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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Notas con Armonía N° 392
Boletín institucional de la Fundación Armonía con información cultural y de interés general.
Bucaramanga, Santander, Colombia
13 años (2003-2016)
Falleció el maestro Mario Martínez, integrante del dueto Hermanos
Martínez
El músico, intérprete y defensor de la música andina, falleció en la tarde del pasado domingo 13 de marzo, a raíz de
un infarto en Bogotá.
Por: Luisa España Pantoja / Vanguardia Liberal
Foto: Archivo/Vanguardia Liberal (en ambas fotos, Mario a la izquierda, Jaime a la derecha)
Nacido en Barichara, Mario Martínez fue la segunda voz, ejecutante del tiple y del requinto del dueto Los Hermanos Martínez, una
de las agrupaciones de la época de oro de la música andina en Colombia.
Puno Ardila Amaya, director Cultural de la Universidad Industrial de Santander, resalta la calidad de las interpretaciones del maestro.
“Mario era y seguirá siendo el icono del tiple santandereano. La manera en cómo le sacaba las armonías al instrumento era
impecable. Además, la segunda voz que realizaba lograba que el juego de voces fuera maravilloso y le diera forma a la
interpretación”.
Mario Martínez también fue un habilidoso compositor de obras magistrales de tiple, guitarra y requinto. “Mario tenía una delicadeza
en las notas, y eso se reflejaba en sus obras. Recuerdo que se ponía de mal genio si las interpretaban de forma incorrecta” le contó
Ardila a Vanguardia.com.
Así mismo, Puno Ardila indica que el músico sufría quebrantos en su salud hace varios años. “Tanto así que pensábamos que se iba
a ir antes de Jaime, pero no fue así. Jaime se fue primero”.
El también protesista dental, conformó el dueto de música andina junto con su hermano Jaime, primera voz, violinista y guitarrista
en 1957. Los inicios de su trayecto musical fueron en la capital del país amenizando reuniones, dando serenatas, cantando en
oficios religiosos, e incluso interpretando música clásica con agrupaciones juveniles.
Luego, de la mano con el maestro Jaime Llano González, en ese entonces director artístico de la casa disquera Sonolux, grabaron
su primer disco de 78 revoluciones y luego su primer disco de larga duración. Por 25 años se convirtieron en artistas exclusivos de
esa firma.
Los Hermanos Martínez realizaron conciertos exitosos en Estados Unidos en los auditorios Convention Center y Dade Country
Auditorium en Miami; Carnegie Hall, Plaza Theater y The Town Hall en New York; Universidad de Tulane en New Orleans y en el
Festival Hot Pepper en Houston, Texas.
En su amplia y reconocida trayectoria nacional e internacional grabaron alrededor de 40 discos de larga duración y se hicieron
acreedores a diversos premios y condecoraciones, entre ellos: Disco de Oro por el Álbum Los Guaduales, Orden El Comunero como
Mejor Dueto Musical de Colombia, Condecoración Tiple Faraón de Oro como Cultores e Intérpretes de la Música del Maestro José
Alejando Morales, Condecoración al Mérito de la Gobernación de Santander, Orden al Mérito Sol Guane de Floridablanca, Festival
Nacional de Duetos Hermanos Martínez, creado en Floridablanca, Trofeo Camegie Hall en New York; Orden de la Guabina y el Tiple,
en Vélez, Santander; Monumento Parque Gallineral en San Gil, Santander, Condecoración Festival Mono Núñez 1996 en Ginebra,
Valle; y la Condecoración Manuela Beltrán en el Socorro.
Nota del editor: En el Festivalito Ruitoqueño tuvimos el grato placer de contar con ellos como invitados especiales en el 2004.
Carrera 19 N° 31-65 Piso 2 Salón 28 Teléfono 6331497 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org
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Orgullo de Santander para Colombia
XIV edición del Festival Universitario de Música Instrumental UPB
2016
Después de un riguroso proceso de selección, estas son las agrupaciones que
recibirán la invitación a participar.
Grupos seleccionados
Becuadro Trío
USTA
Tres en Línea
Universidad Pedagógica Nacional
Trío Bachué
Universidad Tecnológica de Pereira
Sin Cabos Sueltos
Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez
Cuarteto de Clarinetes Caña Brava
Pontificia Universidad Javeriana
Mediquemus
Universidad de Caldas
Estudiantina Bajo Cuerdas
Universidad del Quindío
Ensamble de Música Colombiana
Universidad Sergio Arboleda
Pa´ sus Tres
Universidad Distrital-Facultad de Artes ASAB
4Vientos Cuarteto de Saxofones
Bellas Artes Conservatorio Antonio María Valencia
Expresión Musical UIS
Universidad Industrial de Santander
Ensamble Industrial de Metales y Percusión Universidad Industrial de Santander
Grupo de Cuerdas
Universidad Pontificia Bolivariana
Dos por Delante y Dos por Detrás
UPB-UIS
Tunja
Bogotá
Pereira
Cali
Bogotá
Manizales
Armenia
Bogotá
Bogotá
Cali
Bucaramanga
Bucaramanga
Bucaramanga
Bucaramanga
Boyacá
DC
Risaralda
Valle del Cauca
DC
Caldas
Quindío
DC
DC
Valle del Cauca
Santander
Santander
Santander
Santander
Santander en el Mono Núñez 2016
El próximo sábado 2 de abril, se realizará la audición (privada) para los intérpretes que por Santander se disputarán el derecho
de representarnos. Los inscritos son:
Tierrandina
Valentina Gómez Sanabria
Silvia Viviana Bautista Cáceres
Julián David Serna Aldana
Andry Yesenia Estupiñán
Estamos seguros de que su talento pondrá en dificultades al jurado de selección que se reunirá en Ginebra, Valle del Cauca, los
días 16 y 17 de abril para evaluar y seleccionar los grupos invitados: ¡Buen viento y buena mar!
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Autor del afiche: Rito Hemel Patiño Santos
Foto: Diego Alejandro Villamizar Ruiz
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DECANO DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y ARTES DE LA
UNAB, NOMBRADO PRESIDENTE DE AFACOM
Santiago Gómez Mejía, decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma
de Bucaramanga, fue nombrado este viernes 11 de marzo como Presidente de la Asociación Colombiana de Facultades
y Programas de Comunicación-Afacom.
Santiago Gómez Mejía reemplaza así a Rafael González Pardo, director del programa de Comunicación Social-Periodismo de la
Universidad del Tolima, quien ocupó la presidencia de la Asociación desde septiembre de 2013.
Gómez Mejía es bumangués y tiene estudios de posgrado en Comunicación Social, Relaciones Internacionales y Ciencia Política. Ha
trabajado en varias entidades públicas del Distrito Capital y del nivel nacional. Durante los últimos 13 años ha sido docente de más
de diez universidades del país y ponente nacional e internacional en diversos eventos disciplinares.
Hasta septiembre de 2012 se desempeñó como Director del Programa de Comunicación Audiovisual y Multimedios de la Fundación
Universitaria del Área Andina en Pereira, fecha en la que regresó a Bucaramanga luego de 20 años para ocupar la Dirección de
Comunicación Organizacional de la Universidad Autónoma de Bucaramanga donde se desempeña como decano desde junio de
2013.
Este nombramiento se da en la XXXIX Asamblea General de Afacom y el Encuentro Académico 2016, que se realizó del 9 al 11 de
marzo y donde se reunieron cerca de 50 decanos y directores de programa de la Asociación, así como conferencistas nacionales
internacionales de la talla de Francisco Sierra, Olga Behar, Jorge Aguilera, Guadalupe Pérez-Cajías para hablar de las narrativas de
paz y nuevos contextos para la comunicación de América Latina.
Afacom busca promover la excelencia académica de los programas de formación que ofrecen sus afiliados; estimular la investigación
y difusión de conocimientos en el ámbito disciplinar de la comunicación; velar por la dignidad del ejercicio profesional y por el
cumplimiento de su responsabilidad social con espíritu democrático; actuar como vocera de sus socios ante el gobierno nacional y
promover la formación y actualización del personal docente de Facultades y programas de Comunicación.
María Carolina Rey Durán
Jefe de Prensa
Universidad Autónoma de Bucaramanga
Videos del XXV Festivalito Ruitoqueño.
Puedes verlos en el siguiente enlace: http://fundacionarmonia.org/2016/02/29/video-asi-se-vivio-el-festivalito-ruitoqueno-2015/
Fechas importantes en mayo:
1
Fecha límite para el envío de la inscripción
21
Audición en la UNAB Auditorio menor
Toda la discografía del Festivalito Ruitoqueño
Escuche los 18 discos compactos, la mayoría dobles desde 1997 hasta el 2014
www.ellibrototal.com
Al ingresar, ubíquese en buscar y escriba Festivalito Ruitoqueño, así de fácil.
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Señora de tal…
Por: Samuel Chalela / Vanguardia Liberal
Esta semana fue entrevistada en la radio María Lorena Gutiérrez, ministra de la presidencia. Templada y con mucha responsabilidad
encima, fue presentada por la periodista como mujer soltera, sin hijos, además de algunos títulos académicos. Dama de hierro,
pero ojo: sin señor al cual servir, dice entre líneas la nota de presentación. A la mañana siguiente, Día Internacional de la Mujer,
fue entrevistada Ana Martha de Pizarro, a quien la periodista le preguntó por el color de su pelo y destacó su matrimonio con Juan
Antonio Pizarro, hermano de Carlos Pizarro. Ana Martha se quedó engatillada esperando preguntas sobre el papel de la cultura en
el post conflicto, el movimiento teatral local etc. Nada, nimiedades; se dirá que la entrevista era más personal y Ana Martha está
madura como para preguntarle quién cuida a los niños mientras ella trabaja.
En 1943 Marcel Duchamp tuvo la “revolucionaria” idea de organizar una exposición de artistas mujeres (“Exhibition by 31 Women”).
Incluyó a Frida Kahlo, hoy ícono del arte que sin embargo en 1990 aún no estaba incluida en el Oxford Dictionary of Arts and Artists,
excepto por una mención en el acápite de Diego Rivera, su marido. Sin Diego, Frida flotaría en el éter como Dorothea Tanning y
Leonora Carrington, pintoras también del siglo XX sin maridos ni tragedias suficientes para figurar en el diccionario, a pesar de su
talento.
Recientemente, una joven figura de la literatura femenina decidió hacer el ejercicio de escribir pequeñas biografías de hombres de
ciencia o política, usando el lenguaje con que se presenta a las mujeres. Diría: “Fulano, director científico, casado con mengana,
tiene dos hijos a quienes lleva al colegio a diario, los cuida su tía, mientras él trabaja en el laboratorio hasta las 5:00 pm, cuando
va a la casa a despachar a la empleada”. Un ejercicio de exposición a una realidad que, por cotidiana, no enfrentamos.
Seguimos criando mujeres que tengan miedo y precaución al caminar por la calle, en vez de varones respetuosos que no matoneen
niñas solas; seguimos posponiendo el valor personal de las mujeres para arrinconarlas junto a la hornilla de cocina y el coche del
bebé. Si a pesar de eso se destacan tanto en algo, tengamos al menos el decoro de no preguntarles “¿y, quién cuida a los niños
mientras?”.
“Medea”, el inicio del Festival
Por: Manuel Drezner / El Espectador
El nuevo Festival de Teatro tuvo un buen comienzo con las representaciones en el Teatro Santo Domingo de una Medea
protagonizada por la célebre cantante y actriz Ana Belén. Antes de seguir adelante hay que decir que es muy bueno que el Festival
haya acogido las sugerencias de esta columna y de otros acerca de dedicar más parte de la programación a obras de teatro para
actores y disminuir el exceso de oportunidades a directores de escena para mostrar lo suyo, interesante muchas veces pero que no
necesariamente atrae al gran público.
Esto se vio claramente en el caso de la Medea que inició el Festival. No se trata de la obra clásica de Eurípides, una de las cumbres
del teatro universal, sino una revisión del español Vicente Molina Foix, similar a las que hicieron otros como Corneille, Séneca,
Grillparzer y muchos otros, donde toman los temas básicos de la leyenda sobre la maga Medea que ayuda por amor a Jasón a que
este consiga el vellocino de oro que le permitirá recuperar su trono. Pero Jasón es ambicioso y después de haber tenido hijos con
Medea, decide dejarla para casarse con Glauce, la hija del rey de Corinto, y llegar así al poder. Medea en todas las versiones no
acepta esto y su venganza es cruel, ya que hace morir a Glauce con sus artes mágicas y después mata a sus propios hijos para
poder así herir a Jasón en lo que más ama.
En la versión de Molina Foix se recogen muchas partes de las diferentes obras sobre Medea, con la adición de que da un papel
mucho más preponderante de lo acostumbrado a la nodriza. Igualmente el coro es reemplazado por una pareja que avanza la
acción e informa de lo que ha sucedido en el pasado. La historia de cómo Jasón con la ayuda de Medea se hizo al vellocino, la
cuenta el preceptor y el final, donde Medea hace saber que solo queda la mujer y no Medea, es una adición interesante. Hay más
lamentos que en la obra original y a ellos les resta un poco que algunos de los actores, en lugar de decir sus parlamentos, los
recitan, quizá como una especie de homenaje al teatro del siglo XIX. De todos modos, la obra recoge la esencia del personaje
de Medea, uno de los más trágicos en la historia del teatro, ya que no es común que alguien mate a sus propios hijos, a los que
ama, para poder vengarse de otro.
El montaje del director José Carlos Plaza es limpio, pero no deja mucho a la imaginación. Por un lado, hay un fondo sonoro que
poco aporta y que a veces no permite oír lo que se dice y hay unas proyecciones que comienzan cuando la nodriza habla del mar
(y, oh sorpresa, aparece proyectado un mar) y que no tiene razón aparente de ser. De todos modos, fue una noche teatral de
interés y que comenzó con buen pronóstico el nuevo Festival. Habrá mucho de interés para ver y algo de eso será comentado en
futuras ocasiones.
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"La música popular es la que nos define": Gilmer Mesa
Con la historia de una generación sometida a los vaivenes de la violencia del narcotráfico, Gilmer Mesa ganó el XII
Concurso Nacional de Novela y Cuento, patrocinado por la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia. El lector
encontrará en "La cuadra times" (2015) los rostros de las víctimas y los victimarios de un periodo que puso en jaque
al estado colombiano.
Por: Ángel Castaño Guzmán / El Espectador
Gílmer Dubán Mesa autor de "La Cuadra Times". / Cortesía.
Su novela cuenta la corta vida de una generación de muchachos que abrió los ojos justo cuando el narcotráfico emergía
con toda su fuerza. ¿Cómo narrar la tragedia de jóvenes asediados por la pobreza y la violencia? La narración fue muy
visceral porque fue la manera como sentí que debía ser contada esa historia y cuenta con un narrador en primera persona porque
creí que era necesario hacerse cargo del peso de lo que se cuenta y no observar los hechos desde lejos. No estaba pensando en un
posible lector cuando escribí la novela, lo hice más atendiendo a una necesidad personal de contar los hechos que ahí están
descritos, y no pensé en si era o no un tema manido o conocido sino en que había algo profundo que necesitaba salir y así lo hice,
además que los temas que trata son los mismos que ha tratado la literatura desde el origen de los tiempos, el amor, la muerte, la
soledad, la impotencia y la violencia siempre han sido los argumentos necesarios, por eso son tan recurrentes y mi novela no es la
excepción.
Los niños de su novela crecen admirando las figuras de los jefes de la banda de los Prisco. En su opinión, ¿qué hizo a
esa hornada de muchachos tan proclive a ser carne de cañón de una guerra demencial? Los hizo caer, en su mayoría, las
necesidades, las económicas por supuesto pero también las ansias de reconocimiento y respeto que son propios de la edad y de la
sociedad en que vivimos. En un país como el nuestro en donde la mayoría de personas somos pobres, en gran medida por nuestra
cultura pero en otra alta proporción por el clima político en que se desarrolla nuestra colectividad, el desinterés, la decepción y la
deshonra que exhibe sin ambages nuestra clase dirigente hace que la mayoría de los ciudadanos desconfíen del estado y las
instituciones y se dejen tentar por la ilegalidad y el hampa pues es lo que nos muestran todos los días quienes nos gobiernan,
entonces casi que es connatural e imitativo de la mayoría de la gente sentir que ese es el camino, pero no lo es definitivamente.
Los fenómenos del sicariato y el narcotráfico han producido una buena cantidad de libros. ¿Leyó algunos para
documentar su novela? ¿Cuáles textos considera necesarios para comprender esos atroces años? He leído algunos de
los libros sobre el tema, pero ninguno para documentarme para la novela, sino porque algunos son entretenidos y otros por el
morbo que suscita el argumento, algunos con buena prosa y otros muchos que se quedan en los lugares comunes y las anécdotas
manoseadas y desopilantes, en cuanto a los libros que considero necesarios para entender esa época te podría decir tres casos que
se me vienen a la cabeza: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano; Historias en contravía; de Alfredo Iriarte y
el tercero más que un libro es un trabajo musical y más que eso, es una galaxia y es la obra completa de Rubén Blades.
Detengamos en la música: usted ha dirigido programas radiales dedicados a la música. ¿Qué le ha aportado a su
escritura la salsa, el tango y los demás ritmos que lo apasionan? Hablar de la música sí es un capítulo aparte. La música es
lo mejor de la vida, el verdadero arte, comparado con ella cualquier arte es mínimo: mi vida es mejor por la música que me ha
acompañado en el viaje, no puedo concebir mi vida sin ella por lo cual tampoco la manera como escribo. en cuanto al tango
puntualmente, es la gran música latinoamericana que transitó el siglo XX y sigue tan vigente que parece que hubiera sido escrita
ayer o quizás pasado mañana en el caso de Piazzolla y Pugliese o de Osmar Maderna o Mederos. Sobre las letras considero que los
poetas del tango como Discépolo, Catulo, Gorrindo, Manzi o Cadícamo están a la altura de Lorca o Cesar Vallejo que en mi opinión
son lo más grandes. La salsa es mi vida: he sido salsero desde que tengo memoria. Es la banda sonora de lo que soy. En general
la música popular es la que nos define, el rock, el blues, el son, el bullerengue; ahí está la esencia de lo que somos. Y el aporte no
solo a lo que escribo sino a lo que soy es total: hace poco leí que Bob Dylan lleva no sé cuántas nominaciones al premio nobel de
literatura, pues deberían dárselo, porque él como nadie ha contado su época y creo que de la mejor poesía que se viene haciendo
hace 50 años él es el responsable, pienso que al igual que él la mejor poesía de hoy en día se está haciendo arriba de una tarima
y detrás de una guitarra, en fin, la música es muy importante en mi vida.
¿Qué proyectos literarios ocupan su tiempo ahora? Háblenos un poco de la novela que está escribiendo y de los cuentos
que tiene inéditos. Estoy como bien lo dices escribiendo una novela que va por la mitad y que habla de lo mismo, los temas son
siempre los mismos, la violencia, el amor, la vida en general. Es sobre una mujer que toma rumbos y decisiones muy jodidas y lo
que eso trae como consecuencia. Es una novela sobre el silencio y el desespero o bueno hasta el momento viene siendo eso, habrá
que esperar a ver cómo queda, y los cuentos son alrededor de 50 relatos cortos que dan cuenta de mis primeros intereses en la
escritura, los hice para medirme a ver si era capaz de hacerlo y porque desde siempre he sentido la necesidad de contar, ahí están
y no soy quien para juzgar su valor literario, pero algunos no son tan malos.
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Ver y adiós
Juan Esteban Constaín / El Tiempo
Foto: EFE
A veces es mejor que el Olimpo siga quedando donde siempre estuvo y que no se nos atraviese y nos tienda la trampa y la ilusión
de hacernos creer que sus puertas están abiertas, que lo podemos tocar.
Todavía me cuesta creer que los Rolling Stones estén en Bogotá, que estén entre nosotros y que vayan, como ya lo han estado
haciendo durante estos cuatro días de levitación, a lugares que hemos visto toda la vida, calles por las que pasamos mil veces y en
las que al hacerlo nunca nos imaginamos que nuestros pasos se iban a cruzar allí con los suyos. Hasta una oblea se comió Mick
Jagger en La Candelaria.
La noche en que llegaron, el lunes, pasé por el Hotel Casa Medina, en donde había visto por la prensa que se está alojando uno de
ellos, creo que Ronnie. Había varias camionetas afuera y dos policías, un camarógrafo de televisión y un reportero al acecho, tres
fanáticos de la banda caminando por ahí con cara de dicha y viendo hacia la puerta. A la espera de un milagro que el diablo les
fuera a hacer.
Yo me hice en la bomba de gasolina que está al lado del hotel; había un portero pegándose patadas con otro y haciendo chistes, y
en vez de cantar 'Street Fighting Man' o algo así cantaba solo el coro de 'Angie'. Arriba, en el último piso, en lo que supongo que
es una habitación, vi una luz prendida. ¿Estaría allí él? Me dio por pensar que sí, que ojalá, y que de alguna manera esa es también
una forma sutil y arbitraria de estar cerca de un dios.
Lo que pasa es que eso, estar cerca de nuestros dioses, implica casi siempre una de las sensaciones más desconcertantes y
angustiosas que pueda haber. Tanto, que a veces sería mejor que esa posibilidad ni siquiera se dé; a veces es mejor que el Olimpo
siga quedando donde siempre estuvo y que no se nos atraviese y nos tienda la trampa y la ilusión de hacernos creer que sus puertas
están abiertas, que lo podemos tocar.
