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RITUAL DE PROFESIÓN RELIGIOSA
DE LOS MISIONEROS
HIJOS DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
OBSERVACIONES
PREVIAS
I.- Naturaleza y valor de la profesión religiosa
1.Muchos fieles, llamados por Dios, son consagrados mediante los vínculos de la vida
religiosa, al servicio del Señor y al bien de los hombres y se esfuerzan por seguir más de cerca a Cristo,
observando los consejos evangélicos1. Por lo cual, la gracia del bautismo produce en ellos frutos más
abundantes2.
2.La Iglesia, Madre piadosa, ha estimado siempre mucho la vida religiosa que, bajo la guía del
Espíritu Santo, ha revestido diversas formas en el decurso de los siglos3; la ha elevado a la dignidad de
estado canónico; ha aprobado muchas familias religiosas y las protege con leyes prudentes4.
La misma Iglesia, en efecto, recibe los votos de los que profesan, alcanza de Dios para ellos
auxilios y gracias con su oración pública, los encomienda a Dios y les da su bendición espiritual,
asociando su oblación al sacrificio eucarístico5.
II.- Ritos para las diversas etapas de la vida religiosa
3.Las etapas por las que los religiosos se entregan a Dios y a la Iglesia son: noviciado, primera
profesión, renovación de votos y profesión perpetua.
4.El noviciado, por el que comienza la vida religiosa en la Congregación6, es tiempo de
experiencia, tanto para el novicio como para la Congregación. Conviene que al empezar el noviciado se
tenga algún rito por el cual se pida la gracia de Dios para conseguir su fin peculiar. Este rito, por su
misma naturaleza, debe ser sobrio y breve. Debe realizarse fuera de la celebración eucarística.
5.Sigue la primera profesión. Por ésta el novicio se compromete, con los votos temporales,
emitidos ante Dios y ante la Iglesia, a observar los consejos evangélicos.
La emisión de los votos temporales puede hacerse dentro de la celebración eucarística, pero
sin especial solemnidad. El rito de la primera profesión incluye la entrega del hábito y de las demás
1
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3
4
5
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Lumen Gentium 43; Perfectae Caritatis 1.
Lumen Gentium 43.
Lumen Gentium 43; Perfectae Caritatis 1.
Lumen Gentium 45; Perfectae Caritatis 1.
Lumen Gentium 45.
Renovationis Causam 13.
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insignias de la vida religiosa, pues, según una antíquisima costumbre, el hábito se entregaba al acabar el
tiempo de prueba; ya que el hábito es signo de vida consagrada7.
6.Concluido el tiempo señalado, se emite la profesión perpetua. El religioso se entrega por ella
perpetuamente al servicio de Dios y de la Iglesia. La profesión perpetua representa a Cristo unido con un
vínculo indisoluble a la Iglesia, su esposa8.
El rito de la profesión perpetua, con la conveniente solemnidad, se celebra muy
oportunamente dentro de la Eucaristía, ante los religiosos y el pueblo9. He aquí sus partes:
a). El llamamiento o la petición de los que van a profesar, que puede omitirse uno de los dos, si se
juzga conveniente.
b). La homilía o alocución, para instruir al pueblo y a los que van a profesar sobre la excelencia de la
vida religiosa.
c). Las preguntas por las que el Presidente se asegura de que los que van a profesar están dispuestos a
entregarse a Dios, y avanzar por la senda de la caridad perfecta, según las Constituciones.
d). La oración litánica, por la que se ruega a Dios Padre y se pide la intercesión de la Santísima
Virgen y de todos los Santos.
e). La emisión de la profesión, ante la Iglesia, el Superior legítimo del Instituto, los testigos y el
pueblo.
f). La bendición solemne o consagración de los profesos. Por ella la Iglesia, nuestra Madre, confirma
la profesión religiosa con la consagración litúrgica, rogando al Padre celestial que derrame con
abundancia los dones del Espíritu Santo sobre los nuevos profesos.
7.La renovación de los votos se hace dentro de la Eucaristía, pero sin especial solemnidad,
sobre todo si renuevan los votos frecuentemente.
El rito litúrgico sólo se refiere a la renovación de votos, que tiene valor jurídico. Sin embargo,
se ha introducido la costumbre de renovar los votos sólo por devoción en fechas determinadas. La
renovación devocional de los votos se recomienda no hacerla dentro de la celebración eucarística por ser
un acto privado. En cambio, si parece oportuno el renovar públicamente los votos en determinados
aniversarios, como el XXV o el L años de vida religiosa, puede adoptarse el rito de la renovación de los
votos, haciendo las debidas adaptaciones.
8.Como son de índole distinta, cada uno de estos ritos requieren su propia celebración. Por
tanto, hay que evitar absolutamente la acumulación de diversos ritos en una misma acción litúrgica.
III.- Misa que hay que celebrar en el rito de la profesión religiosa
7
8
9
Perfectae Caritatis 1.
Lumen Gentium 44.
Sacrosanctum Concilium 80.
3
9.Al celebrar la profesión religiosa dentro de la Eucaristía es conveniente decir una de las
Misas rituales “en el día de la profesión religiosa”, que están en el Misal Romano o en el Misal
proprio de la Congregación. Pero cuando la profesión coincide con una solemnidad o un domingo de
Adviento, Cuaresma o Pascua, con el Miércoles de Ceniza o durante la Semana Santa y con la
Conmemoración de los Fieles difuntos, se dice la Misa del día, añadiendo oportunamente fórmulas
propias en la oración eucarística y en la bendición final.
10.- Por tener gran importancia la liturgia de la Palabra, cuando está adaptada a la celebración
de la profesión para subrayar la naturaleza y función de la vida religiosa, cuando se prohíbe la
celebración de la Misa “en el día de la profesión religiosa”, puede escogerse una de las lecturas
del Leccionario de la profesión, a no ser que se trate de los días de los domingos de Adviento,
Cuaresma, Pascua, el Triduo pascual, de las solemnidades de precepto o no, y de la
Conmemoración de los Fieles Difuntos.
11.-. Para la Misa ritual “en el día de la profesión” se emplean vestiduras sagradas de color
blanco.
IV.- Adaptaciones propias
12.- En el presente Ritual, la Congregación ha adaptado a nuestro espíritu y carisma el
Ritual-tipo que se publicó oficialmente para todos los que se consagran a Dios por medio de los
consejos evangélicos.
13.- El presente Ritual es obligatorio para toda la Congregación. Por la diversidad de lenguas y
culturas que se dan en ella, se pueden adaptar e inculturar algunos elementos, teniendo siempre en
cuenta las orientaciones y criterios de la Instrucción La Liturgia romana y la inculturación
(Roma 1994).
14.- El proceso de adaptación e inculturación de este Ritual compete a las Conferencias de
Provinciales o a los Gobiernos Provinciales según los casos. A ellos corresponde también la
traducción a la lengua vernácula. Presentarán al Gobierno General las traducciones y propuestas
de adaptación e inculturación y éste solicitará la confirmación de la Sede Apostólica.
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CAPÍTULO
PRIMERO
NORMAS PARA EL RITO DE INICIACIÓN EN LA VIDA RELIGIOSA
1.En el día que comienza el noviciado canónico es conveniente tener un rito para obtener de
Dios la gracia para conseguir su fin peculiar.
2.Se prohibe realizar el rito de iniciación dentro de la Eucaristía. El rito de iniciación se
inserta convenientemente en una celebración de la Palabra que esclarezca la naturaleza de la vida
religiosa y la índole propia de nuestra vocación claretiana. Puede celebrarse también en la Liturgia
de las Horas, principalmente en Laudes o Vísperas.
3.-
El rito debe ser sencillo, sobrio y reservado sólo a la comunidad religiosa.
4.En los textos del rito evítese todo lo que de algún modo parezca atentar contra la libertad
de los novicios o deforme el verdadero sentido del noviciado o de la prueba.
5.-
Escójase para este rito la capilla u otro lugar apropiado y digno.
DESCRIPCIÓN DEL RITO
I.- DENTRO DE LA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
RITOS INICIALES
6.Reunida la comunidad, entran los postulantes acompañados de su formador durante el
tiempo de prenoviciado. La celebración se inicia con un canto de entrada apropiado a las
circunstancias.
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7.-
Todos hacen el signo de la cruz, mientras el Superior que preside la celebración dice:
En el nombre del Padre + y del Hijo
y del Espíritu Santo.
El Superior añade:
El Señor que llamó a los Apóstoles
y nos ha llamado a ser anunciadores de su Palabra
esté siempre con vosotros.
Todos:
Y con tu espíritu.
8.-
El Superior dirige unas palabras de saludo a los presentes, sobre todo a los postulantes.
Petición de admisión
9.Luego, todos se sientan, menos los postulantes que permanecen de pie. El Superior se
dirige a los postulantes con estas u otras palabras semejantes:
N.N.,
nos hemos reunido hoy en nombre de Jesucristo
para celebrar su Palabra, viva y eficaz,
y para que manifestéis vuestros propósitos ante la comunidad.
Así pues, decidnos qué queréis.
Los postulantes responden todos a la vez diciendo estas o parecidas palabras:
Deseamos, por la gracia del Señor, iniciar el noviciado
para compartir y experimentar vuestra vida misionera
según el espíritu y carisma de San Antonio María Claret.
Os rogamos que nos iniciéis
en la experiencia del seguimiento de Jesucristo
pobre, virgen y obediente en el anuncio del Evangelio
según las Constituciones de la Congregación.
Ayudadnos a unirnos de todo corazón a Cristo Señor
en el Misterio Eucarístico,
a acoger como madre y maestra a la Virgen María,
primera discípula de Cristo,
y a poner los fundamentos de la vida misionera.
Queremos continuar el proceso de discernimiento de nuestra vocación,
y nos esforzarnos por responder fielmente a Dios
con espíritu alegre y generoso.
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Os pedimos que nos acompañéis
en el camino que iniciamos hoy
con vuestra oración y exhortación
para que un día podamos profesar en esta Congregación
y llamarnos y ser de veras Hijos del Inmaculado Corazón de María.
El Superior responde:
El Señor os ayude a realizar este deseo.
O bien:
El Dios, que es la fuente de todo don perfecto,
y que os ha llamado por su bondad
a la vida misionera claretiana,
os ayude con su gracia,
os configure con su Hijo Jesucristo,
os ilumine con la luz del Espíritu Santo
y os acompañe durante este tiempo de noviciado
para que, fieles a vocación recibida,
podáis un día profesar en nuestra Congregación.
Todos:
Amén.
10.- Si parece mejor, puede omitirse la pregunta y hacer la petición del modo siguiente: Los
postulantes, todos juntos, se dirigen al Superior diciendo estas o parecidas palabras:
Nosotros N.N.,
movidos por la gracia de Dios
y respondiendo a su llamada,
queremos que nos admitáis al noviciado
para compartir y experimentar vuestra vida misionera
según el espíritu y carisma de San Antonio María Claret.
