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VICTORIA
SOBRE
LA VIDA
EGOCENTRICA
Un manual para incrementar
el discernimiento
Paul G. Caram
RECONOCIMIENTOS
Deseo expresar mi agradecimiento especial a las siguientes personas:
• Al Reverendo Pedro Jurka, quien nos prestó a varios de los miembros
de su personal, que fueron vitales en la traducción de este libro al español.
• A Mercy Pineda, por sus habilidades editoriales y numerosas horas de
trabajo detrás de la computadora, que tanto han enriquecido la traducción
de este libro.
• A Marta de Rodríguez, quien sacrificó sus vacaciones para mejorar la
gramática y la expresión global de esta obra.
• A Marlene Zacapa, por su pericia en la revisión final de este libro.
• Rigoberto Castro, por su valiosa capacidad de edición y lectura de
correción.
• A Claudia, Rebeca y Raquel Molina, por su valiosa ayuda editorial.
• A Yuliati Purnomo, quien pasó cientos de horas traduciendo cuidadosa y
meticulosamente las Series de Madurez Cristiana al Indonesio para su país
natal.
• A todos los miembros de mi iglesia, a quienes considero, de los mejores
santos de lugar alguno, los que fielmente me han respaldado con sus
oraciones, actitudes de aliento y me han concedido la libertad de dedicar
mi tiempo a la composición de estos cursos.
• A mi esposa Betsy, por su respaldo, aliento, pericia en la impresión del
texto y alto grado de excelencia.
VICTORIA
SOBRE
LA VIDA
EGOCENTRICA
Paul G. Caram
Claves para:
Encontrar la liberación de las ataduras del yo.
Enriquecer nuestra relación con Dios y con los demás.
Entrar en nuestra herencia y dar fruto divino.
@ 1999 por Paul G. Caram
Publicado en inglés con el título de:
Victory Over the Self-Centered Life
Zion Christian Publications, Dept.
Ulysses, Pa. 16948 USA
Todos los derechos reservados. Se necesita permiso escrito
de los editores, para la reproducción de porciones del libro,
excepto para citas breves en artículos de análisis crítico.
Citas bíblicas tomadas de: La Santa Biblia, Revisión 1960
@ Sociedades Bíblicas Unidas
Usada con permiso.
ISBN # 0-9627490-4-4
D edicatoria
Con profunda gratitud y amorosa estima, esta Serie de
Madurez Cristiana está dedicada al honorable
Brian J. Bailey
Presidente de la
Confraternidad Internacional Sión
Un padre espiritual para mí desde la juventud, y un
capacitado maestro de los sagrados misterios del
reino de los cielos. Su vida ejemplar y ministerio
han inspirado mi amor por Cristo y por su verdad.
Siempre ha sido para mí, y para todos los que lo
conocemos, el caballero cristiano ideal, irreprensible
y caritativo. Sobre todo, un hombre aprobado por
Dios, ¡alguien a quien Dios muestra su rostro!
PREFACIO
Callejones sin salida, rutinas, hábitos arraigados, ideas fijas, vicios, complejos,
conflictos y tormentos; todas estas son prisiones de la vida egocéntrica de las que el
hombre no puede o no sabe cómo liberarse. Este libro no fue escrito para inconversos,
sino para cristianos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu Santo que están lunchando
contra estas mismas cosas. Si bien es cierto que el creyente lucha contra un sistema
mundial impío y contra Satanás, éstos no son sus mayores enemigos. Debemos
admitir que nuestro mayor problema no es Satanás, ni sus demonios o ángeles caídos;
tampoco los principados y potestades, ni el mundo con sus atractivos y grandes
presiones. ¡No! Nuestra gran batalla y problema reside en nosotros mismos,
precisamente en el centro de nuestro ser. Porque es desde el interior que le abrimos
o cerramos la puerta a Dios, o a Satanás y el mundo. Sí, el mayor enemigo que
enfrentamos está dentro de nosotros mismos, en nuestros corazones.
Jesús enseñó sobre los asuntos más críticos de la vida, y el tema que más enfatizó
fue el del corazón. ¿Por qué? Porque el corazón es, sin lugar a dudas, el punto crucial
de todo asunto (Pr. 4:23). Un corazón nuevo ha sido siempre la mayor necesidad de
todo ser humano. Pero Dios no ha dejado a su pueblo sin esperanza, porque ha
provisto un medio para que cada uno de nosotros pueda tener un nuevo corazón y un
nuevo espíritu. Esto no sucede con un toque instantáneo, como por arte de magia,
sino que este nuevo corazón surge paulatinamente, paso a paso, al permanecer nosotros
dentro del plan que Dios tiene para nuestras vidas. El tema de este libro es cómo
tener ese nuevo corazón y ser liberados de las prisiones de la vida egocéntrica.
Como dijo un escritor, ninguno de los métodos más avanzados de la ciencia y del
análisis humano actual, puede soltar al hombre de sus ataduras reales; y eso es porque
ignora la fuente del problema humano. El problema está en el corazón, en un EGO
innato y voraz. aa El egocentrismo, como verá usted a través de este manual, está en
el fondo de las muchas prisiones que el hombre crea para sí. ¡No, Satanás no es
nuestro mayor enemigo! Los grandes adversarios que el hombre enfrenta son los
aspectos de nuestra vida egocéntrica, no redimidos, no sometidos y ocultos.
Desde hace algún tiempo, es mi convicción que la Iglesia, y no el mundo, es la que
debe tener las respuestas a los males de la humanidad, pues los problemas reales del
hombre son espirituales. Esperamos de todo corazón, y es nuestra oración, que este
manual sea parte de la respuesta.
Paul G. Caram
VICTORIA SOBRE LA VIDA EGOCÉNTRICA
Un manual para el discernimiento crecido
VICTORIA SOBRE LA VIDA EGOCÉNTRICA es un enfoque sobre el tema del crecimiento cristiano.
La meta de este curso es lograr que nuestra mente y nuestro corazón estén libres de todo conflicto,
y encontremos respuestas duraderas a los males que nos están privando de gozo y de paz. Este es
también el profundo deseo y objetivo de nuestro Señor Jesucristo, cuya verdad nos ha sido presentada
para hacernos libres, porque Él ha comprado vida para nosotros, y vida en abundancia (Jn.10:10).
Desde el inicio de la raza de Adán, el hombre se ha hundido en abismos mentales, emocionales y
espirituales, y desconoce la forma de librarse de ellos. El hombre se ha encerrado en prisiones de la
vida egocéntrica, tales como: rutinas, hábitos, vicios, ataduras, y pasiones desordenadas, de las
cuales no puede o no sabe cómo escapar.
Hasta los cristianos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu Santo luchan contra estas cosas. Y
aunque es verdad que el creyente tiene que bregar con el sistema mundial y con el diablo, éste no es
su mayor enemigo. Debemos reconocer que nuestro problema más grave no es Satanás. El problema
reside en nosotros mismos, precisamente en el centro de nuestro ser. Es desde adentro que le
abrimos o le cerramos la puerta a Dios, o a Satanás y el mundo. Sí, nuestro mayor problema reside
en nuestro ser, en el corazón (Mr. 7:20-23; Mt.15:19-20).
Mas Dios no ha dejado al hombre sin esperanza, pues le ha provisto la forma de tener corazón y
espíritu nuevos a través de un nuevo pacto. Sin embargo, esto no sucede de inmediato como por arte
de magia, sino paulatinamente, a medida que obedecemos a Dios. Jesús enseñó acerca de los asuntos
más cruciales de la vida humana, y enfatizó el tema del corazón más que cualquier otro, porque
ciertamente el corazón es el punto de partida de todo asunto (Pr. 4:23). La necesidad de un nuevo
corazón es, y siempre ha sido, la mayor necesidad del ser humano (Mr. 3:5; 6:52; 8:17; 10:5; 16:14).
¡SATANÁS NO ES NUESTRO MAYOR PROBLEMA!
¡Las áreas no redimidas, no sometidas y no iluminadas de la
vida egocéntrica, son los mayores obstáculos que el hombre enfrenta!
• Tenemos una naturaleza pecadora. Incluso después de que Satanás y todos sus espíritus malignos
sean encerrados y eliminados, el hombre seguirá teniendo una naturaleza egoísta, obstinada y rebelde
con la cual batallar. Vemos esto en Zacarías 14:16-21. Satanás será atado por mil años como lo
muestra Apocalipsis 20, pero todavía la naturaleza humana se resistirá y rebelará contra Dios. Es
por eso que no podemos culpar a Satanás de todo. Si Satanás fuera quitado de escena hoy, todos
nuestros problemas no desaparecerían inmediatamente, porque hay una naturaleza resistente y
voluntariosa que reside en lo profundo del hombre. Satanás logra entrar en donde encuentra una
debilidad, o en donde hay una puerta abierta que lo acoge. Por lo tanto, el mayor problema no es
Satanás sino nuestro corazón. Las áreas no redimidas, no rendidas y oscuras de la vida egocéntrica,
invitan a Satanás a entrar.
• Un corazón puro es la clave para mantener fuera a Satanás. Jesús dijo: “...viene el príncipe
de este mundo; y él nada tiene en mí” (Jn.14:30). Como hombre, Jesús no tenía áreas de su vida sin
someter, que le permitieran la entrada a Satanás. Todas las puertas estaban cerradas, toda hendidura
estaba sellada. La mente, los sentidos, las meditaciones, las motivaciones, la voluntad y los afectos,
todos estaban consagrados a Dios. Satanás no pudo encontrar ni un solo lugar por donde introducir
el pie en la puerta.
Victoria • Página 1
Si existe algo en nuestras vidas con lo que Satanás pueda jugar, lo utilizará. Satanás no le teme a
predicadores, ni a profetas, ni a hacedores de maravillas, pues él mismo animó a Jesús a hacer
milagros (Mt. 4:3). Pero le teme en gran manera a los hombres y mujeres que se empeñan en hacer
la voluntad de Dios, porque serán los que lo destruyan y tomen su lugar.
• La hipocresía le abre la puerta a Satanás. Pedro le preguntó a Ananías: “¿Por qué llenó
Satanás tu corazón?” (Hech. 5:3). Esta es una pregunta que escudriña nuestro corazón: “¿Por qué
entró el diablo en usted?” Ananías había pretendido mostrarse más generoso de lo que realmente
era, pues buscaba el aplauso de los hombres. Satanás logra establecer fortalezas en los corazones
engañosos. Satanás es engañoso y encuentra morada en aquellos de naturaleza semejante a la suya.
Antes de poderle preguntar a Ananías por qué había entrado el diablo en él, Pedro tuvo que enfrentar
en su propia vida la misma pregunta. Hacía sólo unos pocos años, Cristo le había dicho a Pedro:
“¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de
Dios, sino en las de los hombres” (Mt.16:23). Satanás había obrado a través de Pedro porque su
corazón albergaba intereses egoístas.
• El peligro de aferrarse al pecado. Hace pocos años, los ancianos de una iglesia estaban orando
por una mujer que necesitaba con urgencia una liberación. Había estado relacionada con el ocultismo
en el pasado, y continuaba dándole cabida a otros espíritus, haciéndose necesario expulsar de ella
aproximadamente a sesenta demonios. Los ministros oraron con fervor y pudieron echar fuera a
todos los espíritus, menos a uno. Este pequeño demonio habló entonces a través de la mujer y dijo:
“¡Yo quiero salir, pero ella no me deja!”. La mujer deseaba retenerlo para continuar con viejos
hábitos, y recibir todavía ese tipo de dirección espiritual. Dios le dio la alternativa, diciéndole: “Mi
poder está aquí para liberarte si así lo deseas!” Lamentablemente, la mujer escogió aferrarse a sus
costumbres psíquicas, y muchos espíritus más retornaron apresuradamente a ella (Mt.12:43-45).
Por lo tanto, nosotros podemos ver que en realidad Satanás no es el problema, ¡sino el corazón! A
ella le encantaba lo que practicaba, y Satanás tenía una posición establecida en su vida, porque ella
lo acogía. Satanás prospera en la gente cuya naturaleza es afín a la suya.
• Las declaraciones atrevidas, precipitadas y confiadas, invitan a Satanás a entrar. “Satanás
os ha reclamado para zarandearos como a trigo” (Lc. 22:31-34). Satanás vio cierta paja en la vida
de Pedro, y lo puso a prueba en algunas de sus desafiantes aseveraciones. Declarar algo con
imprudencia y osadía, es como agitarle una bandera roja a un toro; Satanás vendrá en embestida.
Pedro estaba presumiendo de ser más dedicado que los demás al decir que jamás abandonaría al
Señor, aun si los demás lo hicieran (Mr.14:29-31). Pedro, por sus declaraciones impetuosas, se
expuso a una prueba innecesaria. (Dios le permite a Satanás probarnos en las aseveraciones que
hacemos, especialmente cuando no son ciertas). Podemos evitar pruebas innecesarias y mantener
alejado a Satanás, andando en sabiduría y humildad.
• El amor a un mal hábito. El poder de un hábito radica por lo general en el amor que le tenemos.
El hombre logra una liberación permanente hasta que cambia sus deseos, ¡porque las ataduras
siempre regresan cuando son alimentadas! En realidad, todo lo que hacemos por costumbre, nos
causa adicción. Muchos cristianos genuinos anhelan ser liberados de sus malos hábitos, pero todavía
existe una parte de su ser que ama lo que están haciendo. Por lo tanto, Dios debe tratar con la
voluntad y los deseos. Si se lo pedimos, Dios puede obrar en nuestros corazones para que deseemos
y hagamos su voluntad (Fil. 2:13). Deje que Dios trate con el amor a su hábito, entréguele su
corazón y permítale cambiar sus deseos (Pr. 23:26). Muchos de los que anhelan caminar en la senda
de la santidad, concluyen diciendo: “Es muy difícil e inalcanzable para mí”. Quizá andar en ese
camino no sea fácil, pero es posible, por su gracia.
Página 2 • Victoria
• La falta de perdón. La renuencia a perdonar le abre la puerta a Satanás. Satanás, un
amargado y resentido, tiene comunión con aquellos de su misma naturaleza. Muchas veces las
personas no se sienten perdonadas por Dios porque no han perdonado a otros (Mr.11:26). Cuando
un hombre no perdona a otro, se ata a aquel con el cual está resentido, y sus pensamientos están
diariamente controlados por la persona a la que no ha perdonado. La falta de perdón entrega al
hombre a los verdugos (Mt.18:21-35). La depresión y la tensión resultan de mantenernos resentidos.
Pablo nos dice que si no perdonamos, Satanás ganará ventaja sobre nosotros (2 Co. 2:10-11). ¡El
perdón no siempre es un sentimiento! Es un acto de la voluntad con ayuda de la gracia divina.
• La terquedad. “Y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino” (Jue. 2:19). No
podemos culpar a Satanás por todo. Ser terco y voluntarioso es el verdadero problema que tiene el
hombre. No es Satanás. ¿Sabía usted que la mayor dificultad que enfrenta un misionero cuando
sale a las misiones, es llevarse bien con los otros misioneros? Éste es un problema del corazón no
causado por Satanás. Pablo y Bernabé se separaron a raíz de un desacuerdo muy acalorado, y
ninguno de los dos estuvo dispuesto a ceder (Hch.15:36-41).
Bernabé endureció su corazón, escogió otro camino, y desapareció totalmente de la narración del
libro de los Hechos. A partir de ese momento es poco lo que oímos de él. Bernabé pudo haberse
mantenido a la cabeza en el resto del libro de los Hechos, pero al permitir que su corazón se ofendiera,
escogió el plan B. Muchos cristianos por haberse resentido escogen otro rumbo para sus vidas, y
con ello renuncian a una parte de su corona, por haberse salido de la ruta que Dios les había escogido
(Ap. 3:11).
• Las inseguridades. Las inseguridades, unidas a otras áreas de flaqueza, hacen al hombre vulnerable a las opresiones del diablo. Lea Números 5:12,14. En el versículo catorce, un espíritu de
celos cayó sobre cierto varón porque pensó que su esposa le había sido infiel, lo cual no era cierto.
Sus imaginaciones, así como la sospecha y la inseguridad, fueron las aberturas por donde entró la
opresión diabólica, y operó por medio de él. No se preocupe por reprender el espíritu de celos, sino
que edifique la vida interior del hombre con la palabra de Dios, el poder del Espíritu Santo, una
mente renovada y la gracia de Dios.
• La falta de disciplina. Obrar en forma indisciplinada expone al creyente a los ataques del
enemigo (Pr.16:32; 25:28). Cuando las personas llevan una vida floja y sin disciplina, los muros
protectores se derrumban, haciéndolas vulnerables al ataque de espíritus malignos. Darle cabida a
las drogas, alcohol e inmoralidad, son ejemplos de no gobernar en absoluto nuestro espíritu. Todas
estas cosas hacen que se desmoronen los muros que Dios ha levantado a nuestro alrededor, y permiten
que malos espíritus ganen acceso y dominio. Asimismo, la desobediencia y la pereza derriban estos
muros de protección, permitiendo que los hombres sean mordidos por la Serpiente (lea Ec.10:8).
Tome asiento por un rato, y haga una lista de las cosas que podrían estar echando abajo el muro
protector que Dios ha puesto a su alrededor.
• Las imaginaciones. Las imaginaciones también le permiten al enemigo avanzar sobre nosotros
(2 Co.10:3-5; Gn. 37:28-35). Jacob pensó, o imaginó, que su hijo José estaba muerto. ¡José no
estaba muerto! Ya se trate de una idea basada en la realidad o en la suposición, podemos sufrir
mucho con la mente. Por veintidós años, los pensamientos le produjeron a Jacob un espíritu
angustiado. Jacob pasó muchos años de duelo y depresión debido a las imaginaciones que su mente
concebía. Dios desea librarnos de nuestras mentes naturales.
Victoria • Página 3
• El amor al mundo. Pablo dijo: “Demas me ha desamparado, amando este mundo” (2 Ti. 4:10).
No podemos culpar a Satanás por la caída de Demas. Él tuvo una enseñanza inmejorable, vio milagros
asombrosos, experimentó el poder de Dios, tuvo una magnífica comunión cristiana, y le fue dado
un excelente ejemplo (Pablo). Demas amaba este mundo y el problema estaba en su corazón, no en
Satanás ni en la falta de comunión cristiana. Tampoco en los pretextos que la gente acostumbra dar
para justificar su caída.
• Las motivaciones perversas (Hch. 20:29-31). Pablo había predicado en Efeso por espacio de
tres años, advirtiéndoles diariamente que estuvieran arraigados, afirmados y establecidos en Dios y
en su palabra; porque llegaría un día en que él ya no estaría con ellos. Iban a tener que seguir firmes
por sí mismos bajo un liderazgo joven, y serían probados. (Cada iglesia y cada individuo en particular, será probado en algun momento). Pablo predicó más de mil veces allí, pero a pesar de sus
exhortaciones y ruegos, varios miembros de la congregación eran movidos por otros intereses.
Algunos querían atraer discípulos hacia sí mismos. Podemos darnos cuenta de que Satanás no es el
problema, sino las áreas no redimidas y no rendidas de la vida egocéntrica.
• Renuencia a admitir nuestras faltas. Un día, un pastor le preguntó a un hombre en un sanatorio
para enfermos mentales: “¿Que preferiría usted, que le dieran la razón, o que lo sacaran de aquí?”
Su respuesta inmediata fue “¡Preferiría que me dieran la razón! ” Dicho sea de paso, por esa misma
actitud fue llevado a ese lugar (2 Ti. 2:25,26). Estoy convencido de que muchas veces la única
manera de recuperarnos del lazo del diablo, es admitir la verdad acerca de nosotros mismos, y no
justificar nuestro comportamiento o defender nuestra posición. A menudo, el único camino para
obtener liberación, es confesar: “¡Tengo un problema! ¡Esto es lo que soy!” Entonces, por negarse
a aceptar su propia verdad, hay cristianos que nunca quedan libres de sus ataduras, y Satanás continúa
teniendo dominio sobre esas áreas de sus vidas. Job quedó libre de su prueba sólo después de
reconocer y admitir su falta.
Salomón fue un gran predicador que se apartó de Dios en momentos de gran éxito (1 R.11). El Señor,
siéndole fiel, levantó un problema (un enemigo) para tratar de llamar su atención y volverlo al buen
camino. Salomón no recibió el mensaje, así que Dios le envió un problema tras otro (1 R.11:13, 23).
Entonces Salomón hizo lo que hace la mayoría de predicadores que han recaído: pelear contra el
enemigo en lugar de volverse a Dios. Muchos cristianos y predicadores que han caido, no pueden
discernir si es Dios o Satanás el que les envía el problema. ¡Nosotros sabemos quién lo envió
cuando hay pecado en nuestras vidas!
Muchos ministros que se han descarriado, en vez de reconocer que Dios se está ocupando de ellos
y que intenta darles un giro, dicen que el diablo está empeñado en destruirlos a ellos y a su ministerio,
y le piden a la gente más dinero para luchar contra el diablo (Is. 9:9-13). Por consiguiente, ¡el
problema no es Satanás! Dios solamente lo usa para disciplinarnos, y para que sea el factor de
oposición que nos haga progresar. El verdadero problema es nuestro corazón, Satanás está aquí
únicamente para probarnos (lea Ap. 2:10; 20:10). Cuando Dios haya terminado de usar al diablo
para probarnos, lo destruirá.
* Las motivaciones incorrectas, la rebeldía, la autoconmiseración, la ingratitud, la renuencia a
perdonar, la dureza de corazón, la lectura de material indebido, escuchar la música indebida, el
estar en lugares indebidos y en mala compañía …todas estas son las verdaderas razones por las
cuales se introduce Satanás. Quizá lo que necesitamos es más arrepentimiento y reprender menos
al diablo por cualquier causa. Hay ocasiones en que lo más apropiado es encender la luz, y no
reprender a las tinieblas.
Página 4 • Victoria
LA NECESIDAD DE UN NUEVO CORAZÓN
La rebelión y un corazón duro fueron los mayores problemas de Israel, y también son los nuestros
(ref. Neh. 9:26-30). La necesidad más grande de la humanidad siempre ha sido tener corazón y
espíritu nuevos. Por eso, Dios proveyó un nuevo pacto mediante el cual un nuevo corazón fuese
posible y accesible a toda persona dispuesta a someter su vida a esa operación. (Jer. 31:31-33; Ez.
11:19-20; 36:25-27). ¡Pero al no permanecer en la senda de Dios, frustramos esta obra!
¿Qué queremos decir por “corazón”? Cuando las Escrituras hablan del corazón, no se refieren a
ese órgano del cuerpo que bombea sangre. Lo que da vida y estímulo al resto del cuerpo no es el
corazón físico y carnal que está en el centro del pecho. Cuando la Palabra de Dios habla del corazón,
se refiere al centro mismo de nuestro espíritu, al meollo de nuestro ser, en el cual reposan nuestras
más profundas motivaciones. Este también es el lugar de concentración de nuestros verdaderos
problemas. El corazón es realmente mucho más profundo que la mente (aunque en la mente tenemos
también muchos problemas). La mente es el instrumento de análisis y de lógica.
Pero el corazón le dicta a la mente lo que debe meditar. El corazón es el asiento de nuestros afectos,
motivaciones, y objetos de adoración. La mente recibe estímulo de parte del corazón.
Jesús predicó sobre el corazón, más que sobre cualquier otro tema. El corazón alberga todos
nuestros verdaderos problemas (Mt.15:18-20; Mr. 7:21-23). Jesús dijo: “Porque de dentro, del corazón
de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los
hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la
insensatez”. Por lo tanto, nuestra mayor necesidad es tener un corazón tierno, dócil y transformado. Se
nos advierte que “guardemos (protejamos) nuestros corazones con toda diligencia, ya que del corazón
mana la vida” (Pr. 4:23). Todos los actos, elecciones y decisiones de nuestras vidas, surgen de lo más
profundo de nuestro corazón. Incluso un creyente lleno del Espíritu Santo y con una vida crucificada,
debe guardar su corazón continua y cuidadosamente contra el orgullo y los excesos (2 Co.12:7).
DESCONOCEMOS LO QUE HAY EN NUESTROS CORAZONES
Nosotros no nos conocemos, ni sabemos qué es exactamente lo que nos hace falta (2 Cr.
32:31). Dios permite que a nuestras vidas lleguen situaciones y personas que nos muestran lo que
tenemos dentro del corazón (1 Cr. 28:9).
Œ
Dios lleva a su pueblo por el desierto para mostrarle lo que hay en su interior (Dt. 8:2).
El propósito de los tiempos áridos y difíciles es ayudarnos a ver lo que yace dentro de nosotros
mismos. En realidad, no conocemos nuestros corazones; eso nos lo tiene que mostrar Dios.
Œ
El salmista oraba para que Dios le mostrara su ego. “Líbrame de los errores que me son
ocultos” (Sal.19:12). “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis
pensamientos” (Sal.139:23-24).
Œ
Pablo dijo que quería conocerse a sí mismo como Dios le conocía (1 Co.13:12). Él confesó
también que desconocía lo que había en su corazón, pero que Dios sí lo sabía (lea 1 Co. 4:3-5) (Vea
también Lv. 4:2-3; 4:13; Lc. 9:55).
Œ
Victoria • Página 5
Jeremías dijo que el corazón es engañoso y desesperadamente perverso, y que nadie puede
conocerlo. Dios tiene que mostrarnos lo que Él ve. Es orgullo pensar que nosotros, sin revelación
divina, podemos discernir lo que hay en los corazones de otros o en el propio, sólo contando con
nuestra propia intuición, instinto o inteligencia. El Señor es el único que sabe, y es Él quien nos
debe enseñar. (Pr. 21:2; Jer.17:9-10).
Œ
Job no podía ver el problema que tenía en el corazón. Después de convencerse de su necesidad,
la confesó, y fue liberado de su prueba. Después de conocer a Dios, lo más importante que debemos
hacer, es conocernos a nosotros mismos y saber qué es lo que hay en el fondo de nuestros problemas.
Quedaremos libres de una atadura sólo hasta que la veamos, la confesemos y le pidamos a Dios su
misericordia y limpieza. Noventa por ciento de la solución está en reconocer el problema. Lo que
pensamos que es la solución, y lo que verdaderamente es la solución, son dos cosas muy diferentes.
En lo físico, quizá usted sienta un terrible dolor en una pierna y crea que el mal está en esa extremidad.
Pero la verdadera raíz del problema pudiera ser un nervio presionado en la parte inferior de la
columna vertebral. Esta analogía se aplica también a la vida espiritual. Debemos pedirle a Dios que
nos muestre cuál es la raíz de nuestras luchas. ¡Quizá nos sorprendamos!
Œ
LA DUREZA DE CORAZÓN
“No endurezcáis vuestro corazón”. Las Escrituras le advierten repetidamente al hombre que no
endurezca su corazón. Si Dios dice que no lo hagamos, quiere decir que existe gracia (capacitación)
para no hacerlo. Por lo tanto, cuando el hombre endurece su corazón, este es un acto voluntario y un
rechazo de la gracia de Dios (Lea He. 3:8; 3:15; 4:7; Sal. 95:7-8; Dt.15:7; 1 S. 6:6; Pr. 28:14; Dn.
5:20; 2 Cr. 36:12-13; Mr. 3:5; 6:52; 8:17; Mt. 19:8). Los apóstoles mismos tenían que cuidarse
diariamente de esto (Mr. 6:52).
¿Qué es un corazón endurecido? El endurecimiento comienza cuando algo ofende o hiere a un
individuo. Entonces su corazón se cierra. Si se nutre la ofensa, aumenta la amargura del corazón.
Si la persona continúa endureciendo su corazón, el despecho y la rebeldía se arraigan en él. Cada
vez que el hombre se endurece, se entierra más en un hoyo. Si no cesa el endurecimiento del
corazón, ello puede llevar al suicidio. Este tema se desarrollará más detalladamente a través del
curso.
Cuando una persona endurece su corazón, ha rechazado la gracia disponible. La gracia
(capacitación divina) siempre está disponible cuando estamos necesitados o heridos - (He. 4:16;
2 Co.12:9-10). Pero recuerde que Dios nunca permite que su pueblo sea probado más allá de lo que
es capaz de soportar (1 Co.10:13). Por lo tanto, cuando ocurran ofensas, frustraciones, o aun desastres,
la gracia está disponible instantáneamente. Pero inmediatamente nos enfrentamos con una decisión:
“¿Me endureceré y continuaré con la ofensa, o buscaré al Señor para que me sostenga con su
gracia?” Cuando una persona se amarga, es porque ha escogido rechazar la gracia divina y ha
preferido endurecerse (He.12:15). ¡Es una decisión!
¿Cómo endurece el hombre su corazón? ¡A través de la práctica! Al igual que un levantador
de pesas robustece su hombre exterior con mucho ejercicio metódico y vigoroso, así también
se endurece el hombre interior. A medida que el hombre practica el endurecimiento cuando
le ofenden, aparecen callosidades, y el corazón se vuelve duro. Los corazones se endurecen
por el ejercicio.
Página 6 • Victoria
Endurecer el corazón es el primer paso hacia el abismo. La mayoría de los problemas mentales
y emocionales pueden rastrearse hasta llegar al momento en que la persona que endureció su corazón
fue lastimada. Si la persona continúa practicando el endurecimiento de corazón cada vez que alguien
la agravia, puede hundirse tan profundamente en el abismo, que no podrá lidiar después con sus
sentimientos y hasta con su vida, pudiendo convertise en una víctima del suicidio. La forma de
evitar este horrible precipicio, es dar la vuelta y arrepentirse de las reacciones incorrectas,
dependiendo de la gracia y respondiendo con mansedumbre y perdón, en vez de endurecer el corazón.
Para cualquier insulto, agravio o injusticia que pueda llegar a nuestro camino, la gracia divina está
siempre disponible para igualar y sobrepasar la herida. Las personas se amargan debido a que han
rechazado esta gracia, endurecido su corazón y decidido continuar con la ofensa.
¿Por qué endurece su corazón la gente? Porque el endurecimiento provee un falso consuelo a las
heridas y la sensación es grata, pero lleva a un oscuro abismo. Una esposa dijo: “¡Cómo me gusta
odiar a mi esposo después de todo lo que ha hecho!” Esaú para consolarse del agravio de ser
privado de su primogenitura, dispuso en su corazón asesinar a su hermano Jacob (Gn. 27:42). Job
se volvió duro de corazón en sus momentos de dolor (Job 6:10). Todo hombre tiende a endurecerse,
y esto nos incluye a usted y a mí.
Volverse duro de corazón es la mayor causa del fracaso matrimonial (Mt.19:7,8; Mr.10:2-9).
La dureza de corazón es la incapacidad de perdonar o de seguir teniendo consideración. Es tener un
corazón que se ha tornado frío e indiferente. He aquí algunos síntomas del desarrollo del
endurecimiento del corazón: “¡Qué le vamos a hacer!” “¡Mala suerte!” “¡A mí qué me importa!”
“Bueno, ya tienes tu merecido”. Cuando apartamos nuestro espíritu de nuestra pareja, cuando nos
cerramos a los demás, sacando a los demás de nuestras vidas y cortando la comunicación, significa
que nos hemos hecho duros de corazón.
El orgullo es una de las principales razones por las cuales la gente se vuelve dura de corazón. De
acuerdo con Éxodo 8:15, un corazón duro es un corazón fuerte que todavía tiene mucho pleito en
reserva. Las personas con mucho orgullo son las que más endurecen su corazón. Faraón es un
ejemplo de esto, endureció su corazón diez veces, su corazón era fuerte y orgulloso. Dios endureció
a Faraón, quien se había endurecido a sí mismo. La humildad es la clave para tener un corazón
tierno. Dios ablanda y abre los corazones de quienes se ejercitan en tener un corazón receptivo para
Él (Hch.16:14).
Un corazón endurecido nunca atrae la bendición de Dios, sino lo contrario. “¿Quién se endureció
contra Él, y le fue bien?” (Job 9:4). Cuando nos endurecemos contra un individuo o circunstancia,
es contra Dios que nos estamos endureciendo, pues ha sido Él el que permitió dicha situación.
Podemos observar en las Escrituras que cada vez que alguien se volvió duro de corazón, no atrajo
la bendición de Dios, sino su ira. Dios no puede bendecir a un corazón endurecido. De hecho, un
corazón endurecido le dice al Espíritu de gracia: “Aléjate de mí, prefiero nutrir mis malos
sentimientos, pues yo tengo derecho a estar ofendido”.
Un corazón endurecido será juzgado por Dios (Jos.11:20). Cuando una persona se endurece una
y otra vez, y rechaza la gracia de Dios, después de un tiempo Dios mismo empezará a endurecer ese
corazón. (Dios endurece a aquellos que se han endurecido repetidamente). Faraón es un ejemplo
bíblico de esto (He.10:29).
Victoria • Página 7
VICTORIA SOBRE
LA VIDA EGOCÉNTRICA
“A publicar libertad a los cautivos,
y a los presos apertura de la cárcel”.
(Isaías 61:1)
TEMAS A DESARROLLAR:
‹
La batalla entre dos naturalezas.
‹
Nuestra meta: poseer un espíritu excelente.
‹
Cosas heredadas de nuestros primeros padres: Adán y Eva.
‹
Resultado de la Caída: el egocentrismo.
‹
Redención de la Caída: interés en otros.
‹
Los peligros del orgullo: el mayor problema de la vida egocéntrica.
‹
Desarrollar un corazón de siervo: clave para vencer el ego.
‹
La necesidad de la renovación de nuestro entendimiento.
‹
Conceptos que Dios desea cambiar.
‹
Entendiendo al hombre: espíritu, alma y cuerpo.
‹
Advertencias y pautas para el discernimiento: venciendo el predominio del alma.
‹
Pautas para una doctrina correcta — (Razones por las cuales los cristianos caen en error.)
‹
¿Cuál es nuestra herencia? ¿Qué enemigos debemos conquistar para poseer
nuestra herencia? ¿Qué armas utilizamos contra nuestros enemigos espirituales?
‹
La circuncisión espiritual.
‹
Subyugando a los últimos puestos de resistencia (31 Reyes).
‹
Reaccionando correctamente a las ofensas.
‹
Resumen de las claves para obtener la victoria sobre la vida egocéntrica.
‹
Otras observaciones finales.
Página 8 • Victoria
LA BATALLA ENTRE DOS NATURALEZAS
• “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las
cuales combaten en vuestros miembros?” (Stg. 4:1). El mensaje de Santiago no es para el hombre
no redimido ni para el incrédulo. Él está hablándole a cristianos lavados en la sangre de Cristo y
llenos del Espíritu de Dios. Dentro de nosotros hay realmente una guerra, pero es una guerra que
podemos ganar, por la gracia.
• “¿Por qué soy así?” (Gn. 25:22-23). Esta es la pregunta de los siglos. “Señor, ¿Por qué soy así?
¿Por qué me siento de esta manera? ¿Qué me pasa?” En tiempos lejanos, Rebeca experimentó
una lucha similar dentro de sí. En vez de recurrir al psiquiatra para obtener soluciones, fue
directamente al Señor y le preguntó: ¿Señor, por qué estoy así? Dios le respondió diciendo:
“Existen dos géneros de personas dentro de ti”.
Esta respuesta tiene un gran significado, ya que representa la guerra entre la carne y el Espíritu
dentro de nosotros. Claro está, dentro de su vientre tenía gemelos (Jacob representaba al hombre
espiritual y Esaú al hombre carnal), pero la aplicación y significado de esta alegoría es notable
para cada uno de nosotros.
• Los creyentes de Corinto, a pesar de ser nacidos de nuevo, llenos del Espíritu, santificados, y
poseedores de todos los dones del Espíritu Santo, tenían batallas terribles con la carne. Pablo los
llamó carnales. Estaban plagados de envidia y conflictos, algunos estaban cayendo de nuevo en
inmoralidad y borracheras. ¿Cómo podrían ser creyentes en quienes moraba Cristo si actuaban de esta
manera?
Tenemos una naturaleza pecaminosa
(1 Juan 1:8) versus (1 Juan 3:9)
→ 1 Juan 1:8. “Si decimos que no tenemos pecado (naturaleza), nos engañamos a nosotros mismos y
la verdad no está en nosotros”. La Palabra de Dios afirma que tenemos una naturaleza pecaminosa,
y que debemos confesar que la poseemos. El negarlo es engaño (1 Jn.1:9; Jer.17:9; Is. 6:5; Ro. 7:24).
→1
Juan 3:9. “Todo el que es nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente de Dios
permanece en Él y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Cristo en nosotros no puede pecar,
Él es esa simiente santa nacida en nuestro interior, y Él no puede pecar (1 P.1:23). Con todo, a veces
NOSOTROS sí pecamos. ¿De dónde, pues, viene este pecado? Este pecado viene de la vieja
naturaleza adámica con la cual nacimos.
• El apóstol Pablo, intérprete del nuevo pacto, declaró (en tiempo presente): “Queriendo yo hacer el
bien, hallo esta ley: que el mal está presente en mí” (la vieja naturaleza); y que “ya no soy yo quien
hace aquello, sino el pecado que mora en mí” (Ro. 7:17; 20; 23). Pablo aclara que todavía queda una
naturaleza de pecado residente en los miembros de nuestro cuerpo (1 Co. 9:27; 2 Co.12:7).
• Jesucristo tuvo dos naturalezas. Él era el Hijo del Hombre. Su cuerpo fue hecho de la substancia de
María, de la raza de Adán. Él era de la simiente de David y de Abraham. Por lo tanto, su cuerpo fue
formado exactamente como el nuestro. Jesús fue hecho en semejanza de carne de pecado (Rom. 8:3),
y fue tentado en todo como nosotros (He. 2:14-18; 4:15). ¡Pero nunca se doblegó ante el pecado!
Jesús fue y es también el Hijo de Dios. Tanto su espíritu como su alma son eternos. Él descendió del
cielo para habitar en un cuerpo de carne de pecado. Como hombre que vive en un cuerpo de carne
humana pecadora, condenó al pecado en la carne, al no ceder nunca a los deseos de ésta.
Victoria • Página 9
¿CUÁL ES EL REMEDIO PARA LA VIEJA NATURALEZA?
• Cuando nacemos de nuevo, Cristo entra en nosotros y empezamos a tener una nueva naturaleza.
Él literalmente nace en nosotros como una semilla (1 P.1:23). Cristo desea crecer en nuestro interior hasta estar totalmente formado (Gá. 4:19). ¿Pero acaso no es verdad que incluso después de
haber nacido de nuevo y ser llenos del Espíritu Santo, existen muchas batallas con la carne? (La
carne, el viejo hombre, la vieja naturaleza, y el hombre carnal, son todos sinónimos que describen
aquello con que nacemos). La que se encarga de lidiar con nuestra carne, vieja naturaleza y viejo
hombre... es la experiencia de Romanos 6:6.
• Romanos 6:6 es una experiencia definitiva y absoluta, que debe ser diferenciada del nuevo
nacimiento y de la llenura del Espíritu. “Sabiendo que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado sea destruido [quede inoperante]”. La palabra
“sabiendo” viene de un vocablo griego que significa “conocimiento que resulta de la experiencia”.
Saber que nuestro viejo hombre [fue] crucificado, no es un conocimiento puramente cerebral, o
algo que se capta por fe. Es un encuentro con Dios, el cual anhela llevar a todo creyente a esta
experiencia. Sucede algo dramático cuando se tiene la vivencia de Romanos 6:6. Queda sin poder
nuestro viejo hombre, y la vieja naturaleza es arrestada y sometida para que tengamos dominio
sobre él. Experimentar Romanos 6:6 nos da poder para decidirnos, ya sea a favor de la santidad o a
favor de la carne.
Cuando usted compara cuidadosamente todos los demás pasajes de las Escrituras con éste, observará
que la experiencia de Romanos 6:6 no es la erradicación de la vieja naturaleza. Ésta todavía existe,
pero está arrestada y puesta en la cruz. Se debilita más y más a medida que rehusamos alimentarla
o ejercitarla. Pero nuestro nuevo hombre (Cristo en nosotros) se fortalece cada vez más, a medida
que lo alimentamos y ejercitamos. En 2 Samuel 3:1 podemos encontrar una analogía de la batalla
del nuevo hombre contra el viejo. En este pasaje, Saúl (carnal) se debilitaba más y más, pero David
(espiritual) adquiría cada vez más fuerza.
Incluso después de la experiencia de Romanos 6:6, la santidad sigue siendo una elección, una
batalla. A nuestra vieja naturaleza la tenemos que considerar (o contar por) muerta, y entonces
rendir nuestros miembros a Dios (Ro. 6:11,13,14). De ahí que la santidad sea todavía una batalla,
una decisión. Antes de Romanos 6:6 casi no tenemos alternativa, y en cierto sentido, el pecado
tiene dominio sobre nosotros en áreas de nuestras vidas. Romanos 6:6 nos da el poder de escoger
la santidad.
Romanos 6:6 coloca a nuestro viejo hombre en la cruz. Lo arresta. Pero no
llevemos hasta los extremos la idea de estar “muertos al pecado”. Durante esta
vida, la vieja naturaleza nunca es erradicada ni deja de existir en nuestros
cuerpos mortales. En la resurrección recibiremos nuevos cuerpos, libres de la
vieja naturaleza. La redención será completa hasta que hayamos resucitado
(Ro. 8:23). Recuerde que el término “muerte” no significa el olvido.
Página 10 • Victoria
TENER UN ESPÍRITU SUPERIOR
NUESTRA META es alcanzar el nivel de un espíritu superior. Esto lleva al creyente a obtener el
favor de Dios y de los hombres. ¡Daniel lo tenía! (Dn. 6:3). Un espíritu superior es el resultado de
que la sabiduría haya entrado a nuestros corazones (Lc. 2:40; 2:52). Es sabiduría saber cómo
reaccionar y responder a la gente y a las situaciones. Asimismo, es la capacidad de ver las cosas
desde la perspectiva de Dios. La sabiduría es el regalo de Dios al valioso escudriñador, y Él anhela
impartírsela con liberalidad (Stg.1:5).
No manipula
Sin enojo
Sin sosphechas
No critica
No busca faltas
No áspero
No se irrita
Misericordioso
No es arrebatado
No es abrasivo
Lleno de gracia
No se queja
Se somete
Gentil
Amable
UN
ESPÍRITU
EXCELENTE
Comprensivo
No vengativo
No es cínico
Razonable
Firme
Cálido
Cooperador
Buen gusto
Sincero
Sin hipocresía
Tolerante
No discute
Paciente
Disciplinado
Sin sarcasmo
No exaspera a la gente
No es rígido
Honestidad
La sabiduría produce un espíritu superior. Habrá un cambio en nosotros cuando empecemos a ver
las situaciones a través de los ojos de Dios. Cesarán la crítica, las quejas y la ansiedad. Una mente
renovada nos transforma totalmente en otra persona. La mayor parte de nuestros problemas surge
de no ver las cosas al modo de Dios (Is. 55:8-9). El Señor le habló un día a un pastor y le dijo: “Si
pudieras ver lo que yo estoy viendo, harías lo mismo”. ¡Y cesó su preocupación!
La sabiduría también nos ayudará a cumplir el mandamiento de 2 Timoteo 2:24-25 de no ser
contenciosos con aquellos que están en error, sino instruirlos con paciencia y guiarlos al
arrepentimiento. Además, la sabiduría produce en nosotros pureza de corazón. La sabiduría sabe
distinguir entre un asunto y otro, y evita prudentemente que clasifiquemos a todas las personas y a
todas las cosas en la misma categoría. La sabiduría es la clave para edificar un hogar. La
sabiduría tiene siete columnas sobre las cuales se debe construir un hogar. Lea Proverbios 9:1,
Santiago 3:13-18.
Victoria • Página 11
LA CAÍDA DE LA RAZA HUMANA
(Génesis capítulo tres)
Cuando nuestros primeros padres infringieron lo establecido por Dios en
el paraíso, su caída hizo que todos nosotros cayéramos también, porque
estábamos en ellos. ¡Lo que ellos hicieron fue perjudicial para cada uno de
nosotros! Desde aquel entonces, todas sus debilidades y tendencias han
venido transmitiéndose a nosotros. A medida que usted lea el capítulo tres
de Génesis sobre la Caída, observe lo siguiente:
Satanás atacó a la mujer cuando ésta estaba lejos de su esposo.
Engañosamente, Satanás la indujo a tomar una decisión importante sin
haber consultado antes con su marido, su cabeza. Desde el comienzo, el
principal ataque de Satanás es contra el matrimonio, especialmente contra la mujer.
Satanás estaba haciendo todo lo posible para lograr que Eva hiciera lo
mismo que él; exaltar su ego. Él le dijo: “Esta fruta te hará igual a Dios,
tendrás una inteligencia extraordinaria y serás como Dios, aquí está,
¡pruébala!”
A medida que lo escuchaba, Eva recibía la misma naturaleza de Satanás.
¡Esta es una palabra de alerta! Recibimos la naturaleza, el espíritu y la
mentalidad de aquellos a quienes nos abrimos y escuchamos. Nunca
sostenga un diálogo con Satanás como lo hizo Eva. Entre más lo escuchaba,
más se volvía como él.
Las debilidades de Adán y Eva nos han sido transmitidas. Nosotros
estábamos en ellos. Somos la esencia misma de ellos: espíritu, alma, cuerpo
y mente. Pero también nosotros somos responsables de transmitir nuestra
naturaleza a nuestros hijos. Nuestros actos y decisiones influyen en el estado
espiritual de nuestros hijos. El estado espiritual que tienen padre y madre
cuando su hijo es concebido, es lo que le dan a éste. Cuando los padres son
obstinados y desobedientes, eso es exactamente lo que le dan a su hijo.
Pero cuando los padres obedecen a Dios, los hijos tienen también un espíritu
obediente.
Los hijos son un espejo viviente de sus padres. Por lo tanto, cada victoria
que ganamos, es una victoria para nuestros hijos, ya sean hijos en lo físico
o en lo espiritual.
Página 12 • Victoria
PROBLEMAS QUE HEREDAMOS DE NUESTROS PRIMEROS PADRES
1). Dudar, cuestionar o desafiar la palabra de Dios (Gn. 3:1). El primer paso de la estrategia
satánica es arrojar duda sobre la palabra de Dios. Satanás dijo: “¿Conque Dios os ha dicho?” Cuando
Eva le puso atención, comenzó a pensar y a hablar como él. Ella estaba recibiendo el espíritu de él
en ella. La serpiente empleó la racionalización para darle explicación a todo lo que Dios había
advertido. Después, Satanás negó tajantemente que un juicio estuviera por venir, diciendo:
“Ciertamente no moriréis” (Gn. 3:4). (No habrá consecuencias... Tú malentendiste lo que dijo
Dios, ¡anda y hazlo ya!), y Eva le creyó (ver 2 Co.11:3).
2). ¡El orgullo! Querer ser lo que Dios no ha dispuesto que seamos. “Seréis como Dios” (Gn.
