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PORTADA
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De camino A
“…el retrato que presento es el mío, con mis convicciones,
mis vacilaciones, mis reiteraciones y mis lagunas,
con mis verdades y mis mentiras,
en una palabra: mi memoria”
Luis Buñuel,
Mi último suspiro
María García Carrillo
De camino A
“Baúl Azul”
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09 Introducción
09Sobre el proyecto
09Desarrollo del proyecto
15“Baúl Azul”
23 Desarrollo de la investigación
35 Referentes
35 Giordano Bruno/Christian Boltanski
38 Louise Bourgeois
42 Félix González-Torres/Doris Salcedo
46 Eugenio Dittborn
48 Zigor Urrutia
51 Carmen Calvo
52 Remedios Varo
53 Bibliografía
60 Galería de imágenes
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Introducción
“Están presente y pasado presentes, tal vez en el futuro, y el futuro en el pasado contenido. Sí está eternamente presente el tiempo, todo, todo el tiempo es irremediable. Lo que pudo haber sido es abstracción, que existe, posibilidad perpetua, solo en
un mundo en teoría. Lo que pudo haber sido y lo que ha sido miran a un solo fin, siempre presente. Resuenan pisadas en la memoria, por el pasillo que no recorrimos”.
Cuatro Cuartetos,
Eliot T.S.
Sobre el proyecto
El proyecto que presento parte de una introspección sobre la
propia memoria, sobre la memoria personal, mi memoria y mi
identidad. Sobre cómo estas dos últimas se van desarrollando
según lo vivido, con nuestros recuerdos y nuestros olvidos.
“De camino A” nace por una preocupación, por un olvido y como no por un por qué, o mejor dicho por unos
cuantos: ¿por qué olvido?, ¿por qué recuerdo?, ¿por
qué esta selección de recuerdos y no otra?, ¿por qué
los modifico, por qué cambian o por qué no lo hacen….?
Aquí nace la primera línea de investigación que me
llevará a la necesidad de formalizar mis preocupaciones, convertir mis recuerdos en algo físico, reme-
morarlos para ser consciente de que siguen ahí, e intentar ver que yo soy el conjunto de todos ellos.
A raíz de esta necesidad comienzo un proyecto que se irá
construyendo y modificando a lo largo del tiempo, al igual
que la memoria. Finalmente, para esta exposición construyo
mis recuerdos y el lugar donde éstos se ubican, mi memoria.
Recuerdos, borrosidad, capas, olvido, espiral, tiempo, espacio, recursividad, distancia, sentidos, sentimientos, cosas que desaparecen, cosas que se quedan pero adoptan otras formas, estar o no estar…
Comienza entonces el planteamiento, el desarrollo y la búsqueda de información.
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Desarrollo del proyecto
Como ya he dicho antes “De camino A” nace por una preocupación, por una necesidad de construir mi memoria e
introducirme en ella. Se trata de un proyecto personal en
continuo cambio y evolución.
Comenzó un par de años atrás con la obra “Memoria borrosa”, en la que através de una instalación en la que tres
barrigas de escayola servían como contenedor y nexo de
unión, se representaban los recuerdos de mi hermana, mi
madre y mios, su borrosidad, su manera de entremezclarse
y de confundirse unos con otros, creando así mi identidad y
la de ellas.
Otra de las obras realizadas dentro de este gran proyecto es
“Retratos de la memoria”, se trata de una obra fotográfica
en la cúal me autorretrato con fotografías mias proyectadas
sobre mí.
En “Yo fragmento de muchos” vuelvo a reconstruir mi retrato a través de fragmentos del cuerpo de ciertas personas.
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Y en el cortometrage “Yo conmigo” vuelvo a reflexionar sobre mi identidad, a formularme preguntas que una y otra
vez me llevan a la misma historia, a mí.
En este caso el proyecto desemboca, pero no termina, en
una instalación. En ella llevo a cabo la representación de mi
memoria.
Al principio la idea era representar los recuerdos de una
forma más abstracta en diferentes soportes, pero una vez
más el proyecto fue modificándose:
-videoinstalación: construida a partir de videos familiares.
-instalación capas de la memoria: construida a partir de capas que a su vez se construyen por fragmentos más pequeños representando el conjunto la memoria en su totalidad.
-postales de recuerdos de otros: postales ilustradas realizadas a partir de recuerdos con otras personas que ellos mismos me han escrito. Comprobando a la vez qué efecto tiene
esto en mi memoria, si adopto la descripción de su recuerdo
como mío, si los fusiono, o si directamente no lo retengo y
sigo conservando la versión que yo ya tenía de ese recuerdo.
Al llevarlo a cabo me doy cuenta de que necesito una formalización más real, y construyo “De camino A”. Una insta-
lación, a modo de escenografía, que consiste en la representación física de mi memoria. En esta instalación reconstruyo
mis recuerdos a través de “objetos-recuerdo”, objetos los
cuales contienen, real o metafóricamente, mis recuerdos.
El conjunto de todos estos es la habitación de mi memoria.
Antes de la realización de la instalación escribo “Baúl Azul”.
Un relato que sin duda acompaña la instalación, pues la instalación necesita de él y él de la instalación, juntos forman
un todo.
Una vez terminada la exposición la obra queda documentada en un video en el que yo misma paseo por el espacio
mientras una voz en off narra el relato “Baúl Azul”.”
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“Baúl Azul”
De repente ahí estaba yo, frente
a esa extraña habitación, temerosa
por entrar, pero impaciente a la
vez.
Desde la entrada podía observar el
tremendo caos de cosas amontonadas: cajas, cajones, libros, objetos, ropas, papeles…todo cada vez
más difícil de identificar
según
se alejaba ante mi vista.
