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EL NUEVO PACTO
La suprema expresión
de la salvación
DANIEL G. CARAM
Título original:
“Salvation to the Uttermost
an exposition of the New Covenant”
© 2005 Daniel G. Caram
Impreso Diciembre 2005
Todos los derechos reservados
Traducción: Equipo de traducción IBJ Guatemala
Primera edición en castellano impresa en marzo 2010
A menos que se indique lo contrario,
todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión
Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960
Sociedades Bíblicas Unidas.
Impreso en
Zion Christian Publishers
P. O. Box 70
Waverly, New York 14892
ISBN # 1-59665-500-3
Agradecimientos
Al equipo de trabajo de Instituto Bíblico Jesucristo Guatemala, por su labor en la traducción y edición de la
edición en castellano.
Al equipo editorial de ZCP: Carla Borges, Suzette Erb,
Mary Humphreys, David Kropf, Jeremy Kropf, Justin
Kropf, Sarah Kropf, Raquel Pineda, Caroline Tham y
Suzanne Ying.
Contenido
Prólogo
P.7
Introducción
P.9
Israel pierde su privilegio y lo cede a la Iglesia
P.17
El resumen del Nuevo Testamento‘
P.27
Hebreos: Un mejor pacto
P.35
El Mensajero del Pacto
P.53
Este es el Nuevo Pacto en Mi sangre
P.67
La promesa del Espíritu
P.81
Quitar el corazón de piedra
P.95
Les daré un nuevo corazón
P.111
Pondré mi ley dentro de ellos
P.123
Los Diez Mandamientos (Mandamientos I-IV)
P.133
Los Diez Mandamientos (Mandamientos V-X)
P.141
Todos me conocerán
P.151
La Santa Cena
P.165
Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo
P.173
Epílogo
P.179
Apéndice
P.181
7
Prólogo
Desde hace algún tiempo he sentido que el Espíritu de
Dios ha estado haciendo vida en mí las verdades del Nuevo
Pacto: El nuevo corazón, el nuevo espíritu y las leyes de
Dios escritas sobre las tablas vivas. Todas estas verdades
forman parte de las promesas del Nuevo Pacto y, sin
embargo, muchos no las comprenden fácilmente.
Es con esta intención que estamos presentando este
comentario: que podamos capacitar al lector para comprender
las promesas del Nuevo Testamento en forma más apropiada.
De ninguna manera es una disertación exhaustiva; sin
embargo, provee un marco en el cual el estudiante puede
comenzar a ver los propósitos de Dios en una forma más
precisa. Como decía el apóstol Pablo: “Que seáis plenamente
capaces de comprender con todos los santos cuál sea la
anchura, la longitud, la profundidad y la altura; y de conocer
el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…”
El Antiguo Pacto (dado en el monte Sinaí) tenía muchos
factores debilitantes en él, y únicamente duró un tiempo,
¡tuvo un final! Las promesas del Nuevo Pacto son eternas,
“el pacto eterno” (He. 13:20). Son eternas porque están
selladas con la sangre de la Divinidad. La promesa del
Nuevo Pacto es una redención total: una salvación
perpetua. Debido a que nuestro primer padre pecó, el
hombre perdió su lugar en Dios y perdió su herencia. Sin
embargo, a través de la obra redentora del “Segundo Adán”
(Cristo), el hombre puede, de hecho, entrar a un mejor
lugar en Dios ¡y a un paraíso mejor que el que perdió!
8
La suprema expresión de la salvación
El Nuevo Pacto no solamente provee el poder para
perfeccionar al que busca, sino también promete darle una
herencia eterna. ¡Permitámosle al Espíritu de Dios
mostrarnos la grandeza de lo que nuestro Salvador ha
forjado para nosotros a través de Su propia sangre!
“Los secretos del SEÑOR son para los que le temen, y
Él les dará a conocer su pacto”.
(Sal. 25:14 LBLA).
9
Introducción
A través de todo el Antiguo Testamento, hay muchas
alusiones acerca del legado del Nuevo Pacto. Sin
embargo, Jeremías es el único profeta que usa el término
“Nuevo Pacto”. En la época en que Jeremías escribió el
capítulo treinta y uno, una porción de Israel había sido
llevada cautiva a Babilonia. No obstante, el Señor le
estaba dando a Jeremías un mensaje de esperanza y
restauración para Israel antes de su última dimisión.
Cuando Jeremías vio la bondad y la misericordia tan
abundantes que serían restauradas a Israel en los tiempos
del fin, estaba tan anonadado, que fue como si estuviera
despertando de un hermoso sueño. Fue en este momento
que el Señor comenzó a hablarle a Jeremías acerca del
“Nuevo Pacto”.
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré
nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé
su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para
ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré
mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; y yo seré
a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos,
y no me acordaré más de su pecado” (Jer. 31:31-34)
10
La suprema expresión de la salvación
No como el pacto que rompieron
El Antiguo Pacto tenía sus demandas. Estaban los Diez
Mandamientos que fueron grabados en piedra. También
estaba el “libro” del pacto (Ex. 24:7). El libro del pacto
imponía muchas cosas: estaban las ordenanzas, tales como
las leyes sabáticas y los días festivos; las ordenanzas
levíticas para los sacerdotes; diversas prescripciones para
las ofrendas; y regulaciones para la impureza ceremonial
tales como tocar los muertos o los leprosos. También
estaban las leyes civiles: juicios entre vecinos, etc.
Todas estas regulaciones eran parte del Antiguo Pacto,
aun así podemos decir legítimamente, que todas ellas están
representadas (o resumidas) por los Diez Mandamientos.
Básicamente, la Ley grabada en piedra simbolizaba el
Antiguo Pacto (Ex. 34:28), “¡Cuya ley quebrantaron!”
Mientras Moisés ascendía el monte Sinaí para recibir las
“tablas del pacto”, el campamento (mientras tanto) estaba
erigiendo un becerro de oro (Ex. 32). Cuando volvió
Moisés y vio la corrupción del pueblo, en ira santa,
destruyó las tablas del pacto, ¡una señal siniestra de que
Israel quebrantaría este pacto!
Nuevamente Moisés ascendió al monte, y de nuevo el
Señor escribió Sus leyes sobre las tablas de piedra.
Cuando Moisés descendió la segunda vez, colocó la ley
dentro del arca: “Y escribiré en aquellas tablas las
palabras que estaban en las primeras tablas que
quebraste; y las pondrás en el arca” (Dt. 10:2). La ley
que fue puesta dentro del arca significaba la ley que debía
ser guardada, pero no por Israel. Israel no la guardaría,
El Nuevo Pacto
11
porque durante toda la era del Antiguo Pacto el arca
siempre estaría velada. En otras palabras, sería
inaccesible en el sentido más amplio.
El Arca es simbólica
del Nuevo Pacto
El Arca del Pacto (en este caso) simboliza el Nuevo
Pacto porque la ley residía allí. Al morir Cristo en la
cruz, el velo del templo se rasgó, dando a entender que
el Nuevo Pacto estaba ahora en vigor. El camino había
sido abierto, y era un pacto alcanzable. Este escenario
también nos ayuda a comprender lo que el apóstol Pablo
estaba diciendo en Segunda de Corintios, capítulo tres,
cuando habla del velo que aún está puesto sobre los
ojos de Israel. Ellos aún están bajo el Antiguo Pacto,
aunque ya no es válido. Sus ojos todavía están velados
al Nuevo Pacto, y no pueden entrar al Nuevo Pacto
(como nación) ¡sino hasta que reconozcan a Aquel que
rasgó el velo!
Si podemos apreciar el arca como un símbolo del Nuevo
Pacto, esto nos ayudará a comprender muchas verdades.
Por ejemplo, nos ayuda a entender el Tabernáculo de
David. Luego que David tomó el monte de Sion, llevó el
arca a Jerusalén y la colocó en una tienda sin velo. En
figura, David experimentó cuál era la intención de la
adoración del Nuevo Testamento (Hch. 15:15-16):
¡ministrar en la presencia del Señor! Él experimentó (en
figura) el don de la justicia que provee el Nuevo Pacto, el
cual es, ¡para aquellos que lo buscan!
12
La suprema expresión de la salvación
Israel entra al pacto en el Milenio
La visión de la restauración que Jeremías vio en el
capítulo treinta y uno, supera por mucho cualquier cosa
que Israel hubiera experimentado hasta ese momento.
Supera la restauración de Esdras y Nehemías. En realidad
la visión supera la edad de la Iglesia. No es sino hasta el
Milenio que Israel (como nación) recibirá a Cristo. No
es sino hasta el Milenio que Israel será magníficamente
restaurada (verdaderamente, muchísimo más de lo que
antes fue). No es sino hasta el Milenio que Israel entrará
al “Nuevo Pacto”. ¡Ciertamente no podemos aplicar
Jeremías 31:33-34 al Israel actual! La ley no está en su
corazón; no han sido perdonados de sus pecados; y no le
conocen a Él. Sus ojos están velados de Él.
El apóstol Pablo
reclama el Nuevo Pacto
En el libro a los Hebreos, el apóstol Pablo reclama el
Nuevo Pacto para todo aquel que cree. Obviamente,
“Hebreos” fue escrito para los judíos creyentes en
Jerusalén. Aunque Israel como nación rechazaría a Cristo,
hubo un gran número de judíos que sí creyeron. De hecho,
Pablo hizo esta declaración en 2 Corintios 3:14: “Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de
hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo
velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado”.
Porque a los judíos que recibieron a Cristo, el velo de
ceguera les fue quitado y ahora podían experimentar la
realidad del Nuevo Pacto.
El Nuevo Pacto
13
Incluso entre los creyentes judíos existía un problema.
Muchos de ellos aún seguían aferrados al Antiguo Pacto,
y algunos estaban retrocediendo. El apóstol tuvo que
enderezar algunas de sus teologías. Consideremos algunos
versículos del libro de Hebreos:
♦
Hebreos 8:7 “Porque si aquel primero
hubiera sido sin defecto, ciertamente no se
hubiera procurado lugar para el segundo”.
♦
Hebreos 8:8 “Porque reprendiéndoles dice:
He aquí vienen días, dice el Señor, en que
estableceré con la casa de Israel y la casa de
Judá un nuevo pacto”.
♦
Hebreos 8:9 “No como el pacto que hice con
sus padres el día que los tomé de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; y yo me
desentendí de ellos dice el Señor”.
♦
Hebreos 8:10 “Por lo cual, este es el pacto
que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes
en la mente de ellos, y sobre su corazón las
escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me
serán a mí por pueblo”.
♦
Hebreos 8:11 “Y ninguno enseñará a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo:
La suprema expresión de la salvación
14
Conoce al Señor; porque todos me conocerán,
desde el menor hasta el mayor de ellos.
♦
Hebreos 8:12 “Porque seré propicio a sus
injusticias, y nunca más me acordaré de sus
pecados y de sus iniquidades”.
Como veremos, el autor de Hebreos está reclamando las
promesas de Jeremías 31:31-34, para aquellos que creen.
Los judíos creyentes en Jerusalén estaban regresando a
diversos rituales del Antiguo Pacto, y esencialmente, esta
fue la razón para escribir esta epístola. (Más adelante,
estaremos considerando algunas de estas verdades). Sin
embargo, por el momento necesitamos entender
claramente que la Iglesia estaba entrando a las promesas
del pacto dado a Israel. Israel (como nación) estaba siendo
excluida de las promesas del pacto hasta la Segunda
Venida (Ro. 11:25-27).
En los siguientes versículos, el apóstol prosigue mostrando
a los creyentes hebreos que ahora el Nuevo Pacto es:
♦
Hebreos 10:15 “Y nos atestigua lo mismo el
Espíritu Santo; porque después de haber
dicho…”
♦
Hebreos 10:16 “Este es el pacto que haré
con ellos después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y
en sus mentes las escribiré”.
El Nuevo Pacto
♦
15
Hebreos 10:17 “Y nunca más me acordaré
de sus pecados y transgresiones”.
♦
Hebreos 10:18 “Pues donde hay remisión de
éstos, no hay más ofrenda por el pecado”.
♦
Hebreos 10:19 “Así que, hermanos, teniendo
libertad para entrar en el Lugar Santísimo por
la sangre de Jesucristo…”
♦
Hebreos 10:20 “Por el camino nuevo y vivo
que él nos abrió a través del velo, esto es, de
su carne”.
Evidentemente, Cristo abrió el velo por medio de Su
crucifixión. Más aún, es a través de la sangre de Cristo
que podemos comprender las hermosas promesas del
Nuevo Pacto: los pecados perdonados, el acceso al trono
de gracia y la expectativa de tener un nuevo corazón, ¡uno
que ame las leyes de Dios! ¿No da testimonio el Espíritu
Santo? Nuevamente, enfatizamos el hecho que este Nuevo
Pacto es uno que debe ser guardado. ¡Podemos
comprender sus rígidas demandas por medio de nuestro
Señor y Salvador! ¡Amén!
Todas las provisiones que están disponibles para nosotros
a través del Nuevo Pacto, nos capacitan para que seamos
la “Nación Santa” que Cristo anhela.
Puede ser que la secuencia de algunos de los próximos
capítulos no esté en el orden del capítulo 31 de Jeremías.
Jeremías comienza la promesa con “teniendo las leyes
16
La suprema expresión de la salvación
escritas en el corazón”, mientras que la versión de Ezequiel
finaliza con “teniendo las leyes escritas sobre el corazón”.
Al convertirnos, (en teoría) se nos da un nuevo corazón y
un nuevo espíritu. Sin embargo, ¡la realidad de esto puede
tomar un tiempo considerable!
A lo largo de este comentario habrá algunas repeticiones.
Esto es intencional, y es clave para retener ciertas
verdades. Escuchar algo tres veces no es redundancia,
es un hecho que debemos escuchar algo por lo menos
tres veces para retenerlo.
Es a través de la
sangre de Cristo
que podemos
comprender las
hermosas promesas
del Nuevo Pacto: los
pecados perdonados,
el acceso al trono
de gracia y la
expectativa de tener
un nuevo corazón,
¡uno que ame las
leyes de Dios!
17
Israel pierde su privilegio
y lo cede a la Iglesia
En la introducción de este libro, hicimos mención al
hecho de que Israel perdería su privilegio del Nuevo
Pacto y lo cedería a la Iglesia. Ciertamente, Israel estaba
destinado a ser destituido del pacto prometido, durante
todo el tiempo de la era de la Iglesia (cerca de 2000 años).
Para que nosotros apreciemos en plenitud su destino
predeterminado, debemos considerar algunos de los tipos
y sombras del Antiguo Testamento.
El escenario del Tabernáculo
Primero, consideremos el tabernáculo de Moisés, el cual era
una sombra de las verdades espirituales (He. 9:5). Había tres
secciones en este tabernáculo, lo cual habla de las tres
dispensaciones: El Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento
y la era Milenial. (En griego, las palabras testamento y pacto
en griego son la misma palabra). Las dimensiones de las tres
secciones del tabernáculo son las siguientes:
♦
♦
♦
El Atrio Exterior
1500 codos cuadrados.
El Lugar Santo
2000 codos cúbicos.
El Lugar Santísimo 1000 codos cúbicos.
El Atrio Exterior nos habla del Antiguo Pacto,
aproximadamente 1500 años. Comenzó cuando el pacto
fue entregado en el monte Sinaí, hasta el inicio del Nuevo
Pacto, en la cruz (He. 9:16-17).
18
La suprema expresión de la salvación
El Lugar Santo nos habla de la era de la Iglesia, la cual es
cerca de 2000 años. La era de la Iglesia comenzó con la
muerte y resurrección de Cristo, y continúa hasta la
Segunda Venida o el Milenio (Ro. 11:25-26).
El Lugar Santísimo nos habla de la era Milenial, cuya
característica principal es el reinado de mil años de Cristo
en la tierra. Comienza en la Segunda Venida y concluye
con el juicio del gran “Trono Blanco” (Ap. 20:6-15).
Reflexionando sobre el escenario del tabernáculo: Israel
encaja en el Atrio Exterior, y la Iglesia en el Lugar Santo.
Lo que divide al Lugar Santo del Lugar Santísimo es el
velo. (Recuerde que el arca estaba en el Lugar Santísimo).
Para aquellos de nosotros que estamos en la era de la
Iglesia, el velo ha sido rasgado. ¡Tenemos acceso a las
promesas de este pacto por medio de la sangre de Cristo!
Para los que están en el Atrio Exterior (Israel) hay una
brecha de dos mil años entre ellos y el pacto prometido.
La brecha “2000”
Consideremos aún otra figura; cuando Israel estaba
cruzando hacia la Tierra Prometida, debían mantener una
distancia de 2000 codos entre ellos y el arca:
“Y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca
del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes
que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y
marcharéis en pos de ella. A fin de que sepáis el camino
por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis
pasado antes de ahora por este camino. Pero entre
El Nuevo Pacto
19
vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no
os acercaréis a ella” (Jos. 3:3-4).
El Tarbernáculo de Moisés
50 cod os
El Arca del Pacto
El Altar
del Incienso
100 codos
El Candelero
La Fuente
de bronce
El Altar
del Holocausto
La Puerta
(4 columnas)
Oeste
Norte
Sur
Es te
20
La suprema expresión de la salvación
Note cómo está redactada la oración: “…para que sepáis
el camino donde habéis de ir”. Aquí hay otro pronóstico
de que Israel sería separado durante la dispensación de
2000 años de la Iglesia. Al final de la era de 2000 años
(aproximadamente) de la Iglesia, Israel es redimido, y entra
al pacto prometido dado a través de Jeremías.
Pablo expone acerca del tema
El apóstol Pablo es muy explícito acerca de la
salvación de Israel como nación. En el libro de
Romanos, capítulo 11:25-27,
leemos: “Porque no quiero,
¿Qué pacto
hermanos, que ignoréis este misterio,
promete la
para que no seáis arrogantes en
remoción de
cuanto a vosotros mismos: que ha
pecados? ¡El
acontecido a Israel endurecimiento
Nuevo Pacto!
en parte, hasta que haya entrado la
plenitud de los gentiles; y luego todo
Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el
Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este
será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”.
En realidad no puede estar más claro que los pasajes
anteriores. Israel está cegado hasta que termine la era de
la Iglesia. Cuando ésta termine (aproximadamente 2000
años), el Salvador viene como el Liberador de Israel y Él
los vuelve de su impiedad. Observe la última oración:
“Éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus
pecados”. Éste es mi pacto con ellos, cuando quite sus
pecados. ¿Qué pacto promete la remoción de pecados?
¡El Nuevo Pacto!
El Nuevo Pacto
21
Advertencia a la Iglesia
Mientras estamos en Romanos capítulo once, pienso
que sería bueno tomar nota de la advertencia que se le
da a la Iglesia gentil. Pablo acaba de explicar (desde el
principio del capítulo) por qué Israel fue destituido (y
los gentiles implantados). Él compara la operación con
un olivo cuyas ramas fueron cortadas hasta la raíz. Las
ramas naturales representan a Israel. Las ramas
injertadas representan las demás naciones: los gentiles.
Ésta es la advertencia:
“Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú
por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.
Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti
tampoco te perdonará” (Ro. 11:20-21).
Dios no predestinó a Israel para ser destituido sin causa.
Toda la historia de Israel está enlazada con advertencias
proféticas. De hecho, el mismo Moisés (1500 años antes
que Israel fuera removida como nación) profetizó que a
causa de que le provocaron a celos con sus ídolos, Él los
provocaría a ellos a celos por medio de una nación
insensata (Dt. 32:21). A propósito, nosotros (los gentiles)
somos la nación insensata a la que se refiere.
Isaías, dijo lo siguiente acerca de lo que Israel perdió:
“fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui
hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que
no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí
mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda
por camino no bueno, en pos de sus pensamientos”
22
La suprema expresión de la salvación
(Is. 65 1-2). A causa de la rebelión de Israel, ¡Dios removió
a Israel e hizo accesibles para nosotros las hermosas
provisiones del pacto que debió haber sido de ellos!
Volviendo a nuestro punto original: “Porque si Dios no
perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te
perdonará”. Israel cayó a causa del
pecado y la incredulidad. ¡Una cosa
¡Una cosa que
que el Nuevo Pacto no promete es
el Nuevo Pacto
“seguridad eterna”! Los pecadores
no promete es
persistentes bajo el Antiguo Pacto
“seguridad
¡fueron al infierno! Los pecadores
eterna”
persistentes bajo el Nuevo Pacto
¡también van al infierno! “Pero la
que produce espinos y abrojos es
reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el
ser quemada” (He. 6:8). (Estudiaremos el tema de la
seguridad eterna en otro capítulo).
La misericordia de Dios nos
introdujo al Nuevo Pacto
La Iglesia (en cierto sentido) es el verdadero Isaac.
Isaac fue el hijo nacido por un acto de fe. Sin embargo,
los escritores del Nuevo Testamento (que eran judíos)
dejan muy claro que la razón por la que hemos sido
escogidos para estar aquí es por gracia. Pablo ya aclaró
ese punto en el libro de Romanos. Se nos recuerda
que somos extranjeros, pero la misericordia de Dios
nos introdujo. Veamos otros pocos pasajes.
El Nuevo Pacto
23
Efesios 2:11-12 “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo
vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados
incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano
en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados
de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”.
1 Pedro 2:9-10 “Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo
no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que
en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero
ahora habéis alcanzado misericordia”.
Las parábolas de Cristo
Es interesante tomar nota de las parábolas de Cristo.
Muchas de Sus parábolas hacían alusión a que Israel había
perdido las promesas del reino. La siguiente lista de
ninguna manera está completa, sino que nos da un cuadro
de lo que Jesús estaba diciendo a Israel. Recuerde que
Cristo era el “Mensajero” del pacto. En Malaquías 3:1 se
profetizó acerca de Él.
El hijo pródigo
Lucas 15:28-31
El hijo pródigo despilfarra su herencia, pierde su
derecho y lo cede al otro hijo. El pródigo, el Israel
natural, es restaurado al final, pero el otro hijo, el Israel
espiritual, lo recibe todo.
24
La suprema expresión de la salvación
La parábola de los dos hijos
Mateo 21:28-31
Un hijo, Israel, dijo: “Voy” pero no fue. El otro hijo, el
Israel espiritual, dijo: “No voy”, pero se arrepintió y fue.
La parábola de la viña
Mateo 21:33-40
Los labradores de la viña, Israel, no producían fruto. La
viña les fue quitada, y le fue entregada a otros, al Israel
espiritual, quienes producirían fruto.
La higuera maldita
Marcos 11:12-23
La higuera, símbolo de Israel, es maldita: Ya no
producirá fruto.
La higuera restaurada
Mateo 24:32
Al final la higuera, Israel, es restaurada.
El odre
Marcos 2:22
El odre viejo, Israel, no puede contener el vino nuevo.
El odre nuevo, el Israel espiritual, recibe...
El Nuevo Pacto
25
La gran cena
Lucas 14: 16-24
Los convidados a la cena, Israel, rehusaron y fueron
reemplazados por otros, el Israel espiritual.
La fiesta de bodas
Mateo 22:2-13
Los convidados, Israel, no asistieron y fueron
reemplazados por otros, el Israel espiritual.
El fariseo y el publicano
Lucas 18:10-14
El fariseo es Israel. Pensó que su propia justicia era
suficiente. El publicano, que era inaceptable para Israel,
se humilla y encuentra misericordia.
El buen samaritano
Lucas 10:30-37
Los que conocen la ley, Israel, la quebrantan al ignorar al
hombre herido. El samaritano, los que están fuera del
reino, cumplió la ley cuando ministró a la víctima junto
al camino (Lv. 19:18).
Toda la Escritura, tanto el Antiguo Testamento como el
Nuevo Testamento, confirma el hecho de que Israel, a
causa de sus pecados y de su incredulidad, perdería su
lugar y lo cedería a otra nación, a la Iglesia gentil). Isaías
26
La suprema expresión de la salvación
profetiza acerca de la Iglesia gentil en el capítulo 54:1:
“Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta
canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto;
porque más son los hijos de la desamparada que los de la
casada, ha dicho Jehová”.
“Tu descendencia será mayor que la de la casada”. El
Señor estaba casado con Israel. De hecho, el Señor declaró
en Jeremías 3:14: “Convertíos, hijos rebeldes, dice
Jehová, porque yo soy vuestro esposo…”. Los gentiles
harían lo que Israel no hizo: ¡producirían el fruto deseado!
“…y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo
linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la
tierra” (Ap. 5:9-10).
27
El resumen del
Nuevo Testamento
¿Cuál es el tema?
Si alguien nos preguntara: “¿Cuál es el tema del Nuevo
Testamento?”, ¿Podríamos dar una respuesta inmediata?
¿Cuál es el tema del Nuevo Testamento? En realidad, el
tema es tan obvio que en cierta forma es difícil de ver.
Conforme envejezco, debo retirar las cosas más y más para
poder verlas. Hay una palabra para esto: “hipermetropía”.
Cuando busco mi taza de café en la mesa, me cuesta
encontrarla porque está justo delante de mí. Hay un dicho:
“No puedes ver el bosque a causa de los árboles”. En otras
palabras, estamos en el bosque buscando el bosque.
El tema del Nuevo Testamento es “El Nuevo Testamento”.
Es difícil, quizá debería formularlo de otra manera: El
tema del Nuevo Testamento es “El Nuevo Pacto”. ¡Así
suena mejor! La verdad es que las palabras testamento y
pacto son la misma palabra en griego.
♦
♦
Testamento (Strong H1242: diatheke).
Pacto (Strong H1242: diatheke).
Cuatro palabras
Encontré un bosquejo en mi archivo que pensé podía
sintetizar muy bien el Nuevo Pacto, con sólo cuatro
La suprema expresión de la salvación
28
palabras. No sé dónde se originaron, pero voy a tomarlas
prestadas, y las explicaré brevemente:
w Manifestación.
w Propagación.
w Explicación.
w Consumación.
EL NUEVO TESTAMENTO
♦
♦
♦
♦
Manifestación los cuatro evangelios.
Propagación el libro de los Hechos.
Explicación las epístolas.
Consumación el libro de Apocalipsis.
Manifestación
En 1 Timoteo 3:16, se nos dice que Dios fue manifestado
en la carne. Dios fue manifestado en la persona de Cristo.
“Y llamarás su nombre ‘Emanuel’, Dios con nosotros”
(Mt. 1:23). Los cuatro evangelios nos dan cuatro aspectos
del Dios/Hombre. Son una revelación de Dios Hijo
viniendo a la tierra por medio de una virgen. Todos ellos
revelan el ministerio del Hijo de Dios. Todos revelan la
misión de nuestro Señor Jesucristo: finalmente derramar
Su sangre y así iniciar el Nuevo Pacto. La noche de la
crucifixión, el Maestro pasó la copa, emblema de Su propia
sangre, y dijo: “Esta es mi sangre del Nuevo Pacto que
por ustedes es derramada”.
El Nuevo Pacto
29
La misión de nuestro Señor no fue únicamente convertirse
en el sacrificio “una vez y para siempre” por el pecado,
sino que Su breve ministerio, de tres años y medio, estaba
instituyendo un precedente para el estándar del Nuevo
Pacto. Él es llamado el “Mensajero” del Pacto en
Malaquías 3:1: “He aquí, yo envío mi mensajero, y él
preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a
su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el
mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he
aquí, viene –dice el SEÑOR de los ejércitos” (LBLA).
En este pequeño versículo, vemos a Juan el Bautista y a
Cristo. Juan no era el “mensajero del pacto”. Él era el
mensajero que preparaba el camino para el Cristo, quien
era el Mensajero del Pacto. ¡Cristo fue el Mensajero que
llegó al templo con el látigo en la mano! ¡Los versículos
subsecuentes en Malaquías declaran que ninguno podía
estar de pie delante de Él! “¿Quién podrá estar en pie
cuando él se manifieste?”
Una verdad que continuamente repercute en toda la
Escritura es que ¡el mensajero es el mensaje! Cada profeta
debía experimentar su mensaje, convertirse en el mensaje.
Dios pasa años forjando al hombre que Él utiliza para
ejemplificar el mensaje. El punto es que Cristo no sólo
predicó un nuevo mensaje a Israel; Él fue la
personificación del mensaje del Nuevo Pacto. Él fue el
Nuevo Pacto manifestado. Fue el prototipo, la muestra
del fruto de lo que el Nuevo Pacto produciría.
Consideraremos el “Mensajero” en otro capítulo, cuando
reflexionemos acerca del mensaje que Jesús enseñó.
30
La suprema expresión de la salvación
Propagación
Ahora que Cristo ha iniciado el Nuevo Pacto a través
de Su muerte y resurrección, ¡el mandamiento es “Id”!
(Mt. 28:19). Sí, id a toda nación enseñándoles, ¡esto
significa propagar el Evangelio! Es aquí donde ahora se
activa el libro de los Hechos. Parte de la promesa del
Nuevo Pacto se encuentra en el libro de Ezequiel, capítulo
36:27: “Y pondré de vosotros mi Espíritu, y haré que
andéis…” El mandamiento de Jesús luego de Su
resurrección fue esperar la promesa del Espíritu. Todo esto
es una parte del Nuevo Pacto.
