Download Vigilia de la Inmaculada - Obispado de Cádiz y Ceuta

Document related concepts

Jubileo de la Misericordia wikipedia , lookup

Misa wikipedia , lookup

Divina Misericordia wikipedia , lookup

María Faustina Kowalska wikipedia , lookup

Jubileo wikipedia , lookup

Transcript
Vigilia de la
Inmaculada
Esquema de la Celebración
Ritos Iniciales
Canto inicial.
Saludo presidencial.
Monición.
Oración colecta.
Palabra Eclesial
Monición.
Anuncio del Jubileo de la Misericordia por el Santo Padre
Francisco.
Lectura de la Bula de apertura del Año Santo de la
Misericordia.
Palabra de Dios:
Monición.
Después de cada lectura, se ofrece un cirio ante la imagen
de la Stma. Virgen María.
Texto 1º:
Salmo responsorial
Oración presidencial.
Silencio.
­3
Texto 2º:
Salmo responsorial.
Oración presidencial.
Silencio.
Texto 3º:
Salmo responsorial.
Oración presidencial.
Texto 4º:
Salmo responsorial.
Oración presidencial.
Silencio.
Texto 5º:
Salmo responsorial.
Oración presidencial.
Silencio.
Homilía.
Respuesta a la Palabra proclamada:
Monición.
Oración Universal:
Inicio Presidencial.
Preces.
El Jubileo en la Iglesia diocesana:
Lectura de un texto del Obispo diocesano invitando a los
fieles a vivir el Jubileo.
­4
Oración del Padre nuestro:
Oración del Año Santo Jubilar.
Ritos Finales:
Bendición.
Canto del Magnificat.
Despedida.
AMBIENTACIÓN:
En esta Vigilia de oración sería conveniente situar en lugar
destacado, pero cercano a los fieles, una imagen de la
Virgen Inmaculada, o un Icono de la Madre de Dios. Que
este bien iluminado, y al que se puedan acercar, durante la
proclamación de la Palabra de Dios y en otros momentos,
algunos cirios.
La Iglesia, si es posible, podríamos tenerla en una cierta
penumbra que ayude a crear un buen clima de oración.
­5
RITOS INICIALES
Canto:
Saludo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
nos colma con su alegría y con su paz
permanezca siempre con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Monición:
Congregados con motivo de la solemnidad de la
Inmaculada Concepción, y el inicio del Año Jubilar de la
Misericordia. Es nuestro deseo escuchar la Palabra de Dios,
renovando en nuestro interior el misterio de María, Virgen
Inmaculada.
Y, por intercesión de nuestra Santísima Madre, prepararnos
a vivir en intensidad este Año Jubilar de la Misericordia
que el Papa Francisco ha querido regalar a la Iglesia y al
mundo.
­6
Oración colecta:
Oremos.
Oh Dios, Padre de Jesucristo, nuestro Salvador,
que en Santa María, Virgen y Madre,
nos has dado la imagen de la Iglesia,
envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad,
para que, perseverando en la fe,
crezcamos en el amor y caminemos juntos
hasta la meta de la bienaventurada esperanza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA ECLESIAL
Monición:
Escuchemos algunos textos del Papa Francisco anunciando
el Jubileo de la Misericordia, y el sentido que él desea que
tenga este Año Santo. La voz del Santo Padre nos ayude a
entender el camino de la Misericordia que la Iglesia inicia
en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Anuncio del Jubileo por el Santo Padre:
El Papa Francisco pronuncio el día 13 de marzo, en el marco
de la celebración de la Penitencia, el siguiente anuncio:
“Queridos hermanos y hermanas, he pensado con
frecuencia de qué forma la Iglesia puede hacer más
evidente su misión de ser testigo de la misericordia. Es un
­7
camino que inicia con una conversión espiritual; y tenemos
que recorrer este camino. Por eso he decidido convocar un
Jubileo extraordinario que tenga en el centro la misericordia
de Dios. Será un Año santo de la misericordia. Lo queremos
vivir a la luz de la Palabra del Señor: «Sed misericordiosos
como el Padre» (cf. Lc 6, 36). Esto especialmente para los
confesores: ¡mucha misericordia!
Este Año santo iniciará con la próxima solemnidad de la
Inmaculada Concepción y se concluirá el 20 de noviembre
de 2016, domingo de Nuestro Señor Jesucristo Rey del
universo y rostro vivo de la misericordia del Padre.
Encomiendo la organización de este Jubileo al Consejo
pontificio para la promoción de la nueva evangelización,
para que pueda animarlo como una nueva etapa del
camino de la Iglesia en su misión de llevar a cada persona
el Evangelio de la misericordia.
Estoy convencido de que toda la Iglesia, que tiene una
gran necesidad de recibir misericordia, porque somos
pecadores, podrá encontrar en este Jubileo la alegría para
redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con
la cual todos estamos llamados a dar consuelo a cada
hombre y a cada mujer de nuestro tiempo. No olvidemos
que Dios perdona todo, y Dios perdona siempre. No nos
cansemos de pedir perdón. Encomendemos desde ahora
este Año a la Madre de la misericordia, para que dirija su
mirada sobre nosotros y vele sobre nuestro camino: nuestro
camino penitencial, nuestro camino con el corazón abierto,
durante un año, para recibir la indulgencia de Dios, para
recibir la misericordia de Dios.”
­8
Bula de convocatoria del Jubileo de la Misericordia:
(Este texto puede ser leído por uno o varios lectores. Despacio. Si
se cree conveniente, por razón pastoral se podría suprimir algún
o algunos párrafos).
Escucharemos, a continuación, algunos párrafos de la
Bula del Santo Padre convocando este Jubileo de la
Misericordia.
