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PORTADA 1 2 De camino A “…el retrato que presento es el mío, con mis convicciones, mis vacilaciones, mis reiteraciones y mis lagunas, con mis verdades y mis mentiras, en una palabra: mi memoria” Luis Buñuel, Mi último suspiro María García Carrillo De camino A “Baúl Azul” 4 09 Introducción 09Sobre el proyecto 09Desarrollo del proyecto 15“Baúl Azul” 23 Desarrollo de la investigación 35 Referentes 35 Giordano Bruno/Christian Boltanski 38 Louise Bourgeois 42 Félix González-Torres/Doris Salcedo 46 Eugenio Dittborn 48 Zigor Urrutia 51 Carmen Calvo 52 Remedios Varo 53 Bibliografía 60 Galería de imágenes 5 7 Introducción “Están presente y pasado presentes, tal vez en el futuro, y el futuro en el pasado contenido. Sí está eternamente presente el tiempo, todo, todo el tiempo es irremediable. Lo que pudo haber sido es abstracción, que existe, posibilidad perpetua, solo en un mundo en teoría. Lo que pudo haber sido y lo que ha sido miran a un solo fin, siempre presente. Resuenan pisadas en la memoria, por el pasillo que no recorrimos”. Cuatro Cuartetos, Eliot T.S. Sobre el proyecto El proyecto que presento parte de una introspección sobre la propia memoria, sobre la memoria personal, mi memoria y mi identidad. Sobre cómo estas dos últimas se van desarrollando según lo vivido, con nuestros recuerdos y nuestros olvidos. “De camino A” nace por una preocupación, por un olvido y como no por un por qué, o mejor dicho por unos cuantos: ¿por qué olvido?, ¿por qué recuerdo?, ¿por qué esta selección de recuerdos y no otra?, ¿por qué los modifico, por qué cambian o por qué no lo hacen….? Aquí nace la primera línea de investigación que me llevará a la necesidad de formalizar mis preocupaciones, convertir mis recuerdos en algo físico, reme- morarlos para ser consciente de que siguen ahí, e intentar ver que yo soy el conjunto de todos ellos. A raíz de esta necesidad comienzo un proyecto que se irá construyendo y modificando a lo largo del tiempo, al igual que la memoria. Finalmente, para esta exposición construyo mis recuerdos y el lugar donde éstos se ubican, mi memoria. Recuerdos, borrosidad, capas, olvido, espiral, tiempo, espacio, recursividad, distancia, sentidos, sentimientos, cosas que desaparecen, cosas que se quedan pero adoptan otras formas, estar o no estar… Comienza entonces el planteamiento, el desarrollo y la búsqueda de información. 9 Desarrollo del proyecto Como ya he dicho antes “De camino A” nace por una preocupación, por una necesidad de construir mi memoria e introducirme en ella. Se trata de un proyecto personal en continuo cambio y evolución. Comenzó un par de años atrás con la obra “Memoria borrosa”, en la que através de una instalación en la que tres barrigas de escayola servían como contenedor y nexo de unión, se representaban los recuerdos de mi hermana, mi madre y mios, su borrosidad, su manera de entremezclarse y de confundirse unos con otros, creando así mi identidad y la de ellas. Otra de las obras realizadas dentro de este gran proyecto es “Retratos de la memoria”, se trata de una obra fotográfica en la cúal me autorretrato con fotografías mias proyectadas sobre mí. En “Yo fragmento de muchos” vuelvo a reconstruir mi retrato a través de fragmentos del cuerpo de ciertas personas. 10 Y en el cortometrage “Yo conmigo” vuelvo a reflexionar sobre mi identidad, a formularme preguntas que una y otra vez me llevan a la misma historia, a mí. En este caso el proyecto desemboca, pero no termina, en una instalación. En ella llevo a cabo la representación de mi memoria. Al principio la idea era representar los recuerdos de una forma más abstracta en diferentes soportes, pero una vez más el proyecto fue modificándose: -videoinstalación: construida a partir de videos familiares. -instalación capas de la memoria: construida a partir de capas que a su vez se construyen por fragmentos más pequeños representando el conjunto la memoria en su totalidad. -postales de recuerdos de otros: postales ilustradas realizadas a partir de recuerdos con otras personas que ellos mismos me han escrito. Comprobando a la vez qué efecto tiene esto en mi memoria, si adopto la descripción de su recuerdo como mío, si los fusiono, o si directamente no lo retengo y sigo conservando la versión que yo ya tenía de ese recuerdo. Al llevarlo a cabo me doy cuenta de que necesito una formalización más real, y construyo “De camino A”. Una insta- lación, a modo de escenografía, que consiste en la representación física de mi memoria. En esta instalación reconstruyo mis recuerdos a través de “objetos-recuerdo”, objetos los cuales contienen, real o metafóricamente, mis recuerdos. El conjunto de todos estos es la habitación de mi memoria. Antes de la realización de la instalación escribo “Baúl Azul”. Un relato que sin duda acompaña la instalación, pues la instalación necesita de él y él de la instalación, juntos forman un todo. Una vez terminada la exposición la obra queda documentada en un video en el que yo misma paseo por el espacio mientras una voz en off narra el relato “Baúl Azul”.” 