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La pesca y la acuicultura
en un clima cambiante
Los impactos del cambio climático tales como el incremento de la frecuencia y la gravedad de las
inundaciones y las sequías, afectarán a la seguridad alimentaria e hídrica de muchas personas. No
obstante, los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas acuáticos, la pesca y la acuicultura no se
conocen bien. El presente informe sobre políticas, realizado conjuntamente por diversos organismos,
pone de manifiesto esta cuestión para garantizar que los responsables de la toma de decisiones y los
negociadores sobre el cambio climático consideren los ecosistemas acuáticos, la pesca y la acuicultura
en la 15 ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático que se celebrará en Copenhague en diciembre de 2009.
SPC
La acumulación de dióxido de
carbono y otros gases de efecto
invernadero en la atmósfera [1]
está modificando diversas
características del clima, los océanos,
el litoral y los ecosistemas de agua
dulce de la Tierra que afectan a la
pesca y la acuicultura, a saber, la
temperatura del aire y de la
superficie del mar, las
precipitaciones, el nivel del mar, la
acidez del océano, el
comportamiento de los vientos y la
intensidad de los ciclones tropicales.
El cambio climático está
modificando la distribución y la
productividad de las especies marinas y de agua dulce y ya afecta a los procesos biológicos y altera
las redes alimentarias. Las consecuencias de ello para la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos,
la pesca y la acuicultura, así como para las personas que dependen de ellos, son inciertas.
Los pescadores, acuicultores y habitantes del litoral tendrán que afrontar la fuerza plena de estos efectos
que comportarán unos medios de subsistencia menos estables, cambios en la disponibilidad y calidad del
pescado para la alimentación y riesgos para su salud, seguridad y hogares. Numerosas comunidades
dependientes de la pesca ya llevan una existencia precaria y vulnerable debido a la pobreza y la falta de
servicios sociales e infraestructuras básicas. La fragilidad de estas comunidades se ve acentuada
ulteriormente a causa de la sobreexplotación de los recursos pesqueros y la degradación de los ecosistemas.
Las implicancias del cambio climático en la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de los
pequeños Estados insulares y en muchos países en desarrollo son profundas.
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1
Se requieren inversiones urgentes para la mitigación de estas crecientes amenazas y la adaptación a
sus efectos, pero también para la ampliación de nuestros conocimientos sobre los complejos procesos
oceánicos y acuáticos. Un requerimiento general es la reducción de las emisiones mundiales de gases
de efecto invernadero, la principal causa humana del cambio climático. La pesca y la acuicultura
requieren medidas específicas de adaptación y mitigación que: 1) mejoren la ordenación de la pesca
y la acuicultura y la integridad de los ecosistemas acuáticos; 2) respondan a las oportunidades y
amenazas para la alimentación y la seguridad alimentaria generadas por los efectos del cambio
climático; y 3) ayuden al sector de la pesca y la acuicultura a reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero.
Unos ecosistemas acuáticos saludables contribuyen a la seguridad
alimentaria y a los medios de subsistencia
La pesca y la acuicultura contribuyen de manera notable a la seguridad alimentaria y a los medios de
subsistencia y dependen de la existencia de unos ecosistemas acuáticos saludables, pero este hecho
suele estar infravalorado y carecer del reconocimiento oportuno.
• El pescado, incluido el marisco, contribuye a la nutrición
básica de 3 000 millones de personas y aporta al menos el
50 % de las proteínas animales y minerales a 400 millones de
personas de los países más pobres.
• Más de 500 millones de personas dependen de la pesca y la
acuicultura para su sustento.
• La acuicultura es el sistema de producción alimentaria con el
crecimiento más rápido del mundo (7 % anual).
• Los productos pesqueros se encuentran entre los alimentos
más comercializados del mundo, ya que más del 37 %
(en volumen) de la producción mundial es objeto de comercio
internacional.
El papel fundamental de los océanos en el cambio climático
• Los océanos son el principal amortiguador del cambio climático en la Tierra y es probable que
estos soporten el mayor peso de los efectos de dicho cambio
• Entre 2000 y 2007 los océanos absorbieron alrededor del 25 % del dióxido de carbono emitido
por las actividades humanas.
• Los océanos absorben más del 95 % de la radiación solar y, así, hacen que la temperatura del aire
sea tolerable para sostener la vida en la tierra.
