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ALBAHRI e n t r e o r i e n t e número revista independiente de estudios históricos y o c c i d e n t e 2 - 2016 ISSN: 2444-0515 2 Albahri, entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos ISSN 2444-0515 Url: http://revistaalbahri.com Fecha de la publicación: 31/01/2016 Edición: Instituto de Estudios de Ronda y la Serranía (IERS). C/ Virgen de la Paz, 15. CP: 29400. Ronda (Málaga). Portada: Plato con un barco del s. XVII producido en Nicea (Turquía) y conservado en el Museo Nacional de las Antigüedades y de Arte Islámico. Argel. Argelia. Queda prohibida la reproducción, copia, reutilización, explotación o modifi- cación total o parcial de los contenidos sin autorización expresa de Albahri, entre Oriente y Occidente: Revista independiente de estudios históricos. El incumplimiento conllevará sanciones establecidas en la Ley de Propiedad Intelectual vigente. En consecuencia, no está permitido suprimir, eludir o manipular los derechos de autor, propiedad intelectual (“copyright”) y cualquier dato de identificación de los derechos de Albahri, entre Oriente y Occidente: Revista independiente de estudios históricos o de sus autores incorporados en los contenidos. 40 D irector Virgilio M artínez Enamorado Subdirector J uan Antonio M artín Ruiz Secretarios Á ngel Ignacio Aguilar Cuesta E steban L ópez García C onsejo de R edacción Miguel Á ngel Borrego S oto - Encarnación Cano M ontoro C het van D uzer - Juan Ramón García Carretero L uis Iglesias García - M ilagros L eón V egas R ubén Lot García Lerga - A ntonio Ordoñez Frías J osé J ulio R eyes de la V ega - Francisco S iles Guerrero C onsejo C ientífico M assimo Botto (Istituto di S tudi sul M editerraneo Antico del Consiglio N azionale J uan Antonio Chavarría V argas (Universidad Complutense A nna Chiara Farisselli (Università R icerche) M adrid) Bologna) di M anuela C ortés García (Universidad de delle de Granada) A na D elgado H ervás (Universitat Pompeu Fabra) Jilalli El Adnani (U niversité M ohamed V) Eduardo García Alfonso (J unta de J osé M aría Gutiérrez L ópez (M useo Grigori L azarev (Funcionario R oberto M arín Guzmán (Universidad de Gholamhossein M emariyan (Iran University de V illamartín) de la FAO) S an J osé of de S cience José Ramos M uñoz (Universidad José Á ngel Zamora L ópez (C onsejo S uperior Andalucía ) de C osta R ica) and Technology) Cádiz) de I nvestigaciones Científicas) Url: http://revistaalbahri.com © Edición: Instituto de Estudios de Ronda y la Serranía (IERS) © Maquetación: Ángel Ignacio Aguilar Cuesta © Textos, dibujos y fotografías: Sus autores © Logotipo de la revista: María Cristina Aguilar Maraver 41 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES ROBERTO MARÍN GUZMÁN Universidad de Costa Rica [email protected] Fecha de recepción: 21/10/2015 Fecha de aceptación: 17/11/2015 RESUMEN La batalla de Hunayn fue sin duda una de las más importantes campañas militares del Profeta Muhammad. Sin embargo, es una de las que más interrogantes suscita, debido a la complejidad de las tradiciones que narran tanto los acontecimientos militares de la batalla, como el reparto del botín en Ji‘rana, después de la confrontación de Hunayn. Las tradiciones en las diferentes fuentes árabes contienen grandes contradicciones que hace imposible una reconstrucción fidedigna del enfrentamiento, del número de soldados en el ejército musulmán, del número de muertos, así como del botín capturado. Este último parece también exagerado. Este ensayo analiza estos distintos aspectos y profundiza en las contradicciones en la tradición musulmana y en las fuentes árabes, que suscitan tantas interrogantes en torno a esta batalla. Palabras clave: Batalla de Hunayn, Muhammad, Islam, Tribus árabes, Botín, Interrogantes, Fuentes Árabes. ABSTRACT Undoubtedly the battle of Hunayn was Prophet Muhammad’s one of the major military campaigns. However, it is one of the wars which raises more questions. This is due to the complexity of the various Muslim traditions that describe both, the military confrontation itself, and the distribution of the booty at Ji‘rana, after the battle of Hunayn. Muslim traditions contained in the different Arabic sources have serious contradictions, which make impossible an accurate reconstruction of the war, the number of soldiers in the Muslim army, the number of deaths among the Muslims, as well as the number of prisoners, and the animals captured to the enemy. The figures that Arabic sources contain seem to be exaggerated.This essay analyses these themes, and tries to shed some light on the contradictions in Muslim traditions and in Arabic sources, which raise so many questions around this battle. Key words: The Battle of Hunayn, Muhammad, Islam, Arab Tribes, Booty, Questions, Arabic Sources. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 4 ROBERTO MARÍN GUZMÁN 1. INTRODUCCIÓN El renombrado cronista Muhammad Ibn Jarir al-Tabari (m. 923) refiere en su monumental obra Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk las opiniones contradictorias en la tradición musulmana respecto del número de batallas en las que participó el Profeta. Según algunas fuentes árabes el Enviado de Allah comandó un total de veintiséis expediciones militares. Según otras obras fueron veintisiete. Al-Tabari asegura que los que sostienen que fueron veintiséis campañas es debido a que la expedición contra Khaybar, y luego hacia Wadi al-Qura, la cuentan como una sola contienda militar, dado que el Rasul Allah no regresó a Khaybar, sino que continuó su travesía hacia Wadi al-Qura. Los que contabilizan veintisiete expediciones militares cuentan como dos las actividades castrenses en Khaybar y en Wadi al-Qura.1 Una de las más relevantes y que más interrogantes suscita es la batalla de Hunayn que tuvo lugar en el año 9 de la Hijra (630 d.C.), poco después de que Muhammad conquistó pacíficamente la Meca. El propósito de este ensayo es reconstruir la batalla misma, tal como se preserva en la tradición musulmana, que contiene varias interpretaciones. También enfatizaremos en los datos contradictorios, dado que las tradiciones contienen informaciones diferentes. A lo largo de la exposición se irán analizando los problemas en las fuentes árabes (las obras de Ibn Ishaq, Ibn Hisham, al-Waqidi, Ibn Sa‘d, alBukhari, Muslim, al-Baladhuri, Ahmad Ibn Hanbal, Malik Ibn Anas, al-Tabari, entre otros) que generan tantas interrogantes sobre esta batalla. El botín de guerra capturado en Hunayn, cuyo enorme número de camellos y otros animales más pequeños, así como los prisioneros de los Hawazin, enemigos de Muhammad, nos parecen cifras exageradas. Tanto el botín capturado como el reparto mismo suscita interrogantes, como se explicarán oportunamente en este trabajp. Lo mismo se puede decir de las cifras exageradas del ejército musulmán y al mismo tiempo los pocos mártires – solo se mencionan cuatro – que murieron en este enfrentamiento. ¿Por qué no se contabilizaron los otros muertos como shuhada’ (mártires) si también cayeron por la senda de Dios (fi sabil Allah)? Para más información véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1756 (Edición de Leiden). Tabari enumera todas las campañas militares de Muhammad. Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1756-1757 (Edición de Leiden). 1 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 5 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Finalmente la difusión del Islam entre las distintas tribus árabes (al-qaba’il al‘arabiyya) significó un gran triunfo para Muhammad, tanto para la consolidación de la nueva religión en la península Arábiga, como por toda la diplomacia desarrollada que llevó a que las qaba’il musulmanas acosaran a las tribus árabes no musulmanas. Posteriormente éstas enviaron delegaciones al Profeta en Medina. La condición sine qua non para la paz era que se sometieran al Islam, como se explicará en este ensayo. 2. LA BATALLA DE HUNAYN Y LAS INTERROGANTES QUE SUSCITA EN RELACIÓN CON LOS SHUHADA’ Y LOS AL-ANFAL. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Uno de los asuntos que más nos inquieta en la historia del Islam es que una de las grandes batallas de Muhammad fue la de Hunayn, pero solo hubo cuatro mártires, sin contar los heridos, solo los que murieron fi sabil Allah. ¿Cómo fue posible que solo hubiera cuatro muertes entre los musulmanes, a diferencia de Khaybar, donde se contabilizan veinte? Ibn Hisham provee la lista, que referimos a continuación: De los Quraysh de los Banu Hashim alcanzó el martirio Ayman b. ‘Ubayd (al-Tabari agrega que era el hijo de Umm Ayman, la nodriza del Profeta).2 De los Banu Asad b. ‘Abd ‘Uzza se convirtió en mártir Yazid b. Zama‘a b. al-Aswad b. al-Muttalib b. Asad. Tanto Ibn Hisham como al-Tabari aseguran que este último murió cuando cayó violentamente de su caballo –llamado al-Janah –que lo tiró al suelo.3 Al-Waqidi en su Kitab al-Maghazi contiene otra tradición distinta como se explicará oportunamente.4 De los al-Ansar murió en la batalla por el Islam Suraqa b. al-Harith b. ‘Adi que pertenecía al clan de los Banu ‘Ajlan. De Para más información véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 3 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat 2 Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 4 Abu ‘Abd Allah Muhammad b. ‘Umar al-Waqidi, Kitab al-Maghazi, editado por Marsden Jones, Oxford University Press, Londres, 1966, Vol. III, p.938. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 6 ROBERTO MARÍN GUZMÁN los Ash‘ariyun alcanzó el martirio Abu ‘Amir al-Ash‘ari.5 Al-Tabari provee la misma lista, pues para ello cita a Ibn Hisham.6 En una gran medida lo que hicieron, dijeron, regularon o prohibieron los Ashab al-Rasul, en especial los cuatro califas Rashidun, se preservó y se considera asimismo Sunna. Con relación al martirio, ‘Umar Ibn al-Khattab, por ejemplo, solía pedirle a Allah morir como mártir y asimismo fallecer en Medina, la ciudad del Profeta. El Rasul Allah señalaba que el martirio era la muerte más excelsa porque se hace por Allah y Dios le retribuirá al shahid con una gran recompensa.7 En la Sunna se conservaron diversos ahadith en los que el Profeta Muhammad hablaba del justo reparto del botín, lo que incluía todos los objetos capturados, fueran armas, animales grandes como caballos o camellos, o animales más pequeños como cabras, ovejas, entre otros, así como ropas, sandalias, zapatos y todos los otros artículos capturados a los enemigos incluyendo las esposas e hijos de los vencidos, como ocurrió en Hunayn. 8 Es oportuno recordar que al respecto el Sahih al-Bukhari contiene numerosas referencias.9 La batalla de Hunayn significó un gran éxito militar para el Profeta y para la consolidación del Islam en la península de Arabia,10 junto a su otra victoria cuando los líderes Para mayores detalles véase: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35-36. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 6 Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). Para mayores detalles véanse: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, pp.149-157. (Edición de Beirut, 1957-1960). Ibn Kathir, Al-Sirat al-Nabawiyya, Vol. III, p.644. (Edición de El Cairo, 1964). 7 Para más detalles al respecto, véase: Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.257. 8 Sobre el منغلا ديلقتcontenido en el Sahib al-Bukhari, véase: Bukhari, Sahih al-Bukhari, Vol. III, p.179. (Edición de El Cairo, 1387 H.). Véase también: Jean-Louis Déclais, “La kunya du Prophète et le partage du butin. Un midrash sur Josué?”, en Arabica. Revue d’ études arabes et islamiques, Vol. XLVI, Fasc. 2, 1999, pp.176-192. 9 Para mayores detalles véase: Bukhari, Sahih al-Bukhari, Vol. III, pp.178-179. (Edición de El Cairo, 1387 H.). 10 Sobre la batalla de Hunayn, véanse: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, pp.149-157. 5 (Edición de Beirut, 1957-1960). Ibn Kathir, Al-Sirat al-Nabawiyya, Vol. III, pp.610-619 (Edición de El Cairo, 1964). Véanse también: Maurice Lombard, The Golden Age of Islam, North Holland Publishing Company, Amsterdam, Oxford, 1975, pp.70 ss. Muhammad Ahmad Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 7 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Hawazin de al-Ta’if pactaron con Muhammad y aceptaron el Islam. Para algunos de los tradicionalistas e inclusive historiadores y cronistas, los ángeles se aparecieron y lucharon al lado de los musulmanes en Hunayn. 11 Pero, ¿qué sabemos con certeza de esta batalla? ¿Son más las interrogantes que suscita que lo que conocemos de esta ghazwa? Debido a la importancia de la batalla de Hunayn es oportuno hacer varias reflexiones y proporcionar algunos comentarios sobre esta campaña militar. Debemos tener en consideración que la Meca recibía muchos de los productos agrícolas de las fértiles tierras de al-Ta’if, que la tribu de los Thaqif dominaba. Los Hawazin son una rama de los Thaqif y según algunas fuentes 12 se movilizaron hacia Hunayn para atacar sorpresivamente al Rasul Allah. Según otras tradiciones que asimismo cita al-Tabari, debido a que los Hawazin eran politeístas, el Profeta decidió atacarlos y en sus planes estaba que tras lograr someterlos dirigirse después a al-Ta’if todavía en manos infieles de los Thaqif. El Enviado de Allah inclusive resentía de los Thaqif que lo hubieran rechazado años antes, cuando fue a predicarles el Islam. Los Hawazin creían que Muhammad temería atacarlos si ellos contaban con un ejército fuerte y bien organizado. Por este motivo el líder Hawazin, Malik b. ‘Awf ,13 decidió armar sus tropas y salir al encuentro del Rasul Allah y atacarlo en alguno de los sitios apropiados para una emboscada. Es en estos asuntos donde las fuentes árabes difieren, lo que constituye una de las grandes problemáticas de esta batalla que suscita tantas interrogantes. Tanto Ibn Hisham como al-Tabari refieren que fueron los Thaqif y la rama Bashmil, Ghazwat Hunayn. Min Ma‘arik al-Islam al-Fasila, Dar al-Fikr li’l-Taba‘at wa alNashr wa al-Tawzi‘, El Cairo, Beirut, 1977, passim. Abu Khalil Shawqi, Hunayn wa al-Ta’if, Dar al-Fikr bi-Dimashq, Damasco, 1983, passim. Véanse también: Peters, Muhammad and the origins of Islam, pp.238-239. Inamdar, Muhammad and the Rise of Islam. The creation of group identity, pp.147-167. 11 Sobre esto último, véase por ejemplo: Ibn Kathir, Al-Sirat al-Nabawiyya, Vol. III, pp.633 ss. (Edición de El Cairo, 1964). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 13 Véase: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 12 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 8 ROBERTO MARÍN GUZMÁN de esta qabila, los Hawazin, los que al enterarse de que el Rasul Allah había salido de Medina para entrar en la Meca, 14 decidieron organizar sus ejércitos y dirigirse contra el Mensajero de Allah, antes de que éste los atacara después de conquistar la Meca. Al-Tabari asimismo cita otra tradición en la que se asegura que cuando los Thaqif se enteraron que Muhammad había capturado la Meca, decidieron atacarlo y por ello marcharon contra él con todas sus posesiones, sus esposas y sus hijos.15 Para algunos tradicionalistas fueron los Thaqif los que iniciaron las hostilidades, para otros fue el Profeta. Este asunto nunca lo sabremos con exactitud debido a las múltiples contradicciones. Tal vez fue el Rasul Allah quien decidió atacar primero a sus enemigos por los motivos mencionados más arriba, ya que resentía de ellos el mal trato que le habían dado años antes en al-Ta’if. También deseaba acabar con su politeísmo. La caída de esta ciudad y que sus habitantes tribales abrazaran el Islam eran fundamentales para la difusión de la nueva religión en toda esa zona y para extender el prestigio y la influencia del Profeta. Malik b. ‘Awf del clan de los Banu Nasr, perteneciente a la tribu de los Thaqif,16 fue el líder militar que organizó los ejércitos de los Thaqif y los Hawazin para atacar al Profeta en Hunayn. También contaba con la participación de todos los Nasr, de todos los Jusham y de todos los Sa‘d b. Bakr, según Ibn Hisham y también de acuerdo con al-Tabari.17 Estos dos autores agregan que Malik b. ‘Awf contaba asimismo con el apoyo militar de algunos de los Banu Hilal. 18 Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 37-38. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1654 (Edición de Leiden). 15 Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35-37 (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1654 (Edición de Leiden). 16 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 17 Para más información véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35 ss. (Edición 14 publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1655 (Edición de Leiden). 18 Es difícil poder determinar el número de voluntarios de los Banu Hilal que pudieron haber Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 9 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Todos los anteriores pertenecían al gran grupo o Confederación de tribus de los Qays ‘Aylan.19 Por otra parte, las tribus Ka‘b y Kilab, que formaban parte de los Hawazin, no participaron en la batalla. Al-Tabari nos informa con detalle que entre la gente de los Jusham estaba Durayd b. al-Simma b. Bakr b. ‘Alqama b. Juda‘a b. Ghaziyya b. Jusham b. Mu‘awiya b. Bakr b. Hawazin,20 que era un líder tribal experimentado, pero ya muy viejo para formar parte de las tropas. Su única participación era apoyar y bendecir a los guerreros.21 La tribu de los Thaqif contaba con dos experimentados líderes militares: Qarib b. al-Aswad b. Mas‘ud b. Mu‘attib, que comandaba a los confederados de los Ahlaf; y Dhu alKhimar Subay‘ b. al-Harith Ibn Malik, que comandaba sobre los Banu Malik.22 Malik b. ‘Awf dirigió sus ejércitos de los Hawazin que acamparon en el valle de Awtas, uno de los territorios que controlaban los Hawazin y en donde se dio la batalla de Hunayn. El viejo líder tribal Durayd b. al-Simma llegó ahí cargado en una litera (shijar). Tras preguntar dónde se encontraba, le indicaron participado en este enfrentamiento contra el Rasul Allah, al lado de los Hawazin, los Thaqif y los otros aliados, pues no quedaron registros al respecto. Tabari solo menciona que fueron algunos, lo que nos da a entender que solo participaron algunos voluntarios y no el clan completo, como era frecuente. Para mayores detalles, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1655 (Edición de Leiden). Véase también: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35-36. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 19 Para mayores detalles sobre la Confederación de tribus del Norte, o Qays, Qays ‘Aylan o Mudar, y las tribus del Sur o Qahtan, Kalb o Yemen, véanse: A. Fischer, “Kahtan”, en Encyclopaedia of Islam (1), E.J. Brill, Leyden, 1927, Vol. II, pp.628-630. A. Fischer, “Kays ‘Aylan”, en Encyclopaedia of Islam, (1), E.J. Brill, Leyden, 1927, Vol. II, pp.652-657. Véase también: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Véase también: Roberto Marín Guzmán, “Arab Tribes, the Umayyad Dynasty and the ‘Abbasid Revolution”, en American Journal of Islamic Social Sciences, Vol. XXI, Número 4, 2004, pp.57-96. 20 Para el linaje completo de Durayd b. al-Simma véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, pp.1657-1658 (Edición de Leiden). Véase también: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.36-37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 21 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1655 (Edición de Leiden). Para mayores detalles al respecto, véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37-38. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1655 (Edición de Leiden). 22 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 10 ROBERTO MARÍN GUZMÁN que en el valle de Awtas.23 Entonces señaló que era un sitio apropiado para el combate. Sin embargo, al oír tanto ruido de los camellos, las cabras, las ovejas y los niños, preguntó por todos esos ruidos y le informaron que Malik b. ‘Awf había dado orden de que los soldados fueran a la batalla con todas sus posesiones, sus esposas y sus hijos, con el propósito de que pelearan con mayor coraje, inclusive hasta la muerte, para defender a sus familias y sus posesiones. Ante esto Durayd b. al-Simma se reunió con Malik b. ‘Awf y le manifestó que esa actitud era muy peligrosa, pues si todo salía bien en la batalla no tendría ningún problema, pero si lo iban derrotando o si perdía la contienda, nada lograría detener a los soldados cuando huyen para salvar sus vidas. 