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Vulnerabilidad social ante el cambio climático en Baja California Sur
Manuel Angeles Villa y Eduardo Juárez León, Departamento de Economía, UABCS, La
Paz, BCS
Introducción
El 2011 fue un año de extremos climáticos. La temperatura global promedio fue de 14.52
grados C; de acuerdo con la NASA, este fue el noveno año más caluroso desde que los registros
empezaron hace 132 años, a pesar del efecto enfriamiento de La Niña y de una relativamente
baja irradiación solar. Cada decenio subsiguiente desde los setenta del siglo pasado ha sido
más caliente, y nueve de los diez años más calurosos han ocurrido durante el presente siglo.
De esta suerte, la temperatura planetaria media es 0.8 grados más alta que a principios del
siglo XX, y aunque fenómenos como El Niño y la radiación solar, entre otros, son en parte
responsables, una fuerza dominante son los gases de efecto invernadero acumulados en la
atmósfera, mayormente por la combustión de energía de origen fósil (Larsen y Rasmussen
2012).
El pasado año también fue el segundo de mayor incidencia de lluvia (después de 2010), lo
que es de esperar: cada grado de aumento en la temperatura promedio incrementa en siete
por ciento la humedad atmosférica potencial; el aumento en la temperatura del océano y una
mayor concentración de humedad en la atmósfera magnifican la intensidad de los huracanes,
que ahora se observan por primera vez en países como Brasil y Arabia Saudita. (Sharma
2007). Las sequías han generado conflictos y hambrunas en Africa; el incremento en el nivel
del mar y los ciclones han expulsado a miles de las islas del sur de India y Bangladesh, y la
Organización Meteorológica Mundial (WTO) relacionó al calentamiento global con lluvias e
inundaciones sin precedente reciente en China y el sudeste asiático, particularmente en
Tailandia, donde se dio uno de los desastres climáticos más caros de la historia: 14 por ciento
del PIB tailandés fue del costo de las inundaciones que afectaron a más de una tercera parte
del país. De hecho, com es de esperarse en un mundo más caluroso y húmedo, grandes partes
del planeta fueron inundadas por las lluvias, a la vez que otras sufrieron sequías extremas. En
Africa, las sequías que iniciaron en 2010 devinieron en crisis en 2011, caracterizada por
pérdida de cosechas, alzas exorbitantes en los precios de los alimentos, y amplios sectores
afectados por la hambruna y desnutrición, con pérdidas de más de 50,000 vidas.
La historia se repitió alrededor del mundo: en Brasil en un solo día de enero cayó el
equivalente de un mes de lluvia, con 900 muertes; en Australia se inundó una superficie
equivalente a la combinada de Francia y Alemania, resultado del año más lluvioso desde 1900.
Centroamérica padeció dos fuertes tormentas, una del Pacífico y otra del Caribe, con 1.5
metros de lluvia en sólo 10 días; en las Filipinas, 1,200 personas murieron por inundaciones.
En el océano Atlántico se registraron 19 huracanes, con inundaciones en el noreste de Estaos
Unidos que conllevaron un costo de más de USD 7 mil millones. En ese país se estableció un
record de extremos de lluvia y sequía. El calor, la sequía e incendios causaron daños de USD
10 mil millones en algunos estados del centro y suroeste; en el sureste se registraron las
temperaturas más altas desde los 1930, y 1.5 millones de hectáreas fueron afectadas por
incendios. James Hansen, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA
afirma que la probabilidad de tales ondas de calor tan extremas como las de las últimas
décadas “era insignificante antes del período de rápido calentamiento global” (Hansen y Sato
1
2012).
De esta forma, la proliferación de eventos extremos relacionados con el clima durante las
pasadas dos o tres décadas indica que el cambio climático no es solo una amenaza futura, sino
que ya está con nosotros (Sharma 2007). La Convención Marco de las Naciones Unidas para
el Cambio Climático señala que el calentamiento del planeta es inequívoco, según evidenciado
por incrementos en las temperaturas medias globales, el deshielo de las aguas del Ártico, y la
elevación del nivel del mar, y se espera que estas tendencias se intensifiquen (UNFFCC 2008).
Por su parte, el Intergovernmental Panel for Climate Change (IPCC) hace más de una década
concluyó que “las actividades humanas están modificando la concentración de los
constituyentes de la atmósfera … más de la mitad del calentamiento global observado en los
pasados 50 años es probablemente el resultado del incremento en las concentraciones de
gases efecto invernadero” (IPCC 2001, p. 21); en el IV Reporte Evaluatorio, la redacción de
manera significativa se enmendó a “muy probablemente,” lo que científicamente se puede
afirmar con una probabilidad de ocurrencia entre 90 y 99% (IPCC 2007).
En México, hoy en día es ampliamente aceptado que los efectos de este fenómeno ya se
están haciendo sentir en nuestro país, en tanto la intensidad de los huracanes en el Pacífico, el
Golfo y el Caribe, con inundaciones prácticamente anuales en el sureste; las fuertes ondas de
calor en el norte, las lluvias torrenciales en el centro, noreste y sureste, con las consiguientes
inundaciones y la afectación a miles (o millones) de ciudadanos, los fuertes frentes fríos,
heladas y granizadas; eventos que muchos atribuyen al cambio climático global, tanto cíclico
como antropogénico (Boyd e Ibarrán 2008; Delgado et al., 2010). La sequía iniciada desde
2010 empeoró el año pasado: casi 900,000 hectáreas de superficie agrícola y 1.7 millones de
cabezas de Ganado se perdieron por la peor sequía en México en más de 70 años, probando
que cientos de campesinos del norte del país marcharan en enero de 2012 hacia la Cd. De
México en una caravana del hambre, reclamando apoyo gubernamental ante la situación
imperante. Hubo avisos de grandes incrementos en los precios de productos básicos por
consecuencia las manifestaciones del cambio climático, de más de tres veces el promedio de
aumento del índice Nacional de Precios al Consumidor, INPC. Esos fenómenos además lleva a
diferentes sectores de la población a requerir (Verdusco, Milenio, 30.01.12, p. 16).
