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(CUANDO) UN AMIGO... SE FUE
In Memoriam
Raymundo Arjona
El pasado miércoles, mientras estaba en clase en el edificio de Humanidades de la UAN con
algunos alumnos, recibí una llamada de Martha, en la cual me decía que acababa de llamar
Consuelo para avisarme que Rey había muerto... Unos minutos después, me enteré por
medio del Padre Pepe que no sólo había muerto —al parecer el lunes— sino que ya había
sido cremado y que sus cenizas ya habían sido depositadas en el Templo del Carmen...
Esa tarde y los días siguientes fueron distintos y a pesar que no compartí con nadie lo que
sentía dentro de mí, puedo decir que quedó un espacio vacío y no cualquier espacio, sino
uno de los espacios más profundos de mi corazón, ese espacio que ocupan a lo largo de la
vida aquellos amigos que llegan a ser esos hermanos que encuentras en el camino y que los
eliges y aceptas como tales.
Conocí a Raymundo cuando venía del Preseminario de Xalisco a jugar futbol al Tecolote,
pero nuestra amistad nació, creció y se profundizó a lo largo de los años que coincidimos en
el Seminario, en ese edificio que ahora ocupan las oficinas de la Diócesis de Tepic.
Probablemente, fue el deporte una de las principales fuentes de unión, especialmente el
futbol, a pesar que había una distancia considerable entre su calidad y mis esfuerzos. Fue,
sin embargo, el basquetbol la otra fuente de cercanía deportiva y, ahí sí, de competencia, en
igualdad de circunstancias. (Recuerdo especialmente aquella gira por la Costa de Oro, por El
Limón y por Tecuala, Por San Felipe Aztatán y anexas con esas noches durmiendo en el
Comisariado con Ibarría y el Kilo durmiendo placenteramente y Raymundo y yo luchando
toda la noche contra los zancudos y el calor).
La verdad no recuerdo con precisión que otros asuntos nos acercaron, pero creo que estaba
siempre presente el anhelo de servir al pueblo de Dios de la mejor manera que nos fuera
posible. Recuerdo algunas giras a la laguna de Santa María y a Santiago en compañía de
Ibarría y unos deliciosos camarones que nos preparó su cuñada en esa gira por Santiago,
unos camarones a la mantequilla ¡increíbles!
Cuando estuve en Zamora, él y Nicolás se fueron con los Misioneros de Guadalupe (donde
según platicaba alcanzó su máximo nivel en el futbol hasta que sufrió una lesión que
prácticamente lo retiró de las canchas). Luego vino la aventura kenyana (que creo que
siempre dejó huella en su ser); intercambio de cartas y poco tiempo después, cuando estaba
a punto de terminar teología, el retorno repentino a México por problemas afectivos. De ahí,
la reincorporación al trabajo de la frutería en Santiago que estaba en bancarrota, diversos
enredos de faldas que culminaron con su matrimonio con Consuelo, su ex-cuñada.
Todo lo demás fue dedicarse al trabajo y... a tomar en una dosis cotidiana que lo llevaría al
desenlace final...
Prácticamente nunca alcanzamos un nivel de confianza y de profundidad como hubiera sido
deseable... Siempre pensé que aquello de Kenya —tanto en lo afectivo como en lo
ministerial— quedó atorado a nivel existencial y su dolor se lo llevó a la tumba.
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Los primeros años de mi ministerio le perdí la pista hasta que un buen día le encontré con
Adriana en las afueras del Pollo Feliz. A partir de ahí retomamos la amistad; le visitaba con
frecuencia en su casa donde disfrutábamos las artes culinarias de Consuelo; le pedía
prestados sus vehículos cuando no tenía propio o cuando creía necesitarlo. (La más
significativa fue aquel préstamo del tsuru plateado para la gira angelical por Mazatlán y la
última la de la camioneta plateada para iniciar el retorno a la casa de Miramar 85 luego de la
breve estancia en el Rodeo de la Punta).
En la etapa reciente en Tepic, ya no lo vi tanto; las enfermedades les habían empezado a
aquejar en casa tanto a él como a Consuelo; las cenas desaparecieron... el ambiente se fue
tornando más complicado hasta que prácticamente dejé de ir cuando la compra de la nueva
casa. Tal vez hubiera sido bueno buscarlo, platicar, pero ahora... todo es inútil.... Raymundo
ha muerto, vencido por los deterioros del alcohol y de las malpasadas.
