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EL EMPERADOR DE OCCIDENTE Y EL CALIFA DE
BAGDAD.
Jorge Velasco Gonzalvo (Autor y Administrador)
4 de diciembre de 2014, Madrid.
…
R ESUMEN
¿Por qué el año 800? ¿Por qué las enigmáticas figuras de Carlomagno y el gran califa de
Bagdad, Harún-Al-Rashid? Bien, nos movemos en unos momentos que son claves para la
Historia de Europa y de Próximo Oriente. Hemos elegido estas figuras y este momento por
la importancia que tendrán sus hechos y sus acciones en la Historia. ¿Quién no ha
escuchado algo sobre mítica obra de “Las mil y una noches”, o el poderío y la magnificencia
del emperador franco?
He elegido este tema, este momento y estos personajes para intentar establecer de la
mejor manera posible una idea clara y general del contexto y los acontecimientos que se
mueven en torno al año 800, alrededor de estas dos grandes figuras, y no solo eso, sino
intentar establecer lazos y conexiones entre dichos personajes, entre sus imperios y entre
los acontecimientos de unos u otros. Establecer relaciones y lazos de unión entre la
Europa del año 800, lo que allí sucedía y quienes la gobernaban, con la situación y lo que
sucede en torno al mismo año, el 800, pero esta vez en el Próximo Oriente, teniendo
grandes piezas en el tablero como el Imperio Bizantino y el Imperio de los Califas Abasíes.
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EL EMPERADOR DE OCCIDENTE Y EL CALIFA DE
BAGDAD.
“Que reinen la paz, la concordia y la unanimidad
entre todas las gentes cristianas… pues sin paz
no es posible complacer a Dios.”
Carlomagno “Admonitio generalis” (789)
En torno al 800 el más poderoso monarca de toda la Europa Cristiana y el Califa Abasí,
estrecharon lazos para enfrentarse a sus enemigos y mantener objetivos comunes y de
mutua conveniencia, siendo sus enemigos el Imperio Bizantino y los Omeyas de Córdoba.
Tenemos que tener en cuenta que Carlomagno es el primero de los emperadores de
Occidente después de la caída de Roma y muchos le han llegado a otorgar epítetos como el
padre de Europa. Mientas tanto, el califa Harún-al-Rashid, no es ni más ni menos que el
quinto de su dinastía y el creador por antonomasia de una riquísima y alta cultura que
queda representada en la magnífica obra que todos conocemos, “Las mil y una noches”.
Tenemos que decir que el cometido de ambos personajes, o quizás, el objetivo en sus
mentes fuese el de evitar que sus mundos cayesen en las tinieblas y se llegase al más bajo
empobrecimiento cultural y material. Defensores de la cultura en sus mundos, defensores
de sus religiones, defensores de sus territorios.
Bajo sus reinados, las capitales de sus imperios, Aquisgrán y Bagdad se convirtieron en
dos grandes e indiscutibles polos del momento, cuyas estrechas relaciones no hacían más
que asegurar la estabilidad y tranquilidad en amplísimos territorios. Además, es curioso que
ambos gobernantes, fueran resultado de lo que podríamos llamar “acciones
revolucionarias”. No podemos olvidar que en el caso de Carlomagno, su Padre, Pipino el
Breve destronaría a los reyes merovingios en el 754 y ocuparía el trono de los mismos bajo
la aprobación del papa Esteban II. Si nos movemos hacia Oriente y analizamos el caso de
Harún-al-Rashid, se podría decir que encontramos una situación parecida, dado que en este
caso, su antepasado, Abul Abbas, fue quien en el 750 pondría fin a la dinastía de los
omeyas, cuya capital residía en Damasco.
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F RA N CO S Y E L S U R G I M I E N T O D E
C A R LO M A G N O .
Poco a poco, a partir del siglo VIII el pueblo de los francos se iría adueñando de un
territorio que abarcaba lo que en nuestros días es Francia, dejando al margan Aquitania.
