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• Suplemento Científico de La Jornada Veracruz • Domingo 1° de abril de 2012 • Número 13 • Coordinador: Manuel Martínez Morales
EN
ESTE NÚMERO
domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico
E
l planeta ha sufrido
innumerables alteraciones climáticas
a los largo de su
historia. Sólo por poner algunos ejemplos cuyas causas
han sido fenómenos naturales, René Garduño se ocupa
en este número de El Jarocho
Cuántico de las consecuencias
climáticas de las variaciones de
la órbita terrestre y las erupciones volcánicas. Sin embargo,
el llamado cambio climático
global –que dicho sea de paso,
no es la alternancia de calor y
frío cuando cruzan los “nortes”
por el territorio estatal- consiste fundamentalmente en un
calentamiento observado en el
planeta de 0.7ºC en el siglo XX
y de un incremento adicional
de unos 2 a 5°C esperados para
el resto de esta centuria, y las
múltiples consecuencias que
arrastrará consigo.
Desde 1988 científicos y dirigentes del mundo han constituido, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, el
Panel Intergubernamental sobre
Cambio Climático (IPCC, por
sus siglas en inglés) que reconoce, más allá de toda duda
razonable, que los gases que se
han emitido por la combustión
de hidrocarburos, carbón mineral, leña, etc., sobre todo a partir
de la Era Industrial, se han ido
acumulando en la atmósfera y
son los principales responsables
del “calentamiento global” referido en el párrafo anterior.
Esta elevación puede ser la
causa de aumentos notables en la
intensidad de los huracanes, en la
magnitud del contraste entre los
fenómenos oceánicos El Niño y
La Niña, en los índices de desertificación y en lo riguroso de los
fríos invernales de las latitudes
altas y medias. Un incremento
de la temperatura mayor a 2°C
para el siglo XXI sería catastrófico para muchas regiones del
mundo. A estas afirmaciones el
IPCC les asigna una confianza de
90% en su cuarto informe dado a
conocer en 2007, contra un 66%
que les asignaba en su tercer
reporte de 2001. El quinto reporte aparecerá en 2013.
Este es el tema que mayoritariamente se aborda en este
suplemento desde muy diversas
perspectivas: de la comprobación cuantitativa del calentamiento en el estado de Veracruz
se ocupan Abraham Torres y
Saúl Miranda, mientras que de
los efectos en la agricultura escribe Cecilia Conde. Por lo que
se refiere a las ciudades, éstas
tienen una relación recíproca
con el clima: se ven afectas por
él pero también lo alteran, como
comentan Víctor Magaña y Rafael García-Cueto.
Pero ciertamente las causas antropogénicas del cambio climático
no han sido aceptadas universalmente, sino que hay un sector de
“escépticos”, a los que también
dedica una nota Saúl Miranda.
Y desde luego no pueden faltar
consideraciones de orden social y
económico: Sonia Salazar aborda
la percepción del cambio climático
que tienen habitantes del puerto de
Veracruz, y Édgar González Gaudiano con sus colaboradoras hace
lo propio sobre los estudiantes de
la Universidad Veracruzana. Cierra
el número la reflexión de Hipólito
Rodríguez desde una perspectiva
de política internacional y sus referentes locales.
Así, este número, con el que
El jarocho cuántico celebra su
primer aniversario, se suma con
información y comentarios bien
fundamentados pero accesibles a
todos los lectores, a una tarea de
difusión que es imprescindible
para acercarnos a la comprensión del fenómeno del cambio
climático global, no sólo porque
es hoy un tema de moda sino
porque desafortunadamente así
seguirá por muchos años.
(Este número de El Jarocho
Cuántico fue compilado por el Programa de Estudios de Cambio Climático de la Universidad Veracruzana, bajo la coordinación de Adalberto Tejeda Martínez y el apoyo
de Ivonne García Martínez. Fotos
de Rafael Ménpez y Gloria Cuevas
Guillaumin)
Portada:
Moxel Pola
LA
ÓRBITA, LOS VOLCANES Y EL CLIMA
◗ RENÉ GARDUÑO L.*
L
a radiación solar es el combustible del motor del clima y la
cantidad de ella que se recibe en
la Tierra depende del lugar geográfico, la hora del día y la época del año.
También depende de factores externos: la
luminosidad del Sol (cantidad de energía
que emite) y la geometría de la rotación y
de la traslación del planeta. Esta geometría
se caracteriza con los parámetros orbitales:
la oblicuidad, la excentricidad de la órbita y
la posición de los equinoccios en esa elipse.
La oblicuidad son los famosos 23° 27’ (que
uno aprende como perico en la primaria) de
inclinación que hay entre el eje de la Tierra
y la perpendicular a la órbita; la excentricidad mide qué tan alargada (o redonda) es
la órbita; y la posición de los equinoccios
indica los puntos de la órbita donde comienza cada estación. Estos tres parámetros
cambian continua y cíclicamente en el
tiempo; o sea, en forma de vaivenes suaves
que son muchísimo más lentos que los dos
movimientos más notables del planeta: la
rotación y la traslación.
La oblicuidad va de un valor mínimo de
22.1° a uno máximo de 24.5° y el vaivén
completo de ida y vuelta tarda un periodo de
unos 41 mil años. Cuando la excentricidad
cambia, la órbita pasa de circunferencia (en
que la distancia al Sol es la misma todo el
año) hasta un “alargamiento” máximo en
el cual la distancia menor () es 7% más
chica que la mayor () en el mismo año.
Este cambio en la forma de la órbita tarda
un periodo de unos 100 mil años; es decir,
en este tiempo va de redonda a alargada y
regresa a ser redonda. Adicionalmente, los
equinoccios (y los solsticios) se van recorriendo sobre la órbita y completan la vuelta
en unos 21 mil años.
Naturalmente, si los parámetros orbitales cambian, también lo hace el clima.
Dado que la oblicuidad causa las estaciones,
cuando es chica las atenúa, los inviernos son
menos fríos y los veranos menos cálidos;
una oblicuidad grande produce estaciones
extremosas, o sea que la diferencia entre invierno y verano es mayor. La excentricidad
también afecta a las estaciones: cuando es
nula, la radiación total que llega a la Tierra
es igual todo el año; y cuando es grande, esa
radiación tiene una gran variación intranual.
Sin embargo, este efecto se combina con
el tercer parámetro para determinar las estaciones: si el perihelio cae en invierno, el
frío del hemisferio que está en esa estación
se atenúa por estar el Sol más cercano al
planeta, en cambio el otro hemisferio tiene
un verano intensificado; inversamente, si el
afhelio cae en el verano de un hemisferio,
éste tiene menos calor y el otro (que está
en invierno) tiene más frío. Actualmente, el
perihelio está en el invierno boreal, dentro
de diez mil quinietos años (o hace diez mil
quinientos años) estará (estuvo) en nuestro
verano y las estaciones serán (fueron) más
contrastadas. La excentricidad actual es
muy chica, el afhelio es sólo 1.5% mayor
que el perihelio y entonces la radiación total
recibida por el planeta varía a lo largo del
año en 3%, siendo máxima el 3 de enero y
mínima el 5 de julio.
Se ve entonces que la orientación del
eje de la Tierra, la forma de su órbita y las
estaciones sobre ella cambian; pero lo hacen
suavemente en plazos de decenas de milenios o más; por lo tanto, es absurdo atribuir
a los parámetros orbitales algún cambio
climático que percibimos los humanos a los
largo de nuestras vidas.