¿Por qué? Pues porque es casi imposible, creo yo, trasladar todo el significado y toda la gratitud que arrastra nuestra relación con
la obra de un artista cuando lo conocemos en persona, o cuando ni siquiera lo ‘conocemos’ sino que apenas nos lo cruzamos, cuando
lo vemos entre una multitud o a duras penas podemos tomarle a lo lejos una foto con el celular. No hay cómo explicarle a esa parte
esencial de nuestra vida que lo es.
Por estos días de agitación y frenesí stonianos en Bogotá muchos fans de verdad –o no: qué importa– corríamos de un lado para
el otro buscando ver siquiera a nuestros ídolos. Esperando un saludo, una imagen, lo que sea. En las redes sociales o en WhatsApp,
como en una película, circulaban rumores y noticias y contraseñas para saber dónde iba a estar quién y cuándo. En qué bar o
museo iba a ser la próxima aparición.
El martes por la noche, muy tarde, venía yo de un cumpleaños y vi en un restaurante chapineruno gran revuelo de carros, inglés
y seguridad. Parecía que allí estaban ellos, adentro. Preferí no averiguarlo, qué iba a hacer yo, qué podía hacer si los Rolling Stones
estaban en la mesa de al lado. Lo curioso es que ese restaurante queda justo en frente de la casa de Sandro Romero Rey, sin duda
l mejor stoniano de Colombia.
Me pareció un acto de justicia poética saber que todos los fans de los Stones los perseguíamos a ellos por la ciudad, como locos,
mientras ellos hacían lo mismo, pero buscando a su fan más grande y más fiel. Al otro día le escribí a Sandro para contarle lo que
había visto, me respondió: “Yo me dormí temprano, hace mucho que no persigo estrellas de rock. Prefiero su música”.
Sabia lección de quien sabe que lo único que nos queda de nuestros dioses, lo mejor, son sus canciones. Ese fuego que sí podemos
tocar, que nos pertenece y nadie nos quita, ni siquiera ellos.
El fuego que ilumina esa ventana allá arriba, ojalá. Cuando el diablo duerme en el Olimpo, “Hope you guess my name...”.
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El uso de la zeta y la ce, letras 'hermanitas' / En defensa del idioma
Los adjetivos se escriben con s, "dantesco", "quijotesco", verbos con z, "enternezco", "enternezca".
Por: Jairo Valderrama V. | El Tiempo
Foto: Archivo / EL TIEMPO
Muchas dudas agobian a los hispanohablantes americanos cuando escriben las letras ce, zeta y ese. De esas incertidumbres, sin
embargo, se libra la mayor parte de los españoles, porque esa pronunciación, que a nosotros nos suena mezclada con jota y de
(jd), para ellos resulta en casi todos los casos muy habitual: “conjdierto”, canjdión”, “lápijd”, “vorajdes”, que equivaldrían a nuestros
“concierto”, “canción”, “lápiz” y “voraces”. Resultarían, por ejemplo en los verbos, palabras como “pertenejdco”, “conojdco”,
“padejdco” y “hajder”, que sonoramente escribiríamos “pertenezco”, “conozco”, “padezco” y “hacer”.
Cualquier americano que hable español tomaría como pretexto esa falta de distinción sonora entre la zeta y la ce, por un lado, y la
ese, por el otro, cuando escriben erróneamente una infinidad de palabras con estas letras. No obstante, nuestros siempre bien
acogidos hermanos de la Península Ibérica sí logran establecer esta diferencia, porque aun antes de llegar a este mundo quizás ya
han escuchado expresiones como “corajdón, najderás en marjdo” (“Corazón, nacerás en marzo”).
Para redondear y darles elementos de orientación a los lectores que nacieron en el único continente que une por tierra el Polo Norte
con el Polo Sur, y hablan la lengua de Miguel (El Inmenso), aclaro que las letras zeta y ce son hermanitas. Por ahora, posponemos
la aclaración acerca de la paternidad de estas.
Un truquito bastante útil ayuda a considerar la escritura de algunas palabras que llevan estas letras para relacionarlas con aquellas
que son derivadas. Por ejemplo, si ya sabemos que verbos como “enternecer”, “reconocer”, “perecer”, “padecer” y muchísimos más
se escriben con ce, pues, al modificarlos en su conjugación, cambian a zeta. Atentos: de zeta a ce, o de ce a zeta. Para nada
mezclemos aquí la letra ese. Entonces, si decimos “enternecer”, al conjugar el verbo quedará “enternezco”, “enternezca”, y así con
los demás: “reconocer” (“reconozco” o “reconozca”), “perecer” (“perezco” o “perezca”), “padecer” (“padezco” o “padezca”). O la
orden para ejecutar acciones con el verbo “hacer” (con ce): “Haz tu tarea” (cambia a zeta).
Otras personas se confunden un poco cuando aparecen ciertos adjetivos que terminan en un sonido que (otra vez) a nosotros los
hablantes del español americano nos resultan iguales. Y sonoramente sí son iguales, pero en la escritura debe notarse la diferencia.
Por ejemplo, “dantesco”, “quijotesco” (¡qué lindo adjetivo!), “grotesco” (¡qué feo!). Estas palabras no son verbos, sino adjetivos;
por eso, deben escribirse con ese.
Desde este punto de vista, los motivos para cometer desaciertos en el uso de nuestra lengua parecen ser mayores para nosotros,
los americanos, que para los herederos directos de Hispania. A pesar de ello, el “esfuerjdo” por superar este “tenajd” problema
apenas demanda “jdierta” “conjdentrajdión”. ¿Se entendió?
Citemos ahora el caso de algunos sustantivos y adjetivos que terminan en zeta en su forma singular: “doblez”, “veraz”, “fugaz ”,
“pertinaz”, “nariz”, “secuaz”, “haz”, “voraz”, “capaz”, “feliz”, “juez”, “actriz”, “lombriz”, “pez”, “barniz”, “invalidez”, “estupidez”,
“palidez” o “vejez”. Por supuesto, hay muchísimos más, pero dejemos solo estos a manera de modelos. Cuando es necesario
pluralizar palabras como estas, basta con convertir la zeta en ce (por eso son hermanitas) y luego añadir las letras e y ese, de
acuerdo con las normas de la Real Academia Española.
Entonces, esas mismas palabras, en plural, serán las siguientes: “dobleces”, “veraces”, “fugaces”, “pertinaces”, “narices”,
“secuaces”, “haces”, “voraces”, “capaces”, “felices”, “jueces”, “actrices”, “lombrices”, “peces”, “barnices”, “invalideces”,
“estupideces”, “palideces” o “vejeces”.
Por eso, quizás los prejuicios populares resultan tan simpáticos. Por ejemplo, cuando se cae un zapato, una persona dice: “Me están
pensando por la letra ese”. “Ese debe de ser el César”, responde otra.
Con vuestro permiso.
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Zapatoca se divide en apellidos y apodos
Por: Paola Patiño / Vanguardia Liberal
Esta es la historia de un municipio con fecha de fundación 1743, pero que venía desarrollándose muchos años antes
por judíos sefarditas. Cada cuadra tiene una placa conmemorativa de su constructor y cada familia ordena su
descendencia con apodos. Así es Zapatoca.
(Foto: Archivo/VANGUARDIA LIBERAL)
A 66 kilómetros de Bucaramanga, rodeada por el río Suárez y el Sogamoso, se encuentra Zapatoca, la también conocida “Ciudad
del Clima de Seda” por su agradable temperatura promedio de 19 grados centígrados. Sus calles son amplias, contrario a la fama
de “tacaños” de los zapatocas, que deviene de la austeridad de su reducida economía. Pero contrario a esa fama, el zapatoca es
trabajador, amable y con un temperamento que mezcla su ascendencia judía y alemana con su origen santandereano.
“Los reyes de España habían expulsado a los judíos de su país y a Colombia llegaron a Jericó (Antioquia) y a Zapatoca. Los sefarditas
que llegaron lo hicieron buscando un lugar en donde no los encontrara nadie. Esto fue contado en una novela que se llama ‘Donde
no se conozca’, de Enrique Serrano… Ellos llegaron aquí y el sitio era totalmente aislado: ¿quién pasaba el río Sogamoso o el
Suárez? ¡Nadie! O la Serranía de los Yariguíes, llena de indios belicosos. De manera que ellos estaban felices acá”, cuenta Sergio
Rangel, historiador y miembro de la Academia de Historia de Santander.
Es así como apartada de todo comienza a surgir Zapatoca, que contrario a lo que se creería por tener su origen en los sefarditas,
judíos que huyeron de la corona española expulsados por no convertirse al catolicismo, era y es una comunidad supremamente
religiosa.
“El cura Basilio Benavides, en el siglo XVIII, pasa el río Suárez (proveniente de Guane)…y encontró una comunidad absolutamente
católica, más cristiana que los católicos españoles. Debido a que antes de salir de España a los judíos los obligaban a convertirse,
además para que no los volvieran a perseguir”, indica el historiador.
Un municipio de apellidos
Tras su llegada y ver una comunidad medianamente ordenada, el cura Benavides nombra de alcalde al austriaco Melchor de la
Prada, de quien no se conoce mucho, pero que ayudó a organizar a Zapatoca en las calles amplias que aún hoy se mantienen.
“Ese origen judío es importante, porque por eso Zapatoca es diferente a todas las demás comunidades de Santander. En una
investigación hecha por la Academia de Historia del departamento, todos los zapatocas tienen nombres judíos, como Ester, Judith,
Isaías… los apellidos son: Serrano, Plata”, relata Rangel.
Además, cuenta el historiador, son tantas las familias con el mismo apellido que de una manera ingeniosa y bastante jocosa, los
zapatocas decidieron poner apodos a los clanes familiares para identificarse.
Algunos de los apodos surgieron de las vivencias cotidianas; del barrio en donde nacieron, de la vereda, de los defectos físicos.
Cualquier aspecto era una excusa para poner un apodo que hasta hoy en día, muchos siguen manteniendo, como cuentan sus
pobladores.
Y es que esto se dio porque los jefes de los clanes obligaban a sus descendientes a contraer matrimonio entre los miembros de su
propia familia, con el fin de conservar el apellido y el linaje.
Pero quien logró dejar plasmado este singular fenómeno fue precisamente un zapatoca, Carlos Serrano Gómez, quien en 1923
escribió el siguiente poema en honor a los singulares apodos que cada familia tenía para distinguirse del resto y con el que se
presentan sin el más mínimo sonrojo.
“Hay Acevedo guáimaro
y los Acevedo mico,
los Acevedo birungo
y más, los caracolito.
Hay unos Díaz busca niguas... y también los Díaz vegueños.
Unos que son Díaz piojos y otros que son Díaz corralejos.
Gómez huesos, Gómez pichos, y más los Gómez ovejas.
Hay los Martínez casquillo y los Martínez tominejo…
Hay los Prada potreranos y también Prada silencio...con los Prada anticuario, plazuelanos y fiqueros.
Hay Pinilla huevo e’ pisca y Pinilla valladeño…
Hay unos Rueda floranos y otros Rueda camarilla, multitud de Rueda Ramos y Rueda pepi-higuerilla...”.
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Sus calles tienen dueño
En 1743, cuando al párroco Basilio Benavides decide distribuir Zapatoca por cuadras o manzanas, les asigna a 112 familias del
municipio la labor de terminar de construir el pueblo en un lapso corto. Es así como mientras se camina por las calles de este
municipio santandereano, con puertas altas, flores en las ventanas y pinturas al óleo en los contadores, se ve en cada esquina un
retablo que dice: “este terreno fue adjudicado en 1744 a…fundación de Zapatoca”.
“Aunque Zapatoca ya estaba organizada en cierta forma, no estaba escriturada. Entonces él (cura) hizo esa división. Se les
entregaba el solar y había un plazo de uno a dos años para construir inmediatamente las casas”, agrega el historiador.
Pero sin duda, aclara Sergio Rangel, el mayor desarrollo que tuvo esta zona del departamento y que impactó a toda la región se
dio en 1862, con la llegada de Geo Von Lengerke, un ingeniero alemán que además de dejar una gran descendencia, construyó los
caminos hacia Bucaramanga y Barichara para salir a Bogotá.
“Él llega solo, pero como en Santander habían ocurrido tantas guerras civiles, no había hombres, solo niños y ancianos... Entonces
cuando Lengerke, un ingeniero mundano llega, las mujeres se volvieron locas por él, no al contrario… y así le tocó traer unos primos
después. Por eso en Zapatoca hay tanta influencia de la raza aria …”, concluye Rangel.
Y sobre qué tan cierto es que sean tacaños, dice el historiador, se debe más a un asunto de organización del gasto porque, pese a
ser un tierra visiblemente próspera y hermosa, son de familias muy numerosas, con terrenos muy áridos para la agricultura y con
escasas oportunidades de empleo.
Pero eso sí, también aclaran, todos tienen su casa y por eso la pobreza no es notoria, la calidad de vida es buena y muy económica
para quienes son foráneos.
México lindo y su tradición bailadora
El Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara, que celebra 50 años, estará en Corferias.
Por: Cultura y Entretenimiento | El Tiempo
Foto: Archivo particular
El grupo mexicano hará cinco presentaciones en el festival. Con un colorido viaje musical, cargado de cultura mexicana, el Ballet
Folclórico de la Universidad de Guadalajara celebrará en Bogotá sus 50 años.
La agrupación, que se presentará en la Gran Carpa de las Américas (Corferias), hace parte de la delegación de México, país invitado
de honor al XV Festival Iberoamericano de Teatro. Se trata, como anota su director, Carlos Ochoa, de un recorrido por seis regiones
mexicanas, con lo más representativo de su folclor, que combina danza, canto y músicos en vivo.
“Este año estamos cumpliendo 50 años y yo llevo 38 como director. Durante este tiempo hemos tenido el placer de visitar países
como Estados Unidos, Canadá, Japón y otro tanto de Suramérica”, dice Ochoa, quien se inició como bailarín y coreógrafo.
Un baile propio de la zona costera pacífica de Nayarit, a ritmo de mariachi, es la apertura del espectáculo, para luego dar paso a
danzas inspiradas en el periodo histórico de la Reforma, del siglo XIX.
Dos detalles hacen de este espectáculo uno de los más interesantes de la delegación mexicana: el hermoso baile de zapateo
sincopado y los coloridos vestidos.
“Todos los trajes son auténticos de las regiones, hechos por costureras de cada zona”, comenta su director.
“En el caso de Veracruz, los vestidos de las jarochas son blancos o de colores pastel en su mayoría. Mientras que en la región de
Jalisco, los trajes de las tapatías son más coloridos. El de los charros, en cambio, es de gala, en tonalidades oscuras, bordados con
hilos de oro y adornos metálicos, que también llegan a ser en plata y oro”, explica Ochoa.
La agrupación está conformada por un total de 24 bailarines, 16 cantantes, 10 músicos mariachis y tres músicos de cuerdas. El
cuerpo de danza tendrá diez cambios de vestuario.
El espectáculo es un viaje por ritmos como los jarabes, los cantos de vaquería, los fandangos, las rancheras y los corridos.
“Son diferentes tipos de músicas. Hay corridos que no son para bailar sino para escuchar. El corrido se creó cuando no había ni
televisión ni radio, y era la manera de dar las noticias. Cantando se contaban los acontecimientos que pasaban en cada región”,
anota Ochoa, al diferenciarlo de la ranchera, cuya temática es completamente diferente.
El espectáculo, de 100 minutos de duración, tiene intermedio y la segunda parte abre con el folclor de Michoacán, también en el
Pacífico mexicano, con bailes inspirados en la tradición del Día de los muertos, una de las celebraciones más importantes de ese
país.
Uno de los rasgos característicos de este acto es el acompañamiento musical de un conjunto de cuerdas de mariachi, sin vientos.
Luego se pasa a los bailes propios de la región costera de Guerrero, para cerrar con Jalisco.
“Es el gran momento del espectáculo, con un mariachi completo y todo el sentir mexicano”, anota Ochoa.Y al final, agrega el
director, “tenemos preparado un homenaje para los colombianos”. Informes en el teléfono 593-6308, en Bogotá.
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Cuando ser un Stone no es suficiente
“She’s the boss”, de Mick Jagger; “Talk is cheap”, de Keith Richards; “The new barbarians”, de Ron Wood, y el quinteto
jazzístico de Charlie Watts hacen parte de los esfuerzos individuales de estos artistas inconformes.
Por: Juan Carlos Piedrahíta B. / El Espectador
La voz de Mick Jagger, la guitarra de Keith Richards, el bajo de Ronnie Wood y la batería de Charlie Watts han sonado en colectivo
y por separado. / Ilustración: Eder Rodríguez
Portar un apellido como “de Rolling Stones” puede significar el tránsito sin peaje hacia la inmortalidad. Con ese complemento tan
sólido, nombres como Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts podrían quedar en segundo plano, porque los talentos
individuales tan solo servirían para sumar al generoso caudal de lo que se logra hacer en colectivo. Por eso, algunos guitarristas,
otros bajistas y vocalistas deciden emprender un camino como solistas y se convierten en responsables de una historia en singular.
Ser solista es comenzar a entender el trabajo en equipo en otra dimensión y volver consciente el hecho de que la última instancia
es la voz propia. En el caso de los cuatro Stones, intentar una ejecución individual es un arma de doble filo, es un salto al vacío en
el que las comparaciones aparecerán con la rapidez de un acetato que se escucha en 45 revoluciones por minuto.
Los cuatro integrantes han tenido incursiones como solistas, algunas con mejores repercusiones. Mick Jagger es quien más veces
ha disfrutado de la dualidad de ser el rostro de una de las bandas más antiguas del rock y al mismo tiempo tener los arrestos
físicos, tal y como lo demuestra en sus conciertos, de publicar bajo su nombre.
En 1985, la boca exuberante, en esta oportunidad sin la lengua característica, puso a consideración de la crítica el álbum She’s the
boss, un debut tan aplaudido que resultó ser disco de platino en Estados Unidos. Músicos como los guitarristas Jeff Beck y Pete
Townshend y el teclista Herbie Hancock respaldaron este proyecto. El éxito se hizo más evidente con la aparición del tema Dancing
in the street, al lado de David Bowie. Dos años más tarde lanzó Primitive cool, en el que le dio salida al poder creativo de su alianza
con Dave Stewart. Otros de sus registros han sido: Wandering spirit (1993), Goddess in the doorway (2001) y The very best Of
Mick Jagger (2007). Sin olvidar la banda sonora de la cinta Alfie(2004), con la que obtuvo un Globo de Oro.
Keith Richards fue el gran iniciador de los Stones en conjugar su oficio en primera persona. Cuando más se rumoraba de la rivalidad
entre su banda y los Beatles, él aportó su voz en los coros de la canción All you need is love, en 1967, y tres años más tarde
estrechó la amistad con el teclista estadounidense Billy Preston. En 1988, se aventuró con dos registros:Talk is cheap y Live at the
Hollywood Palladium. Al lado de los productores Steve Jordan y Waddy Wachtel, el guitarrista presentó lo que hasta hoy es su
último álbum como solista, Main offender (1992).
Ron Wood logró ir más allá de lo realizado por sus compañeros. Sus discos no se vendieron en grandes cantidades, pero su interés
lo llevó a plantearse un sonidos especial con la banda The New Barbarians. Producciones discográficas como Some
neck (1979), 1234 (1981), Live at the Ritz (1981), y Slide on live: Plugged in and stading (1993) figuran dentro de la realizaciones
de este personaje que apareció en las nóminas de Faces, The Bird y The Jeff Beck Group.
El baterista Charlie Watts ha sido el más versátil porque a pesar de su esencia rockera mantiene vivo su proyecto de jazz en el que
explora temas tradicionales del género de las síncopas. Con Charlie Watts Quintet ha editado varios álbumes en los que le ha dado
vuelo a su capacidad para improvisar. Sus registros dedicados a Charlie Parker (“From one Charlie” y “A tribute to Charlie Parker
with strings”) son hasta la fecha sus publicaciones más relevantes como solista.
Mick Jagger
Nació en Dartford, Kent, Inglaterra, el 26 de julio de 1943. En 1989 fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll y en 2004
en el Music Hall de la Fama del Reino Unido con los Rolling Stones. En diciembre de 2003 recibió en el Palacio de Buckingham el
título de Caballero del imperio británico. Tiene siete hijos y se casó dos veces: en 1971 con Bianca Pérez-Mora Macias y en 1990
con Jerry Hall.
Keith Richards
El guitarrista de 72 años, nacido en Dartford, Inglaterra, llegó a pasar nueve días consecutivos despierto, ayudado por la cocaína.
Declaró que en las décadas del sesenta y setenta sólo lograba conciliar el sueño un par de horas por semana. En una de esas
noches compuso “Satisfaction”, la canción que catapultó a la fama a los Stones en 1965. Es uno de los miembros originales de la
banda y, junto a Jagger, su motor creativo. Su último deseo es que sus hijas esnifen sus cenizas.
Charlie Watts
Sereno, reservado, aficionado al jazz. Nació en Londres y es el más veterano de la banda, con 74 años. En 2004 rozó la muerte
dos veces: por un cáncer de garganta que trató con seis semanas de quimioterapia y por un accidente automovilístico en Francia.
El baterista, quien entró al grupo en 1963, es considerado por el resto de integrantes como el verdadero líder de los Stones.