El estado de Baja California Sur, con poco más de 610 mil habitantes, una superficie de 74
mil km cuadrados, y más de 2 mil km de litoral, es evidentemente vulnerable al cambio
climático y sus efectos. El turismo es la principal actividad económica, y es afectada
negativamente por huracanes y otros fenómenos que pueden derivar del cambio climático. El
crecimiento demográfico resultante del auge turístico e inmobiliario ha generado amplios
cinturones de pobreza y marginación, especialmente en Los Cabos, siendo esas zonas
especialmente vulnerables. Asimismo, el medio ambiente sudcaliforniano claramente tiene
afectaciones por el cambio climático y sus efectos, tanto de origen natural como
antropogénico. La identificación de las regiones, zonas, grupos y poblaciones en condiciones
de vulnerabilidad, y las posibles recomendaciones resultantes, claramente son de impacto
económico, social y ambiental para BCS. Es, pues, indiscutible que Baja California Sur (BCS) ya
enfrenta algún tipo de cambio climático, que se intensificará en las siguientes décadas,
independientemente de los esfuerzos globales o locales de reducir las emisiones de gases
invernadero. La escala de ese cambio, sus manifestaciones, y la manera en que afectará a las
regiones y microrregiones del estado, a sus comunidades, poblaciones y visitantes, son aún
sujetos de estudio, aunque la aplicación de modelos de cambio climático cada vez más
refinados puede ayudar a ilustrar posibles efectos.
2
A tenor con los hallazgos de los estudios realizados para Baja California Sur, se pueden
deducir ciertas posibilidades de la información del IV Informe del IPCC (IPCC 2007): 1)
incrementos notables en las temperaturas, 2) ondas de calor más frecuentes, 3) posiblemente,
mayor frecuencia del fenómeno de El Niño, con un ciclo más pronunciado de sequías,
alternándose con fuertes lluvias, 4) posibles reducciones en los patrones de lluvia en la parte
sur del estado, y un aumento correspondiente en la actividad pluvial en los municipios del
norte, 5) huracanes de mayor velocidad e intensidad, con vientos más fuertes y mayor
precipitación, 6) mayor riesgo de afectaciones por inundaciones, 7) daños a las edificaciones,
hogares, y los sistemas de generación y distribución de electricidad, agua potable y drenaje, 8)
posibles cambios en las zonas costeras: elevación del nivel del mar, corrientes, etc. Muchos de
los riesgos enlistados son amenazas futuras, pero muchos de ellos ya están presentes para la
población en condiciones de vulnerabilidad social. Ese el del tema del presente trabajo.
El concepto de vulnerabilidad
La vulnerabilidad es un concepto multifacético, que asume diversos significados y obtiene
variadas interpretaciones, dependiendo del contexto en que se emplea. El vocablo proviene
del latín vulnerare, herir, por lo que por vulnerabilidad se entiende la cualidad de vulnerable,
esto es, la capacidad de ser herido o dañado, o recibir una lesión física o moral (CNPTC 2006).
Fuessel (2009) señala que, “como mínimo, un esquema de clasificación de la vulnerabilidad
distingue entre factores externos e internos, y entre factores socioeconómicos y biofísicos.” Al
mismo tiempo, este autor establece una distinción entre la vulnerabilidad por resultados y la
vulnerabilidad de origen, que será muy útil en el presente trabajo. Estas diferencias se ilustran
en las siguientes definiciones de vulnerabilidad:
1) La Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ISDR, por sus siglas en inglés),
indica que vulnerabilidad son las "condiciones determinadas por factores o procesos
físicos, sociales, económicos y ambientales, que aumentan la susceptibilidad de una
comunidad al impacto de amenazas” (UN-ISDR 2004).
2) El Cuarto Reporte de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático
(IPCC 2007) describe la vulnerabilidad como el grado al cual un sistema es susceptible e
incapaz de hacer frente a los efectos adversos del cambio climático, incluyendo la
variabilidad climática y los extremos. Además indica que la vulnerabilidad es una función
del carácter, magnitud, y proporción del cambio climático y variación a la cual un sistema
está expuesto, su sensibilidad y su capacidad adaptativa. Para el IPCC, "toda sociedad
tiene habilidades intrínsecas para enfrentar ciertas variaciones en el clima, pero las
capacidades de adaptación se encuentran desigualmente distribuidas,” y se ven influidas
por la trayectoria de desarrollo, la exposición física, la distribución de los recursos, las
presiones ambientales anteriores, el estrés acumulado, y las instituciones sociales y
gubernamentales (IPCC 2007).