El libro de los Hechos comienza con el derramamiento del
Espíritu de Dios. El derramamiento del Espíritu no sólo les
dio poder a los discípulos para promulgar el Evangelio,
sino que capacitó a la Iglesia para vivir su mensaje a pesar
de muchas persecuciones. El libro de los Hechos abarca
los primeros treinta años de esfuerzos misioneros. La
propagación del Evangelio comenzó inicialmente en
Jerusalén, luego en Judea, después en Samaria y
posteriormente en los confines del mundo conocido.
Consideraremos el bautismo en el Espíritu Santo en un próximo
capítulo.
Explicación
Después del establecimiento de la Iglesia Primitiva, vino
la necesidad del maestro, el teólogo. Las epístolas fueron
escritas, no solamente para estabilizar las Iglesias, sino
también para “explicar” los misterios, para explicar las
El Nuevo Pacto
31
inescrutables riquezas de Cristo. El evangelismo es
maravilloso; redime lo perecedero; asiste a los
moribundos. No obstante, una Iglesia no puede crecer
espiritualmente sobre el mensaje evangelístico. Necesita
ser instruida acerca de las profundas verdades de la Palabra
para madurar y convertirse en verdaderos hijos e hijas.
Hemos escuchado historias de grandes cruzadas
evangelísticas donde cientos de miles de personas
asistieron y respondieron (por ejemplo en India). Sin
embargo, luego que finalizaron las cruzadas, las multitudes
se disiparon en un pequeño remanente porque no hubo
quien los estableciera en la Palabra.
Aquí existe un área que necesita aclaración. El Nuevo
Pacto tiene muchos aspectos de verdad; no obstante,
muchos del pueblo de Dios, solamente conocen algunos.
Obviamente, todo el que pertenece al reino ha abrazado
los fundamentos de la salvación; sin embargo, el Nuevo
Pacto promete una salvación completa. Esto significa que
Dios desea redimir cada área de nuestra vida. Hay muchos
dentro del reino, que todavía necesitan liberación. Muchos
de los que han sido salvos nunca han experimentado el
bautismo en el Espíritu Santo. Evan Roberts, el gran
evangelista de Gales en 1904, dijo: “No necesitas ser
bautizado en el Espíritu Santo para ser salvo, pero si no te
bautizas, ¡pierdes muchísimo en el camino!”
La verdad nos hace libres, y al apropiarnos de más verdad,
mayor será nuestro lugar en el reino eterno. Me gusta como
expresa este pensamiento el salmista en el Salmo 132:12:
“Si tus hijos guardaron mi pacto, y mi testimonio que yo
les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono
32
La suprema expresión de la salvación
para siempre”. Si nos apropiamos completamente de las
enseñanzas del Nuevo Pacto, estas nos establecerán sobre
un trono. Estas verdades tienen una obra externa. Advierta
también, la última parte del versículo; si guardamos el
pacto, esto afectará a nuestros hijos (naturales o
espirituales) después de nosotros. El testimonio de
aquellos que reinen en el Milenio es: “Nos ha hecho reyes
y sacerdotes…” Esto no sucede en la próxima vida,
¡sucede en esta vida!
Las epístolas nos dan las verdades profundas del Nuevo
Pacto; sin embargo, estas verdades deben ser enseñadas
por alguien que las entienda. ¿No fue esta una de las
principales preocupaciones de Cristo cuando estuvo
sobre la tierra? ¿Levantar discípulos que ejemplificaran
el mensaje del Nuevo Pacto? (Mt. 5:19) Hoy, el mundo
de la Iglesia carece de maestros que puedan explicar las
leyes de Dios, porque no son una realidad en sus propias
vidas. La Iglesia de los Corintios tenía sus “10,000
maestros”, pero ninguno de ellos podía desafiar a la
Iglesia con su propio ejemplo. ¡De hecho, estos
“maestros” deben haber soportado
una gran cantidad de necedades!
Si guardamos
el pacto, esto
Aunque todas las epístolas revelan
afectará a
ciertos aspectos del pacto,
nuestros hijos
únicamente el libro de Hebreos se
(naturales o
enfoca en el pacto mismo. Este libro
fue escrito esencialmente para los
espirituales)
judíos cristianos en Jerusalén. Todo
después de
el libro compara el pacto anterior
nosotros
dado por Moisés con el Nuevo Pacto
El Nuevo Pacto
33
dado por Cristo. El autor de Hebreos exalta la grandeza
del Nuevo Pacto, y por eso, estamos dedicando el siguiente
capítulo al tema de Hebreos.
Consumación
En la parte final de nuestro resumen, vemos el libro de
Apocalipsis. En este libro, advertimos la consumación, o
el cumplimiento de las promesas de aquellos que han
asimilado totalmente el mensaje del Nuevo Pacto. Ellos
han seguido al Cordero. Ellos han vencido. Algunos han
entregado su vida por las verdades del pacto. Ahora están
reinando como reyes y sacerdotes. ¡Han heredado todas
las cosas! Más aún, como el Señor dijo a Jeremías: “Yo
seré su Dios; y ellos serán mi pueblo” (Jer. 31:33).
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con
ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con
ellos como su Dios” (Ap. 21:3).
35
Hebreos: Un mejor pacto
El trasfondo
El tema de Hebreos incuestionablemente es el Nuevo
Pacto. La palabra “pacto” (H1242: diatheke) es utilizada
cerca de veinte veces en toda esta epístola. Casi el doble
de lo que es utilizada en todo el Nuevo Testamento. Sin
embargo, para poder apreciar en su totalidad el mensaje
que está siendo transmitido aquí, debemos entender algo
acerca del trasfondo de esta Iglesia.
Generalmente se ha pensado que Pablo es el autor de esta
epístola por diversas razones: Primero, nadie comprendía
las leyes y pactos como Pablo. Además, ningún otro
teólogo podía dar la talla del contenido espiritual de esta
epístola. Segundo, el autor hace mención de sus “cadenas”
(He. 10:34) como únicamente el apóstol podía,
definitivamente un sabor paulino.
Pablo se está dirigiendo a la comunidad judeo-cristiana
en Jerusalén. Muchos de estos queridos santos habían
pagado un gran precio por las verdades del Evangelio. De
hecho, Pablo hace mención de sus sufrimientos en el
capítulo 10:32-33: “Pero traed a la memoria los días
pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados,
sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una
parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis
hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser
compañeros de los que estaban en una situación
semejante”. Los cristianos judíos habían pagado un gran
36
La suprema expresión de la salvación
precio: Ellos habían sido excluidos y ridiculizados; les
habían negado trabajos y negocios; les habían confiscado
sus mercancías, etc.
Sin embargo, parece que los años de problemas les
habían hecho un poco elásticos, o quizá algo pasivos en
su llamado a la santidad. Quizá sólo estaban un poco
fatigados por la batalla. Como quiera que lo veamos, se
habían enfriado. Ya no estaba el celo de antes. ¡Estaban
apagándose espiritualmente! Pablo enfatiza ese punto
¡por lo menos media docena de veces! En realidad,
estaban perdiendo su dominio sobre las doctrinas
elementales (He. 5:12). Muchos aún estaban volviendo a
algunos de los rituales del Antiguo Pacto.
Fue en ese momento, que el teólogo escribe a Jerusalén;
y todo su tema estriba en la superioridad del Nuevo Pacto.
A través de toda la epístola, Pablo contrasta los dos pactos:
cuán inferior era el anterior, y cuán superior es el nuevo.
Él está provocando a la Iglesia a que prosiga hacia la
perfección: “vamos adelante a la perfección” (He. 6:1).
Tomemos ventaja de las provisiones de este pacto. Éste
ofrece total redención: “Por lo cual puede también salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos” (He. 7:25).
Las provisiones del Antiguo Pacto nunca pudieron
perfeccionar al adorador. Esto está declarado en Hebreos 10:1:
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros,
no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los
mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada
año, hacer perfectos a los que se acercan”.
El Nuevo Pacto
37
Mejores cosas
En el resto de esta sección, vamos a contrastar los dos
pactos. Pablo utiliza la palabra “mejor” trece veces en el
libro de Hebreos, generalmente para expresar la ventaja
del Nuevo Pacto. La siguiente es una lista de diez de las
“mejores” ventajas del Nuevo Pacto:
Hebreos 6:9
Mejores cosas
El Nuevo Pacto tiene mejores cosas
que acompañan la salvación.
Hebreos 7:19
Una mejor esperanza
El Nuevo Pacto ofrece una esperanza mejor.
Hebreos 7:22
Un mejor testamento
Jesús fue la garantía de un mejor testamento.
Hebreos 8:6
Un mejor pacto
Jesús es el mediador de un mejor pacto.
Hebreos 8:6
Mejores promesas
El pacto completo fue iniciado con mejores promesas.
38
La suprema expresión de la salvación
Hebreos 9:23
Un mejor sacrificio
El sacrificio de Cristo es perfecto.
Hebreos 10:34
Mejor y más duradera posesión
Todo lo mejor “que se espera” perdura y
continúa por la eternidad.
Hebreos 11:16
Una mejor ciudad
A los fieles les está esperando una mejor ciudad
que la Tierra Prometida.
Hebreos 11:40
Algo mejor
Esto se refiere a hacer obras mejores.
Hebreos 12:24
Mejor que la de Abel
Esto se refiere a la sangre rociada. La sangre de Cristo
clama más por misericordia, que la sangre justa
de Abel ¡que clama venganza!
Aunque algunas de estas promesas de un mejor pacto
pueden no significar mucho para los que no son de
ascendencia judía, aún así, ¡el Nuevo Pacto es una promesa
general de una mejor vida para toda la humanidad! Nuestro
Salvador saca al hombre del fango, lo lava, lo viste, lo
El Nuevo Pacto
39
dota con toda cosa buena y le da la oportunidad de heredar
un trono en la gloria. Como dijo el salmista:
“Él levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del
muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los
príncipes de su pueblo” (Sal. 113:7-8).
Un contraste entre los pactos
Para desarrollar completamente todos los contrastes
encontrados en el libro de Hebreos, sería necesario
escribir otro volumen. En realidad nuestra intención es
dar al lector una visión general y concisa del mensaje
que se transmite, y al mismo tiempo dar al lector una
mejor apreciación de todos los beneficios que obtenemos
en Cristo (nuestro Mediador).
La siguiente es una lista de diez comparaciones entre el
Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto. Habrá un breve
comentario en cada una de ellas, y varias serán expuestas
más detalladamente en capítulos posteriores:
♦
♦
♦
♦
w
w
Los dos mediadores: Moisés y Cristo.
Los dos montes: Monte Sinaí y Monte Sion.
Los dos sacerdocios: Aarón y Melquisedec.
El sacerdocio terrenal contra el sacerdocio
celestial.
El sacrificio de toros contra el sacrificio “una vez
y para siempre”.
La sangre del Antiguo Pacto contra la sangre del
Nuevo Pacto.
40
La suprema expresión de la salvación
w El pacto “que duraría sólo una era” contra el
pacto eterno.
w Los actos de fe mayores prometidos para el
Nuevo Pacto.
w El velo cerrado contra el velo rasgado.
w La Ley sobre piedra contra la Ley sobre el corazón.
Los dos mediadores
Moisés y Cristo son las figuras centrales de estos dos
pactos. Moisés fue el mediador de la entrega de la Ley,
o del Antiguo Pacto. Cristo fue el Mediador del Nuevo
Pacto (He. 8:6; 12:24). Un mediador es el que está en
medio, o el enlace entre dos partes. En este caso, la
mediación es entre Dios y el hombre (ver 1 Ti. 2:5). La
mayor diferencia entre estos dos mediadores es que uno
era mortal, y el otro es inmortal. La intención de Pablo,
por el Espíritu, fue mostrar a los hebreos cuánto mayor
era Cristo que Moisés.
Ciertamente, Pablo afirma la grandeza de Moisés. No hubo
otro profeta como Moisés. Moisés fue fiel en su comisión;
sin embargo, Aquel que creó a Moisés, Cristo, era mucho
mayor (He. 3:3). El teólogo prueba que Cristo es mayor que
los ángeles (He. 1:5-8). También prueba que Cristo es mayor
que Abraham, el padre de Israel. La figura de Melquisedec
es utilizada para comprobar que Cristo fue mayor que
Abraham, porque Abraham pagó el diezmo a Melquisedec.
Melquisedec fue un tipo de Cristo (He. 5:6; 7:1-4).
La gloria de Moisés fue asombrosa en el momento que la
Ley le fue dada, ¡pero la gloria del Cristo resucitado fue
El Nuevo Pacto
41
muchísimo mayor! La diferencia entre los dos mediadores
fue que Moisés era mortal, tuvo un final. El Antiguo Pacto
también tuvo un final; pero Cristo no tiene final, ¡y Su
pacto es eterno!
Los dos montes
En el capítulo doce de Hebreos, el apóstol contrasta los
montes Sinaí y Sion (12:18-24). El monte Sinaí simboliza
el Antiguo Pacto y el monte Sion simboliza el Nuevo Pacto.
Pablo exhorta a los hebreos a apartarse de la antigua religión
del Sinaí: “Porque no os habéis acercado al monte que se
podía palpar…sino que os habéis acercado al monte de
Sion”. Los está llamando para que se alejen del monte físico
de la religión inalcanzable, y atrayéndolos al monte
espiritual, cuyo mediador puede capacitarlos para lograrlo.
“A Jesús el Mediador del nuevo pacto…” (He. 12:24).
El monte Sion sobre la tierra era simbólico del supremo
llamamiento en Cristo. Era simbólico del Nuevo Pacto
porque el Arca, que contenía la Ley, estaba sobre el monte
Sion en una tienda descubierta. El monte Sion habla de
perfección, los perfeccionados por Su gracia. Cuando David
colocó el Arca sobre el monte Sion, dio cierto número de
especificaciones acerca de quiénes subirían al monte santo.
En otras palabras, no era sólo para cualquier israelita que
sintiera el deseo de subir. Era para el puro de corazón, ¡que
guardaba los mandamientos! (ver Salmos 15 y 24).
Estos dos montes son excelentes analogías de los dos
pactos. El monte Sinaí simboliza el Arca velada. Simboliza
la religión inalcanzable. Moisés temblaba mientras
42
La suprema expresión de la salvación
mediaba este pacto. De hecho, 3000 personas murieron
cuando el pacto fue entregado. El Antiguo Pacto
representaba la Ley, sin la gracia. Podía mostrar el pecado;
podía condenar; ¡pero no podía dar la victoria sobre la
naturaleza del pecado!
El monte Sion representa la religión accesible, el velo
rasgado y el acceso para tener las leyes del Nuevo Pacto
escritas en el corazón. Si amamos al Salvador, Sus leyes
no son gravosas, sino nuestro deleite. David dijo: “El hacer
tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en
medio de mi corazón” (Sal. 40:8).
Aarón y Melquisedec
En los capítulos del 5 al 7 de Hebreos, Pablo compara el
sacerdocio de Aarón con el sacerdocio de Melquisedec.
Aarón representa el Antiguo Pacto; Melquisedec
representa el Nuevo Pacto. Melquisedec era el rey y
sacerdote de Jerusalén durante la época de Abraham; fue
un tipo del Señor Jesucristo: “Pues se da testimonio de
él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec” (He. 7:17). En realidad, este versículo es
citado ocho veces en la Escritura (no literalmente).
Hay un buen número de grandes diferencias entre estas
dos órdenes, pero la principal es el hecho que Melquisedec
era un sacerdote y un rey. Cristo representa el sacerdocio
de los creyentes del Nuevo Pacto. Somos llamados a un
“real” sacerdocio. El apóstol Pedro dijo esto: “Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
El Nuevo Pacto
43
santa, pueblo adquirido por Dios…” (1 P. 2:9). El Nuevo
Pacto está designado no solamente para cumplir la función
sacerdotal de la adoración, sino para gobernar y reinar. Al
sacerdocio de Aarón del Antiguo Testamento, no le fue
dada autoridad para gobernar.
Más aún, el apóstol acentúa el hecho que Melquisedec no
tenía registro de principio o fin. (La genealogía era una
parte intrínseca del dogma hebreo). Pablo utiliza este
detalle para espiritualizar el aspecto eterno de Cristo: “Tú
eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec”. El sacerdocio de Aarón finalizaba con la
muerte, pero el sacerdocio del Nuevo Testamento continúa
perpetuamente. ¡Nuestro Sumo Sacerdote vive
eternamente para interceder por nosotros!
El sacerdocio terrenal
contra el sacerdocio celestial
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó
los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra
profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero
sin pecado” (He. 4:14-15).
Durante varios capítulos de Hebreos, Pablo contrasta el
sacerdocio del Antiguo Pacto con el sacerdocio de Cristo
del Nuevo Pacto. El sacerdocio del Antiguo Testamento
era muy falible. Era propenso a errores y a fracasos
humanos. Los israelitas debían acercarse a Dios mediante
44
La suprema expresión de la salvación
hombres que estaban sujetos a las mismas debilidades de
ellos. En Hebreos 5:3, leemos: “Y por causa de ella debe
ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también
por el pueblo”. Los sacerdotes del Antiguo Testamento
tenían sus propios problemas.
En la vida, cuando en realidad necesitamos ayuda o una
respuesta, tratamos de encontrarla en alguien que sabe
más que nosotros. ¡No buscamos la ayuda de otros
fracasos crónicos! El sacerdocio de Cristo era infalible:
“Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos
sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus
propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto
lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”
(He. 7:27). Él fue tentado como nosotros, pero sin caer.
Él comprende la tentación; siempre está allí para nosotros;
nunca duerme; vive para siempre intercediendo por
nosotros; y tiene todo el poder para ayudar a aquellos que
claman a Él. La diferencia entre los dos sacerdocios es la
diferencia entre lo terrenal y lo celestial.
El sacrificio de toros contra el
sacrificio “una vez y para siempre”
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros,
no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos
sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de
ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no
tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios
cada año se hace memoria de los pecados” (He. 10:1-3).
El Nuevo Pacto
45
Siendo un carnicero por tradición, puedo tener un mejor
concepto visual de lo que estos versículos están diciendo.
Cuando uno piensa en los quince siglos de sacrificios de
animales prescritos bajo el Antiguo Pacto, haría bien en
visitar los corrales de ganado de Chicago. Virtualmente
millones de cabezas de ganado y ovejas eran sacrificadas
para la expiación de los pecados, y Dios lo aceptó por el
momento. Sin embargo, no había poder en esos sacrificios
para perfeccionar al que los ofrecía: “hacer perfectos a
los que se acercan”. Esa frase por sí misma, ¡es en realidad
una deducción que el Sacrificio del Nuevo Pacto puede
perfeccionarnos! Los sacrificios del Antiguo Pacto no
podían tratar con la naturaleza de pecado. Eran ofrecidos
repetidamente por los mismos pecados porque no tenían
el poder para limpiar el pecado.
Una vez, alguien me dio algunas estadísticas del
confesionario católico. Más o menos el 95% de la
confesión es una repetición de la última confesión. ¿Por
qué? Porque su confesión es mediada a través de un
hombre que no está en contacto con el cielo; y su remedio
prescrito, o penitencia, no tiene poder para expiar el
pecado. En otras palabras, el pecado continúa existiendo,
y el pecado aún tiene dominio sobre su vida. El sacrificio
de Cristo del Nuevo Pacto es completo, y es “una vez y
para siempre”. No es necesario volver por segunda vez
para pedir perdón por los pecados que ya han sido
perdonados. ¡Hay también gracia para no repetir la ofensa!
“En esa voluntad somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre” (He. 10:10).
46
La suprema expresión de la salvación
La sangre del Antiguo Pacto
contra la sangre del Nuevo Pacto
“Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos
no puede quitar los pecados” (He. 10:4).
La sangre que fue derramada durante la dispensación
del Antiguo Pacto era tan deficiente como el sacrificio
mismo. ¡No podía limpiar el pecado! Sí, podía expiar
los pecados (en otras palabras podía cubrir el pecado),
pero jamás pudo limpiar y quitar el pecado. La sangre
que fluyó del Cordero del Calvario era distinta; ¡fluía
del inmaculado Hijo de Dios! La sangre de Cristo no
sólo borra el pecado, sino que purifica la misma
conciencia (He. 9:14). Hay mucho que decir acerca de
la sangre del Nuevo Pacto, y por esa razón hemos
dedicado un capítulo a este tema.
El pacto que “duraría sólo
una era” contra el pacto eterno
Como recordará del libro de Jeremías, el profeta
anuncia la venida de un Nuevo Pacto, no como el
anterior (Jer. 31:31-32). El anterior tenía muchos factores
debilitantes. De hecho, esto es lo que el apóstol dijo al
respecto: “Porque si aquel primero hubiera sido sin
defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para
el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen
días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel
y la casa de Judá un nuevo pacto” (He. 8:7-8).
El Nuevo Pacto
47
La diferencia entre estos dos pactos era que el Antiguo
Pacto tendría un final. “Duraría sólo una era”, o
“permanecería durante una era o dispensación”.
Jeremías también profetizó en un capítulo posterior que
el Nuevo Pacto sería eterno: “Y haré con ellos pacto
eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y
pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se
aparten de mí” (Jer. 32-40).
Observe también cómo Pablo concluye el libro de
Hebreos: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a
nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas,
por la sangre del pacto eterno” (He. 13:20). El Nuevo
Pacto es llamado el “pacto eterno…” Al final de la era de
la Iglesia, Israel/Judá entra en este pacto, para siempre.
El Nuevo Pacto significa la obra finalizada, una salvación
al máximo, un corazón transformado y un corazón ¡que
ama los caminos de Dios!
Los actos de fe mayores
prometidos para el Nuevo Pacto
Continúe teniendo en mente que el escritor de Hebreos
está tratando de despertar una Iglesia que había caído
en una especie de estupor. En el capítulo once, Pablo
desafía a la Iglesia con una larga historia de proezas
sobrenaturales. Ciertamente, algunos de los actos de
fe que fueron realizados en el Antiguo Testamento no
han sido igualados. No obstante, debe señalarse, que
muchos de esos milagros únicamente fueron figura de
las cosas por venir, y algunos de estos milagros fueron
48
La suprema expresión de la salvación
ejecutados sólo en parte. En otras palabras, se requerirá
de un futuro acto de fe para completar el milagro.
Consideremos algunos versículos:
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio
mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo
Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen
ellos perfeccionados aparte de nosotros” (He. 11:39-40).
Muchos de los actos de fe del Antiguo Testamento fueron
efectuados como “muestras”, porque se necesitarán los
actos de la Iglesia para completarlos. Como Jesús mismo
declaró: “Obras mayores que estas harán ustedes…” Sin
nosotros, ellos no serán perfeccionados o completados.
¿Podemos ver nuevamente lo que Pablo está diciendo a
la Iglesia? Algunos estaban durmiendo en sus laureles de
la pasada religión. Pablo dice: Sí, esos actos de fe fueron
grandes, ¡pero el Nuevo Pacto tiene la promesa de incluso
cosas mayores!
El velo cerrado
contra el velo rasgado
El propósito de erigir el tabernáculo (en el Sinaí) era doble:
primero, que Dios pudiera habitar en medio de Su pueblo,
y segundo, que Dios pudiera enseñar a Su pueblo cómo
podían conocerle. Todo el Antiguo Pacto estaba más bien
envuelto con funciones religiosas que Israel nunca
entendió totalmente: no comprendieron las implicaciones
espirituales. El concepto completo de Dios estaba velado
a ellos. La presencia de Dios, simbolizada por el Arca,
El Nuevo Pacto
estaba tras bambalinas. La gloria
estaba velada; el maná (simbólico
de las verdades profundas) estaba
velado a ellos. La Ley estaba
velada: inalcanzable en lo que
respecta a la comprensión espiritual
profunda (He. 9:1-5).
49
¡A través de
Cristo el velo es
removido!
La Escritura dice también que sus corazones estaban
velados, sus mentes estaban veladas, y sus ojos estaban
velados. Por favor, no malinterprete lo que digo. Hubo un
sinnúmero de hombres y mujeres justos en el Antiguo
Testamento. Ellos caminaron fielmente a través de las
corrientes religiosas del Antiguo Pacto; sin embargo,
nunca las entendieron completamente.
Lo que finalizó el Antiguo Pacto y comenzó el Nuevo fue
el velo rasgado. Al momento que Cristo murió en la cruz,
el velo en el templo fue rasgado (Mt. 27:50-51).
Consideremos los siguientes versículos:
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el
camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo,
esto es, de su carne…” (He. 10:19-20). Cristo abrió el
camino al cielo por medio de Su crucifixión. ¡Él es el
único camino por el que podemos llegar a Dios! “Y ellos
me conocerán”. ¡A través de Cristo el velo es removido!
50
La suprema expresión de la salvación
La Ley sobre piedra
contra la Ley sobre el corazón
“Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de
Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré
mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las
escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí
por pueblo (He. 8:10).
En el pasaje anterior, Pablo les recuerda a los hebreos el
pacto que había sido prometido en Jeremías 31:31-33.
Dios le prometió a Israel un pacto que pudiera guardar,
una ley que pudiera ser escrita sobre el corazón. No como
la anterior, la cual ellos quebrantaron (He. 8:9). Esto es
lo que hace que el Nuevo Pacto sea tan glorioso: la
esperanza de alcanzarlo, ¡la esperanza de llegar a la
perfección que está disponible en Cristo!
El Antiguo Pacto sólo se podía alcanzar exteriormente. No
obstante, como veremos en el capítulo siguiente, el Nuevo
Pacto nos confronta con el hombre interior. Podemos no haber
matado físicamente a alguien; sin embargo, sí podemos matar
en nuestro corazón. Esto es parte de lo que el Nuevo Pacto
conlleva, ¡la Ley de Cristo escrita en el corazón!
Prosigamos hacia la perfección
(He. 6:1)
Al concluir este capítulo, espero que el mensaje que está
siendo transmitido sea para nuestro beneficio. La Iglesia
El Nuevo Pacto
51
en Jerusalén estaba divagando. La Iglesia se estaba
acomodando y descuidando la batalla. Algunos incluso
estaban regresando a una religión que ya estaba muerta, a
sacrificios que no podían limpiar el pecado, a leyes que
no podían ser alcanzadas y a ceremonias que únicamente
podían producir una experiencia sin vida (similar al
movimiento carismático de hace unas cuantas décadas).
Muchos de los que habían experimentado la nueva vida
en el Espíritu, por cuanto nunca se separaron de la antigua
religión, eventualmente volvieron a la esclavitud.
El apóstol trata de darles una sacudida para que regresen
a la realidad. Tenemos un Sumo Sacerdote quien vive para
siempre y que intercede eternamente por nosotros.
¡Tenemos disponible la gracia para triunfar sobre todo
enemigo! “Prosigamos hacia la perfección”. ¡Amén!
Esto es lo que hace
que el Nuevo Pacto
sea tan glorioso: la
esperanza de
alcanzarlo, ¡la
esperanza de llegar a
la perfección que está
disponible en Cristo!
53
El Mensajero del Pacto
Cristo el Mensajero
Como observamos previamente, Cristo fue el Mensajero del
pacto profetizado en Malaquías 3:1: “He aquí, yo envío mi
mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá
de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y
el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he
aquí, viene –dice el SEÑOR de los ejércitos” (LBLA). Este
“Mensajero” hizo Su repentino gran debut en el templo
durante la Pascua, registrado en Juan capítulo dos.
Volverse el mensaje
Charles Spurgeon dijo una vez: “Dios hace encajar al
hombre para el lugar”. En otras palabras, Dios prepara al
hombre para el lugar o para las personas a quienes está
siendo enviado. Hay un momento para la voz y una voz
preparada para el momento. Un verdadero “enviado” tiene
un mensaje que ha sido entretejido en su propia vida. La
Escritura dice de Juan el Bautista: “Y el niño crecía, y se
fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta
el día de su manifestación a Israel” (Lc. 1:80). Juan estuvo
oculto, Juan fue tratado por Dios, y el carácter de Juan
estaba siendo enderezado antes de que él pudiera
proclamar su mensaje. Antes que un hombre pueda
proclamar (con pasión): “¡Enderezad los caminos
torcidos!” ¡Él mismo debe ser enderezado! Juan
permaneció oculto hasta el día que fue mostrado a Israel.
54
La suprema expresión de la salvación
Es reconfortante saber que Dios obra en nosotros en
privado. Las personas no ven toda la humillación que
implica producir “el mensaje”. Sin embargo, cuando la
obra está hecha, es cuando se presenta a Israel. Una vez,
alguien utilizó la ilustración de una silla artesanal. Las
personas no ven el procedimiento entero: los cortes, el
cincelado y la pulida que se le hacen a la silla. Ellos
únicamente ven la linda silla colocada en la vitrina.