Ronnie Wood
Ronald David Wood nació en Hillingdon, Middlesex, Inglaterra, el 1º de junio de 1947. Creció en una familia de gitanos durante los
años posteriores a la II Guerra Mundial. Sus hermanos le regalaron su primera guitarra cuando tenía siete años. Escribió “Memorias
de un Rolling Stone”, libro en el que cuenta cómo la música, el alcohol y la fama forman parte de sus genes; además de mostrar
cómo hacer parte de la banda más famosa del mundo puede convertirlo en "prisionero en una cárcel de oro".
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XXVI Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
1 al 14 de agosto de 2016
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Festival de Cine de Guadalajara 2016
Película colombiana "Oscuro animal" triunfa en el Festival de
Guadalajara
El director Felipe Guerrero y las tres actrices protagónicas fueron reconocidos en el evento mexicano.
Por: Efe / El Espectador
Foto: Tomada de Facebook.com/Oscuroanimal
Imagen de la película "Oscuro animal".
La película colombiana "Oscuro animal" se alzó como la gran ganadora del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), al
obtener cuatro galardones dentro de la sección oficial.
El filme obtuvo el premio "Mayahuel" como mejor largometraje iberoamericano de ficción dentro del festival que concluye este
viernes en Guadalajara, capital del estado mexicano de Jalisco, con una gala en la que serán entregados los galardones.
El director de la cinta, Felipe Guerrero; las tres actrices protagónicas, Marleyda Soto, Luisa Vides Galiano y Jocelyn Meneses; y el
director de fotografía, Fernando Lockett, también fueron premiados.
"Oscuro animal", una coproducción de Colombia, Argentina, Holanda, Alemania y Grecia, cuenta la historia del viaje que realizan tres
campesinas para escapar del acoso de la guerra colombiana y las dificultades que encuentran al llegar a Bogotá. (Ver Tráiler de
"Oscuro animal").
Con estos galardones llega también "un mensaje esperanzador" para la paz, para decir ya no más guerra", afirmó Luisa Vides
Galiano tras conocer el anuncio en voz del director del festival, Iván Trujillo.
La preparación de las actrices fue "muy dura", pues la interpretación de estas campesinas implicó un entrenamiento previo para
conocer cómo se mueven y qué piensan las mujeres del campo, apuntó.
En conferencia de prensa, Trujillo dio a conocer a los ganadores de la sección oficial, en la que compitieron 121 largometrajes y
cortos por una bolsa de premios por un total de 1,67 millones de pesos mexicanos (unos 95.000 dólares).
La mexicana "La 4a. compañía", de Amit Galván Cervera y Mitzi Vanessa Arreola, obtuvo el premio especial del jurado, además del
galardón al mejor actor para Adrián Ladrón.
El filme recibió también el premio "Guerrero de la prensa" que se entrega de manera paralela, y será recomendada para los Golden
Globes Awards del próximo año, junto a "Ciudades desiertas", del director mexicano Roberto Sneider.
La también mexicana "El charro de Toluquilla", de José Villalobos, se llevó el galardón al mejor documental iberoamericano, así
como el premio del público.
En tanto, la puertorriqueña "La granja" obtuvo el galardón a la mejor ópera prima iberoamericana, mientras que la española "La
puerta abierta" obtuvo el "Mayahuel" al mejor guion.
El premio "Mezcal" a la mejor película mexicana fue para "Maquinaria panamericana", que también fue reconocida por la Federación
Internacional de la Prensa Cinematográfica.
Previo al anuncio de los palmarés, el presidente del patronato del festival, Raúl Padilla, aceptó que este año tuvieron que recortar
un día de actividades, en comparación con otros años, debido a los problemas económicos que atraviesa el país.
Tras ocho días de actividades y 504 proyecciones fílmicas, el FICG concluye este viernes con la entrega de los premios y el anuncio
de la edición de 2017, que tendrá a Alemania como país invitado.
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Ocho artistas
La bumanguesa Nora Parra de Scollen, residente en Londres desde hace varios años, tuvo la idea de crear una galería
de arte en una bella mansión de su ciudad natal.
Por: Carlos Prada H. / Vanguardia Liberal
Calle 44 entre carrera 28 y 29, unos metros abajo del Parque de Las Palmas
La readecuación del inmueble se inició hace más de un año, y en días pasados se inauguró la galería con el nombre de Casa Scollen,
un hecho que se convirtió en todo un acontecimiento social y cultural en la ciudad. La idea general de la Casa Scollen es la de crear
un escenario para rendir culto al arte y promover a los artistas, tomando como bases principales el respeto por ellos y la posibilidad
que se da con la apertura de un espacio para todas las edades y las disciplinas, sin distingos de ningún tipo.
Para la exposición inaugural se tomó la decisión de escoger solo artistas santandereanos, con la sangileña Fabiola Flórez Roncancio
como la única mujer del grupo. Muchas disciplinas se han ido entretejiendo para dar forma a su trabajo actual, sobre el que tiene
una visión muy clara: “Mi mundo plástico se nutre del cosmos femenino, la fuerza de sus ciclos y su relación con la naturaleza”. Su
trabajo toma como referentes la silla, el nido, la matriz, la casa como hábitat. Ella utiliza diferentes materiales, entre los que se
destacan los fragmentos de muñecos reciclados, y recrea obras con gran valor social y antropológico.
Otro de los seleccionados es Henry Flórez Soler: “Comencé adquiriendo todo libro e información que saciara la sed que tenía por
aprender y comprender las técnicas de los grandes maestros de la antigüedad, así que cada peso que caía en mis manos era
‘derrochado’ en libros y libros, que, además de ofrecerme la información requerida, despertaban en mí el deseo de viajar hasta
donde estaban colgadas esas obras maestras de la pintura, pues ya no me conformaba con ver las bellas imágenes en mis libros,
y ahora la meta era viajar”. Su trabajo estético es pulcro y refleja la cotidianidad con gran maestría.
“Fiel a mi espíritu independiente, aprendí del arte a variar sin temor y a representar con energía mis ideas plásticas. En lo que
atañe a discurrir todo relato interior de mi mundo y de los mundos que me rodean, soy autodidacta en materia estética; soy mi
propio argumento. Soy un hombre de experimentos continuos, y soy el lugarteniente de mi obra. Me siento cómodo con el
expresionismo figurativo, el feo arte, y disfruto la transfiguración surreal de las cosas y los seres; y creo que continuamente trato
de fabricar mi propio ‘frankenstein’. Tengo 53 años de ejercicio plástico y 68 años cronológicos. La obra que presento se denomina
‘Polimorfo’. Este soy yo, y esta es mi obra”, dice Jorge Mantilla Caballero, uno de los invitados a la muestra.
Orlando Morales Cañón, en la actualidad director del Museo de Arte Moderno de Bucaramanga, nos muestra en esta exposición una
obra depurada y fiel al estilo propuesto. Morales inició su quehacer conceptual a partir del figurativismo. Se volvió más abstracto
con el tiempo, hasta que se definió artísticamente por el dibujo, la base de su identidad. Una marcada influencia por la geometría,
que es la base de toda su carrera, lo identifica en los escenarios local, regional y nacional.
La obra de Alberto Borja implica indagación y lectura mezcladas con el trabajo manual. Los dibujos, que traza en su proceso
creativo, terminan con una presencia tridimensional; frecuentemente, a partir de la madera. Su proceso es una especie de
arqueología funcional del pensamiento con dibujo, pintura, recolección de fotografías y elaboración de modelos y objetos, a los que
une en su trabajo más reciente estrategias y recursos de la escultura social, la colaboración con otros artistas y practicantes de
otras disciplinas, los viajes y la curaduría. Sus objetos escultóricos incluyen guitarras de una cuerda, cigarreras, modelos en
miniatura de aviones, de submarinos y de trenes.
Juan José Cobos, deconstructivista en evolución, realizó estudios de arquitectura y posteriormente dibujo y escultura del siglo XIX
en Italia. Más tarde, trabajó en los talleres de Richard Mac Donald como uno de sus más aventajados aprendices. Desde 2006 ha
realizado varios monumentos escultóricos de gran tamaño, entre los que se destaca El Santísimo, de treinta y siete metros de
altura.
José Ricardo Contreras es el más joven del grupo, con escasos veinticuatro años de edad. Su trabajo estético se ha desarrollado en
torno a la pintura, reflexionando sobre ella e involucrando en el proceso creativo la producción audiovisual, el uso del objeto, la
instalación y el arte de acción. Su obra se nutre de fuentes como la literatura, el cine y las estéticas urbanas. Reflexiona sobre la
vida cotidiana, las dinámicas políticas y sobre su historia familiar.
Finalmente, está Miguel José Rodríguez a quien su práctica médica le ha permitido desarrollar la sensibilidad por lo complejo, lo
etéreo y lo fugaz, imaginando mundos extraños, casi orgánicos, donde el movimiento está presente para aglutinar los sentidos del
espectador: “De esta forma, me convertí en un relojero de órganos, de vasos, de intestinos, de uréteres, de articulaciones, de
cerebros, de piel, aprendiendo de las estructuras la manera de tratarlas para que curen. Así, en la puerta del quirófano, encontré
la maquinaria que daría origen a este análisis reflexivo acerca del arte no objetivo y su futuro: el reloj”, explica el artista.
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El Museo de la salsa: nicho de memoria musical
Cristina Varela, hija de Jairo Varela, y la Secretaría de Cultura de Cali, crearon este espacio.
Por: Luisa María Bolaños | El Tiempo
Foto: Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO
Cristina Varela, cabeza del museo erigido en homenaje a los salseros, y que lleva el nombre de su padre, Jairo Varela.
Cali. Desde un cielo de tambores se asoma porque algo ha llamado su atención. Curioso, va descendiendo para seguir las melodías
que salen de una imponente trompeta de luces, la escultura Niche, realizada por Freddy Pantoja y ubicada en la plazoleta de la
Caleñidad, que también lleva su nombre: Jairo Varela.
En esa plazoleta musical también se creó el Museo de la Salsa Jairo Varela, inaugurado el 9 de diciembre de 2014, fecha en la que
nació el maestro. “Un espacio para la memoria musical salsera de la ciudad que alberga gran riqueza cultural”, como lo describe
Cristina Varela, hija del fundador de Niche y quien ha sacado adelante este espacio.
Ella estudia ciencias políticas y se pasea por el recinto que antes solo contaba con algunas fotografías de su padre y el Grupo Niche,
pero ahora ofrece un deleite visual en sus paredes con el retrato de un maestro eufórico y delirante, acompañado de letras de
canciones como Mi Valle del Cauca y Cali Pachanguero, un diseño de María Fernanda Maldonado.
Los éxitos musicales también están plasmados en las diferentes partituras exhibidas en cajitas de vidrio, que fueron recuperadas
por Cristina en el edificio Estudios Niche, ubicado sobre la calle quinta, en el sur de la ciudad.
Entre los objetos recuperados también se encuentran instrumentos musicales de Varela, como aquel piano Yamaha CT 70
electroacústico que estuvo en la discoteca The International, en Miami, y que después de pasar por las manos de Tony Cabarcas y
Miriam Caro llegó a Varela como un regalo de esta última. Además, los dedos de artistas como Papo Lucca y otros también le dieron
un importante valor cultural.
Una tambora del Chocó, un güiro, las maracas que utilizó en la primera presentación de Niche en el Madison Square Garden, un
bajo y un violín en acrílico completan la lista de los instrumentos que se exhiben en el museo.
Al fondo del recinto, una máquina de grabación de audio, vestida de negro y gris, emociona a Cristina, al recordar que su padre
solía mostrarla a quienes lo visitaban en su estudio: “Les decía que había comprado una maquinota”. También se recuperaron cintas
de audio y video, y una máquina de grabación.
Sobre la maquinota de Varela, también se encuentran algunos reconocimientos que recibieron el Grupo Niche y el maestro, como
medallas, discos de oro, placas, pergaminos y trofeos.
“Lo que hemos hecho es una especie de recorrido cronológico de la vida de Jairo a través de las fotografías; por ejemplo, su niñez
en Quibdó. También se resalta la importancia de su madre, la intelectual y poeta María Teresa, para entender la capacidad de
creación verbal que él tenía”, explica el escritor Umberto Valverde. Cristina agrega: “Las fotos pertenecen al archivo del grupo Niche
y al familiar, el cual mi mamá conservó con algunas chaquetas y uniformes”.
“Esta primera fase la hemos logrado con el apoyo de la Secretaría de Cultura y la idea es empezar a pensar en un museo interactivo,
que también tenga una plataforma digital”, adelanta Cristina.
Memorias inmortales
La peluca y el traje de Celia Cruz, donados por Omer Pardillo, director de la Fundación que lleva su nombre, y se entregaron el 26
de diciembre de 2015 en el marco del Encuentro de Melómanos y Coleccionistas de la Feria de Cali.
En mayo, se espera la llegada de las maracas artesanales que Carlos Manuel Díaz o ‘Caito’, de la Sonora Matancera, le regaló al
coleccionista Humberto Corredor.
El 5 de abril vendrá la visita de Mario Ortiz júnior, hijo del maestro Mario Ortiz, quien también donará algo especial. Además, Álex
León donó la partitura de su popular canción ‘Menéate’.
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Violinista nacido en Líbano
Debajo de la barbilla de Ara Malikian
El músico, cuya infancia transcurrió en sótanos en los que se ocultaba de los bombardeos enemigos, es uno de los
invitados estelares a la edición XV del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.
Por: Juan Carlos Piedrahíta B. / El Espectador
Durante siete años, Ara Malikian fue concertino de la Orquesta del Teatro Real de Madrid. Hoy realiza
espectáculos en los que el violín es protagonista. / Cortesía FITB
Cuando Ara Malikian cumplió cinco años, su padre le puso el violín debajo de la barbilla y el instrumento se quedó ahí para siempre.
Desde entonces no ha dejado de tocarlo un solo día de su vida y se siente cada vez más enamorado de ese trozo de madera. Con
él lleva algo más de cuatro décadas de estrecha relación y su máximo deleite es que encontró que las cuerdas son la línea directa
para llegar a la felicidad y cumplir sus sueños.
Malikian vivía en Líbano con sus padres cuando empezó la Guerra de los Seis Días, en los 60, que enfrentó a países árabes contra
Israél. En ese entonces les tocó estar muchas horas enclaustrados en los sótanos para protegerse de las bombas que caían
constantemente. Mientras el tiempo pasaba en cautiverio, la vida artística continuaba y con las pocas jornadas de sol entendió la
urgencia de ver la tragedia desde otra óptica. Así que él, sus familiares y amigos empezaron a divertirse con lo que tenían a la
mano. Los más extrovertidos bailaban y él tocaba el violín para mitigar la frustración general.
En esas extensas rutinas dedicadas al estudio de las partituras, porque no había muchas más opciones en los reducidos metros
cuadrados bajo tierra, Ara Malikian obtuvo la habilidad necesaria para comenzar una formación académica en reconocidas escuelas
de música en Inglaterra y Alemania. De esta manera no sólo multiplicó sus conocimientos artísticos sino que tuvo la oportunidad
de diversificar sus experiencias con culturas extrañas para él.
“Me siento muy afortunado de haber podido viajar tanto en mi vida. Soy de Líbano, pero tengo ancestro armenio; me formé en
Inglaterra y en Alemania, pero estoy radicado en España desde hace muchos años, así que todo eso me ha inspirado para lo que
hago en la actualidad. Creo que las experiencias multiculturales se escuchan en mi propuesta con el violín”, dice Ara Malikian, quien
asegura que sigue en la búsqueda de su propia voz ligada a las posibilidades que le otorgan las cuerdas.
Para este músico de look exótico y atuendos vistosos, el violín, cuando no es correctamente interpretado, produce un sonido muy
molesto. Se trata de un instrumento exigente y el proceso para que se escuche bien requiere de varios períodos de maduración,
porque debe acoplarse al espíritu y el cuerpo del ser humano. No es como el piano, que al apuntar a la tecla correcta, se obtiene
la nota indicada. Las cuerdas son distintas, son más difíciles de domar.
“Cuando uno toca Bach, Mozart o Beethoven, siempre tiene una referencia, una base interpretativa, pero cuando toca uno flamenco
o tango tiene la obligación de aventurarse, como en casi todas las músicas del mundo. Hay mucha libertad para promocionar la
vena creativa, lo que también representa un riesgo si no se conoce bien el instrumento. Yo con tantos años de vínculo ya lo descifro
mejor”. En Alemania y en Inglaterra, Malikian recibió la formación tradicional. En ese tipo de escuelas enseñan lo básico y se
preocupan demasiado por impartir el conocimiento de la técnica, pero lo que ha hecho que este músico encuentre su personalidad
ha sido su experiencia fuera de las aulas porque, para él, ha sido rodando por la vida como se conocen las culturas y se reci ben
influencias significativas en sus interminables procesos de búsqueda.
“La enseñanza académica es muy importante en la técnica. Antes estudiaba diez o doce horas al día, ahora le dedico menos tiempo,
pero tengo más fantasía y libertad para realizar todo lo que se me cruza por la mente”, cuenta Ara Malikian, quien se dio a conocer
en el ámbito internacional como concertino (primer violín y el músico encargado de preparar a la orquesta antes de la aparición en
escena del director) de la Orquesta del Teatro Real de Madrid.
“Ser concertino de la Orquesta del Teatro Real es un bonito recuerdo porque fue mi época en la que llegué a Madrid y quería hacer
algo que nunca imaginé que podía hacer, que era trabajar en una orquesta de gran formato. Fue muy divertido porque descubrí
mucha música, conocía la ópera a fondo y ahí duré siete años en ese oficio. Luego quise hacer mis proyectos y ya no era compatible
con mis funciones como concertino”. Luego de este paso complejo por una agrupación en su modalidad más grande, el violinista
comenzó a pensar en novedosas fórmulas para acercarse al arte como modelo de comunicación. Trabajó en un programa de
televisión, Pizzicato, dedicado a la formación de públicos infantiles, y también participó en la creación de bandas sonoras.
“No tengo muy claro cómo creo los espectáculos ni cómo van sucediendo las ideas que se me ocurren. Simplemente me encanta
mi trabajo, y cuando estoy en el escenario siento que ese es un lugar sagrado que me da la oportunidad y la obligación de
conectarme con cada uno de los asistentes. En la academia extraño clases en las que nos enseñen a los músicos cosas como la
expresión corporal, porque necesitamos una presencia escénica adecuada”, dice el artista, cuya realización más reciente se
llama 15 y con ella celebra tres lustros de estar radicado en España.
Para Malikian, cada formato instrumental ofrece un reto distinto al violinista. Tocar en una orquesta es aprender a sintonizarse en
grupos grandes y es necesario estar al servicio del director. El formato de cámara es otro modo, porque es la conjunción perfecta
entre los seres humanos que conforman un grupo reducido. Ser solista, en cambio, es una constante búsqueda de la voz propia,
proceso que le ha significado al libanés el reto de asumir la composición como otra de las etapas del músico.
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En Cali se hará el primer concurso de canto lírico
Las inscripciones para participar finalizarán el 28 de marzo y se realizará el 4 y 5 de abril, en la sala de Cámara de
Bellas Artes.
Por: Redacción Nacional / El Espectador
Foto: Alcaldía Santiago de Cali
La capital colombiana de la salsa se llevará a cabo el primer Concurso de Canto Lírico dirigido a intérpretes mayores de 20 años y
tendrá lugar el 4 y 5 de abril, en la sala de Cámara de Bellas Artes de la ciudad. Las modalidades que participarán serán ópera,
oratoria y canciones de concierto.
La Fundación del Artista Colombiano explicó que entre los objetivos principales están apoyar, promover y dignificar al artista, por
lo que se busca incentivar el interés del público en general por este tipo de canto.
El concurso tendrá tres jurados, aunque aún no se conocen sus nombres. Las eliminatorias se realizarán el 4 de abril desde las seis
de la tarde, al siguiente día los concursantes deberán interpretar la segunda canción que pusieron en el formulario.
El ganador del concurso recibirá un premio de $3 millones, además de participar en una de las galas del XI “De regreso a mi tierra”,
evento que se hará entre 13 y 16 de abril. Al segundo puesto le darán $2 millones y al tercero $1 millón.
El plazo para inscribirse en el concurso es el 28 de marzo.
Un “Boris Godunov” inolvidable
Por: Manuel Drezner / El Espectador
La que puede considerarse como una de las grandes noches teatrales que haya tenido Bogotá en mucho tiempo fue la presentación
dentro del Festival de Teatro del Boris Godunov de Pushkin, bajo la dirección de Peter Stein, nombre ilustre dentro de las tablas
contemporáneas, por el grupo moscovita Et Cétera.
Stein tomó una de las obras maestras del teatro ruso y la presentó con originalidad pero con respeto, sin caer en la tentación de
esas distorsiones que a veces se acostumbran y que, por ejemplo, en obras que suceden en un claro momento histórico, como
ésta, las trasladan a épocas diferentes, con lo cual se crean, sin necesidad alguna, anacronismos que no tienen ningún objeto.
Pushkin en su Boris abandonó las unidades teatrales clásicas de tiempo, lugar y acción y creó un panorama psicológico alrededor
del presunto arrepentimiento del zar con una veintena larga de escenas sueltas que se adelantan al cine y al teatro contemporáneo.
