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Documento de Posicion
Mayo 2015
The Global Secretariat
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+639 27 7060 to 62 loc 207
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Un largo camino desde Monterrey hasta Addis:
Colocando una alianza global efectiva en el corazón de los
procesos de desarrollo
Josep Castell | Creative Commons
Durante la 3ra Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, la comunidad global debería acordar:
1. La completa operacionalización del cambio de paradigma
hacia un liderazgo democrático de país en el desarrollo;
2. La definición de una alianza global para el desarrollo
como el espacio político que permitirá a cada país
tomar sus propias decisiones inclusivas y seguras sobre
su proceso de desarrollo;
3. El reconocimiento y salvaguarda de los principios de
eficacia como los pilares para cualquier cooperación
para el desarrollo, financiada mediante fondos públicos
y privados;
4. El enfoque en la implementación de los principios de
eficacia mediante el cumplimiento de los compromisos
existentes y en concordancia con los compromisos
internacionales acordados sobre derechos humanos,
trabajo decente, equidad de género, sostenibilidad
ambiental y discapacidad;
5. La reiteración de que el financiamiento público,
incluyendo la AOD y los recursos domésticos deberían
enfocarse en la reducción de la pobreza, abordando las
inequidades y apoyando al desarrollo sostenible;
6. Asegurando que la inversión privada produzca resultados
tanto para el comercio como para el desarrollo,
mediante el cumplimiento de los mecanismos de
rendición de cuentas existentes y que sean consistentes
con un enfoque basado en derechos humanos;
7. La reversión de la tendencia decreciente de ayuda
a aquellos países con la población con las mayores
necesidades, incluyendo a los Países Menos Desarrollados
y Países con Ingresos Medianos;
8. Definiendo claramente el financiamiento climático como
adicional a la AOD y hacer un llamado para una mayor
transparencia y rendición de cuentas para la eficacia del
financiamiento climático;
9. La adopción de un enfoque de dos sentidos de la
rendición de cuentas que ponga a los gobiernos como
los principales garantes de los derechos a la vez que se
promueven un marco de rendición de cuentas global multi
actores para el progreso y el cambio de comportamiento;
10. Actuando de manera contundente contra los flujos de
financiamiento ilícito, que prevenga un efecto adverso
sobre el desarrollo sostenible en camino hacia un mundo
más equitativo.
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Desde Monterrey hacia Addis Ababa
Desde la primera conferencia sobre Financiamiento
para el Desarrollo en Monterrey en 2002, la comunidad
internacional se ha reunido para desarrollar una agenda
que pueda también mejorar la calidad de la ayuda. Las
conclusiones del Foro de Alto Nivel sobre Eficacia de la
Ayuda llevado a cabo en Roma, Paris y Accra son un claro
testigo de estos esfuerzos. En 2011, la conferencia de Busan
marcó un cambio desde la calidad de la ayuda hacia la
cooperación a la eficacia del desarrollo. El acuerdo de la
alianza de Busan y el establecimiento de la Alianza Global
para la Cooperación a la Eficacia del Desarrollo (AGCED)
posee varios capítulos que empujan la agenda global
más allá de la tradicional calidad de la ayuda: políticas
para promover un enfoque más fuerte en la movilización
doméstica de recursos, tributación, cooperación Sur-Sur; el
rol del sector privado; apoyo a las estrategias de desarrollo
de los Países con Ingresos Medios, sobre y más allá de las
imposiciones de la clasificación actual de los países basada
en su PIB. Cabe resaltar que este enfoque está también
reflejado en las discusiones llevadas a cabo por el Foro
de Cooperación al Desarrollo de Naciones Unidas que ha
asumido la responsabilidad de aglutinar a toda la familia
de Naciones Unidas dentro de las mejores prácticas de
cooperación al desarrollo, incluyendo la agenda de eficacia.
Desde la conferencia de Busan en 2011, hubo un renovado
énfasis en el desarrollo como un proceso multi actores
donde los diferentes actores tienen diferentes
responsabilidades, comenzando con el rol de los Estados
de garantes de los derechos de las comunidades e
individuos. Y más importante aún, hubo un creciente énfasis
en el liderazgo de los gobiernos nacional sobre los procesos
de desarrollo, consecuentemente, la primacía del nivel
local en el establecimiento de las prioridades y estrategias,
así como en la conducción de procesos de monitoreo y
rendición de cuentas.
