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Vivencias
Los invitamos a vivenciar una experiencia única
en el corazón del valle nevado del Challhua-co.
Vení y déjate sorprender.
Nos buscarán por nuestro alojamiento y viajaremos en vehículos hacia el sur del Parque Nacional. Una
vez que hayamos dejado atrás la ciudad estaremos rodeados de un hermoso paisaje montañoso. A nuestra
derecha observamos el cerro Otto y a la izquierda descubrimos las siluetas de los cerros Catedral,
Ventana, Meta, Ñireco y Carbón. Entre estos dos últimos se forma un corredor, casi infinito, y es hasta el
final del mismo donde nos dirigimos, al corazón del valle del Challhua-co.
Recorremos una planicie de aproximadamente tres kilómetros, denominada “Pampa de Huenuleo”,
(proveniente del idioma de la tribu indígena Mapuche, y se traduce como “La Vía Láctea”), pues, parece
ser que por estos lados el manto de estrellas encandila por la noche, mientras que a nuestra izquierda nos
acompaña el sonido del río Ñireco.
El conductor del vehículo pregunta por nuestros nombres y procedencias, y las distintas voces van
enumerando ciudades de nuestra querida Latinoamérica de innumerables habitantes y conglomerados de
cemento. Nuestro líder al volante sonríe y nos dice……
“Hoy estamos viajando a un lugar de naturaleza intacta, muy diferente a las grandes ciudades de las
cuales cada uno proviene. Felizmente es una naturaleza que nos cuida, pues en Patagonia no hay
peligros, no hay bichos raros, ni riesgos a los que temer. Por lo tanto hoy tendremos una enorme
oportunidad de disfrutar de las cosas importantes sin preocupaciones”
“¿Y qué es importante?”, pregunta uno de nuestros compañeros de aventura.
“Que buena pregunta. Para mi, -continúa el conductor-, lo importante se encuentra en los objetos más
sencillos de la naturaleza, por ejemplo la forma de ese árbol, - y nos señala un ejemplar al costado del
camino -, o el sonido del río que nos viene acompañando desde que comenzamos a transitar esta parte
del camino; en fin, las distintas sensaciones que me provoca estar en un medio natural.”
A partir de este momento, todos los que nos encontramos en viaje al corazón del bosque, entendemos
dónde vamos y para qué.
Para esta instancia, ya nos encontramos “dentro del bosque”.
Llamativamente, luego de transitar una decena de kilómetros por una planicie con poca vegetación,
entramos a un tupido enjambre de árboles nevados, de diferentes formas y tamaños.
Y verdaderamente “atravesamos la entrada al bosque”, así como pasamos a nuestra casa a través de una
puerta; la sencilla razón de esta extraña situación es la sabia naturaleza: la “lenga”, la principal
protagonista por estos lados, se desarrolla a partir de los 900 metros de altura sobre el nivel del mar.
OPERADOR RESPONSABLE
Diversidad. Turismo Activo y Naturaleza
EVT Legajo 11905 - Expediente 1907/02 - Disp. 0126
Suaves curvas a través de un cuadro pintado por el más detallista de los artistas nos llevan hasta el final
del camino.
Nos invitan a descender del vehículo, y es raro el sonido de nuestros calzados en contacto con la nieve,
“scrach… scrach… scrach” ante cada paso, y nuestras huellas van marcando nuestro memorable paso.
“Bienvenidos”… nos dice un simpático hombrecito vestido de rojo, que pronunciando su nombre se
presenta como el guía que liderará nuestra caminata al corazón del bosque.
Comenzamos a dar nuestros primeros pasos por el valle nevado, liderados por nuestro lucero al frente del
grupo, que, con su fuerte rojo en la vestimenta, brilla como el sol que nos calienta al caminar.
Luego de algunos minutos en el bosque sentimos que nos invade un silencio absoluto, todas las miradas
contemplan las diferentes formas de las ramas que la nieve ha ido modelando caprichosamente durante el
día y la noche.
Cada tanto de se deja entrever algo de color verde que convive con la nieve en las lengas.
Un adolescente se anima a romper el silencio y pregunta “¿Qué es esa forma tupida, verde, que se ve en
algunas de las ramas?”.
