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V CONGRESO COLOMBIANO DE GEOTECNIA GEOTECNIA Y MEDIO AMBIENTE 1
Medellín, Junio 29 - Julio 1 de 1994
SOCIEDAD COLOMBIANA DE GEOTÉCNIA
V CONGRESO COLOMBIANO DE
GEOTÉCNIA - GEOTÉCNIA Y MEDIO AMBIENTE
V
O
MEMORIAS
L U M E
N
II
Medellín, Junio 29 - Julio 1 de 1994
Comité Organizador: Sociedad Colombiana de Geotécnia, Universidad EAFIT,
Universidad Nacional, seccional Medellín. Escuela de Ingeniería de Antioquia,
Universidad de Medellín.
La Infraestructura
de Colombia
Alberto Lobo-Guerrero Uscátegui*
Geólogo, M.Sc.,
LOBO-GUERRERO GEOLOGÍA LTDA.
A.A. 100777 Santafé de Bogotá, Colombia
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1. Introducción
A continuación se presenta una apretada síntesis de la Geología de Colombia con una
bibliografía básica, la cual se espera pueda contribuir a divulgar los conocimientos que se
tienen sobre esta materia fundamental para el geotecnista colombiano.
La Tierra está viva. Tiene una vida muy diferente a la de los seres humanos, diferente a
la de los animales, diferente a la de las plantas; pero sin embargo, es vida. El planeta se
traslada alrededor del sol (1); rota alrededor de sí mismo (2); los vientos resultantes de la
energía solar y la rotación llevan masas de humedad de un lugar a otro; al condensarse
estas nubes se precipitan en forma de nieve o de lluvia sobre las montañas (62); la
circulación de las aguas y de los ríos bajo la acción de la gravedad lentamente erosionan
las montañas rebajando su altitud (3); los ríos cargados de aluviones sedimentan el
material que arrastran en la parte baja de los valles y eventualmente en el mar; estos
materiales rocosos sedimentarios se compactan y litifican (4); los continentes se mueven
lateralmente provocando el plegamiento, fracturamiento y solevantamiento de los
materiales de las cuencas sedimentarias para formar nuevas montañas (5);
ocasionalmente caen meteoritos o cometas sobre la superficie del planeta generando
cráteres de impacto, tectonismo global y extraordinarias alteraciones atmosféricas y
climáticas que inciden sobre la vida animal y vegetal (6); las intensas presiones y
temperaturas generadas en la base de la corteza provocan la liquefacción parcial de las
rocas, cambios en la composición química de los minerales y el metamorfismo de las
rocas, el ascenso a través de grandes fracturas hacia la superficie y posteriormente el
enfriamiento dando lugar a la formación de cristales, minerales y nuevas rocas, de tipo
ígneo intrusivo o volcánico (4). Toda esta actividad y estos cambios a nivel atómico,
cristalino, mineralógico, petrográfico, geomorfológico, y tectónico, son las
manifestaciones de vida del planeta. Ocurren simultáneamente o consecutivamente, en
presencia de la vida del reino vegetal y animal, a través de los millones de años del
tiempo geológico (Cuadro No. 1).
2. Geotectónica
Nuestra porción del planeta, Colombia, actualmente en la esquina noroccidental del continente suramericano, tiene una interesante evolución a lo largo de más de los 1780
millones de años datados, causante de la distribución de los diferentes tipos de rocas y la
conformación topográfica que hoy se observa (Figura No. 1, Mapa Geológico de
Colombia).
Al mirar un mapa en relieve del país una de las primeras cosas que sorprenden es la
diferencia fundamental entre la parte oriental con muy escaso relieve, el Escudo de Guayana, y la parte occidental con las imponentes Cordilleras Andinas. Al examinar las rocas
de ambas regiones encontramos que hay también grandes diferencias en la edad y en el
tipo petrográfico de las mismas. Un corte geológico entre el Océano Pacífico y la región
de Florencia (Caquetá) permite ilustrar esta gran diversidad y los principales rasgos estructurales del pais. (Figura No. 2, Transecta Colombiana 2 – en dos partes).