24 Por lo anterior le aconsejó cambiar de tácticas y enfrentar con la caballería a las fuerzas de Muhammad. Los otros ejércitos de infantería podrían apoyarlo por la retaguardia para defender las familias y sus rebaños. Sin embargo, Malik no oyó sus consejos y más bien le indicó que ya estaba viejo y que la senilidad le había afectado el razonamiento. Por ello demandó a sus soldados la lealtad y la aceptación de su liderazgo, o dirigiría su espada contra ellos. Sus tropas le juraron lealtad y obediencia.25 Las diferentes tradiciones que recopilan los cronistas pueden tener información importante, pero también algunas contradicciones, como hemos venido refiriendo. Las tradiciones que compiló al-Tabari en su Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk indican que tanto Malik b. ‘Awf, como el Rasul Allah, enviaron sendos espías para obtener información del enemigo antes de la batalla. Así, Ibn Hisham y al-Tabari26 aseguran que Malik b. ‘Awf envió espías para obtener datos de la preparación de los ejércitos del Profeta.27 Cuando los espías regresaron Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1656-1657 (Edición de Leiden). 24 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.36-37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1656 (Edición de Leiden). 25 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1656-1657 (Edición de Leiden). 26 Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37 ss. (Edición 23 publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). 27 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 11 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. le informaron que habían visto una tropa enorme cabalgando sobre caballos blancos y negros y antes de que ellos pudieran hacer algo los musulmanes los atacaron, razón por la cual se vieron forzados a huir. Según esta tradición, Malik b. ‘Awf no desistió de su propósito, no obstante haber oído lo que sus espías le informaban. Los tradicionalistas y los cronistas asimismo relatan, siguiendo las tradiciones compiladas por Ibn Ishaq, que el Rasul Allah a su vez envió a ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami, para que actuara como espía de los ejércitos enemigos.28 Tenía la orden de quedarse entre los Hawazin, interactuar con ellos y finalmente, cuando obtuviera la información sobre los ejércitos, las tácticas militares y las intenciones de Malik b. ‘Awf, regresara para comunicarle todo ello a Muhammad.29 Tal como el Profeta se lo ordenó, ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami obtuvo los datos de primera mano al permanecer con los enemigos haciéndose pasar por uno más de ellos. Sin embargo, lo curioso de todo esto que nos relata esta tradición que compilaron primero Ibn Ishaq, posteriormente Ibn Hisham y luego al-Tabari,30 es que ‘Umar Ibn al-Khattab no le creyó y le dijo al Profeta que ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami mentía. Al-Tabari agrega que el aludido argumentó que era cierto todo lo que decía sobre los planes y las decisiones de Malik b. ‘Awf y los Hawazin y que ‘Umar Ibn al-Khattab lo acusaba injustamente de no decir la verdad. Al-Aslami inclusive señaló que ‘Umar había negado la predicación del Islam por muchos años, con lo que daba Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1658-1659 (Edición de Leiden). 28 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1658-1659 (Edición de Leiden). 29 Para mayores detalles véanse Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.37 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). 30 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 12 ROBERTO MARÍN GUZMÁN a entender que no había aceptado y había negado la verdad de la revelación por algún tiempo. Es conveniente recordar que ‘Umar se convirtió al Islam, según las fuentes, cuatro años antes de la Hijra; es decir, en el año 618 d.C., 31 cuando según algunas tradiciones había oído recitar la sura XVI, aya 17. 32 Si estas referencias están correctas, entonces había negado el Islam por espacio de cinco años, pues el Profeta hizo públicas las revelaciones a partir del año 613. Para mayores detalles véanse: Muhammad Ibn Jarir al-Tabari, Tafsir al-Qur’an. Jami‘ alBayan ‘an Ta’wil al-Qur’an, editado por Mahmud Muhammad Shakir y Ahmad Muhammad Shakir, Dar al-Ma‘arif bi-Misr, El Cairo, 1969. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, passim. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Sahih al-Tirmidhi, editado por ‘Abd al-Wahid Muhammad al-Tazi, al-Matba‘at al-Misriyya bi-al-Azhar, El Cairo, 1931. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Al-Mukhtasar fi al-Shama’il al-Muhammmadiyya wa Sharhuha li-Abi ‘Isa al-Tirmidhi, Matba‘at Misr, El Cairo, 1950. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Sunan al-Tirmidhi wa huwa al-Jami‘ al-Sahih, Al-Maktaba al-Salafiyya, Medina, 1965-1967. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Mukhtasar al-Shama’il al-Muhammadiyya, Maktabat alAdab, El Cairo, 1987. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Thalathat Musannafat li’l-Hakim al-Tirmidhi. Kitab Sirat al-Waliya’ Jawab al-Masa’il Allati Sa’ala, Yutlab min Dar al-Nashr Frants Shtaynar, Beirut, 1992. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Al-Ikhtiyarat al-Fiqhiyya, Al-Maktab al-Islami li’l-Ihya’ al-Turath, s.l.e., 2005. Muhammad Ibn ‘Isa al-Tirmidhi, Jami‘ al-Tirmidhi ma‘a Taqrir Shaykh al-Hind, Kutub Khana Rashidiyya, s.l.e., s.f.e. Abu Ishaq Ahmad Ibn Muhammad Ibn Ibrahim al-Tha‘labi, ‘Ara’is al-Majalis fi Qisas al-Anbiya’, Lives of the Prophets, traducción al inglés pr William Brinner, E.J. Brill, Leiden, 2002. Ahmad Ibn Hanbal, Musnad, El Cairo, 1313 H., passim. Véanse también las siguientes fuentes secundarias: A.J. Wensinck, “Ibn Mas‘ud”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. III, pp.403-404. A.J. Wensinck, “Ibn Mas‘ud”, en Shorter Encyclopaedia of Islam, Cornell University Press, Ithaca, New York, 1953, p.150. A.J. Wensinck, “Izra’il”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. IV, pp.570-571. A.J. Wensinck, “Izra’il”, en Shorter Encyclopaedia of Islam, Cornell University Press, Ithaca, New York, 1953, p.190. A.J. Wensinck, “Al-Nasa’i”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. VI, p.848. A.J. Wensinck, “Al-Nasa’i”, en Shorter Encyclopaedia of Islam, Cornell University Press, Ithaca, New York, 1953, pp.439-440. A.J. Wensinck, “Al-Tirmidhi”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. VIII, pp.796-797. A.J. Wensinck, “AlTirmidhi”, en Shorter Encyclopaedia of Islam, Cornell University Press, Ithaca, New York, 1953, p.595. John Alden Williams, Themes of Islamic Civilization, University of California Press, Berkeley, Los Angeles, Londres, 1971. 31 Para mayores detalles véanse: Caetani, Annali dell’Islam, Vol. I, p.285. Blachère, Le Coran, p.179. Thomas O’Shaughnessy, S.I., Muhammad’s Thoughts on Death, E.J. Brill, Leiden, 1969, p.10. 32 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 13 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. El Rasul Allah, ante los reclamos de ‘Umar Ibn al-Khattab con relación a lo que indicaba ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami, señaló que era cierto que ‘Umar había estado en el error al no aceptar por un tiempo el Islam, pero que Allah lo había guiado hacia la verdad.33 Esta tradición sobre los actos de espionaje que se dieron antes del enfrentamiento en Hunayn, suscita varias interrogantes. En primer lugar debemos señalar que ni Ibn Ishaq, ni posteriormente Ibn Hisham, quien completa la Sirat Rasul Allah34 del primero, ni Ibn Sa‘d,35 ni al-Waqidi,36 ni al-Tabari,37 ni otros compiladores y cronistas nos informan lo que ocurrió después de estas discusiones. Probablemente el Rasul Allah aceptó lo que ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami le comunicó, creyéndole a él, al emisario que había enviado a interactuar con los Hawazin. Aparentemente no puso atención a las dudas que manifestó ‘Umar Ibn al-Khattab. Por otro lado, tampoco nos quedan claras las razones por las que ‘Umar pudo haber cuestionado lo que aseguraba el emisario del Profeta. ¿Era solo una suposición de quien llegó a ser luego el segundo califa del Islam? ¿Era su deseo de negar, de no aceptar y quizá prepararse mentalmente para rechazar la idea y quizá el hecho de que el enemigo estuviera bien organizado y armado? ¿Manifestaba con estas dudas y con las acusaciones de que ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami mentía, sus temores a enfrentar al enemigo? Nunca sabremos las verdaderas respuestas a estos cuestionamientos, como tampoco lograremos conocer si ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami había mentido antes y de ahí la acusación de ‘Umar Ibn al-Khattab, o si no decía la verdad con Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). 34 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. III, p.204 (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 35 Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. I, Parte I, pp.108 ss. (Edición de E. Sachau, Leiden, 19051940). 33 Abu ‘Abd Allah Muhammad b. ‘Umar al-Waqidi, Kitab al-Maghazi, editado por Marsden Jones, Oxford University Press, Londres, 1966, Vol, III, pp.92 ss. 37 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1658 ss. (Edición de Leiden). 36 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 14 ROBERTO MARÍN GUZMÁN alguna frecuencia, lo que movió a ‘Umar a lanzar esas acusaciones. Tampoco las fuentes son explícitas respecto de si el Profeta aceptó toda la información que le proporcionó su emisario ‘Abd Allah b. Abi Hadrad al-Aslami. De las decisiones posteriores del Rasul Allah se puede inferir que pudo haber oído cuidadosamente y aceptado lo que su emisario le notificaba, pues en otras tradiciones, asimismo compiladas por al-Tabari, Ibn Hisham, al-Waqidi e Ibn Sa‘d, entre otros, se observa que el Profeta Muhammad decidió organizar bien su ejército y dotarlo de armamentos para defenderse y para poder atacar con éxito a los enemigos.38 Sus seguidores le indicaron que un hombre de la Meca, llamado Safwan b. Umayya disponía de cotas de malla y de algunas armas. Safwan b. Umayya para entonces todavía era politeísta e inclusive había sido uno de los que se enfrentó al Profeta cuando éste entró a la Meca.39 Al-Tabari afirma que entonces el Enviado de Allah fue donde Safwan Ibn Umayya y le pidió que le prestara los armamentos referidos, a lo que Safwan le preguntó si Muhammad los estaba demandando, o si solo los solicitaba como préstamo por un tiempo.40 El Rasul Allah le indicó entonces que era un préstamo y por un tiempo limitado, mientras sus soldados utilizaban esas armas en la batalla que estaban por llevar a cabo. Safwan entonces aceptó y le prestó, según las fuentes, tanto los tradicionalistas como los cronistas posteriores, cien cotas de malla y una cantidad adecuada de armas, que ni los historiadores ni los cronistas indican con precisión ni su número, ni los tipos de armamentos.41 Según se agrega a Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). 39 Véase: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, Parte I, pp. 25 ss. y Vol. II, Parte I, pp.100-110 (Edición de E. Sachau, E.J. Brill, Leiden, 1904-1908). 40 Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, p.37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1659 (Edición de Leiden). 38 Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, p.37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1659. (Edición de Leiden). 41 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 15 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. esta tradición, Muhammad le solicitó a Safwan que le proveyera asimismo las bestias para el transporte de las cotas de malla y los otros pertrechos, con lo que Safwan también estuvo de acuerdo.42 Según consta en la tradición que llega hasta ‘Abd Allah Ibn Abi Bakr b. Muhammad b. ‘Amr b. Hazm al-Ansari (muere hacia el 752-753), el Enviado de Allah incluyó en su ejército para el enfrentamiento en Hunayn los dos mil hombres que le habían acompañado de Medina a la Meca, más diez mil hombres de la ciudad natal de al-Nabi que se unieron a sus tropas. Esto sumaba un ejército de doce mil soldados.43 Al iniciar su salida de la Meca hacia Hunayn, donde le esperaban los enemigos, nombró a ‘Attab b. Asid b. Abi al-‘Is b. Umayya b. ‘Abd Shams, a cargo de la defensa de su ciudad natal.44 La cifra que proveen las principales fuentes árabes de doce mil combatientes parece exagerada, lo que constituye otro gran problema a la hora de analizar la batalla de Hunayn, que suscita tantas interrogantes. ¿Por qué aumentarían la cifra las tradiciones que compilaron los cronistas posteriores a estos acontecimientos históricos? ¿Deseaban mostrar el rápido proceso de conversión al Islam y por ello engrandecer los números de los soldados musulmanes en Hunayn? ¿Era de su interés mostrar la popularidad y el gran apoyo que tenía Muhammad a partir de la conquista de la Meca? ¿Les interesaba referir la gran aceptación del Profeta y del Islam entre los Quraysh desde el momento de la captura de la Meca, la ciudad natal del Rasul Allah? Son interrogantes, como muchas otras de naturaleza similar, a las cuales no podemos dar una respuesta. Sin embargo, lanzar los cuestionamientos y especular en sus posibles respuestas puede abrirnos otras perspectivas. Tampoco podemos precisar el número de soldados del Profeta, aunque las fuentes indican Es oportuno indicar que según Abu Ja‘far Ibn ‘Ali, esta práctica instituida por el Profeta de pedir algo prestado con la garantía de devolverlo, o pagar su valor, se convirtió en Sunna. Esto quiere decir una tradición válida a seguir. 43 Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al42 Muluk, Vol. I, p.1659 (Edición de Leiden). 44 Véanse: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, Parte I, p.105 (Edición de E. Sachau, Leiden, 1904-1908). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1659 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 16 ROBERTO MARÍN GUZMÁN que su ejército era muy numeroso. Dudamos, empero, de doce mil soldados en las filas musulmanas para la batalla de Hunayn. Malik b. ‘Awf, el líder de los Hawazin, ya preparado su ejército en Hunayn, dio la orden de atacar como un solo hombre y sorpresivamente a los musulmanes. Éstos, ante la fiereza del combate y la emboscada, retrocedieron por el desfiladero y pronto se dio el desorden que parecía una derrota como había acontecido en Uhud en el año 625 d.C. Al-Tabari describe vívidamente estos acontecimientos al citar a uno de los testigos, cuyo testimonio preservó la tradición musulmana. Así dice:45 Cuando nos aproximamos al valle de Hunayn, descendimos por el valle de Tihama46 que era ancho y cenagoso. Bajamos gradualmente en la penumbra del amanecer, después de que el enemigo nos había precedido… Ellos [los enemigos politeístas]se habían reunido en un solo grupo y estaban completamente preparados. ¡Por Dios que estábamos asustadísimos! Conforme estábamos descendiendo, los escuadrones [enemigos] nos atacaron como un solo hombre. A nuestros soldados los persiguieron y [se vieron forzados] a huir, sin que ninguno mirara alrededor para ver atrás al otro. El Mensajero de Allah se retiró hacia la derecha [del valle] y gritó: “¿Dónde estáis, oh hombres? ¡Venid hacia mí, yo soy el Mensajero de Allah! ¡Yo soy Muhammad, el hijo de ‘Abd Allah!” Pero fue inútil. Los camellos chocaban unos con otros y los hombres huyeron, excepto unos pocos de entre los Muhajirun, los Ansar y la propia familia [del Profeta] que permanecieron con el Mensajero de Allah. De entre los Muhajirun que se mantuvieron firmes en pie estuvieron Abu Bakr y ‘Umar y de los Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1660 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 46 Para mayores detalles sobre el valle de Tihama y en general de esta franja de tierra que va 45 a lo largo de la costa desde la península del Sinaí por el oeste y el sur de Arabia, véase: A. Grohmann, “Tihama”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. VIII, pp.763-765. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 17 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. miembros de su familia estuvieron ‘Ali Ibn Abi Talib,47 al-‘Abbas b. ‘Abd al-Muttalib48 y su hijo al-Fadl,49 Abu Sufyan b. al-Harith,50 Rabi‘a b. alHarith,51 Ayman b. ‘Ubayd 52(quien es Ayman b. Umm Ayman) y Usama b. Zayd b. Haritha.53 Del fragmento anterior se puede observar lo sorpresivo del ataque de los Hawazin contra los musulmanes en un desfiladero, en un sendero peligroso, lo que causó muchas muertes, numerosos heridos y la desbandada de las tropas del Profeta. Éste tuvo que reunirlos y pedirles a gritos que volvieran al campo de batalla. El temor y el peligro de la muerte, que para muchos parecía inminente, provocó la gran huída. Sin embargo, las fuentes nos aseguran que algunos de los compañeros del Rasul Allah, como Abu Bakr y ‘Umar, permanecieron con él, así como otros Muhajirun, unos pocos de los al-Ansar, además de algunos de ‘Ali Ibn Abi Talib era primo hermano de Muhammad. Luego se casó con Fátima, la hija del Profeta, de manera que era el yerno del Rasul Allah. Fue el primer imam del Islam Shi‘ita y el cuarto califa. Ibn Muljan, un kharijita, lo asesinó en Kufa en el año 661, con lo cual termina el período de los califas Rashidun (los rectamente guiados), si exceptuamos el corto período de solo seis meses del califato de Hasan Ibn ‘Ali Ibn Abi Talib, nieto del Profeta Muhammad. Ibn Muljam vengaba a los kharijitas muertos en la batalla de Nahrawan que ‘Ali había dirigido contra ellos. 48 Al-‘Abbas b. ‘Abd al-Muttalib era tío paterno del Profeta. Había sido su enemigo e inclusive luchó contra su sobrino Muhammad en la batalla de Badr. Se convirtió al Islam y fue seguidor del Rasul Allah, cuando éste se dirigía de Medina a la Meca en el año 630. Murió en el año 653. 49 Fadl Ibn al- ‘Abbas Ibn ‘Abd al-Muttalib, era primo hermano del Profeta y muy cercano a él. Inclusive en las tradiciones se menciona que fue uno de los que participó en el lavado ritual del cadáver de Muhammad antes de proceder a su entierro. 50 Abu Sufyan b. al-Harith era primo del Profeta. 51 Rabi‘a b. al-Harith era primo del Profeta y murió al inicio del califato de ‘Umar. 52 Ayman b. ‘Ubayd era de los al-Ansar. Su madre Umm Ayman, cuidó a Muhammad en su niñez, fue su nodriza. Ella murió poco después de la defunción del Rasul Allah. 53 Usama b. Zayd b. Haritha era el hijo de Zayd b. Haritha, un liberto del Profeta. Poco antes 47 de su muerte, el Rasul Allah lo puso al mando de un ejército que atacaría a los bizantinos en Mu’ta, pero las tropas llegaron solo hasta el oásis de Jurf, a unas tres millas al norte de Medina. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 18 ROBERTO MARÍN GUZMÁN sus familiares, como aparecen en la lista que provee al-Tabari.54 Sin embargo, es importante llamar la atención sobre el hecho de que se consideran parientes, no solo los directamente de la misma familia, como tíos, o primos, sino también a uno de los al-Ansar, como el caso de Ayman b. ‘Ubayd, hijo de Umm Ayman. La razón es porque la madre de Ayman, Umm Ayman, había sido nodriza del Profeta Muhammad.55 Asimismo se considera pariente a Usama b. Zayd b. Haritha, pues su padre había sido liberto del Rasul Allah. 56 La desbandada de los musulmanes provocó la desesperación y la frustración de los que permanecían con el Profeta, al punto que Abu Sufyan Ibn Harb en son hiriente y con mofa dijo: Su estampida no parará sino hasta que lleguen al océano.57 Como Abu Sufyan b. Harb –convertido al Islam- tenía en su carcaj sus flechas para las adivinanzas, Kalada b. Hanbal, medio hermano de Safwan b. Umayya, dijo: Sin duda la brujería no tendrá ninguna utilidad hoy.58 A esto Safwan b. Umayya –el que le prestó los armamentos al Profeta-, que todavía era politeísta y a quien Muhammad le había dado un período de gracia, respondió con furia: ¡Cállate! ¡Dios destruya tu boca! ¡Por Dios que prefiero que me gobierne un hombre de los Quraysh, que un hombre de los Hawazin! 59 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1660 (Edición de Leiden). Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 56 Para mayores detalles sobre la actividad militar de Usama Ibn Zayd Ibn Haritha, véase: Baladhuri, Ansab al-Ashraf, Vol. I, pp.473-476. 57 Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1660 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 58 Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). 54 55 Traducción de los autores. 