“FRANCISCO, OBISPO DE ROMA, SIERVO DE LOS
SIERVOS DE DIOS.
A CUANTOS LEAN ESTA CARTA,
GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ.”
“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El
misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en
esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico de misericordia
» (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés
como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y
pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de
dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la
historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo
» (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan
de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María
para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo
ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su
palabra, con sus gestos y con toda su persona[1] revela la
misericordia de Dios.”
­9
“Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio
de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de
paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es
la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad.
Misericordia: es el acto último y supremo con el cual
Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley
fundamental que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra
en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une
Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de
ser amados no obstante el límite de nuestro pecado.”
“Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso
estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia
para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del
obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo
Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio
para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el
testimonio de los creyentes.”
“Cada Iglesia particular, entonces, estará directamente
comprometida a vivir este Año Santo como un momento
extraordinario de gracia y de renovación espiritual. El
Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las
Iglesias particulares como signo visible de la comunión de
toda la Iglesia.”
“He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran
significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto,
abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de
la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia
siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para
­10
ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres
reunidos en el Concilio habían percibido intensamente,
como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de
hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo
más comprensible. Derrumbadas las murallas que por
mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela
privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el
Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la
evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para
todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y
convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad
de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.”
“Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que
san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para
indicar el camino a seguir: « En nuestro tiempo, la Esposa
de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no
empuñar las armas de la severidad … La Iglesia Católica,
al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha
de la verdad católica, quiere mostrarse madre amable de
todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad
para con los hijos separados de ella ».”
“En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela
la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se
da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y
superado el rechazo con la compasión y la misericordia.
Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la
oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre
y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas parábolas, Dios es
presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando
perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y
­11
de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la
fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que
consuela con el perdón.”
“La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de
la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido
por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada
en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede
carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a
través del camino del amor misericordioso y compasivo. La
Iglesia « vive un deseo inagotable de brindar misericordia
».[8] Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de
indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una
parte, la tentación de pretender siempre y solamente justicia
ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e
indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos
para alcanzar una meta más alta y más significativa. Por
otra parte, es triste constatar cómo la experiencia del perdón
en nuestra cultura se desvanece cada vez más. Incluso la