11 12 13 “Baúl Azul” De repente ahí estaba yo, frente a esa extraña habitación, temerosa por entrar, pero impaciente a la vez. Desde la entrada podía observar el tremendo caos de cosas amontonadas: cajas, cajones, libros, objetos, ropas, papeles…todo cada vez más difícil de identificar según se alejaba ante mi vista. Mientras comienzo a caminar intentando adentrarme en la habitación, observo cada cosa, cada detalle, y ahí están, estos últimos meses en forma de unos cuantos cuadernos, tres copas de vino y una postal. Cuantísima información pueden tener unos simples objetos. Continúa la expedición, me distrae el sonido del suelo al caminar, muchos paquetes de tabaco acabados, ¡ay esos cigarros!, cada uno de ellos con su historia, su conversación, su motivo de ser encendido; cajas y envases de pastillas vacíos, fue un invierno duro; al ver la ropa de abrigo sobresaliendo de una caja con mis botas al lado me doy cuenta de que ya pasó, y que por fin mis pies respiran un poco más libres en mis sandalias. Ahí también está la alfombra, esa alfombra, cómo me gustaba descalzarme sobre ella. Esa maravillosa alfombra, cuántos pies no habrá pisado, testigo de cada uno de los invitados. Durante años acompañándome de una casa a otra. Tropiezo con mi caja, la caja de mis materiales, más un año estorbando, incluso aquí me estorba. llevaré conmigo, te colgaré en ese perchero y dormirás ese extraño-maravilloso taller. Siguen Marta y Mada colgando de la pared, y ahí están las tardes de té con mi mamá a modo de cortina. Todos mis viajes en esa mochila, está a reventar pero sé que aún le caben muchas historias, los tiquets de cada uno de los lugares visitados sobresalen de sus bolsillos. Encima de una mesita está México, casi se desborda, tantas cosas no caben en una mesa; tiene una iluminación que cada vez se hace más tenue, pero que se ilumina si la vuelvo a mirar. La camisa, ésta, la que alguien dijo un día que ya no quería y que me sirvió de bata mientras duró el mejor trabajo que he tenido hasta ahora, con sus agujeros y sus manchas. Prometo que si vuelvo te Un mechón de pelo rubio me lleva hacia un marco, el cuál encierra un amor incondicional, vuelvo a leerlo. Rubia no tardes más en llamarme, parece que te fuiste muy lejos y tan solo estas a unos kilómetros. Una gran piedra en medio, rodeada por dos ríos, en la cual me siento durante cuatro años, sin duda para crecer. Me cuesta levantarme. Cada uno de los libros que me dijeron algo, en forma de frases escritas en pedazos de papel por esa antigua máquina de escribir ya sin tinta, y al otro lado ese otro montón de libros que no me quisieron decir nada, y que ahí siguen en sus estanterías, esperando a que les de otra oportunidad ahora que ya pasó el tiempo. Cuadernos, carpetas, apuntes y libros y una caja en la que está escrito: aún hay más papeles. Uniformes bien doblados sobre una estantería y unas cuantas amigas que rescate de ellos. Esa gran carpeta que guarda la ilusión de los primeros dibujos a gran formato, como me costaba llenar tanto espacio, y ahora aquí estoy en medio de esta habitación tan llena de todo. Mí guante de béisbol con el que me creía capaz de coger todo lo que me propusiera; ahí te quedaste, te tuve que cambiar por uno mucho más grande. El caballete y el maletín, el motivo por los que empecé esta etapa que ahora termino, no creáis que os odio, pronto volveré a tocaros. Mí collar, porque todos los demás son collares, pero éste es “mí collar”, aún no creo que me lo haya quitado para esta representación, ocho años colgando en mí cuello, ahora siento que pierdo el equi- librio. Todos los pasos que he dado hasta ahora guardados en cajas de zapatos, llenas de voces y silencios. Un camino de retales me lleva hasta un perchero donde encuentro varias prendas: la primera es esa bata de mi madre que sin duda sé que tiene más años que yo pero sigue siendo algo que me fascina; el vestido de mi hermana, con el cual me di cuenta que era la mujer más guapa que conocía y el sombrero de mi padre, ese sombrero que evita que cada verano se le queme la calva. Más montones de papeles, cartas y sobres, que manera de escribir tanto para no contarnos nada. Ese cajón flamenco, ¿aún sigues dentro Paquico?, cuando te fuiste me consolaba pensar que te escondías en su interior; pero nunca asomaste la cabeza, y ahora una vez al año te pongo flores a través de una gran pantalla de mármol. Avanzo, sigo encontrando cajas, montones de cosas. Está mí baúl azul, en él cabían infinidad de juguetes y ahora apenas me llega a la rodilla, sin embargo tengo la sensación de que ahora guarda más cosas dentro, prácticamente toda una infancia. Con cuidado esquivo una torre casi perfecta formada por los numerosos álbumes de fotografías que guarda mi madre, el último mi preferido, ese que guarda las fotografías ex- traviadas, las que aparecieron con el tiempo, las que se quitaron de los portarretratos, las que salieron mal, el mejor álbum, el de los desastres desastrosos, como a mí y a mí hermana nos gustaba llamarlo. Un antiguo televisor me muestra nuestros videos, esos que yo le pedía a mí madre que me pusiera una y otra vez. Como naranjas que se persiguen encuentro el recorrido que siempre hacíamos desde nuestra casa a la huerta de mi abuelo y al final ahí está, el ramo de margaritas que cogíamos por el camino; mi mamá siempre me decía lo mucho que a mi abuela le gustaban, ahora recuerdo que por eso me gustan a mí. Llego al fondo, aunque no veo el final y cada vez mi visión es más borrosa y confusa. Me pierdo. Cajas y más cajas, mi memoria al estilo en que mi madre guarda todo lo que ya no usamos en el garaje de mi casa, allí, recuerdos agrupados y clasificados junto con el coche. Desarrollo de la investigación “El menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico”. Jose Luis Borges, Funes el memorioso. Memoria: “se trata de un proceso psicológico que sirve para codificar información, almacenarla codificada en el cerebro y recuperarla cuando se necesite. Una retención en el tiempo de la información aprendida”1 . ¿Recuperarla cuando se necesite? Para mí resulta