Enseñadnos a seguir y a configurarnos con Jesucristo,
pobre, virgen y obediente,
a escuchar y acoger la palabra de Dios
en la liturgia y en el silencio de la oración personal
a ejemplo de la Virgen María, la primera discípula de Cristo,
a ser asiduos en la oración,
y a vivir en la vida comunitaria
el espíritu misionero claretiano.
Ayudadnos en este tiempo
a discernir nuestra vocación,
a conocer y vivir el carisma claretiano
tal como está propuesto en las Constituciones.
Rogad al Señor, por intercesión de San Antonio M. Claret
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y de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro,
para que aprovechemos este tiempo de gracia
y nos preparemos a profesar en esta Congregación
y llamarnos y ser Hijos del Inmaculado Corazón de María.
El Superior responde con éstas o parecidas palabras:
El Señor de la gracia y de la vocación,
que os ha llamado a compartir nuestra vida misionera,
os ayude a discernir vuestra vocación claretiana,
os guíe por el camino del Evangelio,
os configure con Cristo,
y os ilumine con la luz del Espíritu Santo
para que un día podáis consagraros a él
y formar parte de nuestra Congregación de Misioneros Claretianos.
Todos:
Amén.
11.-
Después de la pregunta o de la petición, el Superior dice:
Oremos.
Todos oran unos momentos en silencio. El Superior continúa diciendo:
De ti, Señor, proviene toda vocación religiosa,
escucha las súplicas de tus hijos N.N.,
que desean ser agregados a nuestra Congregación
de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María,
para servirte con mayor fidelidad en el ministerio de la Palabra;
que nuestras palabras y el estilo de nuestra vida misionera
sea para ellos la mejor invitación
a abrazar la vocación claretiana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
O bien:
Oh Dios, que nos enviaste a tu Hijo Jesucristo,
para revelarnos el misterio de la salvación,
escucha benigno las súplicas de tus hijos N.N.,
que inician con nosotros su vida misionera claretiana,
concédeles que, durante el tiempo de noviciado,
abiertos a tu Palabra y asiduos en la oración,
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disciernan su vocación,
y vivan de la fe, que inflamó a los Profetas, Apóstoles y Mártires,
para que un día puedan consagrarse a ti por la profesión religiosa
y dedicarse al anuncio de la Buena Nueva del Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
12.- Se leen textos apropiados de la Sagrada Escritura, intercalando el responsorio
correspondiente (cf. Leccionario, nn. 101- 152).
13.- Después de las lecturas, el Superior habla a la comunidad y a los postulantes sobre la
naturaleza de la vida religiosa y la índole de la vocación misionera claretiana o lee un capítulo
apropiado de las Constituciones.
Entrega del libro de la Autobiografía
14.- Terminada la exhortación y después de unos instantes de silencio, el Superior entrega a
cada uno de los postulantes el libro de la Autobiografía de San Antonio M. Claret, diciendo estas o
parecidas palabras:
Recibe el libro de la Autobiografía
de San Antonio María Claret.
Léelo atentamente,
para introducirte en la experiencia de una vida
dedicada a la proclamación de la Buena Nueva del Reino,
e imprégnate de su espíritu
para comprender y vivir el misterio de Cristo,
ungido y enviado por el Padre,
y prolongar su consagración y misión en el mundo.
Acogida de los novicios
15.-
El Superior, estando todos de pie, se dirige a los novicios con estas o parecidas palabras:
Queridos hermanos,
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a la luz de la Palabra escuchada y meditada
y en nombre de la Congregación de Misioneros Claretianos,
os admito al noviciado
para que os preparéis a consagraros a Dios por la profesión,
y a entregaros al Inmaculado Corazón de María
para el ministerio de la salvación.
Los novicios:
Damos gracias al Señor.
O bien:
Demos gracias y alabemos al Señor,
porque es eterna su misericordia.
El Superior continua diciendo:
Que el Corazón de María
os enseñe a guardar en vuestros corazones el Evangelio.
Que San Antonio María Claret os infunda su espíritu misionero
para que, ardiendo en caridad,
imitéis a Jesucristo en orar, trabajar y sufrir
para mayor gloria de Dios y salvación de los hombres.
Todos:
Amén.
Los novicios se acercan al Superior, el cual abraza, según la costumbre del lugar, a cada
uno como gesto de acogida, luego hacen lo mismo los miembros de la comunidad presente,
mientras se canta una antífona o canto apropiado.
CONCLUSIÓN DEL RITO
16.- A continuación el Superior introduce la oración universal o de los fieles (cf. n. 154), que
termina con la oración dominical y la siguiente oración conclusiva, diciendo:
Oh Dios,
autor y dispensador de la vocación religiosa,
sé propicio a las súplicas de tus hijos
y concede a estos hermanos nuestros,
que desean experimentar nuestra vida,
conocer cuál es tu voluntad,
y a nosotros ayúdanos a ser siempre fieles en tu servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
10
Todos:
Amén.
O bien:
Padre santo,
Tú que enviaste a tu Hijo al mundo
a evangelizar a los pobres,
concede a estos hermanos nuestros, N. N.,
que comienzan hoy el noviciado,
la gracia de ser fieles a la vocación recibida,
y se entreguen al Corazón Inmaculado de la Virgen María
para que sean configurados con el misterio de Cristo
a ejemplo de San Antonio María Claret, nuestro Fundador.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
17.- El Superior presenta al Maestro los novicios que acaban de ser admitidos al noviciado con
estas o parecidas palabras:
La Congregación te encomienda el cuidado y la solicitud
de los hermanos N.N.,
que inician su noviciado
para ser iniciados en nuestra vida misionera claretiana.
Con tu palabra y obra, ayúdalos
a formarse y fundamentarse en la vida de la Congregación,
acompáñalos en el seguimiento de Jesucristo pobre, casto y obediente,
de manera que integren el espíritu de unión con Dios y la acción apostólica.
El Señor te ayude con su gracia,
el Corazón de María te acompañe y te proteja,
nuestro Santo Padre Fundador te infunda su espíritu,
y nuestros Beatos Mártires Claretianos de Barbastro
fortalezcan tu fe y generosidad.
Nosotros te ayudaremos en esta tarea
con nuestra oración, ejemplo y colaboración.
A continuación se puede cantar un canto apropiado.
El Superior concluye el acto diciendo:
Podéis ir en paz.
Todos:
Demos gracias al Señor.
11
II.- DENTRO DE LA LITURGIA DE LAS HORAS
18.- El rito de iniciación del noviciado puede tenerse también dentro de la celebración de
Laudes o Vísperas. Se inicia la Hora como de costumbre.
Petición de admisión
19.- Terminada la lectura breve o larga, el Superior se dirige a los postulantes, que están de pie,
con estas o parecidas palabras:
N.N.,
nos hemos reunido hoy en nombre del Señor Jesús
para orar y alabar a Dios Padre en unión con toda la Iglesia
y para que manifestéis vuestros propósitos ante la comunidad.
Así pues, decidnos qué queréis.
Los postulantes responden todos a la vez diciendo estas o parecidas palabras:
Deseamos, por la gracia del Señor, iniciar el noviciado
para compartir y experimentar vuestra vida misionera
según el espíritu y carisma de San Antonio María Claret.
Os rogamos que nos iniciéis
en la experiencia del seguimiento de Jesucristo
pobre, virgen y obediente en el anuncio del Evangelio (Dir 195)
según las Constituciones de la Congregación.
Ayudadnos a unirnos de todo corazón a Cristo Señor
en el Misterio Eucarístico,
a acoger como madre y maestra a la Virgen María,
primera discípula de Cristo (CC 61),
y a poner los fundamentos de la vida misionera.
Por nuestra parte, nos comprometemos
a continuar el proceso de discernimiento de nuestra vocación,
y nos esforzaremos por responder fielmente a Dios
con espíritu alegre y generoso (CC 67).
Os pedimos que nos acompañéis
en el camino que iniciamos hoy
con vuestra oración y exhortación
para que un día podamos profesar en esta Congregación
y llamarnos y ser de veras Hijos del Inmaculado Corazón de María.
El Superior responde:
El Señor os ayude a realizar este deseo.
12
O bien:
El Dios, que es la fuente de todo don perfecto,
y que os ha llamado por su bondad
a la vida misionera claretiana,
os ayude con su gracia,
os configure con su Hijo Jesucristo,
os ilumine con la luz del Espíritu Santo
y os acompañe durante este tiempo de noviciado
para que, fieles a vocación recibida,
podáis un día profesar en nuestra Congregación.
Todos:
Amén.
20.- Si parece mejor, puede omitirse la pregunta y hacerse la petición del modo siguiente: Los
postulantes, todos juntos, se dirigen al Superior diciendo estas o parecidas palabras:
Nosotros N.N.,
movidos por la gracia de Dios
y respondiendo a su llamada,
queremos que nos admitáis al noviciado
para compartir y experimentar vuestra vida misionera
según el espíritu y carisma de San Antonio María Claret.
Enseñadnos a seguir y a configurarnos con Jesucristo,
pobre, virgen y obediente (CC 39),
a escuchar y acoger la palabra de Dios
en la liturgia y en el silencio de la oración personal (Dir 196)
a ejemplo de la Virgen María, la primera discípula de Cristo (CC 61),
a ser asiduos en la oración,
y a vivir en la vida comunitaria
el espíritu misionero claretiano (Dir 195).
Ayudadnos en este tiempo
a discernir nuestra vocación (CC 67),
a conocer y vivir el carisma claretiano
tal como está propuesto en las Constituciones (CC 73).
Rogad al Señor, por intercesión de San Antonio M. Claret
y de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro,
para que aprovechemos este tiempo de gracia
y nos preparemos a profesar en esta Congregación
y llamarnos y ser Hijos del Inmaculado Corazón de María.
El Superior responde con estas o parecidas palabras:
El Señor de la gracia y de la vocación,
que os ha llamado a compartir nuestra vida misionera,
os ayude a discernir vuestra vocación claretiana,
13
os guíe por el camino del Evangelio,
os configure con Cristo,
y os ilumine con la luz del Espíritu Santo
para que un día podáis consagraros a él
y formar parte de nuestra Congregación de Misioneros Claretianos.
Todos:
Amén.
21.-
Después de la pregunta o de la petición, el Superior dice:
Oremos.
Todos oran unos momentos en silencio. El Superior continúa diciendo:
De ti, Señor, proviene toda vocación religiosa,
escucha las súplicas de tus hijos N.N.,
que desean ser agregados a nuestra Congregación
de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María,
para servirte con mayor fidelidad en el ministerio de la Palabra;
que nuestras palabras y el estilo de nuestra vida misionera
sea para ellos la mejor invitación
a abrazar la vocación claretiana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
O bien:
Oh Dios, que nos enviaste a tu Hijo Jesucristo,
para revelarnos el misterio de la salvación,
escucha benigno las súplicas de tus hijos N.N.,
que inician con nosotros su vida misionera claretiana,
concédeles que, durante el tiempo de noviciado,
abiertos a tu Palabra y asiduos en la oración,
disciernan su vocación,
vivan de la fe, que inflamó a los Profetas, Apóstoles y Mártires,
de la abnegación y del sacrificio,
para que un día puedan consagrarse a ti por la profesión religiosa
y dedicarse al anuncio de la Buena Nueva del Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
14
22.- A continuación el Superior habla a la comunidad y a los postulantes sobre la naturaleza de
la vida religiosa y la índole de la vocación misionera claretiana.