Deja un ejemplo de trabajo indudable... de morir prácticamente en la raya; pero también una
senda de dejadez de su salud y de su persona que me duele.
Probablemente, me identifico mucho con él por dos asuntos claves: la problemática del
querer servir al pueblo de Dios sin poder vivir el celibato y dejar el ministerio posible o
ejercido sin poder alcanzar la plenitud en una pareja humana.
La noche del jueves, dediqué varias horas a su memoria, luego de ir a misa al Carmen y
enterarme por Consuelo de algunos de los pormenores de sus últimos días (operación de la
vesícula, desarrollo del problema del hígado, paro cardíaco, bronconeumonía; deseo de no
dar a conocer su muerte hasta que estuvieran sus cenizas en el Carmen, gira a la laguna de
Santa María y al Seminario). Se los dediqué con el recurso a la música, donde destacaron
tres canciones que he grabado en un disco junto con todas las canciones recopiladas en los
últimos meses: Cuando un amigo se va de Alberto Cortez; Gracias a la Vida de Mercedes
Sosa y Un nuevo amigo o Un nuovo amico de Riccardo Cocciante.
Un Nuevo Amigo me hace recordar una de las principales muestras de amistad de
Raymundo: el prestarme algunos de sus vehículos, algo que yo sé bien que sólo se hace con
los grandes amigos...
Porque a un amigo tú lo llamas de noche...
siempre entenderá
sale en pijama y te presta su coche...
y no pregunta más
Perché un amico se lo svegli di notte, è capitato già
esce in pigiama e prende anche le botte...
e poi te le rida'............
Gracias a la Vida, une tantos recuerdos, pero en este caso, sobre todo esas palabras amigo
y hermano, esos pies cansados y esas posibilidades de reír, de llorar y de amar.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió dos luceros que, cuando los abro,
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perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído, que en todo su ancho
graba noche y día; grillos y canarios.
martillos, turbinas, chubascos
y la voz tan tierna de mi enamorado.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y ell abecedario,
con el las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano y luz, alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió el corazón, que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado ell llanto;
así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes, que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio cantoGracias a la vida...
Cuando un amigo se va... sin comentarios, la canción de la coyuntura... Cuando un amigo se
va queda un tizón encendido, queda un espacio vacío... vacío, queda un terreno baldío, se
queda un árbol caído, una estrella se ha perdido, cuando un amigo se va, galopando su
destino, empieza el alma a vibrar porque se llena de frío...
CUANDO UN AMIGO SE VA
Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
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Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va,
una estrella se ha perdido,
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a rebelar,
el duende manso del vino.
Cuando un amigo se va
galopando su destino,
empieza el alma a vibrar
porque se llena de frío.
Cuando un amigo se va,
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va,
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.
Cuando un amigo se va,
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Entre las canciones recopiladas esa noche y grabadas esta tarde, ésta también de Alberto
Cortez que nos habla del amor al pueblo que nos vio nacer, a SAMAO en este caso.
DISTANCIA
Viento, campos y caminos... distancia,
qué cantidad de recuerdos
de infancia, amores y amigos... distancia,
que se han quedado tan lejos.
Entre las calles amigas... distancia
del viejo y querido pueblo
donde se abrieron mis ojos... distancia,
donde jugué de pequeño.
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Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Allí viví la alegría... distancia
de aquel primer sentimiento
que se ha quedado dormida... distancia
entre la niebla del tiempo.
Primer amor de mi vida... distancia,
que no pasó del intento;
primer poema del alma... distancia,
que se ha quedado en silencio.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
¿Dónde estarán los amigos... distancia,
que compartieron mis juegos?
¿quién sabe donde se han ido... distancia,
lo que habrá sido de ellos?.
Regresaré a mis estrellas... distancia,
les contaré mi secreto:
que sigo amando a mi tierra... distancia,
cuando me marcho tan lejos.
Un corazón sin distancia quisiera
para volver a mi pueblo.
Que sigo amando a mi tierra... cuando me marcho tan lejos
Un corazón sin distancia quisiera, para volver a mi pueblo....