ser algo más misterioso, algo como un lugar extraño donde se guardan, se almacenan y se archivan los recuerdos, como un desván lleno de cajas y armarios, con olor a viejo y lleno de polvo. Algo tan importante imaginado como un lugar viejo y lleno de polvo, pasado y lejano; debemos encontrar ese desván; o reconstruirlo si fuera necesarío; entrar, rebuscar en las cajas para hacer presente la memoria y utilizarla como instrumento de conocimiento, que nos permita enfrentarnos al futuro teniendo bien claro quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Como escribe Roman Gubern en el capítulo Las desmemorias de 1 Soledad Ballesteros Jiménez. Psicología de la memoria. Estructuras, procesos y sistemas. Universitas. Madrid, 2012. Pag:32 la memoria, perteneciente al libro Lugares de la memoria: “en la memoria se basa, por otra parte, la conciencia de la identidad personal, pues yo sé que soy el mismo de ayer y de hace diez años, a pesar de los cambios que mi cuerpo o mi vida han sufrido, la memoria ata el pasado al presente y la conciencia es, ante todo conciencia de duración.” 2 El mundo se nos presenta en imágenes, imágenes aisladas en el tiempo, un tiempo que se rompe, ya no hay percepción de pasado, ni de la memoria, el tiempo humano desaparece convirtiéndose en un eterno presente. La memoria es una estructura de nuestras vivencias, sin memoria no hay experiencia, sin experiencia no hay pasado, sin pasado no hay presente, por lo cual ya no hay futuro y dejamos de ser. Hay que conservar la memoria, estamos hechos de tiempo, y el tiempo pasa, cambia, nuestra memoria es lo que per2 VV AA: Lugares de la memoria. Epíleg. Comunidad Valenciana. 2001. Pág. 209. 23 24 manece. La memoria se presenta en nuestro ser como una lluvia de imágenes las cuales no están cerradas a una única lectura lineal, sino que se entremezclan unas con otras, creando así nuevas imágenes e interpretaciones. Se crean vínculos que nos llevan de unas a otras, o mejor dicho de unos recuerdos a otros, de un pasado más lejano a un pasado más cercano. Estos recuerdos a lo largo del tiempo se modifican, se camuflan y algunos tienden a borrarse o son sustituidos por otros, además los estados anormales de conciencia, así como traumas, depresiones etcétera acentúan este cambio en la memoria, la maquillan. La memoria nos permite recuperar nuestro pasado y aprender de él, conservar el conocimiento desarrollado a lo largo de los años. Estamos compuestos por dos tipos de memoria: “la individual la cual nos permite conformar nuestro presente y esbozar quiénes somos y la colectiva la que nos hace representar el pasado y asumir responsabilidades”3. En este caso 3 VVAA: Identidades sociales y memoria colectiva en el arte contemporáneo andaluz”. Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces, 2010. Pag: 22 26 el proyecto se centra sobre todo en la memoria personal, la que se construye con retazos de nuestra experiencia, con la huella de lo vivido anteriormente. A veces esta memoria es traicionera, necesitamos de ella pero a la vez también necesitamos olvidar ciertas cosas, tanto las malas como las buenas. Las malas necesitamos olvidarlas para seguir adelante, para aceptar el cambio, al igual que las buenas; no podemos vivir siempre en la nostalgia de un tiempo pasado mejor que el actual, debemos también aceptar el cambio para poder avanzar. En nuestra cabeza, la mayoría de las veces, los recuerdos aparecen en imágenes. Imágenes que con el tiempo comienzan a borrarse y a modificarse. Olvido: “pérdida de la información contenida en la memoria. Puede deberse a tres causas principales: 1) la información se ha podido perder del lugar del cerebro donde estaba almacenada; 2) puede existir un fallo en la recuperación del material almacenado; o 3) puede deberse a una deficiencia en la codificación de la información.”4 Normalmente reconcemos el olvido como lo contrario del 4 Soledad Ballesteros Jiménez. Psicología de la memoria. Estructuras, procesos y sistemas. Universitas. Madrid, 2012. Pag:61 recuerdo o la memoria, pero si nos detenemos un segundo a reflexionar nos damos cuenta que sin ese olvido no existiría aquello a lo que llamamos memoria, debe de haber un equilibrio entre ambos, uno llega a ser condición de otro. Tanto igual nos horrorizaría el olvidarlo todo como el recordarlo todo. Un gran ejemplo de esto es lo que ocurre en uno de los capítulos de la serie Black Mirror, “The entire history of you”, lo que parece ser un estupendo invento que graba todo lo que la persona ve a lo largo de su vida, teniendo una inmensa memoria en formato video, se va convirtiendo en algo tremendamente horrible, pues éstas grabaciones de la vida de la persona se pueden reproducir en unas pantallas, haciéndose accesibles a otras personas, aboliendo así la intimidad de los personajes. A demás esta información-memoria es controlada por las instituciones sociales, por ejemplo para viajar en avión se revisa la memoria de la persona para controlar así los antecedentes y preservar la “seguridad de los pasajeros”. Al contrario que la memoria electrónica la memoria de los seres humanos no es como un disco duro que almacena todo, sino que va borrando datos para ir guardando nuevos. Así al pasear por mí instalación vamos encontrando recuerdos completos, trozos e indicios de otros. Olvidar es algo normal y a la vez muy necesario, nos hace evitar la acumulación de datos inútiles, recordamos lo que ha sido importan- te en nuestras vidas de una manera o de otra, aquello que nos ha servido como aprendizaje de lo vivido. Existen varias causas por las cuales olvidamos