59 Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 19 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. De lo anterior se desprende el sentimiento de odio y las rivalidades inter-tribales que eran constantes entre los Quraysh y los Hawazin. Safwan b. Umayya estaba en un período de gracia que le había otorgado el Profeta, para que reconsiderara su posición y aceptara el Islam. Después de la batalla de Hunayn, de acuerdo con Ibn Hisham y al-Tabari, el Profeta le otorgó cien camellos durante el reparto del botín en Ji‘rana, quizá con el mismo propósito de que abrazara el Islam, tal vez como agradecimiento por haberle prestado las cotas de malla, los armamentos y las bestias para el transporte de los pertrechos de guerra aludidos en líneas anteriores.60 De inmediato surge el problema de las descripciones, de las tradiciones y de las fuentes árabes que narran estos acontecimientos. Para algunos cronistas los musulmanes iban ganando la batalla pero, como en Uhud, se desconcentraron del combate para saquear el botín del enemigo.61 Otros indican que las primeras filas del ejército de Muhammad estaban formadas por jóvenes que no tenían cotas de malla para protección y que cayeron como víctimas de las flechas de los Hawazin y de los Banu Nasr, lo que diezmó la resistencia musulmana. Estos jóvenes aparentemente acababan de convertirse al Islam a raíz de la conquista musulmana de la Meca y no tenían experiencia alguna en el combate.62 Sin duda aquí surge una gran interrogante, una más de las tantas que suscita la batalla de Hunayn. Como ya se indicó más arriba, las fuentes afirman que solo hubo cuatro mártires en esta batalla, pero las mismas fuentes narran la forma en que las huestes de los Hawazin atacaron a los musulmanes y diezmaron las filas de los primeros combatientes, que cayeron muertos o heridos, incapaces de continuar en el combate. ¿Por qué no registraron los tradicionalistas, ni los testigos de Para mayores detalles véase: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1679-1680 (Edición de Leiden). 60 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1660-1661 (Edición de Leiden). 62 Para más información véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1660-1661 (Edición de Leiden). 61 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 20 ROBERTO MARÍN GUZMÁN la batalla, ni los sobrevivientes, ni los cronistas posteriores, a todos estos que murieron como shuhada’ en el enfrentamiento en defensa del Islam? ¿Por qué no los contabilizaron entre los mártires, si ya se habían convertido al Islam y luchaban fi sabil Allah? ¿Será posible imaginar que debido a su muy reciente conversión al Islam los musulmanes dudaban de la sinceridad de sus creencias en Allah y en Su Enviado y que más bien su participación en la batalla de Hunayn pudo haberse debido más a obtener beneficios personales del reparto de los alAnfal (botín de guerra) que a la lucha por la causa de Allah? Es dudoso imaginar esto último, pero siempre brota esta interrogante cuando se estudia la batalla de Hunayn. Es posible suponer esa interrogante, sobre todo a raíz de la forma en que concluyó el enfrentamiento de Hunayn, –con el reparto del botín capturado y los generosos regalos que dio el Profeta a muchos miembros de la tribu de los Quraysh– 63. Probablemente un gran número de esos nuevos combatientes habían recibido el ofrecimiento de grandes riquezas si lograban derrotar a los enemigos Hawazin y obtener un cuantioso botín de guerra.64 Recordemos que la qabila de los Quraysh era la más importante y la más noble de todas las tribus de la Meca, como lo aseguran todas las fuentes árabes.65 Otra interrogante es que no quedan registros, ni en los tradicionalistas, ni en los cronistas, ni en los historiadores posteriores, si a los cadáveres los enterraron ahí mismo como mártires, con sus ropas ensangrentadas, como debe seguirse la forma de enterrar a los shuhada’, sin proceder al ritual del lavado Véanse: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1685-1686 (Edición de Leiden). 64 Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 35-37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa alMuluk, Vol. I, p.1658 (Edición de Leiden). 65 Al respecto se pueden mencionar muchas fuentes árabes, pero bástenos con las siguientes: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, passim. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Ahmad Ibn Hanbal, Al-Musnad, passim. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, 63 passim (Edición de Leiden). Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, passim (Edición de E. Sachau, E.J. Brill, Leiden, 1904-1908). Ya‘qubi, Ta’rikh al-Ya‘qubi, passim (Edición de Leiden). Mas‘udi, Muruj al-Dhahab, passim. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 21 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. del cadáver.66 Tampoco es necesario rezar por los mártires, pues según las creencias musulmanas, ellos van directo al al-Janna (el Paraíso), donde a cada uno de ellos le esperan setenta y dos vírgenes. Tampoco quedaron registros de la forma en que los musulmanes sepultaron a los muchos otros que murieron en el combate cuando los politeístas dirigidos por Malik b. ‘Awf los atacaron. Por lo que se puede concluir no los consideraron shuhada’. Las fuentes mencionan que los arqueros de los Hawazin diezmaron las filas de los musulmanes.67 Otra interrogante que suscita la batalla de Hunayn es que ni las tradiciones, ni las crónicas informan sobre el número de combatientes que sobrevivieron de los supuestos doce mil que marcharon de la Meca a Hunayn.68 Tampoco nos dan datos sobre el número de soldados musulmanes que dirigió el Profeta en la campaña de al-Ta’if, que tuvo lugar inmediatamente después de Hunayn. A pesar del sitio sobre al-Ta’if, de este enfrentamiento que duró dos semanas, el Rasul Allah salió derrotado, no pudiendo lograr su objetivo: la captura de la ciudad de al-Ta’if y la conversión de sus habitantes de la tribu Thaqif. Otra interrogante es que no se registró en las crónicas, ni lo hicieron tampoco los tradicionalistas, si los musulmanes devolvieron las cotas de malla y las armas a Safwan b. Umayya, pues con frecuencia en las fuentes árabes se parte de una idea, se narra un acontecimiento, pero quedan algunos cabos sin atar al Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.257. Véanse también: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. III, Parte I, p.7, pp.187 ss. Ahmad Ibn Hanbal, Al-Musnad, Vol. III, p.299, p.367. Bukhari, Sahih al-Bukhari, passim. Muslim, Sahih Muslim, passim. Para mayores detalles sobre las excepciones que establece la tradición musulmana en estos asuntos respecto del entierro de los shuhada’ si no se lava el cadáver o si debe hacerse véase: Muhammad ‘Abdul Hai Arifi, The Islamic Way in Death, Idaratu’l-Qur’an, Karachi, 2001, pp.103-142. 67 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1660 (Edición de Leiden). Véanse asimismo: Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, pp.144-145. Véase también, Martin Lings, Muhammad. His life based on the earliest sources, Inner Traditions, Rochester, Vermont, 2006, passim, en especial pp.317-325. 68 Para mayores detalles sobre el número de combatientes musulmanes en la batalla de Hunayn, 66 véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35-37. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1659 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 22 ROBERTO MARÍN GUZMÁN final de la narración. Entre esos cabos sin atar se puede mencionar por ejemplo el hecho de que no se menciona la devolución de esos armamentos que Safwan b. Umayya había prestado al Rasul Allah. Es de suponer que así se procedió, pues el Profeta había dado su palabra y siempre cumplió con sus promesas. Además, esto se puede inferir también de lo que argumentó posteriormente Abu Ja‘far Ibn ‘Ali, según indica al-Tabari.69 Abu Ja‘far Ibn ‘Ali aseguró que esta práctica instituida por el Profeta de pedir algo prestado con la garantía de devolverlo, o pagar su valor, se convirtió en Sunna. Esto quiere decir que desde entonces llegó a ser una tradición válida a seguir. Abu Ja‘far Ibn ‘Ali fue el quinto imam del Islam Shi‘ita. 70 Era nieto de ‘Ali Ibn Abi Talib y se le consideraba una autoridad en la cadena (isnad) de la tradición musulmana. Las tribus de los Thaqif y la de los Hawazin contaban con excelentes arqueros para enfrentar a los musulmanes. Otras fuentes aseguran que algunos recién convertidos al Islam y que formaban parte del ejército del Profeta no combatieron, sino que huyeron, por temor de perder sus vidas.71 En todos estos relatos hay grandes dificultades y contradicciones. Es difícil saber la realidad de todo ello. Pero si fuera cierto el relato que afirma que los jóvenes que iban al frente de las tropas no contaban con protección de cotas de malla y que fueron diezmados, entonces nos preguntamos una vez más ¿por qué no figuran entre los shuhada’ fi sabil Allah? Tanto los tradicionalistas como posteriormente los cronistas, describen que en medio de la batalla hubo muchos sentimientos encontrados, de oposiciones tribales, de odios, rivalidades y sentimientos de venganza. Algunos autores, como por ejemplo al-Waqidi72 e Ibn Sa‘d, 73 en sus obras narran con detalle Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1659 (Edición de Leiden). 70 Para mayores detalles sobre este imam shi‘ita véanse: Shaykh al-Mufid, Kitab al Irshad, passim, en especial pp.393-407. Abu Muhammad al-Hasan b. Musa al-Nawbakhti, Kitab Firaq al-Shi‘a, editado por Helmutt Ritter, Staatsdruekerei, Estambul, 1931, passim. 69 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1659-1661 (Edición de Leiden). 72 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp. 909-910. 73 Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, Parte I, p.28 (Edición de E. Sachau, Leiden, 1904-1908). 71 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 23 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. el juramento que habían hecho Safwan b. Umayya y Shayba b. ‘Uthman b. Abi Talha. Éste último pertenecía al clan de los Banu ‘Abd Dar, que a su vez formaba parte de la tribu de los Quraysh.74 Ambos deseaban matar al Profeta para vengar a sus respectivos padres, caídos en dos enfrentamientos diferentes contra el Rasul Allah. Safwan b. Umayya había prometido vengar la muerte de su padre Umayya b. Khalaf, muerto en la batalla de Badr. Por otra parte, Shayba b. ‘Uthman b. Abi Talha deseaba asesinar a Muhammad para vengar la muerte de su padre, ‘Uthman b. Abi Talha, caído en la batalla de Uhud. Al-Tabari explica las intenciones de Shayba b. ‘Uthman b. Abi Talha y lo que dijo respecto de vengar la muerte de su progenitor: Hoy vengaré la muerte de mi padre. Hoy mataré a Muhammad. [Luego dijo] Yo aceché al Mensajero de Allah para matarlo, pero algo sucedió. Fui superado por un estado de inercia [de parálisis] y no pude hacerlo. Entonces me di cuenta de que a él lo protegían de mí.75 De este fragmento se infiere el elemento sobrenatural: a Muhammad lo protege Allah y Él no permitirá que los infieles o politeístas pongan fin a su vida. Por otro lado, otras obras señalan razones más mundanas al indicar que su tío al-‘Abbas lo protegía por la derecha y su primo ‘Ali Ibn Abi Talib lo defendía por la izquierda.76 Otra interrogante de esta batalla es si Safwan b. Umayya es el mismo individuo al que Muhammad tenía a prueba para su conversión al Islam, o si es otro con el mismo nombre. Si se tratase del mismo nos preguntamos ¿Cómo el Rasul Allah no se había percatado de sus intenciones, sabiendo que probablemente deseaba vengar la muerte de su padre? ¿Habría sido una actitud Para mayores detalles véase también: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). 75 Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 76 Véanse por ejemplo: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp. 909-910. Al-Waqidi provee 74 asimismo la lista de los hombres que estuvieron en ese momento con el Profeta para defenderlo. Véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, Parte I, p.28 (Edición de E. Sachau, Leiden, 1904-1908). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 24 ROBERTO MARÍN GUZMÁN ingenua del Profeta de tener a Safwan b. Umayya entre sus soldados? ¿Habría Safwan b. Umayyad prestado los armamentos a Muhammad con el propósito de poder acercarse a él para matarlo y vengar a su padre? ¿Será posible imaginar que Safwan b. Umayya se reclutó en las fuerzas de Muhammad para poder matarlo y vengar la muerte de su progenitor? ¿Habrá sido sincera su posterior conversión al Islam? Éstas y muchas otras del mismo tono, son preguntas que no podemos responder con acierto. Shayba b. ‘Uthman b. Abi Talha igualmente aparece reclutado en las tropas del Enviado de Allah y también nos preguntamos si el Profeta ¿obró con ingenuidad o con mucha confianza de que este otro soldado no iba a intentar vengar la muerte de su padre, lo que era entonces una costumbre arraigada en toda Arabia? Según otro relato, en medio de la conmoción y de la desbandada de los musulmanes, Muhammad logró reunir a varios de sus hombres que se habían refugiado entre las rocas, para protegerse de las flechas de los enemigos. Según se narra, Kathir Ibn al-‘Abbas, el hijo de al-‘Abbas Ibn ‘Abd al-Muttalib, primo y tío de Muhammad respectivamente, acompañaban al Rasul Allah. Este primo del Profeta aparentemente poseía una fuerte voz y empezó a gritar en nombre del Profeta: “Yo soy el Profeta de Allah, el Verídico, el hijo de ‘Abd al-Muttalib. ¡A mí los Ansar! ¡A mí los Compañeros del árbol (de al-Hudaybiyya)! Y muchas voces contestan: “¡Aquí estamos contigo!”77 Al-Waqidi en su Kitab al-Maghazi preservó esta información de otra cadena de transmisión que contiene algunas variaciones. Así dice:78 اولاق: لوفي بزاع نب ءاربلا ناكو: وه الإ هلإ ال يذلا هللاو، هللا لوسر ىلو ام ، ملسو هيلع هللا ىلص، رصنتساو فقو هنكلو، لوقي وهو لزن مث: ال يبنلا انأ هرصن هيلع هللا لزنأف بلطملا دبع نبإ انأ بذك، هودع تبكو، هتجح حلفأو. 77 78 Citado por Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.145. Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. Traducción de los autores. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 25 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Ellos dijeron: al-Bara’ bn. ‘Azib dijo: Por Dios Él no tiene otro Dios excepto Él, y el Enviado de Allah (la paz sea con él) no oyó pero él permaneció (ahí) y pidió la victoria. Por lo tanto bajó diciendo: Yo soy el Profeta (por ello) no miento, soy el hijo de ‘Abd al-Muttalib y Allah le dio la victoria. (Con ello) silenció a su enemigo y su misión triunfó. De igual forma en las sirat Rasul Allah y entre los cronistas e historiadores posteriores, se menciona que a Kathir Ibn al-‘Abbas Ibn ‘Abd al-Muttalib, en el momento del desorden y huída de los soldados musulmanes, el Enviado de Allah le pidió que con su portentosa voz llamara a los musulmanes diciéndoles: ¡Oh comunidad de los Ansar, oh compañeros del árbol de acacia (alsamura)! 79 Aquí observamos otra contradicción más que contienen las tradiciones sobre esta batalla. Nunca sabremos si quien gozaba de la portentosa voz era el primo del Profeta, o si su tío, mencionados anteriormente. Puede suponerse también que fueran ambos los que hicieran esos llamados a viva voz. Según la tradición, entonces Ibn al-‘Abbas hizo este llamado de inmediato, pues se lo pedía el Rasul Allah. El Profeta pudo entonces escuchar que sus seguidores contestaban el clamor. Al-Tabari agrega a todas estas narraciones que en la desbandada, en el desorden y en el pánico colectivo, estos hombres deseaban regresar y unirse al Rasul Allah y a los soldados que estaban con él pero no podían hacerlo debido a lo estrecho del pasillo y a la presencia de muchos hombres y camellos. Por este motivo pusieron sobre el cuello de sus camellos las armaduras y empuñando sus espadas y escudos, corrieron entre las rocas a unirse al Profeta, a defenderlo y a pelear fi sabil Allah. 80 Cerca de cien hombres se congregaron alrededor de Muhammad y lucharon valientemente. Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 79 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1661 (Edición de Leiden). Véase también: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp. 39 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 80 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 26 ROBERTO MARÍN GUZMÁN Las fuentes aseguran que eran treinta y tres Muhajirun y sesenta y siete de los al-Ansar, a quienes de acuerdo con la tradición musulmana el arcángel Jibril (Gabriel) llamó los Cien Hombres Firmes, Resueltos. 81 El enfrentamiento contra los Hawazin fue entonces fiero, desde el momento en que el Profeta logró reunir a sus hombres, de acuerdo con los recuentos de al-Waqidi, de Ibn Hisham y de al-Tabari.82 Según las fuentes, el Profeta, que en la campaña se encontraba cabalgando su mula blanca llamada Duldul,83 recurrió entonces a un ardid, como lo había hecho en Badr. Lanzó guijarros llenos de arena a sus enemigos, mientras decía Ha Mim, las misteriosas letras cuyo significado se desconoce, con que empieza la sura número XLVI. 84 Como los guijarros daban en su blanco, desató un gran pánico entre los Hawazin. Éstos, debido a las nubes de polvo y arena no podían ver, ni abrir bien los ojos. De acuerdo con los testimonios de algunos de los presentes, como lo preservó la tradición musulmana, hubo acontecimientos sobrenaturales. Algunos de los testigos refirieron que miles de saltamontes negros bajaron del cielo contra los enemigos de Muhammad. Otros aseguraron que un número infinito de hormigas invadió el campo de los enemigos de los musulmanes.85 Al-Tabari menciona en su obra la tradición de Jubayr b. Mut‘im, Para mayores detalles al respecto, véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.900-902. 82 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.902-903. Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.39 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1664 ss. (Edición de Leiden). 83 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1664 (Edición de Leiden). 84 Para más información al respecto, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1664-1665 (Edición de Leiden). Véanse también: Jalal al-Din Muhammad Ibn Ahmad al-Muhli al-Suyuti y Jalal al-Din Ibn ‘Abd al-Rahman Ibn Abi Bakr, Tafsir al-Jalalayn, Maktaba al-Safa, El Cairo, 2004, passim. Muhammad Ibn Sirin, Tafsir al-Ahlam, Dar al-Fajr li’l-Turath, El Cairo, 2004, passim. Ibiyari, Ta’rikh al-Qur’an, passim. Ibn Kathir, Tafsir alQur’an, passim. Isma‘il Ibn ‘Umar Ibn Kathir, Al-Musnad al-Faruq, Amir al-Mu’minin Abi Hafs Ibn ‘Umar Ibn al-Khattab wa Aqwaluhu ‘ala Abwab al-‘Ilm, Dar al-Wafa’, Al-Mansura, 81 Egipto, 1991 (Dos Volúmenes), Vol. II, passim, en especial pp.569-571. 85 Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1663 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 27 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. en la que se afirma que antes de que los musulmanes huyeran él vio que del cielo descendía algo parecido a una túnica negra rayada hasta que cayó entre los musulmanes y sus enemigos politeístas. Entonces observó algo sorprendente: una masa infinita de hormigas negras llenaba todo el valle. Asevera al mismo tiempo que no tenía duda de que eran ángeles y que entonces derrotarían a sus enemigos.86 El al-Qur’an señala que fue Dios quien dio la victoria y que envió miles de ángeles para atacar a los enemigos. El pasaje coránico dice: Dios os ha socorrido en múltiples campos de batalla y en el día de Hunayn, cuando vuestro gran número os maravillaba, pero no os servía de nada: la tierra os parecía estrecha, a pesar de que era ancha; os volvisteis retrocediendo. Dios hizo descender enseguida Su presencia sobre Su Enviado y sobre los creyentes, e hizo descender ejércitos de ángeles que no veíais, al tiempo que atormentaba a quienes no creían. Esa es la recompensa de los incrédulos. Después de aquello, a continuación, Dios volverá a quien quiera. Dios es indulgente, misericordioso.87 Este fragmento nos lleva a apuntar ciertos asuntos. En primer lugar, que el Profeta había logrado reunir un gran ejército. Algunas fuentes señalan que eran cerca de veinte mil guerreros, otros aseguran que eran doce mil, como ya hemos indicado; asuntos que, obviamente, en ambas informaciones las cifras parecen exageradas y pueden ser debatibles. En todo caso, era un ejército mucho más numeroso que el reunido por sus enemigos Hawazin. En las sirat Rasul Allah, así como entre algunos cronistas, se afirma que Muhammad estaba muy orgulloso de sus tropas.88 Según el mismo al-Qur’an, Allah le dio una prueba, causándole 86 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1663 (Edición de Leiden). Al-Qur’an, IX, 25-27. Traducción de Juan Vernet. 