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ALGUNAS NOTAS SOBRE LAS
CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMATICO
EN ARAGON
Alianza por el clima Aragon
Noviembre de 2015.
CARACTERÍSTICAS CLIMÁTICAS DE ARAGÓN
La principal característica del clima en Aragón, lejos de tratarse de un territorio de climatología
homogénea, es precisamente su variedad. Estos contrastes son debidos a la influencia conjunta de
factores de tipo atmosférico y geográfico, siendo el de mayor importancia el relacionado con su
posición interior en la península, entre los Pirineos y el Sistema Ibérico, que da lugar a unas
acusadas diferencias altitudinales entre la montaña y el llano, y de sus propias configuraciones
topográficas. De este modo la gama de ambientes climáticos se puede esquematizar del siguiente
modo:
• Clima mediterráneo continentalizado, en la llanura central.
• Clima de transición entre el frío y más húmedo de la montaña y el árido del centro de la
Depresión, en los Somontanos Pirenaico e Ibérico.
• Clima de montaña interior, en el Pirineo y Sistema Ibérico.
Todos estos factores configuran la climatología de la región. Así, los rasgos más relevantes de ésta
son por un lado la aridez de las tierras del eje del Ebro, la gran irregularidad interanual de las
lluvias, de mayor relevancia que los valores pluviométricos medios, los grandes contrastes térmicos
que se producen entre los inviernos severos y los veranos cálidos y prolongados y un rasgo
característico de la parte central de la región que es el viento del noroeste, junto con un apreciable
contraste térmico y de humedad entre zonas próximas en el espacio según la orientación, altitud,
fisiografía y del terreno y doblamiento vegetal.
Precipitaciones
En cuanto a la tendencia previsible de los regímenes de precipitaciones producidas como
consecuencia del incremento de GEI en la atmósfera, los informes del IPCC (Panel
Intergubernamental de Cambio Climático), apuntan a una disminución de los totales anuales,
aunque esta verificación no es sencilla, dada la complejidad de la distribución espacial de las lluvias
y su elevada variabilidad temporal.
En consecuencia, puede decirse que para el área mediterránea y por lo tanto para Aragón, en
primavera y verano el clima podría ser menos lluvioso, pero en invierno y otoño se podrían apreciar
cambios de signo positivo, que podrían relacionarse con un incremento de la variabilidad, es decir,
con una sucesión de años anómalos más frecuente que en el clima actual.
No obstante, con las incertidumbres razonables, según se desprende del Atlas Climático de Aragón
donde son analizados los totales de precipitación durante la segunda mitad del siglo XX, ya se ha
apreciado cierta disminución de las lluvias, incremento de la variabilidad y desplazamiento
estacional de las mismas. La disminución oscila entre los -6 mm/década y los -27 mm/década, por
lo que es previsible la continuidad y acentuación de esta tendencia.
Concretamente, la zona central de Aragón, que al mismo tiempo es la más seca, también es la que
tiene mayor porcentaje de descenso pluviométrico, al igual que en las tierras de montaña del Sur.
El área más desfavorecida en este periodo estudiado es la de Albarracín, donde la cantidad de lluvia
recogida ha bajado más de un 30%. El reparto de las tendencias observadas es desigual, como se
observa en la figura 8:
En lo que respecta a la nieve igualmente se ha venido registrando una tendencia negativa
significativa en la acumulación, ligada a la disminución de precipitaciones contabilizadas en el área
pirenaica durante los meses de invierno, en particular febrero y marzo. Esto constituye además una
de las razones fundamentales del retroceso glaciar (pérdida de superficie, espesor y volumen),
junto con el aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones de inviernoprimavera.
TEMPERATURAS
El análisis de las series temporales disponibles (1950-2000) muestran para Aragón una tendencia
positiva de las medias anuales en todos los casos, que pueden oscilar entre los 0,05ºC/década y los
0,25ºC/década, lo que implica un incremento térmico en 50 años de entre 0,5 y 1ºC. Son precisamente
las estaciones de invierno y verano los periodos que muestran tendencias positivas más acusadas y
geográficamente en las áreas de montaña septentrionales y meridionales. La extrapolación de esta
tendencia debe tratarse con suma precaución debido a la dependencia de numerosos parámetros del
sistema atmosférico. No obstante, el IV informe de IPCC indicaba para el área mediterránea en la que
se encuentra Aragón un aumento de la temperatura media a lo largo de todo el siglo, más acusado en
verano que en invierno.