3:5). Satanás siempre quiso ser Dios, esto estaba en su corazón, y ahora se lo sugería a Eva. “Serás
Dios” (Is.14:12,14). Lo que está en el corazón sale por la boca. Eva aceptó la idea y recibió en su
mente el mismo espíritu maligno que decía: “¡Yo quiero ser Dios!”
3). Decidir sobre cualquier asunto basándonos en nuestros sentimientos o en las apariencias,
en vez de basarnos en lo que Dios ha dicho. El fruto prohibido según Génesis 3:6 era “agradable a
los ojos”. Las cosas prohibidas tienen un atractivo peculiar. Parecía bueno, y la hizo sentir bien.
Eva se mantuvo mirando y pensando en el fruto. Finalmente, la venció el encaprichamiento.
Recuerde, nuestra vista y nuestras emociones son engañosas. Jesús nos advirtió que no juzgáramos
las cosas según las apariencias (Jn. 7:24, Is.11:3-4). Dios ya había dicho: ¡Ni le tocaréis! (Gn. 3:3).
La mayoría de los pecados comienzan por los ojos, luego se fortalecen por las meditaciones.
Finalmente, el pecado se vuelve un acto. El pecado, por lo tanto, puede ser cortado antes de que
florezca.
4). La curiosidad de saber lo que Dios no ha dispuesto que sepamos. El fruto prohibido era
“codiciable para alcanzar la sabiduría” (Gn. 3:6). Sin embargo, este era un conocimiento que Dios
no quería revelar. La serpiente continuó insistiendo astutamente: “Una probada al fruto abrirá tus
ojos para ser como Dios, tendrás una inteligencia superior”. El objetivo de Satanás era que Eva se
exaltara, como él lo había hecho (1 R.1:5). ¡Satanás quería que ella actuara independientemente de
Dios y de su esposo! ¡Él quería que Eva se liberara! Así, Eva quedaría desamparada y caería en el
lazo de la serpiente.
El hombre caído tiene un deseo inmenso de conocer lo prohibido. A la naturaleza caída le fascina el
espiritismo, el mundo psíquico, lo misterioso, la astrología, la percepción extrasensorial, el control
mental, la reencarnación, etc., y anhela ser capaz de conocer y predecir el futuro. El hombre caído
ama las teorías, las filosofías, la psicología y otras “ologías” que parecen inteligentes pero son
falsas. Es por eso que las Escrituras declaran: “Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron
muchas perversiones” (Ec. 7:29; Rom.1:21-22).
5). Adán deseaba más el amor humano que el amor de Dios (Gn. 3:6; 1 Ti. 2:13,14). Fue Eva la
engañada, no Adán. Él entró en escena y se dio cuenta de lo que ella había hecho. Él no quería
perderla y de inmediato se vio ante una decisión crucial: “¿A quién amo más, a Dios o a Eva?”
Como no quería perderla, se identificó con ella y comió del fruto prohibido, en lugar de obedecer el
mandato de Dios. En efecto, él la amaba más que a Dios. Este fue el pecado radical de Adán. Sin
lugar a dudas, es también la mayor debilidad de la humanidad. ¿Cuántas veces el amor humano, la
amistad y la elección del cónyuge (sin consultar a Dios) han sido más importantes para el cristiano
que hacer la voluntad de Dios? Pero cuando el amor humano es exaltado por encima del amor de
Dios, el resultado siempre es conflicto y dolor.
Victoria • Página 13
6). Escondernos, volvernos introvertidos y evasivos. “El hombre y su mujer se escondieron de la
presencia de Dios” (Gn. 3:8-11). Otro de los rasgos terribles de la naturaleza caída y pecaminosa, es
que nos hace tener miedo de Dios y de los demás. Crea muros, sospechas, imaginaciones y temores.
La Caída hace que el hombre se esconda, se escude, se escabulla, se aparte, se defienda y se retire de
los demás y de Dios. La Caída ha hecho del hombre un ser introvertido, ensimismado y renuente a
exponer y a abrir su corazón a Dios. El egocentrismo y la timidez son resultados directos de la Caída.
7). Culpar a otros (Gn. 3:12-13). ¡Adán culpó a Eva y a Dios! Y Eva culpó al diablo. Adán dijo:
“La mujer que tú me diste...” Eva dijo: “La serpiente me engañó”. Una evidencia predominante de
la naturaleza caída, es que el hombre sobreprotege su ego inseguro, y busca pasarle a otros la culpa
de sus fallas. “Si tan sólo ella no hubiera hecho o dicho eso; si tan sólo esto no hubiera pasado”. El
hombre culpa a otros con el fin de apaciguar sus propios sentimientos de culpa. ¡Dios desea de mí
una confesión honesta! Mis problemas empiezan a ser resueltos únicamente cuando confieso dónde
está el verdadero problema; en mí, no en el otro. Una confesión verdadera y honesta de nuestras
faltas, no de las ajenas, nos libera de las ataduras (Pr. 28:13).
Lo más difícil para uno que ha caído es admitir sus propias faltas y fracasos. Él culpará a Dios, a las
circunstancias, a su pareja, a los padres, a los jefes o a un servidor de Dios, al cual tildará de
hipócrita. Él culpará de su estado a todos y a todo, pero no a sí mismo. Caín, el hijo de Adán, nunca
mostró remordimiento por el asesinato de su hermano menor, ni confesó su culpa. Solamente se
quejó de la severidad de la sentencia (Gn. 4:9-13). Muchos criminales dirán que han caído en una
trampa, en lugar de hacer una confesión honesta de sus delitos. ¿Recuerda al ladrón que estaba
crucificado, en el Evangelio de Lucas 23:39-43? He aquí un criminal que hace una confesión
sincera: él estaba recibiendo lo que merecía. ¡Esto es arrepentimiento verdadero! ¡Por eso se fue al
cielo! ¿Recuerda la diferencia entre estos dos criminales? Uno se culpaba a sí mismo, pero el otro
culpaba a Dios, acusándole de haberlo sentenciado con demasiada severidad.
LA CAÍDA NOS HA HECHO EGOCÉNTRICOS
‹ Tratando de ser algo para lo cual no fui hecho. Orgullo, ambición. “Seré como Dios”.
‹ Curiosidad, fascinación por conocer cosas que no debemos saber. Algo para el yo.
‹ Tomando decisiones importantes guiados por las emociones, sin consultar a Dios y sin buscar el
consejo de hombres piadosos.
‹ Volviéndonos introvertidos, temerosos de Dios, evadiendo a los demás.
‹ Prefiriendo el amor humano y las amistades, más que el amor de Dios y su favor.
‹ Desafiando, cuestionando, dudando, racionalizando la palabra de Dios.
‹ Culpando a otros, con el fin de apaciguar los sentimientos de culpa y proteger el ego.
CRISTO desea liberarnos de nosotros mismos y del egocentrismo para que podamos
convertirnos en su amada esposa, sin mancha ni arruga (Ef. 5:26-27; Ro.12:2).
Cristo no es egocéntrico, ni se casará con una esposa egocéntrica. Él es el postrer
Adán y recuperó todo lo que el primer Adán perdió. El primer Adán era egocéntrico,
el postrer Adán se interesa en otros, es un siervo, y totalmente sin egoísmo. Hacerse
un siervo como Jesús, es la clave para vencer el egocentrismo y llegar a ser su
Esposa (2 Co.11:2-3).
Página 14 • Victoria
Comparación entre la vieja naturaleza y la
nueva naturaleza que Dios nos quiere dar
(Hechos 20:35)
Más bienaventurado es
DAR
Que
RECIBIR
Centrado
en otros
Centrado en
sí mismo
Nueva naturaleza
Vieja naturaleza
UNA PERSONA FUERTE
UNA PERSONA DÉBIL
UNA PERSONAL DESINTERESADA
LA VIDA GIRA ALREDEDOR DE OTROS
(¿Qué puedo hacer para ayudar?)
CORAZON DE SIERVO, NO MI VOLUNTAD
POSITIVO - BRILLANTE, AMABLE
(Tiene un corazón que cree)
UNA PERSONA EGOISTA
LA VIDA GIRA ALREDEDOR DEL YO
(¿Qué hay aquí para mi?)
INDEPENDIENTE - MI VOLUNTAD,
MIS DERECHOS
NEGATIVO - ABURRIDO, DEPRIMIDO
(Tiene un corazón incrédulo)
SEGURO - PUEDE DECIR:
“Lo siento, me equivoque”
INSEGURO - NO PUEDE DECIR:
“Me equivoqué”
LUZ EN EL HOMBRE INTERIOR
(Un corazón expuesto a la luz)
(Dios ha escudriñado el corazón)
TINIEBLAS EN EL HOMBRE INTERIOR
(Se escuda en un velo de pretensión)
(Dios quisiera escudriñar nuestros escondrijos.)
HUMILDAD = FORTALEZA
ORGULLO = DEBILIDAD
Jesús es humilde - libre de todo conflicto
y tiene perfecta paz.
Satanás es orgulloso - está lleno de
conflictos, confusión, tormentos.
EL AMOR DIVINO DA
EL AMOR EGOISTA RECIBE
LA NUEVA NATURALEZA: Cuando
nacemos de nuevo, de simiente incorruptible
tenemos un nuevo padre. Estamos en una
familia diferente y empezamos a tomar
una nueva mente y un nuevo estilo de vida.
LA VIEJA NATURALEZA: La naturaleza
de Adán y Eva, la naturaleza heredada al
momento de nacer. La vieja naturaleza está
centrada en sí misma, busca lo propio, está
satisfecha de sí misma, es orgullosa.
LOS DADORES NUNCA MENDIGAN
LOS MENDIGOS NUNCA DAN
Oración de San Francisco: “Señor...amar más que ser amado, comprender más que ser comprendido.”
Victoria • Página 15
RESULTADO DE LA CAÍDA
EGOCENTRISMO
Síntomas del egocentrismo: El orgullo, la ira, la autoconmiseración, la susceptibilidad, las
depresiones, estados de ánimo cambiantes, una endencia a ofenderse y a resentirse, el rencor y
otros conflictos. El egocentrismo significa justo lo que dice: ¡Todo gira en torno a MÍ! Relaciona
consigo mismo todo lo dicho y lo hecho. Por naturaleza todos somos egocéntricos.
Dios le preguntó a Adán, el padre de nuestra raza: “¿Dónde estás?” ¡Dios les sigue haciendo la misma
pregunta a los hijos de Adán!, porque todavía nos escondemos en numerosas áreas de nuestras vidas.
Es frecuente que por un mal trasfondo(desechados, rechazados, abusados, desatendidos), los individuos
se encierren en sí mismos, construyan una pared a su alrededor, y vivan en su pequeño mundo. Dios
desea atravesar esa corteza que se ha formado en torno al corazón.
Nuestro hombre interior tiene muchos cuartos y cámaras internas. Les llamaremos nichos internos,
los cuales, en su mayoría, están todavía trancados. Dios tiene la llave de cada una de estas áreas en
donde nos hemos quedado prisioneros y sin dar fruto. De cada uno de estos nichos internos, Él
quiere liberarnos. Su deseo es que le expongamos cada parte de nuestro ser, y que demos fruto.
LAS SEÑALES DEL EGOCENTRISMO
(Note la ausencia de un corazón de siervo, semejante al de Jesús)
L.) “¡Tengo que pensar en mi felicidad.
Me lo debo a mí mismo. Merezco algo
mejor!” (Mi identidad, mi individualidad,
mis deseos, mi reputación, mis planes, mi vida)
A.) No molestes mi rutina. ¡Déjame solo!
Déjame vivir en mi propio mundo.
B.) ¡Todo me sale mal! ¡No existe la
justicia! ¡Mi vida ha sido dura! ¡La
vida me debe algo mejor!
K.) Mis problemas son únicos.
Todo es tan complicado. ¡Nadie
ha pasado por ésto jamás!
k
k
C.) Todo el mundo está hablando
de mí. Todo el mundo está
pensando en mí todo el día.
k
YO
E.) ¡Me has ofendido e insultado!
¡Jamás te perdonaré! Perdonar es
dar. Yo sólo recibo!
F.) Yo he tenido que trabajar duro para
lograr lo que tengo. He tenido que pelear
por cada centavo que tengo. Los demás han
tenido una vida fácil. Todo está en contra mía.
k
k
k
k
k
k
D.) ¿Qué gano yo en ésto?
¿Cuál es mi beneficio?
J.) A nadie le importo. Nadie
me visita. Todos me evitan.
k
k
k
I.) Nadie me entiende. Tú no me
entiendes. A ti no te importo. Has
fallado en llenar mis necesidades
y mis expectativas.
H.) “No tengo por qué soportar ésto”.
“Tengo mis derechos. Creí saber lo que
quería”. (Nunca consideré lo que Dios
pudo haber querido para mi vida.)
G.) ¡Todo lo que el pastor dijo esta mañana iba
dirigido hacia mí! No regresaré a la iglesia.
DATO: En muchos matrimonios destruidos, uno de los dos interesados sabe muy bien lo que el otro hizo para
ofenderlo gravemente. ¡Pero casi no se da cuenta de lo que él mismo hizo para ofender gravemente a su pareja!
¿Por qué? Porque las personas egocéntricas son muy sensibles a sus propias necesidades, pero insensibles a las
necesidades de los demás. El egocentrismo y el egoísmo son las principales razones del fracaso matrimonial.
Página 16 • Victoria
REDENCIÓN DE LA CAÍDA
CENTRADOS EN OTROS
¡LA NATURALEZA DE DIOS ES DAR!
•
•
•
•
Juan 3:16 - … de tal manera amó Dios … que dio.
Romanos 15:3 - Pues aun Cristo no se agradó a sí mismo.
Hechos 20:35 - Más bienaventurado es dar que recibir.
Mateo 20:26 - Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro siervo.
• Marcos 10:45 - Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida.
L.) Señor, yo sé que no merezco nada. Yo escojo estar
agradecido por todo (Mt. 5:3). ¡Tú viviste una vida
abnegada y no soy mejor que Tú! Yo fui creado para
darte placer (Ap. 4:11). No procuraste hacerte de una
reputación o de un nombre, mi yo do haré (Fil.2:7).
k
A.) Señor, te permito interrumpir mi rutina y
cambiar las áreas donde estoy pensando mal.
¡Estoy cansado de vivir una rutina!
k
B.) Tengo tantas razones para estar agradecido.
No soy digno de las bendicones que hasta hoy
he recibido de Ti, y según el Salmo 103:10, Dios
no me ha dado el castigo que merezco. Dios
me ha dado bendiciones disfrazadas en cada
injusticia que he sufrido (Gn. 50:20).
k
K.) Yo sé que mis problemas no son
extraordinarios. Cada quien tiene
pesares. ¡Señor ayúdalos!
(Vea 1 Co.10:13, 1 P. 5:9).
C.) Reconozco que necesito sobreponerme a
mis imaginaciones (2 Co. 10:5). La gente no
no está pensando sólo en mí. Ellos están
pensando en sí mismos y en sus problemas.
k
J.) Debo rechazar mi actitud de
“Nadie me ama.” ¿Qué he hecho hoy
para mostrar amor a los demás? Hay
k muchas personas solas y frustradas a
mi alrededor que necesitan ser
animadas. Úsame, Señor.
k
k
D.) La prueba de mi ministerio no es cuánto
estoy avanzando, sino cuánto ayudo a otros
en su avance. “Señor, voy a buscar edificar
tu cuerpo” (1 Co.12:14).
CENTRADO
EN OTROS
k
k
I.) ¿Realmente he tratado de entender por
qué esta persona ha reaccionado así? ¡No
debería tomar su reacción tan personalmente!
Probablemente está pasando por dolor o tal vez
está preocupada por algo que no tiene nada que
ver conmigo!
k
E.) ¡Ahora reconozco que la razón para que me haya
sentido insultado es el alto concepto que tengo de
mí mismo! Si yo fuera manso y humilde como
el Cordero de Dios, estos conflictos no me
afectarían (Rom.12:3). ¡Perdonaré! Perdonar
es dar; yo deseo dar … por la gracia de Dios.
H.) (2 Ti. 2:10, 1 Cor. 9:19-22). Todo lo soporto
por amor de los escogidos.” Superaré las
inconveniencias. A menudo la razón por la cual las
personas se dan por vencidas es porque no todo sale
a su manera y se atormentan por lo mismo.
k
F. ) Sí, he tenido que trabajar duro por todo lo
que tengo, pero esto no es fuera de lo común, casi
todos lo han hecho. Mi situación es muy ordinaria y
la paso mejor que muchos en el mundo.
k
G.) El pastor no se dirigía a mí, éramos muchos los que necesitábamos escuchar
el mismo mensaje. Cada cosa que se dice o hace no está disceñada únicamente
para mí, sino también para otros.
Si queremos y estamos dispuestos, Dios puede quitar todos estos males de nuestra alma, pero tomará tiempo y
muchas veces será doloroso. Sin embargo, Dios es capaz de redimirnos totalmente (Sal.130:7). Él liberará a su
pueblo de toda imaginación, de toda prisión, de toda atadura y de toda rutina. Dios no es un Dios de rutinas.
Cristo anhela rescatar a sus redimidos de las cadenas del amor al ego, quiere iluminar cada área de nuestras almas
en donde haya oscuridad y en donde estemos todavía escondiéndonos.
Victoria • Página 17
LOS PELIGROS DEL ORGULLO
(¡El orgullo es el mayor problema que el hombre tiene!)
Satanás no es nuestro mayor enemigo. Nuestro mayor enemigo es el ego, y el mayor problema del
ego es el orgullo. El orgullo es la causa de la mayoría de nuestras luchas. Aunque Satanás fuera atado
ahora mismo, el hombre seguiría conservando una naturaleza de orgullo que debe ser cuidadosamente
vigilada y restringida (2 Co.12:7). Es por el orgullo que los hombres caen (Pr.16:18; 29:23).
El orgullo es la razón de la caída de Satanás. El orgullo se opone a Dios y busca exaltarse por
encima de Dios y de su voluntad. A esto se debe que Dios resista a los soberbios. Satanás deseaba
algo para sí mismo que Dios sabía que no era bueno para él. Satanás quería tener igualdad de
derechos. Él le exigía a Dios, igualdad de voz y de voto (Is.14:12-14). Lucifer deseaba controlar el
universo. El orgullo se levantó dentro de él y pensó: “¡Yo puedo manejar el cielo igual o mejor que
Dios!” (Fíjese en las cinco veces que Satanás dijo: “Yo haré”). El orgullo es la fuente del engaño
(Lea Abd.1:3).
Dios ya le había concedido belleza, sabiduría y carisma extraordinarios (Ez. 28:12-15), ¡pero él no
estaba satisfecho con todo esto! Él quería ser inigualable, excelentísimo, quería ser rey de reyes y
señor de señores. Cuando Dios no le concedió su orgulloso deseo, él quiso volver a todo el cielo en
contra de Dios, y tuvo éxito con la tercera parte de los ángeles. El orgullo es fuente de gran rebelión
e iniquidad. El orgullo ha atormentado a Satanás desde el principio de los tiempos y él procurará
controlar al mundo entero, a través del hombre que producirá en nuestros días: el Anticristo.
2 Tesalonicenses 2:3-12. “El cual se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto”
(2:4). Aquí está el endiosamiento del yo, un hombre que atrae toda la atención y adoración hacia él
mismo. Satanás habitará en este hombre y recibirá adoración para sí mismo. Esto es lo que procura
el orgullo: algo para mí (R.1:5; Hch. 20:30; Jer. 45:5).
EL ORGULLO es una concentración del yo (mis deseos, mi manera, mis ideas, lo que yo quiero...
y baja a Dios del trono). El orgullo repele y rechaza a Dios y a su voluntad, para exaltar el ego en su
lugar. El orgullo está en la raíz de todo pecado porque desplaza a Dios y coloca al EGO sobre el
trono. El mayor problema del hombre es éste: “Yo soy mi propio jefe, yo gobierno mi vida, no
Dios”. Como nuestro Padre y Creador, Dios desea ser consultado y tener participación en todo lo
que hacemos (Lc. 4:4; Is. 50:4), pero el orgullo le dice a Dios: “¡Sal de mi vida, yo soy el que
mando, el que hago el programa, no Tú!” (Romanos 1:18-32 es un desplazamiento de Dios).
EL ORGULLO no tolera ser contrariado. El orgullo se ofende y se siente insultado con mucha
facilidad, lo que desata otras pasiones viles como resentimiento y amargura. El orgullo es la fuente
de la mayoría de los tormentos. Esta es la razón por la cual ningún método avanzado de tratamiento
(psicología, psiquiatría, etc.) tiene soluciones duraderas, pues ignora la mayor enfermedad del
hombre: un ego inflado, egocéntrico y voraz. ¡Orgullo! ¡El orgullo no le permite al hombre reposar!
Jesús era libre del tormento emocional, porque conquistó el orgullo. Él dijo: “Soy manso y humilde
de corazón”, y a su futura esposa le dice que aprenda de Él, para que halle reposo para su alma
(Mt.11:29). La humildad es la clave para que haya liberación en los corazones de los hombres. Pero
Satanás y todos los que están llenos de orgullo no tendrán paz. Job 1:6-12, sugiere que Satanás
continuamente está atormentado y sin reposo, ocupado en “recorrer la tierra y en andar por ella”. El
orgullo y la ausencia de paz van de la mano.
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NO TENEMOS RAZÓN
DE SER ORGULLOSOS PORQUE:
• Fuimos creados por otro. Venimos como niños desvalidos y no tuvimos
decisión en el asunto. Nosotros no escogimos ser hombres o mujeres, fuertes o
débiles (Sal.100:3; 1 Co. 6:19-20; Job 38:4).
• Tenemos una naturaleza pecaminosa que no podemos cambiar
(Jer.13:23; Sal. 39:5; Is. 64:6). Si hay algo justo en nosotros, vino de Dios. Nada
bueno sale de nosotros si no es de Dios (Ro. 7:18-21).
• No tenemos capacidad o poder alguno, salvo el que Dios nos da.
Toda destreza física, mental o espiritual, viene de Dios (Dt. 8:1; 1 Co. 4:7;
Stg.1:17; Jn. 3:27) El hombre no tiene habilidad en sí mismo para hacer nada.
• No podemos controlar nuestro destino ni ser nuestros propios guías
(Jer.10:23; Stg. 4:13-17; Ec. 8:8). El hombre no puede controlar lo que traerá el
mañana, tampoco se entiende a sí mismo, ni tiene las respuestas a sus verdaderas
necesidades. No puede hacer cosa alguna sin la ayuda de Dios.
De modo que cuando el hombre es orgulloso, está engañado.
El apóstol Pablo nos exhorta a no pensar de nosotros mismos
más alto de lo debido, y a no ser sabios en nuestra propia opinión.
El problema está en lo que estamos pensando. Por naturaleza
tenemos una mente altiva (Ro.12:2, 3, 16; Pr. 23:4; Abd.1:3;
Gá. 6:3; 1 Co. 8:2).
Victoria • Página 19
EL FRUTO DEL ORGULLO
Debido a que existen diversas formas de orgullo,
algunas de las siguientes pueden o no aplicarse a nosotros
INTRODUCCION: El orgullo está en el fondo de la mayoría de los problemas del hombre. Cuando
un hombre sufre y lucha con una atadura o tormento de alguna clase, decirle que su problema es el
orgullo o el yo, puede ser frustrante, a menos que se le explique cómo es posible esto. Lo que sigue
es un intento para lograrlo. Claro está que no todas las ataduras y tormentos se originan en el
orgullo, algunos problemas pueden ser heredados. Otros pueden estar allí por haber sido rechazados
en la niñez, o por algún otro trauma. Esos factores no pueden ser ignorados, pero estoy convencido
de que además de estos complejos y de una baja estima de sí mismo, el orgullo, el egocentrismo y
un corazón duro (malas respuestas a causa del orgullo), ayudan a atar al ser humano.
UNA PERSONA ORGULLOSA ES UNA PERSONA
DÉBIL POR LAS SIGUIENTES RAZONES:
EL ORGULLO es un sentimiento absorbente acerca de la propia grandeza e importancia. Debido a
esto, una persona orgullosa fácilmente se ofende y se siente herida cuando no se le trata como ella
cree que merece. No controla sus emociones y por lo mismo es débil.
EL ORGULLO es el deseo de estar a la cabeza, de ser incomparable, único y pasar sobre otros para
obtener lo deseado. Aquí otra vez, la persona orgullosa es manejada por otra fuerza y no está
controlando sus emociones. El rey Salomón cayó en la trampa del orgullo y su vida mental estuvo
constantemente ocupada en lo inigualable e incomparable que él era (Ec.1:16).
EL ORGULLO hace que el hombre trate de aparentar ser algo que no es. El orgullo por lo tanto nos
hace falsos e hipócritas. Pero la humildad produce sinceridad interna y transparencia.
EL ORGULLO debido a que nos hace tratar de aparentar lo que no somos, nos coloca bajo una
tensión indebida. Cuando se está tenso, también se está agotado. Así que el orgullo nos consume
emocionalmente y es el responsable de nuestro agotamiento y crisis nerviosas. La humildad nos
liberta para que nos relajemos, seamos nosotros mismos y nos aceptemos como somos. La humildad
produce una notable paz y tranquilidad interior.
EL ORGULLO nos hace tener una alta opinión de nosotros mismos y ver como inferiores a otros y
sus opiniones. El orgullo puede ser muy descortés, mientras que una muestra de grandeza es la
habilidad de recibir de otros, cualquiera que sea su nivel. El orgullo definitivamente empequeñece
al ser humano.
EL ORGULLO es pretencioso y cree que tiene todas las respuestas, lo cual no es cierto. Debido al
orgullo, la gente no escucha a otros, por lo tanto el orgullo es falta de sabiduría.
EL ORGULLO hace que el hombre albergue ideas muy elevadas de sí mismo e induce a muchos a
vivir en un mundo de sueños. “¡Nadie es tan grande como yo!” o “¡Soy la respuesta a los problemas
del mundo!” (Gá. 6:3; Abd. 1:3).
Página 20 • Victoria
EL ORGULLO puede estar en el fondo de la timidez o vergüenza. Una persona tímida no se
expondrá a ser vulnerable y con mucho cuidado se protegerá a sí misma. “¡Qué horrible si me
equivoco, qué tremendo si me critican, se van a dar cuenta de cómo soy, me van a humillar!” El
orgullo es la raíz de ciertos temores. El orgullo protege arduamente al Yo. Jesús nuestro Capitán,
fue humilde, vulnerable y estuvo dispuesto a verse como un fracaso.
EL ORGULLO busca lo suyo propio y anhela la alabanza de los hombres. El orgullo lucha por
tener un gran nombre, título propio y gran popularidad. El orgullo ama la publicidad y desea ser el
centro de atención, y le preocupa más la opinión de los demás que la de Dios (Jn. 5:44). El orgullo
utiliza retóricas y palabras elevadas que la gente ordinaria desconoce y ni sabe pronunciar, con el
fin de exaltarse a sí mismo y parecer superior. Satanás es un intelectual complicado y así son los
cristianos orgullosos (2 Co.11:3). Jesús utilizó las palabras más simples y sencillas cuando enseñaba.
Jesús nunca pretendió obtener una reputación terrenal (Fil. 2:5-8).
EL ORGULLO es la razón de una disposición violenta. La gente orgullosa tiene terribles arranques
de cólera debido a que su ego es muy sensible y no consiguen lo que quieren. Con la ira viene la
amargura, el resentimiento y muchos otros males.
EL ORGULLO es la razón principal de la falta de paz. Muchos conflictos cesan cuando el orgullo
ha sido purgado.
EL ORGULLO es uno de los factores que más contribuyen a los desórdenes mentales y emocionales.
El orgullo atormenta y destroza al hombre, consume y vacía su alma y cuerpo de toda energía. El
orgulloso (Satanás) está distorsionado mental y emocionalmente debido a su gran orgullo. La
humanidad también está perturbada mental y emocionalmente a causa de la vileza de su orgullo.
EL ORGULLO se resiente ante la corrección o la sugerencia con la actitud de “Yo sé lo que estoy
haciendo, nadie me tiene que decir lo que debo hacer, dése cuenta con quién está hablando”. Pero
Proverbios 1:5 dice: “El entendido adquirirá consejo”.
EL ORGULLO hace muy difícil poder decir: “¡Estaba equivocado, lo siento!” (Lv. 26:40-41). El
orgullo justifica los errores y equivocaciones para proteger al Yo. Una señal de fuerza y nobleza es
reconocer que somos humanos y que cometemos errores, pero una persona orgullosa es débil y
necesita vindicarse a sí misma y quiere tener siempre la última palabra. Job encontró fallas en Dios,
pero ninguna en él, y se hizo más justo que Dios. Job dijo que prefería morir antes que cambiar de
parecer (Job 27:2-6; 35:2).
EL ORGULLO no olvida una ofensa. ¡La humildad la deja pasar! “Honra [del hombre] es pasar por
alto la ofensa”. (Pr.19:11). Una persona orgullosa exige vindicación y “justicia” para sí misma. El
orgullo demanda una disculpa por ofensas pequeñas y a la vez, hace muy difícil que el ofensor pida
perdón.
EL ORGULLO hace difícil el perdonar. El orgullo reflexiona sobre las ofensas y habla extensamente
de ellas. “¡Me duele!” y hace saber a todos lo sucedido.
EL ORGULLO está tan centrado en el EGO, que es supersensible a sus propias heridas, pero muy
insensible a las heridas de otros y no se da cuenta cuando los hiere. (Uno puede herir a otro y ser
insensible, diciéndole: “eso a ti no te importa”).
Victoria • Página 21
EL ORGULLO es la fuente de la rebelión, del desafío y de la venganza. Satanás en su orgullo
quería estar a la cabeza y cuando no logró sus propósitos, se volvió desafiante y vengativo. Desde
entonces él ha hecho todo lo posible para apartar de Dios a todos los habitantes del cielo y de la
tierra. El orgullo ha hecho a Satanás celoso de todas las posiciones de liderazgo. Él socava la autoridad
a todo nivel. Él es el autor y promotor de todos los movimientos de liberación de hoy en día.
EL ORGULLO es independiente e insensible con actitudes como ésta: “Yo no te necesito a ti, ni a
nadie más. Yo puedo hacerlo a mi manera, conmigo basta y sobra; nadie me dice a mí lo que debo
hacer” (1 Co.10:12; Pr.18:12). La humildad dice: “¡Por favor ayúdeme, no tengo todas las respuestas,
en realidad necesito sus consejos y sus oraciones; no lo lograría si no fuera por usted!”
EL ORGULLO hace al hombre complicado y muy técnico. Los hombres con humildad están libres
de luchas y contiendas. La humildad sosiega las guerras y luchas internas. Rendirse es la palabra
clave para la paz. La paz llenará nuestras almas al someternos a Dios y apreciar y escuchar a
nuestros hermanos en Cristo (Pr.13:10; Stg. 4:6-10).
EL ORGULLO causa que uno endurezca su corazón. Un corazón orgulloso es duro y lleno de
pleito y resistencia. Faraón endureció su corazón vez tras vez (Ex. 8:15). Pídale a Dios que le dé un
corazón de carne, un corazón que no se resista. Recuerde que un corazón duro se opone a Dios y a
su gracia (Stg. 4:6; 1 P. 5:5-6; Pr. 3:34; Sal.138:6; 2 Cr. 36:11-13).
EL ORGULLO trae engaño (Abd. 1:3). La soberbia de tu corazón te ha engañado. El engaño crece
en un corazón orgulloso. Cada religión falsa es un producto del orgullo. Sus fundadores desean
tener una nueva idea que a nadie se le ha ocurrido antes. (El orgullo de ser original). El orgullo hace
pensar al hombre que puede hacerlo mejor que todos los demás, incluyendo a Dios. “Profesando ser
sabios, se hicieron necios” (Ro.1:21-22; Gá. 6:3; Ro.12:3; 1 Co. 8:2).
EL ORGULLO es una de las razones principales por las que una persona no congenia con las
demás. Por el orgullo la gente no puede sobreponerse a las situaciones de la vida. El orgullo no
puede manejar las ofensas, y no puede soportar que se le contradiga. “No puedo más, voy a volverme
loco”; esto es dicho a menudo por personas que no logran sus caprichos.
Satanás no pudo salirse con la suya y desde hace mucho tiempo él ha venido atormentándose con
malos sentimientos. Pero las personas que han experimentado la humildad genuina son capaces de
manejar las situaciones. ¡Su espíritu es libre!
EL ORGULLO es la razón principal de las discusiones y debates (Pr.13:10). Es sólo por el orgullo
que viene la contienda. Los hombres sabios son flexibles, gentiles, razonables y capaces de respetar
los deseos y puntos de vista de otros sin comprometer sus convicciones.
EL ORGULLO es la razón por la cual no podemos quebrantarnos delante de nuestros hermanos y
delante de Dios. Para algunos, quebrantarse delante de Dios o delante de los hermanos es una señal
de debilidad, pero esto no es cierto. La persona débil es aquella que se ha endurecido. Por orgullo,
Sedequías rehusó escuchar la palabra de Dios y someterse a ella. Tuvo miedo de mancillar su
prestigio. Su orgullo hizo que Jerusalén fuera quemada y sus hijos sacrificados.
(Lea Jer. 38:17-23, 2 Cr. 36:11-13).
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EL ORGULLO es la razón principal de la desunión. Por naturaleza, el hombre busca promoverse a
sí mismo y a sus ideas: “Porque todos buscan lo suyo propio [intereses], no lo que es de Cristo
Jesús” (Fil. 2:21). Una vez, Dios le habló a cierta iglesia, diciéndole: “En la humildad, hay unidad,
y allí ustedes podrán valorar a los demás más que a ustedes mismos” (Fil. 2:3; Ro.12:10). ¿Podemos
ver cómo la humildad fomenta la unidad? “¿Cuánta unidad hay en nuestro matrimonio?”
EL ORGULLO es la razón de que una persona se crea superior a las demás (Dt.17:20). El orgullo
es también la razón de que se jacte y presuma (Jer. 9:23-24). El orgullo (que es el engaño) hace que
los individuos se crean extraordinarios y únicos, quizá por su éxito, o por algún talento o don
especial. Pero... ¿por qué hemos de mirar a otros por encima del hombro? Todo lo que poseemos
nos ha sido dado por Dios (Jn. 3:27; 1 Co. 4:7; Dt. 8:17,18). Aun el apóstol Pablo fue vulnerable al
orgullo, a pesar de ser lleno del Espíritu y de haber tenido la experiencia de morir al pecado (Compare Ro. 6:6 con 2 Co.12:7)
EL ORGULLO repele la palabra de Dios y está listo para decir que otros están “fuera de orden” o
son“falsos” (Jer. 43:2). Los orgullosos acusaron a Jeremías de profetizar falsedad. El orgullo, por
lo tanto, destruye el discernimiento. La iluminación es fruto de la humildad (Mt.11:25).
EL ORGULLO hace a la persona creerse infalible. El engaño y las falsas ideas vienen del orgullo.
El orgullo trae el pecado de la presunción. He oído a personas decir que nunca han cometido errores
con sus dones espirituales (profecía o palabra de conocimiento). ¡Pero esto es engaño y orgullo!
Nuestra actitud debería ser: “Es tan fácil para mi mente y mis emociones distorsionar lo que tú
tratas de decirme, por favor gobierna mi ser, te necesito a cada momento Señor” (Jn. 5:19, Jn. 5:30).
EL ORGULLO es lo contrario del amor. El amor es totalmente desinteresado (1 Co.13). Pero el
orgullo busca sus propios intereses. “¿Qué hay para mí aquí?” El orgullo sólo piensa en sí mismo.
¡Yo! Si el orgullo es lo opuesto al amor, entonces el orgullo también genera odio.
EL ORGULLO es un enemigo de Dios, el orgullo resiste a Dios. El orgullo desafía a Dios y a su
voluntad. El orgullo es independiente y se aparta de Dios. El orgullo y la dureza de corazón están
ligados. Siempre que alguien endurece su corazón, es porque tiene un corazón orgulloso. Dios odia
el orgullo y nosotros también debemos odiarlo (Pr. 6:16-17; 8:13; 1 Jn. 2:16-17). Dios no puede
bendecir un corazón orgulloso y duro. El dolor y el sufrimiento tienen el propósito de destruir el
orgullo y la dureza, para que así Dios pueda bendecirnos.
EL ORGULLO no nos permite vencer a Satanás, Satanás es muy orgulloso. Si somos como él y
actuamos como él, no tenemos poder alguno sobre él. La humildad y ser como el Cordero es la
clave para tener autoridad sobre el orgulloso [Satanás]. Cuando un creyente o predicador comienza
a jactarse, se aparta de la cobertura de Dios; Satanás lo atrapa y el hombre cae. Elías se burló, pero
aún quedaba una reina por vencer. Satanás obró a través de esta mujer para amedrentar a Elías, y
hacerlo huir (1 R.18:27; 19:1-3; Pr.16:18; 18:12; 29:23) Lea Santiago 4:6.
¿EXISTE ALGUNA DUDA DE POR QUÉ DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS?
¡EL ORGULLO RESISTE A DIOS!
Victoria • Página 23
EL ORGULLO (En resumen)
• Busca lo suyo.
• Menosprecia a los demás y desdeña sus opiniones.
• Es áspero y cínico. Hace al hombre creerse algo que no es.
• Coloca a la persona bajo una tremenda presión mientras está tratando de aparentar lo que no es.
• Tiene un sentido abrumador de su propia importancia y grandeza.
• Desea estar a la cabeza, y pasará sobre otros con tal de lograrlo.
• Resiste la corrección y las sugerencias, por lo tanto, es falto de sabiduría.
• Presume de tener las respuestas cuando no las tiene.
• Busca la alabanza humana, un nombre, un título y publicidad.
• Se jacta de ser intelectual, utiliza palabras rebuscadas y complicadas para inflar el yo.
• Es el origen de una disposición violenta. Es susceptible y se ofende con facilidad.
• Está en el fondo de muchos desórdenes mentales y emocionales, e incluso puede llevar al suicidio.
• No admite faltas ni fracasos. No puede decir: “Lo siento, me equivoqué”.
• Siempre está contrariado acerca de algo. Es la razón principal de la falta de paz.
• Vuelve a las personas muy sensibles a sus propios sentimientos, pero insensibles a los ajenos.
• Sumerge a las personas en un mundo de ensueño y de pensamientos irreales de sí mismo.
• Se exalta a sí mismo. Desea ser reconocido, inigualable, excelente y único.
• Es la raíz de cierta clase de temores y vergüenzas. No se expone a ser vulnerable.
• Se atormenta. El orgullo es la fuente de casi todo tormento y conflicto en el alma.
• Hace al hombre complicado, técnico y confuso, como Satanás.
• Normalmente, es el causante de que no nos vaya bien en la vida, ni en nuestro trato con los demás.
• Es la razón del engaño y del error (Abd.1:3).
• Nos hace creer que somos infalibles.
• Está en el fondo de la rebelión, el desafío y la venganza.
• Es independiente. Denigra a otros para exaltarse.
• Es la razón principal de las discusiones acaloradas (Pr.13:10).
• Es la causa de la desunión. “En la humildad, hay unidad”.
• Es la razón por la cual una persona no se quebranta ni se rinde a Dios o a los demás.
• Es la razón principal de que no nos llevemos bien con los demás, especialmente en el hogar y en el
matrimonio.
• Es la razón principal de que nos volvamos duros de corazón. El orgullo nutre las ofensas, repele y
se opone a Dios y a los demás.
• Es la razón por la cual el hombre se jacta, hace alarde, presume y cree ser mejor que los demás.
• Se opone a la palabra del Señor y está listo a decir que los demás están fuera de lugar o son
anticuados.
• Encuentra faltas rápidamente en otros con el fin de exaltarse a sí mismo.
• Es lo opuesto al amor. El orgullo por lo tanto, es una forma de odio.
• Causa que no podamos tener la victoria sobre Satanás, quien es muy orgulloso.
EL ORGULLO ES NUESTRO MAYOR PROBLEMA.
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SECRETOS PARA FORTALECERNOS
¡Jesús fue el hombre mas fuerte que haya existido jamás!
¡Los secretos de su fortaleza pueden ser nuestros también!
Los judíos esperaban a un Mesías que los liberara del yugo romano; que los liberara de sus opresores y
sometiera a sus enemigos. Pero Cristo vino a tratar con otra clase de enemigos, enemigos mucho mayores
que éstos. Él vino a derrotar a las fuerzas invisibles que promueven gobiernos perversos y motivan a los
hombres caídos. Y también vino a domar y vencer la naturaleza caída que el hombre nunca podría
conquistar. Cristo vino a derrotar al gran arcángel (Satanás) y a todos sus demonios y ángeles caídos. Y
vino a derrotar el pecado y la naturaleza pecaminosa; esto requirió una fortaleza increíble.
Las batallas espirituales requieren la mayor de todas las fortalezas; la fortaleza contra presiones
mentales, contra el pecado, las dudas, los temores, las tentaciones y contra Satanás. Permítame dar
un ejemplo: Satanás estaba lleno de orgullo; para vencer el orgullo y al más orgulloso, se requería
de humildad y de una humillación total. Satanás era voluntarioso. Para derrotar al voluntarioso, se
necesitaba alguien que pudiera decir de todo corazón: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Para
vencer la amargura y el resentimiento alguien tuvo que sufrir tremendas injusticias e incluso responder diciendo: “Padre, perdónalos”. Para derrotar la autoconmiseración, se necesitaba un hombre
que pudiera decir: “No lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos”.
Jesús venció a Satanás en todos los aspectos. Despojó a Satanás y a los espíritus inmundos de su
poder, por su manera de vivir y morir (Col. 2:15). Jesús murió como un cordero perfecto, sin
amargura, sin odio, sin orgullo, sin venganza, sin autoconmiseración, sin egoísmo. Pero recuerde,
lo que venció a Satanás no fue el hecho de que Jesús murió. Fue su forma de morir, lo que derrotó
a Satanás. Como hombre, Jesús derrotó la vieja naturaleza pecaminosa humana porque nunca se
rindió al pecado. (Rom. 8:3; He. 4:15; 2:14). Cristo ha ganado por completo la victoria para el
hombre, pero ahora el hombre debe confiar totalmente en Cristo para ganar esta victoria total.
Cristo anhela que sepamos los secretos de su fuerza y victoria a través de su gracia disponible (2 Ti. 2:1).
JESÚS FUE EL HOMBRE MÁS FUERTE QUE HAYA EXISTIDO JAMÁS, PORQUE:
• Jesús fue el más humilde. La humildad produce una paz interior muy grande. Satanás no puede
amedrentar a un hombre lleno de paz (Ro.16:20).
• Jesús tuvo más abundancia de gracia. Por su humildad, Él estaba lleno de gracia y de verdad
(Jn.1:14; Stg. 4:6; Pr. 3:34).
• Jesús fue el más sabio. Él tuvo la perspectiva divina de las personas y situaciones. Él supo
responder (Lc. 2:52).
• Jesús fue el mayor de todos los siervos. No tuvo voluntad propia qué vencer. Fue obediente
hasta la muerte (Mr.10:42-45; Fil. 2:8).
• Jesús fue el más desinteresado. Él dio sin esperar nada a cambio (el amor está totalmente libre
de egoísmo) (Lc.17:7-10).
• Jesús fue el más parecido a un cordero. No tomó represalias, no agravió a nadie, ni se amargó.
Él entregó las injusticias a su Padre (1 P. 2:23).
• Jesús fue el más dependiente. Las personas que dependen de Dios, son fortalecidas por Dios y
no fracasan (Jn. 5:19; 5:30).
• Jesús fue el más ungido. Amó la justicia y aborreció la maldad. Fue el ungido del Salmo 45:7.
Victoria • Página 25
SATANÁS
(Orgullo)
Tormento
JESÚS
(Humildad)
Paz
Odio
Un señor
Voluntarioso
Ofendido-endurecido
Vengativo-amargado
Egocéntrico
Amor
Un siervo
Voluntad rendida
Quebrantado-dócil
Un manso cordero
Centrado en otros
5 AFIRMACIONES DEL EGO
5 DESPOJAMIENTOS
(Is.14:12-14)
(Fil. 2:5-8)
1.) Yo voy a ascender al cielo
2.) Yo voy a exaltar mi trono
3.) Yo me sentaré sobre el monte
4.) Yo ascenderé sobre las nubes
5.) Yo seré como el Altísimo
1.) Se hizo a sí mismo sin reputación
2.) Tomó forma de siervo
3.) Se hizo un hombre ordinario
4.) Se humilló a sí mismo
5.) Obediente hasta la muerte y
muerte de cruz
LLEGANDO A SER UN SIERVO
(La clave para vencer el Yo)
La grandeza estaba en la mente de los discípulos, así como lo está en la mente de muchos hoy en
día (Mr. 10:42-45; 9:33-37). Los discípulos pensaban en la grandeza en términos naturales. Ellos le
preguntaron: “¿Señor, quién es el mayor en el reino de Dios?” Jesús les dio algunas respuestas
inesperadas y utilizó dos cosas para ilustrar la grandeza; Él dijo:
“¡Humillarse como un niño!” “¡Hacerse siervo de todos!”
El concepto de siervo se subestima en nuestra sociedad. Al trabajador promedio no le agrada verse a
sí mismo como siervo de su patrón. La mayoría de los gerentes no desean ser siervos de sus empleados.
Los oficiales de los sindicatos no quieren ser siervos de la clase gerencial. Mucha gente de color ha
luchado por ser reconocida, no quieren ser empleados domésticos o tener un trabajo subordinado.
Les gustaría más ser maestros, doctores, abogados o administradores. Esta es la realidad de la mayoría
de las personas, porque el concepto de servir es visto generalmente con desdén en el mundo.
En el mundo, la mayoría de las personas desean una posición, un título, un gran nombre, una
mansión, un automóvil de lujo y un siervo que le atienda. Sin embargo, Jesús dijo que en su reino,
esto es exactamente lo contrario de la grandeza. “Aquel que desee ser grande, será el siervo de
todos”. Políticos, periodistas, y algunos ministros, que se dicen siervos públicos, en muchos casos
se consideran personajes, ganan elevados sueldos y son prácticamente inaccesibles.
Página 26 • Victoria
La historia nos relata (tal como lo dice la palabra de Dios), que los hombres más grandes son los
mayores siervos. Albert Schweitzer fue músico, compositor, teólogo y doctor en medicina. Abandonó
su amada tierra natal para ir al Africa y dedicarse a servir directamente a la humanidad. Pasó toda
su vida aliviando la miseria de la humanidad caída. Albert Schweitzer es considerado uno de los
varones más grandes de su época. J. Hudson Taylor y muchos otros como él, fueron grandes
siervos, y como tales, fueron grandes hombres.
Aún en el mundo secular, inventores como Edison, Ford y otros, se hicieron grandes al procurar
servir a la humanidad con sus inventos. Henry Ford, por ejemplo, deseaba proveerle un transporte
barato al hombre común, y cuanto más sirvió, más grande se hizo. Thomas Edison deseaba servir a
los demás con los aparatos eléctrodomésticos que inventó, y cuanto más sirvió, más creció.
