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ORATORIO DE NIÑOS PEQUEÑOS
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
EL ANIMADOR DEL ORATORIO
* Debe prepararse con antelación, no
improvisar.
* Preparación inmediata: en un doble
sentido: material y espiritual.
* Trato personalizado con cada niño: trato de dulzura y de amor,
paciencia y espera.
* Orar con los niños: No se trata de de enseñarles a orar sino de orar
con ellos.
* Bendecir, bien-decir. Las buenas palabras ganan más afectos que las
palabras de enfado.
* Fijar normas, posturas y gestos.
* Respeto y escucha.
* Afirmación de lo que cuentan y expresan.
*Educar en el SILENCIO Y LA QUIETUD.
Guía de las Reuniones de oración.
Lo deseable es que cada animador vaya haciendo sus fichas o guías a
partir de la base que se nos entrega. ¿Cómo? Cada uno prepara la
reunión ORANDO PREVIAMENTE el texto bíblico que vamos a orar
con los niños y pidiendo a Dios la gracia que pedimos en esa reunión.
Para ello, leo la ficha, busco el texto bíblico, intento comprenderlo
primero intelectualmente (puedo ayudarme de las notas que tienen las
Biblias actuales adecuadas, preguntar cualquier duda, etc…) y
después desde el corazón (qué me dice Dios a mí hoy en este texto,
qué sentido tiene, qué aplicación, que oración del corazón surge en
mí…). El primer apartado de toda ficha: CONTEMPLACIÓN
PERSONAL está en blanco para que cada uno podamos escribir esto
que en la oración-preparación personal previa nos ha ayudado. Del
mismo modo, el último apartado: OBSERVACIONES, para poder
anotar cualquier cosa que me pueda ayudar en siguientes reuniones o
a las demás animadoras en la reunión que tengamos y en sucesivos
años.
Después aparece el punto llamado ―GRACIA DE LA REUNIÓN‖, es lo
que en las programaciones solemos llamar ―objetivo‖, pero, tratándose
de oración, mejor hablamos de gracia, es decir, algo que deseamos y
que vamos a poner todos nuestros medios y recursos para que así
sea, pero que sabemos QUE AL FINAL NO DEPENDE DE
NOSOTROS SINO DE DIOS, que es quien permite que oremos,
nosotros y los niños. Desde ahí, orientaremos los diversos momentos.
Vivimos el día con esa Palabra, ―guardada y meditada cuidadosamente
en el corazón‖. Luego vamos a la Reunión. ¿A qué? A prolongar con
los niños la oración que nosotros hemos hecho, dejándonos ayudar
por ellos y ayudándoles a ellos. Todos juntos, como María en Betania,
nos sentamos a los pies de Jesús. Si realmente no creemos y vivimos
que en el Oratorio somos orantes antes que pedagogos o maestros de
la oración, no funcionará.
En la ORACIÓN INICIAL, puede ayudar incluir un canto (muchos
optan por empezar siempre por el mismo ABBA PADRE), tras la
invocación de la Trinidad (comenzamos siempre En nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén… y se les enseña a hacer bien a
los que no sepan).
Después, en la oración que hace el animador, pedimos la gracia propia
de la Reunión. Intentamos dar gracias por estar de nuevo allí y
pedimos siempre al Espíritu que guíe la reunión si es que no lo hemos
cantado ya.
Los CANTOS del oratorio también tienen su sentido y por eso no son
adecuados cualquiera, ni siquiera algunos que sí pueden ser válidos
para una celebración en la Capilla, por ejemplo. Aquí el canto busca
ser prolongación de la oración del niño y por tanto, no tiene sentido un
canto que le saque de sí, le disperse, le haga moverse más o jugar con
los otros. Por otro lado, si toda la Reunión se estructura en torno a una
palabra de Jesús, no tiene sentido que los cantos hablen de otras
cosas, por buenas que sean. Cuanto más breves y bíblicos sean los
cantos, mejor. Si se escuchan en un Cd por imposibilidad de cantar, no
se motivará para escuchar solamente, sino para que enseguida nos
unamos al canto-oración. Nadie canta tan mal como para no poder
iniciar el canto con los niños. Ellos lo aprenden rápidamente y lo
siguen solos sin problema una vez que lo han aprendido. Por eso
tampoco se quiere que haya ensayo de cantos propiamente en el
Oratorio; al ir repitiendo se va aprendiendo e interiorizando. Un canto
demasiado infantil que no ayude a un adulto, rara vez va a ayudar a un
niño a orar. Si infantilizamos en exceso los cantos, las oraciones o las
imágenes, cuando el niño crezca y ya no guste esa sensibilidad tendrá
la sensación de que las cosas de Dios son para pequeños o
sencillamente, son ―mentiras, cuentos, historias no reales que nos
valen solo de niños. ¿Acaso no está esto en la raíz de la falta de fe de
muchos de nuestros adolescentes y jóvenes? Si hay palabras o
expresiones que no pueden entender (misericordia, gracia…) no nos
preocupemos demasiado; cuando les interese preguntarán qué
significa o lo entenderán en su momento y con una breve aclaración,
queda abierto para seguir profundizándose según el niño crece.