Otro factor externo que afecta al sistema climático es el vulcanismo, pero su
naturaleza difiere de los factores orbitales
en dos aspectos. Primero, ocurre en plazos
muchísimo más cortos, casi nunca transcurre un decenio sin que en algún lugar haya
una erupción notable que afecta al clima a
escala global. Además estas erupciones son
aleatorias; no siguen alguna periodicidad.
Las erupciones enfrían el clima porque
inyectan a la atmósfera gran cantidad de aerosoles (partículas sólidas o liquidas suspendidas en el aire) que reflejan (hacia fuera)
y absorben radiación solar, reduciendo la
que llega a la superficie; análogamente a un
nublado o tolvanera tenues pero con alcance
planetario. Las erupciones también contienen SO2 (gas) que, al reaccionar con el
vapor de agua atmosférico, produce H2SO4
(líquido) que forma las gotitas aludidas.
Otros gases permanecen como tales y en
todo caso contribuyen al efecto invernadero,
o sea a calentar el clima; sin embargo, el
efecto neto de una erupción es enfriarlo.
Las erupciones que afectan al clima son
las de tipo explosivo, que emiten el material
hasta la estratosfera, donde permanece años
y baja la temperatura global menos de un
grado. Si la erupción no es tan violenta, los
aerosoles se quedan en la troposfera (capa
atmosférica de unos 10 km a partir del nivel
del mar, por encima de la cual no hay agua)
y son lavados por lluvia, nevadas, etcétera,
además de caer por sí mismos.
*Investigador del Centro del Centro de
Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, autor
de los libros El veleidoso clima y Pormenores
terrestres, ambos de la colección La ciencia
desde México, FCE.
Director: Tulio Moreno Alvarado, Subdirector: Leopoldo Gavito Nanson, Coordinador: Manuel Martínez Morales,
Edición: Moxel A. Pola Sánchez, Corrección: José Armando Preciado Vargas, Leobardo Lagunes Ganem, Jorge
N. Escalante González, Editor de Fotografía: Víctor Álvarez
Comité Editorial
Carlos Vargas Madrazo
Valentina Martínez Valdés
Lorenzo M. Bozada Robles
Hipólito Rodríguez
2
El Jarocho CUÁNTICO
Al son de la ciencia
Correspondencia y colaboraciones: [email protected]
3
El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012
P
ara entender el clima del estado de
Veracruz resulta conveniente definir el
término clima, el cual puede pensarse
como la síntesis de las condiciones del tiempo
meteorológico en una región particular. La descripción del clima puede hacerse utilizando
promedios, valores extremos o frecuencia de
valores de los elementos meteorológicos como
son la precipitación, temperatura, humedad,
viento, etcétera.
Otro término importante es el de clima extremo, el cual se define como los eventos raros
dentro de la distribución estadística de las varia-
bles meteorológicas. La importancia de los eventos extremos del clima radica en su fuerte impacto
en la naturaleza y sociedad.
El clima en Veracruz se encuentra siempre en
evolución, respondiendo a diferentes factores que
alteran su estado.
Cuando las variaciones temporales observadas en las condiciones atmosféricas son atribuibles a causas naturales (interacción océanoatmósfera) se denomina variabilidad natural. La
variabilidad natural del clima responde, entre
otras cosas, al establecimiento de oscilaciones
atmosféricas que pueden afectar amplias y leja-
LOS
ESCÉPTICOS
■ Foto Rafael Menpez
CÁLIDO
CAMBIO DEL CLIMA JAROCHO
◗ ABRAHAM TORRES ALAVEZ*
nas regiones del planeta en periodos de tiempo
que varían de meses a años. Se han identificado
diferentes oscilaciones atmosféricas, pero la más
conocida es El Niño-Oscilación del Sur (por sus
siglas en inglés ENSO), la cual es una interacción en el Pacifico tropical que alterna irregularmente entre un estado cálido (El Niño), un estado
frío (La Niña) y un estado sin cambio (Neutro), el
este del Pacífico ecuatorial. Todos estos cambios
modifican el clima alrededor del mundo.
El cambio en el clima debido a la actividad
humana se conoce como cambio climático global. Sus causas se explican a través del aumento
de la actividad humana desde el inicio de la era
industrial a mediados del siglo XIX.
Muy diversos autores coinciden en que el
cambio en las formas de producción, ha liberado
una cantidad considerable de gases de efecto
invernadero GEI (vapor de agua, metano, dióxido
de carbono, óxido nitroso, ozono, etc.) hacia la
atmósfera; la presencia de estos gases en la atmósfera hace que la radiación infrarroja emitida
por la superficie de la Tierra sea absorbida eficazmente por la propia atmósfera y las nubes, reteniendo calor en el sistema superficie-tropósfera.
De acuerdo al cuarto informe del IPCC
(2007), el aumento en la temperatura del sistema
climático es inequívoco. Como evidencia de este
calentamiento está el aumento de la temperatura
del aire en 0.74°C los 100 años recientes,
además señaló que algunos extremos climáticos
y meteorológicos serán más frecuentes, más amplios y/o intensos durante el siglo XXI, atribuido
en mayor parte al aumento observado en las
concentraciones de GEI antropógenos.
En el mismo informe se advierte, que de
seguir las emisiones de GEI a una tasa igual
o mayor, la temperatura media global podría
incrementarse 0.2°C por década en el siglo XXI
y el aumento en el nivel del mar a nivel mundial
continuaría, en respuesta al aumento del forzamiento radiativo en la atmósfera generado por
la presencia de estos gases.
Un servidor y otros colegas analizamos por
separado la señal en el clima de la variabilidad
natural y del cambio climático antropógeno en
Veracruz. Se encontró que los años en que se
presenta el Niño son más secos que aquéllos
en que se presenta condiciones de La Niña. Al
relacionar la sequía intraestival o canícula con las
oscilaciones se concluye que El Niño explica la
variabilidad de la canícula en un 9%.
Para los cambios en el clima del estado,
debidos a la actividad humana, se ha seguido
la metodología propuesta por el Grupo de
Expertos en Detección de Cambio Climático e
Índices (ETCCDI por sus siglas en inglés), con
el propósito de que la medición de los cambios
en los extremos sea realizada en torno a una
metodología estandarizada, con el fin de que
los resultados puedan compararse con trabajos
similares realizados en otras partes del mundo.
El ETCCDI exige para el cálculo de indicadores climáticos extremos, el análisis de las datos
climáticos de mejor calidad. Para Veracruz de
un total de 357 estaciones climatológicas que alguna vez han reportado mediciones, únicamente
50 series de precipitación y 30 de temperatura
cumplen con los estandares de calidad.
En series homogéneas regionales de temperatura máxima y mínima de todo el estado, se
presenta una tendencia positiva a partir de 1990.
Para la temperatura máxima el cambio en la tendencia lineal es de 1,3 °C en la década de 19962005 mientras que la temperatura mínima presenta un cambio de 0,4 °C en el mismo periodo.
Esos resultados son congruentes con los observados en otras regiones del mundo de condiciones más cálidas en años recientes, aumento en la
frecuencia de días calurosos y disminución de los
días frescos. En la precipitación no se perciben
cambios significativos en los registros anuales
o en la ocurrencia de episodios extremos, sin
embargo, en la mayor parte del estado la lluvia
tiende a concentrarse en un menor periodo.
*Egresado de la Licenciatura en Ciencias Atmosféricas de la UV, actualmente estudia la maestría en
Ciencias en el Centro de Investigación Científica y de
Educación Superior de Ensenada.
