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Guía de l
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El sueño
Capítulo 5.
El sueño
… Y allí estaba yo, Dan Murray, atado a una
silla en el laboratorio del doctor Zelssius.
No vivía una situación tan humillante
desde que aquella chica me dio calabazas
en el instituto. En fin, desde hacía mucho
tiempo. El caso es que tenía que encontrar
la forma de salir de allí. Y rápido.
Liberarse antes de que Zelssius
vuelva con el chip
Hablé con el profesor Mosca, quien
Habla con
Mosca
estaba atrapado (y muy enfadado) en una
jaula colgada del techo. Le pregunté por
las propiedades corrosivas de su saliva y,
acto seguido, le dije que escupiera sobre la
correa que ataba mi mano izquierda.
Mosca hizo lo acordado. Bueno, en realidad
su esputo cayó en la correa que me sujetaba
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el pie. ¡Lo mejor de todo fue que la
rompió!
Con el pie liberado empujé una palanca
que había frente a mí y que hizo descender
la jaula con el profesor.
Usa la palanca
Volví a hablar con Mosca, pero como ya no
estaba enfadado, su saliva había perdido su
poder corrosivo. Intenté cabrearle, sin éxito.
Así que no tuve más remedio que llamar al
doctor dirigiendo mi voz hacia el lugar por
Habla con
Mosca
el que se había ido Zelssius (un pasillo
situado justo debajo de la jaula). Cuando
vino Zelssius, le dije que Mosca preparaba
algo contra él. El doctor roció la jaula de
insecticida. Aproveché el consiguiente
enfado de Mosca para que volviera a
Habla con
Zelssius
escupir. Y sí, esta vez lo hizo sobre el lugar
correcto…
… Desgraciadamente, Mosca fracasó en su
intento de extraer el chip del cerebro de Liz.
Un fragmento quedó alojado en su cabeza.
Liz estaba en coma y, como en los sueños, las
imágenes se sucedían en su subconsciente.
Tenía que vencer su miedo y su vergüenza.
Ese era el único camino que le permitiría
encontrar su verdadero anhelo.
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Superar la vergüenza (parte 1)
Estaba en el ascensor, frente al panel. Pulsé
el botón que conducía al piso 11. Allí, en
una habitación oscura, fijé la mirada en
el lienzo que reposaba sobre el caballete.
Inmediatamente, la estancia se transformó
Ve al piso 11
ante mí en el taller de trabajo de mi
hermana Queenie.
Dar a Queenie cinco escenas
de babéame nena
Queenie y yo hablamos un rato, pero no fui
capaz de devolverle la inspiración. Mirando
Mira el lienzo
alrededor observé que, del lado izquierdo
de la estantería que rodeaba la puerta del
ascensor, colgaba una bala de paja. Fui a
cogerla, pero finalmente decidí quedarme
con el completo kit de costura que había en
Busca en
la bala de paja
su interior. Allí ya no pintaba nada (nunca
mejor dicho), así que, volví al ascensor.
Decidí subir al piso 80, donde se
encontraba el estudio de grabación. De
repente me vi a mí misma sentada tras
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una mampara.
Ve al ascensor
Observé detenidamente una mesa que
estaba rodeada de cajas y me apoderé de
Sube al piso 80
la libreta que había sobre ella. Aquello
trajo a mi memoria la escena de Big Albert
Coge la libreta
de la mesa
en la oficina de FitzRandolph.
Me fijé después en un extraño perchero con
forma de cactus que había junto a la puerta
del ascensor. Al acercarme descubrí una
chapa promocional de la campaña electoral
de FitzRandolph. Entonces recordé los
Coge la chapa
del cactus
oscuros planes del magnate del cine.
Regresé al ascensor para dirigirme al
piso 14. ¡Cielos! Estaba en el cuarto
de baño de la casa de mis padres. De un
extraño perchero, al que de pequeñas
llamábamos el hombre que nos roba las
ganas de bañarnos, descolgué un casco de
moto. Enseguida vinieron a mi memoria
Baja al piso 14
recuerdos de mi huida del zepelín.
