consecuencia del III Congreso Universitario, se inició una reestructuración administrativa de la Universidad y en 1973 se fundó la Facultad de Ciencias Sociales, un año más tarde se constituyó el Departamento
de Antropología, mismo que a partir de 1977, junto con el Departamento de Sociología
formaron la Escuela de Antropología y Sociología, que sobrevivió hasta el año 2007. A
partir del primero de enero de 2008 operan como escuelas independientes. Entre 1994
y 1998 se graduaron doscientos veintiséis bachilleres, sesenta y cinco licenciados en
antropología y treinta y uno en arqueología (Quezada, 2009).
La Universidad de Costa Rica también cuenta con un programa de maestría en
Antropología desde 1997, cinco generaciones hasta 2009. Su objetivo es formar profesionales e investigadores que puedan atender temas relacionados con la diversidad
14
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
cultural y étnica del país y la región, tanto en instituciones académicas, como en otras
instituciones públicas y privadas. Aunque potencialmente el programa se desarrolló
para ofrecer formación en antropología lingüística, biológica y social y arqueología,
sin embargo sólo se ha trabajado las dos últimas. Ha formado alrededor de cuarenta
estudiantes, la mayoría costarricenses; entre los extranjeros se cuenta tres panameños, un nicaragüense, un puertorriqueño, dos españoles y un estadunidense. Hasta
2008 defendieron su tesis veinte estudiantes.6
Se forma antropólogos en la Universidad de San Carlos de Guatemala desde 1974
(Claustro de Antropología, 1997: 46): la Escuela de Historia cuenta con las carreras de
Antropología, Arqueología e Historia, un Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas donde trabajan antropólogos egresados de la propia universidad contratados por medio tiempo. Después de varios años de planificación, en
1999 dio inicio un programa de Maestría en Antropología financiada por la Universidad
de Oslo, mismo que concluyó en agosto de 2001 con la graduación de seis maestros en
antropología.7 La misma Universidad, pero en la ciudad de Quetzaltenango ofrece la
maestría en Antropología desde el año 2002, en sus cuatro generaciones han egresado
aproximadamente ochenta estudiantes, de los cuales se han graduado veinticinco.8
La Universidad de El Valle de Guatemala en su Departamento de Antropología y
Sociología forma licenciados en Antropología. La carrera fue fundada en 1986 y tiene
treinta y tres egresados. El año 2009 reunía veintisiete alumnos compartidos con la
licenciatura en Sociología; ésta, fundada en 1997. El antecedente de ambas carreras fue
una licenciatura en Ciencias Sociales —incluía énfasis en arqueología, antropología y
psicología social—, en 2002 se graduaron sus últimos trece alumnos.9 Además cuenta
con un Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológica y un Departamento
de Arqueología con licenciatura en dicha disciplina.
El proceso fundacional y de desarrollo del Departamento de Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua inicia en 1991, la creación de la licenciatura
en Antropología Social fue aprobada oficialmente el 11 de octubre de 1994, sus docentes
fueron formados previamente en un programa especial de maestría en Antropologíaetnología, apoyado por la cooperación internacional con la colaboración de académicos
de la UAM-Iztapalapa, la Universidad de Zürich y la Universidad de La Habana. El
Plan de Estudio de 1995 fue sustituido por el de 1999. A mediados de 2008 se habían
graduado cincuenta y ocho egresados (Andino, 2008). En la misma Nicaragua se formó
6
7
8
9
Datos proporcionados por Silvia Salgado, coordinadora del posgrado.
Información brindada por Lesbia Ortiz, directora de la carrera de Antropología.
Datos proporcionados por Edgar Mérida, coordinador de la maestría en Antropología.
Datos proporcionados por Andrés Álvarez Castañeda, director del Departamento de Antropología y Sociología.
15
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
otra generación de antropólogos en la Universidad de las Regiones Autónomas de la
Costa Caribe Nicaragüense en Puerto Cabezas —Bilwi— desde 2004 hasta 2006 con
recursos económicos de la propia universidad y del Servicio Austriaco de Cooperación
para el Desarrollo y profesores invitados de Costa Rica, Honduras, Nicaragua, México y
Estados Unidos de América, encabezados por el austriaco Jorge Grunberg.10
En 1995 se creó el Instituto de Estudios Históricos, Antropológicos y Arqueológicos de la Universidad de El Salvador, el cual se constituye en un espacio para desarrollar investigaciones antropológicas e históricas. Un hecho trascendente es que
dicho Instituto desarrolla el proyecto Atlas arqueológico del oriente de El Salvador, el cual
representa el primer estudio de arqueología dirigido por un arqueólogo salvadoreño. También en este Instituto se desarrollan investigaciones de antropología sociocultural, como los proyectos Memoria histórica del movimiento campesino de Chalatenango y
El empoderamiento de mujeres por participación en movimientos sociales. Además, el Instituto
apoyó la creación y está a cargo de las licenciaturas en Antropología Sociocultural y
en Historia de la Facultad de Ciencias y Humanidades (Lara, 2008). La de antropología inició el año 2005, al iniciar 2010 cuenta con ciento cincuenta estudiantes y cinco
egresados próximos a graduarse.11
En el año 2000 la Universidad Tecnológica de El Salvador creó las carreras de
Antropología y de Arqueología y cuenta con un museo universitario. Este 2010 tiene
treinta estudiantes de antropología y veintinueve de arqueología, ha graduado catorce
antropólogos y siete arqueólogos y se espera graduar cinco y dos más respectivamente
durante el presente ciclo escolar.12
La Universidad de Panamá abrió la licenciatura en Antropología desde 1995 hasta
1997, se inscribieron cuarenta y un estudiantes de los cuales se graduaron diez. El
programa fue cerrado por falta de matrícula, pero entre los planes recientes está la
apertura de un programa de maestría.13
La Universidad Autónoma de Honduras aprobó el plan de estudios y los programas
para arrancar en agosto de 2010 su licenciatura en Antropología con dos orientaciones
—antropología social y arqueología—, a cursar en tres años de tronco común, dos de
especialidad y graduación mediante la defensa de una tesis. Cuenta con tres profesoras
de tiempo completo para iniciar los cursos y se espera concretar convenios interinstitucionales para apoyar el desarrollo de la licenciatura con maestros visitantes.14
Datos proporcionados por Dolores Álvarez Arzate, docente de dicho programa.
Datos proporcionados por Carlos Lara, director de la licenciatura.
12
Datos proporcionados por Ramón Rivas, director de la licenciatura.
13
Datos proporcionados por Aníbal Pastor, decano del Departamento de Historia.
14
Datos proporcionados por Carmen Julia Fajardo, profesora de tiempo completo en la licenciatura.
10
11
16
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Para terminar estas notas sobre la Red Centroamericana de Antropología y la enseñanza de la disciplina en la región, sintetizo la opinión de la doctora costarricense
Margarita Bolaños —cuyo texto se incluye en este volumen— quien ha dedicado gran
parte de su labor a sistematizar la experiencia de la antropología en Centroamérica.
Desde su punto de vista los elementos que favorecieron el surgimiento y continuidad
de la Red son:
En primer lugar, que la coyuntura política de los ochenta en Centroamérica favoreció un clima intelectual en Costa Rica muy adecuado para pensar la antropología
centroamericana, por ello las inquietudes que llevaron al I Congreso se desarrollaron
allí, enriqueciendo a los costarricenses y constituyéndolos en el puente entre las antropologías de la región durante las turbias y revueltas aguas del período.
En segundo lugar, la presencia y el compromiso del Consejo Superior de Universidades de Centroamérica que, aunque con sus limitaciones económicas, supo apoyar
en los momentos oportunos las propuestas.
En tercer lugar, la participación de las instituciones mexicanas que han contribuido
con el desarrollo de la Red durante estos quince años. No es casual, que conforme se fue
consolidando el proceso iba aumentando la membresía de las instituciones académicas
mexicanas. Hay que destacar, que un número importante de los miembros centroamericanos de la Red se formaron o mantienen relaciones académicas con los mexicanos.
En cuarto lugar, la permanencia de personas comprometidas con la Red quienes
supieron lidiar con las diferencias de enfoque respecto a la manera de cumplir con los
objetivos propuestos. Esta disposición creó un clima de trabajo muy agradable. Cada
institución se esmeró en ser la mejor anfitriona, en hacer el mejor congreso. Una buena mezcla de solidaridad y competitividad.
En quinto lugar, se debe reconocer la tenacidad de la delegación guatemalteca en
la búsqueda de enfoques teóricos propios, necesarios para avanzar en la comprensión
de la realidad centroamericana. Sin duda, esta actitud motivó a los demás a ser críticos
y experimentar con nuevas orientaciones.
En sexto lugar, una presencia estudiantil cada vez más interesada en participar en
los congresos y en la discusión de sus resultados de investigación. Este interés estudiantil, particularmente de los guatemaltecos, estimuló al cuerpo docente y sus autoridades a garantizar su participación.
En séptimo, cada congreso se convirtió en una valiosa oportunidad para conocer a
cada uno de los países anfitriones, sus instituciones, su gente, su historia, su diversidad cultural, sus problemas y sus bellezas naturales. Cada viaje ha sido una aventura
antropológica para llegar a cada destino y para abarcar durante el recorrido el mayor
número de lugares, muchos referidos en las lecturas propiciadas en los cursos.
17
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Sin embargo, resta profundizar en temas que han sido ampliamente tratados, pero
falta llegar a su síntesis y formalizar proyectos regionales, proyectos que se pudieran
compartir en un posgrado conjunto. Un doctorado es una inaplazable necesidad para
las jóvenes generaciones. Las instituciones pertenecientes a la Red cuentan ahora con un
cuerpo docente altamente calificado, centros de información especializados y una amplia
producción bibliográfica y documental que posibilitan lograr, dada la comunicación y
colaboración alcanzada con la consolidación de la Red, la consecución de los cometidos
de la reunión de 1987 entre costarricenses y guatemaltecos: establecer grupos de investigación entre colegas de diferentes países y un doctorado centroamericano de antropología. Para abonar a la construcción de una síntesis el VII Congreso convocó a discutir
sobre el tema: «La antropología en Centroamérica. Reflexiones y perspectivas». El presente volumen reproduce los textos del homenaje al doctor Otto Schumann Gálvez, las
conferencias magistrales y algunas de las ponencias presentadas en dicha reunión.
La primera parte del libro inicia con un saludo de María Eugenia Bozzoli, pilar y
decana de la Red y de la antropología costarricense, seguido de la contribución de
Ramón González quien desde la perspectiva del alumno habla de la calidad docente
de su maestro Otto Schumann, y termina con la ubicación de la formación y contribución intelectual del homenajeado como etnógrafo y lingüista realizada por su compañero de generación, amigo de toda la vida y colega Andrés Medina.
La segunda parte denominada «Las disciplinas antropológicas en Centroamérica» reúne los textos sobre antropología social, arqueología, museografía, lingüística
y antropología biológica presentados como conferencias magistrales, comentarios a
las mismas y dos ponencias sobre la práctica de la antropología forense en Guatemala. Abre esta sección la conferencia de Margarita Bolaños —y el comentario a la
misma de Ramón Rivas—, un recuento de los orígenes y el contexto sociopolítico del
desarrollo de la Antropología en la región como antecedentes de la historia de la Red,
seguido del repaso de los asuntos destacados que se han tratado en cada congreso, y
los retos de la misma: impulsar la construcción de síntesis del conocimiento antropológico en la zona, la investigación colectiva en equipos con miembros de diferentes
países y un doctorado centroamericano de Antropología. Le sigue la conferencia de
Gregorio Bello sobre arqueología, un repaso por las investigaciones fundamentales
en la región, los temas explorados y las dificultades para establecer un solo criterio
para caracterizar la región como área cultural y un acercamiento sobre lo endeble del
desarrollo de la disciplina en Centroamérica. El comentario de Gloria Lara enfatiza la
relación de la arqueología con la nación y el Estado y propone una agenda centrada
en el eje patrimonio y población: concepción integral de Centroamérica —territorio
en donde convergen dos áreas culturales con fuerte interacción; priorizar líneas de in18
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
vestigación entre autoridades de conservación y protección del patrimonio y las universidades; incorporar los nuevos conocimientos en la enseñanza de todos los niveles;
asegurar la conciencia de que el patrimonio cultural debe cuidarse para convertirlo en
clave del desarrollo de los países, etcétera.
Relacionado con el asunto anterior, la conferencia de Leonel Durán propone una
estrategia de actualización museográfica para el Museo Nacional de las Culturas de
México acorde con los cambios recientes del pensamiento antropológico, histórico y
pedagógico. Busca que el museo deje de ser un conjunto inconexo de objetos, datos, fechas
y referencias más o menos útiles… para transformarse en un conjunto de aproximaciones contextualizadas respecto a dichos objetos y a sus significados globales, que muestre las muchas facetas
del hombre en su relación con el cosmos, la naturaleza, la específica región geográficocultural, el tejido social local, sus emociones y anhelos (Durán, 2009).
La conferencia de Yvonne Putzeys y Gabriela Santos sobre antropología biológica,
los comentarios de Carlos Serrano y Edwin Crespo, como las ponencias de Raquel
Doradea y Ada Rubí Pinzón presentan el panorama de la práctica de dicha disciplina
en Centroamérica —particularmente en Guatemala donde mayor presencia ha tenido
en los años posteriores a los acuerdos de paz—, tanto en lo que respecta al tema de derechos humanos —esclarecimiento de crímenes políticos o provocados por la emergente ola de violencia común—, como su lugar en proyectos arqueológicos, aunque el
énfasis principal está en el asunto de la violencia política de las décadas pasadas. Nos
informan de los métodos utilizados, de los organismos y las asociaciones que los practican, los acuerdos para el establecimiento de comisiones de la verdad y los resultados
de sus investigaciones: el ingente número de muertos en los años de los conflictos
armados —sesentas a ochentas del siglo pasado— en especial en Panamá, El Salvador,
Nicaragua, Honduras y Guatemala.
Cierran la segunda parte del libro las conferencias de Roberto Zavala, Eladio Toledo y Elena Benedicto sobre el desarrollo reciente de la lingüística en Centroamérica.
Zavala nos ofrece un acucioso estado de la cuestión del conocimiento de las lenguas
zoque y maya de Chiapas y Guatemala, nos pone al corriente de los idiomas existentes, los avances en la investigación y los pendientes. Toledo complementa este panorama dando a conocer el avance en la formación de lingüistas indígenas, lo rico de
su labor resultado de su entrenamiento académico y su conocimiento de los idiomas
estudiados como lenguas maternas. Elena Benedicto completa el tema con el estudio
de las lenguas macrochibchas.
La tercera parte —«Los temas de actualidad»— da cuenta sin duda de las preocupaciones del presente: patrimonio cultural, migración, identidad, género y salud,
cosmovisión y tradición oral y antropología crítica. Sin ser una memoria puntual del
19
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Congreso se seleccionó entre los textos recibidos los afines al tema del congreso, la
reflexión sobre la antropología centroamericana y sus perspectivas. Para bordar sobre
esta línea se invitó como conferencistas a los autores de los textos de la segunda parte
del libro y se incluyen las ponencias que por ocuparse específicamente del ámbito
centroamericano ayudan a dicha reflexión, siendo testimonio de las preocupaciones
presentes en la región, aunque algunas de ellas sean resultado de trabajos incipientes,
lo que produce cierto desequilibrio entre ellos y confiere heterogeneidad al libro.
Dicha tercera sección del volumen está dividida en los subtemas referidos en el
párrafo anterior. Están, a excepción de un par, todas las ponencias sobre Centroamérica que recibimos para considerar su publicación, de allí lo desigual en el rigor y
profundidad en el tratamiento de los temas. Se incluyen textos de autores maduros
e investigadores de tiempo completo, como de profesores con poco tiempo dedicado
a la indagación, estudiantes de posgrado y uno de pregrado. Los temas tratados reflejan las preocupaciones del momento. Recientemente cobró importancia el asunto
del patrimonio cultural relacionado con los servicios turísticos y el desarrollo, y en
ese marco la necesidad de su conservación e involucrar a la población local en ello. La
emigración como escape de la violencia política o asociada a la búsqueda de inserción
laboral mejor remunerada es una impronta de los países de Centroamérica. Las ponencias ven en ella diferentes aristas, tales como los cambios culturales, el etnocidio,
la fragmentación y ruptura comunitaria, transformación de las relaciones de género.
Las ponencias agrupadas en el tema de identidad se relacionan con las fronteras y la
historia, la etnicidad maya, el racismo y el eurocentrismo; las de género se ocupan de
la participación política y económica de las mujeres; las de salud discuten la presencia
de malestares psicosomáticos confundidos con infecciones por paludismo y la necesidad de llevar a la práctica las leyes que plantean la creación de un sistema intercultural de salud; las de tradición oral parten de la semiótica de Bajtín para hablar de la
cosmovisión maya en el presente. Cierra la tercera parte del libro la reflexión sobre
el status del conocimiento antropológico, particularmente desde las preocupaciones
posmodernas y la perspectiva de la descolonización.
BIBLIOGRAFÍA
Andino Picado, Elvira Maritza, 2008, «Sistematización de la metodología de enseñanza en el sistema de prácticas de campo, talleres de investigación, prácticas profesionales y monografías de la carrera de Antropología
Social. Estudio de caso en la línea de investigación de Estrategias Económicas de Desarrollo y Sobrevivencia», ponencia presentada en el II Congreso Latinoamericano de Antropología, San José, Universidad de
Costa Rica: Asociación Latinoamericana de Antropología.
20
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Araya Jiménez, María del Carmen, 2002, «II Congreso Costarricense de Antropología y III Congreso Centroamericano de Antropología», en Cuadernos de Antropología, número 12, San José, Universidad de Costa Rica,
pp. 173-182.
Bolaños Arquín, Margarita, 2009, «A quince años de trabajo de la Red Centroamericana de Antropología: hacia la integración de saberes, por una Centroamérica sin pobreza, sin violencia y culturalmente diversa»,
Conferencia presentada en el VII Congreso Centroamericano de Antropología, San Cristóbal de Las Casas,
Universidad Nacional Autónoma de México: Red Centroamericana de Antropología.
Claustro de Antropología: USAC, 1996, «Los nuevos campos académicos, sociales y de investigación de la antropología en Centroamérica. Retos y planteamientos», Carmen Murillo Chavarri (editora), Antropología e
identidades en Centroamérica, San José: Universidad de Costa Rica, pp. 43-48.
Durán Solís, Leonel, 2009, «Museo Nacional de las Culturas. Propuesta para un nuevo marco conceptual», Ponencia presentada en el VII Congreso Centroamericano de Antropología, San Cristóbal de Las Casas, Universidad Nacional Autónoma de México: Red Centroamericana de Antropología.
García Escobar, Carlos Rene (coordinador), 1997, II Congreso Centroamericano de Antropología. Chiapas, Panamá y Belice: Memoria, Guatemala, Universidad de San Carlos de Guatemala.
Hidalgo Blandón, Josefina, 2008, «Antecedentes y desarrollo de la institucionalización de la antropología en
Nicaragua», ponencia presentada en el II Congreso Latinoamericano de Antropología, San José, Universidad
de Costa Rica: Asociación Latinoamericana de Antropología.
Hidalgo, Josefina, María Dolores Álvarez, Elvira Maritza Andino y Gloria López (editoras), 2006, Memoria. V Congreso Centroamericano de Antropología, Managua: Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Lara Martínez, Carlos Benjamín, 2008, «El desarrollo de la antropología sociocultural en El Salvador», ponencia
presentada en el II Congreso Latinoamericano de Antropología, San José: Universidad de Costa Rica, Asociación Latinoamericana de Antropología.
Murillo Chavarri, Carmen (editora), 1996, Antropología e identidades en Centroamérica: San José, Universidad
de Costa Rica.
Quezada Sancho, Rolando, 2009, «Perspectivas de la formación de antropólogos en Costa Rica», Ponencia presentada en el VII Congreso Centroamericano de Antropología, San Cristóbal de Las Casas, Universidad
Nacional Autónoma de México: Red Centroamericana de Antropología.
21
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
PALABRAS EN OCASIÓN DEL HOMENAJE AL
DOCTOR OTTO SCHUMANN GÁLVEZ
María Eugenia Bozzoli Vargas
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
E
s placentero saludar a las estimables personas participantes en esta mesa, a
nuestros amables anfitriones del Programa de Investigaciones Multidisciplinarias de Mesoamérica y el Sureste de la Universidad Nacional Autónoma de
México en sus instalaciones de San Cristóbal de Las Casas, y a todos los presentes
para asistir al VII Congreso Centroamericano de Antropología.
La Red Centroamericana y el Comité organizador del VII Congreso Centroamericano de Antropología, me han distinguido con el gran privilegio de su representación para entregar al doctor Otto Schumann Gálvez el diploma que lo acredita como
receptor de este profundamente sentido y sincero homenaje a sus cualidades personales, a su trayectoria académica y a su vida de desinteresado servicio para la gente y
para las causas que él siempre escogió favorecer y promover. Creo que nos conocimos
en la década de los años sesenta en actividades profesionales en México; desde entonces le he dado un lugar especial en mi estimación, por su don de gente y su dedicación
a la búsqueda y transmisión del conocimiento de la lingüística y otros campos de las
antropología. El quehacer profesional me deparó el enorme beneficio de disfrutar de
su trato amable, su ejemplo sobre la responsabilidad con las personas que nos conceden información para el avance de nuestras disciplinas, y de momentos siempre muy
bienvenidos en que nos comunicó su admirable erudición. El Comité organizador realizó un escogimiento sumamente acertado para dedicarle el Congreso a una persona
que como el doctor Schumann representa un quehacer prolongado en un campo tan
fundamental en la región como son las lenguas mayas y otros aspectos en la vida de
la población maya y sus vecinos que no se pueden separar de sus investigaciones lingüísticas, a todo lo cual el doctor Schumann concedió sus incomparables dotes de
acucioso investigador, docente, servidor y en general, insigne maestro.
Sobre la Red que dedica este homenaje, vale mencionar que el quehacer antropológico se ha visto significativamente estimulado por esta organización, la cual ha
incluido a instituciones de México y de los países situados entre México y Panamá,
con este último país incluido. Cada uno de sus seis congresos anteriores y el presente
ha significado una ocasión para destacar el trabajo académico y profesional de antropólogas y antropólogos que le han dado un perfil especial a sus estudios del área
centroamericana en los dos últimos tercios del siglo XX y en estos primeros años del
23
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
siglo XXI. La Red fue creada en 1994 y ha puesto en mayor contacto a quienes se han
interesado en el área hacia el sur, apoyada por el desarrollo de las comunicaciones y
por el interés de hacer contribuciones regionales.
La Red puede trazar antecedentes de entendimientos profesionales al decenio
1940-1949, cuando personas vinculadas con la antropología de Centroamérica asistieron a Pátzcuaro en 1940, o a la Segunda Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana
de Antropología, celebrada en Tuxtla Gutiérrez en 1942. En 1946 se realizó la Primera
Conferencia Internacional de Arqueólogos del Caribe en Tegucigalpa, Honduras. Tenemos hitos en la nutrida serie de encuentros hasta el presente, como el Primer Congreso Centroamericano de Antropología y Patrimonio en 1975, además de variados
y crecientes ejemplos de reuniones desde los años ochenta, para relacionarse como
región. Es decir, hemos cumplido sesenta y ocho años de encuentros que han dado
rumbo a nuestras indagaciones y a nuestro conocimiento y pensamiento antropológico en esta área central del Hemisferio. La Red Centroamericana de Antropología ha
sido la culminación de una laboriosa historia de relaciones académicas orientadas al
abordaje de las realidades, no siempre muy felices, del área ístmica, así como al importante desarrollo de la docencia universitaria en nuestros campos antropológicos.
En esa historia se insertan las facetas científicas de los aportes del doctor Schumann,
sus preocupaciones humanísticas, y toda su profunda contribución personal e intelectual. Es sumamente honroso para la Red y el Comité Organizador del Congreso
distinguirlo con este homenaje. Gracias.
24
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
OTTO SCHUMANN Y EL SABER COMO GENEROSIDAD
Jorge Ramón González Ponciano1
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Ya cuando sólo hay niños que no hablan la lengua, mejor se santigua uno
Otto Schumann, ENAH, Cuicuilco, primero de octubre de 2007
E
n alguna parte del abanico lingüístico de sus muchos viajes conocí a Otto
Schumann en la ciudad de Guatemala a fines de los años setenta; justo cuando
apenas el ejército iniciaba el desmantelamiento de los frentes urbanos de la
guerrilla y las campañas de tierra arrasada en el interior del país. Fue nuestra muy
distinguida, querida y recientemente fallecida, Carmencita Valenzuela de Garay, pariente política suya y compañera en el área de antropología en la Escuela de Historia
de la Universidad de San Carlos, quien nos hizo favor de presentarnos. En esa época, Otto llevaba a Guatemala estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia de México y de la Universidad Nacional Autónoma de México, que en los
años posteriores se convirtieron en destacados impulsores de los estudios mayas y
mesoamericanos. Por invitación suya y de Carmencita fuimos en junio de 1978 a visitar a doña Leandra, señora principala de una cofradía de Palín, un pueblo pokomam,
ubicado en la ruta a la costa sur en el departamento de Escuintla. Gracias a Otto, doña
Leandra nos permitió participar de los momentos más íntimos de la fiesta en honor
a San Antonio. Eso fue durante una de varias visitas suyas a Guatemala y a la Escuela
de Historia de la Universidad de San Carlos, que en esa época era el más importante
espacio para las ciencias sociales en el país. Un espacio por cierto desgarrado por la
represión política del Estado y la institucionalización del terror durante el gobierno
del general Carlos Manuel Arana (1970-1974), y los regímenes golpistas de los también generales Efraín Ríos Montt (1982-1983) y Oscar Mejía Víctores (1983-1985).
Durante las administraciones de estos dos últimos, la prensa reportaba solamente
para la ciudad de Guatemala, un promedio de treinta asesinatos diarios y otros tantos
secuestros por razones políticas. El ejército hizo un trabajo eficiente de inteligencia
1
Investigador del Centro de Estudios Mayas, Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, [email protected]. Este trabajo fue presentado durante la mesa de homenaje al
doctor Otto Schumann, a quien estuvo dedicado el VII Congreso Centroamericano de Antropología realizado
en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas desde el 16 hasta el 20 de febrero de 2009. Agradezco la amable
invitación del doctor Gabriel Ascencio Franco, presidente del comité organizador del citado congreso y de sus
colaboradoras y colaboradores del Programa de Investigaciones de Mesoamérica y el Sureste de México de la
Universidad Nacional Autónoma de México.
25
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
contrainsurgente, aunque como dice Edelberto Torres Rivas, se trató más bien de un
Estado ejecutando una guerra de terror en contra de su propia población indefensa.
Los cuerpos de seguridad estatales lograron eliminar a una gran cantidad de cuadros y
militantes y desmantelar casas de seguridad de la guerrilla, mientras se desarrollaban
las matanzas, conocidas dos o tres años más tarde, gracias al trabajo de las organizaciones internacionales de derechos humanos.
Yo me zafé de Guatemala y gracias a la intermediación de Carmencita, encontré
a Otto en Mérida, Yucatán, un veintinueve de septiembre de 1980, hace ya casi veintinueve años. Otto estaba impartiendo por tres meses, un curso de lingüística maya,
invitado por la Facultad de Antropología de la Universidad de Yucatán. Apenas a los
treinta minutos de haber llegado del aeropuerto de Mérida, a donde Otto había acudido a recibirme, estábamos en Motul cocinando en casa del difunto José Tec Poot,
fallecido en el Hotel Regis durante el terremoto del diecinueve de septiembre de 1985.
Otto había prometido a la familia de José, preparar un caldo tradicional de la región
kekchí, en Guatemala, el kakik. Allí estábamos los dos pique y pique los ingredientes,
cebolla, tomate, culantro, digo cilantro, «no sabem hablar en tu país», me dijo una
doña; picando digo las cosas para el caldo, ante la mirada sorprendida de las parientes
de José. Yo no podía creer que todo aquel buen ambiente de cordial simpatía, pudiera
existir a tan poca distancia del espantoso sangrerío que por ese entonces era la ley en
Guatemala.
Luego sin saberlo, el viernes diecinueve de diciembre de ese mismo año, 1980, me
tocó la azarosa coincidencia de regresar por vía terrestre a Guatemala desde el Distrito Federal, para asistir a la boda de uno de mis hermanos, precisamente el mismo
día que en las calles de la ciudad de Guatemala, los matones del Estado secuestraron
para desaparecerla por siempre, a la muy querida y recordada Alaíde Foppa, con todo
y carro con el chofer adentro. Un par de semanas mas tarde ya de regreso en el DF,
con dolor me enteré de otros detalles de su secuestro y las atrocidades que sucedieron
en los meses y años siguientes, me convencieron de que iban a pasar bastantes años,
antes de poder regresar a Guatemala. Muchas veces acompañé a Otto a la casa de
Alaíde aunque siempre me quedé afuera debido a la vigilancia a que estaba sometida
su residencia.
A las pocas semanas, con sólo presentar una carta explicando mi situación y la fotocopia del pasaporte, la doctora Mercedes Olivera con gran generosidad me dejó inscribirme allá en la gloriosa Escuela Nacional de Antropología e Historia, que apenas
estrenaba nueva sede en Cuicuilco, tras muchos años de estar en el Museo Nacional
de Antropología en Chapultepec. En los años siguientes tuve el privilegio de acompañar a Otto en sus visitas a mercados del centro y el sureste de México y presencié el
26
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
largo desfile de investigadores colegas suyos y gente en necesidad de socorro, individuos sin casa, sin trabajo, refugiados, tirados con onda, sobrevivientes de guerras en
varios países y de muchas nacionalidades, que sabían y saben que el Otto nunca cierra
la puerta a nadie, aunque a veces se le cuelen rapiñosos y rastacueros, beneficiarios de
la hospitalidad de nuestro querido profesor Schumann.
Cualquiera preguntaría a que viene tanto detalle en relación a asuntos más bien
personales en este VII Congreso Centroamericano de Antropología, que se une al previo homenaje que le ofreció la ENAH en 2008, en donde al igual que ahora, celebramos
las aportaciones del doctor Schumann a la lingüística, la antropología, la etnografía y
la arqueología, entre otras disciplinas. Viendo a Otto conducir el famoso trabajo de
campo no puedo dejar de comparar su muy personal estilo, con muchos de los lugares comunes y los enrevesamientos del snobismo académico. No sé si el Otto alguna
vez utilizó o utiliza la Guía Murdock, si se interesó en Clifford Geertz y su etnografía
densa, o en la catarsis retórica muy de los sesenta de Jean Duvignaud en El lenguaje
perdido; situando los términos del debate de la antropología moderna, como un dilema
a resolverse a mitad de camino entre la guerrilla y la etnografía. Otto como ya sabemos
nunca ha sido afecto a la pose ni a los excesos del discursivismo teórico, sino son bien
conocidos, su modo de vida, su insistente demanda de ir al campo y todo el tiempo estar hablando con la gente en los lugares y puliendo la calidad del registro etnográfico.
Cuando Otto llevó a presentar a la hoy ampliamente conocida lingüista Bárbara
Blaha con los mayas de Yalcobá en Yucatán, comimos relleno negro; luego con Carmencita y Mario Ruz bebimos aguardiente en el ejido Veracruz, en pleno territorio
tojolabal en Las Margaritas, Chiapas; birria con mucho chile en Tejupilco, en la tierra
caliente del Estado de México y varias veces fuimos al mercado de Santiago Tianguistenco, en ese mismo estado. Otto siempre te sugiere a cuáles lugares ir, te regala sus
secretos etnográficos, a quién preguntarle, dónde venden tal cosa, qué se come en tal
lugar y cómo se le llama, o qué tipo de providencias hay que tomar a la hora de lanzarse en algún viaje. Recién llegado a México, por consejo del Otto me fui a conocer
Pátzcuaro y Morelia en Michoacán, Tacotalpa en Tabasco, Nautla en Veracruz y así
muchas otras poblaciones. Un día le pregunté a Otto por el Nevado de Toluca y me
mandó con los matlazincas de San Francisco Oxtotilpan, en el Estado de México,
que por estar cerca de Toluca pensaba que no tendríamos problema en ir y regresar
el mismo día. Nos fuimos un boliviano, un michoacano y su servidor de antropología
social de la ENAH en época en que era director el doctor Gilberto López y Rivas.
Llovió duro, oscureció temprano y no teníamos donde quedarnos. Fuimos a casa del
presidente municipal y lo primero que nos dijo fue: «Si, ya los habíamos visto, pensamos que eran ladrones». El boliviano sacó su credencial de la ENAH y el ruco alcanzó
27
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
a leer doctor debajo del nombre de Gilberto que era el director de la escuela. ¿Los tres
son doctores?, preguntó. Sí, dijo el boliviano cer… ote, sin pensar en que de repente
podrían recurrir a nosotros por alguna emergencia médica. Queríamos dormir en la
escuela pero el frío estaba cabrera y no íbamos equipados. Nos dieron chance de ubicarnos en la parte trasera de un camión en casa del presidente municipal, donde habían apiladas una buena cantidad de bolsas de cemento vacías. El boliviano se improvisó una especie de chuj chiapaneco para aguantar el frío y el resto ya es otra historia.
Como gran cronista de sus propios viajes, Otto tampoco pierde oportunidad de
quejarse de la forma en que se trataba en Rumanía a la población de habla alemana;
de los cruces de frontera en la Europa del Este anterior a la caída del muro de Berlín,
o la manera en que curas y monjas se han transado a los tojolabales chiapanecos. La
gratuidad de la palabra por la que tan intensamente luchó Levinas, traducida al paradigma de Otto, incluye consejos y detalles muy precisos sobre los lugares, como cuando me sugirió visitar, Pahuatlán, al norte de la sierra de Puebla, y donde hace mucho
frío. Dice Otto que una vez estando en Pahuatlán, viéndose en necesidad de orinar,
trató de esquivar el chiflón helado de la noche en el lugar y por no bajar al único baño
en la planta baja del pequeño hotel de la localidad, intentó echarse una araña desde el
segundo piso, pero con tan mala suerte que al apoyarse en el marco de la ventana de
la habitación que daba a la calle, éste fue afuera, casi para caer al vacío, y con la lógica
sorpresa de Otto. Cuál no sería la maravilla del tiempo que por coincidencia, al pulsear la ventana del mismo hotel años más tarde, volvió a producirse el mismo efecto.
He visto y escuchado a Otto entregar con mucha disposición de ánimo pistas para
buscar en los archivos, realizar caminatas en el campo, encontrar contactos o simplemente hacer valiosas recomendaciones, de las que jamás aparecen en los tratados
teóricos o los manuales para el trabajo de campo. Otto tiene vastos repertorios de
recomendaciones y estrategias para sortear las dificultades del trabajo de campo; con
su bolsa del mercado siempre presta o como cuando falto de equipaje y ya camino al
aeropuerto, en algún lugar de México, ante la falta de maleta en donde cargar las cosas
que acumuló durante su estancia, compró una de las sábanas del hotel y la convirtió
en bulto de nudo cruzado, estilo guatemalteco, y así sin ningún problema, se llevó
mecapaleadas sus cosas para no perder el vuelo.
La insaciable curiosidad lo mantiene con intereses múltiples en tantas lenguas,
que algún día debiera proponer una metodología un poco más explícita, que muestre
su forma de trabajar en lingüística descriptiva, en fonología pero también en otras
áreas donde ni el boasianismo marxista ni la Guía de Murdock pueden decir algo, como
en el chamanismo, los mercados laborales en la economía de plantación, las creencias
médicas, las técnicas de cultivo y muchos otros procesos de simbolización que Otto
28
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
investiga desde los años juveniles en que inició su travesía académica; hasta los tiempos contemporáneos en que los conflictos y la diáspora al norte cambiaron la configuración demográfica y generacional de los pueblos indígenas mesoamericanos. Como
en los pueblos donde dice Otto ya no hay jóvenes varones porque todos se fueron a
los Estados Unidos de América, o mucho peor, donde los niños ya no hablan las lenguas. Pueblos sobre los que se sigue pensando que son como en las etnografías de hace
cincuenta años, que dice Otto son las únicas que se leen y ya nadie hace otras nuevas.
Otto, el niño viejo, como le dijo una vez un indígena allá en Zacatlán de las Manzanas, en Puebla, a quien su papá le dejó de hablar en nahua cuando era niño; Otto, nieto
de una princesa kekchí como lo asegura Ramón Bastarrachea en Yucatán, o mejor
Otto de sus parientes en Transilvania, para que nos comparta una más de sus abundantes disertaciones sobre lenguas euroasiáticas y ángulos, que en si mismos sintetizan muchas horas y años leyendo cualquier cantidad de libros, timoneando, viajando
en veredas, encaramándose en cualquier cosa, o ya de plano volando tisha como dicen
en Guatemala, con tal de llegar a los lugares.
Desde antes de sus años de estudiante en la ENAH, Otto trabajó en ambos lados
de la frontera y en tierras altas, rastreando el nahua y el pipil en Centroamérica, o
registrando los remanentes de los barrios teotihuacanos en Kaminal Juyú. Muy pocos
seres humanos en este planeta tienen el conocimiento lingüístico y la experiencia etnográfica que viene de sus larguísimas estancias en el campo. Siempre sobre la ruta y
sin grandes aspavientos, denunciando la enfermedad de los nacionalismos xenófobos
y genocidas y de los chauvinismos más o menos obtusos y cerriles. La socarrona manera de burlarse del canon al interior del mismo canon y de repente como dice Otto,
terminar como culminó Roberto J. Weitlaner, su maestro, descansando en el Eterno
Oriente en pleno trabajo de campo. La preocupada juventud de su capacidad de asombro, se conmueve al constatar que uno de sus informantes más jóvenes apenas tiene 86
años. Su erudición etnográfica y gusto por el conocimiento oral de la gente con quien
trabaja y del suyo mismo, el amor del idioma, los usos y costumbres cuyo abandono
dice Otto se extraña; como en la clásica interpelación al cliente ya en desuso en las
tiendas de Comitán, que en lugar del usual ¿qué se le ofrece?, o ¿qué busca?, arrancaba,
según el profesor, con un enfático ¿que putas? Una interpelación cuya restitución, a
lo mejor y hasta lograría sacudir el amodorramiento y la blandenguería que postra a la
sociedad en ambos lados de la frontera y en muchos de nuestros países.
Todos hemos visto a Otto despotricar en contra de la manipulación, las exacciones
y las romantizaciones de las culturas y los pueblos. Con la enérgica disposición que
lo caracteriza, el Otto ha sido un caso raro de investigador social, vacunado de fundamentalismos y de utopías redencionistas de todos los signos. Otto tiene su propio
29
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
sentido de lo genuino y eso lo ha llevado a desarrollar una gran capacidad de resistencia para aguantar presiones, en particular por su silencioso trabajo para socorrer
a los más jodidos y andar siempre presto a la crítica feroz del sectarismo, el autoritarismo y los excesos dogmáticos de la burocracia de izquierda. Otto puede ser el más
heterodoxo de los contraculturales y a la vez, el más crítico del utopismo jerárquico y
confesional que concibe el acto político como acto de fe y obediencia.
Otto formula sus propias síntesis con sencillez y llanura para que todos las entendamos. Así por ejemplo, solo Otto y en algún momento el difunto Joaquín Noval han
buscado el equilibrio al reconocer en el contexto de la guerra fría, el valor analítico
y técnico del trabajo de académicos estadounidenses más o menos anticomunistas,
pero absolutamente eficientes como lingüistas, arqueólogos o antropólogos. Esa capacidad de encontrar el equilibrio le queda lejos todavía al integrismo antiyanqui que
confunde, como decía el Che Guevara, el cuchillo con el carnicero y prefiere vivir autoconfinado, rumiando desgracias y fermentando un chauvinismo nacionalero, que
no termina de resolver que tan nacional o entreguista es la burguesía en todos lados,
o como se puede ser antiimperialista aunque a la vez se siga siendo racista y clasista
al interior de nuestras propias fronteras. La obra de Otto y su estilo de trabajo son un
ejemplo contundente de la manera en que es posible evitar confundir el cuchillo con
el carnicero y en estos tiempos de desbordes xenófobos, resegregaciones y elitización
del mundo, su aporte en ese sentido no es poca cosa.
Siempre me ha impresionado el arrastre del idealismo político de Otto entre los
jóvenes de los países y las regiones en los que trabaja. Y es que el profesor Schumann
puede en medio de las más complicadas discusiones fonológicas, abordar sin tibieza
alguna la crítica a las políticas públicas y los actores de poder en el escenario nacional
e internacional.
Otto como ya lo conocemos no se sabe callar cuando se trata de repudiar abusos o
desenmascarar al complejo aparato que promueve el rebañismo y la domesticación de
la sociedad. Un iconoclasta siempre en activo, empujado por su gran amor al conocimiento y por la preservación del tiempo antiguo de la cultura y de la lengua. Un tiempo, Otto dio en utilizar un gorrito musulmán creo que de Afganistán o de Turquía,
acto de afirmación, complemento de una época anterior en que debido a la lastimadura de una pierna, se vio forzado a usar un bastón decorado con motivos mexicanos,
estilo el Diego Rivera de la lingüística mexicana, como dice el Mauricio Ruiz Velasco.
Otto pertenece a esa vieja escuela agredida durante las décadas recientes por el
productivismo neoliberal de la academia al servicio del lucro, la meritocracia y el engreimiento.
30
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Voces como la de Otto cada vez son mas escasas en un medio caracterizado por
una impresionante regresión que propicia el entontecimiento colectivo, el agachismo,
la tolerancia al abuso, el fanatismo religioso, el cretinismo como forma de malgobierno, y otras tantas desgracias que aquejan a las sociedades y se amparan en la inercia
mediática, fuente principal de adormecimiento de las conciencias, que vuelve natural
la letargia, el desencanto y el estancamiento cuando no la involución de todo.
Aunque no sabemos si Otto participa de un adiós a Derrida, lo que sí es cierto es
que con posmodernidad o sin ella, el Otto sigue brindando el lustroso sofá que por
décadas sirvió de lecho a legiones de gente, allí siempre al igual que las sobresalientes
dotes culinarias del maestro.
A propósito de refugiados, transterrados y trabajo de campo, hace algunos meses
leí un artículo en el que Kurtis Langston, una antropóloga canadiense que trabajó en
Somalia y argumenta que también en casa se hace trabajo de campo. Langston describe el caso de un etíope que conoció en los campamentos de refugiados en esa parte
del corno africano, y que luego la buscó en Canadá para que lo ayudara a encontrar
trabajo. Ella parte de ese hecho para criticar la asimetría en las relaciones entre el
etnógrafo y su objeto de estudio, y al final del artículo se siente un tanto exagerado
el tono en que Langston autocelebra su heroísmo tutelar, como si por una suerte de
fatalismo histórico, el etnógrafo estuviera predestinado a hacer las veces de misionero
laico o benefactor de sus desprotegidos informantes. A diferencia de estos ejercicios
de filantropía burguesa, durante muchos años he visto a Otto quitarse la camisa para
dársela a otro, regalar el dinero que no tiene y enterarme de cómo su hermana le quitó
su herencia, porque «él todo se lo da a los refugiados». Otto proveedor de los perros
callejeros en San Cristóbal goza de tanta estimación que hasta lo encaminan de regreso a su casa.
Otto siempre está documentando y denunciando los castigos, las multas, las exacciones que si por hablar en idioma indígena, que si porque es lengua de origen guatemalteco o que por ser evangélico o por no ir a misa, o como fue en los años anteriores,
por ser refugiado, sobreviviente de las gruesadas que se cometieron en Centroamérica
y cuyos responsables no sólo continúan libres, sino hasta compiten para puestos de
elección popular.
En el mundo globalizado de la política, la identidad post-nacional, el culto a la
hibridez que querría convertirnos a todos en mestizos consumidores de clase media
o razas y culturas puras para la vitrina del turismo, Otto es un activo crítico de las
mistificaciones racialistas de las purezas y las hibridices, y de los atracos políticos con
cara de panacea teórica o revolucionaria. Otto vive preocupado por el ocultamiento
de los crímenes en contra de los gitanos, los rusos y los millones que murieron víctima
31
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
del fascismo europeo y de los excesos del camarada Stalin. Su ecuanimidad le permite
opinar sobre sus propios hallazgos, que aún no han visto la luz de la palabra impresa, con una modestia que ha ido desapareciendo de manera acelerada al interior de
las instituciones universitarias. Recuerdo un escrito que alguna vez me dio a leer en
donde Otto confiesa su frustración y desconcierto porque después de muchos años
de trabajar con lenguas mayas, no se dio cuenta de la existencia del testificante en
esas lenguas. Pero su mayor consuelo, escribió, fue constatar que después de más de
cuatrocientos años, tampoco los frailes lingüistas que habían trabajado en la Colonia,
ni ellos se dieron cuenta.
La monstruosa memoria que tiene Otto, su habilidad culinaria y su propia y muy
personal receptividad al dolor ajeno, a veces pienso tienen mucho que ver con su soltura para preguntar y responder, su desenfadada aproximación a la crítica especializada de los más intrincados problemas de la lingüística o de la situación política
cotidiana, una estrategia simultánea que le ha granjeado la simpatía mayoritaria de los
que no se atreven a decir las mismas cosas, o de los que se sienten tocados por el filo
letal de su machete escuintleco.
Otto siempre regala consejos de investigación que valen dinero en éste y en otros
países que cuidan mejor de sus eminencias grises, y no las torturan con el productivismo maquilador, que está pudriendo y haciendo retroceder a las sociedades en muchos
aspectos; como si el desarrollo de la ciencia y la teoría pudiera reducirse a puntos,
recompensas salariales, bonos y un sistema de jubilaciones que es la vergüenza de
México, especialmente en ámbitos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, que reúne a los cuarenta países mas ricos del mundo. Ahora resulta que para
el sistema nacional de investigadores, las revistas mexicanas no son revistas internacionales y en las revistas internacionales, los propios miembros de las comisiones evaluadoras del SNI no tienen publicaciones. ¿Para quién se evalúa entonces? En medio
de los atrasos tecnológicos, los recortes presupuestarios, el estancamiento teórico en
el diseño de la política pública y el saqueo al erario de las instituciones, incluidas las
dedicadas a la enseñanza y la educación, es un viento fresco escuchar a Otto llamando
a hacer investigación de campo, y no estar casados con el romanticismo paisajista y las
distintas actitudes orientalistas que comparten el interés por los aztecas, los mayas y
los indígenas arqueológicos y repudian a los indios, los shumos y los nacos.
Gracias al entusiasta grupo encabezado allá en la ENAH por Rogelio Pedraza, y
aquí en Chiapas por el doctor Gabriel Ascencio Franco, podemos ahora testimoniar
aunque sea de manera breve, lo que Otto ha hecho por el avance de las disciplinas antropológicas y por establecer un estilo de trabajo, que desgraciadamente languidece,
debido a la falta de un sistema apropiado que preserve el amor del conocimiento, libre
32
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
de la meritocracia y la maquila intelectual del productivismo neoliberal. Ese entusiasmo por celebrar la obra del maestro nos permite ahora agradecer sus décadas de
instrucciones, la generosa forma de compartir sus conocimientos, la elegante sencillez
de su erudición etnográfica, su pesar y abrumamiento por la extinción de las lenguas;
su visión desmitificadora del mundo indígena y de todos los mundos, y su acuciosa ilustración siempre abierta y sobre la marcha, siempre en el fluir emocional de la
sociedad, y de la necesidad de recobrar la civilidad que permite la construcción de
nuevas sensibilidades y el avance de los derechos ciudadanos.
33
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
OTTO SCHUMANN GÁLVEZ: ETNÓGRAFO Y LINGÜISTA
Andrés Medina Hernández
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
INTRODUCCIÓN
O
tto Schumann expresa en su rica y diversa obra las andanzas múltiples de un
investigador que no se pliega a una perspectiva teórica, a un tema o a un problema particular; recorre los caminos de la lingüística con bastante soltura y
cruza las fronteras disciplinarias con no poco desparpajo para descubrirnos situaciones
novedosas, problemas agudos o bien líneas de investigación de urgente tratamiento.
Formado en la tradición mexicana de antropología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, comparte una conciencia social sensible a los problemas de las
clases explotadas, de los pueblos indios sometidos a un duro régimen que los esquilma
y de campesinos y trabajadores que viven en condiciones de pobreza extrema; Otto no
pierde oportunidad de expresar su solidaridad de muchas maneras en las diferentes
situaciones que va encontrando en su quehacer como etnógrafo y como lingüista; otra
característica de su formación profesional es la perspectiva integral en la que asume
un conocimiento básico de los diferentes campos de la antropología y sitúa su propia
práctica en un espacio que no descuida las articulaciones reconocibles.
Un excelente ejemplo de su versatilidad es su experiencia magisterial, pues como lo
apuntamos más adelante, no se ciñe a las materias de su especialidad, sino que abarca
muchos otros temas. Su condición de maestro le ha ganado un amplio reconocimiento
por la generosidad con que comparte no sólo su conocimiento y su experiencia, sino
también sus propios materiales de campo, lo que ha propiciado en no pocas ocasiones
abusos y plagios. En ese camino de compartir su experiencia profesional ha participado
en diferentes instituciones educativas, fundamentalmente en aquellas relacionadas con
la educación bilingüe, donde ha actuado como asesor, instructor y traductor.
Lo cierto es que Otto desborda con mucho los cánones profesionales de la lingüística
y conjuga sus reflexiones con la etnografía, pues no se concentra exclusivamente en las
cuestiones técnicas de la lingüística, sino que extiende sus pesquisas a materiales lingüísticos importantes para la etnografía, como es la recolección de muestras de diversos
tipos de narrativa, como cuentos, mitos y expresiones coloquiales, entre otros.
El homenaje que ahora le rinde la Red Centroamericana de Antropología y los organizadores del VII Congreso Centroamericano de Antropología nos permite destacar su profunda convicción de compromiso con los pueblos originarios de nuestro
35
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
continente americano, y particularmente con los integrantes de la compleja tradición
mesoamericanista. Pero, desgranemos estas reflexiones para entrar en detalles de la
obra de Otto y del entorno en el que se forma y al que contribuye con muy diversas y
valiosas aportaciones.
LA COMPLEJIDAD LINGÜÍSTICA Y CULTURAL DE LOS PUEBLOS TESTIMONIO
México y Guatemala forman parte de lo que Darcy Ribeiro, el gran antropólogo brasileño, ha llamado los pueblos testimonio, es decir aquellas naciones constituidas por dos
grandes tradiciones civilizatorias, la amerindia y la europea, que se enfrentan y buscan aniquilarse, situación que tiene solamente una solución política, una negociación
que establezca los principios de una coexistencia civilizada. Sin embargo, lo que ha
dominado hasta ahora ha sido la confrontación y la política etnocida por parte de los
grupos dominantes, herederos de los conquistadores y colonizadores hispanos; esta
situación se ha mantenido con grados diversos de tensión, que en diversos momentos ha llevado a levantamientos, enfrentamientos armados y muy diversas formas de
represión, como lo expresan los recientes conflictos por los que pasa Guatemala por
más de treinta años y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
de enero de 1994 en Chiapas.
Sin embargo, los pueblos indios mantienen su lucha de mil maneras y permanecen
en su afán de obtener un reconocimiento a sus derechos como parte de sus respectivas
naciones y estados nacionales, derechos que les han sido negados, ofreciéndoles en
cambio paliativos jurídicos que obstaculizan las soluciones reales, aquellas que conducen a la constitución de sociedades pluriétnicas en las que los diferentes pueblos
que las componen tienen sus derechos reconocidos en las respectivas leyes, el derecho
a sus propias lenguas amerindias, a sus tradiciones políticas y jurídicas, entre otros.
La situación en México y Guatemala es contrastante; mientras que en la situación
mexicana los pueblos indios conforman cerca del 15% de la población total, es decir,
alrededor de diez millones de personas que hablan más de trescientas lenguas y se
distribuyen por todo el territorio nacional, teniendo una presencia considerable en las
ciudades más grandes del país a consecuencia de las recientes corrientes migratorias.
En términos absolutos México tiene el mayor número de población amerindia del
continente.
Por otro lado, en Guatemala la población amerindia rebasa considerablemente la
mitad de la población nacional y tiene una menor diversidad lingüística, de hecho el
grupo mayoritario corresponde a las lenguas de la familia maya, lo que ha contribuido a subrayar esa tradición mesoamericana como la base de sus pueblos amerindios,
36
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
quedando un tanto marginales lenguas y cuturas con otra filiación, como la xinca y
la garífuna. En esta correlación de fuerza en la que se enfrentan indios y ladinos, para
remitirnos a la terminología local, subsiste un encono que no ha encontrado hasta
ahora una solución política. En tanto la estrategia estatal frente a los pueblos indios
mantiene su tono etnocida, éstos han desplegado una intensa actividad orientada a la
consolidación de sus proyectos culturales, particularmente los educativos, lo que ha
otorgado un lugar importante a las investigaciones lingüísticas, como se manifiesta en
la adopción de un sistema de escritura para todas las lenguas mayenses, lo que permite la preparación de una amplia gama de materiales educativos, aunque ciertamente
esta actividad se encuentra severamente limitada por la escasez de recursos. Sin embargo, bien puede reconocerse el enorme esfuerzo desplegado para fundar una tradición educativa orientada al fortalecimiento y consolidación de las lenguas mayenses.
Es decir, las diferencias cuantitativas y cualitativas entre los pueblos amerindios
de México y Guatemala plantean situaciones diferentes y en cierto sentido contrastantes, lo que bien se advierte en las políticas gubernamentales desarrolladas para
enfrentar las exigencias de sus respectivos pueblos de raíz mesoamericana. Nos concentraremos en la tradición indigenista y antropológica mexicanas, en las que se forma nuestro homenajeado, el doctor Otto Schumann.
LA POLÍTICA DEL LENGUAJE EN MÉXICO
La más antigua tradición de estudios lingüísticos de las lenguas amerindias es la establecida por las órdenes religiosas que llegan con los invasores españoles; su febril
actividad catequizadora frente a la enorme diversidad lingüística y la extrema complejidad de los pueblos amerindios de la Nueva España los lleva a preparar numerosos diccionarios, artes, gramáticas, catecismos y otros recursos para facilitar su labor
misionera. En algunos casos esta actividad alcanza grados elevados de virtuosismo,
como la desarrollada con la lengua náhuatl por los franciscanos, particularmente Andrés de Olmos y Bernardino de Sahagún, entre otros, tanto por ser una de las lenguas
dominantes como por convertirse en la lengua oficial para los trámites de los pueblos
indios novohispanos, lo que conduce a la formación de lo que ahora es el «náhuatl
clásico», variante en la que se escriben los numerosos documentos legales, como los
Títulos Primordiales.
Sin embargo, una vez pasada la euforia de la utopía milenarista de las órdenes
mendicantes, en el siglo XVI, el clero secular toma gradualmente el control de los
pueblos indios y se reduce a su mínima expresión el trabajo analítico con las lenguas
amerindias. En cierto sentido este abandono reduce la virulencia del ataque sobre las
37
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
lenguas indias por parte de sus catequizadores y tutores, el clero regular; aunque por
otro lado, la explotación extrema y las plagas que traen los españoles diezman dramáticamente a los pueblos originarios.
No es sino bajo el influjo del movimiento iluminista del siglo XVIII que se sientan
las bases para la construcción de la lingüística como ciencia en Europa; en esta nueva
mirada conducida por la razón científica se forman los nacionalistas criollos que comienzan a rescatar las tradiciones culturales de las antiguas civilizaciones mesoamericanas para fortalecer sus reclamos nacionalistas, tal es el caso paradigmático del jesuita Francisco Javier Clavijero y su defensa de la lengua y la cultura de los «aztecas»,
representantes de lo que se llamará el México Antiguo.
Sin embargo, las primeras aportaciones científicas para dar cuenta de la diversidad lingüística y resolver lo que se llamará desde entonces el problema indígena —pues
para los regímenes liberales y conservadores del siglo XIX la diversidad étnica era el
mayor obstáculo para el «progreso»— habrían de ser hechas a la sombra del Segundo
Imperio. Por una parte Francisco Pimentel, duque de Heras, realiza una de las primeras clasificaciones de las lenguas amerindias de México siguiendo los cánones de la
lingüística europea; asimismo, el propio Pimentel, por encargo específico de Maximiliano, realiza una investigación y prepara un libro para plantear las causas del problema
indígena y las formas de solucionarlo, publicado en 1864. Por la otra, el historiador y sabio
Manuel Orozco y Berra da cuenta también, en una obra aparecida el mismo año, de
la diversidad lingüística y vierte en un mapa las regiones donde se localizan a los hablantes correspondientes. Estas investigaciones se realizan con bases estrictamente
documentales.
En el siglo XX se continúan estas tendencias tipológicas, pero comienza ya a recogerse información de campo con hablantes de algunas de las lenguas reportadas.
Francisco Belmar, magistrado oaxaqueño y fundador, en 1910, de la Sociedad Indianista de México, realiza diversas investigaciones sobre las lenguas de Oaxaca, particularmente trabajos descriptivos de varias de ellas; su obra más importante es la Glotología
indígena mexicana, publicada en partes entre 1914 y 1921, sin que hayan aparecido las
conclusiones, por el fallecimiento de su autor.
Mientras tanto, en el Museo de Arqueología, Historia y Etnología, Nicolás León desarrollaba una amplia actividad en diferentes campos de la antropología, pues en 1906
inicia los cursos de etnología y realiza una temporada de campo con sus alumnos en la
región popoloca del sur del estado de Puebla. La intención era la de realizar un trabajo
etnográfico fundamentalmente, pero también incursiona en la arqueología, al llevar a
cabo algunas excavaciones, y en la lingüística, pues recoge un vocabulario de la lengua
popoloca. Mientras que su trabajo etnográfico y los estudios lingüísticos son publica38
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
dos, los datos de la arqueología nunca aparecen debido al reclamo que le hace Leopoldo
Batres, de la Inspección de Arqueología, por haber excavado sin autorización alguna. En
1923 Nicolás León publica su clasificación de las lenguas indígenas de México.
Miguel Othón de Mendizábal y Wigberto Jiménez Moreno, dos jóvenes investigadores del Museo de Arqueología, Historia y Etnografía, realizan en 1928 varios espléndidos mapas con la distribución de las lenguas indígenas y una nueva clasificación por
familias; incluso reconstruyen en un mapa las probables regiones que ocupaban los
hablantes de las lenguas amerindias en el siglo XVI.
Había pues una evidente preocupación por conocer las dimensiones de la diversidad lingüística de los pueblos indios mexicanos, se discutían las agrupaciones por
familias y la ubicación dentro de ellas de cada una de las lenguas reconocidas; era una
cuestión altamente debatida el caso de las lenguas que no parecían caber en ninguna
de las familias propuestas. Todo esto se hacía, sin embargo, fundamentalmente desde
los gabinetes y las bibliotecas, con un reducido margen para las investigaciones de
campo, como en los citados casos de Francisco Belmar y Nicolás León. Este panorama
cambiará sustancialmente con el inicio de la política indigenista del gobierno de Lázaro Cárdenas y la fundación del complejo institucional en que se funda la moderna
antropología mexicana.
LA EDUCACIÓN BILINGÜE BAJO EL NACIONALISMO REVOLUCIONARIO
En los inicios de los regímenes de la Revolución Mexicana se mantuvo la política de
enseñanza directa del español a la población indígena, desde las escuelas de enseñanza «rudimentaria» hasta las misiones culturales del programa vasconcelista, bajo
la férrea dirección del profesor Rafael Ramírez, se exigía la imposición de la lengua
nacional a la población indígena en las escuelas de primera enseñanza. Sin embargo,
un balance hecho a fines de la década de los años veinte mostraba el éxito rotundo en
el programa de educación en las diferentes regiones del país, excepto en las indígenas, donde era un completo fracaso. Quien advirtió esta situación fue Moisés Sáenz,
miembro de la «dinastía norteña» gobernante y pedagogo sólidamente formado en las
más modernas tendencias, quien fuera subsecretario de Educación en el gobierno del
general Plutarco Elías Calles.
Para investigar las causas de la ineficacia de los programas educativos vigentes,
Moisés Sáenz se propuso organizar en 1932 una Estación Experimental de Incorporación del Indio, en la región de los Once Pueblos, en Michoacán, en la que participó un
equipo de investigadores, entre los que estaba Miguel Othón de Mendizábal y Carlos
Basauri, antropólogos ambos. Esta parte era la más extensa área de hablantes de la
39
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
lengua tarasca, estableciéndose la sede en la comunidad de Carapan. A los seis meses Sáenz tuvo que abandonar el proyecto por razones políticas, para exiliarse como
embajador mexicano en Guatemala. Sin embargo, no puede decirse que haya sido un
fracaso, sino que fue un acercamiento decisivo, a partir del cual habría de plantearse el
reconocimiento de la especificidad étnica de los pueblos indios, expresada a partir del
reconocimiento de organizar un programa educativo apoyado en las lenguas amerindias, como lo narra con elocuencia y dramatismo el propio Sáenz en su libro Carapan,
publicado originalmente en 1934.
La clave para plantear la necesidad de una educación bilingüe fue el encuentro de
Moisés Sáenz con el pastor protestante William Cameron Townsend en Panajachel,
Guatemala, una población cakchiquel situada a la orilla del lago Atitlán. Ahí, Townsend junto con su esposa desarrollaban una labor proselitista a partir de la enseñanza
de la Biblia; para ello había desarrollado diversas técnicas lingüísticas y pedagógicas,
entre las cuales estaba el establecimiento de un sistema de escritura acorde con las
características fonéticas y morfológicas de la lengua mayense hablada localmente, así
como el diseño de cartillas para el aprendizaje de la lectoescritura. Es claro que la
finalidad de ese trabajo lingüístico era apoyar la labor misionera desplegada por la
pareja. Sáenz invita a los Townsend para que se presentaran en México ante las autoridades educativas y les plantearan las bondades de ese método lingüístico, que podía
contribuir a la educación y castellanización de los diversos pueblos indios mexicanos.
William C. Townsend despliega entonces una intensa labor de cabildeo entre los
funcionarios mexicanos vinculados con los programas de educación. Antes renuncia a
su labor misionera en la Central American Mission y funda el Instituto Lingüístico de
Verano, con su correspondiente organización paralela en los Estados Unidos de América, el Wyclife Bible Translators. De hecho el proyecto de Townsend se apoyaba en
una extensa red de instituciones protestantes sostenidas con las aportaciones de sus
miembros, adscritos a las diferentes iglesias; esas aportaciones financiaban diversos
proyectos de educación protestante y otras actividades proselitistas. Este conjunto
institucional está en la base del fundamentalismo promovido por los grupos más conservadores y racistas de Estados Unidos de América, los anglosajones blancos y protestantes, mejor conocidos en inglés como UASP: White Anglo-Saxon Protestants.
Para desarrollar adecuadamente su proyecto proselitista y educativo Townsend organiza una institución para el apoyo técnico, la Jungle Aviation & Radio Service. Así, la
estructura institucional se componía de una institución con una actividad científica,
el Instituto Lingüístico de Verano, el respaldo de una institución religiosa en el país
de origen, Estados Unidos de América, y un grupo de apoyo técnico compuesto de un
sistema de comunicaciones por radio y una flotilla de avionetas.
40
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
En la VII Conferencia Científica Interamericana, Townsend entra en contacto con
varios funcionarios mexicanos, entre ellos Rafael Ramírez, Carlos Basauri y Celso Flores, éste último director de educación primaria de la Secretaría de Educación Pública;
hace amistad también con Mariano Silva y Aceves, director del Instituto Mexicano de
Investigaciones Lingüísticas, con quien prepara un proyecto de educación bilingüe
en Tetelcingo, Morelos; como parte de ese proyecto elabora una cartilla en náhuatl,
la lengua local, que es impresa en la SEP. Además del proyecto educativo Townsend
prepara un programa de «bienestar social»: siembra numerosos árboles frutales, donados por las autoridades mexicanas, adecua una escuela y remoza el aspecto de la
plaza central. Con el escenario listo, el presidente Cárdenas visita Tetelcingo en enero
de 1936 y se entera del programa de educación bilingüe desarrollado por el misionero;
incluso lo autoriza para traer a México a otros jóvenes misioneros lingüistas. Aunque
el programa de educación bilingüe en Tetelcingo fracasa, Townsend había logrado el
objetivo de obtener el respaldo del propio primer mandatario.
La consolidación del proyecto del Instituto Lingüístico de Verano se logra en octubre de 1936, cuando Cárdenas ofrece un banquete en el Castillo de Chapultepec a
Townsend; en tal ocasión el presidente apoya la propuesta de enviar dos misioneros a
Michoacán, así como también acepta que ocho misioneros sean asalariados de la SEP.
Asimismo en dicha reunión Townsend asume el papel de biógrafo oficial, con la anuencia del propio Cárdenas. Este es el punto de partida que tiene como base la formación
de jóvenes misioneros lingüistas en las universidades de Oklahoma y Dakota del Norte;
el programa mínimo para desarrollar en los lugares donde se instalarían fue aprender la
lengua india local, traducir la Biblia y ejercer influencia a través de redes personales. Para
1938 se habían instalado ya 32 misioneros, 26 de ellos dedicados a 13 lenguas diferentes,
y en 1942 se cuenta a 45 «traductores» ocupados en el estudio de 32 lenguas.
Con el fin de mostrar sus capacidades técnicas y teóricas en lingüística los misioneros participan en varios eventos académicos realizados en la ciudad de México,
tales como la Semana Lingüística, en la que presentan ponencias Eugene Nida, Walter Miller, Max Lathrop y el propio William C. Townsend; en este evento académico
se fortalecen los nexos entre Townsend y Carlos Basauri, responsable del programa
de educación indígena en la SEP. En la Primera Asamblea de Filólogos y Lingüistas,
organizada por el Departamento de Asuntos Indígenas y el Departamento de Antropología, de la Escuela de Ciencias Biológicas, en el Instituto Politécnico Nacional, se
discuten diversos problemas relacionados con la educación bilingüe y se realizan diversas propuestas. Así, se produce una enconada discusión entre Townsend y Mauricio Swadesh sobre el sistema de escritura que habrá de emplearse en los materiales
educativos para los pueblos indios.
41
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En esta primera Asamblea se fundan las academias de la lengua náhuatl, maya y otomí; así es como se crea el Consejo de Lenguas Indígenas, donde se discutirán y asesorarán los programas respectivos. Uno de los resultados más importantes, sin embargo, es
la organización de un ambicioso proyecto para desarrollarse en la región tarasca bajo la
dirección de Mauricio Swadesh; se trataba de crear un programa educativo basado en
la lecto-escritura en lengua tarasca, a partir de la preparación intensiva de un grupo de
jóvenes maestros y el diseño de diversas técnicas didácticas y lingüísticas.
El Proyecto Tarasco se inicia en 1939, con la Convención Regional de Paracho y de
inmediato Swadesh solicita al presidente Cárdenas el control, por parte del Proyecto, de
todas las escuelas de la región y el cambio de aquellos maestros que no hablan el tarasco,
o lengua porhé, por los jóvenes entrenados en el Proyecto. Asimismo pide la reorganización del internado indígena de Paracho y el aumento de plazas para los egresados
del programa. Se propone el reconocimiento de las variantes dialectales de la lengua
porhé, la realización de gramáticas, diccionarios y un atlas lingüístico; se organizan misiones alfabetizadoras con educadores tarascos y lingüistas especializados. Se diseñan
cartillas, periódicos murales, materiales para la enseñanza y propaganda. La variante
dialectal de Cherán es adoptada como la norma estándar. La Prensa Tarasca es fundada en
Paracho, desde donde se emiten una gran variedad de publicaciones en porhé.
El Proyecto se proponía fundar la Academia de la Lengua Tarasca y la instalación
de la cátedra de la lengua porhé en las instituciones de educación superior de Michoacán. El cambio de orientación política en el régimen del presidente Manuel Ávila
Camacho incide en la terminación abrupta del Proyecto Tarasco en 1941; sin embargo,
esta novedosa experiencia se constituye en un modelo de programa educativo para los
pueblos indios; su director y principal inspirador, Mauricio Swadesh, se erige entonces como uno de los fundadores de la escuela mexicana de lingüística. Sus actividades en el Departamento de Asuntos Indígenas, su activa participación en la Primera
Asamblea de Filólogos y Lingüistas, pero sobre todo su ambicioso Proyecto Tarasco
son acontecimientos que lo definen como creador de una orientación estrechamente
ligada al proyecto nacionalista revolucionario, de compromiso social y de apoyo a las
lenguas y a los pueblos indios; su contribución teórica, por otro lado, se consigna en
el libro La nueva filología, publicado en 1941 y cuyo contenido fue expuesto en una serie
de conferencias impartidas en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia.
Formado en la original tradición antropológica y lingüística boasiana, con Edward
Sapir como su mentor, Mauricio Swadesh pronto se destaca como un original investigador que hace contribuciones originales a la teoría; su estancia en México lo revelará
también como un investigador comprometido y dispuesto a enfrentar creativamente
los retos de la educación en los pueblos indios.
42
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA ENAH Y LA TRADICIÓN ACADÉMICA MEXICANA
Dos son los antecedentes que confluyen para fundar la ENAH en los años cuarenta
del siglo XX; por una parte la tradición académica del Museo de Arqueología, Historia
y Etnografía en la que se forman numerosos investigadores, como Miguel Othón de
Mendizábal y Wigberto Jiménez Moreno, etnólogos, o bien arqueólogos como Enrique Juan Palacios y Alfonso Caso; estos cursos formaban también parte de los programas de la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM. Por otra parte está la tradición
que se funda en el Instituto Politécnico Nacional, el Departamento de Antropología
de la Escuela de Ciencias Biológicas y que tiene como precedentes la Escuela de Embriología en la Universidad Gabino Barreda, luego convertida en Universidad Obrera
bajo la guía de Vicente Lombardo Toledano, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, la poderosa CTM.
Cuando el Departamento de Antropología se traslada de su local en el casco de la Hacienda de Santo Tomás, sede del IPN, al Museo Nacional, se inicia el proceso de fusión
de las dos tradiciones, que se realiza con el cambio institucional de la ENAH al recién
fundado Instituto Nacional de Antropología e Historia en 1939. Para 1942 se establecen
convenios entre la ENAH, el Colegio de México y la UNAM para no duplicar carreras
y establecer un sistema de equivalencias. Sin embargo, la consolidación académica se
logra cuando se establece un plan de estudios con la orientación teórica del relativismo
cultural de la escuela de Franz Boas, un plan vigente en varias universidades de Estados
Unidos de América. En su versión mexicana se constituía con un tronco común de dos
años y con cuatro áreas de especialización para los dos años siguientes: antropología
física, arqueología, etnología y lingüística; la SEP expediría los títulos profesionales correspondientes. Este programa y sus convenios estuvieron vigentes hasta 1970.
Lo que otorga especificidad a la orientación teórica de los estudios en la ENAH
es el establecimiento del concepto de Mesoamérica como paradigma. El texto, cuyo
autor es el etnólogo alemán radicado en México Paul Kirchhoff y en el cual se hace una
primera caracterización, es publicado en 1943 en la revista Acta Americana. El planteamiento que se hace en este artículo es resultado de varios factores, por una parte un
proyecto para establecer las áreas culturales del continente americano auspiciado por
el Bureau of American Ethnology de Estados Unidos de América y bajo la dirección
de Julian Steward; por otra parte se estaba configurando la comunidad antropológica nacional con la fundación de diversas instituciones dedicadas a la investigación y
difusión del conocimiento antropológico, tales como el INAH, el Departamento de
Asuntos Indígenas, el Instituto Indigenista Interamericano, pero sobre todo la Sociedad Mexicana de Antropología (SMA), con su publicación periódica, la Revista
43
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Mexicana de Estudios Antropológicos, donde la figura dominante era la de Alfonso Caso,
también director del INAH. La SMA promovió, a partir de 1940, la realización anual
de reuniones académicas de Mesa Redonda, es en ellas que se despliega una intensa
actividad académica y se construye gradualmente el campo de los estudios mesoamericanos, lo que Kirchhoff llamaría la mesoamericanística.
Para reconocer los fuertes vínculos que se establecen entre las actividades del
INAH, la SMA y la ENAH, con el discurso nacionalista del Estado mexicano, es fundamental ubicar el papel de Alfonso Caso, miembro importante de la clase política
nacional, uno de los llamados «caudillos culturales» de la Revolución Mexicana. Es
el mediador entre ese discurso y las investigaciones desarrolladas en el conjunto institucional que constituye la naciente comunidad antropológica; así, la arqueología, el
indigenismo y la educación indígena se articulan en un mismo discurso nacionalista.
Esta comunidad se ve fortalecida por la incorporación de estudiosos de alto nivel procedentes de diferentes países afectados por la guerra y por dictaduras represivas, así
llegan investigadores alemanes y austriacos, como Paul Kirchhoff y Roberto J. Weitlaner, pero el grupo mayor es el de los trasterrados españoles, entre quienes hay filósofos y poetas, literatos y antropólogos, como Juan Comas, Pedro Bosch-Gimpera, José
Miranda y otros más.
En el campo de la lingüística las figuras principales son Roberto J. Weitlaner y W.
Jiménez Moreno, Mauricio Swadesh abandona el país luego de la suspensión del Proyecto Tarasco, para incorporarse a las tareas que impone el conflicto armado mundial
a los antropólogos de Estados Unidos de América; regresa a México hasta 1956, luego
de amargas vicisitudes a que lo condena el macartismo vigente en Estados Unidos de
América, en el marco de la Guerra Fría establecida luego de la guerra mundial. A la
formación de lingüistas contribuye también el Instituto Lingüístico de Verano, quien
comisiona a varios de sus mejores teóricos para impartir cursos en la ENAH, entre
ellos Velma Pickett, Eugene Nida, Eunice y Kenneth Pike.
Con R. J. Weitlaner, quien había llevado cursos con F. Boas y mantenía una cercana amistad, se perfila una tradición de estudios de lenguas de la familia otomangue, a
la que se suma W. Jiménez Moreno; la primera egresada en lingüística de la ENAH,
María Teresa Fernández de Miranda, quien presenta su tesis en 1950, sobre la fonémica del ixcateco, se incorpora a este grupo, quienes hacen diversas contribuciones
que conducen al reconocimiento de una de las grandes familias de las lenguas mesoamericanas, la ahora llamada otopame. Otro destacado miembro de esta corriente
académica es Carlo Antonio Castro, quien despliega sus actividades en el campo de
la etnología y la lingüística; su mayor contribución es la preparación de un manual
para aprender tzeltal, dirigido a los técnicos que trabajaban en el Centro Coordina44
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
dor tzeltal-tzotzil de los Altos de Chiapas, así como la publicación de un periódico,
Sk’oplal te Mejicolum/ La Palabra de México, que recoge narraciones y relatos en tzeltal,
tzotzil y español.
Cuando Mauricio Swadesh regresa a México, contratado originalmente por el Instituto Nacional Indigenista, se incorpora a la Sección de Antropología, del Instituto de
Historia de la UNAM, y asume el liderazgo de las investigaciones lingüísticas que se
hacen en México, como lo expresa la publicación de dos libros suyos con aportaciones
teóricas significativas, como la glotocronología y la léxico-estadística: Estudios de lengua
y cultura, publicado en la serie Acta Anthropológica de la ENAH, en 1960, y El lenguaje y
la vida humana, publicado en 1966 por el Fondo de Cultura Económica. Como lo veremos
más adelante, el lapso que media entre estos dos libros, y que expresan la actividad plena de Swadesh en México, es cuando Otto Schumann se forma como lingüista.
Para estos años, los sesenta, el Instituto Lingüístico de Verano se ha constituido
en el principal colaborador del gobierno mexicano en el campo de la educación indígena, lo que se venía perfilando desde su establecimiento en el país en la década de los
años treinta. No sólo realiza numerosas investigaciones sobre las lenguas amerindias,
constituyéndose en un referente teórico en el campo de la lingüística estructural, sino
que prepara todos los materiales didácticos para las escuelas de educación indígena,
tales como las cartillas; para ello instala una imprenta con todos los medios técnicos
para resolver el problema de los diacríticos y modificaciones requeridas por las especificidades de las lenguas amerindias.
Es decir, para los años sesenta reconocemos cuatro tradiciones académicas en el
campo de la lingüística: la antigua escuela tipológica procedente del Museo Nacional
y que tiene en Wigberto Jiménez Moreno a su mayor representante; el grupo de estudios otomangues, encabezado por Roberto Weitlaner y M. T. Fernández de Miranda;
la corriente estructural de los lingüistas del Instituto Lingüístico de Verano y; la escuela de M. Swadesh. La más importante es sin duda ésta última, pues pronto se rodea de discípulos que despliegan diversas líneas de investigación bajo su orientación
teórica y metodológica. En tanto que los misioneros del ILV no parecen mostrar ningún interés en formar especialistas, el único lingüista más cercano a sus orientaciones
es Moisés Romero, especialista en lenguas mayenses, Swadesh incursiona diversos
campos acompañado de diferentes discípulos; así, en la aplicación de métodos computacionales para el desciframiento de la escritura maya, campo en el que es pionero,
le acompañan Daniel Cazés y Otto Schumann; en la realización de los llamados «diccionarios compactos», una original propuesta metodológica de Swadesh, incursiona
en las lenguas náhuatl, mixteca colonial, tzeltal, purépecha y otras, en la que le apoyan diferentes estudiantes; discípulos notables son Leonardo Manrique, que funda la
45
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Dirección de Lingüística en el INAH, Evangelina Arana, con quien trabaja la lengua
mixteca, Carlos Robles, que elabora una gramática y un diccionario compacto del
tzeltal, Juan José Rendón, que trabaja inicialmente las lenguas zapotecas, particularmente el papabuco, pero que posteriormente desplegará su creatividad en la creación
de los Talleres de Diálogo Cultural y hará aportaciones sustanciosas a la propuesta
teórico-político sobre la comunalidad que desarrollan diversos dirigentes indígenas
oaxaqueños. Ellos son, me parece, el núcleo duro de la Escuela Mexicana de Lingüística; y serán condiscípulos de Otto Schumann en la ENAH y en la UNAM.