Juan el Bautista fue el hombre que Dios usó en el
avivamiento preliminar. Debía haber un avivamiento para
preparar a la gente para un mayor avivamiento que venía
(Jn. 5:35-36). Mientras tanto, el gran Mensajero estaba
siendo preparado con otro mensaje. Por supuesto, ese
Mensajero era Cristo, y Su mensaje era muy diferente al
de Juan; sin embargo, el proceso para desarrollar al
mensajero era el mismo (Lc. 2:40). Para que alguien crezca
y se fortalezca debe soportar una tremenda presión.
Isaías habla en forma profética de los años escondidos
de Cristo: “Y puso mi boca como espada aguda, me
cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta
bruñida, me guardó en su aljaba” (Is. 49:2). Para poder
tener una palabra tan aguda que penetre los motivos y
los intentos del corazón del hombre, primero, la espada
de la Palabra debió haber traspasado Su propio corazón
(Lc. 2:35). Uno sólo podría imaginarse, o tratar de
imaginar, los tratos, el sufrimiento mental y el bruñido
en la vida oculta de Cristo. Debemos recordar que
Cristo se convirtió en el “Hijo de Hombre” para que
pudiera familiarizarse con las intenciones y las luchas
del corazón humano.
El Nuevo Pacto
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“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser
autor de eterna salvación para todos los que le
obedecen” (He. 5:8-9).
El Sermón del Monte
Cuando Cristo presentó el mensaje del Nuevo Pacto a
Israel, El Sermón del Monte, estaba dándole a Israel una
imagen de lo que era tener un nuevo corazón y un nuevo
espíritu. Al ir ascendiendo el monte donde Jesús está ahora
enseñando, escuchemos cuidadosamente lo que está
diciendo. Está hablando de las actitudes del corazón y de
las motivaciones: la motivación al dar, la motivación al
orar, al ayunar y las motivaciones que desafían cada intento
del corazón. Cristo estaba presentándole a Israel una Ley
que era superior a la de Moisés.
La Ley de Moisés trataba con el hombre exterior, mientras
que el Nuevo Pacto desafía al hombre interior. Después de
todo, éste era el enfoque del Nuevo Pacto prometido: “Pero
este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios y ellos me
serán por pueblo” (Jer. 31:33). Aunque el Maestro le estaba
enseñando a Su pueblo las
La Ley de Moisés
implicaciones
más
trataba con el hombre
profundas del Nuevo Pacto,
exterior, mientras que
la obra externa de estas
verdades no sería una
el Nuevo Pacto desafía
realidad sino hasta después
al hombre interior
de que fuera dado el Espíritu.
56
La suprema expresión de la salvación
Cuando somos salvos nos convertimos en personas del
Nuevo Pacto; sin embargo, la materialización de este pacto
es un proceso progresivo. Se requiere un período considerable
antes de que el mensaje se convierta en una realidad. La
iglesia de Corinto es una buena ilustración. Obviamente eran
salvos. Estaban santificados, apartados para el propósito de
Dios, y estaban llenos del Espíritu. Sin embargo, ¡Pablo los
etiqueta como “carnales”! Básicamente, estaban
quebrantando todos los preceptos de la enseñanza del Monte.
Una cosa es oír un mensaje y tenerlo almacenado en nuestra
cabeza, ¡y otra es tener la verdad de ese mensaje en nuestro
corazón para que sea visualizado por medio de nuestras
palabras y acciones diarias!
La Ley está en mi corazón
“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu
ley está en mi corazón” (Sal. 40:8).
Aunque fue David quien escribió estas palabras, el apóstol
Pablo le atribuye a Cristo el importe espiritual de estos
versículos en Hebreos 10:5-9. Alguien dijo alguna vez
que hay algo más grande que hacer la voluntad de Dios.
¿Qué puede ser eso? ¡Deleitarse en hacer la voluntad de
Dios! Podemos hacer muchas cosas por simple obligación,
pero a Dios le agrada mucho cuando respondemos con
deleite. Así era el corazón de Cristo con Su Padre, hasta
el punto del supremo sacrificio.
Lo que nuestro Señor y Salvador estaba por enseñarnos
en el monte no era algún mensaje teórico o etéreo. Era un
mensaje que Él ejemplificó. Él era la personificación en
El Nuevo Pacto
57
pleno del Nuevo Pacto. Lucas, el autor, expresa esto en el
libro de Hechos 1:1: “En el primer tratado, oh Teófilo,
hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer
y a enseñar”. En cierta ocasión alguien refirió cómo un
predicador había declarado desafiante que él proclamaría
la Palabra de Dios sin componendas. Yo aprecio a los
ministros que realmente hacen esto. Sin embargo, cuando
le pregunté a esta persona si el ministro vivía su mensaje,
no pudo responder.
Yo creo que ésta era la meta del Maestro de maestros:
Levantar discípulos que pudieran hacer y enseñar.
Consideremos una de las declaraciones principales que
Jesús hizo durante Su sermón en el monte: “Cualquiera
que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,
y así los enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado
en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y
los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos”. Hay muchos niveles en el cielo, ¡pero los niveles
más altos son para aquellos que vivieron su mensaje!
Hay muchos
niveles en el cielo,
¡pero los niveles
más altos son para
aquellos que
vivieron su
mensaje!
58
La suprema expresión de la salvación
La ley mas alta del Nuevo Pacto
“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose,
vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les
enseñaba diciendo…” (Mt. 5:1-2).
En un sentido, el Arca descubierta colocada sobre el monte
Sion es semejante a Cristo sentado sobre el monte. El
Arca descubierta simboliza el Nuevo Pacto, y Cristo es la
personificación de ese Nuevo Pacto. Aunque el monte Sion
nos habla de un estándar más alto, también nos habla de
accesibilidad, porque el velo ha sido quitado. Fue en el
monte Sion que David hizo su famosa invitación: “...
¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en
tu monte santo?” (Sal. 15:1). La respuesta llega: “El que
anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su
corazón…” (Sal. 15:2-4). Esencialmente, es para aquellos
que aman los mandamientos.
En el contexto de este sermón, grandes multitudes seguían
a Jesús, desde todas las provincias y más allá del Jordán.
Por eso, Jesús se sienta sobre el monte. Aquí hay una imagen
que la Iglesia debe imitar conforme alcanza su plenitud. El
profeta Isaías describe la Iglesia de los últimos días cuando
declara: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que
será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza
de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán
a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán:
Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de
Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por
sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra de Jehová” (Is. 2:2-3).
El Nuevo Pacto
59
Estos versículos definitivamente tendrán un cumplimiento
literal en el Milenio. La casa mencionada aquí es el templo
milenial, y las naciones irán hacia él. Sin embargo, la
Iglesia debe apoderase de las promesas dadas a Israel. Será
la casa “espiritual”, la Iglesia, la que cumpla la gran
comisión de los últimos días. En el ámbito de las grandes
cosas que Cristo prometió, el Señor tendrá un grupo de
verdaderos discípulos que enseñarán a las naciones los
caminos más altos del reino (Mt. 24:14).
Hay una distinción entre Jerusalén y el monte Sion. El monte
Sion es una montaña dentro de Jerusalén, y habla del nivel
más alto: la Ley que viene de Sion. Hay muchas Iglesias
que predican la Palabra, pero no mantienen los estándares
de Dios o la Ley. En cierta ocasión un ministro me dijo que
él solamente predicaba la Palabra, y que nunca utilizaba la
palabra “Ley”. De hecho, muchas grandes iglesias,
cuidadosamente evitan cualquier tema que pueda ofender
al rebaño. Un predicador dijo que él nunca utiliza la palabra
“pecado”. Personalmente apoyo la expresión que es mejor
tener un manojo de trigo, que una tonelada de paja.
Hay tres grupos en el reino. Estos tres grupos identifican
las tres divisiones del Tabernáculo de Moisés. Estos tres
grupos están definidos a lo largo de toda la Escritura.
El Atrio
Israel
Niños
Los principios fundamentales
60
La suprema expresión de la salvación
El Lugar Santo
Jerusalén
Jóvenes
La Palabra se hace Carne (experiencia de vida)
El Lugar Santísimo
El Monte Sion
Padres
La Ley sobre el corazón (el Nuevo Pacto)
¿Cuál era en realidad el mensaje del Mensajero? El
Mensajero estaba sacando a Israel de la Ley grabada en
piedra y llevándolos a la Ley superior del Espíritu: “No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas;
no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de
cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se
haya cumplido” (Mt. 5:17-18). La palabra cumplir (H4137:
pleroo) significa llenar o suplir la deficiencia. La Ley era
deficiente en el sentido que era externa, concerniente a
acciones. Era una Ley escrita en una tabla. Jesús estaba
transcribiendo la Ley del exterior al interior, de lo físico a
lo espiritual; ¡del acto, al pensamiento del acto!
Los pecados del espíritu
contra los pecados de la carne
Jesús usó un sinnúmero de ejemplos para mostrarnos
la diferencia entre un pecado del espíritu y el acto físico.
En Mateo 5:27-28, se usa el ejemplo del adulterio:
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero
El Nuevo Pacto
61
yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Hay una diferencia entre el acto físico y el acto espiritual
que puede suceder en la mente o en el corazón. Cometer
adulterio no es lo mismo que pensar el adulterio. Somos
más responsables por el acto, que el pensamiento del acto
(Stg. 1:15).
Aún así, Jesús nos está mostrando que el “Nuevo Pacto”
demanda una mayor justicia que el “Antiguo Pacto”. De
hecho, todo el sermón nos está confrontando con los
asuntos del corazón. En Mateo 5:21-22, Jesús hace un
paralelo entre el asesinato y la ira. La mayoría de nosotros
nunca ha matado a alguien, pero tener enojo o ira es tener
asesinato en nuestro corazón. La envidia o la lujuria o el
odio son pecados del espíritu, y todos dan testimonio del
hecho que hacerlo estaba en nuestro corazón.
Este Divino Mensajero estaba enseñándole a Su pueblo los
caminos más altos del reino. En ningún aspecto estaba Cristo
restándole importancia a los actos físicos, sino que estaba
exponiendo la raíz de la acción: el corazón. Enfatizo esto,
porque más tarde, una secta surgió dentro de la Iglesia,
conocida como los gnósticos. Estos enseñaban que
únicamente éramos responsables por los pecados del espíritu.
El Señor desea que seamos santos, tanto en el espíritu como
en el cuerpo (1 Co. 7:34). Uno de los monjes tempranos,
Simeón el Estilita, se volvió famoso al encadenarse a una
pequeña plataforma sobre una columna durante treinta años.
Bueno, ciertamente esto lo guardó de cometer ciertos pecados
físicos, pero el Señor desea tratar con los motivos en nuestro
62
La suprema expresión de la salvación
corazón. Debemos tener cierta exposición al mundo para
revelar estos motivos. Nunca podremos ser santos a menos
que hayamos sido probados, ¡y nunca seremos santos a menos
que nuestro corazón sea santo!
El Antiguo Pacto no puso mucho énfasis en los pecados
del espíritu porque no había un sacrificio que fuera
suficiente para limpiar el alma
y la conciencia. Si hubiera
habido énfasis en los pecados
Nunca podremos
del espíritu, eso solamente
ser santos a menos
hubiera provocado que los
que hayamos sido
santos
tuvieran
más
probados, ¡y
condenación. Sin embargo, en
nunca seremos
el Nuevo Testamento tenemos
santos a menos
un sacrificio “todo” suficiente.
que nuestro
Hemos sido provistos con
corazón sea santo!
“toda” la gracia necesaria, ¡y
nos han sido dadas las
verdades que nos capacitarán para vivir una vida
victoriosa! El Nuevo Pacto promete la ayuda del Espíritu
a todos los que le buscan (ver He. 4:14-16).
“El cumplimiento de la Ley” con frecuencia ha sido
malinterpretado, diciendo que Cristo vino a eliminar la
Ley. En realidad, nada más lejos de la verdad. Cristo vino
“a magnificar la ley y engrandecerla” (ver Is. 42:21). El
Sermón del Monte nos da ilustraciones vívidas de lo que
significa cumplir la Ley. La Ley, el Antiguo Pacto, era
deficiente ya que no podía dar la gracia y el poder para
vivir a la altura de sus grandes implicaciones espirituales.
¡No llegó a tratar con los asuntos del corazón!
El Nuevo Pacto
♦
Mateo 5:21-22 “Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que
matare será culpable de juicio. Pero yo os digo
que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio”.
♦
Mateo 5:27-28 “Oísteis que fue dicho: No
cometerás adulterio. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
♦
Mateo 5:31-32 “También fue dicho:
Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta
de divorcio. Pero yo os digo que el que repudie
a su mujer, a no ser por causa de fornicación,
hace que ella adultere; y el que se casa con la
repudiada comete adulterio”.
♦
Mateo 5:33-34 “Además habéis oído que fue
dicho a los antiguos: No perjurarás, sino
cumplirás al Señor tus juramentos, pero yo
os digo: no juréis en ninguna manera; ni por
el cielo, porque es el trono de Dios”.
♦
Mateo 5:38-39 “Oísteis que fue dicho: Ojo
por ojo, y diente por diente: pero yo os digo:
no resistáis al que es malo; antes, a cualquiera
que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra”.
♦
Mateo 5:43-44 “Oísteis que fue dicho: Amarás
a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero
63
64
La suprema expresión de la salvación
yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os aborrecen, y orad por
los que os ultrajan y os persiguen”.
Pero yo os digo
Mientras Jesús enseñaba en el monte, a menudo
reflexionaba acerca de otro monte, otro pacto y otro
mensajero. Él estaba (en la mayoría de los casos) citando
a Moisés cuando dijo: “Habéis oído…” Sin embargo, todo
lo que Moisés había dicho fue sustituido por cuatro
palabras: “¡Pero yo os digo!” Éste era el “Yo Soy” que
comisionó a Moisés en la zarza ardiente, ¡éste era el Señor
Mismo! Como dijo el profeta Malaquías: “Y vendrá de
repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y
el mensajero del pacto en quien vosotros os
complacéis…” (LBLA).
Es interesante cómo tendemos a ver el Antiguo Pacto con
desdén, y lo consideramos drástico, irrazonable e
imposible de vivir bajo él; y ciertamente tenía algunas
características que impedían su cumplimiento. Sin
embargo, el Nuevo Pacto requiere de más. El Nuevo Pacto
de Cristo representa un estándar más alto. En el Antiguo
Pacto, había provisión para divorciarse, a causa de la
dureza de su corazón. No así en el Nuevo Pacto: “Pero yo
os digo” (Mt. 5:32).
El Antiguo Pacto, con sus estándares más bajos, no podía
guardarse. Sin embargo, el Nuevo Pacto, con sus esquemas
más altos, sí será guardado. Eso no parece razonable a los
ojos humanos; no obstante el apóstol Juan nos da una
El Nuevo Pacto
65
razón: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”
(Jn. 1:17). Frecuentemente la gracia ha sido
malinterpretada como “tolerancia”. ¿Suena lógico que
Cristo nos dé un código más alto para vivir, y que luego
excuse nuestra incapacidad para vivirlo? La verdadera
gracia es “influencia divina”. En otras palabras, la gracia
es el poder para hacer lo que no podemos hacer con nuestra
propia fuerza. Nuestro Gran Sumo Sacerdote, nuestro
Mediador, siempre está listo para ministrar gracia y ayuda
en tiempo de tensión y dificultad.
El Sermón del Monte es un mensaje que nunca envejece.
Para los santos maduros, se suaviza con la edad. Mientras
más comprendo el mensaje, más accesible se vuelve.
Cristo vino con gracia y verdad. La verdad nos libera.
Conocer nuestros privilegios en Cristo, produce en
nosotros una gran fe y valentía. Puedo decir esto a partir
de mi propia experiencia: conforme más conozco al Señor
y conforme más entiendo Sus caminos, mayor es mi fe.
Él me capacitará para cumplir todo lo que Él se ha
propuesto para mi vida (Fil. 1:6).
Hacer y enseñar
El ministerio de enseñanza es, sin lugar a dudas, un
ministerio primordial de los últimos días. Como Daniel dijo:
“Y los sabios del pueblo instruirán a muchos” (Dn. 11:33).
Es el anhelo del Señor que Su pueblo comprenda Sus
caminos. Somos el pueblo del Nuevo Pacto. Somos las
personas que deberíamos tener la Ley escrita en nuestro
corazón, para que también podamos enseñarla a las
66
La suprema expresión de la salvación
naciones. ¡Que el Señor nos dé la gracia para usar y
equilibrar correctamente este hermoso mensaje en nuestra
vida diaria!
“Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se
admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas”
(Mt. 7:28-29).
¡Que el
Señor nos dé
la gracia
para usar y
equilibrar
correctamente
este hermoso
mensaje en
nuestra vida
diaria!
67
Éste es el Nuevo
Pacto en Mi sangre
Ésta es Mi sangre
“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados”
(Mt. 26:28).
Ver Salmo 116:13 para la copa de la salvación.
En el libro de Hebreos, Pablo ilustra un paralelo entre el
inicio del Antiguo Pacto y el inicio del Nuevo Pacto.
Escuchemos sus palabras:
Hebreos 9:19-23 “Porque habiendo anunciado Moisés
todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó
la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con
agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y
también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del
pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció
también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos
del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley,
con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace
remisión. Fue pues necesario que las figuras de las cosas
celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”.
Pablo está citando Éxodo 24:7-8.
Observe las porciones subrayadas del pasaje anterior.
Moisés dijo: “Esta es la sangre del testamento [pacto]
68
La suprema expresión de la salvación
que les es dado”. El pueblo era rociado con la sangre,
porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de
pecados. Observe también la última parte del versículo
23: “…pero las cosas celestiales mismas, con mejores
sacrificios que estos”. La sangre de machos cabríos servía
como un remedio “que duraba sólo una era” para los
pecados cometidos en la tierra, y para los patrones
revelados en el tabernáculo. Sin embargo, cuando el Nuevo
Pacto fue inaugurado, fue necesario un sacrificio más
adecuado. Todo el orden de las cosas estaba moviéndose
de la esfera terrenal a la celestial, ya que el cielo mismo
debe ser purificado. La sangre de animales no pudo limpiar
el pecado que fue cometido en el cielo. Podemos
preguntarnos ¿qué pecado fue cometido en el cielo? Los
pecados de orgullo, rebelión y traición fueron cometidos
allí por Lucifer y sus seguidores.
El testador debe morir
El apóstol también trae a colación otra verdad importante
en el capítulo nueve: “Porque donde hay testamento, es
necesario que intervenga muerte del testador. Porque el
testamento con la muerte se confirma; pues no es válido
entre tanto que el testador vive” (He. 9:16-17). Para que
un testamento entre en vigor debe haber una muerte. La
palabra “testamento” es la misma palabra griega para pacto.
Sin embargo, aquí está siendo usada en el sentido de un
“documento testamentario”, y no podemos recibir nada de
él sino hasta que el testador muere. Nuestro Testador fue
Cristo. Cuando Él simbólicamente tomó la copa y la pasó a
Sus discípulos, Él estaba declarando un nuevo día: “Esta
El Nuevo Pacto
es Mi sangre del Nuevo Pacto que por
muchos es derramada para la remisión
de pecados”. ¡El Coautor de este
testamento debía dar Su vida para que
entrara en vigor!
69
¡El Coautor
de este
testamento
debía dar Su
vida para
que entrara
en vigor!
En la víspera de la crucifixión, mientras
Jesús y los discípulos conmemoraban
la Pascua, Jesús tomó la copa simbólica
e inauguró el Nuevo Pacto: “Esta es Mi
sangre…” Israel había venido celebrando esta fiesta por
cerca de 1500 años, pero esta noche fue diferente porque
la Pascua estaba por ser cumplida. Cristo efectivamente
es llamado “nuestra Pascua” en 1 de Corintios 5:7.
Mi madre se convirtió cuando tenía cerca de 17 años, en
1934. Esa mañana cuando el predicador hizo la invitación,
ella vio la sangre fluyendo de la cruz, ¡y nunca volvió a
ser la misma! El patrón no ha cambiado. El acto que liberó
a Israel del poder de Egipto fue la muerte del cordero. De
vez en cuando cantamos el antiguo himno que conmemora
el evento: Cuando veo la Sangre. “¡Cuando vea la sangre,
pasaré, pasaré sobre ti!” Nuestra salvación reside en la
cobertura invisible de la sangre de Cristo. Somos librados
de la ira del juicio de Dios por la sangre de Jesús.
Sólo a través de la sangre (Ef. 1:7)
Un punto doctrinal acerca del cual debemos estar muy claros,
es que la salvación es únicamente por medio de la sangre de
Cristo. Pedro establece esto diciendo: “Sabiendo que fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis
70
La suprema expresión de la salvación
de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o
plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación” (1 P. 1:18-19). El
acto inicial que nos traslada del reino de las tinieblas al reino
de la luz, es una revelación del Cordero de Dios crucificado.
La sangre de Cristo es el punto de entrada para todos los
hombres que creen. Debido a que la nación de Israel
rechazó la sangre del Nuevo Pacto, la puerta fue abierta a
“quien quiera”. De hecho, en el libro de Apocalipsis vemos
las naciones que se han apropiado totalmente de las
promesas del pacto. Ellas están cantando: “Y cantaban
un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu
sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y
lengua y pueblo y nación” (Ap. 5:9).
Nuestra salvación y, por supuesto, el proceso continuo de
la redención, residen en la sangre de Cristo. Inicialmente
el hombre es salvo por medio de la fe en el acto sacrificial
de Cristo. El libro de Romanos corrobora esto: “A quien
puso como propiciación [pascua] por medio de la fe en
su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber
pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados…”
(Ro. 3:25). Hemos sido completamente perdonados de
nuestros pecados pasados, y mientras prosigamos
caminando en la luz, Su sangre, continuamente nos limpia.
Su sangre continuamente nos limpia y será nuestra
cobertura el día que los libros sean abiertos. El apóstol
también declara que la sangre de Jesús nos salva de la ira
venidera: “Pues mucho más, estando ya justificados en
su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:9).
El Nuevo Pacto
71
Cuando llegamos a Cristo en la salvación, nos es dada
una pizarra en blanco. La Sangre de Jesús borra nuestras
transgresiones pasadas. Cristo fue nuestro sustituto, Él
pagó por nuestros crímenes, por lo tanto, somos hechos
libres. No obstante, debemos observar cuidadosamente
las palabras en Romanos 3:25: “…para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados…” No somos absueltos de crímenes
futuros (de los cuales no nos hemos arrepentido). La
Sangre de Cristo es todopoderosa. Es suficiente para
limpiar los pecados (todos) de todo el mundo. ¡Es
suficiente para purificar el mismo cielo! Sin embargo, ¡no
cubre pecados inconfesos o sin arrepentimiento!
La ley ceremonial de Levítico nos enseña verdades
espirituales. Nos da el patrón de las leyes o principios
celestiales, espirituales (ver He. 8:5; 9:8; 9:23). Bajo
la Ley, el ofensor debía regresar al altar y hacer
confesión, y restitución, si fuera necesaria. Entonces
se mataba el sacrificio en lugar del ofensor, y así sus
pecados eran perdonados (Lv. 5:5 – 6:7). Nada ha
cambiado excepto la forma del sacrificio. Aún
debemos regresar a nuestro altar espiritual (He. 13:10).
Aún debemos confesar nuestros pecados y, si fuera
posible, enmendar el daño (Mt. 5:23-24), y aún
debemos apropiarnos de la sangre. Por supuesto, nos
estamos refiriendo a la Sangre de Cristo.
El apóstol Juan escribe esto muy elocuentemente: “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (Jn. 1:9). Debe
haber una relación “al día”, con el Salvador. Muchas veces
72
La suprema expresión de la salvación
en la Escritura somos exhortados a cumplir nuestro
llamamiento y nuestra elección. En otras palabras, tenemos
una parte que desempeñar en nuestro destino. El Señor
dijo a Israel: “Te introduciré en la tierra…” Sin embargo,
la mayoría de esa generación no entró a la tierra, a causa
de su flagrante descuido a las normas. “Si estás dispuesto
y obedeces…” Israel no creyó; ¡Israel se rebeló!
Nuevamente, el apóstol Juan nos orienta: “Pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión
unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia
de todo pecado” (1 Jn. 1:7). Juan nos da la clave para
mantener una relación “al día”: andar en la luz. En otras
palabras, caminar a la luz de Su Palabra. Obedecer Su
voz; obedecer cuando Él quiere hacer vida en nosotros
Su Palabra. Como también dijo el salmista: “¿Con qué
limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”
(Sal. 119:9). Al caminar en obediencia a Cristo, Su sangre
continuamente nos limpia del pecado.
La seguridad eterna
Existe una doctrina que se conoce como “seguridad
eterna”. Esencialmente, lo que esta doctrina enseña es
que una vez se es salvo, no es posible que pierda su
salvación. Frecuentemente los sustentadores de esta
doctrina excusan a los “descarriados” diciendo que para
comenzar, ellos nunca fueron realmente salvos. Puedo
decirles, por mi experiencia ministerial de treinta años,
que he conocido cristianos sinceros que han servido al
Señor, aun en el ministerio, que más tarde han regresado
al mundo. La Escritura respalda plenamente lo que estoy
El Nuevo Pacto
73
diciendo. Muchos, que fueron colaboradores con Pablo,
se convirtieron en “enemigos” de la cruz (Fil. 3:18-19).
“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación
de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el
testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que
merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por
inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de
gracia?” (He. 10:26-29)
Al caminar en
La cobertura de la Sangre de Cristo
obediencia a
no se aplica a la desobediencia
Cristo, Su
flagrante. A menos que el ofensor
sangre
sea reconciliado con la Sangre de
continuamente
Cristo, ¡ya no hay cobertura para el
nos limpia del
pecado! Si un transgresor muriera
pecado
sin misericordia bajo la Ley de
Moisés, el cual era un pacto menos
exigente, ¿cuánto más doloroso no será el castigo para el
transgresor que rechaza el Espíritu de gracia? De ninguna
manera estos versículos pueden ser desechados. El hombre
fue santificado por la sangre del Nuevo Pacto. Él estaba en
el reino. Voluntariamente transgredió los mandamientos de
Cristo. Pisoteó, de hecho, al Hijo de Dios, despreciando Su
Sangre y despreciando el Espíritu de gracia. En otras
palabras, rechazó el don del arrepentimiento dado por Dios.
Este hombre será borrado del libro de la vida (Ap. 3:5).
74
La suprema expresión de la salvación
De sus pecados no me acordaré más
Hay una fuente sin igual
De sangre de Emanuel,
En donde lava cada cual
Las manchas que hay en él.
Que se sumerge en él,
Que se sumerge en él,En donde lava cada cual
Las manchas que hay en él.
(William Cowper, 1732 – 1800)
Aquí tenemos un canto que no podían cantar en el Antiguo
Testamento. De hecho, ninguno que viviera en los años
a.C. (antes de Cristo) podía cantar ese cántico. La culpa
era algo con lo que debían vivir los que estaban bajo el
Antiguo Pacto. Incluso la llevaron hasta la tumba. Por
esta razón existía un temor a la muerte, a causa de una
conciencia culpable (He. 2:15). La culpa ha ocasionado
que las personas hagan cosas extrañas. La culpa los ha
llevado al alcohol, a los manicomios e incluso al suicidio.
Pilato no pudo lavar la culpa de sus manos. En la
representación de Mel Gibson, acerca de la Pasión de Cristo,
Pilato se lavaba persistentemente las manos. Finalmente
su asistente le dijo: “Señor, ya se ha lavado las manos”. De
acuerdo al historiador Eusebio Panfilio, más tarde Pilato
cometió suicidio en una montaña con vista al lago Lucerna,
Suiza. Un final apropiado para alguien que había condenado
al hombre más inocente que jamás haya existido. La mayoría
de los traidores de la Escritura cometieron suicidio.
El Nuevo Pacto
75
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes
venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca
puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen
continuamente cada año, hacer perfectos a los que se
acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues
los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían
más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada
año se hace memoria de los pecados; porque la sangre
de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los
pecados” (He. 10:1-4).
Al analizar los versículos anteriores, podemos entender
por qué existía la posibilidad de que los santos del Antiguo
Testamento fueran a la tumba sintiéndose condenados.
La sangre de los machos cabríos únicamente servía como
cobertura del pecado para el tiempo presente de entonces.
Dios aceptaba la expiación de la sangre del animal, y el
ofensor era perdonado. No obstante, el ofensor aún tenía
que tratar con una conciencia manchada, aunque había
sido perdonado, su pecado no era olvidado.