palabra misma en algunos momentos parece evaporarse.
Sin el testimonio del perdón, sin embargo, queda solo una
vida infecunda y estéril, como si se viviese en un desierto
desolado. Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de
encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de
retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades
y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una
fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor
para mirar el futuro con esperanza.”
“En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la
Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra
­12
y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se
canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el
confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre
y mujer y repita con confianza y sin descanso: « Acuérdate,
Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos » (Sal
25,6).”
“Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de abril, Vigilia del
Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia,
del Año del Señor 2015, tercero de mi pontificado.”
­13
PALABRA DE DIOS
Monición:
En esta noche de oración la Palabra de Dios resonara en
nuestra Iglesia y en nuestros corazones. En el silencio, Los
textos evangélicos nos volverán a descubrir quién es la
Elegida de Dios, nuestro Padre.
Volveremos a recibir el regalo de tenerla como Madre y de
nuevo las palabras de María resonarán en nuestros oídos y
corazones. “Haced lo que Él os diga”.
Escuchemos en silencio y recogimiento la Palabra que Dios
nos dirige. Y al final de cada lectura se colocará una vela a
los pies de la imagen de Nuestra Madre, Santísima Virgen
Inmaculada.
­14
Lectura 1ª:
San Lucas 1, 26 – 38 (Leccionario V. pag. 300 -301 )
Jdt 13, 18bcde. 19 (Leccionario V. pag. 278 )
Resp: Tú eres el orgullo de nuestra raza.
Oración:
Oremos.
Señor, Dios nuestro,
que nos has dado en la Virgen María
el modelo de quién escucha tu Palabra
y la pone en práctica,
abre nuestro corazón al gozo de la escucha,
y por medio de tu espíritu
haz que seamos lugar santo
en el que tu Palabra de salvación se cumpla hoy.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Silencio.
­15
Lectura 2ª
San Lucas 1, 39 – 55 (Leccionario V. Pág. 301 – 302)
Ps. 112, 1-2. 3-4. 5-6.7-8 (Leccionario V, Pág. 281-282)
Resp: Bendito sea el nombre del Señor. Ahora y siempre.
Oración
Oremos.
Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
mira a la Virgen María,
cuya existencia terrena se ha desarrollado
bajo el signo de la gratuidad y de la alabanza;
concédenos también a nosotros
el don de la plegaria incesante y del silencio,
para que toda nuestra vida cotidiana
se transfigure con la presencia del Espíritu Santo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Silencio.
­16
Lectura 3ª
San Juan 19, 25 – 27 (Leccionario V, Pág. 307)
Ps. 18, 8. 9. 10. 11. (Leccionario V. pag 369)
Resp: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Oración:
Oremos.
Padre eterno, que has puesto en María, la Virgen,
el trono real de la sabiduría, ilumina a la Iglesia
con la luz de la Palabra de la vida,
para que en el resplandor de la verdad
caminemos hasta el pleno conocimiento
de tu misterio de amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Silencio.
­17
Lectura 4ª
San Juan 2, 1 – 5
( Leccionario V, Pág. 306 )
PS. 18, 8. 9. 10. 11. ( Leccionario V. pag 369 )
Resp: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Oración
Oremos.
Padre eterno, que has puesto en María, la Virgen,
el trono real de la sabiduría, ilumina a la Iglesia
con la luz de la Palabra de la vida,
para que en el resplandor de la verdad
caminemos hasta el pleno conocimiento
de tu misterio de amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Silencio
­18
Lectura 5ª
San Mateo 12, 46 – 50 (Leccionario V, Pág. 300)
Ps. 88, 2-3. 4-5. 21-22.25.27 (Leccionario V, Pág. 335)
Resp: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Oración
Oremos.
Oh Dios, Padre bueno,
que en María, primicia de la redención,
nos has dado una Madre de inmensa ternura,
abre nuestros corazones a la alegría del Espíritu
y haz que, a imitación de la Virgen,
sepamos alabarte
por las maravillas realizadas en Cristo, tu Hijo.
El que vive y reina contigo.
Silencio
­19
Homilía
Respuesta a la palabra proclamada
Monición:
Hemos acogido, con reverencia, las palabras del Papa
Francisco que nos orientado sobre el significado de este
Año Jubilar. Y en actitud orante hemos dejado que la
Palabra de Dios nos vuelva a recordar el Misterio de la
Virgen Inmaculada. Ella nos ha recordado que debemos
“Hacer lo que Él – su Hijo – nos dice”.
Ahora, como comunidad orante, respondemos a esa
Palabra con nuestra oración.
Oración Universal:
Presidente:Uniendo nuestra oración a la de María
Inmaculada, le presentamos nuestras súplicas al Padre.
Lector: Oremos diciendo (cantando):
Oh Señor, escucha y ten piedad.
–– Por nuestra Iglesia, por el Papa Francisco,
por nuestro Obispo Rafael, por los sacerdotes y
diáconos, por el pueblo santo de Dios. Para que
todos seamos fieles a la Palabra viva de Dios.
­20
Oremos.
–– Por nuestra Iglesia diocesana de Cádiz y Ceuta.
Para que continué caminando en la senda del
Señor en este Año Jubilar de la Misericordia.
Oremos.
–– Por las comunidades de religiosos y religiosas
de nuestra Diócesis. Para que sigan siendo signo
