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!!!!JORNADAS!SEPCyS!
!!!Córdoba!2016!
Una!relectura!de!la!antropología!del!hombre!capaz!de!
Paul!Ricoeur!para!la!prácHca!de!la!Psicología!Clínica:!
persiguiendo!las!posibilidades!y!los!límites!de!nuestra!
profesión.!
Las capacidades e incapacidades
en la práctica psicoterapéutica
1. INTRODUCCIÓN
...necesita))
llevar))
una))
experiencia))
al))
lenguaje)
La reflexión sobre las posibilidades y los límites de la Psicoterapia es un acto indispensable para la mejora de
nuestra praxis profesional. Nos referimos, en concreto, a la potencia e impotencia de la palabra del psicoterapeuta para que el
paciente acometa acciones que transformen su vida. Uno de los aspectos fundamentales para este despliegue de otros modos
de ser-en-el-mundo, y que interfiere de manera decisiva en el proceso y resultado de la intervención, son las CAPACIDADES
y las INCAPACIDADES del hombre actuante y sufriente. Siguiendo las tesis del filósofo francés Paul Ricoeur, aludimos a
un cuadro de PODERES Y NO PODERES básicos a través del cual todo ser humano se reconoce a sí mismo y construye su
identidad personal, requiriendo para este largo camino del reconocimiento de los otros. En este trabajo queremos hacer
extensible estas aportaciones fenomenológicas de Ricoeur sobre el hombre capaz en el contexto de la intervención
psicológica, tratando de ilustrar cómo la dialéctica entre las capacidades e incapacidades del paciente interfiere de manera
decisiva en el poder de actuación del psicólogo clínico.
...5ene)
)que))
)hacer)
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)el)
)mundo)
2. Una antropología del HOMBRE CAPAZ
...requiere)
)que)
se)
)haga))
cargo)
La amplia obra filosófica de Ricoeur ha venido a ser calificada
como una antropología fundamental sobre el actuar, desarrollada en dos
fases bien diferenciadas. La primera etapa está contenida en dos volúmenes
en donde elabora una “fenomenología de lo voluntario y lo
involuntario” (Lo voluntario y lo involuntario, 1950), y en un trabajo
dedicado a la “labilidad del hombre” (Finitud y culpabidad, 1960). En la
segunda etapa desarrolla una “hermenéutica del actuar humano” (Sí mismo
como otro, 1990), así como una “fenomenología del hombre
capaz” (Caminos de reconocimiento, 2004). Son múltiples las citas que se
pueden extraer de sus obras, y que han servido de fuente de inspiración para
ser planteadas en el ámbito clínico: “es posible lo que puedo y no sólo lo
que quiero” (Ricoeur, 1950a, 68); “La noción de identidad se encuentra
estrechamente a la de poder” (Ricoeur, 1999, 107),! «Decir “soy” es decir
“quiero, muevo, hago”»! (Ricoeur, 1990, 356); “El espectáculo de la vida
siempre humilla a la voluntad” (Ricoeur, 1950b, 453); “Decir, hablar, va
acompañado siempre de la presuposición y la expectativa de un poder ser
oído” (Ricoeur, 2004, 258).
VOLUNTARIO Y
LO INVOLUNTARIO
3. Poder de actuar y las capacidades
Poder!!
responsabilizarse!
Poder!!
prometer!
...debe))
recordar,)
)aprehender)
)las))
huellas)de)
sí)mismo)
...vida)
)que)
)pide)))
ser))
narrada)
En estos casos de pacientes que sufren, una grieta se abre en el
precisa))
interior del cogito, una fisura entre el querer y el poder, entre la libertad configurar))
y la naturaleza, mientras que la identidad queda debilitada
un))
nuevo)
correlativamente con la disminución del poder de actuar: “el sufrimiento
resulta distendido entre el estupor mudo y la pregunta más vehemente: )horizonte))
de))
¿Por qué?, ¿Por qué a mí?” (Ricoeur, 1992, 16).
expecta5vas)
9. La función del Psicólogo Clínico
Hablamos del clínico como alguien confiable, capaz
de custodiar una historia personal y alteridad mediante
la cual el paciente ejerce sus poderes.
La intervención implica, por tanto, el reconocimiento
de las capacidades del paciente, la puesta en práctica
de las mismas y la compensación de las dificultades.
Tal devolución del clínico a la solicitud de ayuda
permitirá una renovación de la identidad personal del
paciente.
Esta travesía terapéutica comienza con una
exploración de cada uno de los poderes y no poderes
del paciente, que nos permitirán aproximarnos al
QUIÉN.
