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FERNANDO MARTTELL CÁMARA
ÁNGELES DE
ALTO HOSPICIO
AUTOEDICIONES EL BUQUE VARADO
Registro Propiedad Intelectual Nº 109.710
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A TODOS LOS PADRES QUE TIENEN QUE SUFRIR
LA AUSENCIA ETERNA DE SUS HIJAS:
- Laura Zola
- Viviana Garay
- Macarena Sánchez
- Patricia Parra
- Catherine Arce
- Macarena Montecinos
- Sara Gómez
- Graciela Monserrat
- Ivonne Carrillo
- Ornella Linares
- Deysi Castro
- Angélica Lay
- Ximena Eissmann
Q.E.P.D.
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PRIMERA PARTE
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A
Los remolinos se arrastran
por la pampa con su cargamento de luto.
Una Cuculí se desploma
sobre la chusca.
La lágrima cae
(mil lágrimas).
Y un ojo maligno
atraviesa su sombra cruel,
las callejuelas de tierra sucia,
vomitando en cada esquina
su falsa luz, su desviado ensueño.
B
Una a una,
fueron desapareciendo
(con ellas desaparecían,
también, las alegrías).
Sus familiares
comenzaron a agonizar
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en un jardín de flores desoladas,
sin imaginar siquiera
que sus hijas yacían muertas,
con sus rostros de ángeles,
en un antiguo pique minero
o en alguno de los muchos
basurales clandestinos
que existen en Alto Hospicio.
C
Lloran las madres
su llanto de océano
en la mas absoluta soledad
de los silencios.
Las cobijan los vientos marinos
acurrucadas en el puño de la noche.
Ay, ¿Quién devoró sus vientres
y en su lugar puso una Rosa de acero?
Ay, ¿Quién anida en sus pupilas y derrama
desde ahí, espejismos y holocaustos?
Soles ahorcándose en el equinoccio,
gaviotas muertas en el paroxismo de las olas.
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Lloran las madres…
Y la mísera sombra, besando, como un reptil
sus amorosas manos, sus canos cabellos,
la humildad de sus vidas.
D
El amor yace crucificado
en el desnudo ventarrón
de Huantajaya.
Pregunto:
(voz quebrada, corazón ensombrecido)
¿Quién fue capaz de robarles
con un zarpazo la ternura de sus años?
¿Qué alimaña dejó una ciega oscuridad
en sus rostros juveniles?
¿Quién ensangrentó la luz
de sus corazones adolescentes?
¿Qué bestia hirió de muerte
sus sueños de niñas?
Nadie contesta. Es inútil,
nadie se hace cargo.
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SEGUNDA PARTE
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1
Amanece en Hospicio
y tu lecho vacío
es un abismo,
una grieta honda
donde se despeñan
en silencio
los ruiseñores.
La noche furiosa
me ha besado
con sus garras
y vertido su horrible
luz en mi alma.
Sin ti, hijita,
todo trasunta nostalgias;
el día es un farol mortecino,
la noche, un beso lacerado.
El viento es un sordo
quejido de difuntos,
la mañana, una agonía
de tiesos pétalos…
Amanece en silencio
y mi corazón
es un árido camino
por donde circulan
derrotados los sueños.
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2
Tu ausencia
es una áspera lágrima
bajando los surcos
de mi alma.
A veces hablo en susurros,
agotado de no encontrarte,
de recorrer caminos infinitos
ataviado de otoños y lutos.
A veces creo ver tu rostro
en el rostro de otras colegialas,
en la luz de sus cabellos,
en sus rostros de esmeralda.
A veces te veo volver de la escuela,
angelical, sol de primavera…
te llamo y el eco de mi voz
se pierde en los cerros desiertos….
Ay, mi dulce niña,
desde tu ausencia
mi corazón se llueve
de lamentos.
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3
El viento del atardecer
enarbola su quebranto.
El otoño y su llaga desnuda.
La sucia luz suicidándose
en la panza de los gallinazos.
El invierno y su estambre sombrío.
La flor de los desiertos
susurrando sola sus delirios.
La oquedad de la luna llena.
La campana de los recovecos
aullando tristemente sus miserias.
Ah, hija mía,
devaneo cada noche
esperando la mañana
para oír, nuevamente,
la diamantina de tu canto.
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4
La noche me enturbia el corazón
y me escupe sus relámpagos,
penetra mis ojos taciturnos
y desnuda mis cicatrices.
La noche eterna
es un barco anclado,
un sueño inmóvil
de plumajes lúgubres…
agonizo en el silencio.
La lágrima cae
(¡mil lágrimas!)
Y tú,
mi niña amada,
durmiendo embellecida
en mi regazo vacío.
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FINAL
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Mataron tu inocencia
destrozando, sin piedad,
el perfume de tus años.
Te arrebataron la vida,
la dulzura de tu existencia,
la alegría de tu encanto.
Destruyeron tu belleza,
tu voz, tu risa, tus ojos,
la melodía de tus manos.
Te abandonaron, mi niña,
en un basural, en un hoyo,
en lo mas sucio del desierto.
te encontramos muerta
y solo hemos podido llorar,
llorar a gritos o en silencio.
Llorar con el rostro cansado,
el alma entristecida
y el corazón hecho pedazos.
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Ángeles
de Alto
Hospicio.
Que Dios las bendiga.
Descansen
en
PAZ.
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