• Los océanos generan el 85 % del vapor de agua presente en la atmósfera, fundamental para
regular el clima en el mar y en tierra.
• La salud de los océanos influye en su capacidad de absorber carbono.
La sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos es fundamental para la
adaptación al cambio climático
La existencia de unos ecosistemas acuáticos saludables es fundamental para la producción de pescado
silvestre, así como de una parte de la semilla y de una gran cantidad de piensos para la acuicultura. La
productividad de las pesquerías costeras está íntimamente relacionada con la salud de los ecosistemas
litorales, que proporcionan alimentos, hábitats y zonas de reproducción para los peces. Los estuarios,
los arrecifes de coral, los manglares y las praderas submarinas son especialmente importantes. En los
sistemas de agua dulce, la salud y la productividad de los ecosistemas están vinculadas a la calidad y al
flujo de agua y a la salud de los humedales.
2
Los peces pequeños como anchoas y sardinas que viven en cardúmenes en el océano se
emplean para elaborar harina de pescado y para alimentar a otros peces (acuicultura) así como
al ganado avícola y porcino. Estos peces son sensibles a los cambios de las condiciones
oceánicas.
Los ecosistemas litorales que mantienen la pesca también contribuyen a proteger a las comunidades
de los efectos de desastres y catástrofes naturales [2]. Los manglares crean barreras ante olas
destructivas generadas por las tormentas y mantienen los sedimentos en su sitio con sus sistemas de
raíces, lo que reduce la erosión litoral. Los arrecifes de coral, las praderas submarinas y los humedales
saludables proporcionan beneficios similares. El cambio climático pone en peligro la estructura y la
función de estos ecosistemas que ya se encuentran bajo presión en la actualidad.
Los arrecifes de coral se degradarán con el aumento de la temperatura del agua y la acidificación
de los mares [3], y serán más sensibles ante amenazas como la pesca excesiva, la contaminación,
las prácticas turísticas deficientes y las especies invasoras. Esto tendrá repercusiones en la
cantidad y el tipo de pescado disponible para las comunidades litorales en los países en desarrollo
y en los pequeños Estados insulares. Se necesitan enfoques de la ordenación pesquera y litoral
basados en el ecosistema que reconozcan la necesidad de las personas de utilizar los arrecifes de
coral para su propia seguridad alimentaria y sus medios de subsistencia, con vistas a permitir que
estos valiosos ecosistemas se adapten a los efectos del cambio climático y a reducir otras
amenazas ambientales.
La pesca y la acuicultura pueden contribuir a la mitigación y la adaptación
Las medidas de adaptación son bien conocidas por los gestores y los responsables de la toma de decisiones,
pero suelen faltar la voluntad política y la acción. Con el fin de aumentar la resistencia ante los efectos del
cambio climático y obtener beneficios sostenibles, los gestores de la pesca y la acuicultura deben adoptar y
seguir unas buenas prácticas como las
descritas en el Código de Conducta para la
Pesca Responsable de la FAO. Estas prácticas
deben integrarse de manera más eficaz con
la ordenación de las cuencas fluviales, las
cuencas hidrográficas y las zonas litorales.
Centrándose en las especies herbívoras la
acuicultura puede proporcionar alimentos
nutritivos con una baja huella del carbono.
La producción de mariscos como ostras y
mejillones es, además de un buen negocio,
una manera de contribuir a limpiar las
aguas litorales, mientras que la producción
de plantas acuáticas ayuda a eliminar
residuos de las aguas contaminadas. En
contraste con la posible reducción del
rendimiento agrícola en muchas partes del
mundo, el cambio climático ofrece nuevas oportunidades para la acuicultura en la medida en que
aumenta el número de especies cultivadas, el mar se adentra en las zonas litorales, se construyen más
diques y presas en cuencas fluviales para amortiguar los cambios de las tendencias de las precipitaciones
y los residuos urbanos demandan una eliminación más innovadora.
Es necesario integrar la pesca y la acuicultura en las estrategias nacionales de adaptación al cambio
climático. Si no se realiza una planificación en detalle, los ecosistemas acuáticos, la pesca y la acuicultura
podrían sufrir como resultado de las medidas de adaptación aplicadas en otros sectores, tales como el
incremento del uso de diques y energía hidráulica en zonas de captación con elevadas precipitaciones o
la construcción de defensas litorales artificiales o parques eólicos marinos.