Considere al Rey David que había caído en un terrible
pozo de pecado. Aunque David había sido perdonado,
estaba derrotado por el sentimiento de culpa y
remordimiento. En el Salmo 40:12, David dijo:
“Porque me han rodeado males sin número; me han
alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la
vista…” Ahora, esto sí es condenación; es perder la
dignidad. David ni siquiera podía levantar su cabeza
por la vergüenza de lo que había hecho. Puede ser que
haya sido una vergüenza bien merecida, pero una cosa
es segura: cuando una persona cae en un pozo de
76
La suprema expresión de la salvación
desesperación como éste, no es de mucho beneficio ni
para los hombres ni para Dios. David anhelaba que su
conciencia fuera purificada. En otro lugar dice:
“Límpiame con hisopo, y seré limpio…” La rama de
hisopo era usada ceremonialmente para rociar la sangre
sacrificial. David anhelaba estar limpio por dentro.
Parte de la promesa del Nuevo Pacto dado en Jeremías
es citada por el apóstol Pablo: “Y nunca más me acordaré
de sus pecados y transgresiones” (He. 10:17). La razón
por la cual los que estaban bajo el Antiguo Pacto
continuaban ofreciendo anualmente los mismos
sacrificios por el pecado, era que su conciencia aún
estaba contaminada. Como dijo el autor de Hebreos, esas
ofrendas no podían perfeccionar al ofensor,
especialmente su conciencia. También tenemos la idea
de que aún Dios recordaba las ofensas. La sangre de los
animales no satisfacía completamente las demandas
justas de Dios.
“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre
un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que
sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo;
porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré
con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré,
añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones, pues donde hay remisión de éstos, no hay
más ofrenda por el pecado” (He. 10:12-18).
El Nuevo Pacto
77
La ofrenda de Cristo “una vez y para siempre” satisfizo el
juicio de Dios. No solamente se declaraba que el ofensor
había sido justificado, sino que también se declaraba que
las ofensas habían sido olvidadas. Cuando el Señor dijo
que olvidaría nuestras transgresiones, eso es exactamente
lo que quiso decir: ¡nunca más volver a recordarlas! Más
aún, este Nuevo Pacto tiene otro beneficio: nuestro Señor
no sólo promete olvidar nuestras transgresiones, ¡también
promete quitar la culpa de nuestro corazón!
“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a
Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas
para que sirváis al Dios vivo?” (He. 9:14)
Un ministro relataba la historia de un hombre que cometió
un crimen y él mismo se consideraba indigno de la
salvación. No solamente se descalificó de la salvación,
sino también, torturaba diariamente a su conciencia con
reflexiones del pasado. Durante la segunda guerra
mundial, la compañía de este hombre había capturado un
buen número de prisioneros, quizá cerca de un ciento.
Parece que estos prisioneros los estaban retrasando y
obstaculizaban la acción. Finalmente, él dio la orden de
matarlos. Cuando los estaban colocando en fila, ellos le
rogaban al capitán que tuviera misericordia.
Por muchos años, él continuó escuchando sus ruegos
pidiendo misericordia; y debido a que él no mostró
misericordia, tampoco podía aceptarla para sí mismo. No
recuerdo exactamente qué fue lo que el ministro le dijo
para conducirlo a la salvación, pero lo que recuerdo de la
78
La suprema expresión de la salvación
historia es que ¡el capitán salió con una conciencia
tranquila! La sangre de Jesús es tan poderosa que puede
limpiar una conciencia manchada.
La Sangre de Cristo es suficiente para los pecados de
todo el mundo. Si un hombre dice: “soy muy malo”, “soy
perverso, usted no sabe lo que he hecho”, lo que en
realidad está diciendo es: “la Sangre de Cristo no es
suficiente para mi pecado”. La Sangre de Cristo libera
nuestro espíritu. Le da brillo a nuestra mirada. Pone un
cántico en nuestro corazón y un testimonio en nuestros
labios. Como decía el Rey David: “¡Muchos verán esto
y confiarán en el Señor!”
Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo” (1 Jn. 2:2).
Al morir, una conciencia purificada
Los santos del Antiguo Testamento iban temerosos y
temblando al sepulcro, porque estaban consientes de
todos los pecados cometidos durante su vida. Ellos se
encontrarían con su Creador con una conciencia
contaminada. Cuán diferente es esto para los santos del
Nuevo Pacto. La conciencia purificada se lleva el miedo
a la muerte, por lo menos en ese aspecto. Recientemente
un pastor me contaba acerca de la muerte de un santo.
El hombre que estaba muriendo había sido parte de un
cuarteto de música cristiana por muchos años. En sus
últimos momentos él miraba la gloria y decía extasiado:
“¡oh, OH!”
El Nuevo Pacto
79
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar
de nosotros nuestras rebeliones” (Sal. 103:12).
Él es nuestra garantía
Cristo no sólo fue el coautor de este pacto, sino que lo
inició con Su propia sangre, con Su propia vida. Sin
embargo, no terminó allí. También resucitó para
garantizar a los recipientes de este pacto toda la gracia y
los privilegios necesarios para heredar la posesión
“total”. La salvación completa, redimidos de toda
iniquidad (Tit. 2:14), ¡para que podamos ser Sus hijos e
hijas por los siglos venideros! (La palabra “fianza” en
Hebreos 7:22, significa “garantía”).
Levántate, alma mía, levántate, sacúdete los temores de
culpa; El Sacrificio ensangrentado emerge a mi favor;
Delante del trono se levanta mi avalador,
Delante del trono se levanta mi avalador:
Mi nombre está escrito en Sus manos.
(Levántate alma mía, levántate – Wesley)
Ver en el apéndice “La sanidad divina”.
81
La Promesa del Espíritu
Pondré de mi Espíritu
dentro de ustedes
Como hemos considerado previamente, el inicio del
Nuevo Pacto ocurrió por medio de la muerte sacrificial
de Cristo. No obstante, eso fue únicamente la inauguración
del pacto. Cristo también resucitó para garantizar las
provisiones de este pacto, una de las cuales fue la promesa
del Espíritu, aunque la promesa del Espíritu no acontecería
sino hasta después de la ascensión de Cristo.
Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu,
y haré que andéis…” (Ez. 36:27).
Aunque Jeremías es el único profeta que en realidad utilizó
la palabra “Nuevo Pacto”, existen otras alusiones al mismo
pacto prometido, por ejemplo en Ezequiel 36:26-28. La
versión de Ezequiel finaliza de la misma forma que
Jeremías: “Y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán
por pueblo” (ver Jer. 31:33).
Ezequiel añade otra dimensión a este pacto prometido
cuando habla de recibir el poder del Espíritu, lo cual no
es una referencia a nuestra salvación. Aunque recibimos
el Espíritu de Dios cuando somos salvos, esto no es el
cumplimiento de la promesa del Espíritu del Antiguo
Testamento (algunos confunden las dos experiencias).
Recibimos el Espíritu de Dios en la salvación. Pablo deja
82
La suprema expresión de la salvación
esto muy claro en Romanos 8:9: “Y si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él”. Cuando un hombre nace
de nuevo, el Espíritu de Dios es dado a luz dentro de su
alma. Sin embargo, hay una experiencia más.
Cuando Jesús se apareció a Sus discípulos luego de la
resurrección, ellos creyeron en Él. Entonces sopló sobre
ellos, y dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20-22). ¡Los
discípulos acababan de experimentar la salvación! Pero,
¿era esta la promesa del Padre? No, porque cuarenta días
después, justo antes de Su ascensión, Él instruye a Sus
discípulos para que vayan a Jerusalén a esperar la promesa
del Padre:
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la
cual, le dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente
bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch. 1:4-5).
Lo que sucedió en Hechos capítulo dos, no es lo que sucede
cuando las personas aceptan al Señor como su Salvador.
Repentinamente, los que buscaban fueron bautizados con
fuego del cielo. Hablaron en otras lenguas, profetizaron,
tuvieron visiones y predicaron con denuedo. El Señor
había prometido darles poder para cumplir Su comisión,
para ser testigos hasta los confines de la tierra (Hch. 1:8).
Ésta fue una experiencia totalmente diferente a la de
Juan 20, donde Jesús sopló el Espíritu Santo sobre ellos.
Si Juan 20 hubiera sido la totalidad del Espíritu
“prometido”, ¡ciertamente dudo que hubiera habido un
El Nuevo Pacto
83
libro de Hechos! Según el orden de las fiestas de Israel, la
Pascua y la fiesta de Pentecostés eran dos celebraciones
totalmente distintas, y hablan de dos experiencias
totalmente distintas.
Consideremos algunas descripciones del bautismo del
Espíritu Santo y fuego. Por favor observe que estamos
incorporando dos experiencias aquí. El bautismo de fuego
puede ser una experiencia totalmente separada (como lo
fue en mi vida).
♦
Comparado con aventador que separa la paja
del grano.
♦
Comparado con un bautismo de fuego.
♦
Acompañado de una gran convicción de
pecado y arrepentimiento.
♦
Comparado con un descanso o un refresco.
♦
Evidenciado por hablar en otras lenguas.
♦
Evidenciado por los dones sobrenaturales,
tales como sanidad, profecía, etc.
♦
Evidenciado por la autoridad sobre los
demonios.
♦
Evidenciado por un nuevo poder para testificar.
♦
Evidenciado por un mayor entendimiento y
comprensión de los misterios de Dios.
84
La suprema expresión de la salvación
¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis?
Cuando el apóstol Pablo pasó por Éfeso en Hechos 19,
encontró allí a ciertos creyentes, y les hizo esta pregunta:
“¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” La
respuesta es muy interesante: “Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo” (Hch. 19:2).
Aparentemente, estos creyentes no habían sido instruidos
en los caminos del Señor. Nunca habían sido bautizados
en Cristo, y nunca habían oído acerca de la promesa del
Espíritu Santo.
Después de que fueron bautizados, el apóstol Pablo
impuso las manos sobre ellos y les impartió el Espíritu
Santo. Esto fue evidenciado con hablar en lenguas y
profetizar. ¿Suena esto como una experiencia de
salvación?
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre
ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban” (Hch. 19:6).
Permítame citar un comentario que hizo el afamado Evan
Roberts: “No tiene que ser bautizado en el Espíritu Santo
para llegar al cielo, ¡pero se perderá de mucho en el camino
si no lo es!” El tema que hemos estado tratando de
promover a través de este estudio es “la salvación al
máximo”. Nunca conoceríamos la plenitud de esa promesa
si descuidamos un principio básico del Evangelio, como
el bautismo en el Espíritu.
El Nuevo Pacto
85
Sólo podremos ser perfectos si
cumplimos el propósito que
¡No podremos
Dios tiene para nuestra vida. La
proseguir hacia la
perfección que Dios demanda
perfección si
de nosotros es relativa al
descuidamos alguna
crecimiento. Podemos ser
de las provisiones
perfectos siempre y cuando nos
que nuestro Autor y
apropiemos de la presente
Proveedor ha puesto
verdad (ver Fil. 3:12-15).
a nuestra
Supongamos que Pablo
disposición!
hubiera dicho: “No necesito el
bautismo en el Espíritu Santo”.
Si Pablo hubiera dicho eso, nunca hubiera existido el
“apóstol” Pablo; quizá un Pablo salvo, pero eso es todo.
Si rechazamos los medios necesarios para alcanzar nuestra
meta, nos avergonzaremos cuando veamos a Cristo. Por
cierto, hay cristianos que me han dicho: “¡No lo necesito!”
Escuchen lo que el apóstol Pablo les dijo a los creyentes
hebreos: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no
echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de
obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección
de los muertos y del juicio eterno” (He. 6:1-2). Pablo ubica
la doctrina de bautismos en la lista de los fundamentos.
Si queremos que este edificio, el templo personal, sea
terminado, entonces debemos apropiarnos de las doctrinas
fundamentales. ¡No podremos proseguir hacia la
perfección si descuidamos alguna de las provisiones que
nuestro Autor y Proveedor ha puesto a nuestra disposición!
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?
86
La suprema expresión de la salvación
El campo de entrenamiento
Personalmente, había sido salvo por algunos años antes
de ser confrontado con la necesidad del bautismo en el
Espíritu Santo. En mi caso, tuve que orar durante meses
antes de recibirlo; y mi experiencia inicial no fue tan
dinámica como esperaba. Hablé en lenguas; no sentí
relámpagos ni otra cosa terriblemente inusual. Sin
embargo, lo que experimenté los siguientes meses fue
verdaderamente dramático. Mi vida entera cambió. Tuve
un avivamiento espiritual que me ha afectado hasta hoy.
Fue como si hubiera sido llevado a otro camino para mi vida.
Me encontré siendo dirigido a una especie de campo de
entrenamiento que no hubiera imaginado. Desde entonces
me di cuenta que el bautismo en el Espíritu no sólo nos abre
la puerta hacia el reino espiritual, sino que también nos coloca
en un camino en el cual Dios nos trata en muchos aspectos.
Juan el Bautista comparó el bautismo con un aventador que
separa el trigo de la paja (Mt. 3:11-12). Cuando el Espíritu
descendió sobre Cristo, Él inmediatamente fue conducido al
desierto para ser tentado. La tipificación es dolorosamente
obvia. El bautismo del Espíritu Santo y fuego, es el medio
que Dios utiliza para purificar nuestro templo. La salvación
nos justifica a causa de la Sangre de Jesús, pero luego hay
una naturaleza que debe ser tratada. No podemos conocer
plenamente el plan de redención a menos que
experimentemos este bautismo. Aún el apóstol Pablo
desapareció de la escena por cerca de diez años, luego de su
experiencia de conversión y bautismo. ¿Dónde estaba? Estaba
en su campo de entrenamiento, estaba siendo enseñado en
los caminos del Espíritu, estaba en su desierto privado.
El Nuevo Pacto
87
Existen características extraordinarias que están
asociadas a la dádiva del Espíritu: el poder sobrenatural
y los nueve dones espirituales, que son mencionados en
1 Corintios 12:8-10. Los cristianos que no abrazan el
bautismo en el Espíritu no pueden moverse en estos
hermosos dones. El Espíritu prometido trae refrigerio a
nuestra alma. El Espíritu prometido es llamado “el
reposo” en Isaías 28:11-12. Orar en lenguas trae alivio
al alma y toca las cosas por las que no sabemos cómo
orar “racionalmente”. Sin
embargo, a pesar de todas las
Orar en lenguas
cosas maravillosas asociadas
trae alivio al alma
con esta experiencia, lo más
y toca las cosas por
importante de todo, es la
las que no sabemos
realidad de ser conducidos por
cómo orar
el camino necesario para
“racionalmente
perfeccionar nuestra fe.
La entrega de la Ley contra
la entrega del Espíritu
En 2 Corintios 3:6-18. Pablo contrasta la entrega de la
Ley, el Antiguo Pacto, con la entrega del Espíritu.
Observemos unos cuantos versículos:
“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de
un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque
la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio
de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista
en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,
88
La suprema expresión de la salvación
la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con
gloria el ministerio de espíritu?” (2 Co. 3:6-8).
De hecho, esto suena como la clase de enseñanza que podía
ser necesaria para los creyentes hebreos; pero la verdad
es que Pablo se estaba dirigiendo a un segmento dentro
de la Iglesia de los Corintios que estaba siendo seducido
por algunos supuestos apóstoles hebreos. Estos apóstoles
“hebreos” estaban tratando de llevar a los gentiles bajo la
Ley de Moisés (ver 2 Co. 10-12, especialmente 11:22).
En realidad, ¿cuál era el punto que Pablo quería fijar?
Pablo deseaba mostrar a los Corintios que la Ley escrita
sobre la piedra estaba muerta. La pequeña frase: “La letra
mata”, se refiere al Antiguo Pacto. Esta “letra” también
es llamada la ministración de muerte, y es llamada la
ministración de condenación. ¿Por qué era muerte? Era
muerte porque el propósito de la Ley era exponer el
pecado. La Ley nos podía mostrar el pecado, y
condenarnos, ¡pero no podía darnos la victoria sobre el
pecado! ¡No había poder (gracia) en este pacto para
triunfar sobre el pecado! Por lo tanto, cuando la Ley fue
dada murieron 3000 personas (Ex. 32:28).
Haré que andéis en…
“Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que
andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los
pongáis por obra” (Ez. 36:27).
¿Cómo no será aún con más gloria la ministración del
Espíritu (2 Co. 3:8)? La palabra “ministración” significa
El Nuevo Pacto
89
ayudante o siervo. El propósito del Espíritu es ayudarnos
o capacitarnos. El apóstol está tratando de mostrarles cuán
grande es este Nuevo Pacto a los que están siendo seducidos.
Él nos ha hecho ministros eficaces del Nuevo Pacto, no de
la letra, sino del Espíritu. ¡El Espíritu da vida! Cuando el
Espíritu fue dado en el día de Pentecostés, y 3000 fueron
avivados, 3000 fueron convertidos (Hch. 2:41).
La ministración del Espíritu es también llamada
“ministración de justicia”. Mientras que la Ley únicamente
podía condenar, los que andan en el Espíritu pueden tener
victoria sobre el pecado. Esto es afirmado en Romanos 8:1:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu”. La promesa del Nuevo
Pacto es que la Ley sería guardada: “Para que la justicia
de la ley se cumpliese en nosotros” (ver Ro. 8:4).
La ministración del Espíritu es más gloriosa que la de
Moisés en el Sinaí. Cuando la Ley fue dada, hubo una
gloria visible sobre Moisés. Sin embargo, cuando el
Espíritu fue dado, en Hechos capítulo dos, hubo 120 santos
llenos con el Espíritu. La historia registra que los santos
de la Iglesia Primitiva tenían un aura en sus rostros. No
obstante, creo que la Iglesia del fin poseerá una gloria
aún mayor, ¡una gloria permanente!
La promesa es para vosotros
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el
Señor nuestro Dios llamare”.
90
La suprema expresión de la salvación
Se podrían escribir volúmenes acerca de la promesa del
Espíritu Santo. Sin embargo, nuestra intención al presentar
estas pocas páginas es alentar a aquellos que están
sedientos y anhelan una realidad espiritual mayor en su
vida. La promesa es para los sedientos, como Jesús dijo:
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y
alzó la voz, diciendo: “‘Si alguno tiene sed, venga a mí y
beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva’. Esto dijo del Espíritu
que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no
había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había
sido aún glorificado” (Jn. 7:37-39).
¿Cómo puedo recibir este don?
En las Escrituras, encontramos dos formas por medio de
las cuales las personas generalmente reciben el Espíritu
Santo:
A. Esperar en el Señor, con frecuencia es la mejor
forma. Los discípulos en el Aposento Alto
oraban, ayunaban y buscaban el cumplimiento
de la promesa. Algo es realizado en nuestro
espíritu mientras esperamos en el Señor. La fe
es desarrollada, los motivos frecuentemente
son analizados y ¡muchas veces hay áreas en
nuestra vida que Dios quiere que sujetemos a
obediencia! Dios otorga el Espíritu Santo a los
que le obedecen (Hch. 5:32).
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
El Nuevo Pacto
91
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?” (Lc. 11:13).
B. La imposición de manos por los ministros es
otra forma en que las personas pueden recibir
este don. El apóstol Pablo fue bautizado en el
Espíritu Santo por un discípulo que impuso sus
manos sobre él (Hch. 9:17). Más tarde, Pablo
impartió este don por la imposición de manos:
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban” (Hch. 19:6).
En otras ocasiones en las que hubo avivamiento, Dios
sencillamente derramó Su Espíritu sobre todos:
“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el
Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el
discurso….Porque les oían que hablaban en lenguas,
y que magnificaban a Dios” (Hch. 10:44-46). No
debemos limitar a Dios con alguna fórmula. Algunos
dirán que debemos ser santos antes de recibir el don.
La Iglesia de Corinto probó que no es así. Hemos sabido
de otras ocasiones en las cuales los cristianos estaban
por casualidad en un servicio y fueron llenos del
Espíritu, a pesar de su incredulidad previa.
¿Es hablar en lenguas la evidencia?
¡Hablar en lenguas es con toda certeza la señal que
acompaña el bautismo del Espíritu Santo! En las
Escrituras, en todos los lugares donde los hombres fueron
llenos del Espíritu, ¡hablaron en lenguas! Durante la edad
92
La suprema expresión de la salvación
del oscurantismo, el don del Espíritu Santo casi fue
extinguido, aunque no totalmente. Sin embargo, durante
la primera parte del siglo veinte, comenzó un avivamiento
del Espíritu Santo. En el país de Gales, hubo un tremendo
avivamiento pentecostal, hablaron en lenguas, hubo
milagros y los dones comenzaron a funcionar nuevamente.
El efecto de ese avivamiento no sólo transformó a Gales,
sino que también afectó a todo un siglo.
La mayoría de los ministros que enseñan contra el
bautismo en el Espíritu Santo (evidenciado por las
lenguas) han rechazado el don y ellos nunca han sido
llenos. Hace algunos años, yo predicaba en una iglesia en
Sudamérica. Se les había enseñado que uno puede ser lleno
con el Espíritu sin hablar en lenguas. La Iglesia estaba
muerta. Yo hablé acerca de recibir el Espíritu y de la
necesidad de hablar en lenguas. Cuando hice la invitación
a ser llenos, la mayoría de las personas pasaron porque
sabían que no estaban llenas con el Espíritu.
Puede ser útil si hago una distinción entre el don de
lenguas, y las lenguas como testimonio personal y un
lenguaje de oración. Cuando fui bautizado en el Espíritu,
hablé en lenguas. Todavía hablo en lenguas todos los
días. Oro en lenguas. Adoro en lenguas. De hecho, toda
nuestra iglesia frecuentemente adora al Señor en otras
lenguas durante el servicio de adoración, y con frecuencia
todos juntos oramos en el Espíritu, ¡y no hay
interpretación! Oh, ¿no está eso fuera del orden? En
absoluto, ya que nuestra oración es a Dios, y nuestra
adoración es a Dios, y no es necesaria una interpretación
(1 Co. 14:2).
El Nuevo Pacto
93
El don de lenguas
El don de lenguas es diferente. Es un don para edificar el
Cuerpo de Cristo. He sido muy privilegiado al ver algunos
que genuinamente poseían este don. Permítanme compartir
un ejemplo: Hubo una convención, y uno de los ministros
que pasó a recibir oración era un indígena. Había allí otro
ministro que comenzó a orar por él en unas lenguas muy
embarazosas. Sin embargo, cuando terminó la oración, el
hermano indígena dijo: “Usted no sólo oró por mí en mi
propia lengua, sino en mi dialecto”. En el caso de que un
mensaje en lenguas sea para la Iglesia, entonces es necesaria
una interpretación. Ése fue uno de los abusos de los dones
en Corinto; había una lengua tras otra sin interpretación.
Pablo dijo que se limitara a tres, o hasta que hubiera una
interpretación, antes de continuar (1 Co. 14:27-28).
La mejor manera para que usted pueda estar convencido
en su corazón, es pedir sinceramente. Comience apartando
un tiempo para buscar este don, o mejor aún, ¡busque a
Aquel que prometió bautizar con Su Espíritu! ¡Todo el que
pide seguramente recibirá! No tenga miedo de que pueda
recibir algo que es malo. Jesús dijo: “…si pide un pez, ¿se
le dará una serpiente?” (Lc. 11:11) ¡Dios no permite que
las personas reciban un espíritu maligno cuando están
buscándole a Él para pedirle Su Santo Espíritu!
La sed es la clave
Como mencionamos previamente, la sed es la clave para
recibir el Espíritu: “Si alguien tiene sed…” Si no tenemos
94
La suprema expresión de la salvación
sed espiritual del Dios Vivo, ciertamente el Señor no
derramará Su Espíritu sobre nosotros, (sin embargo,
podemos orar para pedir sed). El profeta Isaías declaró
proféticamente: “Porque yo derramaré aguas sobre el
sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus
renuevos” (Is. 44:3).
Éstas son verdades maravillosas; sin embargo, nuestro
propósito al relatar estas cosas es dirigir nuestra atención
hacia el Nuevo Pacto. Todas estas son las provisiones del
Nuevo Pacto. La sangre derramada de Cristo lava nuestro
pecado. La sangre derramada nos permite traspasar la
puerta de la salvación; pero, vayamos y conozcamos a
Cristo como nuestro “Bautizador”. Prosigamos para
conocer el poder del Espíritu, para que podamos ser Sus
testigos hasta los confines de la tierra. ¡Amén!
95
Quitar el corazón de piedra
Continuar en la promesa
El tema de esta exposición ha sido tomado de Hebreos 7:25:
“la salvación completa” (NVI). El Nuevo Pacto promete
una redención completa a los que permanecen en la
Palabra. Juan 8:31-32 dice: “….si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente
mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os
hará libres”. Muchos cristianos se abstienen de las
promesas del Nuevo Pacto, y se roban a sí mismos de la
totalidad de lo que fue comprado.
En 1 Corintios 3:15, encontramos un ejemplo del hombre
que es salvo, pero como quien pasa por el fuego. Sus obras
para el reino fueron halladas inaceptables. En otras
palabras, fueron identificadas como madera, heno y
hojarasca. Esto puede hablar de cosas tales como libros;
libros que estaban errados; libros que legitiman un
segundo o tercer matrimonio, libros que predicen el
momento de la Segunda Venida, etc. También pueden
hablar de ministerios que han tomado su recompensa aquí
en esta vida, tales como recibir la aclamación de los
hombres, o quizá vivir en la opulencia por medio de los
sacrificios de las personas, etc.
Compare el pasaje anterior con 2 Pedro 1:10-11. Pedro
describe a alguien que tiene una abundante entrada al reino
celestial. Éste ha aplicado la verdad y la gracia que estaban
disponibles. Se ha apropiado de los principios establecidos
La suprema expresión de la salvación
96
por Pedro (versículos 6-9) ¡y se asegura una celebrada
bienvenida al hogar! Cuando el Peregrino, en el Progreso
del Peregrino de John Bunyan, cruzó el río al final de la
vida, las trompetas sonaban y las campanas del cielo
repicaban. Todos en el cielo salían a honrar al santo fiel.
¡Todos estaban advertidos de su venida! Este hombre
había experimentado la plenitud de la salvación, mientras
que el hombre en 1 Corintios 3:15 únicamente
experimentó un aspecto de la salvación. Quiero también
advertirles a algunos, que no interpreten las “obras”
mencionadas en 1 Corintios 3:15, como pecados. Los
pecadores que no se han arrepentido no tienen parte en
el reino celestial.
El corazón de piedra
Mirando al Nuevo Pacto desde un punto de vista
progresivo, la próxima promesa que está disponible para
nosotros es la renovación de nuestro corazón. Los
siguientes pasajes relatan esta experiencia:
♦
Ezequiel 11:19 “Y les daré un corazón, y un
espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y
quitaré el corazón de piedra de en medio de
su carne, y les daré un corazón de carne”.
♦
Ezequiel 36:26 “Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne”.
El Nuevo Pacto
♦
97
Jeremías 24:7 “Y les daré corazón para que
me conozcan que yo soy Jehová; y me serán
por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios;
porque se volverán a mí de todo su corazón”.
Nuevamente, estas promesas tendrán un cumplimiento
literal para Israel cuando ellos “vean” a Cristo. Para la
Iglesia, el velo ha sido rasgado, y ahora es el tiempo de
experimentar la obra del corazón “quebrantado”.
Llamamos un corazón quebrantado al corazón que es
receptivo a la sutil y leve voz, un corazón que ya no rechaza
la voluntad de Dios, ¡sino que anhela cumplirla!
Las parábolas del reino en Mateo 13 nos muestran hacia
dónde vamos con esto. Las parábolas del reino relatan
verdades espirituales para los que están en el reino: la
Iglesia. La parábola del sembrador representa la siembra
de la “buena” semilla en la tierra del corazón del hombre.
Cuando Jesús interpretó esta parábola, reveló el hecho de
que una gran parte de la buena semilla no era productiva.
No que la semilla no fuera buena, sino que el problema
estaba en la condición de los corazones que recibieron la
semilla (Mt. 13:3-9; 18-23). Una parte cayó en pedregales,
otra entre espinos, etc.
Al final, solamente un cuarto de las semillas fueron
recibidas en buena tierra, y únicamente un tercio de la
buena tierra fue totalmente productiva. Una parte dio al
treinta por uno, otra al sesenta por uno y otra ciento por
uno. Estas tres figuras pueden relacionarse a las tres
posiciones en el reino:
La suprema expresión de la salvación
98
Treinta por uno
Sesenta por uno
Ciento por uno
El atrio exterior
El lugar Santo
El lugar Santísimo
La parábola del sembrador se vuelve muy real para mí
cuando reflexiono acerca de cierto país donde prediqué
una vez. Yo estaba seguro de mi mensaje, sabía que era
una buena semilla, pero estaba cayendo en corazones que
no respondían. El pueblo de Dios nunca podrá alcanzar la
perfección (la plenitud) a menos que escuche y responda
al mensaje que el Señor está hablando hoy. “Si oyereis
hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (He. 4:7).
Dios promete una salvación completa, pero es para los
que permanecen; ¡es para los que claman continuamente
pidiendo Su gracia!