Un aspecto relacionado con las temperaturas es la evapotranspiración, proceso de evaporación de agua
desde el suelo y de transpiración de los vegetales. Se registran elevados valores en zonas localizadas
en la franja central de Aragón, como la depresión del Ebro y los Somontanos Pirenaico e Ibérico,
condicionados por los elevados valores térmicos.
Impacto esperado del cambio climático sobre la agricultura en Aragón
El cambio climático está amenazando la relación intrínseca que existe entre la producción
de alimentos y el clima, dado que ―tiene el potencial de dañar irreversiblemente los
recursos naturales de los que depende la agricultura‖ (1). La relación entre el cambio
climático y la agricultura es bidireccional. Por un lado, la agricultura es una de los sectores
que más contribuye al cambio climático, debido fundamentalmente a la emisión de gases
de efecto invernadero (consumo de energía fósil principalmente en la agricultura
industrial), la conversión de tierras no agrícolas (bosques y pastos naturales) a la
producción agraria, y a una pérdida generalizada de materia orgánica (reservorio de
carbono) en el suelo. A su vez, el cambio climático afecta negativamente a la agricultura,
debido a la alteración de temperaturas y precipitaciones, la mayor variabilidad e
incertidumbre, los fenómenos climáticos extremos, la expansión o aparición de nuevas
plagas, etc.
Algunos de los efectos negativos son visibles ya en muchas partes del mundo. El
calentamiento adicional repercutirá cada vez más en todas las regiones del planeta,
aunque de manera diferencial. Los rendimientos de un cultivo como el maíz pueden
reducirse hasta en un 50% en Aragón y la productividad de los pastos se verá asimismo
muy mermada (2) (Mapa 1). En la Europa Mediterránea, la escasez de agua y los
períodos de sequía limitarán cada vez más las producciones, siendo la península ibérica la
región más afectada en extensión e intensidad. Se prevé una disminución del rendimiento
medio de los cultivos de entre el 15y el 25% debido al mayor estrés hídrico (3) (Mapa 2).
El cambio climático requerirá una nueva visión de la utilización del agua, nuevas
estrategias para combatir los impactos de precipitaciones puntuales extremas, mayores
variaciones intra- e inter-estacionales de temperaturas y precipitaciones, y tasas más
elevadas de evapotranspiración en agroecosistemas pastorales y agrícolas Mediterráneos.
El cambio climático acentuará con toda probabilidad la inseguridad alimentaria, sobre todo
en los grupos de población más vulnerables y en las regiones más empobrecidas del
planeta. Existe un riesgo serio de conflictos por tierras cultivables y recursos naturales
tales como el agua dulce, que se irá acentuando en el tiempo.
Mapa 1. Impactos climáticos sobre los rendimientos de maíz (a) y la productividad de los
pastizales (b) en 2045 para el escenario climático definido por IAASTD. Fuente: Weindl y
col. (2015).
Mapa 2. Cambios proyectados en la producción agrícola por limitación hídrica. Fuente: EEA
Una reducción del 20% en las cosechas, sequías que se alargarán durante meses fruto de
una caída drástica de las precipitaciones, pérdidas en el turismo que superarán los 6.000
millones de euros anuales, aumento espectacular de las muertes por patologías
relacionadas con las altas temperaturas. Es el panorama que prevé un estudio de la
Comisión Europea (JCR) para el sur de Europa en 2080. Si no se toman medidas, la
temperatura habrá subido para entonces 3,5 grados de media fruto del cambio climático.
Los daños provocados por este incremento ascenderán a 190.000 millones de euros
anuales en todo el continente y a 74.000 millones en las naciones más al sur, que serán
las más perjudicadas: España, Italia, Grecia, Portugal y Bulgaria. Se trata de un impacto
cercano al 3% del PIB actual.
Agricultura
Caerán las cosechas y aumentarán los costes
Las previsiones para el sector agrícola, vital en Aragon, no son nada halagüeñas. Para
2080, la producción habrá caído un 10% en el conjunto de Europa y un 20% en el sur del
continente. Lo más alarmante es que ni siquiera tomando medidas para paliar el cambio
climático se conseguirán reducir significativamente estas pérdidas, que seguirían
alcanzando el 18% en la
Región y el resto del sur europeo. Estos cálculos son «optimistas» porque, se han
realizado bajo la hipótesis de que los agricultores aumentarán significativamente los riegos
de sus cultivos para compensar las sequías y el aumento de temperaturas. Pero habrá
menos precipitaciones y con ello menos agua, con lo que esa compensación no está
garantizada.