LA BIOGRAFÍA DE OTTO SCHUMANN
El ingeniero químico Alberto Schumann Hartig, originario de Ueltzen, en la región
Lüneburger Heide al norte de Alemania, fue contratado para trabajar como jefe de
químicos en el ingenio azucarero La Concepción, situado a trece kilómetros de Escuintla, en el sur de Guatemala; ahí conoció a la maestra Carmen Gálvez, originaria
de Santa Tecla en El Salvador, quien enseñaba en la escuela del ingenio; contrajeron
matrimonio y procrearon tres hijos, el mayor de los cuales es Otto, quien nació el
once de marzo de 1934. Sus estudios primarios los hizo entre Escuintla y la ciudad de
Guatemala, pues durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno cerró la finca y la
familia instaló una tienda en Escuintla, donde comenzó sus estudios, para continuarlos en la ciudad de Guatemala; ahí siguió con la secundaria y la preparatoria. Luego, se
inscribió en la carrera de Historia en la Escuela Nacional de San Carlos, donde cursó
dos años; ahí conoció a Silvia Rendón y a Barbro Dahlgren, dos etnólogas mexicanas,
quienes convencieron a dos estudiantes guatemaltecos para que estudiaran lingüística en la ENAH; uno de ellos fue Otto, quien se inscribió en 1960.
Moisés Romero, lingüista yucateco, fue el maestro de Otto en el curso de Lingüística
General, y quien lo encaminó al estudio de las lenguas mayenses; con José Luis Lorenzo
cursó Arqueología General y con Johanna Faulhaber Antropología Física; como parte
del tronco común llevó con Wigberto Jiménez Moreno el concurrido curso de Historia
Antigua de México, cuyos apuntes de clase eran vendidos, en forma mimeografiada, por
el conserje de la escuela, don Gabino. Ya como estudiante de la ENAH obtuvo una beca
del Instituto Lingüístico de Verano para realizar estudios en la Universidad de Oklahoma, donde llevó cursos con K. Pike; del mismo ILV, pero ya en la ENAH, siguió los
cursos con Velma Pickett y con E. Nida, grandes teóricos de la fonología y la morfología.
La relación con Mauricio Swadesh fue inicialmente como alumno de Lingüística
Histórica, donde este gran maestro exponía su original propuesta sobre la glotocronología con brillantes ejemplos nutridos por la erudición y la perspectiva mundial
46
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
que manejaba; sin embargo, su relación como colaborador se estableció en el seminario organizado para el desciframiento de la escritura maya, hacia 1965; el grupo de
estudiosos se reunía semanalmente, apoyado por los especialistas que trabajaban en
el área de cómputo de la UNAM; integrantes de este equipo dirigido por Swadesh
eran, entre otros, Evangelina Arana, Alberto Ruz, Carlos Robles, Leonardo Manrique,
Cristina Álvarez, José Rendón Monzón y Daniel Cazés.
Con una tesis sobre la lengua xinca, de Guazacapán, en Guatemala, Otto realizó
su examen de grado el dos de mayo de 1967, con el que obtuvo el título de Lingüista,
reconocido por la UNAM como de maestría en Ciencias Antropológicas, de acuerdo
con el convenio ya mencionado antes. Xinca es una lengua poco conocida y, en esos
años, en proceso de extinción; sin filiación con las lenguas mesoamericanas constituye una familia en sí misma, y representa un sugerente reto teórico e histórico explicar
su presencia en esa parte de Guatemala.
El primer trabajo como docente lo hace Otto en 1963 en calidad de ayudante de Moisés Romero, condición que mantiene hasta 1967; desde 1967 hasta 1969 es profesor en el
Departamento de Antropología de la Universidad Iberoamericana; en 1968 da clases en
el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, en la UNAM.
En 1967 Otto ingresa como investigador en la Sección de Etnografía del Museo
Nacional de Antropología, dirigida en ese entonces por el maestro Fernando Cámara
Barbachano, razón por la cual don Antonio Pompa y Pompa, a la sazón director de
la Biblioteca Nacional del INAH, llamaba al grupo de investigadores de esa sección
la «música de cámara». La Sección de Etnografía era un espacio académico extremadamente activo, donde se realizaban diferentes investigaciones, el profesor Cámara
era muy hábil para conseguir recursos que permitieran financiar los diferentes proyectos; bien puede decirse que la mayor parte de los etnólogos de la ENAH pasaron
por esa Sección desde 1964, cuando se inaugura el museo, hasta mediados de los años
setenta. Cámara tenía vínculos con numerosos departamentos de las universidades de
Estados Unidos de América, con algunos de los cuales realizó convenios para realizar
investigaciones. Lamentablemente el profesor Cámara no trataba bien a sus alumnos
en trabajo de campo, a quienes con frecuencia esquilmaba parte de sus viáticos, lo que
generaba un rechazo a sus procedimientos administrativos; las numerosas investigaciones que se hacían escasamente fueron publicadas, no obstante que los archivos de
la Sección estaban repletos de informes de campo y otros textos etnográficos.
En este entorno académico es como establecimos amistad Otto Schumann y yo,
pues participamos en el grupo organizado para realizar una investigación en la Sierra
Madre de Chiapas y el Soconusco dentro del Proyecto de Rescate Etnográfico. Yo me
había reincorporado al INAH, y adscrito a la Sección de Etnografía, en julio de 1967,
47
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
luego de una estancia para hacer estudios de posgrado en la Universidad de Chicago;
en ese mismo año Otto se graduaba e ingresaba también a la misma Sección.
La investigación de campo se planeó para realizarse los meses de septiembre a diciembre de 1967; el equipo estaba formado por los lingüistas Roberto Bruce, Jesús Muñoz Basilio y Otto Schumann, y como etnólogos íbamos Bolívar Hernández, Juan Ramón Bastarrachea y yo. Inicialmente hicimos un recorrido por toda la región y luego
nos distribuimos en diferentes regiones. Otto, Bolívar y yo nos instalamos en Tuzantán,
un bellísimo pueblo de habla qatook’, una variante dialectal del mochó o motocintleco;
ahí permanecimos aproximadamente un mes, a lo largo del cual conversamos con los
hablantes de la lengua local, ancianos en su mayoría, y observamos la peregrinación de la
imagen de San Francisco, que iba de Huixtla a Tuzantán. La principal actividad económica de sus habitantes era el cultivo del cacao, que se producía abundantemente y con
el cual también elaboraban chocolate en tablillas; en las calles bien trazadas, cubiertas
de pasto, pues no transitaba ningún vehículo de motor, se ponía a secar tanto el cacao
como granos de café. Doña Victoriana, una mulata de Mazatán, nos daba de desayunar y
comer, preparando diversos platillos regionales que disfrutábamos gustosamente, entre
ellos iguana en diferentes formas. En esos días visité Quetzaltenango, donde estaba la
familia de Bolívar, con quien viajé, y conocí el enorme mercado de San Francisco el Alto.
En el mes siguiente Otto y yo nos dedicamos a recorrer los pueblos mames de la
Sierra Madre, teniendo como base la ciudad de Motozintla, centro político y económico regional. Otto recogía vocabularios en diferentes lugares, en tanto yo recogía datos generales sobre la cultura regional. En una ocasión nos propusimos subir al pueblo
de Niquivil, en la línea fronteriza con Guatemala, más con ánimo de poner a prueba
nuestra resistencia que de investigar. Niquivil está cerca de tres mil metros de altura,
Motozintla a 1,200; había dos caminos, uno que rodeaba la pendiente, y otro que ascendía abruptamente. Escogimos éste último, como parte del reto, y nos lanzamos al
ascenso, llevando nuestras respectivas mochilas a cuestas. Llegué yo primero al valle
alto, seguí caminando y de pronto me encontré con un jinete, quien me detuvo y me
indicó que me quitara mi mochila. Estaba yo bajando mi mochila cuando apareció
Otto a lo lejos, acompañado de otro hombre, y entonces el jinete se alejó rápidamente;
pronto Otto me informaba que me estaban asaltando, pero quien lo hacía fue sorprendido por los que se acercaban y como Otto llevaba una camisa caqui fue confundido
con un militar; así que proseguimos nuestra marcha.
Ya en Niquivil, nos presentamos con las autoridades y pedimos un lugar para hospedarnos, nos ofrecieron, para pasar la noche, una carnicería hecha de tablas y al borde
de un precipicio. Esta ubicación de la carnicería significó que toda la noche soplaron
fuertes corrientes de aire frío que se colaban por todas las hendiduras; yo me defendí
48
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
con la bolsa de dormir que llevaba en mi mochila, pero Otto, que llevaba solamente
una cobija, pasó la noche quejándose y castañeando la dentadura.
A mitad del recorrido Otto agarró su camino y yo el mío, pero quedamos de encontrarnos una fecha determinada en Comalapa, ya en los valles de la cuenca del río Grijalva. Después de visitar varios pueblos decidí bajar desde Buenavista a Comalapa, un
descenso desde la sierra de más de ocho horas por veredas angostas y sinuosas; pero
no encontraba quien me alquilara un caballo para bajar, finalmente un muchacho me
acompañaría, más que nada para indicarme el camino. El recorrido fue tortuoso, yo rodé
varias veces por el camino y se me ampollaron los pies, pero finalmente llegué a Comalapa en la fecha que habíamos fijado. Otto me esperaba en la plaza central y nos hospedamos en un hotelito donde una marimba guatemalteca tocó gran parte de la noche;
estaba tan cansado que no podía dormir, así que la música fue un tanto alivianante.
A fines de diciembre de ese año, 1967, viajé a Guatemala por tierra desde San Cristóbal; mi intención era llegar a Nebaj, por recomendación de Otto, pero una vez en
Sacapulas, de donde salía el transporte, me dijeron que la camioneta salía cada tercer
día y a las dos de la mañana; decidí seguir mi camino a la ciudad de Guatemala, me
detuve en Santa Cruz del Quiché, luego estuve dos días en Chichicastenango, pude
ver algunas danzas en honor del santo patrón, Santo Tomás. Finalmente llegué a la
ciudad y me hospedé en un hotelito de mala muerte; llamé por teléfono a la familia de
Otto, su cuñado fue a recogerme y me llevó a su casa, donde me encontré con Otto y
conocí a su hermana, Mena, y a su familia. Luego viajamos a la ciudad de Escuintla,
donde conocí a sus padres y a muchos de sus amigos indígenas. Una mujer indígena
que tenía un puesto en el mercado de Escuintla, al presentarme con ella me regaló un
pañuelo, y dijo que me lo daba en nombre de Otto.
Compartimos la experiencia de trabajar en la Sección de Etnografía por dos años
más, para 1970 yo salí a Yucatán por un año, y para 1971 comencé otra investigación
sobre artesanías en Yucatán, en la que participamos Juan Ramón Bastarrachea, Elio
Alcalá y Juan Arias; pero el nombramiento del profesor Cámara como subdirector del
INAH, en ese año, cortó de tajo y dejó en suspenso nuestro proyecto.
Mientras tanto Otto ingresó también como investigador de tiempo completo al
Centro de Estudios Mayas en 1968, donde permaneció hasta 1986, cuando un grupo
de investigadores de dicha institución se cambió al Instituto de Investigaciones Antropológicas, donde Otto continúa afiliado hasta nuestros días.
Desde 1985 hasta 1991 Otto fue Jefe del Departamento de Contenidos para la Población Indígena, en el Instituto Nacional de Educación para Adultos, donde supervisó
la producción de materiales pedagógicos para diferentes regiones indígenas del país.
Posteriormente, en el período 2000-2003, es nombrado Coordinador en el Programa de
49
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Investigaciones Multidisciplinarias de México y el Sureste, de la UNAM, con sede en
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Desde entonces sienta sus reales en esta vieja ciudad y continúa con sus investigaciones en diversas regiones de Chiapas y de Guatemala.
Otto se actualiza constantemente en los nuevos caminos de la lingüística y de la
antropología; así en 1969 es becado durante el verano en la Universidad de Sao Paulo,
en Brasil; en el verano de 1971 es nuevamente becado por el Instituto Lingüístico de
Verano para asistir a los cursos de lingüística en la Universidad de Dakota del Norte,
en Estados Unidos de América.
Finalmente, en 2005, recibe el doctorado en Estudios Mesoamericanos por la Universidad de Hamburgo, Alemania, con una tesis sobre La morfología verbal del chortí.
Otto es un espléndido maestro y trabajador de campo, con una enorme curiosidad
ha explorado una enorme cantidad de lenguas, desde el kikapú de Coahuila, a donde
viaja en 1970, hasta los chontales de Oaxaca, que visita en 1981. Estudia el otomí de
Tilapa y encamina a Sergio Vivanco para que haga su tesis sobre esa lengua; con Antonio García de León estudia las variantes del náhuatl de la región de Temascaltepec,
encontrando una nueva, que da a conocer en las páginas de la revista Tlalocan. Recorre
también la Sierra de Puebla y busca las fronteras del otomí. Tampoco le es ajeno el
totonaco de Misantla, donde recoge numerosos datos lingüísticos y etnográficos. En
el Proyecto Teotenango que dirige el reconocido arqueólogo Román Piña Chan a Otto
le corresponde estudiar la lengua ocuilteca, escasamente estudiada y de importancia
estratégica entre las lenguas otopames por su cercanía con el matlazinca. La lengua y
cultura zapotecas tampoco le son ajenas, pues hace investigaciones entre 1966 y 1968.
Sin embargo, la pasión de Otto está con las lenguas mayenses, desde pequeño comenzó a aprender la lengua achí con los trabajadores del ingenio, pero luego se concentró en el kekchí, que habla fluidamente, lo mismo que el maya yucateco. Si bien estudia
esta lengua en Yalcobá, en Yucatán, su mayor esfuerzo analítico se concentra en las variantes maya Itzá del Petén y maya Mopán, de las que publica dos importantes obras.
Una de sus más antiguas investigaciones es la que realiza en la región tojolabal, la
que se convierte en el Proyecto Tojolabal, desde el Centro de Estudios Mayas a partir
de 1973. A esta región se dirige en constantes temporadas de trabajo de campo llevando estudiantes de etnología y de lingüística; numerosas generaciones han viajado
junto con Otto para visitar diferentes poblaciones donde tiene amigos, compadres y
ahijados; diversas investigaciones cristalizadas en libros de historia, etnografía, lingüística, antropología física y otros campos han sido producto del impulso primario
que genera Otto con sus alumnos, amigos y colegas.
En Guatemala ha estudiado la lengua pocomam entre 1979 y 1986, el chuj y el kanjobal. Por su importancia histórica y lingüística ha dedicado mucho de su tiempo a las
50
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
lenguas cholanas, tanto el chontal de Tabasco, donde realiza un primer reconocimiento en 1976, como al chol de Yajalón y Sabanilla, en el norte de Chiapas, y al chortí de
Guatemala, como lo atestigua su tesis doctoral.
De las lenguas mayenses de Chiapas aporta el descubrimiento de la lengua quatook’ de Tuzantán, de la que ha publicado una primera fonología y prepara otros materiales; también ha recogido materiales del mochó, la otra variante del motozintleco;
y más recientemente se ha dedicado a estudiar las variantes meridionales del tzotzil,
como las de Venustiano Carranza y de Totolapa.
Las contribuciones de Otto Schumann a la etnografía y a la lingüística son numerosas, por una parte ha avanzado en diferentes campos de las lenguas mayenses, sus
trabajos sobre el mopán y el itzá así lo indican, así como sobre las lenguas mayenses
partidas por la línea fronteriza entre México y Guatemala, como son el chuj, el kanjobal y el jacalteco; pero por otro lado también ha hecho contribuciones sobre otras
lenguas, como la variante del náhuatl de Temascaltepec y sus valiosas indicaciones
sobre los nahuas del sur de Veracruz, que parecen ser antiguas poblaciones popolucas
nahuatizadas, como lo revela su mitología.
El ensayo con el que participa en el libro sobre graniceros (Albores, B. y J. Broda,
1998) abre una línea de reflexión sobre la presencia de estos especialistas entre los
pueblos otomianos del Valle de Toluca, pues hasta ahora los estudiados son todos
nahuas. La etnografía que acompaña a sus trabajos lingüísticos, como los dedicados a
itzáes y mopanes, constituye una valiosa aportación dada la pobreza de las investigaciones sobre estas poblaciones de Guatemala.
REFLEXIÓN FINAL
Otto Schumann reúne la rica tradición de la escuela mexicana de lingüística, con su énfasis en las múltiples articulaciones con las otras ramas de la antropología y su preocupación por la historia en el marco de los pueblos de la tradición mesoamericana; su obra
lingüística se abre en un vasto abanico de lenguas y tópicos, en tanto que en el campo
de la etnografía, sus observaciones y análisis han abierto nuevas vetas de investigación.
Desde la perspectiva de la antropología centroamericana Otto ha sido un activo
participante en el mantenimiento de contactos y comunicaciones entre los diferentes
países, ha propiciado intercambios de estudiantes y de investigadores; se mantiene al
día de las publicaciones que se hacen en los diferentes países centroamericanos sobre
los tópicos que maneja, que son muchos, como lo hemos indicado.
Sobre todo, Otto ha sido un generoso maestro que con sencillez ha transmitido mucho de su vasta experiencia, así como ha compartido sus conocimientos y asesorado
51
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
los más diversos proyectos. Sensible a las condiciones de pobreza que viven gran parte
de los pueblos indios de México y Centroamérica ha sido cuidadoso en no abusar de
la hospitalidad y generosidad de la gente con la que entra en contacto a lo largo de sus
investigaciones; aun cuando terminen sus trabajos no olvida a la gente que ha conocido
y los visita cuando puede, o les envía regalitos a través de otras personas, o les habla por
teléfono, cuando eso es posible. Sin duda es una personalidad científica, pero más que
nada un maestro cabal y fiel a sus principios como investigador y centroamericano.
52
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
A QUINCE AÑOS DE TRABAJO DE LA RED CENTROAMERICANA
DE ANTROPOLOGÍA: HACIA LA INTEGRACIÓN DE SABERES,
POR UNA CENTROAMÉRICA SIN POBREZA, SIN VIOLENCIA Y
CULTURALMENTE DIVERSA
Margarita Bolaños Arquín
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
INTRODUCCIÓN
E
ste año la RCA cumple su décimo quinto aniversario. Por su edad es una red joven, sin embargo, la de más larga vida en la Antropología latinoamericana. Me
corresponde el honor en este VII Congreso Centroamericano de Antropología
hacer tal reconocimiento y aportar a la reflexión algunos elementos para pensar el futuro de la quinceañera. La lectura la voy hacer desde mi participación como costarricense, miembro de la Red desde el I Congreso, pero también desde la cincuentenaria
trayectoria de la disciplina en Centroamérica.
Quisiera en esta presentación ofrecerles un balance de su trayectoria, las vicisitudes por las que atravesamos en ese proceso de consolidación y la manera como
logramos llegar a la plena adolescencia, en una región que aunque pequeña, es muy
compleja y poco integrada.
He dividido mi presentación en tres partes. La primera ofrece el escenario en el
que surge la Red, las preocupaciones primarias, los asuntos que nos propusimos dejar
atrás y los retos planteados. Los orígenes han sido poco tratados y mucho de lo que
ocurrió en esos años está en mi memoria y en mis archivos. La segunda tiene que ver
con el crecimiento y consolidación de la Red a partir del I Congreso celebrado en
Costa Rica en noviembre de 1994. Algunas referencias hice en la ponencia presentada
al Encuentro de la RCA realizado en El Salvador en febrero del 2000 (Bolaños, 2001:
31-45). La tercera invita a considerar nuevos retos para atender con la mayor agudeza
posible, el incierto panorama económico mundial, la creciente pobreza, la continua
exclusión social y el lento avance en el reconocimiento del legado histórico de las poblaciones originarias y su aporte cultural. Intentaré responder las siguientes preguntas basándome en mi experiencia personal dentro de la RCA. ¿Qué sigue, ahora que
hemos completado un ciclo de vida? ¿Cuáles son nuestras metas para los próximos
diez años?
53
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
DE NUESTROS ORÍGENES
En abril de 1988 se realizó en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica
el I Encuentro Centroamericano de Antropología. En realidad, no fue el inaugural,
pero, quizás sí el primero netamente organizado por jóvenes profesionales mayoritariamente formados en las universidades centroamericanas. Esta reunión fue convocada por la Asociación Costarricense de Antropología (ACAN) respondiendo a una
iniciativa del I Congreso Costarricense de Antropología celebrado en 1985. Las luchas
populares y las violentas respuestas de las oligarquías a los movimientos sociales centroamericanos terminaron por romper las fronteras nacionales. Miles de hombres y
mujeres de todas partes de la convulsa Centroamérica iniciaron un largo peregrinaje.
Intelectuales, campesinos, obreros e indígenas debieron dejar sus comunidades para
huir de la persecución política y la pobreza.
A inicios de la década de los años ochenta muchas personas se vieron forzadas a
cruzar sus fronteras nacionales, en su mayoría por primera vez. A la nuestra llegaron
cientos de familias provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua
para cambiar la visión que cada quien tenía de la «lejana» Centroamérica y también de
su propia historia. Esta coyuntura centroamericana ofreció a la antropología regional
el incentivo para emprender una nueva era en las relaciones profesionales, respaldadas por las universidades y los pocos centros dedicados al estudio antropológico.
En las décadas anteriores encontramos varias iniciativas de trabajo conjunto que
contaron con el patrocinio de las instituciones mexicanas, norteamericanas y europeas.
En el ensayo titulado Panorama del desarrollo de la antropología en Centroamérica (inédito),
elaborado por María Eugenia Bozzoli y mi persona, se destacan varios acontecimientos
que pueden ser considerados como preámbulo de la Red en la medida en que tuvieron
un impacto importante en la formación de las nuevas generaciones de profesionales graduados de las universidades centroamericanas.
De acuerdo con el ensayo citado, entre 1973 y 1975, se realizaron varios encuentros importantes para la antropología centroamericana. En marzo de 1973, en La Catalina, Costa Rica, se llevó a cabo el seminario centroamericano y de Panamá sobre
ndigenismo y Antropología Social. Este fue auspiciado por el Instituto Indigenista
Interamericano y contó con la participación de su director, el doctor Gonzalo Rubio
Orbe, el doctor Alejandro Dagoberto Marroquín, salvadoreño formado en México, y el
profesor Víctor Montoya, boliviano de la OEA destacado en El Salvador. El interés del
Seminario era conocer los avances metodológicos de la Antropología Social y de otras
ciencias sociales interesadas en resolver el «problema social del indio».
54
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
En 1974, también en La Catalina, treinta antropólogos se congregaron bajo los
auspicios del Instituto Indigenista Interamericano, la Fundación Friedrich Ebert, el
Centro de Desarrollo para la América Latina (CEDAL), la Organización de Estados
Americanos (OEA), el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA) y otras
organizaciones para conocer la situación de las poblaciones indígenas.
En ese mismo año, esta vez con el respaldo de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Costa Rica, el Consejo Superior de Universidades de Centroamérica
(CSUCA) y la Fundación Friedrich Ebert, se llevó a cabo el seminario sobre la Enseñanza de las Ciencias Sociales.
En enero de 1975, en Tegucigalpa, Honduras, se celebró la I Reunión de Arqueólogos Centroamericanos, la cual contó con el patrocinio del Banco Centroamericano de
Integración Económica y con la participación de conocidos arqueólogos mexicanos,
norteamericanos, europeos y centroamericanos.
En junio del mismo año, en La Catalina, la Universidad de Costa Rica, con el patrocinio del Banco Central, el Ministerio de Cultura y otras instituciones organizó el
I Congreso de Antropología y de la Defensa del Patrimonio Cultural de la América
Central. En esta oportunidad estuvieron presentes destacadas figuras internacionales,
entre ellas resalta la participación centroamericana de importancia para la historia reciente de la disciplina en la región: de Guatemala asistió el doctor Carlos Guzmán Böckler y el doctor Luis Luján Muñoz, de Honduras Roberto Reyes Manzoni y Vito Veliz
Ramírez, de Panamá la doctora Olga Linares, de Nicaragua Jorge Espinoza, de Costa
Rica el maestro Carlos Aguilar Piedra, el profesor Luis Ferrero, el licenciado William
Reuben y de El Salvador David Luna Desola como secretario general del Congreso.
Los temas tratados fueron legislación y protección del patrimonio cultural de América
Central, antropología centroamericana, lingüística, etnohistoria y folklore.
Por la amplia participación de los delegados de Centroamérica y el apoyo de México, las temáticas tratadas, el énfasis de las denuncias y los acuerdos tomados, de especial trascendencia para la disciplina, podemos reconocer a este I Congreso celebrado
en 1975 como uno de los peldaños fundacionales que nos permitieron la creación de
la Red en noviembre de 1994, casi dos décadas después. Entre las preocupaciones del
Congreso destaca el estudio de la historia con el objeto de promover y desarrollar la conciencia crítica y la comprensión de los centroamericanos, la creación de una escuela regional
de arqueología con la supervisión del CSUCA y el reconocimiento de las condiciones
de explotación de las poblaciones autóctonas, el derecho a su autodeterminación y
conservación de sus lenguas.
La crisis del petróleo de finales de la década de los años setenta no sólo alentó la
consolidación de movimientos de campesinos, obreros, estudiantiles y profesionales,
55
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
sino también el recrudecimiento de las dictaduras militares con efectos devastadores
para la educación superior pública y particularmente para los programas en ciencias
sociales. En Costa Rica el presupuesto para la educación superior se redujo en relación con el aumento del costo de la vida poniendo en peligro programas como el
nuestro, con baja matrícula para esos años.
Pese a la crisis, la represión y la violencia el ambiente intelectual centroamericano
fue extraordinariamente fructífero. Se realizaron trabajos conjuntos de mucha importancia en la coyuntura regional. Destaca el proyecto de investigación Estado y desarrollo
de la Costa Atlántica de Centroamérica patrocinado por el CSUCA, que se llevo a cabo entre 1983 y 1987. Los resultados fueron publicados en la Revista de Estudios Centroamericanos. En ese período se celebraron varios encuentros: San Pedro, Costa Rica (1983), La
Ceiba, Honduras (1985), Santa María La Antigua, Panamá (1986), Nicaragua )1986) y
Limón, Costa Rica (1987). Participaron en este proyecto colegas como Joseph Palacio
de Belice, Alfonso Arrivillaga de Guatemala, Manuel Chávez de Honduras, Juan Luis
Alegría de Nicaragua, Carmen Murillo y Carlos León de Costa Rica y Héctor Díaz
Polanco de México.
Sin duda alguna, los conflictos en la región atlántica, en el marco de la consolidación del gobierno sandinista y la presencia de tropas norteamericanas en Honduras,
estimularon su estudio. Esta región había sido hasta entonces poco trabajada por las
ciencias sociales centroamericanas y extranjeras (Adams y Bolaños, 1996).
Hacia mediados de la década de 1980, precisamente cuando nos encontrábamos
organizando el I Encuentro de 1988, los gobiernos centroamericanos le apostaban a
diferentes estrategias de desarrollo, forzados por las propuestas de ajuste estructural
diseñadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El desmantelamiento del Estado, la modernización del agro, el aumento de la inversión extranjera en actividades copadas por la industria nacional y tradicional permitió —contradictoriamente a lo esperado— nuevos espacios laborales para los profesionales de
la Antropología. En ese proceso de desmantelamiento del Estado y modernización
de la estructura productiva las agencias internacionales de variada orientación estimularon el nacimiento y favorecieron con sus fondos una multitud de fundaciones y
organizaciones de la sociedad civil en donde los nuevos graduados se incorporaron.
En esta atmósfera de apertura política que ofrecieron los acuerdos de paz y el
triunfo de los sandinistas en Nicaragua, la intelectualidad centroamericana encontró una valiosa oportunidad para fortalecer el diálogo y la comunicación. En 1987 la
Asociación Costarricense de Antropología aprovechando la coyuntura acordó no sólo
coordinar el I Encuentro Centroamericano, sino explorar las posibilidades de creación de la Asociación Centroamericana de Antropología. Un grupo de colegas entre
56
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
los que estaban Ana Cecilia Arias, Floria Arrea y Cristóbal Granados, viajamos a Guatemala en febrero de ese año para reunirnos con nuestros pares de la Universidad de
San Carlos. Con gran entusiasmo fuimos recibidos por Olga Pérez, coordinadora de
la carrera de Antropología, Celso Lara y otros docentes que se han mantenido en la
Red a través de los años, me refiero en especial a Carlos René García y Lesbia Ortiz.1
De regreso a Costa Rica iniciamos la redacción de la convocatoria. Todavía no estábamos seguros si realizaríamos el I Congreso Centroamericano y del Caribe o solamente un primer encuentro, netamente centroamericano para conocernos. Finalmente, optamos por el segundo considerando las limitadas fuentes de financiamiento a las
que teníamos posibilidad de recurrir y a las dificultades de comunicación.
Sin embargo, pese a los pronósticos, al ambiente político de poca seguridad y a la
ausencia de recursos, la convocatoria fue muy amplia. A diferencia de las reuniones anteriores, el I Encuentro tuvo que autofinanciarse con pequeñas cuotas y venta de bonos.
Con todo y las limitaciones presupuestarias la participación de estudiantes de Guatemala y Costa Rica fue sustanciosa. De Guatemala asistió prácticamente todo el cuerpo
docente, nueve en total y veintiocho estudiantes. Para ese entonces era una multitud
considerando que en congresos anteriores la asistencia estudiantil había sido poca o
nula. En las sesiones plenarias se contó con la participación de 120 personas en la sala.
Con la idea de conocernos, la Asociación Costarricense decidió que cada ponente
hiciera un recuento del estado del arte de la disciplina en su país en los últimos diez años.
Belice y Panamá estuvieron ausentes, aunque se hicieron todos los esfuerzos posibles
para tener algún representante de los organismos oficiales de Panamá y de The University of West Indies de Belice. A pesar de las pésimas comunicaciones se logró la
asistencia de colegas de los demás países y sendas ponencias en el tema sugerido: Olga
Pérez disertó sobre «El desarrollo de la Antropología en Guatemala», Ana Lilliam Ramírez Cruz y América Rodríguez Herrera acerca de «Algunas reflexiones sobre el desarrollo de la antropología en El Salvador», Amelia Barahona Cuadra habló de «Diez
años de trabajo arqueológico en Nicaragua y sus perspectivas de desarrollo», Margarita Bolaños Arquín de «El estado actual de la antropología en Costa Rica», Marco
Antonio Herrera Mora del «Panorama general del desarrollo de la Antropología en las
1
Entonces sólo Costa Rica y Guatemala tenían programas de formación en la disciplina, la Asociación Costarricense de Antropología se había propuesto impulsar una organización centroamericana para fortalecer los
lazos de cooperación interuniversitaria, apoyar un posgrado conjunto e investigaciones transfronterizas con el
apoyo del CSUCA. Para los programas de Costa Rica y Guatemala era difícil organizar por sí solos un posgrado,
menos investigaciones regionales, dado que la Antropología continuaba siendo apéndice de los programas de
historia y de sociología de las universidades del área. Sin una identidad disciplinaria consolidada y presencia
de profesionales extranjeros mundialmente reconocidos era difícil para las nuevas generaciones aspirar a
financiamiento internacional.
57
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
instituciones públicas y privadas de Costa Rica», y Zulema Corrales respecto a «La
Antropología en Honduras». Las ponencias completas fueron publicadas en Cuadernos
de Antropología de la Universidad de Costa Rica, volumen 9, enero-junio 1993.
Las preguntas formuladas por la representación estudiantil y docente en las sesiones
plenarias permanecen inéditas, olvidadas en mi archivo personal. Allí encontré observaciones de suma importancia para entender el camino recorrido de la Antropología
en Centroamérica hasta entonces. La cantidad y calidad de las preguntas estimuló una
segunda ronda de exposiciones. Las respuestas van a la letra menuda del estado del desarrollo de la disciplina en la región, temas que sin duda se profundizan en las ponencias
presentadas. El Encuentro reiteró asuntos como la persecución política y la falta de apoyo a los programas de antropología por parte de las autoridades universitarias, la «incómoda» presencia de antropologías foráneas y ese sentimiento que nos ha acompañado
en todo el recorrido, de tratar de entendernos como región, lo que nos es común y lo que
nos distingue. De ahí el marcado interés por crear marcos teórico metodológicos propios para conocernos. Era evidente que queríamos hacer abordajes «correctos» y para
ello debíamos abandonar el indigenismo asimilacionista de tradición mexicana y lo que
conocíamos en aquel entonces por la antropología cultural norteamericana, popularizado en el Encuentro como antropología de la ocupación (Pérez, 1993: 15-35).
La definición de la región constituía otra de las preocupaciones en la agenda, aunque
no formalmente planteada. Ciertamente nos reconocíamos como centroamericanos, una
definición que cobró fuerza en la posguerra y que tenía una connotación de carácter político. Conceptos como Mesoamérica y América Media y Circuncaribe hacían referencia
a los enfoques que se conocieron en ese Encuentro como pertenecientes a la antropología
de la ocupación, por tanto no fueron considerados. Sin embargo, el término Centroamérica también nos presentaba problemas. Por un lado, hacía referencia al pasado colonial
y a las lecturas de la historia oficial, de las cuales queríamos tomar distancia. Por otro
lado, Belice se había independizado en 1981 y Guatemala la consideraba como parte de
una unidad cultural, así como que Panamá no se había integrado en el imaginario centroamericano y se continuaba hablando de Centroamérica y Panamá. El sur de México
permanecía desconectado de Centroamérica (Bolaños, 2000).
La perspectiva geográfica inclinada desde las tierras altas hacia el Pacífico, asiento
del desarrollo colonial, también eclipsaba la poco conocida costa atlántica centroamericana, que cobraba relevancia en medio del conflicto étnico nacional en Nicaragua y el Caribe Insular. Esta preocupación tampoco estaba en nuestra agenda.
Ese primer encuentro también tuvo sus desencuentros, ahora me resultan comprensibles y hasta graciosos, a veintiún años de distancia, pero en aquel momento
fueron difíciles de entender y superar para quienes estuvimos en la coordinación. El
58
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
eje visible de la discordia fue la exigencia de la delegación guatemalteca de que la
Asociación Centroamericana se constituyera sin financiamiento ni nexo alguno con
la antropología norteamericana (Pérez, 1993: 32). Una solicitud difícil de aceptar pues
reconocíamos que un sector de la Antropología norteamericana que estaba trabajando en América Latina mantenía una posición crítica con respecto a la política exterior
de su país y a sus propios enfoques (Adams y Bolaños, 1996: 25-43). En nuestras filas,
había además una joven colega norteamericana, graduada de nuestro programa, tan
radical en sus posiciones como cualquiera de los estudiantes guatemaltecos, que fue
objetada por su nacionalidad. Igual suerte tuvo el antropólogo Marc Edelman, que
para ese entonces trabajaba en Costa Rica y que había cancelado su cuota de inscripción con antelación.
Esta discrepancia llevó al traste la propuesta de creación de la Asociación Centroamericana y a la misma Asociación Costarricense de Antropología la que sufrió una
especie de golpe de estado después de concluido el Encuentro. A partir de entonces,
Guatemala asumió la vanguardia del proceso y en ese mismo año, inició las gestiones
para desarrollar el Plan Centroamericano de Antropología con el auspicio del CSUCA. Se organizaron cinco talleres, desarrollados en cada uno de los países «netamente centroamericanos». El primero fue en El Salvador y se tituló La Antropología Centroamericana y las Identidades Nacionales: Perspectivas, Procesos y Contradicciones.
El segundo fue en Honduras, con el nombre de Culturas e Identidades Nacionales en
Centroamérica. El tercero celebrado en octubre de 1990 fue en Guatemala y se denominó Antropología en un Contexto de Conflicto Social: Centroamérica. El Cuarto se esarrolló en Costa Rica en agosto de 1991 y lo titulamos Tendencias Teórico-metodológicas
de la Antropología para la Interpretación de la Realidad Centroamericana. El quinto se
realizó en Managua en marzo de 1992, con el apoyo de la Universidad Centroamericana
y se tituló Autonomía de los Procesos de la Costa Atlántica Centroamericana. Cada uno
de estos talleres tiene su historia, recuperarla es una tarea pendiente.
El Plan, si bien contó con el apoyo de la mayoría de los países, los objetivos reflejan
las preocupaciones de Guatemala en su oposición a la Antropología norteamericana.
En la introducción del programa se argumenta lo siguiente:
Conscientes del papel que hasta hoy ha jugado la antropología, comprometida
con intereses colonialistas y de mantenimiento y reproducción de las condiciones sociales vigentes en cada uno de los países centroamericanos, se trabaja en
el sentido de desarrollar una línea de pensamiento que logre articular una propuesta metodológica que sea capaz de hacer frente a la Antropología de la ocupación. Se busca la consolidación de un Programa centroamericano de antropología,
59
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
cuyo fundamento sea el trabajo coordinado de equipos de investigación multidisciplinarios que aborden las problemáticas que hoy se constituyen eje para
la comprensión, explicación y búsqueda de solución de los conflictos sociales
(Plan Centroamericano de Antropología, 1989: 3).
La coordinación general estuvo a cargo de Mario Lungo del CSUCA y la regional fue encargada a Olga Pérez de Lara de la Universidad de San Carlos de Guatemala y Gregorio
Bello Suazo de la Universidad de El Salvador. Como coordinadores de apoyo fungieron
Manuel Chávez Borja de la Universidad Autónoma de Honduras, Galio Gurdían del
Centro de Información y Documentación de la Costa Atlántica de Nicaragua, Janina
Bonilla del Departamento de Antropología de la Universidad de Costa Rica y Edgar
Gutiérrez Mendoza de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Los objetivos propuestos fueron los siguientes (Plan Centroamericano de Antropología, 1989: 5):
* Crear equipos multidisciplinarios surgidos de la problemática centroamericana.
* Formar profesionales comprometidos.
* Desarrollar líneas teórico metodológicas de la antropología para la interpretación
de la realidad centroamericana.
*Propiciar la divulgación del pensamiento.
*Promover proyectos de investigación multidisciplinarios y regionales en función del fortalecimiento del programa.
Conforme más se avanzaba en el conocimiento de la región, más entendíamos nuestras limitaciones y nuestras diferencias; de igual manera valorábamos los grandes retos que teníamos que asumir para el elevar el nivel académico de nuestros programas,
abrir el espacio profesional para las nuevas generaciones y contribuir desde la mirada
antropológica al entendimiento de la compleja realidad centroamericana. Bien lo expresa en el discurso inaugural del I Encuentro Francisco Corrales, presidente de la
Asociación Costarricense de Antropología:
Este primer Encuentro tiene varias dimensiones, la primera de tipo académico. A
pesar de que se han realizado algunos contactos entre colegas e instituciones, no se
tiene una concepción integral y clara de la labor antropológica a nivel centroamericano. En varias universidades se imparte la carrera, pero no han existido hasta
el momento canales adecuados de comunicación y acción. Ante esta situación, el
primer paso es encontrarse. En cierto modo descubrirse. Conocernos unos a otros
y evaluar si los caminos emprendidos convergen o divergen. Otra dimensión del
60
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
encuentro es la actual coyuntura centroamericana. Los antropólogos inmersos en
el estudio de la problemática de nuestros países, que se ve afectada de manera directa o indirecta por los procesos fundamentales que se desarrollan, deben aunar
esfuerzos para superar las fronteras políticas y actuar de manera federativa, utilizando el espacio que les corresponde en este doloroso proceso de búsqueda de
nuestras naciones subdesarrolladas y dependientes (Corrales, 1993: 9).
Temas tales como violencia política, espacio laboral para la nuevas generaciones, la
relación de los profesionales con el estado y las organizaciones de la sociedad civil, la
ética del profesional, «la independencia teórico metodológica», la investigación y el
posgrado conjuntos, así como construir la historia de la antropología centroamericana, fueron reiterados tanto en el I Encuentro como en los talleres del plan.
Al término de 1992, con la realización del último taller en Nicaragua, se había logrado completar un ciclo. Sin embargo, la idea de crear la asociación quedó en el olvido y, sin el respaldo del CSUCA que enfrentaba para entonces problemas financieros,
los intercambios se interrumpieron.
NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA RCA
A quince años de creación de la Red podemos afirmar que su consolidación está íntimamente ligada al desarrollo de los congresos, su celebración bianual fue fortaleciendo una estructura y una base de apoyo institucional fundamentalmente universitaria
que a su vez permitió la ampliación de la Red y el subsiguiente apoyo a los programas
académicos en países con menor desarrollo disciplinario.
Después de concluido el ciclo de talleres del Plan Centroamericano en 1992, pasaron dos años para que se crearan de nuevo condiciones favorables para reactivar una
nueva etapa de comunicación e interrelación, en la que jugó un papel muy importante
Andrés Fábregas, con quien al menos desde 1980 estábamos familiarizados cuando
fue profesor invitado del Departamento de Antropología de la Universidad de Costa
Rica, como parte de un programa para fortalecer la antropología en Centroamérica
que contó con el apoyo financiero de la Fundación Ford-México.
En 1993 se realizaron varias actividades que coadyuvaron a la formalización de la
Red, la reincorporación de Panamá y la ampliación de sus fronteras para articular al
sur de México, además de la celebración, bajo la coordinación de Carmen Murillo,
del I Congreso Centroamericano de Antropología en octubre de 1994, dedicado a dos
mártires de la antropología centroamericana: Mirna Mack y Segundo Montes con el
lema «Centroamérica ante el cambio global: identidades, etnicidad y violencia».
61
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Las actividades a que me refiero y en las que participaron varios docentes del Departamento de Antropología de la Universidad de Costa Rica comprometidos con el
fortalecimiento de la Red —entres ellos Carmen Murillo, María Eugenia Bozzoli y
Omar Hernández— se realizaron en México: en Tapachula Chiapas, el III Encuentro de Intelectuales de México y Centroamérica bajo los auspicios de la Cancillería
mexicana y el Instituto Chiapaneco de Cultura dirigido por Andrés Fábregas. Este
Encuentro y el XIII Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas
se tornaron espacios para la reactivación del intercambio entre las delegaciones centroamericanas participantes. Sus frutos pronto se manifestaron con la inclusión de
colegas mexicanos y panameños en la Red y en el I Congreso: la colaboración amplió
su perspectiva geográfica, histórica y cultural, se formalizaron convenios tanto con el
CIESAS-sureste como con el Instituto Chiapaneco de Cultura, de manera que la motivación del I congreso consistente en ampliar y reanimar la Red con la participación
del Sur de México y Panamá —expresada en agosto de 1994 en el Boletín Informativo
núm. 2 del laboratorio de etnología— fue colmada.
En la hoja de convocatoria al I Congreso Centroamericano, se plasma el interés por
concretar un proyecto de Antropología Centroamericana
Por décadas, la región centroamericana y el sur de México han vivido procesos
de violencia que se han gestado al calor de la intolerancia hacia lo que constituye su máxima riqueza: la diversidad cultural. La Antropología, al ocuparse
precisamente del análisis de los procesos de desarrollo cultural, está llamada
históricamente a brindar reflexiones y respuestas ante tan acuciante situación.
(Departamento de Antropología, 1994, Boletín Informativo del I Congreso, número 2,
agosto. Laboratorio de Etnología, Universidad de Costa Rica).
En esa primera convocatoria, aparecen formando parte de la Red el maestro Aníbal
Pastor de la Universidad de Panamá, el doctor Danilo Salamanca de la Universidad Centroamericana de Nicaragua y el CICDA, el licenciado Gregorio Bello del Programa de
Estudios Históricos y Antropológicos de la Universidad de El Salvador, la doctora Gloria Lara Pinto de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán de Honduras,
la licenciado Carmen Julia Fajardo del Instituto Hondureño de Antropología e Historia,
el doctor Joseph Palacio University of The West Indies, Belice, el licenciado Arturo Oria
de la Escuela de Historia, Antropología y Arqueología de la Universidad de San Carlos,
el doctor Jorge Solares del Centro de Estudios Interétnicos de la Universidad de San
Carlos, la maestra Xochilt Leyva del CIESAS-Sureste, el doctor Jesús Morales del Instituto Chiapaneco de Cultura y por Costa Rica Carmen Murillo y Omar Hernández.
62
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
El CIESAS-Sureste y el Instituto Chiapaneco de Cultura fueron vitales en esta
nueva etapa de consolidación de la RCA, oficialmente constituida en el I Congreso
(Omar Hernández, comunicación personal). A partir de entonces se va conformando
una lista oficial de miembros históricos de la RCA que aseguran la continuidad, a pesar de los cambios y las discrepancias internas en cada país. Estas divergencias —para
entenderlas de manera positiva— fueron centrales para asegurar la permanencia de
las instituciones participantes y para ampliar la membresía con otras de reconocido prestigio académico. Esta parte de la historia contemporánea de la Antropología
Centroamericana con el sur de México, es otra tarea pendiente, de esa manera ampliaremos la comprensión del desarrollo histórico de la RCA en cada país y tendremos la posibilidad, desde los diferentes vértices geográficos, de explicar el éxito de su
continuidad, a pesar de las tensiones internas, la ausencia de recursos financieros y el
complejo ambiente político regional en que nos tocó crecer como Red.
Andrés Fábregas —a la sazón rector de la Universidad de Ciencias y Artes del
Estado de Chiapas— en la conferencia magistral del Congreso «Las tareas de la antropología», nos planteaba:
La tarea de rediseñar la antropología podemos acometerla desde Centroamérica
y el sur de México, enlazando la reflexión acerca del camino histórico de nuestros pueblos, de las formas y estructuras sociales que hoy los caracterizan y el
dialogo entre culturas, practicado por largo tiempo (Fábregas, 1996: 9).
Carmen Murillo en la presentación de la memoria del Congreso, en su posición de
coordinadora general igual se refiere a la región como «la cintura de América», y asume
que la RCA está llamada a enlazar a las instituciones de educación superior dedicadas
al quehacer disciplinario en Centroamérica, Panamá y el sur de México (Murillo 1996:
5). Al concluir el I Congreso, la perspectiva geografía con que iniciamos en Turrialba,
en abril de 1988, con el I Encuentro Centroamericano, se había ampliado. Nuevamente, México, pero esta vez el Sur, había establecido el puente.
El segundo congreso se realizó en Guatemala en octubre de 1997 y se denominó,
II Congreso Centroamericano de Antropología: Chiapas, Panamá y Belice. Es el único
que no tuvo un lema específico. En el Documento Orientación y Contenidos de la
convocatoria, aparecen como miembros de la RCA las siguientes instituciones: Departamento de Antropología de la Universidad de Costa Rica, Instituto Chiapaneco
de Cultura, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
Centro de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Panamá, Centro de
Estudios Interétnicos de la Universidad de San Carlos, Escuela de Historia de la Uni63
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
versidad de San Carlos, Universidad Centroamericana de Nicaragua José Simeón
Cañas, University of The West Indies, Belice, Universidad Nacional de Nicaragua,
Universidad Autónoma de Honduras, Instituto Hondureño de Antropología e Historia de Honduras, Centro de Estudios Folklóricos de Guatemala, Centro de Análisis
Sociocultural de la Universidad Centroamericana de Managua, Instituto de Investigaciones Históricas y Arqueológicas de la Universidad de San Carlos y el Instituto de
Estudios Históricos y Antropológicos de la Universidad de El Salvador.
La coordinación general del II Congreso estuvo a cargo del licenciado Carlos René
García Escobar y fue dedicado a dos destacados precursores de la Antropología guatemalteca, Joaquín Noval y Francisco Rodríguez Rouanet. Se establecieron diecisiete sesiones que recogían muy bien las preocupaciones de los anteriores encuentros académicos; se presentaron cerca de 77 ponencias provenientes de todos los países participantes
y contamos con una significativa participación de antropólogos y antropólogas de Estados Unidos de América, Europa y del resto de América Latina que trabajaban en la región. En este congreso se inicia la «internalización» de la Antropología Centroamericana.
La RCA, como lo manifiesta Carmen Murillo en su Informe sobre el II Congreso al
Departamento de Antropología de la Universidad de Costa Rica:
…constituye un enlace entre las principales entidades encargadas del quehacer antropológico en el área. Partimos del supuesto de que al referirnos a Centroamérica, estamos incluyendo además de los cinco países tradicionalmente
incluidos bajo esa denominación, a los territorios del sur de México, Belice y
Panamá (Colección Margarita Bolaños Arquín documentos RCA).
En la sesión de trabajo de la RCA en Guatemala, finalmente se acordó que nos denominaríamos solamente Red Centroamericana de Antropología, asumiendo que se
incluye, sin necesidad de invocarlos, a Chiapas, Panamá y Belice. Además se aceptó la
participación del Centro de Estudios Mayas y al Instituto de Investigaciones Antropológicas, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México —con estas dos
nuevas instituciones se suman dos destacados colaboradores, el doctor José Alejos
García primer graduado del Programa de Antropología de Guatemala en 1978 y al doctor Andrés Medina, a quien se le encargó una de las conferencias magistrales, titulada
«Antropología y globalización»—. También se admitió por Guatemala al Departamento de Antropología de la Universidad del Valle, de El Salvador al Consejo Nacional para la Cultura y el Arte representado por Gloria Aracelly Mejía y de Nicaragua
únicamente quedó la Escuela de Historia de la UNAN-Managua representada por Josefina Hidalgo Blandón; por desgracia Belice quedó sin representación por ausencia.
64
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Entre otras cosas importantes, el II Congreso también estimuló la reflexión sobre
el desarrollo histórico de la disciplina en Centroamérica, abriéndose a partir de entonces, un capítulo para pensar nuestra historia. Destacó aquella ocasión la apertura de la
Comisión organizadora del Congreso por invitar al criticado antropólogo norteamericano, el doctor Richard Adams, para hablar de Joaquín Noval, su amigo.
El III Congreso Centroamericano de Antropología se realizó en Panamá en febrero
del año 2000 y tuvo como lema «Reconstruyendo la memoria histórica, hacia el nuevo
milenio». Fue dedicado a la doctora Olga Linares, de reconocido prestigio internacional. El Congreso fue coordinado por el maestro Aníbal Pastor de la Universidad de
Panamá. Al igual que en los anteriores congresos, las temáticas fueron muy variadas,
la participación estudiantil muy nutrida y se contó con delegaciones fuera del área, especialmente de América Latina. La conferencia magistral estuvo a cargo de José Alejos
García, titulada Antropología en Centroamérica: Crítica y Perspectivas en el Nuevo
Milenio. En su párrafo final, él propone que:
Una nueva antropología centroamericana, surgida de la posguerra y del contexto del
nuevo milenio, consciente de su pasado y de su porvenir, preocupada por los problemas sociales y culturales que nos asemejan, habrá de orientar sus investigaciones
hacia aquellas áreas específicas que demandan respuestas urgentes que solo nuestra disciplina puede dar: cuestiones como el de las identidades étnicas y nacionales;
las fronteras ideológico-políticas del istmo; las migraciones masivas y poblamiento
de centroamericanos en Norteamérica; la formación de pensamiento antropológico
propio, dialógico respecto a otras antropologías; los retos de los «libres mercados» y
las integraciones regionales, los impactos de las nuevas tecnologías y de los procesos
de globalización en nuestros países. En fin, deberá ser una antropología preocupada
por nuestras posibilidades de existencia en un nuevo mundo agresivo, desigual, cambiante, indeterminado (Colección Margarita Bolaños Arquín, documentos RCA).
La RCA se amplía en el congreso panameño con tres nuevas instituciones: la Universidad Tecnológica de El Salvador, la Universidad de las Regiones Autónomas de la
Costa Caribe Nicaragüense, URACCAN y la Universidad Veracruzana de México. A
partir de entonces contamos con nuevas personas que fueron claves para el desarrollo
de los siguientes congresos y los intercambios académicos. Me refiero a la panameña
Gladys Casimir de Brizuela, Álvaro Brizuela y Pedro Jiménez de la Universidad Veracruzana. Ramón Rivas y José Adolfo Araujo representaron a la Universidad Tecnológica de El Salvador y Jorge Grünberg participó en representación de URACCAN.
Asistieron también por Honduras Fernando Cruz Sandoval, Carlos Benjamín Lara de
65
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
la Universidad de El Salvador y la ecuatoriana Carla Guerreón Montero de la Universidad de Regis de Oregón.
La asamblea de la Red decidió celebrar el IV Congreso en la Universidad Veracruzana para el año 2002 aunque también la Tecnológica de El Salvador lo solicitó.
Carmen Araya en su artículo «II Congreso Costarricense de Antropología y el III Congreso Centroamericano de Antropología» indica que esa medida se adoptó:
…tomando en consideración que la Tecnológica de El Salvador abrió la carrera
de Antropología en el año 2000 y que requiere tiempo para tratar de consolidar
un grupo de trabajo. Otro argumento importante fue, el hecho de que la Universidad de Xalapa cuenta con los recursos económicos necesarios, para lograr una
mayor calidad logística y de organización (Araya, 2002: 176).
Sin embargo, se designó sede de la RCA a El Salvador con el fin de mantener la parte
académica del IV Congreso liderada por las universidades centroamericanas, lo cual representa una excepción pues hasta la fecha quienes han asumido la coordinación del congreso también les ha tocado coordinar la Red. Además, como una medida conciliatoria se
responsabilizó a la Universidad Tecnológica de la organización del Encuentro de la Red
Centroamericana de Antropología a celebrarse desde 20 hasta 24 de febrero del 2001.
Este Encuentro tuvo realmente el carácter de congreso, por su organización, por
el respaldo de las autoridades universitarias, por la cantidad y la calidad de las ponencias presentadas. Fue auspiciado por la Asociación Salvadoreña de Antropología
y la Universidad Tecnológica, dedicado a Concepción Clará de Guevara, baluarte de
la Antropología salvadoreña y a partir de entonces uno de sus soportes. El encuentro
se tituló Antropología Salvadoreña ante el Nuevo Milenio: un Acercamiento al Pensamiento Antropológico Salvadoreño. Probablemente hubiera contado con una mayor
participación de asistentes centroamericanos y fuera del área, de no haber sido por
los terremotos ocurridos en fechas muy cercanas a su celebración. Como en todos los
congresos, sorteando montañas, dificultades económicas, retenes militares y terremotos, la delegación estudiantil guatemalteca se hizo presente con un número importante de participantes a cargo de su maestro, Carlos René García.
En este Encuentro participaron por Panamá Aníbal Pastor; Carlos René García de
Guatemala, Gloria Aracelly Mejía de El Salvador, Josefina Hidalgo de Nicaragua, Ramón Rivas de El Salvador y Margarita Bolaños de Costa Rica. Se trataron varios temas,
además de la convocatoria al IV Congreso a realizarse en Xalapa en febrero del 2002 con
el lema «Por la construcción de la paz». Se vieron otros asuntos de interés tales como:
el desarrollo de un programa editorial propuesto por la UCR, el doctorado conjunto,
66
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
el reglamento de la Red, el directorio de antropólogos centroamericanos, las memorias
anteriores, programas conjuntos como Antropología y desastres naturales. (Acta de la
RCA, 23 de febrero 2000 (Colección Margarita Bolaños Arquín, documentos RCA).
El IV congreso realizado en la Universidad Veracruzana en Xalapa, estuvo bajo
la coordinación de Gladys Cassimir de Brizuela y en la presidencia Gloria Aracelly
Mejía. El homenajeado en esta oportunidad fue el arqueólogo guatemalteco Carlos
Navarrete Cáceres. La conferencia magistral la ofreció la Premio Nobel de la Paz 1992,
Rigoberta Menchú Tum. Un grupo importante de colegas centroamericanos que debieron refugiarse en México en los períodos de violencia, asistieron al Congreso y
algunos de ellos recibieron reconocimiento como Carlo Antonio Castro Guevara de
origen salvadoreño. Por el número de ponencias y la participación de diversas instituciones mexicanas fue más una excelente oportunidad para conocer la producción
antropológica que se estaba desarrollando en ese país, que un congreso centroamericano. Destaca la poca participación de la delegación guatemalteca por razones que
tienen que ver con nuestras historias nacionales.
La participación estudiantil fue igualmente importante, de manera que el Congreso comenzaba a convertirse en un espacio para las nuevas generaciones de estudiantes, para quienes se atrevían a presentar sus trabajos de graduación y a cruzar las
fronteras nacionales, para conocer a los y las autoras de los artículos que estudiaban
y sobre todo a esa extraordinaria diversidad cultural de la región. Además, también
percibí el interés de los estudiantes mexicanos por conocer Centroamérica.
Sin embargo, los congresos hasta entonces realizados a pesar de las mesas temáticas no alcanzaban la síntesis de conocimientos, como bien lo anotaba Esteban Krotz,
convertido en un consejero importante de la RCA.
El V congreso se delegó a Nicaragua en reconocimiento al esfuerzo desarrollado
por el recién formado departamento de antropología de la Universidad Autónoma
de Nicaragua. En pocos años, las nuevas generaciones de antropólogos nicaragüenses
habían alcanzado niveles de formación profesional elevados y una destacada participación en los congresos anteriores. El V congreso, con el lema «Construyendo identidades», se realizó en febrero del 2004 en Managua con el auspicio de la UNAN-Managua. Fue dedicado a la recién fallecida antropóloga salvadoreña Gloria Aracelly Mejía
y a Mariano Miranda, antropólogo nicaragüense. La coordinación estuvo a cargo de
Josefina Hidalgo, directora de la carrera de Antropología de esa universidad.
La conferencia magistral la ofreció Leo Gabriel, antropólogo austriaco, con una
extensa trayectoria de trabajo en Centroamérica. El título de su ponencia —Construyendo Identidades: el Papel de la Cultura en los Nuevos Movimientos Sociales»—
sintetiza una de las preocupaciones originarias de la RCA.
67
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Permítanme entonces, para concluir, hacer una observación muy personal, proveniente de alguien dedicado una buena parte de su vida al estudio de las culturas y a los movimientos sociales de América Central. Tengo a veces la impresión
que aunque exista una tremenda sabiduría y muchísimos conocimientos sobre
las identidades culturales: cuando aquí en Centroamérica se trata de política hay
un enfoque todavía demasiado enraizado en los universos políticos nacionales
lo cual impide la creación de un nuevo sujeto histórico que tiene que ser local,
regional, continental y global a la vez (Gabriel 2006: 19).
En la Introducción a la memoria del Congreso se reitera una preocupación sentida y no
resuelta, tal y como manifiesta en su exposición Leo Gabriel. En este Congreso, por primera vez, se ofrece la conferencia magistral a un académico venido de fuera de la región.
El territorio centroamericano, incluyendo la parte del sur de México, sin divisiones político-administrativas, dignifica las raíces ancestrales de sus diferentes pueblos
originarios, manifestando la búsqueda de una unidad centroamericana respetando las
particularidades de cada país (Blandón, et al., 2006: 11).
El VI Congreso vuelve a El Salvador, le correspondió la dirección al doctor Ramón
Rivas. En esta oportunidad auspiciaron el Congreso: CONCULTURA, la Universidad de
El Salvador, la Asociación Salvadoreña de Antropología y la Universidad Tecnológica
de El Salvador. El Congreso se realizó en agosto del 2006 en los dos de las universidades patrocinadoras. Para ese entonces, ambas tenían programas académicos en
Antropología. Sin duda, este es un ejemplo de resultados positivos de la RCA en favor
de nuestro desarrollo disciplinario. El lema del Congreso fue «Centroamérica hacia
la transformación sociocultural». Las temáticas apuntaban a registrar y reflexionar
sobre la praxis antropológica.
Este congreso contó con una nutrida participación estudiantil de Chiapas, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador. Más de 300 estudiantes inscritos, gracias
el entusiasmo de una Red Estudiantil Centroamericana de Antropología, cada vez
más consolidada. En esta oportunidad le correspondió al doctor Esteban Krotz de la
Universidad de Yucatán, ofrecer la conferencia magistral. El Congreso fue dedicado
a tres de los pioneros de la antropología centroamericana: al doctor Alejandro Dagoberto Marroquín, a la doctora María Eugenia Bozzoli de Costa Rica y a la licenciada
Concepción Clará de Guevara de El Salvador. De acuerdo con mis notas, este VI Congreso sobrepasó a los demás en número de participantes y ponencias, un total de 128
inscritas y más de 400 asistentes.
La RCA en su sesión de trabajo aceptó la solicitud de dos nuevas instituciones, la
Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y el Programa de Investigacio68
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
nes Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste, PROIMMSE. De manera conjunta,
el doctor Andrés Fábregas Puig, rector de la Universidad Intercultural de Chiapas, el
doctor Carlos Serrano Sánchez, Director del Instituto de Investigaciones Antropológicas-UNAM, el doctor Jesús Morales Bermúdez, Rector de la Universidad de Ciencias
y Artes de Chiapas y el doctor Miguel Lisbona Guillén, Coordinador del PROIMMSE-IIAUNAM, solicitaron la sede el VII Congreso de Antropología argumentando lo siguiente:
La participación de investigadores e instituciones mexicanas en la Red Centroamericana de Antropología ha sido un hecho desde la constitución de la misma.
El papel activo de académicos, especialmente de los radicados en Chiapas, es
una muestra de lo anterior. Conocedores de la relevancia que para la Ciencias
Sociales de la región tiene el Congreso, y con la perspectiva de ampliar las relaciones de intercambio entre nuestros países, les proponemos la organización del
VII Congreso Centroamericano de Antropología en la ciudad de San Cristóbal
de Las Casas, Chiapas (México) (Colección personal de documentos RCA).
La sesión de trabajo del 17 de agosto del VI Congreso, contó una satisfactoria participación de delegados de las instituciones afiliadas: Gabriel Ascencio, PROIMMSE, Walda Barrios, Lesbia Ortiz y Carlos René García de Guatemala, Pedro Jiménez Lara de
Veracruz, Jorge Grünberg de URACCAN-Bilwi, Nicaragua, Josefina Hidalgo de Nicaragua, Ana María Jarquín y José Luis Ramos de la ENAH, Margarita Bolaños, Olga
Echeverría, María Eugenia Bozzoli y José Ángel Ramírez de Costa Rica, Aníbal Pastor
y Héctor Corrales de Panamá, Ramón Rivas y Concepción Clará de Guevara por El
Salvador. Ausente la delegación de Honduras.
¿Qué sigue ahora que hemos completado un ciclo de vida? ¿Cuáles son nuestras
metas para los próximos diez años?
A quince años de realizado el I Congreso y veintiuno del Encuentro de 1988, quisiera hacer algunas apreciaciones que surgen de mi experiencia personal en la RCA y
que pueden servir de insumo para la reflexión en este Congreso que inicia hoy.
Volví a revisar viejos papeles para tratar de explicarme las razones por las que la
Red ha podido darle continuidad a sus congresos bianuales y a sus reuniones anuales,
pero no ha logrado hacer la síntesis de sus aportes al conocimiento de la realidad de
la región, ni de sus abordajes teórico metodológicos. Considero que factores como la
difícil situación política que nos correspondió enfrentar, las limitaciones económicas,
la poca presencia de la disciplina en el conjunto de las ciencias sociales centroamericanas y en medio de las complejas discrepancias ideológicas y personales internas,
podrían encontrarse algunas justificaciones.
69
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Resumidamente quiero presentar ocho consideraciones que fueron favorables
para asegurar la continuidad y finalmente concluiré con varias sugerencias. En primer
lugar, la coyuntura política en el resto de la región favoreció un clima intelectual en
Costa Rica muy adecuado para pensar la Antropología centroamericana. La mayor
parte de los eventos previos al I Congreso se desarrollaron en nuestro país, esa particular circunstancia nos enriqueció, pero también contribuyó a construir el puente
entre las antropologías de la región para cruzar las turbias y revueltas aguas del período. En segundo lugar, la presencia y el compromiso del CSUCA que, aunque con sus
limitaciones económicas, supo apoyar en los momentos oportunos las propuestas. En
tercer lugar, la participación de las instituciones mexicanas que han contribuido con
el desarrollo de la RCA durante estos quince años. No es casual, que conforme se iba
consolidando la Red, también iba aumentando la membresía de las instancias académicas mexicanas. Hay que destacar que un número importante de los miembros de
la Red se habían formado o se mantenían ligados a las actividades académicas de ese
país. En cuarto lugar, la permanencia de personas comprometidas con la RCA, quienes supieron lidiar con las diferencias de enfoque respecto a la manera de cumplir con
los objetivos propuestos. Esta disposición creó un clima de trabajo muy agradable.
Cada institución se esmeró en ser la mejor anfitriona, en hacer el mejor congreso. Una
buena mezcla de solidaridad y competitividad. En quinto lugar, se debe reconocer la
tenacidad de la delegación guatemalteca en buscar enfoques teórico-metodológicos
propios, necesarios para avanzar en la comprensión de la realidad centroamericana.
Sin duda, esta actitud nos motivó a los demás a ser críticos y experimentar con nuevas
orientaciones. En sexto lugar, una participación estudiantil cada vez más interesada
en participar en los congresos y en la presentación de sus resultados de investigación.
Este interés estudiantil, particularmente de los guatemaltecos, estimuló al cuerpo docente y sus autoridades a garantizar su participación. Séptimo, cada congreso se convirtió en una valiosa oportunidad para conocer a cada uno de los países anfitriones,
sus instituciones, su gente, su historia, su diversidad cultural, sus problemas y sus
bellezas naturales. Cada viaje fue una aventura antropológica para llegar a cada destino y para abarcar en el recorrido el mayor número de lugares. Muchos con los que nos
habíamos familiarizado por la lectura de trabajos asignados en los cursos.
Este ciclo que inicia en Costa Rica hace quince años, se cierra curiosamente en
Chiapas. Nos quedaron por fuera dos paradas: Belice y Honduras.
¿Cuáles serán los derroteros de los próximos años en esta coyuntura internacional
de crisis económica? Revisando las memorias publicadas, la producción es sorprendente en cantidad y en calidad. Las contribuciones al entendimiento de problemáticas
comunes como la violencia, la migración, la destrucción de patrimonio cultural, el
70
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
impacto de los desastres naturales, el deterioro de la salud y el medio ambiente por
efecto de políticas que agudizaron la pobreza y la exclusión, las luchas de las comunidades por permanecer étnicamente diferenciadas, por producir de manera sostenible,
por enfrentar las políticas de Estado y las condiciones laborales de las transnacionales
son muchas y buenas. También encontré estudios de tradiciones religiosas que han
perdurado a pesar de la violencia, la presión de las iglesias y los proyectos educativos
homogenizadores y asimilacionistas. Pude valorar con tiempo el camino recorrido, los
esfuerzos por abrir un doctorado conjunto, por hacer investigaciones compartidas,
por tener intercambios docentes y estudiantiles permanentes.
Desde mi experiencia resta profundizar en temas que han sido ampliamente tratados, pero no hemos logrado hacer síntesis ni formalizar proyectos regionales. El doctorado es una necesidad importante para las jóvenes generaciones. La RCA cuenta ahora
con un cuerpo docente altamente calificado, con centros de información especializados,
con una amplia producción bibliográfica y documental. El posgrado sería el espacio
para desarrollar investigaciones compartidas y la plataforma para el relevo académico.
Nos ha faltado cohesión para denunciar con más fuerza el genocidio perpetrado
contra las poblaciones indígenas, la destrucción y privatización del patrimonio cultural, las políticas que profundizan la pobreza y la exclusión. Tenemos sobrado material
y especialistas en campos que nos puede ayudar a reforzar las denuncias y hacer planteamientos políticos sólidos.
Ya nos conocemos, queda ahora trabajar por el estudio, rescate y conservación de
más de un centenar de lenguas autóctonas, por la búsqueda de alternativas de desarrollo que respeten la diversidad cultural y los recursos naturales. Necesitamos frenar
el crecimiento de la pobreza y la exclusión social, es imperativo influir en la definición
y cumplimiento de políticas nacionales y regionales.
Debemos mirar hacia América Latina como una unidad y apoyar la consolidación
de la Asociación Latinoamericana de Antropología desde donde trabajamos ahora el
doctor Rolando Quesada, la maestra Floria Arrea y mi persona. En Julio del año pasado se realizó en Costa Rica el II Congreso Latinoamericano de Antropología, con
orgullo reconocemos que la realización de ese Congreso en nuestro país, en Centroamérica, tiene relación con nuestra experiencia de organización en la RCA.
Paso a paso hemos ido caminando, resta impulsar los esfuerzos de Honduras y
Panamá por abrir sus programas de antropología, explorar Belice, acércanos al Caribe
concretar el posgrado conjunto, articularnos a otras redes que funcionan regional y
globalmente. Estoy segura, que de este Congreso, saldremos más fortalecidos.
71
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
Adams, Jane y Margarita Bolaños, 1996, «Aproximación histórica al desarrollo de la antropología norteamericana en Centroamérica: 1930-1990», en Carmen Murillo (editora), Antropología e identidades en Centroamérica, Colección de Libros del Laboratorio de Etnología, Departamento de Antropología, Universidad de Costa
Rica, pp. 25-43.
Araya, Carmen, 2002, «II Congreso Costarricense de Antropología y el III Congreso Centroamericano de Antropología», en Cuadernos de Antropología, número 12, Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli, Departamento de Antropología, Universidad de Costa Rica, pp. 173-182.
Bolaños, Margarita, 1999, Anthropological Approaches in U.S. Studies of Central America, 1930-1970: Implications for Central American Anthropology. Doctoral dissertation submitted to the Department of Anthropology
of the University of Kansas.
Bolaños, Margarita, 2000, «La indianidad en las construcciones de las identidades costarricense y guatemalteca; considerando los aportes de la antropología norteamericana: 1900-1950», en Cuadernos de Antropología, número 12, Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli, Departamento de Antropología,
Universidad de Costa Rica, pp. 61-87.
Bolaños, Margarita, 2001, «Retos de la Antropología Centroamericana en el presente decenio», en Gloria Mejía y
Ramón Rivas (editores), Antropología Salvadoreña ante el nuevo milenio: Un acercamiento al pensamiento
antropológico centroamericano, Encuentro de la Red Centroamericana de Antropología, Universidad Tecnológica de El Salvador, pp. 31-45.
Bozzoli, María Eugenia y M. Bolaños (inédito), «Panorama del desarrollo de la Antropología en Centroamérica, presentado originalmente en el Seminario Permanente de Estudios sobre Centroamérica» del PROIMMSE,
SCLC, Chiapas, marzo 2005.
Centro de Estudios Centroamericanos, Memoria Primer Congreso de Antropología y Defensa del Patrimonio
Cultural de América Central, San José, Universidad de Costa Rica, Museo Nacional de Costa Rica, Fundación
Friedrich Ebert.
Corrales, Francisco, 1993, «Palabras de Francisco Corrales, Presidente de ACAN», en Cuadernos de Antropología, numero 9, San José, Laboratorio de Etnología Departamento de Antropología, Universidad de Costa
Rica, pp. 9.
CSUCA-Programa de Apoyo Docente, 1989), Plan Centroamericano de Antropología 1989-1990, Guatemala,
Universidad de San Carlos de Guatemala.
Departamento de Antropología, 1994, Boletín Informativo del I Congreso, número 2, agosto. Laboratorio de
Etnología, Universidad de Costa Rica.
Fábregas, Andrés, 1996, «Las tareas de la antropología», Carmen Murillo (editora), en Antropología e identidades
en Centroamérica, San José, Colección de Libros del Laboratorio de Etnología, Departamento de Antropología, Universidad de Costa Rica, pp. 9-15.
72
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Gabriel, Leo, 2006, «Construyendo identidades: el papel de la cultura en los nuevos movimientos sociales», Josefina
Hidalgo, Dolores Álvarez, Maritza Andino y Gloria López (editoras), Memoria del V Congreso Centroamericano de
Antropología, Universidad Autónoma de Nicaragua, pp. 14-19.
Guzmán Bóckler, Carlos, 1976, «Principios fundamentales para la protección del patrimonio cultural, lingüístico
y folklórico de la América Central», Memoria Primer Congreso de Antropología y Defensa del Patrimonio
Cultural de América Central, San José, Universidad de Costa Rica, Museo Nacional de Costa Rica, Fundación
Friedrich Ebert, pp. 79-81.
Hidalgo, Josefina, Dolores Álvarez, Maritza Andino y Gloria López (editoras), 2006, Memoria del V Congreso Centroamericano de Antropología, Managua, Universidad Autónoma de Nicaragua.
Murillo, Carmen, 1996, «Presentación», en Carmen Murillo (editora), Antropología e identidades en Centroamérica, San José, Colección de Libros del Laboratorio de Etnología, Departamento de Antropología, Universidad
de Costa Rica, p. 5.
Pérez, Olga, 1993, «El desarrollo de la Antropología en Guatemala», en Cuadernos de Antropología, numero 9,
San José, Laboratorio de Etnología Departamento de Antropología, Universidad de Costa Rica, pp. 15-37.
73
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
COMENTARIO A LA CONFERENCIA DE
MARGARITA BOLAÑOS ARQUÍN
Ramón D. Rivas
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE EL SALVADOR
D
eseo felicitar, en primer lugar, a la doctora Bolaños por esa interesante cronología que nos ha presentado sobre los hechos reales en la que los antropólogos
de Centroamérica —y desde hace unos años, los mexicanos— hemos sido
congregados periódicamente —cada dos años— para compartir el producto de las
investigaciones y preocupaciones. Indiscutiblemente, son los congresos los medios
por los que nos hemos mantenido unidos como Red, y, a lo mejor, también ese compromiso por hacer de la antropología una herramienta útil para la comprensión del ser
humano y por ende para el desarrollo de las sociedades en que nosotros mismos vivimos. Hemos reconocido, que si no sabemos qué hace el otro, trabajamos y hacemos
conocimiento en islas. Y no se trata de eso.
La conferencia de la doctora Bolaños me ha llevado a reflexionar sobre muchos aspectos que directa o indirectamente, y más de alguna vez, hemos abordado con algunos
de los colegas aquí reunidos y que tienen que ver con la ciencia que por séptima vez
nos reúne. Son reflexiones sobre qué y cómo hacemos antropología en las sociedades
y culturas de la Centroamérica de hoy. Y sobre eso es que quiero basar mi comentario.
Teniendo como punto de partida la conferencia de la doctora Bolaños, que espero que
sea publicada, ya que, sin lugar a dudas, es una fuente histórica de una antropóloga que
ha vivido el proceso desde el inicio de la Red Centroamericana de Antropología.
Constato que, a casi medio siglo de haberse institucionalizado esta ciencia en
Centroamérica —la antropología— aún hace falta su consolidación en las nuevas
generaciones de científicos formados en otras profesiones de las ciencias sociales.
En otras disciplinas, muy poco se sabe o se valora sobre la importancia y alcance
de la antropología social y cultural en nuestras sociedades. ¿Por qué será? Salvo en
Costa Rica y en Guatemala, que sus antropólogos ofrecen publicaciones sobre variados temas, es evidente que, a quince años, exista una limitación en la producción
y difusión de estudios antropológicos. Pareciera que la ciencia que hoy nos congrega
aún es desconocida entre las múltiples instituciones de nuestros países. Y es por ese
desconocimiento de la utilidad y alcance de la antropología que constato también
que los antropólogos que formamos, debido a la escasez, se tienen que ubicar en
otras actividades; y esas son grandes limitaciones para el desarrollo de dicha ciencia. Los espacios laborales son pocos. Asimismo, constato también la escasez de
75
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
buenos profesores, de buenos académicos, que no repitan los errores de sus antecesores, muchas veces errores de carácter formativo.
En nuestros países centroamericanos —y estoy seguro que México no está excluido de eso— se necesita conocer más a fondo sobre procesos sociales relativos a las
identidades, las instituciones, mestizaje, políticas culturales, globalización y transculturización. Pero de hecho se presentan más acontecimientos sociales, muchos más,
que nos confrontan y nos tocan a todos, y muchos de éstos son parte de nuestra vida
diaria. Y es que a todos nos metieron al tren de la globalización, y muchos no estábamos preparados, y de ahí las consecuencias sociales y culturales y en todas sus
dimensiones de hoy. ¿Qué pasa ahora con los pueblos culturalmente diferenciados, los
indígenas? ¿Qué sucede con los campesinos? ¿Qué acontece con los jóvenes? Muchos
nos estamos enfocando a la antropología urbana. Eso es necesario, pero no debemos
olvidar y preguntarnos ¿qué sucede con los indígenas y sus comunidades? En coordinación con ellos, con los indígenas, y digo en coordinación pues muchas de sus comunidades ahora ya disponen de profesionales propios y competentes.
Pero claro está que nosotros, los antropólogos, en nuestro medio, es decir, en las
sociedad que nos rodea, debemos estudiar al mismo tiempo muchos problemas tales
como la realidad y los efectos de la drogadicción; el problema de la gobernabilidad, ese
sentimiento de democracia que se tiene en la sociedad actual; problemas de multiculturalismo y de la segmentación de la vida social. No nos olvidemos que en este mundo
globalizado vivimos, por un lado, la segmentación de la vida social en distintos grupos y
subgrupos. La migración ha desintegrado familias, caseríos, cantones, villas, pueblos, y
hay que ver lo que sucede en las grandes ciudades. Se constata una enorme brecha social,
cultural y tecnológica entre los jóvenes, y, los adultos y por qué no, hasta en la forma de
ver la vida. Y ello conlleva situaciones nada agradables para el buen convivir.
