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Nivel 1 Evangelización Oración de Alabanza “ Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre... Gentiles, regocíjense juntamente con su pueblo; Alaben todos, al Señor y cántenle himnos todos los pueblos Rm 15, 9-11 Salm 150. “Aleluya! Alaben a Dios en su santuario, alábenle en el firmamento de su fuerza, alábenle por sus grandes hazañas, alábenle por su inmensa grandeza. Alábenle con tambores, Alábenle con arpa y con cítara, Alábenle con tamboril y danza, Alábenle con laúd y flauta, Alábenle con címbalos sonoros, Alábenle con címbalos de aclamación. Todo cuanto respira alabe al Señor! Aleluya!”. La alabanza al Señor tiene su fuente en la experiencia del Amor de Dios; es decir, una persona que ha sentido y percibido el Amor de Dios en su vida, inmediatamente responde con lo único que puede ofrecer a Dios: una alabanza de corazón y sincera, animada por el gozo y la alegría de tener la presencia del ser amado. Allí donde está tu tesoro, allí mismo está tu corazón. Con la misma fuerza con la que una persona busca y ama su tesoro así mismo debe buscar y amar a Dios, quien es el único bien eterno que perdura aun después del tiempo y el espacio. Es decir, después de la muerte. Alabar a Dios es amarlo, honrarlo, predicarlo a voz alta y ante todo ser testigos de su amor eterno que realiza maravillas en cada uno de nosotros sus hijos. Se alaba a Dios a través de la oración explícita y manifiesta, donde no hay vergüenza de reconocerse adorador de Dios, creyente convencido que expresa exteriormente su amor a Jesucristo. Pero también se le alaba con las obras de justicia y el testimonio de una vida en coherencia con el evangelio y los valores del reino. La alabanza también se reviste del canto gozoso que hace la comunidad de la presencia de Dios, de hecho, en muchas realidades de la vida ensalzamos las obras de los hombres y del mundo y las admiramos como maravillosas; ¿cuánto más, no hemos de alabar las obras de Dios que superan toda hermosura conocida por el ser humano? Nivel 1 Evangelización ¡Alabado seas Señor! Bendito y alabado sea el Padre Santo Todopoderoso; su único Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo de Amor por toda la eternidad. ALABADO SEAS SEÑOR POR: Tu presencia en medio de nosotros: pues eres la fuente del gozo y la bendición. Tus dones: que se dan a cada uno y con los cuales enriqueces a tu Iglesia. La fe: que nos lleva a alabarte y bendecirte, a vivir según tu santa voluntad. Por tus proezas y milagros: por cada acontecimiento de la vida en el que actúas portentosamente. La vida: Pues ella es obra de tu amor; todo viviente te debe su ser y existir; tu eres el único artífice de la vida. El Amor: con el guías nuestro camino nos das la luz y nos llevas a la eternidad. Tu Santa Palabra: que es fuente de gracia escudo protector de la vida y la fe. La Iglesia: la comunidad en la que se obra la caridad, la oración y el encuentro contigo. Te alabo Señor no solo con los labios sino ante todo con el corazón, con mi propia vida llena de sacrificios, esfuerzo y fe. Proclamo tu nombre y me regocijo en predicar tu palabra que es salud para mi y los demás. “ Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. Lc 1, 64 Giovanny Sánchez G. (2007) “Amanecer en la Vida de la Fe”. Trinidad - Casanare. Vicariato Apostólico de Trinidad