◗ SAÚL MIRANDA ALONSO*
D
esde finales del siglo XIX el sueco Svante Arrhenius se
dio cuenta de que el incremento del dióxido de carbono
en la atmósfera debido a actividades humanas, podía aumentar la temperatura superficial del planeta. Innumerables contribuciones científicas en este tema se han dado desde entonces,
principalmente en los últimos cincuenta años. Básicamente se
sabe que, superpuesto al patrón de variabilidad natural climática,
se ha agregado una burbuja de calentamiento debido a la emisión
de gases de efecto invernadero a la atmósfera por la actividad
humana desde el inicio de la era industrial en el siglo XVIII.
Para ordenar la información científica aparecida en las últimas
décadas relativa al cambio de patrones del clima, la Organización
Meteorológica Mundial y el Programa del Medio Ambiente de
las Naciones Unidas instituyeron el Panel Intergubernamental
ante el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en el
año 1988. Sin embargo, por diferentes razones, siempre han existido grupos de personas e incluso de científicos profesionales que
no están de acuerdo con las conclusiones del IPCC. La principal
acusación es que se trata de un complot de los científicos del
clima para conseguir más dinero para sus investigaciones. Al respecto responde Elizabeth Kolbert en The New Yorker (p. 21–22,
12 abril 2010), “Nunca nadie ha ofrecido un razonamiento plausible del porqué miles de científicos en cientos de universidades en
docenas de países se ocuparían de maquinar un fraude climático.
Ni a nadie le ha sido posible explicar porqué la madre naturaleza
continúa colaborando con ellos”.
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, líderes en cambio climático, han sido resguardados en lugares seguros después de recibir amenazas de muerte por
teléfono y correo electrónico. Actualmente existe un debate febril
en Australia sobre el precio del carbón mineral, y los mineros ven
amenazados sus trabajos si se reduce el uso del carbón mineral
para generar energía.
El robo en 2009 de los correos electrónicos de la Universidad
de East Anglia de la Gran Bretaña, que es uno de los centros de
investigación sobre cambio climático más importantes a nivel
mundial, dejó la idea en el público de que incluso los científicos
pagados por universidades o gobiernos, y no necesariamente por
corporaciones, son susceptibles de dejarse llevar por aversiones
contra grupos disidentes.
En enero del 2010 el IPCC reconoció que se había equivocado al asumir los resultados de una investigación como válidos,
y que indicaban que los glaciares de los Montes Himalayas se
iban a derretir hacia el año 2035. En realidad la publicación
original se refería al año 2350.
El incremento del nivel del mar no ha estado exento de controversia, mientras el IPCC reportó en el 2007 que el aumento
del mar a nivel global sería de un máximo de 59 centímetros
para el año 2100, nuevas publicaciones indican que el aumento
puede ser de más de un metro. Originalmente se cuestionó que
no se podía saber si el aumento en las mediciones del nivel
medio del mar era debido al instrumento y su base sumiéndose
en el suelo, y no debido a un aumento real del nivel de las aguas
marinas. Con las mediciones desde el satélite corroborando ese
aumento, se acabó la polémica.
Andrew Dessler de la Universidad Texas A&M escribe en
Physicsworld.com: “cada mes se dan a la luz docenas o cientos
de publicaciones que están de acuerdo con el cambio climático…
pero cada año, una o dos publicaciones de escépticos aparecen
y son anunciadas con bombos y platillos en los medios como si
hubieran descubierto la rueda. Esto hace pensar al público que
existe un debate”.
Se obtuvieron documentos del Instituto Heartland, ubicado en
Chicago, que ha estado al frente de los opositores a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero por la industria.
En su página web escribe: “el movimiento ambientalista
necesita voces dedicadas a la ciencia saludable y soluciones a
problemas ambientales basadas en el mercado más bien que en
el gobierno”. Los documentos muestran que esperan conseguir
este año patrocinios por 7.7 millones de dólares de fuentes como
“Charles G. Koch Charitable Fundation” uno de los mayores
patrocinadores del Tea Party, además de donaciones por Glaxo
Smith Kline, Microsoft Corporation, Pfizer, Reynolds American
(propietaria de varias compañías tabacaleras) y Time Warner
Cable. Los documentos mencionan un donador anónimo que dio
8.8 millones de dólares entre 2007 y 2011 para “proyectos de
calentamiento global”. El Instituto está buscando patrocinio para
elaborar un volumen descrito como “la más completa y fidedigna
refutación de los reportes del IPCC de las Naciones Unidas”.
En un comunicado de prensa, el Instituto Hartland aceptó que
sus documentos fueron robados por “una persona que fraudulentamente asumió la identidad de un miembro de la mesa directiva
del Instituto y convenció a un empleado para que le enviara el
material a una dirección de correo electrónico externa”. El Instituto se queja, pero hay que recordar que se apresuró a publicar
los correos electrónicos robados de la Universidad de East Anglia
en noviembre del 2009.
La XVIII Conferencia de las Partes (COP18) convocada por
la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, se llevará a cabo en Qatar en este año 2012, y también
en mayo de este año se realizará la reunión cumbre de la tierra
de Río de Janeiro + 20. Se espera que se establezcan nuevos
parámetros que indiquen el estado actual y las expectativas de los
cambios medidos en el clima.
*Doctor en Oceanografía por la Universidad de
Hamburgo, actualmente coordinador del Centro de Estudios
y Pronósticos Meteorológicos, de la Secretaría de Protección
Civil del Gobierno del Estado de Veracruz.
domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico
Clima
y nivel del mar en
Veracruz
◗ Saúl Miranda Alonso
E
n algunos trabajos realizados en el Centro de Estudios
y Pronósticos Meteorológicos,
de la Secretaría de Protección
Civil, se han analizado los datos históricos del clima recopilados por el Servicio
Meteorológico Nacional. Se presenta un
resumen de resultados.
En primer lugar se compararon las
estadísticas climatológicas de los últimos
treinta años (1977 hacia el presente) con
las de los 30 años anteriores (1976 hacia
el pasado), para el estado de Veracruz más
100 km a partir de sus límites geográficos. En cuanto a la lluvia, se encontró que
en general, pero más acentuado para el
mes de junio en el norte de Veracruz, las
temporadas de estiaje son cada vez más
severas y largas, lo que a su vez produce
situaciones de sequía más frecuentes.
Por el contrario, en septiembre y octubre
la temporada de lluvia tiende a ser más
fuerte que hace 30 años. Esto implica
El
desbordes del río Pánuco, pasando esta
región de una contingencia por sequía a
una por inundación. Hacia la sierra de
Oaxaca, tenemos más precipitación de
mayo a noviembre, con tormentas más
severas y de más corta duración, que
aunado a la deforestación en las partes altas, producen fuertes escurrimientos
hacia la parte baja de las cuencas del
Coatzacoalcos y del Papaloapan, aumentando significativamente el potencial para
inundaciones de esta zona.
En el clima de hace 30 años la tendencia de la precipitación en la parte norte y
sur de Veracruz era a aumentar, y en el
centro a disminuir. Actualmente en los
últimos 30 años la tendencia de la precipitación es a disminuir en prácticamente
todo el estado.