En esa obra no hay personas que muestren bondad y cada uno, comenzando por el mismo Boris Godunov y siguiendo con el príncipe
Shuiski, con Marina, con el falso Dimitri, con los monjes borrachos y pedigüeños e incluso con el mismo Inocente, obra en función
de sus propios intereses. No hay que olvidar que históricamente Shuiski fue uno de los zares que sucedieron a Boris y que los
herederos de Iván el Terrible no accedieron posteriormente al trono. En el montaje de Stein, con tres centros de actuación que
permitieron dar fluidez, todo sucede con lógica y cada actor dio de lo suyo en forma brillante. Usualmente, Shuiski es representado
como un hombre zalamero e hipócrita y aquí fue personaje de cierta dureza. El agregado del fantasma del niño que cruza la escena
es un golpe teatral brillante. En resumen, se trató de algo de categoría, que ya de por sí justificaría los festivales de teatro.
En otra representación, la Compañía Nacional de Teatro de México hizo una curiosa versión de El círculo de tiza de Brecht, una de
sus parábolas para el teatro, bajo la dirección de Luis Tavira, nombre eminente, pero que en este caso nos mostró una obra inflada
con rellenos inútiles que dura cuatro horas contra las dos del original de Brecht. Los personajes caricaturescos de esta interpretación
son simpáticos por un rato, pero en cuatro horas se vuelven insufribles. Personalmente, prefiero el original de Brecht, que también
tiene muchos vericuetos, pero que va directamente a lo que quiere mostrar. Al público pareció gustarle este montaje y me imagino
que eso, en últimas, es lo que se quiere.
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42° Mono Núñez - Audición regional Santander
Sábado 2 de abril
Para todo lo pertinente, por favor comuníquense con Roberto Villamizar Mutis, 3107501220
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Un país en bicicleta
Por: Héctor Abad Faciolince / El Espectador
Fernando Gaviria
En una de mis vidas anteriores, cuando estudiaba en Turín, recuerdo haber leído a un periodista deportivo italiano que escribía en
tono de burla algo que nunca se me va a olvidar.
Se estaba refiriendo a unos cuantos ciclistas colombianos que habían ido al Giro de Italia y se reía de ellos así: “pobres ratoncitos
oscuros (poveri topolini scuri) que todavía no saben lo que es el Alpe”. Recuerdo que para más inri lo ponía así, en singular: el Alpe.
En esa época, en vez de foro, uno mandaba en sobre y en papel cartas a la dirección. Entonces yo le escribí así al director del
periódico: “los oscuros ratoncitos colombianos no sabrán lo que es el Alpe, pero sí saben lo que es el Ande”. Una o dos semanas
después uno de esos “topolini” ganaba una etapa de montaña en los Alpes. Pero todavía hacía falta el triunfo de Nairo Quintana en
el Giro, con grandes etapas coronadas en los Apeninos, para yo sentir que esa vieja ofensa estaba completamente vengada.
En un mundo que tiende a considerar mejor lo grande que lo chico, habría que tener en cuenta que para trepar por las montañas
más vale ser pequeño y flaco que grande y musculoso. Lo cual lo demuestran no solamente los “ratoncitos oscuros” de nuestro
mejor ciclismo, sino también los pequeños caballitos criollos, que en las lomas largas siempre van a dejar atrás a los pesados
percherones.
Sin embargo, en estos días un gran pedalista de La Ceja, Fernando Gaviria, le ha dado un golpe más a los estereotipos sobre
Colombia y el ciclismo colombiano. Con una agilidad, una fuerza y una personalidad que pareciera indicar más edad (tiene apenas
21 años) Fernando Gaviria les está ganando también a los percherones europeos en su propio terreno: en lo que los italianos llaman
la “volata”, es decir, el sprint, el embalaje final en las carreras llanas. Su más reciente triunfo fue en la Tirreno-Adriático, pero poco
antes había sido también medalla de oro en el ómnium Mundial de pista. Y tanto la prensa italiana como la inglesa dicen que el
cejeño es uno de los mejores neoprofesionales que se han visto en muchos años.
Quisiera aprovechar los triunfos de un nuevo y prometedor ciclista antioqueño para insistir en algo que debería ser ya obvio y
obligatorio en las ciudades colombianas: es necesario darles a las bicicletas muchísimo más espacio. Alcalde de La Ceja: no honre
a su hijo más famoso de hoy con una caravana: deje que los ciclistas se tomen las calles del pueblo, como en Amsterdam, y
construya una ciclovía hasta Rionegro. Alcalde de Medellín: las estaciones de bicicletas públicas están cerradas y habría que
potenciarlas con bicicletas eléctricas y ciclorrutas por las lomas. Y alcalde de Bogotá: deje de pelear todos l os días porque sí y
porque no, como si su P fuera la misma P de su predecesor. Cálmese, y para calmarse, monte más en su viejo caballito: la bicicleta.
Vivo en Holanda desde hace un mes y medio y me doy cuenta de que ya no llego a la oficina de mal genio por la mañana. Creo que
esto se debe a dos motivos. Uno, seguramente, es que no tengo que oír por radio al senador Uribe dando alaridos e insultando (es
decir dándole todavía más mal ejemplo a un país ya de por sí camorrero y verbalmente salvaje). Pero el fundamental es otro, y es
que me transporto, en pleno invierno, con lluvia o sin lluvia, de día y de noche, en bicicleta. Y no hay nada más cómodo, más
silencioso, más ecológico ni más saludable.
Algunas de las personas más ricas de Colombia tienen montado un negocio redondo: no influyen para que haya buen transporte
público, no apoyan tampoco las bicicletas, y se enriquecen vendiendo motos baratas, casi sin impuestos, y con patentes de
conducción sin examen, a los pobres que no tienen cómo más transportarse. Si hubiera impuestos a la venta de motos, e incentivos
para comprar y usar bicicletas, tendríamos pueblos y ciudades con mejor aire y con ciudadanos más sanos y felices. E incluso
ciclistas mejores que Gaviria y Nairo, en pocos años.
XIV Concurso Nacional de Duetos “Ciudad de Cajicá”
VI Concurso de Música Andina Colombiana Instrumental
Estimados amigos intérpretes y compositores, tenemos a su disposición la convocatoria de este certamen, con gusto la enviaremos
a quien nos la solicite:
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La brecha que mueve el mundo
“Me excita poder fallar".
Por: Piedad Bonnett / El Espectador
La frase es de Alejandro González Iñárritu, en una estupenda entrevista que le hizo Jan Martínez Ahrens para El País de Madrid,
donde demuestra con creces que el reconocimiento de su trabajo es producto de una mezcla de inteligencia, sensibilidad, intuición
poética, poder de reflexión, experiencia y tenacidad. La frase es muy sugestiva porque nos remite a algo que la gente suele olvidar:
que la pelea más dura que da el artista es consigo mismo, que su acicate es el riesgo y que lo que lo justifica es que trabaja siempre
al borde del fracaso. “En mi carrera me he vuelto un experto en pasar, en un segundo y sin haber hecho nada, de ser un exitoso
nominado a un perdedor”, nos dice González Iñárritu. Y también: “la competición en el arte es absurda”, afirmación que nos
recuerda lo ingenuo que resulta pensar que un premio mide en términos absolutos el talento de una persona.
Que hay siempre una brecha de insatisfacción entre lo que soñamos realizar y lo que se logra, y que sin dicha brecha el trabajo
humano no tendría sentido, es algo que expresó bien Samuel Beckett cuando dice que el mandato de un artista debe ser “Fracasa
otra vez. Fracasa mejor”. Lo saben los deportistas, que están siempre tratando de superar sus propios récords, y los pintores, los
músicos, los escritores, los científicos, y todos los que derivan su mayor satisfacción de lidiar con la dificultad. Por eso, para ellos
las metas no son sino estaciones en la necesidad de ir por más. Es la diferencia entre el que encuentra una fórmula exitosa y se
petrifica en ella y de ella se lucra, y el que prefiere buscar la intensidad de la experiencia arriesgándose a fallar. Porque a menudo
el camino recompensa más que la meta. Y porque al fin y al cabo la lucha dignifica la vida.
En reciente columna, Álvaro Forero Tascón citaba a David Brooks a propósito de que la política, concebida como la fórmula civilizada
de lograr consensos y derrotar el autoritarismo y la violencia —y no como el arte de engañar y enriquecerse, que es en lo que
muchos políticos la han convertido— “nunca consigue todo lo que quiere”. “La decepción es normal —dice Brooks—. Pero esa es la
belleza de la política. Además, es mejor que la alternativa del gobierno por un tirano autoritario”. Curiosamente, su vecino de
columna, Santiago Montenegro, tituló: “¿Una sociedad perfecta o una mejor?”, y propuso que es preferible lo “mejorable y diverso”
que “lo total, homogéneo y perfecto”.
Estas aproximaciones a la idea del éxito me llevan a pensar en lo que ahora nos llena de esperanza a muchos colombianos: la
posibilidad de pactar la paz. ¿Preferiremos seguir matándonos, en guerra perpetua —como quieren tantos sectores recalcitrantes—
a un pacto necesariamente imperfecto, con fisuras, pero que será el comienzo de un país distinto o por lo menos su intento? Ya lo
dijo Carpentier en El reino de este mundo: “…el hombre nunca sabe para quien padece y espera. Padece y espera y trabaja para
gentes que nunca conocerá y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el
hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está
precisamente en querer mejorar lo que es”.
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Musa erótica
La madame más famosa del mundo
Emma Bovary, la madame más famosa del mundo, es la protagonista de una de las historias de amor y adulterio más
célebres de la narrativa universal. Su creador, Gustave Flaubert, a quien sus padres calificaban como el idiota de la
familia, se convirtió, ni más ni menos, que en el padre de la literatura moderna.
Por: Alberto Medina López / El Espectador
“Madame Bovary” es una novela escrita por Gustave Flaubert y publicada en 1856.
Su gran amor fue una mujer casada llamada Louise Colet, con la que sostuvo una ardorosa correspondencia. Muerto el escritor,
muchas de las cartas terminaron en la hoguera o mutiladas por su sobrina, quien las consideró impublicables.
En el material que sobrevivió a la mojigatería se salvaron frases de Gustave a Louise como esta: “(…) mi carne ama la tuya, y
cuando me miro desnudo, me parece incluso que cada poro de mi piel bosteza por la tuya, y ¡con qué deleite te beso!”. O esta otra:
“Te beso por todas partes, con el corazón y el cuerpo, a ti, con quien me fundo y me confundo”.
En 1857, en medio de esa pasión, salió a la luz Madame Bovary, uno de los libros prohibidos en el reinado de Napoleón III. La obra
cuenta la historia de una mujer que es infeliz al lado de su esposo, que sueña con las novelas románticas que lee y que desea
disfrutar su cuerpo con un hombre que la satisfaga de verdad.
Cae en brazos de un vividor llamado Rodolphe y celebra en silencio su adulterio. “Por fin iba a entrar en posesión de aquellos goces
del amor, de aquella fiebre de dicha que tanto había suspirado”. Pero la abandonan y se reencuentra con León, un viejo romance.
Con él vive una de las escenas más eróticas del libro, no por su lujuria, sino por la imaginación que despierta en el lector: la
descripción de un frenético paseo en coche.
La orden al cochero era andar sin detenerse. Así transcurren dos páginas, con una carroza que pasa y pasa por los mismos lugares
y con un cochero sudoroso que lo único que escucha es la orden de no parar.
“Por las calles, la gente abría unos ojos como platos ante el espectáculo insólito de provincias, de aquel coche de alquiler que
aparecía y reaparecía una y otra vez, siempre con las cortinas echadas, más cerrado que un sepulcro y dando tumbos como un
barco”. Al final, tapada con un velo, Emma desciende del coche y se va.
En la vida real, el adulterio de Emma le cae mal a un procurador y Flaubert termina juzgado en la Sexta Cámara Correccional por
“el color lascivo” de su obra. Su abogado usa un argumento moralista para salvarlo de la cárcel: Dios castiga a Emma por su crimen.
Madame Bovary se suicidó con arsénico en polvo.
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Lisandro Duque: el ateo que quiso ser santo
Un niño marcado por el peso ideológico de la religión, la adolescencia universitaria en la época política más convulsa
el país, el cine como la mejor y la única revolución. Todos los factores que determinaron cómo un hombre decide quién
ser.
Por: Camila Builes / El Espectador
Lisandro Duque nació en Sevilla, Valle, el 30 de octubre de 1943. / Cristian Garavito
Cuando Lisandro Duque tenía diez años decidió convertirse en santo. Su mamá, que lo llevaba a misa tres veces a la semana, decía
que su mayor deseo era tener un hijo sacerdote: “Sacerdote no. Prefiero ser un santo de una vez”, le dijo un martes en la tarde
cuando iban saliendo de la iglesia principal de Sevilla, Valle. Comenzó por lo básico: no mentir, no robarle a su papá los pesos que
dejaba deliberadamente sobre la mesa del comedor, no pensar en niñas. “Me apliqué desde que tenía diez años a un ideal de
perfección en mi conducta para volverme santo”. Duque está sentado en una de las salas en la redacción de El Espectador. Es
viernes, el clima de Bogotá empieza a volver a su estado natural: frío, cielos lácteos, brisas ácidas. “¿Está lloviendo? Tengo frío, el
frío nos hace sentir vivos, ¿no?”. Todo de verde: pantalón de paño y saco de pana. Zapatos cafés.
Su camino a la santificación continuó con la lectura de Vidas ejemplares, un libro de historietas que mostraba, a través del cómic,
la vida de algunos santos como Domingo Savio y Juan Bosco. Lisandro Duque se propuso imitar sus vidas en todos los aspectos:
“No podía participar en los juegos frívolos de mis compañeros, por eso fui un mal futbolista, pésimo atleta. No pronunciaba malas
palabras, no pensaba en obscenidades. Una vez un cura que me confesó a los diez años me preguntó si yo tenía placeres solitarios.
Yo no sabía qué era eso. Luego, varios años después, supe que los placeres solitarios por los que él me preguntaba eran la
masturbación. Ni siquiera sabía qué significaba la palabra cuando el padre la mencionó”.
En las noches, antes de irse a dormir, recordaba lo que el padre, desde el púlpito dorado, decía como refiriéndose a él: “Si uno no
se subordina a la perfección de Dios puede llegar a padecer del fuego eterno”, dice, mientras se queda quieto encima del sillón
negro. Está mirando por la ventana y deja cerrados los ojos por varios segundos. “Recuerdo que tenía muchas pesadillas con una
parábola que dice: ‘Un hombre le preguntó a Cristo ¿Cómo hago yo para entender la grandeza de Dios? Entonces Cristo respondió:
Haz un hoyo en la arena con tu dedo e intenta meter todo el mar ahí’”. Duque deja de mirar la ventana, clava los ojos en la pared
que está detrás de mí. Sus brazos caen lánguidos a cada lado del mueble. Vuelve.
“Esa es una figura tan compleja, además de ser literariamente hermosa. Uno de niño la traduce de una manera literal y yo fracasé
en mis empeños de imaginarme cómo iba a hacer para meter todo el mar en un huequito hecho por mi dedo. Tenía pesadillas
enormes con eso: me veía en una playa —y eso que no conocía el mar, pero lo había visto en cine—, tratando de meterlo en el
huequito. ¿Cómo hago? ¿Cómo hago? Estaba tan desesperado”.
La niñez arremete en la memoria en dos sentidos: el bueno, recuerdos que uno magnifica para hacer más soportables los peores
días y poder salvarse —como si fuera posible— con el vacío: “todo tiempo pasado fue mejor”, y el malo, segmentos del tiempo que
uno oculta de la mayoría de miradas ajenas y que vienen siendo, al fin y al cabo, los que forman nuestra manera de actuar.
“Una de las condiciones para ser santo era que uno debía entrar en un éxtasis, sin embargo, yo nunca logré eso. No me elevaba,
no ganaba la ingravidez, y eso me empezó a preocupar y me di cuenta de que algo estaba fallando. Un buen día, cuando tenía 14
años, supe que no lo lograba por un exceso de orgullo, de soberbia, el pretender la santificación: eso era demasiado, estaba pecando
contra la humildad. Humildad que nadie tenía en la Iglesia; de la que los padres nos hablaban, pero ellos, con sus anillos de oro y
sonrisas falsas, no practicaban”. Llegó la decepción y con eso, como pasa siempre, el enfrentamiento con el espejo —el peor de los
enemigos—, los reclamos por haber renunciado a todos los placeres, a las fiestas, los juegos, los besos a escondidas. Ahí pasa, en
esas grandes pérdidas: no se consigue sosiego, ni calma, ni nada cordial consigo mismo.
“Todo cambió cuando leí un libro de Bernard Shaw. Descubrí la frase: ‘He sido bueno sin asustarme ante el soborno del cielo’”. Se
bebe de un sorbo el café que recién le traen. Pasa seguido: en la mitad de las oraciones se queda estático como si no encontrara
la palabra precisa para referirse a algo. Hace un gesto particular con el índice, apoya el brazo izquierdo sobre el derecho y sube el
pálido dedo hacia el cielo, lo mueve como si estuviera señalándole a alguien o algo la verdad. “Me decepcioné profundamente de la
religión y empecé a mirar lo religioso, la idea de los curas y de dios como un estorbo para mi desarrollo. Renuncié a todos esos
pensamientos y, desde entonces, soy una persona relajada en mi conducta y descubrí, además, que no necesitaba ser santo ni
creyente para ser un caballero y un buen ciudadano”.
Perder a Dios es, no solo, perder la imagen creada por siglos de historia del mayor poder, del inmortal omnipresente; es —como si
fuera poco— afrontar la idea de que no hay nada que remedie lo que somos, lo que hacemos. Es, mejor dicho, la certeza de estar
solo. Siempre.
Lisandro Duque tenía 16 y la rebeldía vana de la adolescencia lo llevó a estudiar antropología en la Universidad Nacional, en Bogotá.
Cambió la iglesia por los salones y comenzó a seguir, con el ansia sagrada de quien va a comulgar, a sus profesores: Darío Mesa,
Magdalena León, Patiño Roselli. El mundo universitario lo atrapó entre las filas de los movimientos políticos de izquierda de la época
y la repulsión y rabia que traía hacia la institución religiosa la descargó en el arte porque la guerrilla, como él mismo lo dice, no era
para él. “Yo tranquilamente pude pertenecer a cualquier frente de algún grupo guerrillero. La Universidad Nacional tiene como
hermosa cualidad fomentar el pensamiento libre y autónomo de sus estudiantes. Conocí a Carlos Pizarro, Alfonso Cano y todos los
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jóvenes que por esa época solo hablaban de la Revolución Cubana, de la creación de grupos insurgentes como las FARC (1964) y
el ELN (1966). Pero sabés qué, yo no soy bueno para meterme al monte. Hubiese sido un pésimo guerrillero. Además creo que el
arte hace grandes revoluciones, también”. En 1970 fundó con Nelson Osorio, Carlos José Reyes, Santiago García y Patricia Ariza
las Peñas Culturales de La Candelaria y en la Universidad Nacional recibió de Alberto Rahal la dirección del cineclub Ocho y Medio.
Según la Revista Cinemateca ‘Duque es un autodidacta, estudioso del cine, que se ha hecho profesional, como tantos directores
colombianos, en la prolífica y controvertida “escuela” del cortometraje del “sobreprecio’”. En 1974 dirige el corto Favor correrse
atrás, con el que gana el primer premio en el concurso de cortometrajes del Festival de Cine de Cartagena. Después de este
vendrían las producciones cortas No se admiten patos (1975), Lluvia colombiana (1976) en co dirección con Herminio Barrera, 38
corto 45 largo (1979), Hoy no frío, mañana sí (1980), TV or not TV (1980), Vivienda Campesina (1980).
En 1982 realiza su primer largometraje, El escarabajo, con el que gana un premio especial de la junta Organizadora del Festival de
Cine de Cartagena y es presentado en Moscú a más de 45 mil personas. En 1983 realiza el mediometraje documental Arquitectura
de la colonización Antioqueña, producido por FOCINE. Durante 1985 dirige Cafés y tertulias de Bogotá y Un ascensor de película.
En 1986 haría su aparición su segundo largometraje Visa USA. En 1988 dirige Milagro en Roma (De la serie Amores difíciles). En
1990 adapta y dirige para el Canal RCN, La Vorágine, basada en la novela homónima del escritor colombiano José Eustasio Rivera.
Esta producción resulta finalista en el Festival Mundial de TV de Nueva York, en 1991. En 1999 gana el premio a mejor guion de
Largometraje de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura con su obra Los actores del conflicto. En 2001 estrena el
largometraje Los niños invisibles, película que consiguió el primer premio de guion argumental del Ministerio de la Cultura en 1997.
En todas las películas de Lisandro Duque hay un cura, una iglesia y un cementerio. “Son temas que me seducen desde el punto de
vista moral, desde el punto de vista estético: a mí me encanta la estética de las iglesias, de los cementerios, eso me seduce mucho.
Me seducen mucho los curas como factor de provocación ideológico, mía contra ellos, y por el papel que ellos han cumplido en la
construcción de mi propia memoria y mi visión del mundo. Ahora te dije, desde la infancia he sufrido las pesadillas de toda la liturgia
a la que fui sometido”. El soborno del cielo, su quinta película, no es la excepción. Esta cinta, que dirige después de ocho años de
no presentar trabajos fílmicos, está cargada de detalles que hacen parte de su propia vida. La tesis: el poder indiscriminado de un
sacerdote en un pueblo conservador. Los personajes: jóvenes con repulsión hacia la religión con deseos de unirse y estropear las
acciones religiosas de la iglesia en el pueblo. “Los jóvenes de los años 60 nos exaltábamos contra la presencia de lo religioso. Esta
película se refiere a esa polarización entre jóvenes laicos y clérigos dogmáticos”.