3) “El concepto de vulnerabilidad ante eventos (hazards) naturales se relaciona con dos
factores: La frecuencia (incidencia) y la severidad (intensidad) de eventos exógenos (por
ej., fenómenos hidrometeorológicos), … y la habilidad de enfrentarse a sus efectos, sea
para soportar las posibles consecuencias negativas, o para remediar el daño resultante, lo
que a su vez es función de elementos endógenos.” UNU-WIDER (Naudé et al, 2009).
3
4) “La vulnerabilidad es un estado de bienestar y no es igual para poblaciones diferentes que
viven bajo diferentes condiciones ambientales o enfrentan complejas interacciones de
normas sociales, instituciones políticas, dotación de recursos, tecnologías y desigualdades.
Las causas de la vulnerabilidad se relacionan con la amenaza ambiental y
fundamentalmente con el contexto económico e institucional. De hecho, las causas de la
vulnerabilidad social cambian a escalas temporales más rápidas que muchos cambios
ambientales. . . La pobreza, la distribución de la riqueza y los factores institucionales son
los principales determinantes de la vulnerabilidad. La visión central que las ciencias
sociales le aporta al proceso de adaptación es que la vulnerabilidad es socialmente
diferenciada (Adger 1999).
Las Figuras A1 y A2 del Anexo a este trabajo resumen las principales diferencias conceptuales
que informan estas definiciones. Las primeras dos definiciones se refieren fundamentalmente
a la vulnerabilidad por resultados, donde 1) el cambio climático es la raíz del problema, 2) la
vulnerabilidad se determina en función de la capacidad de adaptación a dicho cambio y se
identifica con los daños netos esperados de un determinado grado de cambio climático sobre
un sistema en particular. A su vez, 3) la adaptación tiene que ver con cambios climáticos en el
futuro, de suerte que el punto de partida en el análisis lo establecen los escenarios de ese
cambio; el enfoque empleado es descriptivo y positivista, y 4) las disciplinas analíticas
principales son las ciencias naturales. Una pregunta de investigación ilustrativa de este
enfoque es: ¿cuáles son los impactos netos del cambio climático en las diferentes regiones? A
la par, la pregunta para la política es: ¿cuáles son beneficios netos de la mitigación del cambio
climático?
En contraposición, el enfoque contextual (Adger 1999): 1) ve a la vulnerabilidad social como
la raíz del problema. Aquí la vulnerabilidad se define como la susceptibilidad al cambio
climático y la variabilidad del clima según determinada por las condiciones socioeconómicas,
constituyéndose el ámbito de las políticas por el desarrollo sustentable y la adaptación social.
2) El punto de partida del análisis se ve conformado por la vulnerabilidad actual (no sólo
futura) ante incidentes climáticos de una unidad social determinada, con 3) un enfoque
explicativo y normativo, en el cual 4) las disciplinas dominantes son las ciencias sociales. Al
revés del enfoque de la vulnerabilidad por resultados, 5) la capacidad de adaptación queda en
función de la vulnerabilidad y una pregunta clave de política es: ¿por qué determinados grupos
se ven más afectados por el cambio climático que otros? La pregunta correspondiente para las
políticas es: ¿cómo se pueden reducir las vulnerabilidades de las sociedades ante las
amenazas por el cambio climático?
En este trabajo se emplea el enfoque de la vulnerabilidad social (contextual), manteniendo,
empero, la distinción entre factores internos (socioeconómicos; intrínsecos o endógenos) y
factores externos (biofísicos). Como hipótesis de trabajo consideramos que:
1) La vulnerabilidad depende de características intrínsecas que exponen a las
poblaciones y grupos de la sociedad en un territorio al riesgo por el cambio climático,
2) El riesgo depende positivamente de la vulnerabilidad natural y negativamente de la
resiliencia, o adaptación humana,
3) La adaptación se refiere a la capacidad de tomar medidas para mitigar, soportar,
absorber, resistir los impactos del cambio climático, o para recuperarse de ellos. Estas
4
medidas pueden ser proactivas o reactivas y responden a políticas públicas. Esto se
ilustra en la Figura 1:
Figura 1: Riesgo de daños, vulnerabilidad y resiliencia
Fuente: Briguglio 2008, 2011
Nótese que no hay contradicción con las especificaciones del enfoque contextual. El diagrama
combina la idea de que el riesgo de daños (por el cambio climático, por ejemplo) se determina
en función de factores externos, como la geografía y la exposición a los eventos climáticos (la
“vulnerabilidad”, en el esquema), pero la adaptación depende de factores sociales. Cualquier
diferencia existente es semántica y queda bien aclarada en los párrafos que anteceden.
Indices de vulnerabilidad
Es útil medir la vulnerabilidad por medio de índices. El uso de índices responde a la necesidad
de contar con un método rápido y estandarizado para caracterizar la vulnerabilidad en
sentido global, e identificar problemas que haya que atender en los aspectos económicos,
sociales y ambientales del desarrollo sustentable (DS). Dicho proceso con frecuencia se da
privilegiando a uno de los tres pilares del DS. Por tanto, para promover la sustentabilidad, es
importante medir la vulnerabilidad de cada aspecto y encontrar formas de incrementar la
resiliencia. El comentario aplica igualmente al impacto de eventos extremos en un territorio o
sobre un grupo en específico. Los índices más generalmente utilizados son el índice de
vulnerabilidad económica, el índice de vulnerabilidad ambiental y del índice de vulnerabilidad
social.