Este territorio anteriormente estaba siendo gobernado por los merovingios, pero su poder
iría disminuyendo poco a poco mientras que por el contrario, el poder y la influencia de los
mayordomos de palacio se iba incrementando. El que más destacaría entre estos
mayordomos de palacio, que hacían las funciones de primer ministro, sería Carlos Martel
representando al grupo de la aristocracia franca, que en el 732 pondría límites a las
pretensiones de los árabes de expandirse por la Galia, en la batalla de Poitiers. Este
momento, la batalla de Poitiers, sería en cierto modo el trampolín hacia el crecimiento en lo
que a poder se refiere para los carolingios. El poder de La familia de Carlos aumentaría,
hasta que su hijo, Pipino el Breve se adueño del trono merovingio, eso sí, para esto, para
llevar a cabo estas acciones tuvo que tener la aprobación del pontífice del momento,
Esteban II, que se lo concedió sin problemas, a cambio de una concesión de una franja de
Italia central. Esta alianza entre los francos y el papado influiría mucho posteriormente en
Carlomagno, y en la Historia Europea.
Carlomagno quería renovar1 la grandiosidad del antiguo Imperio Romano y junto con
las nuevas pretensiones de la Iglesia en querer formar un “estado” fuerte, solo y
exclusivamente gobernado por el dogma cristiano, los caminos de ambos personajes
históricos, uno individual, y el otro colectivo, se unirían de modo que la unión de los
intereses de la Iglesia con los del Imperio establecerían la hoja de ruta en los siguientes
cinco siglos.
Pero si volvemos a la historia del emperador, vemos que en torno al 768 subiría al
trono y gobernaría ni más ni menos que durante cuarenta y seis años, dedicándose
principalmente a conquistar los territorios adyacentes, sintiéndose el garante y protector de
la religión católica, extendiendo su fe por todos los rincones sobre los que avanzaba su
imperio. Transformó el reino franco en un verdadero imperio cristiano que se extendería
desde la costa occidental de Francia hasta Alemania, al este, los Países Bajos, al norte, e
Italia, al sur. Carlomagno fue más que un conquistador, sabemos que su corte adquiría un
carácter particular por su gusto por la cultura, el arte y las enseñanzas clásicas.
1
FOSSIER, Robert, La Edad Media: La formación del mundo medieval (350-950), Barcelona:
Crítica, 1988, pg 389
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P A D E RB O R N
Y LA S O R P RE S A D E
ORIENTE
Si seguirnos avanzando en la historia de los francos, en el 777 Carlomagno reuniría la
dieta nacional en la ciudad de Paderborn con el simple objetivo de deliberar sobre el futuro
y las próximas líneas de actuación sobre Sajonia, territorio que había sido recientemente
ocupado. Esta reunión se celebró después de la vuelta de Carlomagno en su campaña en
Italia por el hecho de que los sajones en un estallido revolucionario, un año antes, habían
destruido la fortaleza de Eresburg. Como bien podemos imaginar, las consecuencias fueron
terribles para los sajones que fueron inmediatamente aplastados y sometidos.
Bien, pues en esta reunión más que clave para el Imperio aparecieron tres notables
musulmanes que habían iniciado su viaje desde los Pirineos con la intención de entablar
contacto con el emperador. Una embajada de este carácter, levantó el asombro causando
gran impresión en los asistentes a la reunión. Y este hecho es de suma relevancia porque se
estaba produciendo un contacto directo entre Oriente y Occidente, en el mismo corazón de
Occidente. El último contacto con los musulmanes fue hace ya más de una generación y
como mencionan las fuentes, esta embajada produjo gran impresión entre la aristocracia
franca.
Ahora bien, hablemos de dicha delegación. Estaba compuesta por tres individuos2, el
emir abasí de Barcelona, y los valíes de Huesca y Zaragoza ¿Por qué se realizaría esta
embajada? ¿Por qué ahora? ¿Cuál era el interés de estos emisarios? Pues ni más ni menos
que la intención de mostrar al rey franco sus quejas contra el emir omeya de Córdoba, el
famoso Abderramán I, al dejar bien claras sus intenciones de hacerse con el control de la
península afectando por lo tanto a la independencia y a la situación de estos personajes que
se situaban más al norte, en un territorio más alejado y quizás, lejos del férreo control de
Córdoba.