Durante la conversación el celular le suena dos veces. Con agilidad cuelga cada llamada en menos de un minuto: “No puedo hablar.
Ahora te llamo”. Creo que quiere otro café. Hace frío: las ventanas de la sala están salpicadas por pequeñas gotas de lo que sería
dos horas más tarde, la tormenta que no había caído en Bogotá hacía más de tres meses.
—A veces creer en algo nos mantiene vivos.
—Ser incrédulo me ha garantizado una gran tranquilidad y serenidad de conciencia. Por eso sigo vivo.
Sony compra el catálogo musical de Michael Jackson
El fallecido 'rey del pop' poseía la mitad de la compañía Sony/ATV, propietaria de éxitos desde los Beatles hasta
Rihanna. Los herederos de Jackson la vendieron por 750 millones de dólares.
Por: semana.com
El catálogo del cual Jackson era dueño del 50% incluye éxitos de The Beatles, Bob Dylan, Rolling Stones, Taylor Swift o
Rihanna. Foto: AP Photo/Joel Ryan
El eterno rey del pop sigue moviendo dinero aun casi siete años después de su muerte. Los herederos de Michael Jackson vendieron
a Sony su participación en un inmenso catálogo musical por 750 millones de dólares. La venta de la participación del artista en el
catálogo de Sony/ATV, que era del 50%, dará a la empresa la propiedad total de obras de artistas como The Beatles, Bob Dylan y
de otros creadores de éxitos como Eminem o Taylor Swift. El acuerdo es otro éxito comercial póstumo para Jackson, cuyos albaceas
saldaron las deudas del artista con una combinación de nuevas canciones, películas y reediciones de sus temas más populares. Los
beneficiarios de la herencia de Jackson son su madre y sus tres hijos, Prince, Paris y Blanket.
"Este acuerdo muestra el compromiso de Sony con el negocio del entretenimiento y nuestra firme creencia de que este negocio
seguirá contribuyendo a nuestro éxito en los próximos años", dijo el presidente y CEO de Sony Corp., Kazuo Hirai, en un comunicado.
La venta no incluye los derechos de las grabaciones originales de Jackson ni de los temas que compuso, y sus herederos mantendrán
una participación en EMI Publishing Inc. "Esta transacción nos permite continuar con nuestros esfuerzos de maximizar el valor de
la herencia de Michael para el beneficio de sus hijos", dijeron los coalbaceas de la herencia de Jackson, el abogado John Branca y
el ejecutivo musical John McClain, en un comunicado. "Además valida la visión de Michael y su genio a la hora de invertir en
música".
Jackson compró la parte de ATV del catálogo por 41,5 millones de dólares en 1985, y más tarde la fusionó con Sony. Era su
propiedad más rentable en el momento de su muerte en junio de 2009, a los 50 años, aunque para entonces tenía una deuda de
cientos de millones de dólares. La venta se cerrará a finales de marzo, según reportaron ambas partes.
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XXVI Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
1 al 14 de agosto de 2016
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El Festival de la Leyenda Vallenata, los días que fueron...
Por: Álvaro Suescún T. / Revista La Lira N° 48
[email protected]
Escalona y Víctor Sotp de parranda
Valledupar 1952
Afiche oficial 2016
Clemente Quintero, Álvaro Cepeda, Roberto Pavajeau, García Márquez
Hernando Molina y Rafael Escalona, Valledupar 1967 (El Tiempo)
La canción vallenata tiene hoy un lugar visible en las preferencias de los oyentes en otras latitudes, y en nuestro contorno, por supuesto.
Es de tal grado su aceptación, que carga ahora con la responsabilidad de ser el género musical colombiano que más se ha escuchado
en todos los tiempos, por fuera de nuestras fronteras. Le cabe, además, el honor inmenso de haber desplazado de esa posición de privilegio
a la cumbia, que aún suena con algunas variables en el ámbito latinoamericano, y al porro y al bambuco, ritmos que los antecedieron
en el lucimiento de nuestras galas musicales.
Buena parte de ese bien ganado prestigio empezó a cimentarse desde las fiestas y celebraciones que animaban en las rancherías
los llamados juglares, Francisco Moscote, Luis Pitre, Pedro Nolasco Muñoz, Chema Gómez, Pacho Rada, entre los más recordados.
Eran hombres de faena, arreadores de ganado a sus pastizales, sembradores y cosecheros, campesinos en buena ley, que en sus
horas de jarana se terciaban un acordeón y lanzaban al viento sus tonadas.
En el registro de la memoria colectiva quedan nombres que se destacan en los años siguientes, Eusebio -el Negro- Ayala y Fulgencio
Martínez, acordeoneros afirmados en su talla de grandes, con ellos Loren o Morales y Chiche Guerra en Valledupar, Fortunato
Fernández y Juan Muñoz en San Diego, Escolástico Romero en Villanueva, Toño Salas en El Plan, Francisco –Chico- Bolaños en El
Molino, Guillermo Buitrago y Luis Enrique Martínez en la zona bananera; Juan, Dagoberto y Pablo López en La Paz, miembros
principales de una dinastía que no cesa, Fermín Pitre, en Fonseca, y –cómo no- las décimas cantadas de Luis Gregorio Maestre, el
poeta de Carrizal que en el fondo de su corazón jamás imaginó que entre su descendencia crecería el gran Diomedes Díaz, recibido
años más tarde con privilegio de consagrado por los brazos abiertas de su fanaticada. Otra vertiente importante de la música de
acordeón, con evidentes expresiones de la cumbia y el porro en su estilo, la aportaron los músicos de la sabana, desprendidos del
viejo departamento de Bolívar, incorporados por Alejandro Durán, Andrés Landeros, Enrique Díaz, Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa
y Adolfo Pacheco, entre tantos otros.
Todos ellos sabían que la música se enracima en el sentimiento y que, desde algún lugar impreciso del cuerpo, sale a explorar nuevas
andanzas y a conquistar corazones. Además de técnica y sentimiento, nada más tenían, de manera que le exprimían al acordeón
esas notas lindas, sentidas, apesadumbradas, aprendida tan solo de oídas, de física repetición. Por su parte, las familias de abolengo,
los mandatarios y mandamases, consideraban que aquellos cantos que llamaban vallenatos eran asuntos desdeñables de la pobrecía,
útiles cuando más para poner una cortina amable a los bochinches de las parrandas, pero no para entrar con permiso en las casas
de la élite provinciana. Con sus tonadas y con sus versos aquellos juglares iban entonces por los caminos cerreros, diseminando la
raíz profunda de una firme identidad cultural, alegrando caseríos, vadeando charcos, atravesando los algodonales, recorriendo el
desierto extenso, descomponiéndose en crónicas ambulantes para animar las noches de parranda. Con ellos se recuerda también a
otros principales: Tobías Enrique Pumarejo (Don Toba), Rafael Escalona, Emiliano Zuleta Baquero y a Leandro Díaz, piezas integrales
en el andamiaje de esa música vernácula, dotados de una rebosante sabiduría ancestral. Motivos les sobraba para extender esos
cantos, que encallaron en la primera versión del Festival de la Leyenda Vallenata, celebrado con esplendor en Valledupar, en 1967.
García Márquez y Escalona
Mucho se ha hablado de los orígenes del Festival. En casi todas las versiones la presencia de García Márquez y de Escalona hace
protagonismo esencial. Gerald Martin dice, en su extensa investigación sobre la vida de nuestro Nobel, que a comienzos de los años
50, después de visitar Aracataca (en aquel conocido episodio en que acompaña a su madre a vender la casa donde él nació):
“…Gabito fue a ver a Escalona, quien lo acompañó durante una semana por los pueblos de La Guajira, Urumita, Villanueva, El Molino,
San Juan del Cesar y, posiblemente, Fonseca. Por el camino se les unió Manuel Zapata Olivella y juntos organizaron una parranda
itinerante; una especie de reñida “jam sesión” de vallenato en la que estuvieron implicados varios participantes y enormes
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cantidades de licor. Una sesión que, en este caso, incluyó a amigos y parientes como Luis Carmelo Correa, de Aracataca, y Poncho
Cotes, un primo de García Márquez que era íntimo de Escalona”. (Gerald Martin. Una vida, Random House Mondadori, 2009.)
Casi 50 años después, Zapata Olivella le contaría a Martin pormenores de esa excursión por montes y sabanas, animando las fiestas:
“… por la noche llegaba un carro y uno se levantaba enguayabado a la mañana siguiente en algún lugar de La Guajira o de La Sierra
Nevada, íbamos al rancho de alguien, comíamos sancocho o atravesábamos la serranía de Perijá en carro hasta Manaure, pero
siempre andábamos tomando trago con Emiliano Zuleta, Carlos Noriega, Lorenzo Morales, con los mejores acordeonistas de la
época,” (Gerald Martin. Ib ídem.)
La parranda en Araracata
Aquellos acontecimientos, nada fuera de lo común, eran asuntos de la cotidianidad. Tan solo que los itinerantes eran los juglares
que aprovechaban para llevar las últimas noticias en canciones y, en muchos de los casos, no se perdían la oportunidad para zanjar
alguna discusión lanzando versos ofensivos o de reclamos en piquerias de sobresalto, después de las que -a la larga- nadie salía
mal librado. El episodio que marcó diferencias ocurrió diez años más tarde. A García Márquez se le ocurrió la idea de escucharlos
en una tanda larga: “…un día de 1963 –dice Gabo– durante el festival de cine de Cartagena, le pedí a Rafael Escalona que me
reuniera a los mejores conjuntos de música vallenata para oír todo lo que se había compuesto en los siete años en que yo había
estado fuera de Colombia.” (García Márquez, Vivir para contarla. Editorial Norma. 2002.) Escalona, le cogió la caña, y lo citó en
Aracataca el fin de semana siguiente, y embarcó en esa faena a cuanto compositor e intérprete destacado estaba disponible por
aquellos días. La periodista Gloria Pachón que estaba cerca de la conversación, alcanzó a escucharlos, y no se guardó la noticia de
modo que apareció publicada en El Tiempo a cuatro columnas, con un titular que alertó al país: “Gran Festival Vallenato, el domingo,
en Aracataca”.
Todos los fanáticos del vallenato de aquellos tiempos, se congregaron ese domingo en la plaza del pueblo donde nació Gabo. Álvaro
Cepeda Samudio, que era el gerente de Cervecería Águila, y su más cercano amigo, despachó desde Barranquilla un arsenal de
cajas de cerveza que repartió, helada y gratis, entre la feligresía para amainar los sofocos de una temperatura ardiente. Los nombres
de los participantes en ese festival se han diluido en la memoria de los cataqueros que se arremolinaron para ver aquel mano a
mano entre los más grandes. Sin embargo se rescata, entre otros, la presencia de Abel Antonio Villa y de Luis Enrique Martínez, del
conjunto San Fernando de Fundación, y de Armando Zabaleta y Colacho Mendoza, entre tantas estrellas rutilantes. Anfitriones
fueron Efraín Rodríguez Polo, Lucho Porto García, primo de Gabo, y los mellizos Manuel y Luis Pérez Yance, parranderos memorables
de la región, por cuyos patios de puertas abiertas desfilaron mañana, tarde y noche, aquellas connotadas figuras de la farándula
criolla.
El vallenato y la modernidad
Desde el punto de vista del análisis a la luz de la ciencia, el investigador francés Jacques Gilard señala que el vallenato, como un
estilo musical nuevo, es producto de la modernidad, asegurando que: “de hecho fue inventado en los años 40s, cuando se hicieron
las primeras grabaciones, y unos cuantos periodistas y folcloristas comenzaron a escribir sobre este nuevo fenómeno”. (J. Gilard,
“Vallenato: ¿Cuál tradición narrativa?”, en Revista Huellas, Barranquilla: Universidad del Norte, Nº19, 1987.)
Egberto Bermúdez, coincide parcialmente con este argumento, pero anticipa las calendas, al anotar: “el tipo de acordeón asociado
con la música vallenata solo apareció hacia finales de la década del 30, y este fue un momento de apertura y conexión entre la
provincia con otras regiones, respaldados por el presidente Alfonso López Pumarejo”. (¿Que es el vallenato?: Una aproximación
musicológica. E. Bermúdez. Ensayos. Historia y teoría del arte. Vol 9, # 21. 2004.)
Lo cierto del caso es que algunos han tomado aquella parranda histórica de Aracataca como el germen que motivó la realización del
festival. Los acontecimientos, como suele suceder, terminaron por tomar ese rumbo impensado, y quienes organizaron aquel evento
en Aracataca, sin saber muy bien lo que hacían, se los puede considerar como los iniciadores de la era de la gran promoción de la
música de acordeones. Aquel impulso inspiró la buena idea de hacer el Festival de la Leyenda Vallenata, de tal modo que -tres años
más tarde- se encontraron con la buena la suerte de haber creado su propio departamento, y de que fuera Alfonso López Michelsen
su primer gobernador para que, en 1967, Consuelo Araujo y Rafael Escalona organizaran, con todas las de la ley y en Valledupar,
que es su sede natural, ese gran evento que ahora ciñe repercusiones internacionales. El primer rey elegido fue Alejo Durán que,
de ese modo, le dio al certamen el tamaño heroico que necesitaba para entrar por la puerta grande.
Hoy, después de 49 años, al Festival está posicionado como uno de los eventos culturales de mayor arraigo en nuestro país. Desde
allí se consolida, con la lógica evolución que incide en esa y en todas las vertientes musicales, con las confrontaciones, los
desacuerdos, los intereses formales, en la defensa de lo autóctono, versus las nuevas influencias en las posibilidades de su desarrollo
y expansión. En fin, este acontecimiento marca una nueva era en la historia del acordeón en Colombia, y ahora que el vallenato
tradicional ha sido amparado por la Unesco, otros vientos refrescan el ambiente de la música en las regiones del Caribe colombiano.
Y, desde el punto de vista económico, ser el primer renglón en la vida social, política y económica de los vallenatos hace que todos
ellos salgan en defensa de su institucionalidad, y en su preservación. Como debe ser.
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Borges y el otro
Cabeza de Medusa
Por: Isabella Portilla – El Magazin
Borges solía regalarle su ropa vieja a un mendigo que leía a Borges. Cuando el mendigo iba a su casa en los inviernos, nunca
traspasaba el antejardín. Se limitaba a tocar el timbre y Borges salía hasta la calle a entregarle unos trapos gastados y a cruzar
con él un par de palabras, al tiempo que buscaba en sus bolsillos unas cuantas monedas.
Después de aceptarle la limosna a Borges, el mendigo se alejaba y Borges descubría que aquel hombre se amparaba del frío con el
sobretodo que él solía ponerse años atrás. También llevaba puestos unos pantalones plisados que, a pesar de las arrugas,
conservaban una elegante caída. Al bajar la mirada, Borges notaba que los viejos zapatos que él daba por inservibles le calzaban
perfectamente a ese hombre que de repente se perdía entre los árboles.
Mientras entraba a su casa, Borges lamentaba la suerte del indigente: el mendigo había sido un bibliotecario que fue a parar a la
calle a causa de sus desventuras. Por fuera, alguien podría pensar que aquel mendigo era el mismo Borges, porque las vibraciones
de esos trapos viejos que alguna vez fueron el refugio de un cuerpo borgiano ahora eran refugio de otro cuerpo: de otro que leía a
Borges.
Aunque vivía lejos, el mendigo trabajaba de lunes a viernes en la puerta de una iglesia de Palermo. En una ocasión, Borges se
detuvo a contemplarlo. El mendigo estaba sentado en unas escaleras leyendo El Aleph. Entonces Borges notó que el pordiosero no
sólo llevaba la corbata marrón que tanto le gustaba en una época, sino que además, vestía un traje que Leonor, su madre, le había
comprado en Italia. Al ver su ropa puesta en el cuerpo del mendigo, Borges entendió, como Spinoza, que todas las cosas quieren
perseverar en su ser.
El mendigo parecía estar tan absorto en la lectura que no escuchaba el ruido de las monedas que los visitantes de la iglesia le
depositaban en la caja situada justo a su izquierda. Al tiempo Borges se había sentado en una banca del parque a recordar algunas
sensaciones pasadas que no podían despegarse de él.
El bolsillo roto de la chaqueta que llevaba puesta el mendigo le recordó la ordinariez de su primera esposa. El cuello bien doblado,
pero raído, le trajo memorias de los cuidados de Epifanía, su empleada doméstica. Algunas noches de insomnio aparecieron bajo
la franelilla amarillenta que se alcanzaba a ver y en las suelas de los zapatos, se adivinaron los pasos en los que Borges se reconoció.
El mendigo también se reconoció en el escritor cuando, sin levantar los ojos de las páginas del libro, sintió que Borges lo miraba al
frente del templo. Entonces dibujó en su rostro una sonrisa amplia mientras sus ojos recorrían un pasaje de uno de los cuentos de
Borges: “De alguna manera, toda persona que lee un verso de William Shakespeare es William Shakespeare”.
Instrumentos musicales raros
Guitarra de 12 mástiles
Guitarra de 12 mástiles y 72 cuerdas, creada en 2007 por el artista japonés Yoshihiko Sath.
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Jairo Jiménez, el corazón del chucu chucu
Por: Diego Londoño / El Colombiano
El primer instrumento que Jairo Jiménez tuvo en sus manos, lo aprendió a interpretar al revés, todavía era un niño y corrían
presurosos los últimos años de la década de los cincuenta. Era un acordeón de juguete con estrellas brillantes color plata. Este
acordeón miniatura lo compró su padre en Parisina, un almacén de instrumentos musicales que existía en pleno corazón de Medellín,
en la calle Junín con La Playa.
Un 24 de diciembre Jairito ya lo tenía en sus manos, y sin pensarlo, ahí empezaría la historia de una orquesta que marcó nuestros
días como colombianos, su nombre: “Sochi”, que derivándolo significaría: Sociedad de los Chinches, pero que más adelante se
llamaría Los Hispanos, como un llamado a recordar nuestra historia dolorosa de indios saqueados y mujeres ultrajadas. Como un
tatuaje para no olvidar que somos mezcla de culturas y así mismo de sonidos. Pero también, con el ánimo de evitar los
extranjerismos tan de moda en esa época.
Pasado un tiempo, Jairo cambió el sonido del acordeón por el de un bajo más grande que su cuerpo, y 52 años más tarde, esta
orquesta fundada por él mismo, sigue escribiendo su nombre con buena letra, buen sonido y sobretodo buenas canciones. Cariñito,
Ocho Días, Los Cien años de Macondo, Fiesta Corralera, Adonay, El papelito blanco, Así empezaron papá y mamá, entre muchas
otras, son himnos de vida en Colombia y muchísimas partes del mundo.
Los Hispanos desde siempre han sonado con ganas. Unos bronces alegres, diversos y sincrónicos; un trabajo vocal en los coros
difícil de encontrarle desafinación; una percusión con toda la tradición campesina; una voz alegre, juvenil y mamagallista, y un bajo
saltadito, repleto de personalidad y con una sonoridad tan propia que se convirtió en el adn de toda la música bailable del momento.
Jairo Jiménez y su bajo, se convirtieron en el corazón del chucu chucu.
Cuando empiezo a hablar con Jairo, y a preguntarle por las historias de su vida y de sus canciones, me reitera que ese apelativo
“chucu chucu” le parece ofensivo. Sin embargo hay que nombrarlo así, pues hace parte de nuestra idiosincrasia sonora y cultural.
Para la onomatopeya chucu chucu las definiciones sobran, para algunos es todo lo que no sea salsa; para otros es toda la música
del Caribe interpretada por orquestas del interior, música que es muy simple y que bailan arrastrando los pies, más saltadito, menos
estilizado. Y para otros la definición tiene nombre propio: Los Hispanos, una orquesta que ha acompañado las fiestas, los amores,
los problemas, las celebraciones y la felicidad de todo un continente.
Según el mismo Jairo, en sus años dorados, de discos de oro y giras internacionales, Los Hispanos le pusieron zancadilla al fenómeno
Beatle en Colombia, pues sin planearlo, con sus canciones y conciertos, desplazaron la atención del público colombiano de la moda,
rebeldía y música de los cuatro muchachos de Liverpool.
Jairo sigue tocando su bajo, tal cual lo hacía cinco décadas atrás. Sigue soñando con dar más conciertos y con perpetuar el legado
musical y las canciones que creó pensando en la gente. Canciones que ahora se salen de sus manos y su corazón, para convertirse
en propiedad de los que bailan, cantan y celebran.
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El Bosco, el gran creador
El pintor de sueños y pesadillas cumple 500 años de muerto. Su aniversario reaviva el valor de una obra crítica y
visionaria.
Revista Semana.com
En ‘El jardín de las delicias’, una de las creaciones más enigmáticas del pintor flamenco, aparecen los vicios humanos representados,
casi siempre, por criaturas fantásticas que atraviesan el paraíso y el infierno.
Una pintura mítica como El jardín de las delicias (1500-1505) , del artista holandés El Bosco, Hieronymus Bosch (1450-1516),
contiene el movimiento de la vida y la muerte en tantas escenas que no basta con mirarla una sola vez. El tríptico, ubicado en una
de las salas del primer piso del Museo del Prado (Madrid), refleja el desahogo consciente, imaginado, frágil, satírico, onírico, mágico
y real de un hombre misterioso que se convirtió en el referente de la cultura de su época.