Vulnerabilidad económica (VE)
5
La vulnerabilidad económica afecta de manera especial a economías pequeñas (medidas por
su población), como la de Baja California Sur, debido a una serie de factores que caracterizan
a este tipo de economías (Angeles 2008, cap. 1): pequeño mercado interno; economía
“tomadora de precios”, ausencia de economías de escala; poca diversificación económica;
escasez de recursos (alimentos, agua, energía, etc.); alto contenido importador; pocos sectores
exportadores; altos
costos de transporte; gran dependencia de transferencias. En
consecuencia, la economía depende en gran medida de fuerzas ajenas a su control. Con
referencia a este hecho, Briguglio (1995; ver también Briguglio y Galea 2003) planteó la
construcción de un índice de vulnerabilidad económica (IVE) normalizado, compuesto por:




El grado de apertura económica, (X + M)/PIB
La concentración de exportaciones (producto y destino)
Dependencia de productos estratégicos importados (energía)
Periferalidad (costo de transporte).
Los valores del IVE se ubican entre cero y 1, y las economías pequeñas (medidas
convencionalmente por el tamaño de la población) son más vulnerables que las de mayor
tamaño, como aparece en el cuadro 1.
Cuadro 1: Vulnerabilidad económica y tamaño de la economía
Población
(millones)
0-1
1-2
2-5
5
- 20 - 5020
50
100
100200
200 y Total
+
Número de países
17
6
21
35
17
11
6
4
Vulnerabilidad
.49
0.36
0.32
0.28
0.18
0.18
0.17
0.09
117
Fuente: Briguglio y Galea 2003
A la fecha de este escrito, los últimos valores estimados del IVE corresponden al año 2003, y
se ejemplifican como se muestra en el cuadro2. Estimamos el valor del IVE para Baja
California Sur en 0.756, es decir, se trata de una economía de alta vulnerabilidad económica,
comparable con países como Malta, Singapur o Jamaica. La crisis actual ha puesto en evidencia
la fragilidad de la economía sudcaliforniana y los peligros de la sobre especialización en un
solo sector clave, en nuestro caso el turismo (Angeles y Cabral 2012). No obstante su alta
vulnerabilidad económica, muchas economías pequeñas históricamente han mostrado un
buen desempeño económico, según medido por el PIB per cápita. Una pequeña población,
combinada con una ubicación geográfica favorable y una adecuada política industrial, ha
significado para países tan diversos como Singapur, Hong Kong y Malta - por ejemplo - el
acceso a muy altos niveles de desarrollo. A la vez, altos niveles del ingreso por persona y de
desarrollo humano pueden elevar la resiliencia y la capacidad de adaptación.
6
Cuadro 2: Ejemplos del IVE, 2003 (países seleccionados)
Vulnerabilidad alta
Vulnerabilidad media
Vulnerabilidad baja
Malta
(0.765)
Dinamarca
(0.311)
Canadá
(0.089)
Singapur
(0.743)
Chile
(0.290)
Japón
(0.081)
Jamaica
(0.706)
Irlanda
(0,284)
Reino Unido (0.081)
Estonia
(0.695)
Holanda
(0.279)
Argentina
(0.077)
Chipre
(0.643)
Tailandia
(0.278)
Alemania
(0.076)
Panamá
(0.640)
Albania
(0.263)
Italia
(0.062)
Belice
(0.588)
N. Zelanda
(0.245)
EE UU
(0.046)
R. Dominic. (0.588)
R. Checa
(0.236)
México
(0.035)
Kuwait
(0.560)
Hungría
(0.225)
Brasil
(0.001)
Jordania
(0.555)
Finlandia
(0.219)
China
(0.000)
Fuente: Briguglio y Galea 2003
La vulnerabilidad ambiental (VA)
Un segundo tipo de vulnerabilidad con frecuencia tratada en la literatura relevante es la
vulnerabilidad ambiental. Esta surge de factores que cotidianamente se observan con
asiduidad en muchas regiones pequeñas, como Baja California Sur, tales como la erosión en
las costas, fragilidad de ecosistemas, susceptibilidad a elevación del nivel del mar, ubicación
en la ruta de ciclones, depredación de recursos naturales y paisaje, crecimiento poblacional
con marginación, limitada capacidad de asimilación (residuos), escasa inversión en ambiente,
alzas de temperatura, condiciones de sequía y estrés hídrico, e inundaciones y otros eventos
extremos. La Comisión del Pacífico del Sur (SOPAC), consistente de un grupo de economías
insulares del Pacífico del Sur, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) y otras entidades de las Naciones Unidas han construido un índice de
vulnerabilidad (IVA) para el ambiente natural, la base del bienestar humano, en un proyecto
dirigido por la investigadora Ursula Kaly (1999, 2004). El índice fue diseñado para usarse en
combinación con índices de vulnerabilidad económica y de vulnerabilidad social, para analizar
los procesos que pueden afectar negativamente el desarrollo sustentable.
Indice de Vulnerabilidad ambiental (IVA)
Kaly et al. (2004) estimaron el IVA para 235 países utilizando 57 indicadores, por su
heterogeneidad mapeados a una escala del 1 al 7. El IVA captura tres aspectos fundamentales
de la vulnerabilidad ambiental:
7



El nivel de riesgos o presiones que actúan sobre el ambiente ( subíndice de
exposición al riesgo)
La resiliencia intrínseca del ambiente ante riesgos, ie, las características que hacen a
un país más/menos capaz de enfrentar amenazas/peligros naturales o antropogénicos
(subíndice de resiliencia intrínseca).