Para las temperaturas máximas –las
que se observan pasado el medio día–
los patrones de diferencia entre el clima
actual y el clima de hace 30 años son
clima local ante el cambio global
◗ Víctor Magaña*
■ Foto Gloria Cuevas
variables. Para el norte de Veracruz se
observa un patrón consistente de más calor, prácticamente todo el año, situación
que agrava la disminución de precipitación ya comentada. Debemos mantener
monitoreada esta parte de Veracruz pues
aparece como muy vulnerable. El hecho
de que se le estará sacando agua al río
Pánuco para enviarla a otra cuenca (ciudad de Monterrey) es muy cuestionable a
la luz de estos resultados. En suma, que
la temperatura máxima mostraba tendencia a disminuir en todo Veracruz, excepto
en el sur, mientras que las nuevas estadísticas climáticas muestra la tendencia
a aumentar en todo el estado.
Un estudio adicional y similar usando
los 30 años actuales y los 30 años anteriores para la cuenca del Pánuco muestra
un patrón parecido para esta gran cuenca
que cubre parte de diez estados. La disminución de precipitación se observa
para los meses de junio, julio, agosto y
septiembre, lo que significa menos agua
disponible en la parte baja de la cuenca
y en la salida al mar donde los criaderos
naturales de gran cantidad de larvas y
alevines de especies marinas comerciales
y no comerciales dependen de estas aguas
salobres para mantener su existencia.
La temperatura máxima en la cuenca
del Pánuco indica mayor temperatura
prácticamente todo el año para la cuenca
completa, excepto en abril. Más claro es
de mayo a noviembre. La mayor temperatura y la disminución de precipitación
crean una situación de estrés creciente
para humanos, animales y plantas. Dife-
L
as noticias de sequías o inundaciones han despertado el interés
en el tema del cambio climático,
lo que lo ha vuelto el sustento de una
nueva forma de paradigma naturalista.
Alguien tiene que ser culpable y qué mejor candidato que el cambio climático.
Sin duda el clima cambia, pero resulta
difícil creer que solo con la experiencia o
con un momento de inspiración se pueda
afirmar que las lluvias de ciertos días
o de un año en particular son resultado
del cambio climático global. Por ello, la
comunidad científica basa sus afirmaciones de variaciones de cambios del clima
en datos observados, pero sobre todo, en
el entendimiento de cómo funciona éste
en diversas escalas de espacio y tiempo.
Desde hace ya varias décadas, el Panel
Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) ha realizado evaluaciones
sobre el nivel de conocimiento que existe
en la comunidad científica sobre este
tema y muestra que, desde la Revolución
Industrial, la composición de la atmósfera ha cambiado, principalmente en
relación con mayores concentraciones de
gases de efecto invernadero (GEI). Di-
4
rentes modelos numéricos mundiales indican que esta situación puede empeorar.
Por otra parte, el Panel Intergubernamental ante el Cambio Climático (IPCC
por sus siglas en inglés) estima un incremento del nivel del mar en promedio en
el mundo de 59 cm hacia el año 2100.
En el puerto de Veracruz se ha medido un
incremento de unos 9 centímetros en 50
años recientes. Se espera que en todo el
Golfo de México el nivel del mar aumente
durante el resto del siglo, pero por la dinámica propia del océano se prevé que en
otras partes, como las costas de Guerrero
y Oaxaca, el nivel del mar disminuya.
El aumento del nivel del mar representa una amenaza para algunas de las
poblaciones costeras veracruzanas. Pero
más preocupante aun es el peligro latente
de una inundación del tipo de las que
ha sufrido Louisiana, EUA, con elevaciones máximas registradas de hasta 8.5
metros con el huracán Katrina. Aunque
hasta ahora estas mareas de tormentas
tan grandes sólo se han registrado en el
norte del Golfo de México, recordemos
que nunca antes se había registrado un
huracán categoría 3 en nuestras costas
ni mucho menos en la zona central de
Veracruz donde impactó Karl en el 2010.
El mapa del estado que acompaña a esta
nota muestra las zonas costeras en peligro
de inundación en el caso de una marea de
tormenta de magnitud de nueve metros.
Los resultados aquí resumidos evidencian un cambio de clima para el estado de
Veracruz, para el que sociedad y gobiernos debemos estar preparados.
chos gases, como el dióxido de carbono,
por lo general resultan en un aumento
de la temperatura promedio global del
planeta. Muchos incluso pensamos que
el IPCC obtuvo el Premio Nobel de la
Paz porque presentó evidencias de que
el aumento de la temperatura del planeta
durante el siglo y medio más reciente fue
consecuencia de la actividad humana.
El ejercicio científico de atribución del
cambio climático consistió en usar modelos del clima con y sin los efectos de
los GEI. El resultado mostró claramente
que solo los experimentos con GEI podían explicar las variaciones de largo
periodo y las tendencias de la temperatura global del planeta, lo que redujo de
forma importante el escepticismo y la
especulación sobre el calentamiento.
En años recientes sin embargo, se han
intentado explicar algunas tendencias del
clima a escala regional e incluso local,
recurriendo al paradigma del cambio
climático global. Algunos lo quieren
hacer tan regional, que han llegado a
“describir” lo que pasa con las lluvias o
Agricultura
y cambio climático
5
El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012
L
os estudios de casi dos décadas acerca de los
impactos potenciales de un posible cambio climático
en América Latina muestran que esta región es, en
general, altamente vulnerable al cambio climático, particularmente en el sector agrícola.
El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés), es un organismo formado
a iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial
y las Naciones Unidas en 1988, ha ido cambiando
su lenguaje desde su primer reporte (1990), y ya en
su cuarto reporte (2007) es mucho más contundente al
afirmar que la mayor parte del calentamiento global
observado durante el siglo XX es inequívoco, debido muy
probablemente (90% de confianza) al aumento en las
concentraciones de gases de efecto invernadero causado
por acciones humanas.
En el Cuarto Reporte del Grupo II del IPPC, se afirma que
es muy probable que en condiciones de cambio climático
los recursos hídricos en Latinoamérica se vean disminuidos
entre 10% y 30%. También se ha documentado que la
biodiversidad regional se encuentra en peligro, se proyecta
que entre un 20% y 30% de las especies estudiadas se
encontrarían en riesgo de extinción; estos dos factores ya
entrañarían un grave riesgo para la agricultura regional,
debido a la escasez de agua y a que la gran biodiversidad
en la región es sustento de la agricultura tradicional.
Si bien los posibles impactos del cambio climático en los
sistemas productivos humanos –como en la agricultura– son
más difíciles de evaluar, ya que siempre se han dado acciones para adaptarse al clima cambiante, el IPCC muestra
evidencias que indican cambios en el patrón de lluvias,
como siembras tempranas en latitudes altas del hemisferio
norte, mientras que en el sur de África hay estaciones secas más largas y una mayor incertidumbre en el periodo
lluvioso. Asimismo, en latitudes bajas, los decrementos en
esta productividad agrícola podrían presentarse aún con
cambios locales de temperatura entre 1-2ºC. Si el aumento
es superior a 3°C es probable que la productividad disminuya en la mayoría de las regiones del planeta.
Otro factor a considerar es el aumento en el nivel del
mar, que conduciría a una pérdida de territorio costero,
intrusión salina en tierras fértiles y recursos hídricos costeros,
y a un incremento en el riesgo de inundación para millones
de personas a finales de siglo.
Los costos provocados por estas alteraciones en el clima
ya están siendo percibidos por la sociedad, aunque en
forma desigual entre países, regiones y grupos socioeconómicos. En América Latina y el Caribe el costo por desastres o
eventos extremos asociados a fenómenos climáticos supera
los 5 mil millones de dólares al año.
