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Transcript
Fe como un granito de arroz
Historia para niños durante el servicio dominical
Materiales:
• Clip de video en línea, “Tu llama trina”
• OPCIONAL: un grano de mostaza
Preparación:
•
Debido a que la descarga de los videos en línea toma varios minutos,
descargue el video en su computadora antes de que empiece el
servicio. Esto asegurará que esté listo cuando lo necesite durante la
historia.
•
Prepare todos los materiales necesarios.
•
Invite a los niños a que se acerquen al altar.
•
El lector de la historia se sienta en una silla y los niños se sientan
en el suelo en frente de él/ella.
•
Incluya la historia aunque no haya niños en su congregación a fin
de que las familias se sientan bienvenidas y de ese modo se
motiven para venir al servicio.
•
Puede agregar su propia creatividad a las historias. Debe sentirse
cómodo con el uso de marionetas, accesorios, o puede contar la
historia tal como está escrita.
•
Siéntase libre de adecuar el contenido para que se ajuste al
tiempo previsto para la historia. Sin embargo, para el desarrollo
espiritual de los niños, le animamos a que mantenga la mayor
cantidad de las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos como sea
posible.
Buenos días y bienvenidos. Hoy nuestra historia es sobre la fe
que tenemos en nuestro corazón. Cada uno tiene una llama trina
en el corazón. La pluma de color rosa manifiesta el amor, la
amarilla manifiesta la sabiduría y la pluma azul manifiesta el
poder y la virtud de la fe.
La llama Crística en el corazón representa las mismas cualidades
del amor, la sabiduría y el poder que se manifiestan en el
corazón de tu Presencia YO SOY, y en el corazón de tu Ser
Crístico. Vamos a ver un video corto de nuestra amada Gurú Ma
que nos enseña acerca de nuestra llama trina. (Ver el video en
línea).
1 Traducción del video
Así, tienen una Presencia Crística y Jesús tenía una Presencia
Crística. La diferencia entre nosotros y Jesús es que él estaba
totalmente integrado con ese Cristo. Cristo moraba en él
físicamente y así se dice de él que era la Palabra encarnada. La
misma Palabra que fue en el principio y por la que fuimos
creados.
Actualmente alabamos, amamos y honramos esa encarnación de
la Palabra. Y adoramos a la luz y la Palabra en él, pero
reconocemos como Juan dijo en ese primer capítulo de su
evangelio: “Aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre
viene a este mundo”.
La luz de Dios ha encendido tu ser. Por eso puedes decir, que tu
luz brille. Y la ignición de esa la luz fue la dotación de tu ser con
una llama trina que arde ahora en el altar de tu corazón.
Hay una llama espiritual de un dieciseisavo de pulgada de alto
que anima a tu templo.
Este es el gran regocijo; este es el gran aleluya que significa que
la Poderosa Presencia YO SOY ha venido. Eso es lo que significa
aleluya es una alabanza al YO SOY EL QUE SOY.
Jesús enseñó muchas lecciones que tienen que ver con la fe. A
continuación escucharemos una parábola narrada en el libro de
Mateo:
Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a la multitud, un hombre
se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. El hombre le
suplicó que sanara a su hijo. Lo he traído a tus discípulos, pero
no le han podido sanar.
Jesús le dijo al hombre que trajera a su hijo y entonces le sanó.
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús en privado y
preguntaron: “¿Por qué no pudimos curar al muchacho?”.
2 Jesús les dijo: “Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo,
que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este
monte: ‘Pásate de aquí allá’, y se pasará; y nada os será
imposible”.
Una semilla de mostaza es muy pequeña, no más de uno a dos
milímetros de diámetro. (Mostrar la semilla de mostaza). Esta
semillita puede crecer hasta ser un arbusto más de ocho pies de
altura.
¿Creen que Jesús quiso decir que podíamos mover literalmente
una montaña de un lugar a otro? (Permita que los niños
respondan).
Lo que Jesús estaba tratando de enseñar a sus discípulos y a
nosotros es que no se necesita una gran fe para producir grandes
resultados. ¿Por qué? Porque los resultados no dependen de
nosotros, dependen de Dios.