ciertos datos o situaciones, una es la caducidad, nuestros recuerdos van diluyéndose con el paso del tiempo, a veces no es que los olvidemos, sino que no encontramos la manera de llegar a ellos (un día porque sí podemos recordar algo que creíamos ya olvidado) esto sería un problema de acceso, normalmente el estrés hace que este acceso a los recuerdos sea aún más difícil, otra causa es la eliminación, normalmente es el caso de informaciones dolorosas, frustrantes y molestas en las cuales se han vivido situaciones extremas y traumáticas. También existe la interferencia, se da cuando una información se pospone a otra y la hay de dos tipos, la proactiva, cuando un recuerdo antiguo es ahogado por uno nuevo; y la retroactiva, cuando se olvida la nueva información porque ya hay una existente sobre lo mismo. Esto es exactamente lo que quería experiementar con postales, recuerdos de otros. Nuestra memoria nos es infiel, recordamos lo que nos conviene y rechazamos aquello que no, incluso modificamos los recuerdos según nuestra conveniencia. No recordamos un suceso sino una reconstrucción mental de aquello que pasó, con ciertos cambios y manipulaciones desinteresadas de las 27 28 29 cuáles no somos conscientes. Y cada vez que recordamos algo de nuevo, realmente recordamos la última modificación de ese recuerdo. Incluso produce recuerdos falsos, un fenómeno llamado paramnesia. También podemos recordar olores, sabores, sensaciones y sentimientos. Muchas veces un olor o un sabor nos pueden llevar a un recuerdo en concreto, a un momento de nuestro pasado: “Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba.”5 Así es como comienza la novela En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, recordando algo que se creía ya olvidado con el simple hecho de comer una magdalena, nuestra memoria es imprevisible, no imaginamos la capacidad de almacenamiento que tiene, pues es imposible ver todos los recuerdos en conjunto. 5 Marcel Proust. En busca del tiempo perdido. Lumen. Madrid. 2000. 30 Olvidar es tan normal como el hecho de recordar, todas las personas hemos sufrido alguna vez el no poder identificar a alguien cuando lo vemos fuera del contexto normal en el que estamos acostumbrados a ubicarlo, por ejemplo si nos cruzamos por la calle a la dependienta del supermercado que nos ha atendido alguna vez, fuera del contexto habitual la reconocemos como alguien a quien conocemos pero no sabemos de qué. Al contrario pasa cuando volvemos a lugares los cuáles nos llevan a recuerdos de nuestra infancia, por ejemplo la casa de los abuelos, de repente vienen a la cabeza imágenes, olores, sensaciones, como ocurre con la magdalena de Proust. Todo este conjunto de imágenes, recuerdos, sensaciones… etc., va formando lo que llamamos identidad y es que “la identidad tiene las fronteras porosas. Cuando pensamos en identidad, pensamos en algo que está continuamente transformándose.” 6 Como dice Eduardo Haro Tecglen en el capítulo El pasado no existe del libro Lugares de la memoria somos supervivientes de nuestro pasado, largo o corto; y nuestro pasado se 6 Marina Valencia. La ilusión de un destino en Imágenes de ausencia. Granda. Kadmos. 2016 va nutriendo, creciendo, abultando y complicando en cada nanosegundo. A veces tratamos de reconstruirlo, lo intentamos recordar todo, aunque esto es imposible, tratamos de rehacer a la persona de entonces, algo muy diferente de lo que somos ahora, todo se ve como en un sueño, envuelto en una cortina de humo denso. Otras veces sin embargo aparece solo, sin ser llamado, sin buscarlo. 7 Cuando recordamos, la memoria selectiva puede elegir recordar el dolor o por el contrario recordar la felicidad. A estos recuerdos que nos vienen a la cabeza sin ser requeridos se les llama Criptomnesia, memoria no requerida, no invocada. Como aquel personaje de Proust, que pone en funcionamiento sus recuerdos al comer una magdalena. Este pasado no es real, normalmente lo mezclamos con fantasías, imaginaciones, historias contadas por otras personas, sueños, libros o películas etcétera. Todos somos los escritores de nuestra vida, somos autores de ficción. Esto no quiere decir que nos inventemos nuestro pasado, en absoluto, simplemente hay variaciones, por ejemplo, dos personas que han presenciado el mismo acontecimiento jamás van a tener el mismo recuerdo. Como ocurre al leer los recuerdos que me han escrito para las postales ilustradas, yo también 7 VV AA: Lugares de la memoria. Epíleg. Comunidad Valenciana. 2001. Pág. 227. viví ese momento, pero mi versión no es exactamente igual. La percepción de las cosas cambia absolutamente según la persona. Por otro lado existe el “síndrome de falsa memoria”(un grupo de psicólogos de Ottawa trabaja sobre ello, pero no está oficialmente difundido) esto surge por ejemplo en casos en los cuales hay indicios de que a esta persona se le haya agredido sexualmente, entonces se le comienzan a hacer numerosas interrogaciones, por parte de jueces, psicólogos, familiares…hasta tal punto que la persona interrogada se cree los supuestos hechos y los recrea en su memoria creyendo que verdaderamente han pasado. Otro fenómeno un tanto extraño y que también está relacionado con la memoria, es el llamado Déjà Vu, aquella sensación que todos hemos sufrido alguna vez cuando vivimos algo que nos es familiar y afirmamos: “esto lo he vivido antes”. Pues bien, siempre hemos pensado que esto está relacionado con los sueños o incluso con las imaginaciones, por un motivo u otro la imagen que tenemos delante y que nos es familiar la hemos tenido antes en nuestra cabeza y la hemos