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1.- Diversas crisis que coinciden en el tiempo
Nos referimos a la crisis cuando en realidad hay distintas manifestaciones de crisis que aunque coincidan tienen unas causas distintas con impactos a su vez
diferenciados. Su delimitación puede ser especialmente
útil para su comprensión y para abordar las terapias oportunas (ver tabla 1).
a) Aspectos coyunturales.- Sin duda aspectos meramente coyunturales pueden formar parte de diversas manifestaciones críticas. En este sentido la agroalimentación
es especialmente proclive a la volatilidad de precios y de
rentabilidades. Se trata de un sector con una demanda especialmente inelástica y sometida a una oferta errática
por diversas causas, pero de modo significativo por el
clima y la sanidad (plagas, enfermedades) y ello provoca
movimientos agudos y frecuentes en sus variables económicas. Esta dinámica cíclica no está exenta de riesgos
de estrangulamientos que pueden ser en algunos casos
mortales.
b) Crisis financiera.- Nos encontramos ante una gravísima crisis de demanda con un sistema financiero incapaz de cumplir su misión como proveedor de crédito y
un sector público que ha traspasado sus límites. En resumen estamos dentro de un círculo vicioso de recesión y
paro.
c) Crisis estructural.- Esta es la aportación más genuina
del siglo XXI. Después de doscientos años de alegrías, viviendo a costa de los ahorros geológicos de miles de millones de años, la fiesta ha terminado. Se visualizan
claramente los límites de este modo de desarrollo, ya sea
por el carácter finito de los recursos naturales (combustibles fósiles, minerales, agua, suelo agrícola), ya sea por
las consecuencias de deterioro medioambiental con el
cambio climático como manifestación más problemática.
Todo ello con una población en aumento y que come
mejor, con dietas más proteínicas y, por tanto más consumidoras de recursos.
El hambre y la pobreza, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de los bosques, etc, todos tienen en común que una de sus principales causas es cómo producimos, transportamos, consumimos y eliminamos los alimentos y otros productos agrícolas.
AGRICOLÆ
los mercados agrarios continuaron. Apenas los precios
habían vuelto a la “normalidad” un nuevo episodio climático de altas temperaturas en Rusia daba pie a un
nuevo estallido especulativo en el mercado de los cereales. El trigo en un mes casi dobló el precio y pocos meses
después en Túnez y Egipto se salía a la calle al grito de
“pan y libertad”, rompiendo equilibrios políticos en el mediterráneo sur y abriendo una nueva etapa llena de incertidumbres en el desarrollo de esta área. Mientras tanto
en Europa se ha seguido sin ideas ni capacidades para
salir de una crisis que pone en cuestión incluso los principios más básicos de solidaridad que dieron sentido a
esta unidad multinacional. A su vez, han aparecido nuevos actores en el escenario global, los países emergentes,
con China al frente, creando nuevas centralidades en detrimento de Estados Unidos. Por otra parte la crisis ha evidenciado y agudizado aún más las contradicciones
sistémicas. La concentración de poder económico y político, las desigualdades y las asimetrías en las relaciones
en unos mercados teóricamente libres quedan más a la
vista al prescindirse de cosmética ideológica.
Sin embargo la agroalimentación ha vivido este proceso de crisis de un modo particular. Después de más de
cinco años de crisis es un buen momento para buscar enseñanzas de este entorno de dificultad cara a abordar el
futuro con orientaciones más definidas.
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