Los japoneses tienen la mentalidad de siervos y por ello son bendecidos (cualquier parte de la
palabra de Dios que es obedecida trae bendición, sea que la obedezca un pecador o un santo). Los
gerentes están programados para ser siervos de sus trabajadores. En humildad ellos dicen a sus
empleados: “Estamos juntos en esto, somos un equipo, ¡Por favor, ayúdennos! No lo sabemos todo.
Sírvanse hacer sus sugerencias y contribuyan a que la labor que hacemos sea mejor”. Con esta
actitud, el trabajador promedio de las líneas de automóviles japonesas, provee entre 18 y 19
sugerencias por año, y cerca del 80% son utilizadas. ¡Pero en los Estados Unidos no es así! Debido
a la mentalidad de siervos, los japoneses están superando a los orgullosos americanos en su industria automovilística. En 1980 por ejemplo, los Estados Unidos fue aventajado por el Japón en la
producción total de automóviles.
La gerencia americana no ha podido asimilar la actitud de siervo y no tolera las sugerencias, ni las
fomenta. Tampoco desea escuchar nuevas ideas ni recibir enseñanza. La actitud de un siervo,
enseñable y humilde, no existe en nuestra sociedad. ¡En su lugar reina el orgullo! “Esta es la forma
en que lo hacemos, sabemos lo que estamos haciendo, tómelo o déjelo”. Debido a esto, el obrero
promedio de la industria automovilística, ofrece apenas alrededor de dos sugerencias anuales, y
sólo se hace uso de la mitad de ellas. Lo que los Estados Unidos necesita son gerentes que sean
siervos de sus empleados.
* Los párrafos anteriores fueron tomados en su mayoría del presidente de la CBN, Pat Robertson.
Un reconocido hombre de negocios estadounidense, aprendió a ser siervo en los últimos
años de su vida, cuando estaba a las puertas de la muerte. John D. Rockefeller se hizo
millonario monopolizando la temprana industria petrolera de los Estados Unidos.
Rockefeller no era un siervo, era un avaro. Pero con todo su caudal, se enfermó
gravemente, y a los cincuenta años de edad, estuvo al borde de la muerte. La apretada
mano del Sr. Rockefeller se abrió, y él empezó a dar sus millones a hospitales, escuelas
y otras instituciones dignas. En su cuerpo y en su alma comenzó a ocurrir algo
extraordinario. Su salud se restablecía. Es más, fue tanta la mejoría que él pudo
llegar a la avanzada edad de 98 años. ¡La bendición de Isaías 58:7-8 se hizo realidad
en su vida! Al convertirse en siervo de otros, y no en acaparador, una metamorfosis
tuvo lugar en su alma, sanando asimismo su cuerpo (Pr. 4:20-22; 11:24-25).
Victoria • Página 27
LA CLAVE DE LA ARMONÍA EN EL MATRIMONIO
La clave para llevarnos bien con nuestro cónyuge (y con todos en general), y la clave para ganar la
victoria sobre la vida egocéntrica ¡es desarrollar un corazón de siervo! Jesús fue el siervo más
grande de todos los tiempos. ¡No era orgulloso en absoluto! (El amor genuino no es egoísta; 1 Co.13:4-7). Era fácil llevarse bien con Jesús. Su estado de ánimo no fluctuaba, no se ofendía con
facilidad, ni era exigente. Nunca insistía en que las cosas se hicieran a su manera. Jesús era
comprensivo y perdonador, y no guardaba rencor. Un siervo no batalla con estas enfermedades del
corazón. Tratemos de entender el por qué.
El egoísmo es la razón principal para que las personas no congenien ni tengan armonía entre sí. Sin
embargo, un siervo manifiesta lo contrario del egoísmo. Se consagra al bienestar y a las necesidades
de otro, no a las propias. En casi todo matrimonio que ha fracasado, la causa del problema ha sido
la ausencia de un corazón de siervo…o mejor dicho—el egoísmo. El matrimonio no funciona hasta
que marido y mujer aprenden a ser siervos. Un matrimonio no puede crecer hasta que los dos están
creciendo espiritualmente y volviéndose como el Abnegado, el Desinteresado. Por lo tanto, debemos
acudir a Dios para tener una relación creciente en nuestro matrimonio—¡debemos procurar tener
un corazón de siervo!
ESCUCHE LAS PALABRAS DEL SEÑOR JESUCRISTO,
EL SIERVO MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS
(El Cristianismo consiste en la negación del Yo. Observe cuán desinteresado y generoso es Cristo).
• “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hch. 20:35). “No lloréis por mí” (Lc. 23:28).
• “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos” (Mr.10:45).
• “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió” (Jn. 6:38).
• “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt. 26:39, Lc. 22:42).
• “ Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida” (Jn. 10:17).
• “Todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt. 16:24-25).
• “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34). (Pidiendo piedad para los
perseguidores).
• “Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos” (Jn. 18:8). (Protegiendo
a sus discípulos).
• “Después dijo al discípulo: “He aquí tu madre” (Jn.19:27). (Pidiéndole a Juan que cuidara
de su madre). Jesús pensaba constantemente en otros, aun cuando estaba muriendo en la
cruz, Él pensó en el bienestar de su madre.
Una encuesta realizada hace poco tiempo (en el mundo secular), demostró que las
personas más felices son las que dedican tiempo a la ayuda humanitaria y a velar
por otros. La misma encuesta reveló que los egoístas (los que sólo viven para sí
mismos y no tienen el mínimo deseo de incomodarse por otros), casi nunca son felices.
La paradoja es que los egoístas son los que más se esfuerzan por ser dichosos. La
orden divina es primero dar: “Dad y se os dará” (Lc. 6:38).
Página 28 • Victoria
EL SÍNDROME DEL YO
• ¡Tú no resolviste MIS necesidades ni llenaste MIS expectativas!
• ¡No ME cumpliste. No cumpliste MIS deseos!
• ¡YO te soy indiferente, no te importo!
• Tengo que pensar en MI felicidad.
• YO me debo a mí mismo. YO merezco lo mejor.
• ¡Tengo MIS derechos. No tengo por qué soportar esto!
Nada de esto se encuentra en el
corazón de un siervo, él está más
consciente de las necesidades de
otros que de las propias.
La esencia del cristianismo es la
negación de nosotros mismos y
de nuestra voluntad (Rom.15:1-3)
• ¡Ya no puedo más, YO me voy!
ACTITUDES DE EGOÍSMO—Resuelve mis necesidades, atiéndeme, cuídame, hazme caso,
entiéndeme, cumple mis aspiraciones y anhelos. Sin embargo, nos debemos hacer esta
pregunta—¿Hemos hecho caso de las necesidades de nuestra pareja? ¿Hemos intentado
comprender y solucionar sus problemas? (Mt. 7:12). La actitud de un cónyuge egoísta es
parecida a ésta: “Me casé para que todas mis necesidades fuesen satisfechas. Tú nada me
has resuelto. Me voy”. Esto es muy típico del amor del mundo. ¡Te amo mientras me hagas
feliz! Si no, me voy.”
Amantes del ego
“También debes saber esto; que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos…”
2 Timoteo 3:1-2
Todos los pecados mencionados en 2 Timoteo 3:1-5 se originan en el amor propio—
avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles,
aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites
más que de Dios, y falsa piedad. Todos estos tienen sus raíces en el amor propio y
en la voluntad propia.
En nuestra generación vendrán tiempos peligrosos, porque hombres y mujeres son
amadores de sí mismos. Los tiempos de Noé fueron como los nuestros. La gente
se amaba también a sí misma. La exaltación del ego corrompió a este mundo y
produjo el diluvio.
Victoria • Página 29
DESARROLLAR EL CORAZÓN DE SIERVO ES LA CLAVE PARA:
• Llevarnos bien con nuestra pareja.
• Llevarnos bien con los demás.
• Ganar la victoria sobre el ego.
• Tener la presencia del Señor.
• Tener salud mental, emocional y espiritual.
• Llegar a ser como el Señor.
Jesús es siervo de siervos. Jesús
camina con los que son come El.
Camina con el humilde, porque
Él es humilde.
LAS CARACTERÍSTICAS DE UN SIERVO
1). UN SIERVO no es egoísta, es alguien que se dedica al bienestar y a las necesidades de otros. Es
uno que no está únicamente pensando en su propia vida e intereses, sino que vive para servir a los
demás. Por lo tanto, un siervo tampoco tiene voluntad propia. La actitud de nuestro Señor Jesucristo,
el mayor siervo de todos los tiempos fue: “No sea mi voluntad”. Él no tuvo la actitud de: “Satisface
mis necesidades o agrádame a mí”, sino la de: “Yo vine para servir y para dar mi vida en rescate por
muchos” (Mr.10:45).
2). UN SIERVO no es orgulloso, y posee humildad. Por lo tanto un siervo no se ofende ni se enoja
fácilmente. Como hemos dicho repetidas veces, las personas con egos muy grandes son sumamente
irritables. Las personas humildes tienen temperamentos afables y no son complicadas, ni se ofenden
con facilidad. Por lo tanto un siervo tiene paz. Un siervo no tiene una opinión muy elevada de sí
mismo, por eso no se enoja cuando no es reconocido (Ro.12:3; Col. 3:22-24). Él está disponible
para ayudar y preservar el honor de Aquel a quien sirve. Jesús fue “manso y humilde de corazón”,
y tuvo reposo en su alma. El verdadero siervo es manso y humilde y también tiene reposo en su
alma. Ver Mateo 11:28-29.
3). UN SIERVO no demanda derechos iguales ni aboga por ellos. Jesús nunca insistió en que se le
hiciera justicia, ni esperó que alguien estuviera pendiente de Él, llenara sus necesidades o le prestara
atención. En vez de esto, su actitud fue: “Bienaventurados los pobres en espíritu”, que literalmente
quiere decir: “¡Bienaventurados aquellos que no tienen absolutamente nada!” (Mt. 5:3). Un verdadero
siervo es pobre en espíritu y no insiste en defender sus derechos, ni cree que merece igualdad o algo
mejor. ¿Ha notado que las personas que siempre demandan sus derechos nunca son felices? Esta es
la manera del mundo y es una violación de las leyes del reino de Dios. Únicamente los pobres en
espíritu gozan de las realidades de la vida del reino (paz, justicia y gozo en el Espíritu Santo).
Únicamente el siervo tiene esta clase de contentamiento.
4). UN SIERVO tiene gozo. Aquellos que sirven, los dadores, son los que poseen el verdadero
gozo. Jesús es un siervo, Él tiene gran gozo. Él da su gozo a los verdaderos siervos (Jn.15:11; Pr.
11:24). Los hombres que acumulan para sí, llegan a tener pobreza de espíritu. El gozo es para los
siervos, para los dadores. El gozo está reservado para todos aquellos que hacen la voluntad de Dios,
no la propia (Mt. 25:21, 23).
Página 30 • Victoria
5). UN SIERVO no es independiente. No tiene esta actitud: “A mí nadie me dice lo que tengo que
hacer. YO no te necesito a ti, ni a nadie, yo me las puedo arreglar solo”. Un siervo no responde
irresponsablemente: “¡Yo no tengo por qué soportar esto!” Existen muchas cosas en la vida que
tenemos que sobrellevar. Pablo dijo: “Todo lo soporto por amor de los escogidos” (2 Ti. 2:10).
Pablo pudo sobrellevar los retrasos, desacuerdos, críticas y algunas malas miradas. Cuando la vida
se vuelve difícil, un verdadero siervo se mantiene fiel y continúa en su lugar. Un verdadero siervo
está allí para servir, no para ver de qué se aprovecha. En 1 Corintios 9:19, Pablo dice: “Me he hecho
siervo de todos para ganar a mayor número”. Pablo está diciendo: “Sobrellevo las inconveniencias,
me adapto a los hombres y me rindo a los deseos de otros, para que algunos lleguen a ser salvos”.
¿Podremos ser ganadores de almas sin ser siervos?
6). UN SIERVO es uno que no tiene reputación que defender. Un siervo no tiene espíritu de
competencia. Él busca fortalecer y animar a sus hermanos en todo lugar, y sigue estando fuera del
cuadro. Jesús nunca quiso tener fama de este mundo (Fil. 2:6-8). Nunca trató de ganar un gran
nombre para sí. ¡Lamentablemente, algunos predicadores lo hacen! El Señor nunca luchó con
problemas de identidad o de individualidad. Su identidad estaba en otro, en su Padre. La verdadera
identidad llega cuando la encontramos en Dios. La identidad se descubre a medida que nos volvemos
siervos y cuando reconocemos que fuimos hechos para otro (Ap. 4:11).
Un siervo es real, no está aparentando ser o poniéndose una máscara. Jesús enseñó que al perder
nuestras vidas (nuestra identidad e individualidad), la encontraríamos (Mt.16:25). En el matrimonio necesitamos también perder nuestra identidad, y estar dispuestos a ser moldeados en una sola
identidad con nuestra pareja.
7). UN SIERVO hará más de lo que es su obligación sin esperar un “gracias” o que se le retribuya
de alguna manera. Jesús nos enseña a llevar la carga una milla más y a no pensar después que
hemos hecho algo extraordinario. Practicar los preceptos de Lucas 17:7-10 aleja la amargura de
nuestro corazón. Mucho depende de nuestra perspectiva y de cómo reaccionamos a las circunstancias.
En la vida habrá ocasiones en que no nos agradecerán, ni seremos recompensados, apreciados ni
reconocidos por el arduo trabajo realizado, incluso por otros cristianos, y por aquellos que están
sobre nosotros en el Señor. Ganaremos una poderosa victoria al adoptar la actitud de Colosenses
3:22-24 que dice así: “Yo no trabajo para los hombres, todo lo que hice lo hice para el Señor y Él
me recompensará”. Y recuerde que “Tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”
(Mt. 6:4, 6,18). Asegúrese de trabajar para el Señor y no para el hombre.
8). UN SIERVO es uno que posee la presencia de Dios (Is. 57:15). Dios mora con aquellos que son
de corazón humilde y contrito; aquellos que poseen el espíritu de siervo. Dios camina con el siervo
humilde pues Dios es también un siervo. Un siervo alcanza lo más alto en el reino de los cielos (Mt.
20: 26-28). Todo aquel que sigue las pisadas del Maestro llegará a ser como un siervo, y siendo
como un siervo, será grande en sus ojos.
El verdadero corazón del cristianismo es la negación del ego y no hacer MI voluntad.
Por amor debemos servirnos los unos a los otros; Gálatas 5:13.
Aun Cristo no se agradó a sí mismo; Romanos 15:1-3.
DIOS CAMINA CON SIERVOS. ¡ÉL MISMO ES UN SIERVO!
Victoria • Página 31
HACIÉNDONOS COMO NIÑOS
(Otra clave para la grandeza)
Cada vez que Jesús habló de la grandeza, apuntó hacia una sola cosa: ¡Humildad! Y Él utilizó dos
lecciones objetivas para ilustrar la humildad. Usó a un niño y a un siervo. Ambos tienen la cualidad
de la humildad, y por lo tanto, de la grandeza. A Jesús le preguntaron “¿Quién es el mayor en el
reino de los cielos?” Su inesperada respuesta fue: “Quien se humille a sí mismo como un niño ese
será el mayor en el reino de los cielos”. (No queremos decir el ser aniñado, sino tener las cualidades
de un niño, lea 1 Corintios 14:20).
Un niño posee tres cualidades primordiales que necesitamos
tener a fin de sobresalir en el reino de Dios. Un niño es:
CONFIADO
ENSEÑABLE
SIN PRETENCIONES
CONFIADO - La tendencia es que a medida que envejecemos, nos hacemos desconfiados. Perdemos
esa cualidad de ser niños. Un niño no tiene sospechas, razonamientos, ni preguntas. Él simplemente
acepta lo que se le dice. Él confía implícitamente en su madre para que le dé como alimento lo que
es bueno. Un niño no tiene temores preconcebidos de ser envenenado. Perdemos la cualidad de la
confianza debido a que la vida nos ha endurecido, por el orgullo y por el pecado. No somos capaces
de amar apropiadamente si no confiamos. Dios desea restaurar esta cualidad de ser como niñitos
para que confiemos en Él (Pr. 3:5-6).
ENSEÑABLE - Un niño tiene un inmenso apetito y capacidad para aprender. El presidente de la
CBN, Pat Robertson, ha dicho que un niño entre la edad de cuatro y cinco años puede aprender y
absorber más que un adulto letrado que ha estudiado cuatro años en la universidad. Un niño tiene
una mente abierta, inquisitiva y desea aprender mucho (Pr. 2:1-10). Es moldeable, interesado y está
experimentando todo el tiempo. La apertura de espíritu es una gran capacidad que Dios puede usar
si se utiliza correctamente. Dios puede hacer muy poco con las mentes cerradas y endurecidas. El
hambre de la palabra de Dios es recibida a medida que pasamos tiempo esperando en el Señor, en
su presencia. El hambre es un don divino de la gracia. ¡Sólo Dios puede plantarla! Nuestra parte es
esperar en Él y orar: “¡Señor atráeme!” (Cnt.1:4).
SIN PRETENSIONES - (Real). Un niño es él mismo. No trata de ponerse una máscara. A un niño
le agrada usted porque es usted. No hace acepción de personas, no le importa qué posición poseen.
No tiene prejuicios, acepta a las personas por lo que son, no por lo que podría obtener de ellas. Un
niño no es tímido en cierto sentido, porque manifiesta lo que está en su mente sin doblez.
Como adultos tenemos la tendencia de tratar de aparentar ser algo. Nos programamos para ser
duros, parecer triunfantes, aparentar que lo tenemos todo muy bien controlado y que no tenemos
debilidades. El cine ayuda a promover esto. ¡Pero esto es falso! La gente joven aparenta estar bien
llevando cierta clase de ropa, hablando de cierta manera. Pero esto no es más que ponerse una
máscara y hacer un papel. Ninguno que usa una máscara o representa un papel es verdaderamente
grande. Los niños son tal como son, son reales. (Parte de este mensaje fue tomado de las palabras
de Pat Robertson, Presidente de CBN).
Página 32 • Victoria
“Si no os convertís y os hacéis como niños” (Mt.18:3). ¡El verdadero Cristianismo requiere que
seamos reales! Estar en la luz demanda honestidad, admitir que tenemos debilidades y que no lo
podemos hacer todo por nosotros mismos. Sin la fe de un niño no hay entrada al cielo; debemos
aceptar el mensaje simple del evangelio, que Cristo murió para que fuésemos perdonados. Pero
tampoco puede haber ningún crecimiento en nuestro andar cristiano si no continuamos humillándonos
como un niño. “El que se humilla será enaltecido”. Tal es la razón de que, por la misericordia de
Dios, Él permite que tengamos crisis o problemas que no podemos resolver solos. Es para que nos
tengamos que humillar, pidiéndole ayuda a Dios y a los demás. El humillarnos nos abre la puerta a
una vida transformada, en la que es vertida la gracia redentora.
Las cualidades de aquellos que son grandes en el reino de Dios se encuentran en los siervos y en los
niños. Llegar a ser como un niño y hacerse un siervo, son claves para vencer la vida egocéntrica.
Por naturaleza no somos como niños, somos pretenciosos. Por naturaleza no somos siervos, somos
señores que rigen sus propias vidas.
“Sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar”
(1 Co. 14:20). Los niños no se han endurecidos ni por el orgullo
ni por el pecado. Debemos volver a ser como niños, y genuinos.
RESUMEN
UN SIERVO ES:
Desinteresado
Dedicado a otros, no a sí mismo
No es voluntarioso
Humilde, no se ofende fácilmente
Tiene una disposición dulce
No es complicado, tiene paz
No ambiciona ser reconocido
No pide atención
No exige igualdad de derechos
No insiste en obtener algo mejor
Su gozo proviene de dar y servir
Está contento
No es independiente, pero es responsable
Soporta las incomodidades
No tiene una reputación que defender
Se adapta a los demás, acata
No tiene espíritu competitivo
Pierde su vida (su identidad)
Camina la segunda milla, no espera retribución
Dispuesto a quedarse fuera del cuadro
Tiene la presencia de Dios
Es el más grande en el reino de Dios
UN NIÑO ES:
Confiado
Acepta
No sospecha
No se desvía
Cree
No desafía, cede
No está endurecido por orgullo y pecado
Enseñable, no opone resistencia
De mente abierta
Tiene hambre de aprender
Flexible
Modesto
Es genuino
En él no hay engaño
Sin prejuicios
Sin malicia
Sus motivaciones son puras
No cataloga a la gente por clases
No es complicado
Es sencillo
No se contradice
Es el más grande en el reino de Dios
El espíritu de un niñito y el espíritu de un siervo tienen una cosa en común. Ambos poseen la
cualidad de la humildad. Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes. Por lo tanto, el
siervo y el que es como niño reciben abundancia de gracia y se convierten en los más grandes en el
reino de los cielos. Éstos serán los que estén más cerca de Jesús en el cielo. Los siervos y los niños
poseen cualidades que nosotros debemos anhelar y procurar tener. Para llegar a ser la esposa de
Cristo, necesitamos el espíritu del niño y del siervo. Cristo tuvo las dos en su propia vida, y busca
a los que están dispuestos a ser compatibles con Él.
Victoria • Página 33
LA NECESIDAD DE UNA MENTE RENOVADA
(Romanos 8:6-7). Nuestra mente natural es enemiga de Dios. Siempre se opone a lo que Dios
está diciendo. Isaías 55:8-9 nos dice que nuestros pensamientos no son los de Dios, por lo tanto
nuestros caminos tampoco son los suyos. La mente natural es un centro de los problemas del
hombre. ¡Las naciones del mundo actúan como lo hacen, por su forma de pensar! Así que,
para que Dios pueda revolucionar a un individuo o a una nación, primero tiene que cambiar
sus mentes. A medida que Dios renueve y cambie nuestras mentes, seremos transformados.
Romanos 12:2 es un verso clave para la vida.
Nuestra mente necesita ser cambiada:
• Acerca de cómo vemos a otros.
• Acerca de cómo nos vemos a nosotros mismos.
• Acerca de cómo vemos al Señor.
• Acerca de cómo vemos las situaciones de la vida.
LA CLAVE: Una mente renovada cambia nuestra naturaleza. Las actitudes y las disposiciones cambian
cuando Dios logra hacernos ver algo que no podíamos ver antes. Que Dios abra nuestros ojos.
Pablo dice que estamos peleando contra nuestras imaginaciones (razonamientos), y luego nos dice
que cada pensamiento debe ser puesto en sujeción. La batalla es contra lo que estamos pensando
(2 Co.10:4-5).
Casi todos nuestros problemas se remontan a una idea que fue sembrada en nuestros corazones. A
través de los años esa semilla creció y una mentalidad se desarrolló. Muchas ataduras espirituales
son producto del crecimiento de ideas incorrectas que fueron sembradas en nosotros, las cuales
ahora están produciendo el fruto incorrecto (Mt.15:3; 3:10). Una idea puede ser un espíritu. Las
ideas tienen un poder espiritual tremendo y pueden controlarnos y controlar la manera en que
vivimos.
Cuando vea a un hombre con una conducta peculiar o un estilo de vida raro, puede estar seguro de
que viene de algo peculiar que él está pensando. La mente natural es embaucada y engañada, pero la
palabra de Dios es Luz, y esta luz revela y destruye a nuestros enemigos (Sal.119:130). Satanás tiene
fortalezas en nuestras vidas donde él está bien escondido, pero cuando es expuesto, se da por vencido
y se va corriendo. La sabiduría de la palabra de Dios puede, sorprendentemente, lavar nuestra suciedad
e ignorancia (Ef. 5:26-27). Pidámosle a Dios que nos lave con el agua pura de su palabra.
Lo que creemos es importante porque:
• Una idea hace que vivamos de cierta manera, desarrolla un estilo de vida.
• Produce fruto en nuestras vidas - ya sea los frutos del Espíritu o las obras de la carne.
• Una idea nos lleva a algún lado - ya sea a los propósitos de Dios o lejos de ellos.
• Influye sobre nuestra eternidad.
Así que es insensato decir: “No importa lo que tú creas,
siempre y cuando nos amemos los unos a los otros”.
Página 34 • Victoria
¡Las palabras son importantes! Son más que sonidos o acentos. Las palabras son espíritu y hay un
tremendo poder espiritual dado a la lengua; para bien o para mal. Jesús dijo en Juan 6:63: “Las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Y en Juan 15:3: “Ya vosotros estáis limpios
por las palabras que os he hablado”. Las palabras nos moldean la vida y el carácter. Las palabras
pueden traernos vida o muerte, porque son espíritu (Pr.18:21).
“Y su palabra carcomerá como gangrena” (2 Ti. 2:17). Las malas palabras son cancerosas a nuestro
espíritu y nos separan de Dios, Eva fue infectada y se desvió de los caminos de Dios. Si las buenas
palabras pueden hacernos limpios (Jn.15:3) y traernos vida (Jn. 6:63), a la inversa las malas palabras
pueden ensuciarnos y darnos muerte, depende de a quién escuchemos. Satanás arruinó a Eva con
su lengua (2 Co.11:3). Recuerde, el poder de la serpiente está en su lengua.
Las personas actúan mal porque piensan mal. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es
él ” (Pr. 23:7). Las naciones del mundo viven erróneamente porque su pensamiento está torcido y
es perverso. Pero no subestimemos el poder del evangelio de la luz para vencer los oscuros poderes
espirituales que nublan la mente del hombre (Jn.1:5; Sal.119:130).
Que el Señor nos libre de todo espíritu que controla
nuestras mentes y por lo tanto nos controla a nosotros.
PROBLEMAS DE NUESTRA MENTE HUMANA
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos”
Isaías 55:8-9
Podemos estar viviendo en otro mundo por lo que estamos pensando. Las suposiciones, los engaños
y las imaginaciones, pueden hacer que el creyente viva en un mundo de sueños, alejado de la
realidad. Pídale a Dios que le muestre la fuente espiritual de lo que le está guiando y dirigiendo. El
centro del sistema nervioso del hombre está localizado en la mente. A medida que Dios va renovando
nuestras mentes, patrones de pensamientos, emociones, nervios, movimientos, gestos y estilos serán
transformados para ser como los de Cristo. Dios desea hacernos majestuosos y hermosos para Él .
Intenta con su redención ir mucho más profundo que sólo perdonar nuestros pecados. Él renovará
cada una de nuestras partes: espíritu, alma, cuerpo y mente.
Problemas de nuestra mente humana:
1). Las imaginaciones
2). Las figuraciones
3). La ceguera mental
4). Meditar en lo desagradable
5). Una mente altiva
6). Vivir en el pasado
7). La depresión
8). Los conceptos equivocados
9). La falta de concentración
10). La falta de paz
11). La confusión
12). El razonamiento humano
Victoria • Página 35
1). Las imaginaciones - (Imaginar que algo es verdad cuando no lo es; 2 Co.10:4-5). Las personas
sufren mucho por lo que imaginan (temores por lo que podría pasarles en el futuro, temores por lo
que otros están diciendo o pensando, etc).. Jacob estaba deprimido y gimió por veintidós años por
la muerte de su amado José. José no estaba muerto; contrariamente a lo que Jacob imaginaba, José
estaba en Egipto siendo preparado para ser un gobernante mundial (Gn. 37:32-36). Números 5:14b,
nos habla de un espíritu de celos que vino a un hombre porque imaginó que su esposa le era infiel
cuando no lo era. Las imaginaciones invitan al enemigo a entrar. Satanás jugará con cualquier
debilidad que pueda encontrar. Pídale a Dios gracia para vencer las imaginaciones.
2). Tratar uno mismo de explicarse todas las cosas - (“¿Por qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?”).
Confíele a Dios su futuro, sus sentimientos y las cosas que son un enigma para usted. Cuando la
persona trata de analizar la forma en que Dios va a desarrollar el plan que ha dispuesto para su vida,
puede frustrarse innecesariamente. Proverbios 23:4 [versión antigua], nos manda a ponerle fin a
nuestra propia sabiduría. La clave es fiarnos de Jehová de todo corazón, y no apoyarnos en nuestra
propia prudencia (Pr. 3:5-6). Cuando pensamos que tenemos la explicación para todo, es hora de
descartar nuestra propia sabiduría porque Dios tiene un plan en mente que es totalmente diferente.
Cuando José tenía 17 años, Dios le mostró por medio de un sueño, que él tendría autoridad sobre
sus hermanos (Génesis 37). Sin embargo, casi no le dio detalles. Dios no le mostró el cuándo, el
dónde, ni el cómo. Si Dios le hubiera dado los pormenores, eso hubiera destruido a José. ¡Confiemos
en que Dios nos muestra lo que necesitamos saber! La clave es confiar, no analizar.
El hombre tiene un gran problema con una mente analítica porque suele hacer sus propios planes
y decisiones independientemente de Dios. Cuando un hombre se convierte en cristiano, lleva consigo
el ímpetu. El nuevo creyente no está acostumbrado a confiar en otro para tomar decisiones, hacer
planes y determinar su futuro, por lo tanto confía en su mente natural. La clave es aprender a
confiar en otro, en Dios.
3). La ceguera mental (Podemos tener un problema y no saberlo). Todos tenemos áreas de ceguera.
El problema es que no notamos en qué estamos ciegos. “Todo camino del hombre es recto en su
propia opinión” (Pr. 21:2). Todos creemos tener la razón y que nuestro proceder es recto. Todo
hombre que la Biblia menciona tuvo un problema en su vida porque estaba ciego en algún área.
Jacobo y Juan no entendían “de qué espíritu eran” (Lc. 9:54-55). Levítico 4:2-3 menciona a un
sacerdote ungido (un ministro) que estaba pecando por ignorancia, lo cual prueba que un líder
puede estar ungido y todavía estar ciego o equivocado con respecto a ciertas áreas de la verdad.
Los creyentes de Laodicea pensaban que lo tenían todo, pero Dios dijo que eran “pobres, ciegos y
desnudos” (Ap. 3:17). A Job se le hizo la exhortación de orar por su propia ceguera, en Job 34:32.
Algunos creyentes se van a la tumba, sin haberse dado cuenta de lo que Dios intentaba enseñarles.
Pídale a Dios que le dé un espíritu enseñable. Dios es capaz de abrir nuestras mentes para entender.
“Y les abrió la mente para que entendiesen las Escrituras” (Lc. 24:45).
4). Meditar sobre cosas desagradable (pensamientos negativos, aterradores,violentos y vengativos).
Nuestra mente está compuesta de tres cosas: Células cerebrales, sangre y espíritu. Por lo tanto, las
meditaciones que escogemos influyen sobre nuestro cuerpo, alma y espíritu. Las meditaciones
malignas estimulan el sistema nervioso, las glándulas y los órganos, haciendo que reaccionen de
forma exagerada y, por consiguiente, que derramen secreciones excesivas en el torrente sanguíneo,
lo cual nos enferma física y espiritualmente. Estos pensamientos desagradables deben ser cambiados
por completo porque efectivamente pueden envenenar nuestro espíritu, alma y cuerpo.
Página 36 • Victoria
Aprenda a rechazar las meditaciones sobre el mal, o sobre lo que otros han hecho para dañarle. Ore
por ellos. 1 Pedro 1:13 nos ordena “ceñir los lomos de nuestro entendimiento”, dando a entender
que tenemos poder para encender y apagar los pensamientos. Pablo nos habla de las meditaciones
que debemos escoger (Fil. 4:8). A veces sólo podemos ser sanados de una enfermedad, hasta que
hemos cambiado por completo algo que no le convenía a nuestras almas (la crítica, la envidia, el
rencor, el temor).
5). Una mente altiva - (Una mente que medita arrogantemente sobre sí misma). Romanos 12:3 le
advierte al creyente que no tenga una opinión demasiado elevada acerca de sí mismo. La tentación
a pensar que somos especiales o “extraordinarios” siempre está presente, especialmente cuando
tenemos dones o poderes excepcionales de parte de Dios (2 Co.12:7; Gá. 6:3; Abd.1:3; Dt.17:18).
Una mente altiva le abre la puerta a la fantasía, al engaño y a la ilusión. Pedro exhorta a todo
creyente a revestirse de humildad (1 Pedro 5:5). Oremos para que nuestras mentes y pensamientos
sean cubiertos de esta vestidura de humildad.
6). Vivir en el pasado - (Éxitos o fracasos). Vivir en el pasado nos impide el crecimiento (Ec.
7:10). Cuando nuestras mentes están siempre retrocediendo hacia el ayer, tendemos a no buscar a
Dios para que nos dé hoy un nuevo toque de Sí mismo. Los cristianos deben vivir con una constante
expectativa: “¡Dios tiene algo nuevo para mí hoy! ” Necesitamos tener hoy nuevos encuentros y
experiencias frescas con Dios. Pablo nos exhorta a olvidar las cosas que quedan atrás y a extendernos
a lo que está delante (Fil. 3:13-14). Los israelitas fracasaron porque deseaban continuamente regresar
a su punto de partida, Egipto. A veces los misioneros abandonan prematuramente el ministerio
porque añoran su tierra natal; pero al hacerlo, pierden el derecho al plan de Dios para sus vidas
(He.11:15). Olvide los buenos tiempos pasados. Dios tiene algo mejor para nosotros hoy (Pr. 4:18).
Dios desea también que su pueblo se olvide de las heridas e injusticias del pasado. Una de las más
grandes señales de madurez, es la capacidad de entender que las injusticias están trabajando a
nuestro favor, para promovernos (Gn. 50:20). José rehusó ser abrumado por las numerosas heridas
del pasado. Él fue capaz de discernir y de reconocer que las heridas e injusticias sólo sirven como
instrumentos que nos acercan al trono. Recuerde, hay una bendición oculta en cada injusticia, si
mantenemos un espíritu correcto. También debemos pedirle a Dios gracia para olvidar fracasos y
pecados pasados. ¡Acepte el perdón completo de Cristo! (He. 7:25). Y deje ya de recordarle a su
compañero matrimonial sus fracasos y pecados.
7). La depresión (Una densa niebla que opaca la mente). La depresión puede hacer que la vida
parezca funesta e incluso sin esperanza alguna. ¡Nuestra generación es una generación deprimida!
En una ocasión Job estaba tan deprimido que dijo: “Mis ojos no volverán a ver el bien” (Job 7:7).
Job pensaba que no había esperanza y que nunca sería feliz otra vez, pero …¡se equivocaba! La
depresión tiene varias causas importantes. La depresión era explicable en el caso de Job, pues
había perdido familia, negocios, y su reputación había sido destruida; sus amigos le juzgaban mal y
él estaba enfermo de muerte. El joven José fue acusado de un delito del cual era inocente. Desalientos
como éstos tienen explicación, y habrá tiempos en los tratos de Dios, en que experimentaremos
desánimos y períodos de depresión. Pero hay muchas otras formas de depresión, de las cuales el
Espíritu Santo anhela liberarnos.
Hay una angustia que no es de Dios, de la cual debemos quedar libres. Dios desea darnos un manto
de alegría en lugar del espíritu angustiado (Is. 61:3). Dios quiere que centremos nuestra atención en
Él y en lo que Él está diciendo, en lugar de estarnos lamentando por la situación lamentable del
mundo o de la Iglesia.
Victoria • Página 37
La depresión también está ligada a una perspectiva equivocada de las cosas. ¡La perspectiva de
Dios nos hace libres! ¡La verdad nos hace libres! Recuerde que el sol siempre está brillando. Por
encima de las nubes negras de un día lluvioso y nublado, el sol se mantiene refulgente. La depresión
es como una nube tenebrosa que se posa sobre nuestra mente, eclipsando la luz de la presencia y de
la gloria de Dios. Reprenda usted esa obscura nube y pídale a Dios que ordene que su luz irrumpa
por entre las nubes de la tristeza.
El agotamiento, la depresión y la tensión emocional, suelen surgir de los conflictos espirituales que
no han sido resueltos en el corazón, y no de tener una agenda de trabajo apretada. La renuencia a
perdonar, la culpabilidad, los temores y otras enfermedades que no convienen, reducen la energía
y las reservas del alma y del cuerpo. Y si se prolongan por algún tiempo, habrá un agotamiento
severo o incluso un colapso. Muchos problemas del cuerpo se originan en el alma, y reciben el
nombre de psicosomáticos. Yo creo que por tratarse de problemas espirituales, la Iglesia debe tener
las respuestas. ¡El mundo de la medicina no tiene ninguna respuesta duradera!
El mundo de la medicina describe la depresión clínica como “cólera reprimida y no expresada”. Por
lo tanto, el mundo anima al hombre a desahogar su ira y a exigir sus derechos para que las presiones
no se le acumulen internamente. ¡Pero esa tampoco es la solución! Porque cada vez que ejercitamos
la vieja naturaleza, ésta se fortalece. Un mejor enfoque del problema es entender primeramente lo
que origina nuestra ira. Por ejemplo, la ira se enciende cuando no le hemos cedido nuestros derechos
a Dios y cuando alguien toca algo a lo cual estamos aferrados.
También las expectativas determinan tremendamente si tenemos paz o depresión. Recientemente
un jugador de baseball se suicidó por un mal lanzamiento que hizo algunos años atrás, lo cual
nulificó sus aspiraciones de llegar a la serie mundial. Como consecuencia, había estado padeciendo
por tres años de una continua depresión, sin haberse podido sobreponer. Por eso no debemos nunca
centrar nuestras esperanzas y expectativas en una carrera, negocio o persona; sino en cosas eternas
y en Aquel, que nunca nos dejará caer (Sal. 62:5).
Conozco a una piadosa mujer que perdió ambos padres en el lapso de un año. Ella había estado muy
apegada a ellos, y el dolor que sentía por la pérdida, le resultaba abrumador. Durante estos asaltos de
dolor y tristeza, Dios le habló y le dijo: “No me estás glorificando, dame tus pesares, yo ya los sufrí
por ti”. El Señor le dio un versículo en Isaías 53:4 que dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades
y sufrió nuestros dolores”. Dios se reveló a ella de una nueva manera. Cristo no sólo murió por
nuestros pecados y enfermedades, sino también por las tristezas y los dolores de nuestro corazón.
(Como cristianos deberíamos saber que Cristo nos ha dado gratuitamente las cosas -1 Co. 2:12).
Dios no quiere que llevemos cargas o pesares innecesarios. ¡Ni siquiera luto! Cristo ha provisto
medios para librar nuestros sentimientos y dolores del corazón para que no estemos atados a estas
cadenas a lo largo de nuestras vidas. Cuando la señora Audrey Bailey empezó a sentirse oprimida
por la pérdida de sus seres queridos, se arrodilló en su habitación y le entregó todos sus pesares y
dolores a Jesús, esto tomó algún esfuerzo y persistencia. Pero como lo repitió una y otra vez, la
victoria fue ganada y ella fue completamente liberada del pesar. La verdad es que con esfuerzos
propios no podemos deshacernos de ninguno de nuestros sentimientos. Sigamos entregándoselos a
Jesús y seamos libres, Él ya los llevó (1 P. 5:7).
Como lo mencionamos antes, la depresión tiene muchas causas. Si usted sufre de depresión y de
desórdenes emocionales, le sugiero que para las respuestas de su vida acuda a Dios y a los hombres y
mujeres ungidos de Dios, no a un psiquiatra. Sólo Dios sabe cuáles son nuestros verdaderos problemas.
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¡El diagnóstico es difícil! Algunas veces el diagnóstico de los doctores es tentativo, pero aunque su
diagnóstico fuera correcto, Dios y sólo Dios sabe cuál es la única y verdadera solución. Sólo Él
tiene las respuestas y quiere mostrarnos qué hacer. A continuación se dan algunas pautas generales
para vencer la depresión.
ALGUNAS AYUDAS PARA VENCER LA DEPRESION
• Perdón – Los rencores agotan nuestras emociones y sistema nervioso, y pueden ocasionarnos
depresión. El perdón literalmente nos salva del abismo de la depresión. El perdón debe convertise
en la esencia misma de nuestra naturaleza, como lo es de la de Dios. El fundamento mismo del
Cristianismo es el perdón. ¿En dónde estaríamos si Dios no nos hubiera perdonado? Por otro lado,
el perdón no es un sentimiento sino un acto de la voluntad, y para ello debemos apoyarnos totalmente
en la gracia de Dios (que nos capacita) para poder perdonar. ¡Oremos hasta lograrlo!
• Expectativas – No debemos poner nunca nuestras esperanzas en las cosas temporales porque
seremos defraudados, e incluso destrozados. Conozca la palabra de Dios para que sepa cuál debe
ser el objeto de sus anhelos y expectativas.
• Humildad – La humildad libera al hombre de la depresión. La humildad guarda al hombre de
endurecer su corazón y de amargarse. La humildad y el espíritu quebrantado también nos liberan de
la esclavitud de ser demasiado irritables. Cuando la tosquedad y el resentimiento son sanados,
otros desórdenes internos partirán … juntamente con la depresión.
• Promesas nuevas – Toda persona necesita algo nuevo en qué poner sus esperanzas. La esperanza
nos transporta más allá de las circunstancias del momento. Una vez Elías estuvo tan deprimido, que
no bastó una visitación de ángeles para consolarlo (1 R.19:4-8). Lo único que pudo rescatarlo de su
abatimiento fue una nueva visión. Dios le mandó a su monte para hablarle. Cuando David estuvo
desanimado, se fortaleció en el Señor (1 S. 30:6).
• Confesión correcta (Ap.12:11). – Con la palabra de nuestro testimonio vencemos a Satanás. No
repita nunca lo que el enemigo esté diciendo y jamás le dé la razón, si lo hace, lo fortalecerá contra
usted. El desánimo es el resultado directo de haberle dado la razón al enemigo y no a Dios. Por eso
siempre tome partido por lo que Dios diga acerca de su situación.
• Gratitud – La gratitud convierte un desastre en victoria. Cuando somos agradecidos, tenemos la
victoria. Recuerde, no merecemos lo que ya tenemos y nunca debemos sentir que merecemos algo
más o algo mejor. Un hombre agradecido mantiene su espíritu libre de depresión. La depresión
prospera en la persona que no está agradecida por sus circunstancias.
• Ceder los derechos – Si la depresión es enojo reprimido, y si el enojo es el resultado de derechos
violados, entonces la clave para obtener la victoria es cederle a Dios nuestros derechos y preferencias.
Démole a Él nuestros derechos: casa, automóvil, ropa, porvenir, e incluso el derecho a que nos
comprendan. Lo que le rindamos a Dios se convierte en su responsabilidad.
• Gozo – El gozo es purificación y sanidad para el alma. Es nuestra fortaleza (Neh. 8:10; Pr.17:22).
Si la depresión es causada por una ausencia de gozo, entonces un nuevo bautismo de gozo es el
remedio para la depresión. El gozo limpia el corazón de heridas, rencores y otros malos sentimientos.
El gozo es un fruto del Espíritu (Gá. 5:22-23) y aumenta mientras seguimos caminando con Dios.
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• Liberación – La depresión, así como muchos otros problemas espirituales, es a menudo el resultado
de reaccionar equivocadamente a una ofensa. La depresión, y la tendencia a deprimirnos, también
puede ser una debilidad heredada. Sea cual sea la causa o las causas propiciadoras, podría existir una
antigua atadura que solamente puede ser remediada con un acto liberador por parte de Dios.
En un culto de liberación se encontraba un muchacho que era mortificado por un poderoso espíritu
de depresión. Dios describió este espíritu aflictivo en una visión que dio a varios ministros. El
espíritu de depresión era como un imponente roble que había crecido a través de los años en el
muchacho. Había ido adquiriendo mayor altura y vigor. Cada vez que este joven, y otros, oraban
contra esta depresión, era como si unos leñadores estuvieran dándole hachazos a la base de este
vigoroso árbol. Ya el árbol estaba listo para caer. Todos los ministros empezaron a orar unánimes y
le dieron los últimos golpes. ¡El árbol se vino abajo! La depresión empezó a perder su dominio, y el
joven empezó a recuperarse.
“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen
fruto es cortado y echado en el fuego” (Mt. 3:10; 15:13). En la vida interior, hay retoños que deben
ser cortados por medio de la oración y de la palabra de Dios. Estos no son simbólicos—estos
árboles y retoños son muy reales. Pero aunque un “árbol” haya sido cortado o haya habido liberación,
todavía queda un tronco que puede retoñar. La pregunta entonces es: “¿Qué clima y condiciones
permitieron que este árbol prosperara tanto?” ¿Qué hizo que este árbol estuviera allí, para comenzar?
Así que después de una liberación, si no se le pone remedio a la raíz del problema, éste crecerá otra
vez. Con clima y abono adecuados, volverá a crecer. Por eso, Dios debe seguir trabajando en las
raíces del corazón.
• Orar en el Espíritu – Dios le ha dado a su Iglesia un don maravilloso del que muchos creyentes
tienen poco o ningún conocimiento. Dios le ha dado a su pueblo la habilidad de hablar en un
lenguaje sobrenatural para comunicarse mejor con Él. Este don también le permite al creyente
expresar sus desórdenes internos y tener un escape para las frustraciones, algo que no podríamos
lograr sólo con la mente humana. El apóstol Pablo tuvo este don, como también lo tuvieron todas
sus iglesias. Pablo dijo que orar en otras lenguas lo edificaba [lo desarrollaba] (1 Co.14:4,14,18;
Ro. 8:26-27). El siguiente diagrama ayuda a explicar esto:
La Mente
...................................
La parte de la mente que funciona conscientemente.
La parte subconsciente de la mente. Nosotros
no sabemos lo confundidos que estamos.
....................
................
La obra del Espíritu Santo trae orden y paz, mientras Él ora a través de nosotros en otras lenguas y
da expresión al subconsciente (Ro. 8:26,27).
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Los pensamientos conscientes son sólo una fracción de la actividad subconsciente que llega a la
mente. Sabemos que algo anda mal—nos sentimos frustrados, ansiosos o deprimidos, sin poder
identificar nuestro problema.
Mediante la oración en lenguas, el Espíritu Santo hace audible el subconsciente y como resultado trae
tranquilidad de desórdenes internos (Ro. 8:26-27). A menudo no sabemos orar, pero el Espíritu Santo
ora a través de nosotros y sabe exactamente cuáles son nuestras necesidades y cómo orar por ellas.
Al ministrar el Espíritu Santo sanidad al subconsciente, la mente consciente recibe igual limpieza
de caos y desorden. Por eso, ya que la vida pensante influye tanto en las enfermedades, es razonable
que un creyente lleno del Espíritu y que habla en lenguas, esté mucho más exento de ansiedad,
frustración y enfermedad. Ejercite entonces su capacidad de hablar en lenguas y provea de sanidad
a su alma, espíritu, mente y cuerpo (Diagrama y exhortación por Brian J. Bailey).
8). Los conceptos equivocados - (Acerca de Dios, de otros, y de nosotros mismos). A veces las
personas que se vuelven nuestros mejores amigos, fueron en otro tiempo nuestros enemigos acérrimos
debido al concepto que tenían de nosotros, o debido al concepto que nosotros teníamos de ellos.