La cultura juvenil tiene problemas sintomáticos: el problema evidente de la alimentación cultural. La globalización y ahora las mismas sociedades y culturas en donde
nosotros vivimos son víctimas de ello. Son sociedades en donde no nos conocemos, y
convivimos y actuamos como sonámbulos, que es casi lo mismo que estar muerto. Si
uno se pone a criticar diría que hace falta todo, que lo que se ha hecho es poco y que
falta mucho para consolidar a escala local, nacional e internacional. Sin olvidar que la
proyección social comunitaria es de suma importancia en la obtención de conocimientos del otro. Pero para conocer a ese otro es necesario, en nuestra ciencia, participar y
observar. Pero, en muchos casos, hasta de ese requisito para poder hacer una verdadera
antropología nos están alejando. Vivimos en la cultura del ajetreo. Realizamos las actividades cotidianas con prisa, lo que muchas veces no te permite reflexionar bien sobre
lo que estás estudiando, ni mucho menos sobre cómo estás estudiando ese fenómeno
76
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
que te interesa. Y a lo mejor los resultados son vitales para saber el porqué todo lo que
se hace en cierta comunidad. La interacción con comunidades y con instituciones es
de suma importancia para esta disciplina. No podemos hacer antropología desde el
escritorio, ni mucho menos podemos enseñar antropología si no hay trabajo de campo.
Las sociedades y sus culturas se transforman todos los días; en quince años hemos visto
suceder mucho, y aún trabajamos algunos temas de entonces. Pero posiblemente de
ello sólo quedó lo que llamamos «el cascarón», pues el contenido cambió. Considero
que es importante, ante los cambios que se han dado en estos últimos tres quinquenios
referidos, ver sobre qué bases culturales se debe o se puede trabajar con las comunidades. Una perspectiva de esta naturaleza puede también hacer viable el futuro de la
integración centroamericana, sobre todo si se parte de que ahora todo mundo habla de
integración. Es decir, la integración centroamericana podría basarse sobre criterios de
participación —entendida ésta como gobernabilidad—, de democratización, de compartir quehaceres culturales; o sea, de mostrar las diferencias, etcétera; de búsqueda
de ideas comunes, sobre la base de que estás han existido y siguen existiendo. Y me
refiero aquí a esa serie de particularidades sociales y culturales de los distintos países.
No debemos olvidar que los que estamos aquí, hemos sido formados en una ciencia
que estudia y analiza los fenómenos sociales y culturales contemporáneos no como
hechos estáticos y definitivos, sino como partes de un proceso. Sólo estudiando los
procesos de cambio en los diferentes aspectos de nuestras complejas realidades social,
económica, política-ideológica, podremos comprender mejor la situación en la que nos
encontramos, y así poder explicar, en algunos casos, nuestras transformaciones socioculturales e históricas, tan necesarias para entender el presente.
Al leer la conferencia de la doctora Bolaños, un asunto que en lo personal me gustaría que se abordara más y desde una antropología histórica es; ¿cuál ha sido el impacto del nacionalismo en los centroamericanos y por qué no también ustedes aquí en
México? Con ello es importante ver la proyección del Estado en cada uno de nuestros
países. El Estado ha dejado mucho que desear en lo referente a esos aspectos —nacionalismo y espacios públicos—, lo que naturalmente ha trastocado la cultura. Por
ejemplo, pienso en el caso de las fiestas patronales. No importan dónde. Pueden celebrarse allá en los caseríos, en los cantones, en los pueblos y en la gran ciudad. En esas
fiestas es donde hay interacción de diferentes grupos y clases sociales, en donde se da
cierto sentido de comunidad. Eso se está perdiendo y casi no se ha estudiado, por lo
menos en El Salvador; o si se ha hecho, es muy poco. Todo mundo se ha enfocado a
estudiar lo que se ve, lo que resalta. Si no sólo fijémonos en los lemas que han encabezado cada congreso; situación que no es mala. Pero la cuestión es que —y lo hecho de
menos— no se han formado círculos de debate y de complementarización entre las
77
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
áreas económicas, políticas, culturales y sociales de los hechos. No hay interacción entre nosotros los antropólogos, cada quien trabaja en su feudo y en su dominio, y cada
quien lleva a sus allegados al estudio de esos temas. Esto provoca una parcelización
del conocimiento, lo que no permite complementarlo y debatir sobre otros enfoques
del fenómeno de estudio. Debatir sobre teorías y su posible aplicabilidad.
En la historia de la antropología en Centroamérica es notoria la ausencia de redes
de antropólogos que estén estudiando un mismo fenómeno. Hemos abordado el tema
en los muchos encuentros y hasta se ha hablado repetidas veces de unificar algunos
pensum, sobre todo en asignaturas básicas, pero no existe el debate entre los colegas
de los diferentes países. Y esto —quizás parezca pesimista de la forma que lo voy a
manifestar— pero considero que es el producto de una visión aldeana de rivalidad el
hecho que cada quien cree que trabaja de la mejor forma y que lo hace mejor. Incluso se puede hablar de una contaminación por un nacionalismo académico. Y esto se
da a escala de países, e incluso, casi siempre, en los mismos países. Es necesario que
desde las universidades públicas y privadas se promueva la continua actualización
de profesionales con la invitación de académicos de renombre que lleven a remozar y
actualizar la disciplina antropológica. Entre todos los presentes hay gente con mucha
experiencia en docencia e investigación. Hagamos un inventario y empecemos a rotar
por los diversos centros de formación de antropólogos. Hay que ver nuevas estrategias
pedagógicas, se deben de estudiar y analizar para que rescaten la visión del otro. La
historia oral es fundamental.
En nuestras sociedades hemos llegado a la invisibilización del otro, inmersos en la
cultura del yo: yo universidad, yo de este departamento de antropología y yo con este
tema de investigación. Y punto. Es más: yo experto.
La interacción entre el profesional y los medios de comunicación es fundamental
para intentar llevar el conocimiento a un gran público que no sea el académico y así
lograr que el impacto del conocimiento sea mayor. Cuestiones de edición, producción
de videos, programas de radio, de televisión y entrevistas, entre otras, son fundamentales en la sociedad de la información actual. Esto, como ustedes muy bien lo saben,
contribuye a la democratización del conocimiento y a la formación de conciencia.
Lo que lo motiva a uno a ir a un congreso es el poder compartir el producto de las investigaciones con otros colegas, presentar nuevas temáticas de estudio ante la comunidad
científica regional, aparte de que es fundamental en la proyección personal académica. No
obstante, se constata que, en la actualidad, hay influencia de modas e influencias académicas. Lo que no está mal; pero la cuestión es que si nos insertamos en las modas no se llega
dominar a cabalidad ni la teoría ni la metodología para abordar esos temas, lo que nos lleva
a caer en ambigüedades en el uso de ambos elementos investigativos.
78
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Por ejemplo, hoy todo mundo estudia las migraciones. Pero yo me pregunto: ¿desde qué perspectiva antropológica? Además, no hay que olvidar que los procesos en los
que nuestros países están inmersos son muchos y, en la mayoría de las veces, cruciales
para la sobrevivencia de la gente, y, por lo general, para la gente más pobre. Por eso, la
antropología, con todo ello, y sus profesionales, deben de ir a pasos agigantados para
lograr entender los fenómenos. Pero en muchas áreas cruciales de la investigación —y
que se requiere de estudios urgentes— muchas veces no hay profesionales capacitados. Pero hay más: casi nunca, se «criollizan» las propuestas teóricas al ámbito nacional. En otros casos —y eso es grave también— los estudios antropológicos carecen
del engranaje teórico y metodológico.
El reto de los profesionales en la antropología es construir o adaptar las propuestas
teóricas al ámbito nacional. ¿Sucede esto? En el mejor de los casos, sería primordial
construir herramientas metodológicas y teóricas propias, y ya no copiar. No es malo
eso, pero sí debemos de tener cuidado con las influencias. Pero, ¿se adapta todo ese
conocimiento a todas las realidades posibles?
La endogamia académica en muchos de nuestros países no es buena. Se necesita de
una continua actualización de los conocimientos por parte de los académicos destacados. Pero, ¿qué sucede? Muchas veces los presupuestos no alcanzan para ello. Hay que
ver muchas de las bibliotecas en nuestros países, éstas están con muy poca bibliografía.
La otra cuestión es que en áreas especializadas no se encuentran los docentes requeridos.
En este recuento histórico de los congresos constato que el trayecto es largo, aunque tal vez para muchos de ustedes quince años no es mucho. El reto de ahora es
comprobar si los estudios que hemos venido haciendo han servido de algo, si han trascendido. ¿El congreso que inicia hoy y los seis pasados en los que hemos participado
y las investigaciones en que a muchos de nosotros hemos participado han servido
para algo? Naturalmente que sí. El tiempo lo dirá. Quizás ya hay frutos pero no los vemos. El reto es trascender de los estudios que ya hemos emprendido, o si no conviene
continuar con ellos —en caso de que la sociedad nos lo requiera—. Pero es necesario
visualizar períodos más contemporáneos con una perspectiva mayor; como por ejemplo, en temas como género y de allí, abordar aspectos como violencia, equidad, edad,
grupos subalternos, minorías, historia ambiental, historia de las ideas, migraciones,
etcétera. Lo que quiero decir es que a lo mejor hemos estudiado aspectos generales
de un fenómeno, y ahora lo que toca es desmenuzarlo y estudiar las partes de éste sin
dejar de ver que las partes son complementos del todo.
Ustedes son testigos de todos los temas que hemos abordado a lo largo de todos
estos congresos. No obstante, es evidente que en algunos casos hay un gran trillamiento de temas, y nos olvidamos que en muchos casos hay que hacer uso de otras
79
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
herramientas científicas. Muchas veces abordamos sucesos y no profundizamos en
ellos; queremos ir a la vanguardia con las nuevas tendencias teóricas y nos olvidamos que en las viejas o clásicas teorías hay fundamentos de juicio valederos que aún
podemos utilizar. Por ejemplo, hemos dejado sólo a los historiadores el estudio de la
construcción de los Estados y de las identidades nacionales. Cuando para nosotros
los antropólogos, si hablamos de identidades, es importante saber este tipo de teorías
—sociales—, y con ello quiero decir que no sólo debemos irnos a estudiar el fenómeno
de la «identidad o las identidades» como tal. Si estudiamos con profundidad un fenómeno auxiliados de otras herramientas metodológicas tendremos una idea global del
fenómeno. Por ejemplo, muchas veces falta ver cómo ha sido propagado el concepto
de nación y cómo se ha adaptado; y aquí no sólo tienen que ver los historiadores,
también nosotros los antropólogos. En algunos estudios se constata que nosotros los
antropólogos nos estamos acostumbrando a estudiar a las poblaciones actuales, pero
nos olvidamos de la historia. Lo sincrónico prevalece en lo diacrónico.
Felizmente, por lo menos yo no he constatado entre los antropólogos centroamericanos que en los congresos se conformen mesas cerradas integradas por colegas que
lleguen a leerse entre ellos mismos y no permitan la ingerencia de nuevas generaciones, de nuevas temáticas y de nuevos períodos de estudio. En otras disciplinas de las
cuales nos auxiliamos los antropólogos si lo he corroborado. Ojalá que sigamos así.
Pero, eso sí, en muchos de nuestros países —salvo algunas excepciones— el quehacer antropológico esta desvinculado de la realidad social y de la interacción comunitaria e institucional; muchos somos buenos en teoría pero no en trabajo de campo.
Después de quince años de existencia de la Red Centroamericana de Antropología,
opino de que es necesario replantear lo que se ha hecho hasta el momento. Pero la
pregunta es: ¿por qué las cosas no se hacen como se deben hacer? Aquí no es que me
quiera curar en salud, pero hay factores endógenos y exógenos que limitan las buenas
intenciones. Habría que preguntarnos también ¿qué tan buenos son los catedráticos
de antropología en Centroamérica? ¿Qué tanto motivamos a los estudiantes a incursionar en nuevas temáticas o estudios que hacen falta? Es importante preguntarnos si
los estudiantes tendrían posibilidades de estudiar una especialidad en el extranjero.
Eso influye en la formación y, por ende, en el quehacer antropológico. Urgen postgrados de calidad; y todo esto pasa por limitaciones de tipo presupuestario. Y volvemos
a lo mismo.
Claro debe de quedar la necesidad de una mayor formación interdisciplinaria de
los profesionales en el campo de las ciencias sociales y en concreto de la antropología.
Si de verdad se quiere un desarrollo mayor de las disciplinas académicas, es necesaria
la apertura de espacios laborales; y para eso debemos trabajar nosotros como antropó80
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
logos. Es notoria la falta de conocimiento por parte de la sociedad de la importancia y
trascendencia que tiene esta ciencia.
Para saber qué campos de acción se han abordado en la región es necesario hacer
una consulta sobre las investigaciones y tesis publicadas sobre el campo de la antropología a escala de países, ya que sólo con ello tendremos un conocimiento preciso
sobre el estado de la antropología en la región. Ese trabajo hay que hacerlo, hay que
compilar esos trabajos y ponerlos en red.
Finalmente es relevante señalar que los congresos son valiosos, ya que por medio
de estos encuentros se reúne la comunidad académica regional a debatir sobre las
principales problemáticas y campos de estudio, y eso es también un espacio de interacción muy importante para entender el presente. Ese es el reto. Estamos ante una
ciencia cada vez más necesaria en una sociedad y cultura cambiante que no dice «te
espero»; más bien dice: «ponte a mi lado».
81
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
ARQUEOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. UNA APROXIMACIÓN
Gregorio Bello-Suazo C.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA. EL SALVADOR
H
asta la fecha, Honduras es el único país centroamericano que no tiene formación universitaria en arqueología. Si bien el Instituto Hondureño de Antropología e Historia cuenta con la Unidad de Arqueología, y en los planes
de estudios de las carreras de la mayoría de las universidades se encuentran algunas
asignaturas de historia, arqueología, ciencias sociales y turismo, esto no satisface las
necesidades del país en dicho campo profesional.
En la Universidad de San Carlos de Guatemala, la carrera de arqueología surge con
la creación de la Escuela de Historia, la cual nació como unidad académica independiente en agosto de 1974, después de su separación del Departamento de Historia de
la Facultad de Humanidades. En febrero de 1975, dieron inicio sus labores académicas
de manera oficial. En 1982 la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle de Guatemala, abrió las carreras especializadas en ciencias sociales, entre ellas la
licenciatura en Arqueología.
En El Salvador, la carrera de Arqueología se imparte en la Universidad Tecnológica
de El Salvador desde 1995 cuando dicha institución retomó las carreras de Antropología y Arqueología de la Universidad San Jorge —ya extinta— graduando en el año
2000 la primera promoción de arqueólogos.
En Nicaragua, en 1996 iniciaron las clases del primer curso de la licenciatura de Arqueología de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. En la actualidad, los
estudios de Arqueología han pasado a ser una especialidad de la carrera de Historia.
En Costa Rica, la formación en arqueología se imparte desde 1977, primero en la Escuela de Antropología y Sociología de la Universidad de Costa Rica y ahora en la recientemente independizada Escuela de Antropología. El Laboratorio de Arqueología es
también sede de la Sección de Arqueología, que desarrolla desde su creación, actividades
de docencia, investigación, acción social y de protección del patrimonio arqueológico.
Un acercamiento a la práctica arqueológica en Centroamérica además de considerar los programas de formación de arqueólogos, también debe retomar diversas reuniones académicas que de una u otra manera han sido parte del proceso de construcción
de la arqueología centroamericana. El recuento arranca con la Primera Conferencia
Internacional de Arqueólogos del Caribe celebrada en Honduras en 1946, bajo el gobierno del general Tiburcio Carías Andino. La conferencia fue organizada por la recién
creada Sociedad de Antropología y Arqueología de Honduras bajo la dirección del
83
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
arqueólogo cubano Fernando Ortiz y Monseñor Federico Lunardi, representante del
Vaticano que llegó a convertirse en un arqueólogo y antropólogo ampliamente conocido en la región y en Europa. La sociedad contaba con un Consejo Asesor integrado
por Doris Stone hija de Samuel Zemurray, presidente de la United Fruit Co. y el noruego Gustavo Stromsvik cuyos vínculos con Sylvanus G. Morley lo convirtieron en el
restaurador de los monumentos de Copán entre 1935-1942, en un proyecto financiado
por la Carnegie Institution de Washington en cooperación con el general Carías.
Otro hito vino casi treinta años más tarde también en Honduras con el desarrollo de
la I Reunión de Arqueólogos Centroamericanos. El Directorio del Banco Centroamericano de Integración Económica en su resolución DI-131/73 declaró el Programa Arqueológico Centroamericano proyecto de gran significación y complemento fundamental
del Plan Regional de Turismo, por lo cual patrocinó esta reunión en Tegucigalpa, del 16
al 18 de enero de 1975, con el propósito de obtener ideas y la formulación de planes para
desarrollar dicho Programa. Y por tercera vez, Honduras en 2007 organizó un congreso
de arqueología, ahora en el parque arqueológico de Copán. Durante tres días, un grupo
de expertos se reunió para dar a conocer la cultura maya en sus diversas manifestaciones, desde conocimientos científicos hasta prácticas y costumbres tradicionales.
Los espacios de la arqueología en la región tienen en el Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala uno de sus pilares: ha llegando a su vigésimo segunda edición, reúne historiadores, arqueólogos, antropólogos, intelectuales, estudiantes
y público en general para dar a conocer los resultados más recientes de las investigaciones. Cada año se presentan más de cien ponencias de investigadores y arqueólogos
guatemaltecos y extranjeros, que dan a conocer los trabajos en los sitios arqueológicos
de Belice, El Salvador, Honduras y México. Asimismo, el Coloquio Guatemalteco de
Arte Rupestre organizado desde el año 2000 por la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala y el Museo Popol Vuh contribuyendo así al conocimiento de uno de los aspectos menos conocidos.
Por último, en El Salvador se han realizado dos congresos centroamericanos de
Arqueología con el propósito de crear un espacio más para el intercambio intelectual
entre miembros de la comunidad académica local y regional, y promover un mayor
interés por la Arqueología en El Salvador. Además, existen otras instancias regionales
como los Congresos Centroamericanos de Historia que han incorporado temas de
Arqueología Histórica en las sesiones de la Mesa de Historia Colonial. Estos congresos se realizan cada dos años en un país diferente de la región, llegando a su novena
edición. Igualmente, el Encuentro Centroamericano Interdisciplinario de Estudiantes
de Arqueología, Antropología e Historia que aborda diversos aspectos que competen
a los estudiantes de la región centroamericana.
84
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
En conjunto estas reuniones se han ocupado de multiplicidad de tópicos y tiempos, desde los vestigios coloniales a las manifestaciones del arte rupestre y los petroglifos y muy especialmente la distribución de áreas culturales en el final del período
precolombino.
LA ÉPOCA COLONIAL
Para el arqueólogo Oscar Neil Cruz (2009), jefe de la Unidad de Arqueología del
Instituto Hondureño de Antropología e Historia, las investigaciones de arqueología
histórica en la región centroamericana han estado rezagadas con respecto a las antropológicas e históricas, sin embargo los estudios que se han desarrollado nos dan idea
sobre el rumbo que ha tomado la disciplina.
En Guatemala los estudios realizados por Tony Pasinsky (2001) sobre la cerámica
colonial recuperada en los grupos conventuales de la ciudad de Antigua Guatemala, han
dado un perfil más correcto de la utilización de la cerámica en tiempos de la colonia.
En Nicaragua el descubrimiento de León Viejo por parte de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y posteriormente las investigaciones sistemáticas a cargo
de arqueólogos e investigadores del gobierno de Nicaragua, no sólo confirmaron el
hallazgo sino que los aportes en urbanismo y arquitectura han sido muy importantes
para comprender el período del siglo XVI y XVII en Nicaragua; también el Instituto
Nicaragüense de Cultura se ha hecho cargo de investigaciones en sitios como el convento e iglesia de la Merced de León, en mismo León Viejo así como la catedral de
León Viejo.
Las investigaciones sistemáticas que se han venido realizando por más una década en la ciudad de Panamá Viejo por parte del Patronato de Panamá Viejo, han sido
modelo no sólo de procesos de investigación sino también de aplicación de metodologías de investigación y conservación, a través de las excavaciones en un sitio que fue
abandonado en el siglo XVII y que resulta un lugar intacto que sella este período de
tiempo en la Historia.
En El Salvador destacan los estudios hechos por Esteban Gómez (2006) en la costa de Pacífico sobre el descubrimiento y la colonización del Golfo de Fonseca durante
los siglos XVI y XVII. La arqueología e historia de Conchagua Vieja en el departamento de La Unión, ha sido uno de los mas recientes trabajos en arqueología histórica en
El Salvador.
William Fowler y Jeb Card (2005) han realizado investigaciones en Ciudad Vieja
sitio que representa los vestigios arqueológicos de la primera villa de San Salvador, fundada por los españoles en el valle de La Bermuda en 1525. Los estudios de la cerámica,
85
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
la piedra tallada —obsidiana—, la piedra pulida —manos y metates—, otros objetos,
así como los restos arquitectónicos de Ciudad Vieja indican la presencia de pipiles de
Cuscatlán, recién conquistados y convertidos en pueblos tributarios de los españoles.
Otro tema investigado por Fowler (2007) es la fabricación de puntas de flecha
sobre segmentos de navajas prismáticas, que probablemente fue muy frecuente en el
sitio al igual que otros utensilios como raspadores y taladros. Junto a la persistencia
de algunas tradiciones prehispánicas, se perciben cambios drásticos en la estructura
de la industria de obsidiana de Ciudad Vieja, especialmente cuando se compara con
las colecciones de sitios pipiles precolombinos como Cihuatán. Hay pocas evidencias
arqueológicas de la manufactura de estos implementos en el sitio. Más bien, parece
que las navajas prismáticas fueron importadas a la villa desde Guatemala y México.
A finales del año 2006, Heriberto Erquicia (2007) realizó un sondeo arqueológico
y un diagnóstico de valoración patrimonial en el sitio arqueológico-histórico de Ciudad Vieja. El sitio guarda los restos de las casas y de edificios públicos de la antigua
villa de San Salvador, con el trazo en retícula, así como un muro de piedras circundante que respondía a las necesidades de defensa de la época. Durante la excavación se
registraron los cimientos de piedra de cuatro estructuras dos de las cuales eran parte
de la estructura de la Garita Oeste del acceso al sitio histórico.
Conard Hamilton y Roberto Gallardo (2007) realizaron una investigación en el
peñón de Cinacantlán en la cúspide de una formación rocosa al sur de Tamanique, en
el actual departamento de La Libertad, donde en 1528 varios pueblos pipiles combatieron al ejército español comandado por Diego de Alvarado. El tercer intento en el
que sobresalieron Bartolomé Bermúdez y Miguel Díaz Peñacorba causó gran matanza
y castigo a los nativos, logrando controlar el peñón y continuar la empresa conquistadora. La ubicación del peñón de Cinacantlán era desconocida hasta el año 2000.
En Honduras se han realizado, desde 1999 hasta la fecha —2008—, investigaciones
sistemáticas a cargo de la Unidad de Arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia en las principales ciudades con antecedentes coloniales, como Tegucigalpa, Comayagua, Gracias, Trujillo, Omoa, Santa Rosa de Copán y Antigua Ocotepeque, así como en las fortalezas de San Fernando de Omoa y su área urbana, Santa
Bárbara en Trujillo y la fortaleza inglesa de Black River; investigando y excavando desde
la catedral de Comayagua, la catedral de Tegucigalpa, las iglesias de la Merced en Comayagua, de Cedros, iglesia de Santa Rosa y Ocotepeque, plazas como la León Alvarado en
Comayagua, y la Plaza de las cortes de Cádiz en la misma ciudad, el ex convento de San
Francisco en Tegucigalpa y los restos de las la torre de su iglesia, hasta un edificio de la
época republicana conocido como el Hospital General en Tegucigalpa, casas coloniales
como la Caxa Real en Comayagua, la Casa Galeano en la ciudad de Gracias, la Casa Ca86
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
bañas en Comayagua. Registrando arquitectura, patrones de asentamiento, análisis de
artefactos, cronologías, comparaciones estilísticas, etcétera.
La inmaculada catedral de Comayagua consagrada el 8 de diciembre de 1711, es
uno de los monumentos coloniales más importantes en Centroamérica, debido a su
importancia por estar ubicada en un área en la época colonial entre dos zonas de
mucho auge y riqueza a nivel centroamericano, entre la ciudad de Guatemala —hoy
Antigua— y la ciudad de León de Nicaragua. En el año 2000, el arqueólogo Oscar
Neil Cruz Castillo (2002) realizó un proyecto de Arqueología Histórica dentro del
marco del Proyecto de Restauración de la Inmaculada Catedral de Comayagua con el
objetivo principal de conocer las etapas constructivas en la catedral de Comayagua;
reconociendo cronológicamente a la luz de las evidencias arqueológicas desde el siglo
XVI hasta su última etapa de construcción en el siglo XVIII, tratando de corroborar
los datos históricos así como registros coloniales de la construcción del edificio.
EL PASADO REMOTO: PETROGRABADOS Y PINTURA RUPESTRE
En El Salvador, durante los trabajos arqueológicos efectuados en la zona de embalse
de la Presa San Lorenzo, los arqueólogos Ana María Jarquín Pacheco y Enrique Martínez Vargas (2007) localizaron varias áreas con petrograbados ubicados en cuevas
y rocas de las riberas del río Lempa. En el año 2004, la misión arqueológica francosalvadoreña realizó un reconocimiento arqueológico en los municipios de San Isidro
y San Esteban Catarina, en los departamentos de Cabañas y San Vicente y en los sitios
de la zona de La Pintada de Titihuapa: un paredón cubierto con numerosos petrograbados, que fueron probablemente realizados por los lencas en el Clásico Tardío:
600-900 d.C. El Departamento de Arqueología del Consejo Nacional para la Cultura
y el Arte (CONCULTURA), inició el Proyecto Arte Rupestre de El Salvador para hacer
un registro general de los sitios arqueológicos con manifestaciones gráfico-rupestre.
En Guatemala el primer reporte fue registrado entre los años 1750 y 1751. En la
actualidad, existen alrededor de sesenta sitios registrados con pintura rupestre y petrograbados en todo el país. Por otra parte, el Diablo rojo fue una de las primeras pinturas rupestres en ser registradas por arqueólogos y ahora, la primera en ser fechada
empleando plasma y radiocarbono AMS.
En Panamá se ha realizado estudio de los grabados rupestres de la cuenca del río
Coclé del sur con objeto de crear un registro temático y estilístico de los distintos
tipos de grabados y componer un marco cronológico de los diseños. La mayoría de los
grabados pertenecen a un período que se extiende entre el 700-1100 d.C., período de
auge de las jefaturas y de yacimientos importantes como el Caño y Sitio Conte.
87
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En Honduras, en 1991, la Sección de Arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia inició un programa de búsqueda y registro del arte rupestre en
el país. Entre 1993 y 1995, se realizó un recorrido de sitios con arte rupestre en varias
regiones del país, en el cual se registraron casi cincuenta sitios en las zonas suroccidental, centro y suroriental del país. En 1998 y después en 2000 y 2001, se llevo a cabo
un recorrido de sitios claves en el departamento de La Paz, conocido como Proyecto
El Gigante, identificando cinco nuevos sitios con arte rupestre. En el año 2004 se
realizaron estudios para localizar diecisiete sitios que pudiesen ser propuestos ante la
UNESCO, para la categoría de Patrimonio Mundial en los departamentos de Francisco Morazán, La Paz, Choluteca y El Paraíso.
El hallazgo de cinco petroglifos no reportados en el transcurso de la investigación
arqueológica del Eje Ciudad Colón-Tabarcia, Subregión Arqueológica Central Pacífica despertó nuestra curiosidad por explorar las lecturas del pasado que han prevalecido en el tratamiento del arte rupestre en Costa Rica y, al mismo tiempo, permitió
comprobar las influencias del pasado en la interpretación del presente.
LA PRESENCIA DE GRUPOS DE FILIACIÓN NAHUA
El Período Posclásico en Centroamérica estuvo fuertemente determinado por una serie compleja de migraciones nahuas desde México Central y la Costa del Golfo, que
tuvieron lugar entre aproximadamente el 900 y el 1350 d.C. Tal acontecimiento ha
sido considerado como uno de los más importantes ejemplos de movimientos de población a gran escala en la historia cultural del nuevo mundo (Fowler, 1989).
A través del estudio de documentos históricos, evidencias arqueológicas y lingüísticas se establece la distribución geográfica de los nahuas en Centroamérica. En Guatemala se hallaban en la planicie costera y bocacosta de Escuintla, en el valle del río Motagua, en Baja Verapaz y en la bahía de Amatique. En El Salvador ocuparon las regiones
occidental y central en donde florecieron algunos centros de importancia en el posclásico temprano. En Honduras posiblemente estuvieron asentados en la región noroeste
en los valles de Comayagua, Olancho, Aguán y en Choluteca. En Nicaragua, el tema ha
generado acuerdos y oposiciones entre los especialistas. La arqueología y la lingüística,
proponen que alrededor del 800 d.C. grupos nahuas originarios del centro de México
penetraron en la Gran Nicoya. En vísperas de la conquista los nicaraos, escindidos de
los pipiles de El Salvador, parecen haber desplazado a algunos chorotegas más hacia el
sur y hacia el interior de la península de Nicoya. En Costa Rica, en lo que hoy se conoce
como Guanacaste y el Golfo de Nicoya, confluyen principalmente la cultura chorotega
88
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
y los tardíos nahuas nicaraos, inmigrados desde el área cultural mesoamericana cuando
ya existían los talamancas, huetares, votos y suerres (CCECC, 2000).
En Guatemala, durante los últimos años, en el marco del Proyecto Regional Costa Sur, la costa del pacífico de Guatemala ha sido escenario de investigaciones en sitios de Escuintla que han contribuido al conocimiento del Posclásico Tardío: 1250 y
1500 d.C. Los trabajos de V. Genovez y F. Bove (2005) realizados durante la temporada 2003-2004 en el área del Proyecto Pipil, que ha incluido 13 sitios arqueológicos
de varias categorías ubicados en Escuintla, han servido para iniciar la construcción
de nuevas ideas encaminadas al esclarecimiento del asunto nahua-pipil en la Costa
Pacífica Central de Guatemala. Para los autores todavía no es posible ofrecer un
paquete convincentemente amplio e indiscutible de indicadores arqueológicos que
muestren la presencia pipil durante el Posclásico Temprano, especialmente en la
Costa Baja. Mientras no encontremos evidencia para nosotros es un gran misterio el porqué hay
Postclásico Temprano en los sitios de Cihuatán y Las Marías en El Salvador que son muy cercanos. Además, como parte de la misma problemática se cuestionan si hay que referirse
a los pipiles como un solo grupo étnico con variantes de conducta sociocultural
a través del tiempo y espacio mesoamericanos, o si es conveniente abrigar todas
sus referencias documentales y arqueológicas con un manto conceptual de carácter genérico y diacrónico —Clásico Terminal-postclásico— que incluya diversos
orígenes mesoamericanos, con las consecuentes variantes étnicas para una misma
filiación nahua.
Los cambios climáticos y su incidencia en las sociedades del Clásico y Posclásico en la Costa Sur de Guatemala, son abordados por H. Neff, F. Bove y V. Genovez
(2005). Para los autores hubo un verdadero abandono en la planicie costera de Escuintla, ya que no hay ninguna fecha de radiocarbono que cae entre 950 d.C. y alrededor de 1300 d.C. Además, los asentamientos del Posclásico Tardío investigados por
Bove y Genovez no proporcionan fechas de radiocarbono más antiguo que 1300 d.C.
La ausencia de material arqueológico de ocupación en la planicie costera del Pacífico
entre aproximadamente el 900 y 1300 d.C., y el registro de vegetación en la región de
Tiquisate, confirman la falta de actividad humana durante el Posclásico. Además, una
variedad de información paleoclimatológica acumulada recientemente, indica que la
zona tropical del Nuevo Mundo sufría períodos de sequía entre 800 d.C. y 1400 d.C.
Específicamente, la Costa Sur de Guatemala sufría condiciones relativamente secas y
variables entre 900 d.C. y 1300 o 1400 d.C., lo cual corresponde con la época de abandono indicado por la evidencia arqueológica.
Los artefactos de metal procedentes de las excavaciones del Proyecto Arqueológico Regional Costa Sur en los años 2003 y 2004 han sido analizados por Elisa Mencos y
89
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Regina Moraga (2005). Los objetos de cobre localizados en contextos aparentemente
habitacionales de élite, probablemente fueron importados del centro o del occidente
de México, pues hasta el momento no se tiene evidencia de la presencia de algún taller
de orfebrería en la Costa Sur de Guatemala. Todos estos objetos han sido fechados
para el Postclásico Tardío, ya que se encuentran asociados a cerámica diagnóstica de
este período en la Costa Central de Escuintla.
En la búsqueda de fábricas de cerámica plomiza Héctor Neff (2004) ha realizado
exploraciones geofísicas. También, a través del análisis por activación de neutrones se
examina el intercambio de cerámica a larga distancia en Cotzumalguapa.
Por su parte Ruud Van Akkeren (2004), desde la Etnohistoria, contribuye al esclarecimiento de la identidad de los pipiles del Posclásico Tardío en el departamento de Escuintla. La opinión general sobre la gente de la costa pacífica de Guatemala en el período
Posclásico es que eran pipiles que habían venido de México en varias migraciones. Uno
de los hallazgos de Akkeren es que la influencia mexicana no viene de la Costa del Golfo,
sino de mucho más cerca: de la Costa del Pacífico. Se identificó a varios linajes claves
de la confederación K’iche’ que no sólo tenían su origen en la Costa sino que mostraron
ser de origen mexicano. En breve, la imagen que surge de los documentos indígenas y
coloniales de los archivos sobre el Clásico Tardío y Posclásico Temprano en la Costa, es
la de una convivencia de inmigrantes mexicanos de origen tolteca, nonoalca, de la Costa
del Golfo, y más bien descendientes de Teotihuacan, junto con gente maya.
En El Salvador, actualmente, los descendientes de los pipiles subsisten en los departamentos del occidente y centro de El Salvador; sin embargo, las investigaciones
arqueológicas se han concentrado en sitios del norte de San Salvador y, por lo general,
no guardan correspondencia con esa realidad.
Los arqueólogos William Fowler (2005) y Karen Bruhns (2005) han mantenido
por largos años un debate sobre la Fase Guazapa. Para Fowler las mejores evidencias arqueológicas sobre las migraciones y la presencia tolteca pipil en El Salvador
proceden de las investigaciones de Cihuatán y Santa María, dos asentamientos del
período Posclásico Temprano, en la zona norcentral de El Salvador. La cultura material es esencialmente idéntica, por lo tanto es razonable concluir que fueron ocupados
contemporáneamente por miembros de un mismo grupo étnico. Fowler sostiene que
Cihuatán pudo haber sido considerado un Tollan durante el Posclásico Temprano,
considerando los numerosos reclamos por la herencia tolteca por grupos indígenas
dentro y más allá del centro de México, y la urgencia sociopolítica de parte de estos
grupos para trazar su conexión con la civilización tolteca. Es decir, los grupos pipiles
del complejo Guazapa de El Salvador se consideraban verdaderos toltecas con una conexión histórica y simbólica directa con Tollan. Añade que los conceptos religiosos y
90
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
cosmológicos originados entre las poblaciones nahuas tempranas, fueron traídos desde Tula. Elementos importantes de la cosmovisión nahua son reflejados en la planificación de los espacios sagrados de Cihuatán y Tula, los cuales muestran una relación
espacial casi idéntica entre las principales plataformas de templos, juegos de pelotas,
el tzompantli y otras estructuras. Además, los dos centros de Cihuatán y Tula Grande
tienen la misma orientación del recinto ritual de 15°.
Para Bruhns, la Fase Guazapa muestra cambios en los patrones de asentamiento,
arquitectura y tipos cerámicos, así como rituales y dioses, que reflejan una influencia
sobre todo del sur de México y de la costa del Golfo, que podría incluir migraciones de
la élite mexicano-maya. La cultura del Posclásico Temprano en el oeste de El Salvador
muestra varios rasgos mexicanos, tales como figurillas Mazapan, incensarios espigados bicónicos, cerámica Tohil Plomiza, cerámica policromada relacionada con Cholula, ciertos estilos arquitectónicos, el culto a los dioses Xipe Tótec, Mictlantecuhtli,
Tláloc y otros. También es notoria la ausencia de rasgos toltecas, zapotecas, mixtecas
y mayas de Chichén Itzá, muy importantes en el mismo período. Más bien, es factible relacionar los rasgos mexicanos específicos a El Salvador con la difusión cultural,
sea invasión, migración pacífica o matrimonio diplomático, y existe la posibilidad de
identificar a los grupos culturales involucrados.
La información de las investigaciones de Paul Amaroli (2005) realizadas en los
últimos años en Cihuatán, Las Marías y otros sitios del Posclásico Temprano pertenecientes a la fase Guazapa, abona a la discusión sobre los vínculos mexicanos de esta
fase. Ha identificado el palacio principal de Cihuatán y templos dedicados a Ehécatl
y a Xipe Tótec.
Un rescate arqueológico realizado entre 1993 y 1994 por Velásquez y Hermes
(1995), en Antiguo Cuscatlán del departamento de La Libertad, reveló la presencia de
vasijas Tohil Plomizo, Nicoya Policromo, incensarios estilo Mixteca-Puebla y varias
navajas prismáticas de color verde, fechados entre 900 y 1200 d.C.
Por su parte, Fabricio Valdivieso (2005) aborda la influencia tolteca a partir de
las evidencias encontradas en el derrumbe de la estructura la B1-2 de Tazumal. Plantea que la estructura con muro de mampostería o piedra vista decorado con piedras
salientes, es muy similar a algunas estructuras del Período Posclásico en el altiplano
de México. La decoración con piedras salientes se presenta también en el sector de
las escalinatas. Además, identificó dos huellas de columnas sobre un piso muy bien
conservado en el último cuerpo de la estructura, y en su base se encontraron restos de
cerámica Tohil Plomiza. Tanto el estilo arquitectónico de la estructura la B1-2, como
las fechas de carbono 14 y la tipología cerámica, le permiten afirmar la influencia tolteca en Chalchuapa en el Período Posclásico Temprano.
91
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En Nicaragua se identifica con exclusividad a los nahuas mexicanos con los nicarao, ubicándolos a lo largo de la costa del Pacífico. Algunos investigadores suponen
que antes de la llegada de los nahua-hablantes, se estableció un escenario multi-étnico, donde convivieron grupos independientes —con diferentes idiomas— sin ninguna organización política, económica o religiosa sobresaliente. Coinciden en que los
nicaraos y pipiles emigraron juntos: los pipiles se establecieron en El Salvador y los
nicaraos continuaron su camino hasta asentarse en la región de Rivas y de los lagos
en Nicaragua. Según la información etnohistórica los nicarao se asentaron en los alrededores del lago Nicaragua supuestamente a causa de una gran sequía y por los
conflictos con otros grupos nahua.
No hay ninguna duda de que los nahuas era una población importante en el oeste
del país en los momentos de la conquista en el año 1522, sin embargo, casi toda la
literatura publicada en el siglo XX asume que era el grupo más grande e importante
de todos. El estudio de fuentes primarias anteriores a 1581, le permitió a Patrick Werner (2005) la reconstrucción de los pueblos del oeste, demostrando que los nahuas
de Nicaragua no era la población más grande en tamaño como se ha creído. Werner
sostiene que ninguna de las fuentes, por sí mismas, da una visión completa de los
grupos indígenas. Sin embargo, juntas estas fuentes le permitieron cambiar la visión
tradicional acerca de la importancia de los nahuas con relación a los chorotegas, los
maribios y los chondales,1 grupos que se hallaban presente en el oeste de Nicaragua
durante la conquista y el resto del siglo XVI. Por tanto, sugiere no tomar en cuenta las
generalidades de los cronistas, solamente utilizar sus datos específicos, y basar todas
las conclusiones en información de primera mano. Aunque este proceso es más complicado y largo, se puede determinar la ubicación y etnicidad de la gran mayoría de los
pueblos, y el declive de población entre 1522 y 1548; y estudiando las tasaciones de tributo para cada encomienda, conocer sobre la producción económica de cada pueblo
y cada grupo étnico. Werner concluye que los chorotega era el grupo más grande del
oeste de Nicaragua seguido por los maribio, con numerosos pueblos ubicados entre
Subtiava y Chinandega, y los nahuas en tercer lugar.
En el año 2000, Geoffrey McCafferty (2005) investigó el sitio de Santa Isabel, el
más grande del Postclásico, ubicado al norte de San Jorge en la costa del lago Nicaragua. El istmo de Rivas fue habitado por grupos de origen mesoamericano, incluyendo
chorotegas y nicaraos durante el Posclásico. Con base en la información etnohistórica
1
Chondales o chontales, así fueron llamados los indios de los seis pueblos mineros que los españoles establecieron en lo que hoy es Nueva Segovia. Algunos asocian el nombre chondal a los indios matagalpas, otros dicen que eran indios que hablaban una lengua maya, y otros los consideran afiliados a los lencas de Honduras.
Patrick Werner estima los grupos chondales en un poco más de 13 mil.
92
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
sobre las migraciones del altiplano de México, las observaciones de la arqueología
nahua de México central, las pruebas de fechamiento y los resultados de sus excavaciones, McCafferty concluye que los habitantes de Santa Isabel no eran de filiación
nahua. Algunas excepciones, como la cerámica policromada y la iconografía MixtecaPuebla, pueden ser resultados de intercambio o de un culto religioso del dios de los
mercaderes Ehécatl-Quetzalcóatl. Posteriores investigaciones arrojan fechas entre
800-1200 d.C. correspondientes al Período Sapoá, cuando la provincia de la Gran Nicoya experimentó influencias culturales y quizás una posible colonización del grupo
étnico chorotega. Al parecer, la llegada de grupos, como chorotegas y nicarao, durante
la prehistoria tardía no conllevó notables cambios políticos-sociales en la región.
Ramiro García Vásquez y Sandra Espinoza Vallejos (2005), afirman que la cultura
chorotega-nicarao se desarrolló en todo el territorio de Nicaragua y dejó claras evidencias de haber sido una cultura representativa en Centroamérica. Según los autores, el
concepto «Gran Nicoya» como único espacio territorial en que se emplazaron los grupos
humanos en la época precolombina, carece de fundamentos científicos. Los límites trazados para la Gran Nicoya dan la idea de que las poblaciones vivieron de forma aislada y
que no hubo desplazamiento hacia otras regiones del país, excluyendo así, importantes
espacios geográficos. Por el contrario, sostienen que Nicaragua en la época precolombina fue la nación de la cultura chorotega–nicarao y este pueblo se emplazó a lo largo de
todo el territorio nacional —de acuerdo al territorio original de Nicaragua que incluye
la Península de Guanacaste y Nicoya— absorbiendo a otros grupos minoritarios del
atlántico de Nicaragua que adaptaron los estilos artísticos de los chorotega-nicarao.
En Honduras, en septiembre de 2002, Óscar Neil Cruz (2005) descubrió un asentamiento arqueológico en el Golfo de Fonseca, insertado en la región costera entre las actuales repúblicas de El Salvador, Honduras y Nicaragua. Debido a los recursos naturales
y la accesibilidad por rutas marinas por toda la faja costera del Pacífico desde el Soconusco hasta la Península de Nicoya, esta zona debió haber contado con una alta cantidad de
población en épocas prehispánicas, en comparación con el resto de Mesoamérica.
EL FIN DEL PERÍODO PREHISPÁNICO
Centroamérica se ha definido como un área cultural marcada por el síndrome de la periferia. El desarrollo cultural en Mesoamérica y el área andina hace que buena parte de
su territorio se interprete en función de los procesos de expansión o retracción acontecidos en ambas regiones. En 1917, el arqueólogo Herbert J. Spinden (1917) afirmó que
Centroamérica desempeñó un importante rol en las comunicaciones interculturales y
que fue un estímulo entre dichas áreas, calificándola como túnel difusionista.
93
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Así, las ideologías colonialistas rara vez han conceptualizado la idea de un desarrollo autóctono y local en Centroamérica; al contrario, se la concibe como un área carente de identidad propia, un espacio derivativo cuyos únicos logros culturales parecen
haber sido realizados mediante la «influencia» de las regiones de «mayor civilización».
Los estudiosos de la arqueología centroamericana han distinguido diferentes «áreas
culturales» tomando en cuenta la distribución de rasgos culturales y lenguas, tal como
se presentaban a fines de la época prehispánica: Área Intermedia, Baja América Central,
Zona Norte y Zona Central. Es decir, presentan una Centroamérica fragmentada.
En 1943, Wolfgang Haberland (1981) utilizó el término de Área Intermedia para referirse a la región geográfica ubicada entre Mesoamérica (Kirchhoff, 1960) y los Andes
Centrales, considerándola únicamente como puente o nexo de unión entre las dos Américas nucleares. El concepto de área intermedia es una construcción teórica que se basa en la
ausencia de elementos característicos de «alta civilización» como grandes centros ceremoniales y arquitectura monumental, entre otros. Hay un mayor énfasis en aquellos elementos ausentes del área respecto a aquellos considerados como propios (Tous, 2002).
Para Henry Lehmann (1958) resulta particularmente difícil clasificar las culturas
de América Central. Al norte, vale decir en las cercanías de la zona maya, encontramos una cantidad de elementos mexicanos, de manera que podría considerarse un anexo del área mesoamericana.
Más hacia el sur, a partir de Honduras, ciertos elementos obligan con preferencia a pensar en la América del Sur.
Según Gordon Willey (1971: 277-278) el Área Intermedia no posee patrones distintivos panregionales tan fuertes como los que se dan en Mesoamérica o en el área
peruana, y desde una perspectiva totalizadora, se ve confirmada su tradición cultural
como intermedia entre estas civilizaciones y las culturas agrícolas más simples que se
dan fuera de la América Nuclear y al no existir cronologías similares a las de Perú o Mesoamérica, se ve obligado a utilizar estas últimas más alguna de tipo local.2 Tradicionalmente se sitúa
a El Salvador al extremo suroriental de la gran área cultural conocida como Mesoamérica, la cual también abarca Guatemala, Belice, Honduras y el centro y sur de México
que se caracteriza por una diversidad de idiomas y culturas locales, que han estado
interconectados por fuertes nexos de comercio, guerras y otro tipo de interacción.
Todo este proceso llevó a que Centroamérica fuera dividida en dos grandes áreas:
el área cultural mesoamericana hacia el norte y el área cultural intermedia hacia el
sur. La primera dominada por sociedades bien estructuradas y con arquitectura monumental que seguían un sistema religioso muy definido, mantenido y controlado
2
Se le denomina América Nuclear a la región de América que comprende las áreas de mayor complejidad y
desarrollo sociocultural, densidad demográfica, creatividad artística, etcétera.
94
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
por reyes y gobernantes. El área cultural intermedia ha sido débilmente definida y
da la impresión de implicar un área marginal y periférica, que incluía todas aquellas
regiones que no llegaron a tener un desarrollo político importante. Estaba poblada
por cacicazgos y grupos pequeños de agricultores, que basaban su sistema religioso
en la relación del hombre con la naturaleza. Según se desprende de estas ideas, las
manifestaciones artísticas y culturales producidas allende el sur de Honduras, sólo
poseen valor cultural en tanto se toman como derivativas de los procesos culturales
que tuvieron lugar en Mesoamérica.
A principios de la década de 1990, Óscar Fonseca (1994) propuso una nueva definición para el Área Intermedia —incluye las zonas entre Honduras/El Salvador y el norte
de Colombia— que denomina área de tradición chibchoide o región histórica chibcha.
Es una extensión espacial definida por los datos procedentes de la distribución lingüística y la genética, que incorpora elementos meso y suramericanos pero demuestra un desarrollo autóctono, aunque claramente dentro de una esfera de interacción más amplia.
Fonseca propuso el área de tradición chibchoide como una alternativa al difusionismo
mesoamericano, lo que permite entender gran parte de la arqueología centroamericana
como un suceso de desarrollo interno y propio. Respecto a la Gran Nicoya, Fonseca afirma que la mayor parte de su historia formó parte de esta área, pero que a partir del 800
d.C. deja de serlo debido a las migraciones procedentes de Mesoamérica. Consecuentemente, en este aspecto sigue la propuesta de Kirchhoff al considerar esta zona como la
periferia sur de Mesoamérica en el siglo XVI.
Otra zona particularmente enfocada se designa como Baja América Central correspondiente a la estrecha banda geográfica que bordea la costa del Pacífico desde El
Salvador hasta el Golfo de Nicoya en Costa Rica. Fue Samuel K. Lothrop (1966) quien
trató por primera vez a la Baja América Central como un área cultural con características propias. A pesar de que reúne distintas culturas y hallazgos arqueológicos,
tradicionalmente se la consideró como una zona marginal, como un puente o nexo de
unión entre las dos grandes áreas culturales: Mesoamérica y los Andes.
Martin Künne (2003), denomina Baja América Central a la delgada porción de tierra que conecta América del Norte con América del Sur, que se extiende desde los ríos
Lempa (El Salvador) y Ulúa (Honduras) en el norte hasta el río Atrato (Colombia) en
el sur. Sus habitantes se asentaron en las áreas de drenaje de los ríos a lo largo de las
costas segmentadas, en las mesetas fértiles de origen volcánico y en las montañas del
Pacífico. Hablaban varias lenguas de los grupos chibcha, mismumalpa, mangue, tlapaneco, nahua o maya. Estaban organizados en federaciones territoriales o en grupos
de parentesco que vivían en pueblos poliétnicos, y se integraban por medio de redes
de intercambio o alianzas políticas. No obstante, sus poblaciones nunca establecieron
95
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
organizaciones con carácter estatal. Al momento de la conquista europea, en la Baja
América Central predominaban asentamientos con estructuras dispersas y pueblos
empalizados. Por el contrario, en la costa pacífica (El Salvador, Honduras, Nicaragua,
la provincia Guanacaste) y el valle del río Comayagua (Honduras), se manifiestan influencias mexicanas (arquitectura monumental, lenguas del grupo nahua, el panteón
mesoamericano), sobre todo por la posición intermedia de esta región en particular.
Otros elementos diagnósticos que caracterizan a las culturas mesoamericanas y andinas aparecen en Baja América Central modificados y mezclados con las culturas
locales, dando como resultado una integración íntima de tradiciones y civilizaciones
diferentes.
Con respecto a las extensas llanuras de la Costa Atlántica de Nicaragua, Künne
comparte la visión de la etnografía de los siglos XVII hasta el XIX cuando afirma que
la poca población que las habitaba vivía de la agricultura, de la recolección de frutas,
de la caza y de la pesca, poblada por pequeños ranchos más o menos aislados y muy dispersos
por el territorio (Künne 2003). Esta visión ha sido desvirtuada por los nuevos trabajos en arqueología, etnohistoria y lingüística realizados en la Costa Atlántica (UABUNAN, 2002), cuyos resultados muestran una secuencia de explotación intensa de
fauna acuática más o menos continua entre los años 1300 a.C. y 800 d.C., habitada por
una población asentada en núcleos de varias unidades habitacionales, incluso con una
estructura que en otros lugares de Centroamérica y Mesoamérica se ha considerado
«urbana».
En contraste a la Baja América Central se habla de la Zona Norte, el escenario de
los grupos mayas que se extiende desde el istmo de Tehuantepec, abarcando los estados meridionales de México, la República de Guatemala y Belice, hasta los territorios
noroccidentales de Honduras y El Salvador. Se caracteriza por una diversidad de culturas locales que estuvieron interconectados por fuertes nexos de comercio, guerras
y otro tipo de interacción.
En comparación con otras áreas de América precolombina, Gloria Lara (2006)
afirma que en amplios círculos de Mesoamérica y la zona maya son entendidas como
una y la misma demarcación, en especial cuando se trata de asuntos de promoción
turística; la zona maya se extiende a conveniencia más allá de sus fronteras orientales, desvirtuando con ello el legado de otras identidades. Por otra parte, desde los
inicios de la investigación científica la Zona Norte ha sido un lugar privilegiado, en
ese sentido Lara advierte que la unidireccionalidad aplicada al pasado, —refiriéndose
a Copán— ha influido también en el enfoque regional y temático, concentrando los
medios propios y de la cooperación externa en una sola cultura y un limitado sector
del país.
96
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
George Hasemann (1994) propone la existencia de una Zona Central, como crítica a la separación entre una zona norte de influencia mesoamericana y una sur de
influencia suramericana, conformada por los modernos territorios de Honduras y
El Salvador —con exclusión del área maya—, así como el flanco del Pacífico de Nicaragua y las estribaciones al norte y noroeste de los Grandes Lagos. La considera
como una frontera cultural de Mesoamérica, con agrupaciones regionales complejas
que interactuaban unas con otras en forma bastante independiente de las sociedades
de Mesoamérica, formando y disolviendo alianzas, no sólo ocasionalmente sino con
frecuencia. Las sociedades que en ella crecieron y prosperaron —o fueron dominadas y hasta suplantadas— son resultado de intrusiones provenientes principalmente
de la Zona Norte y más allá. Dentro de estas amplias corrientes y fluctuaciones, la
Zona Central desarrolló su propio mosaico de dinámicas sociedades fuera de la esfera
de dominio directo de aquella región, pero también, como área, mantuvo una larga
o intensa y periódica comunicación. Los distintivos patrones regionales de cultura
de la Zona Central se reflejan en los cambios tecnológicos de la cerámica, los estilos
arquitectónicos, las estrategias de subsistencia, las alianzas comerciales, entre otros.
En cuanto a la distribución de las lenguas indígenas, Hasemann sugiere la existencia
de una frontera aproximadamente entre Nicaragua y Costa Rica. Comparte la idea de
que las lenguas chibchas que se hablaban en Honduras y Nicaragua son resultado de
la migración, en dirección norte-sur, de grupos que se separaron de un tronco común
en México unos 4000 años a.C. y se establecieron en Centroamérica cerca de 2000
años a.C. Estos antiguos inmigrantes que habrían constituido el grupo de lenguas macrochibchas —paya, misquito, sumu y rama— permanecieron en esta región mientras
el resto continuó su camino hacia el sur. Los antepasados de los payas habrían migrado de las llanuras del norte de Costa Rica para establecerse en el noreste de Honduras.
A principio de 1500 a.C., los extremos septentrionales de la Zona Central se encontraban representados por grupos con rasgos lingüísticos y culturales propiamente
mesoamericanos —pipiles y chorotegas—, y en los extremos meridionales grupos de
tradición cultural y origen lingüístico sureño: payas, sumus, miskitos, matagalpas y
ramas. Pero también había grupos de identidad dual, con una cultura de tendencia
mesoamericana y de lengua emparentada posiblemente con las del sur, el lenca, o al
contrario, grupos con afinidades culturales hacia el sur y una lengua aislada de las
demás que la rodeaban y de supuestas conexiones hacia el norte como el jicaque. Para
Geurds y Van Broekhoven, la «bocacosta» de Honduras y Nicaragua es, cultural e históricamente, una región fronteriza en la que colinda el área cultural de Mesoamérica
con el área Macro-Chibcha. Lingüísticamente este territorio es habitado por hablantes de las lenguas matagalpa que limita con áreas donde se habla cacaopera, chorotega
97
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
y lenca. Debido en gran parte a esta supuesta marginalidad, existen pocas fuentes
etnohistóricas ya que la mayoría se concentraron en los pueblos de habla oto-mangue
y uto-nahua. Al parecer existieron contactos relativamente intensos entre la zona del
norte nicaragüense y El Salvador, Guatemala y Honduras, sin embargo hasta ahora se
sigue desconociendo la arqueología de esa región clave. (Geurd y Broekhoven, 2005).3
Además de las propuestas presentadas hasta aquí, la arqueología centroamericana
ha ventilado otros planteamientos. En 1975, en el marco del Plan Regional de Turismo,
el Banco Centroamericano de Integración Económica patrocinó la I Reunión de Arqueólogos Centroamericanos que se llevó a cabo en Tegucigalpa, Honduras, en la que
participaron además, especialistas de México, Francia, Alemania y Estados Unidos de
América. El propósito de la Reunión era obtener la información de los expertos y su
contribución en la formulación de planes para desarrollar el Programa Arqueológico
Centroamericano, proyecto de gran significación y complemento fundamental del Plan
Regional de Turismo.
El análisis que los participantes en este evento hicieran sobre el desarrollo de la arqueología en Centroamérica permitió apreciar tanto las coincidencias existentes como
la diversidad de situaciones que se confrontan en el Istmo. En tal sentido, recomendaron
desarrollar un plan regional para la investigación, restauración y conservación del patrimonio histórico-cultural de Centroamérica, para lo cual se propuso dividirla en áreas que
consideren además de las pautas de interés arqueológico, los sitios de otra índole, paisaje, arte colonial
e históricos (BCIE, 1975). La Reunión consideró como un marco de referencia tentativo
para su estudio, la división de Centroamérica en las siguientes zonas culturales
* Costa del Pacífico: Guatemala y El Salvador hasta La Libertad.
* Altos: desde los Cuchumatanes, abarcando el altiplano guatemalteco hasta
el río Jiboa en la zona central de El Salvador.
* Tierras bajas mayas orientales: Izabal, región oriental del río Motagua,
incluyendo la zona maya de Honduras hasta el alto Chamalecón.
* El Petén.
* Zona mesoamericana no maya de Honduras, desde Puerto Cortés,
Valle de Sula, Comayagua y el Alto Choluteca.
* Oriente de El Salvador, Sur de Honduras hasta Managua, Nicaragua.
3
Otto Schumann (2005) señala que la idea básica que se ha mantenido es la de ver el proceso del desplazamiento humano solamente hacia el sur, como un embudo, en el cual todo sucede en la dirección que esto
implica, desde el norte hasta el sur: es evidente que esto tiene un fundamento lingüístico y de la cultura
material, sin embargo también tenemos registros de migraciones en el sentido contrario, como se puede
ver por la distribución de los pueblos chibchanos, que habitan áreas que van desde El Salvador hasta el
Ecuador, aunque el tema del gran tronco Macro-Chibcha está todavía en discusión en varios puntos.
98
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
* Gran Nicoya: desde Managua hasta Puntarenas.
* Sierra Madre y Zona Atlántica: desde Puerto Cortés hasta Panamá inclusive.
* Intermontaña Central de Costa Rica: de Puntarenas hasta San Isidro.
Asimismo, en 1990, un grupo de arqueólogos centroamericanistas se reunió para discutir sobre el estado de desidia teórica, metodológica y paradigmática en la que se
encuentran los estudios realizados en esta área. El ánimo de sus planteamientos es
crítico y revisionista, prestando especial atención a los efectos que la naturalización
del término Mesoamérica ha tenido sobre las manifestaciones culturales que aparecen
al sur de la frontera del área maya; también señalan que el cambio cultural se conceptualiza en su mayor parte como el resultado de la influencia de otros procesos socioculturales que tuvieron lugar en Mesoamérica, y que el efecto de tales planteamientos
ha inducido a una marginación académica e institucional al resto de las culturas, y al
literal aniquilamiento de modelos, aparatos teóricos y metodologías para sociedades
que no comparten los marcadores clásicos de aquéllas.
Mark Graham (1990) muestra los efectos y consecuencias que la instauración del
paradigma «Mesoamérica como alta cultura» ha tenido sobre la consideración del arte
precolombino. Sugiere que el nacimiento institucional de los estudios de arte precolombino en Estados Unidos de América en la década de 1940, justo cuando el término
Mesoamérica acuñado por Paul Kirchoff, generó una auténtica ideología de exclusión
por la que otras áreas dejaron de tener interés desde la perspectiva de la historia del
arte. Para Graham, en lugar de fomentar la creación de modelos interpretativos originales, la arqueología mesoamericanista no ha hecho más que considerar las artes
centroamericanas como pálidos reflejos de una influencia mesoamericana.
Para Rosemary Joyce (Graham, 1990) el área centroamericana posee una identidad
propia y hace referencia al estudio de la cerámica Policroma Ulúa que muestra con
claridad los efectos y alcances del paradigma de Mesoamérica sobre las áreas colindantes. La arqueología mesoamericanista ha tomado siempre a la cerámica Policromo
Ulúa como simple imitación de la cerámica policroma maya, cuando en realidad los
contextos en los que aquella aparece son muy distintos de los de ésta; y sugiere que
sería más fructífero si tradiciones como la Ulúa se trataran como integrantes de un
desarrollo local.
Frederick Lange (Graham, 1990) aboga por una explicación que dé cuenta del
desarrollo en la zona desde una perspectiva local, ya que es esta perspectiva la que
permite ofrecer un marco explicativo más coherente al propio registro empírico de la
zona. Finalmente, en cuanto a la construcción de nuevos paradigmas para la interpretación de las culturas centroamericanas, Withney Davis (Graham, 1990) advierte que
99
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
aunque la deconstrucción de Mesoamérica parece ser necesaria para llevar a cabo la
construcción de Centroamérica como paradigma, se corre el riesgo de invertir la jerarquía al uso, y así transformar la nueva Centroamérica en otra Mesoamérica, con sus
propios marcadores de alta cultura y con una identidad cultural construida a tenor de
la exclusión de otras áreas y rasgos culturales.
Últimamente se ha discutido acerca de la validez teórica del concepto de Mesoamérica, el cual se centra frecuentemente en la ubicación de sus fronteras y la definición
de los límites exactos. Durante mucho tiempo El Salvador fue considerado como una
de las fronteras de Mesoamérica cuya línea divisoria fluctuó de acuerdo a los diferentes períodos precolombinos. Para el lapso comprendido entre 800 y 1200 d.C., varios
investigadores ubicaron la frontera en el río Lempa y sugirieron que el centro y occidente de El Salvador presentaban fuertes nexos con Mesoamérica, en tanto que el
oriente se relacionaba con Centroamérica. Otros autores proponen una delimitación
sur de la frontera que se circunscribe a la región pacífica de Nicaragua y la Península
de Nicoya, que denominan «periferia sur de Mesoamérica», «frontera cultural de Mesoamérica» o «zona de intensa influencia mesoamericana».
Aunque la historia cultural de Centroamérica es compleja, las futuras investigaciones deben preocuparse por explicar el desarrollo regional con sus particularidades
locales. Las investigaciones sobre algunos temas comunes realizadas en varios países
durante la última década son una alternativa para desarrollar un plan regional de investigaciones, tal como lo recomienda la Primera Reunión de Arqueólogos Centroamericanos de 1975 (BCIE, 1975).
BIBLIOGRAFÍA
Amaroli, Paul, 2005, «La Fase Guazapa. Nuevos hallazgos, nuevas interrogantes», San Salvador, I Congreso
Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
AFEHC, 2009, «Asociación para el fomento de los estudios históricos en Centroamérica», en Boletín Número 40,
enero-marzo.
BCIE, 1975, Primera Reunión de Arqueólogos Centroamericanos, Tegucigalpa, Museo Nacional.
Miller Graham, Mark (editor), 1990, Reinterpreting Prehistory of Central America, University Press of Colorado.
Bove, F. y Genovez, J. V., 2005, «Resultados del Proyecto Postclásico en Escuintla, Guatemala y el problema nahuapipil», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Bove, F., Genovez, J. V. y Neff, H., 2005, «Clima y Naturaleza de la ocupación del Postclásico en la costa sur de
Guatemala», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Bruhns, Karen O., 2005, «La fase guazapa. ¿Precursores de los pipiles?», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
100
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
CCECC, 2000, Historia del istmo centroamericano, tomo I, San José, FLACSO.
Cruz Castillo, Óscar Neil, 2002, «Arqueología de la catedral de Comayagua, Honduras. Una visión histórica de la
construcción del monumento en la época colonial», Panamá, Memorias de VI Congreso Centroamericano
de Historia, Universidad de Panamá.
—, 2005, «La cultura chorotega en el departamento de Valle, Honduras, Golfo de Fonseca. Posibles evidencias de su cultura
material», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Erquicia C., José Heriberto, 2007, «Investigación arqueológica de sondeo en el Sitio Arqueológico-Histórico Ciudad Vieja y Diagnóstico de la valoración patrimonial en su entorno», San Salvador, II Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Fonseca, Óscar, 1994, «El concepto de área de tradición chibchoide y su pertinencia para entender Gran Nicoya», en Vínculos, 18-19 (1-2), San José.
Fowler, William R., 1989, «The Pipil of the Pacific Guatemala and El Salvador», en Frederick Bove y Lynette Séller
(editores), New Frontiers in the Archaeology of the Pacific Coast of Southern Mesoamerica, Anthropological
Research Papers, número 39, Arizona State University.
—, 2005, «Definición de la Fase Guazapa: la ocupación pipil de El Salvador en el Postclásico Temprano», San
Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
—, 2007, «La industria de obsidiana en la primera villa de San Salvador. Continuidad y cambios de patrones prehispánicos», San Salvador, II Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Fowler, William R. y, Jeb C. Card, 2005, «Presencia nahua en la primera Villa de San Salvador: evidencias arqueológicas de Ciudad Vieja», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Gallardo, Roberto y Conard Hamilton, 2007, «El peñón de Cinacantlán: primer levantamiento indígena en El Salvador», San Salvador, II Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
García V., Ramiro y Sandra V. Espinoza, 2005, «Una nueva teoría acerca de la cultura Chorotega-Nicarao y los
emplazamientos de estos pueblos en Nicaragua», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Geurd, A. y Van Broekhoven, L., 2005, «Arqueología de la costa pacífica hondureña», San Salvador, I Congreso
Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Gómez, Esteban, 2006, «La investigación arqueológica del antiguo pueblo indígena de Conchagua Vieja (54-A2),
Isla Conchagüita en el Golfo de Fonseca, departamento de La Unión», en Ramon Rivas (editor), Antropología
y arqueología de la Isla Conchagüita en el Golfo de Fonseca, San Salvador, Universidad Tecnológica de El
Salvador.
Haberland, Wolfgang, 1981, América Central: concepto, límite y problema, San Salvador, Ediciones Cuscatlán.
Hasemann, George, 1994, «La zona Central. Regionalismo e interacción», en Robert M. Carmack (editor), Historia general de Centroamérica, San José, FLACSO.
Jarquín Pacheco, Ana María y Enrique Martínez Vargas, 2007, Petrograbados de las riberas del río Lempa, El
Salvador: La Pintadota, La Cueva del Toro, Las Brisas, Las Cruces y El Arrimadero», San Salvador, II Congreso
Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
101
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Kirchhoff, Paul, 1960, Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales, México, Edición de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Künne, Martin, 2003, «Los primeros viajeros europeos y las colecciones arqueológicas de Baja América Central»,
Istmo. Revista Virtual de Estudios Literarios y Culturales Centroamericanos, número 14, enero-junio.
Lara Pinto, Gloria, 2006, «La investigación arqueológica en Honduras: lecciones aprendidas para una futura
proyección», en Pueblos y fronteras digital, PROIMMSE-IIA-UNAM, Número 2.
Lehmann, Henry, 1958, Les civilisations précolombiennes, Presses Universitaires de France.
Lothrop, Samuel K., 1966, «Archaeology of lower Central America», en Robert Wauchope (editor), Handbook of
Middle American Indians, volumen 4, Austin, University of Texas Press.
Mencos, E. y R. Moraga, 2005, «Artefactos de metal de la costa sur de Guatemala», San Salvador, I Congreso
Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
McCafferty, Geoffrey G., 2005, «Buscando a los Nicarao. Investigaciones recientes en Santa Isabel, Nicaragua»,
San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Net, Héctor, 2004, Producción y distribución de la cerámica plumbate: resultados de un estudio de procedencia
de la pasta y el engobe usados en una famosa mercadería de intercambio mesoamericana, s.l., FAMSI.
Pasinski, Tony, 2001, Proyecto arqueológico ex convento de Santo Domingo, la Antigua Guatemala, Guatemala.
Informe sobre la cerámica de importación siglos XVI hasta el XVIII, Guatemala, Escritos San Sebastián.
Spinden, Herbert J., 1917, «Ancient Civilizations of Mexico and Central America», en Handbook Series, número 3,
New York, American Museum of Natural History.
Schumann, Otto, 2005, «Las migraciones de grupos nahuas hacia El Salvador», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Tous Mata, Meritxell, 2002, De la Gran Nicoya precolombina a la Provincia de Nicaragua, s. XV y XVI, Barcelona,
Universitat de Barcelona.
Universidad Autónoma de Barcelona y Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, s.f., Arqueología en la
Costa Caribe de Nicaragua, 1998-2002, s.e.
Valdivieso, Fabricio, 2005, «Tazumal y la influencia tolteca en El Salvador. Nuevas apreciaciones de la estructura
B1-2», San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Van Akkeren, Ruud, 2004, «Conociendo a los pipiles de la costa del Pacífico de Guatemala: un estudio etnohistórico de documentos indígenas y del Archivo General de Centroamérica», Guatemala, XXIII Simposio de
Investigaciones Arqueológicas en Guatemala.
Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes, 1995, Excavaciones en Antiguo Cuscatlán, El Salvador: resultados
(1993-1994). Informe, El Salvador, Dirección General del Patrimonio Cultural, CONCULTURA.
Werner, Patrick S., 2005, «Una revisión de la presencia de los nahuas en Nicaragua en tiempos del contacto»,
San Salvador, I Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador.
Willey, Gordon, 1971, An Introduction to American Archaeology. Volume two: South America, New Jersey,
Prentice-Hall Inc.
102
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
¿QUIÉNES SOMOS? ¿DE DÓNDE VINIMOS?
¿HACIA DÓNDE VAMOS?1 RESPUESTAS PARA CENTROAMÉRICA
DESDE LA ARQUEOLOGÍA
Gloria Lara Pinto2
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO MORAZÁN
NACIÓN Y ARQUEOLOGÍA: ¿QUIÉNES SOMOS?
E
n el proceso de construcción de la nación por el que han pasado los Estados centroamericanos, la arqueología ha jugado un papel de importancia. En la búsqueda por dilucidar el enigma de quiénes somos, se ha recurrido, sin duda, a una
simplificación de los hechos y hasta se han reducido a su mínima expresión las fuentes de inspiración de la identidad nacional. En este sentido, los Estados han hecho uso
de los arqueólogos y sus datos para objetivos de creación de la nación y por medio de
ellos se han justificado las políticas adoptadas para cimentar las identidades nacionales
(Kohl, 1998:226). A la elaboración de los mitos del origen nacional aportaron, en forma
notable, los restos materiales del pasado encontrados dentro de las fronteras territoriales demarcadas para esos Estados (Kohl, 1998: 228). El resultado generalizado ha sido la
preferencia otorgada al estudio de los restos materiales de ciertas culturas del pasado o
de ciertas épocas, cuyos atributos han sido proyectados al presente. Es más, implícitamente se partía de la premisa de que antes de que los portadores de esa cultura material
reconocida como prestigiosa apareciera en el registro arqueológico, no había presencia
humana de consideración en ese territorio (Hasemann, 1996: 66). De esta manera, se
tomó arbitrariamente la decisión de quiénes eran los ancestros y se dejó de lado a las
otras identidades o se las tradujo como ramas surgidas del mismo tronco.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL PASADO: ¿DE DÓNDE VINIMOS?
Es claro que las culturas arqueológicas y los descendientes de los pueblos originarios
que han sobrevivido hasta el presente no pueden ser correlacionados a priori —vestigios arqueológicos vis a vis pueblos indígenas actuales— no obstante que hay indicios
que algunos de los núcleos de los territorios ancestrales han pervivido pese a las vicisi1
2
Parafraseo a partir de las «grandes interrogantes» a las que busca dar respuesta la arqueología como antropología (Gillespie, Joyce y Nichols 2003: 166 citando a Earle,2003 y Clark, 2003).
Gloria Lara Pinto es antropóloga y docente de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán desde
1984, actualmente ocupa el cargo de directora de Cooperación Externa.
103
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
tudes. Al menos los territorios ancestrales que estaban definidos hace cinco siglos, pero
¿qué de los milenios anteriores? También los estudios lingüísticos permiten interpolaciones que nos retroceden varios miles de años y, en el futuro próximo, los estudios de
ADN pueden ayudar a aclarar este panorama que ha sido más heterogéneo de lo que
se ha intuido y de mayor antigüedad de lo que racionalmente nos atrevemos a aceptar.
Sin duda el programa propuesto por P. Kohl es indicativo del camino a seguir para
incorporar los múltiples orígenes de nuestro pasado lejano y reciente y así darles cabida en el ideario de la nación del siglo XXI:
* La construcción del pasado nacional de un grupo no debería suceder a costa
de otros;
* Todas las tradiciones culturales deben ser reconocidas como dignas de estudio y respeto y
* La construcción del pasado nacional no debería hacerse a costa del abandono
de la perspectiva de nuestra humanidad común y pasado y futuro compartido
(Khol, 1998:243).
Dicho lo anterior, nos podemos ocupar de responder a la pregunta de dónde vinimos y
para ello bastará señalar aquí los grandes hitos de la prehistoria del istmo centroamericano que han precisado las investigaciones de las tres últimas décadas:
* El poblamiento del istmo (12000-9000 a.C.) que muestra tendencias similares
de ocupación y aprovechamiento del ambiente en toda la región.
* La llegada de los hablantes de lenguas macrochibchas (6000 a.C.) y el consiguiente establecimiento de los hablantes de protochibcha en Costa Rica
y Panamá (4000-3300 a.C.); ambos procesos van a ser determinantes en la
caracterización del Área Cultural Intermedia.3
* El surgimiento de los olmecas, más el apogeo y expansión de su influencia
(3500-2400 a.C.), la cual va a ser decisiva para la definición del Área Cultural Mesoamericana.
* La máxima expansión de la cultura maya clásica en Centroamérica (400-800
d.C.), identificada como la periferia sureste de Mesoamérica.
* Las migraciones mexicanas (700, 1000 y 1200-1300 d.C.) que le darán el carácter peculiar de identidad étnica que documentarán los conquistadores españoles para el litoral pacífico, en el siglo XVI.
3
Para los aportes de la lingüística se ha seguido a Constenla (1993).
104
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
CONTRIBUCIÓN DE LA ARQUEOLOGÍA: ¿HACIA DÓNDE VAMOS?
En primer lugar, es oportuno reiterar mi adhesión al principio de que la arqueología
es antropología:
Archaeology is an anthropology concerned with history and the material world,
both on grand scale and in its study of the way that individual practices are
transformed into structure… It is an anthropology intimately engaged with issues that matter in contemporary settings, such as the realization of identities at
multiple scales and the possibilities for integrating academic study and applications with policy and practice… (Gillespie, Joyce y Nichols, 2003: 155).
La importancia que este planteamiento para el futuro de la arqueología centroamericana es que permite proponer un programa de investigaciones de mediano y largo plazo y poner distancia entre la dedicación a responder los grandes interrogantes
planteados antes y el anticuarismo o la construcción de cronologías per se o el mapeo
de la distribución de artefactos sin más, asuntos de los cuales en ocasiones se ha dicho
que se han convertido en un fin en sí mismos del quehacer arqueológico centroamericano (Palomar y Gassiot, 1999). Es posible que para un observador externo salten a
la vista estas debilidades que a lo mejor sigue teniendo en algunos espacios la arqueología centroamericana, pero existen asimismo ejemplos de otras visiones y prácticas
(Lara Kraudy, 2004).
La crítica anterior a la arqueología centroamericana, en mi opinión, tampoco hace
justicia a los estudios de los últimos veinte años que se han realizado, de acuerdo a mi
conocimiento en Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá; sin embargo, puede ser
tomado como un llamado de atención en relación a un estado de situaciones al que
no se quiere volver, sobre todo ante la perspectiva de los fondos cada vez más escasos
para proyectos arqueológicos, diseñados con criterios de integralidad. Es preciso recordar aquí que el financiamiento ha sido aportado a lo largo del siglo XX, en buena
parte, a través de universidades norteamericanas.
No está de más reconocer que los presupuestos nacionales para la investigación
antropológica en general y arqueológica en especial, son precarios, sino prácticamente inexistentes, y, si acaso, aquélla se concentra en los parques arqueológicos de mayor atracción para el turismo cultural, de tal manera que el registro sigue lejos de estar
sistematizado y no se dispone de suficientes datos comparativos. Sin embargo, los
esfuerzos de síntesis que se hicieron en la década de 1990 —Cooke y Fonseca para el
105
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
sur y Hasemann y Lara Pinto para la zona central—4 revelaron el alcance y calidad de
la información disponible sobre la historia antigua de Centroamérica, al mismo tiempo que señalaron los vacíos de investigación existentes.
También es necesario reconocer que la investigación arqueológica y la gestión
y protección del patrimonio arqueológico van de la mano y, como he dicho en otra
parte, estas acciones deben pensarse inmersas en las políticas del sector cultura. Si
se parte de que las manifestaciones de nuestra cultura, y sean las del pasado remoto
asumidas como nuestras, son un reconocido generador y aglutinador de identidad
nacional, fortalecen la nacionalidad y potencian la ciudadanía, la paradoja persiste
en las evidentes debilidades del sector, en unos países más que en otros, y podría
concluirse que la administración del sector cultura tiene un carácter secundario en
el sistema público nacional y no hay un verdadero reconocimiento de su aporte al desarrollo en las cuentas nacionales, por lo tanto tampoco es sujeto de financiamiento
(Lara Pinto, 2006).
