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Con la misma edad que yo, con su carácter, con sus
cualidades, con sus gustos, con los sueños y deseos
que la hacían ser ella misma.
¿Y tú? ¿cómo eres? ¿quién eres a tu edad?
Responde a estas preguntas modelando tu
trozo de arcilla para que las refleje.
De su realidad, que no estaba desconectada del mundo, ella veía y le
afectaba su entorno, como a todos…
Y a ti ¿cuáles son las realidades que hoy te afectan? ¿qué
cosas de las que ves a tu alrededor no te dejan indiferente?
Modifica tu trozo de arcilla reflejando las realidades que te
afectan hoy.
María aparece siempre en la Biblia con el corazón lleno de vida, con
capacidad de guardar multitud de nombres, detalles, recuerdos…
Y tú, ¿qué nombres llevas dentro? ¿Qué detalles te
emocionan? ¿qué recuerdos te llenan de vida? Vuelve a
modificar tu arcilla con todas las cosas que guardas en tu
corazón.
Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura
y si no, no la emprendas que será en vano
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos
debes amar la hora que nunca brilla
y si no, no pretendas tocar los yertos
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto.
Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura
y si no, no la emprendas que será en vano
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos
debes amar la hora que nunca brilla
y si no, no pretendas tocar los yertos
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto.