Download Moniciones - Iglesia Santuario Sagrado Corazón de Jesús
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
PARROQUIA SANTUARIO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CAPSULA FORMATIVA 011: MONICIONES I.- MONICIÓN DE ENTRADA El monitor, desde el primer momento debe ambientar, y debe ser puente entre quien preside y el pueblo. La finalidad de esta monición es la de lograr que entre los reunidos exista un ambiente de unión fraterna, el mismo que debe reinar en toda comunidad cristiana, consiguiendo de esta manera una digan celebración al elevar juntos sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico. Ejemplos: (Sagrado Corazón). Hermanos, nuestro nombre está escrito desde siempre en los designios de Dios, contemplemos el amor del Padre que nos eligió para ser como su hijo, y nos ayude a conseguirlo. Alegres, pues, meditemos con sencillez: Sí Dios con nosotros, ¿Quién contra nosotros?... sólo el corazón de Dios puede ser nuestro modelo. (Cuaresma). La reconciliación con los hermanos, es el camino, y el signo para recuperar las relaciones con Dios, pues la Iglesia, es el lugar de encuentro existencial con el Señor, el hoy de Cristo y la salvación cristiana. Una auténtica reconciliación con Dios, comporta una seria apertura hacia la comunidad, y una sincera atención a los hermanos. Cuando partimos el pan con los demás, les damos algo de nosotros que nos hace vivir. Este gesto o signo hizo Jesús en la última cena para decir a sus discípulos: que entregaba su vida por nosotros. En este día, el sacerdote nos parte el Pan de vida, que es Jesús, y nos lo entrega para unirnos y darnos vida. En nuestra vida diaria, cuando se nos hace duro y pesado el camino, sentimos la necesidad de la voz alentadora de alguien que nos ayuda a mantenernos en la lucha, de alguien que nos haga entender que la vida es bella, que vale la pena vivirla. Dios como Padre bueno llega a nosotros en la Eucaristía, abrámosle nuestro corazón para que Él pueda sanar nuestras heridas. II.- MONICIÓN ANTES DE LAS LECTURAS La lectura de la sagrada escritura es parte primordial en la asamblea litúrgica. De esta manera la monición debe reflejar el significado y contenido de éstas, haciendo una preparación mental para la correcta aceptación e interpretación de la Homilía. Así el pueblo hace suya la palabra divina mostrando su adhesión de fe al mensaje de Dios. La palabra de Dios es el acceso mismo a los tesoros bíblicos, por lo que la monición a las lecturas es la antesala para la preparación de éste gran banquete espiritual. Ejemplos: La palabra de Dios nos lo muestra trabajando y descansando, con ese ritmo que se alterna en nuestra vida. Él trabajo seis días y el séptimo descansó. Así debe ser nuestra existencia en este mundo, pero ofreciendo al Señor todo lo que hacemos como nos lo ejemplificaron sus discípulos. El Señor Jesús, el verbo de Dios encarnado, la sabiduría eterna del Padre es quien dirige ahora su mensaje para que encontremos el camino de la vida y de la salvación. Como atentos discípulos, abramos nuestro corazón a su enseñanza. (Pentecostés). Las lecturas nos hablan de la presencia transformadora del Espíritu Santo entre los apóstoles, de la riqueza y diversidad de dones y frutos que recibirnos todos por su medio. El Espíritu nos introduce en la vida y nos hace partícipes de la nueva alianza que renueva la vida sobre la tierra y vivifica nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Cuando sentirnos hambre y no tenemos nada que comer, nos irritamos, estamos de mal humor, nos quejamos. Recibiremos el alimento espiritual de la palabra de Dios que nos llenará de alegría. Comenzamos la lectura de la Palabra de Dios. Las palabras de los apóstoles y los profetas, las palabras de Jesucristo en el Evangelio, son siempre luz para nosotros. Y por eso hoy, queremos prestarles especial atención. Para que penetren dentro de nosotros, y nos hagan vivir muy a fondo la vida nueva del Espíritu. Con fe, y en actitud de oración, escuchemos la Palabra de Dios. III.- MONICIÓN ANTES DE LAS OFRENDAS En La monición de ofrendas queremos presentar de manera palpable toda la experiencia de la vida humana, en sus múltiples circunstancias como son las penas, las alegrías, los hechos individuales, sociales o familiares. De esta manera los acontecimientos de la vida de la comunidad son llevados a la liturgia, para que la luz purificadora de la palabra se unan al Misterio salvífico de Cristo. Expresemos nuestro deseo de colaborar con Dios en su obra de salvación. Ejemplos: Con el pan y el vino manifestamos ante el altar, nuestro deseo de seguir y obedecer a Cristo recibiéndolo frecuentemente en la Eucaristía. Traemos ante tu altar Señor, las ilusiones, las alegrías, o inseguridades de los jóvenes porque la vida es una lucha comprometida, fruto del esfuerzo del amor y la esperanza. Ponemos en tus manos, Señor, la fuerza y el encanto de la juventud; la posibilidad de alegrarse con lo que comienza y el deseo de renovarse a partir de nuevas conquistas. Manifestamos nuestro deseo de colaborar en la obra de Dios que purifica el egoísmo, da sentido pleno al amor y nos nace participar en la obra de la salvación. IV.