Tres reflexiones intentan brotar en mí a propósito de esta muerte:
1. Algo que ya insinuaba más arriba; la cercanía con Raymundo, más allá de los deportes,
de las comidas y de los coches, es la cercanía de dos seres humanos, de dos cristianos
que se sintieron llamados a colaborar en la obra del Reino y que tropezaron en distintos
momentos con la imposibilidad de proseguir por el sendero elegido —el del ministerio
sacerdotal— por aquello del celibato, por aquello del amor esponsal humano en el más
profundo de sus sentidos. Raymundo se vino de Kenya y ya nunca más volvió a pensar
en esa posibilidad como una posibilidad real aunque estuvo siempre latente, hasta el final.
Y, por otro lado, el camino concreto asumido —con Consuelo— parece no haber llenado
las expectativas de su corazón (de ambos). Yo dejé el ministerio al no poder ya más
prometer ser célibe y el camino elegido —con Martha— a pesar de los preciosos frutos
filiales, no fue capaz de llenar los deseos y los anhelos de nuestro ser. Aún queda tiempo
al parecer... ¿Será posible encontrar un día esa otra que me haga pleno? ¿Esa otra
encontrada algún día volverá?... Chi-sà
2. El sentido de la vida. Ya no tanto en relación conmigo sino en sí misma, la vida de
Raymundo me da qué pensar. Tanto esfuerzo, tantas desveladas y desmañadas,
¿tuvieron sentido? ¿Tantos años dedicados al trabajo para morir en la raya? Tal vez ahí,
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sólo la esperanza de una vida plena en un más allá de la muerte pueda traer el sentido, la
alegría, la conciencia de la misión cumplida en el diario caminar... y no sólo en su caso
sino en el de tantos y tantas que dedican su vida a los esfuerzos cotidianos.
3. La amistad y su lugar en el corazón. El corazón humano, el alma o el espíritu, es la sede
de lo más valioso que encuentras en la vida, es la sede, especialmente, de los amores:
del amor filial y del amor paterno, del amor fraterno y del amor esponsal. La tristeza
experimentada ante la muerte de Raymundo parece estar ubicada muy en lo profundo,
muy cerca de ese espacio vacío, el de mi bien amada. Ahí cerquita creo que están
también Ana y Jorgito... Don Jorge y, tal vez, Doña Bertha pero ahora y aquí, sólo percibo
dos ausencia de mi amigo, hermano y la de mi bienamada. Lalo, Pablo también se han
ido pero su lugar en mi corazón no era tan profundo...
Termino con la lectura del pasado jueves en la misa ofrecida por la eterna plenitud de
Raymundo:
Lc 5, 1-11
Dal Vangelo secondo Luca
In quel tempo, mentre, levato in piedi, stava presso il lago di Genèsaret
e la folla gli faceva ressa intorno per ascoltare la parola di Dio, vide due
barche ormeggiate alla sponda. I pescatori erano scesi e lavavano le
reti. Salì in una barca, che era di Simone, e lo pregò di scostarsi un poco
da terra. Sedutosi, si mise ad ammaestrare le folle dalla barca.
Quando ebbe finito di parlare, disse a Simone: «Prendi il largo e calate
le reti per la pesca». Simone rispose: «Maestro, abbiamo faticato tutta la
notte e non abbiamo preso nulla; ma sulla tua parola getterò le reti».
E avendolo fatto, presero una quantità enorme di pesci e le reti si
rompevano.
Allora fecero cenno ai compagni dell'altra barca, che venissero ad
aiutarli. Essi vennero e riempirono tutte e due le barche al punto che
quasi affondavano.
Al veder questo, Simon Pietro si gettò alle ginocchia di Gesù, dicendo:
«Signore, allontanati da me che sono un peccatore».
Grande stupore infatti aveva preso lui e tutti quelli che erano insieme con
lui per la pesca che avevano fatto; così pure Giacomo e Giovanni, figli di
Zebedèo, che erano soci di Simone. Gesù disse a Simone: «Non
temere; d'ora in poi sarai pescatore di uomini».
Tirate le barche a terra, lasciarono tutto e lo seguirono.
Tepic, Nayarit, domingo 10 de septiembre