Sabemos que Jesús viajó por la India cuando era adolescente.
Allí le llamaron Issa. Esta es la historia de una joven que había
oído algunas de las historias de Jesús narradas por su abuelo
quien había conocido al amado Issa. Por supuesto, la historia se
diferencia un poco de la que conocemos en la Biblia. Jesús era
un maestro sabio y quiso contar la historia usando objetos nativos
de la India. Vamos a escuchar la historia y acerca de la fe en
Dios de esta joven.
Fe como un granito de arroz
Hace mucho tiempo en la India, vivía un emperador cuyo
corazón era codicioso y duro. Las personas en su país eran
cultivadores de arroz. El emperador decretó que todos
tenían que darle a él casi la totalidad de su arroz.
3 “Esta tierra es mía y, por tanto, también lo es el arroz”,
declaró. Pero entonces, para parecer que era un hombre
justo y equitativo, dijo: “Voy a almacenar el arroz de forma
segura, de manera que en tiempos de hambruna, todo el
mundo tenga arroz para comer, y nadie pase hambre”.
La gente no le creía, pero no tenían más remedio que seguir
sus órdenes. Durante muchos años, la cosecha de arroz fue
abundante y la gente tuvo suficiente para comer, a pesar de
que la mayor parte del arroz era para el emperador.
Pero entonces, un año una sequía golpeó y hubo escasez y
hambruna. Sin embargo, el emperador continuó recogiendo lo
poco de arroz que las personas tenían. Por último, no hubo
arroz que darle al Emperador y nada para comer.
Los ministros del emperador le imploraron: “Su Majestad,
vamos a abrir los graneros reales y darle el arroz a la gente,
como lo prometió”.
“¡No!”, exclamó el emperador. “El arroz es mío. ¿Qué pasa
si lo necesito? ¿Cómo puedo saber el tiempo que va a durar la
hambruna? ¡Un emperador no debe pasar hambre!”.
Un día, el emperador traicionó a su pueblo aún más. Ordenó
una fiesta para él y su corte. Creía que un emperador debía
continuar con sus privilegios, incluso cuando había hambre.
Al mismo tiempo, en la pequeña choza de una aldea, una
joven llamada Vida, cuyo nombre significaba conocimiento y
sabiduría, se sentó a los pies de su anciano abuelo. “Papá,
nos quedan muy pocos alimentos. ¿Qué vamos a hacer?”, le
preguntó.
“Ten fe mi chiquita. Recuerda la historia de Issa. Él enseñó
que si tenemos fe aunque sea como un granito de arroz,
podremos lograr todo lo que es bueno para con Dios”.
“Sí, lo recuerdo. Es difícil tener fe cuando me duele el
estómago de hambre”.
4 “Ten fe mi niña. Dios nos mostrará el camino”.
“Entonces iré al campo para ver si Dios me puede mostrar el
camino. Voy a decir mis oraciones y a buscar comida”.
Siendo tan joven, Vida salió de su casa para encontrar
comida y el plan de Dios para ellos. Fue entonces cuando
divisó a un siervo que arreaba un elefante desde un granero
real hasta el palacio, cargando dos canastas llenas de arroz
para el banquete del emperador.
Se dio cuenta de que un chorrito de arroz estaba cayendo de
una de las canastas. Con rapidez se levantó de un salto y
caminó al lado del elefante, recogiendo en su falda el arroz
que caía. Rápidamente, se puso a hacer un plan.
En el palacio, un guardia gritó: “¡Detente, ladrona! ¿A dónde
vas con ese arroz?”.
“No soy una ladrona”, respondió Vida. “Este arroz se cayó
de una de las canastas, y ahora lo estoy devolviendo al
emperador”.
Cuando el emperador se enteró de la buena acción de Vida,
les pidió a sus ministros que la llevaran ante él.
“Quiero recompensarte por devolver lo que me pertenece”,
dijo el emperador. “¿Qué quieres de mí como recompensa?”.