Mientras comienzo a caminar intentando adentrarme en la habitación,
observo cada cosa, cada detalle, y
ahí están, estos últimos meses en
forma de unos cuantos cuadernos,
tres copas de vino y una postal.
Cuantísima información pueden tener unos simples objetos.
Continúa la expedición, me distrae
el sonido del suelo al caminar,
muchos paquetes de tabaco acabados, ¡ay esos cigarros!, cada uno
de ellos con su historia, su conversación, su motivo de ser encendido; cajas y envases de pastillas
vacíos, fue un invierno duro; al
ver la ropa de abrigo sobresaliendo de una caja con mis botas al
lado me doy cuenta de que ya pasó,
y que por fin mis pies respiran un
poco más libres en mis sandalias.
Ahí también está la alfombra, esa
alfombra, cómo me gustaba descalzarme sobre ella. Esa maravillosa
alfombra, cuántos pies no habrá
pisado, testigo de cada uno de los
invitados. Durante años acompañándome de una casa a otra.
Tropiezo con mi caja, la caja de
mis materiales, más un año estorbando, incluso aquí me estorba.
llevaré conmigo, te colgaré en ese
perchero y dormirás ese extraño-maravilloso taller.
Siguen Marta y Mada colgando de la
pared, y ahí están las tardes de
té con mi mamá a modo de cortina.
Todos mis viajes en esa mochila,
está a reventar pero sé que aún le
caben muchas historias, los tiquets de cada uno de los lugares
visitados sobresalen de sus bolsillos.
Encima de una mesita está México,
casi se desborda, tantas cosas no
caben en una mesa; tiene una iluminación que cada vez se hace más
tenue, pero que se ilumina si la
vuelvo a mirar.
La camisa, ésta, la que alguien
dijo un día que ya no quería y que
me sirvió de bata mientras duró el
mejor trabajo que he tenido hasta ahora, con sus agujeros y sus
manchas. Prometo que si vuelvo te
Un mechón de pelo rubio me lleva hacia un marco, el cuál encierra un amor incondicional, vuelvo
a leerlo. Rubia no tardes más en
llamarme, parece que te fuiste muy
lejos y tan solo estas a unos kilómetros.
Una gran piedra en medio, rodeada
por dos ríos, en la cual me siento
durante cuatro años, sin duda para
crecer. Me cuesta levantarme.
Cada uno de los libros que me dijeron algo, en forma de frases escritas en pedazos de papel por esa
antigua máquina de escribir ya sin
tinta, y al otro lado ese otro montón de libros que no me quisieron
decir nada, y que ahí siguen en
sus estanterías, esperando a que
les de otra oportunidad ahora que
ya pasó el tiempo.
Cuadernos, carpetas, apuntes y libros y una caja en la que está escrito: aún hay más papeles.
Uniformes bien doblados sobre una
estantería y unas cuantas amigas
que rescate de ellos.
Esa
gran
carpeta
que
guarda
la
ilusión de los primeros dibujos a
gran formato, como me costaba llenar tanto espacio, y ahora aquí
estoy en medio de esta habitación
tan llena de todo.
Mí guante de béisbol con el que me
creía capaz de coger todo lo que
me propusiera; ahí te quedaste, te
tuve que cambiar por uno mucho más
grande.
El caballete y el maletín, el motivo por los que empecé esta etapa
que ahora termino, no creáis que
os odio, pronto volveré a tocaros.
Mí collar, porque todos los demás
son collares, pero éste es “mí collar”, aún no creo que me lo haya
quitado para esta representación,
ocho años colgando en mí cuello,
ahora siento que pierdo el equi-
librio.
Todos los pasos que he dado hasta
ahora guardados en cajas de zapatos, llenas de voces y silencios.
Un camino de retales me lleva hasta
un perchero donde encuentro varias
prendas: la primera es esa bata de
mi madre que sin duda sé que tiene
más años que yo pero sigue siendo
algo que me fascina; el vestido
de mi hermana, con el cual me di
cuenta que era la mujer más guapa
que conocía y el sombrero de mi
padre, ese sombrero que evita que
cada verano se le queme la calva.
Más montones de papeles, cartas
y sobres, que manera de escribir
tanto para no contarnos nada.
Ese cajón flamenco, ¿aún sigues dentro Paquico?, cuando te fuiste me
consolaba pensar que te escondías
en su interior; pero nunca asomaste la cabeza, y ahora una vez al
año te pongo flores a través de una
gran pantalla de mármol.
Avanzo, sigo encontrando cajas,
montones de cosas. Está mí baúl
azul, en él cabían infinidad de juguetes y ahora apenas me llega a
la rodilla, sin embargo tengo la
sensación de que ahora guarda más
cosas dentro, prácticamente toda
una infancia.
Con cuidado esquivo una torre casi
perfecta formada por los numerosos
álbumes de fotografías que guarda
mi madre, el último mi preferido,
ese que guarda las fotografías ex-
traviadas, las que aparecieron con
el tiempo, las que se quitaron de
los portarretratos, las que salieron mal, el mejor álbum, el de los
desastres desastrosos, como a mí y
a mí hermana nos gustaba llamarlo.
Un antiguo televisor me muestra
nuestros videos, esos que yo le
pedía a mí madre que me pusiera
una y otra vez.
Como naranjas que se persiguen encuentro el recorrido que siempre
hacíamos desde nuestra casa a la
huerta de mi abuelo y al final ahí
está, el ramo de margaritas que
cogíamos por el camino; mi mamá
siempre me decía lo mucho que a mi
abuela le gustaban, ahora recuerdo
que por eso me gustan a mí.
Llego al fondo, aunque no veo el
final y cada vez mi visión es más
borrosa y confusa. Me pierdo.