Entrega del libro de la Autobiografía
23.- Terminada la exhortación y después de unos instantes de silencio, el Superior entrega a
cada uno de los postulantes el libro de la Autobiografía diciendo con estas o parecidas palabras:
Recibe el libro de la Autobiografía
de San Antonio María Claret.
Léelo atentamente,
para introducirte en la experiencia de una vida
dedicada a la proclamación de la Buena Nueva del Reino,
e imprégnate de su espíritu
para comprender y vivir el misterio de Cristo,
ungido y enviado por el Padre,
y prolongar su consagración y misión en el mundo.
24.- Luego continúa el rezo de la Hora correspondiente. En las preces se formula una petición
por los nuevos novicios para que el Señor les acompañe con su gracia.
Acogida de los novicios
25.- Terminada la oración conclusiva, el Superior se dirige a los novicios con estas o parecidas
palabras:
Queridos hermanos,
a la luz de la Palabra escuchada,
y en nombre de la Congregación de Misioneros Claretianos,
os admito al noviciado
para que os preparéis a consagraros a Dios por la profesión,
a entregaros al Inmaculado Corazón de María
para el ministerio de la salvación (CC 71).
Los novicios:
Damos gracias al Señor.
O bien:
Demos gracias y alabemos al Señor,
15
porque es eterna su misericordia.
El Superior continua diciendo:
Que el Corazón de María
os enseñe a guardar en vuestros corazones el Evangelio.
Que San Antonio María Claret os infunda su espíritu misionero
para que, ardiendo en caridad,
imitéis a Jesucristo en orar, trabajar y sufrir
para mayor gloria de Dios
y salvación de los hombres (CC 9).
Todos:
Amén.
Los novicios se acercan al Superior, el cual abraza, según la costumbre del lugar, a cada
uno como gesto de acogida, luego hacen lo mismo los miembros de la comunidad presente.
26.- El Superior entrega al Maestro los novicios que acaban de ser admitidos con estas o
parecidas palabras:
La Congregación te encomienda el cuidado y la solicitud
de los hermanos N.N.,
que inician su noviciado
para ser instruidos en nuestra vida misionera claretiana.
Ayúdalos con tu palabra y obra,
a formarse y fundamentarse en la vida de la Congregación,
acompáñalos en el seguimiento de Jesucristo
pobre, casto y obediente,
en su vida espiritual y en el discernimiento de su vocación claretiana
y explícales la doctrina de nuestra vida misionera
para que armonicen el espíritu de unión con Dios y la acción apostólica .
El Señor te ayude con su gracia,
el Corazón de María te acompañe y te proteja,
nuestro Santo Padre Fundador te infunda su espíritu,
y nuestros beatos Beatos Mártires Claretianos de Barbastro fortalezcan tu fe
y generosidad.
Nosotros te ayudaremos en esta tarea
con nuestra oración, ejemplo y colaboración.
A continuación se concluye la Liturgia de las Horas con la formula de bendición
acostumbrada.
16
CAPÍTULO SEGUNDO
RITO DE LA PROFESIÓN TEMPORAL DENTRO DE LA MISA
27.- El rito que se describe en este capítulo se realiza dentro de la Eucaristía. Solamente
pueden utilizarlo los novicios que emitan la primera profesión después de acabar
satisfactoriamente el noviciado (cf. "Observaciones previas", n. 5).
28.- Se dice la Misa que corresponde a la liturgia del día o la Misa ritual para el día de la
primera profesión de los religiosos, o la Misa ritual de profesión propia de la Congregación,
conforme a las rúbricas (cf. Observaciones previas, nn. 9-11).
29.-
Generalmente, el Superior, que recibe la profesión, presidirá la Eucaristía.
30.- La profesión religiosa, normalmente, se hace ante la sede; si lo piden las circunstancias, se
puede colocar la sede delante del altar. Colóquense en el presbiterio los asientos para los
profesandos, de tal forma que los fieles puedan seguir perfectamente toda la celebración litúrgica.
31.- Prepárese en abundancia el pan y el vino para consagrar, de manera que haya suficiente
para los ministros, los que van a profesar y los participantes a la celebración, por tanto, si se
emplea sólo un cáliz, que sea suficientemente capaz.
32.- Además de lo que es necesario para la celebración eucarística, prepárese: a) el Ritual de la
profesión religiosa; b) el hábito religioso, si se entrega, y c) el libro de las Constituciones.
RITO DE ENTRADA
33.- Reunidos el pueblo de Dios y la comunidad claretiana, y después de preparar bien todo lo
necesario, avanza la procesión por medio de la iglesia hasta el altar, mientras tanto el coro,
alternando con el pueblo, canta el canto de entrada. La procesión se hace del modo acostumbrado
y se recomienda que participen en ella los que van a profesar, acompañados del Maestro.
34.- Al llegar al presbiterio hacen la debida reverencia ante el altar y se colocan todos en sus
respectivos lugares. Luego continúa la celebración eucarística.
17
35.- Es recomendable que, en vez del acto penitencial, se tenga la aspersión del agua bendita
para recordar a los novicios y al pueblo que en el bautismo fueron consagrados a Dios por el agua
y el Espíritu. El rito se hace según el rito establecido en el Misal Romano. Puede hacerse al inicio
una monición. El Presidente dirigiéndose a la asamblea y a los novicios dice éstas o parecidas
palabras:
Hermanos,
al inicio de la celebración de la Eucaristía,
memorial de la muerte y resurrección de Cristo,
oremos humildemente a Dios nuestro Padre
para que bendiga esta agua
que será derramada sobre nosotros
en memoria de nuestro bautismo.
Sobre todo vosotros novicios,
antes de emitir la profesión religiosa,
recordad que el bautismo
os hizo hijos de Dios y hermanos de Cristo,
templos del Espíritu Santo y miembros de la Iglesia.
Pidamos al Señor
el perdón de nuestros pecados, la conversión del corazón
y la renovación de nuestra vida según el Evangelio
para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.
Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos juntas diciendo:
Dios todopoderoso y eterno,
que por medio del agua,
fuente de vida y medio de purificación,
quisiste limpiarnos del pecado
y darnos el don de la vida eterna,
dígnate bendecir + esta agua,
para que sea signo de tu protección
(en este día consagrado a ti, Señor).
Por medio de esta agua
renueva también en nosotros la fuente viva de tu gracia,
y líbranos de todo mal de alma y cuerpo,
para que nos acerquemos a ti
con el corazón limpio
y recibamos dignamente tu salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Otras fórmulas n. 153.
18
El presidente toma el hisopo, se rocía a sí mismo y, luego, rocía a los ministros, al clero y
a los fieles. Si parece conveniente puede recorrer la iglesia para la aspersión de los fieles.
Mientras tanto se canta una de las antífonas siguientes o un canto apropiado:
Rocíame, Señor, con el hisopo; quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
O bien:
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará de todas vuestras inmundicias
y os daré un corazón nuevo, dice el Señor.
Vuelto a sede y una vez acabado el canto, el Presidente, de pie y de cara al pueblo, con las
manos juntas, dice:
Que Dios todopoderoso, nos purifique del pecado
y, por la celebración de esta eucaristía,
nos haga dignos de participar
del banquete de su reino.
Todos:
Amén.
A continuación, se dice o se canta el Gloria a Dios, según la normativa litúrgica.
LITURGIA DE LA PALABRA
36.-
En la liturgia de la Palabra se hace todo según costumbre, excepto lo siguiente:
a). Escójanse las lecturas de la Misa del día o de los textos del Leccionario de la
Profesión en los nn. 101-152 (cf. "Observaciones previas", n. 9-10).
b). Se recita el Credo cuando está prescrito por la normativa.
19
PROFESIÓN RELIGIOSA
Llamada o petición
37.- Después de la lectura del Evangelio, el Presidente y el pueblo se sientan, mientras que los
profesandos permanecen de pie.
Si parece oportuno, el Diácono o el Maestro llama por el nombre a los que van a profesar.
Y ellos responden con estas o parecidas palabras:
Aquí estoy.
38.-
El Presidente pregunta a los profesandos con estas o semejantes palabras:
Queridos hermanos,
después de haber compartido y experimentado
nuestra vida misionera
durante el tiempo de noviciado,
¿qué pedís ahora, delante del pueblo de Dios?
Los que van a profesar responden con estas o parecidas palabras:
Pedimos a Dios, nuestro Padre,
que nos conceda su gracia
para seguir a Jesucristo
pobre, casto y obediente en el anuncio del Evangelio,
y a ti, Padre N.N., te pedimos
que nos admitas a la profesión religiosa
en la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María,
para consagrarnos a Dios
y entregarnos al Inmaculado Corazón de María
para el ministerio de la salvación.
A ejemplo de nuestro Santo Fundador, San Antonio María Claret,
y de nuestros Beatos de Beatos Mártires Claretianos de Barbastro
nos comprometemos a hacer nuestro el modo de vida de Jesús,
que abrazó también en la fe la Virgen María;
y a vivir en comunión de vida con vosotros.
Según las Constituciones,
buscaremos siempre la gloria de Dios, nuestra santificación
y, urgidos por la caridad, la salvación de los hombres de todo el mundo.
El Presidente y todos los presentes responden:
Te damos gracias, Señor.
20
39.- Si parece oportuno puede omitirse la llamada y la pregunta precedentes y se hace la
petición de la siguiente manera: Todos los profesandos a la vez, o uno en su nombre, estando de
pie, se dirigen al Superior, diciendo estas o semejantes palabras:
Nosotros N.N.,
después de haber compartido
y experimentado vuestra vida misionera,
queremos responder a la llamada divina.
Por esto, te pedimos, Padre, N.N.,
que nos admitas a la profesión de los consejos evangélicos
en la Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María,
para que, entregados a Dios, seamos consagrados por Él,
sigamos a Cristo en comunión de vida
y nos entreguemos en especial servicio
al Corazón Inmaculado de María.
Queremos compartir vuestra vida fraterna
y llegar a ser ministros idóneos de la divina palabra
para dar a conocer su nombre
y propagar el Reino de los cielos por toda la tierra.
Os pedimos que roguéis al Señor,
por intercesión de nuestro P. Fundador
y de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro,
para que seamos fieles a lo que hoy prometemos ante la Iglesia.
El Superior y todos los presentes responden con estas o parecidas palabras:
Te damos gracias, Señor.
Homilía o exhortación
40.- Luego se sientan, también los profesandos, y tiene lugar la homilía o exhortación. En ella
se comentan oportunamente las lecturas bíblicas y el don de la profesión religiosa para
santificación de los elegidos y bien de la Iglesia y de la humanidad.
Interrogatorio
41.- Acabada la homilía, los profesandos se levantan. El Presidente les pregunta si están
dispuestos a entregarse a Dios y avanzar por la senda de la caridad perfecta, según las
Constituciones de la Congregación.