archivado como recuerdo; en estos últimos años el Déjà Vu ha sido estudiado seriamente por una investigación psicológica y neurofisiológica y se ha llegado a la conclusión 31 de que es una anomalía o un error de nuestra memoria en la cual nuestra mente consciente tiene un ligero retraso en la recepción, y entonces la mente inconsciente percibe el entorno antes que la mente consciente, archivándolo en la memoria sin que nos demos cuenta de ello, por eso unos segundos después cuando nuestra mente consciente reacciona percibimos lo visto como algo ya vivido, pues en realidad ya existe esta imagen en nuestra memoria. A este tipo de objetos yo prefiero llamarlos “Objeto-recuerdo” y exactamente en esto consiste mi instalación. Cada uno de los objetos seleccionados para la misma representa un recuerdo o una metáfora a ese recuerdo evocado. Constantemente guardamos objetos, materiales, documentos y archivos que conservan la memoria de aquellos que ya no están con nosotros, o bien fallecieron o están demasiado lejos y los añoramos. Son objetos que nos hablan de la vida pasada. Exáctamente como mi instalación, llena de objetos-recuerdo. Como dice José Miguel G. Cortés en Lugares de la memoria: “Interrogamos a la muerte a través de las huellas que guardan alguna cosa del sujeto. Tal vez, esa constante necesidad de recuperar la memoria no sea más que un oculto deseo de resistencia a la muerte, de miedo a la pérdida de la identidad, un ejercicio tenso que va de la memoria al olvido. Nos encontramos en ese espacio intermedio, en esa vigilia, que se sitúa entre el recuerdo y el olvido” 8 8 Tzvetan Todorov. Los abusos de la memoria. Paidós. Barcelona. 2000. Citado por: José Miguel G. Cortés en: Lugares de la memoria. Epíleg. Co- 32 munidad Valenciana. 2001. Pág. 41. 33 Referentes “El grado de lentitud es directamente de proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido” Milán Kundera, La lentitud. Giordano Bruno Christian Boltanski Giordano Bruno en su libro Mundo, Magia, Memoria dice que para él “la memoria es la construcción de una mente artificial. La mente como gran lugar, dividido en otros, palacios que a su vez se desglosan en compartimentos. En esos lugares se alojan las imágenes de las cosas, en su forma más hiriente para que impresionen a los sentidos y se graben en la imaginación”.1 Trabaja sobre todo con temas como la muerte, la vida y la identidad, trabajando con elementos de archivo y de memoria. He relacionado esta parte de la obra de Giordano por ese espacio del que habla, en el que se guardan los recuerdos, porque directamente en mi instalación construyo ese espacio, lleno de cajas y compartimentos. 1 Giordano Bruno. Mundo, Magia, Memoria. Taurus. Madrid, 1973. Pag:17 Usa materiales frágiles como fotografías antiguas, ropa usada, objetos personales y cotidianos, etc., exponiéndolos como testimonios de la brevedad de la vida. Yo en este caso los expongo como mis recuerdos . Entre 1969 y 1971 comenzó a reconstruir su infancia a partir de fotografías. En Archivos del año 1987 del diario “El Caso”, Boltanski recoge imágenes de asesinos, desaparecidos o víctimas. Por un lado, las imágenes se encuentran descontextualizadas, sin el texto que las acompañaba; por otro, como son reproducciones de reproducciones ampliadas, a menudo son borrosas 35 y poco nítidas. Ambas circunstancias dificultan su reconocimiento y su correcta ubicación. Este trabajo constata la pérdida de la memoria con el paso del tiempo, su fragilidad extrema. Claramente los temas con los cuales trabaja estan directmente relacionados con mi proyecto, sobre todo el tema de la identidad y de la memoria. También formalmente por el material utilizado como las fotografías antiguas, ropa usada, objetos personales y cotidianos. 36 37 Louise Bourgeois Un claro ejemplo de artista que trabaja con su memoria, con el pasado y en especial con su infancia es Louise Bourgeois: “Toda mi inspiración proviene de mi infancia, de mi educación en Francia, de un cierto momento de mi vida”. “Mis obras son una reconstrucción de hechos pasados. En ellas el pasado se ha vuelto tangible; pero al mismo tiempo están creadas con el fin de olvidar el pasado, para derrotarlo, para revivirlo en la memoria y posibilitar el olvido” 2 Tras una infancia traumática por la muerte de su madre, por la relación de con su padre y la convivencia con Sadie, amante de su padre e institutriz de ella y sus hermanos, Bourgeois se vio en la necesidad de reconstruir su pasado, de reconstruirlo materialmente, convertirlo en escultura para así “poder revivirlo en la memoria y posibilitar el olvido”. Uno de sus símbolos más representativos en la construcción de esta memoria es la creación de arquitecturas, con ellas Bourgeois intenta alcanzar el conocimiento sobre ella misma al igual que busca la protección; como dijo Gastonw 2 Louise Bourgeois, apunte del diario, 1996. Archivo Louise Bourgeois, Citado por: José Guirao Cabrera, en: VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Pág. 7. 38 Bachelard “la casa cobija las ilusiones, la casa protege al soñador, la casa permite que sueñe en paz…” de modo que “nuestros recuerdos de anteriores domicilios se actualizan en la memoria como ilusiones… Estas moradas del pasado permanecen en nosotros… Y si la casa es un poco elaborada, si tiene una bodega y una buhardilla, rincones y pasillos, nuestros recuerdos tienen refugios que son más definidos”. 