Toma el corazón de piedra y lo
cambia en corazón de carne
Un nuevo creyente debe llegar a la revelación de que
necesita un nuevo corazón. Cuando venimos a Jesús
en la salvación, somos perdonados, somos declarados
justos en base a Su justicia. Somos llamados “una nueva
creación”: una nueva creación en el sentido de que ha
amanecido un nuevo día, la luz ha alumbrado nuestro
corazón por primera vez, y hay un nuevo comienzo. La
vida pasada empieza a desvanecerse, y una nueva vida
está brotando. Cuando nacemos de nuevo, somos bebés
espirituales y estamos comenzando a crecer en las cosas
de Dios.
El Nuevo Pacto
99
La buena tierra no se obtiene en la salvación. Es más,
buena parte de los pedregales aún está allí: la vieja
naturaleza que rechaza las cosas de Dios. En la salvación,
nuestro corazón se convierte en un huerto que debe ser
cuidado. Incluso en el paraíso, Adán tuvo que cuidar el
huerto. Sin embargo, cuando Adán cayó, la tierra fue
maldecida. Se volvió pedregales y fue asfixiada con
espinas, etc. La caída de Adán en el huerto nos da una
pequeña ilustración de lo que tenemos cuando nacemos:
un corazón de piedra por naturaleza.
No es necesario mucho estudio en la Escritura para probar
el punto. Los cristianos tienen problemas con la vieja
naturaleza. Los cristianos llenos del Espíritu tienen aún
más problemas. Los problemas espirituales pueden
permanecer dormidos en el corazón de las personas, a
menos que interfiera con ellos. Parece que el bautismo en
el Espíritu saca esos problemas a la superficie (Mt. 3:12).
Si tenemos un corazón sincero, pronto admitiremos que
hay mucho trabajo por hacer. Sin embargo, es allí donde
podemos ser consolados por la promesa del Nuevo Pacto:
“Quitaré el corazón de piedra”. ¡Este debería ser el clamor
de nuestro corazón!
Frecuentemente cantamos el corito: “Quita el corazón de
piedra, transfórmalo en carne; escribe Tus leyes sobre las
tablas vivas; haznos tu pueblo y sé nuestro Dios”. ¿Es ese
su canto hoy?
Sin lugar a dudas, tenemos nuestra parte en el cultivo del
suelo de nuestro corazón. Podemos mantener nuestro
corazón quebrantado por medio de la oración y de la
100
La suprema expresión de la salvación
meditación en la Palabra. Podemos mantener nuestro
corazón suave con la acción de gracias y la alabanza. Hay
formas y métodos bíblicos para desarrollar un terreno que
responda a nuestro Señor. El profeta Oseas dice esto:
“Sembrad para vosotros en justicia, segad para
vosotros en misericordia; haced para vosotros
barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová,
hasta que venga y os enseñe justicia” (Os. 10:12).
Quitaré el corazón de piedra
Definitivamente podemos preparar el terreno, pero la
verdadera labor de regeneración es Divina: “Quitaré el
corazón de piedra...” Es Divina; aunque sí tenemos
nuestra parte en el proceso de “elección”. Esto significa
que debemos estar dispuestos a someternos. Ser guiados
por el Espíritu, significa simplemente obedecer. El
Espíritu de Dios nos dirige a circunstancias y
situaciones que tratan con la vieja naturaleza, con el
corazón de piedra. Nuestra parte es someternos a la
situación.
Jeremías fue enfático al darle a Israel la clave para su
redención: Someterse a la cautividad: “…servid al rey de
Babilonia y vivid…” (Jer. 27:17). De hecho, tanto Jeremías
como Ezequiel profetizaron el Nuevo Pacto mientras Israel
era llevado a Babilonia, y durante su cautiverio allí. Vale
la pena considerar que Dios nunca le hizo estas
maravillosas promesas a Israel durante los gloriosos días
de David o Salomón, sino más bien, durante la amarga
experiencia del exilio.
El Nuevo Pacto
En Jeremías capítulo 24, al
profeta le es dada una visión
de dos cestas de higos. Una
cesta contenía higos muy
buenos, y la otra tenía higos
muy malos. Estas dos cestas de
higos representaban dos
grupos dentro del reino.
Escuchen atentamente las
palabras de Jeremías:
101
El Espíritu de Dios
nos dirige a
circunstancias y
situaciones que
tratan con la vieja
naturaleza, con el
corazón de piedra.
Nuestra parte es
someternos a la
situación.
“Así ha dicho Jehová Dios de
Israel: Como a estos higos
buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los
cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para
bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los
volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré;
los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para
que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por
pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán
a mí de todo su corazón” (Jer. 24:5-7).
Aquí está una de las paradojas del reino. El buen fruto,
aquellos que son más diligentes acerca de su posición con
el Señor, sufre. Lo mejor del rebaño se somete a los tratos
de Cristo; son disciplinados mientras que el fruto amargo
aparentemente escapa. No obstante, los que se han
sometido al cautiverio, tienen la promesa de un nuevo
corazón. “¡Volverán a mí con todo su corazón!”
102
La suprema expresión de la salvación
Los tesoros de las tinieblas
Hay un proceso en este andar celestial. Mientras más
conocemos al Señor, más exclusivo se vuelve el camino,
y menos obvio es en la Escritura. Me doy cuenta que me
estoy desviando un poco del tema inmediato, pero debo
detenerme en esto. Es como la parábola del reino del tesoro
escondido en el campo (Mt. 13:44): El hombre ve un
tesoro, que está oculto a los demás. Entonces vende todo
lo que tiene; lo vende para comprar el campo. En el tesoro
del reino hay tesoros obvios que están disponibles para
todos los del reino. Luego, están los tesoros escondidos,
que únicamente les son dados a conocer a los que están
dispuestos a pagar el precio.
Recientemente se dio una profecía en nuestra Iglesia, y
era algo así: “Yo, el Señor, habito en las densas tinieblas.
Por lo tanto, no teman las tinieblas hacia donde les llevaré;
porque es en las tinieblas donde descubrirán las piedras
preciosas, es en las tinieblas que descubrirán los oscuros
dichos de Mi Libro. Sin embargo, ustedes los proclamarán
en la luz. Ustedes los proclamarán con luz abrasadora,
iluminando en gran manera a las personas a quienes serán
enviados” (esto no es textual). Hay un costo por seguir
conociendo al Señor, no obstante la recompensa excede
por mucho al costo.
¿Cuál es el proceso?
Antes de que podamos tener las leyes de Dios escritas en
nuestro corazón, lo esencial del Nuevo Pacto, nuestro viejo
El Nuevo Pacto
103
corazón debe ser quebrantado, o quedar inactivo.
Consideremos otra declaración que fue proclamada por
Jeremías: “Porque así dice Jehová a todo varón de Judá
y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis
entre espinos” (Jer. 4:3). Jeremías no se está refiriendo a
un asunto agrícola, sino a un asunto espiritual. La vieja
tierra de nuestro corazón debe ser trabajada a fondo antes
de que se haga la verdadera siembra. ¿Estamos
comenzando a ver aquí el mensaje? Dios no va a implantar
Su naturaleza divina en un jardín que está lleno de piedras,
de maleza y de otros amores que se exaltan sobre Cristo.
“Mira que te he puesto en este día sobre naciones y
sobre reinos, para arrancar y para destruir, para
arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”
(Jer. 1:10).
Aquí hay una cápsula del mensaje de Jeremías para Israel:
primero, arrancar, destruir y derribar, luego, edificar y
plantar. En otras palabras, el corazón de piedra debe irse
antes de que venga el nuevo corazón. Considere esto desde
el punto de vista de Mateo:
“De manera que todas las generaciones desde
Abraham hasta David son catorce; desde David hasta
la deportación a Babilonia, catorce; y desde la
deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce”
(Mt. 1:17).
En un versículo vemos los tres períodos únicos de la
historia de Israel:
La suprema expresión de la salvación
104
♦
De Abraham a David
Un tiempo de vagar hasta que fueron
establecidos bajo David.
♦
De David a Babilonia
Un tiempo de idolatría hasta que finalmente
fueron limpiados en Babilonia.
♦
De Babilonia a Cristo
El período de restauración (se completa la
verdadera obra) en Cristo.
Mateo nos da otra cápsula del proceso por el que atraviesa
el pueblo de Dios. Nuestra experiencia inicial es,
generalmente, un tiempo de deambular y tratar de
encontrar la voluntad de Dios para nuestra vida. En la
segunda etapa del proceso, somos establecidos y Dios
comienza a tratar con las idolatrías en nuestro corazón.
En la tercera etapa, la limpieza ha sido completada, y ahora
se hace el verdadero trabajo, en Cristo.
¿Cómo sucede esto?
Puesto que estamos mirando la segunda etapa del
proceso, y puesto que estamos utilizando a Israel como
figura, consideremos la condición espiritual de Israel en
tiempos de Jeremías y Ezequiel, dos profetas
contemporáneos. Jerusalén estaba llena de idolatría; en
realidad, en todas las calles principales de Jerusalén había
altares a otros dioses. No eran únicamente los ídolos en
las calles, sino que estaban en el corazón de las personas.
El Nuevo Pacto
105
Ezequiel utiliza la expresión: Idolos en el corazón cerca
de seis veces en el capítulo catorce. “Hijo de hombre,
estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón”.
Estamos hablando de corazones de piedra; Israel tenía
ídolos de piedra en su corazón.
¿Cuál era el remedio? El Señor sentenció a Israel a setenta
años de cautiverio en Babilonia. Supuestamente Jerusalén
debía representar la ciudad santa y Babilonia la antítesis
de eso. Babilonia simboliza el asiento del reino de Satanás.
Era el asiento de la idolatría, la confusión y las tinieblas.
Este era el lugar que Dios usaría para limpiar a Su pueblo
de sus ídolos. En Babilonia ellos fueron forzados a adorar
otros dioses (Jer. 16:13).
Dios envió a Su pueblo a la cautividad para limpiarlos de
su idolatría. ¡Oh, la ironía del reino! Ellos fueron forzados
a adorar a los ídolos; fueron forzados a adorar aquello de
lo cual Dios quería limpiarlos. Todos recordamos la clásica
historia de la imagen de Nabucodonosor en Daniel capítulo
tres; todos fueron forzados a adorar la imagen. El efecto
que esta cautividad tuvo sobre el pueblo de Dios, fue
admirable. Uno de los cautivos describe sus sentimientos
en el Salmo 137:1-4.
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun
llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en
medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que nos
habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los
que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. ¿Cómo
cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?”
106
La suprema expresión de la salvación
Hubo que arrancar, derribar y destruir los ídolos en su
corazón, antes de que pudieran retornar con un nuevo
corazón, con un corazón que amaría la Ley de Dios.
Históricamente, Israel nunca ha sido culpable de idolatría
desde Babilonia hasta este día. Como el apóstol Pablo
dijo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y
de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios,
e inescrutables sus caminos!”
Alguien podría preguntar: “¿Todavía se pueden aplicar estos
principios a nosotros en el Nuevo Pacto?” Definitivamente
que sí. El hombre aún necesita una revelación de su propio
corazón antes de que pueda haber
un ensanchamiento. La Iglesia de
¡Oh profundidad
Corinto era salva y llena del
de las riquezas de
Espíritu Santo, pero sus corazones
la sabiduría y de
no eran la “buena” tierra que
la ciencia de Dios!
produciría el fruto deseado. El
¡Cuán insondables
hombre aún necesita tener una
son sus juicios, e
conversión, incluso después de la
inescrutables sus
salvación. Pablo les dijo eso a los
caminos!”
romanos: “Transformaos por
medio de la renovación de vuestro
entendimiento…” La palabra transformación del griego
significa “metamorfosis”. En otras palabras, necesitamos el
tipo de renovación que experimenta la oruga para convertirse
en una hermosa mariposa.
La Iglesia necesita obtener una revelación del mensaje de
expiación. Es necesario cierto sufrimiento en nuestra vida
para reproducir la imagen de Cristo; debe haber cierta
muerte antes de que pueda venir lo “nuevo”.
El Nuevo Pacto
107
Consideremos la parábola de la perla: “También el reino
de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas
perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y
vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mt. 13:45-46).
La perla es Cristo. El hombre es alguien que busca, y atisba
“ganar a Cristo”. Él quiere poseer esta perla, pero hay un
precio. Debe venderlo todo; ¡debe venderlo todo para
ganar este premio!
La perla
Consideremos la formación de la perla. Es formada a
través de gran sufrimiento. Una perla comienza cuando
un grano de arena se introduce dentro de la ostra e irrita la
tierna carne de la ostra (algo como si un grano de arena
penetrara en su ojo). Entonces la ostra comienza a
ulcerarse, y para protegerse forma un tipo de mucosidad
alrededor del grano de arena. Este proceso continúa, capa
tras capa de mucosidad formándose alrededor del grano
de arena, hasta que aparece la perla. Esta perla no se formó
sin sufrimiento. ¡La vida de Cristo no es desarrollada en
nosotros sin sufrimiento!
El presidente de nuestra confraternidad señaló otra
importante faceta acerca de la perla: no todas las ostras
tienen perlas. La razón por la cual no la tienen, es porque
algunas se “contentan” quedándose donde están. Las ostras
que se mueven, agitan el lecho y levantan la arena, la cual
penetra dentro de la ostra. La lección es clara: los que se
mueven de la experiencia actual y avanzan, sufrirán. No
obstante, ese sufrimiento producirá la vida de Cristo, y el
mundo verá una imitación de Cristo.
108
La suprema expresión de la salvación
Los verdaderos hijos
Romanos 8:14: “Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Hay hijos
verdaderos y hay hijos ilegítimos. Los hijos ilegítimos
rehúsan los tratos de Dios en su vida y permanecen siempre
iguales. Los verdaderos hijos andan en el espíritu, y
permiten que Dios los lleve a las circunstancias que
tratarán con sus corazones. Cada hijo que el Señor recibe
debe ser disciplinado:
“Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo
el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os
trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de
la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos” (He. 12:6-8).
Incluso el Hijo de Dios, en Su forma terrena, aprendió la
obediencia a través de lo que padeció (He. 5:8). Si el Hijo de
Dios se sometió a las disciplinas del Padre para aprender la
obediencia, cuánto más necesitamos nosotros para ser llevados
al orden. Pedro dice: “…pues quien ha padecido en la carne,
terminó con el pecado” (1 P. 4:1). Es necesario cierto
padecimiento en nuestra vida para que el pecado sea expuesto.
Fue necesario cierto padecimiento en la vida de Job para que
el pecado que Dios quería limpiar fuera expuesto. Aún en lo
natural, cuando las personas sufren por sus errores, ya no
están propensos a repetirlos. En la Escritura, la naturaleza
Divina es comparada con el oro. El oro es producido a través
de intenso calor. ¡Es el calor intenso lo que separa la aleación!
El Nuevo Pacto
109
Si deseamos seguir al Señor, Él confrontará las áreas de
nuestro corazón que aún se resisten a Su voluntad. Hay
momentos en nuestra vida cuando Dios está tratando con
nosotros, y hay momentos cuando sabemos que estamos
atravesando una prueba. Cuando veo hacia atrás en mi
peregrinaje, nunca olvidaré un período único de 4 o 5 años,
cuando estaba plenamente consciente de que estaba siendo
probado. Casi todos los aspectos de mi vida estaban
involucrados: mi trabajo, mi Iglesia y mi familia. Fue un
cautiverio; sin embargo, tenía la opción de aceptarlo o
rechazarlo. Casi todo el tiempo estaba consciente de que
si hacía un mal movimiento, perdería a Dios. Lo menos
que puedo decir es que muchos asuntos del corazón
salieron a la superficie.
Lo que también fue único acerca de esta prueba, es que
estuve plenamente consciente de su culminación. Finalizó
un día específico, y luego el Señor habló de una manera
soberana: “¡Pasaste!” Reflexionando acerca de ese
“cautiverio”, me he dado cuenta de cuán frágiles son
algunos de los tratos de Dios. Lo que quiero decir con
esto es que podemos fácilmente deshacer la obra que Dios
está haciendo en nuestra vida. Podemos apartarnos de la
situación que Dios está utilizando para exponer nuestro
corazón. Temo que muchos santos repetidamente pierden
a Dios porque se rehúsan servir al rey de Babilonia.
Los cautiverios
La Escritura está llena de ejemplos de aquellos que
sufrieron por hacer lo correcto. José fue conducido a
prisión porque quiso tener un corazón puro. Yo no puedo
110
La suprema expresión de la salvación
predecir la forma o los medios que Dios elegirá para
perfeccionar nuestro camino. Una vez, un hombre
frustrado por la naturaleza de su prueba fue consolado
por medio de un pasaje de 2 Reyes 5:10-14. En este
relato, el gran general de Siria, leproso, fue con el
profeta Eliseo para ser sano. El profeta le dijo que se
lavara siete veces en el Río Jordán. El general se retiró
airado, diciendo: “¿Por qué debo lavarme en este sucio
río? En Siria hay una gran cantidad de ríos limpios”.
No obstante, sus sirvientes le hablaron para que se
lavara en el Jordán, ¡y él fue sanado! Recordemos a
dónde envió Dios a Israel para limpiarlos de sus ídolos:
¡al asiento de la idolatría!
Parece que el Maestro trabaja en nuestro huerto un área a
la vez, y cuando ese trabajo está hecho, entonces puede
haber cierta siembra y productividad. Sin embargo, no
nos conformemos con un huerto parcialmente fructífero.
¡Que continuamente hagamos eco al clamor de la Sulamita
(Cnt. 8:6), para que el fuego del celo de Dios esté sobre
nuestra vida! Cuando el Señor nos cele, no permitirá que
sigamos nuestro propio camino, sino que prescribirá las
medidas necesarias para producir un nuevo corazón y un
nuevo espíritu.
“Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la
viña del hombre falto de entendimiento; y he aquí que
por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían
ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya
destruida. Miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y tomé
consejo” (Pr. 24:30-32).
111
Les daré un nuevo corazón
“Os daré un nuevo corazón, y pondré espíritu
nuevo dentro de vosotros…” (Ez. 36:26).
Prefacio
Antes que examinemos esta promesa de Ezequiel 36, me
gustaría considerar Ezequiel 18:31: “Echad de vosotros
todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y
haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué
moriréis, casa de Israel?” Estas dos corrientes de
pensamiento parecen un tanto contradictorias. El Nuevo
Pacto promete un nuevo corazón y un nuevo espíritu; sin
embargo, el profeta está exhortando al pueblo de Dios a
que se hagan un nuevo corazón y un nuevo espíritu.
Aquí está otro principio que es consistente a través de la
Palabra: Dios da a aquellos que tienen. Dios sella a las
personas en el camino que han escogido. El Señor dijo:
“Mientras me busquen, me encontrarán”. Dios da el don
de justicia a aquellos que tienen hambre de justicia. Dios
da sabiduría al sabio, ¡a los que la ponen en práctica!
Después de un tiempo, Dios destina a las personas en el
camino por el que consistentemente han andado. El libro
de Apocalipsis dice: “El que es injusto, sea injusto
todavía [continúe siéndolo]; y el que es inmundo, sea
inmundo todavía [continúe siéndolo]; y el que es justo,
practique la justicia todavía [continúe practicándola];
y el que es santo, santifíquese todavía [continúe
siéndolo]” (Ap. 22:11).
112
La suprema expresión de la salvación
En la conversión, Dios nos da una nueva perspectiva de
la vida, un nuevo corazón. Sin embargo, como cristianos,
debemos aplicar las enseñanzas de Cristo y Sus santos
apóstoles. Debemos aplicar los mandamientos dados en
la Palabra. Cuando esto se convierte en nuestro corazón:
someter nuestros miembros a la justicia, Dios obrará en
nuestra vida para hacernos justos. Dios se asegurará de
que heredemos la promesa del “nuevo corazón”, ¡un
corazón que anhela las leyes de Dios! Hay momentos
durante este peregrinaje en los que tenemos un verdadero
encuentro con Dios. Es durante estos momentos que toda
nuestra actitud, toda nuestra naturaleza parece cambiar.
La Escritura dice de Saúl, que Dios cambió su corazón
(1 S. 10:69). A pesar de esto, Saúl no cuidó ese corazón;
de hecho, se volvió muy depravado. Dios nos da un nuevo
corazón, pero debemos procurar mantener ese corazón y
aun profundizar la experiencia.
Un nuevo corazón,
un nuevo espíritu
Lo esencial del Nuevo Pacto es el nuevo corazón,
expresado como el nuevo espíritu, el corazón completo,
el corazón de carne y la Ley escrita en el corazón. Los
profetas dieron el mensaje de muchas maneras, pero una
cosa es segura: aquí está un corazón que anhela cumplir
los mandamientos. Aquí está un corazón que es sensible
a los caminos de Dios. La carne puede ser, ¡Oh, tan
sensible! El más leve pinchazo, la más leve molestia puede
ser, ¡Oh, tal agravio! Dios desea que tengamos un corazón
que sea, ¡Oh, tan sensible a Su Palabra y a Su Espíritu!
El Nuevo Pacto
113
Una vez que el terreno ha sido quebrantado y los espinos
y la maleza han sido removidos, tenemos un corazón en
el que se puede sembrar la semilla que producirá fruto
eterno. Como hemos aprendido en los capítulos anteriores,
si proseguimos siendo discípulos, entonces Dios va a tratar
con los lugares pedregosos del corazón. Esto puede incluir
cualquier cantidad de pruebas o situaciones que nos den
una revelación de nosotros mismos. Solamente cuando el
Señor nos revela la “vieja” naturaleza, podemos realmente
menospreciar nuestros caminos y anhelar que las leyes de
Dios estén escritas en nuestro corazón.
En la vida, aprendemos una lección mucho más profunda
de nuestros errores que de nuestros triunfos. El patriarca
Jacob, era notoriamente engañador al principio. Tuvo que
tener la dolorosa experiencia de trabajar en la propiedad
del tío Labán durante veinte años para ver bien cómo era
él mismo. El tío Labán era diez veces más engañador que
Jacob. Manipuló a Jacob repetidamente durante de esos
veinte años, hasta que Jacob
despreció el carácter que
Labán representaba.
Solamente cuando el
Señor nos revela la
Cuando Jacob finalmente
“vieja” naturaleza,
planeó su escape de la
podemos realmente
hacienda del tío Labán, les
menospreciar
comparte a su familia su
nuestros caminos y
ansiedad: “Vuestro padre me
anhelar que las leyes
ha engañado, y me ha
de Dios estén escritas
cambiado el salario diez
en nuestro corazón
veces; pero Dios no le ha
permitido que me hiciese
114
La suprema expresión de la salvación
mal” (Gn. 31:7). Después que Jacob rompió con Labán,
tuvo un encuentro con Dios y su naturaleza fue cambiada.
La obra de justicia incluye aborrecer lo malo tanto como
amar lo bueno.
David tuvo que aprender una amarga lección en su vida,
porque había descuidado severamente un área de su
huerto. El apetito carnal sin restricción ha destruido a
muchos hombres, y fue únicamente la misericordia de
Dios lo que salvó a David (Ro. 2:4). El éxito destruye a
muchos cristianos porque sienten que están sobre la Ley;
que su éxito justifica su mala conducta. Aunque en un
sentido, en la dispensación del Antiguo Testamento, no
era contra la Ley tener más de una esposa, David estaba
quebrantando las normas de los reyes al multiplicar las
esposas (Dt. 17:17). El buen rey David se había
descuidado hasta el punto de abusar de su posición, y
cometer adulterio y homicidio.
Muchos agonizantes salmos fueron escritos como
consecuencia de la caída de David. Consideremos algunos:
♦
Salmo 38:2-4 “Porque tus saetas cayeron sobre mí, y
sobre mí ha descendido tu mano. Nada hay sano en
mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos,
a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han
agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han
agravado sobre mí”.
♦ Salmo 39:10-11 “Quita de sobre mí tu plaga; estoy
consumido bajo los golpes de tu mano. Con castigos
El Nuevo Pacto
115
por el pecado corriges al hombre, y deshaces como
polilla lo más estimado de él; ciertamente vanidad es
todo hombre”.
Si, David fue perdonado; sin embargo, ¡los castigos
permanecieron! Si el Señor no le hubiera dado a David
un corazón penitente, él no hubiera sido restaurado. Aquí
estaba un hombre que aceptó sus juicios, y permitió que
esos juicios obraran en su interior un nuevo corazón. David
anhelaba un nuevo corazón y un nuevo espíritu. En el
más famoso de sus salmos penitenciales escribió: “Crea
en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu
recto dentro de mí” (Sal. 51:10).
Estoy seguro que todos hemos experimentado, al menos
en cierto grado, lo que significa ser quebrantado. Sin
embargo, cuando consideramos lo que significa este
“nuevo corazón y nuevo espíritu”, básicamente estamos
mirando un corazón que ya no está batallando por lo suyo,
sino que se ha rendido a su maestro. En otras palabras, un
nuevo corazón y un nuevo espíritu, son sinónimos, por lo
menos en este caso.
¡El verdadero arrepentimiento prepara el camino para que
nuestro Rey nos visite! “Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:17).
En mis años de juventud, tenía unos amigos que tenían
establos de caballos. En ocasiones, yo cabalgaba en uno
de sus caballos. En una oportunidad, cabalgué hacia un
116
La suprema expresión de la salvación
pequeño poblado que quedaba a unas cinco millas, y en
mi viaje de regreso, descubrí que estaba montado en un
caballo que no había sido completamente domado. Cuando
estábamos a dos millas del establo, este hermoso corcel
partió a galope. Si alguna vez ha cabalgado en un camino
de piedrín, se habrá dado cuenta de que es una situación
resbaladiza. Este caballo no podía ser detenido ni
desviado. Literalmente dislocaba su cuello con la rienda,
pero el caballo nunca disminuyó el paso. Aquí estaba un
hermoso animal en el cual no se podía confiar. Su espíritu
no se sujetaba al amo; este caballo tenía sus propios planes.
En el Salmo 131:1-2, David muestra el corazón de un
hombre que ha sido humillado considerablemente.
Solamente cuando nuestro corazón se vuelve como el de
un niño podemos recibir el reino. Considere el mensaje:
“Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se
enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas
demasiado sublimes para mí. En verdad que me he
comportado y he acallado mi alma como un niño destetado
de su madre; como un niño destetado está mi alma”.
A lo largo de esta marcha cristiana, debemos experimentar
algunos quebrantamientos. Estas experiencias nos ayudan
a permanecer enfocados en la voluntad de Dios para
nuestra vida. Una vez un hombre compartió una historia
de su juventud. Parece ser que era un joven muy rebelde.
Un día su madre se hizo cargo, y le dio una buena paliza.
Cuando terminó, le dijo: “¿Te disculpas?” Desafiante, él
respondió: “¡No!” Ella recogió la vara y continuó
azotándole. “¿Te arrepientes ahora?” Desafiante, de nuevo
El Nuevo Pacto
117
respondió: “¡No!” La madre prosiguió; ella sabía que era
ahora o nunca. Después de unos veinte minutos de
repetición, el joven se quebrantó. Ella le dijo: “¿Estás
arrepentido por lo que hiciste?” Él respondió: “¡Sí!” Es
más, por lo que él mismo dijo: “Realmente estaba
arrepentido por lo que hice. De hecho, este incidente afectó
el resto de mi vida”.
“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece
ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da
fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados” (He. 12:11).
El nuevo corazón aborrece el mal
Aquí estaba el problema con Salomón: amaba la justicia,
pero no aborrecía el mal. Salomón amaba al Señor, pero
tenía otros amores en su corazón; y finalmente los otros
amores ganaron. Salmo 97:10 dice: “Los que amáis a
Jehová, aborreced el mal”.
Salomón tuvo una buena
“Los que amáis a
enseñanza, pero no tuvo que
Jehová, aborreced el
sufrir por la verdad. Cuando
mal”.
una persona tiene que
Salmo 97:10
“comprar” la verdad, cuando ha
aprendido una lección a través
de gran dolor, queda una marca indeleble en su ser
interior. En otras palabras, aborrece al pecado, ¡y no está
dispuesto a volver a él!
El dolor no siempre tiene que ser físico. Pienso que todos
hemos sufrido sicológicamente por fracasos personales.
118
La suprema expresión de la salvación
Sufrimos las consecuencias en nuestra mente y espíritu, y
este tipo de sufrimiento puede ser tan angustiante como
una espina en la carne. Es en momentos como estos que
detestamos nuestros caminos negligentes, y que clamamos
con una fresca determinación caminar más
cautelosamente. ¡Honestamente digo que ha sido en
momentos como estos que he clamado pidiendo que las
leyes de Dios sean escritas en mi corazón!
El regreso de Babilonia
“Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy
Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos
por Dios; porque se volverán a mí de todo su
corazón” (Jer. 24:7).
En el capítulo anterior, vimos la necesidad de la cautividad
babilónica. Era el antídoto para la idolatría de Israel.