Cajas y más cajas, mi memoria al
estilo en que mi madre guarda todo
lo que ya no usamos en el garaje de
mi casa, allí, recuerdos agrupados
y clasificados junto con el coche.
Desarrollo de la investigación
“El menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico”.
Jose Luis Borges,
Funes el memorioso.
Memoria: “se trata de un proceso psicológico que sirve para
codificar información, almacenarla codificada en el cerebro
y recuperarla cuando se necesite. Una retención en el tiempo de la información aprendida”1 . ¿Recuperarla cuando se
necesite?
Para mí resulta ser algo más misterioso, algo como un lugar
extraño donde se guardan, se almacenan y se archivan los
recuerdos, como un desván lleno de cajas y armarios, con
olor a viejo y lleno de polvo. Algo tan importante imaginado
como un lugar viejo y lleno de polvo, pasado y lejano; debemos encontrar ese desván; o reconstruirlo si fuera necesarío;
entrar, rebuscar en las cajas para hacer presente la memoria y utilizarla como instrumento de conocimiento, que nos
permita enfrentarnos al futuro teniendo bien claro quiénes
somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Como
escribe Roman Gubern en el capítulo Las desmemorias de
1 Soledad Ballesteros Jiménez. Psicología de la memoria. Estructuras,
procesos y sistemas. Universitas. Madrid, 2012. Pag:32
la memoria, perteneciente al libro Lugares de la memoria:
“en la memoria se basa, por otra parte, la conciencia de la
identidad personal, pues yo sé que soy el mismo de ayer y
de hace diez años, a pesar de los cambios que mi cuerpo o
mi vida han sufrido, la memoria ata el pasado al presente y
la conciencia es, ante todo conciencia de duración.” 2
El mundo se nos presenta en imágenes, imágenes aisladas
en el tiempo, un tiempo que se rompe, ya no hay percepción
de pasado, ni de la memoria, el tiempo humano desaparece
convirtiéndose en un eterno presente. La memoria es una
estructura de nuestras vivencias, sin memoria no hay experiencia, sin experiencia no hay pasado, sin pasado no hay
presente, por lo cual ya no hay futuro y dejamos de ser.
Hay que conservar la memoria, estamos hechos de tiempo,
y el tiempo pasa, cambia, nuestra memoria es lo que per2 VV AA: Lugares de la memoria. Epíleg. Comunidad Valenciana. 2001. Pág.
209.
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manece. La memoria se presenta en nuestro ser como una
lluvia de imágenes las cuales no están cerradas a una única lectura lineal, sino que se entremezclan unas con otras,
creando así nuevas imágenes e interpretaciones. Se crean
vínculos que nos llevan de unas a otras, o mejor dicho de
unos recuerdos a otros, de un pasado más lejano a un pasado más cercano.
Estos recuerdos a lo largo del tiempo se modifican, se camuflan y algunos tienden a borrarse o son sustituidos por otros,
además los estados anormales de conciencia, así como traumas, depresiones etcétera acentúan este cambio en la memoria, la maquillan.
La memoria nos permite recuperar nuestro pasado y aprender de él, conservar el conocimiento desarrollado a lo largo
de los años.
Estamos compuestos por dos tipos de memoria: “la individual la cual nos permite conformar nuestro presente y esbozar quiénes somos y la colectiva la que nos hace representar el pasado y asumir responsabilidades”3. En este caso
3 VVAA: Identidades sociales y memoria colectiva en el arte contemporáneo
andaluz”. Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces, 2010.
Pag: 22
26
el proyecto se centra sobre todo en la memoria personal, la
que se construye con retazos de nuestra experiencia, con la
huella de lo vivido anteriormente. A veces esta memoria es
traicionera, necesitamos de ella pero a la vez también necesitamos olvidar ciertas cosas, tanto las malas como las buenas. Las malas necesitamos olvidarlas para seguir adelante,
para aceptar el cambio, al igual que las buenas; no podemos
vivir siempre en la nostalgia de un tiempo pasado mejor que
el actual, debemos también aceptar el cambio para poder
avanzar.
En nuestra cabeza, la mayoría de las veces, los recuerdos
aparecen en imágenes. Imágenes que con el tiempo comienzan a borrarse y a modificarse.
Olvido: “pérdida de la información contenida en la memoria.
Puede deberse a tres causas principales: 1) la información
se ha podido perder del lugar del cerebro donde estaba almacenada; 2) puede existir un fallo en la recuperación del
material almacenado; o 3) puede deberse a una deficiencia
en la codificación de la información.”4
Normalmente reconcemos el olvido como lo contrario del
4 Soledad Ballesteros Jiménez. Psicología de la memoria. Estructuras, procesos y sistemas. Universitas. Madrid, 2012. Pag:61
recuerdo o la memoria, pero si nos detenemos un segundo
a reflexionar nos damos cuenta que sin ese olvido no existiría aquello a lo que llamamos memoria, debe de haber un
equilibrio entre ambos, uno llega a ser condición de otro.
Tanto igual nos horrorizaría el olvidarlo todo como el recordarlo todo. Un gran ejemplo de esto es lo que ocurre en uno
de los capítulos de la serie Black Mirror, “The entire history
of you”, lo que parece ser un estupendo invento que graba
todo lo que la persona ve a lo largo de su vida, teniendo una
inmensa memoria en formato video, se va convirtiendo en
algo tremendamente horrible, pues éstas grabaciones de la
vida de la persona se pueden reproducir en unas pantallas,
haciéndose accesibles a otras personas, aboliendo así la intimidad de los personajes. A demás esta información-memoria es controlada por las instituciones sociales, por ejemplo
para viajar en avión se revisa la memoria de la persona para
controlar así los antecedentes y preservar la “seguridad de
los pasajeros”.