Si bien aún no es posible atribuir con exactitud ese incremento de los eventos extremos al cambio climático, las cifras
citadas nos alertan de los altos costos que podría acarrear
la inacción frente a este fenómeno, y, con un alto grado de
confianza, se cree que eventos como sequías, inundaciones
y golpes de calor se incrementarán.
Estudios apuntan a una baja sensible en la producción
global de cereales, los cambios proyectados para el 2020
serían de alrededor 20 millones de toneladas métricas menos, y para el 2080 serían de alrededor de 8 veces menos.
Estos autores señalan que bajo este escenario los precios de
los cereales aumentarían, pudiendo llegar a más del 40%
de su valor actual. Asociado a lo anterior, el riesgo de hambrunas se incrementaría, proyectándose para el 2020 hasta
el calor de una colonia a otra. Los cambios
regionales del clima tienen con frecuencia
patrones espaciales complejos y tasas de
crecimiento de la temperatura que van más
allá de la modulación por el efecto global.
En las ciudades, dichos cambios se deben
frecuentemente a la urbanización. La ciudad de México por ejemplo, se ha calentado
casi 3°C durante el siglo XX.
Las tendencias, no sólo de aumento de
la temperatura, sino incluso de cambios en
el ciclo hidrológico en muchas ciudades,
podrían encontrar su origen en el modelo
de crecimiento urbano seguido hasta ahora.
Para demostrarlo, debemos hacer los ejercicios de atribución correspondientes, como
ya se ha hecho para la ciudad de México.
Si se prueba que gran parte de nuestro
◗ Ana Cecilia Conde Álvarez*
■ Foto Rafael Menpez
20 millones de personas más en condiciones de hambre, y
para el 2080 hasta 120 millones más.
Las acciones de adaptación del sector agrícola en los
países en desarrollo no serán simples. Ya desde su segundo
reporte del IPCC (1995) se señalaban dos posibles niveles
de adaptación para la agricultura. En un primer nivel, se
consideraban cambios en la fecha de siembra de menos
de un mes, incrementos en la aplicación de riego. En un
segundo nivel, la adaptación podría incluir cambios en el
tipo de cultivo, incrementos en el uso de fertilizantes, en las
fechas de siembra de más de un mes, y el aumento de las
áreas irrigadas. El reporte señala que los países en desarrollo no disminuirían sus impactos negativos en ninguno de
los dos niveles, aún en el supuesto caso que se tuvieran los
recursos para incrementar riego y fertilizantes, por ejemplo.
Lo anterior muestra la gran vulnerabilidad del sector
agrícola en América Latina, y señala que no serán medidas
puramente técnicas las que reducirán de manera sensible
nuestra vulnerabilidad futura. Por ello, es imprescindible el
diseño de estrategias a corto y mediano plazo para reducir
la vulnerabilidad actual, revisando críticamente las prácticas, procesos y estructuras que determinan y aceleran esa
vulnerabilidad (precios de productos e insumos, la brutal migración del campo, la degradación ambiental, por señalar
algunos factores).
Una tarea pendiente en nuestros países es profundizar
los estudios sobre el clima regional, que nos permitan detec-
tar si ya existen cambios en las tendencias de temperatura
y precipitación, y en la frecuencia, intensidad y/o duración
de los eventos extremos. También sería importante investigar
si esos posibles cambios observados ya han afectado nuestros recursos naturales.
Para el sector agrícola, un abanico de acciones de adaptación ante un clima incierto, que aseguren la flexibilidad, la
estabilidad y la equidad en el sector, implicaría el diseño de
políticas agrarias basadas en estudios rigurosos que permitieran evaluar y dar seguimiento a dichas acciones, esclareciendo si estas son de alta prioridad, efectivas, de bajo costo,
si tienen asociados otros beneficios ambientales, así como
detectar y enfrentar las barreras para ponerlas en práctica.
En este contexto, la participación y organización de
los posibles afectados es fundamental para el éxito de las
acciones propuestas, así como la integración de los estudios
hasta ahora dispersos de cambio climático, biodiversidad y
seguridad alimentaria.
Los tiempos se acortan, o como escribió Al Gore en
2006, citando a Martín Luther King: “Ahora nos enfrentamos al hecho, amigos míos, de que el mañana es hoy.
Estamos frente a la feroz urgencia del ahora. En este dilema
de la vida y la historia que se despliega ante nuestros ojos,
existe algo como llegar demasiado tarde”.
* Investigadora del Centro de Ciencias de la
Atmósfera de la UNAM e integrante del IPCC.
cambio de clima local reciente es debido
al crecimiento de las zonas urbanas el discurso sobre mitigación, principalmente de
nuestras autoridades locales, tendría que
ampliarse. Si entendemos como mitigación
las acciones para reducir la magnitud del
cambio climático, a escala local podríamos
mitigar el calentamiento si por ejemplo, se
limitara el tamaño de las manchas urbanas,
se siguieran programas de reforestación, se
contara con cuerpos de agua superficiales
en la ciudad o se implementaran azoteas
verdes, por mencionar algunas estrategias.
Así, la mitigación del cambio climático
local no sería ya solo “responsabilidad de
otros” y en nuestras manos estaría el crear
un clima de confort.
* Investigador del Instituto de Geografía
de la UNAM e integrante del IPCC.
■ Foto Gloria Cuevas
El clima en suelo urbano
domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico
6
◗ Rafael O. García Cueto*
■ Foto Gloria Cuevas
E
l cambio climático global actual
es atribuido a la creciente concentración de gases de efecto invernadero
(GEI) en la atmósfera, derivados de
la quema de combustibles fósiles, y de
cambios de uso de suelo, como la deforestación y actividades agrícolas. A estos
causales se le debe sumar la urbanización,
pues la modificación que realiza del uso del
suelo al construir las ciudades es radical, al
transformar de manera definitiva una gran
cantidad de características físicas y biológicas; a pesar de que las ciudades solamente
ocupan el 2% de la superficie terrestre, son
elementos que influyen de manera decisiva
a nivel local y regional, y probablemente
estén enlazados a los procesos ambientales
globales. Al construir un ecosistema urbano
se sustituyen los ecosistemas naturales, por
lo que se modifica la flora y fauna original,
alterando el suelo de forma irreversible, y
al emitir altas concentraciones de sustancias
contaminantes generadas por la industria
y transporte vehicular, se afecta también la
calidad del aire. De manera general, en la
zona urbana, el cambio de uso del suelo
natural por materiales urbanos (concreto,
ladrillo, vidrio, alquitrán, etc.), modifica el
albedo (reflectividad de la superficie a la luz
solar), la rugosidad superficial y la humedad
del suelo, lo que a su vez cambia localmente
los balances de calor, de masa, hídrico y
cantidad de movimiento. Este cambio actúa
en la capa atmosférica más cercana al suelo,
llamada capa límite, en donde los efectos de
fricción son importantes. Todos estos cambios
se enlazan de manera compleja e interactiva
en la modificación climática, creando un
clima único y distinto de los alrededores
rurales: el clima urbano. Una característica
sobresaliente de este clima es la generación
de la isla de calor urbana, que se refiere a
la tendencia de las ciudades a retener más
calor que las zonas rurales circundantes. Este
fenómeno puede provocar que en ciudades
con más de un millón de habitantes se tengan
temperaturas atmosféricas de 1°C a 3°C más
altas que en las áreas circundantes de la ciudad. Se ha observado también, que debido
a la urbanización la frecuencia e intensidad
Una de ellas fue, el grado en que estaría
dispuesto a adoptar cambios en su estilo de
vida en cuanto a reducir el consumo, usar
transporte público y el ahorro de energía.