La ORACIÓN DEL CORAZÓN puede centrase en las presencias de
Jesús; o en lo que va a ser el contenido de la misma Reunión; o en lo
que sentimos que viven los niños; o simplemente en lo que el Espíritu
sugiere ―personalmente‖ en el mismo animador. Su sentido es
acostumbrarnos al silencio y a la oración pausada del interior. Por eso,
se trata de decir alguna frase muy breve con unos segundos de
silencio para que cada niño la repita en su interior… y volver a decirla
o decir otra… con el mismo procedimiento. Suele ayudar a los niños y
a los adultos, decirlo con los ojos cerrados porque nos distraemos
menos. Cuando los niños ya tienen experiencia o son más mayores se
les puede dejar que ellos mismos digan frases y todos las hagamos
nuestras en nuestro interior.
En el COMENTARIO DE LA PALABRA, hemos de huir de grandes
palabras y bellas construcciones bíblicas o teológicas. No es un
momento para aprender cosas (aunque el animador debe saberlas
para interiorizar mejor el texto), sino para ―contemplar y orar‖ la
Palabra, para tener una relación personal con Jesús ―ahora‖ y ―pasar a
la vida‖, aplicarla al camino concreto y diario del niño. Que no sean
palabras muertas, como por desgracia nos pasa con frecuencia a los
adultos creyentes.
En las ORACIONES EN COMÚN es importante cuidar también las
formas. Tras el silencio, el niño que quiera hacer su oración para
todos, se pondrá de pie, manos levantadas (como el presbítero en la
Eucaristía) o simplemente abiertas, ojos cerrados o mirando a Jesús…
Lo importante no es ceñirnos a una única forma, sino encontrar aquella
que más ayude a cada niño, de modo que ellos expresen también
corporalmente que están orando.
El Oratorio quiere que todas las reuniones concluyan, de alguna
manera, con la BENDICIÓN O IMPOSICIÓN DE MANOS. Dedicamos
siempre una Reunión explícita en que Jesús bendice a los niños y les
impone las manos, ya sea con la presencia de un presbítero o sin él.
En el resto de reuniones, se nos sugiere acabar con la BENDICIÓN
que en una celebración inicial para los animadores se nos entrega:
EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE
TE MUESTRE SU ROSTRO Y TENGA PIEDA DE TI
VUELVA A TI SU ROSTRO Y TE CONCEDA LA PAZ.
EL SEÑOR TE BENDIGA. AMÉN.
Es la bendición de San Francisco de Asís, tomada casi literalmente de
Nm 6, 24-27, que todos los años se lee en la Eucaristía del 1 de Enero,
solemnidad de Santa María Madre de Dios.
En todo caso, si se acaba con otra oración como el Padrenuestro o el
Ave María, el animador vea siempre la manera de transmitir la
bendición de Dios, su cariño incondicional, su amor,.. hacia el niño.
Por tanto, todos los apartados de la FICHA se reducen a tres
momentos esenciales:
Oración del corazón, Orar la Palabra y Oraciones en común (un
solo corazón, una sola voz). Si estos tres momentos se han dado, la
Reunión ha acontecido, según la experiencia.
Las guías se presentan para preparar la Reunión y para seguirla al
principio, hasta que el método y la pedagogía propia del Oratorio se
nos haya hecho natural a nosotras mismas. Como dicen en los cursos
de dirección coral: no hay que meter la cabeza en la partitura, sino la
partitura en la cabeza. Recordemos siempre que en el desarrollo de la
Reunión ―la guía son los niños y el Espíritu Santo‖: ¡qué lástima si nos
los perdemos!
La pedagogía del Amor y de la Bendición
Es la pedagogía básica y en la que insisten los que iniciaron este
sencillo y profundo proyecto. Para los niños y para todo el mundo,
somos portadores de la Bendición y Amor del Padre: les revelamos
este Amor; celebramos con gestos y palabras el encuentro de Jesús
con los niños, a quienes abraza, bendice e impone las manos. ESTA
ES LA BASE DEL ORATORIO; pero, sobre todo, hacemos real esa
bendición con un trato lleno de dulzura y amor, de paciencia y espera,
de alegría y estímulo, de delicadeza y respeto, de bendición y
confirmación. Tenemos que cuidar el tono de voz, los modales, evitar
ironías, nunca corregir en voz alta (por eso es tan importante la
presencia de los acompañantes!!!). En los niños, Jesús lo hace todo
bien; y ellos quieren crecer bien, y hacerlo bien, y lo procuran, aunque
no siempre acierten según nuestra mirada de adultos. O no todos los
días estén receptivos, orantes, tranquilos, al menos a nuestros ojos.