Al contrario que la memoria electrónica la memoria de los
seres humanos no es como un disco duro que almacena
todo, sino que va borrando datos para ir guardando nuevos.
Así al pasear por mí instalación vamos encontrando recuerdos completos, trozos e indicios de otros. Olvidar es algo
normal y a la vez muy necesario, nos hace evitar la acumulación de datos inútiles, recordamos lo que ha sido importan-
te en nuestras vidas de una manera o de otra, aquello que
nos ha servido como aprendizaje de lo vivido.
Existen varias causas por las cuales olvidamos ciertos datos
o situaciones, una es la caducidad, nuestros recuerdos van
diluyéndose con el paso del tiempo, a veces no es que los
olvidemos, sino que no encontramos la manera de llegar a
ellos (un día porque sí podemos recordar algo que creíamos
ya olvidado) esto sería un problema de acceso, normalmente el estrés hace que este acceso a los recuerdos sea aún
más difícil, otra causa es la eliminación, normalmente es el
caso de informaciones dolorosas, frustrantes y molestas en
las cuales se han vivido situaciones extremas y traumáticas.
También existe la interferencia, se da cuando una información se pospone a otra y la hay de dos tipos, la proactiva,
cuando un recuerdo antiguo es ahogado por uno nuevo; y la
retroactiva, cuando se olvida la nueva información porque
ya hay una existente sobre lo mismo. Esto es exactamente lo
que quería experiementar con postales, recuerdos de otros.
Nuestra memoria nos es infiel, recordamos lo que nos conviene y rechazamos aquello que no, incluso modificamos los
recuerdos según nuestra conveniencia. No recordamos un
suceso sino una reconstrucción mental de aquello que pasó,
con ciertos cambios y manipulaciones desinteresadas de las
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cuáles no somos conscientes. Y cada vez que recordamos
algo de nuevo, realmente recordamos la última modificación de ese recuerdo. Incluso produce recuerdos falsos, un
fenómeno llamado paramnesia.
También podemos recordar olores, sabores, sensaciones y
sentimientos. Muchas veces un olor o un sabor nos pueden
llevar a un recuerdo en concreto, a un momento de nuestro
pasado: “Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos
y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy
pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por
la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a
los labios unas cucharadas de té en el que había echado un
trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel
trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi
interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción
de lo que lo causaba.”5 Así es como comienza la novela En
busca del tiempo perdido de Marcel Proust, recordando algo
que se creía ya olvidado con el simple hecho de comer una
magdalena, nuestra memoria es imprevisible, no imaginamos la capacidad de almacenamiento que tiene, pues es
imposible ver todos los recuerdos en conjunto.
5 Marcel Proust. En busca del tiempo perdido. Lumen. Madrid. 2000.
30
Olvidar es tan normal como el hecho de recordar, todas las
personas hemos sufrido alguna vez el no poder identificar
a alguien cuando lo vemos fuera del contexto normal en el
que estamos acostumbrados a ubicarlo, por ejemplo si nos
cruzamos por la calle a la dependienta del supermercado
que nos ha atendido alguna vez, fuera del contexto habitual
la reconocemos como alguien a quien conocemos pero no
sabemos de qué. Al contrario pasa cuando volvemos a lugares los cuáles nos llevan a recuerdos de nuestra infancia,
por ejemplo la casa de los abuelos, de repente vienen a la
cabeza imágenes, olores, sensaciones, como ocurre con la
magdalena de Proust.
Todo este conjunto de imágenes, recuerdos, sensaciones…
etc., va formando lo que llamamos identidad y es que “la
identidad tiene las fronteras porosas. Cuando pensamos en
identidad, pensamos en algo que está continuamente transformándose.” 6
Como dice Eduardo Haro Tecglen en el capítulo El pasado no
existe del libro Lugares de la memoria somos supervivientes de nuestro pasado, largo o corto; y nuestro pasado se
6 Marina Valencia. La ilusión de un destino en Imágenes de ausencia. Granda. Kadmos. 2016
va nutriendo, creciendo, abultando y complicando en cada
nanosegundo. A veces tratamos de reconstruirlo, lo intentamos recordar todo, aunque esto es imposible, tratamos de
rehacer a la persona de entonces, algo muy diferente de lo
que somos ahora, todo se ve como en un sueño, envuelto
en una cortina de humo denso. Otras veces sin embargo
aparece solo, sin ser llamado, sin buscarlo. 7
Cuando recordamos, la memoria selectiva puede elegir recordar el dolor o por el contrario recordar la felicidad. A estos recuerdos que nos vienen a la cabeza sin ser requeridos
se les llama Criptomnesia, memoria no requerida, no invocada. Como aquel personaje de Proust, que pone en funcionamiento sus recuerdos al comer una magdalena. Este
pasado no es real, normalmente lo mezclamos con fantasías, imaginaciones, historias contadas por otras personas,
sueños, libros o películas etcétera. Todos somos los escritores de nuestra vida, somos autores de ficción. Esto no quiere decir que nos inventemos nuestro pasado, en absoluto,
simplemente hay variaciones, por ejemplo, dos personas
que han presenciado el mismo acontecimiento jamás van a
tener el mismo recuerdo. Como ocurre al leer los recuerdos
que me han escrito para las postales ilustradas, yo también
7 VV AA: Lugares de la memoria. Epíleg. Comunidad Valenciana. 2001. Pág.
227.
viví ese momento, pero mi versión no es exactamente igual.
La percepción de las cosas cambia absolutamente según la
persona.
Por otro lado existe el “síndrome de falsa memoria”(un grupo de psicólogos de Ottawa trabaja sobre ello, pero no está
oficialmente difundido) esto surge por ejemplo en casos en
los cuales hay indicios de que a esta persona se le haya agredido sexualmente, entonces se le comienzan a hacer numerosas interrogaciones, por parte de jueces, psicólogos, familiares…hasta tal punto que la persona interrogada se cree
los supuestos hechos y los recrea en su memoria creyendo
que verdaderamente han pasado.
Otro fenómeno un tanto extraño y que también está relacionado con la memoria, es el llamado Déjà Vu, aquella
sensación que todos hemos sufrido alguna vez cuando vivimos algo que nos es familiar y afirmamos: “esto lo he vivido
antes”. Pues bien, siempre hemos pensado que esto está
relacionado con los sueños o incluso con las imaginaciones,
por un motivo u otro la imagen que tenemos delante y que
nos es familiar la hemos tenido antes en nuestra cabeza y la
hemos archivado como recuerdo; en estos últimos años el
Déjà Vu ha sido estudiado seriamente por una investigación
psicológica y neurofisiológica y se ha llegado a la conclusión
31
de que es una anomalía o un error de nuestra memoria en
la cual nuestra mente consciente tiene un ligero retraso en
la recepción, y entonces la mente inconsciente percibe el
entorno antes que la mente consciente, archivándolo en la
memoria sin que nos demos cuenta de ello, por eso unos segundos después cuando nuestra mente consciente reacciona percibimos lo visto como algo ya vivido, pues en realidad
ya existe esta imagen en nuestra memoria.
A este tipo de objetos yo prefiero llamarlos “Objeto-recuerdo” y exactamente en esto consiste mi instalación. Cada uno
de los objetos seleccionados para la misma representa un
recuerdo o una metáfora a ese recuerdo evocado.
Constantemente guardamos objetos, materiales, documentos y archivos que conservan la memoria de aquellos que
ya no están con nosotros, o bien fallecieron o están demasiado lejos y los añoramos. Son objetos que nos hablan de
la vida pasada. Exáctamente como mi instalación, llena de
objetos-recuerdo. Como dice José Miguel G. Cortés en Lugares de la memoria: “Interrogamos a la muerte a través de
las huellas que guardan alguna cosa del sujeto. Tal vez, esa
constante necesidad de recuperar la memoria no sea más
que un oculto deseo de resistencia a la muerte, de miedo
a la pérdida de la identidad, un ejercicio tenso que va de
la memoria al olvido. Nos encontramos en ese espacio intermedio, en esa vigilia, que se sitúa entre el recuerdo y el
olvido” 8
8 Tzvetan Todorov. Los abusos de la memoria. Paidós. Barcelona. 2000.
Citado por: José Miguel G. Cortés en: Lugares de la memoria. Epíleg. Co-
32
munidad Valenciana. 2001. Pág. 41.
33
Referentes
“El grado de lentitud es directamente de proporcional a la intensidad de la memoria; el
grado de velocidad es directamente proporcional a la
intensidad del olvido”
Milán Kundera,
La lentitud.
Giordano Bruno
Christian Boltanski
Giordano Bruno en su libro Mundo, Magia, Memoria dice
que para él “la memoria es la construcción de una mente
artificial. La mente como gran lugar, dividido en otros, palacios que a su vez se desglosan en compartimentos. En esos
lugares se alojan las imágenes de las cosas, en su forma más
hiriente para que impresionen a los sentidos y se graben en
la imaginación”.1
Trabaja sobre todo con temas como la muerte, la vida y la
identidad, trabajando con elementos de archivo y de memoria.
He relacionado esta parte de la obra de Giordano por ese
espacio del que habla, en el que se guardan los recuerdos,
porque directamente en mi instalación construyo ese espacio, lleno de cajas y compartimentos.
1 Giordano Bruno. Mundo, Magia, Memoria. Taurus. Madrid,
1973. Pag:17
Usa materiales frágiles como fotografías antiguas, ropa usada, objetos personales y cotidianos, etc., exponiéndolos
como testimonios de la brevedad de la vida. Yo en este caso
los expongo como mis recuerdos .
Entre 1969 y 1971 comenzó a reconstruir su infancia a partir
de fotografías.
En Archivos del año 1987 del diario “El Caso”, Boltanski recoge imágenes de asesinos, desaparecidos o víctimas. Por un
lado, las imágenes se encuentran descontextualizadas, sin el
texto que las acompañaba; por otro, como son reproducciones de reproducciones ampliadas, a menudo son borrosas
35
y poco nítidas. Ambas circunstancias dificultan su reconocimiento y su correcta ubicación. Este trabajo constata la
pérdida de la memoria con el paso del tiempo, su fragilidad
extrema.
Claramente los temas con los cuales trabaja estan directmente relacionados con mi proyecto, sobre todo el tema de
la identidad y de la memoria. También formalmente por el
material utilizado como las fotografías antiguas, ropa usada,
objetos personales y cotidianos.
36
37
Louise Bourgeois
Un claro ejemplo de artista que trabaja con su memoria, con
el pasado y en especial con su infancia es Louise Bourgeois:
“Toda mi inspiración proviene de mi infancia, de mi educación en Francia, de un cierto momento de mi vida”. “Mis
obras son una reconstrucción de hechos pasados. En ellas
el pasado se ha vuelto tangible; pero al mismo tiempo están
creadas con el fin de olvidar el pasado, para derrotarlo, para
revivirlo en la memoria y posibilitar el olvido” 2
Tras una infancia traumática por la muerte de su madre, por
la relación de con su padre y la convivencia con Sadie, amante de su padre e institutriz de ella y sus hermanos, Bourgeois
se vio en la necesidad de reconstruir su pasado, de reconstruirlo materialmente, convertirlo en escultura para así “poder revivirlo en la memoria y posibilitar el olvido”.