En definitiva, se reducirá la producción y aumentarán los costes, porque será necesaria
más tecnología, más infraestructuras de riego y más fertilizantes.. Las precipitaciones
caerán entre un 19% en invierno y un 35% en verano en todo el sur de Europa, según las
previsiones.
Segura. Si actualmente padecen las sequías unos 5 millones de europeos del sur al año,
en 2080 serán 80 millones los que tendrán que enfrentarse a las consecuencias de largos
periodos secos. Una de las consecuencias de todo esto será la deforestación: cada año
arderán unos 8.000 kilómetros cuadrados de bosque en España, Portugal, Bulgaria, Italia y
Grecia. Sin embargo, si se toman las medidas adecuadas, todavía hay posibilidad de evitar
esta catástrofe ambiental, asegura el informe. La superficie quemada se reduciría a la
mitad.
Turismo
Veranos demasiado extremos para el sector del Turismo
Si no se consigue frenar el aumento de las temperaturas, para 2080 los termómetros
habrán subido en verano unos cuatro grados de media con respecto a los valores de la
época preindustrial (principios del siglo XIX). Además, las olas de calor serán habituales.
Todo ello afectará al turismo, ya que es previsible que los veraneantes opten por destinos
menos extremos.
. En todo caso, el sector se enfrenta en el sur de Europa a una pérdida de ingresos de
entre 7.000 millones de euros anuales, en el peor de los escenarios, y de 5.000, en el
mejor de ellos. El aumento de las temperaturas tendrá otro efecto: el incremento en un
8% de la demanda de energía, lo que supondrá también un coste millonario y un efecto
negativo sobre el medio ambiente.
Más inundaciones
Las pérdidas por las riadas se duplicarán
Las naciones del sur de Europa tendrán que destinar en 2080 unos 1.300 millones de
euros al año para paliar los daños de las inundaciones provocadas por las lluvias
torrenciales y las consecuentes crecidas de los ríos, según el estudio. Esto significa que las
pérdidas que actualmente provocan estos fenómenos se duplicarán. Con todo, en este
caso el norte de Europa se lleva la peor parte, especialmente Inglaterra e Irlanda.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advierte de cambios
importantes en las condiciones de temperatura y precipitación, especialmente en la zona
mediterránea, así como de la mayor ocurrencia de fenómenos climáticos extremos o la
aparición de plagas y enfermedades que complicarán la producción de alimentos.
Cuando se habla de agricultura es complejo establecer el impacto de los cambios en el
clima debido a la incidencia de otros elementos externos que también influyen en los
cultivos, como el aumento del regadío o el empleo de fertilizantes y fitosanitarios. Sin
embargo, a nivel mundial la evolución del clima, especialmente el incremento de 0,74ºC
de la temperatura media global observado en el último siglo, ha afectado ya de manera
negativa a cultivos clave, como el maíz o el trigo, en numerosas regiones. En general, la
situación aventura problemas en el futuro cercano a pesar de que hay evidencias de
ciertos beneficios del calentamiento global para cultivos concretos, como la soja, y en
regiones concretas.
La agricultura y la ganadería son dos de las principales actividades humanas amenazadas
por el cambio climático, y evitar un mayor aumento de las temperaturas es vital para
asegurar la producción de alimentos en el futuro.El aumento de la temperatura ya
registrado, los cambios en los patrones de las precipitaciones, o el incremento de la
frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos son factores que ya
están afectando a la producción de alimentos. Aunque en algunas regiones concretas
determinados cultivos se verán beneficiados, la situación generalizada será negativa en
un futuro cercano.
En España, el futuro de la agricultura y la ganadería es muy preocupante por nuestra
situación dentro de la vulnerable cuenca Mediterránea. Este año, las olas de calor de
primavera y verano han mermado las cosechas de cereales, pastos u olivares,
fenómenos que se intensificarán en el futuro. Según las predicciones, con un aumento
de la temperatura global de 2ºC los rendimientos medios del trigo, colza, maíz en grano
y girasol caerán casi un 20% en el sur de Europa a partir de 2070.
Otro de los efectos más preocupante será el aumento de la presión agraria sobre el
agua. El regadío ya se queda con dos tercios del agua consumida en el planeta, pero si
continúa la tendencia actual, en 2080 su demanda de agua habrá crecido entre un 5 y
un 20% por el cambio climático.
