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3 de enero 2015 Epifania Es con alegría constante que la Iglesia celebra el tiempo de Navidad. Dentro de esta temporada, celebramos la fiesta de la Epifanía. En este día, recordamos la llegada de los reyes magos, en el pesebre. Los magos fueron capaces de encontrar el Niño Jesús por un factor importante: una guía. Fue la dirección de una estrella que los llevó al pesebre. Como nos imaginamos el camino de los magos, nos damos cuenta de la importancia de la orientación en nuestras propias vidas. Cada uno de nosotros es dependiente de ella. Cada vez que viajamos a un lugar nuevo, necesitamos la orientación. Necesitamos una dirección. Podemos ver que nuestros sistemas de orientación son importantes para nosotros. Utilizamos nuestras computadoras o teléfonos celulares constantemente por dirección y por guía. Sin embargo, la orientación dada a los magos era de Dios. Él utilizó la estrella para traer a los Reyes Magos al Niño Rey. Fue la estrella que ellos vieron que les envió la búsqueda. Los reyes magos encontraron el niño rey, porque permitieron a guiarse. ¿Nosotros estamos buscando a Jesús? ¿Nos lo buscamos a través de la oración y la lectura de las Escrituras? Puede ser muy fácil dejar de buscar a Dios. Muchas personas en este mundo pueden nos dicen que es inútil buscar a Dios. Se nos dirá que no existe, o que él no quiere tener una relación con nosotros. Pero nos beneficiaríamos de tomar la palabra de Herodes en serio, como los magos hicieron. Herodes dijo: Vayan a averiguar cuidadosamente que hay de ese niño. Ahora es el momento para nosotros para ir a buscar con diligencia acerca del niño Jesús. ¿Cómo? Debemos recurrir a María. Uno de los grandes títulos de María es Stella Maris. Esto significa Estrella del mar. En nuestra relación con María, ella siempre nos guía a Jesús. Incluso la oración Ave María, nos guía a Jesús. Cada Ave María invoque el nombre de Jesús. Dios usa a su madre para que nos guíe a Su Hijo, tal como lo utiliza la estrella para guiar a los magos al pesebre. Si nos encontramos con que estamos perdidos y lejos de Dios, debemos recurrir a María en la devoción de oración. Su corazón conoce el mejor camino en que encontramos a Cristo. Cuando experimentamos grandes dificultades, debemos invocar el nombre de María. San Bernardo nos dice: “mira a la estrella, llama a María. Si está sacudido por las olas de orgullo, de ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza se lanzan contra el alma, mira a María. En el peligro, en la aflicción, en dudas, llame a María. Usted no va a salir mal si le sigue, y no desmayar si oran a ella; nunca se perderá si se piensa en ella. Si ella te guía, llegará a puerto sin novedades. Que esta celebración de la Epifanía nos enseñe a levantar los ojos de nuestro corazón y mirar alrededor. Debemos mirar a María para encontrar nuestro camino a Jesús.