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E N M I S P R O P I A S PA L A B R A S
por
NEIL
T.
ANDERSON
Gana la batalla interior
«Un plan para las edades»
P o r Norma
PANTOJAS
A
migas parece que fue ayer
que nos dimos cita en Expolit
para presentarles el libro
Mujer,¡apriétate el cinturón!, pero ni
el tiempo ni yo nos detenemos. Estoy
presentando mi nuevo libro Sexo: Lo
que muchas practican y pocas conocen. Un tema que a muchas sonroja y otras
evitan, pero que es necesario tratar por
la cantidad de ideas equivocadas que
viven en el corazón de muchas mujeres
creyentes y no creyentes, alejándolas de
una sexualidad saludable, placentera y
conforme al propósito de Dios para su
vida.
E
l plan ideal de Dios para el matrimonio quedó bosquejado en el huerto del
Edén antes que Adán y Eva pecaran:
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne» Génesis 2:24. La intención de Dios era
que el matrimonio fuera monógamo y heterosexual: un hombre y una mujer unidos de
manera inseparable y dependiendo de Él.
Dios también ordenó a Adán y Eva que
procrearan y llenaran la tierra con sus descendientes. Si nunca hubieran pecado, el mundo
de hoy quizá estaría poblado por una raza de
gente sin pecado que viviría en una armonía
perfecta. El pecado de Adán y Eva en el
huerto estropeó el hermoso plan de Dios.
Sin embargo, no seamos demasiado duros
Aprenderás qué es lo que realmente
cautiva el corazón del hombre sin
privarte de tu dignidad. Te darás cuenta
que la flojera de carácter es lo que el
hombre más detesta, y descubrirás cuán
apetecible es la mujer que se valora.
Norma Pantojas
tiene un bachillerato en Estudios
Hispánicos y
una maestría
en Consejería de
Familia. Durante
diecisiete años ha
pastoreado, junto
a su esposo Jorge
Pantojas, la Iglesia
Cristiana Hermanos
Unidos, en Bayamón,
Puerto Rico.
En la historia de la redención hay otra faceta del plan de Dios para el matrimonio. El
pacto matrimonial entre un hombre y una
mujer es una imagen del pacto existente entre Dios y su pueblo. La Iglesia es la esposa
de Cristo, Apocalipsis 19:7, y Dios quiere
recibir para sí a una esposa santa y sin defecto, «…que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante…» (Efesios 5:27). La
pureza y la fidelidad de un matrimonio cristiano deben ser una lección objetiva acerca
de la pureza y la fidelidad que Dios anhela
que tengamos en nuestra relación con Él.
La Biblia prohíbe la inmoralidad sexual por
dos razones que se relacionan entre sí. En
primer lugar, la infidelidad o pecado sexual
viola el plan de Dios para la santidad del
matrimonio humano. Cuando alguien tiene
relaciones sexuales con otra persona que no
sea su cónyuge, física o mentalmente por
medio de la lujuria y la fantasía, está destrozando el diseño divino. Está estableciendo
un vínculo con esa persona, manchando la
imagen de «un hombre y una mujer», y quebrantando el pacto que tiene con su cónyuge
(1 Corintios 6:16-17). Fuimos creados para
ser una sola carne con una sola persona del
otro sexo. Cuando cometemos pecado sexual con otra persona, nos convertimos con
ella en una sola carne física y mentalmente,
lo cual tiene por consecuencia la esclavitud
sexual. Por eso Pablo dice acerca de esto que
es un pecado contra nuestro propio cuerpo.
En el libro te darás cuenta de cómo
muchas se han adaptado a la imagen
comercial en la que el sexo se presenta
como una actividad frívola, en la que lo
más importante es la pasión. Los títulos
de muchos artículos de revistas son:
¿Cómo llevar a un hombre a la cama en
diez minutos? ¿Qué hacer en la cama
para que ese hombre jamás se olvide de
ti? ¿Cómo volver loco a un hombre en
la cama?
¡Es tiempo de definir el sexo conforme
al corazón de Dios y no conforme a
lo que nos presenta Hollywood! La
espiritualidad no le quita de ninguna
manera el disfrute al sexo, por el
contrario, le agrega un elemento que
no puede ser superado por nada en el
mundo. La pasión será mayor cuando
haya limpieza de propósito y de corazón.
Solo así se puede lograr en la relación un
vínculo físico, emocional y espiritual.
bendeciría al mundo entero al proporcionarnos
la salvación con su muerte y resurrección.
con ellos. Si cualquiera de nosotros hubiera
estado en el huerto en lugar de ellos, lo más
probable es que habríamos hecho lo mismo.
Adán y Eva disfrutaban de una situación
ideal, vivían en la luz perfecta, y a pesar de
todo, pecaron. Es muy poco probable que a
nosotros nos hubiera ido mejor.
A pesar de la caída, Dios no abandonó los
planes que tenía con el hombre y la mujer y
sus relaciones sexuales. Al contrario, escogió
el proceso creativo del matrimonio humano
como el vehículo para la redención de la
humanidad caída. Cuando hizo el pacto
con Abraham, le dijo: «En tu simiente serán
benditas todas las naciones de la tierra, por
cuanto obedeciste a mi voz» (Génesis 22:18).
La «simiente», el descendiente del que
hablaba Dios, era Cristo (Gálatas 3:16), quien
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En segundo lugar, cuando alguien comete
adulterio, desfigura la imagen del pacto
existente entre Dios y su pueblo, que su
matrimonio fue diseñado para representar. Piense en esto: Una relación leal, pura
y amorosa entre el marido y la mujer es la
ilustración que Dios le presenta al mundo
de la relación leal, pura y amorosa que Él
anhela tener con su cuerpo, que es la Iglesia. Todo acto de inmoralidad sexual en
medio de su pueblo mancha esa imagen.
Neil T. Anderson, fundador y presidente emérito
del Ministerio Freedom in Christ (FICM), es autor
o coautor de más de cincuenta libros de gran
circulación.