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TESTIMONIO DE UNA HIJA DE MARIA GÚELL Me llamo Mª Pilar Ferrero y soy natural de Zamora. Llevo treinta años de vida religiosa en la Congregación de Misioneras Hijas del Corazon de Maria, que el 14 de Septiembre de 1.899 fundó María Güell, en Cervera (Lleida). La primera vez que tuve contacto con la manera de vivir de María Güell fue cuando dos religiosas jóvenes, una de ellas, precisamente de Alegría de Oria visitaron mi pueblo. Inconscientemente, quizá en mi interior, quedaron grabadas la naturalidad, sencillez y humildad de aquellas mujeres que seguían a Jesús al estilo de María Güell. Pero fue cuatro años más tarde cuando la relación se hizo más personal, pues al final, mis padres accedieron a que me trasladara a la casa que dichas religiosas poseían en Gainberri, junto al Colegio “Ntra. Sra. de Izaskun”. Allí palpé, día a día, lo que las religiosas de María Güell habían heredado de ella: tener un corazón grande y generoso, porque “La belleza que interesa es la del corazón y todas las personas lo podemos tener hermoso a los ojos de Dios”. (Frase de María Güell). Veíamos que la dedicación y entrega que estas religiosas tenían hacia nosotras sólo podía tener sentido porque ellas querían hacer realidad el pasar la vida como Cristo, haciendo el bien. ¡Cómo captábamos nosotras poco a poco el espíritu de estas religiosas...!, pasaron los años y este estilo de vida nos cautivó decididamente y nos fuimos al Noviciado. Ya, en mis primeros años de vida religiosa, la oración fue mi preocupación y en las horas de diálogo profundo con Cristo, se fue forjando mi personalidad e infundiéndome valor para comunicar a los demás el gozo que siempre he experimentado de estar consagrada a Dios. Pero hoy quisiera fijarme en una faceta de María Güell que me ha cuestionado mucho y de la que trato de ser su fiel seguidora. Ella siempre afirmaba: “Debemos hacer participar a los demás del don de la fe”. Llevo muchos años entregada a este ministerio de la catequesis y servicio en las parroquias de Palencia. Esta actividad ha sido para mí fuente de alegría y realización personal, tratando de compartir mi fe con los jóvenes y niños. Por eso, el mensaje que la María Güell transmite al mundo de hoy del que yo quiero ser portavoz, es un mensaje de Fe, Esperanza y Caridad con sencillez.