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Cuadro No. 1. Tabla del Tiempo Geológico
ERA
SISTEMA O
PERÍODO
CUATERNARIO
CENOZÓICO
TERCIARIO
MESOZÓICO
PALEOZÓICO
CRETÁCICO
JURÁSICO
TRIÁSICO
PÉRMICO
CARBONÍFERO
DEVÓNICO
SILÚRICO
ORDOVÍCICO
CÁMBRICO
PRECÁMBRICO
PREARQUEOZÓICO
SERIE O
ÉPOCA
EDAD ABSOLUTA
(en la base)
(millones de años)
Holoceno
Pleistoceno
Plioceno
Mioceno
Oligoceno
Eoceno
Paleoceno
0.01
1.8
5
22.5
33
51
65
130
204
245
290
360
400
418
495
530
3900
4500
En esta transecta se atraviesan siete bloques corticales bien definidos: la Planicie Costanera Pacífica; la Cordillera Occidental; la Fosa del Cauca; la Cordillera Central; la Fosa
del Magdalena; el Macizo de Garzón; y los Llanos Orientales (59): La Planicie Costanera
Pacífica es corteza oceánica pacífica acrecionada cubierta por un manto sedimentario
grueso (10 km) de Terciario y Cuaternario. La Placa de Nazca se consume en la Fosa de
Colombia al occidente por debajo de este bloque cortical. Los modelos sísmico y gravimétrico consideran que la discontinuidad de Mohorovicic (Moho) se encuentra entre 15 y
30 km de profundidad. Los valores bajos negativos de la anomalía de Bouger en el área
reflejan la gruesa cubierta sedimentaria (59).
La Cordillera Occidental es una provincia de flujos de basaltos oceánicos acrecionados
del Cretáceo Superior o bien de una corteza oceánica gruesa tipo Islandia, compuesta
por gruesas secuencias de basaltos toleíticos intruidos por silos y diques doleríticos, asociados con cuerpos ultramáficos locales y estratos pelágicos y turbiditicos. La secuencia
está intruida por plutones Terciarios granitoides. Los Sistemas de Fallas de Atrato y
Cauca-Patía forman los bordes occidental y oriental de este terreno. Los valores altos y
positivos de la anomalía gravimétrica reflejan la alta densidad de los materiales corticales. La profundidad calculada del Moho se encuentra entre 35 y 40 km (59).
La Fosa del Cauca es una provincia con flujos de basaltos oceánicos acrecionados o
bien una corteza oceánica gruesa tipo Islandia dividida en dos partes por la falla GuabasPradera. Al occidente de la falla se encuentra la Cuenca del Cauca, con hasta 3 km de
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depósitos en su mayoría continentales fluviátiles y volcánicos que cubren materiales de
alta densidad. Al oriente de la falla el terreno incluye cuerpos ultramáficos locales, basaltos toleíticos del Cretáceo Inferior y estratos pelágicos. La composición química de las
toleitas es idéntica a las de la Cordillera Occidental. Se cree que hay dos terrenos mostrando diferentes épocas de acreción. Hay plutones granitoides del Cretáceo Superior y
rocas subvolcánicas que intruyen esta secuencia y depósitos volcánicos y volcanogénicos del Neogeno (Mioceno-Plioceno) que cubren la geología en muchos sitios. El Sistema de Fallas de Romeral marca su borde oriental y se considera una sutura Cretácea. El
espesor calculado de la corteza es de 40 a 50 km (59).
