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Aprender del Corazón de Cristo.
El Corazón de Jesús es, pues, un mar de luz, un mar de amor,
un mar de caridad; y en este mar de amor del Corazón de Jesús debemos engolfarnos, para en él aprender el amor, no sólo
cómo se ama, son cómo nos ha amado Jesucristo… aprenderemos las virtudes, aprenderemos, sobre todo, el amor.
Allí tendrás luz y color
Realidad que hace ver todo pequeño.
Si hablas de Él, es más que hablar
Del mar, del mar, del cielo, el universo.
No hay palabras, no hay canción,
No hay voz ni pensamiento.
Allí está todo el amor ,
El saber, la bondad, la paz y el fuego.
Id, salid en busca de Él,
Corred ansiando el encuentro,
Gritadle siempre otra vez,
Y no parad hasta verlo
Jesucristo es fuente perenne de vida,
Es amor sin fondo ni rivera.
Jesucristo es fuente perenne de vida,
Es amor sin fondo ni rivera
De acuerdo a todo lo expuesto… ¿Cuál es tu experiencia personal del Amor de Jesucristo?
¿Qué enseñanza te deja este documento?
Allí será tu Redentor,
Hermano fiel, que se desvela.
A unos da la juventud,
a otros devuelve la vida
Y sostiene al que es débil.
Y da paz al que se acerca.
Si quieres tú pronto vendrá,
Si sabes mantener vivo el deseo;
Y podrás al fin oír muy suavemente su acento,
En su mirada beber, que sea tierno alimento,
Y con amor, ser del todo de Él.
Él es una de las personas más grandes de la historia. Estando al centro de la historia de la humanidad, Jesús lo
cambió todo desde nuestro sistema judicial hasta nuestro
concepto del tiempo. Pero, ¿quién es Él realmente?
Jesucristo es fuente perenne de vida...
Allí tendrás fuerza y valor,
Es el libro de Dios donde estas cierto.
Es el Amigo, es el Señor
Es el Amado, es el Modelo,
Es la gran Revelación
De un Dios que es un derroche de amor.
Jesucristo es fuente perenne de vida...
Jesús les preguntó: “Quién dice la gente que
soy yo?... Y ustedes: ¿Quién dicen que soy yo?
Para Marcelo Spínola, amar a Jesucristo y no darlo a
conocer era impensable. Repite en numerosas ocasiones: “¿Quién que ame a Jesucristo, verá con indiferencia que se le conozca o se le ignore, que se le
ame o se le aborrezca?”.
Jesucristo, nuestro Libro.
Pastorales de Sevilla 31-1-1899
El medio de que Dios se ha servido para hacer visibles sus perfecciones, y ponerlas al alcance de todos los ojos, es constituirse hombre modelo; tal es Jesucristo: dechado de virtud para todo hijo de Adán.
En efecto, Él es ejemplar nuestro en nuestras
diversas edades; del niño, porque niño se
hizo, del adolescente, porque adolescente
“Jesucristo es el centro de donde parte todo
el movimiento apostólico”.
Esto significa que la tarea educativa de los Centros de
las Esclavas del Divino Corazón queda marcada por
la espiritualidad que Marcelo Spínola y la Madre,
Celia Méndez, imprimieron al Instituto, que no es
otra cosa que la experiencia del AMOR PERSONAL
DE CRISTO, centrado en su CORAZÓN.
Conocimiento e imitación de Cristo.
Nosotros debemos estudiar a Cristo para admirarle, porque Cristo
es verdaderamente digno de admiración; hemos de estudiar a
Cristo para imitarle, porque el que no se asemeja a Cristo no podrá entrar en su reino. Cristo fue humilde; nosotros hemos de
aprender de Cristo la humildad, haciéndonos pequeños a nuestros
propios ojos. Cristo fue caritativo; nosotros a ejemplo de Cristo,
hemos de hacernos hombres de caridad, socorriendo al necesitado, consolando al triste y siendo sosteniendo a los débiles.
El celo apostólico es una actitud del corazón. Nace de la urgencia de comunicar a los
hombres las riquezas de eses Corazón de
Cristo que le atrae hacia sí, que le enamora,
con el que tienen comunicación íntima, con
el que trata de corazón a corazón.
La devoción al Corazón de Jesús ha existido
desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde
que se meditaba en el costado y el Corazón
abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua.
De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
Es verdad universalmente conocida que el centro de la vida de Cristo es su Corazón, y que de allí han partido las hazañas de amor de que su vida terrestre estuvo
llena, y de que hoy en la Eucaristía tenemos patente muestra.
De ese corazón han sacado los santos su virtud. Allí tomaron los apóstoles su
ardoroso celo. Allí templaron su espíritu para la oración los místicos y contemplativos de todas las edades…
Y no solo los santos: los pecadores que en justos se convirtieron no lograron tamaña dicha, sino lavándose y bañándose en las aguas de que el Corazón de Jesús es manantial.