En la primera escena aparecen Adán y Eva en un paraíso particular, donde se sabe que algo va a pasar con la presencia de alimañas
que reflejan la idea del pecado. En la segunda escena se insinúa la maldad y la lujuria. Por último, está un retrato del infi erno, la
muerte y el sufrimiento.
El Bosco se inspiró en la cultura popular para reflejar el acontecer de una sociedad obsesionada con la salvación después de la
muerte. Refranes, costumbres y leyendas desencadenaron en el artista –de cuya vida se sabe poco– toda una serie de temas que
plasmó con desenfado en sus cuadros durante la Edad Media.
El carro de heno (creado entre 1515-1516), por ejemplo, es una obra de carácter moralizante que se refiere a la avaricia y se
apropia de un proverbio flamenco de la ciudad del artista, nacido y muerto en Bolduque –hoy perteneciente a los Países Bajos– que
dice: “El mundo es como un carro de heno y cada uno coge lo que puede”.
Según Darío Velandia, profesor de arte medieval de la Universidad de los Andes, esta obra “recoge esa idea de pecado en la que
se representa la vanidad de la humanidad y la noción de que todos vamos hacia el mismo lugar, que es la muerte o el infierno. Ni
importa lo que hagamos”.
El Bosco otorgó a los objetos cotidianos otros sentidos que convirtieron sus creaciones en escenas delirantes, cargadas de
simbolismos. Sus obras recalcan un sentido del humor burlesco y a veces cruel, que nace debido a una crisis espiritual.
En esa época no solamente se imponía la ley del más fuerte y la esperanza de vida era muy baja, sino que además se habían
perdido los principios del primer cristianismo, que tenía por regla general compartir los bienes con la comunidad.
A raíz de esta problemática nacieron movimientos heréticos que intentaron romper con esa Iglesia llena de lujos excesivos, que
terminarían, pocos años después de la muerte del artista, por producir un cambio histórico con la reforma protestante del siglo XVI.
El Bosco se sitúa en ese periodo, en donde se comienza a romper el mundo cristiano con Martín Lutero, y sus obras beben de esa
crítica a la corrupción del clero.
Por eso sus pinturas, la mayoría religiosas, planteaban esa idea apocalíptica de un mundo que se hunde en el fango de los pecados,
que no tiene posibilidad de salvación y que está hipnotizado por todo tipo de vicios. Una temática vista con ojos moralizantes. Su
actitud crítica frente a la sociedad “está impregnada de ideas desquiciadas que se salen de los parámetros de lo que significaba la
pintura de finales de siglo XV y comienzo del XVI”, asegura el historiador Jaime Borja.
Más allá de sus planteamientos, sus obras son productos fascinantes de una imaginación desbordada, que pone a rodar figuras
engendradas en los sueños. Allí aparecen seres que representan los vicios del hombre, como un trovador con cabeza de cerdo, un
monstruo con pico acabado en clarín y un gigante convertido en mesa.
El Bosco sacó de las fachadas de las iglesias las drolerías: esas representaciones figurativas que utilizaban monstruos y seres
grotescos para escenificar los pecados. Este recurso le permitió mezclar figuras a su antojo a lo largo de su obra. Esa novedad y
originalidad lo convirtió en inspiración para artistas muy posteriores como Dalí, que tiene presente su imaginario en sus creaciones.
Aunque no se sabe muy bien de dónde vienen esas imágenes, Velandia apunta que están relacionadas con una tradición medieval
y específicamente con los bestiarios, un conjunto de criaturas conocidas en esta época en volúmenes ilustrados e historias cargadas
de lecciones morales.
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Además de mezclar todas las innovaciones de la época, en sus detalles El Bosco se apropió de cuestiones como la perspectiva
científica, la manera de representar a las figuras humanas y la gran naturalidad para crear ciertos paisajes. Fue un erudito que se
puede catalogar como moderno por esa relación tan particular que tiene con su tradición y esa idea de continuar e innovar.
Todavía es un misterio por qué la pintura de El Bosco llamó la atención del rey Felipe II, que adquirió las mejores obras del holandés
y llenó el monasterio de El Escorial con 26 de sus pinturas, hasta el punto de que la leyenda dice que murió frente a El jardín de
las delicias. Y lo es, sobre todo, porque su arte era de provincia, y el artista mismo era un fervoroso crítico y disidente de la Iglesia
de la época, y en sus pinturas la idea del diablo y el infierno eran recurrentes.
Según le dijo a SEMANA el vicepresidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Madrid (Apit), Gerardo Rappazzo,
“los cuadros del pintor medieval gustaban a sus contemporáneos y eran solicitados por reyes, como Felipe el Hermoso, duque de
Borgoña, que le encargó ‘El juicio final’, o su hermana Margarita de Austria, que adquirió ‘Las tentaciones de San Antonio’”.
Los cuadros reunidos por Felipe II forman uno de los conjuntos esenciales de las colecciones del Museo del Prado de Madrid, que
comprenden obras tanto de la escuela italiana, como de la flamenca, sobre todo de Van der Weyden, Joachim Patinir y El Bosco.
De este último además hay pinturas de gran importancia como La extracción de la piedra de la locura (realizada entre 1540 y 1550)
–una sátira que refleja una operación quirúrgica para extirpar la necedad del hombre– o La mesa de los pecados capitales –que
ilustra la idea de que Dios lo ve todo, incluso, aquellos comportamientos que se le escapan a los ojos humanos-.
Este año se celebra el quinto centenario de su muerte con dos grandes exhibiciones: “Hieronymus Bosch. Visiones de un genio”,
del Museo Noordbrabants de Bolduque (Holanda), del 13 de febrero al 8 de mayo, que incluye una veintena de obras en las que
destacan nueve pinturas nunca antes vistas en ese país.
La segunda es la mayor retrospectiva dedicada al artista, “El Bosco. La exposición del centenario”, que se inaugurará el 31 de mayo
hasta el 11 de septiembre, en el Museo del Prado.
“Sabía que poseía grandes dotes para la pintura, pero también que le habrían considerado [...] un pintor que figuraría detrás de
Durero, Miguel Ángel, Rafael y otros, y por ello emprendió un camino nuevo, de manera que los demás fuesen tras él y no él tras
ninguno…”. Así lo describió el sacerdote José de Sigüenza, uno de los primeros críticos de arte que defendió a El Bosco, un pintor
misterioso cuyos secretos siguen sin develar cinco siglos después de su muerte.
Aun y aún / El lenguaje en el tiempo
El experto en redacción y creación literaria, Fernando Ávila, explica el buen uso de esta palabra.
Por: Fernando Ávila | El Tiempo
Cita: “Aún cuando Yuliana había manifestado sobre el cambio de Valdés, el viernes pasado, cuando se comunicó con su hermana
Alejandra, no dijo de alguna situación en particular”.
Comentario: Hay tres aun en la lengua escrita:
1) El adverbio de tiempo, equivalente a todavía, que es el único que se tilda, María del Pilar no ha traído aún los bluyines.
2) La preposición, equivalente a incluso o hasta, que va sin tilde, Ya llegaron todos los invitados, aun los que viven más lejos.
3) El primer componente de la conjunción adversativa aun cuando, equivalente a ‘aunque’, que también va sin tilde, Yuliana no dijo
nada, aun cuando había notado el cambio de Valdés.
Concordancia
Cita: “Albert era de los que daba recomendaciones a su familia para que manejara con cuidado”.
Comentario: Es clara la falta de concordancia en “Los que daba recomendaciones”. El verbo debe ir en plural “Los que daban
recomendaciones”.
Vip
Cita: “He sido un secuestrado VIP”.
Comentario: la sigla VIP, very important person, tiene adaptación al español, vip, como adjetivo común y corriente, pasajero vip,
silla vip, puesto vip, secuestrado vip, y también como sustantivo, con el significado de ‘persona que recibe un trato especial en
ciertos lugares por ser famosa o socialmente relevante’, Un vip canceló la reversa, Los vips no han llegado aún.
Web
Cita: “Estará disponible mañana en la plataforma de contenidos de cine y televisión para la Web”.
Comentario: La mayúscula de web es innecesaria, ya que se trata de un sustantivo común, que viene del inglés web, cuyo significado
es ‘malla’ o ‘red’, y que corresponde al archivo que incluye información adaptada para la World Wide Web, nombre propio en el que
la palabra sí debe ir en mayúscula.
Pícnic
Cita: “Vuelve el picnic a la música”.
Comentario: La palabra pícnic tiene registro en la edición del 2014 del Diccionario de la lengua española, como voz derivada del
inglés picnic, y esta del francés, piqui-nique, que significa ‘comida campestre’ o ‘excursión que se hace para comer sentados en el
campo’.
Al escribir la palabra española pícnic, la única diferencia con el inglés picnic es la tilde, como sucede con una buena canti dad de
vocablos, clóset, África, ágape, álbum, álgebra, América, aversión, barón, cáncer, clímax, cónsul, córner, cráter, desunión, diésel,
dúo, dúplex, elisión, elíxir, erosión, explosión, fórmula, guaraná, néctar, neón, opinión, regalía, sofá, unión, visión, xenón.
La tilde de pícnic corresponde a su pronunciación grave. Recuerden ustedes que se tildan las palabras graves terminadas en
consonante distinta de n y s. La escritura sin tilde correspondería a pronunciación aguda, /picníc/, como bistec, coñac, tictac, vivac.
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Doris Morera, la ibaguereña que lleva el tiple en la sangre
Han pasado 30 años desde que creó el Festival de Música Colombiana, que se toma Ibagué esta semana.
Por: Carlos Restrepo | El Tiempo
Foto: Archivo particular
La tradicional serenata a Garzón y Collazos, en el cementerio de Ibagué, es el gran amuleto de buena suerte del Festival.
Fue en un cementerio, hace 30 años, donde nació el Festival de Música Colombiana, que se toma esta semana la ciudad de Ibagué
(Tolima). Ocurrió durante una corta serenata a las 11 de la mañana, frente a la tumba del dueto Garzón y Collazos, que se terminó
extendiendo hasta las 7 de la noche.
“Eso fue en complicidad con el capellán del cementerio, el padre Camilo Torres. Me acuerdo de que al final salimos todos a tomarnos
algo en una tienda que quedaba en frente, que se llama La última lágrima”, cuenta Doris Morera de Castro, fundadora del Festival
y de la Fundación Musical de Colombia.
Morera recuerda que todo comenzó cuando ella era coordinadora de recursos humanos de Telecom, en el Tolima. Un día, el músico
César Augusto Ramírez, gran amigo de Garzón y Collazos, se le acercó y le propuso rendirle un homenaje al emblemático dueto de
antaño.
La respuesta fue de apoyo total. “Algo se despertó en mí como de liderazgo, fue el principio de algo nuevo en mi vida, porque con
un gran entusiasmo me dediqué a realizar una convocatoria a nivel regional (Tolima, Huila, Caquetá y Girardot) para que duetos,
rondallas, corales, quintetos se movilizaran para este homenaje”, dice Morera.
En un tiempo récord de 15 días, esta enamorada de la música de Colombia logró una respuesta rotunda. De este modo, la serenata
la abrió la Coral Ciudad Musical, “uno de los patrimonios folclóricos de Ibagué”, anota. A la velada se unieron músicos de la talla de
Jaime Llano González y Jorge Villamil, entre otros.
Al regresar a su casa, esa noche, Morera se propuso repetir esta celebración al año siguiente, pero con aspiraciones mucho más
grandes. Para ello, conformó un comité de ilustres personalidades de la ciudad.
Así fue como para el segundo año el evento ya logró la atención de la prensa nacional. “Pero, además, logramos la presencia de
algunos duetos invitados de Medellín, Eje Cafetero, del Huila y de Bogotá. A partir de ahí, Jorge Villamil se vinculó de manera
permanente a nuestra organización”, cuenta Morera.
Fue tal la acogida que al siguiente año los organizadores ya debieron pensar en sacar el evento del cementerio de la capital del
Tolima. “Claro, porque el padre Camilo me dijo: ‘¡No, Doris, esto ya se me salió de las manos! A mí me va a echar el obispo porque
ustedes a las 8 de la noche todavía en el cementerio cantando’. Claro que él fue hincha de nosotros toda la vida hasta que nos
dejó”, relata Morera.
Precisamente ese año, ella creó la Fundación Musical de Colombia, que ha sido el gran pilar y motor durante estas tres décadas de
este encuentro alrededor del folclor musical andino del país.
Ya con un organismo oficial, el reto para el tercer año fue llenar la Concha Acústica de Ibagué, con más de 5.000 personas. A partir
de ese momento, este tradicional recinto se vio engalanado, cada marzo, con la presencia de destacados artistas de la historia del
país.
A su escenario se han subido leyendas de la música andina colombiana y del Caribe de gran trayectoria: Jorge Villamil, Silva y
Villalba, Víctor Hugo Ayala, Jaime Llano González, Héctor Ochoa, Helenita Vargas, Rafael Escalona, Lucho Bermúdez, Carlos Vives,
Eduardo Cabas y Sonia Osorio, entre otros.
“Lo cierto es que ese tercer año se llenó literalmente hasta los árboles esa Concha Acústica. Ya de ahí en adelante hemos tenido la
fortuna de llenarla todos los años, gracias a la acogida de la gente”, comenta su creadora.
Y gracias también al espaldarazo que desde el cielo le enviaron en agradecimiento Garzón y Collazos. Por eso, la serenata frente a
su tumba se conserva, con una oración por la paz, una ceremonia litúrgica, ofrendas florales y el desfile musical, que ahora termina
a las 3 de la tarde. “Ese es el gran amuleto de buena suerte del Festival. Para mí es lo más sagrado”, dice Morera.
La gestora cultural recuerda que este sueño comenzó en uno de los estudios de su casa en Ibagué, que debió acondicionar como
oficina del Festival, donde se organizó los 12 primeros años. “Comenzamos a trabajar los fines de semana y en las noches, y me
tocó tener secretaria nocturna para coordinar todo lo del Festival desde mi casa, para que no interfiriera con mi otro trabajo.
Además, tuve que empezar a pedir las vacaciones a partir del primero de marzo para estar de lleno en esto”.
Con los años, logró que durante los tres primeros meses del año, la Alcaldía o la Gobernación le prestaran un sitio para instalar el
equipo encargado de la organización del evento.
De esta manera, el Festival se convirtió en el gran proyecto de vida de Morera, al que se entregó de lleno cuando llegó el anhelado
día del retiro. “Esa pensión me ha permitido regalarle mis 24 horas diarias a la Fundación sin devengar ni un peso de salario. El
Festival, después de la crianza de mis cuatro hijos (Doris, Diana, Óscar Eduardo y Sandra), ha llenado el resto de los espacios de
mi vida”, dice con orgullo.
La creación del Festival tocó sin duda esa fibra que permanecía dormida en el interior de Doris Morera, desde sus épocas de infancia.
Pues ella creció en medio de la tradición de las serenatas, que su papá le daba a su mamá, y luego las que le llevó su primer novio
y único esposo, Óscar Castro Restrepo.
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“Mi papá me llevó serenata hasta los 16 años, porque la de los 17 me la dio Óscar. Y esa noche que llegó la serenata, que fue
emocionante, yo corrí para la habitación de papá y mamá, pensando que era para ella. Y no, ahí estaban los dos. Entonces mi papá
dijo: ‘¿Para quién es?’. Pues era para mí”, recuerda Morera llena de nostalgia.
Su pasión por la música se remonta a los ancestros huilenses y tolimenses. “Yo tengo una combinación curiosa de sangre. Viví en
Neiva una parte de mi vida, allí me casé y luego me radiqué en Ibagué. Tengo totalmente vivo el recuerdo de mi abuelo tocando
tiple, y de mis siete tíos tocando tiple y guitarra en las tertulias familiares”, cuenta Morera.
Agrega que esta tradición de las tertulias hizo que Ibagué fuera bautizada como la Ciudad Musical. “En cada casa había una guitarra
o un tiple –dice–, alguien cantaba, alguien tocaba un instrumento alrededor del cual se daban esas tertulias”.
Dos de los grandes eventos del Festival son el Concurso Nacional de Duetos Príncipes de la Canción, que ya completa su edición
número 22, y el Concurso Nacional de Composición Leonor Buenaventura, que llega a su edición número 19. La gran sorpresa de
este año es que estarán otra vez juntos la mayoría de los duetos coronados en la historia del evento.
‘Embeleco de doña Doris’
Otro de los mayores orgullos de Doris Morera fue sacar adelante la Ley 851 del 2003, que declaró el 21 de marzo como el Día
Nacional de la Música Colombiana, con el apoyo de otras personalidades de la región.
Un sueño que comenzó, como anota Morera con humor, como un “embeleco”, como lo decía un locutor radial. “Esa palabra la asocio
yo mucho a este Día Nacional, porque un periodista muy reconocido de una emisora de Ibagué la bautizó: el embeleco de doña
Doris”.
Pero fue, precisamente, ese temperamento obstinado el que llevó a esta mujer soñadora a pensar que si existía un día para todo
(para los periodistas, para la mujer), por qué no lograr uno para la música del país.
La idea busca que ese día cada región del país, con sus ritmos y compositores, celebre su música local. “Y a pesar de que la
Fundación se ha mantenido al margen de la política, hablé con varios parlamentarios del Tolima, que durante muchos años me
decían: ‘¡Nooo, doña Doris, eso no da votos!’. Y yo no me daba por vencida”, cuenta su creadora.
Tardaron más de 10 años, hasta que ese sueño se hizo Ley de la República, gracias a la ayuda, entre otros, de Luis Carlos Delgado
y de la de la fallecida exministra Consuelo Araújo, quien le aconsejó a Morera cómo debía hacerse el trámite. “El día que me
entregaron esa ley, le dije con orgullo al periodista: ‘mire en lo que terminó el embeleco, ¿oye?’ ”, anota Morera.
Hoy, Morera cuenta que en algunos municipios ya se comienza a celebrar con actos especiales el Día Nacional de la Música
Colombiana. “Cocorná (Antioquia) lleva ya como tres o cuatro años celebrándolo con conciertos especiales”, comenta.
Son muchas anécdotas y recuerdos los que ha dejado el paso de estas tres décadas. Hasta amores y matrimonios han salido, entre
músicos y periodistas, que han encontrado su media naranja. “Hay miles de historias tejidas alrededor, a ritmo de música y amor”,
concluye su creadora, que este puente festivo vuelve a llenar de notas musicales la capital tolimense.
Gustavo Dudamel recibe Premio Americas Society al Logro Cultural
El director de orquesta venezolano es reconocido por resaltar "la creatividad extraordinaria y el talento de las figuras
fundamentales de las artes de América Latina".
Por: Efe / El Espectador
Foto: Vincent Villafañe / As-coa.org
Gustavo Dudamel y Magalie Laguerre-Wilkinson.
El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, responsable musical y artístico de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y
director musical de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, recibió el Premio Americas Society al Logro Cultural.
La entrega del galardón tuvo lugar en la sede neoyorquina del Americas Society, donde Dudamel mantuvo una charla con la
periodista y productora Magalie Laguerre-Wilkinson ante un centenar de invitados.
"El maestro Gustavo Dudamel es una figura muy destacada en la vida cultural de América Latina", dijo en un comunicado la
presidenta del Americas Society/Council of the Americas, Susan Segal. "Reúne en una sola persona un extraordinario talento
musical, pasión por la educación y una nueva visión para el progreso que ha tocado las vidas de miles de jóvenes de todo el mundo",
añadió Segal, que apuntó que más allá de su profesión, Dudamel está fuertemente comprometido con la educación de la juventud.
Dudamel, de 35 años, es el director del programa de educación musical "El Sistema", un conjunto de orquestas de jóvenes a los
que dedica veinticinco semanas de colaboración al año. El Premio Americas Society al Logro Cultural resalta "la creatividad
extraordinaria y el talento de las figuras fundamentales de las artes de América Latina". Americas Society es una organización
dedicada a la educación, el debate y el diálogo en las Américas con el objetivo de promover la comprensión de la actualidad política,
social y económica en América Latina, el Caribe y Canadá. A sus 35 años, Dudamel ha recibido ya otros premios internacionales
como el de Caballero de las Artes y las Letras en Francia.
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Festival de la Leyenda Vallenata 2016
Maná, el grupo internacional del Festival de la Leyenda Vallenata
Los mexicanos hacen parte del cartel del evento que este 2016 rinde homenaje a los hermanos Zuleta.
Por: Redacción Entretenimiento / El Espectador
Foto: AFP
El próximo 26 de abril se inaugura el Festival de la Leyenda Vallenata, que este 2016 rinde homenaje a los hermanos Emiliano y
Poncho Zuleta. Los espectáculos musicales se realizan el 28, 29 y 30 de abril en el parque Consuelo Araujonoguera, y este miércoles
la organización informa que Maná es el invitado internacional.
La agrupación mexicana presentará en Valledupar un concierto con el que promocionará su producción más reciente, "Cama
incendiada".