Nos detenemos, acomodamos nuestros guantes y gorros, nos sentamos en troncos (cuesta creer la infinita
cantidad que hay caídos en el suelo), y nuestro guía nos cuenta “se llama 'barba de viejo' y son plantas
epifitas. Es decir, vegetales que viven sobre otros, pero a los que sólo utilizan como sostén. Se apoyan
en la corteza de un árbol maduro. La 'barba de viejo' es muy común en la zona y muy sensible a la
contaminación de gases en la atmósfera”.
Nuestro guía nos propone un ejercicio visual, ver un poco más allá. Y si nos resultaba increíble la
cantidad de troncos caídos, lo de la barba de viejo es definitivamente asombroso. Están por todos lados,
no hay lenga en este bosque que no albergue una decena de ellas.
“Felizmente están ustedes hoy en lo que se denomina un lugar de 'contaminación cero', si no fuera así
no sería posible que existiera una población tan extensa de epifitas”.
Después de esta frase a todos los integrantes del grupo nos invade una sensación de satisfacción, pues
realmente nos alegra haber elegido viajar al corazón del bosque.
Continuando con la marcha, algunos de nosotros seguimos contando epifitas, y otros reflexionan sobre
este entorno, imposible de emular en los lugares de los que cada uno provenimos; y casi sin darnos cuenta
llegamos finalmente al mirador del valle. Un pedestal natural con vistas panorámicas maravillosas de la
cordillera. Observamos las grandes extensiones de tierras, plegadas como retazos de telas, blancos,
inmaculados.
Nuestro guía nos vuelve a invitar a un juego de imaginación, recorrer esta geografía en las distintas
estaciones del año. Rojos otoños debido a las lengas, amarillos veranos inundados de flores de amancay
cincelando el valle, y fervientes primaveras gritando efusivamente el comienzo de la vida cada año.
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Entretenidos por este relato emprendemos el regreso por la misma senda y a muy pocos metros de este
lugar nos estarán esperando en un rincón del bosque con algunas bebidas buenas para afrontar el frio.
Así, con un vaso de whisky o una copa de buen vino en la mano, vemos como nuestros niños y amigos se
divierten deslizándose por una pendiente especialmente preparada con deslizadores plásticos.
De esta manera, en la que llenamos todos los rincones del alma con nuevas experiencias, vamos llegando
a un final perfecto para una experiencia encantadora y que difícilmente podamos disipar en los confines
de nuestra memoria.
Aquel simpático hombrecito de rojo que nos ayudó a comprender la magia de este lugar nos regala un
abrazo, agradece que hayamos dejado nuestra huella en el corazón del bosque y nos invita a abordar los
vehículos para nuestro regreso a la ciudad.
Son las curvas del camino, regresando, que nos acarician y nos provocan una mueca al recordar a esa
familia de pájaros carpinteros que espiáramos, muy cerquita del mirador.
Y son la figuras de la ciudad las que nos revelan que este cuento, hoy, ha terminado, pero que nos ha
dejado la puerta abierta para regresar en otra estación del año, otoño, primavera o verano, tal vez, y
atravesar el umbral del bosque para volver a emocionarnos.
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Dificultad
Edades
Incluye
Indumentaria obligada
Horario de Comienzo
Fácil.
Para toda edad.
Traslado ida y vuelta.
Caminata guiada al Corazón del Bosque.
Bebidas Alcohólicas (Vinos, Wisky, Cognac, Cervezas).
Bebidas No Alcohólicas (Gaseosas, Aguas).
Bebidas Calientes (Te, Café).
Quesos especiados. Bocadillos de repostería casera.
Uso de deslizadores plásticos.
Ropa y Calzado para Nieve.
Salida desde los Hoteles a partir de las 10.00 HS.
Llegada a los Hoteles a partir de las 15.00 HS.
Salida desde los Hoteles a partir de las 12.00 HS.
Llegada a los Hoteles a partir de las 17.00 HS.
Salida desde los Hoteles a partir de las 15.00 HS.
Llegada a los Hoteles a partir de las 20.00 HS.
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