La respuesta fue alentadora, los ciudadanos
en grado alto estarían dispuestos al cambio
(84.1%), un 12.8% no estarían dispuestos a
adoptar cambios en su estilo de vida, el resto
no sabe o no contestó.
El apagar las luces al salir, el desconectar los aparatos eléctricos no están en uso
y el utilizar focos ahorradores son con 82%,
66.3% y 63.9% los hábitos más frecuentes
realizados, todos los demás no son frecuentemente practicados en las actividades cotidianas. En cuanto al medio de transporte
que utiliza normalmente, la mayoría utiliza
el transporte público, 58.8%, un 36.7%
utiliza automóvil propio, 1.5% bicicleta o
camina y 1.3% utiliza taxi. Los que utilizan
coche alrededor del 50% comparte el viaje
en su vehículo, le da mantenimiento a las
llantas y mantiene su tanque de gasolina
semi-lleno, y muy pocos caminan, utilizan la
bicicleta o utiliza el transporte público si el
trayecto así lo amerita.
En este sentido, la finalidad principal de
este estudio fue contribuir a llenar los huecos
que aún existen en el conocimiento de cómo
la sociedad Veracruzana está construyendo
su representación del cambio climático, y
de cómo dicha representación condiciona
las valoraciones, las actitudes y los comportamientos ciudadanos, ante el cambio
climático y ante las medidas y las políticas
de respuesta en marcha o que se puedan
proponer en un futuro.
de lluvias fuertes se acentúan, como lo ha
mostrado para la ciudad de México el investigador Ernesto Jáuregui.
Por otra parte, los escenarios de cambio
climático realizado por científicos del IPCC
(Panel Intergubernamental de Cambio Climático, por sus siglas en inglés) prevén un calentamiento atmosférico y oceánico, y cambios
en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones, pero es claro que los impactos de la
urbanización en el cambio climático tienen un
efecto aditivo a lo ya previsto. Si se considera
que la población urbana aumentó casi cinco
veces entre 1950 y 2011, y que el desarrollo
de las ciudades continuará creciendo en los
próximos 25-30 años, es importante estudiar
el complejo problema de las interrelaciones
entre escalas urbanas, regionales, continentales y globales. La premisa de “piensa
globalmente, actúa localmente” cabe bien en
esta reflexión y varias iniciativas, orientadas
al tema de mitigación de GEI, sobre todo en
las últimas dos décadas han presenciado la
multiplicación de mecanismos y actores regionales, nacionales y locales (ciudades) para
responder a las dificultades impuestas por el
cambio climático. Estos incluyen iniciativas de
entidades multilaterales y bilaterales, niveles
subnacionales de gobierno, grupos de base
popular, empresas privadas, organizaciones
no gubernamentales (ONG) y particulares.
Un ejemplo de ellas es “Gobiernos Locales
para la Sustentabilidad” (ICLEI por sus siglas
en inglés), que agrupa a más de 1200
gobiernos locales de 70 países. Se ha observado también que los grupos de investigación han sido fundamentales en promover
una agenda política en materia del clima en
sus países, sin embargo, la elaboración de
políticas se ha visto limitada por dos grupos
de factores institucionales: el problema de la
fragmentación en la gobernabilidad local y la
falta de capacidad institucional.
El otro gran eje en el cambio climático, la
adaptación, necesita trabajarse de manera
seria y responsable para hacerle frente a lo
embates de los peligros atmosféricos presentes y futuros, como las inundaciones y las ondas cálidas; esto tiene como último propósito
la reducción de la vulnerabilidad urbana.
*Doctora en Ciencias en
Agroecosistemas Tropicales por el
Colegio de Postgraduados de Veracruz.
*Doctor en Geografía por la UNAM, investigador del Instituto de Ingeniería de la
Universidad Autónoma de Baja California.
¿Qué piensan los porteños del cambio climático?
◗ Sonia Salazar Lizán*
E
n noviembre del 2010, la Red Universitaria de Estudios de Opinión de
la Universidad Veracruzana aplicó 398
encuestas en viviendas de la ciudad de
Veracruz. Se partió del hecho de que las
actitudes de los individuos ante el cambio
climático y las estrategias de mitigación y
adaptación tienen una influencia significativa
en el desarrollo de los programas políticos,
así como en las acciones individuales relacionadas con el consumo energético y los
estilos de vida.
Las características de la muestra respecto a sexo fue: femenino 52% y masculino
48%. Respecto a edad su distribución fue
la siguiente de 18-24 años, 15.6%; de 2534 años, 23.9%; de 35-49 años 30.2%; de
50-64 años, 18.3% y de 65 o más años,
12%. En cuanto a escolaridad la mayoría
de entrevistados contaba con bachillerato
(36.4%), secundaria (22.4%), licenciatura
(20.9%), primaria (16.1%) y estudios de
posgrado (0.5%). Referente a Ocupación,
la categoría de empleado privado fue la de
mayor asignación (29.9%), siguiendo en
orden descendente ama de casa (21.6%),
trabajador independiente (14.6%), estudiante
(10.3%), pensionado (9.8%), comerciante
(7.3%), empleado público (4.3%) y desempleado (1.8%).
Las preguntas sobre el nivel general de
conocimiento sobre cambio climático fueron:
1.¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo está
con que nuestro planeta está viviendo un fenómeno que implica el alza sostenida de las
temperaturas y, por tanto, el cambio de clima?
2. ¿Sabría decir qué es el cambio climático?
Si sabe o ha escuchado hablar del tema podría decir ¿Qué es el cambio climático?
La primera pregunta tuvo una opinión
mayoritaria de acuerdo con 73.5% de los
encuestados, sin embargo 26.5% no está
de acuerdo o no sabe. Sobre el decir
¿Qué es el cambio climático? La mayoría
expresó saber decir lo que es (89.4%), sin
embargo, al hacerlo, se observa que es bajo
el porcentaje de ciudadanos (36.3%) que
relacionan el cambio climático con la acción
del ser humano o por el aumento de gases
de efecto invernadero (GEI) y la mayoría
confunde su origen o causa con otros problemas de tipo ambiental.
Respecto a su principal fuente de información sobre el cambio climático los ciudadanos en su mayoría expresan que es la
televisión (61.5%) el medio de conocimiento
del problema, luego la radio (13.3%), el
periódico (8.3%) y la Internet (7.0%), la familia y el trabajo (2.8%) y la escuela (1.8%).
Este aspecto es preocupante puesto que la
información de carácter técnico- científico
en el país a través de la televisión mexicana
es escasa y lo presentado por este medio
carece de dicho rigor y veracidad, lo cual
distorsiona la comprensión y percepción
del tema como fue constado con la falta
de claridad sobre el origen y causas del
cambio climático. Aún más preocupante es
el valor asignado a la escuela como fuente
de información, al respecto se deberá enfatizar la necesidad de que las generaciones
actuales y futuras consideren este asunto
para las medidas de mitigación y adaptación presentes y futuras.
Con el objeto de conocer cuál es la
forma y calidad de vida de los ciudadanos,
se implementó esta sección, en ella se
preguntó sobre acciones cotidianas y domésticas que podrían ayudar a enfrentar el
cambio climático.
7
El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012
¿Cómo
ven el cambio climático
los estudiantes de la UV?
◗ Edgar González Gaudiano, Ana Lucía
Maldonado González y Lyle Figueroa de Katra*
M
ucho se habla sobre la urgente necesidad de modificar actitudes y pautas de
comportamiento que están
provocando el fenómeno del cambio climático (CC). Tanto la transmisión como
la interpretación del mensaje varían
según el canal de difusión, el contexto,
experiencias e intereses específicos del
emisor y de la población receptora.