La vulnerabilidad o resiliencia extrínseca que resulta de fuerzas externas que actúan
sobre el ambiente, que se expresa en el subíndice de degradación ambiental (IDA),
que mide la integridad o degradación de los ecosistemas.
Los 57 indicadores son agrupados en las siguientes categorías:







Cambio climático
Biodiversidad
Agua
Agricultura y pesca
Salud humana
Desertificación
Exposición a desastres naturales.
Se incluyen 39 indicadores de riesgo, 5 indicadores de resiliencia, 13 indicadores de
integridad o degradación ambiental.
Los 235 países se distribuyen así como se muestra en el siguiente cuadro:
Cuadro 3: Condición de vulnerabilidad ambiental por número de países
Condición de vulnerabilidad
Resistente
En riesgo
Vulnerable
Muy vulnerable
Extremadamente vulnerable
Número de países
18
41
79
61
35
Fuente: Kaly et al, 2004
Muchas economías pequeñas (Caribe, América Central, Pacífico) son extremadamente
vulnerables, pero en este grupo también están Inglaterra, Corea, Austria, India y otros países
medianos y grandes. México se encuentra en el grupo vulnerable. Este índice no ha sido
estimado a nivel subnacional.
Vulnerabilidad social (VS)
La vulnerabilidad social se relaciona con la incapacidad de las personas, organizaciones o
sociedades de resistir los impactos adversos de diversos factores estresantes a los que están
expuestos. Estos impactos se deben en parte a características inherentes de la interacción
social, instituciones, y factores culturales. Siguiendo a Adger (1999) definimos la
vulnerabilidad social con referencia a la capacidad de las personas y grupos sociales de
8
responder, recuperarse, o adaptarse, a cualquier estrés externo sobre su bienestar y su modo
de vida. El enfoque de la vulnerabilidad social coloca al bienestar socioeconómico como el
elemento central del análisis, enfocándose en las restricciones institucionales que limitan la
capacidad de respuesta. La vulnerabilidad (o, de manera conversa, la seguridad) de cualquier
grupo social se determina por los recursos a los que el grupo (o el individuo) tiene acceso.
La vulnerabilidad social es una condición que antecede a los eventos extremos, y afecta la
capacidad de la sociedad para enfrentarlos, resistir y recuperarse (Adger 1999; St. Bernard
2002). También se hace referencia a factores externos, particularmente el proceso de
globalización y sus efectos sobre el empleo (Pizarro 2001). La vulnerabilidad social tiene dos
componentes explicativos: (1) se refiere a la inseguridad e indefensión que experimentan
comunidades, familias y personas en sus condiciones de vida como consecuencia del impacto
que ejerce algún tipo de evento de carácter traumático, y (2) se refiere a la disponibilidad y el
manejo de recursos y las estrategias que utilizan las comunidades, familias y personas para
enfrentar los efectos de ese evento. El concepto se origina en varias vertientes: (a) la
bibliografía sobre desastres naturales, que suele evaluar los riesgos de comunidades y
familias ante fenómenos catastróficos y diseñar estrategias para hacerles frente, (b) los
estudios la inseguridad alimentaria, (c) la insatisfacción analítica con los enfoques de pobreza
y sus métodos de medición (Boltvinik 2011), entre otros. Acotamos el último punto.
El enfoque de la pobreza califica de forma descriptiva determinados atributos de personas y
familias, sin dar cuenta de los procesos causales. La vulnerabilidad, por su parte, hace
referencia al carácter de las estructuras e instituciones socioeconómicas y sus impactos.
Apunta hacia políticas públicas que ataquen la pobreza y la vulnerabilidad de forma integral.
En términos económicos los procesas que derivan de la desigualdad figuran como causas de la
marginación y la inseguridad. En muchas partes del mundo los gobiernos en efecto han
promovido una transferencia de recursos económicos y ambientales hacia los más ricos, por
ejemplo, mediante la privatización de los recursos públicos para beneficio de algunos grupos.
Estas políticas distributivas tienen impactos significativos en las poblaciones, en especial
aquellos grupos en condiciones de marginación: militan en favor de estrategias de
supervivencia ajenas a la cooperación, al privar a esos grupos (por ejemplo, pescadores
ribereños) de los recursos necesarios para la acción colectiva. En otras palabras, van en contra
de la cohesión que forma la base del “capital social.” Al mismo tiempo, esa concentración
implica que las decisiones en torno al medio ambiente se toman por grupos que pueden
aislarse de sus efectos negativos, incluyendo los impactos locales del cambio climático global.
Esto es particularmente notorio en economías pequeñas como la Sudcaliforniana, por su
menor base productiva, ausencia de diversificación y dependencia. Las regiones pequeñas son
además, sumamente dependientes para su bienestar de la existencia de un alto grado de
cohesión social.
Los esquemas conceptuales que orientaban la construcción de medidas de pobreza y
necesidades básicas insatisfechas resultaban insuficientes para dar cuenta de la “cuestión
social.” Por ello, ha habido, en efecto, una la progresión en el estudio de los factores que
caracterizan la marginación, ampliando cada vez los números de afectados, desde los estudios
fundamentados en la medición mediante el uso de la línea de la pobreza, a las necesidades
insatisfechas (carencias o rezagos, en términos del Coneval 2011), a la discusión de la
vulnerabilidad social. Las formas “nuevas” de vulnerabilidad están asociadas con: cambios
demográficos y de la familia, transformaciones en la estructura del empleo y del
funcionamiento del mercado de trabajo, coexistencia entre la pobreza “dura” y persistente y
9
una “nueva pobreza,” aún en gestación. Estas formas de vulnerabilidad no son necesariamente
atribuibles a la insuficiencia de ingresos, propia a la pobreza dura, aunque se relacionan
íntimamente con ella. Incapacidad de grandes grupos de la sociedad para enfrentarlos,
neutralizarlos u obtener beneficios de transformaciones recientes (Pizarro 2001, p. 7).
