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EJE: El uso turístico del patrimonio como instrumento para el desarrollo
PIRCAS, SIERRAS, TURISMO Y DESARROLLO.
LAS CONSTRUCCIONES DE PIEDRA DEL SISTEMA SERRANO
DE TANDILIA (PROVINCIA DE BUENOS AIRES)
Victoria Pedrotta
Dra. en Antropología; CONICET/ Fundación Azara, CEBBAD-Departamento de
Antropología y Cs. Naturales, Universidad Maimónides (Argentina), PATRIMONIAINCUAPA, Facultad de Cs. Sociales de la UNICEN; [email protected]
Laura Duguine
Mgtr. en Restauración y Gestión Integral del Patrimonio Construido; Becaria CIC –
LEMIT y Fundación Azara, CEBBAD, Departamento de Antropología y Ciencias
Naturales, Universidad Maimónides (Argentina); [email protected]
Verónica Benedet
Arquitecta; GPAC, Grupo de investigación en Patrimonio Construido, Universidad del
País Vasco, Centro de investigación y Estudios Avanzados (CIEA);
[email protected]
PALABRAS CLAVE: construcciones pircadas; Tandilia; patrimonio arquitectónico;
preservación; desarrollo.
INTRODUCCIÓN
En distintos sectores del sistema serrano de Tandilia existen construcciones conocidas
comúnmente como “corrales de piedra” o “corrales de indios”, que fueron realizadas
acomodando bloques de piedra de varios tamaños sin utilizar argamasa (técnica de
pirca o pirca seca) y que han sido objeto de pesquisa desde hace tres décadas. El
proyecto de investigación arqueológica que iniciamos el año 2001 se focalizó en la
porción central de Tandilia, un área que comprende las Sierras del Azul, la Sierra Alta
de Vela, así como las cuencas de los arroyos Azul, De los Huesos y Chapaleofú. Allí
se efectuó el relevamiento in situ de construcciones que habían sido reportadas por
otros estudiosos y se descubrieron numerosas edificaciones a partir del análisis de
fotografías aéreas e información aportada por pobladores locales. Así se generó un
corpus de información ambiental, espacial y arquitectónica, sistematizado en una base
de datos de 63 construcciones -10 conocidas previamente y 53 nuevas- hechas con
paredes de pirca que delimitan espacios cerrados, además del hallazgo de extensos
muros de pirca en las Sierras de Azul, grandes piedras clavadas, estructuras de piedra
para contener agua, entre otros sitios de interés arqueológico.
Estas construcciones poseen formas y dimensiones variables, generalmente tienen
aberturas de acceso, pueden estar integradas por una o varias estructuras, suelen
incorporar en su perímetro los afloramientos rocosos de las mismas sierras y se
encuentran en diferentes estados de conservación. En conjunto, exhiben una alta
concentración espacial, habiéndose constatado, en todos los casos, la existencia de
afloramientos rocosos cercanos, óptima disponibilidad de agua y pasturas naturales.
Los resultados preliminares que ha arrojado la investigación arqueológica en curso
concuerdan las interpretaciones que vinculan las construcciones de piedra de la
porción central de Tandilla a las sociedades indígenas post-hispánicas (Araya y Ferrer
1988; Mauco et al. 1977; Slavsky y Ceresole 1988, entre otros), sugiriendo que es
altamente probable que éstas hayan estado articuladas entre sí, formando parte de un
sistema integrado de uso del espacio. A su vez, las características del emplazamiento
y las diferencias arquitectónicas observadas inclinan a proponer cierta especialización
en las funciones que habrían tenido, planteándose las siguientes alternativas: corrales
destinados a ganado mayor y menor; lugares para la captura y/o manejo de caballos y
vacas cimarrones; espacios de vivienda donde se habrían realizado actividades
domésticas; emplazamientos fortificados y puntos de observación y vigilancia del
territorio (Ferrer y Pedrotta 2006; Pedrotta 2005, 2009; Pedrotta et al. 2011). Debe
recordarse que, hasta entrado el siglo XIX, las sociedades indígenas que habitaron la
zona mantenían un alto grado de autonomía política y control territorial, en el marco de
una economía basada en la ganadería y el intercambio comercial intra e interétnico.