Jeremías había profetizado que Babilonia sería la
esperanza de redención para Israel, y que aquellos que
fueron ejercitados a través de estos medios volverían con
un nuevo corazón. Israel, parcialmente cumplió esta
promesa cuando volvió de Babilonia con Zorobabel. Había
habido una limpieza de la idolatría, y ahora volvían para
edificar y plantar. Con esta figura, podemos obtener una
imagen de lo que significa experimentar el Nuevo Pacto,
el nuevo corazón.
Como fue explicado previamente, el mayor cumplimiento
de esto ocurrirá después de la gran tribulación. Israel
sufrirá mucho antes de reconocer a Cristo. El Señor dará
a Israel un nuevo corazón cuando Él regrese.
El Nuevo Pacto
119
Esdras, el gran maestro
“Porque Esdras había preparado su corazón para
inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para
enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esd. 7:10).
Observe las palabras en el versículo anterior: “…para
cumplirla, y para enseñar…” Esto es exactamente lo
que se dice de Cristo en Hechos 1:1. Este también fue el
mensaje que Jesús promovió en el monte de las
Bienaventuranzas: “De manera que cualquiera que
quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en
el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los
enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos” (Mt. 5:19).
Aquí hay una verdad que se repite. Esdras no solamente
era un buen maestro, él había preparado su corazón para
buscar (para entender) las leyes del Señor y hacerlas. Era
un hacedor de la Palabra; la Ley estaba en su corazón.
Puede ser que nos imaginemos a Esdras sentado en su
tranquilo estudio aprendiendo y meditando en la Palabra,
pero Esdras vivía en tiempos te mucho temor; vivía en un
ambiente muy hostil. De hecho, fue en estos días que el
rey Asuero emitió el decreto para matar a todos los judíos
en el reino (Ester 3). Ciertamente, este gran hombre
continuamente era probado por su propia conciencia y
sus propias convicciones. Como sucede con todos los
grandes hombres de Dios, sus convicciones sobre la
Palabra significan más que la vida.
120
La suprema expresión de la salvación
Indudablemente, Esdras es el ejemplo más grande de
alguien que vuelve del cautiverio con la Ley escrita en
su corazón. Él fue el principal maestro durante el
avivamiento de la restauración que está registrado en
Nehemías 8:10. Fue el maestro más grande en el Antiguo
Testamento, junto con Moisés. Esdras cumple la
descripción dada por Isaías: “restaurador de calzadas
para habitar” (Is. 58:12). Hay un principio que fluye en
toda la escritura. Sólo podemos reproducir lo que somos.
Uno puede ser restaurador, únicamente si ha
experimentado la restauración. Todos los restauradores
tuvieron que salir de Babilonia. Antes de poder reedificar,
tuvieron que experimentar la demolición y la
reconstrucción en su propia vida.
Esdras cumple su anhelo santo
Durante el gran avivamiento en la “puerta de las Aguas”,
Esdras y su equipo de maestros enseñaban a Israel desde
la mañana hasta el mediodía. Debe haber habido una
unción inusual sobre esta enseñanza. Cuando jóvenes y
viejos pueden pararse en las calles por horas para escuchar
atentamente la Ley de Dios, ¡eso es avivamiento! La
palabra era hablada con tal claridad espiritual, ¡que el
pueblo lloraba porque la entendían!
“Y los levitas…., hacían entender al pueblo la ley; y el
pueblo estaba atento en su lugar. Y leían en el libro de
la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo
que entendiesen la lectura. Y Nehemías el gobernador,
y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían
entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo
El Nuevo Pacto
121
es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis;
porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de
la ley” (Neh. 8:7-9)
Esdras se había propuesto volver y enseñar al pueblo de
Dios los verdaderos caminos. Esto también es un
cumplimiento de la palabra que Ezequiel dio a los hijos de
Sadoc. (Los hijos de Sadoc fueron los sacerdotes justos
que no bajaron el estándar cuando Israel se estaba
descarriando. Esdras era de esa línea familiar). Observe la
promesa: “Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre
lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo
limpio y lo no limpio. En los casos de pleito ellos estarán
para juzgar; conforme a mis juicios juzgarán; y mis leyes
y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y
santificarán mis días de reposo” (Ez. 44:23-24).
El Señor aún busca
personas como Esdras
Espero que podamos apreciar la grandeza de este
escenario. Aquí está un hombre en cuyo corazón se ha
hecho la obra. Tiene la Ley escrita en su corazón; y como
consecuencia, puede juzgar con claridad. Puede decir con
autoridad: “¡Esto está bien, eso está mal; esto es limpio,
eso es inmundo!” He aquí uno de los problemas con la
Iglesia del siglo veintiuno (en este tiempo): Existe una
actitud general de ganar a los perdidos sin condenar el
pecado, diciendo: “Ven a Jesús tal como estás, y no te
preocupes por cambiar tu estilo de vida”. En consecuencia,
la Iglesia actual es una mezcla total. Está llena de música
122
La suprema expresión de la salvación
del mundo, prácticas mundanas de noviazgo, ropa
mundana, mentalidad mundana, divorcio y jóvenes que
no están limpios. Sin embargo, muy pocos ministros puede
levantarse con convicción y decir: “¡Esto es limpio, y eso
es inmundo; esto es santo y eso es profano!”
La carga de nuestro Señor cuando estaba en la tierra era
levantar discípulos, hombres y mujeres en quienes pudiera
implantar un nuevo corazón, ¡discípulos que hicieran y
enseñaran! En realidad, nada ha cambiado. Cristo aún
busca a los que buscan, a los que son como Esdras, que
desean entender la más alta ley de Cristo, ¡y hacerla y
enseñarla! El mundo está esperando la manifestación de
los verdaderos hijos, de los verdaderos imitadores de
Cristo, como dijo el profeta Isaías: “Aquellos que guardan
mi pacto”.
123
Pondré mi Ley
dentro de ellos
“Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días —declara el SEÑOR—.
Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la
escribiré…..” (Jer. 31:33 LBLA)
La Ley asequible
Consideremos el contexto en el que los versículos
anteriores fueron escritos (Jer. 31:31-34): el Señor acababa
de decir, estoy dándoles un Nuevo Pacto, no como el que
ustedes continuamente quebrantan. En otras palabras, les
estoy dando un pacto que puedan guardar. Es accesible.
Esto es lo que hace el Nuevo Pacto tan hermoso
(perdónenme por ser redundante en este punto): ¡es
accesible! La Ley está a nuestro alcance. Cristo rasgó el
velo; Él tiene todo lo que necesitamos para alcanzar Sus
metas. Él tiene abundancia de gracia y ayuda para aquellos
que lo desean (Ro. 5:17).
Vivimos en tiempos anárquicos, tiempos en los que
inclusive algunos de la Iglesia desdeñan el estándar de
Cristo. Cuando Cristo presentó el Nuevo Pacto a Israel,
enfatizó el hecho de que no había venido a abolir la Ley,
sino a cumplirla; en otras palabras, ¡a guardarla, a ponerla
por obra (Mt. 5:17)! En Su Sermón del Monte, Cristo elevó
la Ley de la observancia física a la observancia espiritual.
Estaba tomando la Ley escrita en piedra, los aspectos
124
La suprema expresión de la salvación
físicos de ella, y traduciéndola a los asuntos del corazón.
En esencia Cristo estaba diciendo: “Ustedes pueden no
haber matado a alguien literalmente, pero pueden matar
en su corazón. Pueden no haber cometido adulterio
físicamente, pero sí haberlo cometido en su corazón”.
El Nuevo Testamento es acerca del hombre interior: “el
reino está dentro de ustedes”. ¿Sería razonable que nuestro
Señor dijera: “Ustedes no han guardado los aspectos
físicos de la Ley, y ahora quiero que también guarden las
implicaciones espirituales”? ¿Sería razonable que nuestro
Señor demande algo que sabía que no podíamos guardar?
No, la cruz no es mayor que Su gracia; y como hemos
aprendido previamente, el Nuevo Pacto otorga el poder
para cumplir con sus demandas. El Nuevo Pacto es andar
en el Espíritu. El Espíritu de Dios nos guía a situaciones
que tratan con la naturaleza de pecado, y si nos rendimos
a esa situación, saldremos de ella aborreciendo el pecado.
Entonces, el Señor pondrá Sus leyes en nuestro corazón.
Como dijo el apóstol Juan: “Porque el amor de Dios es
que guardemos sus mandamientos: y sus mandamientos
no son gravosos” (1 Jn.5:3). ¡Ahora lo amamos y nos
deleitamos en obedecerle! (Ro. 13:8-10).
No estamos bajo la Ley
En defensa del verdadero Evangelio, por favor permítanme
darles una breve definición de la Ley, y especialmente
tocar algunas de las malinterpretaciones acerca de no estar
bajo la Ley. Muchas veces he escuchado a cristianos citar
este versículo cuando alguien lo hizo sentir incómodos
por la forma en que estaban viviendo. El propósito de la
El Nuevo Pacto
125
Ley es exponer el pecado y hacer el pecado sobremanera
pecaminoso (Ro. 7:7-13). Una dama dijo: “Oh, me siento
tan condenada cuando asisto a esa Iglesia”. En realidad,
en su vida había una condenación bien merecida porque
estaba practicando el pecado. Pablo dijo: “Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu” (Ro. 8:1).
Uno casi tendría que ser judío para apreciar completamente
lo que significa estar “bajo la Ley”. Los gentiles nunca
estuvieron bajo el régimen de la Ley. Pablo establece esto
muy claramente en 1 Corintios 9:20-21: “Me he hecho a
los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que
están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley)
como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a
la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley
(no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo),
para ganar a los que están sin ley”. Aquí Pablo habla de
aquellos “sin Ley” refiriéndose a los gentiles.
Alguien nos dirá que la Ley fue clavada en la cruz, citando
Colosenses 2:14. Sí, sí hubo un aspecto de la Ley que fue
clavado en la cruz; pero antes de examinar este versículo,
pensemos en las tres divisiones de la Ley (el Antiguo Pacto):
Las tres divisiones de la Ley
♦
La ley moral
Ésta incluía los diez
Mandamientos y todo lo que
cayera bajo este encabezado.
126
La suprema expresión de la salvación
w La ley ceremonial
Éstas eran las ordenanzas
religiosas, las instrucciones
acerca de lo que era limpio e
inmundo, las regulaciones
respecto a los días de fiesta,
la circuncisión, etc.
w La ley civil
Ésta cubría las leyes que
correspondían
a
la
responsabilidad entre vecinos,
los juicios civiles, las
demandas legales, etc.
La Ley que fue clavada a la cruz fue la Ley de las
ordenanzas, la Ley ceremonial, Colosenses 2:14:
“Anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio
y clavándola en la cruz”. Observe también el versículo
16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o
en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”.
Los gentiles nunca estuvieron bajo esas ordenanzas,
¡pero estas son las mismas ordenanzas que separaban a
los judíos de los gentiles! Vea también que Pablo dice
en Efesios 2:14-15: “Porque él es nuestra paz, que de
ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia
de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la
ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para
crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre,
haciendo la paz”. Las leyes morales y las civiles no
separaban a los judíos y los gentiles, ¡las leyes
El Nuevo Pacto
127
ceremoniales sí lo hacían! ¡La abolición de la Ley
ceremonial removió la barrera entre los judíos cristianos
y los gentiles cristianos! La única Ley ceremonial impuesta
sobre los gentiles tenía que ver con su adoración y prácticas
paganas (Hch. 15-20). Las leyes morales nunca fueron
abolidas, ni los preceptos de la ley civil; ¡éstas sólo fueron
magnificadas! ¡Los que andan en el Espíritu cumplen la
Ley más alta del Nuevo Testamento!
La Ley ceremonial
Fue el aspecto físico de estas ordenanzas lo que finalizó.
Mucho es ganado al entender y cumplir espiritualmente
estas ordenanzas; por ejemplo, las fiestas. Las fiestas ya
no se deben cumplir físicamente, ¡pero sí deben cumplirse
espiritualmente!
Sembrar y cosechar
Preparar la tierra de nuestro corazón tiene un costo, y
sembrar en nuestro corazón también tiene un costo. El
salmista se refiere al costo de inversión como “sembrar
con lágrimas”. Hay un costo para sembrar en justicia;
pero también están los beneficios de segar con regocijo,
y de segar en misericordia. A través de nuestra
experiencia, guardamos los mandamientos porque
sabemos que debemos hacerlo, y si no los guardamos
tememos las consecuencias, ¡lo cual es bueno! Es más,
parece que no vemos muchos de los beneficios
temprano en la vida. De hecho, pareciera como si otros
fueran recompensados por hacer el mal. Sufrimos por
128
La suprema expresión de la salvación
hacer lo correcto; ¡ellos son bendecidos por hacer lo
malo! Asaf escribió al respecto en el Salmo 73:1-14.
Pero anímese, porque ciertamente vendrá el momento
decisivo en su vida. Aquello que ha alimentado dentro
de su corazón, se levantará. Ya no es una cuestión de
pensar si está bien o está mal, sino que lo sabrá
instintivamente en su corazón: “Éste es el camino”.
¡Nuestro instinto será agradar al Padre! Entonces verá
las bendiciones de mantenerse en el camino, y todos
verán lo que usted ha ganado.
Recuerdo que en mis primeros años de la escuela, tuve
un compañero de clase que literalmente “grabó” el
nombre de su novia en su brazo, ¡grandes letras! Las
cicatrices de su nombre seguramente permanecen hasta
hoy. Quisiera ser lo suficiente osado para decir que si
el Espíritu de Dios decidiera transcribir una ley en
particular sobre las tablas de carne de nuestro corazón,
¡nos dolería! Quizá no físicamente, pero la impresión
sobre nosotros sería tal, que no querríamos quebrantarla
por ningún precio.
El tema central de la Biblia
En el capítulo anterior, consideramos brevemente a
Esdras el escriba. Esdras ilustra alguien que regresó del
cautiverio con un nuevo corazón, uno que tenía la ley
escrita sobre su corazón. La mayoría de los teólogos
reconocen a Esdras como el autor del salmo 119.
Perowne, uno de los expositores más sobresalientes de
los salmos, conjetura que debido al lenguaje de este
El Nuevo Pacto
129
salmo, tuvo que haber sido un salmo posterior, de la era de
la restauración. Pero aparte de la ubicación analítica de este
salmo, el Salmo 119 es una ilustración del Nuevo Pacto.
Ha sido determinado que el Salmo 119 está justo en el centro
de la Biblia. Esto es interesante, porque el Salmo 119 es
una ilustración de la Ley escrita sobre el corazón. Sin duda,
este es el tema central de toda la Biblia. Jesús mismo redujo
toda la Ley y los profetas a dos mandamientos: amar a
Dios con todo tu corazón, y amar a tu prójimo como a ti
mismo. El autor de este salmo ama los estatutos y los
preceptos de Dios; ama las leyes de Dios; ama el camino
de Dios; y su único deseo es una mayor comprensión de
la verdad. También debemos observar que el salmista
aborrece el mal tanto como ama la justicia. No
aborrecemos el mal a menos que nuestros perseguidores
personifiquen ese mal. Como dijo otro salmista:
“Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, y de la
lengua fraudulenta….Mucho tiempo ha morado mi
alma con los que aborrecen la paz, yo soy pacífico; mas
ellos, así que hablo, me hacen guerra”
(Sal. 120:2, 6-7).
Nunca dejaríamos nuestra presente posición (espiritual)
a menos de que tengamos unos cuantos perseguidores en
nuestra vida. Otro punto
digno de mención es que al
¡La promesa
menos una tercera parte del
solamente se cumple
Salmo 119, unos 60
en los que están
versículos, reflexiona acerca
dispuestos a proseguir!
la condición angustiante
La suprema expresión de la salvación
130
bajo la cual fue escrita la Ley sobre el corazón.
Verdaderamente, parte del paquete del Nuevo Pacto es tener
la Ley escrita sobre el corazón, sin embargo, ¡la promesa
solamente se cumple en los que están dispuestos a proseguir!
Los siguientes versículos muestran el corazón del autor
del Salmo 119. Él no sólo ama las leyes de Dios, sino que
aborrece todo camino de mentira. Ciertamente, ¡en la
cautividad uno llega a aborrecer el mal!
♦
♦
♦
♦
♦
♦
♦
♦
Salmo 119:9 “¡Oh, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es mi meditación”.
Salmo 119:104 “De tus mandamientos he
adquirido inteligencia; por tanto, he
aborrecido todo camino de mentira”.
Salmo 119:113 “Aborrezco a los hombres
hipócritas; mas amo tu ley”.
Salmo 119:127 “Por eso he amado tus
mandamientos más que el oro, y más que oro
muy puro”.
Salmo 119:128 “Por eso estimé rectos todos
tus mandamientos sobre todas las cosas, y
aborrecí todo camino de mentira”.
Salmo 119:132 “Mírame, y ten misericordia
de mí, como acostumbras con los que aman
tu nombre”.
Salmo 119:159 “Mira, oh Jehová, que amo
tus mandamientos; vivifícame conforme a tu
misericordia”.
Salmo 119:163 “La mentira aborrezco y
abomino; tu ley amo”.
El Nuevo Pacto
131
♦
Salmo 119:165 “Mucha paz tienen los que
aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.
♦ Salmo 119:167 “Mi alma ha guardado tus
testimonios, y los he amado en gran manera”.
El apóstol Pablo, cita Jeremías 31:33, varias veces en el
libro de Hebreos, aunque sus palabras son ligeramente
diferentes. Considere este versículo: “Por lo cual, este es
el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos,
y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios,
y ellos me serán a mí por pueblo” (He. 8:10).
En lugar de “dentro de ellos”, Pablo utiliza la palabra
“mente”. Nuestro Padre celestial quiere que Su Ley esté
en nuestra mente y nuestro corazón. Esto significa que
debemos estudiar la Palabra y meditar en ella. Los que
hagan esto serán las personas que van a reflejar a su Dios,
y Dios los reclamará como pueblo Suyo. Los beneficios
de guardar la Ley tienen un efecto mucho mayor del que
podamos imaginar. Guardar los Diez Mandamientos nos
libera de la casa de esclavitud, y nos bendice en gran
manera. Consideraremos los Diez Mandamientos en el
siguiente capítulo.
“En mi corazón he guardado tus dichos,
para no pecar contra ti”
(Sal. 119:11).
133
Los Diez Mandamientos
MANDAMIENTOS I-IV
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de
escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de
Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
noche” (Sal. 1:1-2).
El estándar
Cuando el Señor sacó a Israel de la tierra de servidumbre,
le dio los Diez Mandamientos. Estos mandamientos
resumen el código moral por el cual Israel debía vivir. En
Éxodo 20:2-3, leemos: “Yo soy Jehová tu Dios, que te
saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No
tendrás dioses ajenos delante de mí…”
Si no seguimos más allá de esos dos versículos, pienso
que podemos interpretar esto así, “Te saqué de la casa de
servidumbre, ¡y te estoy dando estos mandamientos para
guardarte de volver ahí!” Este no es un estudio difícil de
las Escrituras. Cada atadura y maldición puede ser
rastreada a una persona que flagrantemente transgredió
el mandamiento y, eventualmente, se encontró cautiva y
en algún tipo de esclavitud.
Cuando Josué llevó al pueblo a la Tierra Prometida, leyó
todas las bendiciones y maldiciones de la ley para Israel.
134
La suprema expresión de la salvación
La verdadera intención del Antiguo Pacto, y del Nuevo
Pacto, era evitar que el pueblo arruinara sus vidas, y
¡hacerles candidatos para grandes bendiciones! En el
Salmo 119:1, leemos: “Bienaventurados los perfectos de
camino, los que andan en la ley de Jehová”. Israel pasó
por un cautiverio de setenta años para reparar el daño
causado por todos los días de reposo que había
quebrantado. Israel también fue forzado a servir a otros
dioses en Babilonia, a causa de sus idolatrías.
Mientras algunos pueden decir: “Eso era el Antiguo
Testamento”, yo he estado en el ministerio el tiempo
suficiente para ver que las idolatrías del pueblo de Dios
aún lo llevan a esclavitud. Guardar los mandamientos es
realmente una armadura protectora contra nuestro
archienemigo. El enemigo es comparado a un león,
buscando a quien devorar. Siempre está buscando una
puerta abierta, un área descuidada de nuestra vida, algún
área no santificada de nuestra vida donde no es detenido.
Cuando el pueblo de Dios camina en obediencia, hay
cobertura de la Sangre Divina, y el diablo teme la Sangre.
Por otro lado, aquellos que desprecian los mandamientos,
pierden la cobertura protectora.
Consideremos ahora los Diez Mandamientos con un nuevo
sentido de gratitud y un deseo fresco de que ellos sean
una realidad en nuestra vida. Después de todo, Cristo
mismo cumplió la Ley y trajo mayor claridad y mejor
definición de la Ley. Él relacionó el guardar los
mandamientos con los motivos e intentos del corazón. El
guardar verdaderamente los mandamientos o no viene de
la obra de gracia que ha sido efectuada en nuestro corazón.
El Nuevo Pacto
135
I. No tendrás dioses ajenos
Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí”.
Este es un mandamiento que no es difícil de espiritualizar.
Las personas pueden hacer dioses de cualquier cosa. Por
ejemplo, los deportes pueden tener preeminencia sobre el
servicio de la Iglesia. Un hombre testificó, arrepentido, que
asistir a los juegos de fútbol de su hijo había apartado su
corazón de las cosas de Dios. Cuando nuestro tiempo,
pensamiento y devoción a algo más toma preeminencia sobre
nuestro deber a nuestro Dios y Salvador, se convierte en un
dios. Algunas veces aun las cosas legítimas, tales como la
devoción a la familia, pueden poner a Dios en segundo lugar.
Este mandamiento también puede tomarse muy
literalmente. He viajado por el mundo lo suficiente para
ver que los cristianos pueden adorar otros dioses. Una
vez predicaba en un país que había sido evangelizado
anteriormente por jesuitas. Lo que yo no sabía acerca de
los jesuitas, y de otras misiones católicas, era que ellos
permitían a sus conversos mantener sus otros dioses. El
catolicismo es una tremenda mezcla de religiones paganas.
Sin embargo, yo estaba predicando
en una Iglesia Pentecostal que en su
¡Demosle a
mayoría era de trasfondo Hindú. Al
Cristo el
finalizar el servicio, me sentí llevado
primer lugar
a preguntarle a la congregación si
en nuestra
ellos eran libres de otros dioses. Me
vida!
admiré de lo que sucedió. La mayoría
de la iglesia pasó adelante,
136
La suprema expresión de la salvación
renunciando a sus dioses ancestrales con lágrimas en los
ojos. Parece que cuando ellos fueron convertidos al
pentecostalismo, mantuvieron sus dioses.
Otros dioses pueden alejarnos de la plenitud de la
salvación. Pueden mantener a las personas en esclavitud,
y aun pueden condenar el alma de la persona. ¡Demosle a
Cristo el primer lugar en nuestra vida!
II. No te harás imagen
Éxodo 20:4 “No te harás imagen……”
Aunque el segundo mandamiento parece ser muy similar
al primero, cae en una esfera más tangible: Las cosas que
las personas se inclinan para idolatrar. Conocí un hombre
que literalmente hizo un ídolo de su Corvette (su carro
deportivo). No habría idolatrado más ese carro si hubiera
sido una imagen de fundición en un bosque de árboles en
la cima de alguna colina. Tuve un diácono que hizo
algunos trabajos de remodelación en el salón de recreación
de otra iglesia. Me dijo que parecía “el salón de la fama
del rock”. El salón estaba tapizado con posters extraños
de (así llamados) cantantes cristianos de rock. No era otra
cosa que idolatría. Cuando los cristianos idolatran
personas que tratan de imitar y actuar como el mundo,
esto le dice a usted dónde está verdaderamente su corazón:
En el mundo.
La idolatría fue un problema en la iglesia gentil primitiva.
Pablo advierte específicamente a los corintios en su
segunda epístola (6:16-17): “¿Y qué acuerdo hay entre el
El Nuevo Pacto
137
templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y
andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el
Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré”.
Recuerde que fue por la adoración a otros dioses, y la
idolatría, que Israel fue llevado en cautiverio. ¡La idolatría
apartó a Raquel de heredar con las otras matriarcas!
III. El Nombre del Señor
Éxodo 20:7 “No tomarás el nombre de Jehová tu
Dios en vano….”
En la oración del Señor, Él nos enseñó que el nombre de
Dios debía ser santificado. Generalmente confinamos este
versículo a utilizar el nombre del Señor profanamente,
aunque difícilmente puedo imaginar a un cristiano
haciéndolo. Sin embargo, hay muchas formas menos
explícitas en que los cristianos toman el nombre del Señor
en vano. Por ejemplo, cuando un hombre se vuelve
cristiano, ahora lleva el nombre del Señor. Si ese cristiano
entonces hace algo inapropiado, el nombre de Cristo es
reprochado. Entonces el observador casual puede decir,
“Bueno, si esto es el cristianismo, ¡no lo necesitamos!”
Algunas personas son tan malos representantes del reino,
que sería mejor para ellos nunca decir que son cristianas.
El apóstol Pablo dice esto respecto a los judíos: “Porque
como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre
los gentiles por causa de vosotros” (Ro. 2:24). El nombre
de Dios fue blasfemado a causa del estilo de vida hipócrita
138
La suprema expresión de la salvación
de los judíos. Cuando el pueblo de Dios peca, es una
mancha sobre Su nombre. El apóstol dice también esto
respecto a algunos que declaran conocerle a Él: “Profesan
conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuando a toda
buena obra” (Tito 1:16). Vivamos como aquellos que
declaran Su nombre, como verdaderos representantes del
reino. “….Apártese de iniquidad todo aquel que invoca
el nombre de Cristo” (2 Ti. 2:19).
IV. Acuérdate del día de reposo
Éxodo 20:8 “Acuérdate del día de reposo para
santificarlo”.
La palabra “sabbat” significa “consumar”. El sabbat fue
instituido por diversas razones: Primero, para enseñarle
al hombre instituir un día para honrar a Su Creador y,
segundo, para darle a Su creación un día para recobrarse
de la semana de trabajo. Incluso los animales de trabajo
necesitan un día para descansar. De hecho, el Señor ordenó
un reposo para la tierra, cada séptimo año. Esto fue para
permitir que los nutrientes del suelo fueran restaurados.
Aunque el día de reposo, el séptimo día, con todas sus
regulaciones finalizó con el Antiguo Pacto, Cristo restituyó
el concepto del sabbat al primer día de la semana (porque
Él resucitó de los muertos en el primer día de la semana).
El primer día de la semana es llamado ahora “el día del
Señor”. Por ejemplo, en Apocalipsis 1:10, Juan dijo: “Yo
estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí
una gran voz como de trompeta”. El concepto aún es el
El Nuevo Pacto
139
mismo; la Iglesia primitiva se congregaba para honrar su
Salvador en el primer día de la semana. El día del Señor
es también un día de reposo. El Señor ordenó ciertas leyes
que aún se aplican: El hombre todavía necesita un día de
reposo. El presidente de nuestra confraternidad con
frecuencia se refiere a la semana de diez días de trabajo
establecida durante la Revolución Francesa. Fue un fiasco.
El pueblo se agotó y descubrieron que en realidad podían
lograr más en seis días que en diez.
Puede decirse mucho sobre el tema del reposo. He visto
la diferencia entre las personas (aun cristianos) que
descansaban en el día del Señor y aquellos que no lo
hicieron. Estaría muy interesado en algunas estadísticas
acerca de esto, pero me limitaré a decir que las personas
que honran el día del Señor son más saludables y viven
por lo menos diez años más. Una vez estaba predicando
en un seminario donde señalé que incluso los ministros
necesitan un día de reposo (obviamente no el domingo).
Luego de la reunión, un ministro se acercó y me dijo, “Yo
tengo reuniones siete días a la semana. “¿Es malo eso?”
Si hubiera podido ver a ese hombre, la respuesta era obvia.
Se veía viejo y demacrado, y se dormía parado. Recuerde
que Israel pasó setenta años en cautiverio para enmendar
todos los días de reposo que ellos habían quebrantado.
El día de reposo también nos enseña varias leyes
espirituales. Nos enseña acerca del reposo espiritual en el
que Dios quiere que Su pueblo entre (ver He. 4:4-11) El
día de reposo también nos enseña acerca de la conclusión
de las obras de la carne, la conclusión del esfuerzo
humano, al Dios hacer la obra por medio de nosotros. El
140
La suprema expresión de la salvación
“reposo” es acerca de estar en sincronía con el cielo. El
cielo hace la obra. Nosotros sólo somos los instrumentos
a través de quienes sucede.
Observe, por favor:
A causa de la cantidad de contenido
comprendido en esta sección, hemos dividido
los Diez Mandamientos en dos capítulos. Los
primeros cuatro tratan, básicamente, con
nuestra responsabilidad hacia Dios, mientras
que los últimos seis mandamientos,
básicamente, tratan con nuestra
responsabilidad hacia los hombres.