En general, pueden identificarse las principales fuentes de la vulnerabilidad social, como sigue
(CEPAL 2010/CONEVAL 2011):


La pobreza de ingreso
La creciente desigualdad

El desempleo y subempleo

La magnitud del trabajo informal,

El aumento en la precariedad del trabajo al ofrecerse empleos sin seguridad y sin
contrato, con bajas remuneraciones y sin prestaciones,

El repliegue del estado de áreas clave (educación, salud, transporte, etc.),

Problemas que enfrentan las pequeñas y medianas empresas (principal base del
empleo formal),
Rezagos y carencias en educación, salud, vivienda, servicios básicos, y alimentación,
Problemas de cohesión social, que provienen fundamentalmente de la desigualdad.


Indice de vulnerabilidad social (IVS)
La medición de la vulnerabilidad social en este trabajo se fundamenta en datos recientemente
dados a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval
2011), “que de acuerdo con la Ley General de Desarrollo Social, tiene por objeto normar y coordinar la
evaluación de las Políticas y Programas de Desarrollo Social, que ejecuten las dependencias públicas”
(Coneval 2011). Adicionalmente se utilizan indicadores generados por el Consejo Nacional de Población
(Conapo), reportados también por el propio Coneval con respecto a los Indices de marginación (o
Indices de rezago social) por localidad. Al nivel estatal los indicadores son utilizados son los
siguientes: ingreso corriente per cápita, rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los
servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los
servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, grado de cohesión social (coeficiente
de Gini), vulnerabilidad por ingresos, vulnerabilidad por carencias sociales.
Los resultados para Baja California Sur aparecen en resumen en el cuadro 4, a continuación,
y de forma detallada en el Anexo Estadístico de este trabajo (Cuadro A1).
10
Cuadro 4: Pobreza y vulnerabilidad social en Baja California Sur
Población en pobreza
Población vulnerable por
ingresos
Población vulnerable por
carencias sociales
Población no pobre y no
vulnerable
Miles de personas
199.4
28.8
% de la población total
30.9
4.5
216.2
33.5
200.4
31.1
Fuente: Cuadro A1, Anexo Estadístico
Si se considera la población vulnerable total como la suma de aquellas personas que de
acuerdo con el Coneval se encuentran en situación de pobreza, y las que el Coneval clasifica
como vulnerables (pero no pobres)1, ya sea por insuficiencia de ingreso o por sufrir una o
más carencias sociales, el total de población en vulnerabilidad social es idénticamente igual
a la población total, menos el número clasificado como no pobre y no vulnerables, es decir,
413 mil personas, o 67.3 por ciento de la población del estado. Expresado en forma de
índice de la manera más sencilla, esto da el valor de 0.673, lo que compara con 78.2 a nivel
nacional.2 Según este método de medición, sólo Nuevo León (62%) y Coahuila (67%)
ostentan índices de vulnerabilidad más bajos que BCS; los estados del sureste tienen los
mayores niveles de vulnerabilidad del país; Chiapas alcanza el 0.94 (Coneval 2011). Más
específicamente, a nivel estatal en BCS se tiene lo siguiente: 31 por ciento de la población se
clasifica como pobre, 31 por ciento no es ni pobre ni vulnerable, y el resto es sólo
vulnerable y no pobre. Cssi dos terceras partes de la población tiene al menos una carencia
social, pero la pobreza por ingreso es reducida: 29 mil personas, o alrededor de 5 por
ciento del total. A la vez, sin embargo, casi la mitad carece de acceso a la seguridad social, y
casi 30 por ciento no tiene acceso pleno a la alimentación (Cuadro A1).
Al nivel municipal, la fuente oficial no muestra el mismo grado de detalle que la ni la
metodología recién comentada, sino que emplea un Indice de rezago social, similar al índice
de marginación que elabora el Conapo. Sería deseable contar con una base de datos similar
a la estatal, pero ello requiere un estudio de campo mucho más extenso de lo que hasta
ahora se ha realizado al nivel municipal, o por localidad. Mientras tanto, para 2005, las
cifras pertinentes para Baja California Sur son las que se ofrecen en el cuadro 5, de forma
agregada, y en el Anexo Estadístico de forma ampliada (Cuadro A2).3
1
De acuerdo con el Coneval, para ser pobre la persona debe tener insuficiencia de ingresos y, además, carencias sociales.
2
Hay diferentes metodologías de medición del índice de vulnerabilidad, pero el aquí utilizado tiene la virtud de satisfacer el principio
de la navaja de Occam. El lector interesado en metodología puede consultar Fuessel 2009, IDB 2006, HVRI 2011a y 2001b y St. Bernard
2007.
3
Existen datos para 2010, pero se publicaron cuando el presente trabajo estaba ya sustancialmente elaborado. En general, de acuerdo
con el Coneval, los indicadores de pobreza por ingreso aumentaron, mientras que ciertos indicadores de rezago social disminuyeron
(salud, por ejemplo).