Si bien, en dos las últimas décadas, las investigaciones arqueológicas e históricas han
producido avances sustanciales en lo que respecta al conocimiento científico de las
construcciones de pirca situadas en la porción central del Sistema de Tandilia, este
conocimiento es exiguo desde el punto de vista patrimonial y, sobre todo, insuficiente
en lo que hace a la socialización y conservación de dichas estructuras.
PROBLEMÁTICA ACTUAL
Cuestiones legales generales, normativa provincial y municipal
Las construcciones de piedra de las sierras bonaerenses son restos arquitectónicos de
valor arqueológico que forman parte del patrimonio cultural de la nación. Como tales,
se hallan regulados por la Ley Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico y
Paleontológico 25.743/03, cuya autoridad de aplicación a nivel nacional es el Instituto
Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano y la Dirección Provincial de
Patrimonio Cultural, en el territorio bonaerense. Dado que la provincia de Buenos Aires
todavía no cuenta con una ley que proteja el patrimonio arqueológico bonaerense,
regule su uso, norme su gestión e investigación y promueva su difusión, puesta en
valor y conservación, la norma vigente en la materia es la Ley 10.419/86, que creó la
Comisión Provincial de Patrimonio Cultural con el objeto de planificar y ejecutar
políticas de conservación de los bienes muebles o inmuebles declarados como bienes
del patrimonio cultural. Entre otras deficiencias, basta señalar que dicha ley no protege
los sitios arqueológicos que no fueron declarados previamente “bienes del patrimonio
cultural”, ni los hallazgos casuales o los que se produzcan en el contexto de obras
públicas o privadas, aparte de no adecuarse a los requerimientos de la Ley 25.743/03
y, menos, a los tratados internacionales vigentes (Endere y Pedrotta 2010).
A nivel municipal, los órganos de gobierno de los partidos de Azul y Tandil -dentro de
cuyo territorio se encuentran las construcciones de pirca estudiadas- han asumido el
deber de velar por la protección del patrimonio cultural y natural, habiéndose creado
sendas comisiones municipales encargadas de la defensa y la protección del
patrimonio cultural (Ords. 151/84 y 1315/94, Azul; Ords. 4969/89, 6180/93 y 7772/99,
Tandil). En ambos municipios se contempla la posibilidad de declarar como reservas
naturales o zonas protegidas a aquellas áreas que tengan algún interés de orden
científico, económico, estético, educativo o turístico (Ord. 1315/1994, Azul; Ord.
6180/93, Tandil). No obstante, el partido de Tandil ha impulsado las normas de
protección más específicas, a saber:
1) Ordenanza 6180/93, que estipula que “Toda área con indicios de sitios
paleontológicos, arqueológicos y especímenes históricos será preservada para los
fines específicos de estudio y/o conservación” (art. 16);
2) Ordenanza 7772/99 de protección del patrimonio arqueológico, paleontológico e
histórico fija la obligatoriedad de denuncia de “todo hallazgo o la presunción de su
existencia, de restos, objetos o construcciones”, prevé la intervención a la Comisión
Municipal de Preservación del Patrimonio Cultural y Natural, prohíbe el ocultamiento,
alteración, destrucción o traslado del patrimonio arqueológico fuera del partido sin
autorización y estipula sanciones en caso de incumplimiento, entre otras medidas;
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3) Ordenanza 6839/95, promulgada con el objeto de declarar “lugares, edificios y
elementos históricos”, incluye entre éstos a los “Corrales de Piedra y Pircas. De origen
incierto, todas las existentes” (art. 2). El nivel de protección general dispuesto por esta
norma implica “la prohibición expresa de demoler total o parcialmente, modificar,
ampliar o refaccionar los inmuebles mencionados y a todos aquellos trabajos, inclusive
las pinturas, que afecten las características aparentes y visibles de los mismos” (art. 3)
y comprende “Todas las pircas y corrales de piedra preexistentes de antigua data, que
serán protegidos en su integridad y ubicación” (art. 4), previendo incluso deducciones
impositivas para los inmuebles rurales (art.8). Un eventual pedido para reformar o
demoler los bienes protegidos origina una situación de protección en lo particular,
debiendo expedirse los organismos municipales correspondientes (art. 5).
Estado de conservación
Todas las edificaciones de piedra de la Sierra Alta de Vela y cuenca del arroyo
Chapaleofú, así como la mayoría de las situadas en las Sierras del Azul se encuentran
dentro de predios de propiedad privada dedicados a la explotación agropecuaria.