Imbuidos nosotros del Amor de Dios, favorecemos para los niños un
clima y ambiente de Amor en el que empapar la esponja que es su ser
abierto y sediento, además de moldeable. ELLOS, NO NOS
ENGAÑEMOS, LO CAPTAN TODO. Captan si nosotras oramos con
ellos o no. Si vivimos ese Dios Amor u otro Dios…
Son hijos de Dios. Han sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Educar amando e iluminando este amor alumbra niños que se sienten
amados, y por ello, llevados a amar y a conocer; del amor nace el afán
de conocer. No podemos ni queremos conocer lo que no amamos y al
revés.
Todo esto sería aplicable a cualquier educador, a cualquier clase,
incluso a cualquier padre/madre que quiere educar a sus hijos. Sin
embargo, muchas circunstancias nos dificultan hacer esto posible en
esos ámbitos. HAGÁMOSLO REAL AL MENOS EN EL ORATORIO.
Que los niños sientan que ahí tienen un lugar especial.
Si en cada niño creyéramos ver a Jesús Resucitado, todo cambiaría.
Cada niño –y cada uno de nosotros- es un ―ya sí, pero todavía no‖.
―Bendecir el YA SÍ‖ (todos los dones que ya tiene) y ―esperar el
TODAVÍA NO‖ (el clamor y sed de un ser limitado pero en crecimiento)
son fuente segura de salud psíquica y espiritual de los niños y para
nosotros en la relación con ellos.
Hay muchas manos bendiciendo este proyecto. Las primeras, como no
podía ser de otro modo, las de nuestra Madre María. Bendice a los
niños, a las niñas, y a nosotros, ANIMADORES Y ACOMPAÑANTES,
orantes como ellos, al fin y al cabo. Buen comienzo. Buen encuentro
con Jesús, nuestro amigo y maestro, nuestro Señor. Que Jesús y su
Madre te ayuden siempre a hacer fácil el camino hacia Dios de estos
niños y niñas que hoy se te encomiendan. Recuerda: lo que hicisteis
con uno de estos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
PEDAGOGIA DE LAS PRESENCIAS: SIGNOS DEL ORATORIO
Jesús se irá manifestando progresivamente bajo diversas formas de
presencia, a las que
el niño responde con diversas y específicas aplicaciones a su vida:
- en el Cielo
- en el Libro,
- en medio de nosotros,
- en la oración de la Reunión o Asamblea,
- en el Sagrario,
- dentro de cada uno de nosotros,
- en el Presbítero,
- en los hermanos más pequeños de Jesús,
- en los niños,
- en cada prójimo,
- en la Iglesia,
- en los Sacramentos,
- en la historia personal de cada niño,
- en la historia del hombre y sus acontecimientos,
- en la familia,
- en la Creación y todas su criaturas,
- en la Eucaristía, presencia eminente síntesis de todas las presencias,
- en la Parusía que esperamos y aceleramos...
Este ―itinerario de presencias‖ es una de las singularidades de nuestro
Oratorio de
Niños Pequeños, que se va constituyendo como un ―laboratorio‖ donde
se aprenden, creen, viven y estimulan todas las relaciones humanoteologales posibles para el niño, como corazón de su desarrollo
integral.
Y la oración —más allá del acto expreso, litúrgico y pedagógico, de la
misma- se convierte en una relación viviente y personal de nuestros
niños con el Dios vivo y verdadero,
- cuando creen el Misterio revelado por Jesús,
- cuando lo celebran,
- cuando lo viven en sus relaciones cotidianas familiares y escolares.
Los niños son iniciados a ir a la vida cotidiana como un lugar de
encuentro con Jesús y de confesión de Él en cualquier acontecimiento
colegial y familiar: ―Es el Señor!‖
SIGNOS DEL ORATORIO:
LA VELA o CIRIO PASCUAL ,como recuerdo de Jesús
Resucitado.Cerca de la Palabra
LA CRUZ ,recuerdo de Jesús que murió porque nos ama
mucho
EL ICONO DE MARÍA CON JESÚS EN BRAZOS
LA BIBLIA : PALABRA DE DIOS
IMÁGEN DE LOS FUNDADORES
ESQUEMA BÁSICO-FICHAS:
I. ORACIÓN DEL CORAZÓN
Memoria de la reunión anterior.
Recodar las Presencias. Lo Orado en la reunión anterior. Cómo lo
han vivido en la semana.
Se puede añadir un CANTO que prolongue la oración.
II. ORAR LA PALABRA
Motivar la escucha
Proclamación del texto que corresponda
Comentario a partir de ellos
Aplicación a la vida
III. UN SOLO CORAZÓN UNA SOLA VOZ
Oración personal: dar gracias,petición,alabando...
Oración final.Cnto.Bendición.Imposición de manos.
Despedida
Salida en silencio, despidiéndose de Jesús
“Hacer fácil el camino a los demás..."
Mª Antonia París
Señor y Padre mío,
que te conozca y te haga conocer
que te ame y te haga amar,
que te sirva y te haga servir,
que te alabe y te haga alabar
por todas las criaturas.
San Antonio Mª Claret