11
Cuadro 5: Indicadores de vulnerabilidad social por municipio en BCS, 2005
BCS/Municipio
Comondú
Mulegé
La Paz
Los Cabos
Loreto
BCS
Indice de rezago social
-1.13885
-0.68801
-1.40997
-0.909
-1.08907
-1.04698
Grado de rezago social
Muy bajo
Bajo
Muy bajo
Muy bajo
Muy bajo
Muy bajo
Lugar nacional
2421
1745
2329
1953
2116
24
Fuente: Cuadro A2
La interpretación de este cuadro requiere explicación. Primero, el índice mide los rezagos
sociales (Coneval), o la marginación (Conapo), por lo que un valor negativo alto significa, tal
vez contraintuitivamente, un bajo o muy bajo grado de rezago; a la inversa, un valor
positivo alto implica un alto grado de rezago. Al acercarse los valores negativos a cero, la
marginación crece, mientras que lo contrario ocurre si los valores positivos tienden a cero:
los rangos van desde -2 a +2, con poca variación fuera de esos límites. Segundo, el índice se
estima con referencia a la totalidad de los municipios del país, de forma que se compara,
por ejemplo, al municipio de La Paz, con un muy alto grado de “competitividad social”
(PNUD-México 2011), con las calificaciones de un municipio pequeño de la zona rural del
sureste. Como puede observarse, con estos criterios el resultado es que los valores del
índice de rezago social para los municipios de BCS (y para el propio estado), son bajos o
muy bajos. En escala ascendente de rezago, los cinco municipios del estado seordenan
como sigue: 1) La Paz, 2) Comondú, 3) Loreto, 4) Los Cabos y 5) Mulegé. La diferencia entre
el municipio de menor marginación (La Paz) y de mayor rezago (Mulegé) es significativa,
como se muestra en el cuadro A2 (Anexo Estadístico). En cuanto a los dos principales
centros de población, el dato de pobreza de ingreso reportada por Coneval es menor en Los
Cabos (14%) que en La Paz (26%), pero la prevalencia de rezagos sociales es mayor en
aquel destino turístico, de lo que es en la ciudad capital. BCS ocupa el lugar 24 en el índice
de rezago social, un rango sin duda sorprendentemente alto para muchos residentes y
visitantes.
Al nivel de localidad, en el cuadro A3 del Anexo Estadístico se reportan los datos
disponibles para un conjunto de poblaciones seleccionadas empleando dos criterios:
localidades costeras que se han identificado como en riesgo ante elevaciones del nivel del
mar, y que a la vez son centros de población o de actividad económica de significado, o,
comunidades que según la Comisión Nacional del agua (Conagua) presentan riesgos
importantes de afectación por efectos de huracanes e inundaciones, en su caso. Las
localidades de referencia y su índice y grado de rezago social se en resumen presentan en
el cuadro 6; como se menciona, el detalle se encuentra en el Anexo Estadístico. Las
localidades seleccionadas representaban en 2005 casi tres cuartas partes de la población
estatal.
La interpretación del cuadro es similar a la del anterior. Una diferencia notable al nivel de
localidad, comparado con el nivel municipal o estatal, es la ausencia de información sobre
los niveles de ingreso: la información del Inegi (base de los datos utilizados por el Coneval)
no llega al nivel de localidad, lo que requeriría proceder mediante el levantamiento de
encuestas.
12
Cuadro 6: Rezago social en localidades seleccionadas de Baja California Sur, 2005
Localidad
Guerrero Negro
Sta. Rosalía
Indice de rezago social
-1.62
-1.67
Grado de rezago social
Muy bajo
Muy bajo
Loreto
-1.55
Muy bajo
La Paz
-1.7
Muy bajo
La Ventana
-1.5
Muy bajo
El Sargento
-1.49
Muy bajo
Cabo San Lucas
-1.55
Muy bajo
San José del Cabo
-1.41
Muy bajo
0.76
Muy alto
Puerto San Carlos
-1.41
Muy bajo
Cd. Constitución
-1,64
Muy bajo
Cd. Insurgentes
-1.35
Muy bajo
Puerto Chale
Fuente: Cuadro A3
En las localidades los datos sobre las carencias sociales son similares a las que existen a
nivel municipal, o bien pretenden medir cosas similares. En cualquier caso, con excepción
de la comunidad de Puerto Chale, de sólo 4,716 habitantes en 2005, en todas las localidades
seleccionadas se obtiene un muy bajo grado de marginación. Esto requiere explicación. De
nuevo se tiene, en primer lugar, que el índice fue diseñado para su aplicación a nivel
nacional, y relativiza a ese nivel, no al nivel estatal o municipal de BCS: un ordenamiento de
esa naturaleza sin duda produciría resultados relativos diferentes y más apropiados a la
situación real de la entidad. En consecuencia del procedimiento empleado en la estimación
del índice de rezago social (marginación), en BCS las comunidades de alto grado de rezago
son mayormente las más pequeñas y aisladas: rancherías, comunidades pesqueras o
agrícolas, etc. Puerto Chale no es un caso típico de etas, pero claramente si lo es en cuanto a
la marginación.