Poder!narrar!
una
Desde esta perspectiva, el sufrimiento consiste en una
disminución del poder de actuar. Si nos situamos en el binomio práxicopático, encontramos los signos de esta reducción en los diferentes tipos
de acción que realiza el paciente: hablar, hacer, narrar, imputarse
acciones, recordar, proyectar. Podríamos afirmar, en este sentido, que la
psicopatología se corresponde con una disminución de potencia;
incluso, en casos graves, con una privación de potencia.
En consonancia con la dirección propuesta por la
OMS, como se declara en el artículo titulado “El
empoderamiento del usuario de la salud mental”,
concebimos la intervención psicológica como una
práctica a través de la cual el paciente tiene la
posiblidad de regular o aumentar su poder de actuar.
Una categoría central en los trabajos de Ricoeur es la noción de poder de actuar, que quiere decir tanto posibilidad como
productividad de actuar. Se trata de una convicción práctica del agente de que, al actuar, algo nuevo puede aparecer en el mundo. A partir
de este fondo antropológico del poder de actuar, Ricoeur describe un conjunto de disposiciones o capacidades fundamentales, que vienen a
constituir el primer cimiento de la humanidad:
Poder!recordar!
7. El sufrimiento psicológico:
alteración del poder de actuar
8. Anotaciones Clínicas
LO
Poder!hacer!
Poder!decir!
"Persiguiendo!la!excelencia!
profesional:!nuevas!vías!de!
intervención!en!el!ejercicio!de!la!
Psicología!Clínico?Sanitaria”"
Detrás que cada “no puedo” expresada por quien
sufre, el clínico busca y atiende al “puedo”, tratando
durante el proceso de intervención que la capacidad correlato de una incapacidad- pase a ser ejercida.
Nos eximimos de asumir, por tanto, la posición
en terapia de suponer que el paciente desarrolla
primero un sentido de identidad y luego obra. Al
contrario, es en la posibilidad de obrar o en el obrar
mismo, que el paciente experimenta y desarrolla su
identidad.
El clínico puede ser designado así como un mediador
de las capacidades del paciente.
10. Persiguiendo posibilidades, afrontando los límites
Si tratamos al otro como a un quién no podemos pasar por alto cuestionarnos
hasta donde alcanza su poder de actuación.
Es el otro que puede o no puede actuar quien viene a contornear de manera
continua nuestro radio de acción.
No podemos obviar aquellos pacientes cuya disminución notable en sus
capacidades determina, de manera significativa, una existencia dañada y una pérdida
de libertad. Ricoeur habla de ellos refiriéndose a otra manera de ser-en-el-mundo, que
requiere de unos profesionales de la salud mental capaces de reconocerlos: en sus
facultades y en sus capacidades, en sus fortalezas y en sus talentos como base de su
realización personal.
4. El Quién, la Identidad Personal y los Poderes
El rodeo por las acciones, que vienen a ser las expresiones o
realizaciones de estas capacidadades, permite aproximarnos y desvelar al quién;
esto es, a la persona en su singularidad que se reconoce a sí misma a través de
sus poderes. Ricoeur nos lleva a establecer una inextricable relación entre la
identiad personal y los poderes. El puedo y el quiero son experiencias esenciales
de la identidad. Si esta noción gira en torno a la pregunta: “¿quien soy?”,
entonces dicha cuestión depende esencialmente de esta otra “¿qué puedo hacer, o
bien, “¿qué no puedo hacer?” (Ricoeur, 2004, 255). El quién se determina y se
reconoce a sí mismo por el poder y no poder de actuar
La imposibilidad de “tocar la carne” del otro con nuestras palabras hace que
nos descubramos en nuestra impotencia, abortando así cualquier pretensión de federar
con una modalidad determinada de intervención otras vías posibles de ayuda al
paciente.
El despliegue de capacidades e incapacidades del paciente pone límites al
poder de actuación del clínico.
5. El Sí mismo y el Otro
Una de las tesis fuertes de Ricoeur es la relevancia que adquieren los
otros en el desarrollo de nosotros mismos. Ser uno mismo implica construir
una identidad a partir del reconocimiento del Otro, de los otros y de lo otro,
que de alguna manera nos constituyen. Esta inherencia acontece
fundamentalmente en el haz de poderes planteados por el filósofo. Cada una
de las capacidades a través de las cuales el quien se identifica, requiere del
otro para su ejecución: el reconocimiento de sí como ser capaz de ciertas
realizaciones encuentra su plena expresión en el reconocimiento mutuo y
constituye su característica más importante.
“Para!que!una!capacidad!se!haga!efecHva!es!
necesario!la!mediación!del!otro”!
11. CONCLUSIONES
El rodeo por los poderes nos permite desvelar
quién es el paciente.
El reconocimiento de las propias capacidades por
parte del sí mismo del paciente requiere el reconocimiento
de las mismas por parte del clínico.
6. Una fenomenología de la fragilidad
El ser humano que nos muestra Ricoeur es un ser capaz de actuar; pero también de ser
afectado, de sufrir. Hablamos así de un ser obrante y sufriente, agente y paciente, activo y receptivo. La
fenomenología del hombre capaz se corresponde con una fenomenología de la fragilidad. Luego, la
dialéctica del actuar y del padecer humanos lleva al filósofo a tomar en cuenta no sólo las capacidades,
sino las in-capacidades: NO poder DECIR, NO poder HACER, NO poder NARRAR, NO poder
RECORDAR, NO poder PROYECTAR-SE, NO poder RESPONSABILIZARSE.
Teniendo en cuenta esta capacidad de un agente que también es paciente, nos viene a la
memoria la célebre expresión de Ricoeur de Cogito Herido, para referirse a esa inevitable brecha que se
abre en el interior de nosotros mismos entre nuestras acciones y pasiones, lo que se quiere y lo que se
puede, lo voluntario y lo involuntario,
la libertad y la naturaleza: “la existencia tiende a
quebrarse” (Ricoeur, 1950, 30).
Bibliografía
Ricoeur, P. (1950a), Lo voluntario y lo involuntario (I). El proyecto y la motivación, Buenos Aires,
Editorial Docencia, 1988.
Ricoeur, P. (1950b). Lo voluntario y lo involuntario (II). Poder, necesidad y consentimiento,
Buenos Aries, Editorial Docencia, 1988.
Ricoeur, P,. (1960), Finitud y Culpabilidad, Madrid, Editorial Trotta, 2004.
Ricoeur, P., (1990), Sí mismo como otro, Madrid, Siglo veintiuno, 1996.
Ricoeur, P. (1992), “La souffrance n´est pas la douleur”, en C. Marin y N. Zaccaï-Reyners [dir.],
Souffrance et douleur. Autour de Paul Ricoeur, París, Presses Universitaires de France, 2013.
Ricoeur, P. (1997), “Respuesta a mis críticos”, en Fractal,, vol. IV, 13(199).
Ricoeur, P., (1999), La lectura del tiempo pasado: memoria y olvido, Madird, Ediciones Arrecife.
Ricoeur, P., (2001), Lo justo(2), Madrid, Editorial Trotta, 2008.
Ricoeur, P., (2004), Caminos del reconocimiento, Madrid, Editorial Trotta, 2005.
Servicio de Psiquiatría y Psicología del Centro Mencey
Instituto de Psicología y Psicoterapia Post-racionalista de Tenerife.
Autor:
• SERVANDO DAVID TRUJILLO TRUJILLO*
Dirección: C/Teniente Martín Bencomo,12 (38004) SANTA CRUZ DE TENERIFE
Teléfonos: 922 240 451 - 686 115 019
www.centromencey.com • [email protected]!
*Psicólogo Especialista en Psicología Clínica y Especialista en Psicoterapia
del Centro Mencey (IPRA Tenerife).
El sufrimiento psicológico puede ser definido en
términos de impotencia: “lo que no puedo, lo que no puedo
más”.
La intervención clínica es una posibilidad que se
abre para regular el poder de actuar del paciente.
Los límites de la misma quedan determinados por
los poderes de actuar tanto del paciente como del psicólogo
clínico.
Bibliografía complementaria
Casarotti, E., Paul Ricoeur: una antropología del hombre capaz, Córdoba, EDUCC, 2008.
Greisch, J., El Cogito Herido. La hermenéutica filosófica y la herencia cartesina, Buenos
Aires, Jorge Baudion Ediciones-UNSAM, 2001.
May, R. (1969), Amor y voluntad, Barcelona, Editorial Gedisa, 2000.
Oficina Regional para Europa de la OMS, “Empoderamiento del usuario de salud mental”, en
http://www.alansaludmental.com/empowerment-en-sm/declaraciones/, 2010.
Silva Arévalo, E., P. Silva, E. (2009), “Cogito herido, hombre falible, sujeto puesto en cuestión,
ser humano capaz y frágil. Diversas figuras de una misma antropología filosófica en Paul
Ricoeur”, en http://textos.pucp.edu.pe/pdf/3820.pdf, 2009.