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La Voz de la Justicia Humana Una reseña de la obra de George Jordac (*) Por Lic. ‘Abdul ‘Alí Bize Después del Profeta (BP) y particularmente en esos difíciles años de la primera expansión del Islam y de complejas disensiones internas, ninguna figura descolló más que la del Imam ‘Alí Ibn Abi Talib (P). Su trascendencia empero no quedó reducida al ámbito histórico que le tocó vivir: se proyectó mucho más allá en el tiempo y en el espacio, pues su modelo de vida, verdadero paradigma de la nueva religión, se asentaba en una sabiduría infusa que se inmortalizó en numerosos escritos y enseñanzas. Aparte de los hadices del Profeta (BP), recopilados como es sabido en voluminosas colecciones, no poseemos escritos de los protagonistas de los primeros años del Islam salvo de ‘Alí (P). Sus cartas, dictámenes legales y dichos sabios fueron conservados por numerosas fuentes (historiadores, juristas, literatos) y, como es sabido, recopilados por el Sharif Al-Radi en esa obra excepcional —tanto de la literatura árabe como religiosa— que es el Nahyul Balagha [1]. De esta forma el ejemplo de ‘Alí (P), evaluado en perspectiva, excede el ámbito de la escuela islámica que reconoce en él al legítimo sucesor del Profeta (BP), y se proyecta más allá, como ejemplo inigualable de la espiritualidad islámica en otras escuelas islámicas [2] y como modelo universal para todas las religiones y culturas. No resulta pues extraño que un árabe cristiano, un libanés para el caso, resulte inspirado por la portentosa personalidad del Imam ‘Alí (P) y dedique una voluminosa obra a su figura; y no es por cierto un caso único [3]. El autor, investigador en temas históricos, escribió este libro en la primera parte del siglo que termina, apareciendo la primera edición en 1956. Luego de dedicar los primeros tres capítulos a situarse históricamente en la Península Arabe y en la aparición del Profeta del Islam (PB), se ocupa en seguida de tratar la íntima relación de éste con el Imam ‘Alí (P). En el capítulo titulado “Alí es mi hermano” pasa revista a las numerosas y conocidas tradiciones (incluida la que da título al capítulo) que ponen de manifiesto el profundo vínculo que existía entre el Profeta y el Imam, y que arrancan desde antes de la misión profética cuando el futuro Mensajero de Allah (BP) se hace cargo de su cuidado y educación desde la más tierna infancia. Se suceden así referencias y episodios históricos: el remplazo del Profeta en su cama para engañar a los quraishitas durante la hégira a Medina, los hechos en torno a la toma de Jaibar, el episodio de Gadir Jum... Inmediatamente, en uno de los más extensos capítulos de la obra, el autor pasa revista a las cualidades éticas del Imam (P), tanto a partir de referencias como de su conducta en episodios históricos por todos aceptados. Se destacan particularmente algunos episodios de ‘Alí (P) en el poder, como califa y máxima autoridad de un estado ya por entonces enorme, que muestran una ecuanimidad y espíritu de justicia inigualables. Por ejemplo solía decir: “¿He de contentarme con que la gente me llame ‘Emir de los Creyentes’ sin que yo comparta con ellos las vicisitudes de la vida?”. Y alguien relata que lo vio en invierno tiritando de frío sólo abrigado por un viejo manto, único abrigo que poseía y que había traído de Medina, ¡el califa del Islam! Se destaca también su leal y justa actitud en la guerra y las batallas, siempre dispuesto hacia la paz y el perdón y a evitar el enfrentamiento. Esto se ilustra con breves referencias a episodios de Siffin, la Batalla del Camello y la lucha contra los jariyitas. A partir de aquí, y luego de trazar un breve pero elogioso catálogo de las enseñanzas revolucionarias del Profeta del Islam (BP), el autor entra a considerar los hechos históricos que fueron jalonando la vida del Emir de los Creyentes. Su colaboración y consejo hacia los califas que le precedieron, buscando siempre el bien de la comunidad. Su reticencia a hacerse cargo del gobierno luego del asesinato de ‘Uzmân, visto la maldad reinante y la división entre los musulmanes. El setenta por ciento de la obra está dedicada, mayormente, a tratar el paso del Imam ‘Alí (P) por el califato y las consecuencias posteriores, o sea escasamente a poco más de cuatro años de su noble vida, quizás