Las imaginaciones y los prejuicios son cuñas que dividen a las personas. “Y a vosotros también,
que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha
reconciliado” (Col.1:21). “Enemigos en vuestra mente”. En un tiempo todos nosotros éramos
enemigos de Dios por las ideas que teníamos de Él. Pero cuando tuvimos un vislumbre de su
hermosura, cambiaron nuestra opinión y nuestra actitud, y fuimos reconciliados con Él.
¡TENEMOS IDEAS PRECONCEBIDAS QUE DEBEMOS VENCER!
(Acerca de Dios, de los demás y de nosotros mismos)
• Acerca de Dios - Una razón por la cual no somos como el Señor, es porque no le vemos tal como
verdaderamente es (1 Jn. 3:2). ¿Cómo podemos ser conformados a la imagen del Hijo si no sabemos
cómo es, ni a quién imitar como modelo? Si nuestro concepto de Dios es el de un tosco capataz, nos
endureceremos y a la vez seremos toscos con los demás. Esta mentalidad induce a la persona a ver
solamente los versículos que describen a Dios como juez, y a pasar por alto muchos otros que
revelan su misericordia y bondad. Los conceptos equivocados le dan un sesgo equivocado a todas
las demás Escrituras.
• Acerca de los demás - ¡Cuántas veces Dios ha tenido que cambiar la opinión que tenemos de
otras personas! Somos tan duros y tenemos una actitud tan crítica hacia los demás porque no les
comprendemos ni les vemos al modo de Dios. Si tan sólo pudiéramos entender por qué las personas
actúan de la forma que lo hacen, estoy seguro que seríamos mucho más tolerantes y misericordiosos
con ellos. Un cambio de mente transforma toda nuestra actitud y disposición. Una mente renovada
es la clave vital para una naturaleza cambiada (Ro.12:2).
• Acerca de nosotros mismos - Dios suele vernos de una manera muy diferente a como
nosotros mismos nos vemos. Pablo oró para poder conocerse a sí mismo, tanto como Dios le
conocía (1 Co.13:12). Lo que pensamos de nosotros mismos no es lo que Dios acostumbra pensar.
El concepto que tenemos de nosotros mismos puede ser o muy bajo o muy elevado. A veces, un
creyente se confunde y actúa con error por tratar de ser algo que Dios no le ha pedido que sea.
Cuando tratamos de hacer y de ser algo que Dios no ha programado, habrá desorden y confusión.
Pídale a Dios que le muestre cuál es la función específica que usted tiene en su Cuerpo.
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¡CONOZCA SUS LIMITACIONES! ¡No trate de ser todo, saberlo todo, o hacer todo! Sólo
somos una parte del Cuerpo de Cristo. Cada parte es importante, pero diferente. Cada uno
de nosotros está llamado a desempeñar una función específica en su Cuerpo, y debe haber
recibido de Dios el entendimiento de cuál es esa función particular. Dios sólo nos da gracia
(capacitación divina) para desempeñarnos en el llamamiento específico que Él ha escogido
para nosotros. Cuando un creyente va más allá de la voluntad de Dios y de su llamamiento, no
hay gracia, y tristemente fracasa. Por ejemplo, cuando un hombre ha sido llamado a ser
evangelista, pero trata de ser pastor, ¡su fracaso será lamentable!
9). La falta de concentración – Las razones pueden ser varias: 1). Por fatiga. 2). Por tener demasiado
en mente. 3). Quizá la mente divaga por falta de disciplina. La mente necesita descanso, incluso
más que el cuerpo. Debemos tener el cuidado de descansar lo suficiente, y de estar pasándole todas
nuestras ansiedades y preocupaciones al Señor. ¡Cuidar de nuestra salud es un asunto espiritual!
Si no cuidamos nuestros cuerpos, Satanás nos atacará cuando estemos cansados y extenuados. A
veces, salir de casa y realizar algo físico, alejará nuestras mentes de los afanes, y podrá servirnos
para erradicar la depresión. Una caminata a paso ligero envía al cerebro oxígeno fresco que lo
estimula. ¡El oxígeno es vida!
Martín Lutero estaba escondido en un monasterio y sufría por la contradicción de doctrinas y por la
contienda religiosa. Lutero no estaba haciendo ejercicio, ni tampoco se estaba alimentando con
sensatez. Deprimido y bajo un ataque espiritual de Satanás, estaba al borde de un colapso nervioso.
(¡Para Lutero, reprender a Satanás no era la única solución!) Un amigo cercano le dijo que saliera
a trabajar en la huerta todos los días. Con ejercicio, aire fresco y sol, pudo desviar la mente de todas
sus preocupaciones. La salud de Lutero cambió completamente—física, mental y espiritualmente.
Esto también le ayudó con un problema de estreñimiento que tenía.
La extrema seriedad puede ser un problema, especialmente para cristianos devotos que comienzan.
¡Es posible ser exagerados en nuestros esfuerzos por tener la mente puesta en el Señor! Cuando un
cristiano está en su lugar de trabajo, debe concentrarse en sus labores. El empleador le paga por
realizar un trabajo, no por estar en otro mundo. Un cristiano demasiado entusiasta, puede estar
tratando tan arduamente de ser espiritual y de mantener la mente puesta en el Señor, que no pueda
concentrarse en su trabajo, lo que redundará en errores costosos para el patrón. ¡Hacer bien nuestro
trabajo es ser espiritual!
Nuestro llamamiento es a contraer matrimonio con el Señor. El matrimonio debe ser una relación
tranquila. ¿Qué pensaría usted de una esposa que pasara tratando de amar a su esposo con una
actitud tensa todo el día? Esto no los edificaría ni a su esposo ni a ella. Sin embargo, es exactamente
lo que sucede cuando un creyente se esfuerza demasiado por amar al Señor y por estar pensando en
Él todo el día. No es natural, ¡y agota! Dios quiere que nuestra relación con Él sea tranquila, de
confianza y de fe.
10). La falta de paz - No es normal tener una mente atribulada. Cuando un cristiano está
continuamente preocupado y ansioso, hay definitivamente un problema, y Dios quiere dar a su
pueblo soluciones duraderas. Él tratará con la fuente de lo que nos está robando la paz y el gozo
(Sal. 94:12-13). Hay muchas razones para la ausencia de paz en nuestras vidas; pero a menudo el
problema tiene que ver con algo que no está resuelto en nuestros corazones (resentimientos, motivos
impuros, incredulidad, etc.). Dios no quiere que su pueblo viva atormentado. Este pensamiento
continuará desarrollándose a través del curso.
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• Impaciencia - “No te impacientes a causa de los malignos” (Sal. 37:1). Dios no quiere que
estemos enojados o derrotados por el mal que otras personas están haciendo en nuestro centro de
trabajo. Dios quiere que tengamos paz, sin importar lo que esté pasando a nuestro alrededor. David
dijo: “Domina en medio de tus enemigos” (Sal.110:2).
• Incredulidad - No creer que Dios cuidará de nosotros. “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o
vestiremos? En las diez pruebas que Israel falló en el desierto, en su viaje hacia la tierra prometida,
casi todas tuvieron que ver con la queja de que Dios no cuidaría de ellos. Jesús dijo: “Hombres de
poca fe” (Mt. 6:25-34; v 30-31, Dt. 1:27).
• Preocupaciones de la vida: En Lucas 10:41 dice: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con
muchas cosas” (Lea Lc.10:38-42). Aquí tenemos una figura perfecta de las amas de casa, frustradas,
impacientes y enojadas por todos los quehaceres del hogar. Según Marta, nadie estaba haciendo la
parte que le correspondía en el trabajo de la casa, y nadie parecía estar agradecido por lo que ella
hacía. Marta pudo haber tenido un problema; el ser perfeccionista con su casa. Ella necesitaba
hacer un poquito de lo que su hermana María estaba haciendo, María separó el tiempo para sentarse
a los pies del Maestro para escuchar sus palabras.
Pasar tiempo con el Príncipe de Paz, trae paz. Marta se concentraba en las preocupaciones; María
en Dios. María tenía paz, Marta no. Cuando se tiene una agenda apretada, es bueno detenerse para
pasar un tiempo con Dios. Al hacerlo, todo marchará mejor y con calma. Por encima de todo,
debemos aprender a poner todas nuestras cargas en el Señor (1 P. 5:7, Is. 53:4). Muy a menudo
llevamos cargas innecesarias en nuestras mentes. Entreguémosle a Jesús constantemente nuestras
cargas. Recuerde, Él ya las llevó consigo.
• Gratitud: Esta es la medicina para la queja y la amargura. Aun las catástrofes se convierten en
victorias cuando empezamos a darle gracias a Dios por las circunstancias en que nos encontramos.
Cuando en medio de las pruebas podamos dar gracias al Señor, habremos ganado la victoria.
• Contentamiento: Si no podemos estar contentos con lo que Dios ha provisto para nosotros
ahora, no estaremos contentos cuando recibamos las cosas que creemos que nos harían felices. Por
ejemplo, si no estamos agradecidos con la casa que Dios nos ha provisto ahora, no seremos felices
cuando obtengamos una mejor, y luego querremos cosas nuevas, aparatos, muebles y más y más.
Espero que aprendamos que la felicidad no depende de cosas o circunstancias, sino de un corazón
cambiado.
11). Confusión - Una mente confundida puede ser el producto de muchas cosas. Uno puede estar
confundido simplemente porque es inmaduro y no conoce la verdad. La confusión puede resultar
de motivos incorrectos. Puede ser la consecuencia de estar tratando de hacer algo o ser algo que
Dios nunca planeó que hiciéramos o que fuéramos. La confusión puede ser el fruto de ir a varias
personas para consejo y de escuchar muchos puntos de vista conflictivos. La confusión puede ser el
juicio de Dios debido a la desobediencia (Dt. 28:28-29).
La única manera de tener una mente clara y capaz de entender, es estar totalmente rendido a Jesús.
Jesús dijo que tendremos discernimiento si estamos dispuestos a hacer la voluntad de Dios (Jn. 7:17).
¡Es un asunto del corazón! Un hombre podrá discernir entre lo bueno y lo malo cuando esté
completamente rendido a Dios y a su voluntad. Será capaz de saber si una doctrina viene de Dios o no
y tendrá una mente clara. “Los de limpio corazón verán a Dios [o como Dios ve]” (Mt. 5:8). Cuando
un cristiano continúa teniendo una mente turbada, es porque no está totalmente rendido a Dios.
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Una mente inteligente o con un cociente intelectual alto, no es lo que se se necesita para entender
los asuntos espirituales o para conocer a Dios. Tampoco es necesario estudiar extensamente el
hebreo o el griego. El mundo (y algunos teólogos), exaltan la mente, sin embargo, no pueden ver o
entender simples verdades. Por lo tanto, la clave para comprender la verdad no es tener una gran
mente, sino tener un corazón consagrado. El entendimiento del hombre será oscurecido si su corazón
no está consagrado a Dios (Dn. 9:13; 12:10; Dt. 29:4). El entendimiento es el don de Dios para los
justos, y no todo cristiano posee esta bendición.
12). Razonamiento humano - Nuestra mente natural es uno de nuestros mayores enemigos (Ro. 8:7;
2 Co.10:4-5). Todo el mundo tiene problemas mentales; y nosotros también, aunque un cristiano tiene
menos. Las naciones actúan de la forma que lo hacen, debido a lo que piensan. Dios dice: “Mis
pensamientos no son vuestros pensamientos” (Is. 55:8-9). Las personas terminan en el infierno debido
a las ideas, tradiciones e ilusiones falsas que prefieren creer en lugar de la verdad. La lógica y filosofía
del mundo van en contra de la “la palabra de Dios”. Así que, cualquier razonamiento o idea que se
oponga y contradiga la palabra de Dios no es digna de nuestra atención (Col. 2:8; 1 Co.1:21; 3:18).
COMPARACION ENTRE LA MENTE Y EL CORAZÓN
Filipenses 4:7 - Necesitamos la paz de Dios en
nuestros corazones y mentes. Estas son dos
estaciones de mando. La mente es donde hay
confusión, donde las materias no se entienden.
Verdaderamente necesitamos paz en nuestros
pensamientos. El corazón es el centro de los
afectos; también necesitamos paz allí.
“Las meditaciones del corazón” —
El corazón “piense” en el sentido de
que los motivos y afectos que hay en
él, determinan nuestros pensamientos
y decisiones (Salmo 19:14).
No todo es un problema del corazón.
El corazón puede tener motivos puros
y sin embargo la mente puede estar
mal informada e ignorante de las
implicaciones. Así que es realmente
posible tener un problema en la mente
sin tener un problema en el corazón.
MENTE
CORAZÓN
LA MENTE - allí es donde nuestros
pensamientos son procesados. La mente es donde
una persona analiza, proyecta, calcula y razona.
Nuestros afectos no están allí, están en el
corazón. Nuestra mente meditará en cualquier
cosa que esté en nuestro corazón. El corazón
también provueve acciones que son analizadas
por la mente. Por eso nuestros problemas van
más allá de la mente, porque salen del corazón.
EL CORAZÓN - Es el centro de nuestro
espíritu, justo la escencia de nuestro ser. Aquí
es donde se hallan nuestros deseos y motivos
más profundos. Lo que nosotros adoramos
verdaderamente sale de aquí. En el corazón, el
centro de nuestro espíritu, es donde están
nuestros verdaderos problemas. Las decisiones
lógicas que son analizadas por nuestra mente
surgen de lo que hay en nuestro corazón. Lo
que hay en nuestro corazón determina lo que
escogemos meditar en nuestras mentes. Por lo
tanto, el corazón es más profundo que la mente.
El Corazón es la fuente.
Conclusión: Si bien es cierto que tenemos una multitud de problemas en la mente, la raíz de casi
todos nuestros verdaderos problemas está en nuestro corazón. Hablar y comunicarse no siempre
es la respuesta, si el corazón no es cambiado. Lo que está en nuestro corazón afecta directamente
nuestros pensamientos y comunicación. Las Escrituras nos dicen que el divorcio sea el resultado
de la falta de comunicación (Mt.19:8; Mr.10:5). La Escritura dice que el divorcio es el resultado
de un corazón endurecido. Muchas veces la razón de que haya poca comunicación, es un corazón
que no se rinde … ni está dispuesto a escuchar o a cambiar de punto de vista. Vemos que el
verdadero problema es espiritual. La dureza de corazón es el mayor problema que tenemos y es
un problema que Dios puede solucionar si estamos dispuestos a humillarnos para recibir su gracia.
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CONCEPTOS ERRÓNEOS QUE DIOS QUIERE CAMBIAR
(Nuestra necesidad de una mente renovada)
Romanos 12:2, Isaías 55:8
CONCEPTOS NEGATIVOS
Una idea o concepto tiene un poder enorme. Es una fuerza espiritual que controla la forma en que
actuamos y vivimos. ¡Una idea también nos lleva hacia algo! Las ideas desordenadas y negativas
producen el fruto equivocado en nosotros, y también arruinan nuestra relación de confianza. No
podemos amar apropiadamente al Señor y a los demás, sin tener una relación de confianza, por eso
tenemos que deshacernos de estos falsos conceptos. Abajo hay algunos ejemplos de conceptos
negativos de los cuales Dios quiere limpiar nuestras mentes.
IDEAS ERRÓNEAS QUE NOSOTROS DEBEMOS CAMBIAR
1). Por la mala vida que llevé en el pasado, ya no puedo aspirar a mucho en el reino de Dios. ¡No
califico para ser un cristiano fructífero y productivo! Siempre seré de “segunda clase”.
2). ¡Me aterroriza pensar en lo que Dios me pedirá hacer! Hará que me case con alguien a quien
no amo, me enviará a algún lugar donde no quiero ir, al Africa o a la India. Me dará un
empleo
que no toleraré. Y lo que yo realmente deseo, ¡eso con seguridad me lo negará!
3). No soy digno. No soy nada, no valgo nada. Dios quiere que nos odiemos a nosotros mismos.
4). ¡No puedo hacer nada! Dios no quiere que tengamos ninguna confianza en nosotros mismos.
5). ¡No sé cómo Dios podría amarme!
6). ¡No sé cómo Dios podría perdonarme!
7). Dios quiere siempre que yo esté en la pobreza, ¡para mantenerme humilde!
8). Dios me dio este espíritu de timidez y de temor, ¡para evitar que me enorgullezca!
9). Dios me llevó al pecado para que yo viera lo vacío que estaba, y dejó que llegara a los
extremos,
¡para que después me volviera a Él!
10). En cada bendición que Dios da, siempre viene un aguijón.
11). Debo siempre esperar que me pase una calamidad, ¡para erradicar todo mi orgullo!
12). No haré nada sin estar plenamente seguro de que Dios me está guiando. ¡No quiero cometer
ningún error ni andar en la carne!
13). Entre más ore, más respuestas obtendré. (Si oro por cuatro horas, obtendré respuestas
equivalentes a cuatro horas. Pero si oro sólo por una hora, tan sólo obtendré respuestas
equivalentes a una hora).
14). Cualquiera que no sea cristiano no tiene absolutamente nada de bueno.
15). ¡Agregue los suyos!
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REBATIENDO LOS CONCEPTOS EQUIVOCADOS
Ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento
1. Dios nunca me usará por mi pasado. ¡Esto es falso! No importa el pasado, Dios quiere que
todos sus hijos e hijas, sean fructíferos y productivos en su reino. Esto se refiere a ¡usted! “En esto
es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Juan 15:8 incluye a todo creyente, no solamente
a algunos. Antes de convertirse, Pablo fue un hombre violento, blasfemo, y responsable del
derramamiento de sangre de muchos creyentes inocentes. Después de su conversión, él no sintió
ninguna condenación por su vida pasada (Ro. 8:1), pero no estaba orgulloso de ella. Él llegó a ser
el escritor de casi todo el Nuevo Testamento. Si Pablo fue el “primero de los pecadores” de acuerdo
con Primera Timoteo 1:15, y aun así Dios lo usó en formas extraordinarias, entonces hay con
seguridad esperanza para cualquiera de nosotros. Independientemente de lo que usted haya hecho
en el pasado, Cristo es capaz de volverlo puro y santo delante de Él (Ef.1:3-8). ¡Él es capaz de
salvar hasta lo último (He. 7:25)! Recuerde que Dios quiere que cada uno de sus creyentes sean
fructíferos y esto le incluye a usted. Cuando decimos fructíferos, esto no sugiere que usted tenga
que estar detrás de un púlpito. Hay muchas maneras de ser productivo. Pregúntele a Dios cómo
puede usted glorificarle de la mejor manera.
2. ¡Lo que no puedo tolerar es lo que Dios quiere que yo haga! Debido a los asuntos con
que batallamos en nuestros corazones, y por versículos bíblicos tales como “En mi carne no
mora el bien” o “miserable de mí”, algunos tienden a pensar que cualquier deseo que tengan
debe ser malo, pero que lo repelente y repulsivo debe ser de Dios. ¡Pero esto de ninguna manera
es cierto!
La verdad es que Dios a menudo nos guía a través del deseo. Y muchas veces no le damos a esto la
debida consideración. Cuando un creyente se deleita en el Señor, Dios pone deseos en su corazón,
y luego se los concede (Sal. 37:4). Dios pone en nuestro corazón deseos por determinado ministerio,
un país en particular al cual nos está llamando, una vocación y hasta la elección de la pareja matrimonial. Y aunque el deseo en sí no es un método de dirección infalible, tampoco debe ser totalmente
ignorado (El problema es que nuestros deseos deben ser purificados).
La capacidad y el deseo son a menudo claves para conocer aquello a lo que Dios nos está llamando.
Dos de los mayores indicadores necesarios para confirmar nuestro llamamiento, ya sea en lo secular o en lo espiritual, son la capacidad y el deseo. Dios es un buen administrador y un buen economista.
La tarea que Él nos asigne en la vida, será algo que realicemos con eficiencia (capacidad) y algo en
que nos gocemos (deseo). Dios no escogerá algo que aborrecemos (trabajo, lugar, pareja, etc.). Él
tiene una inversión en nosotros, y quiere que alcancemos nuestro máximo potencial y efectividad
en su reino. ¡Aplíquelo en lo natural! Sería insensato que un jefe escogiera para desempeñar un
trabajo, a un hombre inepto y que aborrece esa labor. Eso sería contraproducente tanto para el
empleador como para el empleado. Lo mismo sucede en el reino de Dios.
Tantas veces hemos escuchado a la gente decir algo como esto: “Yo sé que me va a mandar al
Africa, porque es el último lugar de la tierra donde yo quisiera ir”. O “yo sé que Dios hará que me
case con alguien que me odie”. Mentalidades como ésas son inmaduras y destruyen una relación de
confianza. ¡Desconfiar del Señor arruina nuestra relación con Él! Esta es una gran razón por la cual
las personas tienen miedo de abrir totalmente sus corazones al Señor, y es una gran razón por la
cual no se entregan por completo a Él. Dios quiere lidiar con estas ideas que nos impiden ser
¡totalmente suyos!
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Su presencia estará en cualquier lugar geográfico que Él escoja para nosotros, y allí seremos felices.
Si Dios le llama a otro país, Él puede darle una carga y un deseo de ir a ese lugar. La pareja que Dios
escoja para usted, será alguien a quien podrá amar. Siempre cuestioné la revelación de un hombre
joven que afirmó: “Dios me dijo que me casara con esta muchacha, pero no la soporto”. ¡No creo
que Dios le haya dicho semejante cosa! Dios mismo tiene deseo por su esposa (Is. 62:5). ¡Es bíblico
tener deseo por la persona con quien uno se casa! No se precipite al aceptar algo que le es repulsivo.
Ni crea que toda manifestación espiritual que le haga sentirse mal es de Dios, o que solamente su
vieja naturaleza la rechaza; puede ser de la carne o del diablo. Pídale a Dios que le muestre si es su
Espíritu o el suyo el que está resistiendo una manifestación espiritual.
3. No soy digno, no soy nada, no valgo nada. Lo extraño acerca de estas confesiones es que en
alguna manera son ciertas, pero cuando se llevan demasiado lejos resultan en error. Cualquier
verdad que se lleve a un extremo resulta en error. Si bien es verdad lo que dicen las inspiradas
palabras de Pablo: “En mi carne no mora el bien”, cuando un creyente cae constantemente en el
síndrome de “no soy bueno”, esto produce, por lo menos, tres cosas desagradables:
a). Preocupación por uno mismo, no por el Señor.
b). Un enfoque en lo negativo. (Despreciarse a sí mismo nunca traerá liberación o vida).
c). No se reconocen los méritos del Espíritu Santo por todas las cosas buenas que Él ha hecho en
nuestras vidas.
Algunos hombres confiesan cuán grandes ellos creen que son, y otros cuán despreciables piensan
que son, pero ambos tienen algo en común, ambos se preocupan por el ego. Despreciarse a sí
mismo no ayuda a nadie ¡nunca trae vida! Por eso, en vez de enfocar nuestra mirada en lo bueno o
malo que creemos que somos, lo mejor es conocer bien a Cristo porque somos cambiados sólo
cuando le contemplamos a Él (2 Co. 3:18; 1 Jn. 3:2). Debemos pasar tiempo en su presencia y
pedirle que deposite algo de su bondad y grandeza en nuestro corazón. ¡Señor, lo recibo de Ti
ahora mismo!
No meditemos en la oscuridad (qué horrible soy), sino en la Luz y en lo grande que Él es. “¡Señor,
estoy mirando lo tuyo en mí, y lo que voy a llegar a ser por la obra de tu Espíritu en mi vida!” No
considere lo que todavía no ha llegado a ser, sino vea hacia atrás y considere cuán lejos ha llegado.
Concéntrese en todas las cosas buenas que Cristo ha hecho en su vida y …¡medite en ellas!
En Filemón 1:6 vemos que Pablo le dijo a Filemón que su fe podría ser comunicada de una manera
mejor a otros, si comenzaba a reconocer todas las buenas cosas que había en él, por Jesucristo. Sí,
Cristo ha depositado muchas cosas buenas en nuestros corazones. Estas cosas que Él nos ha impartido
deben ser reconocidas y confesadas. Reconozcamos que es el Señor el que ha realizado maravillas
en nuestras vidas. Empecemos dándole gracias por la obra que Él va a completar en nuestras vidas.
Lea Filipenses 1:6: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará [completará]” (Filipenses 1:6).
¡La dignidad viene de Dios! Él nos hace dignos por las poderosas obras de su Espíritu en nuestras
vidas, conforme nos rendimos a Él. Aquí está la prueba: “Y andarán conmigo en vestiduras blancas,
porque son dignos” (Ap. 3:4). Al vestirnos el Señor con sus bellas y majestuosas vestiduras, estará
dispuesto a decir de nosotros como dijo de su esposa Jerusalén: “ Por tu hermosura, que era perfecta,
gracias al esplendor que yo puse en ti, declara el Señor Dios” (Ez.16:14). ¡Somos dignos porque Él
nos hace dignos!
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Aunque es necesario que odiemos el orgullo y todas las cosas que hay en nuestras vidas que no son
conformes al Señor, no es saludable odiarnos a nosotros mismos o constantemente degradarnos.
Cada uno de nosotros necesita un buen sentido de autoestima. No podemos amar a otros
adecuadamente si no nos amamos a nosotros mismos. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús
fue capaz de amar a otros porque no tenía complejo de inferioridad o falta de confianza. ¡Él estaba
completo! No poseemos toda la naturaleza de Cristo hasta que estemos completos en Él. Los
sentimientos de inferioridad y complejos son parte de la Caída como lo son el orgullo y la arrogancia.
4. ¡No puedo hacer nada! De nuevo, esta frase es verdad, pero cuando la llevamos demasiado
lejos se convierte en una preocupación por el ego. Hace énfasis en mi incapacidad y no en Dios y
su gran poder. Pablo testificó con confianza, diciendo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
David declaró con fe: “Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros” (Fil. 4:13;
Sal.18:29; 60:12).
La verdad es que Dios quiere que tengamos ¡confianza! Es una cosa decir: ¡Dios puede hacer
cualquier cosa! Pero la pregunta crucial es: “¿Puede Dios usarme?” Necesitamos tener esa seguridad
y confianza santas de que Dios puede usarnos. Sí, Dios es todopoderoso, pero si no creo que Dios
puede usarme, no tendré éxito.
5. ¡No sé cómo Dios podría amarme! Expresiones como éstas suenan piadosas y humildes, pero
espere un momento, esto está colocando a Dios a nuestro nivel. ¡Lo estamos haciendo parecer
pequeño, como un hombre mortal! El hombre no puede encontrar amor en sí mismo, pero Dios es
mucho mayor que el hombre. ¡Dios es amor!
6. ¡No sé cómo Dios podría jamás perdonarme! Esto rebaja de nuevo a Dios al nivel del hombre.
Personalmente entiendo cómo el Señor podría amarme y perdonarme; simplemente ¡porque Él es
Dios! Dios derramó su sangre y murió por mí, eso muestra lo importante que soy para Dios. Porque
Dios es tan grande, Él pudo amarme y perdonarme. No debemos colocar nunca a Dios en el nivel
del hombre. Acepte su grandeza, una grandeza que ama, perdona y que nos acepta tal como somos.
7. ¡Dios quiere que sea pobre para mantenerme humilde! Muchas personas pueden manejar
mejor las dificultades que la prosperidad, y sin embargo, ser pobre no tiene nada que ver con la
humildad. Un pobre puede ser extremadamente orgulloso e ingrato, y un hombre con muchas riquezas,
puede tener una gran humildad. El cristiano maduro es capaz de manejar tanto los tiempos de
abundancia como los de escasez. Pablo tuvo en su vida tiempos de abundancia, pero también sufrió
necesidades (Fil. 4:12). No es bíblico tomar votos de pobreza. Pablo tuvo tiempos de abundancia.
(Pr. 30:7-9).
La humildad no tiene nada que ver con el dinero. La humildad es la actitud de depender de Dios y
de otros. (“Necesito de tus oraciones, de tus sugerencias y de tus consejos”). Por lo tanto, un hombre
rico puede ser muy humilde. Job, por ejemplo, ilustra esta verdad muy bien. Job era muy rico pero
dependía de Dios en todo. Por el contrario, un hombre pobre, puede ser muy orgulloso e
independiente. No relacione el ser quieto o callado, con la humildad. Alguien que es sociable o
extrovertido no necesariamente es orgulloso, y otro que es quieto o callado, no necesariamente es
humilde. Puede ser todo lo contrario. El ser calmado no tiene nada que ver con la humildad. Una
persona callada podría tener pensamientos de grandeza y creer que es mucho mejor que los demás.
La humildad definida:
—
La mansedumbre definida: —
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Depender de Dios y de otros. Una opinión modesta de sí mismo.
No contender verbal o físicamente. No ser vengativo.
8. ¡Dios me dio este espíritu de temor para mantenerme lejos del orgullo! Pero esto es falso. De
acuerdo con Segunda Timoteo 1:7, Dios no nos ha dado un espíritu de temor. El temor es un
enemigo, nunca da vida, sólo trae ataduras. El sufrimiento da vida, el temor no. Dios tiene muchas
otras maneras para mantenernos humildes. Reconozca el temor como una atadura. El temor nos
impide hacer la voluntad de Dios. Busque usted a Dios para que Él le dé una liberación completa de
temores y fobias. Dios tiene la respuesta necesaria para cada uno de nuestros temores. David dijo:
“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (Sal. 34:4).
9. Dios me hizo caer en pecado de inmoralidad, para que pudiera ver qué vacío era, y me
volviera hacia Él. Por supuesto esto es falso. Dios no empuja a nadie al pecado. El pecado es
desobediencia a Dios, y Él nunca guía a pecar. “Cada uno es tentado cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido … Amados hermanos míos, no erréis” (Stg.1:13-16). Cuando
una persona cae en pecado de inmoralidad es porque ha seguido su propio camino. Dios nunca guía
a nadie al pecado. Las personas simplemente toman su propio camino hasta que se cansan de él.
10. ¡En cada bendición que Dios da, siempre viene un aguijón! Esta es una actitud de desconfianza
e incredulidad. En la vida cristiana experimentaremos épocas difíciles, pero también muchos tiempos
de bendición ¡Cuando Dios bendice, puede ser muy generoso! “La bendición de Jehová es la que
enriquece, y no añade tristeza con ella” (Pr.10:22).
11. ¡Debo siempre esperar que me pase una calamidad! (Esperando siempre lo peor). Este es el
concepto de algunos cristianos que creen que Dios en cualquier momento les enviará un desastre
con el fin de que tengan quebrantamiento de espíritu y piedad. Pero ésta no es la manera de vivir,
pues es un camino de temor y ataduras. Por otra parte, este concepto es totalmente falso. No espere
que su bebé nazca deforme o que su madre muera en un accidente automovilístico. Un creyente no
debe estar constantemente esperando que el desastre llegue a su vida. La purificación y el
quebrantamiento son factores necesarios en nuestras vidas, pero Dios no siempre usa dificultades o
dureza para lograrlos. Muy a menudo, Dios se vale de experiencias placenteras para suavizar y
purificar los corazones de su pueblo. ¡Dios usa tratos suaves con su esposa!
Si hemos pecado seriamente, y Dios nos ha puesto ciertas restricciones, recuerde el Salmo 103:8-14.
El Salmo 103 fue escrito cuando el rey David cayó en pecado con Betsabé. Es un Salmo de
restauración. En el versículo 10, David le dice al Señor que no le aplicó el castigo que merecía. “No
ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros
pecados”. Es importante recordar que cualquier juicio por nuestro pecado no es el juicio que
merecemos, ¡merecemos mucho más! Por lo tanto, Dios es un Dios de gracia.
12. Nunca tomaré ninguna decisión hasta que sepa que Dios me está guiando. ¡No debo cometer
ningún error! Algunas decisiones en la vida son cruciales, y debemos estar seguros de tener la
mente y dirección de Dios antes de avanzar. El matrimonio, por ejemplo. Sin embargo, con muchas
otras decisiones, Dios nos pide un paso de fe. Muchas veces Dios nos guiará cuando estemos ya en
el camino. Pero si se sienta a esperar que Dios lo mueva, va a quedarse sentado por el resto de su
vida. Si quiere que Dios le use con los dones del Espíritu, tendrá que estar dispuesto a usarlos y a
cometer errores (2 Ti.1:6). A menudo las personas que desesperadamente necesitan estar seguras
de que están en lo correcto antes de hacer algo, son aquellas que no quieren cometer errores o
exponerse al ridículo. Esté dispuesto a cometer errores, pero no se quede con los brazos cruzados.
Dios nos guiará cuando estemos ya en el camino. Dios casi nunca nos guía si estamos con los
brazos cruzados. Él nos guía y nos dirige mientras estamos en movimiento.
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13. Cuanto más ore, más repuestas obtendré (Si oro cuatro horas, obtendré respuestas por valor
de cuatro horas; pero si sólo oro una hora, solamente obtendré respuestas por valor de una hora.
¿No suena esto muy mecánico? Esta no es una relación de amor. Dios no es un jefe que nos tiene
como empleados. Esto le dice a Dios: “Yo he puesto mi tiempo y esfuerzo en esto, ahora me debes
tanto”. Pero lo que Dios quiere es una relación en la cual nuestro corazón le escuche y le responda.
No es necesariamente cuán largo oremos o ayunemos lo que trae el poder y la presencia de Dios.
Muchas veces solamente un pequeño acto de obediencia trae el logro deseado.
El Reverendo Edward Miller, de la Argentina, había orado durante muchos meses por un avivamiento.
Después de un tiempo, había reunido un pequeño grupo de creyentes para que lo acompañaran en
oración. Una joven dijo: “Tengo la extraña impresión de que yo debería empezar a darle golpecitos
a este escritorio”. (El Reverendo Miller le indicó que así lo hiciera, pero la muchacha pensó que
eso era absurdo). Con todo, ¡la extraña impresión continuó! Finalmente, él y los demás empezaron
a darle golpecitos al escritorio, pero cuando ella extendió la mano y tocó el escritorio, ¡entró de
repente el poder y viento de Dios! Todos los presentes quedaron poderosamente sobrecogidos por
la novedosa ola de fuego pentecostal, fuego que se extendió sobre toda la nación. Miles de personas se convirtieron y fueron bautizadas en el Espíritu Santo. ¿Qué fue lo que se necesitó para
desatar el poder de Dios? ¡Algo que para nuestras mentes naturales es totalmente absurdo! Fue un
pequeño acto de obediencia. Sin embargo, es lo que Dios requiere. Él dice sencillamente: “¡Obedece
mi voz!” Cuando reaccionamos a aquello que Dios nos está indicando, Él tiene libertad de obrar a
nuestro favor (Jer. 7:22-23).
14. ¡No hay nada de bueno en el hombre, especialmente en los incrédulos! Esta es una
declaración teológicamente incorrecta. Jesús dijo que hasta los pecadores aman (ágape) a los que
los aman (Lc. 6:32). Incluso, ha habido incrédulos que sacrificaron sus vidas por los demás, o que
donaron órganos de su cuerpo para que otros puedan vivir, etcétera. Por supuesto, tanto la bondad
de un creyente como la de un incrédulo, vienen de Dios. ¡Toda bondad viene de Dios! Algunos
incrédulos tienen algo de bueno en ellos, lo cual no quiere decir que irán al cielo. ¡Cristo es la única
puerta al cielo! Pero es incorrecto decir que el hombre no tiene absolutamente nada de bueno.
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ENTENDIENDO AL HOMBRE
El hombre es una trinidad. Es espíritu, alma y cuerpo. “El hombre es un espíritu, que posee un alma,
y que vive en un cuerpo”. Nuestro cuerpo es tangible y está hecho de los elementos y minerales de
la tierra. Es nuestro caparazón. El alma y el espíritu son impalpables, pero tienen una forma muy
parecida a la de nuestro cuerpo. Primera Tesalonicenses 5:23 dice que las tres áreas del hombre
deben ser santificadas (limpiadas, renovadas y redimidas). El siguiente diagrama ilustra las tres
partes del hombre.
EL HOMBRE EN TRES PARTES
CUERPO - La parte tangible del hombre. Su carne y sus
huesos; el caparazón. Creado de los elementos de la tierra, es
muy complejo y maravillosamente formado (Sal.139:13-16).
ALMA - Nuestras emociones y personalidad.
CUERPO
ALMA
ESPÍRITU
ESPIRITU - Nuestra vida misma. Dios sopló (Nm.16:22).
Nuestro espíritu le da vida a nuestra alma y cuerpo. “El cuerpo
sin el espíritu está muerto” (Stg. 2:26).
En La Muerte
Tenemos esto
k
Cuando morimos, el espíritu y el alma son separados del cuerpo. El cuerpo se convierte en polvo
otra vez, hasta el tiempo de la resurrección, cuando ese polvo sea recreado en un cuerpo nuevo e
incorruptible. Este nuevo cuerpo es reunido con el alma y el espíritu. En la muerte, el alma y el
espíritu del creyente dejan el cuerpo y se van directamente al cielo, a la presencia del Señor (2 Co.
5:1-8; 2 P. 1:13-14). El espíritu y el alma tienen una forma parecida a la del cuerpo físico, para que
tengan identidad y se puedan reconocer unos a otros cuando hayan dejado el cuerpo. La muerte
simplemente significa separación; la muerte no es olvido. La muerte separa el cuerpo del alma y
espíritu. Santiago dijo que el cuerpo sin el espíritu está muerto (Stg. 2:26). La segunda muerte
mencionada en Apocalipsis 2:11; 20:14, es la separación eterna de Dios, en el lago de fuego, para
los no redimidos.
Romanos 8:23 dice: “La redención de nuestros cuerpos”. Será hasta que nuestros cuerpos resuciten,
que se complete totalmente la redención de Cristo. El apóstol Pablo quería tener ese nuevo cuerpo
lo más pronto posible. Quería una resurrección mejor. La medida en que le permitamos a Cristo
obrar en nosotros durante nuestra existencia, determinará el grado de gloria que nuestro cuerpo
tendrá en la resurrección (Fil. 3:11-14; 3:20-21; He.11:35; 1 Co.15:40-44). El hombre fue creado
para ser tres entidades por toda la eternidad: cuerpo, alma y espíritu. Dios quiere que el hombre
tenga su cuerpo por toda la eternidad. La muerte es temporal. Por lo tanto, busquemos la mejor
resurrección posible. Entreguémonos a la voluntad y al plan que Dios tiene para nuestras vidas
(Fil. 3:11).
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Las tres partes del hombre fueron creadas por Dios y deben someterse al Espíritu Santo. Las tres
áreas: cuerpo, alma y espíritu necesitan ser limpiadas y redimidas (1 Ts. 5:23). El hombre es un
espíritu, revestido de un alma (emociones, personalidad, temperamento), que habita en un cuerpo.
El espíritu es nuestra vida misma. Es lo que Dios sopló en el hombre el día que lo formó. El espíritu
da vida al alma y al cuerpo. Lo que controla nuestro espíritu, controla el resto de nuestro ser.
Nuestro espíritu necesita ser limpiado. ¡Nosotros podemos tener un espíritu arrogante! (Pr.16:18).
Nuestro espíritu puede resistir a Dios y no sometérsele. Necesitamos un espíritu quebrantado. El
espíritu, podríamos decir, es nuestro corazón. Lo que somos en espíritu, es lo que verdaderamente
somos. Nuestro espíritu es el centro de nuestro ser. Nuestras más profundas motivaciones y lo que
verdaderamente adoramos se encuentran aquí. Lo que domina nuestro espíritu determina lo que
somos. Pídale a Dios que le dé un espíritu limpio y un corazón puro. No podemos discernir otros
espíritus hasta que nuestro propio espíritu esté limpio y rendido a Dios. En Primera Corintios 2:9-14,
hay tres clases de espíritus: 1). Nuestro espíritu; 2). El espíritu de este mundo; 3). El Espíritu de
Dios. Cuando un hombre rechaza el Espíritu de Dios, se hace vulnerable al espíritu de este mundo.
Por lo tanto, nuestro espíritu es el campo de batalla entre estos dos.
Cuando nacemos de nuevo, nuestro espíritu es despertado y vivificado para Dios. Antes de esto
nuestro espíritu estaba muerto en delitos y pecados. “Muerte” significa separación, no olvido (Ef.
2:1-5; 2 Co. 4:6). En el nuevo nacimiento nuestro espíritu adquiere vida, es vivificado para Dios, y
cobra nueva conciencia de Dios y del ámbito espiritual. También, cuando somos llenos del Espíritu
Santo, nuestro espíritu es sumergido en el Espíritu de Dios. Pero la cima de la espiritualidad es
cuando el Espíritu de Dios puede fluir sin restricciones a través de un espíritu limpio, con las
emociones del alma y el cuerpo en sujeción.
La vida ideal es aquella en que el espíritu controla el alma y el cuerpo. Antes de la Caída, el
espíritu tenía dominio completo sobre Adán, como Dios lo había planeado. ¡El hombre es un ser
espiritual y debe ser gobernado por el espíritu! Con la Caída, las tinieblas y la separación entraron
en el espíritu del hombre. Dios le había dicho a Adán acerca del fruto prohibido: “El día que de él
comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:17, 3:3). Se refería a una muerte espiritual, no física. Adán
no murió ese mismo día, vivió 930 años más. Pero una muerte espiritual ocurrió, lo que hizo
también que su cuerpo empezara a morir. Desde la Caída, ser espiritual ha sido una batalla cuesta
arriba. A menudo son el alma y el cuerpo los que están gobernando, y no el espíritu. Lo ideal es que
el Espíritu de Dios controle el espíritu del hombre, el cual a su vez controlará el alma y el cuerpo.
El problema de ser dominado por el alma
Hebreos 4:12
Dios quiere que su pueblo sea espiritual, no dominado por el alma. A menudo, el alma (emociones,
temores, estados de ánimo, parcialidad, etc.), se atraviesa en el camino del espíritu e impide que el
Espíritu Santo fluya. Una persona dominada por el alma es gobernada por sus emociones, las
cuales traen depresión, desánimo y otros sentimientos. Dios quiere que podamos discernir la
diferencia entre lo que es del alma y lo que es del espíritu. La palabra de Dios divide el alma del
espíritu (He. 4:12). La palabra de Dios puede mostrarnos lo que es genuinamente espiritual (lo que
proviene del Espíritu Santo a través de nuestro espíritu) y lo que proviene del alma o de las emociones.
La palabra de Dios nos puede mostrar cuáles son nuestros verdaderos problemas y por qué estamos
con frecuencia deprimidos o enojados. Nosotros no necesitamos ir al psiquiatra. Solamente Dios
sabe lo que hay en el fondo de nuestros conflictos, y Él es muy capaz de mostrárnoslo con claridad
en su palabra.
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En Hebreos 4:12 vemos que la palabra de Dios divide el alma del espíritu. Separa el dominio del
alma (sentimientos, temores, estados de ánimo, pensamiento carnal, etc.). de lo que verdaderamente
es espiritual. La palabra de Dios no sólo nos muestra lo que es del alma o emocional, sino que
también revela las motivaciones más profundas del espíritu humano. La palabra de Dios localiza
nuestros problemas y muestra lo que anda mal en nuestras almas (emociones) y en nuestros espíritus
(motivaciones). Es como una luz que se enciende en nuestro interior. “La exposición de tus palabras
alumbra” (Sal.119:130). Muchas veces no podemos señalar nuestros verdaderos problemas, pero la
palabra de Dios los identifica y los sana.
Debemos vencer el dominio del alma, porque cuando somos gobernados por nuestros sentimientos,
no tenemos un carácter estable y tomamos decisiones según las emociones. Las emociones son
también muy parciales. La compasión y la necesidad no deben ser las que motiven al individuo a
irse al campo misionero, sino que un divino llamamiento debe ser su motivación. Las personas que
son dominadas por el alma son muy vulnerables a la influencia de otros espíritus que se mueven
sobre ellas, desviándolas de los propósitos de Dios. No obstante, las emociones pueden ser buenas,
si las produce el Espíritu de Dios.
¡El alma no debe gobernar! El espíritu, con la cobertura del Espíritu de Dios, es el que debe
gobernar. El alma debe estar bajo el control del espíritu y del Espíritu Santo. Aquí tenemos
algunas otras evidencias del dominio del alma:
• El encaprichamiento – Fantasías, mundos de ensueño. Acariciarse es muy peligroso. Debemos gobernar
nuestro espíritu (Pr. 4:23).
• La histeria - La esposa de Job estaba histérica diciéndole a Job que maldijera a Dios y que luego se muriera.
A las mujeres se les insta a la sobriedad.
• Los temores - Los temores del alma pueden obstruir el fluir del Espíritu Santo.
• La parcialidad - Las emociones que nos llevan a favorecer a una persona más que a otra. Este es un amor
carnal y embota el discernimiento.
• La autoconmiseración – Humor variable, depresiones, opresiones y ser a menudo víctima de nubes negras”.
• Las sospechas y las imaginaciones - Las personas que son dominadas por el alma, son fácilmente vulnerables
a esto.
• Vivir por sentimientos y no por la verdad - Debemos “andar por fe y no por vista”.
• El Humanismo – Es solidaridad y emociones, y niega que habrá un juicio.
• La falsa guía – Dejarse llevar por emociones, piel de gallina, escalofríos que recorren la columna vertebral,
y por lo extraordinario.
• La incapacidad de ser objetivos – Esto se debe a las emociones que están fuera de control; es ser irracional.
* Las personas que viven de alturas emocionales, suelen ser las que tienen los mayores bajones.
(Algunos de los puntos anteriores pueden ser también problemas del espíritu).
La tentación
Jesús fue probabo en espíritu, alma y cuerpo
• ESPÍRITU - En el área de las motivaciones y de la adoración. (Mt. 4:8-10).
“Todo esto te daré si postrado me adorares”.
• ALMA - En el área de las emociones. (Mt. 4:5-6). “Échate abajo … demuestra quién eres”.
• CUERPO - En el área de los apetitos, cuando Él tuvo hambre (Mt. 4:3-4).
“Di que estas piedras se conviertan en pan”.
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PAUTAS PARA EL DISCERNIMIENTO
Venciendo el dominio del alma
Cuando decimos que una persona es dominada por el alma, queremos decir que la gobiernan las
emociones y la mente natural, y no su espíritu y el Espíritu Santo. La persona dominada por el alma,
hombre o mujer, es influenciada por los desórdenes del alma, tales como: estados de ánimo oscilantes,
depresiones, complejos, temores, enojos y autoconmiseración. Esta clase de individuo sufre de
altibajos. Sin embargo, para adquirir discernimiento, el alma del creyente debe primeramente entrar
en reposo. Toda la agitación y la confusión de su interior, debe ser despejada para que pueda
evaluar con exactitud lo que sucede en su exterior.
Lo ideal es ser gobernados por nuestro espíritu—Esto significa que el Espíritu de Dios se mueve a
través de nuestro espíritu, teniendo el alma bajo sujeción. La mente natural y las emociones deben
ser dominadas por nuestro espíritu y por el Espíritu de Dios. Cuando el espíritu está gobernando,
somos espirituales. Dios quiere que seamos espirituales, y no personas dominadas por el alma. Los
cristianos inmaduros son gobernados y guiados por sus almas.