del evangelio para todos. Oremos.
–– Por la paz y la concordia entre todos los pueblos
de la tierra. Oremos.
–– Por los jóvenes de nuestra tierra. Para que
abran el corazón a la llamada de Dios a la vida
sacerdotal y religiosa. Oremos
–– Por quienes carecen de trabajo, de un hogar
digno, por quienes están hundidos en el mundo
de la marginación, de la droga. Para que la
sociedad les ofrezca un cambio radical en sus
vidas, y cada uno de los discípulos de Cristo les
tendamos una mano amiga. Oremos.
–– Por cuantos llegan a nuestras costas buscando
una vida mejor. Por cuantos desaparecen en
aguas del estrecho. Para que nuestra tierra sea
hogar de acogida. Oremos.
­21
–– Por nuestros familiares, amigos y conocidos
difuntos. Para que sean recibidos en el reino de
la paz y el amor de Dios. Oremos.
–– Por cada uno de nosotros. Para que seamos en
todos los momentos y circunstancias discípulos
del Señor Jesús. Oremos.
Presidente:Escucha, Padre de Amor y misericordia,
escucha nuestras súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor.
­22
El jubileo en la Iglesia diocesana
Monición
Escuchemos las palabras de nuestro Pastor, el Obispo
diocesano. Él nos alienta a vivir este Años Jubilar.
Palabras del Obispo
Oración del Padre Nuestro.
Presidente.
Oración del Jubileo
Presidente:Y ahora, como pueblo de Dios, oremos a Señor
Jesús con la oración del Año Jubilar.
Oración comunitaria
Señor Jesucristo,
tú nos has enseñado a ser misericordiosos
como el Padre del cielo,
y nos has dicho que quien te ve,
lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
­23
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a
Mateo de la esclavitud del dinero;
a la adúltera y a la Magdalena del buscar la
felicidad solamente en una creatura;
hizo llorar a Pedro luego de la traición,
y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche como
propia la palabra que dijiste a la samaritana:
¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre
todo con el perdón y la misericordia:
haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro
visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran
revestidos de debilidad
para que sientan sincera compasión por los que
se encuentran en la ignorancia o en el error:
haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta
esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos
a todos con su unción
para que el Jubileo de la Misericordia
sea un año de gracia del Señor
y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva a los pobres
proclamar la libertad a los prisioneros y
­24
oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre de la Misericordia,
a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
RITOS FINALES:
Presidente:
Oremos.
Oh Dios, que por la concepción Inmaculada de
la Virgen María
preparaste a tu Hijo una digna morada,
y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado,
concédenos por su intercesión
llegar a ti limpios detonas nuestras culpas.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Presidente:
El Señor esté con vosotros.
Ilumina, Señor, a tu pueblo
para que cumpliendo tu santa voluntad
pueda practicar siempre el bien.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
­25
La bendición de Dios todopoderoso,
+ Padre, + Hijo y + Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Canto
Despedida: Glorificad al Señor con vuestra vida. Podéis ir
en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
­26
SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA
CONCEPCION DE LA VIRGEN MARIA
Monición de entrada
En nuestro caminar del Adviento celebramos hoy la fiesta
de la Inmaculada Concepción: María, limpia de pecado y
concebida sin pecado original. María, madre por la fe y la
obediencia a Dios, espera con nosotros la venida del Hijo
que nos trae la gracia y la verdad. Celebremos la salvación
unidos a ella.
Monición a la Liturgia de la Palabra
Sentémonos para escuchar la Palabra de Dios. Con san Pablo
bendeciremos a Dios porque, antes de crear el mundo, nos
destinó a ser hijos suyos en la persona de Cristo. Este Dios,
que después de la desobediencia de nuestros primeros
padres no nos ha abandonado. Al contrario, envió su
Espíritu sobre María para que su Hijo Eterno fuese “Dios
con nosotros”. Estas son las maravillas de nuestro Dios que
el salmista canta asombrado y nosotros con El.
Signo litúrgico
El color blanco o dorado que hoy usamos es signo de la
­27
victoria de Cristo Resucitado sobre el mal. Celebramos
esa victoria hoy manifestada en su Madre Santísima. Por
privilegio papal en España podemos usar el color azul en
este día por la referencia al blasón azul real y en premio a la
lucha de los teólogos y pueblo español en defensa de este
dogma mariano. El azul es color mariano por excelencia
también por expresar la pureza celestial.
Sugerencia litúrgica: Comienzo de construcción del
Belén familiar
El Papa Benedicto XVI nos dice: "En muchas familias,
siguiendo una hermosa y consolidada tradición,
inmediatamente después de la fiesta de la Inmaculada
se comienza a montar el belén. El belén nos ayuda a
contemplar el misterio del amor de Dios, que se reveló en
la pobreza y en la sencillez de la cueva de Belén".
Es laudable mantener la tradición de no colocar la imagen
del Niño Jesús hasta la Nochebuena como signo de espera .
­28