El basamento de la Cordillera Central consiste en rocas Precámbricas metamórficas de
alto grado y migmatitas sobre las cuales yace un cinturón de rocas Paleozoicas ígneas y
metamórficas de bajo grado, buzantes al oriente, el cual se interpreta como una secuencia de borde continental y arco de islas. El Sistema de Fallas de Palestina, una importante estructura tectónica, separa las rocas del arco de islas de las continentales, y se cree
que representa una sutura Paleozoica. Hay una secuencia de rocas volcánicas básicas y
sedimentarias del Cretáceo suprayaciendo el cinturón metamórfico del lado occidental,
mientras que del lado oriental hay capas rojas del Jurásico, rocas Cretáceas volcánicas
calcoalcalinas y estratos marinos. Las unidades mesozoicas tienen un espesor de 4 km.
Grandes plutones granitoides Mesozóicos y Terciarios intruyen la cordillera. La cadena
de volcanes Andinos recientes está asociada con el eje de la Cordillera y hay una gruesa
cubierta de depósitos volcánicos y volcanogénicos Neogenos que cubren grandes extensiones. La corteza es continental y la profundidad calculada del Moho es de 60 a 70 km
(59).
La Fosa del Magdalena es una estructura hundida topográfica y estructural, entre las
Cordilleras Central y Oriental, limitada al occidente por el Cabalgamiento de Chusma y al
oriente por el Cabalgamiento de Garzón-Suaza. Rocas cristalinas de las cordilleras
cabalgan sobre estratos Mesozóicos en la cuenca. Los depósitos sedimentarios, con un
espesor agregado de 4 km, comprenden capas rojas Jurásicas, y clásticos, carbonatos y
depósitos conglomeráticos, arenosos y arcillosos del Cretáceo. La corteza es continental
con una profundidad calculada hasta el Moho de 40 a 60 km (59).
El bloque cortical del Macizo de Garzón contiene un cinturón metamórfico e ígneo
Precámbrico y Paleozóico compuesto por neises granulíticos y migmatitas intruidas por
plutones granitoides Paleozóicos. El Macizo está limitado al occidente por el Cabalgamiento de Garzón-Suaza y al oriente por el Sistema de Fallas de Guaicáramo. La corteza
es continental y la profundidad calculada del Moho es de unos 40 km (59).
La provincia de los Llanos Orientales puede considerarse parte del Escudo de Guayana y
consiste principalmente de granitos y neises migmatíticos con intercalaciones menores
de neises anfibólicos y silimaníticos, representativos de la facies anfibolítica superior.
Encima yace una cuña delgada de depósitos molásicos del Terciario. La Cordillera Andina cabalga sobre esta provincia a lo largo del Sistema de Fallas de Guaicáramo. La corteza es continental y ha sido relativamente estable tectónicamente aunque ha ocurrido
levantamiento vertical sustancial durante el Cretáceo y el Cenozóico. El espesor calculado hasta el Moho es de 25 a 30 km (59).
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3. Precámbrico
Gran parte de lo que son los departamentos de Guainía, Vaupés y partes de Vichada,
Guaviare y Amazonas, están compuestos por rocas ígneas intrusivas, volcánicas y
metamórficas, como granitos, traquitas y neises del Precámbrico (50). Las rocas más
antíguas datadas en Colombia son unos neises y granitos que forman parte del Complejo
Migmatítico de Mitú, en las cercanías de San Felipe en el Guainía, con 1780 millones de
años (8). Rocas algo semejantes se han encontrado en la Serranía de La Macarena (9),
el Macizo de Garzón entre Garzón (Huila) y Florencia (Caquetá) (10), entre Líbano y
Armero (Tolima) (11), en el Cerro del Gobernador (12) y al SE de Ibagué (Tolima) (13),
en la Serranía de San Lucas (14), al oriente de Bucaramanga (15), el Cerro Jurisdicciones al sur de Ocaña (7), la Sierra Nevada de Santa Marta (16) y en el Cerro Jojoncito de
La Guajira (17). Las rocas Precámbricas mencionadas formaban parte del núcleo continental antiguo de la parte norte de Suramérica; lo que se llama el Escudo de Guayana.