Alianza de OSC para la Eficacia del Desarrollo
internacional en general. Es tiempo de ir hacia adelante y
terminar el trabajo.
Los principios fundamentales de eficacia –
empoderamiento de país, transparencia y rendición
de cuentas, inclusión y enfoque en resultados – todos
apuntalan la noción de que los países son los que debe
liderar su propio desarrollo. La comunidad internacional
estableció en Monterrey que los gobiernos nacionales son los
responsables del desarrollo de sus países. Desde entonces,
este principio ha sido re afirmado en declaraciones oficiales
muchas veces y ahora está tomando un espacio central en
las negociaciones finales para la conferencia en Addis.
Es tiempo de que la comunidad internacional
operacionalice de manera completa el cambio
de paradigma hacia un liderazgo de país en
el desarrollo. No puede haber responsabilidad
nacional sin el empoderamiento democrático de
los procesos de desarrollo ni sin un espacio político
global que permita a cada país establecer su propio
camino de desarrollo. El liderazgo de país significa
procesos apropiados de inclusión a nivel
nacional para involucrar a los actores involucrados
desde las organizaciones de la sociedad civil hasta
los sindicatos, desde las autoridades locales hasta
los parlamentarios y el sector privado doméstico.
Para que el liderazgo de país funcione, la comunidad
internacional también necesita abordar las causas de
raíz de la deuda, evasión de impuestos y la elusión de
impuestos, que limita la soberanía financiera de los países y
su capacidad de alcanzar su propio desarrollo.
El liderazgo de país en la práctica
La Conferencia de Addis Ababa como un punto de
inflexión
La Conferencia de Addis Ababa en 2015 sobre financiamiento
para el desarrollo ofrece la oportunidad para colocar los
compromisos y principios de la eficacia del desarrollo en
el corazón de la agenda de financiamiento que tendrá que
apuntalar hacia la realización de los objetivos de desarrollo
sostenible para el 2030. En Addis Ababa, la comunidad
internacional debería construir sobre los compromisos del
consenso de Monterrey en 2002, que marcó un momento
clave en los esfuerzos de la comunidad internacional para
mejorar la calidad de la ayuda y el financiamiento público
La realización de la noción de liderazgo de país en los
procesos de desarrollo es una tarea multidimensional
que involucra muchos retos reflejando las condiciones
económica, social y política y sus retos. Sin embargo, la
comunidad internacional se puede beneficiar de las mejores
prácticas y lecciones aprendidas de la eficacia del desarrollo
para enfocarse en ciertos componentes del liderazgo de
país.
Las alianzas temáticas y operacionales – a cargo de agendas
cruciales pero por sector específico, desde la salud hasta la
educación y la alimentación – jugarán un rol fundamental
Documento de Posicion
En Addis Ababa, existe la oportunidad de re
definir la forma de trabajo de la alianza global
para el desarrollo. En este sentido, la alianza que la
comunidad internacional debería establecer es un
espacio político que permite a cada país tomar
sus propias decisiones inclusivas y seguras
sobre sus propios procesos de desarrollo. La
comunidad internacional debe apoyar esta alianza
basada en nuestras responsabilidades comunes
pero diferenciadas.
para asegurar que los objetivos de desarrollo sean
concretados oportunamente. Sin embargo, en la ausencia
de reglas y voluntad política clara que salvaguarden
el liderazgo nacional, la sostenibilidad del impacto de
estas plataformas temáticas será incierta.
Al respecto, los principios de eficacia ofrecen un marco
apropiado para evaluar las modalidades emergentes, tales
como aquellas que involucran el sector con fines de lucro, y
mecanismos tales como la armonización, se atienen a los
requerimientos del desarrollo. Esto significa el
establecimiento de marcos claros regulatorios para
asegurar una rendición de cuentas apropiada de todos los
actores de desarrollo y en concordancia con las modalidades
de financiamiento emergentes con compromisos
internacionales acordados sobre derechos humanos,
trabajo decente, equidad de género, sostenibilidad
ambiental y discapacidad.