Ciertamente hace falta mucho más de
un mensaje para provocar cambios; se
requieren estrategias y programas de
comunicación y de educación ambiental
dirigidos específicamente a cada segmento de la población. Pero para ello
es necesario primero conocer rasgos
característicos de dicha población y saber cómo recibe, interpreta y adopta la
información sobre CC.
La situación geográfica de Veracruz,
ha marcado de una u otra forma las representaciones sociales que del CC tiene
la población. Solamente en 2010, el
Cinco documentales
• Seis grados (National Geografic, 2008). Analiza el crecimiento
en el volumen de la emanación
de gases por el efecto invernadero y la posibilidad de que
la temperatura global promedio
aumente seis grados centígrados
en el próximo siglo, provocando
cambios radicales en el planeta.
• La onceava hora (Leonardo
DiCaprio, 2007). El actor aparece
como narrador de los peligros
del calentamiento climático, y decenas de especialistas explican
los problemas ambientales, sus
causas y las consecuencias que
tendrán, haciendo una crítica directa a la globalización y al poder
político de las grandes empresas.
huracán Karl ocasionó el deceso de 12
personas, más de medio millón de damnificados y el desalojo de sus viviendas
de 150 mil personas; días después con la
llegada de la tormenta tropical Mathew
fallecieron otras nueve personas y fueron
evacuadas otras 150 mil.
De ese modo, resulta urgente crear
programas que contribuyan a una protección civil y bienestar de la población.
Para propiciar lo anterior, se puso en
marcha una investigación de las representaciones sociales sobre CC que tiene
el segmento de estudiantes de la Universidad Veracruzana.
La información relacionada con el
CC llega a la mayoría de los jóvenes
encuestados a través de medios masivos
como televisión (97%), internet y redes
sociales (90%). Son menos quienes han
consultado libros (61%) o asistido a conferencias sobre el tema (69%).
Por otra parte, la información científica difundida con el fin de alfabetizar a
la sociedad en el tema del CC, no contribuye per se a cambiar comportamientos, actitudes y valores. Por ejemplo,
para casi ocho de cada diez encuestados
existe una idea errónea sobre el CC al
afirmar que éste es una consecuencia
del agujero en la capa de ozono y que
causa la lluvia ácida. En cuanto a los
gases de efecto invernadero (GEI) sólo
cuatro de cada diez encuestados afirma
que éstos impiden que el calor escape
de la atmósfera.
Si bien el concepto de CC es conocido por casi todos los encuestados
(98%), muy diversos pensamientos o
imágenes llegan a su mente cuando es-
cuchan hablar sobre este tema: cambios
bruscos de temperatura, calor y frío
extremos (22.6%), deshielo de los polos,
imagen del mundo sobre una hornilla,
la gente quemándose, oso polar en pedazo de hielo sin posibilidad de seguir
viviendo (15.3%); y otro 15% asoció
imágenes relacionadas con inundaciones, desastres ‘naturales’, catástrofes,
terremotos, temblores, ciclones, etc.
Sin embargo, la respuesta es distinta
al cuestionar de manera directa sobre
cada uno de estos problemas y su relación con el CC. Por ejemplo, aunque de
manera espontánea la responsabilidad
antrópica es reconocida apenas por el
7%, al preguntar sobre las causas del
CC, el reconocimiento de que se trata de
un proceso provocado por la actividad
humana se eleva a 72%. Sólo 4% de
los encuestados afirma que el CC es un
proceso natural de la Tierra que en nada
involucra a la actividad humana.
Además, se planteó a los encuestados una serie de afirmaciones relacionadas con situaciones meteorológicas
y de otro tipo que pueden o no estar
vinculadas con el CC. Las respuestas
que se encuentran más divididas son
las correspondientes a las afirmaciones
“antes hacía más frío” y “cada vez
llueve menos donde vivo”, pues sólo
cinco de cada diez encuestados están
de acuerdo y totalmente de acuerdo
con estas afirmaciones. En Xalapa se
manifiesta mayor acuerdo hacia la afirmación de que antes hacía más frío
(67%) contrastando con la opinión de
Córdoba-Orizaba (40%), pese a que
ambos grupos de encuestados se encuentran en región de montañas.
Por otro lado, se cuestiona la presencia en México en los próximos veinte
años de ciertos acontecimientos relacionados con el CC, siendo la escasez de
agua potable lo que resulta de muy probable a probable para 75%. Entre seis y
siete personas de cada diez ven probable
y muy probable que aumentarán significativamente las temperaturas en todo el
país, que los períodos de sequías serán
más frecuentes, que se perderán suelos
fértiles, que aumentarán los incendios
forestales, que los alimentos serán más
caros, que se extinguirán especies de
plantas y animales y que habrá un incremento de incendios forestales. Además,
entre diversos problemas mundiales que
podrían agravarse por el CC, figuran en
primer sitio los relacionados con la salud: desnutrición y hambrunas (80.9%)
y enfermedades (79.3%), seguido de
pobreza (68.4%) y migraciones (55.3%).
Debe aclararse que los encuestados
desconocían el tema de la investigación,
por lo que ninguna referencia se había
hecho al CC o al tema de medio ambiente. Es así como problemas relacionados con inseguridad, violencia y delincuencia se mencionan a nivel mundial
(47.7%), nacional (81.2%), en el estado
de Veracruz (77.1%) y a nivel municipal
(56.1%), dentro de los dos principales;
mientras que problemas relacionados
con CC apenas llegan a mencionarse a
nivel mundial por 18% y no adquieren
relevancia a nivel nacional (0.8%), estatal (1.9%) y municipal (3.3%).
Si bien es cierto que en el estado
de Veracruz se han vivido experiencias
colectivas por fenómenos naturales
o contingencias de la actividad industrial, no es clara aún la existencia
de suficientes estructuras calificadas
y dispuestas a actuar frente a dichos
eventos, que propicien cambios más
proactivos que reactivos. Al menos
es lo que se está concluyendo que se
percibe entre los estudiantes de la Universidad Veracruzana.
* Investigadores del Instituto de
Investigaciones en Educación de la
Universidad Veracruzana.
• La verdad incómoda (Davis
Guggenheim, 2006). Conducido
por el ex vicepresidente norteamericano Al Gore, el documental
inicia con la referencia a la atmósfera tan vulnerable y delgada que
nos rodea, por lo que la acción
humana puede llegar a cambiar
su composición. Responsabiliza
a las personas, sus gobiernos e
industrias del cambio climático,
e insta a emprender un camino
de búsqueda de energías limpias
para evitar el deterior del planeta.
• Un cuento polar (RCN, última
versión de 2011). Documental
narrado por Queen Latifah, en
donde se presenta el crecimiento
en el Ártico de dos cachorros
de especies amenazadas por el
cambio climático, un oso polar y
una morsa.
• La gran estafa del calentamiento global (Canal 4 de Gran
Bretaña, 2007). Uno de los documentales más vistos con un
enfoque muy escéptico sobre la
teoría del calentamiento global
por causas antropogénicas.