Así pues, esta era la complicada situación del rey Franco que ahora, con esta embajada
se veía, podríamos decir, en una delicada tesitura al tener que elegir entre el califa de
Bagdad o el emir omeya de Córdoba. Finalmente, las fuerzas francas se decantarían por el
califa abasí de modo que unos años más tardes planearía una ambiciosa expedición, con el
objetivo, ni más ni menos, de llegar a Córdoba, pero antes debían pasar por Zaragoza y
tomarla. Pero este objetivo militar no logró cumplirse dado que en la ciudad residían tropas
2
RUÍZ-DOMÉNEC, José Enrique, “Carlomagno: El emperador de occidente y el califa de Bagdag”
Historia: National Geographic, nº87 (2013), pág. 74.
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del emir omeya que obviamente impidieron su entrada. Por lo tanto, Carlomagno sin más
dilación y esfuerzo, dio media vuelta. Se dice que lo haría por los Pirineos, quizás por
Roncesvalles, como nos cuenta la famosa leyenda, pero este hecho parece ser más épico
que histórico. Aún así, deberíamos de tener una cosa bien en mente. El fracaso acontecido
en Zaragoza y la fallida expedición no iban a impedir, ni mucho menos que los francos
luchasen por establecer su hegemonía en Europa, para nada. Como ya sabemos el día de
Navidad del 800, en plena misa del Gayo3, Carlomagno fue coronado emperador por el
Papa León III, ratificando y demostrando el apoyo que otorgaba Roma a este nuevo poder
surgido en Europa. Ahora bien, parémonos a pensar: ¿Cómo sería visto este hecho en
Oriente? En el seno del Imperio Bizantino esta noticia cayó como un verdadero jarro de
agua fría, supuso la ruptura total de los esquemas ¿Por qué? Porque en ausencia de un
poder fuerte en Occidente, el Imperio Bizantino, conteniendo los problemas de Oriente y
salvando como podía sus problemas internos, había intentado en todo momento ser el
garante de la Cristiandad, ser la imagen y el brazo de la Iglesia de Cristo.
R E LA CI O N E S
CO N E L
C A LI FA
ABBASÍ
Mientras tanto el califa abasí reconocería sin problemas la nueva posición y estatus de
emperador que obtuvo Carlomagno. Pero eso así, antes de que se produjese este
reconocimiento tuvieron que suceder algunas cosas antes. Para empezar, en el 801
Barcelona fue tomada4 por los Carolingios con el claro objetivo de convertirla en sede de
la Marca Hispánica, es decir, un colchón fronterizo que sirviese de defensa y contención
frente al poder que se estaba gestando en la Península Ibérica y que poco a poco parecía ir
cobrando una fuerza evidente. Otro gran acontecimiento que tendría que suceder antes del
reconocimiento hacia el poder de Occidente por parte del Califato seria la muerte de AlHadi en el 776 que dejaría libre la line de ascensión a su hermano, Harún-Al-Rashid. Por lo
tanto, entendiendo las circunstancias y el contexto en el que nos movemos no es de
extrañar que Harún-Al-Rashid enviase a Aquisgrán, la sede del poder del Emperador de
Occidente, una embajada con el objetivo de engalanar y hacer presentes y regalos, por una
parte, felicitando su coronación como emperador y por otra parte, reconociendo su
esfuerzo y mostrando sus felicitaciones por la conquista de Barcelona. Y es que tras la
embajada a Aquisgrán, el califa se daría cuenta de que en Europa existía ya un fuerte poder,
3
4
FOSSIER, Op.cit-, pg 361
Íbid., pg 363
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sólido y consolidado, capaz de hacer frente a las pretensiones expansionistas omeya. Las
relaciones entre ambos se prolongarían, no se quedarían en un simple hecho puntual y
anecdótico. Se hacían presentes de capas sirias, ungüentos, aromas, bálsamos, o el famoso
elefante Abul Abbas, presente de la primera embajada5 como muestra de fidelidad a ese
nuevo poder que acababa de surgir. Si hacemos caso al rasgo místico de la Historia, se dice
que Carlomagno le permitió a Harún al-Rashid proteger a los cristianos de Jerusalén, en
donde creó un modesto barrio para ellos. De hecho, numerosos rumores corrieron de que
había visitado la ciudad de Jerusalén en secreto. Pero dejando de lado estas cuestiones, en
este punto, debemos de tener claro de que entre otras cosas, las relaciones eran
beneficiosas para ambos ¿Por qué? Porque Harún-Al-Rashid, como ya hemos dicho,
sabiendo del fuerte poder que ha surgido en Europa, sabe que se controlarán las
actividades y las pretensiones expansionistas de los musulmanes de la Península Ibérica,
además de unirse conjuntamente en cierto modo a la hora de recortar la esfera de influencia
del Imperio Bizantino, que dominaba el sur de Italia, sin olvidar que el mismo imperio, el
Imperio Bizantino se consideraba el sucesor del poder extinto de Roma, hasta tal punto,
que siendo Carlomagno coronado en el 800, hasta el año 812 no reconocerían su título
imperial.
¿S O B RE V I V I RÍ A N
S U S P RO Y E CT O S ?
Poniendo fin a este apartado, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Sobrevivirían los
proyectos de estos grandes Imperios? Desgraciadamente no. En el caso de Occidente, en el
843 tras la muerte del emperador y la celebración del tratado de Verdun6 los territorios del
Imperio se dividieron en sus herederos. Si observamos a Oriente, una sucesión de guerras
civiles en Bagdad consagrarían lo que supondría el fraccionamiento de los vastos dominios
de Califato. Para muchos, la desaparición de estos dos grandes poderes supondría el
posterior advenimiento de una serie de civilizaciones y poderes encerrados en sí mismos y
como no podría ser de otra manera, el fraccionamiento de los grandes dominios y
territorios, daría origen a pequeñas entidades7: Desde del Kanato Jázaro hasta los
principados feudades europeos.
5
802
Íbid., pg 367
7
RUÍZ-DOMÉNEC, Op.cit,. pg 78
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EL MUNDO MUSULMÁN EN EL 800.
“Un sitio extraordinario, un tiempo extraordinario,
Pues era en la edad dorada
Del buen Harún ar-Rachid”
Alfred, lord Tennyson, “Recollections of The Arabian Night” (1830)
I N T RO D U CC I Ó N .
Como sabemos el Imperio árabe de los omeyas fue sucedido por los abasíes en un
cambio revolucionario y rupturista. El nuevo Imperio de los abasíes concedería a los iraníes
un destacado lugar y pretendería la unidad mediante la adopción del sunnismo. Aunque
tenemos que tener en cuenta que pronto surgirían movimientos separatistas que muchas
veces fueron aceptadas por las corrientes doctrinales que eran hostiles al sunnismo,
generando como no podía ser de otra manera numerosos problemas internos. En nuestro
análisis nos centraremos de forma general en lo que se conoce como “el primer siglo
abbasí” con el desarrollo del sunnismo, llevando el análisis en torno al año 800.
Sabemos que Harún al-Rashid fue más que renombrado por su opulencia,
hedonismo, o piedad. Fue un singular califa que gobernaría sobre el imperio abasí en su
edad dorada. Su fabulosa corte quedaría inmortalizada para los tiempos posteriores en la
ficticia obra de “Las mil y una noches”. Lejos de la visión que nos da la obra, Harún al-Rashid
era un caudillo militar y un autócrata. Su imperio se extendería desde la India hasta la
Península Ibérica. El, su corte y su ciudad estaban inmersos unos placeres y riquezas
imaginables que otorgarían un especial carácter a su reinado. Se dice que muchas veces
murmuraba para sí mismo: “Que Dios me perdone: he gastado demasiado dinero8”
Como ya sabemos los abasíes habían llegado al trono en el 750 tras su revolución y
habían trasladado la corte y la capitalidad desde Damasco a Bagdad. Su palacio y su ciudad
deslumbraban ante el mundo entero. Se llegó a decir, que cuando su propio hijo se casó,
hizo lanzar sobre la novia un millar de perlas. Convertiría a su corte en un verdadero centro
cultural, en un centro cultural del mundo islámico. Convertiría a Bagdad en eje de la
civilización y de la cultura, llamándola “Novia del mundo” Pero… Si parece que estamos
frente a un personaje dado a la cultura, al derroche y a la fastuosidad ¿Qué garantizaba su
8
SEBAG MONTEFIORE, Simon, Titanes de la Historia, Barcelona: Crítica, 2012, pg 118
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poderío político? Pues bien, algo tan complicado como las lealtades9. Es decir, generando y
manteniendo hombres leales a su persona y a sus intereses y pretensiones.
