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6 de agosto
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Fiesta
Antífona de entrada (Cf. Mt 17,5)
En una nube luminosa se apareció el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre que decía: Éste es mi
Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el
testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos
tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el Predilecto, seamos
un día coherederos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, nuestras ofrendas por la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito y, con los
resplandores de su luz, límpianos de las manchas de nuestros pecados. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio. El misterio de la Transfiguración
En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Cristo nuestro Señor reveló su gloria ante los testigos que él escogió; y revistió con máximo
esplendor su cuerpo, en todo semejante al nuestro, para quitar el corazón de sus discípulos del
escándalo de la cruz y anunciar que toda la Iglesia, su cuerpo, habría de participar de la gloria que
tan admirablemente resplandecía en Cristo, su cabeza.
Por eso, con los ángeles que te cantan en el cielo, nosotros te alabamos en la tierra diciendo sin
cesar:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la comunión (Cf. 1 Jn 3,2)
Cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Oración después de la comunión
Los celestes alimentos que hemos recibido, Señor, nos transformen en imagen de tu Hijo, cuya
gloria nos has manifestado en el misterio de su Transfiguración. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Multiplica, Señor, sobre tus fieles la gracia del cielo, y así quienes te alaban con los labios te alaben
también con el corazón y con la vida, y ya que cuanto somos es don tuyo sea también tuyo todo
cuanto vivamos. Por Jesucristo nuestro Señor.