Uno de sus símbolos más representativos en la construcción
de esta memoria es la creación de arquitecturas, con ellas
Bourgeois intenta alcanzar el conocimiento sobre ella misma al igual que busca la protección; como dijo Gastonw
2 Louise Bourgeois, apunte del diario, 1996. Archivo Louise Bourgeois,
Citado por: José Guirao Cabrera, en: VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y
arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Pág. 7.
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Bachelard “la casa cobija las ilusiones, la casa protege al soñador, la casa permite que sueñe en paz…” de modo que
“nuestros recuerdos de anteriores domicilios se actualizan
en la memoria como ilusiones… Estas moradas del pasado
permanecen en nosotros… Y si la casa es un poco elaborada, si tiene una bodega y una buhardilla, rincones y pasillos,
nuestros recuerdos tienen refugios que son más definidos”.
3
La mayoría de sus obras están enraizadas con la memoria
de los espacios que ella habitó una vez en su niñez. Estas
casas figuran como protagonistas en todas sus historias, en
sus entrevistas, en los diarios, en las fotos, en sus dibujos, en
sus esculturas y hasta en los títulos de sus obras. Se describe
así misma como una coleccionista de espacios y memorias.
Como apunta Beatriz Colomina en el capítulo Arquitectura del trauma, dentro del libro Memoria y arquitectura, la
arquitectura para Bourgeois empieza con la reconstrucción
de las escenas de melodramas domésticos que sufrió en su
pasado. Quiere que la obra de arte sea como una casa, un
entorno en el que el espectador pueda involucrarse completamente. Las casa que construye y en las que vive sontam3 Gaston Bachelard, The Poetics of Space, trad. María Jolas, Beacon Press,
Boston, 1994. Pág. 6-8, Citado por: Jerry Gorovoy y
Dnielle Tilkin, en VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Pag.17.
39
bién sus escondites y sus refugios.
Gran parte de la obra de Bourgeois surge de la ira provocada
por su convivencia con Sadie cuando era niña: “lo importante del tema de Sadie es que vivía en la casa. Y se quedó
diez años, los años de formación de mi hermana y míos…
La motivación de mi obra es una reacción negativa contra
ella. Muestra que es realmente la ira la que motiva la obra…
Sadie, si no le importa estaba contratada para enseñarme
inglés. Pensé que yo le gustaría. En vez de eso me traicionó.
Ahora se me preguntará ¿Cómo es que en una familia de
clase media esta amante era un mueble habitual? Bien, la
razón es que ¡mi madre la toleraba! ¡Y éste es el misterio!” 4
La ira hacia la amante de su padre no era lo único que movía
a Bourgeois a crear su arte, también el odio hacia su padre
y toda su infancia en general. Bourgeois nos cuenta en una
entrevista que su primera obra artística la creó a la edad de
ocho años en la mesa del comedor cuando escuchaba a su
padre fardar de lo maravilloso y bueno que era; cogió un
pedazo de pan blanco lo mezclo con saliva e hizo una figurita
de su padre, al poco de acabar la figurita comenzó a am4 VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999.
Pág. 31.
40
putarle partes del cuerpo. Las escenas del comedor ocupan
gran parte de la memoria de la infancia de Bourgeois, nos
habla de ellas en numerosas ocasiones, y de ahí es de donde
parte una de sus obras más conocidas La destrucción del padre, Bourgeois nos dice en una entrevista con Donal Kuspit:
“Cuando era pequeña, me daba miedo cuando estaba en la
mesa del comedor y mi padre no dejaba de alardear de su
persona, se jactaba una y otra vez de sus logros, y cuanto
más grande pretendía hacer su figura, más diminutos nos
hacía sentir al resto. De repente, se producía una tensión
máxima, terrible, y lo agarrábamos –mi hermano, mi hermana, mi madre y yo-, los cuatro lo agarrábamos y lo colocábamos encima de la mesa y le arrancábamos los brazos y
las piernas: lo desmembrábamos. Y éramos tan eficaces en
esta labor que lo acabábamos devorándolo”. 5
En 1974 Bourgeois recrea esta fantasía en su obra, fue al
mercado, compró piernas de cordero y otros trozos de animales, hizo replicas en látex y las colocó sobre una mesa
llena de bultos redondos y rosados.
No es tan extraña ésta ira que Bourgeois siente contra su
padre, un padre que engaña a la madre en su narices, que
5 Louise Bourgeois. Destrucción del padre/reconstrucción del padre.
Sintesis. Madrid.2002. Pag.84.
mete a la amate a vivir bajo el mismo techo que el resto de
su familia, un padre cínico que se preocupaba más por su
colección de mujeres que por dar amor a su familia.
Para una exposición en Nueva York, Louise Bourgeois realizó
su autorretrato filmado utilizando los álbumes de fotos de
su infancia en Francia.
“...está encerrada porque pertenece al pasado. Para erradicar el pasado, para realizar el exorcismo y liberarme del pasado, tengo que reconstruirlo, reflexionar sobre él hacerle
una estatua y deshacerme de ella a través de la escultura.
He saldado mi deuda con el pasado y ahora soy libre...He
sido una prisionera de mis recuerdos y mi objetivo es deshacerme de ellos.” 6
6 Documental: “Louise Bourgeois: No Trespassing”, Nigel Finch, 1994
(http://www.youtube.com/watch?v=107VHAIQFRQ)
41
Félix González-Torres
Doris Salcedo
Félix González-Torres, en su obra “Untitled” de 1991 amplia
la fotografía de una cama que acaba de ser abandonada (supuestamente esta obra la realizó después de la muerte de su
pareja). Con esta obra habla de la muerte, del pasado, de la
ausencia, del olvido y de la memoria y recuerdo, sobre todo
de los que ya no están.