Durante los reconocimientos realizados en el terreno se notó que hay una relación
directa entre el tamaño y la visibilidad de determinada construcción y el grado de
modificación moderna que ésta exhibe debido a la acción humana. Es decir, aquellas
edificaciones más grandes, que pueden ser utilizadas para tareas agropecuarias, son
las que presentan el agregado de elementos (alambrados, tranqueras, cobertizos) e
incluso reconstrucciones porciones de muros con cemento. En dos casos se constató
la eliminación de tramos de pared para permitir el acceso de maquinaria agrícola al
interior de grandes estructuras donde se cultiva actualmente. Además, el ingreso y la
acción de dichas máquinas afectan la estabilidad de los muros que aún están en pie.
Otro factor que acentúa la inestabilidad y el subsiguiente derrumbe de los bloques de
piedra que forman las paredes es la concentración y circulación del ganado. En efecto,
muchas construcciones de gran tamaño han sido o son usadas para encerrar ganado
vacuno y/o caballar, habiéndose notado una intensa reutilización y alto deterioro por
esas actividades. El ganado ovino también afecta la integridad de las estructuras de
piedra, siendo muy frecuente en éstas y en sus inmediaciones.
En contraposición, las construcciones más pequeñas e irregulares, que suelen ser
semi-perimetrales, presentan un buen estado de conservación y un impacto por acción
humana relativamente bajo. La falta de interés y, en algunos casos, directamente el
desconocimiento sobre su existencia o localización precisa han redundado en un bajo
grado de alteración debido a tareas agropecuarias u otras actividades recientes. Aquí
los principales factores que afectan la integridad de las estructuras son de origen
natural: el crecimiento de árboles y/o arbustos grandes que suele causar derrumbes
parciales de las paredes por su peso y la remoción del suelo que causan sus raíces;
los animales silvestres (zorros, liebres, peludos y mulitas, etc.), que son un factor de
riesgo si transitan reiteradamente sobre los muros, así como por el acondicionamiento
de sus madrigueras y la excavación de túneles en las inmediaciones, en el caso de los
armadillos, así como factores climáticos y ciertos rasgos topográficos, que también
pueden incidir acentuando los procesos de derrumbe por acción gravitatoria.
Finalmente, cabe recordar dos edificaciones que habían sido detectadas gracias al
análisis de fotografías aéreas, cuya destrucción fue constatada en el terreno, donde
sólo quedan algunos bloques del cimiento o restos de paredes (Pedrotta 2009).
La actividad turística
Hasta el momento, sólo unas pocas edificaciones del conjunto estudiado son
recorridas ocasionalmente y por un número reducido de personas, en el marco de
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iniciativas que ofrecen alternativas a los circuitos turísticos tradicionales de los núcleos
urbanos de Azul, Tandil y Olavarría, mediante propuestas que buscan el disfrute de la
naturaleza a la par que el desarrollo de actividades físicas. Por ejemplo, la agrupación
tandilense de turismo aventura “Nido de Cóndores” organiza caminatas y carreras a
campo traviesa en un sector de la Sierra Alta de Vela donde hay dos construcciones
pircadas semi-perimetrales. También es objeto de visitas una pequeña edificación
situada en las Sierras del Azul, en una parcela declarada “Reserva Natural de Objetivo
Mixto” por la legislatura bonaerense hace una década, en el predio donde funciona la
Base Naval Azopardo. Desde el refugio “Boca de las Sierras”, creado recientemente
por profesores de educación física azuleños para realizar actividades recreativas y
deportivas en dichas sierras, se hacen recorridos educativos que incluyen la visita al
“corral indio”. Esta caminata figura entre varias propuestas de turismo rural que
ofrecen actualmente algunos operadores turísticos de Azul y Olavarría.
El crecimiento esperable de la actividad turística regional y el atractivo cada vez mayor
que representan los recursos naturales y culturales vinculados al “turismo cultural”,
permiten suponer que, en un futuro no muy lejano, se va a intensificar la afluencia de
público en las construcciones pircadas que ahora son poco visitadas y que más
estructuras de este tipo van a ser incorporadas a la oferta turística local. En efecto, es
posible articular la visita a varias edificaciones de piedra por medio de circuitos que,
debidamente señalizados, podrían partir de o confluir hacia centros de interpretación
donde se muestre la información generada mediante la investigación histórica y el
trabajo arqueológico, proveyendo material gráfico al público. Sin embargo, esta
posibilidad requiere anticipar medidas que garanticen la protección y la adecuada
conservación de las edificaciones así como de su entorno, además de valorar, en cada
caso, los puntos más vulnerables frente a la afluencia de visitantes.