Cuando en el 789 se erigió como el quinto califa la ciudad entera de Bagdad saldría
inmediatamente a celebrarlo. Este personaje ha recibido muchas críticas por haber confiado
el gobierno del califato a la familia de administradores conocida como los barmáquidas, que
ejercieron esta función, según las fuentes, durante los primeros años de reinado. También
se ha dicho sobre él, que se dejó influir muchísimo por su madre al-Jayzuran. En general
fue uno de los personajes más conocidos de su tiempo, hasta en Europa. Es más, como
hemos comentado en este trabajo, envió una embajada de presentes a Aquisgrán, de entre
los que destacaba el elefante Abul-Abbas a cambio de las llaves del barrio cristiano de
Jerusalén. Por otra parte, los tributos que recibía de Bizancio estaban dados por las
victorias militares del Califa más que por la buena voluntad de los bizantinos, como era de
esperar. De hecho, Nicéforo I sería el emperador que se enfrentase e intentase sacudirse del
impuesto del califa exigiendo las cantidades de tributos que se recibieron durante el
gobierno de Irene. La respuesta de Harún hacia el emperador Nicéforo I fue: “Tardaréis
menos en oír mi contestación que en leerla10” Es más, cuando los 134.000 soldados del califa
devastaran Asia y su fuerza naval destrozase Chipe, el emperador tuvo que capitular y pagar
un tributo anual de treinta mil monedas de oro acuñadas con la efigie del califa y sus hijos.
BASE
T E RR I T O RI A L D E L
C A LI FA T O .
La base territorial del califato seguiría siendo sobre todas las zonas de los primeros
lugares de conquista: las tierras centrales islámicas, Iraq, Siria, Arabia y Egipto. La cuestión
que será primordial es que la paz poco a poco se perdería y la calma y estabilidad de estos
lugares iría desapareciendo poco a poco por las revueltas siíes y jariyíes11 que conmovían
todo Irán y llegaban a Siria y Arabia. A esto hemos de añadir la lucha de las tribus árabes en
Siria y el conflicto entre árabes e iraníes dentro de los círculos del califa.
Esto en cuanto a la situación de las tierras centrales. Por otra parte tenemos que tener
en cuenta que en estas zonas es donde se daba el contacto entre el mundo musulmán y
cristiano y desde el 775 hasta el 809 las ofensivas musulmanas volvieron a activarse después
de la parálisis que vino dada por la revolución abbasí. Al-Rashid se preocupaba más por el
Íbid., pg 119
Ibid., pg 120
11
KAPLAN, Michel, El cercano Oriente Medieval, Madrid: Akal, 1988, pg 118.
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reforzamiento de la frontera, que fue organizada en unidades autónomas 12. Y es que
debemos de tener muy en cuenta, como apunta Kaplan, que es aquí, en estas tierras
centrales donde van a intervenir los primeros elementos y signos de crisis que iban a
sacudir prontamente el poder: La guerra civil entre los hijos de al-Rashid, al-Ma mun y alAmín, la adquisición de una conciencia importante por parte de los jurasaníes, que sabían
que habían sido determinantes en la victoria y demás problemas junto con actitudes
levantiscas, sacudirían el Imperio dado que el mundo iraní emprende su emancipación
política. La crisis económica provocada por la importancia de los turcos era innegable y los
desórdenes, debilitaron el califato abassí. Recordemos que a mediados del siglo X nos
encontramos con tres califas en el mundo musulmán y el poder de Bagdad iba a quedar
muy limitado por la presencia de un amir al-umara en sus costas13.