Claves para partir el alma y el espíritu
1. ¡Algo dicho con dulzura y “agradable al oído”, puede seguir siendo un error! Tenemos la
tendencia a aceptar lo que es dicho con amabilidad, y a rechazar lo que es tosco o rígido.
Lamentablemente, el tono no es siempre un método infalible para juzgar si algo es de Dios o no.
Satanás puede ser elocuente; él también puede ser atento y gentil, y sus servidores por lo general
tienen la apariencia de ser muy rectos—(Lea 2 Co.11:13-15). ¡No se deje engañar por las tácticas
de Satanás! Pablo dijo: “No ignoramos sus maquinaciones” (2 Co. 2:11; Rom.16:18). La dulzura,
la bondad y las suaves modulaciones de la voz, no son necesariamente evidencias seguras de la
verdadera unción. La mujer adúltera de Proverbios 5:3 y 7:21, era muy seductora.
2. Aún cuando nos guíe el error, seguiremos recibiendo “confirmaciones”. No dependa
exageradamente de las confirmaciones, señales, números, nombres, coincidencias y otros fenómenos.
Mucho de esto puede ser del predominio del alma, y el cristiano puede creer equivocadamente que
es Dios el que le guía. Hace algunos años, yo era profesor residente en un instituto bíblico. Uno de
los estudiantes era un joven bien parecido del cual veinticinco muchachas habían tenido la misma
revelación: “¡Este es mi futuro esposo!” Me impresionó la cantidad de “confirmaciones” infalibles
que cada una de ellas había recibido. ¡Todo procedía del alma!
Lo que quiero decir es que cuando tenemos algo en mente, lo veremos y oiremos por doquier y
saltará a nosotros de cualquier lado. Si compras un Toyota nuevo, empezarás a ver Toyotas por
todas partes; es algo de lo que estás consciente y pendiente. Y cuando la gente cree erróneamente
que ha tenido una revelación de Dios, empieza a recibir confirmaciones a diestra y siniestra.
¡Debemos ser purificados del dominio del alma! Hay muchos miembros de la Iglesia que son
guiados por el alma al escoger pareja para casarse. Tengamos cuidado.
3. Los hombres buenos se equivocan. Hay siervos de Dios maduros que a veces hablan de una
manera no dirigida por Dios. Dios reprendió a Natán el profeta, por decirle algo a David con su
mente natural (1 Cr.17:1-6). Usted también recordará la ocasión en que Elías habló de parte de Dios
(1 R.18:21), y al momento dijo cosas de su propio espíritu: “Sólo yo he quedado profeta de Jehová” (1
R. 18:22). Es que es tan fácil cambiar del Espíritu de Dios a nuestro propio espíritu cuando estamos
ministrando. En Levítico 4:2-3 Dios nos hace observar que toda una congregación puede estar pecando
por ignorancia, cuando el sacerdote ungido que les instruye está en ignorancia (Lv. 4:13).
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Las profecías no siempre son correctas; por lo tanto, deben ser probadas (Dt. 18:21) Esté alerta
contra las profecías directrices, especialmente con las que se refieren al matrimonio. No haga que
su futuro o su eternidad dependa de una profecía. Asegúrese de haber consultado cuidadosamente
a Dios, y que su decisión es bíblica. (¿Es su candidato una persona no salva, o divorciada? ¡Recuerde
que el divorcio es un voto quebrantado, un pacto roto!)
4. ¡La opinión que tenemos de una persona, se basa en lo que ésta nos hace sentir! De acuerdo
con una encuesta, nuestra opinión de una persona se basa en este aspecto fundamental, más que en
cualquier otra cosa: ¡En lo que ella nos hace sentir! Un estafador, con buen humor y carisma,
puede ser capaz de hacernos pensar: “Bueno, quizá no sea tan malvado”. Por otro lado, otra persona
de buen carácter pero sin el atributo de la cordialidad y sin personalidad, puede ser el último en
nuestra lista de favoritos. Esto demuestra también el predominio del alma, no de la espiritualidad.
Y no es una forma certera de valorar el carácter.
5. Nuestros sentimientos presentes influyen y distorsionan nuestra evaluación de las
situaciones. Si le preguntaran a usted: “¿Cómo anda todo en su iglesia?”, es muy probable que
sus sentimientos del momento influyan mucho en la respuesta que dé. Permítame tratar de
ilustrarlo: Suponga que su iglesia está atravesando una época de bendición, y que las necesidades
de muchos están siendo ministradas, pero usted está pasando por un período de su vida oscuro y
difícil. Si le preguntaran a usted “¿Cómo andan las cosas en la iglesia?” probablemente diría:
“No muy bien, todo está seco. ¡Los cultos no me sirven de nada, y la iglesia está llena de
problemas!” El hecho es que existe una gran diferencia entre cómo son las cosas, y cómo nos
sentimos nosotros.
Para una persona que está deprimida, todo es negro. Para discernir la verdadera situación, es indispensable que desechemos nuestros sentimientos. He aquí la diferencia entre un cristiano dominado
por el alma y uno espiritual—El que es dominado por el alma, asume que lo que está sintiendo en
su interior es un indicador del estado de todas las cosas en su exterior. Sin embargo, el espiritual
desecha los sentimientos emanados del alma, para poder evaluar la verdadera situación. En el
siguiente párrafo, trataré de explicar lo que quiero decir.
Hace años, llegué a un culto dominical y me arrodillé en el altar para orar mientras una música de
órgano sonaba suavemente. Allí encontré la presencia de Dios en una forma maravillosa. Entonces,
una de las damas entró. Su situación hogareña era muy difícil y ella estaba muy deprimida y
desanimada. De repente, empezó a reprender y a atar a Satanás porque, a su criterio, aquel culto
estaba atado y obstaculizado por el diablo. El culto no estaba atado; era ella la que estaba atravesando
problemas. Ella estaba juzgando la situación por el estado interior de su persona. Esto es ser
dominado por el alma, no por el espíritu. Nosotros no podemos discernir qué clase de espíritu se
encuentra operando sino hasta que nuestra alma y nuestro espíritu hayan sido limpiados, renovados,
y hayan encontrado reposo.
6. Tenga cuidado con el poder de las sugerencias. Las palabras son creativas. Cierta mañana un
hombre oró en una iglesia: “Señor, sana toda nuestras diferencias”. La oración sugería que todos
estaban peleando. ¡Pero no era así! Satanás usa frases y oraciones como ésta para crear desunión.
Motiva a todos a pensar: “¿quién estará en contra de quién?” Tenga cuidado con el poder de las
sugerencias. Además recuerde que las profecías y las exhortaciones tienden a llevarnos en una
determinada dirección, sean de Dios o no. Usted quizá tenga que reconsiderar las profecías que han
sido dadas acerca de usted.
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7. ¡Examine las unciones y las sensaciones! Satanás tiene unciones. En Ezequiel 28:14 se le
llama el “querubín ungido”. Él lo falsifica todo, incluyendo la unción. La música de Satanás tiene
una unción falsificada. Satanás también tiene siervos, los cuales tienen la apariencia de ser muy
rectos y convincentes, pero reciben su inspiración de una unción falsa (ref. 2 Co.11:13-15).
El sentimiento puede influir mucho en cristianos llenos del Espíritu. Quizá con sólo oir el himno
nacional nos den escalofríos, o derramemos lágrimas al escuchar los violines de alguna triste escena
cinematográfica. La música militar inspira sentimientos de fuerza y agresión. El amor, el odio, la
ira y la venganza se despiertan en nosotros cuando nos dejamos absorber por una película. A veces
lo que denominamos “el Espíritu dándonos testimonio”, no es eso en absoluto. Con mucha facilidad
recibimos testimonio para cosas que queremos oír, pero nos cuesta recibir el testimonio del Espíritu
para las que no queremos oír. A menudo lo que más necesitamos oír es lo que menos queremos oír.
8. Satanás puede dar paz basada en la suposición. Hay una falsificación para todo lo que es
genuino. Satanás le puede dar paz al hombre o a la mujer, una paz ficticia que se basa en la suposición.
Hay muchas personas que suponen que están preparadas para el cielo, pero no lo están; sin embargo, le dirán a usted que tienen paz. Ésta es la paz de Satanás. Hay incluso cristianos que han
caído en error, que suponen que están totalmente en lo correcto y que lo que practican tiene
justificación. Esto también es la paz de Satanás. ¡Es engaño!
El general George Patton corrió muchos riesgos temerarios durante la Segunda Guerra Mundial.
¡Su fuente de valor provenía de su fe en la reencarnación! Él creía que había vivido antes, y que iba
a vivir otra vez. Y creyó saber la forma en que moriría. Por lo tanto, todos los riesgos que corrió
estuvieron basados en una falsa paz, ¡la cual es mentira!
9. ¡Satanás puede imitar casi cualquier cosa que Dios hace! (Mt. 24:24; Ap.13:13,14). El engaño es
un espíritu poderoso. No debemos pensar que por nuestra propia astucia o destreza, podemos discernir
entre una cosa y otra, porque no podemos. Es sólo por la misericordia de Dios, y por caminar cerca del
Señor en humildad, que seremos guardados del engaño. La Escritura nos amonesta a no apoyarnos en
nuestra propia prudencia y a no ser sabios en nuestra propia opinión (Rom.12:16; Pr. 3:5-7).
Tenga cuidado con los libros que tratan sobre ángeles. En los últimos años, el mundo eclesiástico
ha sido invadido por libros que tienen como tema las visitaciones angelicales. Lamentablemente,
muchos de los encuentros con ángeles que se mencionan en estos libros, fueron con ángeles caídos.
Debemos entender que aunque nuestros ojos fueran abiertos para ver el mundo espiritual (ángeles
y espíritus), no podríamos discernir si son ángeles buenos o malos, porque los ángeles de Satanás
pueden también ser muy bellos). José Smith, fundador del Mormonismo, tuvo una visitación angelical, pero fue de un ángel satánico. Una nueva religión empezó porque Smith no lo desafió a que
probara su lealtad. El ángel Moroni es un ángel satánico (Gá. 1:8-9).
10. Para ser guiados - No dejarnos llevar exageradamente por advertencias u obstáculos.
Algunos cristianos se sienten advertidos o frenados por Dios cada vez que tratan de tomar alguna
decisión. Este problema se da cuando el alma domina. La indecisión es una atadura que puede
destruir al hombre. El efecto de la indecisión es que no deja al hombre hacer nada. Para entrar en
acción, usted no tiene que estar pendiente de que Dios le haga una advertencia especial ni de que le
ponga un dramático obstáculo que detenga la ruta que lleva. Por supuesto, hay avisos y llamadas
de alerta que Dios hace genuinamente, pero esto puede llegar a exagerarse y convertirnos en esclavos.
Si siempre andamos buscando estas señales, las encontraremos, ¡pero no vendrán de Dios!
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11. La evidencia de la unción verdadera - lo complicado se hace simple. La verdadera unción
hace que los temas se entiendan con claridad y facilidad. Algunas predicaciones nos dejan intrigados
porque tienen otro espíritu. Pero cuando escuchamos la verdadera palabra de Dios, somos lavados
y nos sentimos limpios (Jn. 15:3). Después de que usted ha escuchado una predicación, hágase esta
pregunta: “¿Me siento limpio o me siento mancillado?” Hay predicaciones que nos hacen sentir
sucios. Además, si el sermón es confuso, vago, y difícil de captar, podría ser la evidencia de que la
unción no es pura.
PAUTAS PARA UNA BUENA DOCTRINA
Razones por las cuales los cristianos caen en error:
1. LA FALTA DE CONOCIMIENTO DE LA BIBLIA - “Erráis ignorando las Escrituras” (Mt.
22:29). Por tanto, debemos estudiar. De lo contrario, seremos avergonzados porque no tendremos
una respuesta para los demás, o para nosotros mismos (2 Ti. 2:15). Debemos saber lo que Dios dice
sobre cada aspecto de la vida. En toda su Palabra, Dios indica claramente que Él honra al que es
diligente en el estudio. (Pr. 2:1-6).
2. LA INMADUREZ - Algunas veces un cristiano cae en error simplemente por ser joven e
ignorante (1 P. 2:1-2; Sal.19:7-11). La palabra de Dios puede hacer sabio al simple.
3. A LAS PERSONAS SE LES ENSEÑA LO INCORRECTO - El problema entonces está en el
líder (Lv. 4:1-3). Una congregación completa puede caer en error porque el líder ungido está
equivocado o ignora ciertas áreas de la verdad (Lv. 4:13; 4:3). Algunas veces buenos ministros
ungidos tienen un punto ciego. La ignorancia no nos excusa, aún somos culpables (Lv. 4:13, 22, 27).
4. EL PECADO DE CONFIAR EXAGERADAMENTE EN NOSOTROS MISMOS - Algunas
personas piensan que son infalibles—que conocen la voz de Dios y que no pueden estar equivocadas.
Pero eso es ser insensato y engreído. Antes de la caída es siempre la altivez de espíritu (Pr.16:18,
18:12). A personas que se mueven en los dones del Espíritu Santo, las he oído decir: “¡Yo nunca he
estado equivocado!”, pero sí que lo han estado (1 Co. 8:2).
5. NO COMPROBAR UNA REVELACIÓN - (No comprobar algo que sentimos que Dios nos ha
mostrado). Pablo dijo: “Examinadlo todo; y retened lo bueno” (1 Ts. 5:21, 1 Jn. 4:1). Juan advierte,
“No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios”. Esto incluye impresiones,
sentimientos, voces, revelaciones y sueños. Nunca debemos aceptar una revelación, sueño, profecía,
consejo o enseñanza que contradiga la palabra escrita de Dios. Si nuestra revelación es auténtica,
nunca se opondrá a las Escrituras. Permanezcamos en la luz. Permitamos que los cristianos maduros
examinen nuestra revelación.
6. ESTAR SINCERAMENTE EQUIVOCADOS - Lo terrible del engaño es que las personas
engañadas creen firmemente estar en lo correcto. Y entre más tiempo permanecen en el error, más
convencidas están de tener la razón. ¡No es suficiente hacer las cosas con sinceridad! “Hay camino
que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr.14:12; 16:25). Para mantener
el rumbo necesitamos algo más que hacer las cosas con sinceridad. ¿Estamos dispuestos a escuchar
a los demás? ¿Podemos humillarnos y acudir a otros en busca de ayuda? La sabiduría, la humildad
y el consejo, son necesarios para estar en el buen camino, no sólo la sinceridad. Un hombre puede
estar manejando en la Ruta 17 Oeste, pensando sinceramente que está en la Ruta 17 Este; aun así ,
irá por el camino equivocado. Y mientras más maneje, más lejos de su destino estará, aunque sea
sumamente sincero.
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7. VOLUNTARIAMENTE IGNORANTES - (2 P. 3:5) A veces los cristianos esquivan las verdades
que no quieren enfrentar a propósito. La actitud de: “No soy responsable de lo que no sé” no es
ninguna excusa. No podemos pasar por alto o evadir ciertas verdades o problemas que Dios ha
puesto ante nosotros, porque al hacerlo, no seremos perfeccionados, y nos conformaremos con un
lugar inferior en el reino de los cielos (Mt. 5:19). La característica de aquellos que están en el monte
de Sion en el cielo, es que son transparentes y libres de todo engaño y falsedad (Ap.14:5).
8. UNA MENTE CERRADA - (Terquedad, renuencia a ser enseñado). Un cristiano puede tener
una mente cerrada debido a las circunstancias rodeantes, a la formación que se le dio, y a sus
tradiciones. Todos tenemos áreas de hermetismo en nuestras vidas. Un hombre puede ser receptivo
hasta que le mencionan cierto tema, y el corazón se le cierra. Esto se puede deber a varias razones.
Quizá él tenga ideas preconcebidas, quizá esté malinformado, o no esté dispuesto a oir sobre el
asunto. Pidámosle a Dios una mente dócil y receptiva (Lc. 24:45) que es un regalo de su gracia. Él
nos la puede impartir en segundos para cualquier área de nuestras vidas. Estas áreas permanecerán
estériles e improductivas si no permitimos que Dios nos cambie.
9. SER DEMASIADO INDEPENDIENTES - Algunos cristianos son obstinados y no escuchan a
nadie. Otros, se descarrían porque evitan la compañía y el consejo de otros que pueden servirles de
resguardo y equilibrio (Pr.11:14). Los solitarios son así quizá porque no han podido vencer heridas
del pasado, o quizá porque nunca se pudieron adaptar bien socialmente. Una cosa es que Dios haga
a un hombre peculiar o diferente, y otra es que nosotros mismos nos hagamos peculiares, entonces
resultamos muy extraños.
10. DESEO DE CUALQUIER COSA “SENSACIONAL” - Pablo dice que algunos creyentes tienen
“comezón de oír” (Lea 2 Ti. 4:2-4). Comezón de oír no es nada más que querer escuchar algo
extraordinario, algo que va más allá de la palabra de Dios (mitos, fantasía, misterios, sensacionalismo,
el futuro). Hechos 17:21 describe a las personas que “no pasaban el tiempo en otra cosa sino en
decir o en oír algo nuevo”. El rey David conocía el peligro de ahondar en cosas que estaban más
allá de su entendimiento, al decir en el Salmo 131:1, “No se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos
se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí”. Los cristianos
a veces caen en engaño y en error por hacer ayunos prolongados tratando de tener una experiencia
espiritual extraordinaria. ¡Cuidado con sus motivaciones! Ore al Señor diciéndole: “Señor, sólo
quiero saber lo que tú quieres que sepa, y sólo quiero tener lo que tú quieres que tenga”.
11. UNA VERDAD DESEQUILIBRADA – Una verdad se vuelve error cuando se enfatiza
demasiado, se exagera o se habla de sólo un aspecto de ella. Algo puede ser muy cierto, pero
cuando se lleva a los extremos, se convierte en error. ¡Nunca se especialice sólo en ciertas verdades
espirituales! Especialícese en todas las verdades espirituales. La seguridad se deriva de
especializarnos en todo lo que Dios dice, no sólo en algunas cosas. Cuando nos concentramos sólo
en ciertas áreas de la verdad, tenemos la tendencia de minimizar e incluso excluir las otras áreas.
Minimizar, descuidar, o rechazar cualquier aspecto de la Palabra de Dios, es rechazar una parte de
Dios. Jesucristo es LA PALABRA DE DIOS!.
12. SIMPLE (INGENUO) - “El simple todo lo cree” (Pr.14:15). Una persona simple es una que
fácilmente es persuadida o influenciada por otros; alguien que no tiene convicciones y, por tanto, es
engañado fácilmente (Ro.16:18). El hombre simple o ingenuo no hace diferencia entre el bien y el
mal, y fluye fácilmente con cualquier cosa. Dios no quiere que su pueblo sea simple y sin
discernimiento, sino sabio. El Señor alabó a la iglesia de Efeso por tener discernimiento (Ap. 2:2).
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13. ORGULLO - (La razón principal de todo error). “La soberbia de tu corazón te ha engañado”
(Abd.1:3). El error y el engaño moran en el corazón de los orgullosos. Tenga cuidado con los
deseos de tener más o saber más que otros. El orgullo es la base de todas las religiones y doctrinas
falsas. La gracia y la verdad son sólo dadas al humilde (Stg. 4:6).
14. MOTIVACIONES INCORRECTAS - (Hch. 20:28-30; 1 R.1:5). El engaño entra en cristianos
cuyas motivaciones no han sido purificadas. Satanás se exalta a sí mismo y obra a través de hombres
y mujeres que se exaltan a sí mismos. Satanás pudo entrar en los hombres mencionados en Hechos
20:30 porque sus motivos no estaban rendidos; por eso causaron mucha división en la iglesia.
15. ENGAÑO ENVIADO POR DIOS - Ceguera y engaño les envía Dios a los que rechazan la
verdad, pero aman el pecado y la inmundicia (2 Ts. 2:11-12; Is. 66:4; 2 Cr.18:18-22). Sin embargo,
el de corazón puro ve a Dios, y ve las cosas de la misma manera que Él (Mt. 5:8). Cuando un
cristiano pierde el entendimiento y ni siquiera puede comprender las verdades más sencillas, es
porque en su vida ha tenido una falla moral de la cual aún no se ha arrepentido. El entendimiento se
aleja del hombre que cae en inmoralidad sexual. Recuerde que la persona que cae en inmoralidad
ha sido tomada por un espíritu maligno. Este es el pensamiento de Proverbios capítulo siete.
16. INCAPACIDAD DE RECIBIR DE OTROS - Dios nos habla directamente, pero también por
medio de los demás. Una gran razón por la cual los cristianos caen en error, es que no pueden oír a
Dios hablándoles y corrigiéndoles a través de otras personas. El que un creyente no pueda oír a
Dios hablar por medio de los demás, se debe muchas veces a que no le agrada la persona que Dios
le ha enviado. Rechazar al mensajero es rechazar también a Dios. Estamos rechazando la solución
que Dios tiene para nuestra necesidad si rechazamos a la persona que Dios ha escogido para
hablarnos. En Hechos 8, 9, y 10 Dios usó hombres para hablarle a los demás.
Debemos estar dispuestos a recibir de cualquier persona porque puede ser la diferencia entre la vida
y la muerte. El rey Josías murió prematuramente a la edad de treinta y nueve años, porque no
discernió lo que Dios le estaba advirtiendo a través de un rey impío (2 Cr. 35:20-27). Hubiera sido
fácil para Josías escuchar a Jeremías porque él tenía una buena reputación y era su amigo.
AL RECIBIR VERDADES, SEREMOS PROBADOS EN ELLAS
• Hechos 20:27-32: Tanto las iglesias como las personas serán probadas para ver si merecen las
verdades que han recibido.
• 1 Corintios 4:1-2: Como a mayordomos, se nos ha confiado la verdad de Dios. Debemos ser
fieles a lo que conocemos.
• Marcos 4:24-25: Si no somos fieles a las verdades que se nos han confiado, Dios no nos
mostrará nada más, y perderemos lo que ya tenemos.
• 1 Corintios 11:19: Dios permite que por su iglesia pasen herejías, con el fin de probar el
corazón de su pueblo. Cuando la plaga de la falsa doctrina anda rondando, los que se contagian
de la epidemia son aquellos que no tienen un corazón recto. La falsa doctrina demuestra quién es
quién. Por ella se dan a conocer los que Dios aprueba y reprueba.
• 2 Tesalonicenses 2:3-12: Dios le permitirá a Satanás producir a su hombre (el Anticristo) en
nuestra generación. Éste atraerá a todos los inicuos hacia sí, y algunos provendrán de la iglesia.
Dios usa a este hombre para limpiar su iglesia.
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ACERCA DE LA HERENCIA
¿CUÁL ES NUESTRA HERENCIA?
Introducción - Una herencia es una posesión que nos ha sido dada por otro. Es una bendición que ha
sido dada al morir, por alguien que nos ama. Cuando Jesucristo nuestro Señor murió por nosotros,
riquezas inimaginables que habían sido guardadas a través de las edades fueron dadas a cada uno de
sus creyentes. El Señor anuló cualquier testamento previo cuando nos prometió un nuevo testamento con muchas bendiciones. Pero no fue sino hasta que Él murió, que el poder de este nuevo
testamento tuvo vigencia (Jer. 31:31-34; Mt. 27:50-53; He. 9:15-18). Un testamento no tiene poder
hasta que el testador muere. Observe el enorme poder que fue liberado, y el nuevo acceso a Dios
que nos fue concedido cuando Cristo, el Testador, murió. En su muerte una maravillosa herencia se
abrió y ha sido presentada a cada uno de sus hijos.
“Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Mr.10:17). Una herencia no se gana, se
recibe como un regalo de gracia. La vida eterna es una de la bendiciones de la herencia que Cristo
ha legado a sus hijos. Pero no termina aquí. ¡La herencia implica algo más que simplemente ir al
cielo! La herencia es fundamentalmente dos cosas. (Se ilustra a continuación).
LA HERENCIA ES DOBLE
I. INTERIORMENTE: EL SEÑOR MISMO ES NUESTRA HERENCIA
(Génesis 15:1; Deuteronomio 18:2; Ezequiel 44:28)
II. EXTERIORMENTE: LAS NACIONES SON NUESTRA HERENCIA
(Salmo 2:8; 1 Tesalonicenses 2:19; Filipenses 4:1)
I. El Señor mismo es nuestra herencia — El mayor regalo que el hombre puede poseer es el
Señor mismo. Dios prometió muchas bendiciones a las familias de Israel, pero a los levitas les
prometió darse a Sí mismo (Dt.10:9; Nm. 3:45). A los levitas les fue dada la primogenitura, una
doble porción del Espíritu de Dios. El mayor llamamiento que alguien pueda tener, es entrar totalmente
en la presencia de Dios para ministrarle a Él (Sal. 65:4; Ez. 44:15). Este privilegio no es concedido
a cualquiera, porque algunos se descalifican a sí mismos.
Por lo tanto, nuestro primer concepto de herencia debe ser el de relación. Estamos llamados a
heredarlo a Él , a tener plena relación con Dios. El mayor deseo del apóstol Pablo era ganar a
Cristo, no solamente tener un gran ministerio. Lea Filipenses 3:7-14. ¿Cuál es la meta y el premio
del supremo llamamiento que Pablo menciona en Filipenses? Es ganar a Cristo, conocerle, tener
una mejor resurrección y estar en la eternidad tan cerca de Él como sea posible. Ésta es la meta y el
premio. Abraham fue llamado a ser bendición para todo el mundo, pero su enfoque central no
estaba allí, sino en lo que Dios le dijo en Génesis 15:1: “Yo soy tu escudo, y tu galardón será
sobremanera grande” (Lea Salmo 62:5).
Ahora bien, así como los israelitas tuvieron que sacar de Canaán a sus enemigos a fin de afianzar su
herencia, así también todos los enemigos tienen que ser eliminados de nuestras vidas personales,
para poder heredar una relación plena con el Señor. En nuestras vidas tenemos muchos enemigos
que obstaculizan nuestra relación con el Señor—dudas, temores, resistencia, ideas, etc. Estos
enemigos entorpecen nuestra sensibilidad e intimidad con ÉL. En nuestro interior hay fortalezas y
puestos de resistencia, contrarrestando y repeliendo al Espíritu de nuestro Esposo celestial. Por lo
tanto, déle la bienvenida a la espada del Señor en su vida, para que toda cosa que esté obstruyendo
la relación entre su Dios y usted, sea juzgada y subyugada.
Página 60 • Victoria
El Señor está más preocupado que nosotros en sacar de nuestras vidas a los enemigos, porque entre
más dominados estén estos conflictos, más reposo experimentaremos, y tendremos una mejor relación
con Él. Y en ese estado de reposo, Dios puede fluir a través de nosotros con todo su poder y gloria.
La herencia de Cristo está en los santos (Ef.1:18). Deuteronomio 32:9 dice—“Porque la porción de
Jehová es su pueblo”. O sea que el Señor no es solamente nuestra herencia, sino que la herencia de
Él está en nosotros. Él es nuestra herencia y nosotros somos la suya. El matrimonio hace que dos
personas encuentren satisfacción el uno en el otro.
Dios pregunta: “¿Qué casa me edificaréis? ¿Cuál es el lugar de mi reposo?” (Hch. 7:48-49). ¡Esta
es una revelación real del corazón de Dios! Él está buscando un lugar en donde pueda sentirse
completamente en casa y reposado—¡en nosotros! Él está diciendo: “Crea un lugar en tu templo
donde yo pueda morar”. Jesús entró en un templo material y, con un látigo, sacó de allí todo lo que
era malo. Esté usted preparado para que Cristo entre en su templo y obre de la misma manera, para
morar plenamente en su vida.
“…Y queda aún mucha tierra por poseer” (Jos.13:1). Esto puede también decirse de la vida interior
que tenemos. Dentro de nosotros hay todavía muchos segmentos de tierra sin conquistar.
Llamémosles “puestos de resistencia”. Con razón el Señor estaba diciendo: “queda mucho por
hacer en vuestros corazones”. La espada del Señor (la palabra de Dios) puede apuntar con toda
exactitud a las motivaciones que tenemos y a los escondites de nuestros enemigos. Doquiera que
Satanás se esconda en nuestras vidas, será poderoso en esa área, pero la palabra de Dios tiene la
capacidad de exponerle y destruirle. ¡No podemos tener la victoria hasta que no sea revelado
aquello que nos esclaviza!
“Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes” (Jos.11:18). Algunos de nuestros enemigos
son derrotados fácil y rápidamente, pero otros se nos oponen por más tiempo. Al final ganaremos,
si perseveramos sin desmayar (2 Co. 2:14).
“¿Hasta cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el Dios de
vuestros padres?” (Jos.18:2-3). Esta es una exhortación para toda generación. Muchos literalmente
mueren sin haber heredado lo que Dios había dispuesto para ellos y otros sólo heredan una fracción
de lo que Dios les tenía deparado. Para recibir nuestra herencia completa, debemos vencer heridas,
ofensas, tentaciones y presiones. Recuerde que sólo los vencedores reciben la herencia (Ap. 21:7).
Cuando los creyentes dejan de avanzar con Dios, están perdiendo el derecho a una parte de su
herencia (Ap. 3:11, He.10:36).
Un cristiano devoto, que ha dejado que la espada del Señor obre en su vida despejando los problemas
de su corazón, será capaz de sacar, con la misma espada, a los enemigos de las vidas de aquellos
que Dios le confíe. Porque es sólo en la medida en que triunfemos nosotros, que seremos capaces
de llevar a otros al triunfo. Esa misma espada saldrá por nuestras bocas a cortar ataduras y a
destruir a los enemigos que están en el pueblo que Dios nos da por herencia. Este es el segundo
aspecto de la herencia (Hch. 26:18).
Cuando ya hayan salido de nuestras vidas los enemigos, y hasta cierto nivel hayamos cumplido el primer
aspecto de la herencia, Dios se moverá sobre nosotros para darnos el segundo aspecto de ella, ¡porque Él
nos está preparando para un pueblo! Dios desea darnos por herencia las naciones. Cuando hayamos
madurado en nuestra relación con Él, querrá reproducirnos en otros. Nos usará para acercar a otros a Sí
mismo, y nos dejará enseñarles a ellos las verdades de su reino. (¡Quizá falte un tiempo para que lo haga!).
Alguien dijo—“Cuando Dios reduce al hombre al verdadero mensaje, lo enviará a las naciones”. Por lo
tanto, humillémonos bajo la poderosa mano de Dios para que Él nos exalte cuando fuere tiempo (1 P. 5:6).
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II. Las Naciones Por Herencia — Salmo 2:8. Dios quiere darnos un pueblo por herencia (una
iglesia, un campo misionero, quizá toda una nación, personas que llevemos a Cristo). A sus
convertidos Pablo les llamó “¡Corona mía!” (Fil. 4:1; 1 Ts. 2:19). Si los enemigos han sido sacados
de nuestras vidas, entonces tendremos la experiencia, la penetración y la autoridad para sacar a los
enemigos que se encuentran en las personas que Dios nos dé. Entonces las podremos guiar a su
herencia en Dios (Hech. 26:17-18). Serán nuestra herencia, pero nosotros las estaremos guiando a
su propia herencia también.
La palabra de Dios, la espada del Espíritu, es viva y poderosa y sacará a los enemigos de nuestros
oyentes a medida que prediquemos bajo el poder del Espíritu Santo. Aun después del nuevo nacimiento,
la espada filosa debe actuar en las personas quitando mucha idolatría y error que hay en sus mentes y
corazones. Al predicarle a sus convertidos, el apóstol Pablo se enfrentó contra tres cosas:
1). Tradiciones—antiguas convicciones religiosas, hábitos.
2). Supersticiones—vanas imaginaciones, ideas, espíritus malignos.
3). Filosofías mundanas—humanismo, pensamientos naturales pervertidos.
Las personas que Dios le da, son su herencia. Asegúrese de sacar de ellas a todos los enemigos, y
no deje habilitado ningún puesto de resistencia. Presénteselas a Cristo como una virgen pura, como
Pablo dijo en 2 Corintios 11:2.
PARA OBTENER NUESTRA HERENCIA DEBEMOS VENCER:
AL MUNDO
A LA CARNE
AL DIABLO
El que venciere heredará todas las cosas (Apocalipsis 21:7)
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios peleó contra sangre y carne. Hoy, nuestra batalla
no es contra sangre y carne. Nuestros enemigos son mucho más grandes. Estamos peleando
contra las impalpables e invisibles fuerzas del mal (espíritus malignos, imaginaciones,
razonamientos, filosofías, engaños, temores, dudas, y una naturaleza caída). Reconozca que
estamos peleando contra fuerzas impalpables, y por lo tanto, las armas que usaremos en el combate
son también impalpables (Esto será ampliado en las páginas siguientes). A continuación encontrará
las tres áreas principales de conflicto que debemos vencer para poder heredar todo lo que Dios
nos ha prometido (Ap. 21:7).
1). EL MUNDO —El sistema del mundo, su manera de pensar, sus atractivos, tentaciones, etc.
2). EL DIABLO —Satanás, sus demonios y ángeles caídos. Él es el tentador, el padre de mentira,
un calumniador.
3). LA CARNE — Dentro de nosotros mismos. Nuestros mayores problemas están aquí y son los
más difíciles de vencer. Estamos luchando contra una naturaleza caída y con un corazón engañoso
y sumamente perverso. Satanás se ocupará de cualquier área de nuestro corazón que no esté
consagrada a Dios. Cuando las batallas internas cesan, podemos combatir con mayor facilidad
las externas (Satanás y el mundo).
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VENCEDORES EN TODO
Todas las promesas de Dios son para ¡los vencedores! (Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 21:7).
Hay requisitos que debemos llenar antes de recibir lo que Dios ha prometido (He.10:36). No se
trata de nombrar una cosa y recibirla, como algunos enseñan hoy. Hay batallas que debemos
ganar primero, y la mayoría de los conflictos del hombre no están en el ámbito tangible, sino en
el alma, el espíritu y la mente. ¡Por lo tanto, nuestros problemas son espirituales! Para un
mejor entendimiento de lo que tenemos que vencer para heredar todas las cosas, he elaborado
una lista de los problemas espirituales más comunes del hombre.
PREJUICIO
INFLEXIBILIDAD
FANTASIAS
PERFECCIONISMO
INFERIORIDAD
CINISMO
QUEJA
JACTANCIA
ESCEPTICISMO
FANATISMO
INCONSISTENCIA
FOBIAS
ANSIEDAD
JUSTIFICACIÓN
INDECISIÓN
DOGMATISMO
MANIPULADOR
INDECOROSO
DISCORDIA
INCONSTANCIA
ÍMPETU
INSOMNIO
DOMINANTE
HARAGANERIA
DESAFIO
ENFATUACIÓN
ABRASIVIDAD
TAHUR
INCONFORMIDAD
MALHUMOR
IMPRUDENCIA
RIGIDEZ
SUPERSTICIONES
EXTRAVAGANCIA
INSEGURIDAD
SARCASMO
INTROVERSION
INFORMALIDAD
PESIMISMO
INMODERACIÓN
INFIDELIDAD
ENVIDIA
ALARMISMO
EXCUSAS
CRITICA
IRA-FURIA
DESHONESTIDAD
CLASICISMO
DENUNCIA
INESTABILIDAD
PARCIALIDAD
DEUDAS
DEMANDAS
PEREZA
DUDA
REBELDIA
BORRACHERA
MALDECIR
DESCONTENTO
SUSCEPTIBILIDAD
TERQUEDAD
IMAGINACIONES
SOLEDAD
DESALIENTO
COMPLEJOS
INGRATITUD
VERGUENZA
TIMIDEZ
NEGATIVISMO
DESLEALTAD
ADULACIÓN
CELOS
HISTERIA
EVASIVIDAD
ORGULLO
HIPOCRESIA
LUJURIA
BURLA
DESCONFIANZA
IMPULSIVIDAD
HABLAR EN EXCESO
AVARICIA
SUCIEDAD
MELANCOLIA
INCREDULIDAD
DUREZA
ANOREXIA
RACIONALISMO
INFELICIDAD
INDEPENDENCIA
FILOSOFÍA
MUNDANALIDAD
MANIPULACIÓN
Todos los problemas de esta lista son espirituales—son problemas que están en el espíritu y en el
alma del hombre, y que son también causas de desunión. Resolverlos es indispensable para la
felicidad y compatibilidad con los demás. La unidad y la dicha comienzan en el espíritu, no en lo
físico. Muchos jóvenes tratan de encontrar la felicidad primero en lo físico (relaciones
prematrimoniales, etc.), pero tienen un triste final debido a los conflictos espirituales que no han
resuelto, los cuales acabamos de mencionar. ¡La unidad comienza en el espíritu!
*
Victoria • Página 63
VENCIENDO LOS PROBLEMAS DE ALMA,
ESPÍRITU Y MENTE
El que venciere heredará todas las cosas
En las próximas páginas hay una lista de obstáculos que debemos vencer.
Prejuicio, precipitación – El prejuicio es un juicio anticipado. Un juicio o una opinión formada
sin el debido análisis; una decisión mental que no se basa en la razón o en la justicia; una opinión
prematura y adversamente parcial. El prejuicio es un problema espiritual, un problema del corazón.
Es lo contrario de la sabiduría, porque ésta no cataloga a todas las personas bajo la misma categoría.
El prejuicio es también un problema de impetuosidad de espíritu, con el cual se toman decisiones
precipitadas antes de conocer todos los hechos (Is. 32:4). “¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si
primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?”(Jn. 7:51). El prejuicio y la envidia pusieron a Jesús en
la cruz. El prejuicio nos embota el discernimiento y la espiritualidad. “Al que responde palabra
antes de oír, le es fatuidad y oprobio” (Pr.18:13; Mt. 7:1-2; 1 Co. 4:4-5). ¡Dios no tiene prejuicios!
El prejuicio es lo contrario del amor. El amor escoge creer lo mejor acerca de las personas. El amor
todo lo cree (1 Co.13:7).
Terquedad, inflexibilidad, rigidez – Esto significa ser inflexible en cuanto a opiniones e intenciones,
o ser insensatamente obstinado (ref. Jueces 2:19). La terquedad consiste en resistirse y no ceder, y
Dios la aborrece. Poco puede hacer Él con personas que se niegan al cambio o a abrirse al cambio.
El Señor tiene complacencia en personas que le piden su docilidad. Si se la pedimos, nos la puede
impartir. 2 Crónicas 30:8 nos advierte: “No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros
padres; someteos a Jehová”. En el Salmo 32:8-9, Dios insiste: “No seáis como el caballo, o como
el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno”. Hay que tirar del
caballo y del mulo de aquí para allá. Dios no disfruta cuando tiene que llevar a rastras a la gente.
Él desea guiar a su pueblo con el ojo—simplemente con una mirada o un gesto. Permítale a Dios
desarrollar en su interior, una intuición especial hacia su Espíritu.
Imaginaciones, creencias, mundos fantásticos, supersticiones – Los mundos fantásticos son un
escape de la realidad. Las creencias y supersticiones son corazonadas, impresiones, ideas y
presentimientos, que no se basan en algo palpable o sólido. Usted se sorprendería si supiera cuántos
cristianos están aferrados a falsas esperanzas, o viviendo en algún tipo de mundo fantástico. Dios
quiere que todas nuestras creencias y esperanzas, tengan fundamento y cumplimiento seguros (Jer.
29:11). Cuide que su anhelo y objetivo sea una revelación verdadera de Dios. El Señor quiere
afirmar nuestros caminos y pensamientos (Pr.16:3; 2 Co.10:4-5).
Soledad – La soledad es un problema espiritual. Un hombre puede estar dentro de una multitud y
sentirse solo. Incluso puede estar casado y sentirse solo. Sin embargo, otra persona, sentada en la
quietud de la soledad, y lejos de la civilización, puede estar totalmente realizada. Cuando un
hombre o una mujer siente la soledad, es que necesita más de Dios. Colosenses 2:10 declara:
“Vosotros estáis completos en él”. En Juan 4, la mujer del pozo se había casado cinco veces y en
esos momentos vivía con otro hombre, pero estaba vacía y sedienta. El Señor le proporcionó el
remedio. Él dijo: “Bebe de Cristo, el cual es la fuente de agua viva” (Jer. 2:13; Jn. 4:14). El
matrimonio en sí no es la cura para la soledad, ni sacia a nadie aparte de Dios. Muchos casados son
infelices y buscan amor en otro lado. ¿Cuál es entonces la solución?—Es enamorarnos íntimamente
de nuestro Esposo celestial. (Sal.16:11).
Página 64 • Victoria
Culpabilidad y pasarle a otros la culpa – La culpabilidad no es una función de la mente, sino un
problema del espíritu del hombre. Al darle tratamiento al cerebro usando shock, psicología, o un
planteamiento nuevo de la moralidad, no se llega a tocar nunca el verdadero problema. La única
forma de ser liberados de la culpabilidad, es que confesemos con sinceridad nuestras faltas y pecados
(Jer. 3:13) y recibamos la misericordia y el perdón de Cristo. Para disminuir su culpabilidad, el
hombre le pasa a otros la culpa, pero solamente puede ser liberado al admitir sus propias faltas.
Perfeccionismo, extravagancia – La paradoja de un perfeccionista es que nunca llegará a ser
perfecto. Un perfeccionista no tiene victoria, a menos que todo esté como a él le gusta. Jesús fue
exactamente lo contrario de un perfeccionista. Para ser feliz, Él no exigió que todo se ciñera a su
gusto. Él pudo adaptarse a nuevas situaciones y personas, y a ceder a las preferencias de otros.
Ciertamente es muy difícil convivir con un perfeccionista. Permitamos que Dios nos haga más
tolerantes a las situaciones de la vida y a los demás, especialmente a los que tenemos más cerca. El
rey Salomón era perfeccionista y extravagante (1 R.10:4-8). Lamentablemente, no fue perfeccionista
en su vida espiritual. Sólo era detallista en lo que tenía que ver con su orgullo, su reino, su casa, sus
vestiduras, sus banquetes, sus negocios y su trono. Pero descuidó su viña interior.
Desánimo, decaimiento – El desaliento proviene de escuchar la voz equivocada. Es el resultado
directo de prestarle atención a lo que Satanás está diciendo de nosotros y de nuestras situaciones, en
vez de escuchar lo que Dios está diciendo. Dios siempre está diciendo algo bueno. ¡Dios es luz! No
debemos escuchar a las tinieblas. Es indispensable ver más allá de nuestras circunstancias presentes,
y recordar el carácter de Aquel que dijo: “Nunca te dejaré, ni te desampararé”. Jesús no fijó su vista
en sus circunstancias (He.12:2). David se fortaleció en el Señor (1 S. 30:6-7). Los Cristianos
necesitan animarse a diario, porque es muy fácil desalentarse y endurecerse por las tentaciones y
presiones circundantes (He. 3:12-13). Nunca tome decisiones importantes (como el matrimonio)
cuando esté deprimido o desanimado. ¡Seguramente cometerá un error! Espere el amanecer de un
nuevo día, cuando su perspectiva sea mejor, y pueda oír a Dios con más claridad.
Retraerse, ser un solitario – Cuando alguien se mantiene alejado, es señal de que tiene en el
corazón problemas sin resolver. Una niñez y un trasfondo desagradable son las principales razones
por las que una persona no puede o no quiere relacionarse socialmente. El espíritu se cierra en
muchos casos, debido a golpes y fracasos del pasado, pero éstos se pueden y deben vencer. Todo
creyente necesita encontrar su lugar, y encajar en alguna parte. Como ilustración—de nada sirve
una sola tabla en un depósito de madera, pero cuando la tabla se une a otras tablas en un edificio, se
convierte en parte integral de éste. La transmisión, cuando es sacada del automóvil, no tiene ningún
valor, pero al ser colocada en el lugar preciso del vehículo, y conectar ella el motor con las llantas,
adquiere una vital importancia. Los carbones ardientes de un fuego, unos a otros se mantienen
chispeantes, pero si un solo carbón es separado, se apagará y tornará negro. Esta es una analogía del
creyente que está alejado y apagado mientras está solo. En realidad, no es nada bíblico ser un
cristiano solitario (Sal. 68:6).
Inseguridades, complejos – Dios tiene una solución para cada problema que se le presenta al
hombre. Todo individuo necesita tener autoestima y una buena autoimagen. Hay hombres incapaces
de amar a sus esposas, porque no se aman ni aceptan a sí mismos. “El que ama a su mujer a sí
mismo se ama” (Ef. 5:28). “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:39). Por lo tanto, un
individuo debe ser capaz de aceptarse a sí mismo. Las raíces de las inseguridades y de los complejos
son mentiras—“Tú no sirves, tú no calificas, hay otros mejores que tú, tú no mereces nada”, etc.
La verdad avivada puede liberarnos de las mentiras del adversario.
Victoria • Página 65
“Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado” (Lc. 3:5). Los valles son lugares bajos
que representan áreas en las cuales estamos deficientes y carentes (sentimientos de inferioridad,
inseguridades). Dios promete: “Yo rellenaré todo valle”. Las montañas son lugares elevados que
representan orgullo y altivez. Paradójicamente, las dos cosas pueden estar presentes en nuestras
vidas al mismo tiempo—puede haber áreas de orgullo, y también hondos valles de desadaptación
que deben rellenarse. Quizá Dios requiera que primeramente sean aplanados algunos de nuestros
lugares altos de orgullo y arrogancia, para poder después rellenar los valles de nuestras vidas.
Cinismo y sarcasmo – Es cinismo cuestionar las buenas intenciones y acciones de los demás. Satanás
acusó a Job de servir a Dios sólo por lo que podía obtener para sí. “¿Acaso teme Job a Dios de
balde?... Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu
misma presencia” (Job 1:9-11). El cinismo es exactamente lo contrario de la naturaleza divina, la
cual soporta, sobrelleva y cree todas las cosas. El divino amor escoge creer lo mejor de los demás.
“Sarcasmo” viene de una palabra griega que quiere decir risa amarga. El sarcasmo es producido
por la amargura, y su objetivo es debilitar a otro con un humor amargo. Job, habiéndose tornado
agrio durante su prueba, dijo a sus amigos: “Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros
morirá la sabiduría” (Job 12:2). En realidad, lo que estaba diciéndoles era: “¡Cuando ustedes se
mueran, ya no habrá más sabiduría! Ustedes la tienen monopolizada; nadie más sabe nada”.
Ser desagradecidos, quejarse (Rom.1:21). El primer paso para resbalar es ser desagradecidos. La
ingratitud es a menudo la razón por la cual un cristiano no triunfa. Pero la gratitud conquista todas las
amarguras y críticas, y produce victoria. (Números 11:1, nos muestra lo que Dios piensa de las
quejas). Cuando las esposas tienen problemas con sus esposos, el ingrediente clave que está faltando
en sus vidas, es casi siempre la gratitud. Cuando a una esposa en dificultades se le pide que haga una
lista de los atributos de su esposo, y de los aspectos de él que son encomiables, por lo general no puede
pensar así de repente en ninguno de ellos. Es que sólo se ha concentrado en los defectos de él y ya
olvidó, desde hace mucho, la manera de elogiarlo y de dar gracias por sus buenos detalles.