El Presidente pregunta:
Queridos hermanos:
21
consagrados ya a Dios por el agua y el Espíritu Santo,
¿queréis uniros más estrechamente a él
por la profesión religiosa?
Profesandos responden:
Sí, quiero.
O bien:
Sí.
Después de haber sido consagrado a Dios por el bautismo,
quiero entregarme a Él
por la profesión de los consejos evangélicos
para buscar siempre su mayor gloria, mi santificación
y la salvación de los hombres de todo el mundo.
El Presidente:
¿Quieres guardar castidad por el reino de los cielos,
aceptar voluntariamente la pobreza
y prometer obediencia,
para seguir a Cristo según el carisma claretiano?
Profesandos:
Sí, quiero.
O bien:
Sí.
Con la gracia de Dios,
quiero consagrarme de todo corazón a las cosas del Padre
y que mi castidad, como signo de amor perfecto,
sea fuente de fecundidad espiritual en el mundo.
Por el voto de pobreza quiero imitar a Cristo,
que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos
y hacer que toda mi vida esté informada por el espíritu de pobreza
para recordar a los hombres los bienes del mundo futuro.
Por el voto de obediencia quiero configurarme con Jesucristo,
que se hizo obediente hasta la muerte,
y me propongo buscar junto con vosotros,
conocer y cumplir la voluntad de Dios
para realizar la misión que tenemos en la Iglesia.
El Presidente:
Así mismo,
¿queréis, bajo la fuerza del Espíritu Santo,
22
entregaros al servicio del Inmaculado Corazón de María
para el ministerio de la salvación
y guardar fielmente las Constituciones
para progresar en el camino del Señor?
Profesandos:
Sí, quiero.
O bien:
Sí.
Quiero entregarme a la Santísima Virgen
para configurarme con el misterio de Cristo
y cooperar con su oficio maternal en la misión apostólica.
Cumpliré con fidelidad las Constituciones
para ser ministro idóneo de la divina palabra
como San Antonio María Claret, nuestro Fundador.
42.-
Entonces el Presidente confirma esta decisión diciendo:
Que Dios omnipotente os lo conceda por su gracia.
O bien:
El Dios de la misericordia,
que os ha llamado a la vocación misionera claretiana,
os ayude con su gracia,
os ilumine con la luz de su Palabra,
os guíe por el camino de la caridad perfecta,
robustezca vuestra voluntad
para que permanezcáis siempre fieles a lo que hoy prometéis ante la Iglesia.
Todos:
Amén.
Petición de la ayuda de Dios
43.-
Después el Presidente pide el auxilio divino, diciendo:
Oremos.
Y todos oran en silencio durante unos momentos. Luego añade:
Mira, Señor, con bondad
a estos hijos tuyos
que, en presencia de la Iglesia,
23
quieren consagrarte hoy su vida
prometiendo guardar los consejos evangélicos;
que su modo de vivir te glorifique
y contribuya a la salvación de los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Señor, tu Hijo eligió a los apóstoles
y los envió a anunciar el Evangelio,
concede a estos hijos tuyos N.N.,
que hoy se consagran a ti
por la profesión de los consejos evangélicos
la perseverancia en la vocación recibida,
y, animados con el espíritu de San Antonio María Claret,
sean incansables anunciadores del Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Profesión
44.- Concluida la oración, cada uno de los que van a profesar se acerca al Superior, se arrodilla
y pone su mano entre las manos de él y pronuncia con voz clara la fórmula de la Profesión. Dos
religiosos actúan como testigos.
Respondiendo a la vocación divina,
yo N.N.,
quiero procurar con el mayor empeño la gloria de Dios,
dedicarme plenamente a El
y seguir más de cerca a Cristo Señor, como los Apóstoles,
en el ministerio de la salvación de los hombres de todo el mundo.
Por eso, en presencia de la familia de Dios aquí reunida,
por tus manos Padre N.N.,
me consagro en el Espíritu Santo a Dios Padre
por su Hijo Jesucristo
y me entrego en especial servicio
al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María
en orden a conseguir el objeto
para el que esta Congregación ha sido constituida en la Iglesia.
Por tanto, hago voto a Dios
de castidad, pobreza y obediencia por un año ( o por un trienio)
y me comprometo a vivir en la comunidad de vida apostólica
de esta Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María,
24
según sus Constituciones,
que observaré con todo el cuidado posible.
Os ruego, pues, hermanos, que os dignéis ser testigos de mi Profesión.
Orad por mí, para que en el servicio de Dios y de la Iglesia
sea fiel al espíritu del Fundador, San Antonio María Claret,
y alcance la caridad perfecta.
Amén.
Si los profesandos son muchos, pueden recitar todos a la vez la fórmula de la profesión,
pero cada uno particularmente ha de pronunciar: Por tanto,.. hasta con todo el cuidado posible,
demostrando así claramente la decisión personal.
Entrega de las insignias de la profesión
45.- Luego se entrega a cada uno de los profesos el hábito, donde haya costumbre, y las
Constituciones.
En el caso de que se entregue el hábito, el Presidente dice:
Recibe este hábito,
signo de tu consagración al Señor
y de tu misión apostólica al servicio de la Iglesia
para la salvación de todos los hombres del mundo.
El neoprofeso responde:
Amén.
--------------------------------Si los profesos son muchos, o por otro justo motivo, el Presidente recita una sola vez para
todos la fórmula de entrega del hábito, diciendo:
Recibid este hábito,
signo de vuestra consagración al Señor
y de vuestra misión apostólica al servicio de la Iglesia
para la salvación de todos los hombres del mundo.
Los neoprofesos responden:
Amén.
-----------------------------------Mientras los profesos se ponen el hábito en la sacristía o en un lugar apropiado, según las
circunstancias se canta esta antífona u otra apropiada:
25
Mira desde el cielo y contempla
y perfecciona esta viña que tu diestra plantó.
O bien
:
Estos son los que buscan al Señor,
los que vienen a tu presencia, Dios de Jacob.
y se canta o se recita el salmo 23 u otro oportuno. La antífona se repite cada vez después de cada
versículo. Acabado el salmo no se dice Gloria al Padre, sino la antífona. Si la entrega del hábito
se acaba antes de concluir el salmo, se interrumpe éste y se repite la antífona.
46.- El Presidente entrega a cada uno de los recién profesos el libro de las Constituciones,
diciendo:
Recibe las Constituciones de nuestra Congregación,
procura leerlas y aprenderlas
de modo que las comprendas con la mente,
las guardes en el corazón,
las observes con las obras
y encuentres en ellas el vigor de tu vida misionera
para que, observándolas fielmente,
progreses en el camino del Señor
y en el servicio del Reino.
El profeso responde:
Amén.
Después de recibir las Constituciones, el neoprofeso regresa a su respectivo lugar y
permanece de pie.
--------------------------------------------Si los profesos son muchos, o por otro motivo justo, el Presidente recita para todos la
fórmula una sola vez, diciendo:
Recibid las Constituciones de nuestra Congregación,
procurad leerlas y aprenderlas
de modo que las comprendáis con la mente,
las guardéis en el corazón,
las observéis con las obras
y encontréis en ellas el vigor de vuestra vida misionera
para que, observándolas fielmente,
progreséis en el camino del Señor
y en el servicio del Reino.
26
Los profesos responden todos a la vez:
Amén.
Se acercan luego al Presidente, quien entrega a cada uno el libro de las Constituciones,
vuelven a su respectivo lugar y permanecen de pie.
--------------------------------------------A continuación, el Presidente y los claretianos profesos dan un abrazo a los neoprofesos
como signo de recepción y acogida en la comunidad claretiana. Los demás (novicios, familiares,
amigos) lo harán en el momento de la paz.
CONCLUSIÓN DEL RITO DE LA PROFESIÓN
47.- El rito concluye convenientemente con la oración universal de los fieles. Pueden
escogerse las fórmulas que se proponen en los nn. 155 - 157.
LITURGIA EUCARÍSTICA
48.- Mientras se canta en la preparación de los dones, es recomendable que los neoprofesos
lleven al altar el pan, el vino y el agua para el sacrificio eucarístico.
49.-
El rito de la paz se hace como de costumbre.
50.- Cuando el Presidente ha sumido el Cuerpo y la Sangre del Señor, los profesos se acerca al
altar para recibir la comunión, que se puede distribuir a todos bajo las dos especies.
27
CAPITULO TERCERO
RITO DE LA PROFESIÓN PERPETUA DENTRO DE LA MISA
51.- Para la celebración del rito de la profesión, por la que el religioso se entrega
perpetuamente a Dios, son días muy oportunos los domingos o solemnidades del Señor, de la
Virgen, de nuestro Santo Fundador, de nuestros Patronos, de nuestros Beatos Mártires Claretianos
de Barbastro y de los Santos que sobresalieron en la vida religiosa o apostólica.
52.- El rito de la profesión perpetua se celebra separadamente de los demás ritos de la
profesión (cf. Observaciones previas, núm. 8).
53.- Avísese, con tiempo, a los fieles el día y la hora para que puedan acudir el mayor número
posible.
54.- Se dice la Misa correspondiente a la liturgia del día o la Misa ritual para el día de la
profesión perpetua o la Misa ritual de profesión propia de la Congregación, según las rúbricas
(cf. Observaciones previas, núms. 9-11).
55.- Donde sea posible y la utilidad de los fieles no exija la celebración particular de todos los
sacerdotes presentes, se prefiere la Misa concelebrada, presidida, generalmente, por el Superior
que ha de recibir la profesión de sus hermanos.
56.- Normalmente la profesión se tiene en la iglesia de nuestra comunidad. Se puede celebrar
también en la catedral o parroquia, o en alguna otra iglesia importante, si pareciera oportuno por
razones pastorales, para edificación del pueblo de Dios.
57.- Si dos o más familias religiosas desean celebrar la profesión en la misma Eucaristía, es
muy oportuno hacer el rito de profesión en la catedral, en la parroquia o en cualquier otra iglesia
importante, concelebrando los superiores de los Institutos religiosas bajo la presidencia del
Obispo. Cada uno de los profesandos emitirá sus votos ante su respectivo Superior.
58.- La acción litúrgica debe celebrarse con toda la solemnidad que requiere el rito, pero hay
que evitar la suntuosidad que desdice de la pobreza religiosa.
59.- La profesión religiosa se tiene normalmente junto a la sede; sin embargo, para facilitar la
participación de los fieles, puede colocarse la sede delante del altar. Dispónganse en el mismo
28
presbiterio los asientos para los que van a profesar, de modo que los fieles puedan seguir bien la
celebración.
60.- Prepárese el pan y el vino para consagrar en cantidad suficiente para todos los que vayan a
comulgar. Por tanto, si sólo se usa un cáliz, que tenga suficiente capacidad.
61.- Además de todo lo que se necesita para la Misa, prepárese: a) el Ritual de la profesión
religiosa y b) el crucifijo.