3 La mayoría de sus obras están enraizadas con la memoria de los espacios que ella habitó una vez en su niñez. Estas casas figuran como protagonistas en todas sus historias, en sus entrevistas, en los diarios, en las fotos, en sus dibujos, en sus esculturas y hasta en los títulos de sus obras. Se describe así misma como una coleccionista de espacios y memorias. Como apunta Beatriz Colomina en el capítulo Arquitectura del trauma, dentro del libro Memoria y arquitectura, la arquitectura para Bourgeois empieza con la reconstrucción de las escenas de melodramas domésticos que sufrió en su pasado. Quiere que la obra de arte sea como una casa, un entorno en el que el espectador pueda involucrarse completamente. Las casa que construye y en las que vive sontam3 Gaston Bachelard, The Poetics of Space, trad. María Jolas, Beacon Press, Boston, 1994. Pág. 6-8, Citado por: Jerry Gorovoy y Dnielle Tilkin, en VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Pag.17. 39 bién sus escondites y sus refugios. Gran parte de la obra de Bourgeois surge de la ira provocada por su convivencia con Sadie cuando era niña: “lo importante del tema de Sadie es que vivía en la casa. Y se quedó diez años, los años de formación de mi hermana y míos… La motivación de mi obra es una reacción negativa contra ella. Muestra que es realmente la ira la que motiva la obra… Sadie, si no le importa estaba contratada para enseñarme inglés. Pensé que yo le gustaría. En vez de eso me traicionó. Ahora se me preguntará ¿Cómo es que en una familia de clase media esta amante era un mueble habitual? Bien, la razón es que ¡mi madre la toleraba! ¡Y éste es el misterio!” 4 La ira hacia la amante de su padre no era lo único que movía a Bourgeois a crear su arte, también el odio hacia su padre y toda su infancia en general. Bourgeois nos cuenta en una entrevista que su primera obra artística la creó a la edad de ocho años en la mesa del comedor cuando escuchaba a su padre fardar de lo maravilloso y bueno que era; cogió un pedazo de pan blanco lo mezclo con saliva e hizo una figurita de su padre, al poco de acabar la figurita comenzó a am4 VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Pág. 31. 40 putarle partes del cuerpo. Las escenas del comedor ocupan gran parte de la memoria de la infancia de Bourgeois, nos habla de ellas en numerosas ocasiones, y de ahí es de donde parte una de sus obras más conocidas La destrucción del padre, Bourgeois nos dice en una entrevista con Donal Kuspit: “Cuando era pequeña, me daba miedo cuando estaba en la mesa del comedor y mi padre no dejaba de alardear de su persona, se jactaba una y otra vez de sus logros, y cuanto más grande pretendía hacer su figura, más diminutos nos hacía sentir al resto. De repente, se producía una tensión máxima, terrible, y lo agarrábamos –mi hermano, mi hermana, mi madre y yo-, los cuatro lo agarrábamos y lo colocábamos encima de la mesa y le arrancábamos los brazos y las piernas: lo desmembrábamos. Y éramos tan eficaces en esta labor que lo acabábamos devorándolo”. 5 En 1974 Bourgeois recrea esta fantasía en su obra, fue al mercado, compró piernas de cordero y otros trozos de animales, hizo replicas en látex y las colocó sobre una mesa llena de bultos redondos y rosados. No es tan extraña ésta ira que Bourgeois siente contra su padre, un padre que engaña a la madre en su narices, que 5 Louise Bourgeois. Destrucción del padre/reconstrucción del padre. Sintesis. Madrid.2002. Pag.84. mete a la amate a vivir bajo el mismo techo que el resto de su familia, un padre cínico que se preocupaba más por su colección de mujeres que por dar amor a su familia. Para una exposición en Nueva York, Louise Bourgeois realizó su autorretrato filmado utilizando los álbumes de fotos de su infancia en Francia. “...está encerrada porque pertenece al pasado. Para erradicar el pasado, para realizar el exorcismo y liberarme del pasado, tengo que reconstruirlo, reflexionar sobre él hacerle una estatua y deshacerme de ella a través de la escultura. He saldado mi deuda con el pasado y ahora soy libre...He sido una prisionera de mis recuerdos y mi objetivo es deshacerme de ellos.” 6 6 Documental: “Louise Bourgeois: No Trespassing”, Nigel Finch, 1994 (http://www.youtube.com/watch?v=107VHAIQFRQ) 41 Félix González-Torres Doris Salcedo Félix González-Torres, en su obra “Untitled” de 1991 amplia la fotografía de una cama que acaba de ser abandonada (supuestamente esta obra la realizó después de la muerte de su pareja). Con esta obra habla de la muerte, del pasado, de la ausencia, del olvido y de la memoria y recuerdo, sobre todo de los que ya no están. Doris Salcedo es una artista política que trabaja los temas de la memoria, el dolor, la ausencia, aunque de una manera diferente a la que yo planteo en mi trabajo creo que hay algunos puntos de conexión. Yo no hablo como Gonzales-Torres explícitamente de los que ya no están, pero sí que hablo de algo que ya no está, que pasó, el pasado, la memoria, de la huella que todos estos recorridos van dejando en objetos, en nuestros recuerdos, hablo de los débiles que son, de su borrosidad, de la dificultad de llegar a ellos. 42 Cuando recibió el premio Cervantes citó en su discurso a Walter Benjamin y dijo: “Pensó que los vencidos podíamos narrar nuestra historia… La memoria olvidada, la memoria reprimida, surja como una imagen, otorgando así una oportunidad a todo lo que en el pasado fue aplastado, desdeñado o abandonado”. Salcedo es una artista que tiene muy presente en su obras la memoria, tanto la individual como la colectiva. Desde 1980 su trabajo se centra en la fragilidad del ser humano; en sus obras refleja la memoria de los que ya no están, no con el cuerpo presente o con imágenes del mismo sino con la huella que éste dejó en objetos cotidianos (como muebles etcétera…), revive la memoria de los que ya no están con la simple ausencia de éstos. Mezcla elementos de uso cotidianos, como los muebles, con materiales de carácter orgánico, como puede ser el pelo de un ser humano o la piel de un animal. Es esencial en sus esculturas la fragilidad del material, pues refleja lo frágiles que podemos llegar a ser los seres humanos y como esa fragilidad modifica nuestra vida y nuestra percepción de la realidad. Nos habla de la violencia en Colombia, desde la obligación de ciertas personas a tener que abandonar sus casas, sus hogares, su tierra, hasta las miles de muertes de inocentes, porque cualquier excusa es válida para matar a alguien. La sociedad colombiana vive con la presencia de la muerte continuamente, la memoria de esas personas, el peso que tienen que soportar por haber visto morir a los seres queridos. Sus esculturas e instalaciones representan el drama, el dolor y el horror que allí se vive, el drama y el horror de un país y de una época. La masiva violencia que sufren los habitantes de Colombia, la gran cantidad de muertes hace que las víctimas se vuelvan seres anónimos y Salcedo con su obra recupera esos seres abandonados en el olvido. No pretende hacer cementerios de víctimas ni monumentos funerarios, sino hacer ver que el arma más fuerte para los que no tienen nada es la propia memoria. “La vida se ve constantemente interrumpida por actos de violencia. Hay una realidad que molesta […] La violencia, el horror, te fuerzan a percibir al Otro, a ver el sufrimiento de los demás. Cuando el dolor es extremo, no hay forma de evitarlo […] Esta presencia se convierte en parte del medio, del aire que respiramos. Va siempre contigo […] Todas las 44 obras que he hecho hasta ahora contienen testimonio de primera mano de víctimas reales de la guerra en Colombia. He buscado a esas víctimas, las he entrevistado y he intentado acércame todo lo posible a ellas”. 1 Con la obra La casa viuda, realizada entre el 1992-1995, Salcedo hace referencia a una frase mítica colombiana en la cual se denomina así a las casas de las personas que un buen día, o mejor dicho un mal día, desaparecen o son asesinadas, dejando atrás la huella en los muebles y objetos de uso cotidiano, que mezcla muy cuidadosamente con objetos personales como broches, ropa, botones etcétera. En estas casas no hay muros, pero se puede sentir una estructura fuerte y sólida que tiene la función de sostener la memoria de los que por allí pasaron. Son lugares de la memoria que permanecen para los supervivientes como recuerdos de la opresión y el terror. 1 VV.AA. Doris Salcedo. Phaidon. Londres. 2000. Pag: 13-14. 45 Eugenio Dittborn Otro de los artistas que trabajan con el tema de recuperar la memoria de los olvidados es Eugenio Dittborn, con sus Pinturas Aeropostales, creadas en uno de los momentos de auge de una de las más brutales dictaduras de toda Latinoamérica, realizadas entre 1989 y 2011. Estas Pinturas Aeropostales son imágenes de la memoria y registros de la ausencia, en ellas se mezclan artículos de periódico, elementos impresos, dibujos, pinturas, escritos etcétera. Como escribe el propio Dittborn, sus cuadros podrían, “recordar la amnesia –oficial y generalizada- en que cayó el pasado reciente de Chile: insepultos y fondeados hace dos décadas los cuerpos de entonces brillan otra vez, en ese pedazo de Cordillera, por su ausencia”. Estas pinturas son enviadas por correo, en sobres especiales a los lugares donde deben de exponerse. Los sobres, con la ruta escrita del viaje, una descripción de la aeropostal que contiene, con sus sellos y certificaciones, también son parte de la obra y se exponen junto a ella. Al mismo tiempo van generando dibujos sobre el mapa, rutas de viaje a donde van a parar, se mueven de un sitio a otro relacionando puntos dispares de toda una geografía internacional. Traen consigo los trazos de un largo camino recorrido de una parte del mundo a otra. 46 En ellas hay una mezcla de diferentes estratos de memoria: huellas familiares, antropológicas, históricas o políticas. Es el ejemplo de la aeropostal número 90, El cadáver, el tesoro, la numero 103 Retornar o La XVII Historia del Rostro, la cual está compuesta por dibujos de su hija Margarita, fichas policiales de ladronas y dibujos realizados por esquizofrénicos, con los cuales Dittborn quiere conectar dos hechos históricos: un terremoto ocurrido en Santiago de Chile a mediados del siglo XVII, narrado por un cronista español y un huracán sucedido en Miami en 1993, explicado por un periódico de esa ciudad. Estas pinturas se nutren de fotos que el artista encuentra en libros olvidados, revistas de deportes o de criminología de los años 50 y de dibujos hechos por manos infantiles, enfermos mentales o personas inexpertas. Es decir, imágenes al azar, realizadas por la ley, la locura o el colonialismo. Los rostros pertenecen a personas indefensas, abandonadas, son seres que no son nadie, así Dittborn pretende reconstruir la historia, contarla desde lo más bajo, desde la cotidianidad social, no le interesan las personas ilustres, sino aquellos que son olvidados y desterrados por la sociedad. Se representa la fragilidad y la vulnerabilidad del ser humano, se crean espacios de dolor, del dolor del otro por la catástrofe, recupera el recuerdo de algo extinguido y le da su lugar en la historia. Yo no hablo de la memoria de los olvidados, pero sí de la memoria que se olvida, que se emborrona y desaparece. Hablo de la memoria más cercana, la nuestra propia. 