Doris Salcedo es una artista política que trabaja los temas
de la memoria, el dolor, la ausencia, aunque de una manera diferente a la que yo planteo en mi trabajo creo que hay
algunos puntos de conexión.
Yo no hablo como Gonzales-Torres explícitamente de los
que ya no están, pero sí que hablo de algo que ya no está,
que pasó, el pasado, la memoria, de la huella que todos estos recorridos van dejando en objetos, en nuestros recuerdos, hablo de los débiles que son, de su borrosidad, de la
dificultad de llegar a ellos.
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Cuando recibió el premio Cervantes citó en su discurso a
Walter Benjamin y dijo: “Pensó que los vencidos podíamos
narrar nuestra historia… La memoria olvidada, la memoria
reprimida, surja como una imagen, otorgando así una oportunidad a todo lo que en el pasado fue aplastado, desdeñado o abandonado”.
Salcedo es una artista que tiene muy presente en su obras
la memoria, tanto la individual como la colectiva. Desde
1980 su trabajo se centra en la fragilidad del ser humano;
en sus obras refleja la memoria de los que ya no están, no
con el cuerpo presente o con imágenes del mismo sino con
la huella que éste dejó en objetos cotidianos (como muebles etcétera…), revive la memoria de los que ya no están
con la simple ausencia de éstos. Mezcla elementos de uso
cotidianos, como los muebles, con materiales de carácter
orgánico, como puede ser el pelo de un ser humano o la
piel de un animal. Es esencial en sus esculturas la fragilidad
del material, pues refleja lo frágiles que podemos llegar a
ser los seres humanos y como esa fragilidad modifica nuestra vida y nuestra percepción de la realidad.
Nos habla de la violencia en Colombia, desde la obligación
de ciertas personas a tener que abandonar sus casas, sus
hogares, su tierra, hasta las miles de muertes de inocentes,
porque cualquier excusa es válida para matar a alguien. La
sociedad colombiana vive con la presencia de la muerte
continuamente, la memoria de esas personas, el peso que
tienen que soportar por haber visto morir a los seres queridos. Sus esculturas e instalaciones representan el drama,
el dolor y el horror que allí se vive, el drama y el horror de
un país y de una época. La masiva violencia que sufren los
habitantes de Colombia, la gran cantidad de muertes hace
que las víctimas se vuelvan seres anónimos y Salcedo con
su obra recupera esos seres abandonados en el olvido.
No pretende hacer cementerios de víctimas ni monumentos funerarios, sino hacer ver que el arma más fuerte para
los que no tienen nada es la propia memoria.
“La vida se ve constantemente interrumpida por actos de
violencia. Hay una realidad que molesta […] La violencia, el
horror, te fuerzan a percibir al Otro, a ver el sufrimiento de
los demás. Cuando el dolor es extremo, no hay forma de
evitarlo […] Esta presencia se convierte en parte del medio,
del aire que respiramos. Va siempre contigo […] Todas las
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obras que he hecho hasta ahora contienen testimonio de
primera mano de víctimas reales de la guerra en Colombia.
He buscado a esas víctimas, las he entrevistado y he intentado acércame todo lo posible a ellas”. 1
Con la obra La casa viuda, realizada entre el 1992-1995,
Salcedo hace referencia a una frase mítica colombiana en
la cual se denomina así a las casas de las personas que un
buen día, o mejor dicho un mal día, desaparecen o son asesinadas, dejando atrás la huella en los muebles y objetos
de uso cotidiano, que mezcla muy cuidadosamente con
objetos personales como broches, ropa, botones etcétera.
En estas casas no hay muros, pero se puede sentir una
estructura fuerte y sólida que tiene la función de sostener
la memoria de los que por allí pasaron. Son lugares de la
memoria que permanecen para los supervivientes como
recuerdos de la opresión y el terror.
1 VV.AA. Doris Salcedo. Phaidon. Londres. 2000. Pag: 13-14.
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Eugenio Dittborn
Otro de los artistas que trabajan con el tema de recuperar
la memoria de los olvidados es Eugenio Dittborn, con sus
Pinturas Aeropostales, creadas en uno de los momentos
de auge de una de las más brutales dictaduras de toda
Latinoamérica, realizadas entre 1989 y 2011. Estas Pinturas Aeropostales son imágenes de la memoria y registros
de la ausencia, en ellas se mezclan artículos de periódico,
elementos impresos, dibujos, pinturas, escritos etcétera.
Como escribe el propio Dittborn, sus cuadros podrían,
“recordar la amnesia –oficial y generalizada- en que cayó
el pasado reciente de Chile: insepultos y fondeados hace
dos décadas los cuerpos de entonces brillan otra vez, en
ese pedazo de Cordillera, por su ausencia”. Estas pinturas
son enviadas por correo, en sobres especiales a los lugares
donde deben de exponerse. Los sobres, con la ruta escrita
del viaje, una descripción de la aeropostal que contiene,
con sus sellos y certificaciones, también son parte de la
obra y se exponen junto a ella. Al mismo tiempo van generando dibujos sobre el mapa, rutas de viaje a donde van
a parar, se mueven de un sitio a otro relacionando puntos
dispares de toda una geografía internacional. Traen consigo
los trazos de un largo camino recorrido de una parte del
mundo a otra.