RITO DE ENTRADA
62.- Reunido el pueblo y la comunidad religiosa, y después de preparar todo lo necesario,
avanza la procesión por el medio de la iglesia hasta el altar, mientras el coro con el pueblo ejecuta
el canto de entrada. La procesión se hace del modo acostumbrado y es recomendable que
participen en ella los profesandos, acompañados del prefecto. Al llegar al presbiterio hacen la
debida reverencia al altar y se colocan todos en los lugares designados. Luego, continúa la Misa.
63.- Es recomendable que, en vez del acto penitencial, se tenga la aspersión del agua bendita
para recordar a los que van a profesar y al pueblo que en el bautismo fueron consagrados a Dios
por el agua y el Espíritu. Se hace según el rito establecido en el Misal Romano. Puede hacerse al
inicio una monición. El Presidente, dirigiéndose a la asamblea y a los profesandos, dice estas o
parecidas palabras:
Hermanos,
al inicio de la celebración de la Eucaristía,
memorial de la muerte y resurrección de Cristo,
oremos humildemente a Dios nuestro Padre
para que bendiga esta agua
que será derramada sobre nosotros
en memoria de nuestro bautismo.
Principalmente, vosotros, profesandos,
recordad que en la tradición de la Iglesia
la profesión religiosa es considerada
como una profundización de la consagración bautismal.
Pidamos al Señor
el perdón de nuestros pecados, la conversión del corazón
y la renovación de nuestra vida según el Evangelio
para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.
Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos juntas diciendo:
Dios todopoderoso y eterno,
29
que por medio del agua,
fuente de vida y medio de purificación,
quisiste limpiarnos del pecado
y darnos el don de la vida eterna,
dígnate bendecir + esta agua,
para que sea signo de tu protección
(en este día consagrado a ti, Señor)
Por medio de esta agua
renueva también en nosotros la fuente viva de tu gracia,
y líbranos de todo mal de alma y cuerpo,
para que nos acerquemos a ti
con el corazón limpio
y recibamos dignamente tu salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Otras fórmulas n. 153.
El presidente toma el hisopo, se rocía a sí mismo y, luego, rocía a los ministros, al clero y
a los fieles. Si parece conveniente puede recorrer la iglesia para la aspersión de los fieles.
Mientras tanto se canta una de las antífonas siguientes o un canto apropiado:
Rocíame, Señor, con el hisopo; quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
O bien:
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará de todas vuestras inmundicias
y os daré un corazón nuevo, dice el Señor.
Vuelto a sede y una vez acabado el canto, el Presidente, de pie y de cara al pueblo, con las
manos juntas, dice:
Que Dios todopoderoso, nos purifique del pecado
y, por la celebración de esta eucaristía,
nos haga dignos de participar
del banquete de su reino.
Todos:
Amén.
A continuación, se dice o se canta el Gloria a Dios, si lo hay en la Misa.
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LITURGIA DE LA PALABRA
64.-
En la liturgia de la Palabra se hace todo como de costumbre, excepto lo siguiente:
a) Escójanse las lecturas de la Misa del día o de los textos del Leccionario de
Profesión religiosa en los nn. 101- 152 (cf. Observaciones previas, núms. 9 - 10).
b) Se dice el Credo, cuando está prescrito por las rúbricas.
c) Se omite la Oración de los fieles.
PROFESIÓN RELIGIOSA
Llamada o petición
65.- Después de la lectura del Evangelio, el Presidente y el pueblo se sientan, mientras que los
profesandos permanecen de pie.
Si parece oportuno, el Diácono o el Maestro llama por el nombre a los que van a profesar.
Y ellos responden con estas o parecidas palabras:
Aquí estoy.
66.-
El Presidente pregunta a los que van a profesar, con estas o semejantes palabras:
Queridos hermanos,
durante el tiempo de la profesión temporal
habéis experimentado la vida misionera
de los Hijos del Inmaculado Corazón de María.
Ahora, ¿qué pedís a Dios y a nuestra Congregación?
Los profesandos responden con estas o parecidas palabras:
Pedimos a Dios, autor de la vocación,
la gracia de consagrarnos perpetuamente a Él
para buscar siempre su mayor gloria, nuestra santificación
y la salvación de todo el mundo
según nuestro carisma misionero en la Iglesia;
y te pedimos a ti, Padre N.N.,
que nos admitas a la profesión perpetua
en la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María
para compartir vuestra vida fraterna
y colaborar con vosotros en el ministerio de la palabra.
31
El Presidente y todos los presentes responden con estas o parecidas palabras:
Te damos gracias, Señor.
67.- Si parece oportuno puede omitirse la llamada y la pregunta precedentes y se hace la
petición de la siguiente manera: Uno de los profesandos en nombre de todos, o todos la a vez,
dirigiéndose al Superior dice o dicen estas o parecidas palabras:
Nosotros N.N., llamados por Dios
y respondiendo a su divina vocación
humildemente te pedimos, Padre, N.N.,
que nos admitas a la profesión perpetua
en la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
Queremos entregarnos a Dios y ser consagrados por Él
para vivir en la Iglesia
la castidad, la pobreza y la obediencia de Jesucristo
e imitarle en orar, trabajar, sufrir
y procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios
y la salvación de los hombres.
Nos esforzaremos por llegar a la plena madurez de Cristo
en esta comunidad misionera
Nos entregamos con amor y confianza
al Inmaculado Corazón de María
en orden a conseguir el objeto
para el que esta Congregación ha sido constituida en la Iglesia.
Os pedimos que oréis por nosotros al Señor,
por intercesión de nuestro Santo Padre Fundador
y de nuestros Beatos Mártires Claretianos de Barbastro,
para que cumplamos fielmente lo que hoy prometemos.
El Presidente y todos los miembros de la comunidad responden con estas o parecidas
palabras:
Te damos gracias, Señor.
Homilía o exhortación
68.- Luego se sientan también los que van a profesar y se tiene la homilía o exhortación. En
ella se comentan oportunamente las lecturas bíblicas y el don de la profesión religiosa para
santificación de los elegidos y bien de la Iglesia y de toda la humanidad.
Interrogatorio
32
69.- Acabada la homilía, los profesandos se levantan. El Presidente les pregunta si están
dispuestos a dedicarse a Dios y avanzar por el camino de la caridad perfecta, según nuestras
Constituciones.
Presidente:
Queridos hermanos,
ya que por el bautismo habéis muerto al pecado
y estáis consagrados al Señor,
¿queréis consagraros más íntimamente a Dios
con la profesión perpetua?
Profesandos:
Sí. Quiero.
O bien:
Sí.
Quiero entregarme a Él definitivamente
por la profesión perpetua de los consejos evangélicos
y ser consagrado por Él
para dedicarme al anuncio del Evangelio.
Presidente:
¿Queréis, ayudados por la gracia de Dios,
observar para siempre la castidad perfecta,
la obediencia y la pobreza,
a imitación de Jesucristo y de su Madre, la Virgen?
Profesandos:
Sí. Quiero.
O bien:
Sí.
Con la gracia divina me comprometo a ello,
consciente y libremente,
a imitación de Jesucristo y de su Madre, la Virgen.
Observaré la castidad por el Reino de los cielos como un don
y como un signo del amor a Dios y a todos los hombres.
Quiero compartir la pobreza de Jesucristo
e imitar a la Virgen María, primera entre los pobres del Señor,
y buscar el Reino de Dios, que pertenece a los pobres (CC 24).
A imitación de Jesucristo, enviado para hacer la voluntad del Padre,
y de María, la esclava del Señor,
me propongo cumplir la voluntad de Dios dentro de la Congregación.
33
Presidente:
Así mismo,
¿queréis, bajo la fuerza del Espíritu Santo,
esforzaros en alcanzar la caridad perfecta,
guardar con esmero las Constituciones
y ser fieles a lo que prometéis hasta la muerte?
Profesandos:
Sí. Quiero.
O bien:
Sí.
Con la fuerza del Espíritu Santo,
y durante todos los días de mi vida,
guardaré con todo esmero las Constituciones
y me esforzaré por amar a los hermanos
con el mismo amor con que Dios los ama
y ganar los más posibles para Cristo.
Presidente:
¿Queréis, con la gracia divina
entregaros plenamente a la obra del Evangelio,
dejando incluso la propia familia
y liberándoos de todo lo que sea un impedimento
para la vocación misionera?
Profesandos:
Sí. Quiero.
O bien:
Sí.
Quiero dedicarme de por vida al ministerio de la Palabra
empleando todos los medios posibles
para extender por el mundo entero la Buena Noticia del Reino.
Y buscaré, como Hijo del Corazón de María, urgido por la caridad,
gozarme en las privaciones, abordar los trabajos,
abrazar los sacrificios
y gloriarme en la cruz de Jesucristo.
Entonces el Presidente confirma la decisión de los profesandos diciendo estas o parecidas
palabras:
34
Dios, que comenzó en vosotros la obra buena,
Él mismo la lleve a término hasta el día de Cristo Jesús.
O bien:
El Dios de la misericordia,
que os ha llamado a la vida misionera claretiana,
os ayude con su gracia,
os configure con Cristo muerto y resucitado,
y os unja con su Espíritu
para evangelizar a los pobres
y anunciéis la Buena Nueva del Reino
en fidelidad y fortaleza.
Todos:
Amén.
Oración litánica
70.-
Todos se ponen de pie. El Presidente, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo dice:
Oremos, queridos hermanos,
a Dios Padre todopoderoso,
para que derrame su bendición
sobre estos siervos suyos,
a quienes ha llamado al perfecto seguimiento de Cristo,
y les confirme en su santo propósito.
71.-
El Diácono advierte:
Pongámonos de rodillas.
A continuación, el Presidente, ministros y el pueblo se arrodillan. Los profesandos se
postran o se arrodillan según costumbre del lugar. En el tiempo pascual y en los domingos, todos,
excepto los que van a profesar, permanecen de pie.
72.- Los cantores entonan las Letanías propias de la Profesión religiosa y todos responden.
Puede omitirse algunas de las peticiones que se señalan con la misma letra. Se pueden introducir,
en el lugar correspondiente, invocaciones a los santos que se veneran con especial devoción en el
lugar. También pueden introducirse otras invocaciones, si es oportuno.
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
35
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Santa María, Madre de Dios
San Miguel
Santos Ángeles de Dios
San Juan Bautista
San José
Santos Pedro y Pablo
San Juan
Todos los Santos Apóstoles
y Evangelistas
Santa María Magdalena
Santos Esteban y Lorenzo
Santa Inés
San Basilio
San Agustín
San Benito
San Bernardo
Santos Francisco y Domingo
San Ignacio de Loyola
San Vicente de Paúl
San Antonio María Claret
San Juan Bosco
Santa Catalina de Siena
Santa Teresa de Jesús
Santos y Santas de Dios
Muéstrate propicio
De todo mal
De todo pecado
De la muerte eterna
Por tu encarnación
Por tu muerte y resurrección
Por el envío del Espíritu Santo
Nosotros que somos pecadores
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor
Te rogamos, óyenos
a) Para que hagas más fecunda
la vida de la Iglesia, con la
oblación y el apostolado de tus
hijos.
a) Para que aumentes continuamente
los dones del Espíritu Santo
en tu siervo el Papa N.,
y en los demás obispos.
b) Para que ordenes la vida y el trabajo de los religiosos al progreso
de la sociedad humana.
b) Para que lleves a todos los hombres
a la luz del Evangelio
y a la plenitud de la vida cristiana
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Te rogamos, óyenos
Te rogamos, óyenos
Te rogamos, óyenos
Te rogamos, óyenos
c) Para que promuevas en nuestra Congregación
el espíritu apostólico de San Antonio
María Claret, Nuestro Padre.
Te rogamos, óyenos
c) Para que asocies plenamente a la obra
de la redención a todas los que profesan
los consejos evangélicos.
Te rogamos, óyenos
d) Para que compenses con tus dones el sacrificio que representa para los padres de
estos siervos tuyos la entrega de sus hijos.
Te rogamos, óyenos
d) Para que de día en día configures a estos
hijos tuyos con Cristo, el primogénito
entre muchos hermanos.
Te rogamos, óyenos
e) Para que concedas la virtud de la perseverancia
a estos hijos tuyos.
Te rogamos, óyenos
e) Para que bendigas, santifiques y consagres
a estos hijos tuyos, hermanos nuestros.
Te rogamos, óyenos
Jesús, Hijo de Dios vivo.
Te rogamos, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
73.- El Presidente se levanta, mientras la asamblea permanece de rodillas, y, con las manos
juntas dice:
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo,
y con tu gracia prepara el corazón de tus hijos,
para que el fuego del Espíritu Santo
purifique los corazones que se consagran a ti,
y los inflame vivamente de caridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El diácono dice:
Podéis levantaros.
Todos se levantan.
Profesión
74.- Concluida la oración, cada uno de los que van a profesar se acerca al Superior, se arrodilla
y pone su mano entre las manos de él y pronuncia con voz clara la fórmula de profesión escrita de
su puño y letra. Dos religiosos actúan como testigos.
37
Respondiendo a la vocación divina,
yo N.N.,
quiero procurar con el mayor empeño la gloria de Dios,
dedicarme plenamente a El
y seguir más de cerca a Cristo Señor, como los Apóstoles,
en el ministerio de la salvación de los hombres de todo el mundo.
Por eso, en presencia de la familia de Dios aquí reunida,
por tus manos Padre N.N.,
me consagro en el Espíritu Santo a Dios Padre
por su Hijo Jesucristo
y me entrego en especial servicio
al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María
en orden a conseguir el objeto
para el que esta Congregación ha sido constituida en la Iglesia.
Por tanto, hago voto a Dios
de castidad, pobreza y obediencia para siempre
y me comprometo a vivir en la comunidad de vida apostólica
de esta Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María,
según sus Constituciones,
que observaré con todo el cuidado posible.
Os ruego, pues, hermanos, que os dignéis ser testigos de mi Profesión.
Orad por mí, para que en el servicio de Dios y de la Iglesia
sea fiel al espíritu del Fundador, San Antonio María Claret,
y alcance la caridad perfecta.
Amén.
Si los profesandos son muchos, pueden recitar todos a la vez la fórmula de la profesión,
pero cada uno particularmente ha de pronunciar: Por tanto,.. hasta con todo el cuidado posible,
demostrando así claramente su decisión personal.
75.- Luego, cada uno de los que acaba de profesar se acerca al altar y coloca sobre él la fórmula
de la profesión. Si puede hacerse fácilmente, firma la fórmula sobre el mismo altar y después se
retira a su lugar correspondiente.
76.- Concluida la profesión, los profesos, estando de pie, o el coro, pueden cantar una antífona
u otro canto que exprese líricamente el sentido de la entrega y alegría, por ejemplo:
Recíbeme según tu promesa y viviré;
Señor, no defraudes mi esperanza.
O bien:
Recíbeme, Señor, pues soy siervo tuyo
e hijo de tu esclava.
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Bendición solemne o consagración del profeso
77.- Terminada la profesión o el canto, los que acaban de profesar se ponen de rodillas
mientras el Presidente y la asamblea se ponen de pie. El Presidente, con las manos extendidas
delante del pecho, dice la oración de la bendición. También puede recitarse las oraciones de
bendición: Oh Dios, fuente y origen de toda santidad, o Dios Padre, por ti florece tu Iglesia
santificada, que se encuentran en los nn. 159-160.
Tú, Padre, que eres fuente de toda caridad,
por amor creaste a los hombres
y los llamaste a la comunión de tu amor.
Rota la amistad contigo por el pecado,
al llegar la plenitud de los tiempos,
enviaste a tu Hijo Jesucristo al mundo
para reconciliarnos contigo.
Hecho hombre de la Virgen María
por la obra del Espíritu Santo,
Jesús fue ungido por el mismo Espíritu
para evangelizar a los pobres.
Entregado por entero a las cosas del Padre
predicó la Buena Nueva del Reino.
Llamó a los que Él quiso para que conviviesen con Él
y para enviarlos a predicar.
Completada en sí mismo la obra de la redención,
derramó el Espíritu Santo sobre los apóstoles
y los envió a dar testimonio de la resurrección.
Desde entonces no ha cesado de llamar y enviar
nuevos misioneros a continuar la obra de la salvación.
En tiempos cercanos, Padre,
has suscitado a San Antonio María Claret
para que fuera misionero
ungido por el Espíritu Santo y urgido por la caridad,
y fuera, por una intervención de la Santísima Virgen,
Fundador y Padre de nuestra Congregación de Misioneros.
Mira, Señor, a estos tus hijos
que has llamado a representar y practicar en la Iglesia
la castidad, la pobreza y la obediencia de Cristo,
dedicados a la predicación del Evangelio.
Envía sobre ellos el Espíritu de tu Hijo
que los santifique en la verdad
hasta que sea Cristo quien realmente viva en ellos
y sean así válidos instrumentos
para anunciar, con su vida y su palabra, el Reino de los Cielos.
Escuchen en asidua contemplación tu Palabra
y haz que la conserven en su corazón.
Arda en ellos la caridad
que los una fraternalmente
39
en un solo corazón y una sola alma;
y abrasen por donde pasen,
Que, compartiendo las esperanzas y los gozos,
las tristezas y las angustias de los hombres,
principalmente de los pobres,
se esfuercen por todos los medios
porque seas conocido, amado y servido por todos.
Y después de haber dedicado la vida
al servicio del Evangelio,
alcancen el premio de tu Reino.
Haz que lo que ahora prometen alegres con tu gracia
lo cumplan fielmente con tu ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Entrega de la insignia de la profesión
78.- Acabada la bendición, el Presidente y el pueblo se sientan. Los recién profesos se levantan
y se acercan uno por uno al Presidente, quien les entrega el crucifijo, diciendo:
Recibe la cruz de Cristo,
signo de salvación;
gloríate en ella y
llévala por todo el mundo
en servicio del Evangelio
para gloria del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El profeso responde:
Amén.
Y regresa a su lugar.
-----------------------------------------Si son muchos los profesos, el Presidente recita la fórmula de la entrega del crucifijo una
sola vez en voz alta diciendo:
Recibid la cruz de Cristo,
signo de salvación;
gloriaos en ella y
llevadla por todo el mundo
en servicio del Evangelio
para gloria del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
40
-----------------------------------------79.-
Luego, se puede cantar la antífona siguiente:
Lejos de mí gloriarme,
sino en la cruz de mi Señor Jesucristo,
por el cual el mundo ha sido crucificado
para mí y yo para el mundo.
O bien:
Dichosos los que viven en tu casa Señor,
alabándote siempre.
Y se canta o se recita el salmo 65, u otro canto apropiado. La antífona se repite cada vez después
de cada versículo. Al acabar el salmo, no se dice Gloria al Padre, sino la antífona. Si la entrega de
los crucifijos se acaba antes de concluir el salmo o canto, se interrumpe el salmo y el canto y se
repite la antífona.
80.- Donde parezca oportuno, por costumbre o porque lo pidan las circunstancias, terminada la
entrega de los crucifijos, se puede significar de una manera visible que los recién profesos han
sido admitidos definitivamente en la Congregación, El Superior dice estas o parecidas palabras
de admisión y da a los profesandos el gesto de paz (de fraternidad).
En nombre de la Iglesia y de la Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María
he recibido vuestros votos perpetuos,
que habéis pronunciado delante del pueblo de Dios.
Ratifico públicamente
que sois miembros de la Congregación plenamente y para siempre.
Desempeñad fielmente la misión
que la Congregación os confíe en nombre de la Iglesia,
y dad siempre testimonio de lo que hoy habéis profesado
para que un día recibáis la corona merecida.
Toda la comunidad claretiana asiente diciendo:
Amén.
A continuación, el Presidente y los profesos dan un abrazo a los recién profesos como
signo de acogida en la comunidad claretiana. Los demás (familiares, amigos) lo harán en el
momento de la paz.
Mientras se da este abrazo, se puede cantar la antífona siguiente:
Ved qué dulzura, qué delicia
convivir los hermanos unidos.
41
Y se canta o se recita el salmo 132 u otro canto apropiado.
81.-
Después continúa la celebración eucarística.
LITURGIA EUCARÍSTICA
82.- En la preparación de los dones es recomendable que algunos de los recién profesos lleven
al altar el pan, el vino y el agua para el sacrificio eucarístico.
83.- En las plegarias eucarísticas se hace conmemoración de la oblación de los profesos con las
fórmulas correspondientes, tal como se indica en sus propios lugares (cf. Misal Romano: Misa
Ritual en el día de la profesión perpetua).
84.-
El rito de la paz se hace como de costumbre.
85.- Después que el Presidente ha sumido el Cuerpo y la Sangre del Señor, los recién profesos
se acercan al altar para recibir la comunión, que se puede distribuir bajo las dos especies. Después
de ellos comulgan los participantes a la celebración.
DESPEDIDA
86.- Acabada la oración Postcomunión, los recién profesos se colocan delante del altar, y el
Presidente, vuelto hacia ellos, puede decir:
El Dios, autor de todos los dones,
os llene de gracia,
para que viváis fielmente el don de vuestra vocación
y edifiquéis su pueblo santo.
Todos:
Amén.
Presidente:
Él mismo os haga testimonio y signo
de la caridad divina
en medio del mundo.
42
Todos:
Amén.
Presidente:
El que se ha dignado llamaros en la tierra
al perfecto seguimiento de Cristo,
al final de vuestra vida os reciba bondadoso en el cielo.
Todos:
Amén.
Otra fórmula de bendición, en el n. 160.
87.-
Finalmente, bendice a todo el pueblo:
Y a todos vosotros,
que habéis participado en esta celebración,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
43
CAPÍTULO CUARTO
RITO DE LA RENOVACIÓN DE VOTOS
88.- La renovación de los votos que se hace antes de la profesión perpetua se realiza dentro de
la celebración eucarística.
89.-
Celébrese el rito de la renovación de los votos con la máxima sobriedad.
90.- Se dice la Misa correspondiente a la liturgia del día o la Misa ritual para el día de la
renovación de votos, conforme a las rúbricas (cf. Observaciones previas, nn. 9-11).