Todas las veces que Dios menciona a las parejas de casados en las Escrituras, comienza siempre
por la mujer (Col. 3:18-19; Ef. 5:22-25; 1 P. 3:1-7). La mujer es a menudo la clave del matrimonio
(Pr.14:10). La mayoría de los hombres solamente puede acercarse a Dios, cuando la actitud de sus
esposas para con ellos, ha sido corregida (Tito 2:5). Dios se dirige siempre en primer lugar, a las
actitudes de los subordinados. Un hombre sabe cuándo su esposa le repele íntimamente. Las malas
actitudes, la falta de agradecimiento y el descontento, son tres áreas con las cuales las mujeres
luchan más en su matrimonio. Si se trabaja en ellas, es muy probable que se le dé un rotundo giro
al matrimonio. ¡Pruébelo y verá!
Espíritu introvertido – (Apartarse y recluirse en uno mismo, vivir pensando constantemente en
tristezas o heridas, y ser absorbido por ellas). La introversión está ligada prácticamente a todos los
desórdenes mentales y emocionales. El espíritu y el alma se hunden en sí mismos—a tal grado que
hasta los órganos del cuerpo presionan también hacia adentro. Esta es una explicación de por qué
tenemos sensaciones de apretura y sofoco, o dificultad para respirar. La introversión de espíritu hace
que los ojos no se centren en el exterior, sino que vean introspectivamente o hacia el pasado. Esta es
esa mirada vidriosa y perdida. Por lo tanto, es indispensable que las personas, en vez de concentrarse
en los pesares y en sí mismas, se concentren en las necesidades de los demás. La mayoría de los
desórdenes emocionales y mentales son el resultado del egocentrismo, que es retraerse y ensimismarse,
concentrándose en el YO. Hace poco aprendí que las espinas son en realidad hojas introvertidas.
Las espinas resultaron de la Caída. Cuando un hombre se envuelve en sí mismo, es como una espina.
Las espinas y la introversión son un resultado de la Caída…¡son algo que Dios quiere desenrollar!
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Vergüenza, turbación, timidez, desprestigio – Jesús no escondió su rostro de injurias y de esputos
(Is. 50:6; Hech. 5:41). Esta es una muestra de verdadera fortaleza. En el Oriente, el desprestigio o
humillación a cualquier nivel, es razón para suicidarse. Pero el suicidio es sólo un “escape”, ¡una
señal de debilidad! Asimismo, la timidez puede surgir del orgullo, pues es el temor a ser expuestos,
el temor a cometer un error, o a ser lastimados. La timidez y la preocupación excesiva por lo que
otros piensan de nosotros, son yugos de los que Dios quiere liberar a los suyos, y el orgullo puede
ser el origen de ellos. Pídale a Dios gracia para vencer la turbación y la vergüenza (2 Ti. 2:1).
Escepticismo, pesimismo y negativismo – La incredulidad es la madre de estos problemas. (Pueden
ser hereditarios, pídale a Dios que le libere de la esclavitud de este espíritu y mentalidad). Pero
también, los que no obedecen a Dios luchan contra la incredulidad como lo hizo Israel en el
desierto (He. 3:12; 11:6). Dios se opone a un “corazón malo de incredulidad”. Cuando usted esté
rodeado de tinieblas, practique decir algo positivo (Ap.12:11). Escoja ver el lado bueno. ¡Y sobre
todo, sea obediente!
Excusas – “Y todos a una comenzaron a excusarse” (Lc.14:18-20). Las personas darán todas sus
razones para no ir a la iglesia y para no hacer la voluntad de Dios. Pero a lo que el hombre llama
razones, Dios llama “excusas”. No habrá excusas delante del trono de Dios en el Día del Juicio.
Todos entendemos la naturaleza humana bastante bien. Sabemos que la gente hace realmente lo
que quiere y que para hacerlo encuentra el tiempo y la forma. Es para lo que realmente no quiere
hacer, que encuentra excusas.
Evasividad, racionalización – Hay cristianos que tienen la mentalidad de un abogado deshonesto,
y buscan sutilezas y escapatorias en la Biblia, para justificar los pecados que desean practicar.
¡Pero Dios quiere que su pueblo vea la palabra de Dios con un corazón honesto y creyente!
Permitamos que la palabra de Dios cambie nuestros corazones, en vez de torcerla para que diga lo
que nosotros queremos (Mt. 5:19; Pr. 30:3-6; Ap. 22:18-19; 2 P. 3:16).
El rey Saúl era evasivo. Cuando joven, lo encontraron escondido en el bagaje (1 S.10:22). Esto
indicaba su carácter y su futuro como rey. Saúl nunca pudo afrontar un asunto directamente. Debido
a su proceder, en Primera Samuel 15 el profeta tuvo que encarar repetidas veces a Saúl para que
reconociera que no había hecho la voluntad de Dios.
Postergación – (Dejar todo para después). Las Escrituras nos advierten: “Si oyereis hoy su voz”.
Quizá mañana sea demasiado tarde (He. 3:7; 2 Co. 6:2). Hoy es el tiempo aceptable, hoy es el día de
salvación” (Mt. 24:44; Pr. 3:28; 24:33; Ef. 5:16; Is. 55:6). Tener la actitud de “algún día lo haré”
puede destruirnos. Lo que posterguemos el día de hoy quizá nunca lo hagamos, o quizá lo hagamos
demasiado tarde. Toda cosa que practiquemos, se convertirá en un estilo de vida. ¿Estamos
conscientes de que ser negligentes para hacer la voluntad de Dios puede ser tan dañino como
rechazarla? (He. 2:3, Col. 4:17). Los pecados de omisión (lo que hemos dejado de hacer), pueden
ser tan serios como los que hemos cometido. Por ejemplo, educar a nuestros hijos sin iglesia, es un
pecado de omisión, por lo que no hicimos.
Indecisión, vacilación – (Incapacidad de decidir, o tendencia a cambiar de opinión con frecuencia.
Oscilar de aquí para allá, titubear, fluctuar, no ser resueltos). Esto es propio de un hombre de doble
ánimo. No puede decidirse porque está dividido en dos deseos (Stg.1:6-8). El resultado es la
inestabilidad. Dios reprendió al pueblo de Israel a través del profeta Elías, diciendo: “¿Hasta cuándo
[claudicaréis] vosotros entre dos pensamientos?” (1 R.18:21).
Victoria • Página 67
Algunos creyentes nunca se comprometen con una iglesia ni se afianzan en la voluntad de Dios por
causa de indecisión. No nos pasemos la vida como personas fluctuantes. ¡Pidámosle a Dios un
corazón resuelto a hacer su voluntad a toda costa! Los temores pueden impedir también que el
hombre se decida. Dios puede darnos gracia sobre el espíritu de indecisión. Jesús tuvo una mente
decidida. Él declaró: “Por eso puse mi rostro como un pedernal” (Is. 50:7).
¡Aprenda a terminar lo que comienza! No deje un proyecto a medias para comenzar otro y luego
otro. Jesús es el Autor y Consumador de nuestra fe, y siempre termina lo que comienza. Dios quiere
que hagamos lo mismo (He.12:2; 1 S. 3:12; Zac. 4:9). ¡Seamos consumadores! Si nos acostumbramos
a terminar nuestros deberes, terminaremos también la obra de nuestras vidas aquí en la tierra.
Críticar, insultar, delatar, burlarse, sembrar la discordia – (Pecados de la lengua). Es con la
lengua que cometemos la mayoría de los pecados. La lengua es el miembro más poderoso de
nuestro cuerpo, ya que de ella brota espíritu. El poder de la vida y de la muerte está en la lengua.
Dios exige que pongamos en orden nuestras conversaciones, antes de liberarnos de nuestros
problemas (Sal. 50:23). Una manera segura de que nuestros hijos se pierdan en el mundo, es
criticar a la iglesia y al pastor. Cuando nuestros hijos nos oyen diariamente criticar, se les cierra el
corazón y se descepcionan de la iglesia, pierden la fe en el ministerio, y se van al mundo. Asistir a
un colegio cristiano no los salvará si no hay una realidad cristiana en el hogar. Muchos jóvenes de
colegios cristianos acaban yéndose al mundo, especialmente cuando los padres no son genuinos en
casa. ¿A cuántos niños o jóvenes conoce usted, que estén caminando con Dios, cuando sus padres
no lo están? ¡Casi ninguno! ¿De qué hablamos en casa?
Lujuria, inmodestia, impureza – (Apetitos sin freno). El contraer matrimonio no domina la lujuria.
Si la lujuria no se conquista antes del matrimonio, será un problema postmatrimonial. Muchos
individuos que buscan la pornografía o la actividad sexual en las calles, son casados, no solteros.
La lujuria es insaciable (Ez.16:28-30). El corazón debe quedar limpio de ella. La lujuria es una
falta del fruto de la templanza; y se nutre con la continua meditación sobre cosas incorrectas:
leyendo malos libros y viendo programas de televisión inmorales. La fomentamos también al
exponer el espíritu a la música sensual, al frecuentar lugares equivocados con gente equivocada, y
al no pasar tiempo en la presencia de Dios buscando nuevas llenuras de su Espíritu. “Andad en el
Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”(Gá. 5:16). Las relaciones prematrimoniales crean
futuros conflictos en el matrimonio, tales como: culpabilidad, desconfianza, y falta de respeto. Es
malo despertar en un novio o novia, pasiones que no pueden ser satisfechas lícitamente. Que
nuestra meta sea ser totalmente honorables durante los días de noviazgo y cortejo. ¡El cortejo es la
base para el resto de sus vidas!
Usted no tiene que soportar el tormento de la lujuria toda su vida. La experiencia de Romanos
6:6, “estar muerto al pecado”, puede romper el poder y dominio de la lujuria en su vida.
Busque a Dios de todo corazón para tener un encuentro con Él en la cruz. Dios puede impedirle
el paso a la lujuria.
La forma de vestir de una mujer influye mucho en el hombre (la forma de vestir de un hombre no
causa la misma impresión en la mujer). Por eso una mujer de Dios, debe vestirse de tal manera que
atraiga la atención a su rostro, y no a otras partes del cuerpo. La modestia siempre está de moda (1
P. 3:3-4). Pedro dice que el atavío interno de una mujer (un espíritu afable y apacible), es mucho
más importante que su atavío externo (cuidar de su cabello y tener ropa bonita). Sin embargo, él no
está diciendo que el arreglo externo no sea importante.
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Ínfulas, conciencia de clase – (Menospreciar a los demás, sentirse superior). El apóstol Pablo
dijo: “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña” (Gá. 6:3; Job 40:12).
“Antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil. 2:3;
Ro.12:10; 12:16). ¿Por qué habríamos de sentirnos superiores a los demás? Simplemente todo lo
que tenemos nos ha sido prestado por Dios (1 Co. 4:7).
Fanatismo, inmoderación, intemperancia – (Excesos, extremos, ser desmedido en lo que hacemos).
Podemos ser exagerados hasta con lo que es bueno: comiendo o dejando de comer, no cuidando el
cuerpo o dedicándole demasiada atención, convicciones, estilos de vida, etc. Lo que Dios desea es
equilibrio. Pablo dijo “El que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente [o
conforme a las reglas]” (2 Ti. 2:5; 1 Co. 9:25). El ahinco debe mezclarse con la prudencia. Ser
extremistas, en lo que sea, puede ser perjudicial.
Hasta en los asuntos espirituales es posible excederse. Muchas personas sinceras acaban como
víctimas del agotamiento al tratar de servir a Dios con todas sus fuerzas. Algunas han acabado con
colapsos nerviosos u hogares destruidos. Un hombre puede perder a su cónyuge e hijos, si no les
dedica tiempo. Cuando un hombre pierde su familia, ha perdido también su testimonio y su ministerio.
¡Acuérdese de ser comedido!
Componendas, deslealtad, infidelidad – Andar con componendas es ser desleales e infieles a las
verdades que Dios nos ha confiado. Somos administradores (depositarios) de sus misterios. ¿Seremos
fieles usted y yo a las verdades que Dios nos ha revelado? Si somos fieles, Dios nos dará más. Pero
si no lo somos, Dios nos quitará lo que tenemos ahora (1 Co. 4:1-2; Mr. 4:24-25). Dios es un buen
economista; Él no confiará sus misterios y tesoros a creyentes que los tomen a la ligera. Proverbios
23:23 amonesta: “Compra la verdad y no la vendas”. Un hombre a quien no le hayan costado nada
las verdades que conoce, nunca las valorará sinceramente, y las dejará ir por poco precio. ¿Cuánto
le han costado a usted las verdades que sabe?
La lisonja – (una trampa, un gancho). Ser alentados cuando estamos decaídos, es una bendición.
Pero la lisonja va más allá, y su motivación no es buena. La lisonja es exagerada y espera retribución.
Nunca adule a nadie para recibir algo a cambio, ni reciba las lisonjas de los demás. Cuando las
personas le adulen o elogien, aprenda a desviar el cumpido hacia otros y hacia Dios. Es más fácil
lidiar con las críticas y los rechazos, que con la lisonja. La lisonja nos infla el ego y el orgullo, lo
cual puede conducir a una terrible caída. Aprenda a dar gracias a Dios por las críticas y por aquellos
que no le aprecian. (2 Co.12:6-10; Pr. 7:5; 2 S.15:1-6).
Envidia, celos – (La envidia es el temor a ser reemplazado, y le acompañan sentimientos de
infelicidad y mala voluntad, porque otros tienen algo deseable que nosotros no tenemos). Raquel
envidiaba a Lea porque ésta tenía hijos, mientras que ella era estéril (Gen 30:1). Fue la envidia la
que clavó a Cristo en la cruz (Mr.15:9-15). La envidia es la sospecha y el temor de cualquier clase
de rivalidad. La envidia exige lealtad absoluta (1 S.18:7-9). La envidia quiere algo que otro posee.
Los celos quieren ser inigualables y sin competencia. La competencia y la comparación están en el
fondo de los celos y esto viola la palabra de Dios.
El Señor nos insta a través de Pablo a no compararnos ni medirnos con otros (2 Co. 10:12).
Debemos en primer lugar glorificar a Dios, y no tener como objetivo ser nosotros el centro de
la atención.
Victoria • Página 69
Las Escrituras nos exhortan a estimar y a preferir a los demás antes que a nosotros mismos (Fil. 2:3;
Ro.12:10). Tener promesas personales de Dios es otra arma en la batalla contra la envidia y los
celos en nuestras vidas. Esto evita que pongamos la mirada en lo que tienen los demás (Jn. 21:21,22).
Pidámosle a Dios promesas personales.
Miedo, fobia, ansiedad, histeria, alarmismo, preocupación – “Busqué a Jehová y él me oyó, y
me libró de todos mis temores” (Sal. 34:4). Los temores no son de Dios, sólo impiden que hagamos
la voluntad de Dios (2 Ti. 1:7, 1 Jn. 4:18). Los temores provienen de muchas fuentes y pueden
existir por muchas razones. Dios tiene una respuesta para cada uno de nuestros temores, y Él
anhela dárnosla. ¡El temor no es nuestra porción! El temor es una emoción del alma y el alma no
debe gobernar, sino sujetarse a nuestro espíritu y al Espíritu Santo. La mayoría de las esposas
tienen muchos temores, y necesitan que sus cónyuges las comprendan y oren por ellas para vencer
los obstáculos. La Biblia exhorta a las mujeres a ser sobrias y prudentes; lo cual significa que
deben conquistar la histeria, la ansiedad y el alarmismo. (Tito 2:4; 1 Ti. 2:9; 2:15; 1 P. 3:6).
Dios usa a menudo a la esposa para hablarle al marido, pero si ella está descontrolada con histeria
o alarmismo, distorsionará lo que Dios está diciendo y el corazón de su esposo se cerrará, incapacitado
para recibir lo que ella está tratando de decir.
Dogmatismo – (Opinión propia) Ser dogmático significa afirmar arrogantemente que nuestro criterio
es el que vale, sin tener de ello pruebas fehacientes. Dios reprendió a Job por “multiplicar sus
palabras sin conocimiento”. Job habló con autoridad acerca de asuntos que conocía poco o nada.
¿Le parece esto conocido? (Leer Sal.131:1-2; Job 34:35; 35:16; 38:2; 42:3; 1 Co. 8:2). Hasta que
Dios abre nuestro entendimiento, no sabemos absolutamente nada (Dan. 2:30). Necesitamos una
mente humilde (1 P. 5:5).
Orgullo – El orgullo es nuestro mayor problema. No tenemos ninguna razón para estar orgullosos
porque: 1). Fuimos creados por otro. Vinimos como bebés desvalidos, sin voz ni voto en el
asunto (Job 38:4). 2). Tenemos una naturaleza pecaminosa y caída, la cual no podemos cambiar.
No nos podemos hacer justos a nosotros mismos (Jer.13:23). 3). No poseemos en nosotros mismos
habilidad ni poder alguno (1 Co. 4:7; Stg. 1:17; Juan 3:27). Toda habilidad viene de Dios. 4). No
podemos controlar nuestro destino o futuro, no nos podemos entender ni guiarnos a nosotros
mismos (Jer. 10:23).
Justicia propia – Job, tratando de encontrar falta en Dios y ninguna en sí mismo, se hizo más justo
que Dios (Job 35:2). Y Dios le habló acerca de esto (Job 40:2). Toda justicia o bondad que
poseémos, viene de Dios, por eso no tenemos de qué gloriarnos, ni tenemos derecho a mirar a los
demás por encima del hombro. Leer Lucas 18:9-14.
Autorrechazo – Nos puede agobiar tanto como la autoexaltación. Los creyentes necesitan tener
autoconfianza y autoestima santas, así como Jesús las tuvo. Jesús no tenía complejos ni sentimientos
de inferioridad. En 1 Co.12:15-16, Pablo pone de relieve la actitud de autorrechazo. “Como no soy
tan importante como mi vecino, no sirvo para nada”. Esta mentalidad le impide a las personas
ejercitar su don y hacer “cualquier cosa”. He aquí de nuevo el pecado de hacer comparaciones.
1 Corintios 12:21 se va al otro extremo, el de la autoexaltación: “Yo soy tan importante que otros
no son necesarios”.
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Indiferencia, dureza, descuido – (Apatía, falta de interés o sentimiento por algo; la actitud de “no
me importa”). Si bien un cristiano no debe ser controlado por los estados de ánimo, las emociones,
o la histeria, Dios no quiere que vayamos al otro extremo y que nos volvamos duros y sin emociones;
estoicos. Ser indiferentes es el resultado de haber endurecido el corazón, cerrándonos a los demás.
Dios quiere avivar una nueva llama en nuestros corazones, hacia nuestro llamamiento, hermanos,
familia, y hacia Él . Si usted no tiene amor en absoluto, Dios puede crear amor en usted. Él es el
Creador (Col. 4:17; Ap. 2:4; 3:15-20).
Inhibiciones, timidez, retraimiento – (Esto nos detiene de hacer la voluntad de Dios). Jeremías se
sintió inhibido, pero Dios le dijo: “No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y
dirás todo lo que te mande” (Jer.1:7-10; Ex. 4:10-12). Cualquier cosa que nos constriña, perderá
poco a poco su dominio mientras obedecemos al Señor, dando un paso de fe para hacer lo que Él
indica. Hay gracia (capacitación divina) para todo lo que Dios nos pide hacer (2 Ti.1:7). Cada vez
que obedecemos a Dios, adquirimos confianza.
Demasiada seriedad, falta de sentido del humor – Dios está tranquilo y en paz. Él no está
nervioso ni deprimido. Él es un Dios de gozo y tiene un gran sentido del humor. El gozo del Señor
es nuestra fortaleza. Satanás hostiga a los que ven la vida y se ven a sí mismos con demasiada
seriedad. Sin embargo, a Satanás le cuesta derribar a un creyente lleno de gozo. Un buen sentido
del humor no solamente es necesario para una buena salud espiritual y emocional, sino que constituye
una de la cualidades más importantes y deseables que el hombre o la mujer busca en su pareja. Para
crear el perfecto equilibrio cristiano, permítale a Dios producir las circunstancias y las personas
correctas a su vida (Ec. 3:4).
Egocéntrico, interesado – (Le absorben las necesidades y los anhelos del yo). Pablo dice: “Porque
todos buscan lo suyo propio (intereses), no lo que es de Cristo Jesús” (Fil. 2:21; 2 Ti. 3:2; 3:4). El
remedio es ejercitarnos en alejar nuestra atención de nuestro yo, para centrarla en los demás y en
sus congojas. Ejercítese en orar por otros, piense en ellos, sírvales. Aprenda a poner primero a los
demás. Imagine cómo se sienten los demás y colóquese en sus circunstancias. Alabar al Señor
también aleja nuestros ojos del ego y los centra en Dios. Es por eso que el hombre es el más
beneficiado al ofrecer adoración, y no Dios, al recibirla.
Discutir, debatir, contender – (Proverbios 13:10). “Ciertamente la soberbia concebirá contienda”.
El orgullo es la fuente de las discusiones y debates. Cuando hay una barrera o un punto muerto
entre dos personas, existe con toda seguridad un problema de orgullo. El orgullo siempre quiere
salirse con la suya y tener la última palabra ¡Y no cede! Se requieren dos para un alegato, por eso,
si hay alegato, somos parte del problema. Significa que en alguna parte tenemos orgullo sin
crucificar. El libro de Job está lleno de disputas entre buenos hermanos, pues el orgullo espiritual
de todos afloró.
Ira, enojo – El enojo aparece cuando nuestros derechos son pisoteados, pero cuando los rendimos
a Dios, el enojo cesa. Entréguele a Dios sus más queridas pertenencias: su hogar, automóvil, ropa,
reputación y hasta el derecho de ser amado y entendido. El pleito y la amargura vienen cuando
nuestros derechos son violados. Dedique sus derechos a Dios. Y recuerde que cada injusticia es
una bendición disfrazada (Gn. 50:20). La vida de Jesús estuvo llena de injusticias, pero él nunca
exigió justicia. Sus derechos fueron entregados a su Padre, quien juzga justamente, y éste fue su
secreto de victoria. Jesús no tuvo problemas de enojo (1 P. 2:21-23; Ef. 4:31-32; Col. 3:8;
Stg.1:19-20; Salmo 37:8; Pr.14:29; 15:1; 16:32).
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Autocompasión, estados de ánimo cambiantes – (“Pobre de mí”). Según Pablo, nuestras
tentaciones y batallas son comunes, por muy extraordinarias que parezcan (1 Co.10:13). Sería
beneficioso enterarnos de lo frustradas y solas que se sienten las demás personas. ¡Tal vez sus luchas
son peores que las nuestras! Un paso hacia adelante para conquistar la autocompasión, es reconocer
primeramente que todos están sintiendo las mismas cosas que nosotros. Así que al dedicar tiempo
para ministrar a otros, nuestras propias frustraciones y males emanados del alma, podrían disminuir.
Por sus propios pesares Cristo no derramó ni una lágrima, más derramó gotas de sangre por los míos.
Amargura, rencores, resentimiento, renuencia a perdonar, odio – (Rencor: una antipatía acariciada;
Odio: una enorme antipatía; Resentimiento albergar malos sentimientos emanados de una ofensa;
Renuencia a perdonar: no doblegarse ni ceder, sino querer castigar). Aunque son sinónimos todos
éstos, cada uno tiene su propio significado. Sin embargo, comparten un significado común: el deseo
de aferrarse a sentimientos malignos. Por lo tanto, Dios debe hacer una profunda obra redentora en
nuestros corazones, que nos deje aptos para liberar voluntariamente a los demás de todas sus ofensas
hacia nosotros. Dios tiene la capacidad de darnos un nuevo corazón de carne, y de quitarnos el de
piedra. El divorcio ocurre por un corazón endurecido que ya no puede perdonar ni ceder (Mt.19:7-8).
Cada uno de nosotros tiene suma necesidad de un corazón nuevo y dócil (Ez.11:19-20; 36:25-27).
Hipocresía – (Fingir ser lo que no somos). La autoceguera es también hipocresía. (Mt. 7:1-5; Ro.
2:1). “Tú que juzgas … haces lo mismo”. “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. Jesús condenó
la hipocresía muchas veces. Cuán paradójico es que un hombre menosprecie y critique a otro, por una
falta de la cual él mismo es quizá más culpable. Cuando somos exageradamente toscos con alguien
por su error, deberíamos examinarnos y pedirle a Dios que nos muestre nuestra ceguera con respecto
a ese mismo defecto en nosotros.
Engaño, mentira, manipulación, tretas, falsedades – Todas éstas se relacionan y tienen un común
denominador. El móvil de la persona es obtener algo para sí y protegerse. Rebeca era culpable de
todas estas faltas. ¡No se ocupe de reprender a Satanás! Estas cosas pueden estar en el corazón
independientemente de Satanás y de sus demonios. Rebeca le enseñó a Jacob, su hijo preferido, a usar
ardides sin que su padre lo supiera, tal como ella lo había hecho en el pasado (Génesis 27). Ella era
una manipuladora y le enseñó a su hijo a ser igual. Jacob sufrió el resto de su vida por causa de la
deshonestidad que ella le enseñó. Rebeca nunca más vio a su hijo favorito después del escándalo en
Génesis 27. Repetir los hechos de Rebeca es una manera segura de arruinar un buen matrimonio. Dios
aborrece el engaño, pero ama a los que se ejercitan en hablar la verdad. De hecho, los santos que
estarán más cerca del Señor en el cielo, son aquellos que no tienen engaño en su lengua (Ap.14:5;
Sal.120:2; 2 P.1:16; Pr. 8:7-8; Col. 3:9).
Indigno de confianza, voluble, inestable – (Judas 1:13) “Estrellas fugaces”. Las estrellas son útiles
para ubicar posiciones geográficas. Ellas tienen coherencia, año tras año. Pero las estrellas fugaces
son erráticas, vagan sin un destino determinado. Dios dice que algunas personas son como estrellas
fugaces (incoherentes, irregulares e indignas de confianza). Dios quiere hombres y mujeres confiables,
firmes y estables para que otros puedan encontrar su camino al contemplar sus vidas. Dios no puede
ascender a un individuo a posiciones vitales en el liderazgo, cuando éste es vacilante e indigno de
confianza (Stg.1:6-8; Pr. 24:21; He.13:9; Sal.15:4).
Impetuoso, impulsivo, precipitado – (Que actúa de repente sin pensar, imprudente, ser llevado
potentemente por el impulso). Esto es lo contrario de aquel que se detiene a estimar las consecuencias
de lo que está por hacer o decir. Aprenda la gracia de la contemplación (He.12:1; Sal. 27:14; 37:7-8).
Hombres como Moisés y Jeremías dedicaron tiempo a escuchar lo que Dios aconsejaba con respecto
a las situaciones que ellos enfrentaban (Lev. 24:12; Jer. 42:5-7). La impulsividad del joven Pedro
causó oprobio al Señor, y también a Pedro.
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Pocilga, suciedad, pereza – Este puede ser un espíritu transmitido de generación a generación.
Usted puede sacar a la gente de una pocilga y colocarla en un bonito apartamento, pero muy pronto
lo convertirán también en una pocilga. Sin embargo, Dios es muy capaz de limpiarnos y liberarnos
de la potestad de este espíritu inmundo. La pereza y el desorden son exactamente lo contrario de la
naturaleza de Dios. Nuestro Señor Jesucristo se mantuvo nítido, aunque era pobre en lo material.
Él era sumamente disciplinado, derramando su alma hasta la muerte, en beneficio de los demás (Is.
53:12). A Dios le disgusta la pereza y menciona el tema repetidas veces en el libro de Proverbios.
En el reino de Dios, el perezoso nunca llega a alcanzar nada (2 Ts. 3:10-13).
Filosofías, razonamientos, humanismo – (Ideas de hombres). Todo esto emana de mentes orgullosas
e independientes que han rechazado la Palabra de Dios (Ro.1:21-32; 2 Co.10:4-5; Ro. 8:7; Col. 2:8;
Abd.1:3). Muchos de los antiguos filósofos griegos que son tan alabados hoy en día, fueron
homosexuales. Por lo tanto, no debemos nunca admitir la filosofía de los antiguos griegos o cualquier
otra que contradiga la palabra de Dios. ¡Por favor no vaya a la Universidad a estudiar filosofía humana!
Parcialidad, favoritismo – (Gn. 25:28). “Y amó Isaac a Esaú ... mas Rebeca amaba a Jacob”. El
favoritismo dividió su hogar. El favoritismo es amor carnal, amor dictado por preferencias. (Me
gusta su personalidad, su apariencia, sus rasgos, más que los del otro, etc.). El amor divino es
imparcial, no es egoísta. Acepta y ama a las personas tal como son (1 Co.13:5; Stg. 3:17).
Hablar demasiado – Esta es una violación de la palabra de Dios y una falta de dominio propio.
“Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar…” (Stg.1:19; Sal. 39:1; Pr.10:19; 29:11).
Aprendamos a ser buenos oídores. Es de pésima conducta interrumpir una conversción cambiando
el tema, cuando algo dicho por el que habla nos recordó otro asunto. ¡Deje que el que habla, termine
de decir lo que empezó! Los buenos oídores también tienen el beneficio de acumular sabiduría.
Insomnio – Aunque puede ser un problema físico, a menudo es un problema espiritual. El insomnio
proviene de la intranquilidad mental, espiritual, y del alma. Las pastillas ofrecen cierto alivio superficial. Algunas razones verdaderas para la falta de sueño, son: ansiedad, tensión, temores, rencores,
llevarse el trabajo a casa, y meditar en golpes del pasado. ¿Ha usted perdonado? ¿Es demasiado
competitivo? ¿Tiene su corazón las motivaciones correctas? ¿Está exasperándole la preocupación?
(Sal. 37:1; Pr. 3:24; Sal.127:2, 4:8; Mt.11:28-29). Ciertos médicos estiman que el 90% de sus
pacientes se van sin haberse sanado de sus verdaderos problemas. Ellos pueden recetar pastillas
que ayudan a mitigar parte del problema, pero las necesidades básicas quedan a menudo intactas,
porque son espirituales. Por lo tanto, ¡la iglesia es la que debe tener las verdaderas soluciones!
Deudas – (Rom.13:8) “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros”. Las deudas indican
que hay problemas espirituales (aunque a veces la voluntad de Dios nos permite atravesar períodos
de escasez - Fil. 4:12). La deuda nacional de muchos países es exorbitante e indica una administración
deficiente, despilfarro, gasto excesivo, indisciplina, mal juicio, y violación de muchos otros principios
espirituales. Dios desea sacarnos a todos de la esclavitud de la deuda. La deuda nos impide hacer la
voluntad de Dios. Nuestra manera de administrar el dinero determinará nuestro éxito en el ministerio
y como cristianos (Lc.16:10-11).
Ralph Mahoney, fundador de “Alcance Mapamundi”, estuvo hace unos años en un campamento
cristiano para adiestrar jóvenes misioneros. Su tarea específica era la cocina, y le había pedido a los
dieciocho jóvenes asistentes, que guardaran dos dólares semanales para destinarlos a la comida y a
colaborar con las misiones. Solamente dos muchachos respondieron con sus dos dólares, y otro
con la mitad. En eso, empezaron a producirse incendios en el bosque, y todos los jóvenes encontraron
rápidamente empleo a cuarenta dólares el día, apagando incendios forestales.
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Ralph pensó: “Al fin podrán todos aportar sus dos dólares cada semana”. Pero los que siguieron
aportando fueron sólo aquellos dos jóvenes, y un tercero a medias. Los demás muchachos salieron
a comprar cañas de pescar, rifles, guitarras y cámaras fotográficas. Por eso, el Señor Mahoney dijo
después las siguientes palabras que causan gracia y, al mismo tiempo, nos hace reflexionar: “¿De
esos jóvenes, cuántos creen ustedes que están hoy en el ministerio? ¡Sí, acertaron! ¡Dos y medio!
Dos están en el ministerio a tiempo completo, y el otro a medio tiempo.
Avaricia, codicia, acumulación – (Egoísmo, deseo de amontonar, de acaparar). Dios es un dador.
“Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). Pero por el contrario, la naturaleza caída
amontona para sí misma. Los dadores son las personas más felices del mundo, pero los avaros, los
más infelices. ¿No es irónico que los atesoradores, que tratan de buscar la felicidad a toda costa, son
las personas más desdichadas del mundo? Y todo porque, sin saberlo, están violando numerosas
leyes de la vida (Pr.11:24; 13:7; Lc. 6:38; Is. 58:7-11). Asimismo, los cristianos que se aferran a
su dinero, muy raras veces tienen un avance espiritual significativo. Por lo cual, el creyente que
anhela prosperar en su vida espiritual, aprenda a ser un buen dador.
Dominante, ultrajoso, ambicioso – (Excesivo deseo de tener el control de todo, incluyendo vidas
humanas). Lucifer quería ser Dios y gobernar el universo (Is.14:12-14) Nuestro interés debe ser el
servir a Dios y a los demás. (Leer 1 P. 5:3; 2 Co.1:24; 1 R.12:7). “El que de vosotros quiera ser el
primero, será siervo de todos” (Mr.10:43-45).
Exigente, desafiante – Nunca le exijamos a Dios ni a nadie, que haga algo por nosotros. Una
naturaleza demandante, solamente cosecha ira cuando no le cumplen lo exigido. (La ira y la terquedad
van de la mano (Gn. 49:6; Tito 1:7). Jamás le exijamos a Dios una explicación de su proceder, ni
cuestionemos su sabiduría por la forma en que nos ha guiado. Job le censuró a Dios el haber permitido
que ciertas circunstancias le acontecieran. Israel desafió y tentó a Dios en el desierto. Es correcto
preguntar, apelar o pedir, pero nunca exigir o retar a Dios. Dios solamente muestra gracia a los de
actitud humilde. ¡Es nuestra actitud lo que cuenta! (Job 38:2-4; 40:2; Num.14:2-3).
Jactarse, alardear, gloriarse – Por haber sido creados por otro, y no tener poder en nosotros
mismos, y porque todo nos ha sido dado por alguien más, no tenemos razón alguna de vanagloriarnos.
Hacerlo significa que el engaño nos ha penetrado, y que hemos olvidado que no somos sino polvo.
(Gn.18:27; Jer. 9:23-24; 1 Co. 4:7; Gal. 6:3).
Frialdad, frigidez, personalidad hermética – (Alejamiento, retraimiento o separar nuestro espíritu
de otro). Esto puede dañar o destruir una relación y ciertamente impide el desarrollo de una alianza.
Calladamente se le puede decir a alguien: “¡Fuera de mi vida!” Hay familias de miembros tan
herméticos, que jamás se expresan entre sí sus pensamientos ni sus sentimientos. A otros les falta
cordialidad, y tildan cualquier gesto amistoso de “¡demasiado personal!”. Sin embargo, a mi parecer,
Dios quiere que su pueblo baje la guardia y aprenda a ser más abierto y transparente entre sí. 1 Jn.
3:14 dice: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos”
(1 Jn.1:7 Col. 3:12; Pr.18:24; Rom.12:10; 1 P. 3:8; Ap. 3:20).
La frigidez en la relación matrimonial es casi siempre un problema espiritual –rencores, temores,
culpabilidad, o sospechas. Cuando estos problemas espirituales se despejan, hay libertad para
demostrarse cordialidad y amor. La unidad no comienza por lo físico, comienza en el espíritu (teniendo
el mismo pensar, las mismas metas, habiendo solucionado todas las susceptibilidades). No hay necesidad
de recibir terapia sexual para aprender a acariciar a la pareja y a corresponderle. El problema es
espiritual. Por lo tanto, hombres y mujeres deben acudir a Dios por soluciones, y no al mundo.
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Encaprichamiento – (Fantasía, una forma de engaño). El encaprichamiento hace que nos inspire
y controle la pasión, privándonos de sensatez y de buen juicio. Cuando esto ocurre, es el alma, y no
el espíritu, la que gobierna al individuo. Son las emociones, y no la verdad. En vez de dejarse guiar
por sus propios sentimientos, pídale a Dios que le muestre cómo ve Él las situaciones y la gente.
Los ojos y las emociones pueden ser totalmente engañosos (Pr. 4:23). El encaprichamiento puede
hacernos tomar alternativas desastrosas y guiarnos a decisiones irreversibles. Debemos atender
estos asuntos conclusivos de la vida, con suma cautela y oración (Jn. 7:24).
Irreflexivo – (Que muestra poca sensatez o juicio). Llegar al extremo de esto es tener una mente
reprobada, incapaz de juzgar correctamente. La maldición de Dios para los desobedientes y perversos,
es una mente confundida (Ro.1:28). La capacidad de saber y escuchar lo que es correcto, es don
divino. Por nosotros mismos, no podemos discernir entre lo bueno y lo malo (Dt. 29:3-4; Pr.
20:12; 11:14; 26:16). Ser irreflexivos es un problema espiritual, un problema del corazón, El
corazón dispuesto a hacer la voluntad de Dios entiende lo que es bueno y distingue entre un asunto
y otro (Jn. 7:17; Mt. 5:8). Pídale a Dios que le libre de esta maldición de ceguera, y de la incapacidad
de recibir enseñanza. Pablo oró para ser librado de hombres irreflexivos (incapaces de recibir
instrucción, irreconciliables) (2 Ts. 3:2).
Duda, incredulidad – Estas dos son el atroz resultado de endurecer el corazón en vez de obedecer
a Dios. Cuando Dios habla, Él espera y desea que en plena certidumbre, nosotros aceptemos lo que
dice, sin desafiarle ni poner sus palabras en tela de juicio. ¡Él es digno de confianza! Si no confíamos
en Dios, quizá Él permita que a nuestras vidas lleguen personas que no confían en nosotros en
absoluto, sólo para que sepamos como se siente. La duda y la incredulidad son problemas del
corazón. (Mr. 6:51-52; 16:14; He. 3:8:12; He.11:6).
Brutalidad – (áspero, bajo, grosero, incivilizado, irracional, animal, salvaje). Las Escrituras llaman
ignorante a todo individuo que rechaza la palabra de Dios y aborrece la reprensión. Además, éste
tendrá las características de un animal. “Más el que aborrece la reprensión es ignorante” (o como un
animal) (Pr.12:1; Sal. 92:6; 94:8; Jer. 10:8,14, 21). A veces, al descarriarse un varón de Dios, se
vuelve animalezco cuando le molesta la corrección y la rechaza.
Rebelión, insolencia – (Es repeler la autoridad de manera expresa y audaz). El hombre nace insolente.
“Porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud” (Gn. 8:21). El doctor James
Dobson dice que lo único que no se le debe tolerar a un niño es la insolencia. Usted puede ser
indulgente con las irresponsabilidades de un niño: “Juanito olvidó otra vez sus libros en el autobús”,
“se le olvidó sacar la basura”, etc. Pero la insolencia debe ser solucionada desde la infancia, porque
de lo contrario crecerá hasta convertirse en la ruina de su hijo. Es mucho más fácil doblar un
arbusto de uno o dos años, que tratar de enderezar un roble octagenario. Por eso, ocúpese de ello
inmediatamente.
Borrachera y otros “desahogos” – Las drogas, el alcohol, los mundos imaginarios y el adulterio,
son todos un intento de embotar la mente a la realidad (Pr. 20:1). Es escaparse de los sentimientos
o de las situaciones que preferiríamos no encarar, una salida a los problemas que creemos no poder
manejar. Y ciertamente, ¡sin la ayuda divina, nadie puede hacerles frente. Un cristiano lleno del
Espíritu tiene a su disposición la gracia capacitadora que le ayuda a superar estas esclavitudes. Por
lo tanto, si tales hábitos siguen abrumando al cristiano, es porque la gracia disponible ha sido
desperdiciada o rechazada, y el problema real se ha evadido.
En Isaías 22:11-13, el pueblo ingenió un acueducto subterráneo, preparándose para un largo estado
de sitio. Con el fin de atraer la atención de los israelitas y hacer que se volvieran a Dios, Jehová les
había levantado un enemigo que les combatía. Dios les estaba llamando a llanto y a arrepentimiento.
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Pero, ¿qué hizo el pueblo? En vez de volverse a Dios, vieron la triste situación y dijeron: “¡Comamos,
bebamos y emborrachémonos, quizá mañana el problema se haya ido!” Esta es la razón de repetir
lo que ya hemos dicho. La gracia liberadora está disponible, pero a menudo las personas prefieren
no dar la cara a su yo, ni a sus situaciones, o se niegan a enderezar algún aspecto de sus vidas
(Jer.18:11-12). Si, las drogas y el alcohol exigen liberación de Satanás, pero el diablo ganó acceso
por algún problema del corazón. Cuando Dios condena al hombre, no es por los problemas o
pecados que tiene el hombre, sino porque el hombre ha rechazado la solución. Leer Juan 3:19.
Anorexia – Esta también es una esclavitud demoníaca, pero el problema verdadero está en el
corazón. La Anorexia tiene sus raíces en una baja autoestima, en un temor a ser feo o extremadamente
gordo, y en un temor al rechazo. Pero además, las personas no se aceptan de la manera que Dios las
hizo y critican la hechura de Dios. Alguien dijo: “Criticar el diseño es criticar al Diseñador”- Son
muchos los que desean verse como alguien más, y esto también puede originarse en el orgullo y en
la vanidad. Los cristianos deben aceptar la forma en que Dios los hizo y no compararse con otros
(2 Co.10:12). Dediquémonos a hacer la voluntad de Dios, glorificándole con el cuerpo y con el
alma que Él sabiamente nos ha confiado.
Apuestas – Estas son una obsesión. Son el fruto de vivir en un mundo imaginario. “¡La próxima
vez ganaré y me haré rico!”. Dios no dispuso la vida de tal modo que el hombre consiguiera algo
sin que le costase. El hombre tiene que salir adelante con sudor y trabajo. El deseo de Dios es que
depositemos en Él nuestra confianza, no en la lotería. (Sal. 62:5) “Alma mía, en Dios solamente
reposa, porque de Él es mi esperanza”. Apostar es centrar la atención en falsas expectativas, es
desear una prosperidad inmediata sin haber trabajado por ella. Ese no es el método de Dios.
Glotonería – (Exceso, falta del fruto de la templanza). Comer exageradamente puede ser un
problema espiritual. Las personas tienden a comer demasiado cuando están solas o deprimidas.
Dios desea poner remedio a la raíz de esa soledad y tristeza. Tampoco es bueno apetecer
desmedidamente los elogios y los cumplidos, sobre todo de líderes. (Pr. 23:2, 3, 8). Usted vomitará
lo que ha comido.
Maldecir, blasfemar – Pedro maldijo y juró cuando se vio presionado y atemorizado. Romanos
3:14-18 muestra tres razones principales por las cuales la gente batalla con el problema de maldecir y
jurar. 1.) La amargura 2.) La falta de paz en el corazón 3.) La falta de temor de Dios. Romanos 3:14
relaciona la blasfemia con la amargura. Por lo tanto, cualquier amargura debe ser subsanada. Romanos
3:17 dice que las personas que maldicen no conocen el camino de paz. Casi todas las blasfemias se
originan en un corazón perturbado. Dios quiere dar a su pueblo nuevas victorias de paz. Asimismo,
Romanos 3:18 declara que no hay temor de Dios delante de los ojos de aquellos que maldicen. Es por
eso que la clave vital para controlar este problema es un nuevo temor reverente hacia el Señor.
Propensión a accidentes – Esta es la obra de un espíritu maligno que debe ser arrojado. Hay
personas que hacen una mezcolanza de todo lo que tocan. Necesitan liberación. Reflexione sobre
las siguientes promesas de Dios: Pr. 3:23; 4:12; Sal.1:3; 91:11-12.
Robar – (Tomar lo ajeno). El robo le abre la puerta del corazón a otros males. Una persona que
roba, mentirá también para encubrir la acción. El robo es uno de los pecados cardinales de los
últimos días (Ap. 9:21). Judas era ladrón, y esto lo condujo a traicionar al Señor. En Tito 2:10 dice:
“no defraudando” lo cual significa, en este caso, robar cosas pequeñas. Tomar cosas pequeñas
nos produce un derrumbamiento de carácter que nos lleva a tomar cosas más grandes. Hay muchas
formas de robar. Absalón, se robó el afecto del pueblo por medio de lisonjas (2 Samuel 15:1-6).
Adjudicarse uno los méritos que le corresponden a otro, es también robar.
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Fijarse en nimiedades, buscar faltas – (Fil. 2:14). “Haced todo sin murmuraciones [críticas] y
contiendas”. Jesús siempre fue criticado por esta clase de personas (Mt. 23:23). Los criticones son
hipócritas porque son culpables de las mismas cosas que censuran (Mt. 7:1-5; Ro. 2:1). En vez de
buscar faltas, tratemos de edificar a los demás contemplando sus rasgos positivos.
Susceptibilidad exagerada – Un hombre con “sarna” (hipersensible, delicado) no calificaba para
entrar en el Lugar Santísimo (Lev. 21:20). Reaccionamos en forma exagerada por esas áreas no
sanadas y dolientes que nos llevan a pecar. Permitamos que Dios trate con las áreas hipersensibles
de nuestras vidas.
Descontento – El contentamiento es el don de Dios para los santos (Ec. 2:26) y para los que se han
destetado de una multitud de “cosas” para su felicidad. David se había reducido a un solo elemento—
él anhelaba al Señor. David había encontrado “plenitud de gozo” en la presencia de Dios (Sal.16:11;
27:4; 1 Ti. 6:6; Fil. 4:11-12). Se puede aprender a tener contentamiento. Dios ya nos ha dado todo
lo que necesitamos para nuestra felicidad presente. Si no podemos estar satisfechos con lo que
tenemos, nunca estaremos satisfechos con lo que queremos. Lo que causa desdicha no es la falta de
bienes materiales. La desdicha se encuentra en un corazón que necesita ser más cautivado por el
amor y la presencia de Dios. Y damas, ¡la clave de la felicidad no es tener una casa nueva!
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NUESTRAS ARMAS
En esta sección, trataremos de contestar tres preguntas importantes:
1.) ¿Cuál es exactamente nuestra herencia?
2.) ¿A qué enemigos debemos desalojar para obtener nuestra herencia?
3.) ¿Con qué armas combatimos estos enemigos? (2 Co. 10:3-5)
Ya hemos abordado las primeras dos preguntas. Ahora veremos la tercera. ¿Cuáles son las armas
que usaremos contra los enemigos de nuestra herencia? Estos enemigos, como ya se ha dicho, son
intangibles, y por ende, nuestras armas deben ser también intangibles y espirituales. Estamos en
guerra contra malos pensamientos, motivaciones no definidas, dureza de espíritu, heridas y traumas, y tenebrosos espíritus que embotan las mentes de los hombres. A continuación aparece la lista
de nuestra artillería divina.
