Download Será ordenado Sacerdote el día 17 de abril en la Catedral “Dios

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Será ordenado Sacerdote el día 17 de abril en la Catedral
“Dios hace bien, el hombre es bien hecho” (S. Ireneo)
Queridos hermanos en la fe:
La mayor alegría que puede experimentar cada persona es
ver cómo Dios actúa en su vida. Dios Padre no nos creó para dejarnos después a nuestra suerte sino que sigue actuando en nuestras vidas, el Espíritu Santo nos sigue creando para hacernos semejantes a Él. Es una alegría poder vivir esto, porque todo lo que
nos ocurre en nuestra vida, Dios lo está permitiendo para nuestro
bien, ya lo dice S. Pablo “sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rom 8, 28) y S. Ireneo
nos lo repite con las bellas palabras que he escogido como lema
sacerdotal y titulan este testimonio; Dios, que siempre hace bien,
continuamente está trabajando en nuestra vida para hacerla capaz
de recibir un destino glorioso, ver a Dios y estar con Él por toda
la eternidad.
Esto es lo que he podido experimentar en mi propia vida.
Aunque he sido educado en una familia cristiana, en los años de la adolescencia y primera juventud era un
hijo de la Iglesia perdido, que necesitaba conocer y encontrarme personalmente con Jesucristo para reconocer que no hay nadie que satisfaga el corazón humano como Él. No me daba cuenta de que la elección
de construir mi propia vida dejando a Dios de lado me dejaría vacío, frustrado. Pero Él, que no nos abandona, sabe sacar bien hasta de experiencias de alejamiento, de rechazo, de dolor…
Sin ser consciente de ello, Jesús me ha estado acompañando en todos los momentos de mi existencia, caminando a mi lado, sufriendo mis caídas y recogiéndome para curar esas heridas. Su vida ha estado
inseparablemente unida a la mía. Y así, puedo afirmar que me siento como hijo que ha sido llevado entre
los hombros del Buen Pastor, que me ha recogido de una vida en la que la superficialidad y las cosas mundanas no dejaban de ahogarme en experiencias que no satisfacían el deseo de mi corazón, un corazón que
buscaba la felicidad por todos los caminos que encontraba a su paso. Qué acertadas están las palabras de
S. Agustín: “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón anda inquieto hasta que no descanse en ti.”
Precisamente fue en un momento de alejamiento de Dios cuando empecé a sentir su llamada. Recapacitando en mi interior empecé a vislumbrar que una vida sin Cristo es una vida perdida, porque todo tiene sentido en Él. Reflexionando sobre lo que querría hacer en mi vida, vi que caminaba dando palos de
ciego fuera de la Iglesia, y decidí buscar grupos donde tener experiencia de fe. Finalmente, la vivencia de
una peregrinación a Roma donde conocí a seminaristas que cautivaban por su naturalidad y su alegría espontánea, fue lo que terminó de ganar mi corazón para el nuevo camino que el Señor me señalaba.
El paso de entrar al seminario, como todo paso crucial, fue difícil pero la paz que dejó alejó las dudas, las sombras y las tentaciones que me acompañaron en los momentos previos. Doy gracias al Señor
por estos años de seminario en que la Iglesia tanto me ha cuidado y atendido; por todo lo aprendido y vivido en él durante 6 años. También doy gracias a Dios por el acompañamiento que ha ejercido la parroquia
de Ntra. Sra. de las Angustias, especialmente el de D. Francisco y D. Blas, durante este tiempo para hacerme crecer y prepararme para la entrega en el trabajo pastoral.
Llegado este momento tan importante en mi vida como es ser llamado por Dios y por su Iglesia al
ministerio de sacerdote, no dejo de contemplar con gratitud todo lo que el Señor ha realizado en este tiempo en el que ha ido cuidando y sosteniendo con solicitud amorosa y paciente la vocación que ha concebido
en mí. Solo un corazón sosegado por el agua que el Espíritu ha derramado en su vida puede cantar:
“Dad gracias a Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 117)
(7)