4. Paleozóico
La erosión del Escudo de Guayana durante el Paleozóico Inferior y la sedimentación en
mares poco profundos que en esta época llegaban tan al oriente como los departamentos de Caquetá, Meta, Casanare y Arauca, produjo una serie de depósitos sedimentarios
marinos, como las Formaciones Araracuara (18), Güéjar (9), Cristalina (19) y Silgará
(15), con faunas fósiles de trilobites, braquiópodos y graptolites.
Durante el Silúrico ocurrió una orogenia (período de plegamiento, fracturación, formación
de montañas y levantamiento de las mismas), con lo cual las mencionadas formaciones
se anexaron al continente y fueron expuestas a la erosión subaérea.
Hubo una transgresión marina (avance del mar sobre el continente) en el Devónico, la
cual cubrió toda la zona andina actual y duró prácticamente todo el resto del Paleozóico;
al oriente se extendía el continente. En estos mares se depositaron gravas, arenas y
arcillas, en ambientes de aguas poco profundas con abundante vida marina y arrecifes
coralinos en las regiones de La Jagua (Huila) (21), Sumapaz y Gachalá (Cundinamarca)
(28), Río Batá (27) y Floresta (22) (Boyacá), Río Nevado (21), Labateca y Bucaramanga
(Santander) (15), la Serranía de Perijá (Cesar) (20), Chandúa (Sierra Nevada de Santa
Marta) (16), y la Serranía de Macuira (Guajira) (23). Simultánemente se depositaban arcillas en mares profundos en la región donde hoy se halla la Cordillera Central y arcillas
interdigitadas con flujos de lavas submarinas más al occidente. A finales del Paleozóico
tuvo lugar el levantamiento de partes de la Cordillera Oriental, la Cordillera Central, el
núcleo de la Sierra Nevada de Santa Marta y algunas Serranías de La Guajira. Los sedimentos marinos se litificaron formando conglomerados, areniscas, arcillolitas y calizas, y
con la orogénesis estas rocas se plegaron y fallaron. Atravesando rocas más antiguas se
emplazaron varios cuerpos de rocas ígneas intrusivas en los Macizos de Santander y
Garzón. Simultáneamente se metamorfosearon gruesas sucesiones de sedimentos marinos, para dar lugar a los neises, pizarras, esquistos, filitas, cuarcitas y mármoles del Neis
de La Cocha, el Grupo Cajamarca, el Grupo Ayurá-Montebello y los intrusivos néisicos
de la Cordillera Central (7). A fines del Paleozóico la Cordillera Central y parte de la
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Oriental eran altas cordilleras en el borde occidental del macrocontinente Pangea (24).
Hace 200 millones de años la localización de Colombia era semejante al Brasil actual
(Figura No. 3). El Guainía estaba más o menos en Brasilia. El país ha migrado 3350 km
al NW desde el Pérmico hasta la actualidad.
5. Mesozóico
Durante el Triásico Inferior la Cordillera Central soportó intensa erosión subaérea y se
depositaron abanicos aluviales en las llanuras de su borde oriental: la Formación Luisa
del Tolima y Huila (25). Al dividirse el macrocontinente en Laurasia al norte y Gondwana
al sur, durante el Triásico Medio hubo una transgresión marina que llegaba por el sur
hasta los departamentos de Tolima, Huila, Caquetá y Putumayo. En una plataforma
calcárea marina somera se depositaron los sedimentos de la Formación Payandé (25). A
fines del Triásico emergió dicha plataforma con las calizas detríticas y conglomerados del
Miembro Chicalá de la Formación Saldaña (26), con algunos aportes piroclásticos del
vulcanismo que ya había comenzado en el eje de la Cordillera.
