Download Trabajo de los voluntarios en los proyectos misioneros de las mci

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“El premio del voluntario es que pasa a ser un artista.
El voluntario
no ha pintado un cuadro,
no ha hecho una escultura,
no ha inventado una música,
no ha escrito un poema,
pero ha hecho una obra de arte
con sus horas libres.”
Gloria Fuertes
Desde que empezamos el voluntariado organizado, el grupo crece y crece, y este año ha
sido algo especial. Los deseos de solidaridad, de compartir, de enriquecerse mutuamente
están presentes en nuestra sociedad más que nunca.
Dos países en dos continentes diferentes, África y América han sido los que han acogido a nuestros voluntarios de todo el año pero especialmente este verano.
De edades y profesiones diferentes los voluntarios han ido conociendo y trabajando en los distintos proyectos de
las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Médicos y enfermeras, así como estudiantes y simpatizantes de este campo han compartido con los enfermos su
saber y sobre todo sus sonrisas, en la maternidad de Bamendjou y Dispensario de Douala.
Profesores, abogados, economistas y estudiantes de diferentes especialidades han sabido alterar la monotonía del ritmo cotidiano en los lugares donde han estado, tanto en Formosa como en Camerún, organizando todo
tipo de actividades lúdicas, cursos de informática, talleres, deportes, así como el apoyo escolar allí donde era
necesario.
Con los adultos han compartido inquietudes, gozos y esperanzas así como momentos de formación y análisis de
la realidad.
Se nos hace difícil expresar en palabras lo que sentimos, lo que nos llevamos a casa,
un montón de sentimientos encontrados se apilan en nuestro corazón. Por un lado la riqueza de haber conocido esta cultura, y por otro el vacío de lo que dejamos atrás; la impotencia de no poder mejorar muchas de las situaciones frente a las ganas de seguir intentándolo; y por supuesto, la alegría de volver a casa mezclada con la tristeza por abandonar esta tierra.
Nuestro corazón siente que este mes no ha terminado, que esta experiencia no acaba
en el momento en que aterrizamos en España, sino que ha sido el principio de algo más,
así que nosotras no nos despedimos, no vamos a decir adiós, simplemente decimos:
“¡HASTA PRONTO CAMERÚN!”
Leyre y Ana en Bamendjou.
Se despiden tomando unas palabras prestadas del libro de “Ébano”, que esperan no
dejar nunca de hacérselas: “Se vuelve cada vez más importante para el mundo la pregunta no de cómo alimentar a la humanidad –hay comida suficiente; a menudo sólo se
trata de organización y transporte–, sino de qué hacer con la gente. Qué hacer con la presencia en la Tierra de millones de personas. Con su energía sin emplear. Con el potencial que llevan dentro y que nadie parece necesitar. ¿Qué lugar ocupa esa gente en la
familia humana? ¿El del miembros de pleno derecho? ¿El de prójimos maltratados? ¿El
de intrusos molestos?”
También, como no podía ser de otra manera, terminan dando gracias a Dios:
“Gracias por todos y cada uno de los momentos que hemos vivido”.
Rosario, Isa, Carlos y Raúl
en Oyack - Douala.
Los voluntarios de Douala, de los barrios d’Oyack y Ndog-Passi, se reúnen para
celebrar la experiencia vivida y despedirse para regresar a España. “¡ADIOS
CAMERÚN!”
Fran, Julia, Mónica, Alberto y
Camilla (francesa) junto a los
malagueños.
Voluntarias de Camerún que han compartido la experiencia
con los españoles:
Nelie y Osliane Pilar al compartir la experiencia sienten el
deseo de ser ellas también voluntarias y de dar gratuitamente lo
que han recibido conscientes de que Dios bendice el esfuerzo hecho.
Y como despedida general, nos regalan sus
sentimientos plasmados en este dibujo:
Nelie y Osliane Pilar.
“Nos ha encantado lo que hemos hecho y estamos muy contentas, los niños han sido
muy acogedores y muy cariñosos, lo que ha facilitado mucho todo. Estamos las dos
demasiado contentas y sabemos que nos va a costar bastante el marcharnos.
Reconocemos la labor de esa infinidad de personas anónimas que dedican su tiempo y su vida a acabar con la pobreza, personas entregadas que hacen de su vida una historia de esperanza”.
Las Lauras en Formosa.
“Empezamos dando talleres a unos chicos que no conocíamos y ahora todos tienen
nombres y apellidos y cada día forman más parte de nosotras. Queremos aprovechar cada
momento libre que tenemos para estar con ellos. Sólo nos separamos para ir a cenar y
dormir, y estamos deseando que llegue la mañana para verles otra vez. Acabamos agotadas pero entre tanta euforia ni nos damos cuenta, se nota en el momento de irnos a la
cama”.
María y Mercedes en Formosa.
Todos los días nos llevamos un regalo a casa, desde un caramelo a un papel firmado o cosas que nos compran con sus pequeños ahorrillos. María y Mercedes en Formosa
Cada día llegan niños nuevos (empiezan a acercarse de otros barrios).
¡¡¡se está corriendo la voz!!!
“La misa fue preparada con cariño por las hermanas y durante la homilía, el padre
Alberto nos dedicó unas bonitas palabras sobre la misión y la importancia de darse a los
demás y ayudarlos.