Programación de conciertos
Jueves 28 de abril
- Carlos Vives
- Andrés Cepeda
- Iván Villazón & Saúl Lallemand
- Peter Manjarrés & Sergio Luis Rodríguez
- Jorge Celedón & Gustavo García
- Jorge Oñate & Raúl ‘El Chiche’ Martínez
- Los Betos
- Mono Zabaleta & Juancho de la Espriella
Viernes 29 de abril
- Maná
- Martín Elías y Rolando Ochoa
Sábado 30 de abril
- Silvestre Dangond & Juancho de la Espriella - El Reencuentro
- Emiliano y Poncho, Los Hermanos Zuleta junto con Gonzalo ‘El Cocha’ Molina
- Chocquibtown
Acerca de los derechos de autor de los directores y escritores audiovisuales
Ley Pepe Sánchez
Cerca de siete millones de dólares en derechos de autor podrían perder directores y escritores colombianos al no
contar con las herramientas necesarias para percibirlos tras las proyecciones de sus películas y libros en Europa.
Por: Redacción Cultura / El Espectador
Pepe Sánchez es pieza clave en la historia colombiana, tanto como guionista, actor y director.
Ciro Guerra anunció que la ponencia de la modificación de la ley 23 de 1982, para poder recaudar los derechos de autor de los
directores y escritores audiovisuales colombianos en el mundo y en nuestro país, tendrá el nombre de la leyenda del cine y la
televisión colombiana: Pepe Sánchez.
El proyecto de dicha modificación estará a cargo del Senador de la República Juan Manuel Galán y la Representante a la Cámara
Clara Rojas. Ellos lo presentarán en el congreso de la república como ponentes y así, la gestión de estos derechos de los directores
y escritores se convierta en una realidad, al modificar la ley, ellos podrán recibir sus regalías por concepto de derecho patrimonial,
como ocurre en otros países desde hace décadas.
¿Qué pasa cuando las obras colombianas son reproducidas en el extranjero?
Cuando la obra es reproducida en el extranjero, Colombia debe hacer parte de un convenio con todos los países que garantice l a
entrega del dinero.
Ciro Guerra asegura que Colombia debe ponerse al corriente con los derechos de autor y no abandonar a los realizadores
audiovisuales en este momento cuando la industria del cine nacional crece cada vez más.
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Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Siete heridos dejó accidente de un bus de Copetran […] Al lugar de los hechos llegaron varias ambulancias, en las cuales
empezaron a evacuar a los heridos hacia el Hospital Regional de Lebrija (25/02/16. Judicial).
Comentario. Dos cositas muy importantes, mis queridos e ilustres jurisperitos. La primera es que el nombre de esta empresa,
‘Copetrán’, tan representativa de nuestro departamento, tiene tilde en la última sílaba, puesto que así lo dicta la norma de las
palabras agudas, terminadas en ene o en ese. Si los dueños de la Empresa o alguno de los usuarios insiste en que no se le pone
tilde porque se trata de un nombre propio, o porque así lo dijo el publicista, o porque “la Empresa es nuestra, y punto”, pues que
resuelvan como a bien lo tengan; pero nosotros sí debemos marcarle la tilde. La otra cosita es que lo que evacuaron fue el lugar,
no a los heridos, a quienes bastantes molestias les habría causado ya el accidente como para –encima de todo– llegar a zamparles
un laxante y esperar a evacuarlos, es decir, a desocuparlos.
Cita. “Estoy seguro que en Reficar no se robaron la plata”: Santos (28/02/16. Nacional).
Comentario. Yo estoy seguro DE que el señor presidente se equivocó al hablar; como estoy seguro DE que el periodista que
transcribió las palabras también se equivocó. Pero –eso sí– de lo que no estoy seguro es DE que muchos colombianos crean que la
afirmación de Santos sea la verdad.
Cita. En su ofensiva para ganar audiencia, una televisión privada en Albania decidió que los informativos fueran presentados por
bellas mujeres con el torso casi desnudo, apenas cubierto por una chaqueta desabrochada que deja entrever un busto generoso
(29/02/16. Mundo Curioso).
Comentario. Yo creo que el único que siente que unos pechos generosos, hasta voluptuosos, y casi a la vista, puedan ser ‘ofensivos’
es nuestro reverendo procurador, tan enemigo en público de todas esas “porquerías”. La búsqueda de audiencia, en casos como
este, no tiene que ser ‘ofensiva’, como no tiene que ser ‘agresiva’ una campaña publicitaria. ¿Será ‘audaz’? Yo creo que sí.
Por Sandro y los Stones
Por: Margarita Rosa de Francisco / El Tiempo
Olvidé el drama de la llegada, encandilada por el espectáculo más perfecto y conmovedor que vi en mi vida.
Compré las boletas para el concierto a los tres minutos de haber salido a la venta. Aunque mi incultura en la materia Rolling Stones
es total, creo que fue mi entrañable amigo, el escritor y director de teatro Sandro Romero Rey, quien ya perdió la cuenta de las
veces que los ha visto en vivo, el que a través de sus apasionados artículos y eruditos libros sobre el tema sembró en mí la certeza
de que si alguna vez tocaban tierra chibcha no me podía quedar sin verlos. Es más, cuando tuve los tiquetes en la mano, fue al
primero que le avisé, pues me interesaba de igual forma observarlo a él delante de sus ídolos y comprobar que ese delirio impúdico
del que habla en 'Piedra sobre piedra' y 'Clock Around the Rock' puede ocurrirle a alguien en este planeta al estar en presencia de
unos señores cantando. Lastimosamente, nuestros lugares no coincidieron.
Fui con mi mamá, mi hermana y mi novio, nacido en Naaldwijk (Holanda), también juicioso seguidor de la banda aunque no adicto
terminal como mi adorado Sandro. Para nosotros, el proceso de ingreso al estadio cumplió con todas las reglas del subdesarrollo
'hard core': ausencia de oficiales que le indicaran a uno para dónde pegar, cosquilleo, robo de billeteras, robo de celulares, pelea,
tumulto al lado de ventas de mazorca y chorizo con alto riesgo de salir quemados, y el infaltable soborno para que unos tipos con
pintas de atracadores permitieran, por 100.000 pesos, cortar camino por una rendija que improvisaban entre las vulnerables
divisiones metálicas. Me dio vergüenza con mi decente holandés, acostumbrado a entrar al Ámsterdam Arena en ese perfecto y
plácido orden que solo puedo asociar con el de las clínicas.
Llegamos a la puerta “platino” como gallinas desplumadas y enchuspados en bolsas plásticas goteando por el reciente aguacero.
Iracunda, lamenté el haberme dejado embrujar por las palabras de Sandro. De repente, sin que esa sensación tan colombiana de
estar constantemente en peligro hubiera cesado, se encendieron las pantallas gigantes, estallaron los primeros acordes, refulgieron
las legendarias estrellas en el escenario, y Su Majestad nos puso de rodillas con su fusta eléctrica de inmenso poder. Sandro mío,
entiendo por qué te proclamás “fan fatal” de estos muchachos. Olvidé el drama de la llegada, encandilada por el espectáculo más
perfecto y conmovedor que vi en mi vida.
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El Festival 'Francisco el Hombre' le rinde tributo a Iván Villazón
El cantante se presentará junto a los ocho acordeoneros que lo acompañaron en su carrera.
Por: Liliana Martínez Polo | El Tiempo
Foto: Archivo particular
'La voz tenor del vallenato' completa 32 años de una vida artística que será tema del foro de hoy en Riohacha.
El Festival Francisco el Hombre de Riohacha comienza y termina este año con Iván Villazón: en la antesala, su trayectoria musical
será el tema del foro ‘Un tenor, un patrimonio, un homenaje’, en la sede de la Universidad de La Guajira. En la noche de cierre, el
domingo 20 de marzo, será el homenaje oficial ante el público que asistirá a la final del festival, en el escenario sobre la playa.
“Este año me escogieron a mí –dice– y se nos ocurrió hacer un espectáculo con los acordeoneros que me han acompañado en 32
años de carrera, y como son ocho y hay un límite de tiempo, con cada uno interpretaré dos o tres canciones”.
Será la oportunidad de recordar éxitos de una discografía que comenzó en 1984 al lado de Fello Gámez, con quien grabó su primer
álbum, 'El arco iris', y continúa hoy con Saúl Lallemand, su actual compañero musical, el rey vallenato más joven de la historia.
A Gámez le siguieron los reyes vallenatos Orangel ‘El Pangue’ Maestre, Raúl ‘El Chiche’ Martínez, Gonzalo ‘El Cocha’ Molina y Beto
Villa. Siguió una etapa al lado de Franco Argüelles, con quien grabó seis álbumes, antes de pasar a grabar con Lallemand, de quien
se separó un par de años para alternar con Iván Zuleta.
Los amigos de las estadísticas dicen que es el cantante que se ha acompañado de más reyes vallenatos. “Ha sido más bien
coincidencia –dice el cantante–. No tengo como regla que mis compañeros en el acordeón hayan sido coronados en Valledupar. En
cambio, sí busco que un acordeonero tenga capacidad musical y que haya un entendimiento personal, una identificación con los
objetivos de esta empresa”.
Sobre la oportunidad de reencontrarse con artistas que marcaron etapas de su pasado musical, Villazón afirmó: “Ha sido grato.
Con todos nos une la amistad, además del compañerismo y el colegaje, porque ellos han seguido en diferentes agrupaciones y nos
hemos encontrado en diversos compromisos musicales. Por supuesto que el tiempo es inexorable y todos estamos un poquito
mayores”.
Tras el Festival, Villazón se concentrará en presentar su álbum de clásicos con sonido de parranda en homenaje al fallecido Nicolás
‘Colacho’ Mendoza, que está grabando con un rey vallenato más: Wilber Mendoza. “Serán 13 canciones, enfocadas en la forma
como ‘Colacho’ amenizaba las parrandas”.De paso, recuerda que no es su primer disco de clásicos. Lleva más de una década
grabando un álbum de corte tradicional cada tres años. “Es una satisfacción personal grabar vallenato clásico y homenajear a sus
exponentes”, reconoce.
Foto: Carlos Capella - EL TIEMPO
Que los jóvenes conozcan las tradiciones vallenatas ha sido una preocupación del festival riohachero.
Entre el vallenato joven y el cuidado de la tradición
Entre las justas de música de acordeón en el país, el Festival Francisco el Hombre es el único que premia el vallenato
contemporáneo (no importa cuánto se fusione ni qué tan irreverentes sean sus artistas). No quiere decir que haya dejado de lado
las tradiciones. De hecho, este año, los 12 grupos que compiten por los trofeos de mejor cantante, mejor acordeonero y mejor
agrupación tendrán una charla sobre la importancia y el significado de la inclusión del vallenato tradicional en la lista de salvaguarda
urgente de la Unesco, ocurrida el año pasado.
Otra actividad relacionada con las tradiciones son las parrandas que este año se programaron tanto en la playa como en diferentes
escenarios. “Se hacen para salvaguardar la parranda –dice Ruth Berardinelli, directora del Festival–. Queremos volver a esas tardes
del compositor cantándole a la gente en un círculo, acompañado de acordeoneros y cantantes. En estas se invitaron artistas
mayores, para resaltar la importancia de los compositores”
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'No concibo una foto sin Photoshop': Ruvén Afanador
El reconocido retratista colombiano expone 80 imágenes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Por: María Camila González | El Tiempo
Foto: Archivo particular
Quentin Tarantino, George Clooney, Taylor Swift, Al Pacino, Britney Spears, Antonio Banderas, Hillary Clinton, Sofía Vergara y hasta
Gabriel García Márquez son algunos de los personajes que han posado para el lente del fotógrafo colombiano Ruven Afanador
(Bucaramanga, 1959). Su trabajo ha sido portada de importantes revistas de moda y entretenimiento, como ‘Vogue’, ‘Vanity Fair’,
‘Rolling Stone’, ‘Elle’ y ‘New York Times Magazine’. Sus imágenes le han dado la vuelta al mundo y lo han llevado a exponer en
países como China, España, Suiza, Francia, Estados Unidos y Argentina.
Afanador desembarca ahora en Bogotá con 80 de sus mejores retratos. Hasta el próximo 8 de abril, el Museo de Artes Visuales de
la Universidad Jorge Tadeo Lozano acoge la muestra ‘Yo seré tu espejo’, que mezcla retratos de personajes reconocidos del mundo
de la literatura, el cine y la música con los de personas anónimas. El primer contacto de este bumangués con el arte de la fotografía
se produjo en su infancia, en su ciudad natal, cuando sus padres lo llevaron a hacerse un retrato familiar. “Yo me quedé embobado
con una señora que estaba retocando negativos. Me pareció increíble que eso se pudiera hacer”, cuenta.
Muchos años después, convertido en un reconocido fotógrafo al que adoran las estrellas de Hollywood, Afanador reconoce que el
polémico programa Photoshop es parte esencial de su trabajo. “No hay ninguna imagen mía que aparezca en una exposición, en
revistas o en libros que no haya sido intervenida. No concibo una foto sin Photoshop”, le dijo a EL TIEMPO durante la inauguración
de la muestra. Así respondió el fotógrafo a la controversia que desató recientemente la publicación de una foto que él le hizo a la
actriz Lena Dunham y que apareció en una revista del diario español ‘El País’. La creadora de ‘Girls’ aseguró que no se reconocía
en la imagen. Y anunció, además, que en adelante no permitiría que se retocara una imagen suya. Algo a lo que el artista le resta
importancia: “No entiendo cuál es el problema con el Photoshop; para mí, el retoque y el maquillaje forman parte de un mismo
lenguaje”. Afanador afirma que su obsesión es retratar la faceta más humana y clásica de sus personajes en formato blanco y
negro. “Cada fotografía tiene algo de mi niñez. Y mi fuente de inspiración siempre ha sido Colombia”, concluye.
¿Dónde y cuándo? Cuándo: lunes a viernes (8 a.m. a 8 p.m.) y sábados (8 a.m. a 2 p.m.). Dónde: Museo de Artes Visuales de la
U. Jorge Tadeo Lozano. Carrera 4.ª N° 22-61. La exposición estará hasta el 8 de abril. Entrada libre.
Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Para así dar inicio a los trámites […] Wilma Duarte, fue nombrada por el Ministerio […] procedió a dar apertura a los sobres
(1/03/16. Política. Oscar Iván Rey).
Comentario. Tengo tres preguntas para ti, mi querido Óscar Iván: La primera es por qué en vez de escribir y decir ‘comenzó’,
‘sepultó’, ‘se encontraron’, ‘inició’, ‘abrió’…, usas, como muchos comunicadores, docentes, locutores y políticos, “dar comienzo”,
“dar sepultura”, “se dieron cita”, “dieron inicio”, “dieron apertura”. La segunda es por qué separas el sujeto (Wilma Duarte) del
verbo (fue), como si no te hubieran enseñado en el colegio que quien usa la coma de esta manera está sentenciado a repetir el
año. La tercera es por qué no le pones tilde a tu bello nombre, Óscar, como si te llamaras de otras manera. Ojalá me respondas.
Cita. Este hermoso bebé, quien será bautizado con el nombre Juan Diego Navarro Gaviria, nació el llamado día bisiesto […] El
menor, quien llegó a este mundo a las 12:30 p.m. de ese día en la clínica San Luis (2/03/16. Primera).
Comentario. Este hermoso bebé, que será bautizado con ese bonito nombre, y necesariamente registrado en una notaría, para que
pueda votar cuando sea grande, elegir, y ser elegido, que tal vez no alcance a celebrar ni siquiera veinticinco cumpleaños, tendrá
que enfrentar una tremenda confusión, regada como pólvora por aparatos tecnológicos y medios de comunicación. De acuerdo con
la amable nota para Juan Diego –correcta si habla de primeras horas, no del mediodía–, este niño nació a las doce y media de la
noche; es decir, a las cero horas y treinta minutos del día 29 de febrero. Pero, según los aparatos y los medios, y muchas personas,
que saludan “buenas tardes” a las doce, este niño nació al mediodía, porque resulta que ahora, por simple ignorancia, según estos
líderes enloquecidos, el mundo tiene horas antes del meridiano (a.m.) y horas después del meridiano (p.m.), pero no tiene hora
meridiana.
Existen las doce y treinta de la noche (p.m.), y las doce y treinta meridiano (m.); pero no existe la hora “12.30 a.m.”.
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Mujer: más que motivo de inspiración vallenata
Las mujeres buscan espacios como artistas y creadoras en el género.
Por: Liliana Martínez Polo | El Tiempo
Foto: Iván Herrera /Festival Francisco el Hombre
Jenny Cabello (izquierda), quien compitió en el Festival de Valledupar siendo muy niña, y la cantante Lucy Vidal.
Antes de interpretar su primera canción en el foro concierto ‘La mujer en el vallenato’, dentro del Festival Francisco el Hombre,
Jenny Cabello anunció que demostraría que el instrumento se puede tocar con suavidad sin salirse del género. En efecto, le dio otra
cadencia que impactó al público, sobre todo después de haber contado su historia: no llegaba a los 10 años, en 1972, cuando su
sorpresivo talento para el acordeón la impulsó a inscribirse en el Festival Vallenato y competir contra los curtidos acordeoneros de
la época.
Fue descalificada por edad. Y antes había tenido que superar las burlas, primero de su hermano y después de todos los que se
sorprendieron al saber que había aprendido a tocar a escondidas. La calificaron de marimacho y cosas similares. Pero sigue tocando
y cantando en escenarios.
Cabello acompañó con sus notas y anécdotas a la cantante Lucy Vidal, ‘Corazón Vallenato’, y al compositor Rosendo Romero durante
el foro concierto sobre esta temática que por segunda vez fue antesala del Francisco el Hombre. Con ellos estuvieron el periodista
especializado Ismael Fernández y el profesor e investigador musical Abel Medina Sierra.
La gran premisa del foro –que ha sido llevado este año a otras ciudades– es recalcar que el papel de la mujer no es solo servir de
musa de las letras vallenatas.
Sin embargo, el punto más extenso fue la forma como los compositores tratan a la mujer en sus letras. “Eso ha cambiado según
las épocas –explicó Medina, que moderó la charla–. Hubo un periodo de los juglares marcado por canciones que privilegian al
hombre parrandero que llega a la casa, la mujer conforme lo espera con el sancocho y hay cantos que suelen ser expresivos y
hostiles con la mujer”. Como ejemplo, presentó una letra de Alejo Durán, que sugiere tratar a la mujer a los puños y a las patadas,
consejo parecido al dado por unos versos de Julio de la Ossa que hablaba de darles “puño molido” a las que no quieren marido.
Según Medina, vino después el periodo de la canción lírica, cuando surgió entre compositores la figura del trovador que sublimó a
la mujer y el hombre tomó “una actitud de vasallo”. Agrega que esas canciones se hicieron comunes en los 90 con títulos como 'Tú
no tienes alma', 'No me dejes morir', 'No aguanto la soledad'. “Posteriormente, está el período más contemporáneo –expresó
Medina–, el llamado ‘nueva ola’ donde de nuevo la mujer es maltratada y ultrajada con títulos como 'La hombreriega', 'La
metemono', 'La prepago', 'La tarupida', 'La despeluzada' o 'La patineta loca'”. Citó también canciones en que el hombre la trata con
desdén: 'Chao contigo', 'Te cancelé', 'No te soporto, piérdete'.
También en fotos
Lucy Vidal resaltó que aún en la etapa que Mendoza señala como la de los tocadores hubo canciones fuertes hacia las mujeres como
'Mujer marchita'. “Antes había un argumento, una historia. Aunque a una no le guste que le digan así, había una narrativa que se
está perdiendo y ese degeneramiento en las letras de canciones que se llaman vallenato llevó a un grupo de cultores a trabajar
para que Unesco reconociera al género como patrimonio cultural en riesgo”.
Vidal resaltó que en Valledupar se abrió una exposición con fotografías de 70 mujeres que han puesto su grano de arena en el
género. “Son fotos de cantantes y acordeoneras” señaló y agregó que no se ha contado a las que participaron en otros instrumentos.
Medina también resaltó que como protagonistas de la música, las mujeres han tenido tres momentos especiales: el de la generación
que llamó “de las universitarias”, el de las musas y las diosas, cuando comenzaron a emerger conjuntos femeninos, y el tercero,
ahora, cuando se trata de reivindicarlas. De paso le preguntó a Cabello si esa falta de continuidad tiene que ver con que muchas
se retiran para formar familia. “Depende del marido que le toque a una –respondió la acordeonera–, si tengo un marido que me
apoya, bien. Pero si me toca uno que dice ‘no toques más’, ¿pa’ dónde cojo?”
Que el foro concierto ‘La Mujer en el Vallenato’ naciera en el Festival Francisco el Hombre fue muy significativo.
Desde su primera versión, tuvo un cupo para un grupo femenino, que competía con los demás finalistas que llegaban por
eliminatoria. Este año, hubo dos grupos femeninos entre los 12. Y uno de ellos, Las Evas –formado por María Silena Ovalle, Eliana
Gnecco y María José Ospino–, nació de este foro.
La iniciativa y la reflexión promovida por la Fundación Evas y Adanes –organizadora del mismo– las llevó a ponerse en acción: “Las
tres eran reacias a participar en festivales –cuenta Fabrina Acosta, directora de la fundación–. Pero a lo largo del año se ha hablado
en los diferentes foros de romper paradigmas, se organizó el grupo y se trabajó para que concursara en condiciones de igualdad
en el Francisco el Hombre”.
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
Negra
Un proyecto fotográfico que realza la belleza de la mujer negra colombiana.
Por: Sorayda Peguero Isaac / El Espectador
Foto: Oliver Olivella
Cartagena, San Basilio de Palenque y Turbaco son los escenarios preferidos de Olivella para sus fotos.