Durante el Jurásico se depositaron gruesas sucesiones de rocas sedimentarias continentales, con capas rojas de gravas y arenas, probablemente en ambientes desérticos (28)
en amplias extensiones del Putumayo (Formación Mocoa) (30), Tolima y Huila (Formación Saldaña) (25), Santander y Boyacá (Formación Girón) (31), Bolívar (Formación La
Mojana y Morrocoyal) (9), Serranía de Perijá (Formación La Quinta) (33), Foramación
Guatapurí (Cesar) (16) y La Guajira (Formación Corual) (32). En este período se observa
actividad ígnea intrusiva y extrusiva, con el emplazamiento de enormes masas cuarzodioríticas y graníticas en el sur de la Cordillera Central, el Batolito de Ibagué (29), en el
centro de la Sierra Nevada de Santa Marta, los Batolitos de Pueblobello, Patillal, Bolívar
y Atánques (16), y algunos cuerpos intrusivos menores como el Plutón de Altamira en el
Macizo de Garzón (34).
Con la apertura del Océano Atlántico Sur a comienzos del Cretácico hubo una nueva
transgresión marina. El brazo del mar que existía al oriente de la Cordillera Central
avanzó hasta el Putumayo por el sur. En Cundinamarca se depositaron durante este
período unos doce kilómetros de espesor en sedimentos marinos normales en una cuenca que se fue hundiendo lentamente (28), y en Santander, unos cuatro kilómetros de
sedimentos (46). Mientras tanto, al occidente de la Cordillera Central continuaba la sedimentación de mar abierto y vulcanismo diabásico submarino ((Grupo Diabásico (35) y
Grupo Dagua (36)). Los sedimentos provenían de la erosión de la Cordillera Central, de
los Macizos Paleozóicos Garzón, Quetame, Floresta, Santander, Sierra Nevada de Santa
Marta, Guajira y de la región del Escudo de Guayana. El Cretácico es especialmente rico
en fósiles: las Amonitas, tan comunes en tantas partes de la Cordillera Oriental, como en
Villeta, Cáqueza, Pacho, Villa de Leiva, Vélez, etc., y esos enormes reptiles, como los
Plesiosaurios, encontrados en Villa de Leiva (28). La materia orgánica que se depositaba
en las cuencas sedimentarias vendría a constituir con el tiempo, el petróleo y el gas que
hoy se halla en los depósitos litificados del Valle Alto y Medio del Magdalena, la costa del
Caribe, los Llanos Orientales y la Hoya del Catatumbo.
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A fines del Cretácico, a raiz del impacto de un meteorito en la Península de Yucatán
(México), hubo extraordinarios terremotos, tectonismo global, y profundos cambios en la
atmósfera y clima del planeta que causaron la extinción del 60% de las especies vivas en
el planeta (6). Se emplazaron el Batolito Antioqueño (37) y el Batolito de Sonsón (38)
(cuarzodiorita, granodiorita y cuarzomonzonita), y comenzó el plegamiento de toda la
gruesa sucesión sedimentaria con el retiro del mar de lo que es hoy la Cordillera Oriental.
Asociados a estos batolitos está el oro filoniano de Segovia, Remedios, Anori, Zaragoza,
Amalfi, y AbejorraK Antioquia) y también el de California y Vetas (Santander) (40).
Aparece una fractura de enorme longitud, la Falla de Romeral, que corre a lo largo del
flanco occidental de la Cordillera Central desde el Golfo de Guayaquil en el sur, hasta
Carmen de Bolívar, en el norte (39). El conjunto de fallas de Palestina, al lado oriental de
la Cordillera Central, también se origina en esta época (41). Nuestras famosas esmeraldas, cristales de berilo, se formaron en vetas, diques y rellenos de fractura entre rocas
sedimentarias plegadas y falladas del Cretácico Inferior (47).