88 Para mayores detalles véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al87 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 28 ROBERTO MARÍN GUZMÁN una derrota inicial, en la emboscada en la que los Hawazin lo sorprendieron en un territorio rocoso y relativamente angosto. Del mismo fragmento se infiere que fue Allah quien dio la victoria y envió ejércitos de ángeles que atacaron a los enemigos de los musulmanes y que además Allah atormentaba a quienes no creían. El Kitab al-Irshad de al-Shaykh al-Mufid89 contiene gran cantidad de tradiciones, especialmente shi‘itas, las que asimismo son importantes y debemos consignarlas en esta investigación. En una de estas tradiciones se asegura que ‘Ali Ibn Abi Talib90 logró matar al portaestandarte de los Hawazin, lo que dio la victoria a los musulmanes. Por otra parte, al-Tabari cita la tradición en la que el portaestandarte de los Hawazin, llamado Dhu al-Khimar,91 con su camello lograba acorralar a algunos seguidores de Muhammad y había dado muerte a muchos de ellos con su lanza. Al-Waqidi agrega a todo esto que un hombre de los Hawazin (no indica que su nombre es Dhu al-Khimar) se encontraba sobre un camello rojo ( ) رمحأ لمج ىلع نزاوه نم لجر ناكوy que era el portaestandarte de los Hawazin.92 Desde esa altura, sobre el animal, logró dar muerte a muchos musulmanes,93 aunque no indica el número de muertos, lo que añade una interrogante más a los acontecimientos mismos de la batalla de Hunayn. Entonces ‘Ali Ibn Abi Talib y uno de los al-Ansar, que al-Tabari94 no menciona su nombre, pero que al-Waqidi95 nos informa que era Abu Dujana, ( )ةناجد وبأو يلع دشيوatacaron al portaestandarte de los Hawazin. Primero ‘Ali Ibn Abi Talib golpeó con fuerza las ancas del camello –probablemente con su espada, aunque al-Tabari no lo Muluk, Vol. I, p.1659 (Edición de Leiden). 89 Al-Shaykh al-Mufid, Kitab al-Irshad, passim, en especial pp.1-267 (de la traducción al inglés). 90 Al-Shaykh al-Mufid, Kitab al-Irshad, passim, en especial pp.1-267 (de la traducción al inglés). 91 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1664 (Edición de Leiden). 92 Para más detalles véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.903. Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. 94 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1662 y también p.1664 (Edición de Leiden). 95 Véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p. 902. 93 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 29 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. menciona–96 y al caer el camello de costado el otro hombre, el ansari, se lanzó sobre él y con su espada lo golpeó con tal fuerza que le cortó de un solo tajo el pie al portaestandarte de los Hawazin hasta la mitad de su pantorrilla. Luego los dos se lanzaron sobre él y lo mataron.97 Al-Waqidi98 da un relato un tanto distinto, pues asegura que tanto ‘Ali como Abu Dujana atacaron a ese hombre de los Hawazin uno por el lado derecho y el otro por el izquierdo, logrando entonces ‘Ali cortar la mano derecha a ese hombre y Abu Dujana logró lo mismo pero de la otra mano. Así escribió: ينميلا هدي يلع عطقيف، ىرخألا هدي ةناجد وبأ عطقيو ‘Ali le cortó su mano derecha y Abu Dujana le cortó su otra mano.99 Según el relato de al-Waqidi, entre los dos, ‘Ali y Abu Dujana, dieron muerte a ese hombre y no solo ‘Ali, como exageran algunas de las obras shi‘itas, lo que puede aportar más dudas e interrogantes a esta batalla.100 El nuevo portaestandarte de los Hawazin fue ‘Uthman b. ‘Abd Allah, hasta que también los musulmanes le dieron muerte.101 Según al-Tabari, que preserva las tradiciones, asegura que cuando le informaron al Profeta sobre la muerte de ‘Uthman b. ‘Abd Allah, el Rasul Allah exclamó: Que Allah lo prive de Su Misericordia. Él solía odiar a los Quraysh.102 Durante estos bravos combates asimismo se indica que en un desfiladero los musulmanes lograron matar a setenta hombres de los Banu Malik, lo que parece una cifra reducida, si tenemos en cuenta que eran ejércitos numerosos, Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1662 (Edición de Leiden). 97 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1662 (Edición de Leiden). 98 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. 99 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. Traducción de los autores. 100 Al-Shaykh al-Mufid, Kitab al-Irshad, passim, en especial pp.1-267, obra que exagera el coraje y la participación de ‘Ali en las distintas batallas. 96 Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1664 (Edición de Leiden). 102 Citado por Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1664 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 101 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 30 ROBERTO MARÍN GUZMÁN aunque ya se ha indicado que el número de soldados parece exagerado. 103 Según se narra también, un solo musulmán, Abu Talha, mató a veinte de los Banu Malik y tomó el botín de guerra de los que él mató. El Profeta les permitió también a otros musulmanes adueñarse de las pertenencias de aquellos que iban liquidando, aún antes del reparto del botín. Esto constituyó un precedente y en algunas ocasiones se convirtió en una práctica a seguir.104 Al-Tabari asimismo nos informa que Abu Talha fue a la batalla de Hunayn y llevó con él a su esposa que estaba embarazada de su hijo ‘Abd Allah b. Abi Talha. Ella sostenía y cuidaba el camello de su esposo, mientras él guerreaba en la batalla. La esposa de Abu Talha se llamaba Umm Sulaym y mientras sostenía una daga en su mano le dijo al Profeta que por Allah Muhammad debería de matar a los que lo abandonaron huyendo de la contienda, igual que daba muerte a los enemigos que combatía. En su opinión también merecían la muerte quienes habían desertado. Cuando se le preguntó qué tenía en la mano, respondió que una daga y que si algún politeísta se le acercaba, ella no dudaría en abrirle el estómago.105 El relato de al-Waqidi al respecto es muy semejante al que contiene al-Tabari.106 Sin embargo, también nos informa que Umm Sulaym sostenía firmemente en su mano una daga y estaba resuelta a usarla contra el enemigo que la rodeara o se le acercara. Así escribió:107 اهطسو ىلع هتمزح دقرجنخ اهعم ميلس مأو Umm Sulaym tenía una daga [en su mano] y realmente estaba resuelta [a usarla] contra quien la rodeara.108 También es importante indicar que al-Waqidi provee los nombres de otras Para mayores detalles al respecto, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1662 (Edición de Leiden). Véase también: Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.145. 104 Para mayores detalles véase: Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.145. 105 Para más información al respecto, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1663 (Edición de Leiden). 103 Para mayores detalles, véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.902-903. 107 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. 108 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.902. Traducción de los autores. 106 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 31 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. mujeres que estaban en el campo de batalla, algunas inclusive cargando espadas para defenderse y participar del enfrentamiento fi sabil Allah. 109 Esta historia nos llama poderosamente la atención pues nos muestra que con frecuencia las mujeres asistían a las batallas. A veces lo hacían para llevar y preparar los alimentos para los soldados, a menudo ayudaban a entregarles las armas, curarles las heridas, transportar a los heridos de regreso, como ocurrió en tantas contiendas, como en Uhud, en Khaybar, entre otras, o como en este caso, cuidar el camello del marido mientras éste se encontraba ocupado en la refriega militar. De la narración se infiere que el estar embarazada no era óbice para su participación. La obra Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk de al-Tabari, contiene detalladas descripciones de esta contienda. El cronista narra que tras la derrota de los Hawazin, muchos de éstos huyeron hacia al-Ta’if y Malik b. ‘Awf se fue con ellos. Algunos acamparon en Awtas, mientras otros, los Banu Ghiyara, un clan de la tribu de los Thaqif,110 se dirigieron hacia el valle de Nakhla. La caballería musulmana persiguió a los que se fueron huyendo hacia el valle de Nakhla, pero no a los que se dirigieron por los desfiladeros angostos, quizá para evitar otra emboscada. Entre los musulmanes iba Rabi‘a b. Rufay‘ b. Uhban b. Tha‘laba b. Rabi‘a b. Yarbu‘ b. Sammal b. ‘Awf b. Imr al-Qays, llamado Ibn Ladh‘a por su madre. Este líder militar logró derrotar y detener a Durayd b. al-Simma, que de momento Rabi‘a pensó que era una mujer, pues iba en una litera. Sin embargo, se percató que era un hombre y muy anciano. Rabi‘a no conocía a Durayd b. Simma. Éste le preguntó qué iba a hacer con él, a lo que el aludido respondió que lo mataría. Durayd b. Simma recibó entonces un golpe con la espada, pero no lo mató. Entonces de acuerdo con al-Tabari dijo: ¡Qué espada más pobre os ha otorgado vuestra madre! Tomad mi espada que está en la parte posterior de mi montura en la litera y golpeadme justo encima de la columna y antes del cerebro, pues yo solía matar Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.902-903. 110 Para mayor información, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1665 (Edición de Leiden). 109 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 32 ROBERTO MARÍN GUZMÁN hombres de esa forma. Cuando regreséis a vuestra madre informadle que habéis matado a Durayd b. al- Simma. ¡Por Dios, cuántas veces protegí a vuestras mujeres!111 Rabi‘a b. Rufay‘ golpeó con la otra espada a Durayd b. al-Simma y lo mató. Posteriormente informó a su madre a quién había dado muerte, a lo que ella dijo: ¡Por Dios, él dio libertad a tres mujeres vuestras!112 En otras fuentes árabes se citan diversas tradiciones que contienen información diferente. Por ejemplo Ibn Hisham en su Sirat al-Nabi, 113 afirma que quien mató a Durayd b. al-Simma fue ‘Abd Allah b. Qunay‘ b. Uhban b. Tha‘laba b. Rabi‘a, que no hemos podido identificar ni saber si es el mismo que menciona al-Tabari. Por otra parte al-Baladhuri, en su Ansab al-Ashraf, asegura que más bien Durayd b. al-Simma mató a Abu ‘Amir, asunto que no mencionan las otras fuentes.114 Todo esto trae todavía mayor incertidumbre. Al-Baladhuri también asegura que quien dio muerte a Durayd b. al-Simma fue al-Dahhak Ibn ‘Abd al-Rahman al-Ash‘ari. Al respecto al-Baladhuri escribió las siguientes líneas en las que cita lo que dijo al-Dahhak Ibn ‘Abd al-Rahman al-Ash‘ari:115 نينح موي نزاوه هللا مزه امل، هللا لوسر دقع، ملسو هيلع هللا ىلص، يبأل بلطلا ليخ ىلعرماع، ةمصلا نب ديرد نبإ اذإف هعم انأو مهبلطف. هيلإرماع وبأ لدعف ، هنم ءاوللا ذخأو ديرد نبإ هلتقف. ديرد نبإ ىلع تددشو، ءاوللا تذخأو هتلتقف هنم، سانلاب تفرصنا مث. هللا لوسر ىنآر املف، ملسو هيلع هللا ىلص، لاق Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1666 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 112 Para más detalles sobre todo este asunto, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1666 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 113 Para mayores detalles véase: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.36-37 (Edición 111 publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 114 Baladhuri, Ansab al-Ashraf, Vol. I, p.366. 115 Baladhuri, Ansab al-Ashraf, Vol. I, p.366. Traducción de los autores. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 33 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. معن تلق ؟رماع وبأ لتقأ. هللا لوسر عفرف، ملسو هيلع هللا ىلص، وعدي هدي رماع يبأل Cuando Dios les dio la derrota a los Hawazin el día (en la batalla) de Hunayn, el Profeta (la paz sea con é) mandó a Abu ‘Amir a llevar el estandarte (en su caballo). (Entonces) los llamó a ellos (a los portaestandartes) y yo estaba con él cuando Ibn Durayd bn. Simma se acercó y Abu ‘Amir se dirigió hacia él, pero Ibn Durayd lo mató (a Abu ‘Amir) y lo despojó de su estandarte. Yo seguí a Ibn Durayd y lo maté y cogí su estandarte y regresé hacia la gente (los combatientes). Cuando el Rasul Allah (la paz sea con él) me vio dijo (preguntó): ¿Mataron a Abu ‘Amir? Contesté: sí. Entonces el Profeta (la paz sea con él) levantó sus manos pidiendo (perdón, misericordia) para Abu ‘Amir. Otra de las interrogantes que suscita la batalla de Hunayn es que las numerosas tradiciones pueden inclusive ser contradictorias. Al-Tabari compila muchas de esas tradiciones. Por ejemplo, según la autoridad de Abu Musa alAsh‘ari (que posteriormente defendió a ‘Ali y fue su representante como árbitro en la batalla de Siffin), después de que los musulmanes derrotaron a los Hawazin en Hunayn, el Profeta Muhammad envió a sus hombres a perseguir a los politeístas que habían huido hacia Awtas.116 Nótese la información contradictoria respecto de la tradición anterior, que señala claramente que los ejércitos musulmanes persiguieron a los Hawazin hacia el valle de Nakhla, no hacia Awtas, por lo peligroso de los desfiladeros y porque probablemente temían otra emboscada. En esta otra tradición que quedó bajo la autoridad de Abu Musa al-Ash‘ari, se asegura que el Rasul Allah mandó a sus hombres hacia Awtas. También en esta segunda tradición se afirma que el Profeta envió a Abu ‘Amir al-Ash‘ari con un ejército a Awtas y que Abu ‘Amir al-Ash‘ari fue quien enfrentó a la guardia de Durayd b. Simma y que él fue quien mató al anciano.117 Las interrogantes 116 117 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1666 (Edición de Leiden). Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1666-1667 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 34 ROBERTO MARÍN GUZMÁN son, pues, numerosas y las distintas tradiciones se contradicen y por ello no es posible determinar con exactitud la realidad de los hechos históricos. Para complicar aún más estos asuntos y tener todavía más interrogantes, antes que respuestas, al-Tabari compila una tercera tradición, también bajo la autoridad de Abu Musa al-Ash‘ari.118 En esta tradición asegura que el Profeta Muhammad lo había enviado a él bajo el mando de su sobrino Abu ‘Amir alAsh‘ari, pero no se indica con claridad hacia el lugar donde se dirigieron. Es de suponer que el sitio era Awtas, pues es el lugar que menciona en la tradición anterior. En esta tercera tradición se asegura que un hombre de los Banu Jusham hirió con una flecha a Abu ‘Amir al-Ash‘ari en su rodilla y que de la herida murió poco después. No se indica, pero es posible inferir que la flecha estaba envenenada. Cuando Abu ‘Amir al-Ash‘ari le señala a su tío el hombre enemigo que le había herido, Abu Musa al-Ash‘ari corre a enfrentarse con él. Finalmente lo derrota y lo mata, con lo que vengaba la herida y pronta muerte de su sobrino. 119 El tío regresa con su sobrino y éste poco antes de expirar, lo nombra en el comando del ejército. Abu ‘Amir al-Ash‘ari poco después murió. Como se ve, esta tradición es contraria a lo señalado anteriormente. Hay aún mayor confusión en todos estos hechos cuando al-Baladhuri sostiene en su Ansab al-Ashraf, que quien mató a Abu ‘Amir al-Ash‘ari fue Durayd b. al-Simma. 120 Otras tradiciones, compiladas por Ibn Hisham en su Sirat al-Nabi, aseguran que fueron dos hermanos, al-‘Ala y Awfa, hijos de Harith, del clan de los Banu Jusham b. Mu‘awiya quienes hirieron a Abu ‘Amir al-Ash‘ari. Una flecha le dio en la rodilla y la otra en el corazón. Para vengar a su sobrino, Abu Musa al-Ash‘ari enfrentó a esos dos hermanos y los mató.121 Sin embargo, (Edición de Leiden). 118 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1666-1667 (Edición de Leiden). 119 Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1666-1667 (Edición de Leiden). 120 Véase: Baladhuri, Ansab al-Ashraf, Vol. I, p.366. 121 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo), donde se pueden leer los detalles de esta tradición preservada por este autor, siguiendo la autoridad de Ibn Ishaq, cuya Sirat al-Rasul o Sirat al-Nabi Ibn Hisham completó. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 35 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. en otra tradición que menciona Ibn Hisham, se asegura que Abu Musa al-Ash‘ari se enfrentó en un duelo con diez hombres, todos hermanos y que logró matar a nueve y dejó escapar al décimo.122 También Ibn Hisham asegura que ese hombre que huyó poco después se convirtió al Islam. 123 Al-Tabari todavía menciona otra tradición en la que se indica que Salama b. Durayd, fue quien con una flecha hirió en la rodilla a Abu ‘Amir al-Ash‘ari, herida de la cual después murió.124 Como parte de las numerosas contradicciones en las fuentes árabes, al-Waqidi menciona todavía otra tradición según la cual Abu Musa al-Ash‘ari se enfrentó a diez hombres y logró matar a nueve, pero el décimo lo mató a él.125 De todo lo anterior se pueden observar las grandes contradicciones en las fuentes árabes y en las tradiciones. Por ello, para algunos detalles, como los referidos en líneas anteriores, se hace imposible conocer la verdad. Hay un incidente después de la batalla de Hunayn que resulta curioso, pero las fuentes árabes lo tratan vagamente. Al-Tabari, por ejemplo, indica que el Profeta Muhammad envió su caballería a perseguir a sus enemigos y dio orden de que detuvieran a Bijad, del clan de los Banu Sa‘d b. Bakr y que deberían de impedir que él escapara, pues había hecho algo reprobable: descuartizó a un musulmán y después quemó su cadáver.126 Cuando los musulmanes lograron apresar a Bijad, capturaron también a su familia y a la hermana de Bijad, llamada al-Shayma’ bt. al-Harith b. ‘Abd Allah b. ‘Abd al-‘Uzza, quien decía ser hermana adoptiva del Profeta.127 Los musulmanes no le creyeron pero la llevaron Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo), con frecuencia algunas tradiciones exageran o resaltan las cualidades guerreras de algunos musulmanes en sus enfrentamientos contra los politeístas o los infieles (kuffar). 123 Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 124 Para mayores detalles véase al respecto: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1667 (Edición de Leiden). 122 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.915-916. 126 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1668 (Edición de Leiden). 127 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1668-1669 (Edición de Leiden). 125 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 36 ROBERTO MARÍN GUZMÁN ante el Rasul Allah, quien le pidió que diera las pruebas. Ella indicó que tenía una señal en su espalda que era un mordisco que él le había dado cuando niño, mientras ella lo cargaba en su cadera. Muhammad aceptó la prueba y extendió su manto para que al-Shayma’ se sentara en él. Después le ofreció quedarse con los musulmanes, o si ella prefería, regresar con su gente. Ella aceptó lo segundo y se fue con los suyos. Según al-Tabari, que menciona la tradición de los Banu Sa‘d Ibn Bakr, el Profeta le regaló un esclavo llamado Makhul, así como una esclava, que ella los casó entre sí para tener progenie.128 Esto es todo lo que se indica en esta tradición sin mayores detalles. Al-Waqidi en su Kitab al-Maghazi, asegura que poco antes de regresar con los suyos, al-Shayma’ bt. al-Harith b. ‘Abd Allah b. ‘Abd al-‘Uzza abrazó el Islam y el Profeta le regaló tres esclavos y un número de animales.129 No nos ha sido posible conocer más sobre ella ni su suerte posterior. Después de la batalla de Hunayn los Hawazin derrotados lo perdieron todo: sus mujeres, sus hijos, sus rebaños, pero el Rasul Allah no abusó de esta situación y tuvo la esperanza de que los Hawazin abrazarían el Islam. El Profeta les prometió que si se convertían recuperarían muchas de sus pertenencias. Todo el botín capturado lo recibió el Mensajero de Allah para su reparto. Él nombró a Mas‘ud b. ‘Amr al-Qari como supervisor de los al-Anfal. 130 Muhammad ordenó trasladar todo el ghunm capturado a Ji‘rana, ubicado a unos veinticuatro kilómetros de la Meca hacia al-Ta’if, para posteriormente proceder a su reparto. Antes del reparto del botín y tras derrotar a los Hawazin en Hunayn, el Profeta decidió dirigirse a al-Ta’if, para someterla a su dominio y quizá convencer a los vencidos que abrazaran el Islam. Pero Muhammad fracasó en Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1668-1669 (Edición de Leiden). 129 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.913-914. 