El Nuevo Testamento está lleno de expresiones militares—“Pelea la buena batalla de la fe; no
tenemos lucha contra sangre y carne; ceñid vuestros lomos; he peleado con bestias en Efeso. Las
armas de nuestra milicia no son carnales; compañeros de prisión y compañeros de combate”, y
otras expresiones similares. Por lo tanto, un cristiano debe darse cuenta de que está en guerra
contra otro reino. Cuando el creyente es pasivo y no le opone resistencia a Satanás, no logra victorias
propias ni ajenas. Por eso es absolutamente indispensable ser agresivo, de lo contrario, nuestra
herencia quedará sin poseerse (Mt.11:12). Israel tuvo también que pelear por la tierra de Canaán
(Jos.1:3). Lamentablemente, consintieron en morar juntamente con sus enemigos, por pereza
(Jos.18:3; Jue.1:21-36).
1. LA INTERCESIÓN (Combatir en el Espíritu Santo). Pablo dijo: “Porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando
argumentos (razonamientos)… y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2
Cor.10:4-5). O sea que nuestra batalla es contra engaños y espíritus malignos que están cegando
las mentes de los hombres (2 Co. 4:3-4). Hay un velo espiritual sobre las mentes de ellos,
impidiéndoles asimilar lo que se predica. Por lo tanto, ¡no basta predicar! Anticipadamente debe
hacerse intercesión por semanas, y a veces, por meses.
La intercesión hace varias cosas:
a.) La intercesión es Dios mismo hablando por nuestro medio contra Satanás y los poderes de las
tinieblas. Con la intercesión debilitamos y atamos a los espíritus tenebrosos que ciegan a nuestros
oyentes. Quizá tengamos que martillar y magullar estos espíritus una y otra vez durante meses, ya
sea con severas reprensiones en otras lenguas, o en nuestro propio idioma, o en los dos (Ef. 6:12; 1
Co.15:32). La intercesión quita el velo que cubre las mentes de los individuos, permitiéndoles
decidirse por Cristo (Is. 25:7).
b.) La intercesión también trae convicción a nuestros oyentes. El poder del Espíritu Santo muestra
a las personas en qué sentido están fallando. La intercesión produce convicción y temor de Dios—
¡Voy por el camino equivocado, voy directo al juicio!
c). La intercesión desata vida y poder. En el campo misionero, ¡la sola predicación es inútil!
Mucha oración debe hacerse antes de la predicación. Las mentes están ciegas por las fuerzas satánicas,
y también por generaciones de supersticiones, tradiciones y filosofías mundanas, todo lo cual, en
tiempos del apóstol Pablo, era un obstáculo para los que escuchaban.
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Pablo combatía estos tenebrosos poderes por medio de la oración, luego les presentaba la verdad a
sus oyentes. ¡Y obtenía resultados asombrosos! Algunos misioneros han dicho: “A nuestro pueblo,
un cambio le tomaría generaciones enteras porque está demasiado impregnado de tradición y de
superstición”. Sin embargo, ¡Dios es más grande que estas cosas! Pablo visitó muchos campos
misioneros difíciles. Él oraba poderosamente contra las gobernantes fuerzas del mal (con otros a su
lado, luchando en oración—2 Co.1:11; Fil. 4:2-4), y luego predicaba. Dios producía convicción en
estos pueblos, y ellos cambiaban. En sólo unos cuantos años, Pablo obtuvo resultados enormes.
Iglesias florecientes se fundaron en muchas partes del mundo civilizado. Jamás se le ocurrió a
Pablo que los pueblos necesitaran del paso de generaciones para poder cambiar.
La intercesión es también necesaria para producir madurez en los creyentes. Pablo dijo que “sufría
dolores de parto” hasta que Cristo fuese formado por completo en las vidas de los inmaduros gálatas
(Gá. 4:19). Pablo oraba con dolor de día y de noche por los nuevos creyentes de Tesalónica, para
que su fe fuese perfeccionada (1 Ts. 3:10). También sostuvo una gran lucha y presión al orar por la
iglesia de Colosas (Col. 2:1).
2. LA PALABRA DE DIOS—(La espada del Espíritu - Efesios 6:17). Satanás siempre le ha
temido a la filosa espada y a las personas hábiles en esgrimirla. La palabra de Dios es también una
luz que expone al enemigo (Sal.119:130). La palabra de Dios, cuando está ungida, muestra el error
que hay en nuestros corazones y la forma de remediarlo. Jesús venció a Satanás con la espada. (Mt.
4:4,7,10). Asegúrese de tener afilada su espada y de conocer bien las Escrituras. Pídale a Dios en
oración, sabiduría para saber cómo aplicar las Escrituras.
3. LOS DONES ESPIRITUALES—Los nueve dones del espíritu mencionados en 1 Corintios
12:7-11 son armas que dan al creyente ventaja sobre el adversario. El don de la palabra de ciencia
revela qué es lo que mantiene esclavizado al individuo. Además, nos alerta acerca de lo que está
por acontecer (Hechos 11:28). La palabra de sabiduría nos muestra qué hacer en cada situación
determinada. El discernimiento de espíritus pone de manifiesto la fuente de las manifestaciones
espirituales, de tal modo que no seamos engañados. Hacer milagros (actos de poder) es tener la
capacidad de hacer grandes señales y maravillas, y de echar fuera espíritus malignos. Satanás puede
ser reprendido severamente por medio del don de lenguas. Las profecías nos dan dirección, esperanza
y promesas, y pueden definirnos con exactitud los verdaderos intereses del corazón. Pablo dijo que
las profecías personales que se pronuncian sobre nuestras vidas, nos ayudan a pelear la buena
batalla (1 Ti.1:18). La fe vence al mundo y a Satanás (Ef. 6:16; 1 Jn. 5:4), y puede mover montañas.
Y los dones de sanidad deshacen las obras del diablo (Hechos 10:38).
4. TODOS LOS FRUTOS DEL ESPIRITU—(Gálatas 5:22-23). Cada uno de los nueve frutos
del Espíritu son fuerzas. La paz nos capacita para no ser perturbados por los asaltos y mentiras del
diablo, y para poner a Satanás bajo nuestros pies (Rom.16:20). Sin paz, el enemigo prevalece sobre
nosotros. ¡El gozo es nuestra fortaleza! El gozo es el parachoques en que topan la autocompasión
y la renuencia a perdonar, y mantiene lejos al diablo. Satanás no puede ni desmoralizar ni desanimar
al cristiano que está lleno de gozo. La templanza nos ayuda a disciplinar y a controlar los apetitos
y emociones. Satanás se aprovecha de la gente que no es comedida. Todos los frutos del Espíritu
son fuerzas, y por lo tanto, constituyen una defensa poderosa (Vea nuestro libro CRISTIANISMO
VERDADERO, bajo “Verdadera Fuerza”).
5. UNA BUENA COMUNIÓN CRISTIANA—(He.10:25; 3:13). La comunión entre hermanos los
mantiene equilibrados, crecientes y protegidos. La comunión es una gran defensa contra Satanás. El
adversario le teme a los grupos que están entrelazados en unidad, pero toma como presa a la gente
solitaria. La estrategia de Satanás es dispersar el rebaño y luego abalanzarse sobre las ovejas aisladas.
No es nada bíblico el andar solo, y es peligroso. El enemigo le habla principalmente al que está solo.
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Comparta sus revelaciones y aquello que cree que Dios le ha mostrado, con los líderes santos que
Dios le ha dado como autoridad. “En la multitud de consejeros está la victoria” (Pr. 24:6). Saque
todo a la luz. El enemigo le pone lazo al creyente aislado, dándole dudosas revelaciones. Luego le
mantiene atrapado, diciéndole que no comparta la revelación con nadie, porque ésta no sería ni
comprendida ni aceptada.
6. ALABANZA, ADORACIÓN, REGOCIJO—Estas tres cosas nos liberan del ego y de las
inhibiciones. El carácter temeroso, tímido y cohibido, es un enemigo que nos orilla a no hacer la
voluntad de Dios, impidiendo que seamos verdaderos testigos de Cristo. “Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti.1:7). Aplaudir, alabar, adorar,
y danzar delante del Señor, nos libera de las esclavitudes de la timidez y del orgullo, produciendo una
nueva apertura de espíritu hacia Dios. ¡El Señor habita en las alabanzas de su pueblo! La presencia de
Dios mora entre un pueblo jubiloso. Y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (2 Co. 3:17).
El gozo y el regocijo son armas mortales contra Satanás. El diablo disfruta rondando a aquellos que
son negativos, melancólicos, criticones y amargados. Estas actitudes constituyen alimento y
compañerismo para él. Pero se mantiene lejos de quienes están llenos del gozo del Señor. Satanás no
tiene gozo, y odia a los que sí lo tienen. ¡Es muy saludable estar alegre y vivaz!
En cierta ocasión, algunos espíritus malignos estaban hablando a través de gente endemoniada, y
decían: “¡Aborrecemos el palmear de manos! Cada vez que la gente aplaude, sentimos que nos
golpean por doquier!”
También el tema de la danza está convirtiéndose en asunto de controversia en la Iglesia. Todos nosotros
estamos conscientes de que para cada cosa buena que Dios hace, hay una falsificación. Y en el mundo
eclesiástico de hoy en día, se están infiltrando nuevas formas y estilos de danza en los servicios.
Danzar en sí no es malo. Hasta el Señor tiene la capacidad de manifestar alborozo y expresión física
(Sof. 3:17). Y el rey David danzó delante del Señor con todas sus fuerzas (2 S. 6:14,15). Por lo tanto,
es bíblico danzar delante del Señor. Pero la danza debe ser para el Señor—es una expresión
espontánea de gozo para Él. A la danza no se le debe poner reglas. Nunca debe atraer la atención
hacia nosotros, ni debe servir como espectáculo o entretenimiento. El gozo y danza genuinos
delante del Señor, pueden verdaderamente liberarnos de numerosas esclavitudes—orgullo, temores,
timidez y cohibición.
Hace varios años, estalló el avivamiento en un instituto bíblico del cual yo era maestro residente.
Uno de los detalles más predominantes de este despertar, fue que el Espíritu nos guió a danzar
delante del Señor. Los ministerios que surgieron en esta atmósfera de avivamiento, fueron realmente
asombrosos. Muchos estudiantes quedaron libres de ataduras y aptos para profetizar la palabra de
Dios con audacia. Durante este tiempo, el Espíritu Santo habló claramente diciendo: “Reciban de
mí, poder para hollar serpientes y escorpiones mientras danzan”. La danza genuina en el Espíritu es
una arma segura contra Satanás, y un medio de liberación espiritual. Satanás aborrece el entusiasmo
y odia la alegría y el regocijo delante del Señor.
7. MÚSICA UNGIDA—La música correcta es una clave enorme para liberar el espíritu de profecía,
obtener liberación de diversas ataduras, producir sanidades, y soltar los dones espirituales (2 R.
3:15-16; 1 S.16:14-23). Si la música correcta promueve liberación, la música indebida puede
promover esclavitud. La música ha sido pervertida por Satanás, el cual la utiliza para alejar a la
gente de Dios, y para acercarla a sí mismo. ¡La música promueve el reino de Satanás! El Anticristo
que está por levantarse, acaparará la adoración para él y para el diablo, con falsa música ungida
(Dan. 3:1-7; Ap.13:8).
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Si usted es músico, consagre a Dios su talento, y pídale que le ayude a tener una unción pura. Gran
parte de la música de hoy, está mezclada con el espíritu mundano. Recuerde, la música correcta es
un arma contra el reino de Satanás. “El Señor adiestra mis dedos para la guerra” (Sal. 144:1). Los
dedos ungidos sobre las teclas o sobre las cuerdas, pueden producir grandes liberaciones. Por lo
tanto pídale ayuda a Dios para tocar con destreza (Sal. 33:3).
8. LOS SACRIFICIOS CORRECTOS—(Al hacer los sacrificios correctos, vencemos a Satanás.
Job ofreció sacrificio de gratitud después de haberlo perdido todo (Job 1:19-21). ¡Este fue un duro
golpe para Satanás! El diablo contaba con que Job se pondría contra Dios, y blasfemaría. Job se
sobrepuso a sus circunstancias y a Satanás cuando ofreció el sacrificio de gratitud. El sacrificio de
obediencia (acatar lo que Dios señala en nuestras vidas) es otra forma segura de causarle daño a
Satanás (Jer. 7:22-23). Cada vez que obedecemos a Dios, le asestamos un golpe al adversario.
El sacrificio de obediencia es algo que Satanás no puede hacer. De hecho, Satanás no es capaz de
hacer ninguno de estos sacrificios. En Salmo 51:17 hay otro sacrificio: el sacrificio de un espíritu
quebrantado. Este sacrificio de un corazón contrito y humillado, es el resultado de muchos y
difíciles actos de obediencia. El sacrificio nos capacita para destruir a Satanás, el cual es duro de
corazón y amargado. Sólo tenemos el señorío sobre Satanás, cuando nos negamos a actuar como
él. Por la gracia de Dios, ofrezcamos los sacrificios correctos y destruyamos al Acusador.
9. JUSTICIA—Efesios 6:14 nos habla de la coraza de justicia. La justicia es una coraza que cubre
y protege nuestros corazones contra los espíritus malignos que nos atacan. Sin esta coraza, seríamos
perforados por el enemigo, y entrarían deseos malévolos y de lujuria en nosotros. La justicia protege nuestros corazones. Cuando un cristiano no está viviendo rectamente, está desamparado y es
vulnerable a muchos dardos malignos. Tengamos sumo cuidado de los lugares que frecuentamos
y de las personas con que caminamos. Satanás tiene el derecho de censurarnos y de influir en
nosotros cuando no estamos viviendo rectamente (Hechos 5:3). La justicia hace que la censura
permanezca fuera de nuestros corazones, y nos hace intrépidos y valientes contra Satanás (Pr. 28:1).
No se permita usted quedar expuesto al ataque, dejando de proteger su corazón con la coraza de
justicia. Jesús se atavió de justicia, y Satanás se cansó de buscar cabida en Él (Jn.14:30; Is.11:5).
10. CONFESIONES CORRECTAS—(Ap. 2:11). Satanás es vencido por la palabra de nuestro
testimonio, por lo que confesamos. Lo que confesamos con nuestras bocas es importante en extremo.
No debemos aceptar nunca, ni confesar, los sentimientos que Satanás nos produce—(temores, dudas,
maldad), porque podríamos poseerlos. ¡Poseemos lo que confesamos! Por otra parte, debemos ser
cuidadosos con lo que le decimos a Dios, y con lo que decimos de Dios. Caleb y Josué dijeron: “ Si
Jehová se agradare de nosotros, Él nos llevará a esta tierra y nos la entregará”, pero los demás
dijeron: “¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto, ojalá muriéramos! ¿Y por qué
nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada?” (Números 13:30; 14:8; 14:2-3). Después de escuchar
esto por dos años, Dios finalmente levantó su mano y decretó: “Vivo yo, dice Jehová, que según
habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestros cuerpos”
(Num.14:28-29). Dios dio a cada uno lo que había confesado. Caleb y Josué entraron en la tierra, y
el resto del pueblo murió en el desierto.
Jonás luchaba contra su renuencia a perdonar a Nínive y a los asirios por la desmedida crueldad de
éstos hacia Israel y otras naciones. Jonás no deseaba predicarles, él quería que fuesen juzgados.
Después de alguna persuación, Jonás por fin llegó a Nínive y predicó. Y lo que temía que pasase,
pasó. Nínive se arrepintió, y Dios cambió de parecer y no les juzgó. ¡Cuán furioso se puso Jonás!
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Sin embargo, escuche el testimonio y la confesión de Jonás delante de Dios—“Señor, “Yo sabía
que cambiarías tu decisión, porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en
enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal” (Jonás 4:2). Dios trató a Jonás
de acuerdo a lo que Jonás había dicho de Dios. “Lo que tú has hablado a mis oídos, así haré contigo”.
Dios fue benigno, misericordioso, lento para la ira, amable con Jonás, y muy paciente también. Dios
tratará con nosotros según lo que confesemos de Él. Por eso, nuestras palabras a Él, y acerca de Él,
deben ser justas.
Es importante evitar las frases siguientes—“Este será un día terrible”, “ya de nada sirve, ¿para
qué?”. O, “las cosas nunca mejorarán”. Las confesiones así, son “creadoras”, y le tienden a
Satanás una alfombra de bienvenida. Nuestra confesión diaria debe ser—“Este es el día que hizo
Jehová, nos gozaremos y alegraremos en él” (Sal.118:24).
11. SABIDURÍA Y PRUDENCIA—La sabiduría capacita al creyente para discernir las tácticas
y motivaciones de Satanás. Pablo dijo: “No ignoramos sus maquinaciones” (2 Co. 2:11). La sabiduría
nos ayuda a discernir las motivaciones de la gente. David se comportó sabiamente en la casa de
Saúl (1 S.18:14). Este sabio andar libró a David en numerosas ocasiones, pues sus enemigos
estaban resueltos a matarle. La sabiduría de Dios es mayor que la de Satanás, por lo tanto, nos
ayudará a vencer al diablo (1 Co. 2:6-8; 1:25). El espíritu de sabiduría es el don de Dios para el
valioso escudriñador (Stg.1:5-8).
12. FE—(La fe del Hijo de Dios, no la nuestra). Nuestra fe se nutre teniendo una relación íntima
con el autor y consumador de la fe, y acatando lo que Él nos indica al hablarnos. La obediencia
conduce a la fe. La fe es un don y también es un fruto. El fruto de la fe es una arma defensiva, y
el don de la fe es una arma ofensiva contra el diablo. El escudo de la fe apaga todos los dardos de
fuego del maligno (Efe. 6:16). Un escudo es un arma defensiva. Este escudo es el fruto de la fe, el
cual nos ayuda hasta lo último en oscuros y difíciles momentos de duda y de temor que atacan la
mente. Es como la declaración de Job en su atroz prueba—“me probará, y saldré como oro” (Job
23:10). El don de la fe es un arma ofensiva. Este tipo de fe elimina montañas. Le ordena a las
situaciones cambiar (Mr.11:23). La fe vence al mundo.
Procure usted llenarse del Espíritu. Esté abierto a las
manifestaciones espirituales que producen gozo. Además,
el orar en el Espíritu vitaliza y edifica al creyente. Ser lleno
del Espíritu nos ayuda a no ceder a los deseos de la carne.
Recuerde, la unción rompe todo yugo (Isa.10:27). Por lo
tanto, especialicémonos en estar llenos del Espíritu (Judas
1:20; Ef. 5:16; 1 Co.14:4,18; Gá. 5:16).
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LA CIRCUNCISIÓN
Un Mensaje del Espíritu Hoy
CIRCUNCISIÓN—Cortar la carne, separar la inmundicia. Espiritualmente significa
cortar la naturaleza adámica natural y pecadora con que nacemos (los deseos naturales, las tendencias, y el pensamiento natural).
INCIRCUNCISIÓN—Es la representación de la inmundicia. Significa que la carne (o
aquello con que nacemos) no ha sido solucionado — que todavía la vieja naturaleza,
con sus malos deseos, costumbres, patrones de pensamiento y reacciones, están allí.
Sin circuncisión, no hay herencia
CIRCUNCISIÓN: Se refiere a una obra espiritual que la espada (la palabra de Dios), realiza en
nuestros corazones. Aun en el Antiguo Testamento, Israel se dio cuenta de que la circuncisión
física tenía implicaciones espirituales más profundas (Dt.10:16; Jer. 4:4). “Circuncidaos a Jehová
y quitad el prepucio de vuestro corazón”. Ellos comprendieron que representaba un acto de redención
en el espíritu humano.
• (Genesis 17:7-14). Para que Abraham y sus descendientes recibieran su herencia, tuvieron que
cincuncidarse. Su herencia era una tierra física, Canaán, en donde estaba un monte santo, Sión.
Nuestra herencia es espiritual—un llamamiento, un ministerio, una posición en el Reino, un lugar
cerca del Señor. Pero sin circuncisión, no se obtiene la herencia.
Para que heredemos todo lo que Dios nos ha preparado, debemos estar totalmente circuncidados.
Debemos permitir que el filo de la Espada corte cualquier área de inmundicia y todo aspecto nuestro
que todavía sea natural. La Espada tiene como propósito cortar la carne y destruir a nuestros enemigos.
Muchos no le han permitido al Señor que con el filo de la espada les circuncide por completo el
corazón. Estas áreas no circuncidadas se convierten más tarde en la ruina del hombre, cuando éste
comienza a producir cualquier fruto significativo. (Es posible obtener parte de la herencia, y luego
perderla). Nuestra seguridad está en la circuncisión total y en la santidad. Nada es tan saludable
como la obra completa de la Espada en nuestras vidas, por el Espíritu.
• (Exodo 4:19-26). Moisés fue enviado por Dios a Egipto para que guiase a los israelitas rumbo a
Canaán, su herencia. Sabiendo que los israelitas tenían que cincuncidarse para entrar en la tierra,
Moisés trató de introducirlos en ella sin que su propio hijo estuviese circuncidado, y Dios se enojó
con él. La circuncisión no era una realidad en su propio hogar. Moisés estaba violando su propio
mensaje. Su propio hijo no estaba circuncidado y Dios estaba a punto de juzgarlo por no practicar
lo que predicaba. ¡Dios toma la circuncisión en serio!
• (Josué 5:2-9). Una generación después, cuando Josué estuvo a punto de guiar al pueblo para que
entrase en Canaán, su herencia, tuvieron que detenerse en Gilgal con el fin de circuncidar a la nueva
generación, ya que no podían heredar las promesas de Dios sin la circuncisión.
• (Ezequiel 44:9). Sin previa circuncisión no se puede entrar totalmente en la presencia de Dios ni en
el Lugar Santísimo. El Señor mismo es nuestra herencia, y la incircuncisión nos impide rotundamente
acercárnosle (Sal. 65:4). Ezequiel 44:10-14 muestra que el pecado no limpiado de un siervo o ministro
de Dios (incircuncisión del corazón), puede impedirle la entrada en el Lugar Santísimo.
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EVIDENCIAS DE UN CORAZÓN CIRCUNCIDADO
1. NO BUSCA LA ALABANZA DE LOS HOMBRES—“Pues no es judío el que lo es exteriormente,
ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de
los hombres, sino de Dios” (Rom. 2:28-29). La verdadera circuncisión del corazón se ve en el
individuo que está más interesado en lo que Dios piensa de él, que en lo que otros piensan. “La
alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”. Éste está más pendiente de Dios que de
los demás. Una forma grave de incircuncisión es avergonzarnos, cohibirnos y temer ser rechazados
cuando la gente nos identifica con Cristo. Hay hombres y mujeres que quizá ni siquiera logren
entrar al cielo, porque están sumamente incircuncisos en esta área de sus vidas (Jn.12:42-43).
Avergonzarse de Cristo es algo natural—porque nacemos naturales e incircuncisos. Mas Dios
desea cortar con su Espada esta tendencia y esclavitud humana, de modo que no nos acobardemos
por lo que dice o piensa de nosotros la gente. Además, no es bíblico estar anhelando el aplauso y
visto bueno de los hombres. Lo único que nos debe importar es la aprobación de Dios. A veces la
gente se niega a hacer la voluntad de Dios, no deja la iglesia en la cual creció y no sale al campo
misionero, porque teme que sus parientes y amigos le malinterpreten y hagan una mala cara. Tal
atadura de incircuncisión impedirá que una familia obtenga la herencia que Dios ha planeado para
ella, a menos que la espada de la circuncisión sea bien recibida para cortar este estado natural.
2. NO ES TERCO NI REPELE AL ESPÍRITU SANTO—(Hechos 7:51; Jer. 6:10). “¡Duros de cerviz,
e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo”. Cuando un
hombre no puede oír bien, es porque su corazón tiene problema—¡es incircunciso! Ni los israelitas
ni el inconverso Pablo recibieron el mensaje de Esteban por la dureza de corazón, por la terquedad,
y por estar atrincherados en la tradición, todo lo cual es incircuncisión de espíritu. Cuando Cristo
dice “el que tiene oídos, que oiga”, se refiere a oídos circuncidados, resultado directo de tener
un corazón circuncidado. Necesitamos corazones dóciles, flexibles y atentos; no insensibles
ni contrarios a Dios y a sus mensajeros. Nacemos con una fuerza opositora en nuestros
corazones, ¡nacemos incircuncisos!
La tradición es incircuncisión y puede ser un patrón mental que limita la obra que Dios se propone
hacer. “¡De este modo lo hemos hecho siempre; no vamos a cambiar! El apóstol Pedro estuvo
ciego en un aspecto importante de su teología, lo cual impedía que multitudes se incorporasen a la
iglesia. El Señor había dicho: “Predicad el evangelio a toda criatura bajo el cielo” (Marcos 16:15).
Pero los primeros apóstoles, incluso Pedro, sólo le predicaban a judíos y prosélitos en sus sinagogas.
Finalmente, después de casi diez años, Pedro y los demás apóstoles cayeron en la cuenta de que
Dios quería que todo el mundo, judíos y gentiles, oyeran el evangelio (Hechos 10:28; 11:18).
3. UNA GENUINA ADORACIÓN Y NINGUNA CONFIANZA EN LA CARNE —“Somos la
circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo
confianza en la carne” (Fil. 3:3-5). He aquí tres evidencias más de la circuncisión del corazón:
• “En espíritu servimos (adoramos) a Dios.”
• “Y nos gloriamos (regocijamos) en Cristo Jesús.”
• “No teniendo confianza en la carne.”
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• “En espíritu servimos a Dios”. El Padre busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad
(Juan 4:23). Aplaudir y alzar las manos, así como regocijarse y danzar delante del Señor, y efectuar
otras formas de adoración, son actos que algunas personas ridiculizan, lo cual es incircuncisión.
Menospreciar estos actos es natural, pero no espiritual. Estas manifestaciones del Espíritu son
exactamente lo que Dios le receta al hombre para que se libere de sus esclavitudes espirituales.
• “Y nos gloriamos en Cristo Jesús”. Regocijémonos, no sólo en lo que Cristo está haciendo, o en
cómo nos usa en el ministerio, sino regocijémonos en Él, simplemente por ser Él la persona que es.
Esta es otra señal de circuncisión de espíritu.
• “No teniendo confianza en la carne”. “Confiar en la carne” es jactarnos de lo que podemos
hacer por cuenta propia. A veces hay predicadores que tienen tanto talento, carisma y personalidad,
que sienten que ya no necesitan buscar a Dios, ¡entonces caen! Tanto para el hombre como para la
mujer, ser superdotado es casi una maldición. Bienaventurado aquel que siente constantemente la
necesidad del apoyo divino (Jn. 5:19, 30). ¡Sólo los hombres que dependen de Dios oran ... hombres
como Jesús. Cristo no confiaba en lo que podía hacer por sí mismo, sin su Padre celestial. Tenemos
a continuación, quince síntomas de alguien que tiene “confianza en la carne”.
* Confianza en habilidades y talentos propios. (1 Co. 8:2; Gal. 6:3)
* Carisma, personalidad y buena apariencia naturales. (Ez.16:15; 28:17)
* Yo puedo hacer que suceda. Yo tengo las respuestas. (Jn. 5:30)
* Mi mente lo puede resolver, puedo hacer que todo funcione. (Pr. 23:4)
* Lo puedo hacer yo solo. No necesito de nadie más. He.10:25, (1 Cor.12:14)
* Tengo discernimiento e intuición. Puedo leer a las personas. (1 S.16:7)
* Puedo diagnosticar los problemas de la gente (espíritu de psicología). (1 R. 8:39)
* Puedo saber si es la verdad o no, por mi capacidad. (Abdías 1:3)
* Puedo tomar mis propias decisiones. Sé lo que conviene. (Jer.10:23)
* Puedo ir allá, hacer dinero y planear mi futuro. (Stg. 4:12-14)
* Puedo predecir el futuro. Puedo interpretar la Biblia. (Ef.1:17-18)
* Entiendo cómo se mueve el Espíritu. Tengo mucha experiencia. (Jn. 3:8)
* Lo he hecho por años. Sé lo que hago. (Lc. 4:4)
* Conozco mi corazón, yo me entiendo. (Jer.17:9)
* Seguir siendo movidos por impulsos del pasado, o experiencias pasadas. (Jue.16:20)
Todos los ejemplos anteriores son incircuncisión. Pueden impedir que obtengamos nuestra herencia.
4. CAPAZ DE HUMILLARSE, CAPAZ DE DECIR “YO ESTABA EQUIVOCADO”. A los
incircuncisos de corazón, les cuesta decir: “Estaba equivocado, cometí un error, perdónenme”.
Prefieren culpar a otro antes de aceptar cualquier falta o debilidad. Al descarriado le disgusta
admitir—“¡He pecado! (Lv. 26:40-41). Los incircuncisos de corazón se niegan también a aceptar
cualquier castigo o restricción por su pecado. (Dios espera que aceptemos castigo o restricción por
pecados graves). Cuando un ministro comete una falta moral, deberá voluntariamente retirarse por
un tiempo, para recuperar credibilidad y para demostrarle a la iglesia que el pecado no se toma a la
ligera. Cuando un líder cristiano cae, el asunto es más serio que cuando cae un feligrés. Dios tiene
requisitos y normas más elevados para un ministro que para un laico. Cuando un líder caído rechaza
la disciplina o la restricción, no está verdaderamente arrepentido. Esto es señal de que no lamenta
con sinceridad que el Señor Jesucristo y su iglesia hayan sido deshonrados. Sólo lamenta que su
posición esté en peligro.
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Tres razones para la disciplina, aun después de ser perdonados - Levítico. 26:41:
1). Sirve de recordatorio al ofensor. Sin disciplina, es común que la gente olvide y repita los
mismos pecados. El castigo impuesto tiene el propósito de recordarle esa área de flaqueza, la cual
necesita atención especial.
2). Sirve de advertencia a los demás. Al ver los castigos, el resto de la gente pensará dos veces. El
castigo inspira en ellos un temor santo. De hecho, el castigo dice—“Pecar es grave”.
3). El castigo forja carácter y gracia cristianos. Las restricciones y aflicciones de la disciplina
posterior al pecado, forjan carácter cristiano. Aun cuando alguien está siendo castigado por su
pecado, los castigos están haciendo una obra de redención en su corazón. David recibió castigos
por sus pecados de adulterio y asesinato (2 S.12:10). Todo lo que Dios hace es su misericordia.
Ejemplos bíblicos de castigo
• Moisés aceptó restricción. (Dt. 3:26) Moisés no pudo entrar en la tierra prometida porque se
encolerizó y habló imprudentemente a la congregación. Asimismo, rompió un tipo eterno cuando
golpeó la roca dos veces. Dios requiere más de un líder, especialmente de alguien que está en una
alta posición, como Moisés (Salmo 106:32-33).
• David aceptó ser castigado por adulterio y asesinato. (2 S.12:10) A David se le dijo: “No se
apartará jamás de tu casa la espada”. Sin embargo, fue victorioso aun mientras sufría. Dios realizó
una profunda obra de gracia en su vida por medio de sus muchas aflicciones. Con todo, David
reconoció que Dios no lo había castigado como merecía (Sal.103:10). El sabía que merecía mucho
más.
• Ezequías aceptó ser castigado por su orgullo después que reveló sus secretos a los enemigos.
(Is. 39:1-8).
• Asa no aceptaba reproche ni castigo por haberse atenido a la ayuda del mundo en vez de confiar
en el Señor. Dios le dijo a través del profeta: “Locamente has hecho en esto; porque de aquí en
adelante habrá más guerra contra ti” (2 Cr.16:7-14). Asa se enfureció contra el profeta, y al hacerlo,
demostró ira contra el Señor, quien había hablado por el profeta. Por lo tanto, Asa era incircunciso
de corazón, incircunciso de espíritu.
La circuncisión espiritual capacita al individuo para confesar sus faltas, fracasos y
su necesidad de los demás. Entonces no le cuesta admitir: “Me equivoqué”. La
verdadera circuncisión es humildad; el orgullo es incircuncisión (Lv. 26:40-41).
5. CAPACIDAD PARA AMAR AL SEÑOR Y GUARDAR LOS MANDAMIENTOS—
“Circuncidará Jehová tu Dios tu corazón …para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón
…y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos” (Dt. 30:6-8; 10:16). El
Señor dijo que Él lo haría, ¡pero nosotros debemos colaborar! Él dijo también que circuncidará
los corazones de nuestros hijos. Dios comienza por los padres. En su carta a los Corintios, Pablo
sugiere que el verdadero significado de la circuncisión es “guardar los mandamientos de Dios”
(1 Co. 7:19).
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6. LEALTAD AL SEÑOR Y A NUESTRO CÓNYUGE—(Jer. 4:4; 3:14,20). Dios le dijo a los
de Judá que Él estaba casado con ellos pero que, al igual que una mujer que deja a su marido, ellos
habían sido traicioneros al abandonarlo. Dios dijo que el problema que tenían los de Judá era la
incircuncisión de corazón (Jer. 4:4). La deslealtad al Señor o a la pareja, se debe a un corazón
endurecido e incircunciso (Mt.19:8). Todo divorcio y toda traición, se originan en un corazón
endurecido e incircunciso. Un corazón endurecido no puede perdonar ni interesarse más por la
pareja. Por lo tanto, la renuencia a perdonar es también incircuncisión. Permitámosle a Dios
circuncidar nuestros corazones encallecidos e insensibles. (Ez. 36:26).
7. UNA LENGUA LIMPIA—(Labios circuncidados - Exodo 6:12,30). Isaías confesó que sus
labios eran inmundos (Is. 6:5). El verdadero problema, por supuesto, no son los labios, porque es
de la abundancia del corazón que habla la boca (Lc. 6:45). “Tener labios incircuncisos” significa
que las palabras son inmundas porque así es también el corazón.
8. PUREZA EN LO QUE SALE DEL CORAZÓN—Jesús fue siervo de la circuncisión para
mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres (Ro.15:8). Las palabras
de Jesús circuncidaban los corazones de quienes le oían. Él vino a introducir la verdad en los
corazones, para que las vidas humanas se transformaran genuinamente. Un corazón cambiado y
circuncidado, está apto para obtener las promesas hechas a los padres. Un corazón circuncidado
también cumple el Salmo 15:2: “[El que] habla verdad en su corazón”. Esta clase de corazón,
constante y deliberadamente escoge hablar lo que es verdadero. ¡Detengámonos a escuchar lo que
estamos diciendo por dentro!
9. UN CORAZÓN CREYENTE—“Oh tardos de corazón para creer” (Lucas 24:25; Marcos 16:14).
Un corazón circuncidado cree rápidamente. Israel no comprendió el verdadero sentido de la
circuncisión. Estaban demasiado ocupados en el ritual de la circuncisión física, a tal grado que no
fueron sensibles al mensaje que ésta llevaba. El símbolo no es lo que tiene importancia, sino su
significado! Sus corazones eran incircuncisos e incrédulos, y por eso mismo, la generación de
Moisés nunca alcanzó la tierra prometida. A esto se debe también que la generación de Jesucristo
no haya podido distinguir a su Salvador. Pablo le da todavía más significado a la circuncisión, en
Gálatas 5:6, 6:15. “Ni la circuncisión [física] vale algo, ni la incircuncisión [luego da el significado
espiritual], sino la fe que obra por amor” y “una nueva criatura”, o vida cambiada.
10. AGREGUE LAS SUYAS—Hay muchas más.
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SUBYUGANDO LOS ÚLTIMOS PUESTOS DE RESISTENCIA
Los treinta y un reyes
Basado en el tratado de A.B.Simpson
Josué 12:9-24 es un registro de los treinta y un reyes que Israel tuvo que expulsar de Canaán
para obtener la herencia que Dios le había prometido. Cada uno de estos reyes representa un
área en donde se ha entronizado el ego, en la cual éste es el rey, no Cristo nuestro Señor. ¡Les
llamaremos puestos de resistencia! Estos reyes de la vida del yo son orgullosos, independientes y
voluntariosos. Cada rey custodia cuidadosamente su propia área de dominio, y furiosamente
contrarresta a todo el que se atreva a poner sus plantas siquiera en una pulgada de su territorio.
Lamentablemente, estos treinta y un reyes son también los causantes de la desunión entre
hermanos, porque donde reina el yo ¡jamás hay unidad! Por lo tanto, para entrar en un reposo
completo, y si como individuos deseamos la verdadera unidad con nuestros hermanos cristianos,
estos treinta y un reyes deben ser juzgados por la espada.
En vista de que estos reyes reinan espléndidamente en nuestras vidas, nos impiden sentir un
amor verdadero por los hermanos. Al permitir que la espada de Dios juzgue a estos reyes
entronizados de la vida egocéntrica, llegaremos a ese bienaventurado estado de “amor fraternal
no fingido” (1 P. 1:22). Este mensaje de los treinta y un reyes es para creyentes que ya han
pasado por el desierto, cruzado el Jordán, y tienen un nivel de madurez. Pero que necesitan a la
vez, que estos gobernantes específicos de la vida egocéntrica, sean crucificados en su interior.
CADA REY REPRESENTA UN GOBERNANTE DE LA VIDA EGOCÉNTRICA
REY 1—LA TERQUEDAD (Alguien que decide su propio proceder). Es uno de los defectos más
grandes del hombre. Él es su propio jefe—él ocupa el trono en vez de Dios. Muchos cristianos
tienden a escoger sus propias alternativas y a tomar sus propias decisiones. En vez de preguntarle
a Dios: “¿cuál es tu voluntad?” “¿cómo puedo agradarte?”, el hombre le cuenta a Dios sus planes
y luego le pide a Dios que se los bendiga. ¡Nos reproducimos tal como somos! Un hombre terco,
produce hijos tercos. Cuando sus hijos hacen lo que quieren, un padre tiene ante sí una lección
práctica ¡en vivo! Pregunta un padre triste y confundido: ¿Por qué se fue mi hijo por su propio
camino? Y Dios le contesta: “Ahora conoces lo que tú me haces sentir. Tú tampoco me has
escuchado jamás”. Pidamos que se nos conceda la naturaleza del Cordero, el cual dijo: “No se haga
mi voluntad, sino la tuya”. (Vea también Santiago 4:13-16).
REY 2—LA INDULGENCIA CONSIGO MISMO (Alimentar el ego). El tema favorito de este
individuo es el yo. Monopoliza las conversaciones hablando de sí mismo, de sus experiencias y de
sus logros. Sin embargo, nuestro primer deber es orientar la atención de todos hacia Dios, y así,
quedarnos fuera del cuadro. Nosotros debemos siempre señalar a Cristo. Pablo dijo: “No mirando
cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Fil. 2:3-4). “Alábete el
extraño, y no tu propia boca” (Pr. 27:2; 2 Cor.12:2-5).
REY 3—EL INTERÉS (¿Qué hay aquí para mí? ¿Cómo me beneficio con esto?) Napoleón dijo:
“¡Las únicas personas que me interesan son las que me pueden beneficiar!” A él no le servía nadie
más. Nunca pequemos de utilizar a la gente para nuestro provecho. De acuerdo con 1 Corintios 13,
el amor verdadero es desinteresado. El amor no busca lo suyo, todo lo soporta y todo lo sufre. Esta
clase de amor tiene carácter; considera las necesidades de los demás en primer lugar.
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REY 4—LA CONFORMIDAD (Inercia—Así como estoy, estoy bien. No necesito cambiar). Los
creyentes de Laodicea pensaron que ya habían llegado a la cumbre de la espiritualidad. (Ap. 3:17).
¡Pensaban que ya lo tenían todo! Esto es ceguera y engaño (1 Co. 8:2; Gal. 6:3). Esta actitud es
exactamente lo contrario de tener anhelo de Dios (Salmo 42:1-2; Mateo 5:6). Las personas que
están conformes como están, han dejado de crecer. Incluso el apóstol Pablo dijo: “No pretendo
haberlo ya alcanzado ... prosigo a la meta”. Si no tenemos una visión continua y progresiva, viviremos
descuidadamente (Prov. 29:18). Cuando los individuos o las iglesias dejan de crecer, es porque ya
no responden a verdades frescas. Están viviendo en el pasado, conformes con el pasado (Ap. 3:1).
¡Cuán horrendo es no haber crecido en veinte años!
REY 5—LA PROPIA GLORIA (Vanagloria, alarde, jactancia). “No sea que se alabe Israel contra
mí, diciendo: Mi mano me ha salvado” (Jue.7:2). Aunque este rey diga “Gloria a Dios”, lo que
realmente quiere decir es: “Gloria a MÍ”. Él se jacta de sus logros y capacidades. Para sentirse
importante e impresionar a otros, puede valerse de un vocabulario complicado y de retórica. Cristo
dijo que si buscamos la alabanza de los hombres, ésta será nuestra única recompensa (Mt. 6:2,6).
Los motivos ocultos reducen la fe genuina del corazón (Jn. 5:44). Pablo advierte: “No nos hagamos
vanagloriosos” (Gá. 5:26; Fil. 2:3).
REY 6—LA CONFIANZA EN SI MISMO (Fuerza humana, confianza en la carne. Fil. 3:3). Este
rey atrincherado, confía en su propia mente y en su propio juicio. Él es independiente. No necesita
de nadie—sabe lo que está haciendo. Tiene todo bajo control y puede solucionar sus problemas
solo. Es un hombre que ha llegado a donde está por esfuerzo propio; tiene las soluciones. Sin
embargo, esto es lo contrario de la santa dependencia que tenía Jesús, el cual dijo: “No puedo yo
hacer nada por mí mismo” (Jn.15:4; 5:30).
REY 7—LA CONCIENCIA DE SI MISMO (La espantosa esclavitud de la preocupación). Este
rey relaciona todo lo que los demás dicen y hacen, con su propia persona. Él estudia detenidamente
cada palabra, mirada y gesto. Él asume que todos piensan en él y hablan de él. Es prisionero de sus
propias imaginaciones. A veces las muchachas se entretienen horas ante el espejo poniendo cada
cabello en su lugar, porque creen que los demás las están analizando. Es un enorme alivio darnos
cuenta de que los demás muy raras veces piensan siquiera en nosotros. La verdad es que nos
igualan, están pensando en sí mismos.
REY 8—EL ENGREIMIENTO (Sentido de la propia importancia o grandeza). Este rey entronizado,
se cree mucho más importante de lo que es y fácilmente sucumbe a la ira o a la depresión cuando no
recibe un trato majestuoso (Jer. 48:29). Cuántos creyentes que han sido instruidos y adiestrados por
unos pocos años, ¡creen haber aventajado a sus maestros y a su pastor! Algunos caen incluso en el
engaño de creer que son mensajeros especiales, enviados por Dios para corregir a todos sus líderes.
REY 9—LA DESVALORIZACIÓN DE SI MISMO (Degradarse sin cesar). No nos conviene hablar
mal de nosotros mismos una y otra vez, ni estar siempre pendientes de nuestras deficiencias. Esto
es preocuparse por el yo en vez de centrarse en el Señor; una actitud que deja al hombre sin poder.
Es mejor decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, porque así el énfasis se pone en Cristo,
y no en el ego. Filemón 1:6 nos ordena: “conocer todo el bien que está en vosotros por Cristo
Jesús”. Reconozcamos que es el Espíritu Santo el que ha realizado todo lo bueno que hay en
nuestras vidas. Ya no pongamos más énfasis en nosotros mismos, sino en Él. Si no tenemos una
sana opinión de nosotros mismos, es probable que tampoco pensemos bien de los demás. Dios
quiere que tengamos un sano sentido de la autoestima. Y la autoaceptación es igualmente importante
para la buena salud espiritual. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Por lo tanto, debemos amar a
nuestro propio ser de una manera sana.
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REY 10—LA REIVINDICACIÓN DE SI MISMO (Salir en defensa de nuestros derechos, mantenernos
firmes en una postura). Este rey necesita tener la razón. Él exige sus derechos, defiende su posición
y justifica sus métodos—hasta la muerte. Este rey prefiere morir antes que ceder. Él no está
convencido de que “voltear la otra mejilla” sea para estos días. Tampoco cree que por órdenes de
Dios, las injusticias tengan el propósito de acercarle más al trono (Gen. 50:20). Algunos cristianos
pasan toda una vida sin aprender esa lección. La idea misma de la encarnación fue una renuncia a
derechos. ¿Y nosotros? ¿Somos mejores que Cristo? A.B.Simpson dijo: “Creo solemnemente que
la mayoría de las bendiciones que he recibido a lo largo de mi vida y ministerio, se han debido a lo
malo que otros han dicho de mí, y a que Dios hizo que yo estuviera dispuesto a permitirlo”.
REY 11—LA SUSCEPTIBILIDAD (Ser extremadamente irritable, quisquilloso). Este rey se pro-
tege mucho a sí mismo. Está muy pendiente de sus propios sentimientos, pero por lo general no se
da cuenta cuando está hiriendo a otros. Irónicamente, cuando acusa a los demás de ser duros con él,
se olvida de cuánto les perjudica él al atacarles (Ro. 2:1). El resentimiento no deja pasar la ofensa.
El resentimiento es una esclavitud, la incapacidad para desprenderse de un agravio. Dios entiende
el por qué de esta actitud en las personas que luchan con ella, y desea también darles la solución.
Busquémosle y oigamos lo que tiene que decir al respecto.
REY 12—VISTA PROPIA (Persona que sólo puede ver las cosas desde su propio punto de vista).
Este rey afirma enfáticamente: “¡Sólo hay una forma de hacerlo!” El apóstol Pedro luchó contra
este rey durante su vida. Siempre decía, “jamás”, pero acababa arrepintiéndose todas las veces
(Mt.16:22; 26:33; Jn. 3:8; Hch.10:14). Los tres amigos de Job tenían sus apreciaciones filosóficas
de la desgracia de Job, y no había forma de que desistieran de ella. Sin embargo, ellos no estaban
calificados para aconsejar o consolar a Job porque nunca habían visto, oído ni experimentado una
prueba semejante. Por lo tanto, les faltaba el conocimiento adecuado para apoyar a Job en su trágica
situación. Pero insistieron, “¡Esta es la única forma de verlo!” La actitud de “esta es la única
forma” es síntoma de varios defectos. Sugiere que ya sabemos todo lo que se puede saber de un
asunto. También es señal de la actitud de infalibilidad. Mas la verdadera sabiduría posee una
amplia gama de recursos, y con gentileza, puede ofrecer otras alternativas viables, reconociendo el
momento en que se ha dicho lo suficiente.
REY 13—LA INTROSPECCIÓN (Siempre mirando para adentro.) Este rey se especializa en
versículos bíblicos tales como: “en mi carne no mora el bien”, o “¡miserable de mí! ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7:18, 24). Dios nunca nos pidió que analizáramos o
resolviéramos nuestros enigmas con estas mentes humanas. Jeremías 17:9 nos dice que, de todos
modos, no sabemos qué hay en nuestros corazones. El Señor es el único que prueba nuestros corazones
y nos muestra lo que necesitamos saber, en su tiempo. Hasta entonces, debemos ser positivos y
pacíficos, manteniendo el gozo en nuestros corazones. Proverbios 3:5-6 dice: Fíate de Jehová de
todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Permita que Dios le muestre lo que necesita
saber de sí mismo, y deje que lo lleve al paso que Él marque. Él sabe cuándo es mejor hablar.