No necesitaba nada más. De vuelta en el
ascensor, inserté un botón (de los dos que
me había entregado el Poeta del dolor) en
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el hueco de la izquierda del panel del
elevador.
Coge el casco
Usa un botón
en el hueco
izquierdo
Fue así como llegué al piso 73, donde se
encontraba el salón de baile de mi casa
familiar.
Hablé con Armando, un viejo amigo
robot que me dijo que para poder bailar
necesitaba una tarjeta de baile. ¡Para una
vez que me animaba! El caso es que me
quedé observando la sala y me fijé en
una petaca que había en el suelo, a la
izquierda. Al cogerla, inmediatamente me
acordé de Dan Murray. Después, reparé en
una cubitera con forma de cucurucho que
había en el extremo izquierdo de la barra.
Coge
la petaca
En ella descubrí, mezclado entre el hielo,
un osito de peluche. Me apoderé de él y no
pude evitar recordar el oso polar que había
Coge el osito
visto en el zepelín.
Casi sin darme cuenta, habían venido a
mi memoria cinco intensos recuerdos de
mi vida. ¡Tenía que compartirlos con mi
hermana! Así que cogí el ascensor, fui al
piso 11 y le di a Queenie la libreta, la
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Dale inspiración
a Queenie
chapa, el casco, la petaca y el osito.
Fue suficiente para desatar la inspiración
de la artista, que pintó cinco cuadros
antes de decirme que se le había acabado
el rojo ignífugo. ¡Vaya por Dios!
Por razones obvias que no pienso detallar,
el caso es que me metí de nuevo en el
ascensor y pulsé el botón del piso 14 para
ir al cuarto de baño. Me fijé en la caja
fuerte que tenía enfrente. Intenté abrirla
pero, ¡claro! desconocía la combinación…
Sin embargo, cuando menos lo esperaba,
un señor con falda y sin cabeza que estaba
dentro de un cuadro me aseguró que
él sabía la clave para abrirla. Supongo
Abre la caja fuerte
que es imposible desconfiar de un tipo
como ese. Eso sí, me dijo que me daría la
combinación si, a cambio, hacía algo por él.
Hacer algo por Spencer McDundee
Regresé a la sala de baile (piso 73). Sabía
que tenía que hacer algo allí, pero no me
acordaba. Por si acaso cogí el exprimidor
que había en el extremo derecho de la barra.
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Todo el mundo sabe que un exprimidor
en el bolsillo nunca está de más.
Coge el exprimidor
Volví al ascensor e introduje el segundo
Usa el botón
en el hueco
central
botón que me había dado el Poeta del dolor
en el hueco del medio del panel. Aparecí
en el piso 5. ¡Qué susto me llevé cuando
se abrió la puerta! Una vez recobrado el
aliento, apliqué el exprimidor sobre el
extintor que estaba colgado de un extraño
Usa el exprimidor
con el extintor
árbol tarjetero. Y así conseguí el rojo
ignífugo que necesitaba mi hermana.
Subí al piso 11 en ascensor y le di a Queenie
el color rojo. Mi hermana pintó un retrato
de Scot con la cabeza sobre los hombros. Así
Da el color rojo a
Quennie
conseguí que, como recompensa, Spencer
McDundee me diera la combinación de la
caja fuerte. Abrirla fue coser y cantar. Y
quedarme con la medalla al valor que había
en su interior era lo mínimo que podía hacer
en aquellas circunstancias.
Superar la vergüenza (parte 2)
¡Huy, qué cabeza la mía! Con tanto subir y
bajar me olvidé de conseguir la tarjeta de
baile que Armando me dijo que necesitaba.
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De repente me vino una idea.
