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CONSTRUIR LA REALIDAD Kenneth Gergen Caps. I y II El construccionismo social, como lo concibe Gergen es un conjunto de conversaciones que se desarrollan en todas partes del mundo y participan, todas ellas, en un proceso que tiende a generar significados, comprensiones, conocimientos y valores colectivos, por ello, admite que la objetividad, la racionalidad y el bien proceden de una necesidad esencial. Es una de las tradiciones que el hombre ha formulado a lo largo de su historia, es una de tantas construcciones. Las bases con las que cuenta el construccionismo social son: • • • • • El Posmodernismo La Antropología Simbólica La Antropología Posmoderna Los estudios feministas y La Teoría Literaria El Posmodernismo fue particularmente importante para la formulación de la teoría construccionista porque se cuestionó la identidad de los hombres dejando de lado la idea del determinismo universal para pasar a las múltiples racionalidades y con ello múltiples realidades de un mismo ser así como el surgimiento de tecnologías de la comunicación (teléfonos móviles, Internet, nuevos medios de comunicación) y con ello nuevas inteligibilidades. Lo anterior permite la concepción de ver a los hombres no como un Yo sino como “Yoes” que cuentan con diversas potencialidades que pueden ser usadas de acuerdo con las construcciones que se hagan en los diferentes contextos. Para poder abordar las ideas posmodernas es importante considerar aquellas pertenecientes al Modernismo, que a grandes rasgos son las que siguen: • Celebra la coherencia unitaria, los sentimientos no contradictorios, la identidad y la singularidad. • La observación racional para conocer el mundo es posible. • Se sacraliza la objetividad y el progreso. Al contrario del Modernismo, el Construccionismo Social: • Critica la racionalidad, la objetividad y el progreso; idea central del posmodernismo. En lugar de eso, se acrecienta el malestar. • La objetividad y racionalidad existen en una subcultura determinada. Como es notorio, el Construccionismo Social pondera la existencia de múltiples realidades no sólo en sociedades determinadas sino para la humanidad en general. Sin embargo, este es también uno de los puntos centrales del Constructivismo por lo que hacer una diferenciación entre ambas teorías resulta pertinente. En la teoría Constructivista, el individuo construye su mundo a partir de la percepción, ideas y principios propios, es decir, se construye el Yo. En cambio, el Construccionismo Social parte de la idea de que la relación constituye la realidad en tiempo y espacio permitiendo la existencia de la co-construcción del mundo y por lo tanto de la co-construcción de “Yoes”. Algunos de los argumentos y proposiciones más importantes que se han hecho desde el Construccionismo Social para sustentar las ideas de lo verdadero y del bien son: 1) Los orígenes sociales del Saber: Nuestra concepción del conocimiento del mundo y del yo tienen su origen en las relaciones humanas. Todo nace en una situación concreta en la historia y la cultura. Se pone en duda el individualismo y nada es más objetivo o preciso que otra idea que describa la realidad. La exactitud se puede alcanzar en una comunidad o tradición de acuerdo con las reglas que rigen ahí. La ciencia es sólo una construcción social y no por eso deja de ser útil. Las realidades de hoy dependen de los acuerdos a los que se llegue en el presente y por ello no se está destinado a repetir el pasado. 2) La influencia central del lenguaje: Los juegos del lenguaje son formas en que se usa el lenguaje de acuerdo al contexto y a la persona con la que se establezca relación. Para dar sentido es necesario jugar según las reglas del contexto y para jugar debemos ponernos de acuerdo en que existe un mundo mental y uno material. Sin embargo, considerar el lenguaje como un juego limita, ya que las reglas de un juego determinan los movimientos y acciones que se pueden o no llevar a cabo. Al coordinar los actos, los seres humanos obtienen un sistema de signos y palabras y si se desarrollan nuevas formas de hablar se siembra la semilla del cambio. 3) El envite político del saber: La sensibilidad en cuanto al aspecto político de lo verdadero y del bien lleva a una crítica generalizada. Es importante conocer lo que se gana y lo que se pierde cuando se elige un camino o una tradición, que si bien limita, sin ella no vale la pena intentar algo. El construccionismo invita a entrar en un diálogo sobre lo posible y lo imposible heredado del pasado. 4) Del Yo a la relación: Todas las descripciones son dadas por nosotros en términos de individuos. El construccionista propone que todo cuanto consideramos real, verdadero, bueno, válido, et., surge de una coordinación. Al pensar en individuos se crean distancias que favorecen la autonomía, desdeñando y ejerciendo crítica negativa a la dependencia. Los terapeutas de familia empezaron a pensar en la relación más que en el individuo y algunos psicólogos consideraron que os fenómenos mentales como las aptitudes y la memoria son relacionales. Habiendo examinado los argumentos construccionistas, llega el momento de analizar la comunicación terapéutica. La epistemología del terapeuta rige el lenguaje que utiliza en terapia y por ello su posición es diferente a la de otros. Existen algunos postulados que sirven de fundamento a la mayoría de las prácticas terapéuticas que obstruyen nuestra mirada y limitan la práctica terapéutica. Estos son: a) Postulado realista (palabras como reflejo de la realidad, se diagnostica y se establecen grados de patología). b) Postulado subjetivista (mundos íntimos y espirituales, estado subjetivo que refleja lo objetivo). c) Postulado Estratégico (“Quiero y planifico, luego hablo”). Aún cuando los postulados anteriores han predominado por décadas en el lenguaje terapéutico, se están gestando cambios. La comunicación ahora es una acción coordinada que se obtiene a partir del sentido, compuesto por el suplemento (invitación a la acción), coordinaciones tradicionales, sentimientos y pensamientos. El sentido está sujeto a la redefinición a causa del número creciente de suplementos que se realizan en una co-construcción específica. Así, la comunicación terapéutica desde el Construccionismo Social se entiende como una colaboración y para que así sea se asume que: 1)El sufrimiento o enfermedad mental no existen. 2)El tratamiento terapéutico en sí mismo no existe. 3)El acuerdo terapéutico es una forma de acción colaborativa. 4)El cambio terapéutico ha surgido de la acción colaborativa. 5)Quizá la resistencia al cambio no existe. 6)La revelación terapéutica no es un movimiento vertical sino horizontal. 7)Cualquier enunciado acerca del sentido lo transforma. 8)Lo importante es poner en práctica lo hecho en terapia. 9)Las prácticas terapéuticas deben transformarse continuamente. En psicoterapia lo anterior se usa para: 1)No hacer suposiciones. 2)Concebir el relato del cliente como una construcción contingente. El lenguaje no refleja una realidad, es un modo de relación. 3)Se focaliza en los contextos relacionales del paciente y se explora el significado pragmático del discurso. Los conflictos son construcciones concurrentes. 4)Se busca la transformación de las narraciones expuestas en terapia. Finalmente, el papel del terapeuta desde esta perspectiva es fungir como coconstructor de realidades que puede ampliar el marco de acción más allá de la terapia individual y familiar hacia el desarrollo organizativo. Parece y es difícil, pero en el futuro, siguiendo los principios construccionistas, podría integrarse a los clientes en las conversaciones terapéuticas, participando en los intercambios profesionales, asistiendo a los coloquios para ayudar a elaborar concepciones distintas y de esa forma poder ampliar nuestros recursos como terapeutas.