■ Foto Especial
domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico
LAS
POLÍTICAS REGIONALES ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
◗ HIPÓLITO RODRÍGUEZ*
A
l adherirse en 1997 al Protocolo
de Kyoto, el gobierno mexicano
se comprometió a construir una
política dedicada a mitigar el cambio climático. Desde entonces asumió un conjunto
de tareas orientadas a luchar contra las
actividades humanas que contribuyen al
cambio climático, es decir, actividades que
incrementan la emisión de gases de efecto
invernadero (GEI). Han pasado muchos
años y el problema que enfrentamos en la
actualidad es precisar lo que cada nación y
cada región ha hecho y todavía puede hacer.
En la última ronda de negociaciones en
Durban, Sudáfrica, en diciembre de 2011,
algunos países con economías en ascenso,
como India y China, plantearon que las
reducciones limitan su propio proceso de
industrialización y por ello se rehusaron
a que un convenio internacional reduzca
sus posibilidades de generar emisiones.
Plantearon que son los países desarrollados, con industria y alto producto nacional
bruto, los que deben asumir restricciones
más severas. Por supuesto, los países que
forman el llamado Club del Carbón, como
USA y Arabia Saudita, grandes productores/consumidores de petróleo, sabotearon
cualquier acuerdo que limite sus actividades, pero Europa y los países más vulnerables, como la alianza de los pequeños
estados insulares, procuraron impulsar un
nuevo acuerdo. El debate, que abarca a
todo el orbe, puede replicarse a escala subnacional. ¿Cómo repartir la reducción de
emisiones a lo largo del territorio nacional?
El problema tiene una dimensión de justicia social pues resulta que aquellos países
y regiones que menos emiten GEI, son los
que más sufren los impactos del cambio
climático. ¿Cómo encarar este problema
de orden distributivo? Es necesario asignar
recursos para reducir los GEI, pero también
para atenuar y neutralizar los impactos del
cambio climático.
Veamos lo que ocurre en Veracruz, entidad que no solo genera GEI sino que
es susceptible a los efectos del cambio
climático. De acuerdo con Greenpeace
(2010), las emisiones de GEI en Veracruz
aumentaron entre 1995 y 2005 de 180 a
400 por ciento, y representan cerca de 3.5
por ciento del total nacional reportado en el
inventario nacional. Provienen de la generación de energía, la ganadería, la deforestación, la industria metalúrgica y química,
y los desechos. Entre 2005 y 2011, un conjunto de decisiones equivocadas hicieron
que Veracruz incrementara aun más estas
emisiones. El gobernador Fidel Herrera
permitió la entrada de miles de vehículos
de alquiler a las ya de por sí congestionadas
áreas urbanas. Esto, que hoy padecemos
los residentes de las urbes veracruzanas,
no sólo resta competitividad y eficiencia
a las ciudades incrementando los atascos
y el consumo improductivo de gasolina,
sino que actúa en contra de la propuesta
de impulsar formas de transporte colectivo
que reduzcan las emisiones contaminantes
por habitante. Asimismo, ese gobernador
auspició la proliferación de grandes asentamientos dispersos en los alrededores de las
zonas urbanas, lo cual no sólo constituye
una pérdida de grandes superficies de suelo
agrícola y zonas arboladas sino también un
incentivo al incremento del consumo energético, pues la expansión horizontal de las
ciudades incrementa los costos energéticos
cotidianos, encareciendo la vida urbana,
y contraviene las políticas de densificación del suelo que permitirían ahorrar en
infraestructuras de agua y transporte. Asimismo, dio impulso a los monocultivos en
el agro, lo cual va en contra de la necesidad
de diversificar la producción para administrar el riesgo.
La economía veracruzana depende de
sectores vulnerables al cambio climático,
tales como la agricultura, el turismo y las
zonas costeras. Los escenarios de cambio
afectan de manera heterogénea a los diversos cultivos en los que destaca la economía
regional. Estudios realizados por Cecilia
Conde y Beatriz Palma indican que en el
caso del maíz habría un incremento de las
zonas no aptas para su cultivo debido al aumento de precipitación que puede provocar
el cambio climático. En el caso de la naranja, la tendencia es hacia la disminución
de la aptitud del cultivo en todas las regiones hidrológicas en todos los escenarios, a
causa de un incremento de la temperatura.
En el caso del café, se estima asimismo
que habría una reducción considerable de
la producción. En suma: los escenarios de
cambio climático permiten afirmar que el
abandono del campo se acrecerá, junto con
la pérdida de autosuficiencia alimentaria.
Por otra parte, el turismo, las pesquerías
y los puertos requieren de un ordenamiento
del territorio que procure un uso apropiado
de recursos sumamente frágiles. Sin embargo, en los últimos meses han proliferado proyectos que ponen en peligro a los
ecosistemas costeros, como es el proyecto
de ampliación del puerto de Veracruz sobre
el sistema arrecifal que hasta ahora ha
protegido a la ciudad tormentas tropicales,
y como es el proyecto de instalación de
una mina a cielo abierto a tres kilómetros
de Laguna Verde. En los dos casos, no
sólo implican un incremento notable en la
emisión de gases de efecto invernadero (la
mina tan solo supone un consumo mensual
mínimo de cien mil litros de diesel) y una
pérdida notable de biodiversidad, sino que
incrementan la vulnerabilidad a desastres
hidrometeorológicos. El caso de la explotación petrolera de Chicontepec forma
parte de esta serie de absurdos: el costo
económico y ambiental de esta iniciativa es
mucho más alto que el beneficio energético
que podría procurar, generando pasivos
ambientales impresionantes.
El desafío que enfrenta una política
que mitigue el cambio climático tiene dos
dimensiones: por un lado, reducir las emisiones que contribuyen al calentamiento
del clima y, por otro, generar medidas de
adaptación al cambio que de una o de otra
manera ya está llegando. En ese sentido,
interesa subrayar la necesidad de transitar
hacia un nuevo patrón de consumo energético, que reduzca las emisiones de GEI
en las ciudades y la industria, pero también
hacia un nuevo modelo agroecológico, que
preserve la biodiversidad y contribuya a
generar nuevos sumideros de carbón (ampliando las superficies de bosques y selvas),
pero ¿hasta cuándo seguiremos sin llevar a
la práctica medidas racionales para reducir
las emisiones que contribuyen al cambio
climático?, ¿hasta cuándo adoptaremos las
medidas que recomienda la prudencia para
proceder a una adaptación adecuada ante el
cambio climático?
*Doctor en Ciencias Sociales,
investigador del Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, CIESAS-Golfo.
Un cambio en
los climas del
corazón*
DYLAN THOMAS**
Un cambio en los climas
del corazón vuelve seco
lo húmedo, la bala de oro
estalla sobre la tumba
helada.
Un clima en la comarca de
las venas cambia la noche
en día; la sangre entre sus
soles ilumina al viviente
gusano.
Un cambio en el ojo
advierte a tiempo la
ceguera hasta el hueso; y el
útero incorpora una muerte
mientras surge la vida.
Una sombra en el clima
del ojo es a medias su
luz; el mar sondeado
irrumpesobre una tierra sin
arpones.
La semilla que del lomo
hace una selva divide en
dos su fruto; y la mitad se
escurre lenta en un viento
dormido.
Un clima en la carne y el
hueso es seca y húmeda;
el viviente y el muerto se
mueven como espectros
ante el ojo.
Un cambio en el clima del
mundo vuelve espectro
al espectro; y cada niño
dentro su madre se repliega
en su doble de sombra.
Un cambio echa la luna
dentro del sol, tira de las
ajadas cortinas de la piel;
y el corazón entrega a sus
muertos.
*Versión de Elizabeth Azcona
Cranwell, poeta argentina
(1933-2004)
**Poeta galés (1914-1953).
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