La comunidad internacional debería enfocarse en
la implementación de los principios de eficacia
del desarrollo mediante el cumplimiento de los
compromisos existentes y alineados con un enfoque de
derechos humanos.
Una alianza global renovada para el desarrollo
debería reconocer y salvaguardar los principios
de eficacia como las piedras angulares
para cualquier tipo de cooperación para el
desarrollo. Los principios fundamentales de
empoderamiento, transparencia y rendición de
cuentas, inclusión y enfoque sobre resultados
deberían ser implementados por todo tipo de
actores – tradicionales y emergentes, públicos o
privados y aplicados a todo tipo de financiamiento.
Ellos incluyen, por ejemplo: el uso de sistemas de país
y alineamiento con prioridades de desarrollo de país; la
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implementación de estándares de transparencia (ej. IATI);
el endoso de marcos mutuos de rendición de cuentas, a
nivel global y a nivel país, que enlazan a diferentes actores
del desarrollo; la completa desvinculación de cualquier
asistencia financiera, tanto de manera formal e informal; y
un mejor manejo de la diversidad para reducir la presión de
la fragmentación.
La Conferencia de Addis Ababa debería reiterar que
el financiamiento público internacional para el
desarrollo, comenzando con la AOD, debería
evidentemente enfocarse en la reducción de
la pobreza y la eliminación de mecanismos no
éticos de apoyo al desarrollo sostenible.
Financiamiento público internacional efectivo
El Apoyo Oficial al Desarrollo jugará un rol crucial en los años
venideros, dada sus características únicas. Por lo tanto, es
esencial reiterar que los volúmenes actuales de ayuda están
lejos de ser aptos para el financiamiento de la futura agenda
post 2015 y que el plazo límite en 2015 de proveer 0.7%
del INB para la AOD será perdido. Lo menos que se puede
esperar es que los donantes se vuelvan a comprometer
a la provisión de 0.7% de la ayuda efectiva para el 2020,
especificando – con un cronograma de trabajo estricto a
nivel nacional – donde y cuando incrementarán de manera
gradual la ayuda efectiva para alcanzar la meta para 2020.
Dados los volúmenes limitados de flujos de ayuda, los
donantes necesitan asegurarse de que la ayuda contribuya
al alcance del desarrollo sostenible con el máximo impacto,
lo que se aplica en particular a una definición sensible de
estrategias catalíticas. Donde el rol catalizador de la AOD en
el apoyo a la recolección de impuestos, servicios públicos
y ambientes domésticos favorables es bienvenida, el valor
agregado para el uso de la AOD como un catalizador
para apalancar el financiamiento privado aún debe
demostrarse. Hay evidencia insuficiente para probar
la importancia y el impacto positivo del desarrollo del
financiamiento agrupado y conjunto, riesgo de la mitigación,
etc. y una carencia de salvaguardas balanceadas, por lo tanto
los donantes deberían abstenerse de usar los volúmenes
actuales de ayuda que ocasione que estos recursos se alejen
de los objetivos de sostenibilidad mayores.
Por otro lado, deberíamos prestar especial atención a
la promoción de la inversión del sector privado en el
desarrollo, para que estos fondos no sean usados para
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el financiamiento de los interesas privados solamente
y cumplan con los marcos existentes de rendición
de cuentas y los derechos humanos acordados
internacionalmente como se mencionó anteriormente.
La ayuda efectiva tiene un rol crucial en los países y
comunidades más pobres, en particular en los países
menos desarrollados (LDCs por sus siglas en inglés) y donde
la movilización doméstica de recursos es lenta. Sin embargo,
los niveles de ayuda a estos países han reducido en los
últimos años, por ejemplo, a menos de un tercio de la ayuda
de la UE para los LDCs. En este contexto:
Los donantes necesitan revertir la tendencia
decreciente de ayuda a aquellos países que más
lo necesitan, mediante el compromiso del 50%
de ayuda al desarrollo para los Países Menos
Desarrollados y mediante la provisión del 0.15%
del INB a los LDCs para 2020, y 0.2% del INB para
2025 como lo mínimo aceptable.