130 Para más información al respecto véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). Era frecuente que el Profeta nombrara a algún musulmán de 128 su confianza, de gran honestidad y de intachable comportamiento, como supervisor de los al-Anfal, para proceder posteriormente a su reparto. Ese supervisor tenía la obligación de contabilizar todo lo capturado como botín de guerra. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 37 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. al-Ta’if y no logró derrotar a los Thaqif. Los habitantes de esta ciudad más bien se empecinaron en su resistencia, no obstante el hecho de que el Mensajero de Allah había mandado a quemar las plantaciones de palmeras en las fértiles tierras de sus alrededores.131 Según al-Tabari hubo doce mártires en el sitio de la ciudad fortificada de al-Ta’if que duró quince días,132 pero este cronista no menciona sus nombres, solo que fueron siete de los Quraysh, uno de los Banu Layth y cuatro de los al-Ansar.133 Sin embargo, otras fuentes, como Ibn Hisham y al-Waqidi contienen la lista completa de los nombres de los shuhada’ caídos en el sitio de al-Ta’if, con los detalles del caso y una vez más con las divergencias que contienen las diferentes tradiciones sobre la forma en que murieron algunos de los mártires.134 Al respecto al-Waqidi escribió las siguientes líneas: فئاطلاب دهشتسا نم ةيمست ةيمأ ينب نم: ةيمأ نب ديعس نب ديعس، نب بيبح نب بابحلا ني ةطفرعو نبرماع نب ورمع نب نزام نب ةميزخ نب ةنانك نب ثراحلا نب دعس نب فانم دبع سيقلا ئرما نب ةثراح نب ةبلعث، مهل فيلح. دسأ ينب نمو: دوسألا نب ةعمز نب ديزي، هل لاقي ناكو ــ هسرف هب حمج: هولتقف فئاطلا نصح ىلإ ــ حانجلا. لاقيو: مهل لاق: مكملكأ ىتح ينونمأ. هونمأف هولتق ىتح لبنلاب هومر مث. ميت ينب نمو: ةفاحق يبأ نب ركب يبأ نب هللا دبع، لزي ملف مهسب يمر احيرج هنم، يبنلا ةافو دعب ةنيدملاب تامف، ملسو هيلع هللا ىلص. موزخم ينب نمو: ةريغملا نب ةيمأ يبأ نب هللا دبع، نصحلا نم يمر. ىدع ينب نمو: ىزنعلا ةعيبر نبرماع نب هللا دبع، مهل فيلح. مهس ينب نمو: سيق نب ثراحلا نب بئاسلا، ثراحلا نب هللا دبع هوخأو. ثيل نب دعس ينب نمو: نبإ ناحيضلا نب براحم نب هللا دبع نب ةحيلج ثيل نب دعس نب بشان. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, passim, en especial pp.1669-1674 (Edición de Leiden). 132 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1673. (Edición de Leiden). 131 Véase esta escueta referencia en: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1674. 134 Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. Vol. IV, pp.39 ss. (Edición publicada por Dar alTala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.938. 133 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 38 ROBERTO MARÍN GUZMÁN راصنألا نمو: نب لهس نب ثراحلاو ــ ةبلعث عذجلا همسإو ــ عذجلا نب تباث لفون نب هللا دبع نب رذنملاو ةعصعص يبأ. الجر رشع انثا كلذف. Los nombres de los que lograron el martirio en al-Ta’if De los Banu Umayya: Sa‘id bn Sa‘id bn Umayya y ‘Urfuta bn al-Hubab bn Habib bn ‘Abd al-Manaf bn Sa‘d bn al-Harith bn Kinana bn Khuzayma bn Mazin bn ‘Amru bn ‘Amir bn Tha‘laba bn Haritha bn Imri’ al-Qays y esos fueron todos. De los Banu Asad: Yazid bn Zama‘a bn al-Aswad, (quien no pudo jinetear su caballo) (su caballo) llamado al-Janah se desbocó y lo llevó hacia la fortaleza de al-Ta’if donde lo mataron. Sin embargo, otros aseguran de él que ––pertenecía al flanco, a la infantería– y se dirigió a la fortaleza [al sitio] de al-Ta’if donde lo mataron. Otros dicen de él que [durante el sitio a al-Ta’if] él les dijo (a los de al-Ta’if): Dénme la seguridad hasta que les hable. Le dieron la seguridad pero le tiraron flechas hasta que lo mataron. De los Banu Taym: ‘Abd Allah bn Abi Bakr bn Abi Quhafa, (a quien) le tiraron una flecha y todavía con la herida (padeciendo de la herida) (se trasladó a al-Madina) y murió en al-Madina después de la defunción del Profeta [la paz sea con él]. De los Banu Makhzum: ‘Abd Allah bn Abi Umayya bn al-Mughira, murió durante el sitio. De los Banu ‘Ada: ‘Abd Allah bn ‘Amir bn Rabi‘a al-‘Anazi y esos son todos. De los Banu Sahm: Al-Sa’ib bn al-Harith bn Qays y su hermano ‘Abd Allah bn al-Harith. De los Banu Sa‘d bn Layth: Julayha bn ‘Abd Allah bn Muharib bn alDayhan Ibn Nashib bn Sa‘d bn Layth. De los al-Ansar: Thabit bn al-Jadha‘ y su nombre verdadero era al-Jadha‘ Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 39 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Tha‘laba y al-Harith bn Sahl bn Abi Sa‘sa‘ y al-Mundhir bn ‘Abd Allah bn Nawfal. En total fueron doce hombres.135 El fragmento anterior de al-Waqidi señala que el caballo llamado al-Janah se desbocó y condujo hasta la fortaleza de al-Ta’if a su jinete Yazid bn. Zama‘a bn al-Awad, donde los infieles lo mataron. Ibn Hisham y al-Tabari,136 como ya señalamos, citan una tradición diferente que asegura que Yazid bn. Zama‘a bn al-Awad cayó violentamente de su caballo, lo que le provocó la muerte. Esto es un ejemplo más de las diferencias y contradicciones en las tradiciones y en las fuentes árabes. Tras este fracaso y con el propósito de que las tribus estuvieran tranquilas y satisfechas, lo mismo que los combatientes, el Profeta los llevó a todos a Ji‘rana, para proceder al reparto del botín capturado en Hunayn.137 Al-Waqidi al respecto escribió يبنلا مهل مهسأف، ملسو هيلع هللا ىلص، اعيمج El Profeta, la paz sea con él, hizo repartir [el botín] entre todos ellos [los que participaron en la campaña militar].138 Sin embargo, otra interrogante que suscita la batalla de Hunayn es que las fuentes árabes no indican los motivos por los cuales el Profeta ordenó a todos a trasladarse a Ji‘rana para el ( منغلا ديلقتel reparto del botín). ¿Cuáles serían los posibles peligros de hacerlo en el mismo sitio de la batalla? ¿Temía el Rasul Allah que sus enemigos pudieran atacarlo otra vez en Hunayn, sobre todo teniendo en cuenta que no había logrado derrotar a los Thaqif en al-Ta’if, Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.938. Traducción de los autores. Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.35 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 137 Para más información al respecto véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, 135 136 pp.1675-1686 (Edición de Leiden), donde esta obra contiene minuciosas descripciones sobre el reparto del botín en Ji‘rana. 138 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.903. Traducción de los autores. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 40 ROBERTO MARÍN GUZMÁN ni capturar esta ciudad? De lo contenido en las fuentes no es posible llegar a conclusiones contundentes. Sin embargo, podemos especular, suponer, que Ji‘rana sería un sitio más apropiado y quizá al mismo tiempo más seguro para proceder al reparto de los al-Anfal. Recordemos que asimismo los ejércitos vencedores de los musulmanes habían apresado a muchas de las mujeres y los niños de los Hawazin y quizá por ello temían un ataque de esta tribu, que podría intentar liberar a sus familiares (esposas, hijos, etc.) capturados. Las fuentes contienen numerosas contradicciones y datos diferentes sobre las cantidades de los al-Anfal. Se indica que Muhammad ordenó repartir entre los combatientes musulmanes todo lo que se había logrado capturar –con las excepciones ya indicadas de aquellos a los que se les permitió adquirir las pertenencias de los enemigos que iban liquidando– a los Hawazin: mujeres, niños, una cantidad enorme y que las fuentes no precisan, de corderos y seis mil camellos.139 Al-Waqidi asegura que más bien los prisioneros fueron seis mil. Así escribió: فالآ ةتس ىبسلا ناكو Y [el número] de prisioneros [cautivos] llegó a seis mil.140 Aunque las tradiciones preservadas por al-Waqidi, Ibn Hisham y alTabari, entre otros, indican esas enormes cifras, no hay duda de que parecen exageradas. En algunas fuentes se asegura que el número de camellos fue de seis mil,141 mientras que al-Waqidi asevera que el número de seis mil fue el de los prisioneros, como ya se ha señalado,142 mientras nos informa de otra cifra para los camellos, que como el número de cautivos, igualmente nos parece exagerada. Así escribió: Para estos datos que nos parecen exagerados, véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.39 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Waqidi, Kitab alMaghazi, Vol. III, pp.943-944. 140 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.943. Traducción de los autores. 141 Véanse por ejemplo: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.39 ss. (Edición publicada 139 por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1675-1686 (Edición de Leiden). 142 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.943. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 41 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. ريعب فلأ نيرشعو ةعبرأ لبإلا تناكو Y [el número] de camellos [capturados] fue de veinticuatro mil.143 En las tradiciones que contiene el Kitab al-Maghazi de al-Waqidi, se llega a tal exageración, que se asegura que no se conocen las cantidades del botín capturado a los Hawazin en Hunayn, dando a entender que eran tan grandes, que no pudieron contabilizarse. Al respecto al-Waqidi escribió: اهددع ىردي ال منغلا تناكو No se conocen las cifras del botín [capturado]. 144 Al-Tabari cita una de las tradiciones que afirma que el Rasul Allah había apresado seis mil hombres, mujeres y niños de los Hawazin.145 AlWaqidi complementa lo anterior citando otra tradición en la que se indica que los musulmanes además lograron obtener cuarenta mil ovejas,146 cifra que asimismo nos parece exagerada. También al-Waqidi asegura que los musulmanes adquirieron de sus enemigos dos mil ‘uqiya. Cada ‘uqiya equivalía a cuarenta dirhams de plata.147 Todas estas cifras parecen fuera de la realidad de la época y de las condiciones sociales y económicas del tiempo del Profeta Muhammad. Aquí las fuentes árabes suscitan grandes cuestionamientos, como el número de camellos ya explicado, así como de otros animales más pequeños como corderos y ovejas. Las fuentes indican que a cada combatiente de infantería se le otorgaron cien camellos y a los de caballería se les dio el doble por haber contado con un caballo para el combate. Todo parece muy exagerado, así como que además de lo anterior, el Profeta envió muchos camellos (cantidad que no se menciona con claridad, suscitando al mismo tiempo algunas dudas) además de cuantiosos Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.943. Traducción de los autores. 144 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.943. Traducción de los autores. 143 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1669 (Edición de Leiden). 146 Para mayores detalles véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.943. 147 Véase: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.943-944. 145 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 42 ROBERTO MARÍN GUZMÁN regalos, a los jefes de las tribus.148 Al-Tabari cita la tradición en la que Muhammad, para reconciliarse y atraerse a los más nobles y ganar sus corazones, ordenó otorgarles cien camellos a cada uno. La lista de al-Tabari de doce nobles es la siguiente:149 Abu Sufyan b. Harb y cien más a su hijo Mu‘awiya.150 También otorgó cien camellos a Hakim b. Hizam,151 a al-Nudayr b. al-Harith b. Kalada b. ‘Alqama, un hermano de los Banu ‘Abd al-Dar. Asimismo dio cien camellos a al-‘Ala b. Haritha al-Thaqafi, un aliado de los Banu Zuhra,152 a al-Harith b. Hisham, a Safwan b. Umayya, a Suhayl b. ‘Amr, 153 a Huwaytib b. ‘Abd al-‘Uzza b. Abi Qays, a ‘Uyayna b. Hisn, a al-Aqra’ b. Habis al-Tamimi y a Malik b. ‘Awf alNasri. A éstos se les llamó los hombres de los cien.154 Como ya se ha indicado insistentemente en este trabajo, las contradicciones en las fuentes son frecuentes y en este reparto algunos autores y tradicionalistas mencionan que por ejemplo Yazid, otro hijo de Abu Sufyan b. Harb también recibió del Rasul Allah cien camellos y que además Abu Sufyan b. Harb y sus dos hijos Mu‘awiya e Yazid recibieron cada uno cuarenta ‘uqiyas de plata.155 Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.147, explica estos detalles basado principalmente en la crónica de al-Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, obra que sigue cuidadosamente. 149 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1679-1680 (Edición de Leiden). 150 Estos dos eran importantes líderes de la Meca, que pertenecían al clan de los Banu Umayya, de la tribu Quraysh, la misma del Profeta. Mu‘awiya fue el fundador de la dinastía Omeya y el primer califa de esta dinastía. Para mayores detalles véanse: F. Buhl, “Abu Sufyan”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. I, pp.107-108. H. Lammens, “Mu‘awiya”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. VI, pp.617-621. 151 Hakim b. Hizam era sobrino de Khadija, la primera esposa del Profeta. 152 Los Banu Zuhra era un clan de la tribu Quraysh. Amina, la madre de Muhammad, pertenecía a ese clan. Para mayores detalles véase: F. Buhl, “Amina”, en First Encyclopaedia of Islam, E.J. Brill, Leiden, 1993, Vol. I, p.328. 153 Suhayl b. ‘Amr fue quien dirigió la delegación de mequíes en el tratado de al-Hudaybiyya. Su hijo ‘Abd Allah había aceptado el Islam y había emigrado a Abisinia. 154 Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1679-1680 148 (Edición de Leiden). 155 Para más información sobre estos asuntos véanse: Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, pp.944-945. Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, Parte I, p.110 (Edición de E. Sachau, Leiden, Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 43 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Otras fuentes mencionan que Hakim b. Hizam, sobrino de Khadija, la primera esposa de Muhammad, reclamó y pidió más camellos. Según al-Waqidi llegó a adquirir trescientos camellos,156 mientras que Ibn Sa‘d asegura que fueron doscientos.157 De nuevo las interrogantes que se suscitan respecto de la batalla de Hunayn y del reparto del botín. Nunca sabremos con exactitud la cantidad exacta de camellos que recibió este hombre, pero en ambos casos parecen cifras exageradas. También al-Tabari menciona los nombres de los tres líderes Quraysh, la misma tribu de Muhammad, que recibieron del Profeta menos de cien camellos, pero no se preservó la tradición con la cantidad exacta de estos animales. La lista de los tres Quraysh es la siguiente: Makrama b. Nawfal b. Uhayb al-Zuhri. ‘Umayr b. Wahb al-Jumahi.158 Hisham b. ‘Amr, un hemando de los Banu ‘Amir b. Lu’ayy.159 De igual forma el autor de Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, cita la tradición de los dos hombres que recibieron cincuenta camellos cada uno, siempre con la idea de acercarlos a la causa del Islam y ganarse su apoyo. Estos dos hombres fueron: Sa‘id b. Yarbu‘ b. ‘Ankatha b. ‘Amir b. Makhzum y ‘Adi b. Qays alSahmi.160 Al-Tabari asimismo menciona que a ‘Abbas b. Mirdas el Profeta le entregó unos cuantos camellos, cantidad que no se establece con precisión, pero agrega que este hombre no estuvo conforme con la parte del botín que se le adjudicó.161 1904-1908). 156 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.945. 157 Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. I, Parte 2, p.179 (Edición de E. Sachau, Leiden, 19041908). 158 Makrama b. Nawfal b. Uhayb al-Zuhri luchó contra los musulmanes en Badr. 159 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1680 (Edición de Leiden). 160 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1680 (Edición de Leiden). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1680-1681 (Edición de Leiden), donde explica estos detalles. Posteriormente analiza los casos de otros musulmanes que no estuvieron conformes con lo que les correspondió del reparto del botín. Véanse también: Malik Ibn Anas, 161 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 44 ROBERTO MARÍN GUZMÁN En algunas otras fuentes se dice que el número de camellos para cada combatiente fue de cincuenta, lo que asimismo parece exagerado y poco consistente con las otras cifras contenidas en otras tradiciones, pues si consideramos, como se asegura que eran doce mil combatientes (probablemente fue una cifra mucho menor) y se capturaron seis mil camellos (también debe de haber sido un número menor) no alcanzaría matemáticamente este último número de animales para otorgar a cada soldado cincuenta camellos, aún cuando muchos hubieran muerto en la refriega.162 Esto es otra inconsistencia e interrogante en torno a esta batalla y el ( منغلا ديلقتreparto del botín). Por otra parte, algunos de los soldados que participaron en la batalla de Hunayn se quejaron de que solo les dieron unas pocas bestias. Entre ellos destacó el caso de ‘Abbas Ibn Mirdas, quien además se quejaba en verso, 163 por lo que el Profeta ordenó: ¡“Cortádle la lengua!”. En circunstancias diferentes y para otra persona, esta orden probablemente los musulmanes la hubieran cumplido de inmediato. Sin embargo, por tratarse de ‘Abbas Ibn Mirdas, más bien interpretaron que era necesario satisfacer su codicia y le dieron más camellos.164 Como resulta obvio de esta queja es que la tradición puede no ser verídica de que a cada combatiente le otorgaron en el reparto cincuenta camellos. Todavía hay otra versión en las fuentes árabes que afirma que cada combatiente recibió cuatro camellos o cuarenta corderos,165 lo que parece más verosímil, pero todavía es imposible comprobar su veracidad. Algunos otros asimismo se quejaron ante el Profeta del reparto. Uno de los compañeros de Muhammad le indicó que él le había otorgado parte del botín a ‘Uyayna b. Hisn y a al-Aqra’ b. Habis, pero que había dejado por fuera de ese al-Muwatta’, p.254. Ahmad Ibn Hanbal, al-Musnad, Vol. III, pp.426-427. Vol. IV, p.69. Vol. V, p.380. 162 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1680 (Edición de Leiden). 163 Tabari cita el poema hiriente que declamó en el que muestra su inconformidad con los camellos que se le adjudicaron en el reparto. Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh alRusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1681 (Edición de Leiden). Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1681 (Edición de Leiden). Véase también: Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.147. 165 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. 164 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 45 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. reparto a Ju‘ayl b. Suraqa al-Damri, a lo que el Rasul Allah respondió con las siguientes palabras que preservó la tradición y que al-Tabari cita en su obra: Por Aquel en cuya mano está mi alma, Ju‘ayl b. Suraqa al-Damri es mejor que el mundo entero lleno de hombres como ‘Uyayna b. Hisn y al-Aqra’ b. Habis; pero los he tratado con generosidad para que ellos abracen el Islam y he confiado [más bien] a Ju‘ayl b. Suraqa al-Damri a su Islam.166 Lo anterior suscita asimismo algunas interrogantes y nos muestra la forma en que de alguna manera, fuera por motivos políticos, o bien por razones religiosas de atraer a nuevos adeptos al Islam, o que los neófitos fortalecieran su fe, el Rasul Allah repartió el botín capturado en Hunayn de la forma que él creyó conveniente y atinada. Obviamente los reclamos se consideraban inaceptables, pues se trataba de la decisión del Enviado de Allah, cuyas normas eran y son incuestionables. No obstante esto, muchos reclamaron y demandaron de Muhammad una mejor parte del botín. ¿Consideraron injusto el reparto? ¿Pensaron que a algunos se les beneficiaba en detrimento de otros? ¿Por qué las dudas y reclamos? Todas son interrogantes que no se pueden responder con acierto ni a partir de las tradiciones musulmanas ni a partir del estudio de las fuentes árabes. La siguiente tradición asimismo preservada por al-Tabari, nos muestra las particularidades intrínsecas a todo este asunto del reparto de los al-Anfal capturado en Hunayn, pues se indica, contra todo lo que se establece en las decisiones inapelables del Rasul Allah, que otro que se quejó fue Dhu alKhuwaysira de los Banu Tamim. Éste habló al Profeta y le dijo que él no había sido justo en el reparto del botín capturado en Hunayn, por lo que Muhammad se enfureció y entonces le explicó que si no había justicia con él, con quién más podría haber justicia en el mundo. Entonces ‘Umar Ibn al-Khattab le manifestó al Rasul Allah que si él le daba permiso mataría a ese hombre. Muhammad se Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1681-1682 (Edición de Leiden). Traducción de los autores. 