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Catecumenado de adultos: para tiempo de iluminación y purificación Catecumenado de adultos Tiempo de purificación/iluminación Culminación del catecumenado y “elección” de los candidatos Este tiempo, que de ordinario coincidirá con la Cuaresma previa a la Pascua donde serán iniciados a la vida cristiana los catecúmenos, comienza con la «elección». Los catecúmenos juntamente con la comunidad local se entregan al recogimiento espiritual como preparación para las fiestas pascuales y para la iniciación de los sacramentos. A este objeto se celebran para ellos los escrutinios, las «entregas» y los ritos de preparación inmediata (152). Ya realizado el proceso del catecumenado, al comienzo de la Cuaresma, que es la preparación próxima de la iniciación sacramental, se celebra la «elección» o «inscripción del nombre» en la cual la Iglesia, oído el testimonio de los padrinos y de los catequistas, y confirmando su voluntad los catecúmenos juzga de su preparación y decide si pueden acercarse a los sacramentos pascuales (RICA 133). Con la ceremonia de la «elección» concluye el catecumenado propiamente dicho, y por esto el largo aprendizaje de la mente y del corazón. Por esta razón, para que alguien pueda ser inscrito entre los «elegidos», se requiere de él la fe iluminada y la voluntad deliberada de recibir los sacramentos de la Iglesia. Hecha la elección, se le instará a seguir a Cristo con mayor generosidad. Puesto que los sacramentos de la iniciación se celebran en las solemnidades pascuales y su preparación pertenece a la índole propia de la Cuaresma, el rito de la elección hágase de ordinario en el primer domingo de Cuaresma (139). En lo que toca a la Iglesia, la elección es como el centro de la atenta solicitud hacia los catecúmenos. Ya sea el Obispo, los presbíteros, diáconos, catequistas, padrinos y toda la comunidad local, cada uno en su orden y a su modo, después de diligente reflexión, dé su parecer acerca de la instrucción y aprovechamiento de los catecúmenos. La oración por los «elegidos» es vital para que toda la Iglesia los conduzca consigo al encuentro de Cristo (135). Es el momento en que los padrinos, escogidos antes por los catecúmenos de acuerdo con el sacerdote y, en cuanto sea posible, aceptados por la comunidad local, comienzan a ejercitar públicamente su oficio. Éstos darán testimonio ante la comunidad y participarán en la inscripción del nombre de los candidatos. Es importante por parte del que 1 Catecumenado de adultos: para tiempo de iluminación y purificación preside la celebración enfatizar claramente el sentido religioso y eclesial de la “elección”, el cual en nombre de Cristo y de la Iglesia realizará la admisión de los “elegidos” (138). Escrutar el corazón Escrutinios 1er escrutinio 3er domingo de Cuaresma (Samaritana) 2º escrutinio 4º domingo de Cuaresma (ciego de nacimiento) 3er escrutinio 5º domingo de Cuaresma (resurrección de Lázaro) Entregas (Símbolo y Oración dominical) La entrega del Símbolo: se hace durante la semana que sigue al primer escrutinio en una misa ferial. Si se juzga oportuno, se puede celebrar también durante el tiempo del catecumenado (184). La entrega de la Oración Dominical (Padrenuestro): La entrega de la Oración dominical se hace durante la semana que sigue al tercer escrutinio. Si se juzga conveniente, se puede celebrar también durante el tiempo del catecumenado (189) 2 La finalidad de los escrutinios es primordialmente espiritual, y se completa con ayuda de los exorcismos. Es un verdadero escrutar el corazón, en vistas de “purificar las almas y los corazones, proteger contra las tentaciones, rectificar la intención y mover la voluntad, para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo y prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios (154). Se trata de hacer llegar a que el catecúmeno experimente un sentimiento íntimo y profundo de Cristo y de la Iglesia. Así como el sincero conocimiento de sí mismo, la reflexión seria de la conciencia y la verdadera penitencia (155). Y con la oración de los exorcismos celebrados por los sacerdotes o por los diáconos, los elegidos, instruidos por la santa madre Iglesia acerca del misterio de Cristo que nos libra del pecado, se desprenden de las consecuencias del pecado y del influjo diabólico, consiguen fuerzas para su itinerario espiritual, y se les abre el corazón para recibir los dones del Salvador (156). Objetivo de esta etapa Es aconsejable que durante esta etapa, si no coincide con el ciclo A de la liturgia se utilicen igual los tres evangelios dominicales de la Samaritana, el ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro. Así la pedagogía de la Iglesia invita a Catecumenado de adultos: para tiempo de iluminación y purificación tomar conciencia que en la raíz de todos nuestros deseos hay un anhelo del Dios vivo, fuente de agua viva y que llegue a revelarse diciéndole: “soy yo, el que habla contigo” (Jn 4,26). Así como la ceguera del ser humano que anhela ver el rostro de Aquel que ha entrado en su vida sin saber quién es: “¿Quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando». Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él” (Jn 9,36-38). O Aquel que desata de las ataduras de la muerte (Jn 11). Todo esto dice el RICA tiene la finalidad de “excitar el deseo de la purificación y de la redención de Cristo” (157). Los tres escrutinios correspondientes a cada relato, se celebran “para que los catecúmenos conozcan gradualmente el misterio del pecado, del cual todo el universo, y cada hombre en particular, anhela redimirse para verse libre de sus consecuencias actuales y futuras; ya para que se impregnen sus mentes del sentido de Cristo Redentor” (157). Las tres mediaciones que permiten el conocimiento de Cristo serán entonces: el agua viva, la luz, la resurrección y la vida del relato de Lázaro. Así el RICA: “Cristo Redentor, que es agua viva (cfr. Evangelio de la samaritana), luz (cfr. Evangelio del ciego de nacimiento), resurrección y vida (cfr. Evangelio de la resurrección de Lázaro). Es necesario que haya algún progreso en el conocimiento del pecado y en el deseo de la salvación desde el primer escrutinio al último (157). Resumen La etapa de iluminación/purificación es una etapa de experiencia espiritual fuerte, de mayor conocimiento del misterio de Cristo en el seno de la Iglesia/comunidad, por medio de la Palabra y del mismo Sacramento de la Cuaresma (oración colecta 1er. Domingo) y un más intenso trabajo interior personal. Se trata de aumentar el deseo de la salvación obrada por Cristo y experimentar la propia fragilidad y el pecado que puede conocer más al confrontarse con el amor de Cristo. Así como fortalecer la voluntad de seguir al Señor fielmente aprendiendo a desear los dones de la salvación. 3