Impacto esperado del cambio climático sobre las estaciones de esquí en Aragón
El esquí y el cambio climático están íntimamente relacionados por dos motivos: a) cada
vez va a haber menos precipitaciones en forma de nieve y más variabilidad climática y b)
la huella de carbono de las estaciones es desmesurada. En un estudio basado en datos del
Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (en adelante IPCC), realizado en el
Departamento de Geografía Económica de la Universidad de Zurich, se establecía que el
calentamiento global puede originar el cierre de más del 50% de las estaciones de esquí
en los Alpes en 2050 (4). Por otro lado, el ―IV Congreso Mundial del Turismo de Nieve y
Montaña‖, celebrado en 2005 y organizado por el Gobierno de Andorra y la Organización
Mundial del Turismo (OMT), concluyó que el actual modelo de esquí está agotado. Un dato
especialmente relevante es que decenas de estaciones de esquí de EE.UU. han
desaparecido en los últimos años.
La escasez de nieve se manifiesta en las partes más bajas de las estaciones, por lo que se
tiende a subir a cotas más altas, con mayores pendientes, donde suele haber mayor riesgo
de aludes y los ecosistemas son más frágiles y vulnerables. Adicionalmente, la mayor
variabilidad climática intra- e interanual introduce una gran incertidumbre que dificulta la
planificación de la actividad en el corto, medio y largo plazo. Como consecuencia, ha
habido una proliferación masiva de cañones de nieve artificial. Este recurso requiere
movimientos de tierras y consumos de grandes cantidades de agua y energía. El consumo
de energía es elevadísimo en las estaciones de esquí, no solo por los cañones de nieve
artificial, sino por los remontes y el combustible de las máquinas. Del mismo modo, el
acceso de los esquiadores en vehículo privado hasta el mismo pie de pista supone un
gasto de combustible fósil enorme. De esta manera asistimos a un círculo vicioso en el
que la propia actividad, al crecer, favorece el calentamiento global que reduce el recurso
en el que se basa.
En Aragón, donde los últimos 35 años han sido dos grados más cálidos que los 30
anteriores, los glaciares pirenaicos se han reducido pasando de los 45 km2 de extensión
que ocupaban en 1870 hasta los 5 km2 que ocupan en esta década y podrían desaparecer
en su totalidad a mediados de este siglo. El cambio climático está elevando la temperatura
media de los Pirineos 0,2ºC cada década y estudios recientes estiman una temporada de
esquí mucho más corta, con reducciones del espesor de la capa de nieve de entre el 30%
y 70% para escenarios de cambio climático moderado (+2ºC) y fuerte (+4ºC),
respectivamente (Figura 1) (5). Los autores afirman que la generación de nieve artificial
no podrá solucionar el problema (Figura 2), por lo que el papel dinamizador del esquí en
los ámbitos montañosos queda en entredicho.
Figura 1. Cambios en la duración del manto de nieve de acuerdo a los escenarios de
cambio climático B2 (+2ºC) y A2 (+4ºC) a diversas altitudes: 1500, 2000, 2500, and 3000
m. Fuente: Pons y col. (2015)
Figura 2. Espesor de nieve en Domaines (Francia, 1900m) asumiendo 2 y 4 °C de
incremento de temperatura, incluyendo la generación de nieve artificial cuando el espesor
de nieve es inferior a 30cm. Periodo de control (CP). Fuente: Pons y col. (2015).
Impacto esperado del cambio climático sobre la salud pública en Aragón
Los efectos del cambio climático sobre la salud pública son múltiples. Aunque las
relaciones entre aspectos climáticos y enfermedad son multifactoriales y existen todavía
muchas lagunas de conocimiento, podemos destacar algunos aspectos. El primero de ellos
es el efecto directo de las olas de calor sobre la salud en los sectores más vulnerables de
la sociedad, sobre todo en ancianos, personas con problemas respiratorios y
cardiovasculares, personas que viven solas, personas que trabajan en el exterior, etc. El
efecto social más directo es el aumento mortalidad, con decenas de miles de muertes
reportadas en todo el mundo (6). Entre los casos cuya evidencia ha sido más estudiada y
han tenido mayor repercusión se encuentra la ola de calor que sufrió Europa en 2003, con
más 70000 muertes en los 12 países sobre los que hay datos (7).
Otro aspecto a destacar son los impactos directos sobre las enfermedades crónicas, entre
las que hay que se encuentran los problemas cardiovasculares, las enfermedades renales
y la alteración de las funciones fisiológicas y de la capacidad de desarrollar actividades
físicas con normalidad. Además, en combinación con procesos asociados como mayor
contaminación o mayor escasez de alimentos, se han señalado problemas de asma y
alergias, subnutrición infantil, diabetes, infecciones, etc. (8).