166 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 46 ROBERTO MARÍN GUZMÁN opuso a ajusticiar a Dhu al-Khuwaysira.167 En esta tradición preservada por al-Tabari, se afirma que Dhu al-Khuwaysira se quejaba ante el Profeta por el reparto del botín capturado en Hunayn. Sin embargo, otra tradición asimismo preservada por al-Tabari y que este cronista la cita con detalle, contradice la anterior,168 pues indica que Dhu al-Khuwaysira le reclamaba al Profeta el reparto de los bienes que ‘Ali Ibn Abi Talib había capturado en el Yemen y que había enviado al Rasul Allah. Según esta otra tradición no se quejaba por el reparto del botín obtenido en Hunayn. En este asunto de nuevo observamos las contradicciones y las múltiples interrogantes que suscita la batalla de Hunayn y el reparto del botín capturado en esta contienda. Como ya se ha indicado para otros casos, nunca sabremos la verdad de este asunto y los verdaderos motivos de las quejas de Dhu al-Khuwaysira. Lo importante a señalar es que hubo muchos que reclamaron una mayor parte del botín e inclusive acusaron al Profeta, como en este caso particular, de injusticia en la distribución de los al-Anfal. Hay en las fuentes árabes un acontecimiento que se menciona que ocurrió después del reparto del botín capturado en la ghazwat Hunayn y se refiere al caso de que un Compañero del Profeta relató que después de Hunayn iba jineteando su bestia y tenía puestas unas sandalias muy rústicas, poco acabadas y ásperas. Su animal se acercó mucho al Enviado de Dios que a su vez iba también jineteando. Este hombre con su sandalia golpeó accidentalmente al Rasul Allah, golpe que le causó una herida y dolor. Entonces Muhammad con su látigo golpeó con fuerza el pie de su Compañero diciéndole que le había dolido y que se fuera a cabalgar detrás de él. Al día siguiente el Mensajero de Allah lo estaba buscando y lo mandó a llamar. Deseaba compensarle el dolor que le había causado el latigazo Véase para mayores detalles: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1682 (Edición de Leiden), donde explica estos asuntos. En las fuentes árabes y al-Tabari no es una excepción, 167 es posible observar el fuerte carácter y con frecuencia violento de ‘Umar Ibn al-Khattab. 168 Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1682 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 47 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. del día anterior y por ello le otorgó ochenta ovejas. 169 Esta historia que parece común y de la vida diaria, nos lleva a preguntarnos por los números de camellos, ovejas y otros animales que se podían capturar en una sola batalla y la forma en que se repartían como botín de guerra. Todo esto nos mueve a preguntarnos: ¿De dónde tendría Muhammad esas cantidades de animales para luego repartir? ¿Serán cifras exageradas? ¿Sería que el Profeta dispuso para compensar a su Compañero con ese número de ovejas, de la quinta parte del botín de guerra que se reservaba al Estado islámico? ¿Lo habría hecho de la parte del botín que le correspondió a él? Son preguntas que las fuentes no nos permiten contestar con acierto. Solo nos es posible especular y volver sobre lo mismo: las fuentes árabes parecen exagerar los números. Mientras estaban en este reparto en Ji‘rana, que suscita tantas dudas, llegaron a Muhammad diecinueve jefes tribales de los Hawazin del clan de los Banu Sa‘d b. Bakr que deseaban la paz y la conversión de toda la tribu al Islam. 170 Otras fuentes árabes tienen información diferente, como por ejemplo el Kitab al-tabaqat de Ibn Sa‘d que provee datos diferentes a los de al-Tabari. 171 Ibn Sa‘d asegura que eran catorce los miembros de los Hawazin que se dirigieron al Profeta. Zuhayr b. Surad, conocido como Abu Surad 172 era quien presidía la delegación de los Hawazin y le informó al Rasul Allah que todos deseaban convertirse al Islam. También le suplicó que los musulmanes devolvieran a estos delegados sus esposas e hijos capturados en Hunayn. Muhammad aceptó su conversión y la de todos los miembros de los Hawazin y les informó que estaba dispuesto a devolverles sus bienes y sus familias, pero de la parte que personalmente le correspondía a él. Los emisarios de los Hawazin asimismo Esta historia la preservó al-Tabari. Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1683 (Edición de Leiden). 170 Para mayores detalles al respecto véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1675 (Edición de Leiden). Véase también: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, passim 169 (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 171 Véase: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. I, Parte I, p.72. 172 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1675 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 48 ROBERTO MARÍN GUZMÁN reclamaron los miembros de las familias de los otros integrantes de los Hawazin que permanecían cautivos en manos de los musulmanes. Para lograr esto último suplicaron la intercesión del Mensajero de Allah ante los otros combatientes musulmanes para que a su vez devolvieran las mujeres y los niños capturados. Por este motivo el Rasul Allah con habilidad reunió a los jefes de las diferentes unidades del ejército y los convenció de que ellos también renunciaran a su parte de los cautivos. Muy pocos rehusaron hacerlo y la gran mayoría siguió las sugerencias del Enviado de Allah, tanto de los Muhajirun como de los alAnsar. 173 ‘Uyayna b. Hisn, por ejemplo, rechazó tajantemente la idea o sugerencia de devolver las mujeres que se le habían adjudicado en el reparto y lo hizo a su nombre y a nombre de los Banu Fazara al-Aqra’ Ibn Habis al-Tamimi. Según las fuentes, con vehemencia indicó que a lo que a él concernía, así como a todos los Banu Tamim, ninguno de ellos renunciaría al botín asignado.174 Por otro lado, ‘Abbas b. Mirdas rehusó devolver lo que consideraba como su propiedad capturada en Hunayn y habló al mismo tiempo a nombre de los Banu Sulaym, a los que representaba. 175 Sin embargo, los Banu Sulaym no siguieron sus indicaciones, aceptaron más bien las peticiones del Profeta y entregaron a los cautivos. Fue entonces cuando el Rasul Allah prometió que aquel que devolviera a los cautivos, recibiría seis camellos del próximo botín, por cada uno de los cautivos que entregara a sus familias. Al-Tabari asegura que los musulmanes entonces regresaron las mujeres y los niños a sus familias.176 La historia continúa y algunos con insistencia trataron de convencer a ‘Uyayna b. Hisn para que devolviera la mujer que todavía mantenía en su poder. Parece que tanto le insistieron que finalmente aceptó entregarla a sus familiares por los Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1676 (Edición de Leiden). 174 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1676 (Edición de Leiden). Al-Tabari nos explica en su obra que algunos musulmanes estaban muy satisfechos con lo que habían obtenido como botín de guerra y rehusaban con vehemencia devolver parte del al-Anfal. 173 Para mayores detalles al respecto véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1676 (Edición de Leiden). 176 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1676 (Edición de Leiden). 175 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 49 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. seis camellos que había ofrecido el Profeta del próximo botín.177 Sin embargo, respecto de las informaciones contenidas en las fuentes no se puede llegar a una conclusión definitiva. Solo es posible indicar que así parece haber sido. Después de esto, el Profeta preguntó por Malik Ibn ‘Awf y le indicaron que todavía estaba en al-Ta’if. Entonces les pidió que le informaran que si él abrazaba el Islam, el Mensajero de Allah le devolvería todos sus bienes (que se habían preservado intactos y no se habían repartido) y que además le daría adicionalmente cien camellos más. Cuando Malik Ibn ‘Awf se enteró de este ofrecimiento, salió de al-Ta’if furtivamente y sin que nadie lo viera, pues temía una represalia de la tribu de los Thaqif. Se reunió con el Profeta en Ji‘rana o en la Meca, pues las fuentes no indican con precisión el lugar dónde lo hicieron. Malik se convirtió al Islam y recibió a cambio su familia, sus bienes capturados, más los cien camellos adicionales. También el Rasul Allah lo puso a cargo de sus parientes y de las tribus musulmanas de los alrededores de al-Ta’if. Lo anterior nos muestra también la habilidad diplomática y estratégica del Profeta que iba convenciendo a más y más tribus para que se convirtieran al Islam, con lo cual se difundía con rapidez esta religión. Sin duda los ofrecimientos materiales también sirvieron de aliciente para muchas qaba’il árabes. De nuevo la interrogante es sobre el número de camellos que ofreció el Profeta Muhammad a Malik Ibn ‘Awf por su conversión al Islam. ¿De dónde se obtendrían? ¿De lo que personalmente le correspondió al Rasul Allah, o de la quinta parte reservada al Estado islámico que, como ya se ha indicado, Muhammad administraba? Son interrogantes que no podemos responder de forma clara, sino solo especular. En todo caso, llama la atención, una vez más, el elevado número de esos animales que contiene la tradición islámica y que preservaron las fuentes árabes, en especial Ibn Ishaq, Ibn Hisham, al-Waqidi, Ibn Sa‘d y al-Tabari, entre tantos otros. Durante el reparto de los al-Anfal en Ji‘rana el Rasul Allah ordenó otorgar porciones mayores del botín a los que merecían más.178 Esto asimismo suscita 177 178 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1677 (Edición de Leiden). Véase Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. II, pp.149-157. (Edición de Beirut, 1957-1960). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 50 ROBERTO MARÍN GUZMÁN interrogantes, pues ¿cómo establecer la diferencia entre quiénes merecían más y quiénes menos? ¿Podría interpretarse como favoritismo hacia ciertas personas, familias, clanes o tribus? El Rasul Allah ordenó, por ejemplo, otorgar el doble a los soldados de la caballería sobre los de la infantería, lo que parece lógico, dado que el primero, a diferencia del segundo, provee su propio caballo para la batalla. Lo que ocurrió inmediatamente después en Ji‘rana con el reparto de los al-Anfal capturados en Hunayn, es reflejo de la insatisfacción de muchos musulmanes que combatieron y que notaron ese posible favoritismo, como lo conservó la tradición. Malik Ibn Anas en su al-Muwatta’ preservó esta tradición e informa que al cabalgar el Profeta sobre su camella muy cerca de un árbol, porque muchos lo estaban presionando y siguiendo y a grandes voces le reclamaban una parte mayor del botín capturado en Hunayn, su capa se enredó entre las ramas y cayó al suelo y entonces dijo: “Devolvedme mi capa. ¿Acaso teméis que no reparta entre vosotros lo que Allah os ha dado como botín? Y, ¡Por Aquel en Cuya mano está mi alma!, que si Allah os diera como botín tantos camellos como las acacias de Tihama los repartiría entre vosotros, y no me encontraríais tacaño, ni cobarde,179 ni mentiroso.” Y cuando el Mensajero de Allah (la paz sea con él) desmontó, se puso de pie entre la gente y dijo: “Cumplid (incluso en) un hilo o una aguja, porque el fraude es una vergüenza, un fuego y una ignominia para quienes lo practican.” Dice: “Luego recogió de la tierra un pelo de camello, o algo así y dijo: “¡Por Aquel en Cuya mano está mi alma!, que no me corresponde de lo que Allah os ha dado como botín ni siquiera algo como esto, a excepción del quinto; y el quinto revierte a Véanse también: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1675-1686 (Edición de Leiden). Ibn Kathir, Al-Sirat al-Nabawiyya, Vol. III, pp.638 ss. (Edición de El Cairo, 1964). 179 En términos generales la cobardía en el Islam está muy mal vista. Los egipcios modernos tienen un proverbio que se burla de los soldados cobardes y dice así: لتق نمريخ هللا هازخا رف “( هللا همحريÉl huyó, ¡desgracia para él!”, es mejor que: “¡él fue asesinado [en el combate] Allah tenga misericordia de él!”). Para mayores detalles véase: Burckhardt, Arabic Proverbs, p.171. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 51 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. vosotros”. 180 Es posible inferir que después de estas fuertes palabras del Profeta, quienes demandaban una mayor parte del botín se hubieran tranquilizado y se hubieran conformado con lo que les correspondió, pues la tradición no vuelve sobre estas quejas, ni nos informa sobre nuevos reclamos. Esto es lo que podemos suponer del contexto ya que las fuentes guardan silencio sobre nuevos reclamos por el botín. En relación con el reparto del botín en Hunayn, tanto al-Waqidi, como al-Tabari citan una tradición más en la que se asegura que a cada hombre de infantería se le otorgaron cuatro camellos o cuarenta ovejas, lo que agrega mayor confusión a todo lo que se viene explicando.181 Al respecto al-Waqidi escribió las siguientes líneas:182 هللا لوسررمأ مث، ملسو هيلع هللا ىلص، سانلا ءاصحإب تباث نب ديز مئانغلاو، سانلا ىلع اهضف مث، مهماهس تناكف، نوعبرا وأ لبإلا نم عبرأ لجر لكل ةاش. Entonces el Rasul Allah, la paz sea con él, ordenó a Zayid bn. Thabit estar a cargo (contabilizar a la gente del Profeta y el botín de guerra) del reparto (de los cautivos y) de los botines [de guerra] y los repartió entre todos y así a cada hombre [se le otorgaron] cuatro camellos o cuarenta ovejas.183 Estas cifras parecen más razonables, aunque debido a las divergencias en Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. Véanse también: Ahmad Ibn Hanbal, Al-Musnad, Vol. III, pp.426-427. Vol. IV, p.69. Vol. V, p.380. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1678-1679 (Edición de Leiden). 181 Para mayores detalles véanse: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1685 (Edición 180 de Leiden). Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. 182 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. Traducción de los autores. 183 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. Traducción de los autores. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 52 ROBERTO MARÍN GUZMÁN las otras tradiciones se nos hace imposible saber con exactitud los números de animales que se otorgaron a cada soldado, de infantería o de caballería. Al-Tabari también menciona que al-Waqidi asegura que a los hombres de la caballería se le otorgaron partes adicionales del botín, por haber contado con un caballo para el combate.184 Sin embargo, al-Tabari no es específico en esta información que, obviamente, añade más dificultades al citar otra tradición más. Al-Waqidi en su Kitab al-Maghazi, indica que los hombres de la caballería recibieron doce camellos o ciento veinte ovejas.185 Así escribió: لبإلا نم ةرشع ىتنثا ذخأ اسراف ناك نإف، ةاش ةئامو نيرشع وأ، هعم ناك نإو هل مهسي مل دحاو سرف نم رثكأ A cada caballero se le otorgaron doce camellos o ciento veinte ovejas y aunque (el caballero) tuviera más de un caballo, no se le dio más.186 Lo anterior agrega más cuestionamientos y suscita nuevas inquietudes sobre el número de animales capturados y luego las formas en que se repartieron. Todo ello es debido a las distintas tradiciones que contienen las diferentes fuentes históricas, como las mencionadas de al-Waqidi y al-Tabari. Después de la batalla de Hunayn y del reparto del botín, el Profeta envió a ‘Amru b. al-‘As a recaudar la sadaqa (a veces se utiliza este término como sinónimo de la zakat)187 de los dos clanes Jayfar y ‘Amr, que eran los líderes del grupo Julanda, perteneciente a la tribu de los Azd. Estaban ubicados en ‘Uman y ya habían aceptado el Islam. 188 Este asunto es importante, pues nos deja ver Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1685 (Edición de Leiden). Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. 185 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. II, p.949. 186 Waqidi, Kitab al-Maghazi, Vol. III, p.949. Traducción de los autores. 187 Sadaqa usualmente se traduce como caridad y zakat como una limosna obligatoria. Si la limosna es obligatoria puede considerarse como un impuesto. En el caso del Islam sería un impuesto religioso y la zakat constituye uno de los cinco pilares (arkan) del Islam. 184 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1686 (Edición de Leiden). Tabari asegura que ‘Amru b. al-‘As recaudó sin problemas los impuestos en la zona, pero devolvió a los pobres lo que les había cobrado. 188 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 53 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. la aplicación de una práctica relevante en el Islam y que constituye uno de los cinco pilares de la religión. También debemos tener en cuenta que ‘Amru b. al-‘As igualmente recaudó el jizya, el impuesto de capitación, de entre los zoroastrianos que vivían en esta zona. Toda la situación del regreso de Muhammad a Medina, tras la ghazwat Hunayn y su fracaso militar en al-Ta’if, era un poco tensa, pues los al-Ansar veían la generosidad del Rasul Allah con los miembros de su tribu Quraysh y al mismo tiempo temían un trato diferente, sobre todo si el Profeta finalmente se iba a vivir a la Meca, su ciudad natal.189 Estos acontecimientos los resume Maurice Gaudefroy-Demombynes, que sigue muy de cerca a al-Tabari, con las siguientes palabras: Los ansar que, como ya hemos visto, habían podido temer que Mahoma volviese a habitar en su ciudad natal, sentían renacer sus temores viéndolo tan generoso a favor de los coreichitas.190 Los reunió en un recinto, apartados de los refugiados, les recordó su antigua intimidad, y les repitió su voluntad de quedarse entre ellos: “¿No os consideráis satisfechos con que esa gente se vaya con camellos y corderos mientras que vosotros volvéis a vuestras moradas con el Enviado de Alá? Señor, conserva en tu misericordia a los ansar, a los hijos de los ansar, y a los hijos de sus hijos, que en el Día del Juicio vuelvan a encontrarse conmigo alrededor de mi estanque.” Los ansar lloraron; y “sus lágrimas corrían por sus barbas”. 191 Cuando el Profeta ya se encontraba en la ciudad de Medina, de regreso de las campañas referidas, llegó a él una delegación de la tribu Thaqif que moraba en la ciudad de al-Ta’if. A los Thaqif los acompañaron algunos de sus aliados, Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1683-1685 (Edición de Leiden). 190 Se refiere a la tribu Quraysh, la misma del Profeta. En la traducción de la obra Mahoma de 189 Gaudefroy-Demombynes se españolizó el término por coreichitas. 191 Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.148. Para mayores detalles véase Tabari, Ta’rikh alRusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1683-1685 (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 54 ROBERTO MARÍN GUZMÁN no sometidos todavía al Islam. Es oportuno recordar que estas qaba’il habían sido objeto de varios ataques de las tribus árabes ya convertidas al Islam y por lo tanto sometidas a la autoridad de Muhammad. El que dirigía esos ataques de varias otras tribus contra los Thaqif de al-Ta’if, era Malik b. ‘Awf, pero de la rama de los Hawazin, el mismo que enfrentó al Profeta en Hunayn. Sin embargo, debido a las promesas de Muhammad, las que ya hemos referido, había abrazado el Islam.192 Otro cuestionamiento que suscita la batalla de Hunayn y los acontecimientos que tuvieron lugar alrededor de esta campaña militar es que según algunas tradiciones preservadas por al-Tabari, Malik b. ‘Awf pudo haberse reunido con Muhammad en Ji‘rana, pero también se indica que pudo haber sido en la Meca. Dos sitios más a lo que señalan otras tradiciones que aseguran que fue en Medina.193 Tras su conversión al Islam, Malik b. ‘Awf tenía la obligación de hostigar a los Thaqif de al-Ta’if, para lo que contaba con el apoyo de las tribus Thumala, Salima y Fahm, ya convertidas al Islam.194 Debido a los inconvenientes que debían enfrentar diariamente en la ciudad de al-Ta’if, los Thaqif decidieron enviar una delegación a Medina para hablar con Muhammad y anunciarle al Profeta que aceptaban el Islam.195 Llegaron a negociar y tenían una gran desconfianza, pues se indica que no comían nada de lo que les ofrecían a menos que sus interlocutores medineses hubieran ingerido parte de los mismos alimentos.196 Según se asevera en las fuentes, deseaban que el Profeta los dispensara de la plegaria y pedían un plazo de tres años para deshacerse de su ídolo. El Rasul Allah, no aceptó esas condiciones y los Thaqif no tuvieron otra Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1678 (Edición de Leiden). 193 Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1678 (Edición de Leiden). 194 Véanse: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, pp.39 ss. (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1678 (Edición de Leiden). 195 Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.1678 (Edición 192 de Leiden). 