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Día Mundial de Lucha contra la Desertificación: Potenciar a los agricultores como agentes de cambio
17 de junio de 2008, París, Francia – La degradación de la tierra afecta a dos mil millones de personas y al 70 por ciento de las tierras
cultivables del mundo. La Federación Internacional de Productores Agropecuarios (FIPA) trabaja junto con el Convenio de las Naciones Unidas
de Lucha contra la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés) en la búsqueda de soluciones en las que se reconoce a los agricultores y
las organizaciones de agricultores como agentes de cambio para la aplicación de estrategias innovadoras, propugnadas por los agricultores
para revitalizar los suelos agrícolas degradados, incrementar la seguridad alimentaria y crear comunidades rurales vibrantes. Para ser efectivas,
las organizaciones de agricultores deberían ser los principales socios de los gobiernos y de las instituciones de desarrollo, en el diseño y
aplicación de estrategias de inversiones en zonas de tierras secas.
Los agricultores son los más vulnerables a los efectos de la desertificación. Sin embargo, a lo largo de siglos, han desarrollado prácticas para
combatir la desertificación, como el compostaje, la cubrición del suelo, la recolección de aguas de lluvia, la agrosilvicultura, la cero labranza y la
agricultura de conservación. Estos esfuerzos deberían documentarse con más eficacia para ser replicados y aplicados en mayor escala. El
Presidente de la FIPA, Ajay Vashee, agricultor de Zambia ha señalado que “las actuales crisis de los alimentos y de la energía deberían servir
para comprender la urgencia de evaluar las consecuencias globales de la desertificación y la degradación de los suelos agrícolas y de los
efectos positivos que tienen los esfuerzos de conservación de los agricultores. Sin embargo, la aplicación aislada de técnicas de cultivo, por sí
solas, no pueden garantizar el desarrollo sostenible de las comunidades rurales en zonas áridas. Es necesario que los gobiernos pongan en
práctica planes de desarrollo integrales, con una dimensión nacional, regional e internacional. Estos planes deberían incorporar medidas de
creación de capacidad para los interesados en las comunidades rurales facilitando su plena participación en las medidas de desarrollo integral.”
Vashee insistió en que los gobiernos deberían establecer sistemas de incentivos y programas de manejo racional que alienten a los agricultores
a adoptar las prácticas agrícolas más sostenibles. “Son los agricultores los que mejorarán la productividad de los ecosistemas”, señaló Vashee,
“pero no pueden hacerlo sin el apoyo de sus gobiernos”.
La comunidad de investigación y desarrollo es también un aliado crítico de los agricultores en la batalla por invertir la tendencia de
desertificación y degradación del suelo. Apoyados en un conocimiento indígena y local que data de generaciones, los agricultores y los
investigadores tienen que modernizar las prácticas agrícolas y desarrollar tecnologías adecuadas, adaptadas a las variedades específicas de los
cultivos en tierras secas.
Los responsables del diseño de las políticas tienen que crear entornos propicios, que atraigan las inversiones de empresas privadas, donantes y
ONG destinadas al desarrollo en las zonas áridas. Estos socios para el desarrollo tienen que trabajar, junto con las organizaciones de
agricultores y los gobiernos de los países, en la mejora de los servicios de extensión prestados a los agricultores para que puedan realizar las
adaptaciones necesarias que, en materia de cambio climático, son especialmente importantes. Además de adaptarse al cambio climático, los
agricultores también tienen un papel que desempeñar en la mitigación. Por ejemplo, las tierras secas representan una enorme reserva para la
fijación de carbono. En ese sentido, los agricultores disponen de una gran oportunidad de generar ingresos mediante actividades de secuestro
de carbono, como las agroforestales y la agricultura de conservación. Los gobiernos deberían hacer que los créditos de carbono creados por el
cambio en las prácticas agrícolas sean asignados y abonados a los agricultores. De esa manera los agricultores contarían con fuentes de
ingresos alternativas al tiempo que promueven buenas prácticas agrícolas.
“El día Mundial de Lucha contra la Desertificación” es una buena oportunidad de llamar la atención sobre la necesidad de contar con prácticas
favorables a los agricultores, destinadas a mejorar la productividad de los ecosistemas”, afirmó Ajay Vashee, “y quedo a la espera de la
oportunidad de reunirme con el Convenio de Lucha contra la Desertificación para realizar progresos en la materia”.
La FIPA es la voz de los agricultores en el mundo y, desde 1946, defiende los intereses de los agricultores en el ámbito internacional. La misión
de la FIPA es desarrollar la capacidad de los agricultores de influir en las decisiones que los afectan en su país y en el mundo. www.ifap.org
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