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Isaías, con un poema lleno de entusiasmo, anuncia a los israelitas que vuelven del destierro de Babilonia, un futuro luminoso que alcanza a todos los pueblos (Is 60,3). Las palabras que leemos en Isaías se hacen realidad: “también los gentiles son coherederos” (Ef 3,6). Porque el evangelio de Jesús llega a todos los seres humanos sin exclusión, a todos los que son capaces de ponerse en camino en busca de su estrella (Mt, 2,9). Reyes Magos, que saliendo de vuestros reinos cabalgasteis en busca del Dios hecho niño en Belén, decidnos cómo hallar el camino hacia Belén. Y en el silencio de nuestras pequeñas historias escuchamos, Señor, que el camino hacia Belén, es la vida recorrida con alegría en medio de las dificultades; es la curiosidad por indagar y avanzar, aunque no se vislumbre nada en el horizonte; es reconocer que, acaso, la meta es el mismo camino, Señor. Reyes Magos, mostradnos cómo descubrir la estrella del Salvador. Y en la pequeñez de nuestras vidas, sentimos, Señor, que la estrella es la luz que ilumina el corazón; la intuición de saber que tú, oh Dios, siempre nos acompañas; la esperanza que nos invita a seguir adelante, sabedores de que Dios renueva su confianza en nosotros. Reyes Magos, decidnos cómo y quién es el Dios que habéis visto. Hemos visto un Dios-Niño en brazos de su Madre. A sus pies dejamos el oro que nos ata y nos llena de inquietudes; el incienso con que perfumamos todo lo material olvidando que Dios es el único digno de todo honor; y la mirra que nos muestra las contradicciones y temores de la humanidad. Y partimos de Belén con el corazón lleno de gozo sabiendo que llevamos para siempre a Dios con nosotros. Oh Dios, como los Magos, estamos postrados ante ti porque queremos seguir tus caminos, porque te traemos el regalo de nuestra fragilidad mezclada con ansias de luz y de verdad, porque nuestros deseos de fraternidad pueden encontrar en ti su plenitud. Gracias, Señor, por tu estrella que sigue guiando hacia ti nuestros pasos. Gracias, Señor porque hoy eres más Dios-con-nosotros. Amén.