Finalmente, existe un riesgo declarado de incremento o aparición de nuevas
enfermedades trasmitidas por vectores procedentes de zonas más meridionales. Este
riesgo será mayor en las zonas que más van a sufrir el cambio climático, como la cuenca
Mediterránea (9). Entre las enfermedades más mencionadas en la bibliografía se
encuentra la malaria, el dengue, enfermedades transmitidas por garrapatas como la
enfermedad de Lyme, o diversas encefalitis como la provocada por el virus del Nilo
Occidental (10).
Más muertes prematuras por efecto de altas temperaturas
Las altas temperaturas aumentan las complicaciones de enfermos con patología
respiratoria y cardiovascular. Las muertes relacionadas de alguna manera con el calor
extremo se duplicarán en toda Europa. Solo en los países del sur se prevén unos 43.000
fallecimientos al año por esta causa, aunque la cifra podría reducirse en 23.000 con
medidas preventivas. Habrá también más infecciones provocadas por bacterias como la
'salmonella' y el 'campylobacter'
Referencias
1. McIntyre, Beverly D., Hans R. Herren, Judi Wakhungu, and Robert T. Watson, eds. Agriculture at a
Crossroads. IAASTD, Rep. Washington D.C.: Island Press, 2009
2. Weindl I, Lotze-Campen H, Popp A, Müller C, Havlík P, Herrero M, Schmitz C, Rolinski S. 2015. Livestock in
a changing climate: Production system transitions as an adaptation strategy for agriculture. Environmental
Research Letters. 10(9):094021.
3. Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA). Water-limited crop productivity.
http://www.eea.europa.eu/data-and-maps/indicators/crop-yield-variability-1/assessment-1
4. Rolf Bürki, Hans Elsasser, Bruno Abegg. ―Climate Change and Winter Sports: Environmental and Economic
Threats. 5th World Conference on Sport and Environment‖, Turin 2-3 December 2003 (International
Olympic Committee /United Nations Environmental Programme).
5. Pons M, López-Moreno JI, Rosas-Casals M, Jover È. 2015. The vulnerability of Pyrenean ski resorts to
climate-induced changes in the snowpack. Climatic Change. 131(4):591-605.
6. World Meteorological Organization and World Health Organization, 2015. Heatwaves and Health: Guidance
on Warning-System Development. WMO-No. 1142, 2015.
7. Robine, J.M., S.L.K. Cheung, S. Le Roy, H. Van Oyen, C. Griffiths, J.P. Michel and F.R. Herrmann, 2008.
Death toll exceeded 70,000 in Europe during the summer of 2003. Comptes Rendus Biologies, 331(2):
171–178.
8. Kjellstrom T, Butler AJ, Lucas RM, Bonita R. 2010. Public health impact of global heating due to climate
change: Potential effects on chronic non-communicable diseases. International journal of public health.
55(2):97-103.
9. Negev M, Paz S, Clermont A, Pri-Or NG, Shalom U, Yeger T, Green MS. 2015. Impacts of climate change on
vector borne diseases in the mediterranean basin — implications for preparedness and adaptation policy.
International Journal of Environmental Research and Public Health. 12(6):6745-6770.
10. Githeko AK, Lindsay SW, Confalonieri UE, Patz JA. 2000. Climate change and vector-borne diseases: A
regional analysis. Bulletin of the World Health Organization. 78(9):1136-1147.
11 .-Estrategia Aragonesa de Cambio Climático y Energías Limpias EACCEL
12.- Joint Research Centre (Centro de Investigación Común, JRC en sus siglas en inglés) de la Comisión
Europea, coordinado por el economista español Juan Carlos Ciscar, del Instituto de Estudios de Prospectiva
Tecnológica de Sevilla, uno de los organismos ligados al JRC. El informe parte del proyecto PESETA
(Proyección de los Impactos Económicos del Cambio Climático en Sectores de la Unión Europea).
13.- ―Un grado más, un cultivo menos‖. Noviembre de 2015 .WWF
14.Ayala Carcedo.1997
Key observed and projected climate change and impacts for the main regions in Europe. EEA
http://www.eea.europa.eu/data-and-maps/figures/key-past-and-projected-impacts-and-effects-on-sectors-forthe-main-biogeographic-regions-of-europe-4