91.- Generalmente, el Superior, que recibe la renovación de los votos, presidirá la celebración
eucarística.
92.- Los que renuevan la profesión, sus padres, familiares, amigos y hermanos de
Congregación pueden recibir la comunión bajo las dos especies.
LITURGIA DE LA PALABRA
93.-
En la liturgia de la Palabra se hace todo según es costumbre, excepto lo siguiente:
a) Escójanse las lecturas de la Misa del día o de los textos que se señalan en el
Leccionario, nn.101 - 152 (cf. Observaciones previas, nn 9-10).
b) Se recita el Credo cuando está prescrito en las rúbricas.
94.- Terminado el Evangelio, se tiene la homilía. En ella se comentan las lecturas bíblicas y
también el sentido y el valor de la vida religiosa.
RENOVACIÓN DE LOS VOTOS
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Petición de la gracia divina
95.-
Acabada la homilía, el Presidente pide la ayuda a Dios, diciendo:
Oremos, queridos hermanos, a Dios,
fuente de toda perseverancia,
en favor de estos hijos suyos
que hoy van a renovar ante la Iglesia
su profesión religiosa.
Todos oran en silencio durante unos momentos. Luego el Presidente dice:
Mira, Señor a estos hijos tuyos,
que en tu providencia
has llamado al seguimiento radical de Cristo
por los consejos evangélicos,
y concédeles misericordioso,
que, perseverando siempre en tu amor,
lleguen a la meta del camino
que con alegría comenzaron.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Renovación de la profesión
96.- Concluida la oración, cada uno que va a renovar la profesión se acerca al Superior, se
arrodilla y pone su mano entre las manos de él y pronuncia con voz clara la fórmula de la
Profesión. Dos religiosos actúan como testigos.
Respondiendo a la vocación divina,
yo N.N.,
quiero procurar con el mayor empeño la gloria de Dios,
dedicarme plenamente a El
y seguir más de cerca a Cristo Señor, como los Apóstoles,
en el ministerio de la salvación de los hombres de todo el mundo.
Por eso, en presencia de la familia de Dios aquí reunida,
por tus manos Padre N.N.,
me consagro en el Espíritu Santo a Dios Padre
por su Hijo Jesucristo
y me entrego en especial servicio
al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María
en orden a conseguir el objeto
para el que esta Congregación ha sido constituida en la Iglesia.
45
Por tanto, hago voto a Dios
de castidad, pobreza y obediencia por un año (trienio...)
y me comprometo a vivir en la comunidad de vida apostólica
de esta Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María,
según sus Constituciones,
que observaré con todo el cuidado posible.
Os ruego, pues, hermanos, que os dignéis ser testigos de mi Profesión.
Orad por mí, para que en el servicio de Dios y de la Iglesia
sea fiel al espíritu del Fundador, San Antonio María Claret,
y alcance la caridad perfecta.
Si los profesandos son muchos, pueden recitar todos a la vez la fórmula de la profesión,
pero cada uno particularmente ha de pronunciar: Por tanto,.. hasta con todo el cuidado posible,
demostrando así claramente su decisión personal.
Terminada la profesión, el Presidente dice a los que han profesado:
Si guardaréis fielmente estas cosas
y las cumpliereis hasta la muerte,
recibiréis el ciento por uno
y poseeréis la vida eterna.
Conclusión del rito de la renovación de los votos
97.- El rito de renovación de votos termina con la Oración universal o de los fieles. Escójase el
formulario que se encuentra en los nn. 155 - 157.
LITURGIA EUCARÍSTICA
98.- En la preparación de los dones es recomendable que algunos de los recién profesos lleven
al altar el pan, el vino y el agua para el sacrificio eucarístico.
99.- El Presidente da la paz a cada uno de los recién profesos, según la costumbre del lugar. Si
son muchos, da la paz al primero de ellos, que la trasmite a los demás.
100.- Después que el Presidente ha sumido el Cuerpo y la Sangre del Señor, los recién profesos
se acercan al altar para recibir la comunión, que se puede distribuir bajo las dos especies. Después
de ellos comulgan los participantes en la celebración.
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47
CAPÍTULO QUINTO
TEXTOS DIVERSOS
QUE SE PUEDEN UTILIZAR EN EL RITO DE PROFESIÓN RELIGIOSA
A) Leccionario
I.- LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
101.- Gen 12,1-4a:
Sal de tu tierra y de la casa de tu padre y ven.
102.- I Sam 3,1-10:
Habla, Señor, que tu siervo escucha.
103.- I Rey 19, 4-9a 11-15a:
Aguarda al Señor en el monte.
104.- I Rey 19,16b 19-21:
Eliseo se levantó y marchó tras Elías.
105.- Is 49, 1-7:
Yo te di por luz de las gentes.
106.- Jer 1, 4-10:
Mira que he puesto en tu boca mis palabras.
II.- SALMOS RESPONSORIALES
107.- Sal 22, 1-2, 2-3, 5-6:
R/. (4a): Tu vara y tu cayado son mi consuelo.
108.- Sal 23, 1-2, 3-4ab, 5-6:
R/. (6): Este es el grupo que busca tu presencia, Señor.
109.- Sal 26, 1, 4, 5, 8b-9abc, 9d y 11:
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R/. (8b): Tu rostro buscaré, Señor.
110.- Sal 32, 2-3, 4-5, 11-12, 13-14, 18-19, 20-21:
R/. (12b): Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
111.- Sal 33, 2-3, 4-5, 6-7, 8-9;
O bien: 10-11, 12-13, 14-15, 17 y 19:
R/. (2a): Bendigo al Señor en todo momento.
O bien: R/. (9a): Gustad y ved qué bueno es el Señor.
112.- Sal 39, 2 y 4ab, 7-8a, 8a-9, 10, 12:
R/. (8a y 9a): Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
113.- Sal 62, 2, 3-4, 5-6, 8-9:
R/. (2b): Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
114.- Sal 83, 3, 4, 5-6a y 8a, 11, 12.
R/. (2): ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!
115.- Sal 99, 2, 3, 4, 5:
R/. (2c): Entrad en la presencia del Señor con vítores.
116.- Is 48, 10, 11; 54, 8:
R/. (10): Te he puesto a prueba en el horno de la tribulación.
III.- LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
117.- Hech 2, 42-47:
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común.
118.- Hech 4, 32-35:
Pensaban y sentían lo mismo.
119.- Rom 1, 1-6:
Elegido para predicar el Evangelio de Dios.
120.- Rom 6, 3-11:
Andemos en una vida nueva.
121.- Rom 12, 1-13:
Presentad vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios.
122.- 1 Cor 1, 4-9:
Habéis sido llamados a la participación de su Hijo Jesucristo Señor nuestro.
123.- 1 Cor 1, 22-31:
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Cristo crucificado para unos, fuerza de Dios para nosotros.
124.- Ef 1, 3-14:
Dios nos eligió en la persona de Cristo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante Él
por el amor.
125.- Fil 2, 1-4:
Manteneos unánimes y concordes en un mismo amor.
125.- Fil 3, 8-14:
Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
126.- Col 3, 1-4:
Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
127.- Col 3, 12-17:
Por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
128.- 1 Tes 4, 1-3a. 7, 12:
Esto quiere Dios de vosotros: vuestra santificación.
129.- 1 Pe 1, 3-9:
No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis.
130.- 1 Jn 4, 7-16:
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros.
131.- Apoc 3, 14b. 20-22:
Comeremos juntos.
132.- Apoc 22, 12-14. 16-17. 20:
¡Ven, Señor Jesús!
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IV.- ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO
133.- Sal 132, 1:
¡Ved qué dulzura, qué delicia, convivid los hermanos unidos!
134.- Mt 11, 25:
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
135.- Jn 13, 34:
Os doy un mandamiento nuevo,
que os améis unos a otros como yo os he amado, dice el Señor.
136.- Jn 15, 5:
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, dice el Señor;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto.
137.- 2 Cor 8, 9:
Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre,
para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos.
138.- Gal 6, 14:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor,
en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
139.- Fil 3, 8-9:
Todo lo estimo pérdida y basura
con tal de ganar a Cristo y existir en Él.
V.- EVANGELIOS
140.- Mt. 11, 25-30:
Has escondido estas cosas a los sabios.
141.- Mt 16, 24-27:
El que pierda su vida por mí, la encontrará.
142.- Mt 19, 3-12:
Hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos.
143.- Mt 19, 16-26:
Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes y luego vente conmigo.
144.- Mc 3, 31-35:
El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.
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145.- Mc 10, 24b-30:
Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
146.- Lc 4, 16-22:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido.
147.- Lc 9, 57-62:
El que echa mano y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios.
148.- Lc 11, 27-28:
¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!
149.- Jn 12, 24-26:
Si el grano de trigo muere da mucho frutos.
150.- Jn 15, l-8:
El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
151.- Jn 15, 9-17:
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
152.- Jn 17, 20-26:
Este es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo.
B). Otros formularios para bendecir el agua
153.Dios todopoderoso,
fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo,
bendice + esta agua,
que vamos a usar con fe
para implorar el perdón de nuestros pecados
y alcanzar la ayuda de tu gracia
contra toda enfermedad y asechanza del enemigo.
Concédenos, Señor, por tu misericordia,
que las aguas vivas siempre broten salvadoras,
para que podamos acercarnos a ti
con el corazón limpio
y evitemos todo peligro de alma y cuerpo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
En tiempo pascual:
52
Señor Dios todopoderoso.
escucha las oraciones de tu pueblo,
ahora, que recordamos
la acción maravillosa de nuestra creación
y la maravilla, aún más grande, de nuestra redención;
dígnate bendecir + esta agua.
La creaste para hacer fecunda la tierra
y para favorecer nuestros cuerpos con el frescor y la limpieza.
La hiciste también instrumento de misericordia
al librar a tu pueblo de la esclavitud
y al apagar con ella su sed en el desierto;
por los profetas la revelaste como signo de la nueva alianza
que quisiste sellar con los hombres.
Y, cuando Cristo descendió a ella en el Jordán,
renovaste nuestra naturaleza pecadora
en el baño del nuevo nacimiento.
Que esta agua, Señor,
avive en nosotros
el recuerdo de nuestro bautismo
y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos
bautizados en la Pascua.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
B). Oración universal o de los fieles "ad libitum"
154.- Para el inicio de noviciado
Monición:
Nuestra comunidad claretiana,
se alegra hoy por nuestros hermanos
que inician su noviciado;
elevemos nuestra súplica a Dios Padre,
a fin de que les conceda la gracia necesaria
de discernir su vocación y crecer en caridad.
Intenciones:
Por la Iglesia de Dios, para que sea cada día más santa
y comunique santidad en el mundo.
Roguemos al Señor.
53
Por los pastores de la Iglesia,
para que cumplan siempre su deber ministerial
según la imagen del sumo y eterno Sacerdote.
Roguemos al Señor.
Por todos los religiosos y religiosas,
para que sean fieles a sus compromisos de profesión
y sean auténticos testigos y servidores fieles del Evangelio.