6. Terciario
En el Terciario los mares se retiran de la mayor parte del territorio. Subsiste una franja
con gruesa sedimentación marina al occidente de la Cordillera Central en Nariño, Cauca,
Valle, Chocó, Córdoba, Sucre, Atlántico y las zonas bajas de Bolívar, Magdalena, Cesar
y Guajira (28, 52, 53). El resto del país es continente, con extensas zonas pantanosas en
donde hasta fines del Cretácico hubo mares poco profundos, rodeados por montañas. En
estas extensas ciénagas y zonas deltaicas del Paleoceno se acumularon los restos vegetales entre arcillas y las arenas que con el transcurso del tiempo geológico se convertirían en los grandes depósitos de carbón mineral con que hoy cuenta Colombia (Formaciones Guaduas, Cerrejón, Los Cuervos, etc.) (43). Con el comienzo del plegamiento se
formaron serranías de estructura anticlinal y valles sinclinales intermedios, los cuales
fueron condicionando las hoyas de drenaje. Aún no existía el Río Magdalena tal como
hoy se encuentra desde San Agustín hasta Barranquilla. Hubo presiones orogénicas en
el Eoceno Inferior, la Orogenia Pre-Andina, plegando aún más las estructuras, levantándolas por encima del nivel general de erosión y motivando el desplazamiento de las
rocas más rígidas de la Cordillera Central. Nacen las fallas de Suaza, Chusma, Cambras,
Alto del Trigo, La Salina, Soapaga, Bucaramanga, Santa Marta, Oca y Guaicáramo, y se
produce un desplazamiento dextrolateral de 28 km en la Falla de Palestina (41). (Figura
No. 4, Mapa Tectónico Actual de Colombia).
En las cuencas sinclinales y en las fosas tectónicas se fueron acumulando gruesas sucesiones de sedimentos fluviales y lacustres. En la Cuenca del Chicamocha se formaron
los depósitos estratificados de hierro oolítico de la Formación Concentración, explotados
por Acerías Paz del Río en Boyacá (44). Al oriente de lo que sería la Cordillera Oriental,
en el Putumayo, Caquetá y Amazonas, y en el Meta, Vichada, Casanare y Arauca, se
depositaron sedimentos fluviales y lacustres. En el Terciario Medio se emplazaron grandes masas dioríticas en la esquina norte de la Sierra Nevada de Santa Marta (16), en la
Península Guajira (23), en Caldas y en la Cordillera Occidental (7).
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Prosiguieron los plegamientos y fallamientos en toda la zona andina y comenzó el solevantamiento de la Cordillera Occidental, limitada al oriente por la falla Patía-Cauca y la
Serranía de Baudó, y el hundimiento de los valles del Magdalena y del Cauca, limitados
por grandes fallas, a partir del Mioceno, en la Orogénesis Protoandina. En sistemas deltáicos del valle alto del Cauca y del valle medio del Cauca se formaron lo que son hoy los
depósitos carboníferos del Cauca, Valle del Cauca y Antioquia (43). Los de Córdoba se
formaron en el bajo Cauca del Terciario Medio. En la fosa del Alto Magdalena se depositaron casi 6000 m de sucesiones fluviales y lacustres con aportes volcánicos andesíticos
de la Cordillera Central (45), y en el Medio Magdalena entre 2500 m y 3600 m (Grupos
Honda y Real) (46). En el borde oriental de la Cordillera Oriental también hay depósitos
fluviolacustres en las Formaciones Caja y La Corneta, con un espesor de 3200 m (47).
En esta época en la región de San Andrés y Providencia hubo vulcanismo submarino
básico y sobre estos volcanes sumergidos se desarrollaron arrecifes coralinos (48). La
intensa meteorización de rocas ultrabásicas en el norte de la Cordillera Occidental produjo los suelos lateríticos y la mineralización de niquel y hierro de depósitos como Cerro
Matoso, en Córdoba.