El impacto dañino de algunas políticas de los donantes nos
lleva a preguntarnos si deberíamos hablar de ayuda o en
vez de ello de compensación a los países en desarrollo. Esta
pregunta se hace incluso más relevante si consideramos
que en la última década los volúmenes de ayuda se han
empalidecido en comparación con la acumulación ilegal de
recursos desde el financiamiento internacional.
Busan reconoció de manera acertada la necesidad de
apoyar las estrategias de desarrollo de los Países con
Ingresos Medios donde vive la mayoría de la población
pobre. Para erradicar la pobreza y abordar las inequidades,
la ayuda enfocada y efectiva a Países con Ingresos Medianos
– con un enfoque en el fortalecimiento de la recolección
doméstica de recursos y un entorno favorable doméstico –
tiene un rol crucial que jugar. La conferencia de Addis Ababa
necesita definir los siguientes pasos sobre la manera en la
que la alianza global para el desarrollo sostenible puede
apoyar a ambos – LDC y MDC – en el cumplimiento de sus
estrategias de desarrollo.
El resultado final también necesita distinguir claramente
entre la ayuda y el financiamiento climático, que está
considerado como adicional. En línea con lo que fue
acordado en Busan, financiamiento climático efectivo
debería ser apuntalado mediante fuertes y coherentes
políticas, transparencia y predictabilidad, particularmente
en el apoyo a los Pequeños Estados Islas (SIDS por sus siglas
en inglés) y los Países Menos Desarrollados.
Alianza de OSC para la Eficacia del Desarrollo
Rendición de cuentas para la Conferencia de Addis
Ababa
Marcos de rendición de cuentas inclusivos, transparentes,
y liderados por el país deberían ser adoptados como
herramientas comunes para evaluar el rendimiento de
todos los aliados, basados en un número manejable de
indicadores derivados de las prioridades del FpD y objetivos
articulados por la Conferencia de Addis Ababa. Proveedores
de cooperación al desarrollo no deberían imponer marcos
adicionales, objetivos o indicadores de rendimiento sobre
países en desarrollo. Marcos de rendición de cuentas
debería basarse en ¨principios compartidos y compromisos
diferenciados¨. Los compromisos del FpD deberían
estar basados en los compromisos específicos y acciones
establecidas ya en los resultados de Monterrey y Doha, con
el objetivo de medir el progreso y a la vez apoyar la rendición
de cuentas del documento de resultado de Addis Ababa.
La Alianza de OSC para la Eficacia del Desarrollo
(AOED) hace un llamado por un enfoque de dos
caminos para marcos de rendición de cuentas que
coloquen la primacía de la rendición de cuentas en
la puerta de los gobiernos y promuevan un marco
de rendición de cuentas global multi actores para el
progreso y cambio de comportamiento, que facilite la
participación proactiva de la sociedad civil. Los países
en desarrollo deben asegurar la adhesión a acuerdos
nacionales para marcos de rendición de cuentas a
nivel país.
La AOED aglutina una amplia coalición de organizaciones
comunitarias, sindicatos, organizaciones basadas en la
fe, grupos de jóvenes, movimientos feministas, grupos
indígenas y ONG´s, todas comprometidas en convertir las
promesas de cooperación efectiva al desarrollo en acciones
concretas por los gobiernos, organizaciones internacionales,
sector empresarial y todos los actores relevantes. Las
OSC tienen sus propios principios con los cuales cumplir,
comenzando con los Principios de Estambul sobre Desarrollo
Efectivo de las OSC. La AOED seguirá movilizándose para un
desarrollo efectivo en los años venideros, incluyendo su rol
de mantener la rendición de cuentas de los miembros de la
Alianza Global para la Eficacia del Desarrollo. Por esta razón,
nos sentimos llamados a convocar a que los gobiernos y
toda la comunidad internacional hagan de Addis Ababa una
conferencia un avance hacia la eficacia del financiamiento
para el desarrollo.