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EL HUERTO ESCONDIDO Gálatas 5:19-25 (RVR 1960) Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu Historia Mientras Ernesto y Rebeca exploraban la parte posterior del granero de su casa de campo, Rebeca señalo algunas plantas. -¡Mira allí, Ernesto: bajo esas malas hierbas altas! ¿Son eso tomateras?- preguntó. ¡Cómo no, claro que lo era! Los niños hallaron también otros vegetales. Obviamente, alguien había plantado un huerto, pero no había podido cuidar de él, por lo que las malas hierbas habían crecido más allá de la cintura. -¡Enseñémoselo a papá y mamá!- exclamó Ernesto. -¡Caramba, qué sorpresa!- Comentó su mamá cuando los niños acompañaron a sus padres a ver el huerto escondido-. No sabía que estas plantas estuvieran aquí. Sólo podía ver las malas hierbas. -¿Saben algo?-dijo su papá-. Nuestro corazón es un poco como un huerto. Cuando aceptamos a Cristo como Salvador, Él planta semillas de cosas como felicidad, gozo, paciencia y autocontrol en el “huerto” de nuestro corazón. Depende de nosotros, con la ayuda de Dios, el mantener alejadas a las malas hierbas del pecado. Preguntas. ¿Qué “malas hierbas del pecado” podrían estar creciendo en tu corazón? ¿Cómo podrías evitar que sigan creciendo? Recuerda, cuando digas una mentira, engañes o desobedezcas, asegúrate de confesarlo a Dios y librarte de ese pecado inmediatamente. Texto a Memorizar. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; Colosenses 3:5 (RVR 1960)