Por último, me atrevería a decir que aunque el Plan Regional propuesto por la I Reunión de Arqueólogos Centroamericanos en 1975 —ver Bello Suazo en este volumen— recogió
la problemática existente entonces, en este momento, con el beneficio de la información
recabada a lo largo de los casi treinta y cinco años transcurridos, se tendría que partir de
otro abordaje. A continuación algunas reflexiones:
* Los programas de investigación de mediano y largo plazo deben basarse en
una concepción integral de la región centroamericana, concretamente como
un territorio donde convergen dos áreas culturales, creando una zona de fuerte interacción.
* Las líneas prioritarias de investigación deben ser establecidas en un marco de
alianzas estratégicas entre los entes que tienen el mandato para la conservación y protección del patrimonio y las instituciones públicas de educación
superior: éstas pueden proveer los laboratorios y otros servicios técnicos.
* Los resultados de las investigaciones deben ser puestas al servicio del sector
educación para que enriquezcan los contenidos de enseñanza de todos los
niveles y se incorporen en las actualizaciones de los libros de texto.
* La toma de conciencia de la ciudadanía en cuanto a que el patrimonio cultural
y, por tanto el arqueológico, es un recurso no renovable y que su conservación
4
Territorio que posee su propio conjunto de rasgos culturales característicos resultado de la interacción entre Mesoamérica propiamente dicha, que se extiende hacia el norte, y el Área Intermedia, que se extiende hacia el sur;
comprende Honduras, con excepción de la franja más occidental, el Pacífico de Nicaragua y la península de Nicoya
en Costa Rica (Hasemann, 1996: 37-38).
106
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
y buen uso son factores claves para el desarrollo del país, debe ser preocupación permanente del Estado y fluir a todos los sectores.
* La articulación intersectorial —cultura, educación, ambiente, turismo— es
indispensable para el tratamiento integral del patrimonio cultural —incluido
el de carácter arqueológico—, el territorio y el paisaje como recursos interdependientes y complementarios.
* El reconocimiento de la relación inextricable entre los aspectos tangibles e
intangibles; es decir, entre la manifestación material —el contexto arqueológico— y su significado —las creencias y comportamientos que le dieron
vida— debe ser explicitada en el lenguaje apropiado para cada público.
* La caracterización de los sitios arqueológicos debe seguir sus propios criterios,
lo cual no está reñido con servir de destinos del turismo cultural, insertándose en una ruta turística o un distrito administrativo para su gestión, acorde a
las buenas prácticas conocidas.
* La continuación/completación o inició de los registros de bienes culturales
—por ejemplo el Atlas Arqueológico, en el caso específico de nos ocupa, vinculado a sistemas de información geográfica— debe ser considerado prioritario como instrumentos básicos para la toma de decisiones y contrarrestar el
tráfico ilícito del patrimonio.
* Las poblaciones locales deben ser capacitadas y fortalecidos sus conocimientos para dar sostenibilidad a los beneficios económicos derivados de las buenas prácticas en la gestión del patrimonio cultural en general y participar
plenamente en los beneficios espirituales.
Estas reflexiones, sin detrimento de otras más que puedan enriquecerlas, podrían
conducir a esbozar lineamientos de política con visión regional para la investigación
antropológica centroamericana con aplicación a la arqueología. A continuación se
hará un breve comentario sobre las premisas existentes por país.
De la información disponible, es posible deducir para Honduras (IHAH 2009) que
la prioridad está puesta en una estrategia de uso amplio y aplicación de las nuevas
tecnologías en la investigación arqueológica y quizá habría que entenderlo como un
lineamiento de política que busca la difusión del conocimiento y la captación de la
atención de un público joven.
En lo que a El Salvador se refiere, la investigación arqueológica en manos privadas parece darse en función del desarrollo del turismo cultural (Ramírez, 2005), el
lineamiento de política está dirigido a la preparación de los sitios o parques para la
visitación y fortalecer sus puntos de atracción.
107
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En Guatemala, si bien existe un pronunciamiento explícito de una política de fomento a la investigación antropológica-arqueológica e histórica, parece tener mayor
prioridad la política de protección y conservación del patrimonio cultural o la de fortalecimiento institucional (MCD Guatemala 2000).
Por su parte, en Nicaragua la política cultural está enunciada desde el derecho a
disfrutar de todas las formas de arte y de cultura y entre las líneas de política cultural
hay una dedicada a promover la interrelación entre el turismo y la cultura nacional,
pero ninguna hace referencia a la investigación en que se fundamentaría esta relación;
apenas en las acciones, es decir al nivel instrumental, se menciona la elaboración y
desarrollo de un Plan Nacional de Investigaciones Culturales …para abrir nuevas perspectivas al debate cultural y a la exploración y cuidado de nuestros tesoros artísticos y culturales,
nacionales, históricos, y vivos… (INC, s.f.).
En Costa Rica, los lineamientos de política se encuentran inmersos en la Ley Nº 4788
de Creación del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, la cual en su objetivos específicos se refiere a la ejecución de …investigaciones e inventarios del patrimonio urbano, arquitectónico y de las principales expresiones de la cultura popular costarricense… (MCAD Costa Rica,
s.f.), para lo cual fue creado el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio
Cultural. Los proyectos de investigación histórica y etnológica se desarrollan a través de
la Sección de Investigación Histórico-Antropológica. Por otra parte, si bien en otro documento se hace una referencia al «patrimonio arqueológico», se circunscribe a impedir
el tráfico ilícito del mismo y la elaboración de dictámenes de impacto arqueológico en
relación a la viabilidad de las obras infraestructura (Montero Mora, s.f.).
Panamá cuenta con dos lineamientos de política muy explícitos, una inmersa dentro de las funciones de la Dirección General del Patrimonio Histórico que expresa que
le corresponde …promover y supervisar las investigaciones científicas sobre el hombre panameño…
(DGPH, 2007) y la otra que …ordenan la realización de estudios arqueológicos en los proyectos
de restauración arquitectónica del conjunto monumental histórico del casco antiguo de la Ciudad de
Panamá.
En Belice, el Institute of Archaeology, una dependencia del National Institute of
Culture and History es responsable por la administración de la arqueología del país y
maneja los parques arqueológicos; está comprometido con la conservación de los monumentos y artefactos de la antigüedad y la época histórica, así como con la interpretación de los registros documentales, fotográficos y orales con el propósito de comprender mejor las raíces históricas y étnicas del país (NICH, 2009). También en estos
lineamientos de política la dedicación a la investigación es tangencial y hay opiniones
acerca de que los proyectos de arqueología están desconectados de los intereses del
público en general (www.indiana.edu/~capi/documents/Ebbitt_AAAPaper_2006).
108
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
De ninguna manera se pretende haber agotado las fuentes de los instrumentos que
puedan conducir a promover una política explícita de investigación antropológicaarqueológica en Centroamérica, la intención ha sido mostrar que es todavía un trabajo
por hacer. No cabe duda de que se hace investigación, pero su profundidad, su sostenibilidad y su integralidad, además de la propuesta de un programa propio financiado con recursos propios, no se hará realidad hasta que se reconozca claramente la
importancia que tiene para la conservación y protección del patrimonio cultural saber
quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos.
BIBLIOGRAFÍA
Bello Suazo, Gregorio, 2009, «Arqueología en Centroamérica. Una aproximación», Conferencia Magistral, VII Congreso
Centroamericano de Antropología, San Cristóbal de Las Casas, 17-21 febrero.
Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, s.f. http://www.mcjdcr.go.cr/patrimonio/
Constenla Umaña, Adolfo, 1993, Las lenguas del Área Intermedia: una introducción a su estudio areal, San José,
Laboratorio de Etnología, Universidad de Costa Rica.
Cooke, Richard y Óscar Fonseca, 1993, «El sur de América Central: contribución al estudio de la región histórica
chibcha», en Robert Carmack (editor), Historia general de Centroamérica, tomo I, Madrid, Sociedad Estatal
Quinto Centenario, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, pp. 217-339.
DNPH, 2007, Dirección Nacional del Patrimonio Histórico. Instituto Nacional de la Cultura, Panamá,
http://200.90.132.195/inac.gob.pa/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=6&Itemid=5
Palomar Puebla, Beatriz y Ermengol Gassiot Ballbé, 1999, «Arqueología en Nicaragua: 140 años construyendo el
discurso patrimonial», en Revista Española de Antropología Americana, número 29, pp. 207-232.
Gillespie, Susan D., Rosemary A. Joyce y Deborah L. Nichols, 2003, «Archaeology is Anthropology», en Susan D.
Gillespie y Deborah L. Nichols (editors), Archaeology as Anthropology. Archaeological Papers of the American Anthropological Association, número 13, pp. 155-169.
Hasemann, George, 1996, «El ambiente y las culturas precolombinas», en George Hasemann, Gloria Lara Pinto y
Fernando Cruz Sandoval, Los indios de Centroamérica, Madrid, Editorial MAPFRE, pp. 17-98.
Hasemann, George y Gloria Lara Pinto, 1993, «La Zona Central: regionalismo e interacción», en Robert Carmack
(editor), Historia general de Centroamérica, tomo I, Madrid, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, pp. 135-216.
IHAH, 2009, Arqueología 3D y la gestión del patrimonio cultural en Honduras. Instituto Hondureño de Antropología e Historia. http://www.ihah.hn/, 26 de mayo.
INC, Políticas culturales del gobierno de reconciliación y unidad nacional. Instituto Nacional de Cultura, s.f. http://
www.inc.gob.ni/images/stories/POLITICA%20CULTURAL%20DEL%20GRUN.pdf
Kohl, Philip L, 1998, «Nationalism and Archaeology: on the Constructions of Nations and the Reconstructions of
the Remote Past», en Annual Review of Anthropology, volumen 27, pp. 223-246.
109
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Lara Kraudy, Alexandra, 2004, Aproximación histórico-arqueológica a los recursos faunísticos de la Nicaragua
Antigua. Un Análisis de los restos de Kubra Hill, Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de
Nicaragua, Managua.
Lara Pinto, Gloria, 2006, «La investigación arqueológica en Honduras. Lecciones aprendidas para una futura
proyección», en Pueblos y Fronteras Digital, s.l., número 2, PROIMMSE-IIA-UNAM, http://www.pueblosyfronteras.unam.mx
Lara Pinto, Gloria y José A. Lara Pinto, 2004, Análisis de la propuesta de construcción de un aeródromo regional
en la localidad de río Amarillo, municipio de Santa Rita, departamento de Copán. Evaluación del impacto
en los recursos sociales y culturales, Tegucigalpa, Mancomunidad Chortí, Asociación de Organizaciones no
Gubernamentales (ASONOG), Agencia de Cooperación Solidaria Internacional, DIAKONIA Sueca.
MCD Guatemala, 2000, Políticas culturales y deportivas nacionales, Ministerio de Cultura y Deportes, Guatemala,
http://www.oas.org/oipc/espanol/documentos/políticasculturalesydeportivasguat.pdf
MCAD Costa Rica, s.f., Ley Nº 4788 de Creación del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, http://www.
cesdepu.com/org/mcult.htm#Competencias
Montero Mora, Freddy Mauricio, s.f., Marco jurídico de las políticas culturales en Costa Rica, http://www.redinterlocal.org/IMG/pdf_ARTICULO_LEGISLACION_CULTURAL.pdf
NICH, Institute of Archaeology, 2009, National Institute of Culture and History, Belice. http://www.bvar.org/,
http://www.nichbelize.org/interior.html
Ramírez, Ana Lilián, 2005, «Turismo y patrimonio cultural en El Salvador. Reflexiones», Ponencia presentada
en el II Congreso Centroamericano de Arqueología, San Salvador, http://www.congresodearqueologia.org/
uploaded/content/category/1497005568.doc
Resolución Nº 042-08 DNPH de 24 de abril de 2008, Instituto Nacional de Cultura, Dirección Nacional del Patrimonio Histórico, Panamá, http://www.gacetaoficial.gob.pa/pdfTemp/26046_A/10798.pdf
The Director of the Organization of Cultural Resources in Belize 2006, Nationalism, Heritage Education, and
Policy Research: Ethnography and Archaeology in Belize, www.indiana.edu/~capi/documents/Ebbitt_AAAPaper_2006
110
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS. PROPUESTA PARA UN
NUEVO MARCO CONCEPTUAL1
Leonel Durán Solís
MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS. MÉXICO
E
n varias décadas, ni el marco conceptual ni el discurso museográfico del Museo
Nacional de las Culturas (MNC) han sido sometidos a una revisión profunda
que permita establecer nuevos paradigmas y reorientar los contenidos de sus
exposiciones. El proceso de renovación integral por el que atraviesa esta institución
hace propicia la ocasión para realizar un ejercicio teórico de esa naturaleza.
Desde su fundación, el museo se ha visto guiado por la racionalización que exigía la
pedagogía pragmática del Estado educador, en la que se identifican generalizaciones
y aun errores, dado que no se basa en la racionalidad de un conjunto de propuestas de
orden museológico que expliquen la unidad y la diversidad de la cultura en el mundo.
El enfoque de las exposiciones permanentes ha sido el de la separación arbitraria por
países, si bien, como en el caso de la sala de África Subsahariana, se abarcó un buen
número de naciones y pueblos de aquel continente. Esa forma de racionalización cie1
La presente reflexión se apoya en los documentos emanados del grupo de reflexión interno del museo y el grupo
de reflexión del Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural del Museo Nacional de las Culturas. Además de
los siguientes documentos de la UNESCO: a) Informe final de la conferencia mundial sobre las políticas culturales, México, julio-agosto de 1982, en 199 págs., más XXXIX. Esta conferencia mundial es la culminación de
cinco reuniones regionales precedentes llevadas a cabo, durante diez años, en diferentes ciudades del mundo.
En ellas se formula numerosas recomendaciones a la aplicación de políticas culturales que se expresaron en los
principios que integran la Declaración de México; b) Nuestra diversidad creativa. Informe de la comisión mundial
de cultura y desarrollo, México, 1992, en 387 págs. La Comisión presidida por Javier Pérez de Cuéllar exploró las
interrelaciones entre cultura y desarrollo, y delineó un camino para la comprensión de la diversidad cultural del
mundo. Lleva a repensar el papel de la cultura e introduce nuevos campos de reflexión, entre ellos las responsabilidades de los museos; c) Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI,
presidida por Jacques Delors. UNESCO, 1996/México, 1997, en 302 págs. El informe se presentó a la UNESCO
con el título La educación encierra un tesoro, y constituye el más avanzado esfuerzo de la comunidad internacional frente a la problemática que, para el logro de los objetivos señalados, nos plantea la educación. Reflexionaron
con Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea, catorce miembros de la Comisión especialistas de
diferentes países, uno de ellos mexicano, Rodolfo Stavenhagen. La Comisión recurrió a catorce personalidades,
como asesores extraordinarios, y fueron consultadas más de 120 personas e instituciones del mundo. Los trabajos de la Comisión se llevaron a cabo, desde 1993 hasta 1996, en ocho reuniones, para aprobar el informe final;
d) Informe mundial sobre la cultura, Madrid. 1999, en 489 págs. Este informe, dirigido por la doctora Lourdes
Arizpe, responde a la primera de las recomendaciones formuladas por la comisión que elaboró el informe titulado
Nuestra diversidad creativa: estudiar las tendencias recientes en materia de cultura y desarrollo. Se trata de un
análisis interdisciplinario para inspirar las políticas futuras en esa temática; e) Los siete saberes necesarios para
la educación del futuro. Texto elaborado para la UNESCO por Edgar Morín, y que representa una síntesis de todo
su pensamiento sobre la educación, en su contribución a La reflexión internacional sobre cómo educar para un
futuro sostenible: UNESCO, 1999/ México /2001. 109 páginas.
111
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
rra caminos al intelecto, en tanto que la racionalidad los abre, los profundiza y amplía
el conocimiento.
Un enfoque de esta naturaleza precisa partir de conceptos básicos claros y de una
autocrítica seria. El pensamiento antropológico, histórico y pedagógico ha evolucionado considerablemente desde la fundación del museo. Por ello, lo que se requiere es
un nuevo cotejo de ideas pasadas y presentes, donde sea posible reconocer que durante largo tiempo el occidente europeo se creyó dueño de la racionalidad, ignorando o
acotando la de los otros pueblos de otras latitudes. Ese tiempo se ha agotado y ahora
toca diseñar el papel que en pleno siglo XXI desempeñará la racionalidad y la creatividad multipolar que impera actualmente en nuestro mundo. Sin negar los importantes
logros culturales de occidente, hoy confirmamos que en toda sociedad hay racionalidad y que nadie puede reclamar para sí su monopolio.
Es deseable, por tanto, que las propuestas que en adelante se formulen, eviten en
lo posible la traducción idiosincrásica, la interpretación ideológica —desde México o
desde el Occidente en general—, y la repetición automática de la visión eurocéntrica
sobre las civilizaciones y las culturas esparcidas por todo el planeta. Para lograr este
cometido, necesitamos una nueva generación de teorías abiertas, críticas, reflexivas y
creativas que reformulen la idea de cultura a la luz de la pluralidad que la caracteriza.
A fin de cuentas, la misión educativa del museo consiste en armar a cada uno de sus
visitantes con las herramientas que le permitan alcanzar la lucidez, un don más bien
raro en el ámbito de la mundialización que ignora las identidades.
Es indispensable indagar a fondo lo que significa hoy en día conocer a los otros
para que las mentes de las nuevas generaciones alcancen esa lucidez tan deseada y una
férrea independencia intelectual frente al Estado y la sociedad mediatizada, pues son
señales inequívocas de toda democracia efectiva. Cierto, los museos orientan y educan en alguna medida, aun si están plagados de errores y distorsiones. Pero el museo
del futuro educará identificando y corrigiendo dichos errores, las cegueras, las construcciones idealizadas para crear la ilusión de que la historia humana sólo puede ser
contada de una manera, lineal y parcial, unilateral y consecuentemente pobre. ¿Cómo
lo hará? Situando sus contenidos en el contexto y en la complejidad planetaria de lo
humano, reformando el pensamiento sobre el hombre y su destino, y articulando saberes que se hallan dispersos.
En su proceso de renovación integral, el MNC se convertirá en una institución libre de ideas fijas y de veredictos inapelables sobre la historia de la condición humana,
derivados casi siempre de la compartimentación de las disciplinas que le dan sustento
académico.
112
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
La racionalidad propicia el diálogo entre ideas y realidades diferentes, mientras
que la racionalización lo obstaculiza, puesto que ésta es una forma de justificar la historia a la luz de las mentalidades que venían dominando el discurso desde los poderes
político, intelectual y económico. La visión de los vencidos —León-Portila dixit— y
su pasión memoriosa son indispensables para completar el panorama de las culturas
y civilizaciones habidas y presentes. Nadie es insensible a una verdad demostrada sin
prejuicios ni ornamentos artificiosos y eso es lo que busca en esta etapa el Museo Nacional de las Culturas: ofrecer verdades, no versiones —a modo— de esas verdades.
Es indispensable apelar a los principios que hacen de un conocimiento algo pertinente, si lo que se busca es inculcar la capacidad crítica entre los diversos públicos
visitantes de hoy y de mañana. Por eso se aspira a que el museo provea de información y elementos indisolublemente ligados y contextualizados, para que así adquieran
sentidos amplios, analíticos y autocríticos, racional y afectivamente creativos. Pero
el contexto no basta para explicar los productos y modalidades de cada cultura; se
requiere además tomar en cuenta tres vertientes adicionales ya apuntadas por Edgar
Morin en su libro Los siete saberes necesarios para la educación del futuro: lo global, lo multidimensional y lo complejo. Ello a fin de generar la curiosidad de la que nace todo genuino conocimiento no condicionado a alguna mnemotecnia o a la simple repetición
de catálogos o guías Murdock, de nociones y paradigmas tomados acríticamente de
las disciplinas antropológicas y del sistema educativo, cualquiera que éste sea.
La museología del futuro se ancla en conjuntos articulados y coherentes, no en
islas cognitivas a la deriva por más que éstas puedan estar bien justificadas, en los que
las partes y las totalidades deben dialogar, retroalimentándose y complementándose
de una manera compleja y transversal, si bien su exposición debe ser sencilla y asequible a los grandes y pequeños públicos.
La nueva museología del MNC evitará la simplificación excesiva con fines didácticos, pues ello empobrece, a fin de cuentas, el proceso cognitivo. Es por esto que se
requiere desarrollar al máximo la aptitud natural de la inteligencia de las personas,
mediante recursos museográficos alternativos, ingeniosos, innovadores y que despierten en el visitante una sed de conocimiento crítico en varios niveles y más allá de lo
ofrecido de cajón. ¿Qué sé yo del mundo, o de una cultura en especial? ¿Hasta dónde se
puede conocer? ¿Qué me interesa saber? ¿Me sería útil indagar más sobre esta cultura
o aquélla? Son preguntas que deberían hacerse los visitantes al museo y que pueden
ser contestadas por distintos medios interdisciplinarios. Pero a la gente hay que darle,
al menos, respuestas precisas sobre cuatro nociones básicas, de las que depende la
pertinencia de los conocimientos emitidos:
113
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
* El contexto de las informaciones y los elementos.
* Lo global, entendido como un sistema que expresa al mundo entero reflejado
en los particulares y viceversa.
* La multidimensionalidad, o sea, las diversas aristas del ser humanos: biológico, psíquico, afectivo y social.
* Lo complejo de la condición humana en acción y pensamiento. La textura.
En relación con lo anterior, el museo debe apelar a las aptitudes naturales de la mente,
a su capacidad para formular preguntas y responderlas. Se trata, pues, de pasar de
la opinión de algunos académicos a una verdadera episteme. Es aquí donde entra en
juego la inteligencia general de los individuos, en contraposición a la inteligencia selectiva y especializada que sólo racionaliza.
El contenido —la oferta epistemológica— del museo dejará así de ser un archipiélago inconexo de objetos, datos, fechas y referencias más o menos útiles destinados a
escolares y público en general, para transformarse en un conjunto de aproximaciones
contextualizadas respecto a dichos objetos y a sus significados globales para el género
humano, tanto en su relación con el cosmos como en la que guardan con la naturaleza,
la específica región geográfico-cultural, el tejido social de las localidades en que se
inscriben y, finalmente, el individuo, sus emociones y anhelos. Por eso la pertinencia
será uno de los criterios para decidir sobre las ofertas museológicas que deba o pueda
poner en juego este museo, independientemente de sus fortalezas y debilidades. Se
abandona así el axioma según el cual el saber sólo se adquiere fragmentando, dividiendo el saber en compartimentos estancos, creando separaciones ancladas en taxonomías supuestamente útiles.
En la era planetaria en que nos toca vivir, el museo debe orientar a los niños y jóvenes sobre cuál es su lugar en el cosmos, su lugar en el planeta Tierra, en su país, en su
grupo social y su identidad personal, para así poder integrar la noción de Humanidad
a la de individuo.
De poco nos serviría aprender el significado del bicentenario de la Independencia
y el centenario de la Revolución Mexicana si no se entendiera primero cuál ha sido
nuestra situación en el mundo de entonces y en el de ahora, dónde está España, quiénes éramos cuando llegaron los españoles a la conquista. De igual manera, de nada sirve que un niño sepa distinguir entre una pirámide y un obelisco si no tiene una visión
del contexto social en que se desarrolló la antigua cultura egipcia.
Por supuesto, no se trata de echar por la borda el conocimiento de las partes y
adoptar ciegamente el conocimiento del todo, sino de conjugar ambos de manera que
se propicie la comprensión, la reflexión y, de ser posible, un atisbo al futuro.
114
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Ni la antropología ni la historia cubren el espectro entero de la experiencia humana sobre la Tierra; se precisa la concurrencia de otras disciplinas para abarcar todo el
volumen de sus complejidades y contextos, sus mínimos matices y sutilezas, significados que aisladamente no pueden identificarse ni aprehenderse. El museo del futuro
exige una gran religación de los conocimientos resultantes de las ciencias naturales y
las ciencias humanas, incluyendo la literatura, la poesía y las artes, entre otros contenidos culturales.
Por todo lo anteriormente expuesto, el Museo Nacional de las Culturas se propone
precisamente dejar de monografiar culturas por países, para proponer, en todo caso,
un método crítico racional de aprehensión de conocimientos sobre las materias de su
interés: Antropología, Historia, Arqueología, Etnografía, etcétera. Pero tenemos que
aceptar que los conocimientos de estas disciplinas se hallan actualmente divididos,
inconexos, fragmentados como las piezas de un rompecabezas. Entonces, será necesario encontrar la manera de integrarlos, religarlos, para que se entienda que el ser
humano no sólo se distingue por ser un homo sapiens, sino que también es un homo
ludens, un homo imaginarius. Nuevamente, la gran contradicción paradójica es que el
conocimiento de las partes crece en razón directa del desconocimiento del todo y este
hecho evidencia las debilidades de la educación en general y del museo en particular.
El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, emocional, social e
histórico; por tanto, sus acciones y experiencias deben ser analizadas y explicadas
considerando todos esos elementos que determinan y trastocan el transcurso de su
existencia sobre el planeta. Esa es la condición humana, es decir, lo que debería ser
la materia prima conceptual del Museo Nacional de las Culturas. Anudar, reunir y
conjugar los saberes de las ciencias naturales y humanas es uno de los objetivos de la
museología que aquí se propone, partiendo de la plena aceptación de nuestra parte
cósmica, nuestra parte zoológica y nuestra parte humana.
Si es cierto que llevamos en nosotros a toda la humanidad, no lo es menos que
somos parte del cosmos y de la naturaleza, que diariamente es devastada por la ambición irracional de los incontrolables consorcios transnacionales. Por eso es importante que el museo pueda mostrar la importancia capital de la relación hombre-natura y
culturanatura.
En el inicio del tercer milenio de nuestra era, se están trazando las nuevas coordenadas para los museos con vocación antropológica. Éstos educarán en la medida en
que demuestren que hay una unidad y, a la vez, una diversidad compleja en el seno
del género humano. Las dimensiones del hombre son innumerables, pero los recursos
para demostrar este hecho son limitados, lo cual indica la necesidad de echar mano
115
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
de la imaginación creativa para idear nuevas formas de transmisión del conocimiento,
sobre todo entre los niños, los jóvenes y los profesores.
En su nueva etapa de renovación, las exposiciones del museo se organizarán conforme a la multidimensionalidad de las culturas que vayan a representarse en su momento. Es tiempo de escudriñar en esa condición múltiple para re-aprehender las cualidades que nos hacen humanos e insistir en su propagación como elementos contra la
barbarie, el racismo, la xenofobia, la discriminación, la soberbia etnocentrista y tantos
otros vicios de conducta entre los individuos y entre los pueblos del mundo.
El hombre construye su ser por y en la cultura, nunca fuera de ella. Pero el término
cultura no debe identificarse sólo con las bellas artes. El museo del futuro está obligado a fortalecer el concepto amplio de esa palabra. Ello alude a tareas específicas a
realizar desde la perspectiva de una museología que tome en cuenta la tríada individuo, sociedad y especie, donde ninguno de estos elementos puede prevalecer sobre
los otros dos.
El género humano es el único que pone en peligro su propia casa planetaria, y la
promoción de los valores globales de la cultura puede frenar esta tendencia autodestructiva. La adopción de una ciudadanía terrestre, opuesta al etnocentrismo, ayudará
a alcanzar este noble propósito. Por ello, las exposiciones del museo atenderán también a un nuevo enfoque en el cual se hable de la problemática ecológica como un
tema eminentemente cultural, antes tratado sólo como parte aleatoria o secundaria
de las problemáticas antropológicas.
El museo insistirá en la noción de que cada cultura es producto del desarrollo biológico comunes a todo ser humano, que también es consecuencia de un conjunto de
elementos: la espiritualidad, el arte, sistemas de pensamiento complejos, habilidades
manuales, congregaciones urbanas, tecnologías para el dominio de la naturaleza y para
la comunicación entre semejantes y diferentes, mitos y religiones, ritos funerarios y
costumbres locales, ideologías, mentalidades, modos de producción e intercambio,
estilos de socialización, mantenimiento de las memorias ancestrales, etcétera. Éstas
son las variables que deben atenderse de manera integral cuando se prepare una exposición. Los contenidos del museo no deben bajar al nivel de niños y jóvenes, sino tratar de elevar a éstos a un nivel superior mediante su propio esfuerzo intelectual y su
curiosidad aguijoneada por propuestas museográficas y recursos tecnológicos atractivos. Y aquí no se hace referencia sólo a los apoyos lúdicos o los servicios educativos,
sino a toda una revisión de las certezas y convenciones adoptadas acríticamente.
Las ciencias nos ofrecen certezas, pero el campo de la incertidumbre —atrayente
y repelente a un mismo tiempo— es mucho más vasto y es necesario aceptarlo como
una condición para emprender nuevas navegaciones hacia lo ignoto. Este es el terreno
116
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
fértil en que habrá de sembrar el museo en su nuevo marco conceptual, con miras a
incrementar su influjo sobre la sociedad a la que sirve.
En un esfuerzo por alentar la comprensión, la tolerancia, la armonía y el aprecio
entre todos los pueblos y culturas del mundo, el MNC adoptará lo que se ha dado en
llamar la simbiosofía o el arte de vivir juntos sobre el planeta en que nos tocó vivir.
Se suma así a una reforma planetaria de las mentalidades, que intenta impulsar
una nueva ética entre los seres humanos: la ética de los hombres ante sí mismos, independientemente de los criterios políticos o económicos predominantes.
Si la palabra incomprensión es el tema de actualidad por antonomasia, habrá que
indagar por qué ésta se pavonea en el mundo. Guerras, segregaciones, migraciones
obligadas y otros hechos ominosos pueblan el planeta. El museo del futuro no podrá
cerrar los ojos ante esta realidad. ¿Cómo se produjeron? ¿Cuáles hechos históricos las
precedieron?
¿Qué se prevé para el futuro sobre esas circunstancias? El museo intentará responder a estas interrogantes con una visión holística y multifactorial, no con las viejas y
cómodas respuestas que se utilizaron antaño que, aun siendo funcionales en algunos
casos, carecen de la calidad racional que se exige hoy de la ciencia y la tecnología, lamentablemente dedicadas a las partes y no al todo.
El concepto de comprensión constituye el medio y el fin para lograr una comunicación humana eficiente y constructiva. Y éste es el punto clave en la renovación
del museo. Comprensión de los acontecimientos humanos desde su origen hasta la
actualidad. Comprensión de las causas y los efectos de las decisiones tomadas tanto
por los grandes como por los pequeños pobladores del planeta. Comprensión mutua
entre los seres humanos, que somos hiper y super-vivientes de una larguísima historia, contada y por contarse. El museo habrá de esforzarse por ilustrar el principio
unidad-diversidad de la humana condición. Sólo de esta manera se logrará impulsar la
comprensión desde el conocimiento de las contradicciones humanas.
Cultura universal y culturas particulares, todo depende desde dónde se quiera
contar la historia —historias— del hombre y entenderla a cabalidad. Lo cierto es que
el museo del futuro defenderá la unidad de la especie humana tanto como su diversidad y múltiples avatares. He aquí el universo cognitivo bajo el cual se desarrolla el
drama humano que nos toca expresar en tanto museo: documentar, investigar, testificar, explicar, conceptuar, enseñar, para así seguir avanzando hacia la Humanidad
solidaria del futuro, ya no fragmentada en saberes aislados, sino dueña de una inteligencia alerta a los cambios inminentes. La educación es el medio ideal y permanente;
la racionalidad y el disfrute de la cultura, los vehículos para alcanzar ese fin.
117
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En resumen, se abandonará la visión unilateral y fragmentada del ser humano. En
adelante, el museo difundirá el conocimiento tanto del homo sapiens como del homo ludens, del homo empiricus y del homo imaginarius, del homo prosaicus y del homo poeticus, y aun
del homo demens. Esta es la complejidad de las dimensiones humanas a las que el museo
debe responder con propuestas viables e imaginativas, de manera que la mundialización sea comprendida por el mayor número de personas posible. Y tal es también la
reforma del pensamiento que debe preceder a cualquier exposición organizada por
esta institución.
118
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA EN CENTROAMÉRICA
Yvonne Putzeys y Gabriela Santos
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
INTRODUCCIÓN
E
n términos generales entendemos a la antropología como el estudio del hombre:
es antropología social cuando la reflexión se ocupa del hombre y su papel en la
sociedad y, antropología cultural si se enfatiza la intervención de éste dentro de
cada una de las culturas existentes. Por su parte, la antropología biológica o física se
ocupa de la diversidad del cuerpo humano en el pasado y en el presente, en su aplicación
a las ciencias forenses, al realizar el estudio de cada una de estas estructuras, se trata de
construir, desde la materia inerte, la identidad del individuo, el género al que pertenece,
sus rasgos culturales y étnicos, su rol laboral y social, algunos hábitos de vida, enfermedades, la forma en que murió, etcétera. En Centroamérica es relevante la participación
de la disciplina en el campo de la investigación arqueológica y en las últimas décadas de
suma relevancia en el rubro de violencia y derechos humanos.
ANTROPOLOGÍA FÍSICA EN PROYECTOS ARQUEOLÓGICOS
Las investigaciones arqueológicas en Guatemala se han concentrado en la región de
las tierras bajas, específicamente en el departamento del Petén en donde se localizan las ciudades con los ejemplos más relevantes de arquitectura monumental del
período Clásico maya, tales como Tikal, Yaxhá, Piedras Negras y El Mirador. Sin
embargo, aunque de forma mucho más espaciada y reducida también está presente
el estudio de ciudades con distintas manifestaciones culturales en el altiplano guatemalteco. De tal modo, se pueden dividir los resultados de las investigaciones en
las tierras bajas y las altas.
Algunos de los investigadores que se han especializado en análisis óseos y han
trabajado con muestras en Guatemala son Vera Tiesler Blos y Lori Wright, ambas en
el Petén; la primera trabajó los entierros del Proyecto Petexbatún y después ha colaborado con otros proyectos en diferentes sitios del área maya, destacando el realizado
en Tikal como uno de los más importantes. Tiesler a su vez analizó todos los entierros
recuperados durante más de diez años de investigaciones del Proyecto Atlas Arqueológico. En síntesis los trabajos describen las técnicas y los procedimientos empleados
en el estudio, incluyendo un resumen general de los resultados. Además, se desglosan
119
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
los resultados temáticamente: estado de conservación de cada individuo, sexo, edad,
estatura, índices métricos craneanos y post craneanos, patologías óseas y dentales, así
como la mutilación dentaria y deformación cefálica intencional. El trabajo de Wright
incluye como objetivo primordial el análisis de la dieta de los pobladores de Tikal, a
través del estudio del patrón de estatura evidente en sus restos óseos durante el período Clásico.
Igualmente, han sido de suma importancia los trabajos de Veronique Gervais
quien analizara todos los restos óseos rescatados durante las investigaciones de la
Misión Científica Francesa en la cuenca del rhío Chixoy en la década de los ochenta y
posteriormente realiza algunos otros trabajos comparativos con otras áreas.
De forma similar, se puede mencionar un primer intento de análisis realizado por
Jorge Guillemin con los entierros de Iximché, distinguiendo únicamente sexo, edad
aproximada y patologías visibles. Trabajo que fue ampliamente superado casi tres décadas después, con el estudio realizado por Stephen Whittington para el mismo sitio.
Entre los primeros trabajos realizados al respecto, se pueden mencionar los efectuados a finales de la década de los cuarenta del siglo XX por C W. Goff con los entierros recuperados en Zaculeu, Huehuetenango. Así como, los de Guillermo Mata y
Jorge Solares, odontólogos de profesión pero con interés en la Arqueología, quienes
han hecho interesantes estudios sobre las técnicas dentarias practicadas por los mayas prehispánicos en un prolongado lapso de más de dos décadas.
Asimismo, es necesario mencionar los trabajos de Bárbara Arroyo quien estudió
el patrón funerario y clasificó los entierros de Balberta —Escuintla— en 1986 y Vicente Genovés quien estudió la mayoría de los entierros primarios y secundarios del
Proyecto Arqueológico Pipil en la Costa Sur. Igualmente, Nora López analizó todos
los entierros y muestras de La Joyanca, así mismo estudió los patrones observados en
entierros de Uaxactún. Además de trabajar con muestras de muchos otros sitios más
e inclusive de la época colonial.
Para este período no pueden dejar de mencionarse los estudios realizados por Beatriz Díaz y Juan Carlos Pérez a lo largo de más de veinte años en Santo Domingo de la
Antigua Guatemala. El último tuvo también la oportunidad de analizar varios restos
óseos en el Parque de Copán en Honduras. Hay además muchos otros trabajos hechos
de manera suelta, tales como los de K. Katayama quien analizó los entierros recuperados por el Proyecto del Museo de Tabaco y Sal de Japón, las excavaciones en Kaminal
Juyú y el Montículo de la Culebra a principios de los noventa en diferentes áreas de
esta ciudad.
120
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
VIOLENCIA, DERECHOS HUMANOS Y ANTROPOLOGÍA FORENSE
Una de las áreas de aplicación de la Antropología forense es la de desastres a que los
estados y las localidades están sujetos y el personal estatal y local ha de ocuparse de
la administración de emergencias y el análisis de riesgos. Tales eventos pueden ser
naturales1 (inundaciones, huracanes, tornados, tormentas invernales, terremotos),
tecnológicos (estrellamiento de aviones, descarrilamiento de trenes, incendios, derramamiento de substancias nocivas, explosiones) y resultado de disturbios civiles
como tumultos o motines, tiroteos, bombardeos y guerras. Sin embargo, los casos de
intervención de la antropología forense más connotados son los vinculados al tema de
los derechos humanos: asunto que tiene que ver con el reconocimiento de los desaparecidos, víctimas de la represión de movimientos insurgentes y la violencia —política
y común— postconflicto: dos momentos en la historia reciente de Centroamérica.
Hasta finales del año 2007 se crearon 33 comisiones de la verdad con el objetivo de
dar a conocer el panorama de los hechos históricos cruentos ocurridos como resultado de una serie de violaciones a los derechos humanos en diversos países del mundo
en el contexto de una transición política a un régimen democrático. Estas comisiones
investigan, instan, sugieren, vigilan y proponen a los gobiernos hacer realidad el derecho a las víctimas de estas violaciones ocurridas, mientras los estados tienen la obligación de buscar los mecanismos para hacer valer la verdad, la justicia y la reparación
a los agraviados. Es decir:
* Establecer los hechos respecto a las violaciones de derechos humanos ocurridas en el pasado.
* Investigar las violaciones cometidas en el pasado y en el caso de que se reúnan
suficientes pruebas admisibles, emprender acciones judiciales contra los presuntos responsables.
* Dar reparación plena y efectiva a las víctimas y a sus familiares en sus cinco formas:
restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.
Para el caso centroamericano se cuenta con los reportes de comisiones de este tipo de
Guatemala, El Salvador y Panamá. En ellos se documenta las violaciones de los años
del conflicto armado y muestran que la lucha por la igualdad y la justicia persiste, la1
Sólo en enero de 2009 en Guatemala a consecuencia de las torrenciales lluvias un alud de tierra sepultó varios individuos con un resultado de 36 muertos y el terremoto del 8 de enero en Costa Rica dejó 15 pérdidas
humanas.
121
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
mentablemente en un clima incierto, incluso de impunidad, que favorece el alarmante
número de ataques en contra de los defensores de los derechos humanos.2
Los conflictos armados de América Central fueron una serie de luchas protagonizadas desde 1960 por grupos conocidos como guerrillas, las cuales se prolongaron
por tres décadas o más en Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Surgieron
como reacción y con intención de derrocar a dictaduras militares y gobiernos autocráticos de derecha conservadora implantada o respaldada por los Estados Unidos de
América para proteger sus intereses geopolíticos; no obstante, la estructura en cuanto
a la organización de las guerrillas en los diversos países y la forma en que se trató de
eliminar los movimientos insurgentes fue muy diversa.
La violencia política desatada en El Salvador remite a ejecuciones extrajudiciales,
desapariciones forzadas, masacres y asesinatos cometidos por los escuadrones de la
muerte. La comisión respectiva registró más de 22 mil violaciones entre los años 19801991, el 60% concerniente a ejecuciones extrajudiciales, el 25% a desapariciones forzadas y el 20% incluye testimonios sobre tortura. La atribución de estos hechos en los
testimonios señalan en un 85% a agentes de Estado, a paramilitares aliados con estos
y a los escuadrones de la muerte.
En Guatemala de 1978 hasta 1984 —según nos aseguró en entrevista del mes pasado Julio Santos, comunicador experto en periodismo y consultor independiente— el
informe del primer año de Gobierno presentado el 14 de enero 2009 por el presidente
Álvaro Colom ante el Congreso de la República de Guatemala refiere 250 mil víctimas
en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y masacres.
Los acuerdos de paz incluyeron la creación de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico formada con un equipo humano mixto de guatemaltecos y expertos internacionales, el cual recaudó testimonios en todo el país y presentó su informe en
febrero de 1999. En él de forma contundente se constatan hechos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, y otras violaciones de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario. El 91% de tales violaciones durante 36 años de conflicto
2
Entendiéndose a defensores de derechos humanos como lo refiere la relatora especial de Naciones Unidas en
su informe hasta agosto del 2008, como la actuación de estos en actividades de promoción y en defensa de los
derechos humanos: …los defensores, las defensoras y generalmente sus seres queridos más cercanos, continúan siendo objeto de amenazas, ejecuciones, desapariciones, actos de tortura y tratos crueles inhumanos o degradantes, detenciones arbitrarias, vigilancia, hostigamiento judicial y administrativo, difamación y, en general,
estigmatización por parte de actores estatales y no estatales. Asimismo, enfrentan restricciones ilegítimas en el
ejercicio de sus derechos de libertad de expresión; acceso a la información; acceso a los fondos para su promoción y libertad de asociación, incluyendo el registro de sus organizaciones, de reunión pacífica y de circulación.
Adicionalmente, persiste en varios países un clima de impunidad por las violaciones contra las defensoras y los
defensores de derechos humanos.
122
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
armado ocurrieron entre 1978 y 1984. El gobierno cuestionó estos resultados y muchas
de las recomendaciones del informe cayeron en el olvido, al igual que la persecución
penal de las violaciones graves de los derechos humanos. No obstante, algunos casos
todavía son investigados o esperan judicialización en las cortes nacionales y las organizaciones de víctimas continúan exigiendo justicia.
En Honduras el gobierno inició en 1992 la investigación de personas desaparecidas
en los años ochenta y noventa y asumió por vez primera la responsabilidad política de
asesinatos y desapariciones durante las dos décadas. El reporte The Facts Speak for Themselves —los hechos hablan por sí solos— enumera 179 desapariciones3 ocurridas entre 1980
y 1993, la mayoría durante los años de 1980 hasta 1983 con un gobierno democrático. En
1998 la Corte Interamericana de Derechos Humanos confirmó que las desapariciones
fueron prácticas sistemáticas e indiscriminadas dirigidas por el gobierno hondureño.
En Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra quien sirvió como presidente por primera
vez entre 1985 y 1990 asumió el mandato por un segundo período en enero de 2007.
Ese mismo mes se creó la Comisión de Reconciliación y Paz. La intención de la Comisión es identificar las víctimas de la violencia y el conflicto armado para lograr una
paz fuerte y duradera y llevar unidad y reconciliación al pueblo nicaragüense. Se creótambién una Comisión de Paz y Reconciliación Nacional, presidida por el cardenal y
antiguo arzobispo de Managua, monseñor Miguel Obando y Bravo.
En Panamá, el 18 de enero de 2001 la presidenta Mireya Moscoso estableció la Comisión de la Verdad de Panamá mediante un decreto ejecutivo. La motivación del establecimiento de la Comisión fue el descubrimiento de una fosa clandestina en 1999, ubicada
en el lugar de una antigua base militar cerca del aeropuerto principal de ciudad de Panamá. Se creía que la fosa, descubierta después de que tres soldados hablaran de su existencia a sus sacerdotes, contenía los restos mortales de varios activistas de la oposición
asesinados durante el período de gobierno militar que se mantuvo entre 1968 y 1989.
La Comisión recibió el mandato de examinar las violaciones de derechos humanos
«cometidos durante el régimen militar» que detentó el poder desde el golpe de estado
de octubre de 1968 hasta fines de 1989. Las organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales aportaron a la Comisión apoyo e información sobre las violaciones de derechos humanos, en particular las desapariciones. Aunque su mandato
original fue desde seis hasta nueve meses, la Comisión obtuvo una extensión por un
período adicional de seis meses y publicó su informe final en abril de 2002.
3
The disappearances were part of a deliberate strategy of abductions, forced disappearances, arbitrary detentions, and torture carried out by the Honduran Armed Forces against persons suspected of having links to the
nicaraguan sandinista government or to left-wing guerrilla forces in El Salvador.
123
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
La pertinencia de la antropología forense en el reconocimiento de desaparecidos
y las causas de su deceso en el marco de la represión de los movimientos insurgentes
también tiene un lugar destacado en relación a las victimas de la delincuencia común
y la represión política actual. Es decir, en relación a la violencia postconflicto. De hecho, se considera que actualmente cinco países latinoamericanos están en situación
de conflicto o postconflicto: Colombia, Haití, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Varios documentos de la ONU, emitidos desde 1992, han desarrollado el concepto
de construcción de la paz postconflicto en términos del fortalecimiento de las estructuras de paz y de las estructuras civiles transparentes, con el fin de evitar una regresión del conflicto. Entre esas opciones se encuentran la desmilitarización, control de
armas pequeñas, reforma institucional, mejoras en los sistemas policiales y judiciales,
monitoreo de los derechos humanos, reforma electoral y desarrollo socioeconómico.
En el marco del sesenta aniversario de la declaración universal de los derechos
humanos, en el caso de Guatemala, hasta diciembre del 2008 se sumaba 6 mil338 homicidios y 33 mil 543 hechos criminales. Estos asesinatos van desde los causados por
arma de fuego, blanca y contundente, hasta los provocados por artefactos explosivos,
estrangulamientos y linchamientos. Frente al edificio del Estado Mayor de la Defensa
se congregaron a demandar la entrega de los archivos históricos líderes y representantes de organizaciones en pro de los derechos humanos y sociedad civil, y ante la Corte
Suprema de Justicia reclamaron mayor acceso al sistema de justicia y la reducción de
la impunidad. Además de exigirse al Congreso de la República la aprobación de la
iniciativa de ley 3590 la cual contiene la ley de la búsqueda de los desaparecidos.
En Guatemala la cantidad de defensores agredidos en el primer semestre del 2008
asciende a 165 con una tendencia en aumento. Para el 2008 en El Salvador la policía
ha reportado 3 mil 175; en Honduras el 2007 fueron reportados los homicidios de 189
mujeres, el 98% de éstos sin resolverse y ocupa el primer lugar en homicidios a nivel
mundial. Estos datos del programa latinoamericano del Centro de Rehabilitación e
Investigación para las Víctimas de la Tortura son hasta marzo del 2008.
La efervescencia de estos acontecimientos denota el clima de impunidad en países centroamericanos. En los países con mayores índices de violencia de la región, los
hombres —normalmente jóvenes— son la mayoría de víctimas y de victimarios en los
homicidios y las mujeres sufren mayoritariamente la violencia de género, que es ejercida principalmente por los hombres. Sin embargo, esta mirada de género suele ser
poco valorada todavía en los diagnósticos, investigaciones y políticas sobre seguridad.
La mirada de género nos ayuda a ver cómo los hombres y mujeres no sólo viven
los conflictos, sino son víctimas diferenciadas de los mismos. Los hombres son más
vulnerables a ser reclutados, asesinados o lastimados durante las batallas. Sin embar124
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
go las mujeres tienden a ser mayoría entre las víctimas civiles de la guerra, así como
a sufrir consecuencias indirectas por la desintegración social y la desubicación. Las
desigualdades de género que las colocan en desventaja antes de un conflicto persisten
y con frecuencia se intensifican durante la guerra.
TÉCNICAS Y PRACTICANTES DE LA DISCIPLINA
En este clima de violencia e impunidad trabajan diferentes organismos, públicos y
privados, en el reconocimiento de víctimas a partir de la recuperación de elementos
materiales que apoyen al sistema de justicia de cada país. En Guatemala hay tres organismos no gubernamentales que trabajan escena del crimen en diversos contextos:
ODHAG, fundada en 1997 ha hecho unas cincuenta investigaciones antropológicoforenses relacionadas con derechos humanos; CALCA, fundada en 1999 se ha ocupado de 146 proyectos entre casos de investigación criminal vinculada a delincuencia
común y de formación y capacitación y la Fundación de antropología de Guatemala
(FAFG) fundada en 1992 ha intervenido en 946 casos tanto de investigaciones criminales vinculadas a la delincuencia común, derechos humanos y desastres masivos.
Con estas tres entidades interactúan varias organizaciones sociales de base (ADIVIMA, ASOMOVIDINQ, ASOQANIL, AVIHDESMI, CONAVIGUA, CONCODIG, FAMDEGUA, GAM y
MOVDES)4 que se centran en el apoyo psicosocial y legal a familiares de las víctimas relacionadas con el conflicto armado y recientemente se ha creado el Instituto Nacional
de Ciencias Forenses (INACIF) como una institución estatal.
De igual manera, en El Salvador organizaciones de base, como Tutela Legal del Arzobispado en El Salvador, colaboran tanto en la asesoría a los familiares y enlace entre
las autoridades locales y los forenses encargados de los peritajes —entrevistas, recuperación de la evidencia con técnicas de prospección arqueológica, análisis osteológico y artefactual e informe pericial—, asignados al Equipo Argentino de Antropología
Forense (EAAF) desde 1991, el cual ha hecho investigación de fuentes documentales y
seminarios de capacitación a diversas entidades, además de trabajo de campo en distintos períodos anuales, con el apoyo de personal del Instituto de Medicina Legal Dr.
4
ADIVIMA: Asociación para el Desarrollo Integral de las Víctimas de la Violencia en las Verapaces Maya Achí;
ASOMOVIDINQ: Asociación de Movimiento de Víctimas para el Desarrollo Integral del Norte del Quiché; ASOQANIL:
Asociación Qanil Maya Kaqchiquel para el Resarcimiento y Desarrollo Integral de las Comunidades Víctimas
de Chimaltenango; AVIHDESMI: Asociación de Víctimas, Viudas, Huérfanos y Desarraigados del Conflicto Armado
Interno de la Sierra de las Minas, Panzós, A.V. y El Estor, Izabal; CONAVIGUA: Coordinadora Nacional de Viudas
de Guatemala; CONCODIG: Consejo Nacional de las Comunidades para el Desarrollo Integral de Guatemala; FAMDEGUA: Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos de Guatemala; GAM: Grupo de Apoyo Mutuo;
MOVDES: Movimiento de Desarraigados Organizados para el Desarrollo Integral del Norte del Quiché.
125
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Roberto Masferrer. Entre sus logros se cuentan casos de trascendencia internacional
como la masacre del Mozote, de la Quesera, Izalco (1932) y El Barrio.
El año 1998 el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) y el Equipo de Antropología Forense de Guatemala (EAAF) iniciaron el trabajo
en conjunto sobre la investigación preliminar documental para identificar potenciales
cementerios clandestinos y en 2008, diez años después —según confirmación oral de
M. Doretii de EAAF— continúa la investigación documental.
En Panamá el 2001 el EAAF a raíz del descubrimiento de fosas del año 1999 asiste a
la comisión con asesoría técnico forense, y desde 1992 tiene presencia en investigación
de otros casos, entre ellos el de las víctimas de la invasión norteamericana.
En muchas ocasiones se ha encontrado huesos a la intemperie, en cualquier lugar,
los cuales se remiten a instituciones de carácter forense al igual que los hallados en la
construcción de carreteras o de muros y ampliaciones de templos. Asimismo, las múltiples experiencias de análisis osteológico para el apoyo del sistema de justicia nacional, específicamente con el tema de cementerios clandestinos y delincuencia común,
reportan la obtención de material óseo proporcionado por entes gubernamentales del
cual debe verificarse temporalidad, edad y causa de muerte. Como el material procede
de diversas fuentes y lugares se dificulta fijar —sin información contextual— con
certeza la temporalidad reflejada por la coloración como por su composición o estado
de preservación. En esos casos la comparación y experiencia sola no bastan.
De ahí la necesidad de establecer en principio la temporalidad y diferenciar los aspectos de evidencia que remiten al conflicto armado, a la época colonial y prehispánica.
Para ello, a partir de muestras de casos forenses Luis Ríos investigó y validó la determinación del sexo con base en diámetro del fémur y, Mercedes Salado la determinación
de la edad con la utilización de la técnica de Lamendin con base en la medición de la
transparencia radicular. Estas técnicas pueden ser aplicadas con un alto grado de certeza tanto en casos que competen al patrimonio cultural como de criminalidad común.
El trabajo multidisciplinario de las investigaciones antropológico forenses llevadas a cabo por más de quince años en Guatemala, involucran a antropólogos sociales,
antropólogos y arqueólogos forenses en la recuperación de la evidencia física y testimonial de cementerios clandestinos, ubicados en contextos tan diversos, aislados
y distantes de los centros urbanos y complejos, como pozos, cuevas, para la reconstrucción de la escena, asignados por las autoridades como peritos en su expertaje y en
calidad de custodios de la evidencia.
Pensar en algunas de éstas fosas colectivas es pensar en la acción de recuperar
restos óseos esqueletizados —articulados, desarticulados, cremados—, en el trabajo
que involucra las metodologías de excavación con la respectiva documentación foto126
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
gráfica, el manejo de la evidencia de huesos humanos, artefactos personales asociados,
lazos —que expresan alguna forma de tortura e inmovilización—, la identificación
del sexo, edad, estatura, características físicas y patológicas de los restos, la causa y
manera de muerte, para resumir estos eventos en el perimortem y postmortem.
El material de estudio, tanto la evidencia material como los restos óseos se manipulan según el protocolo institucional, en el tema del conflicto armado interno, con el
conocimiento de antropólogos o arqueólogos con formación en osteología y un odontólogo forense, utilizando las técnicas de investigaciones sistematizadas. En el tema
de la investigación criminal y desastres masivos el mismo personal con la asesoría de
un médico forense para el caso específico de Guatemala.
Ante la necesidad de la lucha contra al impunidad en estos contextos violentos
las instituciones se han visto en la necesidad de crecer y debido a las demandas de
la población civil de canalizar sus recursos y esfuerzos en otros proyectos, para esto
se adhieren otras organizaciones internacionales que apoyan estos esfuerzos en pro
de los derechos humanos como es la integración de estos resultados, de toda esta información para sistematizarla como lo explica en su nueva publicación el proyecto
Beneth, ¿Quién le hizo qué a quién? de Patrick Ball, como lo mencionado en sus conclusiones para que los argumentos sobre los derechos humanos tengan impacto, si se lleva a cabo el
trabajo técnico correctamente, se refuerza la capacidad de hacer afirmaciones sobre
derechos humanos y abogar por un mundo más respetuoso. Cabe mencionar la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas por razones
políticas en América Latina con el análisis de ADN,5 el cual se origina con la necesidad
de realizar análisis genéticos por la dificultad para identificar los restos óseos a través
de métodos tradicionales.
Para ejemplificar esto y contextualizarlo para Guatemala se han recuperado de investigaciones antropológico forenses, individuos de áreas ocupadas con anterioridad
por destacamentos militares, los eventos sucedidos en éstos dejaron su huella en fosas
clandestinas, en su mayoría fosas comunes o múltiples, en las cuales han sido depositados individuos, que al identificarse por los métodos tradicionales pertenecen en
su mayoría al sexo masculino, en ocasiones con rangos de edad similar, ropa similar,
además de la incertidumbre de su de origen, refiriéndonos con esto a la población,
municipio y departamento de procedencia.
Las primeras aplicaciones de identificación mediante el uso de ADN mitocondreal
en las investigaciones de derechos humanos a nivel mundial se llevaron a cabo en 1991
en Chontalá, Chichicastenango y San José Pacho Lemoa, Santa Cruz del Quiché, Gua5
Ácido desoxirribonucleico, principal componente de material genético contenido en las células.
127
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
temala a cargo del doctor Clyde C. Snow, según nos aseguró en entrevista del mes
pasado Flavio Montufar, experto forense y consultor independiente. Este análisis de
ADN se uso también el 2008 en muestras óseas de varios individuos —recuperados en
enterramientos localizados en destacamentos militares— y relacionado con muestras
bucales de los más de mil potenciales familiares de las víctimas. Su aplicación se dio en
el marco de una iniciativa que incluye tres proyectos en marcha realizado por sendos
equipos latinoamericanos con el objetivo de compartir experiencias, optimizando recursos humanos y financieros. Se trata del Equipo Argentino de Antropología Forense
(EAAF), la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) y el Equipo
Peruano de Antropología Forense (EPAF).
BALANCE Y PERSPECTIVAS
La percepción común del trabajo forense esta muy influida por programas televisivos
norteamericanos como CSI y Bones, lo cual —como lo mencionado la doctora Karen
Ramey Burns, daña la imagen de los expertos forenses en los debates ante un tribunal,6
esto porque en la vida real el análisis osteológicos, la integración de datos y su contrastación lleva tiempo, los procesos no se resuelven en el tiempo que tarda un episodio
televisivo; además la temporalidad en obtener resultados finales varía según el contexto
o el país en que se lleven a cabo y los recursos humanos y materiales disponibles.7
No cabe duda que la realidad centroamericana ha sido y continúa siendo atroz, sin
embargo con respecto a la experiencia técnico científica del análisis de cientos de casos
se ha ganado terreno tanto en el campo de la aplicación de técnicas osteológicas, como
para el manejo de material en diversos grados de descomposición y manejo de escenas
de crimen en casos de delitos comunes y políticos; conocimiento que también puede
aplicarse en el estudio de material óseo de contextos coloniales y prehispánicos.
6
7
En años recientes que los expertos forenses han sido llamados a declarar —aunque a partir de sistemas de
justicia deficientes y con procesos extremadamente largos— ante juzgados nacionales y ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En Guatemala el caso de las Dos Erres fue presentado por la CIDH, CEJIL
y los familiares el pasado 12 de noviembre y el Estado tendrá hasta finales de enero de 2009 para asumir
sus responsabilidades o responder por el retroceso de justicia registrado en el proceso. Es el único caso en el
país donde los sobrevivientes han identificado a militares como los principales responsables de las muertes;
también están los casos de río Negro, Plan de Sánchez y Bámaca.
El hecho de analizar un individuo osteológicamente puede llevar desde días hasta semanas, según sea el estado de conservación de los restos estudiados y la cantidad de lesiones que presenten, así como la experiencia
del experto forense y los instrumentos de apoyo con que cuente para llevar a cabo el registro adecuado y fundamentado correspondiente. Entre ellos los instrumentos de trabajo para hacer placas radiológicas, gráficas,
dibujos, hojas de registros, fotografías y demás elementos con los cuales estamos familiarizados.
128
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
COMENTARIO A LA CONFERENCIA DE GABRIELA SANTOS Y
LESSLIE PUTZEYS
Carlos Serrano Sánchez
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
L
a antropología física en los países latinoamericanos tuvo sus inicios en el último
tercio del siglo XIX. Su desarrollo y estado actual en nuestros países ha sido examinado en diferentes trabajos que muestran la matriz histórica que compartimos. La influencia temprana de la antropología europea, principalmente de la francesa,
abarcó prácticamente toda la región en la primera parte de su desarrollo histórico.
La creación de la Misión Científica Francesa para México y América Central, en
1864, marcó un hito en este proceso, a partir de sus trabajos realizados principalmente en México y Guatemala, pero la antropología francesa tuvo también presencia en
Sudamérica, particularmente en Perú, Chile y Brasil.
Desde entonces, las vías de desarrollo de la antropología física en los diferentes
países de la región han dependido de las circunstancias históricas de cada uno de
ellos, aunque bajo el común denominador del contexto que corresponde en general al
desarrollo de la ciencia en los países del tercer mundo.
En cuanto a la región centroamericana, hemos compartido desde fuera la percepción de que, aun cuando se han abordado temáticas bioantropológicas, esta tarea ha
sido más bien escasa, aunque hay que reconocer que la información de que disponemos es muy limitada, lo que significa también una pobre interacción con el resto de
los países del área.
Por esta razón, el trabajo de nuestras colegas Santos y Putzeys, que ahora comentamos, presentado en el marco del VII Congreso Centroamericano de Antropología,
llamó desde luego nuestra atención, ya que aporta información actualizada, que puede contribuir, además, a ampliar la organización del campo de la antropología física
en el ámbito latinoamericano, tarea que ha venido impulsando desde hace varios años
la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica.
El texto de referencia aborda, en efecto, la experiencia académica de la antropología
física en Centroamérica, en la práctica disciplinaria y en la investigación. Llama la atención la ausencia del aspecto docente, principalmente el que se refiere a la formación de
antropólogos físicos, que sigue siendo una asignatura pendiente y constituye un problema para el desarrollo y proyección de nuestra disciplina en la región centroamericana.
Se comentan en el texto de manera breve, los estudios sobre la población prehispánica; esta gran línea de investigación —la biología de poblaciones esqueléticas— ha
129
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
sido un tema central en nuestra disciplina desde su origen. Se trata de trabajos efectuados durante varios decenios, sobre todo en Guatemala, en las colecciones osteológicas
recuperadas por proyectos arqueológicos. Han sido, fundamentalmente, trabajos de
investigadores llegados de fuera, principalmente de los Estados Unidos de América,
si bien ha habido aportaciones importantes de estudiosos nacionales, por ejemplo, los
estudios sobre mutilaciones dentarias en los grupos mayas prehispánicos.
La antropología física centrada en el estudio de poblaciones contemporáneas, se
ha orientado básicamente a su aplicación forense, que es tratada de manera amplia
en este trabajo. La identificación de restos óseos humanos provenientes de contextos
forenses ha sido una necesidad cotidiana en las últimas décadas, dando como resultado una amplia experiencia en la materia, incorporando inclusive los adelantos muy
sofisticados de la biología molecular.
El trabajo nos muestra, en efecto, que el énfasis que se ha dado a la antropología
física forense, es explicable en un contexto de violencia y lucha armada que ha prevalecido en la región durante un amplio período de tiempo. La cronología de la actividad
de los antropólogos físicos forenses y el carácter particular de ésta en los diferentes
países de Centroamérica, se revisa con detenimiento, principalmente en relación a
los casos de violaciones a los derechos humanos y genocidio, expresión de lo que las
autoras llaman una realidad coyuntural histórica trágica centroamericana.
La experiencia obtenida en el ámbito forense sitúa particularmente a Guatemala
en el alto nivel que en esta línea de trabajo han alcanzado otros países latinoamericanos, en razón de situaciones sociopolíticas similares que atravesaron en las décadas
pasadas. No obstante, las autoras subrayan con acierto las tareas pendientes en este
campo: llevar la experiencia cotidiana al nivel de la investigación en profundidad, que
permita avances metodológicos y técnicos que tengan aplicación general, incluyendo
casos de criminalidad común y pérdidas humanas en desastres naturales; continuar
fomentando el trabajo interdisciplinario, así como la implantación de cursos universitarios con enfoque a las ciencias forenses, indispensables para solucionar el problema
de la acreditación de expertos forenses.
Estamos de acuerdo en que es necesario también fomentar y realizar estudios de
las colecciones osteológicas prehispánicas, patrimonio cultural guatemalteco, con altos estándares teóricos y metodológicos, y documentarlos debidamente, para fortalecer esta línea de investigación. Para ello debiera aprovecharse la experiencia de los
expertos forenses, mediante su participación en proyectos de carácter arqueológico
e histórico.
Apuntamos, finalmente, la necesidad de compilar la bibliografía sobre antropología física que se ha generado en los países centroamericanos, incluyendo líneas de
130
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
trabajo que no se mencionan en la conferencia que ahora comentamos, como la antropología genética y los estudios sobre crecimiento y desarrollo de infantes, que se han
realizado en algunos de los países del área y que son también una experiencia a ser
considerada en las iniciativas de planes para formación de antropólogos físicos, una
de las tareas principales a futuro sobre la que es preciso insistir.
El trabajo que brevemente hemos reseñado nos lleva a estas reflexiones y saludamos positivamente el aporte de nuestras colegas para la valoración de nuestra disciplina en la región centroamericana, que está llamada a integrarse en plenitud, con
una amplia riqueza temática de estudio, a la antropología física que se desarrolla en la
perspectiva latinoamericana.
BIBLIOGRAFÍA
Tiesler Blos, Vera, 1996, «Los restos óseos del proyecto Atlas Arqueológico de Guatemala (001/171)». Reporte
10, Atlas Arqueológico de Guatemala, Guatemala, Instituto de Antropología e Historia, pp. 403-414.
Wright, Lori E., Mario A. Vásquez, Miguel Ángel Morales y W. Mariana Valdizón, 2000, «La Bioarqueología en Tikal:
resultados del primer año del Proyecto Osteológico Tikal», en J. P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A. C. de
Suasnávar (editores), XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala: 1999, Guatemala, Museo
Nacional de Arqueología y Etnología, pp. 407-412.
131
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
COMENTARIO A LA CONFERENCIA DE GABRIELA SANTOS Y
LESSLIE PUTZEYS
Edwin Crespo Torres
UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO-RÍO PIEDRAS
M
ás que comentarios la presente conferencia genera en mí múltiples reflexiones,
mismas que estaré manifestando a continuación. Queda de manera explícita
en el comienzo de la misma, la contundente denuncia que las distinguidas colegas señalan sobre la persecución a que son sometidos todos los defensores de los derechos humanos en la República de Guatemala, incluyendo entre estos a los equipos de
antropólogas y antropólogos forenses. Es un deber, de todos aquellos comprometidos con
la verdadera justicia de solidarizarnos con las colegas en torno a dicha denuncia.
La antropología forense, que con su armamento compuesto, no de balas, sino de
picos, palas, brochas, dibujos, fotografías, equipo osteométrico, pero sobre todo del
arma más temida de todas: la reconstrucción de los hechos, contribuyen por un lado,
en hacer hablar con los que no pueden –las víctimas– y por otro lado, brindar parte
de la justicia a los familiares, esto último claro está, si el proceso de procuración de
justicia se consume en su totalidad, estableciendo por consiguiente la culpabilidad y
sentencia al o los victimarios.
La reconstrucción de los hechos por parte de la antropología forense en los casos
de violación de derechos humanos y lesa humanidad, contribuyen no sólo en recuperar y establecer una identificación del perfil biológico de los individuos, sino el de
describir, por más crudo que sea, las torturas y mutilaciones más atroces que podamos concebir, y las cuales dejaron sus huellas plasmadas en los huesos de los que en
forma vil perdieron la vida por el simple hecho de diferir en lo político, lo étnico o lo
religioso. Sin duda alguna, trabajar en la recuperación de la memoria histórica sobre
los hechos de violencia, puede costarnos de manera literal la vida.
Si bien la síntesis cronológica que las colegas exponen en su intervención sobre
los actos de violencia sufridas en los países centroamericanos desde Guatemala hasta
Panamá por más de treinta años es aterradora, más aterrador aún es que la misma
no ha concluido. Queda claro que el advenimiento de gobiernos «democráticos» no
ha disminuido la situación de violencia, así que me atrevo a decir —a partir de lo
expuesto en la conferencia— que concluyeron «unas guerras» para dar comienzo a
«otras guerras», donde se han incrementado los crímenes comunes vinculados tanto
con el narcotráfico como con la violencia contra la mujer y los niños, las cuales siguen
afectando a toda la población en general.
133
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Quiero señalar que cuando menciono el término «democracia» entre comillas, es
para hacer la distinción de que el mismo, como es de nuestro conocimiento, ha sido
totalmente manipulado durante la historia moderna. No olvidemos, que la mayoría
de los gobiernos o dictadores militares de muchas regiones del mundo —vinculados
directamente con la violación de los derechos humanos y lesa humanidad— eran para
el gobierno los Estados Unido, gobiernos «democráticos», esto como distinción a los
países de izquierda liderados, según dicho gobierno, por la Unión Soviética.
Otro aspecto que llama la atención en la conferencia son las cuatro preguntas
guías que las colegas establecen para abordar el papel que la antropología forense a
desempeñado en Centroamérica, a saber: ¿qué organismos —independientes o estatales— abordan el tema?, ¿cuáles temas —conflicto armado, delincuencia común o
desastres masivos— abordan?, ¿interactúan entre ellas?, y ¿cómo abordan su material?
Dichas preguntas, en mi opinión, plasman un ambiente de desconfianza por aquellos que claman justicia, ya que muchos de los actores que estimularon, promovieron y
participaron en los mencionados actos de violencia, son aún actores en la vida política
o de poder en el estado de «democracia» actual.
Queda claro que el ambiente de desconfianza acumulado por años de violencia,
no culminará de un día para otro, por consiguiente, el reto en el futuro próximo es el
de poder integrar a todos los grupos tanto estatales como independientes con la finalidad de seguir luchando por el esclarecimiento de los hechos de violencia ocurridos
tanto en el pasado como en el presente y lograr establecer ante todo la justicia.
Quiero destacar y reconocer otro aspecto del cual se hace mención en esta ponencia, y es el trabajo que ha realizado la antropología forense en Guatemala durante
más de 15 años, donde desde un comienzo vio indiscutiblemente la importancia de
establecer una investigación multidisciplinaria. Integrando en sus proyectos las disciplinas antropológicas presentes en este Congreso. Esto desde mi punto de vista, ha
permitido la socialización de los restos humanos exhumados y analizados, más allá
de su naturaleza biológica. Sirviendo de modelo a otras organizaciones que se han ido
conformando en América Latina.
Para finalizar quiero comentar al menos cuatro de los varios puntos planteados
por las colegas en la segunda parte de la charla donde exponen algunas perspectivas
y reflexiones.
En cuanto al primero de estos puntos, concuerdo que es una realidad en la actualidad el efecto tergiversado que ha causado a las investigaciones forenses los programas
televisivos de tipo comercial como son CSI o Bones, en el público general. Pero si
bien, los colegas norteamericanos hoy se quejan de esta situación, se olvidan que ellos
mismos propiciaron la situación. Muchos de estos programas televisivos surgen de
134
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
novelas detectivescas de ficción escritas muchas de ellas por especialistas del campo
forense, incluyendo al área de la antropología, por ejemplo las novelas de Katheline
Reich. No obstante, dicho efecto puede contrarrestarse con establecer una política
educativa en diferentes niveles de la sociedad sobre el papel real que desempeña la
investigación forense. Cuando me refiero a diferentes niveles en la sociedad va desde
el público en general hasta miembros del ministerio público.
Otro de los puntos señalado consiste en la aplicación de los métodos de antropología forense a restos esqueléticos procedentes de contexto arqueológico. En la mayor
parte de las investigaciones realizadas en el campo de la bioarqueología —estudio de
restos humanos procedentes de contexto arqueológico— se aplican métodos utilizados en las investigaciones forenses. Sin embargo, debemos estar claros y conscientes
de las diferencias existentes entre aquellos restos humanos procedentes de contexto
forense de los que proceden de uno arqueológico, tanto en su temporalidad, aspectos
biológicos y concepciones culturales.
Sobre el desarrollo de investigaciones con la finalidad de establecer criterios más
compatibles con los restos humanos bajo estudio, las colegas hacen mención de la
necesidad de establecer perfiles biológicos que puedan ser utilizados, por ejemplo,
en técnicas para la reconstrucción cráneo-facial tridimensional. Este punto ha sido
discutido ampliamente en el campo de la antropología forense, tanto en congresos,
seminarios y talleres. Los restos óseos humanos analizados por el antropólogo forense
corresponden un período de vida más contemporáneo, no mayor de setenta años.
Por consiguiente, nuevos métodos, técnicas y ecuaciones matemáticas para determinar rasgos biológicos como la edad al momento de la muerte, sexo, estatura, grupo
humano —considerando los procesos de mestizaje— en restos humanos procedentes
de un contexto forense, se han ido desarrollando en diferentes partes del mundo. En
los últimos cien años cambios seculares micro evolutivo han ocurrido en la biología
del ser humano incluyendo la esquelética, observándose, por ejemplo, en algunas poblaciones humanas el aumento o decremento en la estatura, una mayor esperanza de
vida —claro está cuando gozan de programas de salud y nutrición efectivas— y variabilidad en la morfología somática y esquelética como consecuencia de los continuos
procesos de mestizaje entre los grupos humanos contemporáneos.
Sin lugar a dudas, no sólo en Guatemala sino extensivo a todos los países de América
Latina, el desarrollo y combinación de nuevos estudios somatológicos y la formación de
colecciones esqueléticas modernas, servirán como referencias para establecer criterios
mucho más compatibles con los restos procedentes de un contexto forense. Esto implica, de igual manera, la integración tanto de instituciones académicas —gubernamentales o privadas— a nivel nacional con los organismos independientes que han recabado
135
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
valiosa información antropológica. A su vez esta información puede intercambiarse con
otras entidades, ya sea en Centroamérica, el Caribe y Suramérica. Ejemplo de estos lo
han señalado las colegas en este trabajo, refiriéndose al proyecto de ADN que realizan en
conjunto con los equipos de antropología forense de Argentina y Perú. Aunque desconozco si alguna entidad académica está envuelta en dicho proyecto, sugiero importante
tomen en consideración en proyectos futuros la colaboración con el ámbito académico.
El último de los puntos que quisiera comentar, corresponde a la acreditación de
los expertos en el campo de la antropología forense. Si bien estoy de acuerdo que
este aspecto es inherente a la legislación de cada país, hay que reconocer que son más
los países que requieren de peritos cualificados, no solo por su experiencia, sino que
demuestren su preparación académica formal en el campo de conocimiento correspondiente. Nos queda claro de importante papel que en los últimos veinte años la
antropología ha desempeñado en varios países de Centro y Suramérica.
Sin embargo, en muchos de estos países la figura del antropólogo forense no se
reconoce al mismo nivel que por ejemplo, otros científicos forenses, en particular médicos legistas o patólogos y odontólogos forenses. Entre estos últimos, si bien utilizan continuamente los métodos y técnicas desarrolladas por la antropología físicaforense en el análisis de restos humanos, no ven necesaria la participación de éstos
en las investigaciones forense. Afortunadamente, el establecimiento y desarrollo de
programas académicos en todos los niveles —desde licenciatura al doctorado— en el
área de la antropología forense en muchos países latinoamericanos ha hecho cambiar
de manera paulatina ese reconocimiento nulo o parcial, quedando claro que la investigación forense es una de corte multidisciplinaria.
Para concluir, felicito a las autoras por la presentación de esta conferencia. De
igual manera, a todos aquellos grupos de antropólogas y antropólogos forenses en
América Latina, que luchan y siguen luchando, tanto en el rescate de la memoria histórica, como partícipes en el esclarecimiento de crímenes comunes que afectan a la
población en general.
136
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
APORTES Y LIMITACIONES DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE
Raquel Doradea Lorenzana
L
a antropología forense en Guatemala surge con objetivos enfocados a violaciones de los derechos humanos, misma es la ciencia que se ocupa de la aplicación
de los conocimientos de la antropología biológica a problemas médicos legales;
más específicamente, al análisis de los restos óseos humanos con propósitos identificatorios (EAAF, 1993: 1).
Actualmente la antropología forense puede ser definida como la investigación de
hechos criminales, a través del análisis de restos óseos humanos y la interpretación del
contexto donde fueron inhumados; utiliza métodos y técnicas de diversas ciencias,
tales como la antropología social y física, la arqueología, la balística, la genética, la
patología, la informática, etcétera (Moscoso, 1994).
En relación a Guatemala la antropología forense (AF) se aplica en dos ámbitos, uno
que coadyuva a procesos de reclamo de derechos humanos y el otro al esclarecimiento
de casos de criminalidad común. En ambos tópicos se utilizan técnicas básicas de la
antropología biológica, social y arqueología, además debe de incluirse la variabilidad
de la mente criminal que no es comparable a patrones de estrategias militares sobre
un grupo en específico como es el de caso particular de Guatemala, versus escenas de
criminalidad común.
La antropología social o histórica dentro del contexto forense se encuentra directamente vinculada a la identificación de difuntos no reconocidos o bien el sitio de
enterramiento mediante la recopilación de descripciones de las víctimas, la difusión
de dichas descripciones a través de datos comparativos, los cuales sólo pueden ser
proporcionados en ocasiones exclusivamente por familiares, en especial en el caso de
Guatemala. Por lo cual la antropología social forma parte integral e importante en este
proceso de recuperación de información testimonial de los sobrevivientes. En casos de
conflicto armado interno la utilización de la antropología social es indispensable, ya
que debe recurrirse a la memoria de los sobrevivientes o testigos. En relación a la antropología social, si la entrevista no es realizada para recopilación de los datos en especial
en casos de genocidio, no es posible cotejar la información premortem con la postmortem.
En el caso específico de Guatemala es complejo el obtener datos concretos sobre el
perfil biológico de la víctima ya que por el tiempo del hecho se olvidan rasgos característicos y en ocasiones únicos, especialmente en relación vinculados a la dentición,
o bien dependerá de la apreciación de cada individuo sobre la percepción del otro, lo
cual es variable de una persona a otra.
137
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
La antropología social a la vez también aporta en casos de desastres naturales
como la arqueología ya que a través de la entrevista premortem se puede establecer un
aproximado de víctimas y sus probables perfiles, los indicios de su factible ubicación
al momento de desaparecer.