196 Para más información al respecto, véanse las atinadas explicaciones de GaudefroyDemombynes, Mahoma, p.148, para lo que sigue minuciosamente la obra de al-Tabari. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 55 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. opción más que abrazar el Islam de forma clara y directa, con el propósito de lograr la paz. Es más, se asegura que el tesoro del ídolo de los Thaqif en alTa’if, sirvió para pagar las deudas que tenía el jefe de la tribu que se convirtió al Islam.197 A esta conversión de los Thaqif, que siguió a la de los Hawazin como ya se indicó, debemos agregar que también se sometieron a Allah y abrazaron el Islam las tribus de los Ghatafan y de los Sulaym. Las delegaciones de las diversas tribus que llegaban al Profeta para someterse al Islam, tanto de las tribus de la Confederación del Norte (Mudar, Qays, Qays ‘Aylan), como de la Confederación de las tribus del Sur (Qahtan, Kalb, Yemen), con frecuencia llevaban una serie de instrucciones que los jefes de las qaba’il enviaban con sus representantes en las que se hacía saber lo que reclamaban. Aprovechaban entonces la ocasión para indicar que toda la tribu iba a someterse al Islam. Tanto Ibn Hisham en su Sirat al-Nabi, como al-Tabari en su Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, entre otras fuentes, contienen descripciones pormenorizadas de estos acontecimientos.198 Las fuentes relatan que a las delegaciones las recibía Bilal (el primer negro convertido al Islam, como agradecimiento de que los musulmanes compraron su libertad), para lo que se seguía un ceremonial que el Profeta había establecido. Las delegaciones habitaban en la casa de los huéspedes, que usualmente era la de Ramla bint alHarith al-Najariyya, donde los trataban con cortesía y generosidad por espacio de diez días y luego estos representantes de sus jefes tribales regresaban colmados de regalos,199 lo que se puede considerar como un ejemplo de la tradicional hospitalidad árabe. La batalla de Hunayn suscita muchas interrogantes que no podemos responder con acierto, ni a partir de las tradiciones musulmanas, ni a partir de las Gaudefroy-Demombynes, Mahoma, p.148. Véase: Ibn Hisham, Sirat al-Nabi, Vol. IV, passim (Edición publicada por Dar al-Tala’i‘ en Madinat Nasr, El Cairo). 197 198 Para más información véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, p.175 (Edición de Leiden). Al-Tabari enumera todas las campañas militares de Muhammad. Véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1756-1757 (Edición de Leiden). 199 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 56 ROBERTO MARÍN GUZMÁN fuentes árabes. Sin embargo, esta ghazwa, significó un gran éxito militar para el Profeta. Después del enfrentamiento el Rasul Allah repartió el botín de manera que consolidó la reciente conversión al Islam de algunas personas y tribus. Este triunfo castrense le permitió asimismo ejercer presión, desplegar su diplomacia y desarrollar algunas tácticas para lograr la conversión de los Hawazin y de los Thaqif de al-Ta’if. Con estas conversiones el Islam se difundió con gran rapidez entre estas y otras tribus de esas regiones. 3. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL FRAUDE CON LOS AL-ANFAL (LOS BOTINES) DE GUERRA EN LOS PRIMEROS TIEMPOS DEL ISLAM Y SU CONDENA EN EL INFIERNO. En un gran número de ahadith el Profeta prohibió el fraude con los alAnfal, como el hadith citado más arriba de al-Muwatta’ de Malik Ibn Anas. 200 En otros ahadith se asegura que el fraude es una vergüenza y un serio delito. 201 El propósito de esta parte es analizar la prohibición del fraude con los al-Anfal, así como explicar que no obstante las prohibiciones existentes muchos encontraron medios para burlar la vigilancia y los controles y adquirieron riquezas de forma fraudulenta. Es oportuno indicar que en esta sección se utiliza principalmente el término al-Anfal para referirse a los botines de guerra, aunque hay otros términos en árabe que se emplean con el mismo significado, como ghanima, ghunm y fay’ principalmente. Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. Véanse también: Ahmad Ibn Hanbal, Al-Musnad, Vol. III, pp.426-427. Vol. IV, p.69. Vol. V, p.380. Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1678-1679 (Edición de Leiden). En las notas que siguen no aparecen las referencias completas de todas las obras, excepto aquellas en las que se consideró necesario. Para obtener la referencia completa el lector deberá consultar la bibliografía. 200 Para mayores detalles véase: Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. Véanse también: Ahmad Ibn Hanbal, Al-Musnad, Vol. III, pp.426-427. Vol. IV, p.69. Vol. V, p.380. Tabari, Ta’rikh alRusul wa al-Muluk, Vol. I, pp.1678-1679 (Edición de Leiden). 201 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 57 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. El Profeta Muhammad prohibió el fraude en todas sus formas, fuera en el comercio,202 en las actividades de la vida diaria y en el reparto del botín (ديلقت ) منغلا.203 En el reparto del botín tras la batalla de Hunayn quedó claro que las decisiones del Rasul Allah eran incuestionables, aunque algunos protestaron y reclamaron una mejor parte de los al-Anfal ,como ya se explicó. También la honradez y la justicia en el reparto del botín eran de extrema importancia y por ello el fraude con los al-Anfal obtenidos en la lucha fi sabil Allah, era oprobioso y condenable. En la batalla de Hunayn, por ejemplo, murió un hombre y cuando le informaron al Profeta enunció el siguiente hadith que se complementa con muchos otros: “Rezad vosotros por vuestro compañero.” A los que estaban ahí al oír esto les cambió la cara. Zayd aseguró que el Mensajero de Allah (la paz sea con él) dijo: “Vuestro compañero ha cometido fraude en el camino de Allah (es decir, en el reparto del botín)”. Dice: “Abrimos sus pertenencias y encontramos abalorios de los judíos que no valían ni dos dirhams.” 204 El hadith anterior amerita algunos cometarios puntuales. En primer lugar lo serio y denigrante de cometer fraude con el botín capturado en las campañas militares por la causa de Dios, pues todo lo obtenido en estas expediciones fi sabil Allah pertenece a Dios y a Su Enviado, de acuerdo con el al-Qur’an, sura al-Anfal (los botines), número VIII, aya 1. 205 Lo anterior muestra la importancia Respecto de la prohibición de fraude en la Sunna del Profeta, véase: Muslim, Sahih Muslim, passim. Para mayores detalles véase también: Marín-Guzmán, “Trade and Traders in Islamic Tradition”, passim. Roberto Marín-Guzmán, “Prohibitions and regulations of pre-Islamic commercial transactions: the formation of early economic law in Islam”, en Revue Entreprise et Commerce, (Université d’Oran, Argelia), No. 5, 2009, pp.67-102. 203 Para más información al respecto, véase: Bukhari, Sahih al-Bukhari, Vol. III, p.179. También: Jean-Louis Déclais, “La kunya du Prophète et le partage du butin. Un midrash sur Josué?”, en Arabica. Revue d’ études arabes et islamiques, Vol. XLVI, Fasc. 2, 1999, pp.176192. 202 Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. 205 Para la importancia de los botines capturados a los enemigos, tanto lo que contiene el al-Qur’an al respecto, como la Sunna del Profeta, véase por ejemplo: Ibn Kathir, Tafsir al204 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 58 ROBERTO MARÍN GUZMÁN de la hermandad entre los musulmanes, respetar los tratados que se han hecho entre ellos, así como el reparto del botín. El Profeta agrega la condena del fraude/ robo de los al-Anfal. Es tan impactante este delito, que Muhammad no rezó por el muerto aludido en líneas anteriores, porque había cometido un fraude con el botín capturado. Es factible inferir que si el Rasul Allah no quiso rezar por ese difunto –cuyo nombre no trascendió y no lo contienen las fuentes– ni implorar la misericordia de Allah para que lo perdonara era debido a lo grave de la falta cometida. Tampoco lo consideró un mártir, aunque hubiera muerto fi sabil Allah. Probablemente con esta práctica el Mensajero de Allah manifestaba lo serio del delito, pero permitió que sus compañeros rezaran por él. Del hadith se puede igualmente deducir que queda entonces en al-‘adala, en la justicia de Allah, si se salva o se condena. Otro asunto a comentar es el referente al escaso valor de lo robado, que según lo manifestó el propio Profeta, no llegaba ni a dos dirhams (la moneda de plata). De igual forma es importante llamar la atención sobre el hecho de que los abalorios eran de los judíos, o bien, de lo capturado a los judíos probablemente en Khaybar, aunque en la tradición no se indica con claridad el sitio de su procedencia, lo que constituye una gran interrogante –entre muchasque suscita la batalla de Hunayn. En al-Muwatta’ del jurista Malik Ibn Anas también se preservó otro acontecimiento de la vida y obra de Muhammad, en que se describe otro incidente de fraude.206 En una ocasión el Profeta fue a visitar a la gente tribu por tribu y a pedir por ellos, pero de repente se alejó de una de las tribus.207 Cuando le preguntaron la razón de ello respondió que habían encontrado en las albardas de un hombre de esa qabila un collar de ónix obtenido fraudulentamente. No se menciona que lo hubiera robado de los al-Anfal, pero es factible inferirlo del Qur’an, Vol. III, pp.273-355. (Edición de Beirut, 1966). Véase también: Isma‘il Ibn ‘Umar Ibn Kathir, Al-Musnad al-Faruq, Amir al-Mu’minin Abi Hafs Ibn ‘Umar Ibn al-Khattab wa Aqwaluhu ‘ala Abwab al-‘Ilm, Dar al-Wafa’, Al-Mansura, Egipto, 1991 (Dos Volúmenes), Vol. II, pp.582-584. 206 Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. 207 Para mayores detalles véase: Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 59 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. contexto. El relato continúa indicando que entonces el Rasul Allah pronunció el takbir sobre ellos –se entiende sobre los miembros de esa qabila– como se hace con los difuntos. 208 Esta historia es asimismo relevante porque muestra un caso más de fraude, probablemente con el botín obtenido en las campañas fi sabil Allah. A diferencia del hadith mencionado anteriormente en el que se explica que el Profeta no quiso rezar por un hombre que había cometido fraude con el botín capturado en las actividades militares por la causa de Dios, quizá en Khaybar, en esta otra ocasión al pronunciar el takbir sobre ellos como se hace con los difuntos, los declaraba muertos. Además dio a entender que los que cometían fraude con la ghanima obtenida en las batallas contra el enemigo, irían a quemarse en el fuego del Infierno. Otro caso de fraude con el botín de guerra se menciona asimismo referente a la batalla por la conquista del oásis de Khaybar. Después de esta captura al Profeta le regalaron un sirviente negro llamado Mid‘am. El Rasul Allah se dirigió entonces al Wadi al-Qura209 y en este lugar, mientras Mid‘am bajaba la silla de montar de Muhammad, una flecha perdida lo alcanzó y lo mató. Entonces la gente dijo: “Enhorabuena, suyo es el Paraíso”. Y dijo el Mensajero de Allah (la paz sea con él): “¡No! por Aquel en Cuya mano está mi alma que el manto que tomó el día de Khaybar procedente del botín y que no le había tocado en el reparto, encenderá un fuego sobre él”.210 El hadith anterior nos da a entender y corrobora lo que antes había aseverado el Profeta Muhammad, que los que hagan fraude o roben de los al-Anfal irán al Infierno. Para el caso anterior del sirviente negro Mid‘am su manto arderá con él, lo que puede interpretarse que Mid‘am estará en el Infierno. Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.254. 209 Para más información sobre el Wadi al-Qura, véanse: Ibn Sa‘d, Kitab al-tabaqat, Vol. 208 II, pp.89 ss. (Edición de Beirut, 1957-1960). Shawqi, Ghazwat Khaybar. Al-Fath al-Qarib, passim, en especial pp.108-110. 210 Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.255. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 60 ROBERTO MARÍN GUZMÁN Todo lo anterior referido a los casos de fraude con el botín capturado de los enemigos en las batallas fi sabil Allah, se puede complementar con otra tradición, asimismo compilada por Malik Ibn Anas, que pasó a ser parte de la Sunna. En esta tradición el califa Abu Bakr, miembro de los Ashab al-Rasul, le ordena diez cosas a Yazid Ibn Abi Sufyan, comandante de un batallón que el califa envió a Bilad al-Sham (Siria), entre ellas no cometer fraude –se entiende con el botín capturado– . Le dijo lo siguiente: Y te encomiendo diez cosas: que no mates a ninguna mujer; ni a ningún niño; ni a ningún anciano decrépito; y que no cortes ningún árbol que dé fruto; ni arruines nada que esté habitado; ni mates a ninguna oveja, ni camello, excepto para alimentarse; y que no quemes ninguna palmera, ni la hagas pedazos; y no cometas fraude, ni seas cobarde.211 Si el fraude en el reparto del botín se dio en la época de Muhammad, como los ejemplos ya señalados, es posible pensar que pudieron haber ocurrido muchos casos más en las numerosas campañas militares que los musulmanes llevaron a cabo hacia las distintas direcciones. No fue posible para las autoridades musulmanas detectar todos los casos de fraude y por ello no quedaron registrados, pero podemos especular, inferir, que muchos más pudieron haber tenido lugar a lo largo de los siglos. Al respecto podemos mencionar lo acontecido en la captura de los tesoros visigóticos en la conquista árabe-musulmana de al-Andalus en el año 711.212 Aunque en las fuentes puede haber exageraciones en las cantidades Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.248. Es oportuno recordar que el fraude, la hipocresía, la envidia, la avaricia, la enemistad, la arrogancia, el engaño, entre tantas otras prácticas, además de las enunciadas en el pasaje anterior, las condenaban con fuerza los juristas. Así lo hicieron a lo largo de los muchos siglos del Dar al-Islam. Al respecto véase por ejemplo: Ghazali, On Knowing this World and the Hereafter, p.41. 212 Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, p.94. Abu Bakr Ibn ‘Umar Ibn alQutiyya al-Qurtubi, Ta’rikh Iftitah al-Andalus, editado y traducción al español (Historia de 211 la Conquista de España) de Julián Ribera, Tipografía de la “Revista de Archivos”, Madrid, 1926, passim. Kennedy, Las Grandes Conquistas Árabes, passim, en especial pp.370 ss. Roberto Marín Guzmán, Sociedad, Política y Protesta Popular en la España Musulmana, Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 61 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. de riquezas capturadas, así como leyendas, al referirnos detalladamente a estos asuntos podemos observar ciertas irregularidades ya que algunos líderes militares, aprovechándose de las circunstancias, pudieron haber escondido parte del botín capturado para usos personales, o para otros propósitos, como se explica a continuación. Las fuentes árabes describen minuciosamente los tesoros capturados por Tariq bn Ziyad, en cuenta la ma’ida Sulayman, la mesa de Salomón, el famoso rey judío de la Antigüedad. Esta era una exquisita mesa cubierta de oro, con incrustaciones de piedras preciosas, de un valor que el cronista menciona de 200.000 dinares, ( )ىتئامب فلا رانيدtal como lo manifiesta Abu al-Qasim ‘Abd al-Rahman b. ‘Abd Allah Ibn ‘Abd al-Hakam (m.871) en su Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus. Los visigodos custodiaban con gran celo este tesoro en un lugar secreto a las afueras de Toledo.213 La obra de Ibn ‘Abd al-Hakam es una de las más importantes para el estudio de la conquista de al-Andalus, dado que fue una de las primeras fuentes y como tal resultó un punto de referencia obligatorio de todos los cronistas posteriores que narraron las hazañas de Tariq bn Ziyad y Musa Ibn Nusayr en la conquista de la península Ibérica. Las descripciones de las riquezas que Tariq capturó en al-Andalus, tal como lo narra Ibn ‘Abd al-Hakam, son de gran relevancia, aunque debemos Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2006, passim, en especial pp.86-87. Roberto Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, en Diego Melo Carrasco y Francisco Vidal Castro, A 1300 años de la conquista de al-Andalus (711-2011). Historia, cultura y legado del Islam en la Península Ibérica, Centro Mohammed VI para el diálogo de civilizaciones, Coquimbo, Chile, 2012, pp.133-188. 213 Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, p.94. Véase también: Abu Bakr Ibn ‘Umar Ibn al-Qutiyya al-Qurtubi, Ta’rikh Iftitah al-Andalus, passim, en especial pp.128-129 del texto árabe, (pp.112-113 de la traducción al español) y p.139 del texto árabe, (pp.121122 de la traducción al español). Véase también: Roberto Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, en Estudios de Asia y África, Vol. XLVIII, Número 2, (151) 2013, pp.449-486. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 62 ROBERTO MARÍN GUZMÁN señalar que posiblemente las cantidades de esos tesoros están exageradas y se ubican principalmente en el nivel de la leyenda por la cantidad de oro, plata, piedras preciosas y otros bienes, incluyendo las coronas de los reyes visigodos.214 Sin duda la información respecto de la mesa de Salomón es una leyenda, pues son muy pocas las fuentes que mencionan este tesoro, 215 y las referencias siguen minuciosamente a los primeros cronistas iniciadores del mito. Por otro lado, solo existen escasas menciones en algunas obras cristianas, quizá como repetición de la leyenda. Algunos autores medievales inclusive aseguran que no era la mesa de Salomón, sino que se trataba de un tesoro de origen visigodo. El hecho de que este tesoro no haya sobrevivido, ni existan informaciones confiables y contundentes en las fuentes árabes sobre su paradero, o sobre su suerte final, nos lleva a la conclusión de que todo el asunto es un mito que sirvió el propósito de alimentar la codicia y el interés de muchos para continuar las campañas militares y las conquistas en Europa. La leyenda asegura que Tariq le arrancó una pata y la sustituyó por otra de madera burda216 y tras entregar a Musa Ibn Nusayr los tesoros capturados, le informó que desafortunadamente así había encontrado la ma’ida Sulayman, mientras conservaba secretamente en su poder la pata original Para mayores detalles véase: Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, pp.94 ss. Véase también: Marín Guzmán, Sociedad, Política y Protesta Popular en la España Musulmana, passim, en especial pp.86-87. Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. 215 Entre las fuentes árabes que mencionan la mesa de Salomón está por ejemplo Ibn alQutiyya, Ta’rikh Iftitah al-Andalus, pp.128-129 del texto árabe, (pp.112-113 de la traducción al español) y p.139 del texto árabe, (pp.121-122 de la traducción al español). Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. Véase también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, 214 pp.449-486. 216 Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, p.94. Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 63 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. arrancada a la mesa. Aquí vemos a un líder militar que conserva para sí parte del botín capturado en la conquista fi sabil Allah, para aparentemente para los propósitos que se explicarán más adelante, aunque siempre queda la duda de que si no los hubiera mandado a llamar el califa y rendir cuentas en Damasco, si se habría dejado la pata cubierta de oro y llena de piedras preciosas para enriquecerse de los al-Anfal capturados. ¿Habrá habido otros casos semejantes en al-Andalus o en otras latitudes? Es una pregunta cuya respuesta nos mueve a la reflexión. Mientras tanto, Musa Ibn Nusayr con su ejército conquistó Sevilla (con la ayuda de su mawla Mughith), Mérida y otros pueblos en su camino a Toledo. Musa y Tariq se encontraron en Talavera, cerca de Toledo, y juntos en el 714 dirigieron la captura de Zaragoza, Huesca y Lérida. La meta de los invasores era adueñarse de la totalidad del reino visigodo. Después de estas conquistas los musulmanes impusieron varios tributos a los pueblos sometidos. También se dispuso la confiscación de las propiedades y riquezas de los visigodos que hubieran muerto o huido durante las campañas militares. Los conquistadores asimismo se apropiaron de los dineros de algunas iglesias.217 En las fuentes árabes hay información contradictoria acerca del lugar donde Tariq y Musa se unieron para continuar juntos la conquista de muchas otras ciudades de al-Andalus. Algunas fuentes afirman que se unieron en Talavera, que parece ser el lugar más indicado y posible donde coincidieron los dos ejércitos para continuar juntos. Esta es la opinión más aceptada por los historiadores. Sin embargo, hay otras fuentes que sostienen que ambos conquistadores se unieron en Toledo. Todavía hay otras que aseguran que fue en Almaraz, cerca de Talavera. Véase: Abu al-‘Abbas Ahmad Ibn Muhammad Ibn ‘Idhari al-Marrakushi, Al-Bayan al-Mughrib fi Akhbar al-Andalus wa al-Maghrib, editado por Reinhart Dozy, G.S. Colin, Évariste Lévi-Provençal, Dar al-Thaqafa, Beirut, s.f.e., Vol. II, p.8. También: Abu al-‘Abbas Ahmad b. Muhammad al-Maqqari, Kitab Nafh al-Tib, editado por Reinhart Dozy y Gustave Dugat, E.J. Brill, Leiden, 1855-1861, reimpresión, AMS, Amsterdam, 1967, Vol. I, p.253. Akhbar Majmu‘a, editado y traducción al español de Emilio Lafuente y Alcántara, Imprenta de M. Rivadeneyra, Madrid, 1867, p.18. Mustafa Abu Dayf Ahmad, Al-Qaba’il al-‘Arabiyya fi al-Andalus Hatta Suqut al-Khilafa al-Umawiyya (710-1031), Dar al-Nashr 217 al-Maghribiyya, Casablanca, 1983, pp.42-43. Shams al-Din Abu al-Barakat Muhammad Ibn Ahmad Ibn Iyas al-Hanafi, Kitab Nashq al-Azhar fi ‘Aja’ib al-Aqtar, manuscrito número 2407 (Mixt 1228), en Österreichischen Nationalbibliothek, Viena, passim, en especial p.17. Para Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 64 ROBERTO MARÍN GUZMÁN Poco después el califa mandó a llamar a estos dos líderes militares para que rindieran cuentas de lo ocurrido y de los tesoros capturados en al-Andalus. La leyenda continúa y nos explica que finalmente Musa y Tariq llegaron a Damasco y que rindieron cuentas al califa Sulayman, pues ya al-Walid I había muerto. Aquí las fuentes discrepan y contienen informaciones disímiles y contradictorias. Abu al-‘Abbas Ahmad b. Muhammad al-Maqqari, por ejemplo, en su Nafh al-Tib,218 explica, de acuerdo con Abu Marwan Ibn Hayyan, que fue el califa Sulayman Ibn ‘Abd al-Malik y no al-Walid I quien castigó a Musa Ibn Nusayr. Sin embargo, la obra Ta’rikh Iftitah al-Andalus de Abu Bakr Ibn ‘Umar Ibn al-Qutiyya contiene información distinta y asegura que Musa Ibn Nusayr entró en la corte del califa al-Walid I antes de que éste muriera, no obstante lo que explica respecto del emisario que Sulayman envió a Musa indicándole que retrasara el viaje lo más posible para que cuando llegara a Damasco ya al-Walid I hubiera muerto. Esto era con el propósito de que rindiera cuentas ante Sulayman que asumiría como el nuevo Amir al-Mu’minin.219 Por otro lado, de acuerdo con Ibn ‘Abd al-Hakam, Musa llegó a Damasco poco después de la muerte de al-Walid I, por lo que tanto Musa Ibn Nusayr como Tariq bn Ziyad informaron al califa Sulayman de sus conquistas y de los botines capturados en al-Andalus.220 Todo se complica aún más detalles y descripciones de las distintas ciudades de al-Andalus, a pesar de que algunas de esas descripciones son tardías, véase: Abu Yahya al-Qazuini, Kitab ‘Aja’ib al-Buldan, manuscrito número 4895 gg 32, en la Biblioteca Nacional de Madrid, passim, especialmente pp.477-478. Véase también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. 218 Maqqari, Nafh al-Tib, Vol. I, pp.167-168, en especial Vol. I, p.172. Véase también: Maqqari, Nafh al-Tib, Vol. II, pp.7-8. También: Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de alAndalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. 219 Ibn al-Qutiyya, Ta’rikh Iftitah al-Andalus, pp.143-144, del texto árabe, (pp.124-125 de la traducción al español). Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, passim. Para una versión diferente de estos acontecimientos, véase: Ibn al-Qutiyya, Ta’rikh Iftitah al-Andalus, pp.143-144, del texto árabe, (pp.124-125 de la traducción al español). 220 Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 65 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. más cuando al-Maqqari afirma que el califa al-Walid I ya había muerto para cuando Musa Ibn Nusayr y Tariq bn Ziyad llegaron a Damasco.221 El nuevo califa era Sulayman Ibn ‘Abd al-Malik. Abu Marwan ‘Abd al-Malik Ibn alKardabus, en su Ta’rikh al-Andalus, por otra parte, menciona que Sulayman pidió a Musa que demorara su entrada a la corte y que llegara después de que al-Walid I, ya muy enfermo, hubiera muerto.222 Ibn al-Kardabus describe que Musa y Tariq llevaron a Damasco grandes cantidades de oro, plata, zafiros y otras piedras preciosas, además de muchas otras cosas y tesoros.223 También llevaron 400 esclavos ()مجعلا كولم نم لجر ةئام عبرا. 224 Musa ya había llegado a Damasco, pero no a la corte. Sulayman, el nuevo califa, deseaba ser él quien recibiera los tesoros que traía Musa desde al-Andalus.225 Contrario a todos estos Maqqari, Nafh al-Tib, Vol. II, p.8. Véase también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. 222 Abu Marwan ‘Abd al-Malik, Ibn al-Kardabus, Ta’rikh al-Andalus li-Ibn al-Kardabus, editado por Ahmad Mukhtar al-‘Abbadi, Ma‘had al-Dirasat al-Islamiyya bi-Madrid, Madrid, 1971, p.50. Véanse también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. 223 Ibn al-Kardabus, Ta’rikh al-Andalus, p.50. Para más información sobre los tesoros véase también: Ibn ‘Abd al-Hakam, Futuh Ifriqiyya wa al-Andalus, passim. Para mayores detalles al respecto, véase: Marín Guzmán, Sociedad, Política y Protesta Popular en la España Musulmana, passim, en especial pp.84-87. 224 Ibn al-Kardabus, Ta’rikh al-Andalus, p.50. Véanse también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. Marín Guzmán, “La conquista árabemusulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. 225 Ibn al-Kardabus, Ta’rikh al-Andalus, p.50. Véanse también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: 221 el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. Marín Guzmán, “La conquista árabemusulmana de al-Andalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 66 ROBERTO MARÍN GUZMÁN asuntos, el autor anónimo de la Crónica Mozárabe asegura, al igual que otras fuentes, como por ejemplo Ibn al-Qutiyya entre otras autoridades musulmanas, que Musa Ibn Nusayr y Tariq bn Ziyad entraron en la corte del califa al-Walid I en Damasco.226 La Crónica Mozárabe afirma que el califa al-Walid I castigó a Musa e inclusive le hizo montar en su burro viendo para atrás.227 De acuerdo con la leyenda, o lo que podría ser la realidad histórica, una vez en Damasco, Musa y Tariq rindieron cuentas no a al-Walid I, sino al califa Sulayman, lo que parece haber sido más posible, no obstante las informaciones contradictorias en las fuentes árabes. Ibn ‘Abd al-Hakam asevera que Musa rindió cuentas ante el califa Sulayman sobre los tesoros que él había capturado en al-Andalus, incluyendo la valiosa mesa de Salomón, pero que desgraciadamente la había encontrado con una pata menos. A esto Tariq tomó la palabra e indicó que la historia no era así, sino que había sido él quien había obtenido ese gran tesoro, en cuenta la mesa de Salomón, pero le había desprendido una pata, la que había conservado, y que en ese momento presentaba al califa. Con esto se establecía como evidente la mentira de Musa. En estos asuntos lo interesante es notar que una importante fuente histórica como el Futuh Ifriqiyya wa alAndalus de Ibn ‘Abd al-Hakam presenta todas estas descripciones como hechos históricos fidedignos, cuando en realidad son más bien parte de una leyenda, la que se transmitió de crónica a crónica entre los historiadores árabes. Entre ellos podemos mencionar a Abu Marwan Ibn Hayyan, cuyas referencias reproduce al- Crónica Mozárabe del 754 editado y traducción al español por José Eduardo López Pereira, Anubar, Zaragoza, 1980, p.75. Véanse también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de alAndalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. 227 Crónica Mozárabe, p.74. Véanse también: Marín Guzmán, “Los tesoros y la ma’ida Sulayman (la mesa de Salomón) capturados en la conquista árabe de España: el problema de 226 las fuentes históricas y la rendición de cuentas de Tariq bn. Ziyad y Musa Ibn Nusayr ante el califa en Damasco”, pp.449-486. Marín Guzmán, “La conquista árabe-musulmana de alAndalus: entre la leyenda y la realidad histórica”, pp.133-188. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 67 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. Maqqari,228 así como Abu ‘Abd Allah Muhammad Ibn ‘Abd Allah Ibn ‘Abd alMun‘im al-Himyari en su Kitab Rawd al-Mi‘tar,229 que contiene también muchos asuntos históricos a pesar de que es un tratado geográfico. Asimismo es importante señalar, como parte de lo que puede ocultar entre líneas la mencionada leyenda, la posible desconfianza de Tariq de que Musa se iba a jactar y adjudicar la captura de todos los tesoros. Esta narración también nos deja entrever que posiblemente eran frecuentes las rivalidades entre miembros del mismo ejército musulmán. A lo anterior podemos agregar que lo manifestado de que Tariq hubiera podido ocultar una pata de la mesa de Salomón también nos muestra lo débil que podían resultar los controles para que algunos comandantes de los ejércitos no escondieran para beneficio propio parte del botín (ghanima o fay’) capturado en las guerras de conquista. La leyenda asimismo nos lleva a pensar que aunque el comandante principal intentaba preservar y dominar todo para entregar al califa, o a sus intermediarios, los mecanismos de supervisión tenían sus fallas internas y no parecen haber sido muy eficientes. Estos asuntos pueden hacernos pensar que así como Tariq pudo esconder y conservar una parte de la ghanima capturada, quizá otros generales en al-Andalus, en al-Mashriq o inclusive en Ma Wara’ al-Nahr, pudieron haber hecho lo mismo.230 Lo que tanto condenó el Profeta como fraude en el reparto de los al-Anfal, tal vez se dio más a menudo de lo que los líderes musulmanes hubieran deseado. Los llamados del califa al-Walid I y luego la rendición de cuentas de Musa y Tariq ante el califa Sulayman, podrían indicar esos temores de fraude, de que algunos líderes militares tal vez se las ingeniaban para esconder, con propósitos Véase: Maqqari, Nafh al-Tib, Vol. I, p.172 (edición de Leiden, 1855-1860), passim. 229 Abu ‘Abd Allah Muhammad Ibn ‘Abd Allah Ibn ‘Abd al-Mun‘im al-Himyari, Kitab Rawd al-Mi‘tar fi Khabar al-Aqtar, editado por Évariste Lévi-Provençal, Dar al-Ma‘arif, El Cairo, 1937, pp.158-159. 230 Kennedy, Las Conquistas Árabes, passim, en especial pp.370 ss. Véase también: Roberto Marín Guzmán, “La expansión árabe-musulmana hacia Ma Wara’ al-Nahr y los primeros 228 contactos chinos con el Islam: Una visión histórica del encuentro de culturas”, en Susan Chen Mok, et. al., Estudios sobre China desde Latinoamérica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2013, pp.44-76. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 68 ROBERTO MARÍN GUZMÁN particulares, parte de la ghanima capturada a los enemigos fi sabil Allah. Por otra parte, esta descripción que explica detalladamente los grandes tesoros capturados, nos permite reflexionar que con mucha frecuencia las fuentes exageraban las dimensiones de los botines y de las riquezas adquiridas. Recordemos la crítica que al respecto hizo el historiador magrebí ‘Abd al-Rahman Ibn Khaldun (13321406), quien recomendaba dudar de las cifras exageradas de tesoros, ejércitos, tribus, etc.,231 pues la ciencia histórica debe entenderse como lo explica: Mas la ciencia histórica tiene sus caracteres intrínsecos: que son el examen y la verificación de los hechos, la investigación atenta de las causas que los han producido, el conocimiento profundo de la naturaleza de los acontecimientos y sus causas originales.232 Es factible mencionar otro ejemplo de fraude, corrupción o injusticia en el reparto del botín de guerra, en que no se seguían los principios básicos establecidos por el Rasul Allah. Hay evidencia de que con alguna frecuencia a los mawali (los conversos persas al Islam), cuando se les reclutaba en los ejércitos de las guerras expansivas, no solo les pagaban estipendios (‘ata’) menores que a los árabes, sino que les daban una porción menor de los al-Anfal capturados a los enemigos.233 Así, Qutayba Ibn Muslim reclutó en sus filas a persas locales que participaron en la conquista de Asia Central, la zona llamada Ma Wara’ alNahr, hasta llegar a Farghana.234 Su ejército, como muchos otros organizados para las guerras expansionistas por diferentes líderes militares árabes en el este, estaba formado sobre todo por mawali. Sin embargo, los mawali no recibían igual trato que los musulmanes árabes y tenían que conformarse con una parte ‘Abd al-Rahman Ibn Jaldun, Al-Muqaddima, Introducción a la Historia Universal, traducción al español por Juan Feres, Fondo de Cultura Económica, México, 1977, pp. 92-93. 232 Ibn Jaldun, Al-Muqaddima, pp.92-93. 233 Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. II, pp. 1354 ss. (Edición de Leiden). 234 Para mayores detalles véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. II, p. 1354. 231 (Edición de Leiden). Véase también: Marín Guzmán, “La expansión árabe-musulmana hacia Ma Wara’ al-Nahr y los primeros contactos chinos con el Islam: Una visión histórica del encuentro de culturas”, pp.44-76. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 69 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. menor de los botines.235 Las fuentes árabes son explícitas al respecto y muestran cuánta discriminación tenía lugar en el momento de la repartición de las riquezas capturadas en las guerras expansionistas. Este trato injusto a los pobladores iraníes (y a los bereberes en el Maghrib) reclutados en los ejércitos, entre otras razones, como la discriminación y los problemas socio-económicos, derivados de este proceso, fueron los motivos principales por los que los conversos se rebelaron contra los árabes, tanto en el al-Mashriq como en el al-Maghrib, en el Norte de África y en al-Andalus.236 El asunto de los tesoros adquiridos de los enemigos, en las campañas militares fi sabil Allah, es de tal importancia que aparece en el al-Qur’an. En la sura VIII, llamada al-Anfal (los Botines) se establece claramente que lo capturado a los enemigos de Dios es de Allah y del Enviado y que los musulmanes deben arreglar sus diferencias. Este último asunto es importante, porque nos muestra que desde los primeros tiempos del Islam los musulmanes tenían sus disputas, que quizá se originaron en los repartos del botín, o procedían de rivalidades tribales, clánicas o de familias, quizá de muchos lustros anteriores al Islam. El pasaje del al-Qur’an dice así: تاذ اوحلصأو هللا اوقتاف لوسرلاو هلل لافنألا لق لافنألا نع كنولئسي نينمؤم متنك نإ هلوسرو هللا اوعيطأو مكنيب Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. II, p. 1354. (Edición de Leiden). Véase también: Marín Guzmán, “La expansión árabe-musulmana hacia Ma Wara’ al-Nahr y los primeros contactos chinos con el Islam: Una visión histórica del encuentro de culturas”, pp.44-76. 236 Véase Abu al-‘Abbas Shams al-Din b. Abi Bakr Ibn Khallikan, Wafayat al-A‘yan wa Anba’ Abna’ al-Zaman, editado por Ihsan ‘Abbas, Dar al-Thaqafa wa Dar Sadr, Beirut, 1972, Vol. IV, pp. 86-87. Véanse también: Akhbar Majmu‘a, editado y traducción castellana de Emilio Lafuente y Alcántara, Imprenta de M. Rivadeneyra, Madrid, 1867, passim, en especial pp. 6-7 (pp. 20-21 de la traducción española). Patricia Crone, Slaves on Horses. The Evolution of the 235 Islamic Polity, Cambridge University Press, Cambridge, 1980, p. 53. Sobre la discriminación contra los mawali, a quienes se les pagaba menos por sus servicios en el ejército, véase: Tabari, Ta’rikh al-Rusul wa al-Muluk, Vol. II, p. 1354. (Edición de Leiden). Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 70 ROBERTO MARÍN GUZMÁN Te preguntan, Muhammad, por los botines. Responde: “Los botines son de Allah y del Enviado. ¡Temed a Dios! ¡Arreglad vuestras diferencias! ¡Obedeced a Allah y a Su Enviado, si sois creyentes”.237 Este pasaje coránico es importante porque aclara a quiénes pertenecen los al-Anfal: son de Allah y de Su Enviado. Asimismo nos indica que entre los musulmanes había diferencias que debían de superarse. Relacionado con lo anterior de evitar las diferencias y enemistades entre los musulmanes, de igual forma en la Sunna se establece cumplir con el aman; es decir los pactos de paz y seguridad. En el Islam no se acepta incumplir el aman, tanto si se ha hecho el trato, como si se establece por señas,238 debido a las dificultades de comunicación porque hablan idiomas diferentes. En las compilaciones de ahadith, el incumplimiento del aman se da a entender como equivalente a una hipocresía. Recordemos también las implicaciones de la hipocresía y de los hipócritas en el Islam. Al respecto se menciona el caso de cuando el califa ‘Umar Ibn al-Khattab se enteró que los musulmanes perseguían a los persas y cuando éstos se escondían les gritaban matras, 239 que quiere decir no temas, pero cuando salían de sus escondites y estaban al alcance de la espada los mataban. El califa le escribió al gobernante de una tropa que había enviado y le dijo que si se enteraba del paradero de alguien que hubiera hecho eso, le golpearía (dando a entender que lo mataría).240 Al-Qur’an, VIII, 1. Hemos modificado ligeramente la traducción de Juan Vernet. Para mayores detalles véase también: Nasa’i, Tafsir al-Qur’an al-‘Azim, Vol. I, pp.513-531. 238 Para más información sobre este asunto de otorgar el aman por señas, véase: Malik Ibn 237 Anas, Al-Muwatta’, p.249. 239 Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.248. 240 Para más detalles véase: Malik Ibn Anas, Al-Muwatta’, p.248. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 71 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. 4. CONCLUSIÓN De lo explicado anteriormente se puede llegar a un gran número de conclusiones. Sin embargo, enfatizaremos solo en las más importantes. 1. La batalla de Hunayn fue una de las más importantes que combatió el Profeta Muhammad. Sin embargo, es la que más interrogantes suscita debido a las numerosas contradicciones en las diversas tradiciones y en las fuentes árabes. Son tantas las dificultades en esas fuentes que se torna con frecuencia imposible encontrar la verdad, desde quién inició el ataque, si fue el Rasul Allah o si los Hawazin, hasta quién y cómo (o en qué circunstancia) alguien mató a otro. De entre los muchos problemas está el tamaño del ejército musulmán y los pocos mártires consignados en las tradiciones y en las fuentes históricas posteriores. 2. Otro gran problema que muestra las enormes dificultades en las fuentes árabes es el concerniente al botín (exageradísimo) y al reparto del mismo en Ji‘rana. Desconocemos los verdaderos motivos por los cuales el Enviado de Allah ordenó que fuera en Ji‘rana y no en Hunayn. ¿Hubo favoritismo? ¿Por qué otorgó más a unos que a otros en circunstancias distintas de la diferencia entre el caballero y el soldado de infantería? ¿Cómo fue posible que algunos se atrevieran a desafiar al Profeta y le demandaron mayor justicia o equidad en el reparto de los al-Anfal? Todo esto se discutió en este ensayo y se lanzaron éstas y muchas otras interrogantes. 3. Los números de cautivos de los Hawazin, tanto mujeres como niños, capturados en Hunayn nunca los sabremos con certeza, pero cuando ciertas fuentes árabes y tradiciones de los musulmanes – como se analizaron en este ensayo – aseguran que alcanzaban la cifra de seis mil personas, nos parece una exageración. 4- De todo lo explicado en la última sección de este ensayo queda claro Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 72 ROBERTO MARÍN GUZMÁN que la prohibición de robar de los tesoros capturados fi sabil Allah era tan contundente y la gravedad del delito era de tales dimensiones, que el Profeta Muhammad aseguró que el que robara de los al-Anfal tendría el castigo de al-Nar (el Infierno). No obstante las prohibiciones y las aseveraciones del Rasul Allah, desde los primeros tiempos del Islam y en las campañas militares posteriores a lo largo de varios siglos, algunos líderes militares encontraron formas para burlar la vigilancia y los controles y así lograr dejarse fraudulentamente parte de los al-Anfal de guerra. Albahri entre Oriente y Occidente. Revista independiente de estudios históricos, 2, enero - 2016, pp. 4 - 92. ISSN 2444-0515, http://revistaalbahri.com/?page.id=862 73 LA BATALLA DE HUNAYN Y LOS INTERROGANTES QUE SUSCITA. REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA TRADICIÓN MUSULMANA Y LAS FUENTES ÁRABES. BIBLIOGRAFÍA Fuentes Primarias I. Manuscritos árabes Abu al-Fida’, al-Malik al-Muwid, Kitab al-Mukhtasar min Ta’rikh al-Bishr, manuscrito número 1641 en El Escorial. (Este manuscrito continua en el manuscrito número 1760 en El Escorial). Anónimo, manuscrito número 5391 en La Biblioteca Nacional de Madrid. 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