“Su Majestad”, dijo Vida, “No merezco ninguna recompensa
en absoluto. Pero si lo desea, puede darme un grano de
arroz”.
“¿Solo un grano de arroz?”, exclamó el emperador. “¿Por qué
solo un grano?”.
“Porque mi fe es como un granito de arroz”, respondió.
El emperador no entendió el significado de esa respuesta, y
pensó que la jovencita no era muy inteligente. “Por favor,
permíteme hacerte un regalo digno de un emperador”.
5 “Muy bien”, dijo Vida. “Si le place a Vuestra Majestad, me
puede recompensar de esta manera. Hoy, usted me dará un
solo grano de arroz. Luego durante treinta días me dará el
doble de arroz que me dio el día anterior. Por lo tanto,
mañana me dará dos granos de arroz, el día siguiente cuatro
granos de arroz, y así sucesivamente durante treinta
días”.
“Todavía parece ser una recompensa modesta”, dijo el
emperador. “Pero la tendrás”.
Y a Vida le dieron un solo grano de arroz. Al día siguiente, le
entregaron dos granos de arroz. Y el día después, le dieron
cuatro granos de arroz.
En el noveno día, a Vida le dieron doscientos cincuenta y seis
granos de arroz. Había recibido en total quinientos once
granos de arroz, solo lo suficiente para un pequeño puñado.
A los doce días Vida recibió dos mil cuarenta y ocho granos
de arroz, unos cuatro puñados. A los trece días, recibió
cuatro mil noventa y seis granos de arroz, suficientes para
llenar un tazón.
En el día decimosexto a Vida le dieron un saco que contenía
treinta y dos mil, setecientos sesenta y ocho granos de arroz.
En total tenía suficiente arroz para dos sacos llenos.
“¡Esta duplicación asciende a más arroz de lo que me
esperaba!”, pensó el emperador. “Pero sin duda su
recompensa no subirá mucho más”.
En el vigésimo día a Vida le dieron dieciséis sacos más, llenos
de arroz.
En el vigésimo primer día, recibió un millón, cuarenta y ocho
mil quinientos setenta y seis granos de arroz, suficiente para
llenar una canasta.
En el día veinticuatro a Vida le dieron ocho millones
trescientos ochenta y ocho mil, seiscientos ocho granos de
6 arroz; lo suficiente para llenar ocho canastas, que le llevaron
cargadas por ocho grandes venados.
En el vigésimo séptimo día se necesitaron treinta y dos toros
Brahma para entregar sesenta y cuatro canastas de arroz.
El emperador estaba muy preocupado. “Un grano de arroz se
ha multiplicado demasiado en verdad”, pensó.
En el vigésimo noveno día, a Vida le dieron el contenido de
dos graneros reales.
En conjunto, Vida había recibido más de mil millones de
granos de arroz. El emperador ya no tenía más arroz que
darle. Y convocó a la jovencita Vida.
“Has recibido todo mi arroz. ¿Qué vas a hacer con él?”,
preguntó el emperador, “¿ahora que no tengo ninguno?”.
“Voy a darlo a todas las personas que tienen hambre”, dijo
Vida. “Y voy a dejar una canasta de arroz para usted
también, si promete a partir de ahora tomar solo la cantidad
de arroz que necesita y ser amable con su pueblo”.
“Lo prometo”, dijo el emperador.
Y por el resto de sus días, el emperador fue realmente sabio
y justo, como debe ser un emperador, y también aumentó su
fe como un granito de arroz.
CONCLUSIÓN:
Solo para darles una idea de cuánto es mil millones, Jesús vivió
hace aproximadamente mil millones de minutos. Eso es casi más
de lo que podemos imaginar, ¿verdad? ¿Por qué creen que Vida
primero pidió un grano de arroz? (Permita que los niños
respondan).
Correcto, quería mostrar a Dios que tenía fe. Vida mostró el
aspecto de cada pluma de la llama trina: la sabiduría cuando
7 ideó su plan, la compasión hacia la gente que tenía hambre, y la
fe en Dios.
Gracias por compartir en nuestra historia para los niños. Que
tengan un día maravilloso.
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