Desde que era niño, su madre le inculcó el orgullo por sus raíces negras. Cuando Oliver Olivella Mendoza tuvo que definir el proyecto
de grado que presentó en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, supo que quería desarrollar un tema que mostrara la
belleza desde la perspectiva de las negritudes. Empezó a esbozar su idea con una imagen de la mujer negra que ahora le parece
idealizada. Pensaba en mujeres muy delgadas y muy altas. Luego resolvió que no quería trabajar en un estudio, ni con modelos
profesionales. Quería fotografiar mujeres negras en sus comunidades y que fueran ellas mismas quienes proyectaran su belleza de
manera natural. Mujeres y niñas de diferentes edades que compartieran un concepto estético ligado a sus raíces, y con una belleza
al margen de los estereotipos que impone la industria de la moda. En el corregimiento de San Basilio de Palenque, en el municipio
de Turbaco y en su Cartagena natal, Olivella encontró lo que buscaba.
Para el joven fotógrafo de 21 años –ganador en 2013 del concurso internacional Voice4Climate–, “Negra” es más que un proyecto
de grado, es una declaración de intenciones.
“Negra” parte de un sueño. El sueño de que los mitos esclavizantes que prometen alcanzar la perfección puedan acabar, de que
podamos valorar nuestros cuerpos viendo más allá de lo superficial, especialmente en una comunidad poco apreciada, como es la
comunidad negra. Es un proyecto que se apoya en el género del documentalismo y que relaciona la belleza, la moda y la identidad
con el propósito de demostrar que la belleza viene de una sensibilidad creadora, no de un orden estipulado por la industria.
¿Fue difícil conseguir que más de 40 mujeres colaboraran con su proyecto?
Fue una gran experiencia conocer a todas esas mujeres. Mi mayor miedo era que no se dejaran fotografiar, pero eso no fue ningún
problema. Cuando les hablaba del proyecto, les gustaba la idea.
Las fotografías que componen “Negra” están divididas en tres grupos: “Cartagena de negras”, son las mujeres de ciudad; “Las
musas de Benkos Biohó”, son las de Palenque, y “Negras de campo”, las mujeres de Turbaco.
¿Por qué creó esta estructura?
Al principio las idealizaba, pensaba que todas las mujeres tendrían el mismo carácter, que todas vestían más o menos igual y que
tenían el mismo desparpajo. Pero descubrí que hay diferencias entre ellas. En la ciudad, el grado de competencia que hay entre las
mujeres es mayor. Están más pendientes de las tendencias. En Turbaco, donde las mujeres negras no son mayoría, me parecieron
mucho más tímidas. Viendo a las mujeres de Palenque uno se da cuenta de que se sienten orgullosas de sí mismas, caminan con
garbo, les encantan los peinados exóticos y llamar la atención.
***
En el argumento de su proyecto, Olivella plantea que la industria de la moda impone un patrón de belleza para casi todas las
mujeres, un modelo estandarizado que no toma en cuenta la diversidad étnica. “En la época de la colonia se formó la idea de que
ser negro es sinónimo de fealdad –afirma–, de posición inferior y aspecto sospechoso”.
¿Cree que esta percepción sigue afectando la autoestima de las mujeres negras colombianas?
Aunque ya no estamos en la época de la colonia, la discriminación (muchas veces indirecta) continúa. Con la llegada de una estética
afro a la industria de la moda, las mujeres están más dispuestas a ser auténticas y a lucir sus raíces. A veces no es un problema
de autoaceptación, sino un problema de intolerancia.
¿”Negra” es un proyecto que sigue en construcción?
Quiero seguir haciendo uso de mi profesión para exaltar a las mujeres de las comunidades negras, visitar lugares del Pacífico
colombiano: el departamento del Chocó y el Valle del Cauca. Quiero que el proyecto se convierta en una oportunidad para mostrar
la belleza de la negritud. Se me ofreció la oportunidad de ayudar a la comunidad palenquera con un catálogo de peinados exóticos.
Todo esto es gracias a “Negra”.
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Termina el 'Festival Francisco el Hombre'
Iván Villazón recibió un homenaje de parte de los organizadores al conmemorar más de 30 años de carrera.
Semana.com
Iván Villazón Foto: Archivo particular
A través del concurso ‘Buscando a Francisco el Hombre’ que consiste en encontrar a La Mejor Voz, La Mejor Agrupación y El Mejor
Acordeón, el festival vallenato celebrado en Riohacha (La Guajira) logró que el público pudiera disfrutar de las nuevas propuestas
musicales. Además, el evento tuvo un espacio para todos los gustos con las presentaciones de personalidades del vallenato
contemporáneo y clásico tales como Emiliano Zuleta, Silvestre Dangond, Martín Elías Díaz y el gran homenajeado, Iván Villazón.
Después de tres días de eliminatoria en el concurso en el que participaron 12 nuevas agrupaciones vallenatas, cinco jurados expertos
eligieron a los mejores del festival. En esta ocasión el merecedor del trofeo a La Mejor Voz fue Jonathan Bolaños, quien ya había
participado varias veces en el festival y por fin se llevó el título. “Estoy muy agradecido con Dios por este premio. Lo que pienso
hacer con los 20 millones que gané es comprar una casa para mis hijas”, dijo el cantante lleno de emoción.
La Mejor Agrupación fue la de Farid Leonardo Ortiz y Omar Hernández, que además se llevó el título del Mejor Acordeonero. “Ya
hemos trabajado en varias canciones y esperamos poder hacer la promoción comercial con estos 22 millones de pesos”, aseguró
Hernández.
Según el vicepresidente de la Corporación Francisco el Hombre, Walter Daza, esta premiación además de ofrecer una de las bolsas
de dinero más amplias para las agrupaciones, también representa una gran oportunidad para los nuevos artistas que están
incursionando en el vallenato ya que les permite darse a conocer en diferentes lugares del país y que aparezcan nuevos contratos
o patrocinios.
Al respecto Efraín ‘Bola’ Corrales, el ganador a Mejor Cantante en la versión pasada del festiva dijo que “lo mejor de ganar en el
concurso ‘Buscando a Francisco el Hombre’ es la apertura al mercado nacional, es una forma de que otras personas conozcan el
trabajo que están realizando y que de este modo se pueda vivir de representar el folclore vallenato.
“Profeta en su tierra”. Con más de 32 años de carrera y después de trabajar con grandes reyes vallenatos, Iván Villazón, fue
elegido como el gran homenajeado del festival y su presentación fue una de las más emotivos. “Este reconocimiento es muy
importante para mí porque me doy cuenta de que soy profeta en mi tierra gracias a que he hecho bien mi trabajo durante todos
estos años. También significa que todos los obstáculos y los malos momentos por los que hemos pasado han valido la pena”, dijo
el cantante, quien sacará dos producciones este año: Una en abril en homenaje a Nicolás Elías Mendoza y otra en el segundo
semestre con el acordeonero Saúl Lallemand.
Para la próxima. Según la crítica y periodista cultural Patricia Acosta, el festival la sorprendió por la calidad musical de los grupos:
“Creo que es un evento tiene un gran nivel musical. El jurado me pareció acertado en su decisión y eso se manifestó también en la
reacción de la gente con los resultados porque todos quedaron contentos. Por su puesto los invitados especiales también estuvieron
fabulosos”.
Concurso de Duetos Príncipes de la Canción
PRÍNCIPES DE LA CANCIÓN 2016
Diapasión
Cafecito y Caña
Armonizando Dúo
Duetos tradicionales
Tradición
Fernando y José
Carisma
Obras Inéditas
Soy bunde
El bundero
Alma del Tolima
Dueto Diapasión Príncipes de la Canción 2016
Huila
Valle del Cauca
Huila
Boyacá
Tolima
Santander
Leonardo Laverde
John Jairo Torres de la Pava
Fernando Salazar Wagner–Armando Lenis
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Columnista
Alberto
Iberoamericano
Sanabria
hace
balance
del
Festival
Bogotá fue sede de más de 100 espectáculos de teatro, los mejores del mundo. Impecable organización.
Por: Alberto Sanabria | El Tiempo
Foto: Ana María García / EL TIEMPO
Concierto de cierre del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, a cargo de las agrupaciones Monsieur Periné y Herencia de
Timbiquí.
En Brasil existe la expresión ¡nota dez! para referirse a algo óptimo. Es lo que hay que decir del Festival Iberoamericano de Teatro
2016, impecable desde donde se le mire, comenzando por su programación, siguiendo por su organización y rematando con un
gran público.
Desde la inauguración hasta la clausura, el festival mostró por qué es uno de los más importantes del mundo. Hubo un incidente
de boletería en el Teatro Colón, que fue solucionado y no pasó a mayores, a pesar de la desproporcionada nota de Semana.com.
Sería injusto que un pequeño incidente ensombreciese la magnitud de lo logrado durante 18 días, en términos de calidad y cantidad.
Todos los días vi obras, a veces dos por día. En el 90 por ciento de las funciones, las localidades estaban agotadas y nunca percibí
el más mínimo problema. Por el contrario, siempre un equipo de logística listo para atender cualquier necesidad. A eso sumemos
el andamiaje técnico que opera detrás, y que el público no alcanza a dimensionar, para que todos los efectos de luces, sonido y
tramoya funcionaran con sincronía en los exigentes montajes invitados, la mayoría de gran complejidad.
Sin lugar a dudas, vimos el mejor teatro del mundo, cuidadosamente seleccionado por la curaduría del festival. De ello dan fe obras
extranjeras como 'El círculo de cal' y 'Mendoza', de México; 'Hamlet', 'Fanny' y 'Alexander', 'The Writer' y 'Blam!', de los países
nórdicos; 'Diávolo', Architecture in Motion (Estados Unidos), 'Paris de nuit' (Hungría), 'El enemigo del pueblo' (Alemania), 'Otelo'
(Chile), o 'La visita de la vieja dama', de Suiza, dirigida por el colombiano Omar Porras, y más de 100 espectáculos de producción
local que dan una medida del buen nivel de nuestro teatro.
A Ana Marta de Pizarro y al excelente equipo del festival solo hay que darles un aplauso, de diez minutos o más, de pie, como
muchos de los que escuchamos por estos días, y el agradecimiento por haber convertido una vez más a Bogotá, de manera
impecable, en capital mundial del teatro.
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Los Rolling Stones saldaron una deuda con el rock en Cuba
Periodista colombiana cuenta la experiencia de haber estado en el histórico concierto en La Habana.
Por: Alejandra López González | El Tiempo
Foto: Reuters
Seguidores de todas partes del mundo se mezclaron con otros fanáticos cubanos que saltaron al ritmo de las canciones de 'Sus
satánicas majestades'.
El día anterior al concierto, la capital cubana era un hervidero. Hizo un calor, un sol y un cielo como hace días no ocurría. Obama
había traído la lluvia y durante los días que estuvo en la isla, esa lluvia y un cielo plateado constante se instalaron sobre la ciudad.
El miércoles empezó a despejarse y el jueves reventó el calor. Ese día pasamos la tarde en la terraza de La Guarida, el restaurante
conocido por haber sido una de las locaciones de la película ‘Fresa y Chocolate’.
En la noche, en la televisión, nadie dijo nada. Y solo hasta el día siguiente se supo que los Stones habían llegado a las 6 de la tarde
y que el embajador del Reino Unido los había recogido en el aeropuerto.
“Anoche fuimos a la Embajada Británica, tomamos whisky y comimos ‘fish and chips’; después comimos arroz y fríjoles. Pero lo
más rico fue bailar rumba cubana”, dijo Mick Jagger en pleno concierto, dando a conocer aquello que todos quisimos saber desde
el principio: ¿dónde estarán los Stones?.
Cada cubano tenía una versión diferente de los lugares que visitaron y de las cosas que hicieron antes del concierto. “Se quedaron
en el Hotel Nacional. Yo los vi, pero no pude tomarme fotos con ellos, pues la seguridad era impresionante. Trajeron unos guardias
gigantes para cuidarlos”, dijo un trabajador del hotel.
“Un cubano me contó que anoche fueron a bailar a la casa de la música de Vedado”, contó un colombiano de San Juan del Cesar
que vino a La Habana de vacaciones y su estadía coincidió con el concierto. “Yo no sabía de la visita de Obama ni del concierto de
los Rolling. En Bogotá pagué más de un millón de pesos por verlos y llego acá y los veo en primera fila y gratis”, dijo.
Lo cierto es que en La Habana todo eran rumores: ‘fulano los vio en tal parte’ o ‘a mí me dijeron que visitaron tal lugar’, decía la
gente.
El viernes 25, día del concierto, el periódico ‘Granma’ no llevó ni una letra en primera página. Ni una indicación sobre la hora de
apertura de puertas, ni la seguridad, ni los requisitos para entrar, ni si había ingreso a extranjeros.
Adentro, eso sí, una nota de una página completa titulada ‘Los Rolling Stones están en Cuba’ describiendo la llegada de la banda el
día anterior por la terminal 1 del aeropuerto José Martí. La nota resaltaba la llegada de los ingleses, justo después de la visita de
Obama, y afirmaba que junto a ellos llegaron alrededor de 70 personas “entre mánager, asistentes familiares y amigos de la banda”.
El viernes amaneció opaco y medio gris. No había brisa. Ni lluvia. Mucha humedad. A mitad de la mañana ya podía verse en l as
calles de Vedado gente con camisetas de los Stones entrando y saliendo de las tiendas en busca de agua. Los taxistas cubanos
hicieron su agosto. Cobraban hasta 25 CUC (1 CUC es el equivalente a 1 euro) por transportar a la gente desde los alrededores del
hotel Habana Libre hasta la Ciudad Deportiva, lugar del concierto.
El agua fue otro de los problemas. Varios turistas comentaron que en las tiendas estaba agotada. Después de preguntar en varios
sitios, finalmente logramos conseguir dos botellas cada una de litro y medio por 6 CUC.
Se abrieron las puertas
A las 2:40 de la tarde ya había gente en la Ciudad Deportiva. Incluso había gente desde la noche anterior, varios fanáticos de la
banda que querían tener el mejor puesto para ver las lentejuelas de los zapatos de Jagger. Ellos contaron que al abrirse las puertas,
a las 2 de la tarde, hubo una estampida, como en una maratón atlética, para alcanzar el primer puesto al lado de la tarima.
Una vez adentro, aquello parecía un festival europeo de música. Gente de todas las nacionalidades y cubanos venidos de casi todas
las provincias. Banderas del Reino Unido, de Argentina, de México, de Suiza, de Francia, de Italia, de Brasil, de Colombia, de
Venezuela y muchas, muchísimas de Cuba. Y en medio de la multitud, tímida, se agitaba una pequeña bandera de los Estados
Unidos. Había gente con camisetas de los Rolling y de otras bandas emblemáticas; niños pequeños, de unos 5 o 6 años de edad,
tomados de la mano de sus papás.
En el noticiero y en la radio habían dicho que no se admitían bebidas alcohólicas; sin embargo, muchos envasaban ron cubano en
botellas plásticas de agua o gaseosa. No hubo requisas, a pesar de que el sitio estuvo plagado de agentes de la Policía Nacional
Revolucionaria con sus uniformes grises.
Al fondo se apreciaba la tarima adornada con la parafernalia típica de los conciertos de los Stones: pantallas, torres de luces, “el
sistema de audio más moderno que existe en el mundo”, como lo calificó el ‘Granma’ en su nota de ese día. Y la gente entrando y
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adueñándose de un lugar, extendiendo toallas, pareos o sábanas, poniendo sus bolsos encima para “marcar territorio” y hablando
con la persona que encontraban al lado.
La espera de más de cinco horas se compensaba con la charla, con ese dulce sabor que deja conocer a los otros y aprender de sus
vidas. Y también con un par de excursiones al baño.
Lo del baño resulta ser toda una odisea. Eran cabinas metálicas, bastante oxidadas, provistas por el Estado. “Los Rolling lo único
que le pidieron al Ministerio de Cultura es que pusieran muchos baños, y estos dijeron que claro, que los ponían, pero que la banda
tenía que pagarlos”, contaba una joven cubana mientras hacíamos la fila para entrar en esa caja. Lo peor es que adentro no hay
nada, están encima de una alcantarilla. No hay sanitario.
Por fin, llegaron las 8 de la noche y las luces se apagaron. Desde las 7:30 ya toda la gente se había puesto de pie. Habían
desaparecido los pícnics, pero las botellas de ron aún seguían rotando de mano en mano. A las 8:35 empezó el concierto con un
espectáculo increíble en las pantallas. Y luego Jagger gritó: “Hola La Habana, buenas noches Cuba”. La gente le devolvió el saludo
con un grito al unísono. “Esta noche será una noche inolvidable”. Y estalló la histeria.
“Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música, pero aquí estamos. Pienso que finalmente los tiempos están
cambiando”, dijo Jagger, con un español difícil, antes de presentar ‘All down the line’, que fue anunciada como la canción ganadora
de la noche.
Mick llevaba una camiseta negra, pantalón púrpura y una camisa fucsia brillante. Ronnie estaba vestido de camiseta verde con un
estampado y pantalón negro; Keith, camiseta verde, pantalón negro y una chaqueta de cuero negra con mangas blancas (en La
Habana la temperatura debía rondar los 22 grados esa noche. ¿Cómo carajos hace Keith para tener puesta esa chaqueta?). Y
Charlie, detrás de su batería, tenía una camiseta blanca. Se veían hermosos, geniales y felices... y viejos.
Luego, Mick hizo un llamado a los cubanos románticos y soltó los acordes de ‘Angie’. Llevaba una camisa roja, mientras preguntaba
al público: “¿Are you feeling good?”. Y al terminar dijo: “Qué público tan chévere”. Fue lindo verlo ahí en esa noche de luna llena y
amarilla que hacía en La Habana. “Gracias Cuba por toda la música que le has regalado al mundo”, dijo. Y al terminar la canci ón,
que coreó con la gente, agregó: “ustedes son unos cantantes fantásticos”.
El ‘show’ en La Habana fue similar a los que la banda ha dado en el resto de ciudades latinoamericanas de esta gira. Casi las mismas
canciones y los mismos juegos de luces e imágenes en las pantallas. Casi el mismo vestuario. En La Habana, buena parte del
espectáculo corrió por cuenta de la corista Sasha Adams, que cantó a dúo con Jagger en un coqueteo bastante sexy. Y de Keith,
quien, junto a Ronnie, cantó sus dos canciones tradicionales: ‘You've got the silver’ y ‘Before they make me run’.
Antes de empezar, Keith, emocionado, dijo: “Esto es realmente increíble. Es muy bueno estar aquí. Sí, así es”. Y no paró de reír.
Cuando el reloj marcó las 11:30 de la noche la banda se despidió. Se tomaron de la mano e hicieron una venia. “Muchas gracias
Cuba”, es todo lo que dijeron. Y lo repitieron varias veces. Se les veía emocionados, como si para ellos también fuera increíble
haber hecho este concierto en este lugar.
Pero la gente no se quería ir. Entonces las luces se encendieron nuevamente y entró la descarga de ‘Satisfaction’. La Habana
enloqueció. La gente sudaba. Muchos se habían quitado las camisetas varias canciones atrás. Las mujeres se habían recogido el
pelo y el calor era insoportable. Al terminar la canción, las luces se apagaron y entonces los cubanos entendieron que la función
había terminado. El mar estaba lejos del Centro Deportivo y en el aire solo quedaron flotando las palabras finales: “Muchas gracias,
Cuba”. De esta manera, los Stones habían estado en La Habana, finalmente.
Woody Allen abrirá la 69 edición del Festival de Cannes
Lo hará con su nueva película 'Café Society', el próximo 11 de mayo, informaron los organizadores.
Por: EFE | El Tiempo
Foto: EFE
Esta es la decimocuarta vez que Woody Allen muestra su trabajo fuera de competición en Cannes, donde se estrenó en 1979 con
'Manhattan'. La proyección de la cinta en el Grand Théâtre Lumière del Palacio de Festivales, en selección oficial fuera de
competición, supone un hito para el cineasta neoyorquino, que ya abrió el Festival de Cannes en 2002 con ‘Hollywood Ending’, y
en 2011 con ‘Midnight in Paris’.
Se trata, además, de la decimocuarta vez que Woody Allen (1935, Nueva York) muestra su trabajo fuera de competición en Cannes,
donde se estrenó en 1979 con ‘Manhattan’. La nueva película de Allen relata "la historia de un joven que llega a Hollywood en los
años 1930 con la esperanza de trabajar en la industria del cine, se enamora y se ve sumergido en la efervescencia" de esa época,
resumieron en un comunicado los organizadores del festival.
El reparto cuenta con Kristen Stewart y Jesse Eisenberg como protagonistas, que actúan junto con Steve Carell, Parker Posey y
Blake Lively bajo la mirada del director de fotografía Vittorio Storaro, tres veces oscarizado: en 1980 por ‘Apocalypse Now’, de
Francis Ford Coppola; en 1982 por ‘Reds’, de Warren Beatty; y en 1988 por ‘El último emperador’, de Bernardo Bertolucci.
El nuevo filme de Allen ha sido producido por Letty Aronson (Gravier Productions), Stephen Tenenbaum y Edward Walson, junto
con Helen Robin (Perdido Productions).
El Festival de Cannes, cuyo jurado presidirá este año George Miller, se celebrará entre los próximos 11 y 22 de mayo y la selección
oficial al completo no se conocerá hasta el próximo 14 de abril.
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