- MONICIÓN ANTES DE LA PLEGARIA EUCARÍSTICA La monición anterior a la Plegaria Eucarística debe ser una corta exhortación a la misma; transformándose en una sencilla y cordial actitud de alabanza, invocación, memoria y oblación; aunque ya esté preparada de antemano debe ser dicha con espontaneidad y con tono directo. Esta monición es el lazo de amor con el corazón de la celebración que es la Plegaria Eucarística, destacando este aspecto. Ejemplos: Este es el momento central de nuestra Eucaristía. Expresemos nuestra gratitud, porque Dios nos ha mostrado su amor de Padre, porque Cristo nos ha salvado, y porque el Espíritu Santo está presente en nuestra celebración y la va a hacer viva y fecunda. Empecemos ahora nuestra acción de gracias; la Plegaría Eucarística, la oración central de nuestra celebración, recordando la muerte y resurrección de Jesús, e invocando al Espíritu. Nos disponemos ahora a celebrar, una vez más, el memorial de la muerte y resurrección de Jesús. Él con su muerte destruyó nuestra muerte, y con su resurrección nos dio vida y esperanza. Aclamemos llenos de gratitud al Dios que nos ama. El Espíritu del Señor nos ha comunicado su Palabra llenándonos de su verdad. Ahora el mismo Espíritu nos quiere hacer partícipes de la vida de Jesús dándonos a comer y a beber su Cuerpo y su Sangre. Entonemos agradecidos nuestra Plegaria de acción de gracias. Entramos en la última parte de nuestra celebración, el momento en el que, por la Eucaristía, se hará presente entre nosotros Jesucristo, nuestro alimento. Él nos convoca, nos invita a su mesa. Él viene a nosotros para ser nuestro compañero de camino, nuestra fuerza para vivir. Con espíritu agradecido, vivamos intensamente este momento. V.- MONICIÓN A LA COMUNIÓN Como sabemos la comunión es la unión con Cristo. De esta manera su monición correspondiente debe expresar la espiritualidad de los comulgantes y demostrar así la alegría reinante en su corazón, logrando así, una procesión fraternal de los que van avanzando para recibir el cuerpo de Cristo. Ejemplos: Jesús está cerca de nosotros y nos ayuda a amarnos unos a otros, por eso tenemos nuestra confianza en Él, para que con su ayuda, todos nos veamos como verdaderos hermanos. La Eucaristía es sacramento de caridad, y la caridad es entrega de nos otros mismos, de lo que somos, de lo que tenemos; compartiendo todo con nuestros hermanos. Y el mejor ejemplo de caridad en el mundo es Cristo mismo, por Él acerquémonos a recibir la Eucaristía. Por la Eucaristía Cristo está con nosotros, a nuestro lado, nos acompaña y se queda dentro de nosotros. Es el momento de nuestra unión con su cuerpo. Acerquémonos a recibir al amigo con amor y esperanza de alcanzar un día la vida eterna. Recibiremos a Cristo en la Eucaristía y escucharemos su llamada de poner a su servicio todas nuestras energías, encontrando el sentido de la vida; la certeza de la existencia de un Dios justo y bueno. VI.- MONICIÓN FINAL La monición de despedida Indica o señala la relación entre la Eucaristía y la vida diaria. La liturgia no solo es la cumbre de la vida cristiana, a donde llega por la participación, sino también la fuente de donde se recibe el Espíritu de Cristo. La vida del cristiano que ha participado del Misterio de Cristo debe fortalecer la fe de la comunidad, ya que con la despedida litúrgica no termina la vida cristiana; al contrario, cada persona debe regresar sus quehaceres alabando, bendiciendo, propagando la Palabra del Señor e implantando el Espíritu de Cristo en el hogar, en el trabajo, en la sociedad. Ejemplos: Confortados por la oración en común, vayamos a nuestras actividades a preparar el camino de la venida de Cristo. Con todo el amor que dejó en nosotros esta celebración, vamos a darle gracias a nuestro Padre por las bendiciones que hemos recibido en esta Eucaristía y vamos con una sonrisa a dar amor a todos nuestros hermanos. Vayamos a descubrir la presencia de Cristo en cada compañero, en cada maestro, en cada persona que encontremos en nuestro camino, para que podarnos, un día, con ellos, participar de la gloria de la resurrección. Nuestra celebración ha terminado. Hemos platicado con Jesús y recibido su fuerza. Vayamos alegres a dar testimonio del amor que Cristo nos tiene, conviviendo en la comunidad como verdaderos hermanos.