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EL AMOR, EL MÁS EXCELENTE REGALO DE DIOS.
Juan 21:15-17 RVG Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas [𝛼𝛾𝛼𝜋𝛼́ 𝜍, 25] más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo [𝜑𝜄𝜆𝜔́ , 5368]. Él
le dijo: Apacienta mis corderos. (16) Vuelve a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas
[𝛼𝛾𝛼𝜋𝛼́ 𝜍, 25]? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo [𝜑𝜄𝜆𝜔́ , 5368]. Él le dijo: Apacienta mis
ovejas. (17) Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas [𝜑𝜄𝜆𝜀𝜄́𝜍, 5368]? Pedro, entristecido
de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Le dijo: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te
amo [𝜑𝜄𝜆𝜔́ , 5368]. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
“Yo espero que usted tenga una apreciación por ella (la Biblia) no como un fetiche sino porque
es el tesoro más grande, aparte de Dios mismo, que tenemos. Es Su propia palabra, Su propia
auto-revelación. Cuando las personas me preguntan por qué es que yo sistemáticamente
enseño libro por libro, por qué presto tanta atención al detalle y a cada verso y cada frase y
toco todas las palabras, yo les digo que es porque yo entiendo que son las palabras de Dios
reveladas a nosotros por Él. Y yo no dudaría de la necesidad de que esas palabras sean
presentadas, enseñadas y entendidas por todos nosotros.”
John MacArthur
Es destacable que en estas tres preguntas, nuestro Señor usa el verbo αγαπαω, que significa
amar afectuosamente, ardientemente, supremamente, perfectamente; y que Pedro siempre
responde, utilizando el verbo φιλεω, que significa amar, agradar, apreciar, considerar, estimar,
valorar, sentir amistad por otro. Como si nuestro Señor hubiese dicho: "Pedro, ¿tú me amas
ardientemente y supremamente?" A lo que él responde: "Señor, siento un afecto/cariño por ti
- Yo te estimo - pero me atrevo, en la actualidad, no decir nada más."
Hasta este punto hemos mencionado dos clases de amor, lo cuales definiremos a través de las
Sagradas Escrituras. Como se mencionó anteriormente, el amor agape es ardiente, supremo,
perfecto, desmedido, desvivido; por otra parte, el amor filos implica una valoración de la
persona por encima de cualquier otra cosa, un afecto entrañable caracterizado por la
constancia, y motivado por la más alta veneración.
Es verdaderamente difícil percatarse de la diferencia entre ambas clases de amor tan sólo con
leer sus definiciones, el amor sólo puede conocerse a base de las acciones que provoca; es por
esa razón que nos remitiremos a dos situaciones plasmadas en las Sagradas Escrituras, las
cuales nos muestran claramente el obrar del amor filos y del agape.
Juan 18:10-11 RVG Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, e hirió a un siervo del
sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. (11) Entonces Jesús dijo a
Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que mi Padre me ha dado, ¿no la he de beber?
Hechos 5:40-42 RVG Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les
intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los dejaron libres. (41) Y ellos partieron de la
presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por su Nombre.
(42) Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
Durante el lapso de tiempo existente entre el primer y segundo versículo tuvo lugar un
acontecimiento sin precedente, la venida del Espíritu Santo. El Santo Espíritu de Cristo no
trajo consigo solamente lenguas, profecía, interpretación de lenguas, palabra de ciencia,
palabra de sabiduría, fe, milagros y discernimiento de espíritus; el Espíritu de Cristo trajo
consigo el regalo más EXCELENTE de todos, el amor.
El Cristo le preguntaba a Pedro por un amor agape; sin embargo, éste le respondió con un
fileo. No hemos de poner en tela de juicio el entrañable afecto que había en el corazón de Pedro
hacia el Cristo. Pedro fue sincero con su Señor, él lo amaba con todo el amor que había en su
corazón en ese momento; sin embargo, Pedro no era capaz de darle al Cristo el amor que le
demandaba, i.e. agape, ¿por qué razón? Simplemente porque él no lo conocía, él no sabía amar
de la manera en la Cristo le demandaba que lo amara, él nunca lo había experimentado
internamente, él lo había recibido de Cristo pero no estaba esa clase de amor en él, nadie puede
dar aquello que no tiene. Sin embargo, no era culpa de Pedro, pues el amor agape es de Dios,
el amor agape tiene su origen en Dios.
1 Juan 4:7 RVG Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios (οτι η αγαπη εκ του θεου
εστι). Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
εκ: Origen, fuente, causa, ocasión, etcétera, en el sentido de procedencia desde dentro.