Roguemos al Señor.
Por todos nuestros hermanos de Congregación
para que sean fieles al espíritu y carisma de San Antonio María Claret
y vivan en plenitud su vocación misionera en la Iglesia.
Roguemos al Señor.
Por nuestra comunidad,
para que crezca en la caridad perfecta
y en el espíritu eucarístico, mariano y misionero.
Roguemos al Señor.
Por nuestros hermanos N. N.,
que inician hoy su camino de noviciado
para que, confiando en la gracia divina,
sepan ser dóciles a la Palabra de Dios, como María,
se preparen dignamente a consagrarse a Dios
en nuestra Congregación y a servir a la Iglesia
en el anuncio de la Palabra.
Roguemos al Señor.
Por sus padres y familiares,
para que el Señor robustezca su fe
y recompense su sacrificio.
Roguemos al Señor.
Oración:
(Cf. n. 16).
155.- Moniciones:
a) En la Misa de la primera profesión
Hoy se alegra nuestra Congregación
porque estos hermanos nuestros
se han consagrado a Dios por la profesión religiosa.
Oremos a Dios, nuestro Padre,
54
para que estén siempre al servicio del Evangelio
y permanezcan fieles
a lo que hoy han prometido ante la Iglesia.
b) En la Misa de renovación de votos
Queridos hermanos,
oremos a Dios, nuestro Padre,
por la santa Iglesia
por la paz y salvación del mundo,
por nuestra Congregación
y especialmente por nuestros hermanos
que hoy han renovado su consagración a Dios
para que sean fieles a lo que han prometido
y gasten su vida en el anuncio del Evangelio.
156.- Intenciones:
I.
II.
a)
Por la Santa Iglesia de Dios,
para que, adornada por las virtudes de sus hijos,
sea cada día más santa y comunique santidad al pueblo de Dios.
Roguemos al Señor.
b)
Por el Papa y por todos los Obispos,
para que, cumpliendo fielmente
su ministerio pastoral,
alimenten con su palabra la grey universal de Cristo
y sean los primeros en el testimonio del amor.
Roguemos al Señor.
c)
Por todos los sacerdotes y agentes de pastoral,
servidores de la Iglesia,
para que, impulsados por el Espíritu,
sean siempre portadores del Evangelio
y testimonios auténticos de caridad.
Roguemos al Señor.
a)
Por la paz y la salvación del mundo,
para que todos los religiosos y religiosas
sean pregoneros y ministros de la paz de Cristo.
Roguemos al Señor.
b)
Por los gobernantes de las naciones
para que busquen siempre el bien y la paz,
y fomenten el progreso de los hombres.
Roguemos al Señor.
55
III.
IV.
c)
Por todos los cristianos,
para que, atentos a la Palabra de Dios,
caminen siempre por la senda de caridad
a la que han sido llamados por su bautismo.
Roguemos al Señor.
d)
Por los pobres y afligidos,
para que los religiosos y religiosas,
imitando al divino Maestro,
se dediquen a aliviar su situación
y a anunciarles el Evangelio.
Roguemos al Señor.
a)
Por todos los religiosos,
para que su vida
sea signo preclaro del reino futuro.
Roguemos al Señor.
b)
Por todos los que siguen los consejos evangélicos,
para que el precepto del amor fraterno brille sobre ellos,
y tengan, como los primeros discípulos de Jesús,
un solo corazón y una sola alma.
Roguemos al Señor.
c)
Por todos los consagrados a Dios en la vida religiosa,
para que cada uno, siguiendo su vocación,
aumente la santidad de la Iglesia
y se dedique a la propagación del Reino de Dios.
Roguemos al Señor.
d)
Por todos los Claretianos
para que, siguiendo el espíritu de San Antonio María Claret,
imitemos sus virtudes misioneras,
e, impulsados por el materno amor
del Inmaculado Corazón de María,
nos configuremos con Cristo
al servicio del Evangelio en la Iglesia.
Roguemos al Señor.
a)
Por estos hermanos nuestros
que hoy se han consagrado con mayor compromiso a Dios
en la profesión religiosa,
para que permanezcan fieles a lo que han prometido,
sean asiduos en la oración, alegres en la penitencia
y celosos apóstoles del Evangelio.
Roguemos al Señor.
56
b)
Por los que hoy se han consagrado a Dios
para que en ellos crezca el espíritu fraterno
y la entrega generosa a la misión confiada.
Roguemos al Señor.
c)
Por estos hermanos nuestros
que hoy se han consagrado a Cristo, el Señor,
para que, imitando a nuestro Santo Fundador,
gasten toda su vida en la predicación del Evangelio
y en la salvación de todos los hombres.
Roguemos al Señor.
d)
Por estos hermanos nuestros
que hoy han reafirmado su santo propósito,
para que imiten más fielmente a Cristo
pobre, virgen y obediente,
y hagan que la Iglesia sea más santa y misionera,
ayudando a los pobres y necesitados,
y dando testimonio de una vida auténticamente
al servicio del Evangelio.
Roguemos al Señor.
e)
Por los que hoy han profesado los consejos evangélicos,
para que su consagración religiosa
sea estímulo para nuevas vocaciones
en la Iglesia y en la Congregación.
Roguemos al Señor.
f)
Por los cristianos
llamados a ser luz y fermento del mundo,
para que iluminen la sociedad humana
con el resplandor de sus virtudes,
y la renueven con su oración.
Roguemos al Señor.
g)
Por todos nosotros, aquí reunidos,
para que, cumpliendo fielmente
las palabras del Divino Maestro: "Sed perfectos",
demos frutos dignos de santidad,
hasta llegar a la plenitud de Cristo,
en la Jerusalén celestial.
Roguemos al Señor.
157.- Conclusión de las preces.
a) En la Misa de la primera profesión.
57
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo,
y, por la intercesión del Inmaculado Corazón de María,
derrama abundantemente tu Espíritu
sobre estos hijos,
llamados al perfecto seguimiento de Cristo,
para que sean siempre fieles
a lo que en este día han prometido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
b) En la Misa de renovación de votos.
Oh Dios, autor de la santidad,
escucha con clemencia las oraciones de tus hijos,
y, por la intercesión del Corazón de María
y de tu siervo San Antonio María Claret,
derrama tu abundante bendición
sobre estos hijos tuyos,
para que, ayudados con tu gracia,
cumplan siempre lo que hoy han prometido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
58
C) Otras dos Plegarias de bendición solemne o de consagración de los profesos
158.- Las palabras que están entre paréntesis se pueden omitir.
Oh Dios,
fuente y origen de toda santidad,
que de tal modo has amado a los hombres
que los ha hecho partícipes de tu divinidad,
y no has permitido que este designio de tu amor
lo extinguiera el pecado de Adán
ni lo cambiaran los delitos del mundo.
Ya en el comienzo de los tiempos
nos diste en Abel un ejemplo de vida inocente;
suscitaste, además, en el pueblo hebreo
varones santos y mujeres ilustres en toda virtud,
entre las que sobresale la Hija de Sión,
la Santísima Virgen María,
en cuyas entrañas virginales
se encarnó, para la salvación del mundo,
tu Palabra, Jesucristo nuestro Señor.
Él es la imagen de la santidad querida por ti;
se hizo pobre para enriquecernos,
se hizo siervo para devolvernos la libertad.
Por su misterio pascual
redimió al mundo con su amor inefable
y santificó a su Iglesia,
a la que prometió los dones del Espíritu.
Tú, Señor, bajo la inspiración del Paráclito,
has atraído innumerables hijos
hacia el seguimiento de Cristo,
para que, dejadas todas las cosas
y ligados con el vínculo del amor,
se unan a ti con ánimo ferviente
y estén al servicio de todos los hermanos.
Mira, Señor, a estos hijos tuyos,
a quienes has llamado según tu providencia,
y derrama sobre ellos el Espíritu Santo,
para que puedan cumplir fielmente con tu ayuda
lo que hoy, llenos de alegría, han prometido,
mediten atentamente y sigan con constancia
los ejemplos del Divino Maestro.
(Abunde en ellos una castidad sin mancha,
una pobreza alegre,
una obediencia generosa.
Te agraden por su humildad,
te sirvan con corazón sumiso,
te amen con caridad ferviente,
sean pacientes en la tribulación,
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firmes en la fe,
gozosos en la esperanza,
activos en el amor.)
Su vida edifique la Iglesia,
promueva la salvación del mundo,
sea signo preclaro de los bienes celestes.
Señor, Padre Santo,
sé para estos hijos tuyos apoyo y guía,
y, cuando lleguen al tribunal de tu Hijo,
sé recompensa y premio,
para que se alegren de haber consumado
la ofrenda de su vida religiosa;
y así, afianzados en tu amor,
disfruten de la compañía de los santos,
con quienes te alabarán perpetuamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos:
Amén.
159.- O bien:
Dios Padre,
por ti florece tu Iglesia santificada,
a ti te corresponde la alabanza de toda criatura.
En el comienzo de los tiempos
creaste un mundo feliz,
y, al quedar derrumbado por el pecado de Adán,
tú prometiste unos cielos nuevos y una tierra nueva.
Entregaste la tierra a los hombres,
para que la hiciesen fecunda con su trabajo,
y, caminando por ella,
dirigiesen sus pasos a la ciudad celeste.
Sobre tus hijos, iniciados en los misterios sagrados
y reunidos en la Iglesia santa,
distribuyes los dones variados de los carismas,
para que unos te sirvan en la vida matrimonial,
y renunciando otros a las nupcias,
por el reino de los cielos,
comuniquen sus bienes con los hermanos,
se amen mutuamente en caridad,
y, formando un solo corazón,
manifiesten la imagen de la asamblea eterna.
Te suplicamos
que derrames desde el cielo el Espíritu Paráclito
sobre estos hijos tuyos
que han aceptado las palabras de Cristo con fe constante.
Fortalece su espíritu
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y conforma su vida a la doctrina del Evangelio.
Abunde en ellos, Señor, la caridad mutua
y brille el amor a los hombres,
para que sean signo claro
de que tú eres el único Dios verdadero
y amas a todos los hombres con un amor infinito.
Concédeles, Señor,
que, resistiendo firmemente los combates de esta vida,
reciban ya ahora el céntuplo que has prometido,
y merezcan alcanzar el premio eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
D) Otra fórmula de bendición para el final de la Misa de la Profesión religiosa
160.- Presidente:
El Dios que inspira los buenos propósitos
mantenga vuestra intención
y fortalezca vuestros corazones,
para que observéis fielmente lo que habéis prometido.
Todos:
Amén.
Presidente:
El os conceda
recorrer en el gozo de Cristo
el camino estrecho que habéis elegido,
llevando con alegría las cargas de los hermanos.
Todos:
Amén.
Presidente:
La caridad de Dios haga de vosotros una familia,
que, reunida en el nombre del Señor,
sea imagen de Cristo.
Todos:
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Amén.
Presidente:
Y a todos vosotros
que habéis participado en esta celebración,
os bendiga Dios todopoderoso.
Padre, Hijo + y Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
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