Abre la caja
fuerte
Recordé que había visto un árbol tarjetero
en otra sala. ¡Claro, seré tonta! Bajé al
piso 5 y observé que el árbol tenía un
montón de tarjetas, pero todavía estaban
muy verdes. Todo el mundo sabe que las
plantas hay que regarlas…
Otra vez al ascensor; esta vez al piso 14.
Cogí la alcachofa de ducha que había en la
Coge la alcachofa
de ducha
bañera. Con ella en mi poder, volví al piso
5 y la instalé, con la ayuda de Big Albert,
encima del árbol, pero todavía faltaba un
paso… Subí de nuevo a la planta 14 y abrí
el grifo izquierdo de la bañera. Cuando
regresé al piso 5, todas las tarjetas del
Usa la alcachofa
en el árbol
árbol habían reverdecido. Ni qué decir tiene
que de una de las ramas cogí la que sería mi
tarjeta de baile.
En la sala de baile, le entregué la tarjeta
a Armando. Desgraciadamente, el tango
no estaba en el repertorio de la orquesta,
Abre el grifo
de la bañera
por lo que tenía que enseñarles a tocarlo.
Después de todo lo que me había pasado y,
con los consejos que me dio Armando,
tampoco me pareció tan difícil.
Coge la tarjeta
de baile
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Así que me dirigí a la original orquesta,
Usa la orquesta
que no era más que un florero situado al
fondo de la sala. ¡¿Qué queréis que os diga?!
¡En los sueños pasan estas cosas!
Conseguir que la orquesta floral
interpretara un tango era solo cuestión de
ritmo, de lograr que todos los instrumentos
tocaran acompasados. Había seis flores,
ar los
Te recomendamos toc
uiente
instrumentos en el sig
, piano
orden: batería, violín
puedes
y bajo. Sin embargo,
n
co
le
resolver este puzz
ac
in ión que
cualquier otra comb
te.
tú estimes convenien
pero sólo cuatro de ellas tocaban los
instrumentos que necesitaba: la batería,
el violín, el piano y el bajo. Por lo tanto, el
primer paso era identificar los instrumentos
y descartar las dos flores que desentonaban.
Pulsé sobre una flor para saber qué
instrumento tocaba. Después, volví a
El ritmo es la clave
para superar
esta prueba. Si das
la entrada
a un instrumento a
destiempo,
tendrás que volver a
empezar de
nuevo. Ten en cuenta
que, en el
siguiente intento, las
flores que
interpretan cada soni
do habrán
cambiado sus posicion
es, por lo
que tendrás que volve
r a identificarlas descartando a
dos de ellas.
10
pulsar sobre ella para detener el sonido.
Repetí la operación con todas las flores.
Una vez que tenía localizadas las cuatro
flores que necesitaba, pulsé sobre la que
tocaba la batería para que empezara el
tango. Escuché atentamente la música
siguiendo el ritmo y pulsé sobre el violín en
el momento preciso en el que tenía que
entrar.
Después di la entrada al piano y finalmente
al bajo, siempre en el momento justo.
¡Qué felicidad! Los cuatro instrumentos
sonando armoniosamente mientras yo movía
el esqueleto sobre la pista. Nunca imaginé
que podría bailar así... Fue una danza tan
espectacular que, en recompensa, Armando
me dio… ¡medio botón! Y es que estos robots
serán muy listos, pero tacaños… aún más.
Enfrentarse al miedo
Ahora ya estaba dispuesta a todo. Incluso
a enfrentarme al mayor de mis temores.
En una de las conversaciones que había
mantenido con mi hermana Queenie, ella
había hablado de mi miedo a los cocodrilos.
Entra en la boca
del cocodrilo
Y recordé que precisamente, en el piso 5,
había visto un cocodrilo gigante. Así que
allí me dirigí.
Utilicé mi medalla al valor para entrar en
la boca del cocodrilo. Lo que pasó después
ya no sé si fue un sueño o una pesadilla.
El caso es que me reencontré con Dan…
El resto, que lo cuente él.
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Habla con Dan