La Orogenia Andina del Plioceno Superior ocurre hace 4.5 a 3 millones de años, acompañada por extenso vulcanismo andesítico en las cumbres de la Cordillera Central, sobre
los alineamientos de la falla Palestina, y otras en el sur de la Cordillera Occidental, y en
Panamá. Vale la pena anotar que antes de esta orogenia no hubo conexión por tierra
entre Suramérica y Norteamérica (49). Con el nacimiento del Istmo las faunas de uno y
otro continente pudieron migrar y en Colombia se dio una riquísima evolución fruto de
nuestra posición geográfica. La Orogenia Andina es el período más fuerte de deformación y solevantamiento de los Andes. Asociado a este vulcanismo dacítico y andesítico
hay múltiples filones de oro en la Cordillera Central desde Nariño hasta Antioquia y el
Chocó (40). Además en todo el cinturón plegado del Sinú, desde el Golfo de Urabá hasta
Galerazamba se desarrolló un vulcanismo y plutonismo sedimentario con numerosos
volcanes y diapiros de lodo.
7. Cuaternario
El Cuaternario está caracterizado por la elevación de las Cordilleras Andinas hasta su
altura actual. Es notable que hasta sólo unos dos millones de años el curso del Río Magdalena se integró entre San Agustin y Barranquilla; antes, el tramo aguas arriba de
Girardot, incluyendo la hoya del Río Bogotá era la hoya alta de un sistema fluvial que
corria hacia el Río Amazonas. Hace aproximadamente un millón de años ocurrió el Pulso
Orogénico Andino Tardio con un nuevo levantamiento y la reanudación de fuerte erosión.
En el mundo el Cuaternario es notable por el recubrimiento de extensas regiones por
glaciares continentales o capas de hielo móviles. En nuestro país también los glaciares
de montaña tuvieron mucho mayor extensión que en la actualidad. Durante el Pleistoceno Medio hubo glaciación de montaña en todas las cordilleras por encima de los 2600 m,
con la consiguiente acción erosiva y sedimentaria de los hielos (61) (28). Hubo variaciones climáticas que causaron el avance y retroceso de los glaciares. En las tierras bajas
aledañas a nuestras cordilleras, los ríos provenientes del deshielo acumularon grandes
cantidades de sedimentos en los valles del Magdalena, Cesar, San Jorge, Cauca, Meta,
etc. Algunos grandes lagos de las altiplanicies, como el de la Sabana de Bogotá (54), el
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de Ubaté-Chiquinquirá, el de Tuta-Paipa-Duitama-Sogamoso, el del Valle de Aburra, el
de Rionegro, el de Túquerres-Cumbal, etc. se fueron colmatando con los aportes de sus
tributarios. De estos enormes lagos interandinos aún hay restos como los lagos de Tota y
La Cocha. Como resultado de las glaciaciones se formaron muchísimas lagunas. Entre
estas se destacan las que hay al pié de la Sierra Nevada de Santa Marta, las bellísimas
Naboba, Achocuareba, Yibachaguiruru y decenas más.
Durante el Pleistoceno lentamente fueron emergiendo las islas del archipiélago de San
Andrés y Providencia, dentro de lo que se llama la Cuenca de Colombia en el Mar
Caribe, y las Islas de Malpelo y Gorgona en el Pacifico.
Ya en el Pleistoceno más superior (hace 11740 años) hay pruebas de la presencia del
hombre prehistórico en la Sabana de Bogotá, contemporáneo de mastodontes, el caballo
americano y venados (55).
En el Cuaternario ha ocurrido una gran actividad eruptiva en la parte central de la Cordillera Central y en el sur de la Cordillera Occidental. Se registran 38 volcanes, de los
cuales hay 12 activos, 8 de ellos con historia de erupciones: Ruiz (elevación 5732 m),
Tolima (5215 m), Puracé (4800 m), Doña Juana (4250 m), Galeras (4266 m), Cumbal
(4264 m), Cerro Negro y Mayasquer; y 4 en estado de fumarolas: Páramo de Santa
Rosa, Machín, Huila y Azufral (51). Varios de estos picos volcánicos son nevados.