3
Las opciones de mitigación no se conocen en profundidad y requieren enfoques innovadores, como
la reciente decisión de que la conservación de manglares pueda ser receptora de financiación
destinada a reducir las emisiones por deforestación y degradación; esta demuestra el potencial de la
protección forestal de áreas de captación orientada a reducir las emisiones de este tipo. Otros
enfoques que todavía quedan por explorar son la vinculación del decomiso de barcos con los planes
de financiación de la reducción de
emisiones, la búsqueda de maneras
innovadoras pero seguras de
capturar carbono en los
ecosistemas acuáticos y el
desarrollo de sistemas productivos
acuícolas que generen poco
carbono.
SPC
Una gran parte de la pesca de
captura y los ecosistemas en que
se apoya han sido gestionados
de manera deficiente; se calcula
que las pérdidas económicas
causadas por la sobrepesca, la
contaminación y la desaparición
de hábitats superan los
50 000 millones de USD anuales [4].
La mejora de la gobernanza, la innovación tecnológica y las prácticas más responsables pueden lograr
que la pesca genere beneficios mayores y más sostenibles. En la actualidad el número de embarcaciones
pesqueras que funcionan con combustibles fósiles es superior al necesario para capturar los recursos
pesqueros disponibles de manera eficiente. La reducción de la sobrecapacidad de la flota no sólo
ayudará a recuperar las poblaciones de peces y mantener las capturas mundiales, sino que además
disminuirá notablemente las emisiones de carbono del sector.
Cambio del clima de inversión
El aumento de las inversiones en la pesca, la acuicultura y los ecosistemas acuáticos es una inversión en
el “activo líquido” para la adaptación. Los ecosistemas acuáticos desempeñan un papel crucial en la
amortiguación y la distribución de las perturbaciones climáticas, ya sean causadas por las tormentas,
las inundaciones, la erosión litoral o las sequías. Son fundamentales las inversiones en las ciencias
acuáticas, especialmente en el conocimiento de los ecosistemas acuáticos, de los complejos procesos
biológicos y químicos que determinan el ciclo del carbono en el mar y del conocimiento de las
corrientes y los giros hidráulicos que generan los huracanes. Igualmente importante es entender las
distintas maneras en que las
personas afrontan el cambio
climático y se adaptan a él, y cómo
sus instituciones y sistemas de
medios de subsistencia han
evolucionado para poder resistir a
los cambios futuros.
SPC
Las inversiones en sensibilización
son, asimismo, fundamentales,
desde el ayuntamiento local que
quiere construir un rompeolas
hasta los responsables de las
políticas que estudian subsidios al
combustible. La sensibilización es
básica en el caso de los millones de
personas que perderán sus granjas
en favor del mar y necesitarán
4
opciones y alternativas para sus
propias inversiones y las de sus
comunidades locales.
La evaluación de la vulnerabilidad y
del riesgo puede servir como base
para tomar estas decisiones, mientras
que las tecnologías y la educación
pueden ofrecer alternativas. La
aplicación de las mejores prácticas
en la ordenación y la gobernanza de
los recursos naturales es una vía que
beneficia a todos y genera ventajas
tanto hoy en día como en el futuro,
incrementa la resistencia de los
ecosistemas acuáticos y las
economías y, a menudo, reduce las emisiones.
¿Qué podemos hacer ahora?
• Aplicar enfoques ecosistémicos amplios e integrados al manejo de zonas costeras y
marinas, a la pesca, la acuicultura, la reducción del riesgo de catástrofes y la adaptación
al cambio climático.
• Adoptar prácticas pesqueras y acuícolas respetuosas del medio ambiente y en las que se
consuma combustible de manera eficiente.
• Eliminar los subsidios que fomentan la sobrepesca y la sobrecapacidad pesquera.
• Proporcionar educación sobre el cambio climático en las escuelas y sensibilizar mejor a
todos los interesados.
• Realizar evaluaciones del riesgo y la vulnerabilidad en el ámbito local.
• Integrar la acuicultura con otros sectores y “blindarla” ante los cambios del clima.
• Construir modelos locales del sistema océano-clima.