Y nos dieron como regalo una cruz de madera (de palisandro, una madera muy
valiosa y olorosa) con un crucificado, para que no olvidemos por qué estamos allí, y para
qué, porque no hemos venido a pasear, sino a estar con los que sufren y lo pasan mal, al
igual que Jesús, nos hemos posicionado a su lado (aunque a veces nos cueste mantenernos firmes en nuestro sitio) y la mejor forma de recordárnoslo es esta cruz, así cuando
estemos lejos, los llevaremos a todos encima y en el corazón”.
Adela, Francisco José, José Miguel
y Belén en Formosa el día
del envío.
De Elisa: el Palomar, el Rocío y la Esperanza
Hoy culmina su paso misionero por Formosa el Voluntariado español de Málaga.
"Bienaventurados ustedes que creyeron..." Gracias por esta "primavera" de testimonio que trajeron y que han
sembrado en nuestras tierras. Gracias Juanita, José Miguel, Adela, Francis y Belén ¡¡Gracias a todos!!: los primeros,
los que se quedaron en la retaguardia, los que facilitaron la venida, y los que "caldearon" los corazones, los que extendieron sus manos y sus oraciones hasta acá...
Les pedimos de corazón que volváis a venir, que volváis a soñar, que volváis a CREER.
Juanita "alma" del grupo ¿cuántas veces cruzasteis el mar para traer la palabra? Sabemos que tu corazón vibró
siempre con la misión y eres más feliz cuanto más ves el fruto del esfuerzo de todos los años. Te deseamos que el
Espíritu del Señor esté siempre contigo y este grupo de testigos sigan siempre a la ESCUCHA de los que tienen hambre de justicia, de paz y de Dios.
Santa María de Carmen nos traiga la gracia de vuestra vuelta a casa y se lleven la alegría de haber extendido el
Reino.
Del Palomar, el Rocío y la Esperanza un abrazo a la Iglesia de Dios que camina en España y siempre a la ESPERA.
Con todo cariño M.C.I Formosa
Hna. Piedad
de Miguel,
misionera española
Hermana “Piedad la de Oyack” escribe sobre la estancia de los voluntarios:
“Soy Piedad la de Oyack (Douala). Me gustaría saber comunicaros la experiencia tan bonita que
estamos viviendo en mi comunidad, con la llegada de Carlos, Isabel y Rosario (a Raúl lo esperamos
mañana).
Todo el barrio conoce a los “hermanos” de las “Soeurs”; los niños gritan sus nombres cuando
pasan, y es que cada día llegan a ellos 140 niños en la colonia de verano. ¡Qué movimiento! ¡Y cuánto cariño dan los tres a los niños!
En la comunidad vivimos en familia como si nos conociéramos de toda la vida… la relación
con Carlos, Rosario e Isabel, es fácil, cálida, cercana y fraterna. La colaboración y el apoyo sale de
forma espontánea. ¡Percibo que corre por la colina aires nuevos!
Gracias a todas las personas que han hecho posible la llegada de nuestros cooperantes a nuestra casa. Y a tod@s aquell@s que habeis aportado vuestro granito de arena”.
Hermana Teo de Ndog-Passi nos dice:
“La experiencia ha sido muy buena, el contacto con dos culturas distintas, la convivencia con
las francesas y los cameruneses ha sido un punto muy positivo. El intercambio cultural ha sido magnífico. Han colaborado en todo lo que han podido y con lo que sabían hacer. Entre las voluntarias
francesas y los españoles hubo un bonito intercambio como jóvenes y como culturas distintas. En
las colonias se lo pasaron muy bien y enseñaron muchas cosas a los niños y en el dispensario lo
mismo”.
Hna. Teo Tumiri,
misionera boliviana.
Los padres de los voluntarios también hablan
Testimonio de la madre de Alberto, Virginia
África en casa
Alberto regresó ayer, bueno su cuerpo regresó ayer porque su alma todavía está en
Camerún. Han sido casi 40 días, poco tiempo en toda una vida, una eternidad para un muchacho
de 18 años, que ya nunca más volverá a ser el mismo que era. Ayer estaba descolocado le parecía todo absurdo y fuera de lugar incluso encontrarse con tantos blancos. Las pocas veces que
hablamos con él durante su estancia, nos decía que todo era genial. Todo allí tenía sentido.
Cuenta tantas cosas que no sabría por donde empezar, ha vuelto con las maletas vacías y el equipaje lleno, de vivencias, de personas, de canciones, de músicas, de olores, de imágenes, de niños, de adultos. Cuenta que poniendo un cartón sobre una mesa ya está el quirófano preparado para operar, cuenta que te lo dan todo, y trae pulseras y dibujos
hechos por los niños y menos niños, trae a sus amigos en el corazón, cuenta que los niños se volvían locos con un
globo, cuenta que los niños le llamaban “tontón” que es: hermano mayor, cuenta que hace falta de todo, cuenta que
son pobres pero listos y que cuando iban al mercadillo y pretendían engañarles les decían: “oye que soy blanco, pero
no soy tonto”. Cuenta y cuenta y en su mirada se ve que está impactado por la desigualdad del mundo.
Virginia