141
Los Diez Mandamientos
MANDAMIENTOS V-X
V. Honra a tu padre y a tu madre
Éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que
tus días se alarguen….”
Este es llamado “el primer mandamiento con promesa”
(Ef. 6:2). Se promete larga vida a aquellos que honran a
sus padres. Si un niño es enseñado a respetar a sus padres,
él también tendrá un respeto general por la autoridad del
mismo Dios Padre. En el libro de Colosenses leemos:
“Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto
agrada al Señor” (Col. 3:20). Los hijos que obedecen a
sus padres agradan al Señor y, cuando el Señor se agrada
con alguien, le guarda de muchos desastres. Hay una
bendición sobre aquellos que guardan los mandamientos,
incluso si no están en el reino.
Lo opuesto también es verdad. Los jóvenes que están
esclavizados por las drogas, generalmente han
quebrantado el quinto mandamiento. Muchos malos
matrimonios también fracasan por la misma razón, aunque
siempre hay excepciones. Muchos engaños espirituales y
otras maldiciones frecuentemente conducen a los jóvenes
a despreciar el quinto mandamiento. Escuche lo que
Salomón dice: “El ojo que escarnece a su padre y
menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la
142
La suprema expresión de la salvación
cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila”
(Pr. 30:17). He visto jóvenes que se han rebelado contra
sus padres perder totalmente toda visión espiritual,
tornándose totalmente confundidos.
VI. No matarás
Éxodo 20:13 “No matarás”.
Aparte de la interpretación literal de “asesino”, la cual
puede incluir el aborto, hay mayores implicaciones
espirituales para este mandamiento. Jesús dejó claro esto
con Su enseñanza sobre el monte, cuando comparó el
asesinato al enojo no provocado (Mt. 5:21-22). “Pero yo
os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio….”
Jesús estaba llevando a Su pueblo a enfrentarse al estándar
del Nuevo Pacto (mayor): Que somos responsables por
los pecados del espíritu, no solo de los pecados de la carne.
Aunque probablemente hemos escuchado a alguien decir:
“Bien, lo pensé, así que debí haberlo hecho”. ¡Esto no es
verdad! Hay una diferencia entre un pecado de la mente y
el corazón, y el acto premeditado. Incluso en nuestro
sistema penal, no enviamos a la gente a la cárcel por pensar
en homicidio, sino lo hacemos por cometer el acto.
Santiago dice, “Entonces la concupiscencia, después que
ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte” (Stg. 1:15). El pecado
comienza en nuestro corazón y en nuestro espíritu, pero
no trae muerte sino hasta que es cometido. Oh sí, es un
El Nuevo Pacto
143
pecado albergado en nuestro corazón, pero no es un pecado
en primer grado hasta que es ejecutado. Jesús nos estaba
advirtiendo del hecho de que somos responsables por los
pecados del corazón. Las ofrendas levíticas ayudan a
sustentar esto. Había una ofrenda por el pecado, la cual
era ofrecida para expiar un pecado intencional. También
había una ofrenda por el pecado de ignorancia, la cual era
asociada más con la naturaleza del pecado. Sin embargo,
Cristo cumplió todas las ofrendas, mostrándonos que
puede haber victoria tanto sobre la naturaleza del pecado,
como sobre el acto en sí.
VII. No cometerás adulterio
Éxodo 20:14 “No cometerás adulterio”.
Nuevamente, el Maestro lleva a Su pueblo al
entendimiento de que el pecado de adulterio puede ser un
pecado del espíritu, tanto como un pecado de la carne.
“Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:28). A pesar de
que el acto físico no fue cometido, el
pensamiento, la imaginación y el
Somos
deseo estaban ahí. El mismo precepto
responsables
es válido para todos los
tanto de los
mandamientos de Cristo. Esto es,
pecados del
somos responsables tanto de los
espíritu,
pecados del espíritu, como de los
como de los
pecados de la carne. Aunque hay
pecados de la
perdón para ellos, también hay
carne.
victoria sobre ellos por medio de la
obra de expiación. Como fue
144
La suprema expresión de la salvación
mencionado antes, todas las ofrendas revelan aspectos de
la obra consumada a nuestro favor en la cruz.
El Señor está allí para ayudarnos a pasar la tentación. Sin
embargo, la razón por la cual la tentación está ahí es porque
en nuestro corazón aún está la atracción hacia ese pecado
(Stg. 1:14). A veces, las personas luchan con este tipo de
tentaciones por años, y a veces es necesaria la liberación.
No obstante, Dios da un corazón puro a aquellos que
buscan uno y a aquellos que rehúyen las cosas que
estimulan los deseos equivocados. No hay forma que
podamos esperar ser puros en nuestro corazón si
alimentamos las impurezas del mundo, especialmente en
Hollywood. El pecado de adulterio conduce a las personas
al infierno. El adulterio espiritual también puede apartar
el corazón de buscar al Señor. El divorcio y nuevo
matrimonio también es llamado adulterio (Mc. 10:11-12).
Que nosotros podamos adoptar la fórmula del salmista,
cuya meditación era sobre las cosas celestiales: “Dulce
será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”
(Sal. 104:34).
VIII. No hurtarás
Éxodo 20:15 “No hurtarás”.
Hurtar básicamente es tomar algo que no le pertenece a
uno. Hay muchas formas de hurtar, tales como robar
tiempo al trabajo, robar palabras (plagiar), robar material
de Internet (por ejemplo, música con derechos de autor),
etc. Las personas pueden también robar a Dios no pagando
sus diezmos (Mal. 3:8). Una vez oí a un ministro
El Nuevo Pacto
145
enumerando de la escritura las muchas formas de hurto.
Virtualmente había docenas de ejemplos de lo que
significa robar.
Uno de los mayores problemas que encontramos en el
campo misionero es el robo, especialmente en el mundo
hispano. Lo que es interesante acerca de esto es que la
mayoría del mundo hispano es católico. Las personas
roban, se confiesan y continúan robando. Si la iglesia
condenara sus robos, y les dijera que hicieran restitución,
podría terminar. En cierta ocasión predicaba en las
Filipinas, y comencé a tocar el tema de hurtar y mentir.
Más tarde, el ministro que organizaba los seminarios
confesó que él había robado a su organización. Él buscaba
mi consejo. Le dije que lo confesara a su consejo
administrativo y pidiera indulgencia para pagarlo todo.
Él respondió, “No sé si puedo hacer eso”. Él esperaba
que lo pudiéramos sacar de apuros.
Lo que las personas con frecuencia no entienden acerca
de quebrantar un mandamiento como éste es que hay
castigos en el espíritu. El profeta Zacarías dice que había
una maldición sobre la casa de un ladrón (Zac. 5:3-4). Es
por esto que algunas personas nunca prosperan. Algunas
familias siempre están “saladas” porque nunca llegaron a
limpiarse de sus hurtos. A Satanás se le llama ladrón. Judas
fue llamado ladrón. La escritura es abundantemente clara
respecto a aquellos que roban: No heredarán el reino de
Dios (1 Co. 6:9-10).
Muchas veces, los cristianos son culpables de formas
menos obvias de pecado, y necesitan los misericordiosos
146
La suprema expresión de la salvación
tratos de Dios para ayudarles a ver claramente.
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas
en la ciudad” (Ap. 22:14).
IX. No hablarás falso testimonio
Éxodo 20:16 “No hablarás contra tu prójimo
falso testimonio”.
Dar falso testimonio significa: “Mentir, prevaricar, o
distorsionar la verdad”. Al estar estudiando los
mandamientos, creo que estamos obteniendo un nuevo
sentido del por qué Dios aborrece tan vehementemente
estos pecados. Todos ellos representan a nuestro antiguo
enemigo, el maligno. Él es un engañador, un calumniador
y un mentiroso. Jesús le llamó “padre de mentiras”. Si
hiciéramos un estudio de nuestro archienemigo, veríamos
que también es llamado ladrón y homicida. Es la clásica
figura del adulterio y la infidelidad. Es la personificación
de la codicia y de toda lujuria. Él quería el trono que estaba
reservado al Hijo de Dios.
Escuche lo que Jesús dijo a los Fariseos acerca de Su día:
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de
vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde
el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque
no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44).
Satanás es llamado el padre de mentiras. Es la antítesis de
Cristo, quien es la personificación de la verdad.
El Nuevo Pacto
147
Viendo hacia atrás a mis treinta años pasados tras el
púlpito, puedo ver por qué el mentir o engañar es uno de
los pecados más despreciables. En cierto sentido, es peor
que el adulterio o el homicidio. He conocido adúlteros y
ellos se han arrepentido y reconocido la culpa de su
adulterio. Incluso he conocido homicidas que se han
arrepentido, reconociendo su culpabilidad y dispuestos a
recibir su castigo. Sin embargo he conocido, personas que
son mentirosas y son las últimas en ser limpiadas. Los
cristianos que no aman la verdad, generalmente terminan
creyendo una mentira (2 Ts. 2:10-13). Matthew Henry dijo
una vez: “En todo pecado hay algo de mentira”. Creo que
es un análisis correcto. Algunas personas viven en
negación, pretendiendo que el pecado no está ahí. Que el
Señor nos dé un deseo por la verdad en nuestro interior.
Como declaró el salmista, “He aquí, tú amas la verdad en
lo íntimo” (Sal. 51:6).
X. No codiciarás
Éxodo 20:17 “No codiciarás”.
Codicia es un amor ilícito, o un excesivo deseo por algo,
material o humano. Pablo etiqueta la codicia como una forma
de idolatría: “…Y avaricia, que es idolatría” (Col. 3:5). La
avaricia es una idolatría espiritual. Estos objetos pueden ser
cosas que idolatramos en nuestra mente y en nuestro corazón,
cosas que creemos que debemos tener. Muchas veces ésta es
la treta del predicador de la prosperidad. Frecuentemente su
mensaje gira alrededor de la adquisición de cosas, implicando
que: “Usted puede obtener lo que quiera de Dios”.
Consideremos las palabras de Pablo a Timoteo:
148
La suprema expresión de la salvación
Pero gran ganancia es la piedad
acompañada de contentamiento;
porque nada hemos traído a este
mundo, y sin duda nada
podremos sacar. Así que,
teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto.
Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación
y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a
los hombres en destrucción y
perdición” (1 Ti. 6:6-9).
Hay vida y libertad
en guardar los
mandamientos y,
por el contrario,
cuando estos
mandamientos no
son obedecidos,
traen ataduras y
trampas sobre
nuestra vida.
Recuerde que hay vida y libertad en guardar los
mandamientos y, por el contrario, cuando estos
mandamientos no son obedecidos, traen ataduras y
trampas sobre nuestra vida. No seremos candidatos a la
plenitud de la salvación sino hasta que los mandamientos
estén escritos en nuestro corazón.
Bienaventurado el hombre
Los mandamientos fueron dados no sólo para salvar al
hombre de la casa de servidumbre, sino para que pueda
heredar grandes bendiciones. El presidente de nuestra
confraternidad una vez dio un mensaje sobre la casa de
Obed Edom (2 S. 6:10-12). El gran avivamiento que vino
a Sion comenzó en la casa de un hombre. Luego del
desastroso intento de David de tener un avivamiento, el
Arca del Pacto fue desviada a la custodia de un levita
llamado Obed Edom. El arca pasó cerca de tres meses en
El Nuevo Pacto
149
casa de Obed Edom, y su casa fue tan bendecida que todo
Israel escuchó acerca de ello. La esencia de la historia es
que el arca contenía los Diez Mandamientos. La casa de
este hombre fue bendecida por virtud de que los
mandamientos de Dios estaban guardados ahí. Por
supuesto, David mismo escuchó acerca de la gran
bendición sobre la casa de este hombre, corrigió sus
previos errores, y trajo de vuelta el arca a Sion, ¡donde
experimentaron un gran avivamiento!
Sobre el monte de Sion en el cielo, vemos un grupo de
santos tocando sus cítaras de 10 cuerdas (Josefo interpreta
la palabra cítara (kithara) como un “instrumento de diez
cuerdas”). Esto nos habla de aquellos que han
cumplimentado la Ley, los Diez Mandamientos. En estos
tiempos anárquicos cuando incluso mucha parte de la
Iglesia resiente los Diez Mandamientos, ¡abracémoslos
nosotros! ¡Magnifiquémoslos, y permitámosle al Espíritu
de Dios escribirlos profundamente sobre las tablas de
carne de nuestro corazón! ¡Amén!
* Vea en el apéndice: “Los diez pecados en el huerto”.
151
Todos me conocerán
“Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno
a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque
todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos
hasta el más grande, dice Jehová” (Jer. 31:34).
Israel le conocerá
Para Israel, este versículo tendrá un cumplimiento literal
cuando ellos vean a Cristo en Su regreso. La nación de Israel
estará casi al borde de la aniquilación cuando nuestro Señor
vuelva, y ellos dirán: “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos
esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos
esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”
(Is. 25:9). El mundo entero reconocerá al Mesías esperado
por Israel. La Escritura dice que todo ojo le verá (Ap. 1:7).
Aunque Israel estará extasiado con la venida de su Rey,
su euforia se tornará en conmoción cuando descubran que
Él es Aquel a quien rechazaron hace 2000 años.
Imagínense a Israel cuando pregunten a su Mesías: “¿Qué
heridas son estas en tus manos?” Él responderá: “Con
ellas fui herido en casa de mis amigos” (Zac. 13:6).
Imagínese nuevamente a Israel, cuando se den cuenta que
ellos fueron los que le traspasaron. Es en ese momento
que Cristo derramará gran gracia sobre Israel y la nación
entera amargamente llorará por lo que hicieron.
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de
152
La suprema expresión de la salvación
oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y
llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose
por él como quien se aflige por el primogénito. En
aquel día habrá gran llanto en Jerusalén….”
(Zac. 12:10-11).
Sí, todo Israel le conocerá. No tendrán que explicar a su
prójimo quién es el Cristo. Todos le conocerán y todo el
mundo tendrá que reconocerle como Señor. Él se sentará
literalmente en Su trono en Jerusalén. Las personas
literalmente irán a Jerusalén a orar delante de Él en Su
templo (Zac. 8:21-22).
A fin de conocerle
Israel entrará al Nuevo Pacto prometido cuando vean a
Cristo. ¿Pero qué de nosotros, los que ya somos “pueblo
del Nuevo Pacto?” ¿Qué aplicación tiene esta promesa
para nosotros? Bueno, consideremos algunas de las cosas
que hemos aprendido en este estudio: La salvación es
progresiva; hay una progresión en este caminar.
¿Realmente conocemos al Señor en el Atrio? Sin duda, le
conocemos como nuestro Salvador, o quizá también le
conocemos como nuestro Bautizador, o nuestro Sanador,
etc. Le conocemos por fe. Sabemos acerca de Él y quizá
hemos experimentado Su liberación en alguna manera.
Quizá, incluso hemos tenido sueños o visiones de Él. Aún
así, ¿realmente le conocemos?
Los planos del tabernáculo enseñan al hombre cómo puede
venir a Dios. Podemos conocer aspectos de Dios en el
Atrio Exterior, y aun podemos conocer mayores aspectos
El Nuevo Pacto
153
de Dios en el Lugar Santo. No obstante, era en el Lugar
Santísimo donde la presencia de Dios (simbólicamente)
moraba. Mientras cualquier israelita (hijo del reino) tenía
el privilegio de entrar al Atrio, casi ninguno podía
proseguir a la siguiente etapa, mucho menos al interior.
¿Se da cuenta? El deseo ciertamente tiene mucho que ver
con esto, pero Dios solamente da este tipo de deseos a
aquellos que buscan agradarle.
Escuche las palabras del salmista: “Bienaventurado el que
tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios;
seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”
(Sal. 65:4). Es Dios quien nos elige, y es Dios quien nos
lleva de nuestra posición presente hacia adelante. Muchos
en la Iglesia están contentos con su posición presente.
Quizá esa es la extensión de su visión; pero si miramos a
las personas que realmente conocen a Cristo, sus vidas
fueron consumidas con “proseguir conociéndole”.
Tuvieron un toque de esa comunión, ¡pero querían más!
Oseas dice: “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer
a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá
a nosotros como la lluvia, como la
lluvia tardía y temprana a la
Es Dios quien
tierra” (Os. 6:3). ¿Nos dice algo
nos elige, y es
este versículo a nosotros? “Si
Dios
quien nos
proseguimos en conocer a
lleva de nuestra
Jehová…” Son únicamente los
posición
seguidores del Cordero los que
presente hacia
verdaderamente le conocen. Oh, no
adelante
seamos seguidores distantes, sino
seamos como la novia en el
La suprema expresión de la salvación
154
“Cantar de los Cantares” que clamaba: “Atráeme; en pos
de ti correremos” (Cnt. 1:4).
♦
El atrio
los hijitos sus pecados han
sido perdonados (1 Jn. 2:12).
♦
El lugar Santo
los jóvenesson fuertes en la
Palabra (1 Jn. 2:14).
♦
El lugar Santísimo
los padres lo han conocido a
Él (1 Jn. 2:14).
El deseo del apóstol
“A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser
semejantes a él en su muerte” (Fil. 3:10). Lo más
interesante acerca de este deseo de Pablo, es que él está
escribiendo esto cerca de 25 años después de declarar las
revelaciones del tercer cielo (2 Co. 12:1-4). Muy pocas
personas que han vivido jamás han tenido las revelaciones
que Pablo tuvo. Es más, a Pablo se le dio un aguijón en la
carne (una enfermedad), no solamente para mantenerlo
humilde, sino también para guardarle de ser magnificado
por los demás más allá de lo conveniente.
Pablo había estado, por decirlo así, en el lugar Santísimo en
el cielo. Había participado del maná escondido. El maná
escondido es un premio dado a los vencedores, y está
El Nuevo Pacto
155
reservado para aquellos que entran detrás del velo (Ap. 2:17).
Sin embargo, la búsqueda del apóstol no ha sido saciada
aún. Consideremos las implicaciones de esta búsqueda
y, especialmente, la connotación que tiene para nosotros.
El velo ha sido rasgado pero, ¿entraremos ahí? El apóstol
Pablo plantea la misma pregunta a los hebreos. Hay un
reposo para nosotros. Hay una tierra de Beula para
nosotros pero, ¿entraremos ahí? (He. 4:5-11) El velo
rasgado simplemente nos dice que tenemos un acceso
disponible para nosotros. Nuestro predecesor ha
entrado, mostrándonos el camino, pero esto no es un
“regalo”. Requiere cierta actuación de nuestra parte,
¡cierta compulsión!
De lo que Pablo hablaba no era de tener más visiones y
más revelaciones de lo eterno, sino de conocerle a Él. No
saber más acerca de Él, sino conocerle como Moisés, cara
a cara. Cristo desea esa clase de compañerismo con
nosotros, un compañerismo íntimo. El Señor Mismo dijo:
“He aquí yo estoy a la puerta, y llamo; si alguno oye mi
voz, y abre la puerta, yo entraré y cenaré con él, y él
conmigo” (Ap. 3:20). El Cantar de los Cantares, un
pequeño libro escrito por el Rey Salomón, se trata de la
comunión con el Rey. Es una alegoría de Cristo y Su Iglesia.
El Rey revela sólo lo necesario de Sí mismo para atraer a
quién le busca, luego Él se retira, y ella procura encontrarlo
desesperadamente. Hacia el final del libro es difícil separar
quién es quién. ¡Ella se ha convertido tan semejante a Aquel
a quien ella adora que se asemeja a Él en todo! Mientras
más le conocemos, más nos volvemos como Él; y como
Juan dice: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se
purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:3).
156
La suprema expresión de la salvación
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen,
como por el Espíritu del Señor” (2 Co. 3:18).
Aquellos que conocen a su Dios
“Mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y
actuará” (Dn. 3:18). ¿Entonces, cuál es la ventaja de
conocer a Dios (nuevamente estamos hablando acerca
de conocerle a Él como a un amigo – Juan 15:14-15)?
En verdad, la lista de beneficios tomaría otro libro. En
el día de la angustia son liberados cuando lo pidan, Él
responde. Sin embargo, para quedarnos en el contexto
de nuestro versículo de apertura, el pueblo que conoce a
su Dios será formado por aquellos que hagan grandes
cosas en estos últimos días. El más grande avivamiento
de todos los tiempos va a ser el pináculo la Edad de la
Iglesia. De hecho, Jesús prometió que mayores obras
serían realizadas por aquellos que le aman, aquellos que
guardan Sus mandamientos.
¿Fueron las cosas mayores cumplidas por la Iglesia
Primitiva? No pueden negarse las maravillosas obras que
fueron hechas a través del libro de los Hechos. Sin
embargo, no se encuentra algo que supere los milagros de
Cristo. Es más, hay milagros en el Antiguo Testamento
que aún deben ser rivalizados. Cuando el apóstol Pablo
escribió el libro de Hebreos, el libro de Hechos
básicamente había concluido (el libro de Hechos cubre
aproximadamente 30 años). Sin embargo, Pablo está
diciendo a su audiencia que la Iglesia debe completar los
El Nuevo Pacto
157
actos de fe. Todos los grandes milagros del Antiguo
Testamento (registrados en Hebreos 11) sólo fueron hechos
en parte, o en figura. La Iglesia debe terminar los actos de
fe, y con mayor magnitud (por supuesto, estamos mirando
al final de la era de la Iglesia). ¡Cristo siempre reserva lo
mejor para el final! Considere los versículos siguientes:
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio
mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo
Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no
fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”
(He. 11:39-40).
El punto que tratamos de establecer es que estas “obras
maravillosas” deben ser realizadas por medio de aquellos
que conocen a su Dios. Pablo dice: “que pueda conocerle,
y el poder de Su resurrección”. Simbólicamente, la “vara
que floreció” (que fue guardada en el Arca) sirvió como
un ejemplo del “poder de la resurrección”. El Arca estaba
en el Lugar Santísimo (He. 9:4). Como hemos declarado
anteriormente, podemos conocerle sólo hasta cierta
medida. Podemos conocerle en el atrio exterior por medio
del bautismo en el Espíritu Santo. Podemos conocerle a
través de la gran unción del Lugar Santo (los siete
candeleros). Sin embargo, la más grande unción es ser
encontrado dentro del velo, “para conocerle a Él y el poder
de Su resurrección”. El poder de la resurrección es poder
para levantar a los muertos.
Evan Roberts, el hombre acreditado con dar a luz el
avivamiento Galés, describe en su diario cómo había
estado buscando al Señor por muchos meses. No tenía un
158
La suprema expresión de la salvación
presentimiento que algo estaba por suceder. Entonces una
madrugada muy temprano, cerca de la 1:30 de la mañana,
el Señor Jesucristo entró a su dormitorio y conversó
íntimamente con él, cara a cara, alrededor de dos a tres
horas. Esto continuó cada mañana por meses. Él describe
cómo el Señor quitó de su corazón el miedo a las personas,
y cómo el Señor sanó incluso su dificultad para hablar.
Este hombre había entrado a algo. Más tarde, cuando Evan
Roberts le pidió al Señor 100,000 almas, él vio al Señor
dándole un cheque con el número 100,000 en él. Roberts
dijo: “Ese cheque lo cambié el año siguiente”.
Recientemente, el padre de uno de los ancianos de mi iglesia
falleció. El hombre nunca vivió para Dios, ni había
respondido al mensaje de la salvación que su hijo le había
compartido. Sin embargo, el hijo seguía pidiendo por la
vida de su padre. Su padre murió la víspera del Año Nuevo,
luego de pasar sus últimos meses en dolor insoportable.
Esa noche, el Señor le dio un sueño al hijo. Soñó que su
padre moría en su regazo, y el Señor le decía: “Mira, te he
dado a tu padre”. Con frecuencia vemos esto en la Escritura,
que Dios muestra misericordia a las generaciones sucesivas
simplemente por la justicia de los padres, o a causa de la
relación que los padres tienen con Él. El Señor utiliza a
David como una excusa para no destruir a Jerusalén, siglos
después de David: “por amor a David”. ¡Todas estas son
buenas razones para conocer íntimamente al Señor! No
obstante, pienso que la intención más pura para querer
conocerle a Él es porque queremos ser como Él. El apóstol
Juan, indudablemente conocía a Cristo mejor que cualquier
otro, y es por eso que es llamado el apóstol del amor, ¡y es
por eso que tuvo la mayor revelación de todos!
El Nuevo Pacto
159
Conformados a Sus padecimientos
En la última parte de la aspiración del apóstol Pablo en
Filipenses 3:10, dice: “….y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su
muerte”. Pablo verdaderamente quería identificarse con
Cristo en toda forma posible, aun sufriendo y muriendo
como un mártir. Yo creo que la Escritura es muy clara
respecto al hecho de que hay niveles de compañerismo.
Incluso hablando naturalmente, únicamente podemos
tener comunión unos con otros por virtud de un común
denominador. Por ejemplo, dos hombres que estaban en
el mismo campo de batalla tenían ciertos lazos afectivos
y comunión. Esta verdad nos lleva a distintos campos:
educación, negocios, vida doméstica, etc. Sin embargo,
en el contexto del deseo del apóstol, Pablo sabía que el
más alto grado de compañerismo se realizaba a través de
una identificación con los padecimientos de Cristo.
Cuando pensamos en los años juveniles de Jesús, nos
imaginamos una figura muy solitaria. ¿Con cuántos
jóvenes podía el joven Jesús compartir las revelaciones
de Su corazón?
Jesús se sentó en la sala de juicios de Herodes; Pablo se
sentó en la sala de juicios de Herodes. Ése era sólo un
aspecto de los padecimientos de Cristo y, sin embargo,
no es un aspecto con el que muchos podrían identificarse.
Hace algunos años, un buen cristiano amigo mío tuvo que
ir a la corte por una pequeña cantidad que había recibido
del seguro cuando fue herido en un trabajo. La corte quería
que él pagara todo de vuelta. Decían que él estaba tratando
de sacar ventaja del sistema. Mientras este hermano estaba
160
La suprema expresión de la salvación
sentado en el salón fuera de las cámaras del juez, podía oírlos
burlándose de él en la oficina (habían olvidado cerrar la
puerta). Ellos decían que él solamente estaba usando la
religión como una muleta, estaba buscando un ticket de
comida gratis, etc. Mientras el hombre se encontraba sentado
en la banca, con el rostro bañado de sudor, sintió que alguien
más se sentó a su lado en la banca, alguien que había estado
ahí siglos atrás. Sólo entonces, uno de los abogados se percató
que la puerta estaba entreabierta, y ellos se miraron
avergonzados mientras cerraban la puerta. “Que pueda
conocerle…y la participación de Sus sufrimientos”.
Conformados a Su muerte
Hay algo más que debemos entender acerca del martirio:
es un llamamiento, y Dios no da ese llamamiento a
cualquiera. Mientras atisbamos el futuro cercano,
observamos una pequeña escena de Apocalipsis 6:10-11:
Aquellos que habían dado su vida por Cristo, están
clamando por vindicación. El Señor responde a su
clamor, diciéndoles que debían esperar por un corto
tiempo, hasta que se completara el número de sus
consiervos y hermanos que debían ser muertos como
ellos, que debían ofrecer su vida.
Hay situaciones donde el martirio es una elección. Por
ejemplo, en Hebreos 11:35: “…otros fueron atormentados,
no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor
resurrección”. Algunos han rechazado el privilegio de
escapar porque buscaban una mejor resurrección. Una cosa
es segura: Si el sello de aprobación del Señor no está sobre
la ofrenda, no servirá de nada. Pedro estaba llamado a ser
El Nuevo Pacto
161
un mártir, pero si hubiera sido antes de su tiempo, no
hubiera sido una ofrenda aceptable. Pedro clamó que
estaba listo 36 años antes. En realidad, no había gracia
para Pedro si moría con Jesús 36 años antes del tiempo.
Si Pedro hubiera puesto su vida en el Getsemaní, el Padre
en el cielo hubiera dicho: “Pedro, ¿qué haces aquí? Tengo
36 años de trabajo para ti en la tierra y, Pedro, tienes una
cantidad de defectos en tu carácter sin enmendar y, Pedro,
esa fue una terrible salida, sacudiéndote y pataleando. ¡Esa
fue una mala representación de la naturaleza del Cordero!
Es por eso que uno debe conocer al Señor para ser como
Él. Es por eso que uno primero debe experimentar el poder
de Su resurrección, ¡que es poder para soportar el
sufrimiento! El deseo equivocado de ser un mártir puede
ser sólo un argumento del ego. A algunos les gustaría ir a
prisión por Jesús, mientras las cámaras de televisión estén
ahí para filmar su noble postura. Hace algunos años, una
amada hermana estaba con un grupo en Rusia (esto fue
antes que Rusia fuera abierta al Evangelio). Cierto hombre
en el grupo tenía tendencias equivocadas al martirio. La
misión del grupo era tener contacto con un grupo
subterráneo, llevar Biblias y alentar la Iglesia clandestina.
Juiciosamente, esperaron hasta que el hermano no
estuviera viendo y le dejaron atrás, ya que él podría haber
estropeado la misión. Era una conexión muy difícil, ya
que también debían evadir el servicio secreto de Rusia.
