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MITIGACIÓN DE LA AMENAZA POR INUNDACIONES REPENTINAS EN LAS COMUNAS DEL SUR DE PUNILLA
5 - CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Escala Regional, Cuenca del río San Antonio
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El sistema hidrográfico de la cuenca del río San Antonio en su conjunto, debido a las
características del medio físico, presenta una alta tendencia a la generación de crecientes
repentinas, condicionada principalmente por la marcada predominancia de rocas
cristalinas ígneas y metamórficas (poco permeables), y la energía del relieve; y en
segundo término por la insuficiente protección hidrológica que proporciona la vegetación
por condicionamiento natural y alteración antrópica.
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Esta tendencia es afectada también por la ocurrencia frecuente de tormentas convectivas
severas, condicionadas por el aspecto orográfico y la concentración de precipitaciones en
un período del año debido a las condiciones climáticas de semiaridez.
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Las subcuencas de los ríos Cajón e Icho Cruz son las áreas de recepción por excelencia
en la cuenca. De los datos arrojados en el Capitulo 4.1 Clima, se desprende que es en la
cuenca del río Icho Cruz donde mas frecuentemente se manifiestan los picos de
precipitación, los que por las características de la cuenca, se traducen en picos de crecida
en los colectores principales hacia aguas abajo.
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El medio geológico es estable ya que el 83% de la superficie la cuenca es de roca
cristalina (granito y gneis); estas son poco permeables y tienen poco suelo asociado.
Las Pampas Altas que representan el 11% de la superficie de la cuenca, presentan
cubiertas limo-loesicas (materiales sueltos); los suelos desarrollados en este sustrato
tienen un buen grado de evolución.
Por ultimo, solo el 6% de la cuenca esta conformado por material de piedemonte y de
ríos: arenas, gravas y cantos rodados; materiales muy permeables y con suelos asociados.
Cabe destacar el fuerte control estructural que ejerce el medio geológico sobre los cursos
fluviales.
La erosión si bien representa poco aporte de material al lago, localmente modifica el
medio.
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Los volúmenes más significativos de detritos medios y gruesos derivan de los relieves
fuertes y muy fuertes de las áreas graníticas, en donde se organizan las nacientes de los
ríos Icho Cruz, Malambo y Cajón. Las fracciones netamente dominantes derivadas de los
procesos de disgregación y fragmentación mecánica, son en orden decreciente: arenas,
gravas y bloques de tamaños diversos.
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Las cubiertas sedimentarias de carácter limoloéssico de las altiplanicies y los materiales
de piedemonte que rellenan el Valle de Punilla, son los que aportan la mayor cantidad de
fracciones finas a los cursos (limos-arcillas). La acción del escurrimiento superficial,
genera procesos de erosión laminar, difusa y concentrada en cárcavas, favorecidos por el
carácter friable de los materiales geológicos y las pendientes naturales; procesos en los
últimos años acelerados por el efecto antrópico.
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El aporte más significativo de fracciones finas (limos-arcillas) derivadas de
meteorización de rocas cristalinas, se relaciona a vertientes de rocas metamórficas; en
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donde el material es menos resistente y la cubierta de suelos residuales, más continua y
de texturas mas finas.
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En las vertientes de rocas cristalinas, las cubiertas de suelos son muy superficiales, de
formación muy lenta y que no llegan a tener las características de los suelos de llanura,
son mas bien roca disgregada y en su mayoría de texturas gruesas.
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La pendiente es la que regula la acumulación de suelos; si ésta supera el ángulo de
estabilidad del material disgregado los suelos no se acumulan, quedando expuesta la roca
desnuda. En zonas de pendientes menores, por ejemplo los bajos, se produce la
acumulación de roca disgregada en forma granular, dando comienzo a los procesos
formadores de suelo que proporcionan una muy buena cobertura por ser mas profundos.
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En lo que respecta a la geometría de la cuenca, según Barbeito y Ambrosino (1997), el
análisis de los parámetros geomorfológicos considerados indica que: de las cuatro
cuencas que desembocan en el embalse San Roque (ríos San Antonio y Cosquín y
arroyos Los Chorrillos y Las Mojarras), la del río San Antonio por la distribución de sus
formas, presenta una mayor tendencia a la generación de crecientes repentinas; y de las
subcuencas que la integran, el río Cajón prevalece en este aspecto sobre el río Icho Cruz.
Los índices referidos al sistema de drenaje, corroboran esta condición. Si bien el grado de
ramificación de las grandes cuencas (Cosquín y San Antonio) es igual (orden 6), la
densidad de drenaje y la frecuencia de ríos es mayor en la cuenca del río San Antonio.
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Las subcuencas de los ríos Icho Cruz y Cajón, con nacientes en el bloque principal de la
Sierra Grande por encima de los 2000 m.s.n.m. presentan una alta tendencia a la
generación de crecientes repentinas, debido a:
- Sus formas planas casi circulares que implican similares tiempos de concentración de
los cursos de drenaje y significativos picos de crecida.
- El elevado porcentaje de roca granítica desnuda y relieves fuertes, que condicionan
drenajes excesivos y rápidos.
- La baja permeabilidad del sustrato por tratarse de rocas cristalinas.
- La ocurrencia frecuente de tormentas convectivas severas condicionadas por el aspecto
orográfico.
A modo de comparación y según estudios antecedentes, se menciona que estas
subcuencas son las que mayor tendencia a la generación de crecientes repentinas
presentan de todas las subcuencas de los ríos que conforman la cuenca alta del río
Primero.