REY 14—EL AMOR PROPIO (Sobreprotege el ego y los intereses egoístas). Este rey vive sólo
para sí mismo y se siente agraviado por cualquier incomodidad o intromisión en su tiempo, vida
privada y pertenencias. ¡Cuánta diferencia hay entre esta actitud y la naturaleza de Dios, quien por
los demás, renunció voluntariamente a las comodidades y hasta a su propia vida! Cristo nunca
escogió la senda de la comodidad. Algunos cristianos se niegan a entrar en el ministerio y a ir al
campo misionero por causa del amor propio—aman su vida y su seguridad. Pero al hacerlo, pierden
las dos cosas. Encontraremos el gozo en cualquier parte a donde nos guíe la voluntad de Dios.
Donde reside la presencia de Dios, allí está la felicidad, y el sitio más seguro de la tierra es el
epicentro de la voluntad de Dios. Cristo dijo: “Él que quiera salvar su vida [amor propio y
autoconservación] la perderá, y todo el que pierda su vida la salvará” (Mr. 8:34-35; Mt.19:29).
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REY 15—LOS AFECTOS EGOISTAS (Amar sólo a los que nos aman—Lucas 6:32-33). Cuando
sólo valoramos a los que nos valoran, somos cristianos comunes. ¡Hasta los pecadores hacen eso!
¿Estamos agradecidos sólo por la gente que nos aprueba y alaba? ¿No nos sirven los demás para
casi nada? ¿Nos relacionamos solamente con un grupo pequeño y cerrado? En una iglesia de
trescientos, ¿somos amigos sólo de treinta personas? Dios desea agrandar y hacer más caritativo el
corazón de cada uno de los suyos.
REY 16—LOS MOTIVOS EGOÍSTAS (Hacer favores a otros en espera de recibir algo a cambio—
Lucas 6:34,35). Este pequeño rey entronizado, dona dinero a Dios, esperando recibir de Él más
para sí mismo. Gran parte del mensaje de prosperidad de hoy, promueve esta mentalidad—“Dad a
Dios, y Él os lo devolverá aumentado siete veces!” Ciertamente, Dios es generoso, y se complace
en bendecir a su pueblo; sin embargo, nuestra motivación al dar no debe ser nunca lo mucho que
vamos a recibir a cambio. Y recordemos—los ministros y evangelistas genuinos, evitan usar todo
un culto ¡sólo para recoger fondos!
REY 17—LOS DESEOS EGOISTAS (Codicia, algo para MÍ) El anhelo de este rey es parecer
próspero o tener seguridad. Para adquirir influencia y poder, procurará tener una estrecha amistad
con personas prominentes. Algunos procuran casarse con alguien de una familia determinada,
para tener dinero y prestigio. Debemos comprobar cuáles son nuestros motivos a fin de saber de
dónde vienen nuestras palabras y esfuerzos. ¿Señor, cuál es la verdadera razón para que yo quiera
esto? Dios puede mostrarnos nuestros motivos (Sal.139:1-4).
REY 18—LAS ALTERNATIVAS EGOISTAS (Escoger lo que creemos nos hará felices, en vez
de pedirle a Dios algo que lo exalte). Lot cometió este error cuando escogió vivir en Sodoma
(Gn.13:9-11). Este rey no consulta con Dios para saber cuál es su voluntad, sino que desea hacer
lo suyo. Ya que fuimos creados para darle satisfacción a Dios, debemos siempre preguntarle qué
decisión le agradaría más (Ap. 4:11; Sal. 40:8).
Cuando no estamos siendo una fuente de satisfacción para nuestro Hacedor, estamos viviendo en
vano. En la vida se hacen múltiples elecciones. ¡Una de estas elecciones es nuestra pareja matrimonial! Muchos cristianos desobedecen a Dios en este aspecto. Casarse con la persona equivocada
puede anular nuestras oportunidades de cumplir el llamamiento de Dios. Por lo tanto, debemos
escoger lo que Él decide, porque a la larga, ello nos producirá un matrimonio más feliz y llevadero—
un matrimonio con el cual Dios será exaltado (Fil. 2:13).
REY 19—LOS PLACERES EGOISTAS (La autocomplacencia). La sociedad occidental se vuelve
loca por los placeres. Hoy se cumple el versículo que dice—“Amadores de los deleites más que de
Dios” (2 Ti. 3:4). Los deportes, los automóviles, la ropa y los pasatiempos pueden también ser
ídolos. Gran parte de la iglesia está obsesionada con un insaciable apetito de placer. Son muchos los
americanos que anhelan trasladarse al Estado de Florida, no para hacer la voluntad de Dios, sino para
tener una vida desahogada en el clima tropical. Algunos han dejado que la mentalidad de los jubilados
se infiltre en sus vidas a una temprana edad. Sin embargo, el verdadero placer se encuentra en la
presencia de Dios, y en el sitio que Él escoge para nuestras vidas. En su presencia hay plenitud de
gozo (Sal.16:11; 45:7). Si sólo vivo para darme gusto, vivo en vano (ver también 1 Ti. 5:6).
REY 20—LAS POSESIONES EGOISTAS (Un espíritu acaparador). Hay una manera segura de
conseguir que salga a la superficie la maldad escondida en lo profundo del corazón. Es tomarse la
libertad de interpretar un último deseo y testamento de otro. Familias y amistades han quedado
destruidas por los rencores creados por un testamento reñido (Lc.12:13-15). Al hombre que se
disputaba una herencia con su hermano, Jesús no le incitó a pelear por una mejor repartición.
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Jesús vio el móvil de la codicia en el corazón de este varón (Lc.12:15). Jesús advirtió que la felicidad
no se mide por las posesiones que acumulemos. Las cosas que la gente ambiciona no satisfacen en
modo alguno. Tarde o temprano, perdemos lo que atesoramos. ¡Seamos generosos! Los que
injustamente amontonan riquezas y bienes, acaban como insensatos y sin fruto (Jer.17:9-11).
Cuando Dios nos concede un don o talento, es por dos razones principales: 1). Ante todo, para
establecernos y bendecirnos (Ro.1:11); y 2). Para bendecir a los demás (1 Co.12:7). ¡El don no es
para que nos quedemos con él! Por ejemplo, cuando Dios nos da aptitudes, es para que con ellas
ayudemos a los que son débiles en ese aspecto. Si tenemos salud, es con el propósito de ayudar a los
que no tienen la bendición de estar sanos. A algunos se les confía una abundancia de recursos
económicos para que con ella ayuden al pobre. Si nuestro cónyuge tiene un área deficiente,
probablemente Dios nos ha dado gracia adicional en ese sentido a fin de compensar su necesidad.
Por lo tanto, no debemos criticar a nadie por su carencia, sino ayudarle con nuestra abundancia.
Debemos tener la siguiente actitud hacia los bienes materiales—“No son míos, Dios me los ha
confiado para ayudar a los demás” (Lucas 12:15-21; Hechos 4:32).
REY 21—LOS TEMORES Y PREOCUPACIONES EGOISTAS (¿Qué me va a suceder?) Este
rey es un ejemplo de la ley de autoconservación. Es muy protector de sí mismo y tiene un serio
problema para confiar en Dios. “¡Dios no cuidará de mí!”, o “¡A lo mejor Dios me dejará fallar!”
Algunos temores proceden del orgullo—“quizá haga papel de tonto” o “quizá me abochornen”. La
gente se preocupa con meses de anterioridad por un acontecimiento futuro, sólo para descubrir,
cuando ocurre, que sus temores no tenían fundamento. Si nuestro miedo específico emana del
orgullo, la humildad puede romper tal esclavitud.
REY 22—LOS PESARES EGOISTAS (Dolores autoinducidos, resultantes del orgullo herido).
“Dios me defraudó, Dios fue injusto conmigo”. Este rey no vacila en culpar a Dios y a los demás
de irresponsables y de indiferentes. Esta clase de pesar proviene de expectativas fallidas—¡de
haber ambicionado lo que Dios nunca nos señaló! Si Dios desbarató algún intento o rumbo nuestro,
fue porque tenía algo mejor en mente, y nos mostró su misericordia. Recordemos esto, un santo
pesar genera vida, pero un pesar autoinducido, genera muerte (2 Co. 7:10).
REY 23—LOS SACRIFICIOS EGOISTAS Y LAS ABSTINENCIAS (Dar para satisfacer el ego 1 Co.13:1-3). Un hombre puede dar todos sus bienes para alimentar a los pobres y ofrecer su cuerpo
para ser quemado cual mártir, y aun así no tener el divino amor como motivo supremo. Los motivos
de la gente pueden ser extraños. Habrá quien ayune por cuarenta días, no para acercarse más a Dios,
sino para superar alguna marca establecida o para jactarse de una experiencia. Este ayuno es para
satisfacer la carne. A veces las abstinencias tienen el objeto de exhibir religiosidad. ¡Observe los
sacrificios y las abstinencias! Vigilemos que nuestros motivos sean los correctos. ¿Recuerda usted
la historia del hombre que estuvo veinticinco años sentado sobre una columna, alimentándose con
raíces y comida racionada, todo en aras de la piedad? ¿Qué logró con eso?—¡Era la personificación
misma de la justicia propia y de la ostentación! Con ello sólo atrajo atención hacia sí mismo.
REY 24—LA VIRTUD Y MORAL EGOISTA (Yo os supero en santidad). Esta es la actitud—“Yo
estoy dos niveles por encima de los demás debido a mis altas normas y creencias”. De los escogidos,
somos los especiales. Al estar con otros, esta actitud nos pone de relieve, y su raíz es el orgullo
espiritual. Los judíos, en general, pensaban que los gentiles estaban por debajo de ellos. No
comían ni se asociaban con ellos. Si por el comercio tenían contacto con ellos, después se lavaban
las manos cuidadosamente (Hechos 10:28; 11:3). Este rey debe ser ejecutado, o impedirá que muchos
se incorporen a nuestras iglesias.
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REY 25—LA JUSTICIA PROPIA (Yo soy lo que soy por mis obras y esfuerzos). Esta es la
actitud e idea de que yo me he vuelto bueno por mi dedicación y esfuerzo. (v.g.: por mi vida
fervorosa, mi sacrificio, mi abstinencia y mi separación). Y aunque es verdad que se necesita
esfuerzo de nuestra parte para llevar una vida santa, el hecho es que si en nuestro interior hay
justicia o santidad, es por la gracia de Dios. Por lo tanto, de nada nos podemos ufanar o vanagloriar.
Los aires de superioridad moral fueron un problema que Job tuvo en particular. Él encontró un
defecto en Dios, pero en sí mismo no halló falta alguna (Job 27:1-6; 32:1; 35:2), pecó al engañarse
con su justicia. Job debió decir: “Señor cualquier justicia que tengo es porque Tú rompiste la
esclavitud del pecado en mi vida. He tratado de hacer lo correcto, pero, ¿en qué área estoy ciego?”
La justicia propia es la piedad que las personas creen haber ganado con su arduo trabajo y esfuerzo.
Por eso creen tener derecho de menospreciar a los que no se han esforzado tanto como ellos
(Lc.18:9-14; Fil. 3:9; Is. 54:17; 64:4).
REY 26—LA SANTIDAD Y SANTIFICACIÓN EGOÍSTA (Acampar alrededor de una
experiencia transformadora del pasado, y gloriarse en ella). Esto sucede cuando una legítima
experiencia del pasado se convierte en ídolo y dejamos de avanzar en el Señor. Cuando las
personas acampan alrededor de una experiencia, la experiencia se vuelve agria (Ap. 3:1). En
nosotros debe fluir nueva vida, sin cesar, porque una sola experiencia no nos llevará
instantáneamente a la madurez. Debemos seguir creciendo y teniendo nuevas experiencias
todo el tiempo, o nos secaremos. Pablo dijo que él todavía no lo había logrado, a pesar de haber
pasado veintiocho años caminando con Dios (Fil. 3:12-14). (Pablo se convirtió alrededor del
año 34 D.C., y escribió Filipenses en el 62 D.C).
REY 27—LAS OBRAS DE CARIDAD Y OFRENDAS EGOISTAS (Dar con motivos ocultos). A
veces la gente contribuye con grandes sumas de dinero en pro de iglesias u organizaciones, pero
con doble intención. Quieren controlar la obra o utilizar a las personas para difundir sus propias
ideas y creencias. A veces, hay gente que da dinero y regalos con miras a ser públicamente
reconocidas o elogiadas. Dios dice: “Que esto quede entre tú y Yo. No lo publiques” (Mt. 6:2-4).
REY 28—LA LABOR CRISTIANA EGOISTA (Cuando le adjudicamos más importancia al
ministerio que a la relación). La iglesia de Efeso se afanaba tanto en el trabajo del Señor, que
descuidaba su relación con Dios (Ap. 2:2-4). Nunca estuvo en los planes de Dios que el
ministerio sustituyera nuestra relación con Él . El ministerio no debe volverse un ídolo. Un
niño pequeño arma un berrinche cuando le quitan sus juguetes, y así reacciona el cristiano
inmaduro cuando Dios le dice que se siente y calme por un tiempo. ¿Armaremos un berrinche
y perderemos la victoria si Dios temporalmente nos separa de nuestro ministerio para
hablarnos? El cristiano maduro es capaz de sentarse para esperar. El inmaduro casi se descarría
cuando le tocan su ídolo ministerial.
REY 29—LAS ORACIONES EGOISTAS (Dame, dame, dame) El hijo pródigo dijo: “¡Padre,
dame!” Pero cuando hubo despilfarrado su caudal, dijo: “¡Padre, hazme!” Hazme el hijo que te
gustaría que fuese, (Lucas 15:12 vs. 15:19). El evangelio de la extrema prosperidad que se predica
hoy en día, hace hincapié en ¡Dame! Dame una pronta respuesta, provéeme, bendíceme, sácame de
mis problemas de la manera más fácil. Pero el mensaje de prosperidad ha dejado de enfatizar ¡Hazme!
Señor, hazme apto para tu reino eterno, ¡aunque mis circunstancias no siempre me agraden, ni
obtenga inmediatamente las soluciones que persigo! Nuestra oración debe ser: Señor ¿Qué puedo
hacer para agradarte?
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REY 30—LAS ESPERANZAS EGOISTAS (Soñar despiertos, tener expectativas irreales). El
corazón humano se fanatiza con la idea de alcanzar la fama y la opulencia, y anhela tener lo que
otros tienen. Dios quiere que su pueblo aprenda a tener contentamiento en sus circunstancias
actuales (Fil. 4:11). Debemos verificar que nuestras aspiraciones sean congruentes con lo que
Dios desea darnos (Sal. 62:5).
REY 31—LA TOTALIDAD DE NUESTRA VIDA (Retener del Señor nuestras vidas). Ni siquiera
nuestras propias vidas debemos retener como posesiones egoístas, mas debemos considerarlas
un depósito sagrado. Pablo dijo: “No sois vuestros, habéis sido comprados por precio”. “Ni
estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo” (1 Co. 6:19-20;
Hechos 20:24).
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APRENDIENDO A RESPONDER DEBIDAMENTE A LOS AGRAVIOS
Casi siempre, al rastrear el origen de la depresión, de los desórdenes mentales y emocionales, e
incluso del suicidio, se puede llegar a una ofensa pasada a la cual el individuo no reaccionó
correctamente. Nuestra manera de responder a las desilusiones, fracasos, rechazos y agravios,
indica una buena o mala salud mental, emocional y espiritual. (La respuesta correcta que Job
dio al daño que recibió, lo salvó (ver Job 1:19-20). La iglesia tiene la responsabilidad de enseñar
a las naciones la manera de sobreponerse y de reaccionar a los agravios.
* El hombre se ha hundido en hoyos profundos por reaccionar inapropiadamente a las ofensas. Es
un patrón de conducta que comienza en la niñez. Nuestra manera de reaccionar a las ofensas es
mucho más importante que la ofensa en sí.
PRINCIPALES PASOS QUE LLEVAN AL PRECIPICIO
A. Un espíritu herido. (Un rechazo, una desilusión severa o algún tipo de daño). El
problema está en no responder debidamente a la ofensa, lo que lleva al paso B.
B. El endurecimiento de corazón. (La amargura). Las Escrituras nos amonestan una y
otra vez a no volvernos duros de corazón. Leer Hebreos 3:8,15; 4:7,16; 12:15. Cuando
un cristiano es herido o agraviado, la gracia (capacitación divina) está inmediatamente
disponible para sostenerle y sacarle adelante. Sin embargo, es común que las personas
no se apropien de esta gracia disponible, y prefieran aferrarse al daño recibido,
infectándose entonces de amargura y de odio.
C. La rebelión. Si una persona continúa endureciendo su corazón, la rebelión se
introducirá en ella. (Rebelión es desechar toda restricción—es tener una actitud de “ya
no me importa”—que trae como resultado: indiferencia, insensatez y pecado grave).
Cada vez que una persona endurece su corazón y rechaza la gracia, se hunde más en el
lodo cenagoso.
D. La desesperación. (Culpabilidad por un mal proceder, confusión e incapacidad para
sobreponerse a una mente atormentada. Una pérdida del pundonor y de la autoestima).
Es una acumulación de todo lo anterior y de más. Entonces Satanás aparece con sus
mentiras, diciendo: “No hay esperanza, de nada vale intentar, no hay salida.
Sencillamente, ponle fin a todo esto”.
E. El suicidio. (La destrucción de sí mismo, ya sea espiritual o física).
Tanto la ciencia médica como las Escrituras, indican que la mayoría de los
problemas mentales y emocionales surgen del hecho de que el gozo, la paz, y la
sensación de esperanza se han esfumado del alma del afligido. Por eso es necesario
ver por qué el gozo, la paz y la esperanza ya no están más en la persona.
Victoria • Página 95
EL SUICIDIO PUEDE SER UNA DE LAS MAYORES
FORMAS DE EGOCENTRISMO PORQUE:
• El suicidio sólo se considera a sí mismo y piensa únicamente en él, no en Dios ni en el
prójimo.
• El suicidio devasta a los demás (familiares, amistades, otros). A veces con el suicidio se
intenta mortificar a otros.
• Aflige a Dios. Suicidarse es también robarle a Dios algo que le pertenece (Sal.100:3;
1 Co. 6:19-20).
• Destruye generaciones futuras. (Destruyéndonos nosotros mismos, podemos también
destruir hijos futuros).
• Frustra los planes y propósitos de Dios. (El suicidio es lo contrario de “He venido a
hacer tu voluntad, oh Dios”).
• Es un escape cuando no soy capaz de ser SEÑOR de mi propia vida ni de controlar mis
circunstancias. Es un intento insubordinado de escapar del gobierno de Dios o de la vida.
• Es el resultado de aspiraciones distorsionadas. (Lo que YO quería no resultó; por lo
cual acabaré con todo).
• Es rechazar la gracia disponible y preferir ser llevado por la ofensa, endureciendo el
corazón.
• Es lo contrario del corazón de siervo. Un siervo dice: “Señor, ¿qué quieres que haga?”
¿Cómo puedo complacerte? (No dice: “Esto es lo que yo quiero y porque no puedo tenerlo,
me mataré”). Los siervos no se suicidan, los señores sí. Los señores manejan sus propias
vidas y son sus propio dioses. Cuando no pueden tener lo que desean ni ejercen el control de
sus vidas, se destruyen. El orgullo herido puede ser la causa del suicidio.
• Es carecer del temor de Dios. El temor de Dios pone en el corazón un miedo santo a
quedar destituidos del plan y de los propósitos de Dios para nuestras vidas. El suicidio es una
destrucción de ese plan por no existir en la persona este santo temor (Hebreos 4:1).
• El suicidio es el resultado de creer una mentira. Es la consecuencia de preferir oír la voz
de Satanás, y creerle, en lugar de oír la voz de Dios. (Satanás dice; “No hay esperanza, no hay
modo alguno, nunca más volverás a ser feliz, acaba con todo). Pero Dios siempre está diciendo
algo bueno y esperanzador (Jer. 29:11).
• El suicidio es debilidad de carácter. Es un escape para evitar afrontar la vida y el yo. En
el Oriente, la gente se suicida porque no puede soportar el desprestigio, pero Jesucristo no
escondió su rostro de vituperios y esputos (Isaías 50:6).
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Hace algún tiempo leí la historia de un niño que quería pertenecer a un equipo de béisbol.
Juntamente con dos de sus amigos se preparaba para la misma posición, siendo los tres
muy buenos. Cuando el entrenador hizo la difícil selección, el niño no fue escogido.
Quedó destrozado y sin poder sobreponerse a los sentimientos de rechazo y fracaso. Su
reacción ante ésta y otras situaciones, fue forjando un patrón de conducta que culminaría
más tarde en su vida, en intentos de suicidio y reclusión en sanatorios psiquiátricos.
(Los problemas mentales/emocionales comienzan en la juventud, cuando se forma un
patrón de respuesta inadecuado).
El muchacho se endureció contra su entrenador y compañeros de equipo. Al tener más
edad, el mismo patrón de conducta continuó cada vez que el acontecer de su vida no se
ajustaba a sus deseos. En el matrimonio, fue incapaz de hacer frente a cualquier irritación
o roce, y así sucedió también en su lugar de trabajo con su jefe. Todos estos conflictos
interiores, sumados a la culpa de vivir con otra mujer, lo llevaron a intentar suicidarse.
Por años, este pobre hombre se había estado enterrando más y más en un hoyo, así
como en una prisión de egoísmo y egocentrismo. Probablemente ni siquiera estaba
consciente de las muchas leyes del reino de Dios que había estado violando. Cuando
infringimos las leyes de Dios, violamos las leyes de la vida.
CÓMO CAVAN LAS PERSONAS SU PROPIO HOYO
(Causas de desórdenes mentales y emocionales)
1). UN ESPIRITU HERIDO - (Una desilusión, un rechazo, una pérdida o una injusticia). Dios nunca
permite que seamos probados más allá de lo que podemos soportar. (1 Co.10:13). Cuando somos
agraviados, Él siempre pone su gracia (capacitación) a la disposición (He. 4:16; 2 Co.12:9). Un
espíritu herido es el primer paso para caer en el hoyo, si no le damos el trato adecuado (He.12:15).
2). ENDURECIMIENTO DEL CORAZÓN - (Amargura). Las Escrituras nos exhortan repetidamente
a no endurecer nuestros corazones (He. 3:8; 3:15; 12:15). Cuando un adulto, o un niño, se endurece
y amarga, es porque ha repelido y rechazado la gracia disponible, prefiriendo endurecer su corazón.
Al rechazarlo de continuo, hacemos afrenta al Espíritu de gracia (He.10:29). Karl Marx fijó su
corazón en las injusticias y opresiones a que era sometida la clase trabajadora de su época, y se
amargó. Como cristiano joven, Marx rechazó la gracia disponible y endureció su corazón. La
abundancia de la gracia de Dios iguala y supera toda injusticia o agravio que estemos sufriendo.
3). FALTA DE PERDÓN - Esto nos vacía de energía emocional y lleva a una depresión severa.
Puede afectar la mente, el sistema nervioso y todas las glándulas y órganos de nuestro cuerpo. La
falta de perdón le abre la puerta a Satanás. 2 Co. 2:10-11; Mt. 18:32-35. El exceso de trabajo no es
la causa principal del agotamiento. Por lo general, éste es causado por conflictos del corazón no
resueltos (ojeriza, renuencia a perdonar, amargura, temores, etc.). Con el espíritu herido, el corazón
endurecido y la falta de perdón que causan depresión y mucho más, podemos ver cómo un individuo
marcha en línea recta hacia el abismo. Pero en el fondo de todo eso, hay otro factor vital que
contribuye a los colapsos emocionales—¡las expectativas equivocadas!
4). FIJAR LAS EXPECTATIVAS EN EL SITIO EQUIVOCADO - Este es uno de los principales
factores que contribuyen a los conflictos humanos. Las expectativas incorrectas nos pueden destrozar
por completo. Nunca fue el deseo de Dios que el hombre encontrara su todo en otro ser humano,
(novio / a, cónyuge, hijos) ni en una carrera, profesión u otra cosa.
Victoria • Página 97
Nuestras expectativas deben centrarse en Dios y sólo en Él (Sal. 62:5). Por eso cuando la vida de
una persona está totalmente resuelta en otro ser, carrera o cosa, si se deteriora la relación, su mundo
se destruye también. Esto fue lo que ocurrió en la vida de aquel muchacho que trató de ser un as del
béisbol. Toda su vida e identidad estaban resumidas en ese deporte. Y cuando no fue escogido para
la posición que deseaba, fue el fin del mundo para él .
5). LA FALTA DE LA PERSPECTIVA DIVINA - (Cómo Dios ve las injusticias). Cuando las
personas no son capaces de ver las cosas desde la perspectiva de Dios, son consumidas por este
pensamiento: “Me han defraudado”, “esto no es justo”, “son injusticias” y “yo tengo mis derechos”.
De nuevo, vemos por qué el alma del individuo sufre calamidad: no advierte que detrás de las
injusticias está la mano oculta de Dios (Gn. 50:20; Ro. 8:28). José reconoció que cada injusticia o
maltrato que tuvo en su vida, era ordenado por Dios para acercarlo más al trono. La vida de Jesús
estuvo llena de injusticias, pero todas en conjunto contribuyeron a darle un nombre que es sobre
todo nombre en los cielos y en la tierra (Fil. 2:5-11).
Lamentablemente aquel muchacho no había sido educado conforme a los principios cristianos, y
no pudo comprender que cuando Dios bloquea el camino que hemos tomado, es porque tiene para
nosotros una mejor alternativa en mente.
6). FALTA DE AGRADECIMIENTO - Otra razón por la cual algunos hombres son infelices, es
porque miran a los demás y esperan igualdad. Y cuando otros tienen algo que ellos no tienen,
sienten que les han hecho trampa. Las Escrituras nos aconsejan no compararnos con los demás (2
Co.10:12). Este desviado sentido de igualdad que el mundo promueve, sólo trae amargura. Nuestra
actitud debería ser: “No merezco ni lo que tengo ahora”, Dios quiere que sus redimidos aprendan la
gracia de ser agradecidos en todo y por todo. El agradecimiento cura todas las quejas, amarguras y
críticas. ¿Pudo el joven jugador de béisbol dar gracias al Señor cuando no lo escogieron para integrar
el equipo? ¿Pudo felicitar al otro joven que sí fue seleccionado? ¿Le importó siquiera un poco el
tercer muchacho que tampoco fue escogido? (Rom.12:10,15; 1 Ts. 5:18). Claro que no. Sólo
pensaba en sí mismo.
7). ORGULLO - (Algo para MÍ). Tal vez lo que más contribuye a todos los conflictos emocionales
es el orgullo. Los grandes egos no toleran que se les pase por alto o que se les niegue lo que quieren.
Recuerde, los corderos no se ofenden, ¡los señores sí! Una de las principales razones por las cuales
se suicidan los humanos, es porque quieren ser señores de sus vidas y tener el control de sus
circunstancias. Cuando no lo pueden lograr, buscan una salida rápida. ¿Cuál es la senda de la paz y
de la mente sana? Es tener un corazón de siervo y deleitarse en hacer la voluntad de Dios, no la
propia. ¿Estamos quebrantando Romanos 12:3? ¿Nos estamos dedicando a hacer a Jesús el SEÑOR
de nuestras vidas, o estamos buscando ser nosotros los señores? Recuerde: La raíz de todo pecado
en el hombre, es querer ser señor de su vida, en lugar de permitir que Dios tome su legítimo lugar.
8). REBELIÓN - Esta es una actitud de: “¡Ya no me importa!” El corazón se ha endurecido, una
ofensa ha sido acogida. Las expectativas se han centrado en las cosas incorrectas. La gratitud y la
perspectiva de Dios se han perdido. La gracia ha sido rechazada. Ahora la rebelión ha venido a
establecerse, y el ofendido va directo al pecado en un intento de adormecer y ahogar los sentimientos
que no puede enfrentar (pecados morales, drogas, alcohol). Quizá, él o ella se torna rebelde con el
fin de mortificar a su ofensor … padres, novio/a o un cónyuge del que está separado. Cuando la
gracia ha sido rechazada, se pierde la capacidad de enfrentarse con objetividad a los sentimientos y
vencerlos. El abismo se vuelve más y más profundo.
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9). SENTIMIENTOS DE CULPA - El resultado de una vida de pecado. (Una conciencia
contaminada, condenación, pérdida del pundonor y del concepto de autoestima. Un sentimiento de
no valer nada). El único remedio para la culpa es una confesión honesta de las faltas y malos actos,
y no culpar al prójimo (Jer. 3:13). El abismo se ha abierto y, aún más, ya que todavía hay renuencia
a admitir: “He pecado, estoy ofendido, he endurecido mi corazón, he tomado mi propio camino,
estoy amargado y odio, no puedo perdonar, estoy actuando mal”.
10). DESESPERACIÓN - (La pérdida de todo gozo y paz, un sentimiento de desesperanza). Ahora
la condición ha empeorado, y el abismo está por tragar a su víctima. El corazón y la mente están
seriamente atormentados con culpa, confusión y una multitud de otros sentimientos. La habilidad
de enfrentar la vida casi ha desaparecido (Oseas 13:9). Sí, Satanás derrota a las personas y las
obliga a hacer cosas indecorosas; pero recuerde: lo que las llevó a este estado de vulnerabilidad, son
las acciones anteriores, así como las decisiones tomadas.
11). LA MENTIRA DE SATANÁS - Satanás pelea sucio; pisotea al hombre cuando está exhausto y
en el suelo (1 P. 5:8). Cuando su víctima está confundida y es vulnerable, Satanás la abruma con
mentiras, diciendo: “¡No hay esperanza, no hay salida, nunca más serás feliz, termina con todo!
12). EL SUICIDIO (autodestrucción). Es el resultado final de no tratar con lo anterior.
Las personas no nacen en un abismo, pero se hunden a sí mismas en uno, por reaccionar incorrectamente
a las dificultades de la vida. (Ec.10:8). Cada vez que un hombre se vuelve duro de corazón, se hunde
más. Si usted se ha metido en un abismo por incurrir en alguno o en todos los puntos mencionados,
puede salir de él retractándose de ese proceder con la ayuda de la gracia de Dios.
RESUMEN
Pasos que nos conducen a un hoyo
(y factores contribuyentes):
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El espíritu herido – Por un agravio, un rechazo, o una profunda desilusión.
El endurecimiento del corazón – Un falso consuelo. Es nutrir el resentimiento y rechazar la gracia.
La renuencia a perdonar – El deseo de castigar al ofensor o a Dios. Es acariciar una ofensa.
Las expectativas incorrectas – Cuando el corazón se apega demasiado a lo mortal—una violación del
Salmo 62:5.
El no ver desde la perspectiva de Dios – La incapacidad de ver la mano benefactora de Dios que se
esconde en una injusticia o en una dificultad.
La falta de gratitud – No darle gracias a Dios en (y por) cada situación—sentir que nos “trataron con
injusticia”.
El orgullo – Esta es la raíz de los conflictos y de los tormentos. Un ego contrariado produce muchas otras
“emanaciones” (v.g.: pasiones malignas).
La rebeldía – Desenfrenarse por completo. Volverse al pecado y a la degradación. Es la actitud de
“Ya no me importa”.
La culpabilidad – La pérdida de la autoestima y del respeto a sí mismo, como fruto de llevar una vida
vergonzosa.
La desesperación – Cuando se ha ido toda paz, gozo y esperanza. La incapacidad de sobreponerse a una
mente atormentada y confundida.
Las mentiras de Satanás – “Ya no tienes esperanzas”. “¿Para qué seguir?, “Mejor acaba con todo”.
El suicidio – La autodestrucción.
Con su verdad, el Señor desea poner al descubierto y mostrar el camuflaje del abismo de Satanás.
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DIRECTRICES ESENCIALES QUE NOS
AYUDARÁN A PERMANECER FUERA DE LOS FOSOS
Salir del hoyo y permanecer fuera de él
PARA SER LIBRE DEL EGO:
• Desarrolle un corazón de siervo. Ponga a otros primero. Preste atención a las necesidades de
otros, no sólo a las suyas. Anhele y desee la voluntad de Dios, no la suya.
• Renuncie a la autocompasión. (El síndrome de “pobre de mí”). Todos tienen luchas y
frustraciones (1 Co.10:13).
• Nunca endurezca su corazón. Esto es un falso consuelo y un mecanismo de defensa equivocado.
Dependa de la gracia para las heridas.
• Perdone completamente y libere a todos sus ofensores. Pierda el deseo de castigar a quienes
lo han herido. Dios lo justificará.
• No tome venganza. Esto sólo lo endurecerá más. La vieja naturaleza se fortalece si se ejercita.
• Quite toda queja; no culpe a los demás. Dios se encargará de los ofensores, sólo conserve sus
actitudes correctas.
• Practique pensamientos misericordiosos. Practique la mansedumbre. Las palabras y acciones
se forman en nuestros pensamientos.
• Ore por los que lo hayan ofendido. Diga algo bueno acerca de ellos (Lc. 6:28). No recuerde
continuamente las ofensas.
• Tenga la perspectiva de Dios en todo. Dése cuenta que las injusticias son ordenadas por Dios
para promoverle y bendecirle.
• Dios le vindicará tarde o temprano. Dios traerá todo a la luz en el día del juicio (Ec.12:14).
• Recuerde que Jesús también sufrió injusticias. No somos mejores que Él (Jn.15:20).
• Libérese de la frase: “¡Es injusto!” Acepte todo lo que Dios le envía, como algo que es justo y
diseñado para su beneficio.
• Rinda sus derechos y su voluntad. La ira y los conflictos cesarán cuando le dediquemos nuestros
derechos a Dios.
• Practique la Regla de Oro. (Mt. 7:12) Trate a los demás como le gustaría que lo trataran a usted.
Leer Pr. 24:29.
• Permita que Dios trate con su orgullo. El orgullo es la fuente de la mayor parte de los conflictos
e inquietudes internas. ¡La humildad es paz!
• Tenga las expectativas correctas. Esté seguro de que sus afectos y expectativas, no estén
enfocadas en cosas mortales.
• No se compare con otros. La amargura viene cuando se compara con otros y espera igualdad.
• Sea agradecido. No merecemos algo mejor. No merecemos ni siquiera lo que tenemos (Ef. 5:20).
Página 100 • Victoria
• No demande derechos iguales. Sea “pobre en espíritu” (Mt. 5:3). Los mendigos divinos no
están demandando igualdad.
• Tenga contentamiento. Esté satisfecho con la presencia maravillosa de Dios. “En su presencia
hay plenitud de gozo” (Salmo 16:11).
• Tenga realización. Realización es cumplir el propósito para el cual fuimos creados, traer
satisfacción a nuestro Hacedor (Ap. 4:11).
• Tenga motivos correctos. Desee solamente lo que Dios quiere que tenga, o todos sufrirán
(1 Reyes 1:5; Hechos 20:30).
• No sea perfeccionista. Sea capaz de ceder ante las opiniones y deseos de los demás. Es difícil
vivir con los perfeccionistas.
• Busque una mente totalmente renovada. Mire todo (situaciones, a sí mismo, a otros) desde la
perspectiva de Dios. Llénese con la palabra de Dios—su verdad le hará libre de toda atadura y
yugo (Juan 8:32).
• Conserve una fe viva y una confesión positiva. (Ap.12:11). Se vence a Satanás por medio de la
palabra de nuestro testimonio. Satanás se fortalece cada vez que repite lo que él está diciendo.
Póngase de acuerdo sólo con Dios. Puede caer en el abismo y romper la protección de Dios si
confiesa las mentiras: “Nunca lo lograré, es muy difícil, nunca seré feliz otra vez”. No le dé
poder a Satanás (Ec.10:8).
• No viva en el pasado. Olvide fracasos y culpas—los “qué tal si hubiera..”. y “si sólo..”.
(Fil. 3:13; He. 9:25).
• No se preocupe (afane). La preocupación nos deja exhaustos y causa depresión más que el
exceso de trabajo. Pídale a Dios que trate con las raíces que causan su preocupación (Fil. 4:6).
“Por nada estéis afanosos”.
• Pídale a Dios nuevas promesas. Cada uno necesita una visión progresiva, algo por lo cual tener
esperanza. Hasta Jesús miró más allá de sus circunstancias presentes y fue capaz de soportar,
debido a lo que fue puesto delante de Él (He.12:2).
• Obedezca. Responda a cualquier luz que Dios le dé (1 P.1:22). Es la clave para el crecimiento.
Cada vez que obedecemos a Dios y respondemos a lo que nos está diciendo, somos cambiados.
El crecimiento y la guía genuina cesan cuando decimos no a Dios.
• Cambie su conversación. (Salmo 50:23). Dios no nos librará de las dificultades hasta que
nuestra conversación cambie. Job no fue librado sino hasta que dejó de criticar y proferir injurias
(Job 42:1-12).
• Esté dispuesto a pasar por el fuego. Las pruebas de fuego tienen el propósito de tratar con los
problemas en nuestras vidas que no están glorificando a Dios. También para remover las cosas
que nos están robando el gozo y la paz. Los tres amigos de Daniel fueron lanzados en el horno
de fuego, pero lo único que deboró el fuego fueron sus ataduras (Dan. 3:21-28).
• Esté dispuesto a cambiar. No esté contento con la rutina de la vida. Permita que Dios expanda y
cambie su mente. ¡Nunca cambiaremos hasta que nuestra mente sea cambiada! Dios tiene muchas
experiencias nuevas y frescas, más adelante. ¡Mantenga la Paz!
Victoria • Página 101
• Esté lleno del Espíritu. Los frutos del Espíritu, (gozo, paz, etc). son esenciales para una buena
salud mental, emocional y espiritual. Busque estar lleno del Espíritu Santo y sus frutos. Pídale a
Dios que le ayude a no rechazar las manifestaciones del Espíritu. El mover del Espíritu Santo
(gozo, palmear, danzar, etc). traen liberación de ataduras espirituales y le llenan de gozo. Esto es
justo lo que necesitamos para una buena salud emocional y espiritual.
• Busque la experiencia de Romanos 6:6. Esta es la experiencia de estar “muerto al pecado”.
Cristo no sólo llevó nuestros pecados, sino también nuestra naturaleza pecadora. En la cruz Él
obtuvo todo lo que necesitamos para estar completos, y esto incluye la habilidad de conquistar el
pecado. Pero aunque Cristo ya obtuvo todo lo que necesitábamos (Ef.1:3), tenemos que caminar
con Él para poder poseerlo. Dios le llevará a la experiencia de “estar muerto al pecado”, si continúa
con hambre y sed de su justicia.
• Evite reaccionar erróneamente. Si usted se encuentra en el hoyo a consecuencia de sus reacciones
erróneas, puede salir de allí si reacciona correctamente. Un ministro o un hombre de Dios no puede
imponer manos sobre un hombre y decir: “¡Sé liberado totalmente del hoyo!” La oración y el poder
de Dios son necesarios inicialmente para lograr que un cautivo tome la dirección correcta, pero rara
vez éste es totalmente liberado si no da por iniciativa propia ciertos pasos conducentes a su libertad.
Aunque la puerta de una celda esté sin llave y abierta, los prisioneros deben caminar y salir para
quedar libres. Algunas veces aunque las puertas estén abiertas, las personas escogen quedarse en la
prisión. Esto ocurrió con los cautivos en Babilonia. Ciro rey de Persia, conquistó Babilonia y abrió
las puertas a los judíos y les dijo que podían irse a su país. (2 Cr. 36:22,23). Sólo algunos respondieron
a la libertad que estaba disponible. Muchos se quedaron en Babilonia, cómodos en sus ataduras.
Proféticamente, Isaías le dijo a la nación cautiva: “Sacúdete … suelta las ataduras de tu cuello,
cautiva hija de Sion” (Is. 52:1-2). Dios hace su parte, pero el hombre también tiene que hacer la suya.
Hace algunos años, vi un documental sobre la vida de los lobos. Una loba tuvo una camada de
lobeznos que permanecieron enjaulados por cuatro años. Nacieron en cautiverio y nunca habían
salido de la jaula que medía tres metros por cada lado. Un día el investigador abrió la jaula. Para su
asombro, los lobos tenían miedo de salir. Cada día daban con timidez unos pocos pasos fuera de la
seguridad de la jaula en la que habían vivido siempre. Poco a poco fueron ganando confianza hasta
que sus mentes se reprogramaron lo suficiente como para vivir una vida normal. Fue necesario que
dieran muchos nuevos pasos, antes de que se liberaran y normalizaran. Los lobos pudieron haberse
quedado toda su vida en la jaula, aun con la puerta abierta.
La analogía también tiene aplicación para el hombre. Aunque la puerta de la prisión esté abierta, el
hombre debe dar muchos pasos fuera de la misma para adquirir la reorientación que lo lleve de
nuevo a la vida normal. Recuerde, cada paso que Israel tomó hacia Babilonia (confusión) como
exiliados, tuvo que tomarlo de nuevo para volver a su país. Y cada paso que un hombre toma cuesta
abajo en su descenso al hoyo, debe desandarlo cuesta arriba, a fin de regresar a su lugar. Se necesita
esfuerzo y deseo para salir del hoyo.
“Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén.
Suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion” (Isaías 52:2).
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LA NECESIDAD DE LA GRACIA Y
EL ESPÍRITU DE ARREPENTIMIENTO
Conclusión
En las páginas anteriores, nuestro tema ha sido cómo ganar liberación de la vida egocéntrica y la
liberación de las ataduras y los hábitos. Hemos enfatizado la importancia de una mente renovada,
revertir estilos de vida y patrones de respuesta incorrectos, conocer la palabra de Dios, tener las
confesiones adecuadas, y mucho más. Pero para poder obtener la victoria, todo esto, aunque
absolutamente necesarios, no es suficiente.
Aun cuando clamemos o tomemos autoridad, tratando de seguir los pasos correctos, practicando todos
los procedimientos y fórmulas, ejerciendo todo el poder de la voluntad humana, y hasta teniendo las
mejores enseñanzas de la palabra de Dios, un individuo nunca será transformado o librado de sus
ataduras a menos que Dios soberanamente le dé su gracia. ¡Quiero repetir esto! Nadie puede cambiar
para dejar de ser la persona que es, o ser librado de sus prisiones, rutinas, caminos, apetitos, forma de
pensar o ataduras a menos que reciba gracia de Dios. Dios sólo da gracia a los humildes.
¡El poder de la voluntad no es suficiente! La liberación de un problema o la transformación de la
persona que somos, solamente viene a través de un divina impartición de gracia de parte de Dios
mismo. No puede haber crecimiento, cambios, progresos o seguimiento de Dios, a menos que Él
nos toque y soberanamente nos dé su gracia. Pablo dijo que la única cosa que lo cambió a él fue la
gracia de Dios al expresar: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Co.15:10; 1 Ti.1:13-14).
(Hebreos 6:1). “Vamos adelante”. Pablo nos mandó establecernos en los rudimentos de la doctrina,
pero luego dijo: “Vamos adelante hacia la perfección”. Sin embargo en 6:3 agrega: “Y esto haremos
si Dios en verdad lo permite”. (Solamente si Dios nos da su gracia). Así que nuestra parte es que
nos humillemos y le pidamos a Dios que nos dé su favor y que soberanamente nos imparta de su
gracia. Nunca esto se enfatizará demasiado. Nada cambiará a menos que recibamos nueva gracia de
Dios. La gracia viene de Dios cuando nos humillamos delante de Él (Stg. 4:6; 1 Pe. 5:5-6). Pídale
a Dios diariamente su gracia y misericordia.
El espíritu de arrepentimiento
Arrepentirse literalmente significa cambiar de mente lo que hace que cambiemos nuestros caminos. El
arrepentimiento es un regalo de Dios. No puede ser adoptado ni desarrollado. Si Dios no da el espíritu
de arrepentimiento y gracia, una persona no se puede ablandar ni cambiar. Sólo la bondad de Dios lleva
al hombre al arrepentimiento (Ro. 2:4). Sin embargo, el hombre tiene que ceder a esta bondad.
Ningún hombre puede acudir a Dios si Dios no le acerca y le ablanda. Una persona no puede decir:
“Viviré a mi antojo, y cuando esté dispuesto, o cuando ya sea viejo y esté en el lecho de muerte, me
arrepentiré”. ¡No! Si Dios no atrae al hombre, éste no puede venir. Hay épocas en que Dios toca a
la puerta del corazón del hombre. Si el hombre ignora a Dios y se niega a abrir la puerta, Dios quizá
no regrese por un tiempo. Es necesario un milagro de la gracia divina y el espíritu de arrepentimiento,
para que un hombre se ablande y reciba el regalo de la salvación o cualquier otra bendición liberadora
de Dios (Ap. 3:20).
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6).
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44,65).
Victoria • Página 103
Una vida de quebrantamiento y arrepentimiento
¡Necesitamos una vida de quebrantamiento y arrepentimiento! Necesitamos la habilidad de
quebrantarnos, de cambiar de opinión, de ser blandos y dóciles, capaces de decir—“Me equivoqué,
perdóname!”. Esta habilidad se llama espíritu de arrepentimiento. Es una unción, una gracia de
Dios. El rey David tuvo esta unción. Usted la puede ver surgir en los Salmos.
Un ejemplo del Espíritu de arrepentimiento
Un ejemplo del espíritu de arrepentimiento lo hallamos en Zacarías 12:10 y Jeremías 31:18. Es un
ablandamiento, un quebrantamiento, una actitud de—“¿Qué he hecho? ¡Qué necio he sido! Señor,
me arrepiento de haberte afligido a Ti y a otros”. Dios quiere que vivamos a diario con el espíritu
de arrepentimiento, y que nos apoyemos constantemente en Él que nos da su gracia capacitadora.
(Job 27:1-5). Job dijo que él era recto y que Dios le había quitado su derecho, que no cambiaría de
manera de pensar aunque muriera. Es asombroso ver que hay personas que pueden estar físicamente
quebrantadas, pero que no se doblegan espiritualmente. Job se había endurecido durante su prueba,
y acusaba a Dios de irresponsabilidad. Job necesitaba un espíritu dócil y contrito. Personalmente,
he hablado con cristianos con serias ataduras (estando algunos en su hora de morir), que no quisieron
ser receptivos ni cambiar sus criterios acerca de sus caminos o ideas. Ellos necesitaban el espíritu
de arrepentimiento, de gracia y quebrantamiento. La liberación no puede llegar sino hasta que el
individuo se humilla y recibe la gracia de Dios para cambiar. Algunos se han enterrado tanto en un
hoyo, que ya ni siquiera desean cambiar … ¡pero Dios tiene poder hasta para restituir el deseo! Si
usted necesita un milagro personal, pídale a Dios que le muestre lo que debe enderezar en su vida
para prepararse para el milagro. ¡Dios anhela visitarlo y liberarlo!
He aquí nuestra conclusión final:
Busque a Dios con toda diligencia,
para recibir gracia y espíritu de arrepentimiento.
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