Dirmaat (1997) define la arqueología forense como la aplicación de técnicas de recuperación arqueológica en investigaciones en la escena de las muertes relacionadas a restos esqueléticos o
cuerpos enterrados. Los principios arqueológicos son empleados durantes la búsqueda así como para
recuperar y preservar la evidencia física en la escena y los alrededores, y enfatiza la documentación de
relaciones contextuales de todas las evidencias y su ambiente deposicional (Moreno, 2006).
La arqueología forense, la que recurre a las mismas técnicas de la arqueología convencional utilizaría en la recuperación de restos óseos prehistóricos, aplicándose a
casos sobre especímenes esqueletizados, carbonizados, en diversos estados de descomposición, desastres naturales y aéreos o restos óseos dispersos esclareciendo la
escena del crimen.
La antropología biológica o física se encarga en dos ejes fundamentales, la caracterización para establecer la individualización de la víctima y las lesiones traumáticas
para concluir en la causa de muerte. Estos tópicos están vinculados a otros aspectos
de importancia como observar patologías, lesiones antemortem, estructuras dentales
y también los cambios taxonómicos y los procesos de desgaste y fosilización de los
cuerpos orgánicos.
La finalidad del establecer la caracterización del cadáver es de afirmar que se exploran e investigan científicamente todos las vías y accesos posibles para obtener la
identidad categórica y concluyente de cada difunto no identificado.
A pesar de la utilización eficaz de la antropología social, biológica y arqueología,
se debe de comprender que poseen limitaciones, las cuales son subsanadas con otras
ciencias de manera integral e incluyente.
LIMITACIONES DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE
En relación a la antropología social; un problemática actual es, que los sobrevivientes del conflicto armado interno, después de treinta seis años se encuentran en edad
avanzada por lo cual, muchos testigos oculares han fallecido o siguen falleciendo sin
proporcionar la información idónea para la búsqueda de los desaparecidos, y no existen ya quienes demanden la recuperación de sus restos óseos.
Para la arqueología forense una limitación en los casos de desastres naturales es
que la facultad de recuperar los cadáveres de los desaparecidos es exclusiva del investigador de justicia, a pesar de no estar vinculado con la desaparición.
138
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Debe agregarse, además, la limitante de los entes investigadores o recolectores de evidencia o indicios, en ocasiones no utilizan las técnicas idóneas para recuperar los restos
óseos, cadáveres en estado avanzado de descomposición, con exposición al fuego, desastres aéreos o bien en desastres naturales en los cuales se requiere de la experiencia de
arqueólogos especializados en la búsqueda de cadáveres en áreas extensivas. Por lo cual
la recuperación de los mismos en condiciones óptimas para futuros análisis es problemática e interfiere en los resultados del dictamen pericial y por ende en la investigación.
En relación a la antropología biológica en ocasiones los datos proporcionados sobre la caracterización del individuo no son suficientes indicios para la identificación
positiva del cadáver, por lo cual debe recurrirse al testimonio y la evidencia material
en la fase arqueológica y además incluirse la prueba genética.
BREVES ANOTACIONES SOBRE LOS APORTES DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE
El mayor aporte de la antropología forense se refiere al presentar la evidencia material a
través de procesos científicos esclareciendo hechos sobre derechos humanos y criminalidad común que en el pasado quedaban impunes por falta de evidencia, incluyéndose
en la actualidad nuevos métodos y técnicas que coadyuven al sistema de justicia.
En relación a la antropología social o histórica coadyuva en el proceso de la recuperación de la memoria histórica a través de presentar el hecho testimonial y proporcionar los datos sobre la caracterización de los individuos.
Uno de los principales aportes de la arqueología forense es el manejo idóneo de escenas de crimen complejas como base para fundamentar denuncias de
violación,asimismo, la efectividad de las técnicas arqueológicas en búsquedas de lugares de enterramiento en zonas habitacionales que no están relacionados al conflicto
armado proporcionan información a través de la evidencia material y prueba el hecho
testimonial establecido por la investigación antropológico-social. Además ayuda en el
ámbito de la búsqueda de cadáveres por desastres naturales y aéreos.
En relación a la antropología física (AFI), los obstáculos que ha encontrado a su
paso ha hecho se desarrollen mejores técnicas para trabajar con casos de cadáveres
putrefactos, desmembrados, quemados, mezclados y otros, los cuales no se encuentran esqueletizados o solo lo están parcialmente. Estos se relacionan a hechos de violencia común, por lo cual en la actualidad el proceso de maceración o remoción del
tejido blando se ha convertido en un elemento que define la calidad y cantidad de
datos que pueda proporcionar la AFI para la individualización y causa de muerte, o
bien utilizar el método idóneo de maceración para no dañar el material genético que
los restos óseos puedan aportar.
139
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Actualmente el antropólogo forense forma parte del equipo dentro de las morgues
coadyuvando a los patólogos a establecer causa de muerte y no solamente incluyéndose en procesos de derechos humanos.
En conclusión las ciencias forenses de forma integral y multidisciplinaria aportan
prueba a los sistemas de justicias nacionales e internacionales, a ello contribuye la
antropología.
BIBLIOGRAFÍA
EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense), s.f. «Excavando la violencia: arqueología y derechos humanos
en el Cono Sur», en G. Politis (editor), Arqueología en América Latina hoy, Buenos Aires, Biblioteca Banco
Popular.
Estrada Moreno, Flavio A, 1992, Arqueología forense y derechos humanos en el Perú. Algunas consideraciones
conceptuales, s.l., s.e.
Moscoso M., Fernando, 1993, «Contribuciones de la arqueología y antropología forense a la evolución del sistema legal en Guatemala», VII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Guaemala, Museo
Nacional de Arqueología y Etnología.
Salado Puerto, Mercedes, s.f., Cementerios clandestinos en Guatemala. Logros y limitaciones de la antropología
Física en el campo forense, Guatemala, Fundación de Antropología Forense de Guatemala.
140
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE EN GUATEMALA
Ada Rubí Pinzón González
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
L
a vida social constituye un elemento fundamental en las investigaciones antropológicas, que para fines de la investigación que planteo, se entenderá a la vida
social como un proceso de interrelacionamiento humano que retoma la idea que:
…el ser humano es sociable y es una unidad indivisible; sin embargo, no es un grano
perdido en el entramado social, ni es un individuo aislado. Es la persona la que logra
equilibrar la anomia de lo social y la esterilidad de lo individual (Brunero, 2002: 179).
Por otro lado, muerte es, o más bien, se pensaría que es, el fin del vínculo entre las personas, el fin de la convivencia física con las personas que han formado parte de nuestras vidas, en donde emergen infinidad de relaciones, sean éstas de orden superficial,
profundo, momentáneas o duraderas.
Bajo esta lógica, un eje fundamental es la forma particular que se posee respecto al
tema, pues cada grupo posee una construcción propia y compartida por la colectividad aunque con sus diversos matices y códigos que debemos tratar de explicar en función de una mejor comprensión de las formas de concebir el vivir y morir al interior de
los grupos humanos, ligados a las estructuras del interrelacionamiento de los diversos
grupos humanos, en las que los roles y redes sociales determinan la cotidianidad, así
también, relaciones de pertenencia entre un grupo y otro, la cultura, sistema de creencias y diversos elementos del ciclo vital de los individuos insertos en la vida social.
En virtud de ello y tomando como referencia la sociedad guatemalteca, marcada por
una guerra interna bastante larga que dejó miles de fallecidos y desaparecidos —por
decir unas de las muchas violaciones de derechos humanos y colectivos— por tanto,
considerando específicamente los miles de fallecidos y desaparecidos, se realizará en
la investigación una reflexión en torno a establecer cómo son construidas, concebidas
y vividas las relaciones sociales con las personas víctimas fatales y por tanto ausentes
físicamente, durante la guerra, pero que en la actualidad viven y continúan figurando
en el imaginario individual y colectivo de la red social a la cual pertenecían.
La idea de la presente reflexión surge del contacto directo y continuo en el desempeño
de mi trabajo como antropóloga forense en Guatemala desde el 2002, donde he podido
conocer testimonios recabados en el marco de las investigaciones antropológico forenses
realizadas desde hace más de una década en Guatemala: durante el proceso en general, se
141
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
puede inferir, percibir y establecer en cierta medida el vínculo aún presente que se mantiene con los muertos, evidenciado vívidamente en el discurso de los sobrevivientes, así como
en el desarrollo de la investigación, particularmente al momento de las exhumaciones.
Entre algunas de las preguntas que guían la investigación están las siguientes: ¿de
dónde surge esta relación entre vivos y muertos?, ¿es producto del contexto violento
de la muerte?, ¿es producto de la composición sociocultural de la sociedad guatemalteca?, ¿cómo se concibe la noción de persona pues no existe con cuerpo físico?, ¿cuáles
otros elementos están presentes en la configuración que comparten vivos y muertos
en Guatemala?, ¿cómo se conforma la identidad personal y colectiva de las víctimas?
Con la finalidad de establecer una lógica adecuada que permita la comprensión
de lo planteado anteriormente, se hace necesario conocer la dinámica particular del
país, realizando un breve recorrido histórico que permita aproximaciones a la realidad actual, posteriormente, exponer el papel e importancia que se le brindará a la
antropología forense en el marco de la investigación, así como también conocer sobre
los aportes teóricos y empíricos que ayudarán a configurar el camino trazado para la
investigación sobre la vida después de la muerte, que es el tema que nos ocupa.
Guatemala es un país centroamericano conocido en términos turísticos como «el
país de la eterna primavera» con relación a la diversidad y riqueza mineral, forestal,
geográfica, etcétera; posee además, un glorioso pasado prehispánico debido a que formaba parte de la civilización maya, en otros términos se le conoce como el país ganador del Premio Nobel de la Paz 1992 y aunque son los menos recuerdan que en 1967
también ganó el Premio Nobel de Literatura.
Sin embargo, hechos fundamentales como la historia no oficial y situación actual del
país han sido invisibilizados con la finalidad de proyectar cierto bienestar colectivo que
luego de los Acuerdos de Paz se inserta bajo la idea de la reconciliación nacional. Lamentablemente para lograrlo el Estado ha dejado fuera, intencionalmente, la verdadera y más
completa historia de Guatemala, que es diametralmente opuesta al bienestar colectivo.
Las causas, así como el desarrollo de la guerra en Guatemala son un tema bastante
largo y complejo que encuentra entre sus bases aspectos estructurales de inequidad,
racismo y exclusión. Debido al tiempo me concentraré en los efectos de la guerra, que
en el marco del Informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico:1 Guatemala. Memoria del silencio publicado en 1999, se indica que se llevó a cabo un indiscutible genocidio y etnocidio, promulgado en todo sentido por el gobierno nacional y estaduniden1
Surgida a partir de los Acuerdos de Paz firmados entre gobierno, sociedad civil, ejército y la URNG formada en
febrero de 1982 por el Ejército Guerrillero de los Pobres, la Organización del Pueblo en Armas, Las Fuerzas
Armadas Rebeldes y el Partido Guatemalteco del Trabajo.
142
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
se, se llevaron a cabo prácticas sistemáticas que causaron miles de muertes masivas
—masacres— y selectivas, miles de desapariciones forzadas y diferentes formas de
violaciones a los derechos humanos, como lo constituyeron las torturas, detenciones
extrajudiciales, violaciones sexuales, robo de niños, migraciones forzadas en condiciones infrahumanas, persecución militar continua, pérdida del acceso a educación,
salud y alimentación, quema de siembras, casas y negocios, militarización de la vida
cotidiana, terror ejemplificante, matanza de animales domésticos y de crianza, pérdida de libertad de expresión, locomoción, reunión, etcétera.
Todo ello buscaba la destrucción de referentes culturales, religiosos, materiales,
sociales y políticos. Dichas prácticas estaban encaminadas de manera más puntual
hacia las poblaciones de origen indígena, de ahí el carácter de etnocidio planteado
previamente. Dicho informe al igual que el presentado por la oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala: Guatemala. Nunca más (1998) logró recabar infinidad de denuncias sobre los hechos ocurridos en contra de la población guatemalteca durante la guerra y sobre los efectos actuales de los mismos, además contó con un
serio análisis de los efectos, niveles y dimensiones de los daños sufridos.
Dichos aportes sentaron las bases de lo que hoy día es una lucha constante en la
sociedad guatemalteca del conocimiento de la verdad, dimensionando diversos aspectos bajo la lógica de un daño estructurado, en el que las cifras son alarmantes pues
superan los cientos de miles de fallecidos y desaparecidos:
Hubo cerca de 250 mil víctimas, de las cuales más de 45 mil siguen desaparecidas. Hubo cerca de un millón y medio de desplazados internos y 150 mil que
buscaron refugio mayormente en México. 430 aldeas fueron totalmente borradas del mapa y se contabilizó un total de 667 masacres. El 93% fue perpetrado
por agentes del Estado, incluyendo tanto las violaciones cometidas por el ejército, en actuaciones en solitario, como aquellas donde también participaron las
Patrullas de Autodefensa Civil —PAC—, los comisionados militares, los escuadrones de la muerte u otros integrantes de las fuerzas de seguridad del Estado;
el 3% fue perpetrado por la guerrilla y el 4% por personas o grupos no identificados, el 83% pertenecía al pueblo maya y el 17% era ladino (Memoria del silencio).
Cabe resaltar que las cifras expuestas anteriormente suponen que en la actualidad
éstas han sido al menos duplicadas, tomando en cuenta las registradas por los dos
informes, las miles de denuncias posteriores, asimismo, se supone la existencia de diversos hechos aún no denunciados por temores latentes.
143
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
La dinámica de las investigaciones antropológico-forenses se han constituido
como un medio que ha permitido conocer los lugares de enterramiento clandestino
de miles de víctimas, la identificación de las mismas, asimismo se ha convertido en
una eficiente herramienta de reconstrucción de los hechos y posibles pruebas periciales en la lucha por los derechos humanos de los fallecidos y de los sobrevivientes,
que de manera primaria buscan el reencuentro familiar y brindarles a las víctimas una
sepultura digna. Suponen además, la posibilidad de completar en muchos casos la
resolución del duelo alterado por el contexto violento de la muerte, que no permitió
la práctica de las costumbres funerarias propias del grupo, por tanto, se convierten
en mecanismos de resignificación de la experiencia vivida que si bien es cierto pueden inscribirse también en procesos rituales, éstos contienen diversos aspectos que
cruzan en importancia y pertinencia, tanto a los ámbitos sociopolíticos, como a los
religiosos y culturales. Además, la antropología forense cuenta con la posibilidad de
devolver el referente identitario del individuo y la colectividad a la que pertenecía en
vida, situación que supone un estado de difícil explicación, que podría analogarse a
las nociones liminales dado que estas personas se encuentran en un plano intermedio
del drama o proceso social.
Su finalidad última es la búsqueda de la justicia, sin embargo, en el país aún persiste y rige la misma estructura de impunidad y pese a que no se han realizado cambios
sustanciales en términos jurídicos que permitan mejoras y mayores impactos en tanto
procesos que buscan ser pruebas susceptibles de ser utilizadas en juicios de persecución penal a responsables, las investigaciones se han fortalecido y se han concretado
manuales de procedimientos a la altura de los estándares internacionales y se vislumbran como un camino en construcción para la búsqueda de justicia.
Me interesa, por tanto, descubrir la dinámica del fenómeno que hace que las familias continúen abrigando de manera muy normal la presencia del familiar que ya
no está físicamente con ellos sino que vive en un nivel en donde el simbolismo y la
resignificación de la muerte juega un papel preponderante, evidenciado en los relatos testimoniales en las investigaciones forenses, de manera especial en la etapa de
antropología social, los familiares refieren coexistir con su familiar fallecido, así lo
indican expresiones comúnmente usadas en el contexto de las exhumaciones, tales
como: «para mí él nunca murió», «yo lo siento siempre conmigo», «mi mamá siempre
me ha aconsejado en mi vida», «yo lo he visto crecer en mis sueños», «sé que están
intranquilos por eso quiero desenterrarlos». En fin, una serie de expresiones que me
llevan a pensar que este tipo de investigación es necesaria para lograr una aproximación hacia lo que mueve esta pervivencia de los parientes y cómo se conjugan estas
relaciones sociales.
144
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Además la investigación antropológico-forense en la totalidad de sus diferentes
etapas brinda la posibilidad de interactuar con personas que formaron parte de la
vida y muerte de las víctimas a exhumar, situación que posibilita el acceso a detalles
que muchas veces al calor del fuego de la cocina, en medio de una intensa caminata o
en diversos momentos «informales» marcan la pauta para un conocimiento concreto
de los hechos y relaciones sociales involucradas a lo largo del proceso histórico de la
comunidad, generando una mejor representación de la identidad colectiva de la cual
formaba parte la víctima.
Respecto al ámbito político debe anotarse que, los muertos, víctimas de la guerra poseen también elementos presentes en la vida actual, ya que son ellos el principal motor
de la búsqueda del conocimiento de la verdad y la lucha constante de la deducción de
responsabilidades de los hechos violentos de los que fue objeto la población civil. Entre
los muchos planteamientos a partir del desarrollo de la antropología forense figura la
necesidad de quitar del imaginario colectivo la idea que estigmatiza a la víctima pues
en muchos casos se explica la muerte por la adscripción a grupos guerrilleros, situación
que es completamente alejada de la realidad cotidiana, salvo contadas excepciones. Por
tanto, puede inferirse que la vida política también ha superado la condición de muerte y
las víctimas también tienen una vida política después de la muerte.
Sobre el ámbito cultural se indica que el tipo de reracionamiento, entre vivos y
muertos, deviene en su mayoría de la pertenecía compartida a una cultura específica,
pero el accionar de los sujetos no es resultado directo de dispositivos homogéneos y
rígidos sino heterogéneos, cambiantes y en continuo proceso de resignificación. En
este aspecto es importante evitar caer en premisas idealizadas sobre la cultura maya y
sus códigos compartidos, debe tomarse en cuenta las interpretaciones personales de
hechos, lecturas y situaciones de la vida social como advierte Ginzburg (2008).
La cultura maya en Guatemala —para hablar de la mayoritaria— comparte ciertas nociones a partir del Popol Vuh en que se relatan mitos e historias sobre cómo se
relacionan los mundos del supramundo, perteneciente a los vivos y el inframundo, en
dónde moran los muertos, pero además se describe el camino que conecta a los dos
mundos y cómo es la relación entre vivos y muertos, relación que posee características
cíclicas, ya que la concepción del tiempo es circular, por tanto no hay una separación lineal pasadopresente, y esta unido a los ritmos de la naturaleza, lento y en función de la sociabilidad comunitaria,
expresada en ritos, sueños, celebraciones y ceremonias. El maya concibe a la identidad
como un conjunto espiritual de pertenencia que integra por igual a los antepasados
y a los actuales descendientes. Así, entre los achíes —mayas del Departamento de la
Baja Verapaz en el centro del país— la palabra mam designa lo mismo a los abuelos
antepasados y a sus nietos recién nacidos.
145
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Esta relación continua entre vida y muerte tiene su origen en características compartidas, está regida por una visión de integralidad persona-naturaleza-comunidad
que tienen un conjunto de significados propios y supone que se percibe al individuo
como destinado a integrarse en una realidad que le trasciende, que existía antes y que
le sobrevivirá a su condición temporal.
El ámbito religioso es también muy importante en la forma de hacerle frente a los
procesos de duelo alterado y la imposibilidad de conocer el lugar de enterramiento
de los fallecidos. En la religión católica la creencia en la vida eterna suele entenderse
tanto como una vida después de la muerte, como una vida paralela a la de los vivos;
en la religión maya o de costumbre se concibe la muerte como el fin de un ciclo que
reinicia en otro plano y se conjuga con el del vivo de manera estrecha, hecho que hace
ver la necesidad de investigar cómo las creencias religiosas son concebidas en el grupo
a estudiar.
La historia de la iglesia católica en la época de la guerra cobra especial importancia
también desde el enfoque histórico. Lo cual genera que en la actualidad el aspecto
religioso sea recuperado como parte de las experiencias compartidas con el fallecido.
¿Pero cómo, con cuáles herramientas conceptuales pienso abordar la mencionada temática? Pues en principio considero fundamental el papel de la antropología de
la experiencia en tanto proceso de lo vivido de Dilthey y retomado posteriormente
por Turner, tomando en cuenta que los procesos forenses remiten a las vivencias que
van desde las individuales hasta las colectivas pero que además suponen en estos
casos particulares posibilidades de resignificar lo vivido como experiencia previa y
experiencia actual. Turner además, aborda la categoría de drama social que cuenta
con la noción de liminaridad, que para el tema me parece sumamente útil en tanto
posicionamiento de los muertos en un esquema analítico e interpretativo particular.
Asimismo, se utilizarán conceptos antropológicos como los de roles y redes sociales
para ayudar a comprender la dinámica del tema que como ya hemos puntualizado se
encuentra inmerso en diversidad de elementos que deben ser abordados en términos
explicativos para posteriormente realizar aproximaciones interpretativas. Interesantes también parecen los aportes de Leach en tanto análisis situacional respecto a la
realización de exhumaciones, mismas que en el marco de la investigación pueden ser
entendidas como dispositivos de experiencia, rituales, culturales y políticos.
El uso del método indiciario propuesto por Ginzburg con relación a los datos obtenidos tanto de la dinámica social, forense, cultural, religiosa, etcétera que permitan
«pesquisas», en el sentido manejado por el autor, sobre la pervivencia después de la
muerte, que brinden argumentos estructurados bajo la lógica del interrelacionamiento de hechos, datos, situaciones y vivencias referidas en la investigación.
146
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
De importancia fundamental considero la noción de persona manejada por Mauss en
tanto que la refiere como categoría universal y por tanto implica que cada grupo realizará su construcción particular y por ello es necesario hacer inteligible cómo esta construcción es asumida al interior de un grupo específico. De lo anterior deviene también
el concepto de identidad que pese a que en esta época en donde todo parece inclinarse
a las masificaciones y no fijar la atención a los individuos, la identidad en el tema que
presento, es fundamental para conocer la forma en la que los vivos y muertos configuran
su lugar en el mundo social, por tanto, tomaré como referencia los estudios de Gilberto
Gimenez en torno a la identidad y su relación con la cultura ya que como indica el autor,
la identidad parte de los materiales culturales; además, lo plantea desde una perspectiva estrictamente relacional y situacionista —que excluye toda connotación fijista o
esencialista—, entiende identidad como el conjunto de repertorios culturales interiorizados —
representaciones, valores, símbolos— a través de los cuales los actores sociales —individuales o colectivos— demarcan simbólicamente sus fronteras y se distinguen de los demás actores en una situación
determinada, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados (Jiménez,
2000).
Aportes como los de De Martino respecto a las diferencias de la vida en la montaña y la vida en los valles también parecen ser útiles para comprender la dinámica de
la vida después de la muerte, tomando en cuenta el carácter geográfico y por tanto
tecnológico en el que se insertan las relaciones sociales, eso sí, tratando de no caer en
esencialismos duales campo-ciudad, rural-urbano.
Para finalizar, solamente quisiera reiterar que la investigación planteada a grandes
rasgos en la presente intervención, en una sociedad como la guatemalteca, constituye
un camino aún en construcción, sin embargo y sin ánimo de realizar conclusiones, la
vida después de la muerte en el contexto guatemalteco parece tener un origen más
complejo que solamente el contexto violento de muerte, adscripción cultural específica y elementos políticos de defensa y promulgación de reivindicación de derechos
humanos y colectivos. De ahí la necesidad de investigar más a detalle. Para lo cual
planteo el uso de estudios de casos que posean representatividad en cuanto a la temática abordada, esto supone diversas técnicas y herramientas metodológicas que no
sólo se refieren a historias de vida clásicas en antropología. La importancia de los testimonios realizados por los sobrevivientes e insertas en la vida actual es vital para el
análisis del discurso que se llevará a cabo en torno a la pervivencia de los ausentes, en
donde frases y extractos testimoniales como el siguiente, nos brindan la oportunidad
de aproximarnos a éstas formas de pensamiento:
147
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Yo tengo un hijo desaparecido y para mí ha sido como si me hubieran metido un
dardo en el corazón. No hay palabras para narrar o decir qué es lo que uno siente,
ya que nunca se aparta su imagen de mi pensamiento, incluso hasta en el aire que
respiro y en cualquier detalle de la casa lo veo y lo tengo presente. Desapareció
físicamente, pero de mi corazón él no ha desaparecido (ODHAG, 1998: 235).
BIBLIOGRAFÍA
Brunero, María Alicia, 2002, Ética desde el otro, s.l., Lumen.
Ginzburg, Carlo, 2008, El queso y los gusanos, Barcelona, Península.
Gimenez, Gilberto, 2000, «Identidades en globalización», en Espiral, Universidad de Guadalajara, volumen VII,
número 19, diciembre, pp. 27-48.
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, 1998, Guatemala. Nunca más Guatemala.
Comisión del Esclarecimiento Histórico de Guatemala, 1999, Guatemala. Memoria del silencio, Guatemala.
148
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
EL ESTADO DE LA LINGÜÍSTICA EN CHIAPAS Y GUATEMALA
Roberto Zavala Maldonado
CIESAS-SURESTE
INTRODUCCIÓN
E
n Chiapas y Guatemala se hablan actualmente veintisiete idiomas mayas, una
lengua zoqueana de la familia mixezoque, el zoque con sus diversas variedades,
y una lengua xinca, la hablada en Guazacapán. El ya muy complejo panorama
lingüístico de hoy en día, lo era aún más a principios del siglo XVI cuando todavía se hablaban en esta región otras lenguas ahora extintas: el tapachulteco (lengua mixeana que
se habló en Tapachula), el chicomucelteco (lengua huastecana, de la familia maya que se
habló en Chicomucelo), el Ch’olti’ (lengua cholana, que se habló en el Petén), el chiapaneco (lengua otomangue, de la rama manguena, que se habló en Chiapa de Corzo), tres
lenguas xincas habladas en Yupiltepequec, Jumaytepec, y Chiquimula en el oriente de
Guatemala, y al menos tres variedades de lenguas nahuas (pipil, mexica y tlaxcalteca)
cuyos hablantes ocuparon esta región a partir del siglo VIII (los pipiles), en el siglo XV
(los mexicas) y en el XVI (los tlaxcaltecas).
El área que comprende Chiapas y Guatemala ha sido objeto de investigación y documentación lingüística desde el siglo XVI cuando se hicieron los primeros registros
léxicos, vocabularios, artes de lengua, gramáticas sobre idiomas mayas y zoqueanos, y
continúa siendo un lugar que funge como foco de gran interés para la lingüística ocupada en la documentación de los idiomas amerindios, la lingüística teórica de diversas
vertientes como la formal, la de orientación funcional, la ocupada en el análisis fonológico, discursivo, contacto lingüístico, la lingüística histórica, la paleolingüística, la
adquisición del lenguaje, la antropología lingüística, entre otras.
Los problemas investigados en esta región han sido fuente de teorías que han y siguen generando importantes debates en varias áreas de nuestra disciplina: semántica,
lengua y cognición, tipología, sintaxis, lingüística histórica, paleolingüística, adquisición, y etnociencia. Gran parte de los registros de dos de los cuatro sistemas de escritura jeroglífica mesoamericana conocidos hasta hoy en día —el maya y el así llamado
«epi-olmeca»— se encuentran en esta zona de Mesoamérica y la investigación hecha
por la lingüística maya y mixezoqueana ha sido pieza fundamental para el descifre
de estos códigos escritos y para el estudio de las lenguas históricas con las que estos
registros se hicieron. En esta región se han aplicado modelos interdisciplinarios, tanto
para hacer documentación lingüística propiamente dicha, como para áreas como la et149
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
nociencia (Berlin, Breedlove y Raven, 1966, 1968, 1973, 1974), la adquisición (de León,
1994, 1997, 1998, 1999, 2001; Pfeiler, 2000, 2002, 2003; Pye, 1986, 1992; Brown,1997,
1998a, 1998b), la antropología lingüística (Haviland, 1977, 1988, 1998; Bricker, 1973,
1974; Brown 1979, 1980, 1990, 2001; Brown y Levinsonm, 1993), la epigrafía (Bricker,
1986; Grube, 1994; Justeson, 1989; Schele, 1982; Stuart, Houston, 2000; Wichmann
2002) y la paleolingüística (Kaufman, 1976; Campbell, 1977).
Los avances hechos en la lingüística histórica sobre el proto-maya —la lengua madre de las treinta y dos lenguas mayas conocidas actualmente— y el proto-mixezoque —la lengua madre de las diez lenguas mixezoqueanas conocidas hoy en día— no
tienen paralelo en relación a otras familias de nuestro continente. Tenemos léxicos
reconstruidos de estas dos protolenguas, estudios detallados de aspectos históricos
sobre la morfología y sintaxis que son comparables al conocimiento de familias lingüísticas como el indoeuropeo. Todo este conocimiento adquirido sobre el léxico y la
gramática comparada de estas lenguas ha sido posible gracias al trabajo de documentación acelerada y colaborativa, pero sobre todo se lo debemos al trabajo que se ha hecho
en las últimas cuatro décadas para el caso de la familia maya, y de la última década para
el caso de la familia mixezoque. Además, llama la atención la diversidad de centros
de investigación, universidades, proyectos de colaboración a largo plazo, espacios de
formación de nuevos investigadores y la identidad misma de los actores involucrados
en la investigación de estos idiomas. Por ejemplo, en ningún otro caso en el continente,
a excepción de la familia de idiomas mayas, se tiene a un gran número de investigadores con grados académicos que son a la vez hablantes de los idiomas objeto de estudio involucrados como actores que generan investigación de punta sobre sus propios
idiomas, me refiero al grupo de hablantes de lenguas mayas agrupados y formados en
el proyecto de investigación lingüística Oxlajuuj Keej Maya’ Ajtz’iib’ (OKMA), en Guatemala. De esta manera, en contraste con lo que ocurre en otras áreas del continente,
el trabajo lingüístico sobre idiomas mayas y mixezoques se encuentra en una etapa de
gran madurez y esto ha sido posible, sin lugar a dudas, a la colaboración y diálogo académico entre los estudiosos del área, a la coordinación y asesoría entre las distintas generaciones de investigadores que han promovido el estudio de las diversas lenguas, de
distintas áreas de conocimiento, de variadas problemáticas desde diversos enfoques,
a la formación sin interrupción de nuevos especialistas que incluyen a hablantes y no
hablantes de estos idiomas, al impulso y apoyo a la investigación de corte documental
de varias instituciones guatemaltecas, mexicanas, europeas y norteamericanas, al desarrollo mismo de paradigmas teóricos con orientación contrastiva que promueven la
investigación de idiomas no indoeuropeos y que han dotado de un marco coherente
para estudiar y describir lenguas de tipos lingüísticos distintos y teorizar sobre ellas.
150
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
En la actualidad se sigue dando prioridad a la documentación de los idiomas
mayas menos conocidos pero también ha habido una creciente preocupación para
comprender de una manera más profunda los problemas teóricos que han surgido al
estudiar tanto las lenguas poco documentadas como las que han sido documentadas
sistemáticamente a lo largo de las últimas cuatro décadas.
En lo que resta de esta exposición hablaré con más detalle de los avances logrados
en la investigación de los idiomas del área, así como de los problemas más significativos a los que se ha orientado la investigación de las últimas dos décadas. Estoy eligiendo este corte diacrónico porque ya contamos, por un lado, con una revisión previa
de lo que se había avanzado en la investigación lingüística maya hasta mediados de
los años ochentas escrito por Lyle Campbell y Terrence Kaufman en su artículo: “Mayan Linguistics: Where are We Now?” publicado en el Annual Review of Anthropology,
y por otro lado, también contamos con un evaluación sobre los estudios de lenguas
mixezoqueanas hecho por Søren Wichmann y que fue publicado en 1994 en el libro
Panorama de los estudios de las lenguas indígenas de México, editado por Doris Bartholomew,
Yolanda Lastra y Leonardo Manrique. Aquí no voy a hablar sobre el estado de los
estudios sobre los diversas lenguas nahuas sureñas ni sobre el xinca ya que durante
las últimas dos décadas no ha habido trabajo sobre los importantes documentos que
se tienen sobre esos tipos de nahua, y la investigación sobre la única lengua xinca que
sobrevive, es apenas incipiente.
¿QUÉ SABEMOS DE LOS IDIOMAS MAYAS?
Los idiomas de la familia maya han recibido una atención privilegiada por parte de la
investigación lingüística ocupada en el estudio de idiomas indoamericanos. Aparte
de las veintisiete lenguas mayas que se hablan en Guatemala, Belice y Chiapas cuyas
poblaciones varían en más de medio millón de hablantes entre los idiomas mayoritarios yucateco, mam, K’iche’, Kaqchikel y K’ekchi’, hasta lenguas habladas por unos
cuantos cientos de personas como el lacandón y mocho’, o por docenas como el Itza’.
Existen tres lenguas mayas que se hablan fuera de esta área geográfica. El maya yucateco se habla en la península de Yucatán y Belice, el chontal (yokot’an) se habla en
Tabasco y el huasteco (teenek) se habla en los estados de San Luis Potosí y Veracruz.1
1
Para la representación ortográfica de los nombres de las lenguas en el árbol genealógico sigo la tradición de
la lingüística maya de Guatemala que ha normalizado la escritura para la representación de las lenguas habladas en ese país. En esta ortografía se utilizan mayúsculas para escribir los nombres de los idiomas y de las
ramas de la familia. Para la representación de los nombres de las lenguas habladas en México sigo la tradición
mayista mexicana que representa los nombres de las lenguas en minúsculas.
151
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Las 30 lenguas mayas constituyen a su vez cuatro divisiones, ramas o subgrupos
lingüísticos: el oriental, el occidental, el huastecano y el yucatecano. El trabajo comparativo más importante en la lingüística maya lo han hecho Kaufman (1964, 1969,
1972, 1974a, 1974b), Kaufman y Norman, 1984; Campbell, 1977; Campbell y Kaufman,
1985. Estos autores han argumentado convincentemente que la rama huastecana fue
la primera en separarse del resto de la familia, y que después de esta separación le
siguió la de la rama yucatecana y posteriormente ocurrió la separación de las demás
ramas. Además, el trabajo de Kaufman ha demostrado, con base a evidencia léxica y de
cambios fonológicos consistentes, que las ramas Q’anjob’alanas y Tzeltalanas forman
entre sí un subgrupo que él llamó occidental. Por otro lado, el K’icheano y Mameano
forman el subgrupo oriental.
La familia maya (Campbell y Kaufman, 1985)
152
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
El inventario de fonemas del protomaya que se presenta en (1) se ha reconstruido a
partir del intenso trabajo de lingüística histórica. Todas las lenguas mayas se caracterizan por tener la serie de consonantes glotalizadas. Los reflejos de las consonantes y
vocales del protomaya han dado como resultado sistemas más amplios o más simples
en las lenguas descendientes.
(1)
p t tz ch k q ’
i, ii
b’ t’ tz’ ch’ k’ q’
mn
s
e, ee
nh
u, uu
a, aa
x h j
Vocales
lr
w
o, oo
y
Consonantes
La investigación histórica se ha hecho en base al estudio de inventarios léxicos y morfológicos con lo que se ha llegado a establecer varios cambios de sonido consistentes
al interior de la familia:
(2)
a. *r > y en huastecano, yucatecano, tseltalano, Q’anjob’alano —excepto motocintleco
donde *r > ch—; la *r se retiene en K’icheano y pasó a t en Mameano.
PQM
yax POP
par ‘zorrillo’ KAQ
raxh ‘verde’
paay ITZ
b. *nh > h en Q’eqchi’ y a j en las otras lenguas K’icheanas y Mameanas.
onh ‘aguacate’ CHUJ
oh Q’EQ
oj MAM ooj K’ICH
c. *q y *q’ se retienen en K’icheano, Mameano y Q’anjobalano y pasa a sus
correspondientes k y k’ en las demás lenguas.
q’aaq’ ‘fuego’ PQM
k’aak’ MOP
d. En cholanas y algunas yucatecanas, la vocal corta *a pasa a ser ä —excepto en algunos ambientes.
saq ‘blanco’ TZ’U
säk ITZ
säk CHOL
e. En las lenguas Mameanas hubo un cambio en cadena en el cual: *r > t,
q’oor ‘masa’ K’ICH
q’ot AWA
*t > ch,
153
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
tiib’ ‘carne’ PQCH
chib’ IXIL
*ch > tx, ch’ > tx’
ch’a’k ‘grano’ KAQ
tx’a’k MAM
y *xh > x
xha’aw ‘vómito’ Q’EQ
xa’w MAM
Las consonantes retroflejas se difundieron de las lenguas mameanas a las q’anjob’aleanas.
xaw ‘vómito’ AKA
tx’ak ‘grano’
AKA
Con base en el estudio del léxico comparado sabemos que los hablantes del protomaya, quienes hablaron esta lengua alrededor de 2200 a.C, eran ya agricultores que explotaban los ecosistemas de tierra fría y tierra caliente y cultivaban ya entonces todo el
rango de alimentos típicos de Mesoamérica —frijol, maíz, calabaza, chile, etcétera—
y que tenían como principal cultivo al maíz, lo que se refleja en el rango tan amplio de
términos léxicos para sus partes y derivados reconstruidos para la protolengua. En el
proceso de diversificación de los idiomas mayas, es claro que las tierras bajas fueron
ocupadas por los grupos yucatecanos, tseltalanos, y cholanos alrededor del año 1000
a.C y que los tseltalanos emigraron a los altos de Chiapas alrededor del año 200 a.C,
tierras que eran ocupadas por hablantes de zoque o alguna lengua zoqueana. Los ocupantes de las ciudades del clásico —300 hasta 900 d.C— fueron grupos cholanos, y
más tarde yucatecanos. Durante este período hubo una importante interacción entre
los portadores de la cultura del clásico y los hablantes de otros idiomas de ramas distintas dentro de la familia maya y de lenguas de otras familias. También se han encontrado varias evidencias en los idiomas modernos y en las representaciones glíficas que
dan cuenta de un intenso bilingüismo entre las lenguas habladas en las tierras bajas
(Hopkins, 1984). Esto se refleja en los préstamos léxicos y gramaticales de parte del
cholano en yucateco y lenguas vecinas, por ejemplo, sabemos que el yucateco tomó
prestado la forma lahun chan «DIEZ CIELO (deidad)» del cholano chan ‘cielo’ ya que en
yucateco el cognado es ká’an y la forma con ch refleja el cambio del PM *k a ch que se
dio en chol y no en yucateco. El yucateco también tomó varias formas cholanas con /u/
intermedia que son reflejo de protomaya con /o/ intermedia siendo que los cambios
de *o a /u/ no se dieron en yucateco pero sí ocurrieron en cholano: tun ‘piedra’ < PM
*toon, kutz ‘guajolote’ < PTZ *kotz; PYUC *mùuch ‘sapo’ < del cholano much. Algunos
préstamos léxicos en otras lenguas mayas son: ul ‘atole’ en chol > hul en jicaque, ola en
lenca; la palabra tzitz ‘aguacatillo’ del chol > sit en jicaque; la palabra *chenek’ en PTZ
(PM kiinaq’) > xin’ak en xinka, sinak en lenca, sinak en misquito y sumu. Lo que se asume
entonces es que los habitantes de las ciudades del clásico hablaban cholano y que
154
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
estas eran las sociedades hegemónicas con una esfera de dominio e influencia sobre
los pueblos hablantes de otras lenguas mayas y no mayas que eran sus vecinos. Sin
embargo, las lenguas cholanas también se vieron influenciadas por el yucateco y las
lenguas zoques, estas últimas vecinas de los choles. Un fenómeno que recientemente
hemos estado investigando de manera conjunta con mis colegas choles Victoriano
Martínez, Pedro Gutiérrez y Juan Jesús Vázquez son las construcciones sintácticas y
los calcos morfológicos que las lenguas cholanas tomaron prestadas de las lenguas zoqueanas. Hemos estudiado tres construcciones que indudablemente fueron prestadas
del zoque a las lenguas cholanas: construcciones con palabras afectivas, estructuras de
relativo, y predicados secundarios sintéticos. Los palabras afectivas del chol y chontal toman
un sufijo que no tiene cognados en lenguas mayas no cholanas, pero que, sin embargo,
se ha reconstruido para el protomixezoque, el sufijo –nay.
Ahora tenemos claro que las lenguas cholanas, aunque solamente prestaron un número muy limitado de palabras afectivas del zoqueano, tomaron prestado el patrón de
formación de afectivas donde se reduplica la raíz, y también prestaron la morfología formativa de afectivos en función estativa, como se muestra en los ejemplos desde (3) hasta
(5). El ejemplo en (3) proviene del zoque de Tecpatán y ahí se puede observar la raíz
afectiva en forma reduplicada y el sufijo –nay reconstruido para el PMZ. La misma estructura reduplicada la observamos en (4) del chol y en (5) del chontal. Los morfemas –ña del
chol y -n(a) del chontal que le siguen a la raíz reduplicada son indudablemente morfemas
prestados del zoque ya que no hay reflejos de este morfema en ningún otro idioma maya.
(3)
ZOQ.TEC
pokx-pokx-nay-pa
latir-REDUP-ITER-INCOMPLETIVO
‘Está latiendo (el corazón.)’
(4)
pär-pär-ña-y-oñ
CHOL
pär-REDUP-ITER-EP-B1SG
‘Estoy haciendo temblando de frío.’
(5)
päk-päk-n-on
CHT
mover_alas-REDUP-ITER-B1SG
‘Estoy moviendo los brazos.’
Todas las lenguas mayas, a excepción del chol, tienen cláusulas de relativo postnominales, es decir, oraciones complejas que modifican a un sustantivo y que aparecen
después de éste. Este patrón es el esperado en las lenguas con un orden de constitu155
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
yentes donde el objeto le sigue al verbo, también conocido como lenguas del tipo VO,
como lo son las lenguas mayas y el español. El patrón núcleo sustantival más cláusula
relativa, común a todas las lenguas mayas, lo ilustro con un ejemplo del Akateko, de la
rama Q’anjob’aleana. En el ejemplo en (6), el núcleo de la relativa, no’ txitam ‘el puerco’,
aparece en cursivas mientras que en corchetes aparece la cláusula relativa:
Núcleo + CR
(6)
x-ø-kam=el
no’
txitam [x-ø-lo’-on=ey=toj
weneno tu’]CR
AKA COM-B3-morir=DIR CLFN puerco COM-B3-comer-FA=DIR=DIR veneno DEM
‘Se murió el puerco [que se comió el veneno.]’ (Zavala, 1992: 293)
Contrario a este patrón ejemplificado en (6), el chol presenta cláusulas relativas prenominales, es decir, oraciones que aparecen antes de un sustantivo al cual modifican.
Este orden CR + Núcleo es común a lenguas donde el orden de constituyentes es objeto antes del verbo (lenguas OV) y en Mesoamérica las únicas lenguas que poseen
este orden son las lenguas mixezoqueanas, entre las que se encuentra el zoque. En el
ejemplo (7) del chol, también llama la atención la presencia del clítico relativizador
=bä, que no tiene cognados en otras lenguas mayas a excepción del chontal.
CR + Núcleo
(7)
chä’=äch
bajche ixä
[p’el-el-ø=ix=bä]CR
tye’
CHOL así=AFIR
como DEM aserrado-EST-B3=ya=REL
madera
‘Así como aquellas maderas [que ya están aserradas].’ (Lit. aquellas que ya están
aserradas maderas.’)
(Martínez Cruz, 2007:203)
Las dos propiedades atípicas dentro de la familia maya presentes en el chol —orden
CR+Núcleo y presencia del clítico =bä— las tomó prestadas el chol del zoque, y son
comunes al protozoqueano. Los ejemplos (8) del zoque de Copainalá y (9) del zoque
colonial de Tecpatán ilustran estos patrones: el orden de la construcción relativa en
zoque es idéntico al de (7) del chol y el clítico relativizador =pä’ del zoque es la fuente
de donde el chol tomó prestado el relativizador =bä.
CR + Núcleo
(8)
yaj-yäwin-u
[jaka’-u=pä’]CR ku’tku’y=’is
te’
pän
COP CAUS-vomitar-COM asedarse-COM=REL comida=ERG DET hombre
‘La comida [que se asedó] hizo que se vomitara el hombre.’ (Lit. la que se asedó
comida)
(Harrison, Roy et al., 1981: 260)
156
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
CR + Núcleo
(9)
Guanacpapue nutza
ZCOL [wanak-pa=pä’] nutz-ä’
bajar-INC=REL calentar-NMZR
‘Calentura que mengua.’ (Pozarenco: 1773, 76)
Los calques sintácticos del zoque que se encuentran en las lenguas cholanas dan
cuenta de un contacto muy temprano e intenso entre los dos grupos que se tradujo
en un bilingüismo duradero en algún momento de la época clásica cuando los choles
ocuparon territorio zoqueano y establecieron relaciones que arqueólogos y epigrafistas tendrán que explorar.
Con el estudio de la sintaxis de las lenguas particulares y de la sintaxis comparativa ya se han podido establecer los rasgos estructurales compartidos por los idiomas
mayas, rasgos que se heredaron de la protolengua. Este conocimiento se debe, en gran
medida, al trabajo de un grupo de lingüistas que empezaron a hacer investigación
de manera coordinada a principios de los años setenta en el área maya de Chiapas
y Guatemala. En Guatemala, el trabajo de investigación lingüística fue parte de un
gran proyecto de documentación conocido como Proyecto Lingüístico Francisco Marroquín (PLFM) dirigido por Terrence Kaufman, que incluía, entre sus miembros,
a Nora England, Jon Dayley, William Norman, Thom Larsen, Laura Martin, Judith
Maxwell, entre otros. Además de ellos también trabajaban en Guatemala y Chiapas
investigadores no asociados al PLFM, pero que interactuaron activamente con ellos,
y que escribieron gramáticas de idiomas mayas como Colette Craig, Jack DuBois, Judith Aissen, Thomas Smith-Stark, Jill Brody, además, otro grupo de investigadores
hicieron trabajo muy significativo en lingüística histórica como Lyle Campbell y John
Robertson y en antropología lingüística como John Haviland, Penny Brown y lexicografía como Robert Laughlin.
Varios de estos mayistas escribieron gramáticas de estos idiomas como tesis doctorales o como proyectos de investigación a largo plazo, y del trabajo en conjunto que
se hizo en ese momento provienen los modelos de las gramáticas comprensivas que
se siguen produciendo, las categorías de análisis, las formas de presentar los datos, y
los temas imprescindibles en la documentación gramatical de los idiomas mayas, los
cuales han permanecido en la tradición mayista desde entonces. Cada uno de estos investigadores también ha hecho aportaciones muy importantes a la teoría lingüística, a
la lingüística documental, a la lingüística mayence, que son puntos de partida para todos los que trabajamos con estos idiomas. El trabajo de Kaufman y Campbell ha sido
invaluable para entender la historia de la familia, las relaciones con otros grupos lin157
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
güísticos, y los fenómenos de difusión areal. Kaufman, ya desde principio de los años
setenta, fue el que instauró varias de las categorías analíticas con las que trabajamos.
De él vienen los términos: posicionales, afectivos, ergatividad mixta, Juego A y B, entre otros.
El tipo de documentación léxica exhaustiva que requiere la verificación de todas
las posibles raíces en los idiomas mayanses se la debemos a él, quien a su vez heredó
esa tradición de McQuown. Jon Dayley, Nora England, Colette Craig revolucionaron
la forma de escribir gramáticas completas de los idiomas mayas que incluían grandes
secciones sobre oraciones complejas nunca antes estudiadas en los idiomas de Mesoamérica; estos lingüistas además fueron los que introdujeron las categorías de análisis
que ahora seguimos usando. William Norman y Thom Larsen hicieron explícito los
problemas asociados a la ergatividad en los idiomas mayas; por su parte, Laura Martin
investigó de manera sistemática el conjunto de raíces posicionales del Q’anjob’al que
es una de las categorías léxicas propias de la familia y tema inevitable en la investigación gramatical. Jack DuBois fue el impulsor de los estudios sobre la manifestación de
la ergatividad en el discurso maya. Jill Brody y Laura Martin, se ocuparon de investigar
cuáles eran los rasgos tipológicos del discurso narrativo y la conversación en idiomas
mayas. Thom Smith-Stark y John Dayley realizaron los estudios comparativos que
fueron la base para entender los mecanismos de cambios de voz en los idiomas mayas.
Judith Aissen y Colette Craig establecieron la agenda para la investigación sintáctica
de las oraciones simples y complejas y promovieron el uso de teorías sintácticas de
corte formal para trabajar en estas áreas.
Sin lugar a dudas, las gramáticas más originales, exhaustivas, teóricamente informadas que se han hecho de los idiomas mesoamericanos son las gramáticas de las
lenguas mayas. Con el trabajo colaborativo de ese grupo de mayistas que se reunían
anualmente en los famosos Talleres Mayas —que sumaron diez hasta 1988— y de
otros más que se sumaron a la tarea, hablantes y no hablantes de los idiomas mismos,
se generó un cúmulo de conocimiento de las estructuras lingüísticas de los idiomas
mayas que ha sido ininterrumpido. Ahora conocemos muy bien los rasgos morfosintácticos que caracterizan a los idiomas mayas.
Todas las lenguas mayas son lenguas VO, algunas tienen un orden fijo VOS como
el tzotzil, otras VSO como las mameanas y el Q’anjob’al, y otras presentan un orden
flexible VOS y VSO como el chuj y akateko. El orden de elementos sintácticos VO
predetermina también el orden de otros constituyentes al interior de la frase y de la
cláusula. Todas las lenguas presentan un estricto orden núcleo seguido de dependiente en
las siguientes estructuras ejemplificadas con datos de Qanjob’al (Francisco, 2007):
158
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
(10)
Auxiliar + Verbo principal
Q’AN
ø=xew
(s)-txaj-li
heb’
tu
B3=terminar
A3-rezo-ITRS
3PL
ese
‘Ellos terminaron de rezar.’ (Francisco, 2007: 15)
(11)
Incorporación de objeto: V + O
Q’AN
lanan=ø
(s)-cha-wi
q’in
PRG=B3
A3-recibir-AP
fiesta
‘Está festejando.’ (Francisco, 2007:15)
(12)
Q’AN
Subordinador + Cláusula de complemento
ix
[tol
ø=y-oche-j
ch-ach=kam-i]
B3=A3-querer-VTD
ICP-B2SG=morir-VI
ella
SUB
‘Ella quiere que te mueras.’ (Francisco, 2007: 15)
(13)
PREP + Sustantivo
(Q’AN
yiqem=ø=k’al
naq
b’ay-ø
s=ni’
obediente=B3=DUR
él
PREP-B3
A3=suegro
‘Él siempre le era obediente a su suegro.’ (Francisco, 2007: 15)
(14)
Q’AN
Poseído + Poseedor
max-ø=’il-chaj=teq
s=mul
naq
winaq
CP-B3=ver-PAS=DIR
A3-delito
CLF
hombre
‘Fue descubierto el delito del hombre.’ (Francisco, 2007: 15)
Todas las lenguas mayas marcan sus argumentos en el núcleo (Nichols, 1986), es decir, los argumentos de los verbos, los nominales poseídos y las adposiciones se encuentran marcadas en el núcleo sintáctico de la frase o cláusula por afijos de persona,
esto quiere decir que las frases nominales dependientes que expresan los argumentos
y son obligatorias en lenguas como el inglés, no son obligatorias en las lenguas mayas.
Este rasgo se muestra con ejemplos del chol en (15) y (16). Los espacios que ocuparían
las frases nominales aparecen señaladas por guiones en los ejemplos.
Verbo sin frases externas
(15)
tyi
k-ña’ty-ä-y-ety
___
159
____
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
CHOL
PERF
A1-pensar-VTT-EPN-B2
‘Te recordé.’ (Martínez, 2007:13)
Sustantivo relacional sin frase dependiente externa
___
(16)
tyi
k-tyaj-a-ø
tyi
i-jol
CHOL
PERF
A1-encontrar-VTT-B3
PREP
A3-cabeza
‘Lo encontré encima (de algo).’ (Martínez, 2007:14)
Todas las lenguas mayas son ergativas. Esto quiere decir que los únicos argumentos
de los verbos intransitivos se codifican de la misma manera que los pacientes de los
verbos transitivos, mientras que los agentes se codifican con otro juego de marcadores de persona. Al juego que marca sujeto de intransitivo y paciente de transitivo se
le conoce en la lingüística maya como Juego B o Juego Absolutivo, mientras que al juego
que marca agente de transitivo y poseedores de sustantivos se le conoce como Juego
A o Juego Ergativo. Este patrón se ilustra con datos de chol (Gutiérrez, 2004). En (17)
aparece la segunda persona del Juego B en función de paciente de verbo transitivo y en
(18) el mismo marcador funciona como sujeto de intransitivo.
(17)
CHOL
2a persona Juego B: Paciente de transitivo
’ibi li
k-amigo
tyi i-päy-ä-y-ety
maja
CIT DEF A1-amigo PERF A3-llamar-VTT-EPN-B2 DIR:hacia allá
‘Mi amigo te llamó’
(18)
2a persona Juego B: Sujeto de verbo intransitivo
CHOL
tyi
PERF
majl-i-y-ety tyi
ir-VTI-EP-B2
kaskada
PREP
cascada
‘Tú fuiste a la cascada’
En cambio, en el ejemplo (19), la segunda persona se marca de forma distinta cuando
funciona como agente de verbo transitivo.
(19)
CHOL
2a persona Juego A: Agente de transitivo
’ixku
wa’al=i
bajche’ tyi
en lugar ahora=ENC como
aw-il-ä-ø
PERF A2-ver-VTT-B3
‘¿y ahora cómo es que tú lo viste?’
160
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Este patrón es distinto al de las lenguas indoeuropeas donde los sujetos de intransitivo
y transitivo se marcan de la misma manera y los objetos de forma distinta, y entonces
decimos que siguen un patrón nominativo —sujeto intransitivo y agente transitivo
iguales—, acusativo —objeto transitivo diferente—. Dentro de la familia maya, el yucateco, el Itzaj, y el lacandón desarrollaron un sistema de ergatividad escindida donde las
construcciones en aspecto completivo/perfectivo siguen un patrón ergativo, mientras
que las construcciones en incompletivo/imperfectivo siguen uno nominativo-acusativo
como el de las lenguas indoeuropeas. Este patrón se originó en las lenguas yucatecanas y se difundió hacia las lenguas cholanas, chol y chontal (Kaufman and Norman,
1984: 90). En (20), tanto los sujetos de primera persona de intransitivo, (20a), como
transitivos, (20b), se marcan con el prefijo del Juego A —nominativo.
(20) a.
CHOL
1era persona Juego A: Agente de transitivo
mi
k-äk’(-b’)-eñ-ø
tyak’iñ
IMPERF A1-dar-APL-ESTATUS.D-B3 dinero
‘Le doy dinero’
b.
1 era persona Juego A: Sujeto de intransitivo
ba’
mi
k-sujty-e(l)-loñ
maja
donde IMPERF A1-regresar-NMZR-PL DIR:ir
‘... al lugar que vamos’
En contraste, en (21), la primera persona en función de objeto de marca con –oñ del
Juego B en función de acusativo.
(21)
CHOL
1 era persona Juego B: Objeto de transitivo
jiñi mi
i-xik’-oñ-o’=la
DET IMPERF A3-ordenar-B1-PL3=PL1
‘Ellos nos ordenan’
Recientemente, como producto del trabajo común con varios estudiantes y colegas
hablantes de idiomas mayas, hemos descubierto que dos de las lenguas cholanas —
chol y chontal—, al igual que el Poqomchi’ de la rama K’icheana se presenta un tercer tipo de alineamiento para marcar los argumentos de los verbos intransitivos que
es conocido en la literatura de corte tipológico como sistema agentivo. Estos son los
sistemas en los cuales los argumentos de algunos verbos intransitivos son tratados igual que con los
agentes de los verbos transitivos y los argumentos de otros son tratados igual que los pacientes de los
161
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
verbos transitivos... (Mithun, 1991: 511). En chol, los verbos intransitivos cuyos sujetos
son pacientes semánticos, es decir, únicos argumentos de verbos como «morir», «caerse», «enfermarse», «entristecerse», entre otros, marcan su sujeto en perfectivo con Juego B, igual que los objetos de los verbos transitivos. Por ejemplo, el verbo intransitivo
chäm ‘morir’ tiene como único argumento al participante que padece al realizarse el
evento y por esa razón marca a este participante con Juego B igual que los paciente de
los verbos transitivos, como se ilustra en (22).
(22)
y-om-äx-tyo
CHOL
A3-querer-ASEV-aun IMPRF A2-esperar-SEVTDIMPRF-B1-PL cuando-vez
mi
mi
ta’-(i)x
INTER PRF-ASEV
a-pijty-añ-oñ=la
ba’-ora
chäm-i-y-oñ
morir-VTI-EP-B1
‘Está bien que tú aún esperes por mí una vez que yo ya haya muerto.’
En cambio, los verbos intransitivos que tienen como su sujeto a un agente semántico
como «trabajar», «caminar», «volar», entre otros, marcan a este participante con Juego A, igual que los agentes de los verbos transitivos canónicos. Las lenguas cholanas
marcan al participante agentivo con la marca ergativa sobre un verbo genérico cha’l
«hacer» al que llamaremos verbo ligero, como se ilustra en (23). En la construcción
agentiva, el verbo intransitivo aparece en su forma nominalizada como complemento
del verbo ligero. Por ejemplo, en (24) el verbo intransitivo agentivo tse’ñ ‘reir’ aparece
en su forma nominalizada y funciona como complemento del verbo ligero cha’l «hacer». El sujeto lógico se marca con el proclítico i-, ergativo para tercera persona.
(23)
ASP Juego A-Verbo Ligero-Juego B
Verbo Léxico
Agente
Objeto
i-cha’l-e-ø
(24)
ta’
CHOL
PERF A3-hacer-SEVTDPRF-B3
tse’ñ-al
reir-NMZR
‘Se rió.’
A diferencia de los verbos no agentivos como chäm “morir” en (22), los verbos agentivos no pueden marcar su sujeto con Juego B como lo muestra el ejemplo agramatical
en (25b).
162
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
(25)
a.
tyi k-cha’l-e-ø
ajñ-el
PERF A1-hacer-SEVTDPRF-B3 correr-NMZR
CHOL
‘corrí’
b. *
tyi
ajñ-i-y-oñ
PERF
correr-VTI-EP-B1
(Lectura buscada: ‘corrí’)
Los verbos agentivos intransitivos del chol refieren a actividades volicionales, y formas de comunicación, algunos ejemplos aparecen en (26).
(26)
ajñ-el
‘correr’
ñoxäj-el
‘nadar’
oñ-el
‘gritar’
jejty-el
‘gatear’
oj-bal
‘toser’
si’-bal
‘cortar leña’
juch’-bal
‘moler’
lem-bal
‘emborracharse’
k’äñ-ol
‘cocinar’
misej-el
‘barrer’
tse’ñ-al
‘reir’
ch’ajb
‘ayunar’
tyujb
‘escupir’
tonkoñ
‘nadar’
p’is-wuty
‘persignarse’
ja’tsijñ
‘estornudar’
soñ
‘bailar’
woj
‘ladrar’
ch’uyu’b
‘chiflar’
Además del chol y chontal, hay otros dos idiomas mayas que recientemente se han
analizado como lenguas con alineamiento agentivo. Por un lado, Danziger (1996) ha
argumentado que el Mopán presenta este tipo de alineamiento, aunque con una morfosintaxis diferente a la que vimos arriba para el chol. El otro idioma que tiene un
alineamiento agentivo semejante al del tipo cholano donde el Juego B marca sujetos
163
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
de intransitivos no agentivos y el Juego A marca sujeto de intransitivos agentivos en
construcciones con verbo ligero (verbo “hacer”) es el Poqomchi’. La construcción en
(27) es no agentiva y la de (28) es agentiva.
(27)
x-ø-kim-ik
i
POQ
COM-B3-morir-ESTAT.INTR
kixlaan
DEF
gallina
‘Se murió la gallina.’
(28)
x-ø-i-b’anri-muhx
POQ
COM-B3-A3-hacer
A3-nadar
‘Nadó (Lit. ‘Hizo su nadada.)’
Otros patrones agentivos incipientes que no han pasado a ser sistemas de alineamiento agentivo propiamente se encuentran en otras lenguas mayas. Lo encontramos en la
rama K’icheana, en el Achi’ y K’ekchi’, y en la rama tzeltalana, en el tzotzil y el tseltal.
La presencia de rasgos agentivos en lenguas no cholanas es un rasgo difundido a partir
del patrón cholano, es decir, las lenguas no cholanas como el Achi’, K’ekchi’, tseltal, y
tzotzil tomaron la construcción cholana y la calcaron en su sintaxis. En resumen, la
existencia del sistema de alineamiento agentivo para la marcación de persona en algunos idiomas mayas es un descubrimiento muy reciente, pero nos queda todavía por
explorar los límites lingüísticos donde se encuentra este patrón y su manifestación
específica en otras lenguas de la familia, aparte de las reportadas por Danziger (1996),
Zavala (2007), Gutiérrez y Zavala (2005), Gutiérrez (2004), Osorio (2005), Vázquez
(2002). También nos queda por determinar si este patrón aparece en las representaciones glíficas o es un patrón innovador que surgió en el clásico tardío.
Otro descubrimiento que recientemente ha despertado gran interés en la investigación sintáctica de la familia maya es la existencia de un patrón conocido como
obviación en la tradición de la lingüística tipológica. El patrón fue descubierto y estudiado primero en tzotzil por Aissen (1997 y 1999) y después chol, Akateko, y huasteco
por Zavala (2007); Q’anjob’al por Francisco (2007), y t ojolab’al por Curiel (2007).
La obviación refiere al hecho de que en las lenguas mayas (probalemente en todas),
de manera semejante a lo que ocurre en lenguas algonquinas, operan restricciones
en cuanto al uso de las construcciones transitivas activas que son motivadas por el
rango que ocupan los dos argumentos seleccionados por el verbo en un conjunto de
jerarquías de individuación, definitud, frases posesivas, y animacidad, de tal manera
que las lenguas usan obligatoriamente construcciones activas cuando el agente es je-
164
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
rárquicamente más alto que el paciente, y usan una construcción marcada (pasiva o
antipasiva) cuando el paciente es jerárquicamente más alto que el agente dentro de las
jerarquías implicadas. Por ejemplo, el chol requiere de una construcción activa cuando el agente es animado y actúa sobre un paciente inanimado, ya que el participante
animado es más alto que el inanimado en la jerarquía de animacidad, como en (29).
i-mel-e-ø
waj
ACTIVA
(29)
tyi
k-ña’jel
CHOL
PERF A3(ERG)-hacer-TT-B3(ABS) tortilla A1(PSR)-tía
‘Mi tía prepare la tortilla.’
Sin embargo, se requiere de una construcción pasiva cuando un agente inanimado
actúa sobre un paciente animado. El ejemplo en forma activa de (30a) es agramatical,
mientras que el ejemplo en (30b) en voz pasiva, representa la única opción de codificación de ese contenido semántico.
(30)
a. *
tyi
i-jats’-ä-ø
aj-pedro
li
chajk
ACTIVACHOL
PERF A3(ERG)-golpear-TT-B3(ABS) CLFN-Pedro DET rayo
(Lectura buscada: ‘El rayo le pegó a Pedro.’)
Solo puede significar: ‘Pedro golpeó al rayo.’
b. tyi jajts’-i-ø
PERF
aj-pedro
golpear+PAS-TT-B3(ABS)
tyi chajk
PASIVA
CLFN-Pedro PREP rayo
‘Pedro fue golpeado por el rayo.’
El estudio de la obviación en la familia está resolviendo problemas sintácticos que
no habían sido explicados ni entendidos hasta años recientes pero todavía hace falta
investigar el fenómeno en otras lenguas de la familia para confirmar si este es un rasgo
heredado de la protolengua.
A finales de los años setenta y a lo largo de los ochenta las lenguas mayas fueron pieza clave dentro de las discusiones tipológicas para entender la ergatividad y
los cambios de voz en lenguas ergativas (Smith Stark, 1976; Bricker, 1978; Craig 1979;
Mondloch, 1981; Ayres, 1983; Dayley, 1985; England, 1988). Todos los idiomas mayas
comparten un complejo sistema para marcar los cambios de voz. Además de la voces
activa y pasiva bien conocidas en las lenguas acusativas, las lenguas ergativas, entre
las cuales se encuentran las mayas, presentan lo que en su momento fue bautizado
como voz antipasiva que hace alusión a los cambios morfosintácticos que ocurren en
165
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
la cláusula cuando el paciente de un verbo transitivo es pragmáticamente bajo en topicalidad, de tal manera que: a) se omite por completo, b) se incorpora al verbo o c)
se expresa como un argumento demovido o periférico introducido por adposición.
Esto produce cambios en la morfología verbal, ya que el argumento agente, que en
la voz activa se expresa con ergativo (agente transitivo), en la antipasiva lo hace con
absolutivo (sujeto intransitivo); además, el verbo que en voz activa es transitivo pasa
a ser intransitivo en la antipasiva. Este cambio de voz lo ilustro con datos del Akateko
(Q’anjob’aleana). En la voz activa en (31), el agente de primera persona se marca en
el verbo con el prefijo ergativo ko- (que aparece con la glosa A1PL) y el verbo que es
formalmente transitivo recibe dos marcadores de persona, el ergativo en referencia al
agente y el absolutivo (Juego B) en referencia a paciente. En contraste, en la voz antipasiva con omisión de paciente, también conocida como absolutiva, ilustrada en (32),
el argumento que hace referencia al agente se expresa como absolutivo (Juego B), el
verbo aparece marcado con el sufijo antipasivo -w, y el paciente no se expresa, lo que
da como resultado una estructura intransitiva.
Activa: AGT=ERG PAC=ABS
(31)
too-oj ø-ko-lo’
AKA
ir-IRR
jun-oj tzetal y-ul-laj
B3-A1PL-comer uno-IRR cosa
wan mimej konob’
A3-en-COL PL.DEF gran
pueblo
‘Vayamos a comer algo en las ciudades.’
Antipasiva Absolutiva: AGT=ABS PAC=no existente
(32)
ta
chik-on-lo’-w
AKA
COND
INC-B1PL-comer-AP CL1PL
on
‘Si comemos.’
El ejemplo (33) ilustra la voz antipasiva con paciente genérico incorporado. Igual que en la
antipasiva absolutiva, en esta construcción, el agente semántico se marca con absolutivo (Juego B), y el verbo toma el sufijo antipasivo, -wi. Además, el paciente con lectura
genérica no es un argumento sintáctico y por esa razón el verbo semánticamente transitivo es formalmente intransitivo.
Antipasiva con Paciente Incorporado: AGT=ABS PAC=sin correferencia
(33)
ach-nooch-wi
AKA
B2SG-morder-AP
aan
elote
‘estás comiendo elote.’
166
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Finalmente, la voz antipasiva con paciente demovido requiere que el paciente se exprese como un argumento periférico a la cláusula (introducido por un sustantivo relacional yiin). En el ejemplo (34), el agente semántico se codifica como sujeto absolutivo
del verbo intransitivizado por el antipasivo, y el paciente aparece marcado como un
participante periférico.
Antipasiva con Paciente demovido: AGT=ABS PAC=arg. periférico
(34)
ch-ach-tx’aa-wi
y-iin
pitchile
AKA
INC-B2SG-lavar-AP A3-LOC ropa
‘Lavaste la ropa.’ (Lit. Lavaste en la ropa.’)
Además de estas tres construcciones encontradas en varios idiomas mayas que tienen
todos los rasgos canónicos de las antipasivas de las lenguas australianas, eskimal y
otras lenguas ergativas, los estudios de gramática maya de los años 80 y principios
de los 90 también argumentaron que la construcción con agente en foco, ilustrada en
(35), era una construcción antipasiva. El argumento que se defendió se sostenía en
base a la morfología compartida, ya que las cláusulas con agente en foco dentro de la
familia maya disparan cambios en el verbo similares a los que ocurren en las construcciones antipasivas canónicas: por un lado, sólo un argumento se expresa en el verbo
por medio de la marca de absolutivo, lo que resulta en una construcción intransitiva,
y por el otro, el verbo aparece marcado por el sufijo –on reconstruido como sufijo antipasivo para protomaya.
Construcción con agente enfocado
(35)
ja’
AKA
DISL CLF A1-mamá CL1SG DISL PRO:mujer COM B1-forzar-FOC DIR:acá CL1SG
ix in-txutx an
ja’
ix
max in-chej-on
tej
an
‘Es mi madre, es ella la que me forzó (a venir para acá.’)
Si bien, la investigación de la década de 1980 dejó claro cuál era la distribución de
las formas antipasivas en las lenguas particulares de la familia maya (Dayley, 1983),
no fue sino hasta finales de los noventa que se empezaron a explorar las funciones
pragmáticas de los distintos antipasivos y se aclaró que una de las formas que se había
identificada como estructuralmente antipasiva (la de agente en foco) del ejemplo (35)
funciona como la expresión de la voz inversa (Zavala, 1997; Aissen, 1997 y 1999), es
decir, la estructura donde el agente aparece adelantado antes del verbo está dedicada
al señalamiento pragmático de que tanto el agente como el paciente tienen un alto
167
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
grado de topicalidad, mientras que la antipasiva canónica expresa los casos donde el
paciente no es topical y el agente sí lo es. Estas conclusiones se obtuvieron con el estudio de un amplio corpus de textos y también con la comparación de las estructuras
de las lenguas mayas con fenómenos bien documentados de voz inversa en lenguas
algonquinas y otras lenguas del continente americano.
A las gramáticas comprensivas sobre los idiomas mayas producidas entre mediados de la década de 1970 y de 1980 le siguieron nuevas gramáticas en su mayoría sobre
los idiomas hablados en Guatemala. Se documentaron gramaticalmente nuevas lenguas como proyectos de tesis de grado y proyectos de investigación a largo plazo. Las
lenguas que se estudiaron al finalizar la guerra de los ochentas en Guatemala como
parte de proyectos de tesis fueron el Akateko (Zavala, 1992), el Sipacapense (Barret,
1999), el Itzaj (Hofling, 1991; Hofling y Tesucún, 1997, 2000). El proyecto de Hofling
sobre Itzaj incluyó una gramática, un diccionario y una colección de textos glosados y
no fue hasta mediados de la primera década del 2000 que se retomaron proyectos con
la misma envergadura para lenguas habladas en Guatemala y el sur de México. Además de los proyectos de tesis, a principios de los noventas se crea el equipo de investigación de OKMA que produjo tres generaciones de estudiantes e investigadores abocados al estudio de los idiomas mayas de Guatemala. El equipo de OKMA fue fundado
por Nora England y en él se han dado capacitación lingüística a 75 hablantes de idiomas mayas hablados en Guatemala, diez en la primera generación, 44 en la segunda
generación y veintiuno en la tercera generación. Miembros del equipo de la primera
generación publicaron cinco gramáticas completas de los idiomas Mam, Tz’utujil, Kaqchikel, K’ichee’ y Poqom bajo el sello de Cholsamaj en 1997. Y miembros de la segunda y tercera generación publicaron en 2007 tres gramáticas sobre los idiomas Teko o
Tektiteko (Pérez Vail), Uspanteko (Can Pixabaj) y Sakapulteko (Mó Isem) además
de cinco diccionarios sobre el Teko, Uspanteko, Sakapulteko, Kaqchikel y Mam. La
serie de gramáticas incorpora todo el conocimiento y experiencia acumulada por los
investigadores de OKMA por más de una década. Varios de los rasgos presentes en
estas gramáticas resultan de mucho interés no solamente para estudiosos de lenguas
mayas, sino también para tipólogos que están estudiando rasgos estructurales en
idiomas de diversas familias lingüísticas y especialistas en lenguas de Mesoamérica.
En estas gramáticas aparecen temas de investigación que no habían sido abordados
antes en las gramáticas de referencia de idiomas mayas como la mayanización de las
consonantes, la discusión de nombres propios y apellidos, así como topónimos, la discusión de las clases de palabras por rasgos fonológicos, morfológicos y sintácticos, la
clasificación exhaustiva de los verbos y posicionales, la predicación secundaria, y los
168
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
patrones discursivos. Otro campo que recién empieza a explorarse en la lingüística
maya son los estudios de las variantes internas o dialectales de los idiomas. El PLFM
hizo lo primeros estudios amplios al respecto para el Kaqchikel (Cojtí y López, 1990)
y Mam (England, 1990). Más adelante el grupo de investigadores de OKMA hicieron
un trabajo notable sobre variación dialectal en los idiomas K’ichee’ (Can Pixabaj y Par
Sapón, 2000), Kaqchikel (Patal Majzul, García Mátzar, Espantza y Serech, 2000),
Mam (Pérez Vail, García Jiménez y Jiménez, 2000), Q’anjob’al (Raymundo González, Francisco Pascual, Mateo Pedro y Mateo Toledo, 2000), Popti’ (Ross Montejo
y Delgado, 2000), Poqom (Malchic Nicolás, Mó Isém, y Tul Rax, 2000) todos publicados por Cholsamaj. Los seis libros sobre variación dialectal realizados por OKMA
son gramáticas comparativas de las variantes más distintivas de estos idiomas. Los
trabajos tienen muchos logros que nunca antes se habían obtenido en el campo de la
lingüística maya ya que cuentan con análisis fonológicos, morfológicos y sintácticos
de cada idioma, además de incluir un léxico comparativo de gran valor, no sólo para
los estudiosos de la gramática comparativa de los idiomas mayas sino también para
cualquier intento de estandarización de esos idiomas, tarea a la que los miembros de
OKMA se abocaron en trabajos subsecuentes. Este tipo de investigación nunca se había hecho con tanto detalle para ninguna familia lingüística de Mesoamérica y es uno
de los logros más importantes del equipo de investigación de OKMA.
A pesar del trabajo acumulado en las últimas cuatro décadas, aún hay varios huecos en la investigación básica de las lenguas mayas, es decir, en la investigación que
de cuenta de los tres grandes ejes esenciales para la documentación que heredamos
de la tradición del gran antropólogo y lingüista Franz Boas quien instauró la idea de
que las lenguas indoamericanas deberían de ser documentadas con una gramática de
referencia, un diccionario analítico completo y una colección de textos glosados y
analizados lingüísticamente. Un resumen sobre el estado de la documentación de los
idiomas mayas que identifica el tipo de obra para cada idioma aparece en el cuadro 1.
La la marca positiva dentro del cuadro refiere a la presencia de diccionarios de más de
cinco mil entradas, gramáticas comprensivas —que incluyen fonología, morfología,
sintaxis de oración simple y oración compleja— y colección amplia de textos glosados. Muchos de estos trabajos se encuentran publicados pero otros tienen la forma de
manuscritos o tesis de grado no publicadas.
169
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Cuadro 1. Las tareas de investigación más urgentes para los idiomas mayas
Idioma
Gramática científica
Diccionario
Textos analizados y
glosados
Q’eqchi’
Poqomchi’
Poqomam
Tz’utujil
Kaqchikel
Achi
K’iche’
Sakapulteko
Sipakapense
Uspanteko
Mam
Tektiteko
Awakateko
ü
Ixil
Popti’
Akateko
ü
Q’anjob’al
Chuj
Ch’orti’
parcial
Mopan
Itzaj
tseltal
tzotzil
chol
chontal
parcial
tojol’ab’al
parcial
motocintleco
lacandón
yucateco
parcial
huasteco
parcial
170
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
La investigación de corte histórico de las últimas décadas no ha encontrado ninguna
evidencia contundente que relacione genéticamente las lenguas de la familia maya
con ninguna otra del continente a pesar de los intentos para establecer relaciones con
lenguas dentro y fuera de Mesoamérica —familias araucana, chipaya-uru, lenca, huave, mixe-zoqueana, totonacana, tarasco, hocana, penuciana—. Dentro de Mesoamérica se han encontrado varios rasgos difundidos en varias de las familias y las lenguas
mayas son prominentes portadoras de esos rasgos: sistema de numeración vigesimal,
orden verbo inicial, marcación en el núcleo, existencia de sustantivos relacionales que
son equivalentes a las adposiciones —p. ej. «Su cabeza de la casa» para significar ‘encima de la casa’— y un paradigma amplio de calques léxicos como —boca de la casa que
en varias lenguas del área y entre ellas las mayas significa ‘puerta’, etcétera (cf. Campbell, et al., 1986; Smith-Stark, 1994).
Un área donde el conocimiento de la gramática y léxico de las lenguas mayas ha tenido gran impacto es en el descifre de la escritura jeroglífica maya. Ahora sabemos que
gran parte de la escritura se hizo en una lengua protocholana y después en cholano, y
posteriormente en yucatecano. Ya conocemos que esta escritura tiene bases logográficas y fonéticas simultáneamente. Ahora sabemos que la gramática de los glifos corresponde a una gramática cholana con orden VOS, con ergatividad mixta, y con sufijos
de status propios de las lenguas cholanas y que hace uso recurrente del paralelismo
léxico y gramatical común a todos los idiomas Mayas.
LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ZOQUE DE CHIAPAS
El zoque de Chiapas junto con dos lenguas zoques habladas en los Chimalapas de Oaxaca
y tres lenguas zoqueanas del Golfo —ayapaneco, soteapaneco y texistepequeño— forman
la rama zoqueana de la familia mixezoque. El zoque de Chiapas, está constituido por un
grupo de dialectos medianamente diferenciados repartido en seis áreas dialectales:
(36)
Zoque norteño: Francisco León y lugares de reubicación
Zoque del noreste A: Tapalapa, Ocotepec, Pantepec y Rayón
Zoque del noreste B (Chapultenango y Oxolotán)
Zoque central (Copainalá, Tecpatán y Ostuacán)
Zoque sureño (Tuxtla, Coita, Ocozocuautla)
Zoque de Jitotol
Hasta la fecha se cuentan con diccionarios de tamaño mediano para el zoque norteño,
y zoque central, además de un pequeño diccionario para el zoque de Rayón. Ninguna
171
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
de las variantes zoques cuenta con una gramática comprensiva y solo se tienen esbozos
gramaticales parciales para el zoque de Francisco León y Copainalá. Las lenguas mixezoqueanas es una de las familias que ha despertado mayor interés en Mesoamérica
por su importancia en la historia de la conformación del área. Campbell y Kaufman, en
su artículo clásico de 1976: A Linguistic Look at the Olmecs, presentaron evidencia de que
los olmecas fueron hablantes de lenguas mixe-zoques ya que en todas las familias de
lenguas mesoamericanas se encuentran préstamos léxicos que refieren a palabras con
referentes culturales claves para identificar el área además de que el inventario cultural
que se encuentra en el vocabulario reconstruido para Proto-Mixe-Zoque —PMZ— es
evidencia adicional que apoya a esta hipótesis. Entre los préstamos léxicos difundidos
están las palabras kakáwa «cacao», tzima’ «jícara», ‘awa’ «tecomate», koya’ «jitomate», suk
«frijol», mun «camote», sapane «zapote», pomo «incienso», maypa «medir, contar», tu´nuk
«guajolote», une «niño» y muchos más. Estos préstamos léxicos se distribuyen en un
área muy grande desde el área totonaca y nahua al norte, hasta el xinka y lenca en el
sur. Otro argumento importante es que las lenguas mixezoques no fueron receptoras
de repertorios amplios de préstamos, lo que indica que no se vieron influenciados por
otras culturas hegemónicas mientras que esto sí sucedió con el resto de las familias lingüísticas en Mesoamérica. Posteriormente, Justeson y Kaufman 1993 hicieron grandes
logros en el descifre de la escritura epiolmeca y concluyeron que una forma de protozoqueano fue la lengua hablada por los epiolmecas. Finalmente en el trabajo de Kaufman
y Justeson 2007 se ha sugerido la hipótesis de que los habitantes de Teotihuacán eran
hablantes de una lengua mixezoqueana contemporánea al protozoqueano.
A pesar de que ahora tenemos un conocimiento muy amplio de la lingüística histórica mixezoqueana debido a los trabajos de Wichmann (1995) y Kaufman (1964b),
la lingüística de corte descriptivista para las lenguas zoqueanas habladas en Chiapas
no ha alcanzado la suficiente madurez, sobre todo si la comparamos con el trabajo en
las lenguas mayas vecinas. La información que tenemos varía de una variante a otra.
En las formas de zoque norteño se cuenta con el diccionario de Francisco León de
Engel y Engel (1987) que contiene también un esbozo gramatical. Para las dos formas
del zoque del noreste existe una pequeña colección de textos (Domínguez, 1990, 1991,
1992) y un pequeño vocabulario escrito por Harrison y Harrison (1984). El zoque central es el mejor documentado y cuenta con dos versiones de diccionarios coloniales
del siglo XVII y XVIII del habla de Tecpatán, uno de Luis González (1672) publicado
por Grasserie, 1898 y paliografiado de nuevo por Mario Ruz (1997), y el otro de Juan
Pozarenco (1733). La ortografía usada en el zoque colonial tienen que reinterpretarse
ya que carecen de formas adecuadas para la representación de la vocal alta central y
del cierre glotal. Actualmente estoy haciendo análisis morfológico del contenido de
172
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
ambos documentos para hacer la reconstrucción de los lexemas de esta forma temprana de zoque. La documentación del zoque central también cuenta con un diccionario
de mediana escala y dos bosquejos sobre la morfología y la oración simple (Wonderly
1943, 1951 y 1952; Harrison, Harrison y Cástulo García, 1981). La variante del zoque
sureño es la menos estudiada y sólo existe documentación léxica muy básica (Cerda
Silva, 1941; Cordry y Cordry, 1988; Martínez, 1941) siendo este el dialecto con menor
número de hablantes y que por tanto requiere mayor atención.
En 1994, Terrence Kaufman y John Justeson crearon un gran proyecto para la documentación de todos los idiomas mixezoqueanos impulsados por la necesidad de
reconstruir la protolengua que apoyara el trabajo de descifre de la escritura epiolmeca
que estaban estudiando. En los trece años de existencia del proyecto, sus miembros
han trabajado con el léxico y la gramática de 2 variedades de mixe, 2 variedades de
zoque de Chiapas, los dos zoques de Chimalapa, las 3 lenguas zoqueanas del Golfo —soteapaneco, texistepequeño y ayapaneco— además del oluteco y el sayuleño.
Ahora ya tenemos un panorama muy claro de las propiedades tipológicas de estas
lenguas, hemos reconstruido la morfología y léxico de las dos ramas de la familia —la
zoqueana y la mixeana— y conocemos de manera detallada la gramática de cuatro de
los idiomas. Tres de las gramáticas más extensas escritas sobre estas lenguas fueron
resultado de tesis doctorales, y las tres se basan en corpus extensos de textos recopilados por los investigadores que han sido parte de los datos obtenidos en períodos de
dos años de trabajo de campo.
Las lenguas mixezoqueanas, entre ellas el zoque, han sido fuente de debate de temas importantes en la tipología ya que todas ellas presentan sistemas de inversión
jerárquica, son ergativas, tienen rasgos de verbo final, las mixeanas son de marcación
en el núcleo y las zoqueanas de marcación doble —en el núcleo y en el dependiente—.
El zoque ha tomado varios patrones sintácticos de las lenguas tseltalanas, entre los
que destacan el cambio de orden de argumentos de verbo final a verbo inicial y el desarrollo de marcadores de clases nominales femenino y masculino ausentes en el resto
de la familia mixezoqueana pero presentes como rasgo característico de las lenguas
tseltalanas y otras lenguas mayas.
LO QUE FALTA POR HACER
El estado privilegiado en que se encuentra la investigación lingüística maya y mixezoqueana es el resultado del trabajo colectivo de muchos individuos, grupos de
investigación, esfuerzos institucionales que han coordinado y difundido el trabajo
lingüístico. La pregunta inmediata que surge es: ¿qué nos falta por hacer? Si bien la
173
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
investigación de las lenguas mayas se encuentra en un estado de conocimiento privilegiado en relación a otras familias lingüísticas del continente, aún existen varios idiomas que requieren de documentación básica como lo deja ver el Cuadro 1. Algunos de
estos idiomas están siendo objeto de investigación actual con el objetivo de completar
la documentación siguiendo el ideal boasiano como es el caso del Q’anjob’al —B’alam
Mateo y equipo organizado por él, financiado por SOAS y NSF—, tojol’ab’al —el
equipo de documentación dirigido por Luanna Furbee con financiamiento de NSF y
la investigación doctoral de Mark Peaje—, motocintleco —el equipo organizado por
L. Martin y Lyle Campbell financiado por NSF—, lacandón —Henrik Bergvist financiado por SOAS y PDLM—, y huasteco —investigación doctoral y proyecto de documentación financiado por SOAS por parte de Snezana Kondic—. De esta manera, la
documentación de datos primarios sigue siendo una prioridad científica y necesaria
también para cualquier intento serio de planeación lingüística. Afortunadamente la
investigación lingüística ahora es más colaborativa que nunca y en esta tarea ya se
encuentran en primer plano los propios hablantes que están siendo capacitados en
programas de formación en Guatemala, México y Estados Unidos de América.
Con el trabajo reciente que actualmente se hace en el área de sintaxis comparativa
entre lenguas mayas y mixezoques estamos descubriendo fenómenos de contacto que
se traducen en calques sintácticos entre las distintas lenguas mayas y de estas con
otras familias lingüísticas. En el área cholana se requiere de mayor trabajo documental
de la sintaxis y patrones discursivos de las tres lenguas cholanas habladas hoy en día
—chol, chontal, y Ch’orti’— ya que de esta manera vamos a poder entender el tipo de
influencia que ejercieron estas lenguas hacia sus vecinas y también el tipo de influencia que recibieron por parte de lenguas mixezoqueanas y de otras lenguas mayas de
las ramas no cholanas. Los patrones morfosintácticos del Chorti’, requieren de investigación extensa para establecer las lenguas con las que éste grupo lingüístico interactuó durante y después del período clásico. El área de los Cuchumatanes, en el departamento de Huehuetenango, también se nos presenta como un laboratorio de sumo
interés para estudiar el fenómeno de contacto entre lenguas de dos ramas de la familia
maya —Q’anjob’aleana y Mameana— que han intercambiado patrones gramaticales
entre ellas —clasificadores nominales, ergatividad mixta por dependencia sintáctica,
orden VSO, construcciones de predicación secundaria depictiva y resultativa, entre
otros— a lo largo de siglos de contacto. Nos queda por determinar si el tojol’ab’al es
una lengua resultado de la mezcla entre tseltal y alguna lengua Q’anjob’aleana, ya que,
a pesar de que su sintaxis es claramente tseltalana, el léxico es Q’anjob’aleano. Aunque ya ha habido grandes avances en el los estudios de diversificación dialectal del
K’ichee’, Popti’, Q’anjob’al, Mam, Kaqchikel, Poqom, y los que ahora se están haciendo
174
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
sobre el área tseltal, otras lenguas con gran diversificación dialectal como el tzotzil,
chol, chontal, Ixil, Chuj y zoque requieren atención.
El estudio comparativo a nivel léxico y morfológico ha llegado a un desarrollo muy
notable en las dos familias lingüísticas, pero ahora el estudio de la sintaxis comparativa necesita de avances similares para lo cual se requiere de trabajo colectivo entre
los especialistas de los idiomas de las distintas ramas. Los talleres lingüísticos sobre
sintaxis mesoamericana que han tomado lugar los veranos de 2001, 2004, y 2006 y el
invierno del 2004 en San Cristóbal y la Antigua Guatemala sobre predicación secundaria, recíprocos y complementación han dado gran impulso al estudio contrastivo de
este tipo de problemas.
El estudio de la lexicografía maya se encuentra en una etapa de gran productividad hoy en día. Recientemente se han publicado ocho excelentes diccionarios, uno
de ellos monolingüe escrito por Florentino Pedro Ajpacajá Tun sobre K’iche’, seis bilingües por miembros del equipo de OKMA —Teko, Kaqkchikel, Mam, Awakateko,
Uspanteko, Sakapulteko—, uno trilingüe por Hofling sobre Itzaj, además de que se
produjo en versión bilingüe tzotzil-castellano el Gran diccionario de tzotzil de Laughlin.
Los demás miembros de la familia precisan de un trabajo similar para lo cual se requieren equipos lexicográficos financiados por períodos largos que garanticen que se
llegue al final de esta meta tan importante en la investigación de los idiomas.
La profundidad que se ha logrado en el estudio de las gramáticas de los lenguas
mayas y mixezoques es palpable en los últimos cuarenta años, pasando primero por
estudios puramente morfológicos y fonológicos en los años 60, hasta la producción
de gramáticas comprensivas entre los 70 hasta los 90 que han dado pauta para que
en años recientes se integren en las nuevas gramáticas, tanto de lenguas mayas como
mixezoques, diferentes problemas abordados con enfoques teóricos inspirados en la
tipología, y la investigación de punta en semántica y sintaxis. Como en ninguna otra
familia lingüística mesoamericana, la investigación sobre la adquisición del lenguaje
ha sido un área que ha atraído la atención de varios mayistas trabajando ahora siete
lenguas de la familia —K’ichee’, tseltal, tzotzil, yucateco, Q’anjob’al, Mam, chol—.
Pye, Brown, de León, Pfeiler y Mateo ya han hecho trabajo comparativo sobre los procesos de adquisición de la morfología verbal y rasgos fonológicos pero aún hace falta
tomar en cuenta idiomas de otras ramas de la familia, tarea a la que algunos de están
planificando abocarse en el futuro. El otro proyecto colectivo que se está realizando
actualmente es el estudio de la codificación de la semántica espacial en varias lenguas
de Mesoamérica, entre las que figuran cuatro lenguas mayas —chol, tzeltal, Q’anjob’al
y yucateco— y dos lenguas mixezoques —mixe de Ayutla y zoque de Tecpatán—.
175
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Actualmente se está investigando la presencia del sistema de codificación absoluta
e intrínseca en estos idiomas y en un futuro se compararán estos resultados con los
de otras lenguas de otras familias dentro y fuera de Mesoamérica. Finalmente, quedan
varios campos apenas explorados en el estudio de los idiomas de ambas familias, por
un lado el estudio de la semántica y su interacción con la sintaxis es apenas incipiente,
de la misma manera que lo son los estudios de sociolingüística de tipo variacionista
y la dedicada al estudio de los cambios de código entre hablantes bilingües o trilingües en localidades aledañas a áreas donde se habla español y otros idiomas mayas y
no mayas. Obviamente estamos ante una tarea enorme con agendas de investigación
cada vez más amplias, pero afortunadamente, la tradición de la lingüística maya y la
nueva tradición mixezoqueana se ha caracterizado por una excelente socialización
del conocimiento entre los actores hablantes y no hablantes que ha impulsado un
conocimiento sin parangón en ninguna otra región de Mesoamérica.
BIBLIOGRAFÍA
Aissen, Judith, 1987, Tzotzil Clause Structure, D. Reidel, Dordrecht.
—, 1997, “On the Syntax of Obviation”, en Language 73, pp. 705-750.
—, 1999, “Agent Focus and Inverse in Tzotzil”, en Language 75, pp. 451-485.
Ara, Domingo de, 1571, Bocabulario en lengua tzeldal, Copia fotográfica en la New Berry Library.
—, 1985, “Vocabulario de la lengua tzeldal según el orden de Copanabastla de fray Domingo de Ara”, en Mario
Humberto Ruz, (ed.), Centro de estudios mayas. Fuentes para el estudio de la cultura maya, 4, Universidad
Nacional Autónoma de México, México.
Ayres, Glenn Thompson, 1983, “The Antipassive ‘Voice’ in Ixil,”, en International Journal of American Linguistics
49, pp. 20-45.
Bañuelos, Juan, et al., 1989, Cuentos y relatos indígenas, Centro de Investigaciones Humanísticas de Mesoamérica y del Estado de Chiapas [San Cristóbal de Las Casas, Chiapas]-Universidad Nacional Autónoma de
México, México.
Barrett, Edward. R., 1999, A Grammar of Sipakapense Maya, Tesis de doctorado, Universidad de Texas en Austin.
Berinstein, Ava, 1985 Evidence for Multi-attachment in K’ekchi Maya, Garland, Nueva York.
Berlin, O. :E. Breedlove, Dennis y Raven, Peter, 1966, “Folk Taxonomies and Biological Classification”, en Science
154, pp. 273-275.
—, 1968, “Covert Categories and Folk Taxonomies”, en American Anthropologist 70, s.l., pp. 290-299.
—, 1973, “General Principles of Classification and Nomenclature in Folk Biology”, en American Anthropologist
75, s.l., pp. 214-242.
—, 1974, Principles of Tzeltal PlantClassification an Introduction to the Botanical Ethnography of a MayanSpeaking People of Highland Chiapas, Academic Press, Nueva York.
176
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Bricker, Victoria R., 1973, Ritual Humor in Highland, Chiapas-University of Texas Press, Austin.
—, 1974, “The Ethnographic Context of Some Traditional Mayan Speech Genres”, en Bauman, Richard and Sherzer,
Joel (eds.), Explorations in the Ethnography of Speaking, Cambridge University Press, Londres, pp. 368-493.
—, 1978, “Antipassive Constructions in Yucatec Maya”, en Nora. C. England, Papers in Mayan Linguistics, Lucas
Bros Publishers, Columbia, Missouri, pp. 3-24.
Brody, Jill, 1986, “Repetition as a Rhetorical and Conversational Device in Tojolabal (Mayan)”, en International
Journal of American Linguistics, s.l., 52 (3), pp. 255-274.
Campbell Lyle, Kaufman, Terrence y Smith-Stark, T. 1986. “Mesoamerica as a Linguistic Area”, en Language,
62, s.l., pp. 530-70.
Campbell, L. y Kaufman, T., 1990, “Lingüística mayence: ¿dónde nos encontramos ahora?”, en England, Nora C.
y Elliott, Stephen R. (comp.), Lecturas sobre la lingüística maya, CIRMA, Guatemala, pp.51-58.
—, 1985, “Mayan Linguistics: Where Are We Now?”, en Annual Review of Anthropology 14, s.l., pp.187-198.
—, 1980, “On Mesoamerican Linguistics”, en American Anthropologist 82, s.l., pp. 859-7.
—, 1976, “ALinguistic Look at the Olmecs”, en American Antiquity 41, s.l., pp. 80-89.
Campbell, Lyle Richard, 1977, Quichean Linguistic Prehistor, Tesis de doctorado, University of California Publications in Linguistics 8, University of California Press, Berkeley.
—, 1984, “EI pasado lingüístico del sureste de Chiapas’’, en Investigaciones recientes en el área maya, Sociedad
Mexicana de Antropología, Mesa Redonda 21-27 de julio1981, Sociedad Mexicana de Antropología, San
Cristóbal de Las Casas, pp. 165-184.
—, 1988, “The Linguistics of Southeast Chiapas”, en Papers of the New World Archaeological Foundation, 50New World Archaeological Foundation-Brigham Young University, México.
Cerda Silva, Roberto de la, 1941, “Los zoques”, en Revista Mexicana de Sociología, s.l., pp. 61-96.
Cordy, Donald B. y Cordy, Dorothy M., 1988, Trajes y tejidos de los indios zoques de Chiapas, México, Gobierno
del Estado de Chiapas, México.
Coxti Cuxil, Demetrio, 1990, “Lingüística e idiomas mayas en Guatemala”, en England, Nora C. y Elliott, Stephen
R. (comp.), Lecturas sobre la lingüística maya, CIRMA, Guatemala, pp. 1-25.
Craig, Colette G., 1979, “The Antipassive and Jacaltec”, en L. Martin (ed.), Papers in Mayan Linguistics, Lucas
Bros Publishers, Columbia, Missouri, pp. 139-164.
—, 1977, The Structure of Jacaltec, University of Texas Press, Austin.
Cú Cab, Carlos Humberto et. al., 2003, Maya choltzij. Diccionario comparativo de los idiomas mayas de Guatemala, Cholsamaj, Guatemala.
Curiel Ramírez Del Prado, Alejandro, 2007, Estructura de la información, enclíticos y configuración sintáctica en
tojol’ab’al, Tesis de maestría en Lingüística Indoamericana, CIESAS, México.
Danziger, Eve, 1996, “Split Intransitivity and Active-Inactive Patterning in Mopan Maya”, en International Journal
of American Linguistics 62 (4), s.l., pp. 379-414.
Dayley, Jon P., 1981, “Voice and Ergativity in Mayan Languages”, en Journal of Mayan Linguistics 2(2), s.l., pp.
3-82.
177
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
—, 1985, “Voice in Tzutujil”, en J. Nichols y A. C. Woodbury (eds.), GrammarInside and Outside the Clause (Some
Approaches to Theory from theField), Cambridge University Press, Cambridge, pp. 192-226.
—, 1985, Tzutujil Grammar, University of California Press, Los Angeles.
—, 1990, “Voz y ergatividad en idiomas mayas”, en England, Nora C. y Elliott, Stephen R. (comp.), Lecturas sobre
la lingüística maya, CIRMA, Guatemala, pp. 335-398.
—, 1983, “Voice and Ergativity in Mayan Languages”, en A. Schlichter, W. L. Chafe, y L. Hinton, Studies in Mesoamerican Linguistics, University of California, Santa Barbara, pp. 5-119.
Delgaty, Alfa y Agustín Ruiz Sánchez, 1978, Diccionario tzotzil de San Andrés [Larráinzar], con variaciones
diaIectales; tzotzil-español, español-tzotzil. Serie de Vocabularios y Diccionarios Indígenas Mariano Silva y
Aceves, 22, México.
Dixon, Robert M.W., 1994, Ergativity, Cambridge University Press, Cambridge.
Domínguez D., Inocencio y Marco Antonio Domínguez Vázquez, 1992, “Te’ tzeke i te’ ju’ki’is chame. Cuento de
la tortuga y el zopilote,” en Nuestra Sabiduría 2:55, Instituto Chiapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez, s.p.
Domínguez Vázquez, Marco Antonio, 1990, “Kütubü indígena sük maya i soke’isñe’ram”, en Festival de indios
mayas y zoques, Instituto Chiapaneco de Cultura, 7-30, Tuxtla Gutiérrez.
—, 1991, “Don Alberto Estrada’is Myusokyuy. Don Alberto Estrada y sus curaciones”, Nuestra Sabiduría 1:34-39,
Instituto Chiapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez.
—, 1992, “Dü ore tzame’is tyuk, El destino de nuestras verdaderas lenguas”, Nuestra Sabiduría 1:34-39, Instituto Chiapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez.
Dubois, John W., 1981, The Sacapultec Language, Tesis de doctorado, University of California at Berkeley, Berkeley.
Durán, Pilar, 1992, “Sintaxis de la construcción aplicativa: evidencia a partir del tzotzil”, en Francisco Raga Gimeno (ed.), Estudios de la lingüística amerindia, Universidad de Valencia, Valencia, pp. 53-71.
Engel, Ralph y Mary Allhiser de Engel, 1987, Diccionario zoque de Francisco León, Instituto Lingüístico de Verano, México.
Engel, Ralph y Doris Bartholomew, 1987, “Gramática zoque”, en Engel, Ralph y Mary Allhiser Engel, Diccionario
zoque de Francisco León, Instituto Lingüístico de Verano, México, s.p.
England, Nora C., 1983, A Grammar of Mam, University of Texas Press, Austin.
—, 1988,“Mam Voice”, en M. Shibatani (ed.), Passive and Voice, John Benjamins Publishing, Amsterdam/Filadelfia, pp. 525-546.
—, 1990, “El mam: semejenzas y diferencias regionales” en England, Nora C. y Elliott, Stephen R. (comp.), Lecturas sobre la lingüística maya, CIRMA, Guatemala, pp. 221-252.
Francisco Pascual, Adán, 2007, Transitividad y dependencia sintáctica y discursiva en Q’anjob’al, Tesis de maestría en lingüística indoamericana, CIESAS, México.
Furbee-Losee, Louanna, 1976, The Correct Language Tojolabal: a Grammar with Ethnographic Note, Garland,
Nueva York,
González, Fray Luis, 1672, Arte breve y vocabulario de la lengua zoque, conforme se habla en el pueblo de Tecpatán, Colección de Brasseur de Bourbourg, Biblioteca Nacional de París, pp. 335.
178
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Gossen, Gary H., 1974, Chamulas in the World of the Sun: time and Space in a Maya Oral Tradition, Harvard University
Press, Cambridge (reimpreso,.1984, Prospect Heights, Illinois, Waveland Press, Traducción al español 1979, Los
chamulas en el mundo del sol, Serie de Antropología Social 58, Instituto Nacional Indigenista, México).
Grasserie, Raoul de la, 1898, Langue zoque et Langue Mixe; Grammaire, dictionaire, textes traduits et analisés, Paris.
Gutiérrez Sánchez, Pedro y Roberto Zavala, 2005, “Chol and Chontal, two Mayan Languages of the Agentive
Type”, Ponencia, Seminario sobre Typology of Active-Stative Languages, Mayo 2005, Max Planck Institute
at Leipzig, Alemania.
Gutiérrez Sánchez, 2004, Las clases de verbos intransitivos y el alineamiento agentivo en el chol de Tila Chiapa,
Tesis de maestría en Lingüística Indoamericana, CIESAS, México.
Harrison, W. Roy y Margaret B. Harrison, 1984, Vocabulario zoque de Rayón, Instituto Lingüístico de Verano,
México, D.F.
Harrison, Roy, Harrison Margaret y Cástulo García H., 1981, Diccionario zoque de Copainalá, Instituto Lingüístico
de Verano, México.
Haviland, John B., 1981, Sk’op sotz’leb: el tzotzil de San Lorenzo Zinacantán, Universidad Nacional Autónoma
de México, México.
—, 1981, Sk’op sotz’leb. El tzotzil de San Lorenzo Zinacantán, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas-Centro de Estudios Mayas, México.
Hofling, Charles Andrew. 1991. Itzá Maya Texts with Grammatical Overview, The University of Utah Press, Salt
Lake City.
Hofling, Charles Andrew con Félix Fernando Tesucún, 1997, Itzaj Maya-Spanish-English Dictionary, Diccionario
maya itzaj-español-inglés, Salt Lake City: The University of Utah Press.
—, 2000, Diccionario maya itzaj. Tojt’an maya’ itzaj, Guatemala: Cholsamaj.
—, 2000, Itzaj Maya Gramma, Salt Lake City, The University of Utah Press.
Hopkins, Nicholas A., 1984, “La influencia del yucatecano sabre el cholano y su contexto histórico”, en Investigaciones recientes en el área maya, XVII Mesa Redonda, 21-27 junio 1981, Sociedad Mexicana de Antropología, San Cristóbal de Las Casas, pp. 191-207
Hopkins, Nicholas A. y Kathryn Josserand, 1994, “Pasado, presente y futuro en la Lingüística Maya”, en Doris
Bartholomew, Yolanda Lastra y Leonardo Manrique (coord.), Panorama de los estudios de las lenguas indígenas de México, tomo 1, Abya-Yala, Quito, pp. 269-334.
Hull, Kerry Michael, 2003, Verbal Art and Performance in Ch’orti’ and Maya Hieroglyphic Writing, Tesis de doctorado, University of Texas, Austin.
Justeson, John S.; Norman, William M.; Campbell, Lyle y Kaufman,Terrence S. 1985, The Foreign Impact on Lowland
Mayan Language and Script Middle American Research Institute 53, Tulane University, Nueva Orleans.
Justeson, John y Campbell, Lyle (eds.),1984, “Phonticism in Maya Hieroglyphic Writing”, en Institute for Mesoamerican Studies, 9, State University of New York at Albany, Alabania.
Kaufman, Terrence S, 1964a,“Mixe-Zoque Subgroups and the Position of Tapachulteco”, Actas y memorias del
XXXV Congreso Internacional de Americanistas, 1962, vol. II: 403-411, México.
179
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
—, 1964b, Mixe-Zoque Diachronic Studies, Ms sin publicar.
—, 1964c, “Materiales lingüísticos para el estudio de las relaciones internas y externas de la familia de idiomas
mayanos”, en Evon Z.Vogt y Alberto Ruz L. (eds.), Desarrollo cultural de los mayas, Centro de Estudios
Mayas-Universidad Nacional Autónoma de México, México, pp. 81-136.
—, 1969a, “Some Recent Hypotheses on Mayan Diversification”, en Language Behavior Research Laboratory
Working Papers 26, University of California, Berkeley.
—, 1969b, “Teco-a new Mayan Language”, en Intemational Joumal of American Linguistics 35, s.l., pp.154-174.
—, 1972, El proto-tzeltal-tzotzil: fonología comparada y diccionario reconstruido, Centro de Estudios Mayas 5,
Universidad Nacional Autónoma de México, México.
—, 1974a, Idiomas de Mesoamérica, Seminario de Integración Social Guatemalteca, 33, José de Pomada Ibarra, Guatemala.
—. 1974b, Ixil Dictionary, Laboratory of Anthropology Technical Report 1, University of California at Irvine, Irvine.
—. 1976, “Archaeological and Linguistic Correlations in Mayaland and Associated Areas of Meso-America”, en
World Archaeology 8, s.l., pp. 101-118.
—, 1990, “Algunos rasgos estructurales de los idiomas mayances con referencia especial al k’iche’”, en Nora
England y Stephen R. Elliott (eds.), Lecturas sobre la lingüística maya, Centro de Investigaciones Regionales
de Mesoamérica, Guatemala, pp. 59-114.
—, 1993, “The Native Languages of Meso-America”, en Christopher Moseey y R.E. Ashley (eds.), Routledge Atlas
of the World’s Languages, Routledge, Londres, pp. 34-41.
Kaufman, Terrence S. y William M. Norman, 1984, “An Outline of Proto-Cholan Phonology, Morphology, and Vocabulary”, en John S. Justeson y Lyle Campbell, (eds.), Phoneticism in Mayan Hieroglyphic Writing, Institute
for Mesoamerican Studies State University of New York, Albania, pp.77-166.
Knowles, Susan M., 1984, A Descriptive Grammar of Chantal Maya: San Carlos dialect, Tesis de doctorado,
Tulane University.
Knudson, L., 1980, Zoque Chimalapa, Oaxaca, Archivo de Lenguas Indígenas de México, Centro de Investigación para la Integración Social, México.
Larsen, Thomas W., 1990, “Notas sobre ergatividad en la gramática Maya”, en Nora England y Stephen R. Elliott
(eds.), Lecturas sobre la lingüística maya, Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica, Guatemala, pp. 319-334.
Larsen, Thomas y William Norman, 1979, “Correlates of Ergativity in Mayan Grammar”, en Frans Plank (ed.),
Ergativity: Towards a Theory of Grammatical Relations, Academic Press, Londres, pp. 347-70.
Laughlin, Roben M. y Haviland, John B., 1988, “The Great Tzotzil Dictionary of Santo Domingo Zinacantán; with
Grammatical Analysis and Historical Commentary”, en Smith sonian Contributions to Anthropology 31, 3
vols, Smithsonian Institution Press, Washington.
Laughlin, Robert M. 1975, “The great Tzotzil Dictionary of San Lorenzo Zinacantán”, en Smithsonian Contributions to Anthropology 19, Smithsonian Institution Press, Washington.
180
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
—, 1977,“Of Cabbages and Kings: Tales from Zinacántan”, en Smithsonian Contributions to Anthropology 23,
Smithsonian Institution Press, Washington.
—, 1980, “Of Shoes and Ships and Sealing Wax: Sundries from Zinacantán”, en Smithsonian Contributions to
Anthropology 25, Smithsonian Institution Press, Washington.
López Morales, Juan, 1992a, “Müjakujy üjn nátzi’te. Hermano árbol”, en Nuestra Sabiduría 3:5-6, Instituto Chiapaneco de Cultura,Tuxtla Gutiérrez.
—, 1992b, “Te’ najk y te’ ejsi’ (el sapo y el cangrejo), en Nuestra Sabiduría 3: 6, Instituto Chiapaneco de
Cultura,Tuxtla Gutiérrez.
Martin, Laura (ed.), 1979, “Papers in Mayan linguistics”, en Studies in Mayan Linguistics, 3, Lucas Brothers,
Columbia, Missouri.
Martin, Laura, 1977, Positional Roots in Kanjobal (M’ayan), Tesis de doctorado, University of Florida.
Martínez Cruz, Victoriano, 2007, Los adjetivos y conceptos de propiedad en chol, Tesis de maestría en Lingüística Indoamericana, CIESAS, México.
Mithun Marianne, 1991, “Active-agentive Case Marking and its Motivation”, en Language 67, s.l., pp. 510-546.
Mondloch, J. L., 1978,“Basic Quiché Gramma”, en Institute of Mesoamencan Studies 2, University of New York
at Albany, Albania.
—, 1981, Voice in Quiché May, Tesis de doctorado, University of New York at Albany, Albania.
Nichols, Johanna, 1986, “Head-Marking and Dependent-Marking Grammar”, en Language 62, s.l., pp. 56-119.
Norman, William y Lyle Campbell, 1978, “Toward a Proto-Mayan Syntax: a Comparative Perspective on Grammar”,
en Nora C. England, (ed.), Papers in Mayan Linguistics, Studies in Mayan Linguistics 2, Miscellaneous Publications in Anthropology 6-Museum of Anthropology-University of Missouri, Columbia, Missouri, pp. 136-156.
Norman, William, 1980, Grammatical Parallelism in Quiche Ritual Language, Berkeley Linguistics Society 6, pp.
387-399.
Osorio May, José del Carmen, 2005, La morfología verbal en el yokot’an “chontal” de Tecoluta, Nacajuca, Tabasco, Tesis de maestría en Lingüística Indoamericana, CIESAS, México.
Pozarenco, Juan de., 1773, Vocabulario de la lengua çoque, manuscrito original en la Biblioteca John Carter
Brown, Brown University, s.l.
Pye, Clifton y Rekart, Deborah, 1990, “La edquisición del k’iche”, en England, Nora C. y Elliott, Stephen R.
(comp.), Lecturas sobre la lingüística maya, CIRMA, Guatemala, pp. 115-126.
Robertson, John S., 1977, “A Proposed Revision in Mayan Subgrouping”, en International Journal of American
linguistics 43(2), pp. 105-120.
—, 1980, The Structure of Pronoun Incorporation in the Mayan Verb Comple, Garland, Nueva York.
—, 1992, The History of Tense/Aspect/Mood/Voice in the Mayan Verbal Complex, University of Texas Press,
Austin.
Ruz, Mario Humberto, 1985, “Vocabulario de la lengua tzeldal según el orden de Copanabastla de fray Domingo
de Ara”, en Mario Humberto Ruz (ed.), Fuentes para el estudio de la cultura maya, Universidad Nacional
Autónoma de México, México.
181
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
—, 1997, Las lenguas del Chiapas colonial, Manuscritos en la Biblioteca Nacional de París, volumen dos: lengua
zoque, Universidad Nacional Autónoma de México, s.p., México.
Schumann Gálvez, Otto, 200, Introducción a la morfología verbal del chortí, s.e., s.l.
Smith-Stark, Thomas C, 1978, “The Mayan Antipassive: some Facts and Fictions”, en Nora C. England (ed.),
Papers in Mayan Linguistics, Lucas Bros Publishers, Columbia, Missouri, pp. 169-187.
Sna Jtz’ibajom, 1988a, Ba’yel soltaro vul ta Chamula (el primer soldado llegó a Chamula), Sna Jtz’ibajom-Secretaría de Educación Pública-Dirección de Culturas Populare, San Cristóbal de Las Casas.
—, 1988b, Jitz’il bak (el esqueleto volador), Sna Jtz’ibajom-Secretaría de Educación Pública-Dirección de Culturas
Populares, San Cristóbal de Las Casas.
Storniolo, Judith A., 2008, A Comparative Study of Eastern Cholan, Tesis de doctorado, University of Pennsylvania.
Vázquez Álvarez, Juan Jesús, 2002, Morfología del verbo de la lengua chol de Tila, Chiapas, Tesis de maestría
en Lingüística Indoamericana, CIESAS, México.
Wichmann, Søren, 1994, “Mixe-Zoquean Linguistics: a Status Report”, en Doris Bartholomew, Yolanda Lastra y
Leonardo Manrique (coord.), Panorama de los estudios de las lenguas indígenas de México, tomo 1, AbyaYala, Quito, pp. 193-267.
—, 1995, The Relationship Among the Mixe-Zoquean Languages of Mexico, University of Utah Press, Salt Lake City.
Wonderly, William L, 1943, Notes on Zoque Grammar, Glandale, Cal., Summer Institute of Linguistics.
—, 1951-52, “Zoque: Phonemics and Morphology”, reimpreso del International Journal of American Linguistics,
Vol 17, Nos. 1, 2, 3, 4, 1952 y Vol 18, Nos. 1, 4, 1952.
Zavala, Roberto, 1992, El kanjobal de San Miguel Acatá, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
—, 1994, “Inverse Alignment in Huastec”, en Función, 15/16, s.l., pp. 27-81.
—, 1997, “Functional Analysis of Akatek Voice Constructions”, en International Journal of American Linguistics
63, s.l., pp. 439-474.
—. 2000, “Multiple Classifier Systems in Akatek (Mayan)” en Gunter Senft (ed.), Systems of Nominal Classification, Cambridge University Press, Cambridge, pp. 114-146.
—, 2002, “Calcos sintacticos en algunos complejos verbales mayas y mixezoques”, en Pueblos y fronteras 4, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Antropológicas-PROIMMSE, s.l., pp. 169-187.
—, 2005, “Olutec Motion Verbs: Grammaticalization under Mayan Contact”, en A. K. Simpson, (ed.), Proceedings
of the 26th Annual Meeting of the Berkeley Linguistic Society. Syntax & Semantics of the Indigenous Languages of the Americas Volumen 26s, Berkeley Linguistics Society, Berkeley, pp. 139-151.
—, 2007a, “Inversion and Obviation in Mesoamerica”, en Austin, Peter K and Simpson, Andrew (eds.), Endangered Language. Linguistische Berichte Sonderheft 14, Helmut Buske Verlag, Hamburgo, pp. 267-306.
—, 2007b, “Split Intransitives and Agentivity in Cholan and other Mayan languages”, plenarista en la Reunión de
Berkeley Linguistics Society 33, febrero 9-11 2007,Universidad de California, Berkeley.
182
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LAS ABREVIATURAS SON:
A: Juego A (marca de ergativo y poseedores); ABS: absolutivo; afir: afirmativo; AP: antipasivo; APL: aplicativo; ASEV:
aseverativo.
B: Juego B (marca de absolutivo); caus: causativo; CIT: citativo; CL1: clítico de primera persona; CLF: calsificador;
clfn: clasificador nominal; COL: colectivo; com: completivo; COND: condicional; cop: copula; CP: completivo; CP:
cláusula de relativo; def: definido; dem: demostrativo; det: determinante; DIR: direccional;
DISL:
dislocador;
DUR: durativo; ENC: enclítico; EP: epentético; erg: ergativo; est: estativo; ESTAT.INTR: estativo intransitivo; ESTATUS.D:
estatus independiente; fa: foco de agente; FOC: foco; ICP: incompletivo; IMPERF: imperfectivo; INC: incompletivo; IRR:
irrealis; ITER: irrealis; ITRS: intransitivizador; LOC: locativo; nmzr: nominalizador; pac: paciente; PAS: pasivo; perf:
perfectivo; PL: plural; prep: preposición; PRG: progresivo; PRO: pronombre; PSR: poseedor; RED: reduplicación; rel:
relativizador; SEVTDIMPRF: estatus para intransitivo en imperfectivo; SEVTDPRF: estatus para transitivos derivados en
perfectivo; SG: singular; SUB: subordinador; TT: temática para transitivos, VI: temática para intransitivos; VTD:
temática para transitivos derivados; VTI: temática para intransitivos; vtt: temática para transitivos.
183
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
EL MODELO DE FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICA DEL
PLFM Y OKMA: APORTES Y PERSPECTIVAS1
Eladio Mateo Toledo
CIESAS-SURESTE
E
ste trabajo retoma uno de los puntos del trabajo de Roberto Zavala publicado en este volumen el cual remite al papel que han desempeñado dentro de
la lingüística los maya-hablantes de Guatemala. Específicamente, el trabajo
presenta un breve resumen del modelo de formación e investigación en lingüística desarrollado por el Proyecto Lingüístico Francisco Marroquín (PLFM) y la asociación
Oxlajuuj Keej Maya’ Ajtz’iib’ (OKMA).2
En el trabajo se discuten tres temas: el entrenamiento de maya-hablantes en lingüística, un resumen de los aportes de los maya-hablantes a la lingüística y áreas relacionadas, y el futuro de la lingüística maya en Guatemala. Al respecto se muestran tres
puntos principales. Primero, los mayas usan la lingüística como una herramienta para
avanzar sus agendas de investigación y aplicación de los resultados a otros campos
como educación, estandarización, traducción, etc. Esto se pudo lograr después de al
menos dos décadas de formación e investigación iniciadas por lingüistas no mayahablantes pero que posteriormente formaron parte de los trabajos colaborativos entre
lingüistas mayas y no mayas. Segundo, los avances lingüísticos de los últimos años
son fruto de la colaboración entre lingüistas mayas y no mayas. Tercero, la lingüística
en Guatemala está «indigenizada» en el sentido de que es vista como asunto indígena.
Esta situación se ve en la falta de programas de investigación lingüística y carreras
de lingüística en los centros de enseñanza superior del país, aunque la Universidad
Rafael Landívar (URL) y la Universidad Mariano Gálvez (UMAG) representan parcialmente una excepción.
1
2
Agradezco a Nora England, Roberto Zavala, Ajb’ee Jiménez Sánchez, Telma Can y Nikte’ Sis por discusiones y
sugerencias sobre este trabajo. Un agradecimiento especial a Enrique L. Palancar por los comentarios y sugerencias al trabajo y también las correcciones del español. Sin embargo, el autor es el único responsable de cualquier
error que se encuentre en el trabajo.
OKMA se formó en 1990 con personas entrenadas en el PLFM en 1988-1989. Se debe notar que además del
PLFM y OKMA hay otras instituciones trabajando sobre lenguas mayas entre las cuales están la Academia de
Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), la Universidad Rafael Landívar (URL) con una licenciatura en lingüística y el Instituto de Lingüística y Educación y la Universidad Mariano Gálvez (UMAG) con una licenciatura en
sociolingüística, entre otras.
185
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
EL MODELO DE DOCUMENTACIÓN Y FORMACIÓN EN EL PLFM Y OKMA
El PLFM y OKMA han seguido e implementado el mismo modelo de formación e
investigación, aunque el PLFM en la actualidad no elabora ya investigaciones. El modelo de formación e investigación funciona con base en proyectos de investigación de
aproximadamente tres años. Cada proyecto contempla como ejes centrales la formación lingüística, la investigación y la divulgación de sus productos. Este apartado se
centra en la formación lingüística, los otros puntos se discuten más adelante: véase a
England (1996 y 2004) y Zavala y Smith-Stark (2007a y 2007b) sobre las investigaciones y sus aportes.3
La formación en lingüística no presupone conocimiento previo de lingüística. Ésta
es escolarizada e intensiva por un promedio de ocho meses —aunque varía en función
de los proyectos—. La formación cubre dos áreas: formación en lingüística maya con
énfasis en los idiomas sobre los que se hará la investigación y formación sobre el tema
de investigación a realizarse —como gramáticas descriptivas, dialectología, estandarización, documentación, herramientas para la documentación, etc.—. Esta formación
se suplementa con talleres intensivos que se organizan a lo largo de la investigación.
En esta área generalmente se trabaja con lingüistas extranjeros dependiendo de los
temas de investigación.4 El modelo de formación a través de talleres temáticos intensivos ha permitido que OKMA y el PLFM se integren a la red de lingüistas trabajando
en Guatemala y Méjico con quienes mantiene colaboración directa en proyectos de
investigación y colaboración institucional.
Este modelo ha formado investigadores con conocimiento en lingüística maya y
especialistas en el estudio de sus lenguas. Además, este modelo responde y plantea
una alternativa de investigación y formación ante la falta de programas de lingüística
en las universidades nacionales y privadas. Sin embargo, no tiene reconocimiento académico universitario o de otra índole ya que ni el PLFM ni OKMA son instituciones
educativas o de investigación reconocidas oficialmente en el país. En los últimos años
esto ha motivado a los miembros de OKMA a buscar formación en universidades extranjeras.
3
4
La mayor parte de los datos presentados aquí han sido discutidos y publicados por Nora England (1995, 2003,
2004, 2006). En este sentido, esta información no es nueva, pero mi enfoque y discusión difieren parcialmente de los de England.
Entre las personas que han apoyado y colaborado con OKMA y el PLFM están Judith Aissen, Terrence Kaufman, Roberto Zavala, James Mondloch, Linda Schele (q.e.p.d.), Kathryn Josserand (q.e.p.d.), Nick Hopkins,
Fidencio Briceño Chel, Laura Martin, Judith Maxwell, Mercedes Niño Murcia, Robert M. Laughlin, Nick Evans,
Colette Grinevald, Enrique L. Palancar, Paulette Levy, John Haviland, entre otros.
186
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA FORMACIÓN DE LINGÜISTAS MAYA-HABLANTES
El estudio de las lenguas mayas tuvo mayor impulso en la década de los setenta y los
ochenta por las investigaciones realizadas por lingüistas extranjeros, principalmente
provenientes de EU —véase a Zavala y Smith-Stark,2007a y 2007b sobre los estudios,
los avances, los idiomas por trabajar, etcétera.
El estudio de las lenguas mayas siguió la tradición boasiana —nombre con que se
designa el trabajo implementado por Franz Boas— de los sesenta que se enfocaba en
el estudio minucioso e interdisciplinario de las lenguas y en su clasificación en familias
lingüísticas. Los resultados del estudio de una lengua en esta tradición se reflejan en la
«trilogía boasiana» que incluye una gramática, un diccionario y una colección de textos
para cada lengua estudiada. Varios de los trabajos sobre lenguas mayas de esta época
siguen constituyéndose como ejemplos modélicos de documentación lingüística.
La investigación de lenguas mayas por lingüistas extranjeros tuvo mayor impulso
a partir de los años setenta y siguió hasta los noventa. Alrededor de los años noventa
surgió una fuerte preocupación por la pérdida lingüística que desde entonces está
ocurriendo a gran escala a nivel mundial —véase a Cristal (2000) y Hale (1992), entre
otros sobre discusión de esta pérdida—. El hecho de que la lengua sirve como vehículo depositario de conocimientos, experiencias y cultura, implica que su muerte
representa una pérdida para la humanidad en general ya que no se tendrá acceso a esta
información, especialmente si la lengua carece de descripción y/o documentación.
La extinción de la diversidad lingüística es un tema de actualidad. Entre los temas
más discutidos en la lingüística están: la descripción, la documentación, la revitalización, el entrenamiento de nativo-hablantes, la creación de centros de documentación
y archivos, etc. En Guatemala varias de estas temáticas han estado en el debate académico desde hace por lo menos dos décadas debido a la descripción y documentación de las lenguas mayas que empezó hace cuarenta años. Sin embargo, este interés
a nivel mundial ha venido a reforzar el movimiento a favor de las lenguas mayas. En
este sentido, la descripción y documentación lingüística temprana en el área maya ha
generado varios avances en la lingüística —Zavala, en este volumen— y experiencias
concretas —como la que se describe en este trabajo— que podrían proveer insumos
para proyectos de descripción y documentación.
En lo que concierne a la formación de maya-hablantes, al mismo tiempo que las
investigaciones estaban en desarrollo, varios lingüistas se interesaron en formar
nativo-hablantes como lingüistas. El proceso de formación sistemática de lingüistas
mayas empezó en 1972 bajo la dirección de Terrence Kaufman en el PLFM, continuó
con Nora England en el PLFM y OKMA, y posteriormente fue implementada por lin187
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
güistas mayas en OKMA. Antes de esta fecha, excepto el caso Adrián Inés Chávez
(England, 1995: 124), no habían mayas trabajando en lingüística en Guatemala, aunque algunos hubieran aprendido a leer y escribir sus lenguas respectivas.
La implementación de proyectos de formación se puede dividir en tres períodos.
El primer período cubre desde 1972 hasta 1976, el segundo desde 1988 hasta 2002, y el
tercero comienza alrededor de 2003 hasta la actualidad. Los datos relevantes de cada
período se resumen en la tabla 1, los cuales están basados en el trabajo de England
(2004). La tabla resume datos sobre el número de hablantes formados según su nivel
de educación formal y sexo, el enfoque de la formación, los idiomas cubiertos y la
institución que llevó a cabo esta formación. La última línea en la tabla provee información sobre los hablantes que estudiaron una licenciatura en Lingüística después de
su formación en OKMA o el PLFM.
Tabla 1. Datos sobre capacitaciones lingüísticas en Guatemala
(Basado en England, 2004)
Período 1
Institución
Hablantes
total
sexo
educ.
hombres
Período 2
Período 3
Totales
1972
1988
1989
1997
2003
PLFM
PLFM
PLFM
OKMA
OKMA
12
16
25
45
8
106
12
15
20
29
6
82
mujeres
0
1
5
16
2
24
primaria
11
1
0
0
1
13
básico
1
11
13
1
1
27
diversificado
0
4
12
44
6
documentación,
gramática y dicc.
66
Formación
Idiomas
Lic. en Ling.
diccionario gramática gramática
gramática
9 idiomas:
kaqchikel,
k’iche’,
3 idiomas: mam,
kaqchikel, q’eqchi’,
k’iche’,
ch’orti’,
mam
tz’utujiil,
poqomam,
q’anjob’al,
wasteko
0
1 (?2)
10 idiomas:
kaqchikel,
k’iche’,
mam, achi,
q’eqchi’,
tz’utujiil,
q’anjob’al,
popti’,
poqomam,
poqomchi’
9
10 idiomas:
k’iche’, kaqchikel, mam,
q’eqchi’,
ixil, chuj,
achi, popti’,
tz’utujiil,
poqomam,
5
188
4 idiomas:
teko, uspanteko,
17 idiomas
sakapulteko,
awakateko
0
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
La tabla 1 muestra algunos puntos importantes. Entre 1972 y 1976 se formaron alrededor de 80 personas (England, 1995: 129), pero solamente se incluyen los datos de
1972 por ser éstos los más precisos. En este sentido, durante cuatro décadas se formaron aproximadamente 174 maya-hablantes en lingüística y no 106 como aparece en la
tabla 1. Note que bajo cada período —o año— se incluye una línea sobre el total de
hablantes formados, el cual se presenta en dos formas: según sexo y según educación
formal.5 El incremente en el nivel de educación formal de los participantes a lo largo
de los años es notorio, éste era bajo en 1972 pero alto en 1997 o 2003. Además, un
promedio de 20 personas formadas estudiaron una licenciatura en Lingüística. A lo
largo de estas cuatro décadas la formación fue principalmente en la descripción y la
documentación de las lenguas, pero se trabajaron otros temas. En cuanto a lenguas, el
PLFM y OKMA no lograron trabajar todas las lenguas mayas ya que se trabajaron sólo
16 de las 21 que se hablan en Guatemala —más el wasteko que se habla en México.
PRIMER PERÍODO (1972-1976)
En los años 1972, 1974 y 1976, el PLFM desarrolló tres proyectos de formación donde
se entrenaron alrededor de 80 personas bajo la dirección de Terrence Kaufman (England, 1995: 129). El entrenamiento de 1972 es el primer caso de formación en lingüística dirigido a mayas que se conoce en la historia del país. Es relevante notar que el
PLFM fue fundado por lingüistas extranjeros y pasó más tarde en 1975 a la dirección
de lingüistas mayas.
En la tabla 1 se muestran los datos de 1972 para efectos de comparación. Este año
se formaron doce personas con un nivel de educación formal bajo (sólo uno tenía nivel
básico y el resto tenía primaria). El enfoque de la formación fue mayormente sobre la
elaboración de diccionarios, aunque también recibieron formación sobre gramática
y fonología. Para este año se trabajaron tres idiomas: k’iche, kaqchikel y mam, pero
entre 1974 y 1976 se consiguieron trabajar diez más, sumando un total de trece lenguas
mayas (England, 1995:129).
Los aportes de esta época son diccionarios, entre los que se encuentran diccionarios del tz’utujiil, k’iche’, mam y kaqchikel. Algunos de estos siguen siendo los mejores
escritos para estas lenguas.
Durante este período formativo los hablantes no lograron desarrollar una visión
madura sobre el papel que podría desempeñar la lingüística para los idiomas mayas.
5
Los niveles de educación primaria, básico y diversificado corresponden a primaria, secundaria y preparatoria
en el sistema educativo de México.
189
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Esto se debe en parte por el bajo nivel de educación formal, pero fundamentalmente a
circunstancias sociopolíticas del país que imposibilitaron su desarrollo, por ejemplo
la que existía una imperante política de eliminar las lenguas indígenas, la persecución
que sufrieron algunos mayas que se habían formado, y el hecho de que la educación
formal se veía como un proceso de alienación y enajenación entre la población indígena, etc. Además la guerra en Guatemala se intensificó entre 1978 y 1984 y ésta bloqueó
todo tipo de organización.
Para concluir esta sección debemos resaltar, sin embargo, que aunque la formación
no tuvo mayor impacto político y académico, esta tuvo sus propios méritos. Varios
de los mayas formados llegaron a ser los primeros maestros, escritores, traductores,
en sus comunidades y en algunos casos siguen siendo los mejores entrenados en sus
lenguas. El caso más notable es el de Florentino Ajpacajá (q.e.p.d.), quién escribió el
primer diccionario monolingüe completo que existe del k’iche’.
SEGUNDO PERÍODO (1988-2002)
Durante el segundo período se entrenaron 86 hablantes. De estos 86 hablantes, 41 se
formaron entre 1988 y 1989 en el PLFM y el resto (45) en 1997 en OKMA.6 El PLFM y
OKMA no tenían la capacidad de emplear el total de los recursos humanos formados,
pero esto no significó una pérdida ya que estos hablantes llegaron a laborar en instituciones como la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), la Dirección
General de Educación Bilingüe Intercultural (DEGEBI), la Universidad Rafael Landívar
(URL), entre otras.
Este período muestra un aumento en el nivel de educación formal de los participantes comparado con el período anterior (tabla 1). En 1988, sólo cuatro hablantes
tenía nivel diversificado y el resto nivel básico, pero en 1989 más o menos un 50%
tiene nivel básico y otro 50% nivel diversificado. El contraste más claro se da en la capacitación de 1997 donde los participantes habían estudiado el nivel de diversificado.
La formación lingüística de este período se enfocó en técnicas para producir
gramáticas descriptivas siguiendo un modelo escolarizado intensivo durante más o
menos ocho meses. A la par de la formación escolarizada y durante los períodos de
investigación, se implementaron módulos de formación en temas especializados impartidos por lingüistas que trabajan en lenguas mayas o en otras lenguas indígenas de
Mesoamérica. Estos talleres se implementaron como un sistema de formación permanente ante la falta de carreras de lingüística en las universidades nacionales.
6
En la tabla 1, no se incluyen cinco personas que trabajan en OKMA sin ser formados por OKMA o el PLFM.
190
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
En cuanto al diseño e implementación de la formación, en el período 1988-1989 éstas fueron perfiladas y dirigidas por Nora England. Sin embargo, la de 1997 fue diseñada, dirigida e implementada por lingüistas maya-hablantes que trabajaban en OKMA
bajo la asesoría de England. En este sentido, el año 1997 representa el comienzo de
los entrenamientos en lingüística dirigidos por maya-hablantes. Éstos se extendieron a las universidades —como la URL y la UMAG—, donde los miembros de OKMA
enseñaron lingüística. Además, los miembros de OKMA implementaron talleres de
formación lingüística sobre la gramática de sus idiomas en sus comunidades.
Varios hechos relevantes en el contexto nacional merecen mención ya que permiten
entender el progreso y el impacto del trabajo de OKMA y el PLFM para el ámbito indígena y cultural del país. En este período se abren varias oportunidades de educación
formal para la población indígena a través de centros educativos y programas como las
escuelas normales, el Instituto Indígena Santiago, el Instituto La Salle, el Instituto Indígena del Socorro, el Programa Nacional de Desarrollo Integral para la Población Maya
(PRODIPMA), etc. Después de 1985 —el comienzo de la denominada «era democrática»—
el «movimiento maya»7 se fortificó y surgió como un movimiento cultural y menos político debido a los efectos de la guerra que aun no terminaba (England, 2006: 4).
Por otro lado, en 1987 se logra la oficialización del alfabeto para escribir las lenguas
mayas bajo el Acuerdo Gubernativo 1046-87. Este mismo año empezó la formación de
la ALMG, la cual se oficializó tres años más tarde. Estos dos hechos de 1987 son trascendentales en la vida política de los idiomas mayas ya que les da un reconocimiento
semioficial aunque esto no alteró su status de «patrimonio cultural» dentro de la constitución política de la república —Artículo 143—. El Convenio 169 sobre los pueblos
indígenas y tribales promulgado en 1989 por la OIT refuerza el movimiento maya y, de
manera indirecta, los idiomas mayas también. En 1996 se firman los acuerdos de paz
siendo uno de éstos el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, el
cual contiene una sección específica sobre lenguas indígenas. Éste también refuerza el
movimiento a favor de las lenguas mayas. En este mismo período se abren dos programas de licenciatura, uno en la URL y otro en la UMAG, que fortalecen el interés por las
lenguas mayas aunque sin mayor impacto en la investigación. Cabe mencionar también que en este período es cuando la cobertura de la educación bilingüe se amplía, lo
cual demanda la creación de materiales educativos en lenguas mayas.
En general, los hechos mencionados arriba proveen de un contexto favorable para
la implementación de proyectos de formación e investigación lingüística. De hecho,
7
Los corpus están archivados en el Archivo de Lenguas Indígenas de Latinoamérica (AILLA) en la Universidad de
Texas y en el archivo del Endangered Language Documentation Programme en Londres, Inglaterra.
191
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
varios de los miembros del PLFM y OKMA participaron activamente en estos movimientos e instituciones. Su formación les permitió plantear políticas de mayor incidencia social y política, aunque no siempre tuvieron resonancia debido a las implicaciones que tendrían para un país como Guatemala que lamentablemente sigue
contemplando la diversidad lingüística como un problema.
A continuación resumo los resultados y trabajos de mayor relevancia que se produjeron en el PLFM y OKMA en este período. Los hablantes formados en este período
desarrollaron una visión sobre la lingüística como un campo de estudio y también
para avanzar agendas culturales, educativas y políticas que resultó en un movimiento
«pro-lenguas mayas». Esto se observa en la variedad de temas discutidos y las investigaciones realizadas (Zavala y Smith-Stark, 2007b).
Entre los temas de mayor enfoque estaban: la documentación de la tradición oral,
la revitalización lingüística (ya que la pérdida lingüística equivalía a pérdida cultural,
Brown, 1996; England, 1995, 1996; Fisher, 1996; Jiménez, 1998), el impulso de la educación bilingüe a través de la creación de materiales como gramáticas pedagógicas,
libros de lectura, manuales de lectoescritura, además de la estandarización, políticas
lingüísticas dirigidas a la ampliación de los ámbitos de uso de las lenguas y su modernización, formación de maestros en gramática maya, entre otros. En este sentido, la
lingüística se concibió como algo académico y también como un instrumento que sirve para la educación, documentación, enseñanza, justicia, salud, etcétera. En general,
saber lingüística (maya) se convirtió en un instrumento de poder para implementar
cambios a favor de las lenguas (Barrett, 2005).
En términos de producción, Zavala y Smith-Stark, (2007a, 2007b) han elaborado
el documento más completo sobre los aportes de los mayas a la lingüística. El siguiente resumen está basado en el trabajo de Zavala y Smith-Stark —Z&S-S, de aquí en
adelante—. Z&S-S reportan que entre 1990 y 2006 se produjeron alrededor de 912
documentos sobre lenguas mayas de Guatemala —535 libros, 139 tesis y 238 artículos—. Esta producción contrasta con la reportada por Hopkins y Josserand (1994)
quienes registran solamente 96 entradas para Guatemala entre 1973 y 1989. El idioma
empleado en los documentos también es relevante, Z&S-S reportan que el 88% (809
de 912) de estos documentos están escritos en español: se trata de 509 de 535 libros,
130 de 143 tesis, y 170 de 256 artículos.
La mayor parte de los documentos reportados por Z&S-S fueron escritos por mayas como se ve en los siguientes detalles. En cuanto a libros, Z&S-S reportan que
aproximadamente el 50% (203) fue escrito por indígenas, lo cual contrasta con un 4%
(cuatro de 96) registrado por Hopkins y Josserand. En relación a tesis, Z&S-S reportan veintitres tesis de licenciatura escritas por indígenas; seis tesis de maestría escri192
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
tas en Estados Unidos de América y Canadá, dos de los cuales son de autores indígenas; y nueve tesis doctorales escritas por no maya-hablantes. En contraste, Hopkins
y Josserand reportan veintitres tesis de doctorado y una tesis de maestría escritos por
no indígenas entre 1973 y 1989. La producción de artículos y capítulos en libros por
parte de maya-hablantes es menor comparado con la producción de libros. De los 238
artículos reportados por Z&S-S, el 24% (58 de 238) fue escrito por mayas, mientras
que el 76% (180 de 238) por no maya-hablantes. Además, de los 58 artículos escritos
por maya-hablantes, sólo 14 aparecen en revistas profesionales o libros de mayor circulación y el resto aparece en memorias de congresos o conferencias.
La cantidad de idiomas trabajados durante este período también muestran un aumento, aunque no se trabajaron todos los idiomas mayas de Guatemala. Se estudiaron
concretamente catorce idiomas: kaqchikel, k’iche’, mam, q’eqchi’, ch’orti’, tz’utujiil, poqomam,
poqomchi’, q’anjob’al, ixil, chuj, achi, popti’ y wasteko.
En esta época se produjeron documentos de importancia, muchos de los cuales
siguen siendo los mejores o únicos disponibles en algunas lenguas. A continuación se
resumen los más relevantes —véase a Zavala y Smith-Stark 2007b sobre la bibliografía completa—. Entre los libros con enfoque lingüístico se encuentran:
* 1 diccionario monolingüe de k’iche’ (por Florentino Ajpacajá Tum)
* 1 libro informativo sobre lenguas mayas, Maya’ Chii’ (1993)
* 1 vocabulario comparativo en lenguas mayas (2003)
* 7 estudios de variación dialectal (2000, una publicada en 2007)
* 5 gramáticas de referencia (1997-1998)
* 7 bosquejos gramaticales (1993-1996)
* Bases de datos (léxicos y textos) para cada lengua estudiada
Además se produjeron materiales de enseñanza y estandarización. Entre los materiales más importantes en estos campos se cuentan:
* 5 gramáticas prescriptivas (1994)
* 6 gramáticas pedagógicas (1993-1996)
* 7 propuestas de estandarización (inéditos)
* 12 libros de lectoescritura monolingües en maya (2001)
En resumen, estos datos muestran un descenso en el estudio de lenguas mayas de Guatemala por parte de lingüistas extranjeros, pero una producción masiva de parte de
lingüistas maya-hablantes concentrado mayormente en la producción de libros y en
193
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
menor escala en artículos. Sin embargo, existe una producción casi nula a los niveles
de doctorado y maestría. El número de idiomas estudiados va en aumento, pero aún no
cubre todas las lenguas mayas de Guatemala. En este período también se fortaleció el
trabajo lingüístico en Guatemala y se puntualizó una visión sobre el papel que juegan
los hablantes en el futuro de sus propias lenguas. Además se fortalece un modelo de trabajo colaborativo entre las comunidades y los lingüistas hablantes y extranjeros.
TERCER PERÍODO (2003-ACTUALIDAD)
Este período representa de alguna manera la continuación del trabajo del período anterior pero también representa un descenso en la investigación debido a los factores que
se resumen abajo. Este período también representa una etapa de transición en la lingüística maya ya que varios mayas están estudiando maestrías y doctorados en el extranjero.
En este período, específicamente en 2003, OKMA entrena a ocho personas con
un nivel de educación formal similar al de 1997 (véase tabla 1). El enfoque del entrenamiento es más amplio que en los períodos anteriores. El entrenamiento se enfoca
en descripción y documentación lingüística y en la elaboración de diccionarios. Sin
embargo, el tiempo de formación es más corto ya que esta sólo dura cuatro meses. Este
nuevo equipo lleva a cabo el proyecto de documentación más exhaustivo en la historia
de OKMA, el cual se enfoca en la producción de una gramática, un diccionario y un
corpus de textos de habla natural.
El proyecto del 2003 se enfocó en la documentación de las lenguas uspanteko,
sakapulteko, awakateko y teko y en la elaboración de diccionarios estándares en mam
y kaqchikel. Al igual que en los períodos anteriores, la producción incluye documentos académicos, de estandarización y educativos. Varios de los trabajos mencionados
abajo se realizaron en años anteriores pero se publicaron en este período. Entre estos
productos encontramos:
* 2 diccionarios bilingües estándares (2008)
* 4 diccionarios bilingües no estándares (2008)
* 4 gramáticas de referencia (2008, una inédita)
* 8 estudios de derivación de palabras (2008)
* 4 corpus lingüístico (de alrededor de 50 horas con un 75% desglosado)8
8
Es relevante notar que en los últimos años varios mayas de Guatemala salen a estudiar pos-grados en lingüística en universidades extranjeras. Actualmente, una persona estudia una maestría en Lingüística y Epigrafía,
tres estudian un doctorado en Lingüística y uno ha culminado su doctorado. Nótese también que otros mayas
—que trabajaron en OKMA— están estudiando o han terminado una maestría y/o doctorado en Antropología.
194
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
* 13 gramáticas pedagógicas estándares (2004)
* 1 gramática normativa (2008)
* 10 cursos de gramática maya en CD-ROM (en diez idiomas mayas, 2004)
Es relevante notar dos diferencias de este período con respecto a los anteriores. En
primer lugar, en el proyecto del 2003, los lingüistas en OKMA empiezan a estudiar
lenguas que no son sus lenguas maternas. Específicamente, las gramáticas descriptivas del uspanteko, teko, sakapulteko y awakateko fueron escritas por lingüistas
mayas no hablantes de estas lenguas. Al igual que en otros proyectos estos autores
trabajaron con un equipo de nativo-hablantes de estas lenguas. La segunda diferencia proviene del hecho de que varios miembros de OKMA desarrollan investigaciones sobre temas parcialmente explorados en maya con el apoyo de lingüistas
trabajando en otras lenguas indígenas de Mesoamérica. Entre estos temas están:
la dependencia sintáctica, la predicación secundaria, la predicación compleja, las
cláusulas complejas, entre otras.
En este período varios sucesos toman lugar y tienen impacto sobre la investigación
de lenguas mayas. La investigación en OKMA fue financiada mayormente por instituciones internacionales e instituciones académicas extranjeras, entre las que están La
Agencia Noruega para la Cooperación y el Desarrollo (NORAD), Foundation for the
Advancement of Mesoamerican Studies (FAMSI), Endangered Language Documentation Programme (ELDP), entre otros. En el año 2008, este apoyo se vio reducido. Consecuentemente, OKMA cierra sus actividades en el mes de agosto de 2009. Las instituciones de educación superior en Guatemala no han creado programas de investigación y de
formación de posgrado en Lingüística, a pesar de los varios esfuerzos de parte de OKMA
y el PLFM para impulsar su creación. Incluso, los dos programas de licenciatura —en
la URL y la UMAG— tienen problemas en reclutar estudiantes; consecuentemente la
URL cerró dicha licenciatura y la UMAG está a punto de cerrarla. Sin embargo, se abren
oportunidades para realizar estudios de posgrado en el extranjero: específicamente, la
Fundación Ford establece en 2001 un programa de becas dirigido a «poblaciones de escasos recursos» para realizar estudios de posgrado. Cuatro mayas de Guatemala han
estudiado una maestría en Lingüística con esta beca. Además, dos programas de lingüística se perfilan como las alternativas para entrenar nativo-hablantes en lingüística:
la Universidad de Texas en Estados Unidos de América y el CIESAS en México. En 2001
el Departamento de Lingüística de la Universidad de Texas en Austin crea un programa
enfocado en abrir espacios para estudiantes indígenas de Latinoamérica. En el CIESAS,
el programa de maestría en Lingüística Indoamericana fortalece su enfoque en lenguas
indígenas y comienza a atraer estudiantes mayas de Guatemala.*
195
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
¿HACIA DÓNDE VAMOS?
En este trabajo he hecho un breve resumen del modelo de formación e investigación
lingüística desarrollado en el PLFM y OKMA en Guatemala. El éxito de este modelo
radica en el trabajo colaborativo entre lingüistas extranjeros —es decir, no guatemaltecos— lingüistas maya-hablantes y las comunidades indígenas en donde se hablan
estas lenguas. Esta experiencia de formación e investigación lingüística se refinó a lo
largo de al menos cuatro décadas y provee insumos para la creación y formación de
centros de descripción y documentación para las lenguas en peligro y también para
continuar con el estudio de lenguas mayas.
Actualmente, la formación e investigación lingüística en Guatemala enfrenta
varios retos, entre los cuales están los siguientes. En términos de infraestructura,
se necesita crear un centro de investigación en lingüística permanente y programas de posgrados en lingüística para formar más recursos humanos. En cuanto
a investigación, como lo ha descrito Zavala en este volumen, hacen falta muchas
investigaciones; varias lenguas mayas aún no están documentas de forma apropiada, como por ejemplo el ixil, el chuj, el mopan y el ch’orti’; la mayoría de las lenguas
mayas estudiadas carecen de un corpus de habla natural, la semántica y pragmática en lenguas mayas necesitan más investigación. Véase a Ameka (2006) sobre los
posibles aportes de los nativo-hablantes a estos campos: el contacto lingüístico
entre las lenguas mayas está poco explorado, hacen falta estudios de sociolingüística, etcétera. En el área de lingüística aplicada se necesitan programas para llevar
a cabo proyectos de revitalización lingüística, enseñanza de las lenguas, creación
de materiales educativos, divulgación de las investigaciones lingüísticas en las
comunidades, etcétera.
La mayor parte de las investigaciones lingüísticas y los recursos humanos sobre
lingüística maya en Guatemala se han producido en OKMA. Su cierre tiene implicaciones para la continuación de las investigaciones lingüísticas. Es difícil predecir
el futuro de tales investigaciones, pero esto representa solamente un momento de
transición ya que los maya-hablantes estudiando posgrados en el extranjero le darán
mayor impulso. Concluyo resaltando que existe suficiente experiencia para afrontar
estos retos. Sin embargo, estos demandan una formación académica de alta calidad
para producir soluciones y aportes concretos tanto a la lingüística como a las comunidades y a la construcción de una sociedad multilingüe como Guatemala.
196
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
BIBLIOGRAFÍA
Ameka, Félix K., 2006, Real Descriptions: Reflections on Native Speakers and Non-native Speakers Descriptions
of a Language", en Felix K. Ameka, Alan Dench y Nicholas Evans (eds.), Catching Language, the Standing
Challenge of Grammar Writing, Berlin: Mouton de Gruyter, pp. 69-112.
Bastos, Santiago y Manuela Camus, 1995, Abriendo caminos: las organizaciones mayas desde el Nobel hasta
el Acuerdo de Derechos Indígenas, Guatemala City, FLACSO.
—, 1996,.Quebrando el silencio: organizaciones del pueblo maya y sus demandas, 1986-1992, Guatemala
City, FLACSO.
Barrett, Rusty, 2005, "Five Oxlajuuj Keej Mayab’ Ajtz’iib’ (OKMA) Grammars", en International Journal of American Linguistics, s.l. 71 (2): 215-221.
Brown, Robert McKenna, 1991, Language Maintenance and Shift in four Kaqchikel Maya Towns,
.
Tesis de doctorado, Universidad de Tulane en Nueva Orleans.
—, 1996, "The Mayan Language Loyalty Movement in Guatemala", en R. McKenna Brown and Edward F. Fisher
(eds.), Maya Cultural Activism in Guatemala, Texas: University of Texas Press, pp. 165-177.
Cojti Cuxil, Demetrio, 1997, Ri Maya’ Moloj pa Iximulew: el movimiento maya en Guatemala, Guatemala City,
Cholsamaj.
Crystal, David, 2002,. Language Death, Cambridge, Cambridge University Press.
England, Nora C., 1995, "Linguistics and Indigenous American Languages: Mayan Examples", en Journal of Latin
American Anthropology, s.l. 1: 122-149.
—, 1998, Mayan Efforts Toward Language Preservation", en Lenore Grenoble y Lindsay Whaley (eds.), Endangered Languages, Cambridge University Press, pp. 99-116.
—, 2003, "Maya Linguists, Linguistics, and the Politics of Identity", en Proceedings of the Tenth Annual Symposium about Language and Society- Austin, April 12-14, 2002, Texas Linguistics Society 45:33-45.
—, 2003, "Mayan Language Revival and Revitalization Politics: Linguists and Linguistic Ideologies", en American
Anthropologist, s.l. 105(4):733-743.
—., 2004, La capacitación e investigación lingüística en OKMA, Guatemala, ms.
—, 2006, "The Influence of Mayan-speaking Linguists on the State of Mayan Linguistics", en Linguistische Berichte Sonderheft 14, s.l., s,p.
Fischer, E. y Brown, R. (eds.), 1996, Maya Cultural Activism in Guatemala, Austin, University of Texas Press.
Fisher, Edward F. y R. McKenna Brown, 1996, "Introduction: Maya Cultural Activism in Guatemala", en R. McKenna
Brown y Edward F. Fisher (eds.), Maya Cultural Activism in Guatemala, Texas, University of Texas Press, pp. 1-18.
García Ixmatá, (Ajpub’) Pablo, (Ixkeem) Nora C. England, (Lolmay) Pedro Óscar García Mátzar, (Nik’te’) María Juliana Sis Iboy, (Saqijix) Candelaria Dominga López Ixcoy y (Waykan) José Gonzalo Benito Pérez, 1993, Maya’
Chii’: los idiomas mayas de Guatemala, Guatemala, Cholsamaj.
Hale, Ken, 1992, "Language Endangerment and the Human Value of Linguistic Diversity", en Language 68:
35-42.
197
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Hopkins, Nicholas A. & J. Kathryn Josserand, 1994, "Pasado, presente y futuro en la lingüística maya", en Leonardo Manrique, Yolanda Lastra y Doris Bartholomew (coordinadores), Panorama de los estudios de las
lenguas indígenas de México, tomo 1, Abya-Yala 16 collection, Ediciones Abya-Yala, Quito, Ecuador, pp. 269333.
Jiménez, Odilio (Ajb’ee), 2000, The Politics of Mayan Language Revitalization in Guatemala, Ponencia presentada en la XXI Conferencia del Institute of Latin American Studies Student Association (ILASSA),
UT, Austin.
Warren, Kay B., 1998, Indigenous Movements and their Critics: Pan-Mayan Activism in Guatemala City, Princeton, Princeton University Press.
Zavala Maldonado, Roberto y Thomas Smith-Stark, 2007a, Evaluation of Asociación Oxlajuuj Keej Maya Ajtziib
–OKMA Linguistic Research, Commissioned by the Royal Norwegain Embassy in Guatemala. Guatemala.
—, 2007b, The Current Situation Research on Mayan Languages: Bibliography of Linguistic Studies of Mayan Languages in Guatemala 1990-2006, with Special Reference to OKMA,. Commissioned by the Royal Norwegain
Embassy in Guatemala, Guatemala.
Zavala, Maldonado, 2009, El estado de la lingüística en Chiapas y Guatemala: aportes y perspectivas, Conferencia Magristral, VII Congreso Centroamericano de Antopología, San Cirstóbal de Las Casas, Chiapas.
198
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA SITUACIÓN DE LOS ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS EN NICARAGUA.
INTEGRANDO INVESTIGACIÓN Y COMUNIDAD(ES)1
Elena Benedicto
PURDUE UNIVERSITY
DISTRIBUCIÓN DE LAS LENGUAS INDÍGENAS DE LA NICARAGUA ACTUAL
N
icaragua, en el istmo centroamericano con fronteras encajadas entre Honduras y Costa Rica, es un país lingüística y culturalmente dividido en dos
mitades longitudinales: el Pacífico al Oeste y la Costa al Este. Con dos historias coloniales bien diferentes, el Pacífico es hispano-hablante, con pocas comunidades todavía conscientes de su identidad indígena, como es Subtiava contigua a León,
mientras la mayoría se asimiló como comunidades campesinas aun manteniendo un
buen número de indicadores culturales propios. El territorio que se conoce como la
Costa, Costa Atlántica o Costa Caribe; por otro lado, está constituido básicamente
por la mitad Este del país, incluyendo lo que se conoce oficialmente como Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) y Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS);
es aquí donde en la actualidad sobreviven las lenguas indígenas y autóctonas del país.
Y es de estas lenguas que hablaremos en este trabajo.
Aparte del español que se usa como lengua nacional, las lenguas de la Costa se
agrupan tradicionalmente en lenguas indígenas —de los grupos originarios del territorio— y lenguas autóctonas surgidas en la zona después de la colonización europea.
Las lenguas indígenas incluyen, por un lado, el rama, de la familia chibcha que se
habla en la RAAS y, por otro, el miskitu, y las dos lenguas sumu, el mayangna —sumu
del Norte— y el ulwa —sumu del Sur—, las tres de la familia misumalpa. Entre las
lenguas autóctonas figuran el garífuna y el kriol de base inglesa.
El rama se habla, aunque en situación muy precaria, al sur de Bluefields en la RAAS
en dos zonas lingüísticamente bien diferenciadas, la isla de Rama Cay, donde una forma de creole es dominante, y a lo largo de la costa y en la zona de selva —Cane Creek,
Punta Águila y Wirin Cay, entre otras—, donde la lengua ha estado más vital.
1
Tengo una gran deuda de gratitud con todas las personas que han colaborado enviándome información sobre
las lenguas o áreas que trabajan. Barbara Assadi, Jane Freeland, Colette Grinevald, Andrew Koontz-Garboden,
Arja Koskinen y Danilo Salamanca me dieron todos valiosa información. Por supuesto, cualquier ausencia o falta es mi propia responsabilidad. Gracias también a los organizadores del VII Congreso Centroamericano de Antropología por invitarme a participar, y en especial a Gabriel Ascencio por su ayuda invaluable en preparar este
manuscrito; y, por supuesto, a los doctores Roberto Zavala y B’alam Mateo por compartir su sesión conmigo.
199
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
El miskitu se habla, mayoritariamente, por toda la RAAN, especialmente a lo largo
del río Coco, y en algunos núcleos minoritarios en la RAAS. Tradicionalmente, se ha
hablado de tres dialectos principales: el tâwira en la zona propiamente de la costa,
desde Laguna de Perlas hasta Bihmuna; el wangki a lo largo del río del mismo nombre —también conocido como río Coco—; y el mam del lado de Honduras —véase
Salamanca, en prensa—. Si bien se reconocen diferencias léxicas y quizás también
fonológicas, generalmente se acepta que estas variantes son mutuamente inteligibles.