C ONCLUSIÓN .
El panorama en torno al 800 es un momento clave para la historia de Europa y de
Próximo Oriente. En este trabajo, hemos querido destacar de la mejor manera posible la
importancia de algunos hechos clave que marcarían este momento a través de tres grandes
personajes, el emperador, el califa y la emperatriz, siempre con la intención de ir
entrelazando los destinos y los designios de los tres, teniendo también en cuenta las
semejanzas de sus imperios.
Como hemos visto a lo largo del trabajo, en Occidente destacó el creciente poder de
los francos que culminaría ni más ni menos con la coronación de Carlomagno como
emperador en el 800. El poderío del Califa Abasí, junto con su alto nivel cultural y poderío
militar serían claves en el escenario de Próximo Oriente. Se convertiría en la mayor
potencia de oriente. La extensión y la organización administrativa y la riqueza del califato
abasí lo convertirían en la primera potencia del Mediterráneo donde se instalaron dos
adversarios, por una parte el Imperio Bizantino y por otra parte los Omeyas de la Península
Ibérica. Harún-Al-Rashid hostigaría continuamente al Imperio Bizantino, ya que entre otras
cosas, en el 803 desataría la yihad contra los soberanos de Constantinopla y más tarde, en el
806 tomaría Heraclea. Es decir, el califato abasí era una gran potencia encasillada en el
Próximo Oriente que durante el 800 dominaría las circunstancias y todo lo que allí
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13
Íbid., pg 119
Íbid., pg 120
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sucedería ¿Es de extrañar entonces que se buscase estrecha alianza y objetivos comunes
con el nuevo poder de Occidente? ¿Con el recién nombrado Emperador? No, no lo
creemos así. Podemos decir que las relaciones entre el califa y el emperador, entre otras
muchas cosas, permitieron mantener el contacto entre el mundo musulmán y el cristiano en
torno al Mare Nostrum. Un Mare nostrum que tras la caída del Imperio Romano parecía
haberse desarticulado.
B IBLIOGRAFÍA :
 BARBERO, Alessandro. Carlomagno, Barcelona: Ariel, 2001.
 DUBY, Georges, Atlas histórico mundial, Barcelona: Ed. Larousse, 2007.
 ECHEVARRÍA ARSUAGA, Ana y RODRÍGUEZ GARCÍA, J.Manuel, Atlas
Histórico de la Edad Media, Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces, 2010.
 FOSSIER, Robert, La Edad Media: La formación del mundo medieval (350-950),
Barcelona: Crítica, 1988.
 HALPHEN, Louis. Carlomagno y el Imperio Carolingio, Madrid: Akal, 1992.
 KAPLAN, Michel, El cercano Oriente Medieval, Madrid: Akal, 1988.
 MITRE FERNÁNDEZ, Emilio, Introducción a la Historia de la Edad Media europea,
Madrid: Ediciones Itsmo, 2004.
 NORWICH, John Julius. Breve historia de Bizancio, Madrid: Cátedra, 2000
 RIVERA QUINTANA, Juan Carlos. Breve historia de Carlomagno y el sacro Imperio
romano germánico, Madrid: Nowtilus, 2009.
 RUÍZ-DOMÉNEC, José Enrique, “Carlomagno: El emperador de occidente y el califa de
Bagdag” Historia: National Geographic, nº87 (2013), pág. 72-79.
 SALRACH, José María. Carlomagno, Madrid: Cuadernos de Historia 16 n1 154.
1985.
 SEBAG MONTEFIORE, Simon, Titanes de la Historia, Barcelona: Crítica, 2012.
 TOUBERT, Pierre. Europa y su primer crecimiento: de Carlomagno al año mil, Valencia:
Universidad de Valencia, 2006.
10