εστι: Ser, existir, producirse.
El amor tiene su origen en el corazón Dios, proviene de Él. Él es la fuente inagotable de amor,
de su corazón brota para la eternidad el amor. El amor existe porque Dios existe.
1 Juan 4:8 RVG El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Ha quedado claro que el amor agape no tiene su origen en el corazón del hombre, sino en el de
Yahweh. Ahora ¿cómo podrá el hombre amar a Dios con el amor que Él demanda, siendo el
amar a Dios el PRIMER GRAN MANDAMIENTO? La única forma es mediante su Espíritu Santo.
Gálatas 5:22-23 RVG Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, (23) mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
¿Por qué se le llama fruto? Porque se da en forma natural, actualmente es posible forzar la
naturaleza para que nos dé el fruto que queramos en el momento en que lo deseemos; sin
embargo, es imposible forzar el amor verdadero.
Ezequiel 36:21-38 RVG Pero he tenido compasión por causa de mi santo nombre, el cual profanó la
casa de Israel entre las naciones adonde fueron. (22) Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová
el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual
profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. (23) Y santificaré mi grande nombre,
el cual fue profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las
naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando yo sea santificado en vosotros delante de
sus ojos. (24) Y yo os tomaré de las naciones, y os reuniré de todas las tierras, y os traeré a vuestro
país. (25) Y rociaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré. (26) Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. (27) Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis
decretos y los pongáis por obra. (28) Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros
seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. (29) Y os libraré de todas vuestras inmundicias; y llamaré
al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. (30) Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y
el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones. (31) Y
os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os
avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones. (32) No
lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien. Avergonzaos y confundíos de vuestros
caminos, casa de Israel. (33) Así dice Jehová el Señor: El día que os limpie de todas vuestras
iniquidades, haré también que habitéis las ciudades, y las ruinas serán edificadas. (34) Y la tierra
asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a la vista de todos los que pasaron.
(35) Y dirán: Esta tierra que estaba asolada ha venido a ser como el huerto del Edén; y las ciudades
que estaban desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas. (36) Y las naciones
que queden en vuestros alrededores, sabrán que yo Jehová reedifiqué lo que estaba derribado, y
planté lo que estaba asolado. Yo Jehová he hablado, y lo haré. (37) Así dice Jehová el Señor: Aun
seré consultado por la casa de Israel, para hacerles esto; los multiplicaré con hombres como un
rebaño. (38) Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes,
así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy Jehová.
El Señor dijo: “y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis decretos y los pongas
por obra”.
Mateo 22:34-39 RVG Y cuando los fariseos oyeron que había hecho callar a los saduceos, se juntaron
a una. (35) Entonces uno de ellos, que era intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: (36)
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? (37) Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. (38) Éste es el primero y grande
mandamiento. (39) Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Si el hombre fuese capaz de amar a Dios con el amor que Él demanda que le amemos, ¿sería
necesario el cambiarnos el corazón?
¿Cómo llegamos al punto de amar a quien antes aborrecíamos?
¿Cómo un hombre llega al punto de aborrecerse a sí mismo y de caminar hacia su muerte,
sino es por el eminente amor que Dios ha derramado en nuestros corazones?
¿Se dan cuenta de que Dios mismo nos mueve a amarle, y así a cumplir el primer gran
mandamiento?
1 Corintios 12:3 RVG Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a
Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
“NADIE PUEDE AMAR AL SEÑOR JESÚS, SINO POR EL ESPÍRITU SANTO.”
Romanos 5:5 RVG y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que habiendo sido dado a nosotros.
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𝜀𝜅𝜅𝜀́ 𝜒𝜐𝜏𝛼𝜄 → 𝜀́ 𝜅𝜒𝜀́ 𝜔, 1632: Derramar afuera (ek, afuera) ¿Fuera de dónde? DEL CORAZÓN DE
DIOS.
Ya habíamos dicho que el amor sólo puede conocerse a base de las acciones que provoca, pero
¿cómo actúa el amor agape?
1 Corintios 12:31-13:8 RVG (31) Procurad, pues, los dones mejores; mas yo os muestro un camino
aún más excelente. (13:1) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena, o címbalo que retiñe. (2) Y si tuviese el don de profecía, y entendiese todos
los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no
tengo amor, nada soy. (3) Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. (4) El amor es sufrida,
es benigno; El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; (5) no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; (6) no se goza en la injusticia, mas se goza
en la verdad; (7) todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (8) El amor NUNCA
DEJA DE SER; mas las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.