Para hacer corta una larga historia, se encontraron con la
Iglesia, entregaron la mercancía y tuvieron un maravilloso
tiempo en el Señor. Cuando volvieron, ¡el otro hermano
estaba que echaba humo! ¡Él tenía tantos deseos de ser
un mártir! ¡El deseo de Pablo fue dado por Dios!
162
La suprema expresión de la salvación
¿Cómo podemos conocerle?
Bueno, ésta ha sido la pregunta que hemos estado
explorando durante esta exposición. Empezando en la
puerta de salvación, desde el perdón de pecados inicial;
prosiguiendo en la Palabra, perdurando al caminar en el
Espíritu. La promesa del Nuevo Pacto es la salvación al
máximo: un nuevo espíritu, y un nuevo corazón, un
corazón que anhele los mandamientos de Cristo y se
deleite grandemente en ellos. ¡Todo esto es logrado cuando
encontramos gracia y continuamos! El caminar en el
Espíritu es una experiencia de toda la vida, con muchas
reacciones a Su voz y, ¡muchos tratos que desactivan al
“viejo hombre”!
¿Cómo sabemos que estamos en la senda correcta? Quizá
no hemos visto al Cristo manifestado. Quizá no hemos
experimentado la poderosa fuerza fluyendo hacia los
oprimidos. El apóstol Juan expresa en términos muy
simples cómo podemos saber que le conocemos a Él: “Y
en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos
sus mandamientos” (1 Jn. 2:3). No permita que su corazón
se turbe acerca de todas las formas en las que le gustaría
expresar a Cristo. Él mira ese anhelo, Él escucha a aquellos
que con frecuencia le hablan y, cuando nuestro Señor
nuevamente se mueva, ¡Él le otorgará poder para pisotear
las obras del enemigo!
Si, Israel conocerá al Señor cuando el velo sea quitado en
la Segunda Venida pero, para nosotros, ¡ahora es el
momento! El velo ha sido rasgado, y nuestro Señor desea
llevar muchos hijos e hijas a la gloria. Podemos ser
El Nuevo Pacto
163
espectadores de las grandes cosas que Dios hará, o
podemos ser partícipes de ellas, ser parte del mecanismo.
El salmista lo pone así: Clamemos por conocerle a Él y, si
le conocemos, conoceremos Sus caminos:
“Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel
sus obras” (Sal. 103:7).
Podemos ser espectadores de las grandes
cosas que Dios hará, o podemos ser
partícipes de ellas
165
La Santa Cena
He reservado a propósito este tema para uno de los
capítulos finales del libro y, porque de cierta manera, fluye
con el capítulo anterior. En mi opinión, la Santa Cena
simboliza mejor las verdades del Nuevo Pacto, no sólo
en los elementos que compartimos, sino en el Hombre
que los manifiesta. Jesús fue la personificación del Nuevo
Pacto y, mientras servía esos elementos en esa última
noche, Él decía así a Sus discípulos: “Este es mi
cuerpo…esta es mi sangre, la sangre del pacto que por
vosotros es vertida”. La mesa de la Santa Cena es la única
ordenanza o ritual que debe ser guardada ceremonialmente
por la Iglesia. Más aún, debe guardarse hasta Su retorno:
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan,
y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis
hasta que él venga” (1 Co. 11:26)
Observe la palabra subrayada “anunciáis”. Esa palabra,
en griego, tiene el sentido de proclama. Eso significa que
se está declarando un mensaje en la mesa de la Santa Cena.
En efecto, está declarando que desea emular la vida de
Aquél de quien está participando. Jesús fue la
personificación del Nuevo Pacto y, así como Él estaba
por dar Su vida como un sacrificio, Él estaba
mostrándonos el tipo de vida que es aceptable y agradable
al Padre. Cristo no cometió pecado; la Ley estaba dentro
de Su corazón. Él caminaba en perfecta unidad con el
Padre. Él fue el único que pudo decir: “Si me conocen a
Mí, han conocido al Padre”.
166
La suprema expresión de la salvación
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo,
pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” (Jn. 14:9).
La Santa Cena nos recuerda diversas cosas. Primero, nos
recuerda cuánto nos amó Dios: Fue Sangre Divina lo que
nos redimió. La Santa cena también nos recuerda que
debemos amarnos unos a otros. ¿No fue éste uno de los
temas centrales de la Última Cena? “Un mandamiento
nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he
amado, que también os améis unos a otros” (Jn. 13:34).
¡El Cuerpo de Cristo fue partido para que seamos un solo
pan (unificados)!
Cuando tomamos la Santa Cena, estamos declarando que
vivimos en una relación correcta con Dios y con los
hombres. Cuando participamos de la copa, estamos
diciendo que todo ha sido justificado entre nosotros y el
cielo. Cuando participamos del pan, estamos diciendo que
todo está bien con nuestro prójimo. Este fue el mensaje
de Aquel que inició el Nuevo Pacto de amor a Dios y
amor unos con otros. “De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas” (Mt. 22:40). ¿Cuáles
dos mandamientos? Amar a Dios con todo nuestro corazón
y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
♦
La copa simboliza la sangre y, por lo tanto, la
relación vertical de la cruz. Su Sangre nos ha
justificado con el cielo.
♦ El pan simboliza el Cuerpo de Cristo, la Iglesia.
Aquí podemos ver la obra horizontal de la cruz,
una relación correcta con los demás.
El Nuevo Pacto
167
El servicio de Santa Cena debe dar
testimonio de la hermosa obra que
Hay
Dios ha hecho en nuestra vida. Más
bendición e
aún, si nuestro testimonio es
impartición,
verdadero, ¡el mundo será convencido
incluso de
que el cristianismo funciona! “En esto
sanidad,
conocerán todos que sois mis
para aquellos
discípulos, si tuviereis amor los unos
cuya vida
con los otros” (Jn. 13:35). Hay
agrada al
tremendas bendiciones cuando
Padre
participamos de la copa. Con
frecuencia, se enfatiza acerca de tomar
la copa indignamente. Judas es un buen ejemplo de alguien
que tomó indignamente la copa. Sin embargo, hay
bendición e impartición, incluso de sanidad, para aquellos
cuya vida agrada al Padre (1 Co. 10:16).
Avivamiento en la
mesa de la Santa Cena
Uno de los mayores avivamientos durante la era de
la Reforma tuvo lugar en una pequeña comunidad
morava llamada “Herrnhut”, en el sur de Alemania.
Toda la era de la Reforma fue devastada por guerras
religiosas: Guerras entre católicos y protestantes,
guerras entre sectas protestantes despedazándose
unos a otros acerca de asuntos doctrinales, etc. Fue
durante esta época, a principios del siglo XVIII que
un noble, el conde Von Zinzendorf, abrió una
propiedad para los cristianos de cualquier creencia
que eran perseguidos. Él no tenía una agenda
168
La suprema expresión de la salvación
doctrinal que promover. Su única preocupación era
por el pueblo de Dios, y su mayor énfasis estaba en el
“amor de los hermanos”.
Una
noche,
mientras
estos
hermanos
interdenominacionales compartían unidos la Santa Cena,
el Espíritu Santo cayó con tal intensidad que fue como si
estuvieran tambaleándose borrachos. ¡El tema del Espíritu
esa noche fue el amor! Los participantes estaban
desbordantes con el amor de Dios y con intensa unidad.
Esa noche comenzó una reunión de oración que prosiguió
por 100 años sin detenerse. El salón de oración nunca
estuvo vacío, y fue a partir de esa comunión que empezó
un esfuerzo misionero que tocó muchas naciones.
Un corazón y un camino
¡Oh, el poder del amor y la unidad! Este fue otro aspecto
de la promesa del Nuevo Pacto en Jeremías 32:39-40: “Y
les daré un corazón, y un camino, para que me teman
perpetuamente…Y haré con ellos pacto eterno, que no
me volveré atrás de hacerles bien…” Este versículo relata
la futura unificación de Israel y, sin embargo, para nosotros
(la Iglesia), debe ser una realidad que preceda la
restauración de Israel. Cuando consideramos el
pensamiento de “un corazón, y un camino”, estamos
describiendo la unidad. Esta era una ilustración de la
Iglesia Primitiva. Ellos tenían un solo corazón, y había
tremenda unidad entre ellos (Hch. 2:44-46). Este fue uno
de los principales temas de Jesús mientras caminaban de
la mesa de la Santa Cena al Getsemaní:
El Nuevo Pacto
169
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y
yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para
que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me
diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros
somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos
en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste,
y que los has amado a ellos cómo también a mí me has
amado” (Jn. 17:21-23).
Habrá unidad en la Iglesia porque las oraciones de Cristo
siempre son respondidas, y porque éste era el propósito
de Su venida: Unir (reunir) al hombre con Dios, y traer
unidad entre Sus hermanos. En el análisis final, en la
Segunda Venida, Judá y Efraín también serán unidos
(Efraín incorpora las diez tribus del norte de Israel).
Entonces, la nación dividida de Israel nuevamente se
vuelve una cuando entra al Nuevo Pacto, y así será por
la eternidad.
“Porque habrá día en que clamarán los guardas en el
monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a
Jehová nuestro Dios” (Jer. 31:6).
La verdadera unidad
Consideremos por un momento lo que constituye la
verdadera unidad. El profeta Amós dijo esto concerniente
a la unidad: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de
acuerdo?” (Am. 3:3) La idea que está siendo propuesta
aquí es que si vamos a caminar con Dios, ¡debemos estar
totalmente de acuerdo con Él! No es la idea tratar de ser
ecuménico al aceptar o tolerar las creencias religiosas de
170
La suprema expresión de la salvación
todos. Recientemente, alguien compartía de un libro que
él había leído, llamado: “Desayunando sin Jesús”.
Básicamente era acerca de un desayuno de oración que
estaba volviéndose más y más ecuménico. Tenían varios
líderes religiosos orando a sus dioses, e incluso el ministro
cristiano no utilizaba el nombre de Jesús porque no quería
ofender. El orador de apertura habló acerca de la necesidad
de aceparse unos a otros: los musulmanes, los hindúes,
los budistas, etc.
Al finalizar la lectura, hubo una explosiva ovación (por
cierto, el orador invitado supuestamente era cristiano). El
autor del libro no se integró al aplauso. Esta historia es un
ejemplo de la interpretación del hombre acerca de la
unidad. No obstante, la verdadera Iglesia la constituirá un
cuerpo de creyentes que están de acuerdo con Cristo. Esto
es lo que los unifica: Su vínculo a la doctrina de Cristo.
Ellos conforman la piedra angular de la Iglesia, ¡Jesucristo!
¡La Iglesia de los últimos días madurará hacia la unidad
de la fe (Ef. 4:13)! La Novia se ha preparado: ¡ella lo
ejemplifica a Él; se ve como Él, huele como Él, habla
como Él, y camina con Él!
¡Voz de los atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán
voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová
vuelve a traer a Sion” (Is. 52:8).
El martirio
Al concluir este capítulo, me gustaría reflexionar una vez
más acerca del Hombre que servía los elementos. Los
elementos eran sólo eso, símbolos de la vida que estaba
El Nuevo Pacto
171
por ser ofrendada. Su vida fue quebrantada y derramada
por otros y, a menos que creamos que también debamos
ser mártires, asegúrese de esto: el martirio es un estilo de
vida. Es una constante ofrenda de uno mismo. El llamado
a ser mártir es un llamamiento muy alto, ¡y Dios no llama
a una persona a ser un mártir al final de su vida a menos
que haya sido uno durante su vida!
Richard Wurmbrandt, rumano, fue un hombre que sufrió
grandemente por su fe bajo el régimen comunista,
durante la época de la guerra fría. Acabó en prisión y,
mientras estaba ahí, uno de sus
principales
antagonistas
El llamado a ser
terminó en la misma prisión.
mártir es un
Aparentemente, su adversario
llamamiento muy
había perdido el favor del
alto, ¡y Dios no
partido y fue exiliado. Durante
llama a una
su estadía en la cárcel, el
persona a ser un
antiguo oficial enfermó
mártir al final de
gravemente. Wurmbrandt
ministró las necesidades del
su vida a menos
hombre; compartió sus magras
que haya sido uno
raciones de comida y compartió
durante su vida
sus precarios medios de
calentamiento con su antiguo
enemigo. Un día, cuando Wurmbrandt compartía de
Cristo con él, éste le preguntó: “¿Cómo es él?”
Wurmbrandt replicó: “Es como yo”. El hombre
respondió: “¡Si él es como usted, entonces le amo!”
Sí, Jesús reveló al Padre en la mesa de la Santa Cena. Él
era la expresión del Padre en toda forma. Sin embargo,
172
La suprema expresión de la salvación
¡este es el mismo deseo de Cristo tocante a nosotros! Este
es el Nuevo Pacto, “Que me conozcan….” ¿Cómo? A
través de nosotros, por medio de la Iglesia viva la cual es
Su Cuerpo.
“Para que sean perfectos en unidad, para que el mundo
conozca que tú me enviaste… ¡Amén!
(Jn. 17:23b).
173
Yo seré su Dios y ellos
serán Mi pueblo
“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en
su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos
por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33).
Para Su complacencia
La frase: “Yo será su Dios, y ellos serán mi pueblo”,
probablemente puede ser encontrada docenas de veces en
la Escritura. Este fue el verdadero propósito de la creación
del hombre. El hombre fue creado para comunión, y
complacencia del Padre (Ap. 4:11). El cuadro del hombre
en el Edén refleja, de cierta forma, el corazón de Dios. El
hombre estaba en medio de un paraíso, pero no tenía con
quien compartir su vasto patrimonio. Por lo tanto, el Señor
creó una novia para Adán.
Si nos trasladamos a una “escena” posterior El Señor,
nuevamente, busca restablecer la comunión con Israel
por medio del tabernáculo. Cuando Moisés sacó a Israel
de Egipto, fue instruido por Dios a construir un
tabernáculo. “Y harán un santuario para mí, y habitaré
en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre,
el diseño del tabernáculo…” (Ex. 25:8-9). Era por
medio del diseño del tabernáculo que Dios estaba
mostrando a Israel cómo ellos podían ser Su pueblo,
pueblo en quien el Señor podía deleitarse y no
174
La suprema expresión de la salvación
avergonzarse de ser llamados “hermanos”
(recomendamos el estudio del Tabernáculo de Moisés
por el Dr. Brian J. Bailey).
Finalmente Israel
entra a la promesa
Como hemos señalado consistentemente, Israel nunca
heredó la promesa de Jeremías 31:33. Es más, el Señor se
alejó de Israel, y se dio a conocer a otra nación (la Iglesia).
Sin embargo, este alejamiento de Israel fue solamente hasta
que hubiera entrado la plenitud de las naciones gentiles.
En otras palabras, ellos serían reinstalados. Cuando el Señor
vuelva, concederá mayor arrepentimiento a Israel si ellos
se vuelven a Él de todo su corazón. Es en este momento
que el cumplimiento literal de Jeremías 31:33 tiene lugar.
El Señor, literalmente, habitará entre ellos; ellos serán Su
pueblo, y Él será su Dios. El Señor, literalmente será
entronado en el templo “Milenial”, que estará establecido
sobre Jerusalén. El mismo nombre de Jerusalén será
llamado: “El Señor está allí” (Ez. 48:35).
Un poco antes de la palabra profética de Jeremías,
concerniente al Nuevo Pacto, Jeremías se encontraba en
un trance, observando el tiempo del regreso de Israel
(Jer. 31:1-30). Jeremías está asombrado con la visión.
Israel está retornando a Sion desde los cuatro ángulos de
la tierra. Ellos están gimiendo, extasiados por la
misericordia de Dios. Van cantando y danzando, los
jóvenes y viejos. Sus días de lamentación han quedado
atrás; Jeremías ve a Israel cantando en las alturas de Sion.
El Nuevo Pacto
175
La bendición de Dios está sobre ellos, y su prominencia
ha sido restaurada nuevamente en la tierra, de hecho,
mucho mayor que en los días de Salomón. La visión fue
tan grande que Jeremías se despierta en un estado de
éxtasis: “En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue
agradable” (Jer. 31:26).
El Israel espiritual
Lo hermoso acerca de la visión de Jeremías, es que
también nos da una ilustración del avivamiento de la
Iglesia en los últimos días. Está viniendo un avivamiento
de arrepentimiento, pero ese avivamiento nos guiará hacia
la plenitud completa que Dios ha reservado para la Iglesia
de Su Venida. Habrá una limpieza que precede la fiesta
de gloria (la fiesta de los Tabernáculos). Consideremos lo
que el apóstol Pablo dijo a los corintios “carnales”:
“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como
Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de
ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo;
y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros
me seréis hijos e hijas” (2 Co. 6:16-18).
El apóstol está exhortando a los corintios a santificarse,
para que el Señor pueda ciertamente morar en medio de
ellos, ¡y que ellos puedan reflejar la naturaleza de los hijos
de Dios! La Iglesia nunca ha visto la plenitud de lo que
nuestro Padre celestial tiene provisto. Oh sí, ha habido
vislumbres de varios aspectos de la gloria de Dios durante
La suprema expresión de la salvación
176
todas las eras, ¡pero nunca la verdadera plenitud! Es el deseo
de Cristo glorificar a Su Iglesia y a Su pueblo y,
efectivamente, morar en medio de ellos. Es un hecho
histórico que los santos en la Iglesia Primitiva realmente
poseían un aura alrededor de ellos. Ellos habían estado en
Su presencia, y había un fulgor de luz y gloria sobre ellos.
La visión de Jeremías ilustra la gran restauración de la
Iglesia en los últimos días. Los reincidentes vendrán,
jóvenes y viejos. Habrá cánticos y regocijo en medio de
la Iglesia como nunca antes. Ascenderán a nuevas alturas
espirituales, las alturas de Sion. Se regocijarán por “el
trigo, el vino, y el aceite, y por el aumento de la manada”.
w
w
w
w
El trigo
El vino
El aceite
Los rebaños
la Palabra.
el fruto del Espíritu, el gozo.
la paz o la unción.
muchos convertidos.
Ha habido algunas visiones concernientes a la Iglesia de
los últimos días, y uno de los denominadores comunes
que parece sonar verdadero en cada visión es la Iglesia
“juvenil y gozosa”. La Iglesia de los últimos días es
juvenil. Ha habido una renovación de la juventud, y pienso
que podemos atribuirlo al “gozo del Señor”. El profeta
Joel nos dice que es la falta de gozo lo que marchita la
Iglesia (Jl. 1:12). Otra ilustración interesante viene del
libro de Sofonías. Él también está profetizando acerca del
Señor morando nuevamente en medio de Su pueblo:
“Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel;
gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén.
El Nuevo Pacto
177
Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus
enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca
más verás el mal…Jehová está en medio de ti, poderoso,
él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor,
se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof. 3:14-15, 17).
Allí está: el Señor no sólo está morando en medio de Su
pueblo, sino observe las palabras subrayadas gozo. Esa
palabra en hebreo tiene el sentido de gran exuberancia, el
sentido de girar alrededor con gozo. Qué descripción de
cuánto ama Cristo a Su pueblo. Él está regocijándose sobre
ellos en la danza. Está renovando Su amor a ellos, ¡y Él
es poderoso en medio de Su Iglesia!
La Iglesia en la eternidad
Aunque, espiritualmente, la Iglesia se adelanta a todas las
promesas del Nuevo Pacto hechas a Israel, hay también un
cumplimiento literal de estas promesas. Efectivamente, qué
hermosa ilustración vemos de la Iglesia “vencedora” en el
Milenio. Ellos han experimentado la completa redención,
la salvación al máximo. Ellos han permitido que el aliento
abrasador del Espíritu Santo consuma la debilidad de la
naturaleza caída. Ellos han obtenido el dominio sobre el
pecado y el maligno, ¡y ahora están reinando sobre la tierra!
Apocalipsis 20:6 dice: “Bienaventurado y santo el que tiene
parte en la primera resurrección; la segunda muerte no
tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de
Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.
“El que venciere heredará todas las cosas,
y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Ap. 21:7).
178
La suprema expresión de la salvación
El reino milenial de ninguna manera significa el fin. Es
más, es únicamente el comienzo para los santos. Es
seguido por los “nuevos cielos, y nueva tierra”, y este es
sólo el principio. Como dijo el apóstol Pablo: “Y para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas
de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús” (Ef. 2:7).Oh, esto es digno de pagar el precio.
Cristianos, no nos contentemos al estar en el “Atrio
Exterior”, sino sigamos adelante para conocer la plenitud
de la salvación, la expresión máxima de la salvación,
porque Él vive para interceder por nosotros. ¡Amén!
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con
ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con
ellos como su Dios” (Ap. 21:3).
179
Epílogo
“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los
que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para
interceder por ellos” (He. 7:25).
Hace un tiempo, mientras viajaba por Centroamérica, el Señor
comenzó a insistirme sobre la necesidad de ser un predicador
de esperanza: Alentar a las personas a asirse de la esperanza
que es puesta delante de nosotros (He. 6:18-19). Esta
esperanza, de la que habla el autor de Hebreos, está
personificada en el Único que se sienta detrás del velo.
Se le describe como un ancla. Estamos anclados en Jesús,
como dice el coro y, durante esta vida, sin importar cuán
tempestuosa sea la tormenta, nuestra ancla todavía nos
sostiene. ¡Él siempre está ahí para nosotros! ¡Siempre está
intercediendo por nosotros! Él siempre es fiel, nos hará
pasar en medio de ella y, lo que ha dicho, Él lo hará.
Muchas veces nos desalentamos con nosotros mismos.
Pareciera que, sin importar lo que hagamos, no parece
que suceda algo. Algunas veces clamamos en oración,
respondemos a los llamados al altar y levantamos nuestras
manos en respuesta a la invitación. Otras veces luchamos
por años en cierta área de nuestra vida. Queremos cambiar,
aparentemente hemos aplicado toda medida que
conocemos y, sin embargo, nuestro problema parece tan
fuerte como siempre.
De pronto, un día, algo sucede. Nos levantamos del lecho,
igual que siempre, pero algo es distinto. Nuestra plaga se
180
La suprema expresión de la salvación
ha marchado. Es como una fiebre que ha cesado durante
la noche. De pronto, estamos respirando confortablemente.
El hecho es que ha sido removida tan completamente,
que debemos dejar pasar unos cuantos días para ver si no
estamos imaginando cosas. Esto es lo que es tan
impresionante acerca del Nuevo Pacto, ¡realmente
funciona! Cristo efectivamente nos perdona los pecados.
La Sangre de Cristo en verdad limpia la conciencia. Cristo
verdaderamente nos capacita para vivir la vida. Él
ciertamente trata con el corazón de piedra si le permitimos,
y realmente pone Sus leyes dentro de nuestro corazón de
forma que deseemos guardarlas.
El peregrino en El Progreso del Peregrino de John
Bunyan, lleva su carga durante una considerable distancia
luego de pasar por el postigo de entrada, la salvación.
Entonces un día, mientras ascendía una colina, vio una
cruz ahí. Mientras la miraba, la carga se desprendió de
sus hombros y rodó por la colina hacia un sepulcro vacío.
Nunca más la volvió a ver.
“Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es
imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos
como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta
dentro del velo” (He. 6:18-19).
181
Apéndice
La sanidad divina
Aunque no nos hemos orientado específicamente al tema
de la sanidad divina, parece apropiado que reconozcamos
la sanidad divina como una parte del plan del Nuevo Pacto.
Jesucristo, nuestro Mediador, pagó el precio por nuestra
sanidad en Su expiación, y esta es una parte de la gran
comisión: “…Sobre los enfermos pondrán sus manos, y
sanarán” (Mc. 16:18).
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a
los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados”
(1 P. 2:24).
He escuchado ministros que pasan una gran cantidad de
tiempo tratando de negar la aplicación literal del versículo
anterior. Personalmente creo que la sanidad es parte de la
expiación, tanto como la limpieza del pecado. Hay razones
por las que algunas personas reciben sanidad y otras no,
pero ese tema podría requerir otro libro. Hoy, el Señor
Jesucristo está tan interesado por los enfermos y oprimidos
como lo estaba hace 2000 años. Cuando el Maestro
observaba a la mujer que había estado encorvada por
dieciocho años de su vida, Le dijo: “Y a esta hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no
se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?”
(Lc. 13:16).
182
La suprema expresión de la salvación
Recientemente volví de un viaje al extranjero, donde oí el
testimonio de una mujer que tenía un tumor en su cerebro.
Ella mostró los rayos x de este tumor a la iglesia, y cómo el
tumor había empeorado progresivamente. Los doctores le
habían dicho que no había esperanza. De hecho, la mujer
había alcanzado la etapa donde convulsionaba. En los últimos
rayos x que nos mostró, el tumor no existía: había sido
totalmente restaurada. Yo conozco muy bien a las personas
de esta iglesia. Son el tipo de personas que oran sin parar, ¡y
ellos ven milagros! La fe viene por oír la Palabra. Si una
iglesia no predica la sanidad divina, pierda cuidado; ¡tendrán
muchos en la congregación para probar el punto!
Los diez pecados en el Huerto
Cuando reflexionamos acerca del pecado que tuvo lugar en
el huerto del Edén, generalmente pensamos en el
mandamiento en particular que fue quebrantado. Sí, el árbol
que a Adán se le había prohibido comer trajo una maldición
sobre toda la raza humana. No obstante, cuando analizamos
la totalidad de la escena relativa a la caída, nos damos cuenta
de que todos los Diez Mandamientos (que fueron dados más
tarde) fueron quebrantados ahí. Me gustaría recalcar una
declaración hecha por el gran teólogo Matthew Henry: “En
todo pecado hay algo de mentira”. Nuestro archienemigo es
llamado un mentiroso y el “padre de mentiras”. También es
llamado: “La serpiente antigua, el diablo, y Satanás, el cual
engaña al mundo entero” (Ap. 12:9).
La entrada de la serpiente en el Edén fue una prueba para
toda la raza humana. Toda la raza humana estaba en Adán
cuando vino el tentador, y cuando nos damos cuenta de
El Nuevo Pacto
183
que todos los Diez Mandamientos fueron quebrantados
en el principio, nos damos cuenta por qué Dios nos dio
los mandamientos. Satanás es un anarquista, está en contra
de la ley y, tan sutil como es, el engañador estaba
enseñando al hombre a despreciar la ley de Dios.
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I. No otros dioses
El ángel caído era “otro dios”. Llevó al hombre a
creerle a él en lugar de al único Dios verdadero.
II. No tallar imágenes
El ángel también engañó al hombre a inclinarse
ante su imagen de falsedad: “Seréis como
dioses…” Jeremías asemeja la imagen tallada a
una mentira….” (Jer. 51:17).
III. No tomarás el nombre del Señor en vano
El nombre del Señor fue tomado en vano en el
huerto: “Con que Dios ha dicho….”
IV. Recuerden el día de reposo
El día de reposo fue quebrantado ahí. Adán y Eva
estaban en el “Reposo”, estaban en la tierra Beula,
y el engañador los incitó a moverse en la carne.
V. Honrarás a tu padre y a tu madre
El maligno impulsó a nuestros primeros padres a
desobedecer a su Padre celestial.
VI. No matarás
Se cometió homicidio en el huerto. El Señor había
dicho, “porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”. Satanás también es llamado
un homicida (Jn. 10:10).
VII. No cometerás adulterio
Eva fue corrompida en el huerto mientras
estaba sola (2 Co. 11:2-3).
La suprema expresión de la salvación
184
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VIII. No hurtarás
Satanás es llamado ladrón (Jn. 8:44). Él robó la
herencia de nuestros primeros padres.
♦ IX. No dirás falso testimonio
Satanás es también llamado mentiroso, y todo lo
que dijo en el huerto fue una mentira o una
distorsión de la verdad.
♦ X. No codiciarás
Satanás asimismo promovió la codicia. Instigó el
comer del fruto prohibido, y es llamado el padre
de mentiras (Jn. 8:44).
Al considerar estos Diez Mandamientos, podemos ver que
todos estos fueron quebrantados, en cierta forma, en el
huerto del Edén. De esto también podemos deducir la
razón por la que se enfatiza en la Escritura el guardar los
mandamientos: Para que podamos tener derecho de comer
del árbol de la vida en el cielo. Finalmente, esto nos ayuda
a comprender por qué ha habido tan flagrante ataque contra
los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos son
como la piedra angular de la moralidad. Cuando se rechaza
la piedra angular, ya no hay forma de medirse. Nuestras
elecciones presidenciales de 2004 en Estados Unidos
probaron esto. Los medios fueron sacudidos cuando se
enteraron que la moralidad era un argumento. La prensa
liberal entonces hace la pregunta…. “¿Qué constituye la
moralidad?” Por supuesto, nadie puede decirlo porque
debe referirse a los Diez Mandamientos.
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
derecho al árbol de la vida, y para entrar por las
puertas en la ciudad” (Ap. 22:14).