LOS DESAFÍOS: DE LA INVESTIGACIÓN A LA COMUNIDAD
Pese a tratarse de los únicos restos arquitectónicos que testimonian la presencia
indígena durante el período post-hispánico, las construcciones de piedra del Sistema
de Tandilia (así como el resto del patrimonio rural serrano) se encuentran en un virtual
desamparo legal y son invisibles a los ojos de la mayoría de la comunidad. Si bien
existe normativa municipal en materia de defensa del patrimonio cultural, no hay
mecanismos de protección estables y efectivos que garanticen la preservación de
edificaciones de pirca de cara al futuro. Esta falta de información sobre su existencia e
importancia se traduce en 1) su desconocimiento por buena parte de las autoridades
municipales, instituciones culturales locales, trabajadores y propietarios de los campos
y población en general; y la ausencia de dispositivos (vallas, senderos, señalización,
etc.) que las preserven de la acción destructiva de las actividades agropecuarias
actuales, del impacto de la flora y fauna regional y los eventuales visitantes.
El primer punto para evitar que esto suceda es su socialización. Es imprescindible
que la sociedad, en todos sus niveles, conozca y se apropie de estos bienes.
Ya desde las últimas décadas del siglo XX se superó definitivamente la concepción
tradicional sobre los “monumentos histórico-artísticos” y se consolidó una visión
integral del patrimonio arquitectónico (Azcarate 2002). Hoy se reconoce que el
patrimonio construido es la materialización de una época, de las costumbres, de la
cultura de un país, que actúa como signo de identidad y soporte de la memoria
histórica, y ahí radica la importancia para su ciudadanía (Benedet 2008). Este cambio
de considerar solo a los edificios “monumentales” a disponer de un gran repertorio de
edificaciones con valor cultural dignas de ser tuteladas, genera desconcierto en las
administraciones, vacios legales en relación a su tutela jurídica y dificultades de
gestión. Como señala Brogiolo (1996) es necesario replantear de manera crítica los
conceptos, lineamientos e instrumentos que se refieren a este tipo de patrimonio.
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Por otro lado, hoy no sólo se entiende al patrimonio como memoria del pasado sino
también como recurso para el futuro. Existe una nueva percepción del patrimonio
arquitectónico que es el reconocimiento de su potencial económico y su condición
como recurso para el turismo cultural. Por ello, las bases del planeamiento regional en
la actualidad, para lograr un desarrollo equilibrado y sostenible de las sociedades, se
sostienen con los recursos del patrimonio (Azcarate et al. 2003).
El patrimonio rural serrano existente en el Sistema de Tandilia es muy amplio y digno
de ser protegido. Posiblemente, parte de la invisibilidad y la marginación actual de la
arquitectura pircada serrana se deba al desconocimiento de sus valores patrimoniales,
justamente por ser considerada arquitectura “no monumental”.
El segundo punto para evitar la pérdida irreversible es la creación de estrategias
para su protección. Se necesitan más acciones para que el patrimonio construido
serrano no se deteriore y se pierda, siendo urgente el buen accionar de los gestores,
técnicos y políticos. Entre otras líneas de acción, es central:
- Inventariar el patrimonio cultural inmueble a proteger, estableciendo criterios de
valoración de estos bienes patrimoniales y criterios de protección en función al
marco jurídico vigente.
- Mejorar este marco jurídico con nuevas normas, comprometidas y adecuadas, así
como mecanismos que las implementen y aseguren su cumplimiento.
- Garantizar eficazmente la accesibilidad a los bienes patrimoniales.
- Introducir de manera efectiva el conocimiento del patrimonio en el ámbito
educativo, mejorando los mecanismos de difusión del conocimiento mediante
publicaciones y programas educativos.
- Promover la investigación científica interdisciplinar.
- Planificar políticas que estimulen y mejoren el turismo cultural y de calidad, para
que favorezca a la preservación de la autenticidad del patrimonio y al desarrollo de
la región sin dañar a su identidad.
La investigación arqueológica ya constató la desaparición de dos construcciones de
pirca. No dejemos que se siga perdiendo este valioso patrimonio rural.
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