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En ellas hay una mezcla de diferentes estratos de memoria:
huellas familiares, antropológicas, históricas o políticas. Es
el ejemplo de la aeropostal número 90, El cadáver, el tesoro, la numero 103 Retornar o La XVII Historia del Rostro,
la cual está compuesta por dibujos de su hija Margarita,
fichas policiales de ladronas y dibujos realizados por esquizofrénicos, con los cuales Dittborn quiere conectar dos hechos históricos: un terremoto ocurrido en Santiago de Chile
a mediados del siglo XVII, narrado por un cronista español
y un huracán sucedido en Miami en 1993, explicado por un
periódico de esa ciudad. Estas pinturas se nutren de fotos
que el artista encuentra en libros olvidados, revistas de
deportes o de criminología de los años 50 y de dibujos hechos por manos infantiles, enfermos mentales o personas
inexpertas. Es decir, imágenes al azar, realizadas por la ley,
la locura o el colonialismo. Los rostros pertenecen a personas indefensas, abandonadas, son seres que no son nadie,
así Dittborn pretende reconstruir la historia, contarla desde
lo más bajo, desde la cotidianidad social, no le interesan
las personas ilustres, sino aquellos que son olvidados y
desterrados por la sociedad. Se representa la fragilidad y la
vulnerabilidad del ser humano, se crean espacios de dolor,
del dolor del otro por la catástrofe, recupera el recuerdo de
algo extinguido y le da su lugar en la historia.
Yo no hablo de la memoria de los olvidados, pero sí de la
memoria que se olvida, que se emborrona y desaparece.
Hablo de la memoria más cercana, la nuestra propia.
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Zigor Urrutia
Urrutia es un artista que trabaja directamente el tema de la
memoria. Es sus obras presente, pasado y futuro se mueven por la sala de exposición recorriendo acontecimientos
biográficos.
En su instalación “espacios para herrar, sin tiempo y sin medida” la memoria, el tiempo y el espacio son los ejes centrales. Consiste en tres salas consecutivas que crean un recorrido autobiográfico desde el presente hacia el pasado.
los errores de mi memoria.
Quizá por eso la bellaza sea imperfecta. Porque olvidamos
recuerdos y recordamos olvidos. A veces siento la imposibilidad de cruzar una pared tan frágil como el cristal. Tan traslúcida, que ni siquiera la suciedad la hace opaca. La imposobiblidad de cruzar una puerta, de cruzar a un nuevo espacio
donde el agua distorsione tu luz en mí sentido. En ti. Por
eso, quizás, simplemente todo eso sea tu recuerdo. Para ti.”1
“A veces, la pared que nos rodea se hace tan fina que puedes imaginar, sentir la luz a través de ella. Las pequeñas
imperfecciones son las que crean su sentido. Recordamos
olvidos y olvidamos recuerdos. Como sueños de hechizos de
una dama de otro tiempo rotos por el despertar que, inesperadamente, deforma las imágenes.
Imágenes que se desforman en mí sentido para rebotarse
en ti, en el espacion en el que nunca podré entrar. En esos
espacios para errar. Sin tiempo y sin medida.
Errar en las imperfecciones que te hacen única. A ti. A tu
recuerdo, que nunca podrá verse en mí sin la distorsión de
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1 Urrutia Zigor. Amárica. Diputación foral de Álava, Álava. 1997
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Carmen Calvo
Como bien explica Barbara Rose, la artista documenta su
vida diaria, sus pensamientos, recuerdos, sueños y deseos.
El tema del almacenamiento, al igual que la memoria, forman parte central de sus obras. Muchos de sus trabajos depende de recuerdos personales -de épocas, lugares, personas, relaciones y sentimientos específicos-.
El objeto para Carmen es, como para mí, “contenedor de
múltiples lecturas y capas de conocimiento que van ligadas
sin duda a lo que hemos sido y a lo que somos.”1
1 VV.AA. Carmen Calvo. SEACEX. Madrd. 2004. Pag: 47
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Remedios Varo
En casi toda la obra de Remedios la simbología de
la casa y la de los objetos cotidianos está presente.
La artista, al igual que yo en mi obra De camino A
hace una introspección sobre su memoria, su sensibilidad personal y su imaginación; claro que en
vez de hacerlo en forma de instalación ella lo plasma sobre lienzos creando en sus pinturas mundos
fantásticos con una gran influencia subrrealista.
En sus pinturas aparecen constantemente torres
almenadas, fuertes muros, construcciones medievales, templos, castillos, objetos domésticos
y cotidianos que adquieren una nueva cualidad y
simbología llevandolos a un mundo mucho más
personal.
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Bibliografía
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Madrid. 2011.
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Marcel Proust. En busca del tiempo perdido. Lumen. Madrid. 2000.
Zigor Urrutia. Amárica. Diputación foral de Álava. Álava.
1997.
VV.AA. Carmen Calvo. SEACEX. Madrd. 2004.
VV.AA. Señales de video. Aspectos de la videoinstalación
española en los últimos años. Reina Sofía. Madrid. 1995.
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Galería de imágenes
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Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
“Cell”Louise
Bourgeois
“Estantería
005” Carmen
Calvo
Montaje
fotográfico
de la obra “Yo
fragmentos de
muchos” M.G
Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
“La Casa
Viuda”
Doris Salcedo
“La despedida”
Reemedios
Varo
“Retratos de
la memoria”
María García
Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
“La Casa
Viuda”
Doris Salcedo
Detalle de la
instalación
“De camino A”
“Memoria
borrosa”
María García
“No Man´s
Land” Christian
Boltanski
“Pinturas Aeropostales”
Eugenio
Dittborn
Detalle de la
instalación
“De camino A”
Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
Installation,
Leben, Tod,
Ausste. Christian Boltanski
“Espacios para
herrar, sin
tiempo y sin
medida” Zigor
Urrutia
Detalle de la
instalación
“De camino A”
Detalle de la
instalación
“De camino A”
María García
“Sin titulo”
Louise
Bourgeois
“Espacios para
herrar, sin
tiempo y sin
medida” Zigor
Urrutia
Fotografía
realizada para
el cartel.
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