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LLAMADA
A
LOS
FUERTES
POR
MANUEL REALES ARROYO
Llamada a los fuertes
¡Ahora! ahora es el momento y no mañana, después o la semana
que viene.
Ahora, cuando el hombre es consciente de esa llamada que le dice
“Ahora es el momento”, debe saber que la hora está cerca, que
él ha sido llamado para una misión muy grande.
Esto es una intuición, pues aún su personalidad no le deja ver con
claridad la llamada, pero…. no obstante algo en su interior se ha
percatado, ha oído y ha visto la aparición del Hijo del Hombre y
en su interior, sin que nadie se percate de ello, le ha brotado un
sudor frío, el sudor frío del conocimiento y del discernimiento de
que en su interior algo ha cambiado, que era cierto lo que decían
los libros, que le era mostrado el camino en una visión extra
corporal en una fracción de segundo, en una eternidad.
Sabe en su interior que el Señor de toda Vida empieza a
despertar de su letargo de muerte y eso le ha conmocionado,
siente como si su ser fuera dividido en dos partes netamente
diferenciadas, ya se ha convertido en un simple observador que
da testimonio de una fuerza desconocida que le aprieta como una
soga al cuello, pero que al mismo tiempo lo sumerge en una paz
profunda.
Para ese hombre Hermes Trismegisto le dice: Que dolor tan
grande debe soportar el cuerpo que lleva dos almas en su
interior, porque sólo el hombre es doble, mortal según la
personalidad terrestre o alma sangre e inmortal cuando es
vivificada por el Espíritu.
Tú, hermano, hermana, si tú sientes en lo más profundo de tí esta
desarmonía, piensa que esos son los dolores de parto, pronto
nacerá el ser inmortal y serás libre.
Pero es ahora cuando esa llamada suena como una trompeta y
cauteriza tu corazón.
El dolor es el resultado de la ignorancia, cuando un nuevo fuego
penetra en tu ser, cuando suena la voz de rescate en lo más
íntimo de tu corazón, ábrele ahora, no pierdas un instante, si lo
haces así sentirás un dolor profundo como si una espada fuera
hundida en el corazón, es el dolor de la purificación, es el dolor
del desenmascaramiento interior y del mundo, es el dolor de ver
claramente las garras horripilantes de Medusa, y de ver
impotente cuantos personas son tragadas por ese horrible
monstruo; es saber que desde ahora, ese horrible monstruo te
persigue sin descanso día y noche, tratando de engullirte al más
mínimo traspiés.
En este estado suena interiormente una voz lejana que dice:
“Quien mate al dragón antes del tercer día se casará con la
princesa y vivirá eternamente en palacio.”
¿Por qué todas estas historias son similares? ¿Quién es el
dragón? ¿Quién es la princesa? ¿Qué terribles hazañas acechan
al futuro príncipe?
Ese valiente,sólo aspira a un fin con el mismo deseo, que el que
desea aire después de estar un tiempo sumergido en el agua.
Ahora y no mañana, pues los tres días pasan con la rapidez del
segundo.
Ha de ser ahora, pero este valiente no lleva nada para combatir
con el dragón, pues al sentir el ahora, se puso en camino
rápidamente sin volver la vista atrás.
A medida que se pone en camino va teniendo las suficientes
fuerzas como para poder proseguir la lucha, pero ha de saber
dónde está el dragón, dónde la princesa, con que matarlo y si
falla…
Pero aunque el miedo está agarrado a la garganta como una soga
que asfixia, sólo existe un deseo: vencer o morir.
De qué vale mi vida si pierdo a la princesa se pregunta y la
respuesta es siempre: vencer o morir.
No hace falta llegar al final del cuento, pues ya todos sin
excepción lo hemos oído, el valiente en el último hilo de su vida,
totalmente extenuado de la lucha, mata al dragón y
ensangrentado y como muerto regresa a palacio, donde es curado
de sus heridas por la princesa y …. Dulce final.
Pero ahora la llamada no es para saber contar cuentos sino que
ahora, el Rey nos dice que debemos nosotros escribir ese cuento
y ser ese valiente.
Ese es el sudor frío ¡¡ ¿nosotros?!!
Pero si… pero si… yo no…
Sí, si no te apresuras la princesa morirá.
La llamada suena:
” Nobles Caballeros ha llegado la hora de la gran cosecha,
sólo podrán cosechar aquellos que con su espada la hundan
tres veces en el dragón y le den muerte para siempre.”
Sólo ellos podrán regresar vivos de la gran hazaña y sólo ellos
sabrán donde están los barcos que regresarán al reino con la
cosecha.
Quiero hacer hincapié que éstas palabras son sólo para los
fuertes y no para los débiles.
El Rey busca transmisores de la Palabra y de la Fuerza de Luz.
Id y predicad la Palabra a todas las naciones, pero no como quien
cuenta historias y parábolas sino que con vuestro ejemplo y con
vuestra luz, el mundo verá que está en tinieblas.
Esos valientes tienen un largo camino que recorrer, saben en lo
más hondo de su corazón, que el dragón no está en La India o
China, sino dentro de su mismo ser, que el dragón está sentado
en su misma mesa, que el dragón es él.
Son conscientes de su separación de la luz y que están en
tinieblas y de que si quieren salvar al mundo tienen que vencerse
ellos mismos; esa lucha es una lucha diaria, una batalla ganada,
otra perdida, otra ganada, etc. es ir ganando terreno al
monstruo, es morir cada día como decía S. Pablo, porque a medida
que se muere somos fortificados en el Señor.
Tenemos que desalojar al monstruo hasta de la sangre de
nuestras venas, pues otra sangre ha de ponerse en su lugar, sólo
así se tendrá éxito, sólo así es vencido el monstruo, no con la
espada material, sino con la espada del Espíritu.
Ahora es el momento y tendrás la intuición de haber nacido
fuera de las influencias de Maya, de haber nacido para este
momento ante el que ahora te encuentras, como si fueras un
enviado del cielo de los que hablan Las Escrituras.
El mundo te espera, la rueda chirriando ruge como el huracán, y
la misión es detener esa rueda, cada segundo que pasa es más
difícil para tener éxito, pues mayor es el peso de los que están
subidos a la infernal noria.
La Humanidad necesita nuestros cuerpos para poder llevar a
cabo la misión salvadora. Sin nuestros corazones, cabezas y
manos, la Humanidad no puede manifestarse, es imposible.
La Humanidad Liberada no lleva a cabo la cosecha por medio de
naves y artificios mecánicos u ovnis.
No, mil veces no!
La Humanidad Liberada sin nuestra ayuda consciente no puede
hacer nada.
Por eso hay una soga al cuello, la gran responsabilidad, pero al
mismo tiempo una paz profunda, el amor al Creador y su
criatura, el conocimiento consciente del plan del Logos y el deseo
vehemente de querer cumplirlo llegando como muerto después de
haber matado al dragón, su propia voluntad, con la espada, la
voluntad divina.
Esta es la tarea a la que somos llamados todos y cada uno de
nosotros, pues el final del cuento es el principio al que todos
regresamos.
“Había una vez un país muy lejano…
Todo esto se ve como en una visión extra corporal, de dónde
venimos y adónde vamos, pero ahora hay que escribir la historia
con la sangre de nuestro corazón.
Quien tiene el valor de empuñar esa pluma verá como la carta es
escrita por el Señor de toda Vida hasta su completa terminación.
Este reporte es de libre difusión, siempre y cuando no alteres el
contenido.
Es propiedad de
Manuel Reales Arroyo
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