47 Zigor Urrutia Urrutia es un artista que trabaja directamente el tema de la memoria. Es sus obras presente, pasado y futuro se mueven por la sala de exposición recorriendo acontecimientos biográficos. En su instalación “espacios para herrar, sin tiempo y sin medida” la memoria, el tiempo y el espacio son los ejes centrales. Consiste en tres salas consecutivas que crean un recorrido autobiográfico desde el presente hacia el pasado. los errores de mi memoria. Quizá por eso la bellaza sea imperfecta. Porque olvidamos recuerdos y recordamos olvidos. A veces siento la imposibilidad de cruzar una pared tan frágil como el cristal. Tan traslúcida, que ni siquiera la suciedad la hace opaca. La imposobiblidad de cruzar una puerta, de cruzar a un nuevo espacio donde el agua distorsione tu luz en mí sentido. En ti. Por eso, quizás, simplemente todo eso sea tu recuerdo. Para ti.”1 “A veces, la pared que nos rodea se hace tan fina que puedes imaginar, sentir la luz a través de ella. Las pequeñas imperfecciones son las que crean su sentido. Recordamos olvidos y olvidamos recuerdos. Como sueños de hechizos de una dama de otro tiempo rotos por el despertar que, inesperadamente, deforma las imágenes. Imágenes que se desforman en mí sentido para rebotarse en ti, en el espacion en el que nunca podré entrar. En esos espacios para errar. Sin tiempo y sin medida. Errar en las imperfecciones que te hacen única. A ti. A tu recuerdo, que nunca podrá verse en mí sin la distorsión de 48 1 Urrutia Zigor. Amárica. Diputación foral de Álava, Álava. 1997 49 50 Carmen Calvo Como bien explica Barbara Rose, la artista documenta su vida diaria, sus pensamientos, recuerdos, sueños y deseos. El tema del almacenamiento, al igual que la memoria, forman parte central de sus obras. Muchos de sus trabajos depende de recuerdos personales -de épocas, lugares, personas, relaciones y sentimientos específicos-. El objeto para Carmen es, como para mí, “contenedor de múltiples lecturas y capas de conocimiento que van ligadas sin duda a lo que hemos sido y a lo que somos.”1 1 VV.AA. Carmen Calvo. SEACEX. Madrd. 2004. Pag: 47 51 Remedios Varo En casi toda la obra de Remedios la simbología de la casa y la de los objetos cotidianos está presente. La artista, al igual que yo en mi obra De camino A hace una introspección sobre su memoria, su sensibilidad personal y su imaginación; claro que en vez de hacerlo en forma de instalación ella lo plasma sobre lienzos creando en sus pinturas mundos fantásticos con una gran influencia subrrealista. En sus pinturas aparecen constantemente torres almenadas, fuertes muros, construcciones medievales, templos, castillos, objetos domésticos y cotidianos que adquieren una nueva cualidad y simbología llevandolos a un mundo mucho más personal. 52 Bibliografía A.Oliverio. La Memoria. El arte de recordar. Alianza. Madrid. 2000. Didi-Huberman. Ser Cráneo: lugar, contacto, pensamieto, escultura. Cuatro. Valladolid. 2009. Carmen Calvo. Lo que se ha sentido ha sido o que se ha vivido. Fundación Antorio Pérez. Cuenca. 2013. Donald A.Norman. La psicología de los objetos cotidianos. Nerea. Madrid. 1998. Frances Amelia Yates. El arte de la memoria. Siruela. Madrid. 2005. Gilles Deluze. La imágen tiempo. Paidós. Barcelona. 1987. Judit Uzcátegui Araújo. El imaginario de la casa en cinco artistas contemporáneas: Remedios Varo, Louis Borgeois, Marjetica Potrc, Doris Salcedo y Sydia Reyes. Eulequia. Madrid. 2011. 53 Hugo Mújica. Del crear y lo creado. Vaso Roto. Madrid. 2013. Jaume Plensa. Jaume Plensa. Sa Nostra. Barcelona. 1996. Isidro López-Aparicio Pérez. Imágenes de ausencia. Ayuntamiento de Granada, cultura y patrimonio. Granada. 2007. Jaime Botin Sanz de Santola. Apología de lo inútil. Avarigani. Madrid. 2009. Paul Valéry. La idea fija. Visor. Madrid. 1998. Jose Luis Borges. Funes el memorioso. Soledad Ballesteros Jiménez. Psicología de la memoria. Estructuras, procesos y sistemas. Universitas. Madrid. 2012. Paula Bonet. Qué hacer cuando en la pantalla aparece The end. Lunwerg. Barcelona. 2014. VV AA: Louise Bourgeois. Memoria y arquitectura. Aldeasa. Madrid. 1999. Louise Bourgeois. Destrucción del padre/reconstrucción del padre. Sintesis. Madrid. 2002. 54 VV AA: Lugares de la memoria. Epíleg. Comunidad Valenciana. 2001. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido. Lumen. Madrid. 2000. Zigor Urrutia. Amárica. Diputación foral de Álava. Álava. 1997. VV.AA. Carmen Calvo. SEACEX. Madrd. 2004. VV.AA. Señales de video. Aspectos de la videoinstalación española en los últimos años. Reina Sofía. Madrid. 1995. 55 56 58 59 Galería de imágenes 60 Detalle de la instalación “De camino A” María García Detalle de la instalación “De camino A” María García “Cell”Louise Bourgeois “Estantería 005” Carmen Calvo Montaje fotográfico de la obra “Yo fragmentos de muchos” M.G Detalle de la instalación “De camino A” María García “La Casa Viuda” Doris Salcedo “La despedida” Reemedios Varo “Retratos de la memoria” María García Detalle de la instalación “De camino A” María García “La Casa Viuda” Doris Salcedo Detalle de la instalación “De camino A” “Memoria borrosa” María García “No Man´s Land” Christian Boltanski “Pinturas Aeropostales” Eugenio Dittborn Detalle de la instalación “De camino A” Detalle de la instalación “De camino A” María García Installation, Leben, Tod, Ausste. Christian Boltanski “Espacios para herrar, sin tiempo y sin medida” Zigor Urrutia Detalle de la instalación “De camino A” Detalle de la instalación “De camino A” María García “Sin titulo” Louise Bourgeois “Espacios para herrar, sin tiempo y sin medida” Zigor Urrutia Fotografía realizada para el cartel. 62