Hasta el momento no se dispone de un estudio sistemático que abarque todos los
niveles de descripción lingüística.
Los grupos sumu hablan dos lenguas independientes bien diferenciadas: el ulwa
y el mayangna. El ulwa se habla en la comunidad de Karawala en la RAAS. Su status como lengua independiente, y no como variante dialectal del mayangna, quedó
bien establecido en Hale (1991b), aunque persiste la idea popular de su status como
variante. El mayangna, a su vez, distingue al menos dos variantes dialectales bien establecidas. Su variante más extendida, el panamahka, se habla en la zona alrededor
de Musawas, extendiéndose al área entre las minas de Rosita y Bonanza, en Umra
cerca de río Coco y en Awastingni en el río Wawa; en su variante tuahka, se habla en
la zona alrededor de Wasakin, en el cauce del río Bambana; en el río Bocay existe otro
grupo cuya lengua no ha podido ser evaluada hasta el momento, pero que parece ser
diferente tanto del panamahka como del tuahka, y algo parecido puede suceder con
las comunidades del río Lakus; finalmente, existe otro grupo, el tawahka, con ciertas
diferencias pero básicamente similar a la variante panamahka, que se ubica en el territorio hondureño, al otro lado del río Coco. Lehmann (1920) menciona otros grupos de
habla sumu, que en la actualidad parecen haber dejado de existir; es posible que al menos algunos de estos grupos hayan pasado por un proceso inicial de cambio lingüístico seguido de un cambio de identidad étnica, tal como propone Jamieson (2001).
Mientras que la afiliación del rama a la familia chibcha parece incuestionable, la
afiliación de la familia misumalpa ha sido más controvertida, en ocasiones incluyéndola dentro de una hipotética agrupación genética que se denominaría macrochibcha.
La evidencia para esta última es, en el mejor de los casos, tenue, tal como Craig y Hale
(1992) argumentaron en su momento, y así se suele más comúnmente considerar el
misumalpa como una familia aislada.
La familia misumalpa incluye otras lenguas que hoy en día ya no se hablan, específicamente, el subgrupo matagalpa, con el cacaopera que se hablaba en El Salvador, y el
matagalpa, que se hablaba en la zona central nicaragüense.
200
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
La familia misumalpa (Benedicto y Hale, 2000)
Entre las lenguas autóctonas se suele incluir el kriol, de base inglesa, hablado en la
RAAS al sur, también identificado como Miskitu Coast Creole (MCC) y que puede
incluir variantes específicas como la de Rama Cay Creole (RCC) hablado por comunidades rama; y el garífuna, una lengua cuyo origen se remonta, según los especialistas, a una lengua arawak con elementos de lengua carib y a las lenguas africanas que
entraron en contacto con ella.
Las relaciones que se establecen entre estas lenguas son complejas y tienen que
ver con jerarquías sociales y lingüísticas que se han ido formando a lo largo de siglos
de interacción en el territorio. Esta compleja jerarquía lingüística fue propuesta por
Norwood (1993), y sugiere una correlación inversa entre la posición de una lengua en
la jerarquía y el nivel de multilingüísmo de sus hablantes. Esto es, cuanto más abajo en
la jerarquía, más lenguas se hablan.
Esta jerarquía no es, sin embargo, absoluta, sino más bien relativa. En el Norte
(RAAN), la lengua más extendida actualmente es el miskitu, posiblemente por razones históricas de alianzas con las fuerzas colonizadoras británicas. Esta alianza les
proporcionó armas y, por tanto, fuerza militar ya en el siglo XVII lo cual, a su vez, les
permitió empujar hacia el interior a los grupos sumu que, según las historias orales y
los topónimos de toda la región permiten establecer, ocupaban la mayor parte de este
territorio. En el Norte, pues, el miskitu es lengua dominante, y si hay desplazamiento
o asimilación lingüística, ésta se produce hacia el miskitu. Sin embargo, en el Sur, el
kriol es lengua dominante por su proximidad al inglés y al papel dominante que primero los británicos y luego los estadunidenses jugaron en la zona. Aquí el miskitu es
lengua subordinada y se puede así observar la existencia de desplazamiento lingüístico hacia el kriol, adoptándolo la población miskita como lengua propia. Lo mismo
201
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
ocurre con el rama, garífuna y ulwa que también se hablan en situación de desigualdad en el Sur, y que sufren un desplazamiento lingüístico hacia el kriol mientras que
el Ulwa, también en el Sur pero limítrofe con el Norte, se desplaza hacia el Miskitu.
A todo ello se suma el español como lengua nacional que puede, parece, empezar a
ejercer alguna influencia especialmente en zona urbana, pero se ha mantenido tradicionalmente al margen, en paralelo a la compleja situación de interacción lingüística
de las lenguas indígenas y autóctonas de la zona.
Más allá de la jerarquía lingüística y social entre las lenguas se puede agrupar su
estudio en tres etapas diferenciadas: el comienzo a principio del siglo XX; los años
ochenta con los trabajos de Lingüistas por Nicaragua y CIDCA; y los años 90 en adelante, con la apertura de la URACCAN y el desarrollo de los métodos de investigación
participativa.
COMIENZO DEL SIGLO XX. ETAPA DESCRIPTIVA E HISTÓRICA
El auge en el estudio sistemático y científico de las lenguas de la zona a comienzo del
siglo XX constituye un verdadero hito, antes se contaba únicamente con ciertos materiales en forma de esbozos y vocabularios. Esta primera etapa está caracterizada por
estudios de tipo histórico, clasificatorio y descriptivo, de acuerdo al talante científico
de la época, recuérdese que en Europa eran tiempos de neogramáticos, seguidos a
corto espacio en Norteamérica por el comienzo de la escuela de lingüística americana
de Boas, Bloomfield y Sapir.
Dentro de esta etapa, se pueden distinguir tres fases. La primera de ellas comienza
de hecho justo antes del comienzo del siglo, y viene identificada por el trabajo de Brinton (1895, 1891) sobre el subgrupo matagalpa de la familia misumalpa. La segunda fase
constituye el primer tratamiento sistemático de las lenguas de esta zona, y se halla
representada principalmente por el monumental trabajo de Lehmann (1910, 1920), así
como de los más reducidos de Conzemius sobre las lenguas misumalpa, el rama y el
garífuna (1929a, 1929b, y 1973).2 Es en este momento cuando nace el término misumalpa como resultado de las iniciales de las principales lenguas que incorporan la familia:
miskitu, sumu y matagalpa (Mason, 1939, 1940). Incluímos aquí también los trabajos
de Heath cuya obra, aunque para fines misioneros, tuvo una gran repercusión en la
investigación posterior sobre el miskitu.3 La última fase de esta época viene marcada
2
3
La publicación de 1973 se reprodujo a partir de los trabajos de 1928 y 1930, los cuales se apoyan sustancialmente en la obra de Lehmann.
Véase también Salamanca (2007) para más datos sobre gramáticas y diccionarios llevados a cabo por misioneros mayormente moravos, a mediados y finales del siglo XIX.
202
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
por los más modernos y sistemáticos estudios de los años setenta, especialmente de
carácter histórico, liderados por Campbell y Kaufman, pudiéndose también incluir
aquí, por su carácter histórico y descriptivo, los trabajos de Constenla sobre el misumalpa y de Holm sobre el kriol, así como el de Taylor sobre el garífuna.
Obras de la Etapa I. Descriptiva e histórica
Fase 1
Brinton, Daniel, 1891, The American Race: a Linguistic Classification and Ethnographical Description of the Native Trives of North and South America, New York.
Brinton, Daniel, 1895, «The Matagalpan Linguistic Stock of Central America», en Proceedings
of the American Philosophical Society, 34: 403-415.
Fase 2
Conzemius, Eduard, 1929a, «Notes on the Miskito and Sumu languages of Eastern Nicaragua
and Honduras», en International Journal of American Linguistics, 5: 57-115.
—, 1929b, «Die Rama Indianer von Nicaragua», en Zeitschrift für Ethnologie, 59: 291-362.
Conzemius, Eduard, 1973, «Material zur Garif-Sprache (Honduras)», en Indiana, vol. 1: 129-156.
Heath, G.R. y W.G. Marx, 1961, Diccionario miskito-español, español-miskito, Tegucigalpa,
Imprenta Calderón. [1983 en Winston-Salem: Hunter Publishing Co.]
Heath, G.R., 1913, «Notes on Miskito Grammar and other Indian Languages of Eastern Nicaragua», en American Anthropologist, 15: 48-62.
—, 1927, Grammar of the Miskito Language, Hernnhut (Alemania), F. Lindenbein.
—, 1950, «Miskito Glossary with Ethnographic Commentary», en International Journal of American Linguistics, 16.
Lehmann, Walter, 1910, «Ergebnisse einer Forschungsreise in Mittelamerika und Mexico 19071909», en Zeitschrift für Ethnologie, 49.5: 687-749.
Lehmann, Walter, 1920, Zentral-Amerika, Teil I, Die Sprachen Zentral-Amerikas in ihren
Beziehungen zueinander sowie zu Sud-Amerika und Mexiko, dos volúmenes, Berlin, Verlag
Dietrich Reimer.
Mason, John A., 1939. «Los cuatro grandes filones lingüísticos de México y Centroamérica», en
Actas del XXVII Congreso de Americanistas, pp. 282-288.
—, 1940, «The Native Languages of Middle America», en The Maya and Their Neighbours. C.
L. Hay, Appleton Century Company, Inc., pp. 52-87.
Vaughan Warman, A., 1959, Diccionario trilingüe: miskito-español-inglés/español-miskito/
inglés-miskito, Managua, Talleres Nacionales.
203
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Fase 3
Campbell, Lyle, Terrence Kaufman y Thomas C. Smith-Stark, 1986, «Meso-America as a Linguistic Area», en Language, 62: 530-570.
—, 1975a, «Cacaopera», en Anthropological Linguistics, 17: 146-153.
—, 1975b, «El estado actual y la afinidad genética de la lengua indígena de Cacaopera», en La
Universidad, Revista de la Universidad de El Salvador, enero- febrero, 45-54.
—, 1979, «Middle American languages», en L. Campbell and M. Mithun (editores), The Languages of Native America, University of Texas Press, pp. 902-1000.
—, 1997, American Indian Languages. The Historical Linguistics of Native America, New York,
Oxford University Press.
Constenla Umaña, Adolfo, 1987, «Elementos de fonología comparada de las lenguas misumalpas», en Revista de Filología y Lingüística, 13.1: 129-161.
—, 2002, «Acerca de la relación genealógica de las lenguas lencas y las lenguas misumalpas»,
en Revista de Filología y Lingüística, 28.1: 189-205.
—, 2005, «¿Existe relación genealógica entre las lenguas misumalopas y las chibchences?»,
en Estudios de lingúística Chibcha, tomo XXIV, Universidad de Costa Rica.
Holm, John, 1978, The Creole English of Nicaragua’s Miskito Coast: its Sociolinguistic History
and a Comparative Study of its Lexicon and Syntax, Ph.D. dissertation, University of London,
University College.
—, 1982, «Nicaragua’s Miskito Coast Creole English», en Holm (editor), Central American
English, Heidelberg, J.Benjamins, pp. 95-130.
—, 1982, Central American English, Varieties of English Around the World Series, Tomo 2,
Heidelberg, J.Benjamins.
Taylor, D. M., 1951, The Black Carib of British Honduras, New York, Wenner-Gren.
LOS AÑOS OCHENTA: LINGÜISTAS POR NICARAGUA
La década de 1980 del siglo XX vio un renacimiento del interés por las lenguas indígenas y autóctonas de Nicaragua. Este auge en la producción de trabajos lingüísticos
vino dado a raíz de la Revolución sandinista y, en particular, a partir del clima que
se generó con la Cruzada de la Alfabetización. Si bien esta iniciativa —premiada por
la UNESCO en 1981— generó por lo general la aclamación internacional, también es
cierto que puso de manifiesto ciertos aspectos que se habían pasado por alto, y que se
materializaron en los reclamos políticos y culturales de los pueblos de la Costa por ser
alfabetizados en sus propias lenguas maternas, y no en español.4 A partir de aquí, se
4
Lastimosamente, parece que treinta años más tarde se vuelven a repetir las mismas actitudes con programas
como el «Yo sí puedo» que si bien pueden ser excelentes para la población hispano-hablante, resultan del todo
204
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
hizo obvio que para conseguir buenos programas de alfabetización en las lenguas de
la Costa, era imperativo saber más sobre la naturaleza lingüística de esas lenguas. Así,
pues, comenzaron los estudios en esta segunda etapa.
Los actores principales en este momento se concentraron en torno al Centro de
Investigación y Desarrollo de la Costa Atlántica (CIDCA) creado para generar investigaciones de primera línea sobre la Costa, con sede central en Managua y delegaciones en el norte, en Bilwi (Puerto Cabezas), y en el sur, en Bluefields. En torno a estos
centros, se formó el grupo Linguists for Nicaragua, con lingüistas de Estados Unidos de
América y Europa, bajo el liderazgo principalmente de Ken Hale y de Colette Grinevald (Craig). Muchos de los trabajos que se realizaron entonces y que continúan
en la actualidad se publicaron bajo los auspicios de Wani, la revista que impulsa el
CIDCA. La recopilación de Salamanca (2007) publicada en la propia Wani (vol. 51), es
una excelente muestra de las contribuciones del CIDCA al desarrollo de los trabajos
lingüísticos dentro del contexto general de investigaciones lingüísticas.
Los trabajos que se realizaron en esta época, en contraste con los históricos de la
etapa anterior, son más de carácter sincrónico, de tipo descriptivo-tipológico e incluso teórico-formal. Al mismo tiempo, se comenzaron y desarrollaron trabajos de creación de materiales básicos, tales como diccionarios, gramáticas elementales y otros
que en aquel momento representaban una de las mayores necesidades en el campo.
Entre ellos, para la lengua rama, destaca el que Colette Grinevald (Craig) llevó a cabo
con Miss Nora Rugby, un importante trabajo de descripción de la lengua que se plasmó en la creación de una ortografía, una gramática y un diccionario preliminar.5
En cuanto a las lenguas misumalpa, Ken Hale llevó a cabo estudios que marcaron
un hito no sólo para los estudios de estas lenguas sino para la relevancia teórica a
nivel internacional de los fenómenos que se investigaban, entre ellos, los sistemas de
obviación de estas lenguas, el causativo, las alternancias argumentales, los sistemas
de organización prosódica morfológica, etcétera. Es en este contexto que se define el
ulwa como una lengua independiente, y no como una variante lingüística del sumu: en
Hale (1991b) se establece que hay dos lenguas sumu, una en el Norte, el mayangna, y
otra en el Sur, el ulwa. El ulwa aparece en publicaciones a nivel internacional, no sólo
por los trabajos de Hale mencionados arriba, sino también por su estructura prosódica y la influencia de esta en la morfología de la lengua (McCarthy y Prince, 1990).
5
inapropiados cuando se usan para alfabetizar en español a adultos de la población miskita, mayangna y otros
que no tienen el español como lengua materna.
Este trabajo se ha venido realizando, con altibajos y ajustes necesarios, hasta el presente. Véase en la siguiente sección más detalles sobre el estado actual de estos proyectos y, en particular, Grinevald y Kaufman (2008).
205
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Es en este período también que se produce la tesis de doctorado de Danilo Salamanca sobre el miskitu (Salamanca, 1988), y la de Tom Green sobre el ulwa (Green, 1999),
a partir del trabajo de éste con el grupo de lingüistas Ulwa UYUTMUBAL/CODIUL.
Melba McLean termina también un diccionario elemental (McLean, 1996), y Susan
Norwood escribe una gramática pedagógica sobre el mayangna (Norwood, 1997), así
como diversos artículos que aparecen en Wani sobre la naturaleza del mayangna y sobre
las jerarquías sociolingüísticas en la Costa (Norwood, 1987, 1988, 1993).
Finalmente, también se atiende a la cuestión de si la familia misumalpa pertenece
a un hipotético gran grupo macrochibcha o no. Craig y Hale (1992) contemplan la
cuestión y aun considerando lo que podría tomarse como la mejor evidencia en favor
de esa hipótesis concluyen que ésta es, como mucho, tenue.
Wayne O’Neil y Maya Honda dieron atención al kriol, en O’Neil (1991) y O’Neil
y Honda (1987), sobre el cual ya habían escrito McLean y Past (1976). La variante de
kriol hablada por los Rama (Rama Cay Creole) recibió atención en Assadi (1983) y
Young-Day (1992).
Aunque se dio cierta producción sobre el garífuna en Belize y Honduras, poco hemos podido encontrar sobre la lengua en Nicaragua producido en esta época.
Obras de la Etapa II. Los años ochenta. Lingüistas por Nicaragua
Craig, C. y K. Hale, 1992, «A Possible Macro-Chibchan Etymon», en Anthropological Linguistics,
(34): 173-201.
Salamanca, Danilo, 2007, «El trabajo de los lingüístas en el CIDCA-UCA y en Wani», en Wani, 51:
39-52.
Rama
CIDCA, 1987, Diccionario elemental rama, Colección Autonomía, Eugene, Oregon.
Craig, Colette, 1985, «Indigenous languages of Nicaragua of Chibchan Affiliation», en Estudios
de Lingüística Chibcha, Programa de Investigación del Departamento de Lingüística de la
Universidad de Costa Rica, 4: 47-55.
Craig, C. y K. Hale, 1988, «Relational Preverbs in Some Languages of the Americas: Typological
and Historical Perspectives», en Language, 64.2: 312-344.
Craig, C., B. Tibbitts y N. Rigby, 1986, «Notes on the Rama Language, La lengua rama sobrevive», en Wani (4): 29-32.
Craig, C., 1987, «Una lengua rama para los rama», en Wani (6): 10-15.
—, 1990, Gramática rama. Rama kuup, CIDCA y University of Oregon.
—, 1991, «Ways to go in Rama: a Case Study in Polygrammaticalization», Traugott, E. y Heine, B.
(editores), en Approaches to Grammaticalization, vol II, Amsterdam, Benjamins, pp. 455-492.
206
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
—, 1992a, «A Constitutional Response to Language Endangerment: the Case of Nicaragua», en
Language 68(1): 11-16.
—, 1992b, «Miss Nora, Rescuer of the Rama Language: a Story of Power and Empowerment»,
en Kira Hall, Mary Bucholtz y Birch Moonwomon (editoras), vol. 1, Locating Power, Proceedings of the Second Berkeley Women and Language Conference, Berkeley, pp. 80-89.
—, 1992c, «El proyecto lengua y cultura rama: notas para un balance»,en Wani (12): 20-26.
—, 1992d, «Language Shift and Language Death: the Case of Rama In Nicaragua», en International Journal of the Sociology of Language, Volume 93 (1): 11–26.
Misumalpa, en general
Hale, Kenneth, 1991a, «Misumalpan Verb Sequencing Constructions», en C. Lefebvre (editor),
Serial Verbs: Grammatical, Comparative and Cognitive Approaches, Amsterdam, John Benjamins, pp. 1-35.
—, 1992, «Subject Obviation, Switch Reference, and Control», en Richard K. Larson, Sabine
Iatridou, Utpal Lahiri y James Higginbotham (editores), Control and Grammar, Studies in Linguistics and Philosophy, s.n. vol. (48): 51-77. Dordrecht, Kluwer Academic Publishers.
—, 1997a, «The Misumalpan Causative Construction», en Joan Bybee, John Haiman y Sandra
A. Thompson (editores), Essays on Language Function and Language Type Dedicated to T.
Givon, Amsterdam, John Benjamins, pp. 200-215.
—, 1997b, «On Campbell’s American Indian Languages Mother Tongue», en Journal of the Association for the Study of Language in Prehistory, (3): 145-158.
Hale, Kenneth y Danilo Salamanca, 2002, en «Theoretical and Universal Implications of Certain
Verbal Entries in Dictionaries of the Misumalpan Languages», en W. Frawley, K. Hill y P. Munro
(editores), Making Dictionaries: Preserving Indigenous Languages of the Americas, University
of California Press, Los Angeles, CA, pp. 25-59.
Mayangna, específico
Benedicto, E. y K. Hale, 2000, «Mayangna: A Sumu Language and Its Variants», en E. Benedicto
(editora), The UMass Indigenous Languages Volume. UMOP [University of Massachusetts
Occasional Papers] (20): 75-106.
Benedicto, E., 2004, «¿Sumu, Mayangna, Tuahka, Panamahka, Ulwa? Lengua e Identidad
Étnic», en Wani (38): 6-24.
Houwald, Gotz von, 1980, Diccionario español-sumu, sumu-español, Managua, Ministerio de
Educación.
McLean, Melba, 1996, Diccionario panamahka. Sumo-español-sumo, Managua, CIDCA.
Norwood, Susan, (1988) 1997, Gramática de la lengua sumu, Managua, CIDCA.
—, 1987, «Mayangna tuni/el sumu», en Wani (6): 31-48.
—, Susan, 1988, «Linguistic Skills and Social Change: the Sumus», CIDCA Ms.
—, 1993, «El sumu, lengua oprimida», en Wani (14): 53-64.
PEBI-Sumu, CIDCA, MIT, 1996, Breve vocabulario twahka, Managua, CIDCA.
207
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Miskitu, específico
Bittner, Maria, 1999, «Concealed Causatives», en Natural Language Semantics, 7:1-78.
CIDCA, 1985, Miskitu Bila Aisanka. Gramática Miskita, Managua, CIDCA.
Green, Tom, 1992, «Covert Clause Structure in the Miskitu Noun Phrase», en MIT manuscript.
Hale, Kenneth, 1989, «The Causative Construction in Miskitu», en D. Jaspers, et al. (editores),
Sentential Complementation and the Lexicon: Studies in Honour of Wim de Geest. Foris Publications, pp. 189-205.
Matamoros, Jorge, 1996, Diccionario miskito-español; español-miskito, Managua, CIDCA.
Salamanca, Danilo (en prensa), «La langue miskito», Encyclopédie des sciences du langage,
Sylvain Auroux (editor), Dictionnaire des langues du monde, Alain Peyraube (editor), s.n. vol.
Les langues d’Amérique, Francesc Queixalós (editor), Paris, Presses Universitaires de France.
—, 1988, Elementos de gramática del miskito, Ph.D. dissertation. MIT, Cambridge.
—, 1992, «Verbos miskitos», en Wani (13): 53-64.
—, 1995, «Ortografía del miskito», en Wani, (17): 36-45.
Ulwa, específico
CODIUL/UYUTMUBAL, CIDCA, CCS-MIT, 1989, Diccionario elemental del ulwa (sumu meridional), Center for Cognitive Science, MIT. Cambridge, MA.
Green, Tom, 1996a, «Perspectivas demográficas e históricas del idioma y pueblo ulwa». en Wani
(20): 22-37.
Green, Tom, 1996b, «The Ulwa Language Wakes up», en The MIT Working Papers in Linguistics,
vol. 28. MITWPL. Department of Linguistics, MIT. Cambridge, MA.
Green, Tom, 1999, A Lexicographic Study of ulwa. Ph.D. dissertation, MIT, Cambridge.
Hale, Kennneth, 1991b, «El ulwa (sumo meridional), ¿un idioma distinto?», en Wani (11): 27-50.
McCarthy, John y Alan Prince, 1990, «Foot and Word in Prosodic Morphology: the Arabic Broken
Plural», en Natural Language and Linguistic Theory 8 (2): 209-282.
Kriol
Assadi, Barbara, 1983, «Rama Cay Creole English», en J. Holm (editor), Central American
English. Varieties of English around the World, Heidelberg, Gross/Amsterdam, John Benjamins,
pp. 115-123.
McLean, Guillermo y Ray Past, 1976, «Some Characteristics of Bluefields English», en R. J. Di
Pietro y E. L. Blansitt (editores), The Third Lacus Forum, Columbia, Hornbeam Press, Inc.
O’Neil, Wayne y M. Honda, 1987, «El inglés nicaragüense», en Wani (6): 54-60. [con traducción
al inglés, (10): 49-53).
O’Neil, Wayne, 1991, «El inglés nicaragüense», en Wani (10): 18-37.
Young-Day, Belinda, 1992, Rama Cay Creole: a comparative Analysis of a Nicaraguan Creole,
MA Thesis, University of Oregon.
208
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LOS AÑOS NOVENTA: URACCAN
A mediados de la década de 1990, y extendiéndose ya a los albores del siglo XXI, comienza una nueva etapa que ve un aumento en la producción lingüística local y que
viene marcada por la creación de la universidad URACCAN, con una manifiesta vocación de institución de la Costa, y con un papel relevante en el Instituto de Promoción
e Investigación Lingüística y Revitalizacion Cultural, IPILC.
Esta etapa se caracteriza por un enfoque metodológico de cariz altamente participativo, en el que las poblaciones hablantes de las lenguas correspondientes asumen
un rol de agente en la investigación lingüística; por la creación de una infraestructura
institucional necesaria para re-ubicar el foco de producción investigativa en el país; y
por un incremento considerable de mecanismos formales e informales de formación
lingüística de recursos humanos locales, especialmente, hablantes de las lenguas. A
continuación detallamos cada uno de estos puntos.
Metodología participativa. Se reenfoca la investigación para que surja desde dentro
de la comunidad, no dirigida desde fuera; con control comunitario y con claros beneficios
para la comunidad, negociados con antelación a la realización de la investigación; se coordinan las actividades en colaboración con los programas de educación bilingüe, PEBI.
Desde el punto de vista de creación de infraestructura relacionada con la investigación lingüística, el establecimiento de los institutos de lingüística, IPILC, en URACCAN, ha constituido uno de los hitos más relevantes para el desarrollo de la producción
lingüística propia. Se han creado tres oficinas locales, una en cada una de las zonas lingüísticamente relevantes: en Bilwi (Puerto Cabezas), centrado en el miskitu; en Rosita
(Las Minas), enfocado sobre el mayangna; y Bluefields, con una agenda relacionada con
el kriol, rama, garífuna y ulwa. Cada una de estas oficinas IPILC es altamente autónoma,
pero compartiendo el espíritu de la investigación participativa crean su propia agenda
de investigación y pueden solicitar y conseguir fondos independientemente.
En torno a estos centros donde se ubican también los campus regionales de
URACCAN, surgen iniciativas de formación de personal investigador local, en forma
de licenciaturas en educación intercultural bilingüe con enfoque sobre el miskitu, el
mayangna y el kriol, así como otras de relevancia en los procesos de transferencia del
conocimiento local, tales como la de ingeniería forestal o la enfermería con un fuerte
componente de medicina tradicional. Asimismo, como parte de este proceso de formación de recursos humanos locales, se realizan también diplomados, talleres de formación ad hoc y especialidades lingüísticas. El panorama que surge de la articulación
de estos tres parámetros supone que cada uno de los módulos alimenta a los otros y
beneficia y se beneficia de tal interacción.
209
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
A continuación se ofrece un repaso de los trabajos que se han desarrollado en esta
época, caracterizada como hemos indicado arriba. En lo referente al Rama, Colette
Grinevald ha continuado la labor comenzada en los ochenta en colaboración con Maricela Kauffmann y el equipo de lingüistas rama. Además de las referencias concretas
enlistadas abajo, Grinevald y Kauffmann (2008) provee una explicación detallada sobre el estado actual del proyecto rama, incluyendo información sobre el diccionario y
los archivos electrónicos, y las actividades que en la actualidad lleva a cabo el equipo
En cuanto a las lenguas misumalpa, en el área mayangna, se ha desarrollado sobre
todo el equipo de lingüístas autóctonos mayangna —mayangna yulbarangyang balna—,
asociado al IPILC-Rosita, que ha asumido gran parte de los trabajos lingüísticos en la
actualidad. Entre ellos, figura un diccionario monolingüe con definiciones en la lengua,
y una gramática de la lengua, escrita en mayangna, ambos textos a punto de publicarse
(2010a y 2010b). Se han desarrollado materiales para uso comunitario y escolar —diccionario infantil ilustrado, colecciones de historias de mujeres y de cuentos—; trabajos
que documentan el proceso de investigación participativa; y trabajos que continúan el
proceso de descripción teórica de la lengua, sobre el sistema de auxiliares clasificadores,
la expresión de la modalidad, evidencialidad y transitividad, incluyendo las monografías
de licenciatura de Educación Intercultural Bilingue del equipo de lingüistas (Antolín,
2005; Gómez y Taylor, 2005; Salomón, 2007; Torrez y Charles, 2008). En los últimos
años se ha venido trabajando también la cuestión de las actitudes lingüísticas entre los
hablantes del mayangna, y también aquí ha sido instrumental la producción de los lingüístas locales (Frank, 2006; Freeland et al., en preparación).
Para el ulwa, el grupo UYUTMUBAL ha continuado su trabajo, ahora en colaboración con A. Koontz-Garboden (en prensa), que ha producido una tesis doctoral sobre el sistema verbal del ulwa, y otro trabajos sobre adjetivos, sobre locativos y sobre
partículas finales (en prensa: a, b y c), así como publicaciones para la comunidad tales
como un libro sobre sistemas numerales: lwa nunghka balna.
En cuanto al miskitu, se han producido gramáticas pedagógicas (Salamanca,
2000a; McLean y Urbina, 2005) y diccionarios (Salamanca, 2000b; Urbina, 2004).
Para el kriol, también, se han desarrollado los equipos autóctonos, con base especialmente en el IPILC-Bluefields, y en colaboración con Arja Koskinen. Se ha recopilado material cultural y se ha escrito sobre la normalización de otografía y la inclusión
del kriol en el sistema educativo (Koskinen, 2006, 2009, 2010; Collins et al, 2009),
así como un buen número de trabajos sobre actitudes lingüísticas (Freeland, 1993,
1995, 1999). También en esta fase, se llegó a publicar una gramática sobre una de las
variedades isleñas del kriol (Bartens, 2003). En la actualidad, se encuentra en estado
de elaboración un diccionario kriol–inglés (Koskinen, en preparación).
210
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Desde la oficina del IPILC en Bluefields, se ha estado también promocionando los
estudios y la revitalización del garífuna, hablado posiblemente ya sólo por unos veinte
o treinta individuos de edad. Para ello se ha colaborado con investigadores de los vecinos territorios donde todavía se habla la lengua de manera más vital. También aquí la
promoción de monografías de licenciatura ha sido instrumental (López, 2009).
OPCIONES PARA EL FUTURO
Avanzando en la dirección de consolidar y desarrollar los avances que ya se han
conseguido hasta la fecha, el futuro se puede enfocar en tres áreas concretas: la consolidación de los equipos de lingüistas locales; el retorno de los materiales publicados en el extranjero, muchos de los cuales se hallan citados en este trabajo y el
desarrollo de las licenciaturas y posgrados de lingüística, propiamente dichos. Esperemos que con estas acciones podamos consolidar la labor que se lleva haciendo
desde hace ya más de treinta años.
Obras de la Etapa III. Los años noventa. Lingüistas por Nicaragua
SOCIOLINGUISTICA
Frank Gómez, Eloy F., 2006, Identidad y desplazamiento lingüístico en la comunidad SumuMayangna Tuahka de Wasakin del municipio de Rosita, RAAN, Tesis de Maestria, URACCAN
Bilwi/Puerto Cabezas.
Freeland, J., E. Frank, G. Fendly, S. Montiel (en preparación), Linguistic Attitudes in Mayangna
Tuahka Communities.
Freeland, Jane, 1993, «I Am a Creole, So I Speak English. Cultural Ambiguity and the ‘English’/
Spanish Bilingual-Bicultural Programme of Nicaragua’s Atlantic Coast», en D.L. Graddol et al.
(editores), Language and Culture, Clevedon, BAAL/MultiLingual Matters, pp. 71-83.
Freeland, Jane, 1995, «Why Go to School to Learn Miskitu?: Changing Constructs of Bilingualism, Education and Literacy Among the Miskitu of Nicaragua’s Atlantic Coast», en International Journal of Educational Development, vol 15 (3): 245-261. Oxford: Elsevier Science.
Freeland, Jane, 1999, «Can the Grass Roots Speak? The Literacy Campaign in English on
Nicaragua’s Atlantic Coast», en Journal of Bilingual Education and Bilingualism, 2 (3): 214232, Clevedon, Multilingual Matters Ltd.
Freeland, Jane, 2004a, «La educación intercultural-bilingüe y su relación con las prácticas
interétnicas y plurilingües de la Costa Caribe nicaragüense», en Wani, (39) :25-43.
211
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Freeland, Jane, 2004b, «Linguistic Rights and Language Survival in a Creole Space. Dilemmas
for Nicaragua’s Caribbean Coast Creoles», en J. Freeland y D. Patrick (editores), Language
Rights and Language Survival. Sociolinguistic and Sociocultural Perspectives. Encounters
volume 4. Manchester: St. Jerome Publishing.
Jamieson, Mark, 1999, «El inglés y la variedad de miskito en la cuenca de Laguna de Perlas»,
en Wani, (24): 22-32.
—, 2001, «Miskito, sumo y tungla: variación lingüística e identidad étnica», en Wani, (27): 6-12.
—, 2007, «Estilos de habla e idiomas secretos entre los niños de una comunidad miskita», en
Wani, (50): 75-90.
Rama
Grinevald, C. y M. Kauffmann, 2004, «Meditaciones en la sombra», en Wani (38): 34-48.
—, 2007, «Toponimia del territorio rama en la lengua y cultura el pueblo rama», en Los Rama.
Navegando con los ancestros, Publication of the NUFU project «Cultural Revitalization,
Environment and the Natural Resources of the Indigenous Peoples of the Atlantic Coast of
Nicaragua, University of Trømsø, Norway-Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa
Caribe Nicaragüense URACCAN, pp. 33-67
—, 2008, «Growing Back the Rama Language», en Wani. Revista del Caribe Nicaraguense, 54.
Grinevald, C., 2005, «Why the Tiger Language and not Rama Cay Creole? Language revitalization Made Harder», en P. Austin, (editor), Language Documentation and Description, 3,
Londres, HRELP SOAS, pp. 196-224.
—, 2006, «A View from the Field: an Amerindian View, Worrying about ethics and Wondering
about Informed Consent», en A.Saxena y L. Borin (editores), Lesser Known Languages in
South Asia: Status and Policies, Case Studies and Applications of Information Technology,
Mouton de Gruyter TiLSM 175.
—, 2007a, «Endangered Languages of Mexico and Central America», en M. Brenzinger (editor),
Language Diversity Endangered, Mouton de Gruyter.
—, 2007b, «Encounters at the Brink: Linguistic Fieldwork Among Speakers of Endangered Languages», en Osahito Miyaoka, Osamu Sakiyama y Michael E. Krauss (editores), The Vanishing
Languages of the Pacific Rim, Oxford, Oxford University Press.
212
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
MAYANGNA
Materiales gramaticales
Mayangna Yularangyang Balna y E. Benedicto, 2010a, Mayangna Yulpûyang. Wauhtaya as:
Panamahka. Wauhtaya Bû, Tuahka.
Mayangna Yularangyang Balna y E. Benedicto, 2010b, Mayangna Yulbarang Lâni, s.l., s.e.
Publicaciones para la comunidad
Benedicto, E. (editora), 2000, Mayangna yayal sangninaka yulni [Historias de Mujeres Mayangna. Edición Bilingüe]. Managua, OED/TN, 73 páginas.
Dolores, M., E. Salomón, A. Jacobo, C. Poveda, M. McLean y E. Benedicto, 2004, Abidima Yulpûyang: tuahka-panamahka [Diccionario Ilustrado Alfabético], Rosita, RAAN, Nicaragua.
Tuyuwayaba y Edwin Cisneros, 2001, Tuahka yuln dau yulna balna [Cuentos Tuahka], Managua.
Publicaciones sobre investigación participativa (Participatory Action Research) y cuestiones comunitarias
Benedicto E., G. McLean y Grupo de Lingüistas Indígenas Mayangna, 2004, «Linguistic Rights in
the Nicaraguan Atlantic Coast: Actions on the Ground within the Legislative Framework of the
Estatuto de Autonomía», en Proceedings of the VIII Conference on ‘On the Margins of Nations:
Endangered Languages and Linguistic Rights, Barcelona, Foundation for Endangered Languages.
Benedicto, E y Mayangna Yulbarangyang Balna, 2007, «A Model of Participatory Action Research: the Mayangna Linguists’ Team of Nicaragua», en Proceedings of the XI FEL Conference on ‘Working Together for Endangered Languages. Research Challenges and Social
Impacts, Kuala Lumpur, Malaysia, SKET, University of Malaya and Foundation for Endangered
Languages, pp. 29-35.
Benedicto, E., 2000. «A Community’s Solution to Some Literacy Problems: The Mayangna of
Nicaragua», en Proceedings of the IV Conference on ‘Endangered Languages and Literacy,’
Charlotte, NC, Foundation for Endangered Languages, pp. 19-24.
Benedicto, E., 2001, «Los proyectos lingüísticos de las comunidades mayangna de Nicaragua»,
en Revista Universitaria del Caribe, vol 4, pp. 56-64. Managua: URACCAN.
Benedicto, E., E. Frank, P. Sebastián y S. Avelino, 2001, «Indigenous presence in the Nicaraguan Media: the Mayangna», en Proceedings of the V Conference on ‘Endangered Languages and the Media, Agadir, Morocco, Foundation for Endangered Languages, pp. 55-58.
Benedicto, E., M. Dolores y M. McLean, 2002, «Fieldwork as a Participatory Research Activity:
The Mayangna Linguistic Teams», en Proceedings of BLS 28, Berkeley, CA, University of
California at Berkeley.
213
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Benedicto, E., M. Dolores y M. McLean, 2004, «Formación de lingüistas indígenas: los mayangna de Nicaragua», en Z. Estrada, A. Fernández y A. Álvarez (editores), Estudios en lenguas
amerindias. Homenaje a Ken Hale, Hermosillo, Editorial UniSon, pp.49-61.
Benedicto, E., M. Dolores, G. Fendly y T. Gómez, 2006, «Language Loss to an Invisible Enemy: the
Case of the Tuahka», en Proceedings of the X FEL Conference on ‘Endangered Languages and
Multilingualism, Mysore, India, CIIL and Foundation for Endangered Languages, Publicaciones
Lingüísticas, pp. 51-58.
Antolín, Demetrio, 2005, Mayangna kau lâihyul lamwa balna, Monografia, licenciatura EIB,
Siuna, RAAN, Nicaragua: URACCAN.
Benedicto, E., 2002, «Verbal Classifier Systems: the Exceptional Case of Mayangna Auxiliaries»,
en Proceedings of WSCLA 7th, UBC Working Papers in Linguistics 10, Vancouver, University
of British Columbia, pp.1-14.
—, 2006, Innovating in the Family: Transitivity Alternations in Mayangna. Poster presented at
the Workshop on the Structure and Constituency of the Languages of the Americas (WSCLA),
Vancouver, University of British Columbia, April, 2006.
—, 2007, «Modality by Inflectional Cocktail», Paper presented at the GLOW (Generative Linguistics of the Old World) Conference, Workshop on Selective Global Comparison, Tromsø,
Norway, April 2007.
Gómez, Tomasa y Donald Taylor, 2005, Análisis de la lexicología de la lengua sumu, Monografia, licenciatura EIB, Siuna, RAAN, URACCAN.
Salomón McClean, Elizabeth, 2007, Sumu mayangna (panamahka) tûni kau yulkatyam yuldaka amput yamwa kidi, Monografia, licenciatura EIB, Bilwi, RAAN, URACCAN.
Torrez Grey, Mateo y Jacinto Charles Erants, 2008, Los verbos impersonales de la lengua
sumu, Monografia, licenciatura EIB, Siuna, RAAN, URACCAN.
Ulwa
Koontz-Garboden, Andrew y Itamar Francez (en prensa-a), «Possessed Properties in Ulwa», en
Natural Language Semantics.
Koontz-Garboden, Andrew (en prensa-b), «Ulwa Evidentials: a Preliminary Overview», en
Proceedings of The 14th Workshop on the structure and constituency of the languages of the
Americas: Special session on evidentiality and modality, Vancouver, UBC Working Papers.
Koontz-Garboden, Andrew (en prensa-c), «Locative and Existential Constructions in Ulwa», en
Anthropological Linguistics.
Koontz-Garboden, Andrew, 2007, States, Changes of State and the Monotonicity Hypothesis,
Ph.D. dissertation. Stanford University.
Koontz-Garboden, Andrew, 2009, «Ulwa Verb Class Morphology», en International Journal of
American Linguistics 75(4): 453-512.
214
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Publicaciones para la comunidad
Uyutmubal y M. Koontz-Garboden, en preparación, Ulwa nunghka balna.
Miskitu
McLean, Melba y M. Urbina, 2005, Diccionario trilingüe: miskitu-sumo/mayangna-español,
Managua, CIDCA-UCA.
Salamanca, Danilo, 2000a, Gramática escolar del miskito, Tegucigalpa, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
Salamanca, Danilo, 2000b, Diccionario miskito, Tegucigalpa, Universidad Pedagógica Nacional
Francisco Morazán.
Salamanca, Danilo, 2004, «Amar, recordar, olvidar y algunos otros verbos en miskito», en Wani
(36): 18-33.
Urbina Moncada, Miguel, 2004, Gramática pedagógica miskitu, Managua, CIDCA-UCA.
Kriol
Bartens, Angela, 2003, «A Contrastive Grammar Islander. Caribbean Standard EnglishSpanish», en The Finnish Academy of Science and Letters, Annales Academiae Scientiarum
Fennicae 3227, Gummerus, Saarijärvi.
Collins Hebbert, S. M., F.L. García Wilson y A. Koskinen, 2009, «El kriol como lengua materna
de enseñanza en la comunidades Brown Bank y Tasbapauni», en Ciencia e Interculturalidad,
9(1): 63-81, URACCAN.
Koskinen, Arja, 2006, «La lengua creole: de oralidad a forma escrita», en Wani (47): 45-58.
Koskinen, Arja, 2009, «Nicaragua», en UNICEF y FUNPROEIB Andes, Atlas sociolingüístico de
pueblos indígenas en América Latina, pp. 775-788.
Koskinen, Arja, 2010, «Kriol in Caribbean Nicaragua schools», en Bettina Migge, Angela Bartens
y Isabelle Léglise (editoras), Creoles in Education, John Benjamins Publishing Company.
Koskinen, Arja, en preparación, Dikshaneri Kriol-English.
Garífuna
López, Vernadine y Arja Koskinen, (en prensa), «Revitalizando la lengua y cultura garífuna a
través de educación», en Ciencia e Interculturalidad, URACCAN.
López, Vernadine, 2009, La enseñanza-aprendizaje de la lengua y cultura garífuna en la
escuela primaria Enmanuel Mongalo de la comunidad de Orinoco, municipio de Laguna de
Perlas, RAAS, Monografia, licenciatura EIB, Bluefields, RAAS, URACCAN.
215
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
Antolín, Demetrio, 2005, Mayangna kau lâihyul lamwa balna, Monografia, licenciatura EIB, Siuna, RAAN, Nicaragua, URACCAN.
Assadi, Barbara, 1983, «Rama Cay Creole English», en J. Holm (editor), Central American English. Varieties of
English around the World, Heidelberg, Gross/Amsterdam, John Benjamins, pp. 115-123.
Bartens, Angela, 2003, «A Contrastive Grammar Islander. Caribbean Standard English-Spanish», en The Finnish
Academy of Science and Letters. Annales Academiae Scientiarum Fennicae 3227, Gummerus, Saarijärvi. s.p.
Benedicto E., G. McLean y Grupo de Lingüistas Indígenas Mayangna, 2004, «Linguistic Rights in the Nicaraguan
Atlantic Coast: Actions on the Ground within the Legislative Framework of the Estatuto de Autonomía», en
Proceedings of the VIII Conference on ‘On the Margins of Nations: Endangered Languages and Linguistic
Rights, Barcelona, Foundation for Endangered Languages.
Benedicto, E y Mayangna Yulbarangyang Balna, 2007, «A Model of Participatory Action Research: the Mayangna
Linguists’ Team of Nicaragua», en Proceedings of the XI FEL Conference on ‘Working Together for Endangered
Languages. Research Challenges and Social Impacts, Kuala Lumpur, Malaysia, SKET, University of Malaya and
Foundation for Endangered Languages, pp. 29-35.
Benedicto, E. (editora), 2000, Mayangna yayal sangninaka yulni, [Historias de Mujeres Mayangna. Edición Bilingüe]. Managua, OED/TN, 73 páginas.
Benedicto, E. y K. Hale, 2000, «Mayangna: a Sumu Language and Its Variants», en E. Benedicto (editora), The
UMass Indigenous Languages Volume, UMOP [University of Massachusetts Occasional Papers] (20): 75106.
Benedicto, E., 2000. «A Community’s Solution to Some Literacy Problems: the Mayangna of Nicaragua», en Proceedings of the IV Conference on ‘Endangered Languages and Literacy,’ Charlotte, NC, Foundation for Endangered Languages, pp. 19-24.
—, 2001, «Los proyectos lingüísticos de las comunidades mayangna de Nicaragua», en Revista Universitaria del
Caribe, vol 4, Managua, URACCAN, pp. 56-64.
—, 2002, «Verbal Classifier Systems: the Exceptional Case of Mayangna Auxiliaries», en Proceedings of WSCLA
7th, UBC Working Papers in Linguistics 10, Vancouver, University of British Columbia, pp.1-14.
—, 2004, «¿Sumu, mayangna, tuahka, panamahka, ulwa? Lengua e identidad étnica», en Wani (38): 6-24.
—, 2006, Innovating in the Family: Transitivity Alternations in Mayangna. Poster presented at the Workshop on
the Structure and Constituency of the Languages of the Americas (WSCLA), Vancouver, University of British
Columbia, April, 2006.
—, 2007, «Modality by Inflectional Cocktail», en Paper Presented at the GLOW (Generative Linguistics of the Old
World) Conference, Workshop on Selective Global Comparison, Tromsø, Norway, abril.
Benedicto, E., E. Frank, P. Sebastián y S. Avelino, 2001, «Indigenous Presence in the Nicaraguan Media: the Mayangna», en Proceedings of the V Conference on ‘Endangered Languages and the Media, Agadir, Morocco,
Foundation for Endangered Languages, pp. 55-58.
216
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Benedicto, E., M. Dolores y M. McLean, 2002, «Fieldwork as a Participatory Research Activity: the Mayangna
Linguistic Teams», en Proceedings of BLS 28, Berkeley, CA, University of California at Berkeley, s.p.
—, 2004, «Formación de lingüistas indígenas: los mayangna de Nicaragua», en Z. Estrada, A. Fernández y A.
Álvarez (editores), Estudios en lenguas amerindias. Homenaje a Ken Hale, Hermosillo, Editorial UniSon,
pp.49-61.
Benedicto, E., M. Dolores, G. Fendly y T. Gómez, 2006, «Language Loss to An Invisible Enemy: the Case of the
Tuahka», en Proceedings of the X FEL Conference on ‘Endangered Languages and Multilingualism, Mysore,
India, CIIL and Foundation for Endangered Languages, pp. 51-58.
Brinton, Daniel, 1891, The American Race: a Linguistic Classification and Ethnographical Description of the
Native Trives of North and South America, New York.
—, 1895, «The Matagalpan Linguistic Stock of Central America», en Proceedings of the American Philosophical
Society, s.l., s.e. 34: 403-415.
Campbell, Lyle, 1975a, «Cacaopera», en Anthropological Linguistics, 17: 146-153.
—, 1975b, «El estado actual y la afinidad genética de la lengua indígena de Cacaopera», en La Universidad, revista de la Universidad de El Salvador, enero- febrero, pp. 45-54.
—, 1979, «Middle American languages», en L. Campbell and M. Mithun (editores), The Languages of Native America, Texas, University of Texas Press, pp. 902-1000.
—, 1997, American Indian Languages. The Historical Linguistics of Native America, New York, Oxford University
Press.
Campbell, Lyle, Terrence Kaufman y Thomas C. Smith-Stark, 1986, «Meso-America as a Linguistic Area», en
Language, s.l., s.e., 62: 530-570.
CIDCA, 1985, Miskitu bila aisanka. Gramática miskita, Managua, CIDCA.
—, 1987, Diccionario elemental rama, Colección Autonomía, Eugene, Oregon.
CODIUL/UYUTMUBAL, CIDCA, CCS-MIT, 1989, Diccionario elemental del ulwa (sumu meridional), Center for Cognitive Science, MIT, Cambridge, MA.
Collins Hebbert, S. M., F.L. García Wilson y A. Koskinen, 2009, «El kriol como lengua materna de enseñanza en la
comunidades Brown Bank y Tasbapauni», en Ciencia e Interculturalidad, 9(1): 63-81, URACCAN.
Constenla Umaña, Adolfo, 1987, «Elementos de fonología comparada de las lenguas misumalpas», en Revista
de Filología y Lingüística, 13.1: 129-161.
—, 2002, «Acerca de la relación genealógica de las lenguas lencas y las lenguas misumalpas», en Revista de
Filología y Lingüística, 28.1: 189-205.
—, 2005, «¿Existe relación genealógica entre las lenguas misumalopas y las chibchences?», en Estudios de
lingúística Chibcha, tomo XXIV, Universidad de Costa Rica, s.p.
Conzemius, Eduard, 1929a, «Notes on the Miskito and Sumu Languages of Eastern Nicaragua and Honduras»,
en International Journal of American Linguistics, 5: 57-115.
Conzemius, Eduard, 1929b, «Die Rama Indianer von Nicaragua», en Zeitschrift für Ethnologie, 59: 291-362.
—, 1973, «Material zur Garif-Sprache (Honduras)», en Indiana, vol. 1: 129-156.
217
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Craig, C. 1992b, «Miss Nora, Rescuer of the Rama language: a Story of Power and Empowerment», en Kira Hall,
Mary Bucholtz y Birch Moonwomon (editoras), vol. 1, Locating Power, Proceedings of the Second Berkeley
Women and Language Conference, Berkeley, pp. 80-89.
Craig, C. y K. Hale, 1988, «Relational Preverbs in Some Languages of the Americas: Typological and Historical
Perspectives», en Language, 64.2: 312-344.
—, 1992, «A Possible Macro-Chibchan Etymon», en Anthropological Linguistics, (34): 173-201.
Craig, C., 1987, «Una lengua rama para los rama», en Wani (6): 10-15.
—, 1990, Gramática rama. Rama kuup, CIDCA y University of Oregon, Oregon.
—, 1991, «Ways to Go in Rama: a Case Study in Polygrammaticalization», en Traugott, E. y Heine, B. (editores),
Approaches to Grammaticalization, vol II, Amsterdam, Benjamins, pp. 455-492.
—, 1992a, «A Constitutional Response to Language Endangerment: the Case of Nicaragua», en Language 68(1):
11-16.
—, 1992c, «El proyecto lengua y cultura rama: notas para un balance», en Wani (12): 20-26.
—, 1992d, «Language Shift and Language Death: the Case of Rama In Nicaragua», en International Journal of the
Sociology of Language, volume 93 (1): 11–26.
Craig, C., B. Tibbitts y N. Rigby, 1986, «Notes on the Rama Language, La lengua rama sobrevive», en Wani (4):
29-32.
Craig, Colette, 1985, «Indigenous Languages of Nicaragua of Chibchan Affiliation», en Estudios de Lingüística
Chibcha, Programa de Investigación del Departamento de Lingüística de la Universidad de Costa Rica, 4:
47-55.
Dolores, M., E. Salomón, A. Jacobo, C. Poveda, M. McLean y E. Benedicto, 2004, Abidima yulpûyang: tuahkapanamahka [Diccionario Ilustrado Alfabético], Rosita, RAAN, Nicaragua.
Frank Gómez, Eloy F., 2006, Identidad y desplazamiento lingüístico en la comunidad Sumu-Mayangna Tuahka de
Wasakin del municipio de Rosita, RAAN, Tesis de maestria, URACCAN Bilwi/Puerto Cabezas.
Freeland, J., E. Frank, G. Fendly, S. Montiel (en preparación), Linguistic Attitudes in Mayangna Tuahka Communities.
Freeland, Jane, 1993, «I Am a Creole, So I Speak English. Cultural Ambiguity and the ‘English’/Spanish BilingualBicultural Programme of Nicaragua’s Atlantic Coast», en D.L. Graddol et al. (editores), Language and Culture,
Clevedon, BAAL/MultiLingual Matters, pp. 71-83.
—, 1995, «Why Go to School to Learn Miskitu?: Changing Constructs of Bilingualism, Education and Literacy
Among the Miskitu of Nicaragua’s Atlantic Coast», en International Journal of Educational Development, vol.
15 (3): 245-261, Oxford, Elsevier Science.
—, 1999, «Can the Grass Roots Speak? The Literacy Campaign in English on Nicaragua’s Atlantic Coast», en Journal of Bilingual Education and Bilingualism, 2 (3): 214-232, Clevedon, Multilingual Matters Ltd.
—, 2004a, «La educación intercultural-bilingüe y su relación con las prácticas interétnicas y plurilingües de la
Costa Caribe nicaragüense», en Wani, (39) :25-43.
218
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
—, 2004b, «Linguistic Rights and Language Survival in a Creole Space. Dilemmas for Nicaragua’s Caribbean
Coast Creoles», en J. Freeland y D. Patrick (editores), Language Rights and Language Survival. Sociolinguistic and Sociocultural Perspectives Encounters, Volume 4, Manchester, St. Jerome Publishing.
Gomez, Tomasa y Donald Taylor, 2005, Análisis de la lexicología de la lengua sumu, Monografia, licenciatura
EIB, Siuna, RAAN, URACCAN.
Green, Tom, 1992, «Covert Clause Structure in the Miskitu Noun Phrase», en MIT Manuscript, s.l., s.e.
—, 1996a, «Perspectivas Demográficas e Históricas del idioma y pueblo Ulwa». en Wani (20): 22-37.
—, 1996b, «The Ulwa Language Wakes up», en The MIT Working Papers in Linguistics, vol. 28, MITWPL. Department of Linguistics, MIT, Cambridge, MA.
—, 1999, A lexicographic Study of Ulwa, Ph.D. dissertation. MIT, Cambridge.
Grinevald, C. y M. Kauffmann, 2004, «Meditaciones en la sombra», en Wani (38): 34-48.
—, 2007, «Toponimia del territorio rama en la lengua y cultura el pueblo rama», en Los rama. Navegando con los
ancestros, Publication of the NUFU project «Cultural Revitalization, Environment and the Natural Resources
of the Indigenous Peoples of the Atlantic Coast of Nicaragua», University of Trømsø, Norway–Universidad de
las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense URACCAN, pp. 33-67.
—, 2008, «Growing Back the Rama Language», en Wani, revista del Caribe nicaraguense, 54, s.p.
—, 2005, «Why the Tiger Language and not Rama Cay Creole? Language revitalization Made Harder», en P. Austin,
(editor), Language Documentation and Description, 3, Londres, HRELP SOAS, pp. 196-224.
—, 2006, «A View from the Field: An Amerindian View, Worrying about ethics and Wondering about Informed Consent», en A.Saxena y L. Borin (editores), Lesser Known Languages in South Asia: Status and Policies, Case
Studies and Applications of Information Technology, Mouton de Gruyter TiLSM 175, s.p.
—, 2007a, «Endangered Languages of Mexico and Central America», en M. Brenzinger (editor), Language Diversity Endangered, Mouton de Gruyter, s.p.
—, 2007b, «Encounters at the Brink: Linguistic Fieldwork Among Speakers of Endangered Languages», en Osahito Miyaoka, Osamu Sakiyama y Michael E. Krauss (editores), The Vanishing Languages of the Pacific Rim,
Oxford, Oxford University Press, s.p.
Hale, Kenneth y Danilo Salamanca, 2002, «Theoretical and Universal Implications of Certain Verbal Entries in
Dictionaries of the Misumalpan Languages», en W. Frawley, K. Hill y P. Munro (editores), Making Dictionaries:
Preserving Indigenous Languages of the Americas, University of California Press, Los Angeles, CA, pp. 2559.
Hale, Kenneth, 1989, «The Causative Construction in Miskitu», en D. Jaspers, et al. (editores), Sentential Complementation and the Lexicon: Studies in Honour of Wim de Geest, Foris Publications, s.l., pp. 189-205.
—, 1991a, «Misumalpan Verb Sequencing Constructions», en C. Lefebvre (editor), Serial Verbs: Grammatical, Comparative and Cognitive Approaches, Amsterdam, John Benjamins, pp. 1-35.
—, 1997a, «The Misumalpan Causative Construction», en Joan Bybee, John Haiman y Sandra A. Thompson (editores), Essays on Language Function and Language Type Dedicated to T. Givon, Amsterdam, John Benjamins,
pp. 200-215.
219
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
—,1997b, «On Campbell’s American Indian Languages Mother Tongue», Journal of the Association for the Study
of Language in Prehistory, (3): 145-158.
—, 1991b, «El ulwa (sumo meridional), ¿un idioma distinto?», en Wani (11): 27-50.
—,1992, «Subject Obviation, Switch Reference, and Control», en Richard K. Larson, Sabine Iatridou, Utpal Lahiri y
James Higginbotham (editores), Control and Grammar, Studies in Linguistics and Philosophy, vol. (48): 51-77.
Dordrecht, Kluwer Academic Publishers.
Heath, G.R. y W.G. Marx, 1961, Diccionario miskito-español, español-miskito, Tegucigalpa, Imprenta Calderón.
[1983 en Winston-Salem: Hunter Publishing Co.]
Heath, G.R., 1913, «Notes on Miskito Grammar and other Indian Languages of Eastern Nicaragua», en American
Anthropologist, 15: 48-62.
—, 1927, Grammar of the Miskito Language, Hernnhut (Alemania), F. Lindenbein.
—, 1950, «Miskito Glossary with Ethnographic Commentary», en International Journal of American Linguistics, 16.
Holm, John, 1978, The Creole English of Nicaragua’s Miskito Coast: its Sociolinguistic History and a Comparative
Study of its Lexicon and Syntax, Ph.D. dissertation, University of London, University College.
—, 1982, «Nicaragua’s Miskito Coast Creole English», en Holm (editor), Central American English, Heidelberg,
J.Benjamins, s.l., pp. 95-130.
—, 1982, Central American English, Varieties of English Around the World Series, Vol. 2, Heidelberg, J.Benjamins.
Houwald, Gotz von, 1980, Diccionario español-sumu, sumu-español, Managua, Ministerio de Educación.
Jamieson, Mark, 1999, «El inglés y la variedad de miskito en la cuenca de Laguna de Perlas», en Wani, (24): 22-32.
—, 2001, «Miskito, sumo y tungla: variación lingüística e identidad étnica», en Wani, (27): 6-12.
—, 2007, «Estilos de habla e idiomas secretos entre los niños de una comunidad miskita», en Wani, (50): 75-90.
Koontz-Garboden, A., 2007, States, Changes of State and the Monotonicity Hypothesis, Ph.D. dissertation.
Stanford University.
— (en prensa-c), «Locative and Existential Constructions in Ulwa», en Anthropological Linguistics.Koontz-Garboden,
Andrew y Itamar Francez, (en prensa-a), «Possessed Properties in Ulwa», en Natural Language Semantics.
— (en prensa-b), «Ulwa Evidentials: a Preliminary Overview», en Proceedings of The 14th Workshop on the structure and Constituency of the Languages of the Americas: Special Session on Evidentiality and Modality.
Vancouver, UBC Working Papers.
Koontz-Garboden, Andrew, 2009, «Ulwa Verb Class Morphology», en International Journal of American Linguistics 75(4): 453-512.
Koskinen, Arja, 2006, «La lengua creole: de oralidad a forma escrita», en Wani (47): 45-58.
—, 2009, «Nicaragua», en UNICEF y FUNPROEIB Andes. Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América
Latina, pp. 775-788.
—, 2010, «Kriol in Caribbean Nicaragua Schools», en Bettina Migge, Angela Bartens y Isabelle Léglise (editoras),
Creoles in Education, s.l., John Benjamins Publishing Company.
—, en preparación, Dikshaneri Kriol-English.
220
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Lehmann, Walter, 1910, «Ergebnisse einer Forschungsreise in Mittelamerika und Mexico 1907-1909», en Zeitschrift für Ethnologie, 49.5: 687-749.
—, Zentral-Amerika, Teil I, Die Sprachen Zentral-Amerikas in ihren Beziehungen zueinander sowie zu Sud-Amerika und Mexiko, dos volumes, Berlin, Verlag Dietrich Reimer.
López, Vernadine y Arja Koskinen (en prensa), «Revitalizando la lengua y cultura garífuna a través de educación»,
en Ciencia e Interculturalidad, URACCAN.
—, 2009, La enseñanza-aprendizaje de la lengua y cultura garífuna en la escuela primaria Enmanuel Mongalo
de la comunidad de Orinoco, municipio de Laguna de Perlas, RAAS, Monografia, licenciatura EIB, Bluefields,
RAAS, URACCAN.
Mason, John A., 1939. «Los cuatro grandes filones lingüísticos de México y Centroamérica», en Actas del XXVII
Congreso de Americanistas, pp. 282-288.
—, 1940, «The Native Languages of Middle America»,en The Maya and Their Neighbours. C. L. Hay, Appleton
Century Company, Inc., pp. 52-87.
Matamoros, Jorge, 1996, Diccionario miskito-español; español-miskito, Managua, CIDCA.
Mayangna Yularangyang Balna y E. Benedicto, 2010a, Mayangna yulpûyang. Wauhtaya as: panamahka, Wauhtaya Bû, Tuahka.
—, 2010b, Mayangna yulbarang lâni, s.l., s.e.
McCarthy, John y Alan Prince, 1990, «Foot and Word in Prosodic Morphology: The Arabic Broken Plural», en Natural Language and Linguistic Theory 8 (2): 209-282, s.l.
McLean, Guillermo y Ray Past, 1976, «Some Characteristics of Bluefields English», en R. J. Di Pietro y E. L. Blansitt
(editores), The Third Lacus Forum, Columbia, Hornbeam Press, Inc.
McLean, Melba y M. Urbina, 2005, Diccionario trilingüe: miskitu-sumo/mayangna-español, Managua,
CIDCA-UCA.
McLean, Melba, 1996, Diccionario panamahka. Sumo-español-sumo, Managua, CIDCA.
Norwood, Susan, (1988) 1997, Gramática de la lengua sumu, Managua, CIDCA.
—, 1987, «Mayangna tuni/el sumu», en Wani (6): 31-48.
—, 1988, «Linguistic Skills and Social Change: the Sumus», en CIDCA Ms, s.p.
—, 1993, «El sumu, lengua oprimida», en Wani (14): 53-64.
O’Neil, Wayne y M. Honda, 1987, «El inglés nicaragüense», en Wani (6): 54-60. [con traducción al inglés, (10):
49-53).
O’Neil, Wayne, 1991, «El inglés nicaragüense», en Wani (10): 18-37.
PEBI-Sumu, CIDCA, MIT, 1996, Breve vocabulario twahka, Managua, CIDCA.
Salamanca, Danilo (en prensa), «La langue Miskito», en Encyclopédie des Sciences du Langage, Sylvain Auroux
(editor), Dictionnaire des Langues du Monde, Alain Peyraube (editor), vol. Les Langues d’Amérique, Francesc Queixalós (editor), Paris, Presses Universitaires de France.
—, 1988. Elementos de gramática del miskito, Ph.D. Dissertation, MIT, Cambridge.
—, 1992, «Verbos miskitos», en Wani (13): 53-64.
221
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
—, 1995, «Ortografía del miskito», en Wani, (17): 36-45.
—, 2000a, Gramática escolar del miskito, Tegucigalpa, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
—, 2000b, Diccionario miskito, Tegucigalpa, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
—, 2004, «Amar, recordar, olvidar y algunos otros verbos en miskito», en Wani (36): 18-33.
—, 2007, «El trabajo de los lingüístas en el CIDCA-UCA y en Wani», en Wani, 51: 39-52.
Salomón McClean, Elizabeth, 2007, Sumu mayangna (panamahka) tûni kau yulkatyam yuldaka amput yamwa
kidi, Monografia, licenciatura EIB, Bilwi, RAAN, URACCAN.
Taylor, D. M., 1951, The Black Carib of British Honduras, New York, Wenner-Gren.
Torrez Grey, Mateo y Jacinto Charles Erants, 2008, Los verbos impersonales de la lengua sumu, Monografia,
licenciatura EIB, Siuna, RAAN, URACCAN.
Tuyuwayaba y Edwin Cisneros, 2001, Tuahka yuln dau yulna balna [Cuentos Tuahka], Managua.
Urbina Moncada, Miguel, 2004, Gramática pedagógica miskitu, Managua, CIDCA-UCA.
Uyutmubal y M. Koontz-Garboden (en preparación), Ulwa nunghka balna.
Vaughan Warman, A., 1959, Diccionario trilingüe: miskito-español-inglés/español-miskito/inglés-miskito, Managua, Talleres Nacionales.
Young-Day, Belinda, 1992, Rama Cay Creole: a comparative Analysis of a Nicaraguan Creole, MA Thesis, University of Oregon.
222
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
LA COMUNICACIÓN DEL SIGNIFICADO DEL PATRIMONIO
CULTURAL Y SU SALVAGUARDIA: ¿INTERPRETACIÓN PARA QUIÉN?
Gloria Lara Pinto1
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO MORAZÁN
INTRODUCCIÓN
L
a conservación del patrimonio cultural en su expresión más amplia se encuentra íntimamente ligada con las políticas públicas de los sectores cultura, educación, ambiente, turismo y hasta seguridad. Esto es así por la necesidad de
establecer ¿qué se conserva?, ¿para quién se conserva?, ¿con qué fines de conserva?,
¿cómo se conserva? De éstas se derivan otras preguntas más específicas: ¿se conserva
para los «dueños» del bien patrimonial?, ¿se conserva el patrimonio como medio de
identidad y cohesión de una nación, región o localidad?, ¿se conserva como recurso didáctico?, ¿se conserva como bien de consumo para turistas?, ¿se conserva como
herramienta de desarrollo local? Es posible, aunque no tan fácil de conciliar, responder afirmativamente a todas estas interrogantes; sin embargo, es más probable que se
prioricen algunos aspectos y de ello depende, al fin, el destino del patrimonio cultural.
El turismo cultural parte de la voluntad expresa de sus practicantes de exponerse
a manifestaciones de cultura ajenas a las cotidianas, inicialmente en su forma tangible —monumentos, sitios arqueológicos, centros históricos, exposiciones en museos, paisajes culturales, representaciones artísticas—, pero de alguna manera, en
algún momento, surgen los interrogantes, de mayor o menor profundidad, en busca
del significado, es decir del contenido intangible de los bienes que se admiran por
su antigüedad o por su belleza. Se trata, en el más feliz de los casos, de una toma de
conciencia de la humanidad común que nos une, de la genialidad presente en cualquier parte, de las múltiples formas en que pueden ser expresados los sentimientos
y las creencias. En otras palabras, conlleva un aprendizaje que en cierto modo es de
carácter intercultural, sin construir ilusiones simplistas acerca de que los visitantes
lograrán, o siquiera intentarán, en una corta estadía ver el mundo a través de los ojos
de los portadores o creadores del bien patrimonial.
1
Gloria Lara Pinto es docente de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán desde 1984, actualmente ocupa el cargo de directora de Cooperación Externa; también es la actual presidenta de ICOMOS
Honduras.
223
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Aquí se vuelve necesario recordar la definición de patrimonio contenida en la carta
internacional sobre turismo cultural:
El concepto de patrimonio es amplio e incluye sus entornos tanto naturales como
culturales. Abarca los paisajes, los sitios históricos, los emplazamientos y los entornos construidos, así como la biodiversidad, los grupos de objetos diversos, las
tradiciones pasadas y presentes y los conocimientos y experiencias vitales. Registra y expresa largos procesos de evolución histórica, constituyendo la esencia de
muy diversas identidades nacionales, regionales, locales, indígenas y es parte integrante de la vida moderna. Es un punto de referencia dinámico y un instrumento
positivo de crecimiento e intercambio. La memoria colectiva y el peculiar patrimonio cultural de cada comunidad o localidad es insustituible y una importante base
para el desarrollo no sólo actual sino futuro (ICOMOS, 1999).
DE LAS DEFINICIONES Y SUS LIMITACIONES
Hasta hace unas décadas los museos tenían en solitario la tarea de dar a conocer
a propios y extraños nuestro pasado o el de otros ya desaparecidos, enfatizando
más el contenido estético que histórico, antropológico o ambiental, convirtiendo
los objetos expuestos en obras de arte. Esto último en obediencia a la dicotomía
eurocentrista y heredada por nuestro continente de separar la obra de arte del producto artesanal y el original de la réplica y, por tanto de su contexto. El museo en su
acepción más moderna:
…es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de
su desarrollo, y abierta al público, que se ocupa de la adquisición, conservación,
investigación, transmisión de información y exposición de testimonios materiales de los individuos y su medio ambiente, con fines de estudio, educación y
recreación (ICOM, 1974).
En el presente, sin embargo, se torna difícil poner los límites entre un museo postmoderno, un centro de interpretación y un parque temático. En más museos que en
los menos, la tecnología, a veces en su forma más avanzada, es una herramienta de
trabajo; la virtualización más que un medio, por ratos pareciera convertirse en un fin
en sí mismo (Isaac, 2008), la visitación es cada vez de proporciones más masivas, la
interacción de mayor dinamismo y muchos visitantes han acumulado conocimientos
previos gracias a las redes de comunicación que alimenta el ciberespacio:
224
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
El centro de interpretación ha sido definido como:
…una estructura social, cuya función principal es la de promover un ambiente
para el aprendizaje creativo, buscando revelar al público el significado del legado cultural o histórico de los bienes que expone. Está orientado a cubrir cuatro
funciones básicas: investigación, conservación, divulgación y puesta en valor del
objeto que lo constituye. [Además], sus actividades están dirigidas a la población en general, dedicando especial atención a las visitas de grupos organizados
(Hurtado, s.f.).
El parque temático, por su parte, es
…un espacio dotacional2 con uso esencial[mente] terciario compatible con otros
usos complementarios, articulados en un complejo turístico, cultural y de ocio…
con instalaciones dedicadas al recreo y al deporte, e integrados en el medio natural que lo acoge (Diputación de Burgos, s.f.).
Entre los parques temáticos hay unos fracasados —Terra Mítica en Valencia o Isla
Mágica en Sevilla— y otros sorprendentemente exitosos —Xcaret en la costa de
Quintana Roo o Dinópolis en Teruel— cuyos réditos financian excavaciones y restauraciones o han establecido fundaciones que se dedican a la investigación seria en
los mismos u otros predios y así continúan alimentando con sus resultados la ampliación, renovación o actualización de sus instalaciones (Lardiés, 2005). También los
hay enfocados en el turismo internacional y otros que se nutren casi exclusivamente
del turismo nacional.
Los expertos aconsejan orientar los parques temáticos a la población local e instalarlos en sitios donde ya hay turistas, puesto que aportan a la diversificación de la
oferta turística aún en destinos ya consolidados y suelen atraer a nuevos segmentos
de visitantes. Es más, se considera que ofrecen la oportunidad de incidir en la modificación de los patrones de gasto de los turistas (Vasallo, 2004), a lo mejor animándolos
a adquirir productos artesanales de calidad por los que en otro contexto no se interesarían o, por último, incentivándolos a conocer lo «auténtico»: yacimientos, sitios
arqueológicos, escenarios naturales o poblaciones vivas en otras regiones del país que
son menos accesibles y se han escabullido a la comercialización totalizadora de la
industria turística.
2
Restaurantes, hospedaje, salones de reuniones, centros de convenciones, entre otros.
225
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
¿INTERPRETACIÓN PARA QUIÉN?
Lo que se ha llamado «modelos hegemónicos de identidad y autenticidad» no sólo
uniforman, simplifican y congelan ciertas prácticas culturales (NAyA, 2003), sino
que además imponen cuáles portadores de cultura constituirán el acervo del que se
nutrirá la nación y, por tanto, se convertirán en los productos de turismo cultural por
excelencia. En contra de toda máxima antropológica se decide qué cultura del pasado
o presente tiene más «valor». Esto naturalmente influye en el espacio y cuidado que se
le dará en los museos y centros de interpretación, así como la inversión y divulgación
de que será objeto.
En términos prácticos habría que reconocer que las manifestaciones de ciertos
pueblos en ciertas épocas ejercen una atracción sin punto de comparación sobre
nacionales y extranjeros y, por ello, hacen de anzuelo. Así, junto con los productos
emblemáticos, en la exposición museográfica, el espectáculo, el recorrido, la oferta
gastronómica o la tienda de artesanías, se incluyen piezas, formas, paisajes, sabores
u objetos que representan otras realizaciones humanas para explorar la acogida que
les dan los visitantes. Por ejemplo, el énfasis de las exhibiciones que a partir de 1992,
desde Honduras viajaron a Europa, estaba puesto en la cultura maya clásica; sin embargo, sin excepción se incluyeron piezas del centro, norte y nororiente del país, es
decir de territorios que nunca estuvieron ocupados por mayas y que representaban
un amplio rango de tiempo. Honduras quedó claramente posicionada, de acuerdo a
las políticas estatales referentes a la nacionalidad prehistórica de donde se alimentan
las estrategias del turismo cultural, como una tierra de mayas. Sí, de mayas, pero también de otros que tallaban mármol, que fundían metales, que manejaban magistralmente la producción alfarera o la estatuaria y que ¡oh sorpresa¡, estaban organizados
en sociedades de rango o señoríos. Al parecer, esas masivas exposiciones itinerantes
despertaron el interés por conocer el lado del rostro maya de Honduras, pero también
despertaron la curiosidad por las otras facetas de su complejidad étnica.
Para incluir estos objetos en las exhibiciones internacionales con un cierto grado
de coherencia fue necesario ampliar el contexto de la región maya al mundo mesoamericano y reconocer la existencia de un área de interacción en el corazón del istmo
centroamericano —la Zona Central de Hasemann, et al. (1996)—, un espacio de transición al mundo chibcha. De esta forma la investigación realizada fuera del territorio maya ancestral en Honduras cobró relevancia y se puso en valor el conocimiento
acumulado para explicar la existencia de «otros» no mayas, no mesoamericanos, cuyos descendientes son paradójicamente el baluarte indígena del presente. En otras
palabras, fue necesario revalorar la cultura material prehistórica de esos «otros», y
226
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
comunicar su significado. No voy a referirme a los procesos reivindicativos de los pueblos indígenas que han resignificado su cosmología, creencias, saberes, organización
y lenguas como la contraparte intangible de este continuum, pero sin duda deberían ser
materia de similar análisis.
Comunicar el significado, es decir, el valor intrínseco de un objeto más allá de su
apreciación estética, es una tarea interdisciplinaria que nos obliga a hacer gala del holismo que prescribe nuestra disciplina. Ingenuamente se puede asumir que comunicar
el significado de las culturas del pasado a partir de sus vestigios materiales a nosotros
mismos, sus supuestos descendientes, es un asunto menos trabajoso que comunicarlo
a públicos ajenos a nuestra cultura mestiza centroamericana. Quizá este ha sido el
razonamiento que ha conducido en ciertos museos hondureños, donde se espera una
fuerte visitación de turistas extranjeros, a la práctica de dar mayor importancia a la
redacción de los textos en inglés, los cuales además son redactados muchas veces y,
por cierto, acertadamente, por colegas de habla inglesa. Así no se invierte tiempo y esfuerzo en la redacción de un texto original en español o en una traducción de calidad
hecha también por especialistas. En otras palabras, el español puede estar redactado
a tropezones, al fin nosotros somos de aquí y los objetos «nos hablan», ya entendemos
de qué se trata. El hecho es que esos textos gramatical y semánticamente confusos
cansan al visitante «nativo», le hacen desistir de la lectura e impiden la comunicación
del significado que es tan ajeno a nosotros, como los tres milenios que nos separan de
las más antiguas sociedades agrícolas americanas.
La carta de ICOMOS para interpretación y presentación de sitios de patrimonio
cultural propone que hay dos momentos en la comunicación del significado, siendo el
primero la interpretación, entendida como:
…todas las actividades potenciales realizadas para incrementar la concienciación del público y propiciar un mayor conocimiento del sitio de patrimonio cultural… publicaciones impresas y electrónicas, conferencias, instalaciones sobre
el sitio, programas educativos, así como investigación, programas de formación
y sistemas y métodos de evaluación permanente del proceso de interpretación
mismo (ICOMOS, 2007).
El segundo momento es la presentación, la cual se centra de forma más específica en la comunicación planificada del contenido interpretativo, llamémosle la información mediada, dosificada, seleccionada, y, por supuesto la accesibilidad física y… la infraestructura interpretativa,
consistente en medios técnicos como paneles informativos, exposiciones tipo museo,
senderos señalizados, conferencias, visitas guiadas, multimedia y páginas electróni227
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
cas. Por su parte, los intérpretes del patrimonio se encargan de comunicar al público
la información concerniente al valor y significado —previamente establecido— del
patrimonio (ICOMOS, 2007).