La acción erosiva de nuestros gigantescos ríos es una constante de la geología colombiana de hoy. Los más importantes yacimientos auríferos en Antioquia, Chocó, Cauca y
Nariño son los de origen aluvial (40). Los imponentes cañones del Chicamocha, del
Cauca, del Patía, del Guavio, del Porce y tantísimos otros; los saltos como el del Tequendama, los raudales del Guaviare o de Araracuara, etc. son el elocuente ejemplo de la
labor fluvial. También recordemos nuestros ríos llaneros en época lluviosa y los problemas que causan en la economía, asi como los frecuentes deslizamientos y movimientos
en masa en toda la zona andina. Las aguas subterráneas también erosionan en las rocas
calcáreas formando las maravillosas grutas, cavernas, puentes naturales y ríos perdidos
como la Cueva de Los Guácharos (Huila) (56), la Cueva de Tuluní (Tolima), la Caverna
del Nus (Antioquia) (57), las numerosas cavernas de Vélez (Santander), la Cueva de
Morgan (San Andrés) y muchas otras.
Los Ríos Mira, Patía y San Juan han venido construyendo lentamente sus deltas hacia el
Pacífico y lo mismo sucede con el Atrato, el Sinú y el Magdalena, en el Caribe. El Río
Magdalena, que hoy sale al mar por Bocas de Ceniza, tuvo otras desembocaduras
durante el Cuaternario: el sector de Barbacoas, al sur de la Isla de Barú; la región de
Galerazamba, y la región de Ciénaga Grande, en el Magdalena. Aún hay vulcanismo
sedimentario en el borde de la costa del Caribe y en la plataforma, como periódicamente
nos lo recuerdan nuestros volcanes de lodo de Los Córdobas, Arboletes, Turbaco,
Galerazamba y muchos otros.
La actividad tectónica de los Andes aún no ha cesado. Testigo de ella son los terremotos
que periódicamente sacuden nuestro territorio, el hundimiento de algunas regiones y el
levantamiento de otras. (58) El sismo de 31 de marzo de 1983 que destruyó la ciudad de
Popayán fue causado por un desplazamiento a sólo 20 km de profundidad en la Falla de
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Julumito, un ramal del Sistema Romeral. Aun se recuerdan los daños en Tumaco y la
Costa Pacífica por el terremoto del 12 de diciembre de 1979 originado en la Fosa Ecuador-Colombia, los del terremoto de Manizales del 23 de noviembre de 1979 originado en
la Falla de Romeral el que afectó el Alto Magdalena el 7 de febrero de 1967 sobre la
Falla de Suaza, el de Tumaco del 31 de enero de 1906 (uno de los más fuertes sismos
de toda la historia), el que destruyó a Cúcuta el 18 de mayo de 1875 originado en la Falla
Tasajero, y muchos otros. El territorio colombiano sufre los efectos de la colisión y movimiento relativo de tres grandes placas de la corteza terrestre: la de Nazca al occidente, la
Placa Suramericana al oriente y la Placa Caribe al norte. Entre las dos primeras hay un
par compresivo donde se encuentra la Microplaca Macondo con la cadena montañosa de
los Andes (60). Las cordilleras se elevan lentamente a lo largo de grandes fallas activas
que las bordean. (Figura No. 4, Modelo Tectónico Actual de Colombia).
Estamos en el Holoceno, los últimos 10,000 años de vida del planeta y durante el mismo
encontramos un paisaje geológico semejante al actual. El hombre americano se fue desarrollando y lentamente evolucionando, adaptándose a su ambiente, y lo mismo sucedió
con las demás especies de animales y vegetales. Sobre nuestras montañas, sobre los
valles y cañones interandinos, sobre nuestros llanos, a lo largo de las extensas costas,
sobre nuestros desiertos, siguen trabajando todos los agentes geológicos internos y
externos que hemos visto son los forjadores de nuestro territorio. De esta manera se
formó la infraestructura de Colombia.
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