En lo que respecta a los parámetros, la subcuenca del río Cajón tiene un grado de
ramificación menor (orden 5) con respecto a la subcuenca del río Icho Cruz (orden 6),
pero la distancia que debe recorrer el agua precipitada, de acuerdo a los valores de la
extensión media de escurrimiento superficial, es sensiblemente menor en la primera (0.05
km) a diferencia de la segunda de (0.13 km); lo que sumado a la frecuencia de ríos (3.06
ríos/km2 y 2.28 ríos/km2 respectivamente), indica una mayor tendencia a la generación
de crecientes en la subcuenca del río Cajón.
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Desde el punto de vista geológico y geomorfológico, la alta predominancia de rocas
cristalinas (granitos-gneises) y la reducida distribución de materiales sedimentarios,
confieren al medio receptor de la cuenca cierta estabilidad morfodinámica:
o La acción del escurrimiento superficial en forma de erosión hídrica laminar y
difusa, presenta un grado moderado en las cubiertas residuales de los interfluvios;
quedando la erosión concentrada en cárcavas restringida al fondo de vallecitos
con relleno coluvio-aluvial.
o Los deslizamientos de roca están controlados por la masividad del material
cristalino. Movimientos asociados a la gravedad (caídas libres y taludes de
derrubio), son localizados y no implican la movilización de grandes volúmenes de
material con participación significativa en la dinámica fluvial (caídas masivas y
taponamiento de cauces). Rocas desprendidas por caída libre fueron observadas
en el recorrido de campo; estas tienen acción local en filones que asoman del
entorno rocoso por erosión diferencial y en quebradas de disección fluvial cuando
la esquistosidad o diaclasado son marcados y coincidentes con la pendiente
topográfica.
o Flujos rápidos en forma de coladas de barro y flujos en forma de
desprendimientos de tierra, no se presentan debido a la ausencia de formaciones
sedimentarias potentes y extendidas.
o Flujos lentos se manifiestan en reptación en mantos en las laderas de mayor
inclinación y con presencia de suelos; y localmente en procesos de solifluxión en
la alta cuenca, sin participación significativa por aporte de detritos a los cauces.
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Las áreas de recepción de la cuenca se encuentran con bajo grado de protección de la
escorrentía por la vegetación natural, debido a: la escasa distribución areal de
pastizales de grado medio de protección, amplia distribución de pastizales de bajo a muy
bajo grado de protección o bien por disponer de Unidades de Forestaciones y
Bosquecillos con buen grado de protección, pero de muy reducida extensión areal.
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Las Unidades de Vegetación que mayor protección otorgan, se ubican en zonas donde
sólo son efectivas para retardar la escorrentía local, no afectando a la que proviene de las
áreas de recepción, responsables de las crecientes repentinas del río San Antonio.
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En forma natural, es decir sin el efecto del hombre, el hábitat de vegetación esta en
función de la latitud, altitud y exposición geográfica; mientras que la densidad de
cobertura está en función de los materiales de superficie y cubiertas residuales, por lo que
los límites de las Unidades de Vegetación se ajustan estrechamente a las Unidades
Geomorfológicas.
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La vegetación ha sido frecuentemente afectada por incendios en distintos niveles de la
cuenca y escalas de gravedad, afectando a los distintos Pisos de vegetación existentes. El
efecto negativo de los mismos, en cuanto al retardo de la escorrentía, aumenta cuando se
producen en las cabeceras de las cuencas (media y alta cuenca).
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La principal consecuencia que los incendios producen al dejar sin protección las
cabeceras y vertientes de la cuenca, es la mayor escorrentía que a su vez llega en menos
tiempo a los cursos colectores debido a la ausencia de cobertera vegetal que la retarde;
aumentando considerablemente la tendencia a la generación de crecientes repentinas de
magnitud, la cual ya es alta por condicionamiento natural.
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El uso actual de la cuenca influye en la tendencia que ésta presenta a la generación de
crecientes repentinas, fundamentalmente por la alteración de la vegetación natural
(siendo los incendios incontrolados la causa principal). Sin embargo no son las
causantes directas, ya que las características intrínsecas de la cuenca (litología,
pendientes, clima, vegetación natural, etc.) son las causantes principales de las
crecientes.
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El manejo de las áreas rurales sin prácticas de conservación, si bien involucra la acción
de procesos de erosión acelerados y el aporte de sedimentos a los cauces, es menos
significativo dada la reducida extensión de las áreas de cultivo.
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De acuerdo a las características fluviales y la posición geomorfológica que ocupan en la
cuenca, las poblaciones turísticas emplazadas a las márgenes del río Icho Cruz-San
Antonio, enfrentan en diversas medidas, un significativo grado de amenaza, en particular
ante la ocurrencia de crecientes extremas.
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Partiendo de la premisa que las medidas previas a los desastres, son las de mayor utilidad
y menor costo, debe implementarse a corto plazo la etapa de evaluación de la amenaza
especifica. Para tal fin es necesario en cada caso particular, evaluar a nivel de semidetalle
y detalle la dinámica y extensión de las inundaciones asociadas a crecientes repentinas
ordinarias y extraordinarias. La información a obtener plasmada en cartografía especifica,
brindará una ayuda inestimable a los organismos encargados de la Defensa Civil y a la
población en general, mediante programas de difusión que posibiliten la autoevacuación
ante eventos extremos.
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