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VIII La Soledad
Mucho se ha hablado sobre la soledad. Desde el punto de
vista teológico se le ha descrito como la esencia del infierno.
Filosóficamente se ha especulado sobre el aspecto alienante de
la soledad y sus consecuencias trascendentales para el ser
humano. Socialmente se le tiene como algo que el hombre
rechaza en su condición gregaria. Psicológicamente es el
centro álgido de casi toda depresión.
Pero, ¿qué es la soledad? Se nos ocurre que la soledad es algo
así como una profunda sensación de que no podemos
compartir con otro un pedazo de nuestro corazón.
A veces estamos acompañados y nos sentimos solos, pero es
porque no vivimos una comunión de sentimientos con el que
está a nuestro lado. A veces estamos solos y sin embargo, no
sentimos soledad y es porque nos acompaña entonces el
dulce recuerdo de quienes—a lo mejor ausentes—dan luz e
inspiración a nuestras vidas.
Todo esto suena a una gran paradoja. . . pero la vida es así. En
definitiva, tenemos que pensar que nunca, en realidad,
hemos estado solos.... Hemos sido nosotros mismos, quizás,
los que alejados de quienes hemos amado nos hemos envuelto
en un olvido de amor que llamamos soledad.
Juan E. Romagosa, Ph.D.