• Reforzar nuestros conocimientos sobre la dinámica de los ecosistemas acuáticos y sobre
los ciclos biogeoquímicos como, por ejemplo, los ciclos del carbono y del nitrógeno en los
océanos.
• Fomentar la producción sostenible y respetuosa del medio ambiente de biocombustible a
partir de algas.
• Estudiar la captura de carbono por parte de los ecosistemas acuáticos.
Puesta en práctica de la agenda acuática
A fin de poner en práctica unos métodos de adaptación y mitigación para las comunidades dependientes
de la pesca, la acuicultura y los ecosistemas acuáticos será necesario aumentar la atención prestada a esta
cuestión por parte de los responsables de las políticas y de los planes. Los ecosistemas acuáticos
resistentes y sostenibles no sólo benefician a los pescadores y a las comunidades costeras sino que,
además, proporcionan bienes y servicios a nivel nacional y mundial mediante, por ejemplo, la mejora de la
seguridad alimentaria y la conservación de la biodiversidad.
En el caso de los pescadores, los acuicultores y las poblaciones litorales que se verán más afectados por el
cambio climático, como los de países en desarrollo de terrenos bajos y los pequeños Estados insulares, una
de las principales acciones que se deben llevar a cabo es la consecución de recursos para los siguientes fines:
• Abordar las falencias críticas en el conocimiento sobre evaluación de la vulnerabilidad de los ecosistemas
acuáticos, la pesca y la acuicultura ante el cambio climático.
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• Reforzar la capacidad humana e institucional con vistas a identificar el riesgo que supone el
cambio climático para las comunidades litorales y las industrias pesqueras, así como poner en
práctica medidas de adaptación y mitigación.
• Crear mayor conciencia de que la existencia de unos ecosistemas saludables y productivos, se
deriva de una buena gestión de la pesca y la acuicultura, y el uso cuidadoso de las cuencas y
zonas litorales son una responsabilidad intersectorial.
La pesca, la acuicultura y los hábitat marinos se encuentran en riesgo en el mundo en desarrollo. Por
ejemplo, el ingreso de agua salada en el delta del Mekong debido al aumento del nivel del mar y a la
reducción de las corrientes constituye una amenaza para la viabilidad de la industria acuícola del bagre
en el delta, que en la actualidad produce un millón de toneladas, valoradas en 1 000 millones de USD
anuales, y ofrece más de 150 000 oportunidades de medios de subsistencia principalmente a mujeres
rurales. Esto se podría evitar en la medida que se desarrollen nuevas razas tolerantes al agua salada.
Recursos
Cochrane, K., De Young, C., Soto, D. y Bahri, T. 2009. Climate Change implications for fisheries and aquaculture:
overview of current scientific knowledge. Documento Técnico de Pesca y Acuicultura de la FAO n.º 530.
FAO. 2008. Informe del Seminario de Expertos de la FAO sobre las Consecuencias del Cambio Climático en la
Pesca y la Acuicultura. Roma (Italia), 7 - 9 de abril de 2008. FAO Informe de Pesca n.º 870.
FAO. 2007. Creación de capacidad de adaptación al cambio climático. Políticas para mantener los medios de
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Harley, C.D.G., Hughes, R.A., Hultgren, K.M., Miner, B.G., Sorte, C.J. B.,Thornber, C.S., Rodriguez, L.F., Tomanek, L. y
Williams, S.L. 2006. The impacts of climate change in coastal marine systems. Ecol. Lett., 9: 228-241
WWF. 2005. Are We Putting Our Fish in Hot Water? WWF Climate Change Programme.
http://assets.panda.org/downloads/fisherie_web_final.pdf
PNUMA 2009. The climate change fact sheet.
http://www.unep.org/Themes/climatechange/PDF/factsheets_English.pdf
Bibliografía
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http://www.ipcc.ch/ipccreports/assessments-reports.htm
[2] ProAct Network (2008). The Role of Environmental Management and Eco-Engineering in Disaster Risk
Reduction and Climate Change Adaptation.
[3] Hoegh-Guldberg et al. (2007). Coral reefs under rapid climate change and ocean acidification.
Science 318: 1737-1742.
[4] Banco Mundial y Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (2008).
The Sunken Billions. The Economic Justification for Fisheries Reform. Departamento de Desarrollo Agrícola
y Rural. Banco Mundial. Washington (Estados Unidos de América).
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