CONSERVACIÓN Y SOSTENIBILIDAD A TRAVÉS DEL TURISMO CULTURAL
De lo anterior se concluye que el patrimonio es un medio didáctico para la enseñanza
sobre el pasado y el presente, pero es claro que sólo se enseña aquello a lo que como
colectividad adjudicamos algún valor. Por tanto, por más convencidos que estemos
los antropólogos, en ocasiones, la puesta en valor del patrimonio obedece a coyunturas externas. El despertar de la conciencia ecológica —los recursos del planeta son
limitados— va de la mano con el despertar de la conciencia cultural —la diversidad
cultural debe ser respetada—, lo que ha dado paso a la búsqueda de un turismo alternativo —ecoturismo, agroturismo, turismo rural, turismo cultural, para mencionar
los más sobresalientes— y así han aparecido en escena los «nuevos turistas», los cuales demandan protección del ambiente y experiencias en los destinos que les permitan
acercarse más a la gente, además de autenticidad (Martín, 2003: 158). Recientemente,
sin intención fui testigo del interés de una pareja joven —de turistas de crucero— por
comprar una pieza de artesanía, su primera pregunta fue si había sido elaborada por
artesanos locales, pero la pieza no tenía marca, en la tienda nadie estaba seguro y, por
tanto, no hubo venta. La pareja comentó que su compra quería favorecer al desarrollo
local y no uno importado, «Hecho en China».
El turismo es una ruptura con la vida cotidiana, pero el «nuevo turista» quiere hacerlo en un marco de sostenibilidad del ambiente, de respeto cultural y con una cierta garantía de autenticidad del producto. El riesgo que se corre cuando la puesta en
valor del patrimonio se realiza en función exclusiva del turismo es la simplificación
del significado, esto es así porque al tratarse de un rompimiento de la cotidianidad
la comunicación debe ser amena, rápida y sencilla, es decir, que hay tiempo para una
«mirada», pero no para una «lectura» (Santana, 2003: 1). Otro riesgo, en lo que se refiere a los contenidos intangibles, cuando la conservación es dependiente del turismo, es
la pérdida del dinamismo de las expresiones culturales, en especial en lo que atañe a
las escénicas, que ahora tienen únicamente un uso recreacional y no de reproducción
de las creencias y las relaciones sociales (Martin, 2003: 3).
La conservación del patrimonio, como del ambiente, requiere inversiones fuertes y
sostenidas —investigaciones, infraestructura compatible, planes de manejo, personal
entrenado, preparación del lugar para la visitación, monitoreo— y es innegable que,
en muchos casos, no se harían sin la mira puesta en la rentabilidad de la misma. Pero
228
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
en fin, si la generación de ingresos se derrama a la población local, mejora las vías
de comunicación y transporte, crea fuentes de trabajo a través de museos, centros
de interpretación, parques temáticos, así como a través de la guianza independiente,
resulta difícil argumentar en contra de estos desarrollos turísticos. De las políticas
estatales, en cuanto a los fines que se persiguen para la conservación y comunicación
del significado del patrimonio cultural, dependerá que esos esfuerzos no tengan, en
primera instancia y exclusivamente, como destinatarios a los turistas.
En todos los cuerpos de políticas de nuestros Estados naciones referentes al patrimonio cultural está presente el enunciado claro y preciso de su función y la necesidad
de su fomento por razones de fortalecimiento de la identidad nacional y últimamente
también se subraya su potencial para el beneficio común de los ciudadanos. Como
se dijo antes, la comunicación del significado y la interpretación que se haga de la
cultura se basa en decisiones que no son neutrales y es aquí donde el investigador,
el museólogo, el educador y el promotor asumen la responsabilidad de comunicar el
significado respetuosa e integralmente, evitando las simplezas y los estereotipos. De
esta manera se educa o reeduca al nacional y se responde a la curiosidad positiva del
turista cultural por conocer y explorar acerca de «otros».
La Declaración del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y la Federación Internacional de Amigos de los Museos (FMAM) en pro del turismo cultural en el mundo entero aboga por medidas para sensibilizar a los turistas nacionales y extranjeros,
a las entidades, a las empresas turísticas y los poderes públicos sobre las prácticas
idóneas para la gestión del turismo sostenible. Para lograrlo:
…los museos deben dirigirse a los turistas de una forma mucho más directa de lo
que han hecho hasta ahora. El contenido educativo de un museo debe contribuir
a un mejor conocimiento de la historia, la cultura y de los pueblos, así como a
promover una evolución en las conductas de sus visitantes y fortalecer los valores de la tolerancia (ICOM/IFAM, 2007).
El ICOM y el IFAM sostienen que los museos pueden contribuir considerablemente, en el plano
educativo, cultural y político, al desarrollo sostenible del turismo y hacer causa común con la
UNESCO para alcanzar los objetivos del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005-2014). Quizá la declaración que más debe
llamarnos a la reflexión es la que se refiere a que el patrimonio cultural no puede convertirse
en un producto de consumo, ni en el objeto de una relación superficial con el visitante. Bien dicho,
pero ¿cómo evitarlo?
229
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Propondría que primero se haga el trabajo en casa. Somos los usuarios en primera
instancia quienes adjudicamos valor a los bienes tangibles e intangibles del pasado
y presente, de nosotros depende lo que Kravets y Camargo (2008) designan como
«patrimonialización»; es decir, la adjudicación de valor simbólico e identitario por
parte de una comunidad dada a ciertos vestigios, rasgos, comportamientos y creencias. Ahora bien, a continuación se da lo que Prats según Kravets y Camargo (2008)
llama «activación patrimonial», la toma de la decisión de cuáles, dentro del conjunto
de bienes serán conservados. En este punto, ya no son tanto los individuos sino las
instituciones las que ejercen el poder público y económico, las que intervienen para
establecer qué bienes constituirán el patrimonio cultural, serán objeto de investigación y divulgación y aportarán a la construcción de la identidad nacional. Implícito
se encuentra el potencial económico de estos bienes patrimoniales porque sin duda
el turismo es un rubro clave en la economía de los países y a pesar de los riesgos —el
falseamiento de la cultura, la romantización de la historia, los cambios de uso del lenguaje local, la transformación de la artesanía popular y el impacto ambiental (Kravetz
y Camargo, 2008)— paradójicamente el turismo cultural bajo parámetros de sostenibilidad y respeto puede aportar los medios para la conservación del patrimonio, el
avivamiento de las fiestas populares y ceremonias, la motivación de los pobladores
locales por conocer más y mejor su propia cultura. La inquietud que me queda es
¿dónde empieza y termina el turismo cultural?
DEL TURISMO CULTURAL A LOS CRUCEROS
Es sabido que el segmento de mayor crecimiento en el rubro turismo en el mundo entero es el de los viajeros en cruceros y los gobiernos y las compañías operadoras están
invirtiendo considerablemente en la infraestructura necesaria. No conozco estudios
que se hayan llevado a acabo en Honduras al respecto, así que recurriré a la documentación mexicana y española. En México, por ejemplo, arribaron 6 millones 376 mil
217 viajeros en crucero durante el 2007 el principal receptor fue Cozumel. ¿Quiénes
son esos viajeros? La encuesta realizada en Puerto Vallarta estableció que la mayoría
provienen de Estados Unidos de América (92%); de ellos el 87% visitan el país por
primera vez y el 56% lo hace con su familia; el 67% del gasto lo invierten en compras
y alrededor del 13% en recorridos; casi el 40% tiene entre 35 y 50 años y el 69 % son
casados; casi el 57% son hombres; 45% dijo ser profesional o empleado; los ingresos
del 37% oscilan entre mil y 3 mil dólares; el espectro de sus intereses recreativos es
amplio, pero al parecer están dispuestos a exponerse a experiencias relacionadas con
la cultura del país. En Puerto Vallarta, casi el 65% visitó el centro, el 34% el malecón;
230
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
el 23% la playa, el 20% el mercado, el 17% la iglesia y aunque sólo un escaso 1% visitó el
museo, en las sugerencias llama la atención la petición de «más museos» (DIE, 2007).
La situación en Europa no se presenta diferente, el crecimiento es de un 15% anual
y los destinos tradicionales son el Caribe y el Mediterráneo. La proveniencia de los
cruceristas es Inglaterra, Alemania y Francia en ese orden, sus ingresos son medios y
su nivel de educación también. Es interesante mencionar las principales motivaciones
de estos viajeros:
…conocer la riqueza artística y cultural de nuevos lugares, fomentar las relaciones sociales y disfrutar del aspecto lúdico, así como visitar de manera rápida
distintos destinos turísticos que pueden despertar el interés para la realización
de ulteriores visitas. No se puede obviar el interés por los puertos escala y por la
realización de excursiones en tierra (González, 1999).
Se podría concluir que hay potencial para el turismo cultural entre estos viajeros en
cruceros; sin embargo, su permanencia en tierra oscila entre seis y ocho horas con una
vaga promesa de retorno. ¿Es posible preparar los museos, los centros de interpretación
o los parques temáticos para hacer una entrega significativa de conocimientos sobre la
cultura de la localidad, la región o el país? Por otra parte, también podríamos los antropólogos volverle la espalda al acontecimiento, pero los restaurantes, los bares, los taxis,
los guías, los vendedores de artesanías, los lugares de recreación, no lo harán.
En Honduras, las Islas de la Bahía es el principal puerto de entrada del turismo
internacional de sol y playa; el resto del país, si es que acaso se hace la conexión geopolítica entre el territorio insular y la tierra firme, permanece ignoto para el visitante,
con excepción de la más glamorosa de las culturas, la maya clásica, siendo el Parque
Arqueológico Copán el segundo puerto de entrada del turismo: el primero para el
turismo cultural en este caso. Pero el viajero que llega a Copán sabe a lo que va y tampoco se desvía al resto del país. Dicho de otra manera, estos dos puertos de entrada
son el «anzuelo» para el resto del país y de aquí se deriva el grande y controversial
desafío. A más tardar en este punto surgen muchas preguntas, específicamente en lo
que atañe a las Islas de las Bahía, para las que no hay respuestas inmediatas: ¿y si en las
Islas de la Bahía se preparará una muestra visual conjunta de la riqueza arqueológica
hondureña?, ¿y si se mostrará allí mismo la calidad y variedad de la artesanía del resto
de Honduras?, ¿y si se pudiera comunicar efectivamente el significado de la complejidad étnica y lingüística del presente desde una perspectiva integral? ¿Ganaríamos
como nación mucho más que divisas? ¿Sería posible tirar el puente de la interculturalidad para transitarlo y beneficiarnos todos? Los procesos de cambio se han instalado
231
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
también en el rubro del turismo cultural y requieren de soluciones inéditas bajo tres
premisas: respeto a la diversidad cultural, comunicación de su significado y beneficio
para los portadores de los bienes tangibles e intangibles del patrimonio cultural.
BIBLIOGRAFÍA
S.a., Algunas reflexiones sobre el turismo cultural, s.f., http://www.pasosonline.org/Publicados/4206/PS040206.
pdf
Consejo Internacional de Museos, ICOM, 1974, http://icom.museum/index.html
González Gallego, Ana, 1999, Turismo de cruceros. Cuevas del Almazora, Almería, Jornadas de Turismos Temáticos, cruceros realizados en Málaga.
Hurtado, Iván, Investigación, conservación y divulgación de lo nuestro, Consejo Iberoamericano de Excelencia
Educativa, s.l., http://www.camova.com/educacionvid.php?id=6
ICOMOS, 1999, Carta internacional sobre turismo cultural. La gestión del turismo como patrimonio significativo, s.l.
—, 2007, Carta para interpretación y presentación de sitios de patrimonio cultural, ratificada en la 16ª Asamblea
General, Québec, octubre 2008.
ICOM y FAM, 2007, Por un turismo cultural sostenible, Declaración del Consejo Internacional de Museos (ICOM)
y la Federación Internacional de Amigos de los Museos (FMAM) en pro de un turismo cultural sostenible en
el mundo entero. www.icom-ce.org
ICOM, 2000, Proposal for a Charter of Principles for Museums and Cultural Tourism, http://icom.museum/
prop_tour.htlm
Isaac, Gwyneira, 2008, Tecnology Becomes the Object. The Use of Electronic Media at the National Museum of
the American Indian”, en Journal of Material Culture, Vol. 13(3): 287-310.
Kravets, Iryna y Patricia Camargo, 2008, «La importancia del turismo cultural en la construcción de la identidad
nacional», en Cultur. Revista de Cultura y Turismo, año 2. no. 02, julio, http://www.uesc.br/revistas/culturaeturismo/edicao3/artigo1.pdf
Lardiés Bosque, Raúl, Un nuevo concepto de parque temático: origen e impacto de dinópolis, 2005, Cuadernos
de Turismo, enero-junio, no. 015, Universidad de Murcia, pp. 149-167, http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/
src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=39801509
S.a., «Los parques temáticos, una opción para diversificar la oferta turística». Boletín de Prensa 084/04. 6
de agosto 2004, SECTUR, http://www.sectur.gob.mx/wb/sectur/sect_Boletin_084_Los_Parques_Tematicos_una_opcion_
Martín de la Rosa, Beatriz, 2003, «Nuevos turistas en busca de un nuevo producto: el patrimonio cultural», en
Pasos, vol. 1, no. 2. pp. 155-160.
NAyA, 2003, «El turismo: espacio de diálogo intercultural», III Encuentro de Turismo Cultural-NAyA: Museo José
Hernández, Buenos Aires, 30-31 de octubre y 1 de noviembre 2003, www.naya.org.ar
232
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
S.a., Patrimonios culturales: educación e interpretación, http://www.pangea.org/ankulegi/kongresoa2008/
agenda/dokumentuak/dok28.pdf
DIE, 2007, Perfil del turista que arriba en crucero, Puerto Vallarta, Dirección de Informática y Estadística de la
Secretaría del Estado de Jalisco con el apoyo de la Dirección de Turismo en Puerto Vallarta.
S.a., Plan director del Parque de Ocio, llamado Parque Temático Provincial. Diputación de Burgos, s.f., http://
www.diputaciondeburgos.es/supl_ant/parqueocio/definiciondelplandirector.htm
S.a., Patrimonios culturales: educación e interpretación, s.l., http://www.pangea.org/ankulegi/kongresoa2008/
agenda/dokumentuak/dok28.pdf
Santacana, Mestre, 2005, “Museografía didáctica, museos y centros de interpretación del patrimonio histórico”,
en Núria Serrat Antolí, Joan Santacana Mestre (coordinadores), Museografía didáctica, s.l., s.e., pp. 63-101.
Santana Talavera, Agustín, 2003, “Patrimonios culturals y turistas: unos leen lo que otros miran”, en Pasos, vol
1, no. 1, pp. 1-12.
Serrat Antolí, Nuria, 2005, “Acciones didácticas y de difusión en museos y centros de interpretación”, en Núria
Serrat Antolí, Joan Santacana Mestre (coordinadores), Museografía didáctica, s.l., s.e., pp. 103-206.
UNESCO, 2001, Convención Internacional para la Protección del Patrimonio Cultural Intangible (Internacional
Convention to Safeguard Intagible Cultural Heritage), s.l.
Vasallo, Ignacio, 2004, Los parques temáticos, una opción para diversificar la oferta turística, s.l., s.e.
233
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA APLICADA EN MUSEOS
COMUNITARIOS. EL CASO DE SAN VICENTE DE NICOYA,
GUANACASTE, COSTA RICA
Giancarlo Oconitrillo Aguilar
Ronald Martínez Villarreal
MUSEO NACIONAL DE COSTA RICA1
E
l Ecomuseo de la Cerámica de San Vicente de Nicoya cuenta con un extenso proceso de generación de capacidades para la población de su comunidad, orientado
a consolidar su estrategia como museo comunitario y fomentar la solidez de su
grupo de trabajo, todo esto desde la gestión participativa del patrimonio. Uno de los componentes básicos de este proyecto ha sido la creación de una exhibición permanente, para
lo cual se ha desarrollado un proceso de capacitación y de investigación participativa.
Esta forma de investigación en San Vicente ha tomado como técnica de trabajo principal
la historia oral, para lo cual los miembros interesados han recibido capacitación en diversas áreas de la investigación y el análisis de datos cualitativos, con el objetivo de rescatar
y exhibir la memoria de la comunidad. Este proceso es pionero en el país y es importante
rescatar tanto la metodología experimentada como las lecciones aprendidas de su aplicación, con miras a contribuir a la creación de un procedimiento base de trabajo. En esta
ponencia se desarrolla la experiencia de diseño y aplicación del proceso de capacitación y
trabajo con la comunidad donde convergen la antropología y la pedagogía social.
ANTECEDENTES
Sobre una extensa llanura que se interrumpe por pequeñas cadenas de cerros, se
esparcen varios pueblos campesinos que parecen querer abrigarse al pie de dichas
elevaciones. Una de estas comarcas es San Vicente, la cual pertenece al distrito San
Antonio, cantón de Nicoya de la provincia de Guanacaste, Costa Rica.
La particularidad cultural de esta comunidad es la elaboración artesanal de cerámica tradicional, conocida como cerámica Chorotega.2 Según los estudios de Weil
1
2
Programa de Museos Regionales y Comunitarios: [email protected]
Chorotega es el nombre con el que se conoce al pueblo de origen mesoamericano que migró desde el sur de
México hasta el noroeste de Costa Rica, hacia el siglo IX d.C. Tradicionalmente se ha identificado a la región
de Guanacaste con este nombre y en el pasado existió la creencia de que el grupo chorotega fue la cultura
creadora de todo el patrimonio precolombino de la zona. Sin embargo, Guanacaste cuenta con evidencias
de poblamiento desde 10 mil años a.C.
235
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
(2001) esta es una práctica cuya tradición es posible rastrear por alrededor de 4 mil
años. Actualmente, la mitad de la población mayor de doce años participa en los procesos de elaboración de la cerámica y se puede decir que representa el fuerte de los
ingresos familiares de la comunidad. Dichas características han llamado la atención
en diversos ámbitos de la sociedad costarricense y se ha reconocido a esta actividad
artesanal como un importante exponente del patrimonio cultural costarricense.
Sin embargo, actualmente la producción enfrenta diversos problemas en cuanto
a su distribución y al comercio justo de las piezas, debido entre otras razones a las
dificultades de acceso a la comunidad, la dependencia de los intermediarios y el posicionamiento de la producción de la cerámica de la vecina localidad de Guaitil.
Ante esta situación, las organizaciones comunales de San Vicente empezaron a
llamar la atención sobre ésta y otras problemáticas como la destrucción de sitios arqueológicos por el saqueo de que son objeto (huaquerismo) y el peligro de perder la
tradición en las nuevas generaciones. Desde el inicio de la década de 1990 la comunidad empieza a hacer contactos con diversos profesionales como antropólogos, museógrafos y el Ministerio de Cultura.
Como resultado de un análisis de la situación se llegó a la decisión de crear en 1994
el Ecomuseo de la Cerámica Chorotega. Inmediatamente se empieza la formulación
del proyecto y durante el transcurso de este tiempo se ha luchado por la consolidación de estrategias de administración, de atención de visitantes y la construcción del
centro de interpretación.
EL PROCESO PLANTEADO PARA LA EXHIBICIÓN PERMANENTE
Al ser un ecomuseo de naturaleza comunitaria, el Ecomuseo de la Cerámica Chorotega busca la gestión comunitaria participativa de los recursos naturales y culturales
a través de la musealización del territorio. Como parte de esta estrategia, la organización del Ecomuseo decidió contar con un centro de interpretación que albergara el
área administrativa, un cultivo de plantas tradicionales, un taller de cerámica y una
sala de exhibición. En esta última se plantea resumir la historia y recursos de la comunidad, como inducción para la visita de todo el territorio.
Luego de diversas discusiones y propuestas se definió que por la naturaleza comunitaria del proyecto, el diseño de la exhibición debía ser un proceso participativo de
la comunidad. De esta manera, a principios del 2008 se comienza con la definición de
los temas de exhibición siguiendo los siguientes parámetros:
236
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
* Contar con una sección de historia precolombina tendiente a interpretar el
vínculo de la práctica cerámica actual con la cerámica y pasado precolombino
de la zona.
* Narrar la historia y tradiciones de la comunidad.
* Dar información sobre los sitios de visitación de la comunidad, esto por tratarse de un ecomuseo.
A partir de esta guía, se elige un equipo de trabajo conformado por vecinos de San
Vicente, quienes asumirían el diseño de la exhibición. Como primera labor se levanta
un primer listado de temas que son presentados a los otros miembros de la comunidad. En esta consulta los temas se ven enriquecidos y lo más importante, se logra un
consenso sobre lo que la comunidad quiere exhibir en su centro de interpretación.
Posterior a la definición de temas, se toma la decisión de desarrollar capacidades tanto en investigación a través de la historia oral, como de la historia precolombina de Guanacaste, ello por tratarse de los ejes sobre los que giran los contenidos de la exhibición.
Es así como se diseñan y ejecutan talleres de capacitación a cargo de dos arqueólogos para el caso de historia precolombina y de los suscritos y el antropólogo Jim Weil,
para el caso de historia oral. Los planteamientos y resultados de este segundo proceso
son los que se presentan enseguida.
¿POR QUÉ INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA?
Como se mencionó antes, estamos en presencia de un proyecto comunitario que
busca presentar y exaltar la cultura local a través de la misma voz de la comunidad,
mediante el trabajo, recursos y desarrollo de capacidades internas. La consecución
de estos propósitos se busca a través de la gestión participativa del patrimonio,
entendida como:
El conjunto de acciones eficientes, consensuadas, integradoras y de fin social,
destinadas a la organización y la creación de capacidades para la salvaguarda y
puesta en valor del Patrimonio Cultural y Natural. Dichas acciones son llevadas
a cabo por parte de los miembros de las colectividades, sectores sociales y organizaciones que han sido creadoras, protectoras y portadoras de esa herencia
(Programa de Museos Regionales y Comunitarios, 2008).
Por otro lado no se debe olvidar que estamos en presencia de un museo comunitario,
el cual se sustenta en los principios de que:
237
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
* La iniciativa de crear el museo nace en la comunidad y responde a intereses colectivos producto de la discusión, preocupaciones, anhelos y consensos colectivos.
* Responde a la solución y defensa de necesidades y derechos de la comunidad,
no así a intereses o políticas externas.
* Se crea y desarrolla a partir de la participación comunitaria, según los mecanismos de organización y decisión de cada comunidad.
* Es administrado y dirigido por una instancia organizada de la comunidad que
obedece a mecanismos propios de decisión.
* Aprovecha los recursos comunitarios. El recurso más importante es el tiempo, las ideas y el trabajo de las personas.
* Fortalece la organización y acción comunitaria, al ser un instrumento de autodeterminación y de preservación de la herencia cultural y de cómo ésta es
entendida y recreada por la comunidad.
* El museo le pertenece en todos los sentidos a la comunidad. Mediante la organización local se logra dirigir, desarrollar, responsabilizarse y apropiarse del
proyecto (Camarena y Morales, 1994: 8-12).
A esto debemos sumarle también que se trata de un ecomuseo. Esta forma de museo
se define sobre el principio de que territorio, patrimonio y comunidad forman una
unidad cuya gestión, debe representar la unidad de estos tres elementos indivisibles,
donde cada uno sólo puede ser correctamente interpretado en su relación con los demás. De igual forma, los fines de dicha gestión apuntarán al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
De tal forma, la exhibición del centro de interpretación del Ecomuseo de la Cerámica
Chorotega viene a ser un instrumento de autogestión y autodeterminación comunitaria.
Esto en tanto el ecomuseo contribuirá a la forma en que la comunidad se ve a sí misma,
y la manera en que quiere mostrarse ante los otros, además de mediar en las decisiones a
tomar en el futuro en cuanto a la preservación de la herencia cultural local.
Todo este panorama nos pone en presencia de un proyecto que se entiende como
parte y producto de la comunidad, en donde la gestión y el mismo discurso que presenta el museo nacen de la comunidad y evita ante todo ser manipulado por otros a
favor de intereses particulares o externos. Por ende, lograr claridad sobre dicha situación, permite a los asesores externos entenderse como facilitadores de un proceso
participativo, en el cual debe de respetarse la autodeterminación. El término participativo es la clave dentro de esta estrategia: dar a las comunidades elementos para que
encuentren una forma para apropiarse de su historia es ayudar a que puedan desarrollarse de una manera más integral.
238
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Las raíces de nuestra forma de vida, de lo que somos, tienen su inicio en la herencia
histórica. Una forma adecuada de explorar esta dimensión de una comunidad es realizar un proceso sistemático de ordenamiento y análisis de la información presente en
la memoria de los pobladores, en los datos escritos, en las imágenes existentes, y por
supuesto de la información presente en la dinámica actual de comunidad.
En esta búsqueda surge una reunión de técnicas de la investigación cualitativa,
que a través de la capacitación y la práctica constante permiten que la comunidad
se apropie, las reconstruya y las aplique como dueños de la historia y gestores de su
patrimonio cultural. De allí que resulta fundamental que la exhibición sea la voz de
la comunidad a través del museo, como nos comenta Felix Barboza, una de las principales herramientas de comunicación de un museo es su exhibición. Afirmación que,
ciertamente, resulta acorde con la misión y los objetivos del museo de San Vicente,
producto del consenso comunitario, que es la naturaleza del proyecto.
De esta forma, los pobladores de la comunidad tienen un lugar donde colocar sus
formas de ver el mundo, un lugar de denuncia de ser necesario (Barboza, 2005: 24).
Un lugar donde comunicarse con su historia. En fin, el museo se configura como un
espacio de comunicación y como la voz cantante de la comunidad, conciente de su
contexto geográfico y cultural.
LA HISTORIA ORAL COMO TÉCNICA PARA LA INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA
Partiendo de que la investigación cualitativa es un fenómeno socialmente ubicable, definido
por su propia historia sociocultural (Zamora, s.f.: 5), consideramos que la historia oral es
idónea para el presente proyecto de investigación participativa, en tanto permite a la
comunidad verse a sí misma. Los participantes toman un doble rol: actores e investigadores, lo que permite una mayor capacidad interpretativa, además de fortalecer
la posición del ecomuseo como canal de comunicación y de autodeterminación de la
comunidad.
La historia oral, considerada como una parte de la historia, rescata los hechos del
día a día: apoyándose en la premisa de que la historia se construye a partir no sólo de
grandes hechos, sino que es cementada con las acciones cotidianas producidas por el
pueblo a lo largo del tiempo (Enríquez, 2005).
De esta manera, la aplicación de la entrevista —como técnica por excelencia de la
historia oral— es guiada por los mismos habitantes de la comunidad, quienes dialogando con sus vecinos realizan la investigación. Además, la entrevista es enriquecida
con observaciones y discusiones grupales de los resultados.
239
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Gracias a esta dinámica, es posible rescatar la memoria de la comunidad, pero no
contada por algún foráneo, sino más bien creando una versión propia de la historia,
en la que se expresen las propias tradiciones, creencias y cotidianeidades vistas, comprendidas y narradas desde la experiencia del pueblo.
Otras experiencias anteceden ésta de San Vicente, resalta la llevada a cabo por los
museos comunitarios de Oaxaca —agrupados en la Unión de Museos Comunitarios de
Oaxaca y asesorados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México—
de la cual el proceso de San Vicente se ha nutrido a través de la capacitación y la visita
misma a las comunidades oaxaqueñas que tienen buen camino recorrido al respecto. En
la experiencia de Oaxaca es sobresaliente la manera como se han formado investigadores comunitarios como parte de los equipos locales elegidos de manera consensuada. Estas personas, han realizado el trabajo de investigación en historia oral para dar sustento
a los temas que actualmente se exhiben en los museos comunitarios. Los resultados
obtenidos son una muestra nítida de trabajo y participación comunitaria y de cómo el
museo comunitario representa una herramienta de autodeterminación.
Otra de las experiencias regionales en el tema de museos comunitarios e investigación participativa fue el I Taller de Historia Oral, realizado en El Salvador e impartido
por Mario Camarena, antropólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia
de México. Este taller fue la primera parte de un proceso de investigación participativa que involucra a la comunidad de Perkín, en el departamento de Morazán. La
finalidad de esta investigación es fortalecer la exhibición del Museo de la Revolución
Salvadoreña, el cual se encuentra en esta comunidad.
La iniciativa surge del mismo museo, y poco a poco fue involucrando a excombatientes, así como a otros pobladores que si bien no participaron directamente en el conflicto,
se identifican como amigos del museo. La idea central del proyecto es realizar una investigación, a través de la historia oral, donde los participantes entrevisten a sus vecinos, y
enriquezcan estos datos con sus propias experiencias y recuerdos. El tema es la Batalla
del Moscarrón, uno de los episodios decisivos en la guerra de El Salvador y que se desarrolló en las zonas aledañas a Perkín. Como producto final, el equipo de investigación
desea contar con una investigación que pueda generar una memoria histórica escrita,
en forma de un libro. En esta ocasión, se invita a colegas extranjeros para que asistan
al taller y puedan luego aplicar estos procesos en sus países correspondientes. Estos
colaboradores ayudan a su vez en la realización del taller, participando en las dinámicas
y ayudando al grupo de investigación salvadoreño a diseñar la estrategia.
Vale destacar que el taller en El Salvador abarcó la primera etapa del proceso de
investigación, es decir, la definición de temas de investigación, introducción a la his-
240
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
toria oral, la entrevista y el trabajo de campo. A partir de esta experiencia es que se
desarrollan algunos de los elementos clave para el proceso con San Vicente de Nicoya,
siendo un referente importante para nuestro trabajo.
UNA EDUCACIÓN PARA LA GENTE
Como hemos venido mencionando, el proyecto en San Vicente busca el desarrollo
de capacidades locales para la investigación participativa. Por el tipo de participantes y por el contexto comunitario donde sucede, implica el desarrollo de un proceso
educativo donde se deben pregonar los principios del diseño curricular y la didáctica, mediados desde la educación para adultos, la pedagogía social y la animación
sociocultural. Por tal razón, la mediación pedagógica de este proyecto de facilitación
implicó tomar en cuenta las siguientes consignas:
* Diseñar acciones de capacitación tendientes a construir conocimientos útiles
y significativos para que los participantes llevaran a cabo las labores de investigación. Esto también tomando en cuenta las características de los participantes y su entorno —diseñar una educación para la gente— y propiciar un
ambiente de aprendizaje abierto y placentero.
* No debe de olvidarse que en los procesos de educación permanente en comunidad las personas buscan además «descubrir los significados de la vida»
(Apps, 1983: 105), entendido esto como una búsqueda de autorrealización en
donde aprender y participar se convierte en motivación, autoestima y toma
de conciencia de los aportes que se pueden hacer a la cultura y la comunidad.
* Aportar al desarrollo de capacidades para aprender a aprender (Pérez y Pérez,
2005), porque en el proceso de investigación se suscitarían nuevos problemas
que necesitarían de soluciones creativas e inmediatas. Ante esta situación la
mejor herramienta es poder aprender tareas nuevas en contextos diversos a
partir de una base de conocimientos significativos.
* El desarrollo de capacidades debía mediarse hacia la potenciación de la acción
y organización local, en tanto son el recurso más valioso para el desarrollo del
proyecto y en ningún momento se debe promover la dependencia de recursos
externos sean estos humanos o materiales. Lo importante es que a futuro la
comunidad pueda dar solución a otros problemas relacionados con la investigación sacando provecho de sus capacidades.
* Todas las actividades planteadas al proceso de mediación educativa deben
provocar placer, diversión, alegría y goce. La gente asiste porque quiere
241
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
aprender actividades nuevas y porque quiere sentirse bien. Por ende deben
evitarse posturas directivas, actividades repetitivas o que no propicien el diálogo y la participación de las personas.
* La gente está haciendo uso de su tiempo libre, por ello deben aprovecharlo constructivamente y aportar a la concientización sobre las grandes posibilidades, satisfacciones y entretención que puede significar dedicar tiempo a los proyectos comunitarios dentro de lo que José Tabares llama el ocio emancipador (Tabares, 2008).
UNA ANTROPOLOGÍA EMANCIPADA
Dadas las características del proceso llevado a cabo en San Vicente, la antropología y su
método de investigación aportan elementos para el marco teórico y definen en buena
medida el procedimiento metodológico. El desarrollo de las actividades de investigación
se basa en el conocimiento local de su realidad circundante, a través de testimonios de
colaboradores clave, y beneficiado con los conocimientos que poseen los propios investigadores los cuales son adquiridos a través de su vivencia cotidiana. Se parte de que la
historia se crea a partir de la vida de cada individuo, que le otorga un significado preciso a su propio
actuar en la vida (Camarena, Morales y Necoechea 1994: 7).
La antropología se emancipa de su condición de estudio del otro, para volver los
ojos hacia la misma sociedad que la practica, como canal de entendimiento de los propios condicionantes sociales, culturales, económicos y naturales. La finalidad de esta
búsqueda es conocer dónde se desarrollan los miembros de la comunidad, cuál es su
trasfondo histórico y cultural y hacia dónde se dirigen.
Este reto corresponde a los mismos miembros de la comunidad y es ahí donde, a
través de la mediación educativa, los pobladores construyen los elementos necesarios
para dirigir el proceso al apropiarse de su historia como colectivo y su actual dinámica
sociocultural.
Tanto la antropología como la educación colaboran en crear un proceso de gestión
social en San Vicente, donde se promueven las capacidades de análisis crítico de la
realidad, de liderazgo en las diversas actividades y de responsabilidad ante el papel de
depositarios de su conocimiento.
La entrevista, técnica por excelencia de la antropología, es la herramienta central
del trabajo de investigación desarrollado en San Vicente. Los miembros del equipo
toman el papel de investigadores, y de manera muy particular son también parte de
la realidad en estudio, condición que los localiza en un sitio privilegiado desde donde
brindan información crucial y producen elementos de análisis indispensables para
crear un corpus de información fiable y útil para los fines de la investigación.
242
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
DESARROLLO DEL PROCESO
Para el desarrollo del proyecto se acordó la siguiente secuencia de trabajo:
* Capacitación al comité de museo en la técnica principal de recolección de
información, la entrevista, así como en el diseño de la estrategia de acercamiento.
* Recolección de la información con colaboradores de la comunidad.
* Sistematización de los datos recopilados.
* Síntesis y análisis de la información.
* Creación del producto final.
Para guiar al grupo, se utilizó un programa de cuatro pasos de asesoría desde el Programa de Museos Regionales y Comunitarios, dando el apoyo necesario para que con
cada una de estas intervenciones el equipo pudiera desarrollar capacidades de recolección de información y monitoreo del avance de la investigación, trabajando sobre
un producto concreto. Esta asesoría responde a la pregunta siguiente: ¿cómo recopilar, ordenar y unificar la información?
En el taller 1 se trabajó el asunto de la recopilación de información mediante la historia oral, la capacitación en la técnica de la entrevista, la formulación de las preguntas y el registro de la información de campo. Como producto de este taller se obtienen
tres grupos de investigación formados por miembros del Comité. Para la mediación
de este primer taller se llevaron a cabo actividades de aprendizaje donde se buscó enfatizar el nexo de la comunidad con su pasado y su patrimonio cultural. Para ello los
participantes, prestaron o llevaron de sus casas diversos objetos antiguos y fotografías, a quienes a modo de ejercicio se les «interrogó», preguntándose y preguntándole
a los otros acerca de datos que pudieran dar información al respecto de la historia
del objeto. Esto con el fin de generar destrezas de entrevistador y de motivar hacia el
conocimiento de la historia. Unido a esto se incluyeron las técnicas de la conferencia
corta, la lluvia de ideas y la simulación de entrevistas entre los mismos participantes,
que fueron luego evaluadas de manera colectiva.
Para dar el siguiente paso, los grupos de investigación se comprometen a completar todo el proceso de entrevistas a colaboradores de la localidad, escogiendo al menos
seis de la comunidad, seleccionados a su discreción, a partir de criterios como la edad
y el conocimiento de la tradición oral de la zona.
Ya que la información debe de quedar consignada en un soporte duradero y legible
para cualquiera, se escogen grabadoras de casete y libretas de apuntes. Posteriormen243
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
te, la información se presistematiza, pasando en limpio los apuntes y reordenandola
después de la entrevista. Se acuerda que si el soporte es únicamente casete, los datos
primordiales del mismo deben de ser consignada en libretas de apuntes.
El taller 2 se dedicó al ordenamiento de la información, a la sistematización de
la información obtenida a través de las entrevistas. Se realiza una sesión con todos
los grupos, para compartir la experiencia del proceso particular de cada uno con los
demás. Para sistematizar, se emplean etiquetas para la información3 identificando los
segmentos en los apuntes que hablan sobre ellas. Para lograr el listado de etiquetas a
partir de los temas de investigación, se utilizó la técnica de lluvia de ideas y ordenamiento colectivo, resultado de un consenso del equipo.
El proceso de etiquetado de todos los apuntes es realizado por cada miembro del
grupo en su casa. Para mantener fresca la mecánica de esta sistematización, se les facilita la herramienta «Ordenar la información: organizar las entrevistas según nuestros
temas de interés». En ésta se hace un resumen y una ilustración del proceso de etiquetado de información. Esto con el fin de propiciar el aprendizaje y trabajo autónomo.
El taller 3 se ocupa de unificar la información, los grupos traen todos sus apuntes
etiquetados y se comparte su experiencia en el proceso. En este taller la información
de todos los grupos se unifica para obtener como producto un cuadro con la totalidad
de datos. Este documento deberá ser la base de datos para todo el proceso restante de investigación, así como para la redacción del guión de exhibición. Uno de sus
principales objetivos es formar parte del archivo perpetuo del ecomuseo y servir de
referencia para futuras investigaciones, tanto externas como del museo. Atendiendo
a esta necesidad, el documento contiene los datos recopilados por los miembros de
los tres grupos de investigación y de todos los colaboradores entrevistados; se incluye
también la información completa de las entrevistas, incluyendo los datos crudos de
entrevista —casetes y apuntes—, los esquemas de presistematización, fotografías del
proceso y cualquier otro material que se haya recopilado en el camino.
A nivel didáctico se planteó como propósito mantener la motivación en el grupo,
sobre todo por lo prolongado y a veces tedioso que resultó ser el trabajo. Para ello se
recurrió a la técnica del videoforo con el apoyo del audiovisual Mitos y leyendas de un
barrio obrero donde se ilustra la experiencia de otra comunidad —Barrio La Fama de
ciudad de México— con la técnica de la entrevista y el rescate de la historia oral.
3
Las etiquetas son categorías de análisis surgidas a partir de los temas y subtemas de investigación. Éstas
ayudan a ordenar la información recopilada, identificándola con cada uno de los temas a los que corresponde.
244
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
RESULTADOS DEL PROCESO
Luego de contar con un cuerpo esquemático de resultados, el cual fue del consenso
de los investigadores comunitarios continuaron dos procesos de creación y toma de
decisiones. En primer lugar, se definió el énfasis, primero del conjunto de los temas
investigados y luego de los subtemas de cada uno de los primeros. Esto con el fin de
ir precisando los puntos dominantes de la exhibición y así propiciar el dinamismo y
los enfoques del discurso (Camarena y Morales, s. f.). El ordenamiento de los temas
según los focos de interés definidos participativamente fue: elaboración de cerámica,
nuestro entorno, casa tradicional, música y bailes.
Luego se dio pie a la creación de un conjunto de textos para ser considerados en
el posterior proceso de definición museográfica participativa. Para ello se llevó a cabo
una sesión de trabajo en la que a través de ejercicios de redacción y actividades de
aprendizaje se logró crear un bloque de textos según las necesidades de exhibición,
como el tamaño, títulos sugerentes y que representaran la voz de la comunidad.
De esta experiencia es de resaltar que los textos fueron redactados de la manera
más natural por los participantes con sus propios usos del lenguaje. Dicha condición
logra evidenciar la naturaleza participativa del ecomuseo y enfatiza la expresión de la
cultura local y cómo ésta es entendida por sus pobladores. Como muestra podemos
revisar dos de estos textos:
Mujeres de trabajo: pocos hombres iban a arrancar el barro, buscar el curiol —engobe— y sacar la arena. Las mujeres ponían a remojar el barro, lo pateaban junto
con la arena para mezclarlo. Una vez listo lo espulgaban para quitarle las piedras.
En este primer caso, nótese el uso de los verbos arrancar, buscar y sacar, cuyo uso en el
habla regional se construyen desde la cultura local en asociación a la forma en que se
obtienen los materiales de la cerámica como lo son el barro, el curiol y la arena.
El Salitral: el Salitral es una naciente de agua de nuestra comunidad, el agua es
algo alaste —viscosa—, caliente y dulce. Antes era frecuentado por la gente para
ir a lavar la ropa. Ahí concurrían las mujeres de San Vicente y de otras comunidades como Guatil, Santa Bárbara, San Lázaro, Las Pozas y Chira, porque había
agua todo el año y se decía que la ropa quedaba más blanca y el jabón rendía mucho. La gente llegaba a El Salitral muy temprano para escoger las mejores piedras
para lavar. Además del trabajo era un día de mucha alegría y entretenimiento,
porque se conocían todos los chismes del barrio.
245
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
En este texto es de resaltar el uso del regionalismo alaste y la redacción en tercera
persona del plural, así como el sentido de concurrencia comunitaria que se le da a El
Salitral y su utilidad colectiva.
A la par de la elaboración de los textos y del desglose de los temas es posible ahora avanzar hacia el guión de exhibición y el proceso final de diseño museográfico participativo.
CONCLUSIONES
Al finalizar este proceso, pionero a nivel costarricense en el tema de la investigación
participativa aplicada en museos comunitarios, es claro que la estrategia debe de ser
revisada para crear un primer marco de consideraciones acerca de los aciertos y fallos,
pensando siempre en la posibilidad de nuevos procesos en otras comunidades, desarrollados ya sea por el Museo Nacional, o bien por interesados en el tema de la gestión
comunitaria y la museología.
El impacto del proceso en la comunidad es una de las variables que más nos interesa. En este sentido surge la interrogante ¿qué ha representado el proceso para la
comunidad? Sin un impacto positivo a nivel comunal el proyecto se convierte en un
esfuerzo aislado y abandonado por sus gestores.
Es aquí donde surge la figura del PMRC como mediador del proceso ¿qué tan subjetivo es el acercamiento y el trabajo con la comunidad? Manteniendo nuestra distancia con el modelo clásico cientificista, que repele totalmente los acercamientos e
interpretaciones subjetivas, es necesario preguntar ¿qué tanto un acercamiento subjetivo beneficia el proceso y el resultado de este proyecto de investigación?
Al respecto, pensamos que como facilitadores debemos evitar cargar con el peso de
la investigación a cuestas, pero es necesario también convertir el proyecto en nuestro,
para realmente desarrollar algo más que una receta de acción.
Por otra parte, es necesario reconocer que al calor de las necesidades que exige un
trabajo desde un programa público, no es posible concentrarse solamente en el caso
particular de San Vicente de Nicoya y la única forma de dar la talla con las responsabilidades es reconocer cronogramas y fechas límites establecidas con anticipación, las
cuales deben mediar también con los tiempos y ritmos de la comunidad.
Con tales compromisos adquiridos, consideramos que hubo momentos en que se
medió en exceso al momento de la organización y desarrollo de las reuniones o talleres
de trabajo. Existió cierta tendencia desde el equipo comunitario a depender de nosotros y no plantear ni ejecutar sus propias estrategias de reunión. También, el hecho de
ser parte de un programa del Estado costarricense tiene un gran peso psicológico en
los pobladores, pues nos preceden décadas de asistencialismo estatal.
246
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Los problemas organizacionales suelen ser el mayor dolor de cabeza para cualquier
grupo que desee llevar a cabo una tarea colectiva en su comunidad. Si bien se nos asignó
como institución un papel preponderante en las reuniones y talleres, esto se vio contrarrestado por situaciones como la falta de iniciativa para la conclusión de labores, el incumplimiento de los compromisos de avance en el trabajo de campo y en la sistematización de información, situaciones que al ir avanzando en el proceso fueron viendo la luz.
A pesar de esto, la falta de iniciativa a la hora de participar en los talleres fue rápidamente vencida con la introducción de dinámicas y actividades de aprendizaje
variadas, así como por la motivación brindada por miembros clave de la comunidad.
En ese sentido es necesario trabajar constantemente en la mejora de la organización comunal, en la capacitación de líderes dentro de la comunidad, mejoramiento
de los canales de información a la comunidad en general acerca del trabajo realizado, actividades de motivación para los comités y mejorar el programa de seguimiento
constante que ya existe.
Se logró llegar al producto esperado, un guión de exhibición para el ecomuseo de la
comunidad, y el comité continúa trabajando decididamente para la materialización de la
exhibición. Culminar satisfactoriamente tal esfuerzo implica que la estrategia de acción
dio resultado. Consideramos que los principales aciertos del proceso fueron los siguientes:
* Trabajo por productos: cada taller cuenta con un producto específico, con
un nombre único, lo que permite tener muy claro cuál es la finalidad de la
actividad en desarrollo, cómo se basa en las actividades anteriores y cómo es
indispensable ese producto para poder avanzar a la siguiente etapa. Además,
contar con un producto tangible y palpable —usualmente en la forma de tablas de datos o documentos escritos— permite que cada participante pueda
llevarse a su casa el resultado de su esfuerzo conjunto.
* Estética unificada: para ayudar a visualizar el efecto de avance en el proceso
de trabajo, la homogeneidad y constancia de la estrategia se manifiesta a través de una línea estética pensada con anticipación, y plasmada en cada uno de
los productos creados y en las herramientas brindadas por el PMRC.
* Recordar los temas de investigación: la columna vertebral de todo el proceso de
investigación son los temas. Estos definen las preguntas de las entrevistas, la forma de organizar la información recopilada y finalmente influyen en la creación y
distribución en el espacio de la exhibición. Se desarrolló una rutina sana de iniciar
cada actividad grupal con el repaso de los temas y subtemas de investigación. De
esta forma se recordó constantemente sobre qué es lo que estamos trabajando.
247
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
* Ejemplificar el trabajo con otras experiencias de investigación participativa:
experiencias como las desarrolladas por el barrio La Fama fueron una excelente estrategia de motivación, ya que permitieron a los pobladores ver algunos productos surgidos de procesos de investigación similares al que se desarrolló en San Vicente y creados también por miembros de una comunidad.
* La información recopilada resultó ser lo suficientemente rica como para montar sin problemas el guión de una exhibición permanente para el ecomuseo.
Uno de los pasos indispensables es consignar esta información en un formato
duradero —en este caso múltiples copias digitales y copias impresas de la
base de datos de la investigación— para que la riqueza de datos ahí compilados pueda ser utilizada en un futuro.
* Es posible crear otros productos aparte del guión de exhibición pensado
inicialmente. Por ejemplo, se pudo crear un mapa de la comunidad de San
Vicente como era en la primera mitad del siglo XX, a partir de los datos recopilados y de la memoria de los pobladores presentes en la actividad. Este
surgió como un aprendizaje no planeado que puede dar pie a otros productos de valor para el proyecto.
* El proyecto mantuvo un interés por promover la confianza, la motivación y el
espíritu positivo entre los participantes. Al enfrentarse a un proceso nuevo
de aprendizaje surgen dudas y temores comprensibles: ¿sé cómo hacerlo?, ¿lo
puedo hacer? Éstos se pueden aminorar ejecutando estrategias de aprendizaje diversas que sean dinámicas y, por qué no, también divertidas.
* Como acción educativa para adultos ejecutada en comunidad no se hizo diseño curricular centrado en los contenidos academicistas. Todo el diseño consideró las características de los participantes y de su contexto, con el afán de
mantener la motivación hacia el proyecto comunitario.
* Reconfirmamos con esta experiencia que diseñar educación para la gente es
la consigna más acertada, si queremos lograr que se construyan aprendizajes
significativos, liberadores y acordes con las características de los destinatarios.
BIBLIOGRAFÍA
Apps, Jerold W., 1983, Problemas de la educación permanente, Barcelona, Paidós.
Barboza Retana, Félix, 2005, «Museos en el ocaso y nacimiento de milenios», en Museos del dos mil: constructores de nuevos horizontes, San José, EUCR.
Camacho Zamora, José Antonio, s.f., La construcción del conocimiento en la investigación cualitativa, San José,
Costa Rica.
248
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
Camarena Ocampo, Cuauhtémoc y Morales Lersch, Teresa, s.f., Comunidades creando exposiciones, México,
UNESCO; CONACULTA-INAH, UMCO, A.C.
Camarena Ocampo, Cuauhtémoc, Teresa Morales Lersch y Francisco Valeriano, 1994, Pasos para crear un
museo comunitario, México, UNESCO; CONACULTA-INAH.
Camarena Ocampo, Mario, Teresa Morales Lersch y Gerardo Necoechea Gracia, 1994, Reconstruyendo nuestro
pasado. Técnicas de historia oral, México, UNESCO, CONACULTA-INAH.
CONACULTA, 2008, De la piedra encantada a los nahuales. Mitos y leyendas de un barrio obrero, CONACULTA-Arte
Consciente en La Fama, México, Video formato DVD.
Delgado Barrios, Juan Carlos, 2003, «Estrategia metodológica para la construcción de redes comunitarias agrícolas en pro del desarrollo local. Caso: productores de plátano del sur del Lago de Maracaibo, Venezuela»,
en Revista Agroalimentaria, no. 17, julio-diciembre, pp. 29-38.
Enríquez Solano, Francisco, 2004, Estrategias para estudiar la comunidad donde vivimos, San José, EUNED.
Institute of Cultural Affaire, 1999, Tecnología de la participación. Métodos de facilitación de grupos, EEUU, ICA.
Pérez de Guzmán Puya, María Victoria y Gloria Pérez Serrano, 2005, El animador. Buenas prácticas de acción
sociocultural, Madrid, Narcea S.A. Ediciones.
Programa de Museos Regionales y Comunitarios, Museo Nacional de Costa Rica, 2008, Razón de ser del Programa de Museos Regionales y Comunitarios, Documento de archivo del Programa de Museos Regionales
y Comunitarios.
Tabares Fernández, José Fernando, 2008, «De la ciudadanía asistida a la ciudadanía emancipada. Apuntes
para la lectura del aporte del ocio en contextos de exclusión», en Animador Sociocultural: Revista Iberoamericana, 3 (1) oct.2008/abr.2009, [http://www.lazer.eefd.ufrj.br/animadorsociocultural/].
Ventosa Pérez, Víctor J., 2007, ¿De qué hablamos cuando hablamos de animación sociocultural?, en Animador
Sociocultural: Revista Iberoamericana, 2 (1), mayo/sept., [http://www.lazer.eefd.ufrj.br/animadorsociocultural/].
Weil, Jim, 2001, «Un Ecomuseo para San Vicente: artesanos de cerámica y turismo cultural en Costa Rica», en
Herencia, 13 (1): 137-154.
Weil, Jim, 2001b, «Toward a Model of Changing Social Roles in a Costa Rica Ceramic Artisan Industry», en Anthropology of Work Review, 23(3): 27-32.
249
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
EL PAPEL DE UN MUSEO COMUNITARIO EN LA PROTECCIÓN DEL
PATRIMONIO CULTURAL
Andrea Díaz
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
E
n el centro del municipio de Tecpán Guatemala se encuentra un lugar que
guarda recuerdos invaluables de la historia guatemalteca, desde el período
prehispánico hasta la actualidad. Este lugar lleva el nombre de Museo Comunitario Kumatzim Jay, en él se exhibe una colección de piezas arqueológicas que enriquecen el pasado de los kaqchikeles.
El nombre del museo proviene del maya kaqchikel kumätz significa serpiente, y de
ésta se deriva kumatzim: línea serpenteada. Kumatzim es el nombre del diseño principal del Rij Po’t —güipil ceremonial— de Tecpán, Guatemala. Jay es el equivalente
al nah, casa, del maya clásico. Kumatzim Jay literalmente significa «casa del diseño
serpenteado» (Rodríguez, 2006).
Tecpán pertenece al departamento de Chimaltenango, en la región V o región
Central; su cabecera departamental es Chimaltenango a una distancia de 54 kilómetros de la ciudad capital de Guatemala. Cuenta con una extensión territorial de mil
979 kilómetros cuadrados. El idioma maya predominante en este departamento es el
kaqchikel; además, gran parte de sus pobladores hablan castellano. El nombre original de este grupo era kaqchekel winäq. Kaqchekel deriva de kaqché’ que significa árbol
colorado, material del cual, según se lee en el Memorial de Sololá, se elaboró el báculo
—símbolo de poder y autoridad— de los kaqchekeleb’, que estaba plantado en la
entrada a Tulán, el lugar mitológico de origen. Por su parte, winäq significa gente o
nación (Herrera, et al., 2006).
Entre los centros arqueológicos se pueden mencionar: Iximché que fue el gran centro ceremonial del señorío Kaqchikel, aquí también se asentó la primera capital del Reino de Guatemala en 1524; otro centro arqueológico de gran importancia es el de Mixco
Viejo, el cual fue habitado por pocomames y su arquitectura es similar a la de Iximché.
Tecpán, Guatemala, posee una ciudad que es la cabecera municipal, veintidós aldeas y 36 caseríos. El municipio se localiza en el noroeste de la cuenca denominada
Chimaltenango-Tecpán, Posee tierras fértiles, cerros y cumbres. También cuenta con
varios ríos, riachuelos, arroyos, quebradas, una laguna y una laguneta.
El veinticinco de julio de 1524 Alvarado funda en Iximché la primera capital del
Reino de Guatemala, nombrándola Santiago en honor al apóstol, y le da título de villa,
a lo que actualmente conocemos como Tecpán Guatemala.
251
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Tecpán es conocida como Tinamit que significa ciudad por antonomasia, mientras
que Iximché es Ohertinamit u Ojertinamit, o sea, ciudad antigua o primitiva. Pero los españoles denominaron la ciudad como San Francisco Tecpán Guatemala. Debido al cuarto
centenario de la fundación de Iximché como capital de Guatemala, por Decreto Legal
1350 del veintiocho de mayo de 1924 adquirió la villa de Tecpán la categoría de ciudad.
HISTORIA DEL MUSEO
El Consejo Internacional de Museos1 define el término museo como:
…una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su
desarrollo, abierta al público que adquiere, conserva, estudia, difunde y expone
los testimonios materiales del hombre y su entorno para la educación y el deleite
del público que lo visita (Herrera, et al., 2006).
La creación y desarrollo de los museos comunitarios en Guatemala está ligada a los
procesos internacionales de la redefinición de principios museológicos. Considero
tres eventos de relevancia para la formación de estas instituciones:
* En 1972, la mesa redonda interdisciplinaria en Santiago de Chile. Esta actividad fue promovida por la UNESCO y se replanteó la función de los museos.
* En 1984, se realiza el primer taller internacional sobre los Ecomuseos y la
Nueva Museología en Québec, Canadá. Se crea un comité para los Ecomuseos
y Museos Comunitarios dentro del ICOM.
* En 1994, es la integración de la Unión Nacional de Museos Comunitarios y
Ecomuseos en Oaxaca, México.
Los contactos entre representantes de comunidades guatemaltecas y la Unión de Museos
Comunitarios propiciaron la organización de futuras instituciones. Un ejemplo de ello lo
constituyen los siguientes: el Museo Comunitario Rabinal Achi’, Museo Comunitario en
Chisec, Museo Comunitario Tz’unun’ya y el Museo Comunitario Kawinal Jyub’.
A partir de esto, los museos comunitarios en Guatemala se definen por ser espacios de participación para las comunidades, principalmente las comunidades indígenas y rurales, para conocer y promover su cultura, de esta forma mantener vivo el
pasado para la historia de futuras generaciones. Los museos comunitarios permiten
1
Internacional Council of Museums (ICOM).
252
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
un vínculo entre el sujeto —el público— y el objeto —la exhibición— que fortalece
la identidad de la comunidad.
El Museo Comunitario Kumatzim Jay se originó en la colección de piezas aportadas por el señor Tomás Rodríguez Montalbán (q.e.p.d.), quien las encontró en su
terreno mientras se dedicaba al cultivo del maíz. Doña Juana Guaján Patá también obtuvo reliquias de sus familiares y vecinos que aumentaron la colección. En los últimos
años, se involucran la hija y los hijos, y finalmente algunos de sus nietos, alcanzando
una colección de unas trescientas piezas hacia el año 2006 (Rodríguez, 2006).
En 1992 se montó la primera exhibición provisional. Inicialmente el museo fue visitado por varios grupos provenientes de Estados Unidos de América, Alemania y Holanda.
Los grupos fueron guiados por profesores especializados en epigrafía maya y antropología, entre ellos Linda Schele, Nikolai Grube, Rudd Van Akkeren, Robert Hinshaw.
El principal objetivo del Museo es conservar y rescatar las piezas arqueológicas encontradas en la zona y divulgar la cultura kaqchikel, por lo que en 1995 el Ministerio de
Cultura y Deportes lo declaró patrimonio cultural de la nación. Sin embargo, las piezas no se
encontraban registradas, constituyendo patrimonio cultural en peligro. Actualmente está
a cargo de Ixchel Carmelinda Espantzay Serech y del licenciado Pakal B’alam Rodríguez
Guaján quien aportó las ideas que conforman los objetivos, la misión y la visión del museo.
Como visión se plantea aportar un grano de maíz en el desarrollo con identidad
de Iximulew, Guatemala, a través de la promoción de la cultura, la educación, el etnoturismo y el ecoturismo. Como misión busca ser el mejor museo comunitario para
promover la investigación y la divulgación de la historia, la tradición oral y el arte de
la cultura maya kaqchikel, y sus objetivos persiguen:
* Conservar y celebrar la cultura y la historia maya en general y kaqchikel en
particular.
* Promover la investigación científica y la divulgación de los elementos de la
cultura maya.
* Promover la sensibilización de los niños y adultos guatemaltecos sobre la
importancia de la cultura maya antigua y actual.
* Proveer un espacio público y educativo donde los visitantes puedan cultivar
su conocimiento y apreciación de la cultura maya.
APORTE A LA COMUNIDAD
El Museo ofrece diversos servicios como: visita guiada al museo, visita guiada a Iximché y el museo de sitio, organización de cursos, talleres y conferencias sobre historia
253
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
y cultura del presente y pasado del pueblo maya, clases del idioma kaqchiquel y de
español para extranjeros.
Su mayor aporte a la comunidad es el proyecto Oxlajuj B’aqtun Tijob’äl, una escuela
de vacaciones de cultura maya que busca fortalecer la identidad cultural de las niñas
y los niños a través de cursos de matemática maya y el idioma kaqchikel. Se trata de
un programa de recuperación lingüística, dado que en la cabecera municipal, y en
las aldeas cercanas, la mayoría de los niños no lo hablan. La población mayor de cincuenta años, aunque sabe hablar el kaqchikel, no lo usa con sus padres, hermanos y
cónyugue, y menos con sus hijos (Rodríguez y Espantzay, 2009).
Nuestra meta es rescatar el idioma y crear una identidad propia en los niños. Si
ellos no conocen quiénes son, ni de dónde vienen, no tiene sentido lo que realizamos. El contenido en las aulas es insuficiente. Los padres de familia deben
fortalecer lo aprendido en clase (Rodríguez, 2009).
El curso de vacaciones tuvo una duración de cinco semanas, en ella los infantes aprendieron sobre su cultura en tres aspectos: matemáticas maya, idioma kaqchikel y contexto maya dentro y fuera del aula.
Respecto a matemáticas maya los contenidos de aprendizaje son conocer los números, el nombre, su símbolo, el conteo. A partir de esto se puede realizar operaciones
matemáticas como adición, sustracción y multiplicación. Los contenidos del calendario ritual cholq’ij también fueron aprendidos, como el origen, función, estructura,
identificación del día según el glifo, significado de los veinte días, lectura de signos
jeroglíficos, secuencia de los días y la distancia temporal entre fechas.
Con el curso de matemática los niños adquieren la habilidad para desarrollar su
destreza numérica; con ramas, semillas y caracoles aprenden el sistema vigesimal.
Utilizan el diseño serpenteado para llevar cuentas en trece. Pakal Rodríguez explica
que el número trece es cabalístico en la cultura maya representado en la serpiente;
para escribir con símbolos mayas los trece numerales del Cholq’ij se utilizan trece barras. Los números del uno al siete suman trece puntos y los números del ocho al trece,
también suman trece puntos.
En cuanto al idioma kaqchikel los contenidos incluían las normas de cortesía —saludos
a diferentes horas del día, despedidas y agradecimientos—, nombres de frutas y verduras
de la región, diálogos de identidad personal —saber explicar los nombres de los padres, el
municipio en que vive, los miembros de la familia, las partes del cuerpo, la vestimenta—,
los colores, los animales y plantas, nombres de objetos, los pronombres personales, verbos
transitivos e intransitivos y la elaboración de preguntas.
254
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
El aprendizaje del idioma kaqchikel ayuda a forjar en los niños una identidad maya.
En el caso de Tecpán, Guatemala desde la conquista española se estuvo eliminando la
lengua materna, los nombres y apellidos de los pobladores fueron «castellanizados»,
las siguientes generaciones poco a poco han perdido con ello su cultura. Rescatar el
idioma para las comunidades en Guatemala es revivir la cultura que ha sido reprimida, es renovar un derecho que antiguamente habían perdido, es reconocerse y conocerse socialmente dentro de la historia.
Respecto al conocimiento del contexto maya dentro y fuera del aula se procura
facilitar la comunicación en kaqchikel, así como conocer la historia y cultura de la
región. Se hicieron viajes, para que además de conocer los nombres de los elementos
que los rodeaban, conocieran lugares históricos y paisajes cercanos.
La comunicación en kaqchikel por parte de los maestros que facilitaron el programa se dio por medio de narraciones, cuentos y poemas. A los niños se les invitó a
utilizar un nombre maya, conocieron su fecha de nacimiento de acuerdo al Cholq’ij.
Una de las experiencias más enriquecedoras del programa fue lograr la comunicación
de los niños con los abuelos. Eusebia Barreno comenta: antes mis nietos ya no se comunicaban conmigo, pero a partir de que ellos asistieron a la escuela, es diferente, ya saludan en Kaqchikel
y conversan más. Los padres coinciden en señalar, que el idioma es pilar de la cultura.
APORTE A LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO
La mayoría de piezas que se encuentran en el museo corresponden al período posclásico de los kaqchikeles y los visitantes pueden observar vasijas, pitos, incensarios
ceremoniales en materiales de barro y piedras de moler, jadeíta, piedra y obsidiana
entre otros (Jiménez, 2006).
Lamentablemente, el caso de Guatemala como en otros países latinoamericanos, el
saqueo de sitios arqueológicos, robos a museos y templos causa irreparables pérdidas
en el patrimonio cultural.
El patrimonio cultural de Guatemala se mantiene en riesgo constante, a modo de
disminuir éste, se han elaborado varios métodos de protección al mismo. Uno de ellos
es el registro arqueológico que cumple un deber muy importante dentro de los mecanismos de defensa para la protección. Las piezas que han sido registradas son conocidas, han sido descritas y fotografiadas, de este modo disminuye el tráfico ilícito de
piezas (Herrera, et al., 2006).
La Constitución de la República del año 1954 dice que toda riqueza arqueológica,
histórica y artística existente en el territorio de la República, sea quien fuere su dueño, forma parte
del tesoro cultural de la Nación y estará bajo la protección y salvaguardia del Estado, sin dejar
255
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
duda alguna que los bienes arqueológicos son de todos los guatemaltecos por lo que
el poseedor es únicamente depositario de los bienes arqueológicos. En tal sentido, el
museo cumple un deber del Estado en el resguardo de las piezas, permite el reconocimiento de colecciones, y en el caso del Museo Kumatzim Jay, da un acercamiento a la
población actual para conocer objetos que ilustran su pasado.
CONSIDERACIONES FINALES
El Museo Comunitario Kumatzim Jay promueve la protección y conservación de la
historia guatemalteca en el resguardo de las piezas arqueológicas. Su papel principal se encuentra en el fortalecimiento de la identidad kaqchikel, dando a conocer el
idioma materno a las nuevas generaciones de la comunidad de Tecpán. Pese a la falta de recursos, como el escaso apoyo institucional recibido por el Museo Kumatzim
Jay, Pakal Rodríguez e Ixchel Espantzay han demostrado su efectividad en lograr el
acercamiento de las personas por medio de la Escuela Oxlajuj B’aqtun, las dinámicas
realizadas han contribuido a la formación de niños y adultos en la cultura maya, específicamente la kaqchikel.
BIBLIOGRAFÍA
Herrera, Juan Pablo, Orlando Moreno, Laura Velásquez y Andrea Díaz, 2006, «Rescate arqueológico en situación
de desastre»,en Registro de piezas del Museo Comunitario de Tecpán Guatemala, Informe de práctica de
gabinete, Escuela de Historia, USAC, 50 pp.
INFORPRESSCA, 2009, Servicio de información municipal, www.inforpressca.com/municipal, actualizado en enero
2009.
Instituto Nacional de Cultura, Dirección de Museos y Gestión del Patrimonio Histórico, 2005, Boletín Virtual del
Sistema Nacional de Museos del Estado, número 4, noviembre, 3 pp.
Jiménez, Vinicio, 2006, «Museo familiar es patrimonio cultural», en Prensa Libre, Guatemala, domingo 31 de
diciembre.
Rodríguez, Pakal e Ixchel Espantzay, 2009, Informe Oxlajuj B’aqtun Tijob’al, Tecpán, Guatemala, 11 de enero,
15 pp.
Rodríguez, Pakal, 2006, Kumatzim Jay, Trifoliar de Museo, s.l., s.e.
—, 2009, «La escuela Oxlajuj B’aktun. Una semilla para propagar el idioma kaqchikel», en Diario de Centro
América, Guatemala, miércoles 14 de enero, p. 6.
256
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
IDENTIDAD Y CULTURA EN LAS PRIMERAS EXPRESIONES
TEATRALES DE LA REGIÓN CENTROAMERICANA: RABINAL ACHI
DE GUATEMALA, EL GÜEGÜENSE DE NICARAGUA Y EL JUEGO DE
LOS DIABLITOS DE COSTA RICA
Mayra Josefa Bonilla Martínez
N
uestro trabajo tiene como objetivo presentar a través del análisis de los textos algunas características como rasgos de identidad cultural en nuestras
primeras manifestaciones teatrales. Conscientes de que la identidad cultural
en cualquier sociedad está formada por algo más que la suma de expresiones artísticas, sino que es parte de nuestras vivencias y creatividad con que nuestros antepasados impregnaban a todas sus actividades cotidianas que realizaban ya sea a través
del lenguaje oral, gestos y movimientos, danzas, música, magia, creencias religiosas,
juegos y mitos, que denotan aún en la actualidad su resistencia o las diferentes contradicciones que planteaban en oposición a la cultura de la clase dominante, con el
fin de preservar o sencillamente para reflejar de forma consciente y espontánea las
costumbres y ritos de su pueblo.
Los conceptos de cultura son diversos así como los de identidad, sociedad, nación o estado,
a veces son clasificaciones con que realizamos criterios diferentes y que utilizamos para
establecer las relaciones y actividades de los seres humanos de distintos lugares o regiones, esto nos permite constatar identidades particulares y propias de cada grupo social
en un país determinado. No está de más decir que cada uno de nuestros países presenta
sus propias características de acuerdo a sus costumbres, tradiciones, nivel sociopolítico,
económico y cultural, su visión y cosmovisión, que tienen que ver con las enseñanzas o
valores transmitidos de generación en generación, pero todos guardan, preservan y continúan con estas manifestaciones culturales como parte de la vida misma.
La cultura tiene que ver también con los valores, nuestras relaciones familiares, normas de conducta, forma de vestir, de comer, de soñar, de bailar. Los conceptos identidadcultura, están estrechamente relacionados, son dos caras de la misma moneda. Existen
opiniones que definen ambos conceptos, donde todos tienen algo en común. Desde una
perspectiva antropológica, la cultura incluye los rasgos de existencia distintivos, materiales, intelectuales y espirituales que caracterizan a una sociedad o grupo social.
Este criterio nos permite ver la cultura a partir de los elementos que le hacen diferentes a cada uno de los miembros integrantes y a la colectividad, pero a partir de
rasgos que los identifican o distinguen, es decir, tomando en cuenta la naturaleza y
el hombre mismo conformando la vida de una comunidad, donde cada miembro que
257
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
participa es parte vital del ritual, fiesta o danza, para quien además tiene sentido y
significación. Como lo expresa Claude Lévi-Straus:
Llamamos cultura a todo el conjunto etnográfico que, desde el punto de vista de la
investigación, presenta, en comparación con otros, diferencias significativas cuya
experiencia prueba que los límites coinciden aproximadamente (Crubellier, 1997).
Estas diferencias significativas que menciona Lévi-Straus, surgen a partir de la experiencia adquirida por estos grupos, sin embargo a veces estos hechos culturales suelen
no tener ninguna coincidencia entre ellos.
La relación de conjunto e interrelación de los sujetos que hacen posible esos valores culturales y el tiempo en que se han manifestado será lo que nos permite apropiarnos cada vez más de manera consciente o inconsciente a estos elementos que llamamos cultura.
Toda cultura, es cultura de un grupo, no hay cultura si no es compartida, la cultura es mediación entre los individuos que componen al grupo. Esto establece
entre ellos comunicación y comunidad. Es mediación entre el individuo y su
experiencia, decírsela a sí mismo diciéndosela a los otros... Porque no hay historia más que de grupos, de colectividades ya sean religiosas, étnicas, sociales,
nacionales, toda historia es social... pero los grupos sólo tienen identidad en la
diferencia con otros grupos (Pros, 1997: 153).
Pros considera que la cultura deberá ser compartida y que además debe servir de mediadora entre los individuos y su experiencia cultural, esto les permitirá una mejor
comunicación en el colectivo.
Cultura es la capacidad que tiene el hombre de transmitir a otros los rasgos que le
caracterizan como parte de un grupo social determinado en el que se expresa a través de hábitos, ritos costumbres, creencias, valores, conocimiento y arte. Todas estas
manifestaciones no consisten sólo en la transmisión de generación en generación de
valores culturales, sino de compartir con otros, haciéndolos partícipes de estas expresiones culturales y de esta manera poder dar continuidad, preservar y proteger como
parte inmediata de su patrimonio cultural.1 Actualmente algunos de los portadores de
1
Todo lo que se ha podido producir en el campo de una cultura, testimonios arquitectónicos, pero también signos y símbolos transmitidos a través de las tradiciones orales, las literaturas y las lenguas, las artesanías y el
folklore, la música y la danza, las creencias, mitos, ritos y juegos (Sambarino, 1980).
258
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
estas actividades culturales conservan de manera fiel los elementos rudimentarios y
propios de ese lugar, dándole a éstos aún más significación y valor: el Rabinal Achi en
Guatemala, El güegüense en Diriamba, Niquinomo y otros pueblos de Nicaragua.
Es importante reconocer el sentido de identidad a partir de la experiencia cotidiana que se manifiesta en testimonios, tradición oral, lengua, música y artesanía que
identifica y distingue a un colectivo de otro. La aproximación a lo que es la identidad
cultural debe ser completada con otras nociones, la representación que una sociedad
se hace de sí misma no basta para configurar su identidad. Es necesario integrar esta
representación con la idea que los demás integrantes de otros grupos culturales se
hacen de esa identidad; pero sobre todo, la identidad cultural debe aparecer como
una noción dinámica y abierta. Miguel León Portilla cuando se refiere a la identidad
cultural expresa:
Una conciencia compartida por los miembros de una sociedad que se consideran
en posesión de características o elementos que los hacen percibirse como distintos de otros grupos, dueños a su vez de fisonomías propias (Aínsa, 1986: 30).
Identidad es el patrimonio artístico cultural que afirma la identidad individual o
colectiva de un grupo social a través de sus creaciones, formas, estilos, costumbres,
tradiciones. Son características o elementos que le distinguen a partir de ciertas diferencias o valores que la definen de manera histórica, en una sociedad determinada.
La reivindicación que acompañó a muchas de las expresiones de la identidad cultural
no fue más que el reflejo de una legítima actitud de protección frente a lo que se creía
ver como un creciente desarraigo o el temor a la desaparición de los contrastes necesarios que marcan la originalidad de toda cultura propia: …el problema de la identidad sólo
aparece donde existe la diferencia, porque no tenemos necesidad de afirmarnos nosotros mismos, más
que cuando estamos frente a otros (Aínsa, 1986: 43). La identidad no existe mientras no
aparece diferencia entre la propia cultura y la de los otros, la afirmación de identidad,
es entonces una forma de autodefenderse, protegerse frente a posibles amenazas o
simplemente el temor de ser despojado de lo propio, lo que es suyo y le pertenece.
PRIMERAS EXPRESIONES TEATRALES
Muchos de los himnos épicos o poesías líricas constituyen obras dramáticas puesto
que las cantaban sin interrumpir los pasos de los bailarines en vez de recitarlos se cantaban
en cualquier idioma: quechua, náhuatl, español. El teatro profano no gozaba de simpatía porque a los frailes les parecían muy oscuros los pensamientos de la lírica, esto
259
RED CENTROAMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
hizo que se limitaran a dar una idea aproximada de aquellas representaciones. Sin
embargo, según los testimonios de algunos evangelizadores se conoce que en México
había representaciones teatrales vespertinas, éstas se realizaban en espacios abiertos, especialmente destinados a ese fin, que aseaban y arreglaban con esmero y cuidado. Estas expresiones artísticas estuvieron fundamentalmente ligadas a su visión
religiosa, muestra de ellos son algunas pinturas murales descubiertas en el centro de
Teotihuacán, que muestra procesiones religiosas en las que los sacerdotes marchan
con atavíos, representativos de los diversos dioses, entonando himnos sagrados, en
esas procesiones y ritos antiguos los sacerdotes e iniciados representaban el papel
de los dioses y hacían llegar al pueblo los poemas sagrados. Posiblemente allí se encuentran los más antiguos orígenes de lo que más tarde se convertiría en una acción
dramática.
En las fiestas y celebraciones se representaban escenas cómicas preferentemente
con vestuarios muy vistosos. Los que la interpretaban se disfrazaban de animales y
su caracterización y las palabras divertía a los espectadores. No todos los sucesos históricos tienen valor simbólico, pero preservamos con formas simbólicas, monumentos, rituales, mitos
y procesiones a aquellos que sí lo tienen (Grimes, 1981: 41). Entre los mayas de Yucatán, se
realizaban también espectáculos teatrales con cierto predominio del gesto y además
sobre la palabra, pero sí estrechamente ligado a la música. Fray Diego de Landa señala:
Los indios tienen recreaciones muy donosas y principalmente farsantes, que representaban con mucho donaire, tanto que a éstos alquilan los españoles para no
más que vean chistes de los españoles que pasan con sus mozos, maridos, o ellos
propios, sobre el bien o mal servir, y después lo representan con tanto artificio
como los curiosos españoles (Monteverde, 1998: 9).
El teatro de los mayas anterior a la conquista, fue desapareciendo de la península yucateca. El obispo Crescencio Carrillo y Ancona señala:
Conocían y practicaban los antiguos yucatecos el uso y recreo de las representaciones escénicas, pues tenían piezas literarias y artísticas, de este género. Sirva de prueba el argumento mismo de la invasión y conquista española
(Monteverde, 1998: 9-10).
Para que la representación se desarrolle, cuenta con un simbolismo, propio, ya conocido del público. Simbolismo que va desde la máscara hasta el traje, desde el gesto
hasta la palabra. Existe también una serie de coincidencias en las manifestaciones de
260
LA ANTROPOLOGÍA EN CENTROAMÉRICA. REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS
carácter folklórico-religioso, como los misterios de Eleusis en honor de la diosa Demeter y las ceremonias de la Coatlicue de los aztecas o la Pachamama de los quechuas,
así como los ditirambos en honor de Dionisio y los numerosos poemas dedicados al
homenaje en honor a los dioses nahoas, mayas y quechuas.
Podemos constatar por los diferentes escritos, que antes del proceso de la conquista y la colonización ya existían expresiones de creación artística, religiosa y folklóricas que representaban la vida cotidiana de nuestros indígenas, como una forma de
unión y resistencia a la nueva imposición de formas culturales que eran desconocidas
y nuevas para ellos como el caso de las actividades religiosas. Antonio Díaz Vasconcelos menciona que la dramática indiana tiene su origen en las danzas sagradas que
paulatinamente se transforman en profanas. Identifica entre los mayas tres tipos de
danzas: danzas con cantos y sin vestuario de carácter guerrero y religioso, sacro y
simbólico; danzas con recitaciones, trajes y música y; piezas dramáticas con música,
trajes y máscaras a las que se llaman bailes-dramas. Identifica también variedades de
bailes-dramas entre los mayas, como son los bailes con disfraces de animales, bailes
de enamorados, zayi o tapir, danza ritual en los sacrificios y colonché o baile de ochocientas personas (Zavala y Araya, 2002: 118).
Sería importante poder determinar si el mundo hispánico con su filosofía y carácter olímpico contaba también con elementos para poder crear un teatro como en la
antigua Grecia, con una tragedia en que el hombre lucha contra su destino y en que
los dioses intervienen de modo activo, sea este a su favor o en venganza, y si fueron
precisamente la conquista y la invasión española a lo largo de tres siglos de dominio
y lucha, las únicas razones que impidieron la creación de una tragedia con un drama
más duradero y de significado humano.
Miguel León Portilla en el Teatro náhuatl prehispánico distingue cuatro etapas del teatro
prehispánico: las más antiguas formas de danzas, cantos y representaciones que vinieron a fijarse de manera definitiva en las acciones dramáticas de las fiestas en honor a los
dioses; las varias clases de actuaciones cómicas y de diversión ejecutadas por titiriteros,
juglares y prestidigitadores; las escenificaciones conservadoras acerca de los grandes mitos y leyendas nahuas y; los indicios conservadores acerca de comedias o dramas con un
argumento relacionado con problemas de la vida social y familiar: en los intervalos que dejaban las líneas danzaban algunos bufones, remedando en sus trajes diferentes animales y haciendo acciones
ridículas para divertir a los espectadores (León Portilla, 1959: 13).
León-Portilla refiere cómo iban cambiando de máscaras, apareciendo primero
como un ser humano, luego como un ciervo, m&aacu