por considerar que en ellos pudo el Emir de los Creyentes cristalizar y coronar con el ejemplo el modelo de su existencia. El autor desarrolla la tesis de que el gobierno de ‘Alí (P) tenía por piedra fundamental difundir y afianzar la libertad. Pero se trata de un concepto de libertad moderno —para la época— y profundo: la verdadera libertad, la libertad interior, y no meramente la libertad externa que pueden dar los recursos económicos o las posibilidades materiales. En torno del dicho de ‘Alí “No seáis esclavos de nadie pues Dios os ha creado libres”, contrastándolo con un concepto de libertad limitado encarnado en otro dicho del califa ‘Umar, se va pergeñando el concepto de “revolución de la libertad” que caracterizaría la enseñanza y el mensaje del Imam (P). En el otro extremo se ubica su enemigo irreconciliable: la opresión. En varios capítulos e ilustrando sus aseveraciones con hechos históricos, el autor apoya su tesis: la libertad humana, la solidaridad, la equidad en el manejo de la cosa pública, la sobriedad, el rechazo del fanatismo, el combate de la opresión, el valor de la vida humana, etc. La memorable misiva a Malik Al-Ashtar, designado por el Imam (P) como gobernador en Egipto, aconsejándole el buen gobierno, le permite ilustrar acabadamente los principios rectores de la administración pública según el Emir de los Creyentes (P), comparándolo incluso exitosamente con la mentada “Declaración de los Derechos Humanos” de las Naciones Unidas, que goza hoy de tanta fama como acumula violaciones en todos los rincones de la tierra. En suma: el ejemplo de ‘Alí (P) como gobernante no fue una mera declamación grandilocuente de principios éticos: fue una realidad de vida, una verdadera isla de justicia entre lo que le precedió y le siguió en el mundo islámico. En los capítulos siguientes nuestro autor pasa revista a los problemas presentes por entonces en la comunidad islámica y su raíces y evolución: el enfrentamiento entre clanes quraishitas, el asesinato de ‘Uzmân, el papel de Mu‘awiîah (a quien el autor considera un verdadero Maquiavelo), la rebelión de los dos “impostores” (Talha y Zubair), Siffin y la lucha con los jariyitas, la génesis de la dinastía omeya, el drama del Imam Husain (P) en Karbala, etc. Sin duda ésta es la parte más valiosa de la obra para el interesado en los hechos históricos, reconstruidos a través de numerosas referencias extraídas con erudición de las fuentes más antiguas. Su lectura permite hacerse una idea fiel de las condiciones reinantes en esos años y que desembocaron en un período de gran opresión para la Ummah del Profeta, algo que el Imam ‘Alí (P) y sus hijos trataron de evitar ofrendando incluso sus vidas. En suma, “La Voz de la Justicia Humana” es una obra a todas luces recomendable para entender al Imam ‘Alí (P) y su momento histórico, y doblemente valiosa por provenir de alguien que, aunque militando en otra religión, supo sentir e interpretar en su corazón el llamado original de la Verdad por encima de fanatismos y sectarismos. * Original árabe Sautul ‘Adalatil Insaniiah, versión inglesa The Voice of Human Justice, Ansariyyan Publications, Irán, 1990. [1] El Sharif Al-Radi terminó la recopilación de su obra en el mes de Rayab del 400 H (1009/10 d.C.), hace casi mil años. En ella se reúnen 237 sermones del Imam, 79 cartas y 480 aforismos. De allí en más este maravilloso libro se ha convertido en una de las obras cumbres de la lengua árabe. [2] Recordemos que en el ámbito sunní recibe el Imam ‘Alí (P) análoga veneración como uno de los más grandes compañeros, y más aún, se lo distingue en los ámbitos más cultos con un tratamiento especial cuando se lo nombra (“Dios ennoblezca su rostro”, karramal·lahu uayhahu), distinguiéndolo con el título de “Imam”, y particularmente con la especial devoción de las cofradías místicas, que lo tienen como cabeza de su linaje espiritual casi sin excepción. [3] Sin ser un erudito en el tema, conozco al menos otra obra de similar origen, la del libanés Sulayman Kattani, Imam ‘Ali, Source of light, wisdom and might, Muhammadi Trust, Londres, 1983. Nuevamente un cristiano libanés, quizás por el íntimo intercambio que en esa región del mundo islámico tienen las cultas comunidades cristianas con un ámbito islámico shií, de por sí más documentado sobre la figura del Imam ‘Alí (P).