Más relevante que esto, sin embargo, es la ausencia de datos al interior de las ciudades
principales. Para cada una de estas, independientemente de su tamaño, existe un solo
indicador: el que corresponde a la totalidad de la marcha urbana. Excepciones a esta
práctica son a) tratándose de localidades adyacentes que históricamente fueron entidades
separadas de la ciudad propiamente dicha, y b) cuando se trata de una zona de nueva
creación, que inició, de nuevo, de forma separada de la mancha urbana. Ejemplos de la
primera instancia son los poblados (originalmente ejidos) de Chametla y El Centenario, al
lado de ciudad de La Paz; para el segundo caso hay una sola instancia: Colonia del Sol,
13
justamente al norte de Cabo San Lucas. Es precisamente este segundo caso el que ilustra los
efectos de conocimiento estadístico para casi todas las zonas urbanas de BCS; la zona de La
Paz es un caso aparte y se comenta más adelante. Los componentes del índice de rezago
social (marginación) para Colonia del Sol aparecen en el cuadro 7.
Cuadro 7. Indicadores de rezago social en la Colonia del Sol, Cabo
San Lucas, Municipio de Los Cabos, 2005
Localidad
Población total
% de población de 15 años o más analfabeta
% de pob. de 6 a 14 años que no asiste a la escuela
% de pob. 15 años y + con educ. básica incompleta
% de hogares con población de 15 a 29 años, con algún
habitante con menos de 9 años de educación aprobados
% de población sin derecho a servicios de salud
% de viviendas con piso de tierra
Colonia del Sol
27,057
4.68
5.02
51.67
51.46
37.34
21.48
Promedio de ocupantes por cuarto
1.95
% de viviendas sin excusado o sanitario
11.29
% de viviendas sin agua entubada
57.04
% de viviendas sin drenaje
5.04
% de viviendas sin electricidad
8.70
% de viviendas sin lavadora
59.23
% de viviendas sin refrigerador
Índice de rezago social
Grado de rezago social
23.20
-0.926374
Bajo
Fuente: Coneval 2011
Colonia del Sol exhibe un grado de rezago social bajo, de acuerdo con las clasificaciones
oficiales. Sin embargo, en 2005 sus 27 mil habitantes, que representaban el equivalente de
la mitad de la población de Cabo San Lucas (o bien, le añadían 50% más población a ese
destino turístico) evidenciaban varias carencias importantes. Casi 60% de las viviendas
carecían de agua entubada y similar proporción, de lavadora; una cuarta parte tenían piso
de tierra y no contaban con refrigerador, elemento sumamente necesario en una zona
desértica y calurosa. Más de la mitad de la población de 15 años o más no había terminado
la educación básica y alrededor de 40% no contaba con acceso a los servicios de salud. En
contraste, a lo largo del período 2003-2010, los sectores relacionados con el turismo (que
impulsan la migración hacia el estado) tuvieron un ritmo de aumento sumamente notable:
construcción, con crecimiento del PIB sectorial de 67% en ese lapso, hoteles y restaurantes
(82%), inmobiliarias (32%) y transportes y comunicaciones (38%). A la vez, los sectores
que proveen servicios de educación, salud y administración pública se mantuvieron en un
virtual estancamiento, a pesar del altísimo ritmo de aumento de la población durante toda
14
la década, e incluso mostraron disminuciones en 2009 (salud, de 5%) y 2010 (educación,
1.3%). (Angeles y Cabral 2012).
La conclusión que se deriva de estos comentarios es que la valoración de las condiciones de
la marginación con base en información referente sólo a la mancha urbana genera
indicadores insuficientes, que no dan luz sobre la realidad urbana. Es necesario un
acercamiento más preciso y detallado, como por ejemplo se ha realizado para la ciudad de
La Paz (para 2000 y 2005) al nivel de Area Geoestadística Básica (AGEB), mismas que
pueden después servir para establecer los índices relevantes al nivel de colonias. Este
ejercicio, sin embargo, rebasa los límites del presente trabajo.
Finalmente, en el Anexo 1 del trabajo se presenta una listado de las colonias e riesgo de
inundación por los efectos de huracanes, lluvias fuertes y corridas de agua, según
identificadas por Conagua, y los mapas correspondientes. Se hace notar en este respecto
que, con excepción tal vez de las zonas altas o de mayor urbanización de las ciudades de La
Paz, Cabo San Lucas y San José del Cabo, la totalidad de estas zonas urbanas se ve
gravemente afectada en esas circunstancias: es el caso de Santa Rosalía, Ciudad
Constitución y Ciudad Insurgentes, por ejemplo, que son virtualmente anegadas por causa
de los fenómenos hidrometereológicos que resultan del cambio climático.
Recomendaciones:
1. De información estadística:
Generar información estadística suficiente para la estimación de índices de vulnerabilidad
social: 1) a nivel AGEB; 2) a nivel colonia
2. De generación de política social frente a la vulnerabilidad y la
pobreza









Garantizar el empleo y potenciar a las pequeñas empresas
Recuperar la universalidad de la política social
Eficiencia en la política social: sector público y sociedad civil
Institucionalidad social para el nuevo patrón de desarrollo
Pugnar por la diversificación de las fuentes de ingreso de la población
Mejorar las condiciones de la vivienda e infraestructura
Respetar los derechos del manejo la propiedad común
Promover la seguridad colectiva
Favorecer la distribución equitativa de los recursos.
3. Para zonas de riesgo identificadas

Proporcionar viviendas adecuadas y aceptables para las poblaciones ubicadas en
zonas de alto riesgo.
15
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